2010 05 II CONG ARTE RUP ESQUEMATICO PEN IBERICA Los Vélez - Jose Fdez -

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    JULIN MARTNEZ GARCA & MAURO S. HERNNDEZ PREZ (Coord.)

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  • ARTE RUPESTRE ESQUEMTICOEN LA PENNSULA IBRICA

    ACTAS DEL II CONGRESO DE

    Comarca de Los Vlez, 5-8 de Mayo 2010

    Julin Martnez Garca - Mauro S. Hernndez Prez (coord.)

  • Organiza: Grupo Desarrollo Rural Los Vlez

    Colaboran:Ayuntamientos de Vlez-Blanco, Vlez-Rubio, Mara y Chirivel

    Financia: Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte

    Arte Rupestre Esquemtico en la Pennsula IbricaComarca de Los Vlez, 5-8 de Mayo 2010

    Edita: Ayuntamiento de Vlez-Blanco Coordinadores: Julin Martnez Garca - Mauro S. Hernndez Prez Textos e imgenes: Los autoresDiseo y maquetacin: Bernab Gmez MorenoAo edicin: 2013Portada: Mara Jos Martnez y Jos M. ParraImprime: Lince Artes GrficasISBN: 978-84-616-6583-9Depsito Legal: AL 953-2013

    ACTAS DEL II CONGRESO DE

    ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO EN LA PENNSULA IBRICAComarca de Los Vlez, 5-8 de Mayo 2010

  • 8NDICE11 EL ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO CONSERVADO EN LA COMISIN DE INVESTIGACIONES PALEONTOLGICAS Y

    PREHISTRICASBEGOA SNCHEZ CHILLN*

    19 CONSIDERACIONES SOBRE LOS MOTIVOS ASTRALIFORMES EN EL ARTE ESQUEMTICO DE LA PENNSULA IBRICAJOS FERNNDEZ QUINTANO*

    25 SMBOLOS PARA LOS MUERTOS, SMBOLOS PARA LOS VIVOS. ARTE MEGALTICO EN ANDALUCAP. BUENO RAMIREZ* R. DE BALBN BEHRMANN* R. BARROSO BERMEJO*

    49 PRIMERA APROXIMACIN A LAS PINTURAS RUPESTRES DE CUEVA HAIZEA (VLEZ BLANCO, ALMERIA)JOS NGEL OCHARAN IBARRA

    61 ALAHAPRIETA (LORA), NUEVO CONJUNTO DE ESTACIONES DE ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO EN LA PROVINCIA DE MLAGALUIS EFRN FERNNDEZ*JOS LUIS SANCHIDRIN**

    67 SOBRE LOS ANTROPOMORFOS ESQUEMTICOS EN MLAGA: REFLEJO DE UNOS GRUPOS SOCIALES QUE MANTUVIERON UN ARTE SUBJETIVOPEDRO CANTALEJO DUARTEMARA DEL MAR ESPEJO HERRERASLIDIA CABELLO LIGERO SERAFN BECERRA MARTNJAVIER MEDIANERO SOTO ANTONIO ARANDA CRUCESJOS MORA DOMNGUEZ

    81 NUEVO HALLAZGO DE ARTE ESQUEMTICO EN LA SIERRA NORTE DE CRDOBAARACELI CRISTO ROPERO M NGELES MEDINA ALCAIDEANTONIO JESS ROMERO ALONSO

    85 ABRIGO ESQUEMTICO DE EL CASTILLAREJO (LUQUE): ARTE LEVANTINO EN CRDOBA?ARACELI CRISTO ROPEROM NGELES MEDINA ALCAIDEANTONIO JESS ROMERO ALONSO

    89 PINTURA RUPESTRE ESQUEMTICA EN LOS TAJOS DE LILLO (LOJA, GRANADA) Y EL MODELO ANTIGUO DEL ARTE ESQUEMTICOJULIN MARTNEZ GARCA *

    105 ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO Y POBLAMIENTO NEOLTICO DE SIERRA HARANA (GRANADA)MARCOS FERNNDEZ RUIZ*

    113 PINTURA RUPESTRE ESQUEMTICA EN SIERRA MORENA ORIENTAL Y SUBBTICO GIENNENSEMIGUEL SORIA LERMA*MANUEL GABRIEL LPEZ PAYER*DOMINGO ZORRILLA LUMBRERAS*

    137 EL YACIMIENTO PREHISTRICO DE LA CUEVA DEL SALIENTE (ORIA-ALBOX, ALMERA)ANTONIO GONZLEZ RAMN*INMACULADA LPEZ RAMN**

    141 REFLEXIONES SOBRE LOS ARTES ESQUEMTICOS ENTRE LAS CUENCAS DE LOS ROS SEGURA Y JCARMAURO S. HERNNDEZ PREZ*

    153 UNA NUEVA ESTACIN DE ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO EN MURCIA: LOS CUCHILLOSMARGARITA DAZ-ANDREU*FRANCISCO ESCOBAR GUO**EMILIANO HERNNDEZ CARRIN*** ESTER PIERA MORCILLO**JOAQUN SALMERN JUAN**

