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1 VIDA Y MINISTERIO CRISTIANOS GUÍA DE ACTIVIDADES PARA LA REUNIÓN 30 ENERO -5 FEBRERO ISAIAS 43 - 46 Referencias Canción 33 y oración Palabras de introducción (3 mins. o menos) TESOROS DE LA BIBLIA (Vea la Guía de Actividades para la Reunión) Pag. 7 Las profecías de Jehová siempre se cumplen(10 mins.) Isa 44:26-28. Jehová profetizó que Jerusalén y su templo serían reedificados, y que alguien llamado Ciro conquistaría Babilonia (ip- 2 págs. 71, 72 párrs. 22, 23). (Isaías 44:26-28) Quien hace que se realice la palabra de su siervo, y Quien lleva a cabo por completo el consejo de sus propios mensajeros; Aquel que dice de Jerusalén: ‘Será habitada’, y de las ciudades de Judá: ‘Serán reedificadas, y levantaré sus lugares desolados’; 27 Aquel que dice a la profundidad acuosa: ‘Evapórate; y secaré todos tus ríos’; 28 Aquel que dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’; aun en [mi] decir de Jerusalén: ‘Será reedificada’, y del templo: ‘Te será colocado tu fundamento’”. *** ip-2 cap. 5 págs. 71-72 párrs. 22-23 El Dios verdadero predice liberación *** 22 Los adivinos no cuentan con la inspiración de Dios, así que por lo general no se atreven a ser muy precisos en sus predicciones por miedo de que el tiempo demuestre que estaban equivocados. Jehová, en cambio, revela a través de Isaías el mismísimo nombre de aquel de quien se valdrá para liberar a Su pueblo del cautiverio a fin de que regresen a su tierra y reconstruyan Jerusalén y el templo. Se llama Ciro, y se le conoce como Ciro el Grande de Persia. Jehová también facilita detalles de la estrategia que aquel utilizará para penetrar en el sólido y complejo sistema defensivo de Babilonia. La ciudad estará protegida por altas murallas y por canales que la atravesarán y rodearán. Ciro sacará partido de uno de los principales elementos de tales defensas: el río Éufrates. Según los historiadores antiguos Heródoto y Jenofonte, Ciro lo desvió en cierto punto río arriba y, cuando el nivel de las aguas bajó lo suficiente, sus soldados avanzaron por su lecho. En lo que respecta a la protección que brinda a Babilonia, el poderoso Éufrates se evapora. 23 ¿Y qué puede decirse de la promesa de que Ciro liberará al pueblo de Dios y se encargará de la reedificación de Jerusalén y su templo? En una proclamación oficial recogida en la Biblia, el propio Ciro declara: “Esto es lo que ha dicho Ciro el rey de Persia: ‘Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos, y él mismo me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Así, pues, que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel él es el Dios verdaderola cual estaba en Jerusalén’” (Esdras 1:2, 3). De este modo se cumple totalmente la palabra de Jehová comunicada mediante Isaías. Isa 45:1, 2. Jehová dio detalles sobre la conquista de Babilonia (ip-2 págs. 77, 78 párrs. 4-6). (Isaías 45:1, 2) Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña hasta las caderas de reyes; para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas: 2 “Delante de ti yo mismo iré, y enderezaré las protuberancias del terreno. Las puertas de cobre haré pedazos, y cortaré las barras de hierro. *** ip-2 cap. 6 págs. 77-78 párrs. 4-6 Jehová, “un Dios justo y un Salvador” *** 4 Por medio de Isaías, Jehová habla a Ciro como si este monarca estuviera vivo en los días del profeta, aunque en realidad aún no ha nacido (Romanos 4:17). Dado que Jehová lo nombra por anticipado para una determinada misión, puede decirse que es el “ungido” de Dios. Bajo su dirección sojuzgará naciones y dejará a sus reyes sin fuerzas para ofrecer resistencia. Cuando Ciro ataque Babilonia, Jehová se encargará de que las puertas de la ciudad queden abiertas, con lo cual serán tan inútiles como si estuvieran destrozadas. Dios irá delante del rey persa, eliminando todo obstáculo. Finalmente, las tropas de Ciro conquistarán la ciudad y se apoderarán de sus “tesoros escondidos”, sus riquezas almacenadas en cámaras oscuras. ¿Se hacen realidad todas estas predicciones de Isaías? 5 En 539 a.E.C. unos doscientos años después que Isaías escribe esta profecía, Ciro llega a los muros de Babilonia con la intención de

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VIDA Y MINISTERIO CRISTIANOS GUÍA DE ACTIVIDADES PARA LA REUNIÓN

30 ENERO -5 FEBRERO ISAIAS 43 - 46 Referencias

Canción 33 y oración Palabras de introducción (3 mins. o menos)

TESOROS DE LA BIBLIA

(Vea la Guía de Actividades para la Reunión) Pag. 7

“Las profecías de Jehová siempre se cumplen” (10 mins.) Isa 44:26-28. Jehová profetizó que Jerusalén y su templo serían reedificados, y que alguien llamado Ciro conquistaría Babilonia (ip-2 págs. 71, 72 párrs. 22, 23).

(Isaías 44:26-28) Quien hace que se realice la palabra de

su siervo, y Quien lleva a cabo por completo el consejo

de sus propios mensajeros; Aquel que dice de Jerusalén:

‘Será habitada’, y de las ciudades de Judá: ‘Serán

reedificadas, y levantaré sus lugares desolados’; 27

Aquel

que dice a la profundidad acuosa: ‘Evapórate; y secaré

todos tus ríos’; 28

Aquel que dice de Ciro: ‘Es mi pastor,

y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por

completo’; aun en [mi] decir de Jerusalén: ‘Será

reedificada’, y del templo: ‘Te será colocado tu

fundamento’”.

*** ip-2 cap. 5 págs. 71-72 párrs. 22-23 El Dios verdadero predice liberación ***

22 Los adivinos no cuentan con la inspiración de Dios, así que por lo general no se atreven a ser muy precisos en sus predicciones por miedo de que el tiempo demuestre que estaban equivocados. Jehová, en cambio, revela a través de Isaías el mismísimo nombre de aquel de quien se valdrá para liberar a Su pueblo del cautiverio a fin de que regresen a su tierra y reconstruyan Jerusalén y el templo. Se llama Ciro, y se le conoce como Ciro el Grande de Persia. Jehová también facilita detalles de la estrategia que aquel utilizará para penetrar en el sólido y complejo sistema defensivo de Babilonia. La ciudad estará protegida por altas murallas y por canales que la atravesarán y rodearán. Ciro sacará partido de uno de los principales elementos de tales defensas: el río Éufrates. Según los historiadores antiguos Heródoto y Jenofonte, Ciro lo desvió en cierto punto río arriba y, cuando el nivel de las aguas bajó lo suficiente, sus soldados avanzaron por su lecho. En lo que respecta a la protección que brinda a Babilonia, el poderoso Éufrates se evapora.

23 ¿Y qué puede decirse de la promesa de que Ciro liberará al pueblo de Dios y se encargará de la reedificación de Jerusalén y su templo? En una proclamación oficial recogida en la Biblia, el propio

Ciro declara: “Esto es lo que ha dicho Ciro el rey de Persia: ‘Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos, y él mismo me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Así, pues, que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel —él es el Dios verdadero— la cual estaba en Jerusalén’” (Esdras 1:2, 3). De este modo se cumple totalmente la palabra de Jehová comunicada mediante Isaías. Isa 45:1, 2. Jehová dio detalles sobre la conquista de Babilonia (ip-2 págs. 77, 78 párrs. 4-6).

(Isaías 45:1, 2) Esto es lo que ha dicho Jehová a su

ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para

sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña

hasta las caderas de reyes; para abrir delante de él las

puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no

estén cerradas: 2 “Delante de ti yo mismo iré, y

enderezaré las protuberancias del terreno. Las puertas de

cobre haré pedazos, y cortaré las barras de hierro.

*** ip-2 cap. 6 págs. 77-78 párrs. 4-6 Jehová, “un Dios justo y un Salvador” ***

4 Por medio de Isaías, Jehová habla a Ciro como si este monarca estuviera vivo en los días del profeta, aunque en realidad aún no ha nacido (Romanos 4:17). Dado que Jehová lo nombra por anticipado para una determinada misión, puede decirse que es el “ungido” de Dios. Bajo su dirección sojuzgará naciones y dejará a sus reyes sin fuerzas para ofrecer resistencia. Cuando Ciro ataque Babilonia, Jehová se encargará de que las puertas de la ciudad queden abiertas, con lo cual serán tan inútiles como si estuvieran destrozadas. Dios irá delante del rey persa, eliminando todo obstáculo. Finalmente, las tropas de Ciro conquistarán la ciudad y se apoderarán de sus “tesoros escondidos”, sus riquezas almacenadas en cámaras oscuras. ¿Se hacen realidad todas estas predicciones de Isaías?

5 En 539 a.E.C. —unos doscientos años después que Isaías escribe esta profecía—, Ciro llega a los muros de Babilonia con la intención de

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atacar la ciudad (Jeremías 51:11, 12). Pero los babilonios no se preocupan, pues creen que su capital es inexpugnable. Sus elevadas murallas se alzan sobre profundos fosos alimentados por el río Éufrates, que forma parte del sistema defensivo de la ciudad. Hace más de cien años que ningún enemigo ha podido tomarla por asalto. Tan seguro se siente en el palacio el gobernante de Babilonia, Belsasar, que celebra un banquete con los miembros de su corte (Daniel 5:1). Esa misma noche, la del 5 al 6 de octubre, Ciro lleva a cabo una brillante táctica militar.

6 Corriente arriba, los ingenieros del rey persa han desviado el cauce del Éufrates, de modo que sus aguas ya no fluyen en dirección sur hacia la ciudad. En breve, el nivel del río dentro de Babilonia y alrededor de ella desciende tanto, que las tropas de Ciro pueden avanzar por el lecho hasta el corazón de la capital (Isaías 44:27; Jeremías 50:38). Increíble como parezca, las puertas que dan al río están abiertas, tal como predijo Isaías. Las fuerzas de Ciro irrumpen en Babilonia, toman el palacio y dan muerte al rey Belsasar (Daniel 5:30). La conquista se efectúa en una sola noche. Babilonia ha caído, y la profecía se ha cumplido al pie de la letra. Isa 45:3-6. Jehová explicó las razones por las que utilizaría a Ciro para conquistar Babilonia (ip-2 págs. 79, 80 párrs. 8-10).

(Isaías 45:3-6) Y ciertamente te daré los tesoros que

están en la oscuridad y los tesoros escondidos que están

en los escondrijos, para que sepas que yo soy Jehová,

Aquel que [te] llama por tu nombre, el Dios de Israel. 4 Por causa de mi siervo Jacob y de Israel mi escogido,

hasta procedí a llamarte por tu nombre; procedí a darte

un nombre de honra, aunque tú no me conocías. 5 Yo soy

Jehová, y no hay ningún otro. Con la excepción de mí no

hay Dios. Yo te ceñiré apretadamente, aunque no me has

conocido, 6 a fin de que desde el nacimiento del sol y

desde su puesta la gente sepa que no hay ninguno fuera

de mí. Yo soy Jehová, y no hay ningún otro.

*** ip-2 cap. 6 págs. 79-81 párrs. 8-10 Jehová, “un Dios justo y un Salvador” ***

8 Tras indicar quién conquistará Babilonia y cómo lo hará, Jehová pasa a dar la primera razón por la que dará la victoria a Ciro. Dirigiéndose a este proféticamente, le dice que es “para que sepas que yo soy Jehová, Aquel que te llama por tu nombre, el Dios de Israel” (Isaías 45:3b). Es lo propio que el gobernante de la cuarta potencia mundial de la historia bíblica reconozca que su mayor victoria la obtuvo gracias al apoyo de

alguien superior a él, el Soberano Universal, y que quien lo llama o comisiona es Jehová, el Dios de Israel. La Biblia muestra que sí reconoció que su gran victoria procedía de Jehová (Esdras 1:2, 3).