  • II CONGRESO VELEZ, 2010 9

    163 PINTURAS RUPESTRES DEL ABRIGO RIQUELME (JUMILLA, MURCIA), AVANCE DE SU ESTUDIOANTONIO JAVIER MEDINA RUIZ*FRANCISCO JAVIER MARTNEZ COLLADO** EMILIANO HERNNDEZ*CARRIN, MIGUEL SAN NICOLS DEL TORO**

    175 ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO EN LA SIERRA DE AITANA: LNEAS DE INVESTIGACIN Y NUEVOS DESCUBRIMIENTOSVIRGINIA BARCIELA GONZLEZ*FRANCISCO JAVIER MOLINA HERNNDEZ**

    185 LAS PINTURAS ESQUEMTICAS DE LA COVA DE LA SARSA (BOCAIRENT, VALNCIA): NUEVAS LNEAS DE DOCUMENTACIN Y ESTUDIOESTHER LPEZ-MONTALVO*CARLES MIRET I ESTRUCH**JOSEP LLUIS PASCUAL BENITO***

    197 NUEVA APORTACIN AL ESTUDIO DEL ARTE ESQUEMTICO EN LA CUENCA MEDIA DEL JCAR. LAS CUEVAS DEL OLIVAR (TOUS, LA RIBERA ALTA, VALENCIA)XIMO MARTORELL BRIZ*

    203 ARTE ESQUEMTICO EN EL ABRIC DEL CASTELL DE VILAFAMS (CASTELLN)PERE MIQUEL GUILLEM CALATAYUD*RAFAEL MARTNEZ VALLE*

    213 ARTE ESQUEMTICO EN LA CUENCA DEL EBRO. PARTE 1: CONCEPTO, TEMAS Y CRONOLOGAVICENTE BALDELLOU*

    223 ARTE ESQUEMTICO EN LA CUENCA DEL EBRO 2: EXTENSIN, PARALELOS MUEBLES Y YACIMIENTOS ASOCIADOSPILAR UTRILLA*

    243 ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO PRE-HISTRICO. NUEVA INTERPRETACIN DE LOS CARROS DE REMOSILLO (OLVENA, HUESCA).MANUEL BEA*

    253 UN NUEVO GRUPO DE ARTE ESQUEMTICO EN EL PIRINEO OCCIDENTAL ARAGONS: EL NCLEO DE SALVATIERRA DE ESC (ZARAGOZA)MANUEL BEA*JOS IGNACIO ROYO GUILLN**MARIO GISBERT***

    263 ARTE POSTPALEOLTICO EN EL VALLE DEL ERESMAMANUEL SANTOS ESTVEZ

    271 ESTADO DE CONSERVACIN DEL ARTE ESQUEMTICO EN LA PROVINCIA DE ZAMORA: SITUACIN ACTUAL Y MEDIDAS DE PROTECCIN PARA SU PRESERVACINJOSE CARLOS SASTRE BLANCO*SCAR RODRGUEZ MONTERRUBIO**

    279 UN SIGLO DE INVESTIGACIN PARA LA PINTURA RUPESTRE ESQUEMTICA DE LA PROVINCIA DE BADAJOZ. EVOLUCIN DE LA METODOLOGA Y NUEVAS APORTACIONES.ISABEL M. DOMNGUEZ GARCA*HIPLITO COLLADO GIRALDO**JOS JULIO GARCA ARRANZ***

    287 REFLEXIONES SOBRE LA FASE INICIAL DEL ARTE RUPESTRE ESQUEMTICO EN EXTREMADURA A RAZ DE LAS RECIENTES INVESTIGACIONES. HIPLITO COLLADO GIRALDO*JOS JULIO GARCA ARRANZ**

    301 A ARTE ESQUEMTICA PINTADA EM PORTUGALSOFIA SOARES DE FIGUEIREDO*ANTNIO MARTINHO BAPTISTA**

    317 ARTE ESQUEMTICO EN PORTUGAL: LOS ABRIGOS CON PINTURAS DEL MACIZO CALCREO EXTREMEOANDREA MARTINS*

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    Introduccin: La antigedad del Arte PrehistricoEn marzo de 2010 la revista PNAS publica el hallazgo

    de 270 fragmentos de cscaras de huevo de avestruz con gra-bados, en un trabajo internacional cuyo portavoz es el arque-logo francs Pierre-Jean Texier. Estos restos, hallados en el re-fugio rocoso de Diepkloof (Sudfrica), tienen una antigedad de 55.000 a 65.000 aos. Hace ese tiempo, los hombres de esta zona partan en grupo para cazar, una accin que poda durar varios das. Al atravesar zonas ridas, enterraban huevos de avestruz rellenos de agua para tener agua de regreso al refugio. Cada huevo tena incisiones diferenciadas. Los huevos ms antiguos contenan bandas, sistema este que fue abandonado. Los otros sistemas grficos, lneas paralelas, cruces y lneas re-petitivas no paralelas, no se modificaron a lo largo de los aos.