9 Jehová explica la segunda razón por la que conduce a Ciro a la conquista de Babilonia: “Por causa de mi siervo Jacob y de Israel mi escogido, hasta procedí a llamarte por tu nombre; procedí a darte un nombre de honra, aunque tú no me conocías” (Isaías 45:4). El triunfo del monarca persa sobre Babilonia reviste gran trascendencia, ya que marca la caída de una potencia mundial y el ascenso de otra, y deja una huella que afectará a las generaciones posteriores. No obstante, quienes siguen con preocupación los acontecimientos desde las naciones vecinas probablemente se quedarían atónitos si se enteraran de que todo sucede por causa de unos cuantos miles de “insignificantes” exiliados en Babilonia: los judíos, descendientes de Jacob. Pero a los ojos de Jehová, estos sobrevivientes de la antigua nación de Israel no son insignificantes, ni mucho menos. Son el “siervo” de Dios, el “escogido” de entre todas las naciones de la Tierra. Aunque Ciro no conocía a Jehová, Él lo utiliza como Su ungido para conquistar la ciudad que se ha negado a soltar a sus cautivos. No es el propósito de Dios que Su pueblo escogido sufra para siempre en tierra extranjera.

10 Hay una tercera razón, la más importante, por la que Jehová se vale de Ciro para tomar Babilonia. Él dice: “Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. Con la excepción de mí no hay Dios. Yo te ceñiré apretadamente, aunque no me has conocido, a fin de que desde el nacimiento del sol y desde su puesta la gente sepa que no hay ninguno fuera de mí. Yo soy Jehová, y no hay ningún otro” (Isaías 45:5, 6). La caída de la potencia mundial babilónica es una demostración de la divinidad de Jehová, una prueba para todo el mundo de que nadie más que él merece adoración. La liberación de su pueblo hará que gente de todas las naciones —desde el este hasta el oeste— reconozca que Jehová es el único Dios verdadero (Malaquías 1:11).

BUSQUEMOS PERLAS ESCONDIDAS (8 MINS.):

Isa 43:10-12. ¿Por qué puede decirse que los israelitas eran una nación de testigos? (w14 15/11 págs. 21, 22 párrs. 14-16).

(Isaías 43:10-12) “Ustedes son mis testigos —es la

expresión de Jehová—, aun mi siervo a quien he

escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que

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entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue

formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que

lo hubiera. 11

Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí no hay

salvador.” 12

“Yo mismo he anunciado y he salvado y he

hecho que sea oído, cuando no había entre ustedes [dios]

extraño. De modo que ustedes son mis testigos —es la

expresión de Jehová—, y yo soy Dios.

*** w14 15/11 págs. 21-22 párrs. 14-16 Dios elige un pueblo ***

14 Los israelitas adoraban a su Dios, Jehová, mientras que las demás naciones tenían sus propios dioses. En tiempos de Isaías, Jehová comparó la situación mundial a un juicio en un tribunal. La cuestión planteada era esta: ¿quién es el Dios supremo? Jehová invitó a los dioses de las naciones a presentar testigos que demostraran que eran reales. Declaró: “Que todas las naciones se junten en un solo lugar, y que los grupos nacionales se reúnan. ¿Quién hay entre [sus dioses] que pueda anunciar esto? ¿O pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas primeras? Que suministren sus testigos, para que sean declarados justos, o que oigan y digan: ‘¡Es la verdad!’” (Is. 43:9).

15 Los distintos dioses de las naciones no podían presentar ninguna prueba de su divinidad. Eran simples estatuas que ni podían hablar ni eran capaces de moverse sin que alguien las transportara (Is. 46:5-7). En cambio, Jehová le dijo lo siguiente a su pueblo Israel: “Ustedes son mis testigos [...], aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí no hay salvador. [...] De modo que ustedes son mis testigos [...], y yo soy Dios” (Is. 43:10-12).

16 Los miembros del pueblo que Jehová había elegido debían testificar con claridad y firmeza que Jehová es el único Dios verdadero. Él los llamó “el pueblo a quien he formado para mí mismo, para que relate la alabanza mía” (Is. 43:21). Eran el pueblo que llevaba su nombre. Puesto que él los había liberado de Egipto, tenían la obligación moral de obedecerle y glorificarlo ante los demás pueblos de la Tierra. Tenían que hacer lo mismo que, como dijo Miqueas, tendría que hacer el pueblo de Dios hoy: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios [...] para siempre” (Miq. 4:5).

Isa 43:25. ¿Cuál es la razón principal por la que Jehová borra nuestras transgresiones? (ip-2 pág. 60 párr. 24).

(Isaías 43:25) ”Yo... yo soy Aquel que borra tus

transgresiones por causa de mí mismo, y de tus pecados

no me acordaré.

*** ip-2 cap. 4 pág. 60 párr. 24 “Ustedes son mis testigos” ***

24 Notemos, sin embargo, que Jehová no mostrará misericordia a Israel solo porque esta nación se haya arrepentido, sino por causa de él mismo. En efecto, su nombre está en juego. Si dejara a Israel en el exilio para siempre, Su propio nombre caería en descrédito (Salmo 79:9; Ezequiel 20:8-10). Hoy en día, de igual modo, la salvación de los seres humanos tiene menos importancia que la santificación del nombre de Jehová y la vindicación de su soberanía. No obstante, Dios ama a los que aceptan su disciplina sin reservas y lo adoran con espíritu y con verdad. Demuestra su amor a estas personas —sean ungidas o de las otras ovejas— borrando sus transgresiones en virtud del sacrificio de Jesucristo (Juan 3:16; 4:23, 24).

¿QUÉ ME ENSEÑA SOBRE JEHOVÁ LA LECTURA

BÍBLICA DE ESTA SEMANA?

Capítulo 43

*** ip-2 cap. 4 págs. 47-60 párrs. 3-25 “Ustedes son mis testigos” ***

3 “Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Creador, oh Jacob, y tu Formador, oh Israel: ‘No tengas miedo, porque yo te he recomprado. Te he llamado por tu nombre. Eres mío. En caso de que pases por las aguas, yo ciertamente estaré contigo; y por los ríos, no te inundarán. En caso de que andes por el fuego, no te quemarás, ni la llama misma te chamuscará. Porque yo soy Jehová tu Dios, el Santo de Israel tu Salvador’.” (Isaías 43:1-3a.)

4 Jehová tiene especial interés por la nación de Israel porque es posesión suya. Es su propia creación, en cumplimiento del pacto abrahámico (Génesis 12:1-3). Por eso Salmo 100:3 dice: “Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos. Somos su pueblo, y las ovejas de su apacentamiento”. Como Creador y Recomprador de Israel, lo conducirá sano y salvo a su tierra. Ni aguas ni ríos crecidos ni desiertos abrasadores los detendrán ni les causarán daño, tal como obstáculos parecidos no frenaron la

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marcha de sus antepasados hacia la Tierra Prometida mil años antes.

5 Las palabras de Jehová también consuelan hoy día al resto del Israel espiritual, cuyos miembros son “una nueva creación” ungida por espíritu (2 Corintios 5:17). Estos han encarado con valor “las aguas” de la humanidad y han disfrutado del tierno cuidado de Dios al afrontar pruebas semejantes a inundaciones. El fuego que emana de sus enemigos, en vez de causarles daño, los ha refinado (Zacarías 13:9; Revelación [Apocalipsis] 12:15-17). Jehová también ha protegido a quienes se han unido a su nación espiritual: la “gran muchedumbre” de “otras ovejas” (Revelación 7:9; Juan 10:16). Estas fueron prefiguradas por la “vasta compañía mixta” que emprendió el éxodo desde Egipto junto con los israelitas, así como por los gentiles que partieron de Babilonia con los judíos liberados del exilio (Éxodo 12:38; Esdras 2:1, 43, 55, 58).

6 Jehová promete liberar a su pueblo de Babilonia mediante los ejércitos de Media y Persia (Isaías 13:17-19; 21:2, 9; 44:28; Daniel 5:28). Como Dios de justicia que es, pagará a sus “empleados” medopersas un rescate adecuado por Israel. “He dado a Egipto como rescate por ti, a Etiopía y Sebá en lugar de ti. Debido al hecho de que has sido precioso a mis ojos, se te ha considerado honorable, y yo mismo te he amado. Y daré hombres en lugar de ti, y grupos nacionales en lugar de tu alma.” (Isaías 43:3b, 4.) La historia confirma la predicción divina, puesto que entre las conquistas del Imperio persa estuvieron tanto Egipto como Etiopía y su vecina Sebá (Proverbios 21:18). De igual manera, en 1919 Jehová liberó al resto del Israel espiritual de su cautiverio, y para ello utilizó a Jesucristo. Sin embargo, este no necesitó una recompensa por sus servicios, pues, por una parte, no era un gobernante pagano y, por otra, estaba liberando a sus propios hermanos espirituales. Además, Jehová ya le había dado en 1914 “naciones por herencia [suya], y los cabos de la tierra por posesión [suya] propia” (Salmo 2:8).

7 Notemos que Jehová expresa sin reparos su ternura hacia los desterrados que ha recomprado. Les dice que son ‘preciosos’ y ‘honorables’ y que los ‘ama’ (Jeremías 31:3). Lo mismo siente —incluso con mayor intensidad— por sus siervos leales del presente. Los cristianos ungidos disfrutan de una relación con él, no en virtud de su nacimiento, sino del espíritu santo de Dios, que actúa en ellos después que se dedican personalmente al Creador. Jehová los conduce

hacia su Hijo y hacia sí mismo, y escribe Sus leyes y principios en sus corazones receptivos (Jeremías 31:31-34; Juan 6:44).

8 A continuación, Jehová dirige más palabras tranquilizadoras a los exiliados: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo. Desde el naciente traeré tu descendencia, y desde el poniente te juntaré. Diré al norte: ‘¡Entrega acá!’, y al sur: ‘No retengas. Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde la extremidad de la tierra, a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi propia gloria, a quien he formado, sí, a quien he hecho’” (Isaías 43:5-7). Ni los lugares más remotos estarán fuera del alcance de Jehová cuando llegue el momento de liberar a sus hijos e hijas y devolverlos a su amada tierra (Jeremías 30:10, 11). No cabe duda de que para ellos, esta liberación sobrepasará a la que experimentó la nación cuando estaba cautiva en Egipto (Jeremías 16:14, 15).

9 Al recordar a los israelitas que se les llama por Su nombre, Jehová confirma su promesa de liberarlos (Isaías 54:5, 6). Es más, vincula su nombre con sus promesas de liberación, y de esta forma se asegura de que sea él quien reciba la gloria al cumplirse su palabra profética. Ni siquiera el conquistador de Babilonia tendrá derecho a la honra que corresponde al único Dios verdadero. El juicio a los dioses

10 Jehová ahora utiliza su promesa de liberar a Israel como base para un juicio universal en el que pone a prueba a los dioses de las naciones. Leemos: “Que todas las naciones se junten en un solo lugar, y que los grupos nacionales se reúnan. ¿Quién [de sus dioses] hay entre ellos que pueda anunciar esto? ¿O pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas primeras? Que [sus dioses] suministren sus testigos, para que sean declarados justos, o que oigan y digan: ‘¡Es la verdad!’” (Isaías 43:9). Jehová lanza un gran desafío a las naciones del mundo. Les viene a decir, en sustancia: “Que sus dioses demuestren su divinidad prediciendo con exactitud el futuro”. Como solo el Dios verdadero puede profetizar de modo infalible, esta prueba pondrá al descubierto a los impostores (Isaías 48:5). Pero el Todopoderoso impone otra condición en el litigio: todos los que afirman ser dioses verdaderos deben presentar testigos tanto de sus predicciones como del cumplimiento de estas. Naturalmente, Jehová se somete también a esa condición.

11 Los dioses falsos, impotentes como son, sufren la vergüenza de que el lugar reservado para

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los testigos en el estrado queda vacío, por cuanto no pueden presentar ninguno. Pero ahora le llega a Jehová el momento de confirmar su divinidad. Mirando a su pueblo, le dice: “Ustedes son mis testigos [...], aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí no hay salvador. Yo mismo he anunciado y he salvado y he hecho que sea oído, cuando no había entre ustedes dios extraño. De modo que ustedes son mis testigos [...], y yo soy Dios. Además, todo el tiempo yo soy el Mismo; y no hay nadie que efectúe liberación de mi propia mano. Me pondré activo, y ¿quién puede volverla atrás?” (Isaías 43:10-13).

12 En respuesta a las palabras de Jehová, el estrado enseguida rebosa de gozosos testigos. Su testimonio es claro y contundente. Como Josué, atestiguan que ‘todo lo que Jehová ha hablado se ha realizado. Ni una sola palabra ha fallado’ (Josué 23:14). El pueblo aún recuerda los mensajes de Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros profetas que predijeron al unísono el destierro de Judá y su milagrosa liberación posterior (Jeremías 25:11, 12). A su libertador, Ciro, se le mencionó por nombre mucho antes de haber nacido (Isaías 44:26–45:1).

13 Ante tal abundancia de pruebas, ¿quién puede negar que Jehová es el único Dios verdadero? A diferencia de los dioses paganos, no es creación de nadie; es el único Dios verdadero. Por consiguiente, el pueblo que lleva Su nombre tiene un privilegio emocionante y singular: hablar de Sus maravillosos actos a las generaciones futuras y a quienes pregunten sobre él (Salmo 78:5-7). De igual modo, los testigos de Jehová de la actualidad tienen el privilegio de declarar el nombre divino por toda la Tierra. En la segunda década del siglo XX, los Estudiantes de la Biblia fueron adquiriendo cada vez mayor conciencia de la gran trascendencia del nombre de Dios, Jehová. El 26 de julio de 1931, en una asamblea celebrada en Columbus (Ohio, E.U.A.), el presidente de la Sociedad Watch Tower, Joseph F. Rutherford, presentó una resolución titulada “Un nuevo nombre”. Los asambleístas, emocionados, le escucharon decir: “Deseamos que se nos conozca y se nos llame por el nombre de testigos de Jehová”, y mostraron su conformidad con un rotundo “¡Sí!”. Desde entonces, el nombre de Jehová se ha puesto de relieve por todo el mundo (Salmo 83:18).

14 Jehová cuida a los que llevan su nombre de forma digna y los considera “la niña de su ojo”. Les recuerda a los israelitas este hecho al indicarles que los liberó de Egipto y los condujo por el desierto, brindándoles su protección (Deuteronomio 32:10, 12). En aquel entonces no había ningún dios extraño entre ellos, pues habían presenciado la total humillación del nutrido panteón egipcio, que no fue capaz de proteger al país ni de impedir que Israel partiera (Éxodo 12:12). De igual modo, la poderosa Babilonia, en cuyo paisaje urbano resaltan al menos cincuenta templos de dioses falsos, será incapaz de detener la mano del Todopoderoso cuando él libere a su pueblo. Es patente que “no hay salvador” aparte de Jehová. Los caballos caen, las prisiones se abren

15 “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Recomprador de ustedes, el Santo de Israel: ‘Por causa de ustedes ciertamente enviaré a Babilonia y haré que desciendan las barras de las prisiones, y los caldeos en las naves con gritos quejumbrosos por su parte. Yo soy Jehová el Santo de ustedes, el Creador de Israel, su Rey’. Esto es lo que ha dicho Jehová, Aquel que hizo un camino a través del mar mismo y una vereda aun a través de aguas fuertes, Aquel que sacó el carro de guerra y el caballo, la fuerza militar y a los fuertes a la misma vez: ‘Yacerán. No se levantarán. Ciertamente serán extinguidos. Como una mecha de lino tienen que ser apagados’.” (Isaías 43:14-17.)

16 Babilonia es como una prisión para los desterrados porque les impide regresar a Jerusalén. Pero las defensas de la ciudad no son ningún obstáculo para el Todopoderoso, que antaño “hizo un camino a través del mar [Rojo] mismo y una vereda aun a través de aguas fuertes”, al parecer las del Jordán (Éxodo 14:16; Josué 3:13). De forma parecida, el agente de Jehová, Ciro, hará que baje el nivel del imponente Éufrates, lo que permitirá a sus guerreros entrar en la ciudad. Los mercaderes caldeos que surcan los canales de Babilonia —vías de tránsito de miles de galeras comerciales y barcazas que transportan a los dioses babilónicos— gimen cuando cae su poderosa capital. Tal como los carros de Faraón en el mar Rojo, los veloces carros babilónicos no podrán hacer nada para salvar su ciudad. Con la rapidez con que se apaga la mecha de lino de una lámpara de aceite, el invasor aniquilará a cuantos intenten defender Babilonia.

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Jehová lleva a Su pueblo hasta su tierra sin ningún percance

17 Comparando las liberaciones que ha efectuado en el pasado con la que está a punto de realizar, Jehová dice: “No se acuerden de las cosas primeras, y a las cosas anteriores no dirijan su consideración. ¡Miren! Yo voy a hacer algo nuevo. Ahora brotará. Ustedes lo sabrán, ¿no es verdad? Realmente, a través del desierto pondré un camino; a través del desierto árido, ríos. La bestia salvaje del campo me glorificará, los chacales y los avestruces; porque habré dado agua hasta en el desierto, ríos en el desierto árido, para hacer beber a mi pueblo, mi escogido, el pueblo a quien he formado para mí mismo, para que relate la alabanza mía” (Isaías 43:18-21).

18 Con las palabras “no se acuerden de las cosas primeras”, Jehová no da a entender que sus siervos deban borrar de la mente Sus anteriores actos de salvación. De hecho, muchos de estos forman parte de la historia divinamente inspirada de Israel, y Jehová mandó que se recordara todos los años la salida de Egipto en la celebración de la Pascua (Levítico 23:5; Deuteronomio 16:1-4). No obstante, ahora él desea que su pueblo lo glorifique por “algo nuevo”, algo que experimentará en carne propia. Esto incluye no solo su liberación de Babilonia, sino también el milagroso retorno a su patria, tal vez por la ruta más directa, la del desierto. Jehová les preparará “un camino” en aquella tierra árida y realizará actos poderosos que les recordarán lo que hizo por los israelitas en los días de Moisés. En efecto, durante su travesía por el desierto les saciará el hambre con alimentos, y la sed con auténticos ríos. Tan abundantes serán las provisiones divinas que hasta los animales salvajes glorificarán a Dios y se abstendrán de atacar al pueblo.

19 De igual modo, en 1919 Jehová liberó del cautiverio babilónico al resto del Israel espiritual y lo guió por la ruta que le había preparado, “el Camino de la Santidad” (Isaías 35:8). A diferencia de los israelitas, no tuvieron que atravesar un desierto tórrido literal, ni su viaje concluyó a los pocos meses con la llegada a Jerusalén. Sin embargo, “el Camino de la Santidad” sí llevó al resto de cristianos ungidos a un paraíso espiritual. En su caso permanecen en tal camino, pues aún no han finalizado el viaje por este sistema de cosas. Mientras se mantengan en esa calzada —guardando las normas divinas de pureza y santidad—, continuarán en el paraíso espiritual. Para su alegría, se les ha unido una gran

muchedumbre de compañeros “no israelitas”. En marcado contraste con los que confían en el sistema de Satanás, el resto y sus compañeros siguen disfrutando del abundante banquete espiritual que les brinda Jehová (Isaías 25:6; 65:13, 14). Por otra parte, muchas personas con características salvajes han cambiado su modo de vivir y han glorificado al Dios verdadero al darse cuenta de que este ha bendecido a Su pueblo (Isaías 11:6-9). Jehová revela su aflicción

20 El resto israelita restaurado de tiempos antiguos es un pueblo reformado, en comparación con la generación perversa de Isaías, a la que Jehová dirige las siguientes palabras: “Ni siquiera a mí me has llamado, oh Jacob, porque te has fatigado de mí, oh Israel. No me has traído la oveja de tus holocaustos, y con tus sacrificios no me has glorificado. Yo no te he obligado a servirme con un regalo, ni te he fatigado con olíbano. No has comprado para mí caña aromática con dinero; y con la grasa de tus sacrificios no me has saturado. En realidad, me has obligado a servir a causa de tus pecados; me has fatigado con tus errores” (Isaías 43:22-24).

21 Al decir: “Yo no te he obligado a servirme con un regalo, ni te he fatigado con olíbano”, Jehová no se refiere a que los judíos no deban ofrecer sacrificios y olíbano (componente del incienso santo), pues estos son parte integrante de la adoración verdadera bajo el pacto de la Ley. Lo mismo puede decirse de la “caña aromática”, es decir, el cálamo aromático, ingrediente de dulce fragancia del aceite santo de unción. Los israelitas han descuidado el uso de estas sustancias en el servicio del templo. Pero ¿son tales requisitos gravosos? De ningún modo. Los mandamientos de Jehová son fáciles de cumplir, en comparación con las exigencias de las deidades falsas. Por ejemplo, el dios falso Mólek requería sacrificios de niños, algo que Jehová no ha pedido jamás (Deuteronomio 30:11; Miqueas 6:3, 4, 8).

22 Si los israelitas tuvieran percepción espiritual, nunca ‘se fatigarían de Jehová’. Al estudiar Su Ley verían el amor tan profundo que siente por ellos y le ofrecerían con gusto “la grasa”, lo mejor de sus sacrificios. En cambio, la reservan para sí con avaricia (Levítico 3:9-11, 16). Esta inicua nación agobia a Jehová con el peso de sus pecados; en la práctica, es como si obligaran a Dios a que los sirviera a ellos (Nehemías 9:28-30). La disciplina produce fruto

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23 Aunque Jehová disciplina al pueblo con la severidad que se merece, logra los resultados deseados, lo que le permite mostrarle misericordia. “Yo... yo soy Aquel que borra tus transgresiones por causa de mí mismo, y de tus pecados no me acordaré. Hazme recordar; presentémonos para juicio juntamente; cuenta tu propio relato de ello a fin de que tengas razón. Tu propio padre, el primero, ha pecado, y tus propios voceros [“intérpretes”, nota] han transgredido contra mí. Por eso profanaré a los príncipes del lugar santo, y ciertamente entregaré a Jacob como hombre dado por entero a la destrucción, y a Israel a palabras de injuria.” (Isaías 43:25-28.) Como todas las demás naciones, Israel desciende de Adán, “el primero”. Así pues, ningún israelita puede demostrar que ‘tiene razón’. Aun los “voceros” de Israel —sus maestros o intérpretes de la Ley— han pecado contra Jehová y han enseñado falsedades. Jehová, a su vez, entregará a la nación entera “a la destrucción” y “a palabras de injuria”. También profanará a los que ofician en Su “lugar santo”, el santuario.