    Debido a su proximidad, este descubrimiento viene a complementar el hallazgo hace pocos aos, en la cueva de Blombos, de dos piezas de arcilla con incisiones cruzadas, con una antigedad de ms de 70.000 aos.

    El arte rupestre parece pues ser una actividad del hom-bre moderno desde sus propios orgenes. Ello abre el debate a si los materiales ms antiguos con grabados o pinturas fueron materiales perecederos (como estos huevos, tallar la madera, etc.), en cuyo caso slo el azar histrico nos permite recuperar breves momentos.

    En relacin al estilo artstico de Diepkloof y Blombos, podemos asociarlos a un estilo lineal-geomtrico, dentro del estilo abstracto o simblico general. Dado lo exiguo de lo

    recuperado no habra debate sobre si primero fue el lineal-geomtrico o si tal vez hubo arte naturalista ms antiguo.

    Es importante el hecho de que tales objetos tuvieran como funcin abastecerles de agua al regreso de sus lejanas acciones de caza, lo que muestra las dificultades del entorno. No es pues un entorno de abundancia, sino de carencia. Es la lucha por sobrevivir lo que en este caso lleva al hombre a idear mecanismos que ahora a nuestro entendimiento, constituyen un progreso cultural en la Historia de la humanidad.

    Proponen los descubridores que las marcas podran tener como funcin una pertenencia individualizada de tales cantimploras. Lejos de ser la primera opcin que tales can-timploras eran objetos mgicos o sagrados que se enterraban y desenterraban en medio de prcticas rituales (lo cual no es paralelamente descartable), los cientficos que han desarrolla-do esta investigacin logran reflejar el sentido funcional de las mismas, que no es otro que abastecer de agua a los cazadores que deban recorrer distancias por terrenos ridos en la bs-queda de alimento.

    I. Astraliformes1. Soliformes y esteliformes como astraliformes

    En una propuesta presentada en el reciente IV Con-greso sobre el Arte Rupestre del Arco Mediterrneo de la Pe-nnsula Ibrica (Valencia, 2008), suger denominar a estos motivos rupestres y cermicos (tanto soliformes como este-liformes) de apariencia solar o celeste, astraliformes. En los textos especializados sobre esta temtica es frecuente leer el

    CONSIDERACIONES SOBRE LOS MOTIVOS ASTRALIFORMES EN EL ARTE ESQUEMTICO DE LA PENNSULA IBRICA

    Jos Fernndez Quintano*

    Resumen:Durante el Paleoltico el cazador ha basado su subsistencia en el control del territorio, en el dominio del espacio donde pacen las manadas. Su herramienta cultural es el mapa.Durante el Neoltico los motivos astraliformes del Arte Esquemtico se convierten en el smbolo de una nueva dimensin cultural: el tiempo; siendo el calendario su nueva herramienta cultural.Palabras clave: Arte esquemtico, neoltico, soliformes.

    Rsume:Pendant le Palolithique, le chasseur a bas sa subsistance dans le contrle du territoire, dans le dominion de lespace o paissent les troupeaux. Dans lArt Schmatique du Nolithique agricole, lastraliforme est le symbole dune nouvelle dimension culturelle : le temps. Et avec la dimension du temps apparatra un nouvel outil culturel : le calendrier.Keywords: Schematic art, neolithic, sun shape.

    * Filsofo

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    concepto esteliforme en textos ms antiguos, y soliforme en textos recientes. El trmino esteliforme describira muy concretamente motivos que son puramente rayos estos ra-yos compartiran un origen comn, un punto o zona central desde el cual irradian hacia el exterior, y en principio se iden-tificaran con estrellas-; y el trmino soliforme se referira a motivos que son un crculo con rayos los rayos no comparten un punto de origen comn sino que salen despedidos desde cualquier punto del crculo, y en principio se identificaran con el Sol-.

    Lo cierto es que la nueva estadstica de motivos ce-lestes (sobre todo a partir de la gran recuperacin de este tipo de motivos en la zona de Alicante y tambin en Andaluca y Extremadura) refleja una mayor presencia de motivos solifor-mes.

    2. Racionalidad en la asociacin de astraliformes con cuer-pos celestes

    La identificacin soliforme-Sol y esteliforme-estrella seran propuestas imposibles de demostrar (por la ausencia de escritura) si no fuese porque la racionalidad de dicha aso-ciacin no proviene de un criterio nuestro esttico actual o etnogrfico contemporneo, sino de un referente histrico coetneo a la misma realizacin de los astraliformes ibricos. La identidad entre este tipo de grafismo astral (soliforme y es-teliforme) y un cuerpo celeste, se estableci por escrito en la antigua civilizacin de Mesopotamia. En esta cultura, sellos y kudurrus, estelas y otros vestigios, reflejan los mismos grafis-mos astrales que vemos en el arte esquemtico ibrico. Pero en Mesopotamia, junto al grafismo constan los textos que es-tablecen la asociacin de tales smbolos astrales con los dioses Sol, Luna y Venus, principalmente, as como las estrellas. Esto consta ya firmemente establecido en Mesopotamia desde el III milenio a.C., es decir, en tiempos todava de cermica esque-mtica con soliformes en la Pennsula Ibrica.

    Los astraliformes aparecen en el Arte Esquemtico ib-rico hacia el VI-V milenios a.C., siendo desconocidos tanto en el Arte Levantino y en el Arte Macroesquemtico, como en el Arte Paleoltico (podemos afirmar que al margen de algunos posibles vestigios aislados, nunca fueron un motivo central ni relevante). Los astraliformes ibricos son producto de la revo-lucin neoltica que hace surgir la agricultura y la ganadera en la Pennsula Ibrica. Progresos stos que aparecen precur-soramente en el Prximo Oriente Antiguo antes del VI mile-nio a.C.

    Tenemos un amplio periodo posterior, desde el III mi-lenio a.C. en adelante, en que su asociacin celeste est acredi-tada pues as lo indican los textos mesopotmicos. Pero el pe-riodo inicial, desde sus orgenes hacia el VI-V milenios a.C. en la Pennsula Ibrica hasta el III milenio a.C. carece de referen-te coetneo. En sus orgenes, desconocemos si tal asociacin celeste exista. Pero su similitud artstica desde sus orgenes hasta su desaparicin, ms bien argumentan en favor de una comn referencia a los cuerpos celestes.

    3. dolo o figuraLos astraliformes esquemticos ibricos suelen ser

    crculos imperfectos, tener rayos de diferente longitud, y en un mismo panel lo habitual es que cada astraliforme tenga un nmero diferente de rayos. Pero cules seran los detalles de los cuerpos celestes a ojo vista en poca prehistrica, para ser considerada su realizacin grfica naturalista o al menos figu-

    rativa? Es decir, qu pintura realista de un cuerpo celeste es posible en la Prehistoria. Paradjicamente, la que sera ms evidente no forma parte de los motivos habituales tanto en el Paleoltico como en el Neoltico ibrico. As, el creciente lunar. Nada ms naturalista que pintar una Luna en cuarto creciente o menguante. S fue pintada la Luna en Mesopotamia en una versin an ms realista: un cuarto lunar dentro de un crculo, es decir, la unin inequvoca de la Luna llena con su fase de cuarto creciente o menguante. Pero, el Sol, cmo sera un Sol naturalista? Quiz como el soliforme de un panel ibrico, aun-que no tan esquemtico, debera ser un crculo casi perfecto con rayos de la misma longitud, y un nmero de rayos ms o menos constante (como los ocho rayos habituales en el Sol mesopotmico). En cuanto a los esteliformes, asociados igual-mente en Mesopotamia a estrellas, stas trazadas de forma na-turalista no estaran muy alejadas de los esteliformes ibricos, salvo las mismas diferencias que los astraliformes, nmero de rayos y longitud de estos.

    Los astraliformes del Arte Esquemtico pueden ser considerados simblicos (dolos) aunque paradjicamen-te aceptamos que se refieren al mundo celeste. Si aceptamos que son referencias astronmicas, ello nos llevara a recon-siderarlos primeramente como figurativos (astronmicos) y, secundariamente, tal vez, como posibles smbolos (dolos). Esta segunda opcin debe ser considerada pues en Mesopota-mia adems de asociar astraliformes con cuerpos celestes, son tambin los astraliformes smbolos de dioses.

    4. Acerca de los motivos astraliformes no celestes: los moti-vos maniformes

    Al agrupar soliformes y esteliformes en un solo grupo astraliforme, generamos integrar en este grupo objetos aso-ciados a lo celeste. Sin embargo hay ciertos motivos de apa-riencia soliforme que en verdad son imposibles de conside-rarlos celestes. Por ejemplo los maniformes, soliformes donde los rayos acaban en dedos. Obviamente la presencia de tales manos al final de los rayos hace inviable considerarlos objetos celestes. Y me parece muy arriesgado establecer una relacin humano/celeste en torno a ello. El grupo maniforme adquiere entidad propia, pero formara parte de los motivos simblicos. De momento, desconocemos el sentido de dichos motivos.