24 Notemos, sin embargo, que Jehová no mostrará misericordia a Israel solo porque esta nación se haya arrepentido, sino por causa de él mismo. En efecto, su nombre está en juego. Si dejara a Israel en el exilio para siempre, Su propio nombre caería en descrédito (Salmo 79:9; Ezequiel 20:8-10). Hoy en día, de igual modo, la salvación de los seres humanos tiene menos importancia que la santificación del nombre de Jehová y la vindicación de su soberanía. No obstante, Dios ama a los que aceptan su disciplina sin reservas y lo adoran con espíritu y con verdad. Demuestra su amor a estas personas —sean ungidas o de las otras ovejas— borrando sus transgresiones en virtud del sacrificio de Jesucristo (Juan 3:16; 4:23, 24).

25 Además, Jehová va a demostrar pronto su amor por una gran muchedumbre de adoradores leales haciendo algo nuevo por ellos, a saber, librarlos y conducirlos a través de “la gran tribulación” hacia “una nueva tierra” limpia (Revelación 7:14; 2 Pedro 3:13). Estos serán testigos de la manifestación más impresionante del poder de Jehová que jamás hayan visto los seres humanos. La esperanza segura de presenciar ese acontecimiento hace que el resto ungido y los que compondrán la gran muchedumbre se regocijen y vivan todos los días en armonía con la comisión elevada que indican las palabras: “Ustedes son mis testigos” (Isaías 43:10).

Capítulo 44

*** ip-2 cap. 5 págs. 62-74 párrs. 4-26 El Dios verdadero predice liberación ***

4 El capítulo 44 comienza en un tono positivo, pues se recuerda a Israel que Dios lo ha elegido, lo ha separado de las naciones vecinas para que sea su siervo. La profecía dice: “Ahora escucha, oh Jacob siervo mío, y tú, oh Israel, a quien he escogido. Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Hacedor y tu Formador, que siguió ayudándote aun desde el vientre: ‘No tengas miedo, oh siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien he escogido’” (Isaías 44:1, 2). Jehová ha cuidado de Israel, por decirlo así, desde que estaba en la matriz de su madre, desde que se convirtió en nación al salir de Egipto. Dios llama a su pueblo como colectividad “Jesurún”, apelativo cariñoso y tierno que significa “Recto”. El nombre es también un recordatorio de que los israelitas deben comportarse con rectitud, lo cual a menudo no han hecho.

5 Las palabras que Jehová pronuncia a continuación son muy agradables y reconfortantes: “Derramaré agua sobre el sediento, y arroyos que fluyan suavemente sobre el lugar seco. Derramaré mi espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus descendientes. Y ciertamente brotarán como entre la hierba verde, como álamos al lado de las acequias de agua” (Isaías 44:3, 4). Hasta en parajes cálidos y secos pueden crecer arboledas junto a los manantiales. Cuando Jehová suministre sus vivificantes aguas de la verdad y derrame su espíritu santo, Israel prosperará de forma extraordinaria, como árboles plantados al lado de una acequia (Salmo 1:3; Jeremías 17:7, 8). Jehová dará a su pueblo la fuerza necesaria para cumplir con su papel de testigos de Su divinidad.

6 El derramamiento de espíritu santo también hará que algunos judíos valoren nuevamente la relación del pueblo con Jehová. De ahí que leamos: “Este dirá: ‘Yo pertenezco a Jehová’. Y aquel se llamará por el nombre de Jacob, y otro escribirá sobre su mano: ‘Perteneciente a Jehová’. Y por el nombre de Israel uno se intitulará” (Isaías 44:5). Sin duda será un honor llevar el nombre de Jehová, pues se le considerará el único Dios verdadero. Un desafío a los dioses

7 La Ley mosaica estipulaba que si alguien se había vendido como esclavo, un recomprador —por lo general un varón que fuera pariente cercano— podía comprar su libertad (Levítico

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25:47-54; Rut 2:20). Jehová se identifica ahora como el Recomprador de Israel, quien redimirá a la nación, para humillación de Babilonia y sus deidades (Jeremías 50:34). Dirige el siguiente desafío a los dioses falsos y sus adoradores: “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Rey de Israel y el Recomprador de él, Jehová de los ejércitos: ‘Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién hay como yo? Que clame, para que lo anuncie y me lo presente. Desde que asigné al pueblo de hace mucho tiempo, anuncien ellos por su parte tanto las cosas que vienen como las cosas que han de entrar. No estén ustedes en pavor, y no se atolondren. ¿No he hecho que desde aquel tiempo en adelante tú individualmente oigas, y no lo he anunciado? Y ustedes son mis testigos. ¿Existe Dios fuera de mí? No, no hay Roca. No he reconocido a ninguno’” (Isaías 44:6-8).

8 Jehová reta a los dioses a que presenten pruebas de su divinidad. ¿Pueden llamar las cosas que no son como si fueran, es decir, predecir los sucesos futuros con tal precisión que parezca que ya están aconteciendo? Solo “el primero y [...] el último”, quien existe desde antes de que se ideara a los dioses falsos y seguirá existiendo mucho después de que caigan en el olvido, puede hacer tal cosa. A su pueblo no tiene por qué amedrentarle dar testimonio de esta verdad, pues cuenta con el apoyo de Jehová, que es tan firme y estable como una enorme roca (Deuteronomio 32:4; 2 Samuel 22:31, 32). La vanidad de la idolatría

9 El desafío de Jehová a los dioses falsos nos recuerda el segundo de los Diez Mandamientos, que disponía sin ambages: “No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas” (Éxodo 20:4, 5). Tal prohibición no significaba, obviamente, que los israelitas no pudieran hacer figuras decorativas. Jehová mismo mandó que se adornara el tabernáculo con representaciones de plantas y querubines (Éxodo 25:18, 33; 26:31). No obstante, no debían venerarlas ni adorarlas. Nadie debía orarles ni ofrecerles sacrificios. El mandamiento inspirado por Dios prohibía hacer imágenes con el objeto de rendirles culto. Adorar imágenes o inclinarse ante ellas en señal de reverencia constituye idolatría (1 Juan 5:21).

10 Isaías pasa a referirse a la inutilidad de los ídolos sin vida y la vergüenza que espera a quienes los hacen: “Los formadores de la imagen tallada son todos ellos una irrealidad, y sus predilectas mismas no serán de ningún provecho; y como sus testigos ellas no ven nada ni saben nada, a fin de que ellos se avergüencen. ¿Quién ha formado un dios o fundido una mera imagen fundida? De ningún provecho en absoluto ha sido. ¡Miren! Todos los socios mismos de él se avergonzarán, y los artífices son de entre los hombres terrestres. Todos ellos se juntarán. Se quedarán quietos. Estarán en pavor. Se avergonzarán al mismo tiempo” (Isaías 44:9-11).

11 ¿Por qué considera Dios tan vergonzosas estas imágenes? En primer lugar, es imposible hacer una representación material exacta del Todopoderoso (Hechos 17:29). En segundo lugar, rendir culto a una cosa creada en vez de al Creador es una afrenta a la divinidad de Jehová. ¿Y acaso no es denigrante para el hombre, quien fue creado “a la imagen de Dios”? (Génesis 1:27; Romanos 1:23, 25.)

12 ¿Se santifica la materia al darle la forma de un objeto de adoración? Isaías nos recuerda que la fabricación de imágenes no es más que una actividad humana. Quien las hace utiliza las mismas herramientas y técnicas que cualquier otro artesano: “En cuanto al que talla hierro con el podón, él ha estado ocupado en ello con las brasas; y con los martillos procede a formarlo, y sigue ocupado en ello con su brazo poderoso. También, le ha dado hambre, y por eso se halla sin poder. No ha bebido agua; de modo que se cansa. En cuanto al que talla en madera, él ha extendido el cordel de medir; lo traza con tiza roja; le va dando forma con una escofina; y con un compás sigue trazándolo, y gradualmente lo hace como la representación de un hombre, como la hermosura de la humanidad, para que esté sentado en una casa” (Isaías 44:12, 13).

13 El Dios verdadero creó todos los seres vivos de la Tierra, entre ellos el hombre. La vida consciente es un maravilloso testimonio de la divinidad de Jehová, pero, lógicamente, todo lo que Dios creó es inferior a Él. ¿Puede el hombre sobrepasar a Dios en ese aspecto? ¿Puede fabricar un objeto que sea superior a él mismo, al grado que merezca su devoción? Cuando alguien hace una imagen, se cansa y le da hambre y sed. Aunque sufre tales limitaciones humanas, por lo menos estas indican que la persona está viva.

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Pero el ídolo que fabrica, sin importar que le dé forma humana o quede hermoso, es una figura inerte. Las imágenes no tienen nada de divinas. Jamás ninguna ha “ca[ído] del cielo”, como si procediera de otra fuente que no fuera el hombre mortal (Hechos 19:35).

14 Isaías pasa a mostrar que quienes hacen imágenes dependen por completo de los materiales y procesos naturales que Jehová ha creado: “Hay uno cuyo negocio es cortar cedros; y toma cierta especie de árbol, aun un árbol macizo, y deja que se haga fuerte para sí entre los árboles del bosque. Plantó el laurel, y la lluvia misma, que cae a cántaros, sigue haciéndolo crecer. Y ha llegado a ser algo para que el hombre mantenga ardiendo el fuego. De manera que él toma parte de él para calentarse. De hecho, hace un fuego y realmente cuece pan. También se pone a trabajar en un dios ante el cual pueda inclinarse. Lo ha hecho una imagen tallada, y se prosterna ante ella. La mitad de él realmente la quema en un fuego. Sobre la mitad de él asa bien la carne que come, y queda satisfecho. También se calienta, y dice: ‘¡Ajá! Me he calentado. He visto la lumbre’. Pero de lo restante de él realmente hace un dios mismo, su imagen tallada. Se prosterna ante ella y se inclina y le ora y dice: ‘Líbrame, porque tú eres mi dios’” (Isaías 44:14-17).

15 ¿Puede un leño que no se ha echado al fuego librar a alguien? Claro que no. Solo el Dios verdadero tiene esa facultad. ¿Cómo es capaz la gente de idolatrar objetos inanimados? Isaías muestra que el problema estriba en el corazón: “No han llegado a saber, ni entienden, porque sus ojos han sido embadurnados para que no vean; su corazón, para que no tenga perspicacia. Y nadie hace recordar a su corazón ni tiene conocimiento ni entendimiento para decir: ‘La mitad de él la he quemado en un fuego, y sobre sus brasas también he cocido pan; aso carne y como. Pero de lo demás de él ¿haré una simple cosa detestable? ¿Ante la madera reseca de un árbol he de prosternarme?’. Está alimentándose de cenizas. Su propio corazón, con el cual se ha jugado, lo ha descarriado. Y él no libra su alma, ni dice: ‘¿No hay una falsedad en mi diestra?’” (Isaías 44:18-20). Imaginarse que la idolatría puede aportar algo bueno en sentido espiritual es como comer cenizas en vez de alimento nutritivo.