    5. Cuntos rayos tiene el sol?El anlisis emprico de los astraliformes ibricos pre-

    senta una cuestin muy perpleja: no son pintados en los pane-les con un nmero idntico de rayos. Todo lo contrario, si hay seis astraliformes en un panel, lo habitual es que todos tengan un nmero distinto de rayos (adems, los rayos presentan lon-gitudes diferentes).

    En la pintura naturalista, tanto paleoltica como neo-ltica, el nmero de patas de un herbvoro no es un problema en sus representaciones prehistricas. Incluso cuando no es-tn las cuatro patas no es preciso interpretar nada relevante, damos por hecho que es una pintura de perfil, o inacabada. Pero en el caso de los astraliformes/soliformes s es digno de consideracin cuntos rayos aparecen pintados.

    A diferencia de las cuatro patas del animal, en rela-cin al Sol es imposible sostener que este astro tenga un n-mero concreto de rayos. Por mucho que miremos al Sol al alba o al ocaso, nunca es perceptible una serie de rayos. De hecho, podemos afirmar de forma cientfica, que el Sol no posee rayos visibles. Posee radiacin. Es como la Tierra, la Tierra no posee

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    rayos. Ambos cuerpos seran grficamente crculos. Lo cierto es que desde la antigedad, tanto en Mesopotamia como en Egipto, hasta la actualidad, dibujamos el Sol con rayos. Cun-tos? Siempre varios.

    La mejor hiptesis para justificar la presencia de rayos en el grafismo del Sol es que ello describira su influencia sobre la Tierra. Los rayos reflejan pues que el Sol no es un cuerpo ce-leste que simplemente da vueltas (aparentemente) en el cielo, sino que tiene una gran influencia en la naturaleza terrestre.

    En la exposicin de esta comunicacin durante este II Congreso puse como ejemplo de anlisis el nmero de rayos que tienen los soliformes y esteliformes de dos abrigos de las Batuecas. En este valle hallamos, entre otros, dos abrigos con gran nmero de astraliformes, de hecho, aparecen tanto los soliformes como los esteliformes. Y podra incluso sugerir que son los esteliformes de las Batuecas los que durante algn tiempo sostuvieron este trmino, esteliforme, como forma de catalogar este tipo de motivos en los paneles esquemticos.

    En estos dos abrigos (Canchal del Zarzaln y la Cueva del Cristo), gracias a los calcos gestionados por Breuil, pode-mos apreciar el nmero de rayos de cada motivo astraliforme. Debo indicar que son posiblemente estos abrigos, debido a la gran afluencia de gente en verano, los abrigos que peor con-servan ahora sus pinturas. Muchos de los astraliformes ya no son visibles al ojo humano.

    En la Cueva del Cristo, los calcos revelan la presencia de ocho astraliformes. Todos pintados crculos con rayos. Dos

    ofrecen dificultades para precisar el nmero de rayos pero gra-cias al resto del panel podemos concluir dicho nmero. Esta es la relacin del nmero de rayos: 15, 8, 6, 11, 13, 11, 5 y 6.

    En el Canchal del Zarzaln, los calcos nos ofrecen cla-ramente el nmero de rayos de los siete astraliformes, cuatro son soliformes y tres son esteliformes. Los cuatro soliformes tienen 12, 8, 9 y 9 rayos. Los tres esteliformes tienen 6, 5 y 6 rayos.

    1. La primera conclusin es que no existe un nmero fijo de rayos en ninguno de los dos abrigos, que refleje, dicho nmero, algn tipo de directriz. El nmero de rayos es varia-ble. (Ampliada esta estadstica a treinta abrigos ms con astra-liformes, la conclusin se mantiene: no hay un nmero estable de rayos en ningn abrigo, comparativamente a motivos del mismo panel o del mismo abrigo).

    2. S es una propensin que los soliformes suelen tener siempre ms nmero de rayos que los esteliformes. Pero hay que reconocer que es ms fcil dibujar muchos ms rayos par-tiendo de un crculo que de un punto central.

    3. Puede establecerse como hiptesis de investigacin, difcil ahora mismo de corroborar, que un mayor nmero de rayos sera una percepcin de un Sol ms poderoso. Ms ra-yos, ms calor, ms rayos, mayor crecimiento agrcola.