16 La idolatría se originó realmente en los cielos, cuando el poderoso espíritu que se convirtió

en Satanás codició la adoración que se le debe solo a Jehová. Su deseo fue tan intenso que lo apartó de Dios. Así comenzó la idolatría, pues el apóstol Pablo dijo que la codicia es idolatría (Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:13-15, 17; Colosenses 3:5). Satanás indujo a la primera pareja humana a abrigar pensamientos egoístas. Eva codició lo que el Diablo le ofreció: “Tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”. Jesús afirmó que la codicia procede del corazón (Génesis 3:5; Marcos 7:20-23). La idolatría resulta posible cuando los corazones están corrompidos. Por consiguiente, es de suma importancia que todos ‘salvaguardemos el corazón’ y no permitamos que nada ni nadie ocupe en él el lugar que en justicia le corresponde a Jehová (Proverbios 4:23; Santiago 1:14). Jehová apela al corazón

17 A continuación, Jehová exhorta a los israelitas a recordar que, como testigos de él, se encuentran en una posición privilegiada que entraña responsabilidad. Les dice: “Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, y tú, oh Israel, porque eres mi siervo. Yo te he formado. Eres un siervo que me pertenece. Oh Israel, no serás olvidado por parte de mí. Ciertamente borraré tus transgresiones tal como con una nube, y tus pecados tal como con una masa de nube. Vuelve a mí, sí, porque yo ciertamente te recompraré. ¡Clamen gozosamente, cielos, porque Jehová ha actuado! ¡Griten en triunfo, ustedes las partes más bajas de la tierra! ¡Alégrense, montañas, con clamor gozoso, bosque y todos los árboles en él! Porque Jehová ha recomprado a Jacob, y sobre Israel muestra su hermosura” (Isaías 44:21-23).

18 Israel no formó a Jehová; él no es un dios hecho por el hombre. Todo lo contrario: Jehová formó a Israel para que fuera su siervo escogido, y cuando libere a la nación, demostrará su divinidad una vez más. Dios se dirige a su pueblo con ternura y le asegura que, si se arrepiente, cubrirá totalmente sus pecados, ocultará sus transgresiones como si fuera tras una masa impenetrable de nubes. Esta es, sin duda, una buena razón para que Israel se alegre. Por otra parte, el ejemplo de Jehová impulsa a sus siervos de la actualidad a imitar su misericordia. Un modo de hacerlo consiste en ayudar a los que han errado, con el fin de que se restablezcan en sentido espiritual, si es posible (Gálatas 6:1, 2). El clímax de la prueba de divinidad

19 Jehová lleva ahora su litigio a un clímax impactante. Está a punto de presentar su

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respuesta a la prueba más difícil de la divinidad: la capacidad de predecir el futuro con exactitud. Un biblista llamó a los cinco versículos siguientes del capítulo 44 de Isaías un “poema de la trascendencia del Dios de Israel”, el único Creador y Revelador del futuro y la única esperanza de liberación de Israel. El pasaje va cobrando más y más intensidad hasta alcanzar el punto culminante con el anuncio del nombre del personaje que liberará a la nación del yugo babilónico.

20 “Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador y el Formador de ti desde el vientre: ‘Yo, Jehová, estoy haciendo todo, extendiendo los cielos, yo solo, tendiendo la tierra. ¿Quién estuvo conmigo? Estoy frustrando las señales de los de habla vacía, y soy Aquel que hace que los adivinos mismos actúen locamente; Aquel que vuelve a los sabios al revés, y Quien torna hasta el conocimiento de ellos en tontedad; Quien hace que se realice la palabra de su siervo, y Quien lleva a cabo por completo el consejo de sus propios mensajeros; Aquel que dice de Jerusalén: “Será habitada”, y de las ciudades de Judá: “Serán reedificadas, y levantaré sus lugares desolados”; Aquel que dice a la profundidad acuosa: “Evapórate; y secaré todos tus ríos”; Aquel que dice de Ciro: “Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo”; aun en mi decir de Jerusalén: “Será reedificada”, y del templo: “Te será colocado tu fundamento”’.” (Isaías 44:24-28.)

21 En efecto, Jehová tiene no solo la facultad de predecir los sucesos futuros, sino también el poder de realizar por completo su propósito revelado. Esta declaración será una fuente de esperanza para Israel. Constituye una garantía de que, aunque los ejércitos babilónicos desolarán la tierra, Jerusalén y sus ciudades dependientes se levantarán de nuevo y la adoración verdadera se restablecerá en esos lugares. Pero ¿cómo se cumplirá esta promesa?

22 Los adivinos no cuentan con la inspiración de Dios, así que por lo general no se atreven a ser muy precisos en sus predicciones por miedo de que el tiempo demuestre que estaban equivocados. Jehová, en cambio, revela a través de Isaías el mismísimo nombre de aquel de quien se valdrá para liberar a Su pueblo del cautiverio a fin de que regresen a su tierra y reconstruyan Jerusalén y el templo. Se llama Ciro, y se le conoce como Ciro el Grande de Persia. Jehová también facilita detalles de la estrategia que aquel

utilizará para penetrar en el sólido y complejo sistema defensivo de Babilonia. La ciudad estará protegida por altas murallas y por canales que la atravesarán y rodearán. Ciro sacará partido de uno de los principales elementos de tales defensas: el río Éufrates. Según los historiadores antiguos Heródoto y Jenofonte, Ciro lo desvió en cierto punto río arriba y, cuando el nivel de las aguas bajó lo suficiente, sus soldados avanzaron por su lecho. En lo que respecta a la protección que brinda a Babilonia, el poderoso Éufrates se evapora.

23 ¿Y qué puede decirse de la promesa de que Ciro liberará al pueblo de Dios y se encargará de la reedificación de Jerusalén y su templo? En una proclamación oficial recogida en la Biblia, el propio Ciro declara: “Esto es lo que ha dicho Ciro el rey de Persia: ‘Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos, y él mismo me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Así, pues, que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel —él es el Dios verdadero— la cual estaba en Jerusalén’” (Esdras 1:2, 3). De este modo se cumple totalmente la palabra de Jehová comunicada mediante Isaías. Isaías, Ciro y los cristianos actuales

24 El capítulo 44 de Isaías ensalza a Jehová como el único Dios verdadero y el Libertador de su pueblo antiguo. Pero, además, la profecía encierra un profundo significado para todos nosotros. El decreto de Ciro sobre la reconstrucción del templo de Jerusalén, emitido a finales del 538 o principios del 537 a.E.C., puso en marcha una serie de acontecimientos que culminaron en el cumplimiento de otra profecía extraordinaria. Al decreto de Ciro le siguió el de Artajerjes, gobernante que ordenó la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. El libro de Daniel había revelado que “desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén [en 455 a.E.C.] hasta Mesías el Caudillo”, pasarían 69 “semanas” de siete años cada una (Daniel 9:24, 25). Dicha profecía también se cumplió. Tal como esta señalaba, en el 29 E.C., 483 años después de entrar en vigor el decreto de Artajerjes en la Tierra Prometida, Jesús se bautizó y comenzó su ministerio terrestre.

25 El hecho de que se liberara a los judíos fieles de su destierro en Babilonia a raíz de la caída de esta ciudad, prefiguró la liberación del destierro espiritual experimentada por los cristianos ungidos

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en 1919. Tal liberación demostró que había caído otra Babilonia, a la que se describe como una ramera, Babilonia la Grande, símbolo de todas las religiones falsas del mundo vistas en su conjunto. Como indica el libro de Revelación (Apocalipsis), el apóstol Juan previó su caída (Revelación 14:8). También vio por anticipado su destrucción repentina. La descripción que ofrece de la aniquilación de dicho imperio mundial cargado de ídolos guarda algunas semejanzas con las palabras de Isaías relativas a la conquista de la antigua ciudad de Babilonia por parte de Ciro. Tal como sus canales protectores no pudieron salvar a esta del ataque del rey persa, así las ‘aguas’ de la humanidad que apoyan y amparan a Babilonia la Grande ‘se secarán’ antes de su justa destrucción (Revelación 16:12).

26 Desde la perspectiva actual, más de dos mil quinientos años después de que Isaías pronunciara sus profecías, podemos ver que Dios verdaderamente “lleva a cabo por completo el consejo de sus propios mensajeros” (Isaías 44:26). El cumplimiento de las profecías de Isaías es, por tanto, un ejemplo destacado de la confiabilidad de todas las profecías de las Santas Escrituras.

Capítulo 45

*** ip-2 cap. 6 págs. 76-92 Jehová, “un Dios justo y un Salvador” *** Declaración formal de Jehová contra Babilonia

3 “Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña hasta las caderas de reyes; para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas: ‘Delante de ti yo mismo iré, y enderezaré las protuberancias del terreno. Las puertas de cobre haré pedazos, y cortaré las barras de hierro. Y ciertamente te daré los tesoros que están en la oscuridad y los tesoros escondidos que están en los escondrijos’.” (Isaías 45:1-3a.)

4 Por medio de Isaías, Jehová habla a Ciro como si este monarca estuviera vivo en los días del profeta, aunque en realidad aún no ha nacido (Romanos 4:17). Dado que Jehová lo nombra por anticipado para una determinada misión, puede decirse que es el “ungido” de Dios. Bajo su dirección sojuzgará naciones y dejará a sus reyes sin fuerzas para ofrecer resistencia. Cuando Ciro ataque Babilonia, Jehová se encargará de que las puertas de la ciudad queden abiertas, con lo cual serán tan inútiles como si estuvieran destrozadas.

Dios irá delante del rey persa, eliminando todo obstáculo. Finalmente, las tropas de Ciro conquistarán la ciudad y se apoderarán de sus “tesoros escondidos”, sus riquezas almacenadas en cámaras oscuras. ¿Se hacen realidad todas estas predicciones de Isaías?

5 En 539 a.E.C. —unos doscientos años después que Isaías escribe esta profecía—, Ciro llega a los muros de Babilonia con la intención de atacar la ciudad (Jeremías 51:11, 12). Pero los babilonios no se preocupan, pues creen que su capital es inexpugnable. Sus elevadas murallas se alzan sobre profundos fosos alimentados por el río Éufrates, que forma parte del sistema defensivo de la ciudad. Hace más de cien años que ningún enemigo ha podido tomarla por asalto. Tan seguro se siente en el palacio el gobernante de Babilonia, Belsasar, que celebra un banquete con los miembros de su corte (Daniel 5:1). Esa misma noche, la del 5 al 6 de octubre, Ciro lleva a cabo una brillante táctica militar.

6 Corriente arriba, los ingenieros del rey persa han desviado el cauce del Éufrates, de modo que sus aguas ya no fluyen en dirección sur hacia la ciudad. En breve, el nivel del río dentro de Babilonia y alrededor de ella desciende tanto, que las tropas de Ciro pueden avanzar por el lecho hasta el corazón de la capital (Isaías 44:27; Jeremías 50:38). Increíble como parezca, las puertas que dan al río están abiertas, tal como predijo Isaías. Las fuerzas de Ciro irrumpen en Babilonia, toman el palacio y dan muerte al rey Belsasar (Daniel 5:30). La conquista se efectúa en una sola noche. Babilonia ha caído, y la profecía se ha cumplido al pie de la letra.

7 El cumplimiento exacto de esta predicción fortalece la fe de los cristianos de hoy. Les da una razón sólida para creer que las profecías bíblicas que aún no se han realizado son igualmente confiables (2 Pedro 1:20, 21). Los adoradores de Jehová saben que el suceso prefigurado por la caída de Babilonia en el año 539 a.E.C. —la caída de “Babilonia la Grande”— ya aconteció en 1919. Pero esperan con ansias la destrucción de esa organización religiosa actual, así como la prometida aniquilación del sistema político controlado por Satanás, el abismamiento de este espíritu malvado y la instauración de unos nuevos cielos y una nueva tierra (Revelación [Apocalipsis] 18:2, 21; 19:19-21; 20:1-3, 12, 13; 21:1-4). Tienen la certeza de que las profecías de Jehová no son promesas vacías, sino descripciones de sucesos futuros precisos. La confianza de los cristianos verdaderos se fortalece cuando recuerdan el

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cumplimiento de todos los detalles de la profecía de Isaías sobre la caída de Babilonia. Saben que Jehová siempre cumple su palabra. Razones por las que Jehová favorecerá a Ciro

8 Tras indicar quién conquistará Babilonia y cómo lo hará, Jehová pasa a dar la primera razón por la que dará la victoria a Ciro. Dirigiéndose a este proféticamente, le dice que es “para que sepas que yo soy Jehová, Aquel que te llama por tu nombre, el Dios de Israel” (Isaías 45:3b). Es lo propio que el gobernante de la cuarta potencia mundial de la historia bíblica reconozca que su mayor victoria la obtuvo gracias al apoyo de alguien superior a él, el Soberano Universal, y que quien lo llama o comisiona es Jehová, el Dios de Israel. La Biblia muestra que sí reconoció que su gran victoria procedía de Jehová (Esdras 1:2, 3).

9 Jehová explica la segunda razón por la que conduce a Ciro a la conquista de Babilonia: “Por causa de mi siervo Jacob y de Israel mi escogido, hasta procedí a llamarte por tu nombre; procedí a darte un nombre de honra, aunque tú no me conocías” (Isaías 45:4). El triunfo del monarca persa sobre Babilonia reviste gran trascendencia, ya que marca la caída de una potencia mundial y el ascenso de otra, y deja una huella que afectará a las generaciones posteriores. No obstante, quienes siguen con preocupación los acontecimientos desde las naciones vecinas probablemente se quedarían atónitos si se enteraran de que todo sucede por causa de unos cuantos miles de “insignificantes” exiliados en Babilonia: los judíos, descendientes de Jacob. Pero a los ojos de Jehová, estos sobrevivientes de la antigua nación de Israel no son insignificantes, ni mucho menos. Son el “siervo” de Dios, el “escogido” de entre todas las naciones de la Tierra. Aunque Ciro no conocía a Jehová, Él lo utiliza como Su ungido para conquistar la ciudad que se ha negado a soltar a sus cautivos. No es el propósito de Dios que Su pueblo escogido sufra para siempre en tierra extranjera.

10 Hay una tercera razón, la más importante, por la que Jehová se vale de Ciro para tomar Babilonia. Él dice: “Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. Con la excepción de mí no hay Dios. Yo te ceñiré apretadamente, aunque no me has conocido, a fin de que desde el nacimiento del sol y desde su puesta la gente sepa que no hay ninguno fuera de mí. Yo soy Jehová, y no hay ningún otro” (Isaías 45:5, 6). La caída de la potencia mundial babilónica es una demostración de la divinidad de Jehová, una prueba para todo el mundo de que nadie más que

él merece adoración. La liberación de su pueblo hará que gente de todas las naciones —desde el este hasta el oeste— reconozca que Jehová es el único Dios verdadero (Malaquías 1:11).

11 Recordemos que esta profecía de Isaías se escribió unos doscientos años antes de que tuvieran lugar los sucesos en cuestión. Al escucharla, algunos pueden haberse preguntado: “¿De verdad dispone Jehová del poder necesario para cumplirla?”. La historia da testimonio de que así es. Jehová explica por qué es lógico creer que puede realizar lo que dice: “Yo, Jehová, quien formo luz y creo oscuridad, hago paz y creo calamidad, estoy haciendo todas estas cosas” (Isaías 45:7). Todo lo creado —desde la luz hasta la oscuridad— y todos los avatares de la historia —desde la paz hasta la calamidad— están sujetos al control de Jehová. Así como crea la claridad del día y la negrura de la noche, traerá paz para Israel y calamidad para Babilonia. Jehová tuvo poder para crear el universo, y también lo tiene para cumplir sus profecías. El conocimiento de este hecho alienta a los cristianos de la actualidad, quienes estudian minuciosamente su palabra profética.

12 Jehová se refiere con acierto a los ciclos naturales para ilustrar algunas experiencias que aguardan a los judíos cautivos: “Oh cielos, hagan que gotee desde arriba; y destilen los cielos nublados mismos la justicia. Ábrase la tierra, y sea fructífera con salvación, y haga que la justicia misma brote al mismo tiempo. Yo mismo, Jehová, lo he creado” (Isaías 45:8). Al igual que los cielos literales hacen que caiga lluvia vivificadora, Jehová hará que los cielos figurados derramen justicia sobre su pueblo. Y así como la tierra literal se abre para producir cosechas abundantes, Jehová hará que la tierra figurada produzca sucesos que estén en armonía con su justo propósito, en especial los que lleven a la salvación de su pueblo cautivo en Babilonia. De modo parecido, en 1919 él hizo que “los cielos” y “la tierra” figurados dieran lugar a ciertos sucesos con el fin de liberar a su pueblo. Todo lo anterior llena de alegría a los cristianos de hoy. ¿Por qué? Porque fortalece su fe mientras esperan con ilusión el día en el que los cielos figurados, que representan el Reino de Dios, traigan bendiciones sobre una tierra justa. En aquel tiempo, los cielos y la tierra simbólicos producirán justicia y salvación a una escala mucho mayor que cuando cayó la antigua Babilonia. ¡Qué cumplimiento final tan glorioso de las palabras de Isaías! (2 Pedro 3:13; Revelación 21:1.)

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Bendiciones por reconocer la soberanía de Jehová

13 Tras esta descripción de las gozosas bendiciones futuras, el tono de la profecía cambia bruscamente, e Isaías pronuncia dos recriminaciones, precedidas de un “¡ay!”: “¡Ay del que ha contendido con su Formador, como un fragmento de vasija de barro con los otros fragmentos de vasija de barro del suelo! ¿Debe el barro decir a su formador: ‘¿Qué haces?’? ¿Y tu logro decir: ‘No tiene manos’? ¡Ay del que diga a un padre: ‘¿De qué llegas a ser padre?’, y a la esposa: ‘¿Con qué estás con dolores de parto?’!” (Isaías 45:9, 10). Según parece, los hijos de Israel ponen reparos a las predicciones de Jehová. Tal vez no crean que vaya a permitir que los destierren o no conciban que sea un rey de una nación pagana quien los libere, en vez de uno de la casa de David. Para ilustrar lo absurdas que son tales objeciones, Isaías compara a sus autores a terrones de barro o fragmentos de cerámica desechados que osan cuestionar la sabiduría de su hacedor. La pieza moldeada por el alfarero afirma ahora que este no tiene manos ni poder para moldear. ¡Qué ridículo! Quienes presentan dichas objeciones son como niños pequeños que se atreven a criticar la autoridad de sus padres.

14 Isaías comunica la respuesta de Jehová a tales personas: “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Santo de Israel y el Formador de él: ‘Pregúntenme hasta acerca de las cosas que vienen respecto a mis hijos; y respecto a la actividad de mis manos ustedes deben darme órdenes. Yo mismo he hecho la tierra y he creado aun al hombre sobre ella. Yo... mis propias manos han extendido los cielos, y a todo el ejército de ellos he dado órdenes’. ‘Yo mismo he suscitado a alguien en justicia, y todos sus caminos enderezaré. Él es el que edificará mi ciudad, y a los míos que están en destierro soltará, no por precio ni por soborno’, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Isaías 45:11-13).

15 Al aplicar a Jehová el apelativo “el Santo”, Isaías recalca Su santidad. Y al llamarlo “el Formador”, subraya su derecho como Creador a decidir el curso de los acontecimientos. Jehová tiene la capacidad de informar a los hijos de Israel sobre lo que va a ocurrir y de cuidar de la obra de sus manos, es decir, su pueblo. Una vez más se muestra que los conceptos de creación y revelación están relacionados. Como Creador de todo el universo, Jehová tiene el derecho de encauzar los sucesos del modo que desee

(1 Crónicas 29:11, 12). En el caso que nos ocupa, el Gobernante Soberano ha decidido levantar a Ciro, un pagano, para que libere a Israel. La intervención del monarca persa, aunque todavía futura, es tan indudable como la existencia del cielo y de la tierra. Por lo tanto, ¿qué hijo de Israel se atrevería a criticar al Padre, “Jehová de los ejércitos”?

16 Estos mismos versículos de Isaías señalan otra razón por la que los siervos de Dios deben someterse a Él: Jehová siempre toma sus decisiones pensando en el bien de ellos (Job 36:3). Las leyes divinas son para su beneficio (Isaías 48:17). Los judíos contemporáneos de Ciro que aceptan la soberanía de Jehová lo comprueban por sí mismos, pues el monarca persa, actuando en armonía con la justicia divina, los envía de Babilonia a su tierra para que reconstruyan el templo (Esdras 6:3-5). De igual modo, quienes hoy en día observan las leyes de Dios en la vida cotidiana y se someten a Su soberanía reciben bendiciones de parte de él (Salmo 1:1-3; 19:7; 119:105; Juan 8:31, 32). Bendiciones para otras naciones

17 Israel no será la única nación que se beneficie de la caída de Babilonia. Isaías añade: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Los trabajadores no retribuidos de Egipto y los mercaderes de Etiopía y los sabeos, hombres de alta talla, se pasarán ellos mismos aun a ti, y tuyos llegarán a ser. Detrás de ti andarán; en grilletes pasarán, y ante ti se inclinarán. A ti orarán y dirán: “Realmente Dios está en unión contigo, y no hay ningún otro; no hay otro Dios”’” (Isaías 45:14). En los días de Moisés, “una vasta compañía mixta” de no israelitas emprendieron el éxodo desde Egipto con Israel (Éxodo 12:37, 38). De igual modo, los judíos desterrados en Babilonia irán acompañados de extranjeros en el viaje de regreso a su tierra. Nadie obligará a estos, sino que “se pasarán ellos mismos”. Cuando Jehová afirma “ante ti se inclinarán” y “a ti orarán”, se refiere a que se someterán de buena gana a Israel y le mostrarán lealtad. El que lleven grilletes, lo cual será por voluntad propia, indica que estarán dispuestos a servir al pueblo del pacto divino, al que dirán: “Dios está en unión contigo”. Adorarán a Jehová como prosélitos y acatarán lo que estipula Su pacto con Israel (Isaías 56:6).

18 Desde que en 1919 se liberó al “Israel de Dios” del cautiverio espiritual, las palabras de Isaías han tenido un cumplimiento mayor que en los días de Ciro. Millones de personas de toda la

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Tierra se han mostrado dispuestas a servir a Jehová (Gálatas 6:16; Zacarías 8:23). Tal como “los trabajadores” y “los mercaderes” que menciona Isaías, apoyan de buena gana la adoración verdadera con sus fuerzas físicas y recursos materiales (Mateo 25:34-40; Marcos 12:30). Se dedican a Dios y andan en sus caminos, convirtiéndose así con gusto en sus esclavos (Lucas 9:23). Adoran solo a Jehová y se benefician del trato con Su “esclavo fiel y discreto”, que disfruta de una relación especial de pacto con Dios (Mateo 24:45-47; 26:28; Hebreos 8:8-13). Si bien no son partícipes del pacto, esos “trabajadores” y “mercaderes” se benefician de él y obedecen las leyes vinculadas a él, a la vez que proclaman con valor: “No hay otro Dios”. Es emocionante ser testigos del gran aumento que han experimentado hoy día quienes apoyan con tan buena disposición la adoración pura (Isaías 60:22).

19 Después de revelar que gente de las naciones adorará a Jehová junto con Su pueblo, el profeta declara: “Verdaderamente, tú eres un Dios que te mantienes oculto, el Dios de Israel, un Salvador” (Isaías 45:15). Aunque Jehová se abstiene de manifestar su poder ahora, en el futuro dejará de ocultarse y demostrará que es el Dios de Israel, el Salvador de su pueblo. No será, sin embargo, el Salvador de los que confían en ídolos. Isaías dice de estos: “Ellos ciertamente quedarán avergonzados y hasta serán humillados, todos ellos. Juntos en humillación tendrán que andar los fabricantes de formas de ídolos” (Isaías 45:16). Su humillación será más que un sentimiento temporero de vergüenza. Significará muerte, lo contrario de lo que Jehová promete seguidamente a Israel.