    II. Metodologa del Arte Prehistrico: los tres subsitemas1. Subsitemas

    En Arte Prehistrico nos enfrentamos a una serie de vestigios que han sobrevivido al tiempo en una poca que no haba escritura. Vestigios que encontramos al excavar, y es-tos son los ms slidos, los que mayor garanta de legitimi-dad presentan, pues son datables por nivel (ello significa que por lo menos tienen esa antigedad pudiendo ser mayor si se mantuvo en uso largo tiempo), y estn aquellos que an per-manecen al aire libre como pinturas rupestres, ocultos para nosotros al haber sido realizados en cuevas o abrigos de difcil

    Fig. 1. Fragmentos de huevo de avestruz, de 60.000 aos de antigedad, halla-dos en Diepkloof (Sudfrica). Los huevos se rellenaban de agua y se enterraban en zonas ridas en largas travesas de caza, para disponer de agua al retorno.

    Fig. 2. Fragmento de cermica macroesquemtica (Cova de lOr). En el Arte Macroesquemtico no se han descubierto todava astraliformes. No obstante, dada su proximidad a ncleos esquemticos, es probable que puedan aparecer. La parte frontal de la derecha figura un tipo de antropomorfo tpico en el arte macroesquemtico, el orante. Los brazos a los lados, semejan estar extendidos al cielo. En la parte izquierda, puntuacin que podra indicar la presencia de un soliforme. El estado fragmentario slo permite confirmar el estilo macroesque-mtico, es decir el orante, pero no el soliforme. Un dibujo relativo al orante de esta cermica puede ser consultado en la misma bibliografa de la foto 4, Mart Oliver, 2006: 127-6. (Museo de Prehistoria de Valencia).

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    acceso. Arte rupestre o arte mobiliar, el siguiente esquema se aplicara a ambos como asimismo a la industria ltica, asenta-mientos, etc.

    Caben tres modos de evaluar los vestigios de la anti-gedad:

    Subsistema 1: Tecnolgico En este subsistema nuestro esfuerzo se centra en tres

    vas: bsqueda, anlisis y preservacin. La bsqueda la pode-mos resumir en excavacin o hallazgo de restos al aire libre. El anlisis lo podemos resumir en datacin, anlisis de ma-teriales, y funcionalidad en base a su desgaste o anlisis mo-lecular. La preservacin guarda relacin con la actividad de los Museos, y con los sistemas de proteccin y de visita de los yacimientos y soportes rupestres. En este nivel la informacin tiene validez universal para cualquier arquelogo, y siempre se pueden volver analizar de nuevo todos los materiales.

    Subsistema 2: Histrico En este nivel clasificamos la informacin del nivel an-

    terior. Para ello, nos inventamos conceptos para diferenciar el progreso de estas culturas, para evaluar su diferente parti-cularidad. En este nivel el qurum es asimismo universal. Y fruto de l, quedan establecidos conceptos como Neoltico, Arte Esquemtico. Son conceptos abstractos, en s no poseen verdad, la verdad est en aquellos materiales que caen bajo su amparo. Por supuesto son conceptos que se pueden modificar o subdividir. Todo est en funcin de los nuevos hallazgos. Este subsistema es igualmente universal. No puede ser que en Francia hablen de Paleoltico y en Espaa de Neoltico. Injus-tamente, en este nivel damos un valor inusitado a lo que cam-bia. Lo que es igual nos parece poco relevante.

    Subsistema 3: CulturalEl tercer subsistema es el Cultural. Aqu, interpretamos

    culturalmente los datos. Pero, paradjicamente, la mayor par-te de las conclusiones reflejan nuestros propios paradigmas culturales (ms que describir el arte prehistrico, describi-mos nuestra escala de valores culturales). Aqu aparecen las diferentes escuelas, o conceptos tales como totemismo, magia,

    estructuralismo, chamanismo. Aunque parezca el de menor relevancia, ofrece un marco terico tal que efectivamente hace avanzar los dos subsistemas previos. Pero sus postulados son de difcil corroboracin, es decir, no son universales.

    2. La opicin de quienes crearon el Arte Prehistrico Si por una deformacin del tiempo, los mismos hom-

    bres prehistricos cuyos materiales hemos recuperado pudie-sen aparecer en nuestra poca, sin duda, podran acreditar la funcionalidad de sus tiles, desvelar su procedencia, y ofrecer informacin valiosa sobre redes de intercambio, fauna exis-tente, y cmo no, el sentido y significado del arte prehistrico. En relacin a los subsistemas, podemos decir que afianzaran el subsistema 1 Tecnolgico. Pero nada podran aadir, ni co-rroborar en torno a los conceptos que hemos creado en el sub-sistema 2 Histrico (tal como denominar a su poca Paleol-tico, o a su arte, Solutrense). Tampoco podran objetar nada, ni comprender, las teoras que en el subsistema 3 o Cultural, interpretan su arte.