20 “En cuanto a Israel, ciertamente será salvado en unión con Jehová con una salvación para tiempos indefinidos. Ustedes no quedarán avergonzados, ni serán humillados para los tiempos indefinidos de la eternidad.” (Isaías 45:17.) Jehová promete salvación eterna a Israel, pero con la condición de que permanezca “en unión con [él]”. Cuando la nación rechace a Jesús como Mesías, romperá esa unión y perderá la posibilidad de recibir “salvación para tiempos indefinidos”. No obstante, algunos israelitas pondrán fe en Jesús y formarán el núcleo del Israel de Dios, que reemplazará al Israel natural (Mateo 21:43; Gálatas 3:28, 29; 1 Pedro 2:9). El Israel espiritual jamás sufrirá humillación. Será introducido en “un pacto eterno” (Hebreos 13:20).

Jehová es confiable en la creación y en la revelación

21 ¿Pueden confiar los judíos en la promesa de salvación eterna para Israel? Isaías responde: “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada: ‘Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. En un escondrijo no hablé, en un lugar oscuro de la tierra; ni dije yo a la descendencia de Jacob: “Búsquenme sencillamente para nada”. Yo soy Jehová, que hablo lo que es justo, que informo lo que es recto’” (Isaías 45:18, 19). Por cuarta y última vez en este capítulo, el profeta inicia un pasaje profético importante con la declaración: “Esto es lo que ha dicho Jehová” (Isaías 45:1, 11, 14). ¿Y qué dice Jehová? Que es confiable tanto en la creación como en la revelación. Así como Dios no creó la Tierra “sencillamente para nada”, tampoco le pide a su pueblo, Israel, que lo busque “sencillamente para nada”. Del mismo modo que su propósito para este planeta se llevará a cabo, también se realizará su propósito para su pueblo escogido. A diferencia de las expresiones oscuras de los que sirven a dioses falsos, las palabras de Jehová se hablan en público. Son justas y se cumplirán. Los que sirven a Dios no lo hacen en vano.

22 En este pasaje, Dios asegura a su pueblo desterrado en Babilonia que la Tierra Prometida no permanecerá desolada, sino que será repoblada. Y Jehová cumple lo que les ha prometido. Por extensión, las palabras de Isaías constituyen una garantía para el pueblo de Dios de la actualidad de que la Tierra no se convertirá en un yermo, ya sea calcinada por fuego, como creen algunos, o destruida por bombas atómicas, como temen otros. El propósito de Dios es que la Tierra perdure para siempre, transformada en un bello paraíso y habitada por seres humanos justos (Salmo 37:11, 29; 115:16; Mateo 6:9, 10; Revelación 21:3, 4). Como en el caso de Israel, las palabras de Jehová resultarán confiables. Jehová extiende su misericordia

23 Lo que Jehová dice a continuación hace hincapié en la salvación de Israel: “Júntense y vengan. Acérquense juntamente, ustedes los escapados de las naciones. Los que llevan la madera de su imagen tallada no han llegado a tener conocimiento; tampoco los que oran a un dios que no puede salvar. Hagan ustedes su informe y su presentación. Sí, consulten ellos

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juntos en unidad. ¿Quién ha hecho oír esto desde hace mucho tiempo? ¿Quién lo ha informado desde aquel mismo tiempo? ¿No soy yo, Jehová, fuera de quien no hay otro Dios; un Dios justo y un Salvador, pues no hay ninguno a excepción de mí?” (Isaías 45:20, 21). Jehová convoca a “los escapados” para que comparen su salvación con lo que les sucede a los adoradores de ídolos (Deuteronomio 30:3; Jeremías 29:14; 50:28). Los idólatras “no han llegado a tener conocimiento”, pues rezan y sirven a deidades que no pueden salvarlos. Su adoración es totalmente inútil. Los que adoran a Jehová, en cambio, se dan cuenta de que él tiene el poder de producir los sucesos que predijo “hace mucho tiempo”, como por ejemplo la salvación de su pueblo exiliado en Babilonia. Tal poder y presciencia distingue a Jehová de todos los demás dioses. Él es, verdaderamente, “un Dios justo y un Salvador”. “La salvación se la debemos a nuestro Dios”

24 La misericordia de Jehová lo impele a hacer la siguiente invitación: “Diríjanse a mí y sean salvos, todos ustedes los que están en los cabos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. Por mí mismo he jurado —de mi propia boca en justicia ha salido la palabra, de modo que no volverá— que ante mí toda rodilla se doblará, a mí toda lengua jurará, y dirá: ‘De seguro en Jehová hay plena justicia y fuerza. Todos los que se acaloran contra él vendrán directamente a él y quedarán avergonzados. En Jehová toda la descendencia de Israel resultará tener razón y se jactará en cuanto a sí misma’” (Isaías 45:22-25).

25 Jehová promete a Israel que salvará a los cautivos de Babilonia que se dirijan a él. En vista de que tiene tanto el deseo como la capacidad de rescatar a su pueblo, es imposible que su profecía falle (Isaías 55:11). Sus palabras son de por sí confiables, pero aún lo son más si añade su juramento para confirmarlas (Hebreos 6:13). Jehová exige, con todo derecho, sumisión (“toda rodilla se doblará”) y compromiso (“toda lengua jurará”) de parte de los que desean su favor. Los israelitas que perseveren en la adoración de Jehová serán salvos. Podrán jactarse de lo que Jehová hace por ellos (2 Corintios 10:17).

26 Ahora bien, la invitación de Dios para dirigirse a él no se limita a los desterrados en la antigua Babilonia (Hechos 14:14, 15; 15:19; 1 Timoteo 2:3, 4). La invitación todavía está vigente, y “una gran muchedumbre [...] de todas las naciones” responde a ella y proclama: “La salvación se la debemos a nuestro Dios [...] y al

Cordero [Jesús]” (Revelación 7:9, 10; 15:4). Todos los años engrosan la gran muchedumbre cientos de miles de nuevos miembros. Estos se dirigen a Dios, reconocen plenamente su soberanía y declaran en público su lealtad a él. Además, apoyan fielmente al Israel espiritual, la “descendencia de Abrahán” (Gálatas 3:29). Expresan su amor a la gobernación justa de Jehová anunciando por todo el mundo: “De seguro en Jehová hay plena justicia y fuerza”. En su carta a los Romanos, el apóstol Pablo citó Isaías 45:23 de la versión Septuaginta para mostrar que, con el tiempo, todos los seres humanos reconocerán la soberanía de Dios y alabarán su nombre de continuo (Romanos 14:11; Filipenses 2:9-11; Revelación 21:22-27).

27 ¿Por qué pueden los miembros de la gran muchedumbre estar seguros de que dirigirse a Dios significa salvación? Porque Sus promesas son dignas de confianza, como muestran claramente las palabras proféticas del capítulo 45 de Isaías. Así como Jehová tuvo el poder y la sabiduría necesarios para crear los cielos y la Tierra, también dispone del poder y la sabiduría necesarios para hacer realidad sus profecías. Y tal como se encargó de que la predicción sobre Ciro se cumpliera, así cumplirá todas las profecías bíblicas que aún no se han realizado. Por consiguiente, los adoradores de Jehová pueden tener la certeza de que él pronto volverá a demostrar que es “un Dios justo y un Salvador”.

Capítulo 46

*** ip-2 cap. 7 págs. 93-104 párrs. 1-20 Se adora a Jehová de nuevo ***

CUANDO los israelitas estén desterrados en Babilonia, los rodeará la adoración falsa. En los tiempos de Isaías, el pueblo todavía vive en su tierra y tiene el templo y el sacerdocio, pero muchos miembros de la nación dedicada de Dios han sucumbido a la idolatría. Por consiguiente, es fundamental prepararlos para que no se dejen intimidar por los dioses falsos de Babilonia ni sientan la tentación de servirlos. Isaías profetiza lo siguiente acerca de dos de las principales deidades de esa nación: “Bel se ha doblado, Nebo está agachado; sus ídolos han llegado a ser para las bestias salvajes y para los animales domésticos, las cargas de estos, piezas de equipaje, una carga pesada para los animales cansados” (Isaías 46:1). Bel es la divinidad suprema de los caldeos, y Nebo, el dios de la sabiduría y la erudición. El hecho de que sus nombres estén incluidos en nombres propios

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babilónicos como Belsasar, Nabopolasar, Nabucodonosor y Nebuzaradán, por mencionar solo unos pocos, indica el respeto que muchos guardan a ambas deidades.

2 Isaías dice que Bel “se ha doblado” y Nebo “está agachado”, lo que muestra que sufrirán una humillación. Cuando Jehová ejecute su sentencia contra Babilonia, estos dioses falsos serán incapaces de acudir en ayuda de sus adoradores. Ni siquiera podrán salvarse a sí mismos. Bel y Nebo ya no ocuparán el lugar de honor en las procesiones, como la que se celebraba en el día de Año Nuevo babilónico. Más bien, sus devotos los acarrearán como simple equipaje, y la alabanza y veneración que les dispensaban se tornará en escarnio y desdén.

3 Los babilonios recibirán una sacudida cuando se den cuenta de que sus preciados ídolos no son más que cargas que deberán transportar bestias cansadas. Hoy ocurre igual. Los dioses del mundo, todo aquello en lo que la gente confía y gasta sus energías y por lo cual incluso da la vida, son una ilusión. La riqueza, el armamento, los placeres, los gobernantes, la patria o sus símbolos y muchas otras cosas se han convertido en objetos de devoción. La inutilidad de tales dioses quedará en evidencia en el momento fijado por Jehová (Daniel 11:38; Mateo 6:24; Hechos 12:22; Filipenses 3:19; Colosenses 3:5; Revelación [Apocalipsis] 13:14, 15).

4 A continuación, la profecía recalca el fracaso total de las divinidades babilónicas: “Tienen que agacharse; cada uno tiene que doblarse por igual; simplemente no pueden suministrar escape para la carga, sino que su propia alma tiene que ir al cautiverio” (Isaías 46:2). Los dioses de Babilonia parecen “agacharse” y “doblarse” como si de heridos en combate o de viejos decrépitos se tratara. Ni siquiera pueden aligerar la carga ni ofrecer escape a las humildes bestias que los llevan. Por lo tanto, aunque el pueblo del pacto divino esté cautivo en Babilonia, ¿debe honrar a estos ídolos? Claro que no. De igual modo, los siervos ungidos de Jehová, aun cuando estuvieron cautivos en sentido espiritual, no honraron a los dioses falsos de “Babilonia la Grande”. Tales dioses no pudieron impedir la caída de esta en 1919 y tampoco podrán salvarla de la calamidad que le espera durante la “gran tribulación” (Revelación 18:2, 21; Mateo 24:21).

5 Los verdaderos cristianos de la actualidad no se inclinan ante ídolos de ninguna clase (1 Juan 5:21). Los crucifijos, los rosarios y las imágenes de

santos no nos acercan más al Creador ni pueden interceder por nosotros. En el siglo primero, Jesús enseñó a sus discípulos cuál es el modo correcto de adorar a Dios cuando declaró: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Si ustedes piden algo en mi nombre, lo haré” (Juan 14:6, 14). “Llevados desde la matriz”

6 Después de dejar claro que la adoración de los dioses babilónicos es inútil, Jehová dice a su pueblo: “Escúchenme, oh casa de Jacob, y todos ustedes los restantes de la casa de Israel, ustedes los transportados por mí desde el vientre, los llevados desde la matriz” (Isaías 46:3). ¡Qué diferente es Jehová de las imágenes talladas de Babilonia! Los dioses de esta nación no pueden hacer nada por sus adoradores. Ni siquiera se mueven a menos que los trasladen bestias de carga. Jehová, en cambio, ha llevado a su pueblo, lo ha sustentado “desde la matriz”, desde que se formó la nación. Los gratos recuerdos de las ocasiones en que los ha llevado deberían inducir a los judíos a evitar la idolatría y confiar en él como su Padre y Amigo.