    III. Espacio y tiempo en el Arte Prehistorico1. Del Espacio territorial a la emergencia del Tiempo anual

    A todos los cambios que supuso el nuevo modo de pro-duccin neoltico, propongo en este epgrafe considerar una nueva hiptesis ms, vinculada a la percepcin que los hom-bres tenan hasta ese momento de las categoras espacio y tiempo.

    En el arte rupestre, el astraliforme representa uno de los cambios evidentes en relacin a los motivos que hallamos en un panel de tiempos ya neolticos. La presencia, tal vez co-etnea de motivos astraliformes en soportes rupestres y en la cermica, evidencia pues que dicho motivo grfico, ausente en el Arte Paleoltico, es indicio de una nueva percepcin del entorno natural, donde ahora, por primera vez, es reconocida la influencia del astro solar en relacin al nuevo sistema de produccin humano, tal vez concretando mucho ms, al sis-tema agrcola.

    El sistema econmico paleoltico se basa en una per-cepcin constante del espacio que envuelve los hogares n-

    Fig. 3. Vista del fragmento enfocando el posible soliforme. En la foto 4, vemos un dibujo de un motivo soliforme real correspondiente a la cermica esquem-tica, que permite imaginar que este fragmento de cermica macroesquemtica pudiera contener un soliforme. Foto: autor. Museo de Prehistoria de Valencia.

    Fig. 4. Dibujo de un soliforme de una pieza cermica de Arte Esquemtico, procedente de la misma cueva que el fragmento anterior, Cova de lOr. Bernat Mart Oliver sostiene la concordancia de ambos territorios, Esquemtico y Macroesquemtico. Imagen: B. Mart Oliver, 2006: 128, fig. 9

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    madas. La caza constituye uno de los pilares bsicos de abas-tecimiento de alimento, complementada con la recoleccin de frutos silvestres, y complementados por el marisqueo fluvial y/o martimo, ste ya predominante en el trnsito mesoltico.

    En este sentido, podemos considerar sinnimos, espa-cio y territorio. El control del espacio territorial, uniendo las virtudes de uno y otro trmino, constituye la seguridad de las etnias nmadas.

    Con los cambios de la economa neoltica, con la llega-da del modo de produccin agrario, ahora la dependencia del hombre neoltico no lo es al territorio, lo es al ciclo agrario, no lo es al espacio, lo es al tiempo. Ahora, el tiempo se vuelve determinante, pues los pequeos cambios de los ciclos de las estaciones, son sin embargo, determinantes para el crecimien-to agrcola de los productos luego a consumir.

    Pronto, las cosechas sern integradas en el ciclo esta-cional solar, y ello es constatable por la irrupcin del astrali-forme en el Arte Esquemtico.

    El arte rupestre esquemtico es un arte netamente aso-ciado a los nuevos agricultores-ganaderos. Para los agriculto-res ahora es el ciclo de las estaciones el que regula el creci-miento de las cosechas, y el factor determinante de ello es el Sol. El astraliforme se convierte as en el smbolo de una nueva dimensin cultural: el tiempo. Y con la dimensin del tiempo aparecer una nueva herramienta cultural: el calendario.

    Tanto el Tiempo como el Calendario se exponen aqu como conceptos culturales que a partir de este momento van a formar parte de la vida de las sociedades humanas. Concep-tos que emergen en la mente del hombre a partir de la nueva realidad econmica. El paso de una economa depredadora a una economa de produccin produjo adems una nueva per-cepcin del entorno natural. De la sustancialidad del espacio se pasa ahora a una nueva escala de valores donde el tiempo es preferente. Por supuesto el espacio territorial sigue ah, ahora, vinculado al pastoreo ganadero, pero tambin a la caza, pues el hombre cuenta ahora con una diversificacin econmica, pudindose apoyar en cualquier momento tanto en la nueva economa productiva como en la tradicional economa depre-dadora.

    Con la categora de tiempo y la constatada influencia del Sol, emerger la observacin de los cuerpos celestes, que determinar con mayor precisin el calendario mensual y anual. Pero esto ser ya en tiempos de las primeras civilizacio-

    nes. Pues la observacin celeste precisa de los nmeros y las letras. Precisa de la escritura.

    2. Antecedente o cultura?La ciencia exige que para que una hiptesis sea cient-

    fica, vlida por tanto universalmente, todos los datos cumplan lo enunciado. Slo un dato disconforme, anula su carcter cientfico.

    La propuesta anterior es muy compleja de defender, de defender en un sentido de proponerla como cientfica.

    Por ejemplo, consideremos el asunto de los anteceden-tes. No est demostrada la existencia de una astronoma en el Paleoltico, aunque s es cierto que existen numerosas pro-puestas en relacin a la interpretacin astronmica de algunos grabados mobiliares (la plaqueta de Blanchard por A. Marsha-ck) o de algunas pinturas rupestres (L. Antequera sobre Alta-mira, M. Rappenglck sobre Lascaux).

    Personalmente considero plausible que algn hombre de poca paleoltica, se preguntase por el Sol y la Luna, por las estrellas. Y que de forma particular, porque as le pareci, tratase de representarlos sobre un soporte mobiliar o sobre un panel rupestre.

    La diferencia entre antecedente y cultura, es que el an-tecedente no genera aumento de conocimiento para el clan, es decir, para la cultura de la humanidad. Por ejemplo, en tiempos de la Grecia clsica, Aristarco de Samos propuso el modelo heliocntrico para explicar el movimiento de la Tie-rra y los cuerpos celestes. Pero no fue hasta Coprnico, Gali-leo y Kepler, que dicha hiptesis, ahora ley cientfica, entr a formar parte de la cultura del hombre. Desde Aristarco has-ta Coprnico, nadie pudo aprovechar nada de aquella genial intuicin, o quiz, pues el texto de Aristarco se ha perdido, demostracin. No nos sirve de nada que en poca sumeria, un astrnomo que observara regularmente el cielo nocturno, hubiese dicho lo mismo que Aristarco, pues su propuesta tam-poco modific el sistema cultural vigente. El propio Sanz de

    Fig. 5. Calco de un panel del abrigo Cueva del Cristo (Las Batuecas). Calcos: H. Breuil, vol. I, pl.XXI

    Fig. 6. En esta imagen podemos ver los astraliformes de los dos abrigos de Las Batuecas (Cueva del Cristo y Zarzaln) que indican, entre otras conclusiones, la no existencia de un patrn en el nmero de rayos de los astraliformes. Texto de la presentacin: Ambos abrigos se hallan en laderas enfrentadas del valle, pero se puede ir de uno a otro en 30: - Los motivos de uno y otro abrigo no reflejan diferencias sustanciales. - El nmero de rayos es claramente indistinto, irrelevante. - Es ms inaccesible la Cueva del Cristo. Sus motivos parecen ms creativos.Calcos: Breuil, vol. I, pl. XIX-XXI. Fotos cuevas: autor.

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    Sautuola no pudo ver reconocida su propuesta paleoltica de Altamira.

    Hemos de tener cuidado con los antecedentes. Nuestra labor cientfica por supuesto es buscarlos y reconocer su valor. Pero son intentos frustrados, sin duda injusticias de la Histo-ria de la humanidad, pero lamentablemente no produjeron un cambio cultural asimilado. Podemos pues hallar antecedentes astronmicos en el Paleoltico, y reconocer su valor, pero no Astronoma como ciencia implantada en el Paleoltico.

    Sabemos que hay cermica en Japn de hace ms de 10.000 aos. Y posiblemente en el Paleoltico hubiese expe-rimentos cermicos. Pero la cermica como sistema cultural del hombre slo emerge y se implanta a partir del Neoltico mediterrneo.

    En relacin a mi propuesta de una emergencia tarda de la categora de tiempo y su herramienta ms visible el ca-lendario, en la cultura del hombre, lo que simplemente sos-tengo es que el cambio de las estaciones no es sustancial en la vida del nmada, pues est habituado al cambio de residencia. En invierno baja de latitudes altas, y en verano asciende. Para el nmada cazador, su supervivencia radica en el control de la manada, y en poder cazar, si lo necesitase, cada da del ao. El verano y el invierno slo le ofrecen un entorno ms particu-larizado. Bsicamente, necesita saber constantemente dnde hay alimento en su espacio territorial.

    En el ciclo agrcola la cosecha es anual, y este ciclo, sino se realizan bien la siembra y la recoleccin, puede llevar a no obtener el alimento que se necesita. Ahora no es el espacio, ahora es conocer el tiempo. Ahora no es la manada que se desplaza a su antojo, ahora es la cosecha y las estaciones del ao. Es el reto que le impone este nuevo modo de economa. Siempre, sin por ello descartar el uso ambivalente de ambas formas de economa. Mapa y calendario son las herramientas de cada categora.

    Iniciaba esta comunicacin con una noticia reciente, y lo acabo a colacin con lo que acabo de sugerir, con otra noticia. La existencia de un mapa paleoltico fue divulgada en JHE el verano pasado, por un equipo de arquelogos de la Universidad de Zaragoza, cuya portavoz ha sido Pilar Utrilla.

    No slo me parece consistente la existencia de mapas en el Paleoltico, sino que lo considero lo normal ms que lo extraordinario: el hombre que pinta la naturaleza animal en soporte mobiliar y en paredes rupestres, es plausible que reali-zase mapas no slo de itinerarios entre cuevas habitadas, sino tambin de localizacin de manadas o de estrategias de caza.

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