7 Jehová tiene más palabras afectuosas para su pueblo: “Aun hasta la vejez de uno yo soy el Mismo; y hasta la canicie de uno yo mismo seguiré soportando. Yo mismo ciertamente actuaré, para que yo mismo pueda llevar y para que yo mismo pueda soportar y suministrar escape” (Isaías 46:4). Los cuidados que Jehová dispensa a su pueblo hacen palidecer a los que brindan los padres humanos más atentos. A medida que crecen los hijos, los progenitores se sienten cada vez menos responsables de ellos, y cuando los padres se hacen mayores, con frecuencia son los hijos quienes los cuidan. No sucede así con Jehová, quien nunca deja de ocuparse de sus hijos humanos, ni siquiera cuando envejecen. Los adoradores actuales de Dios, que aman a su Creador y confían en él, obtienen mucho consuelo de estas palabras de la profecía de Isaías. No hay razón para que se inquieten por los días o años que les quedan por vivir en este sistema de cosas. Jehová promete ‘seguir soportando’ a los de edad avanzada, es decir, dándoles las fuerzas necesarias para aguantar fielmente. Los llevará, los fortalecerá y les suministrará escape (Hebreos 6:10). Cuidado con los ídolos modernos

8 Nos podemos imaginar la decepción que sufrirán los babilonios que confían en los ídolos cuando se evidencie la inutilidad total de estos. ¿Debería pensar Israel que esos dioses son

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comparables a Jehová? De ningún modo. Él pregunta con todo derecho: “¿A quién me asemejarán ustedes o me harán igual o me compararán, para que nos parezcamos uno al otro?” (Isaías 46:5). Es inexcusable que algunos coterráneos de Isaías hayan empezado a adorar estatuas mudas, inertes e impotentes. Para una nación que conoce a Jehová, confiar en imágenes indefensas y sin vida fabricadas por manos humanas es una verdadera estupidez.

9 Veamos el proceder ilógico de los idólatras. La profecía continúa: “Hay los que con profusión sacan el oro de la bolsa, y con el brazo de la balanza pesan la plata. Alquilan a un metalario, y él hace de ello un dios. Se prosternan, sí, se inclinan” (Isaías 46:6). Algunos idólatras no reparan en gastos a la hora de fabricar su deidad, como si los ídolos caros tuvieran más poder salvador que los de madera. Pero sin importar cuánto trabajo o dinero se invierta en ellos, no son más que figuras inertes, y siempre lo serán.

10 La profecía sigue poniendo de relieve la insensatez de la idolatría: “Lo llevan sobre el hombro, lo cargan y lo depositan en su lugar para que quede quieto. De su lugar donde está parado no se mueve. Hasta le clama uno, pero él no responde; de la angustia en que uno se halla, este no lo salva” (Isaías 46:7). ¡Qué ridículo es orar a una imagen que no puede ni oír ni hacer nada! Bien describe el salmista la inutilidad de tales objetos de adoración: “Los ídolos de ellos son plata y oro, la obra de las manos del hombre terrestre. Boca tienen, pero no pueden hablar; ojos tienen, pero no pueden ver; oídos tienen, pero no pueden oír. Nariz tienen, pero no pueden oler. Manos son suyas, pero no pueden palpar. Pies son suyos, pero no pueden andar; no profieren sonido con su garganta. Quienes los hacen llegarán a ser lo mismo que ellos, todos los que confían en ellos” (Salmo 115:4-8). “Cobren ánimo”

11 Una vez establecido lo inútil que es adorar ídolos, Jehová da a su pueblo razones por las que deben servirle: “Acuérdense de esto, para que cobren ánimo. Pónganlo en el corazón, transgresores. Acuérdense de las primeras cosas de mucho tiempo atrás, que yo soy el Divino y no hay otro Dios, ni nadie semejante a mí” (Isaías 46:8, 9). Los que vacilan entre la adoración verdadera y la idolatría tienen que refrescar su memoria histórica. Deben recordar todo lo que Jehová ha hecho. Esto los ayudará a

cobrar ánimo, hacer lo correcto y adorar de nuevo a Jehová.

12 Esta exhortación sigue siendo necesaria en nuestros días. Al igual que los israelitas, los cristianos sinceros tienen que luchar contra las tentaciones y su propia imperfección (Romanos 7:21-24). Además, están enzarzados en una batalla espiritual con un enemigo invisible, pero inmensamente poderoso. El apóstol Pablo dice: “Tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” (Efesios 6:12).

13 Satanás y sus demonios están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de apartar a los cristianos de la adoración verdadera. Para ganar la lucha, estos tienen que seguir el consejo de Jehová y cobrar ánimo. ¿Cómo? El apóstol Pablo explica: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo”. Jehová no envía a sus siervos a la batalla sin equiparlos. Su armadura espiritual incluye “el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo” (Efesios 6:11, 16). Los israelitas pecaron porque hicieron caso omiso de las provisiones espirituales procedentes de Jehová. Si hubieran meditado sobre los actos poderosos que él había realizado repetidas veces en su favor, nunca habrían caído en la repugnante adoración de ídolos. Que su ejemplo nos sirva de lección y nos resolvamos a no vacilar nunca en la lucha por hacer lo correcto (1 Corintios 10:11).

14 Jehová es “Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho; Aquel que dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi deleite haré’” (Isaías 46:10). ¿Qué otro dios se asemeja a Jehová en este aspecto? La facultad de predecir el futuro es una prueba notable de la divinidad del Creador. No obstante, se necesita más que presciencia para garantizar el cumplimiento de lo predicho. Las palabras “mi propio consejo subsistirá” destacan la inmutabilidad del propósito declarado de Dios. Como Jehová es omnipotente, nada en el universo puede impedir que efectúe su voluntad (Daniel 4:35). Así pues, podemos estar seguros de que las profecías que quedan por cumplirse se harán realidad cuando él lo considere oportuno (Isaías 55:11).

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15 Isaías nos presenta ahora un magnífico ejemplo de la capacidad de Jehová de predecir acontecimientos futuros y después hacer que sucedan: “Aquel que llama desde el naciente a un ave de rapiña; desde un país distante, al hombre que ha de ejecutar mi consejo. Hasta lo he hablado; también lo haré venir. Lo he formado, también lo haré” (Isaías 46:11). Siendo Jehová Dios “Aquel que declara desde el principio el final”, intervendrá en los asuntos humanos de tal manera que se lleve a cabo su voluntad. Llamará a Ciro “desde el naciente”, desde Persia, que está al este, donde se encontrará su capital preferida, Pasargada. Ciro será como “un ave de rapiña”, pues se abalanzará súbitamente sobre Babilonia.

16 La oración “hasta lo he hablado; también lo haré venir” confirma que la predicción de Jehová respecto a Babilonia se cumplirá sin falta. Si bien el hombre imperfecto tiende a hacer promesas de forma precipitada, el Creador nunca deja de cumplir su palabra. Puesto que Jehová es el Dios “que no puede mentir”, podemos tener la convicción de que si “lo h[a] formado, también lo har[á]” (Tito 1:2). Corazones sin fe

17 Jehová de nuevo dirige su atención a los babilonios y les dice proféticamente: “Escúchenme, ustedes los poderosos de corazón, ustedes los que están lejos de la justicia” (Isaías 46:12). La expresión “los poderosos de corazón” se refiere a los que se oponen con terquedad a la voluntad divina. Sin duda los babilonios están lejos de Dios. Su odio a Jehová y a Su pueblo los impulsa a destruir Jerusalén y el templo, y llevarse a la población al destierro.

18 Hoy día, aquellos cuyo corazón es escéptico e incrédulo se niegan obstinadamente a escuchar el mensaje del Reino, que se está predicando en toda la tierra habitada (Mateo 24:14). No quieren reconocer a Jehová como el Soberano legítimo (Salmo 83:18; Revelación 4:11). Con corazones “que están lejos de la justicia”, se oponen a su voluntad (2 Timoteo 3:1-5). Tal como los babilonios, rehúsan escuchar a Jehová. La salvación de Dios no tardará

19 Las palabras de conclusión del capítulo 46 de Isaías destacan determinados aspectos de la personalidad de Jehová: “He acercado mi

justicia. No está lejos, y mi propia salvación no tardará. Y ciertamente daré en Sión salvación; a Israel, mi hermosura” (Isaías 46:13). La liberación de Israel será un acto de justicia divina. Dios no permitirá que su pueblo se consuma en el exilio. La salvación de Sión llegará en el momento oportuno, “no tardará”. Cuando Dios ponga fin al cautiverio de los israelitas, estos se convertirán en un espectáculo para las naciones vecinas. Su liberación servirá de testimonio del poder salvador de Jehová. La inutilidad de los dioses babilónicos Bel y Nebo se hará patente para todo el mundo; su impotencia se pondrá de manifiesto (1 Reyes 18:39, 40).

20 En 1919, Jehová liberó a su pueblo del cautiverio espiritual. No tardó. Ese acontecimiento, así como los relacionados con la caída de Babilonia a manos de Ciro, nos infunde ánimo a los cristianos de hoy. Jehová ha prometido acabar con este sistema de cosas perverso, que incluye la religión falsa (Revelación 19:1, 2, 17-21). Desde una perspectiva humana, algunos cristianos quizá piensen que su salvación se ha retrasado. No obstante, el que Dios espere pacientemente hasta el momento que ha fijado para cumplir esa promesa constituye, en realidad, un acto de justicia. Después de todo, “Jehová [...] no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Por consiguiente, podemos tener la seguridad de que, tal como en los días del antiguo Israel, la “salvación no tardará”. De hecho, ante la proximidad del día de salvación, Dios dirige esta invitación amorosa: “Busquen a Jehová mientras pueda ser hallado. Clamen a él mientras resulte estar cerca. Deje el inicuo su camino, y el hombre dañino sus pensamientos; y regrese a Jehová, quien tendrá misericordia de él, y a nuestro Dios, porque él perdonará en gran manera” (Isaías 55:6, 7).

¿QUÉ IDEAS DE LA LECTURA BÍBLICA DE ESTA

SEMANA PUEDEN SERVIRME EN LA

PREDICACIÓN?

19

LECTURA DE LA BIBLIA (4 mins. o menos):

Isa 46:1-13.

(Isaías 46:1-13) Bel se ha doblado, Nebo está agachado;

sus ídolos han llegado a ser para las bestias salvajes y

para los animales domésticos, las cargas de estos, piezas

de equipaje, una carga pesada para los animales

cansados. 2 Tienen que agacharse; cada uno tiene que

doblarse por igual; simplemente no pueden suministrar

escape para la carga, sino que su propia alma tiene que ir

al cautiverio. 3 “Escúchenme, oh casa de Jacob, y todos

ustedes los restantes de la casa de Israel, ustedes los

transportados [por mí] desde el vientre, los llevados

desde la matriz. 4 Aun hasta la vejez [de uno] yo soy el

Mismo; y hasta la canicie [de uno] yo mismo seguiré

soportando. Yo mismo ciertamente actuaré, para que yo

mismo pueda llevar y para que yo mismo pueda soportar

y suministrar escape. 5 ”¿A quién me asemejarán ustedes

o [me] harán igual o me compararán, para que nos

parezcamos uno al otro? 6 Hay los que con profusión

sacan el oro de la bolsa, y con el brazo de la balanza

pesan la plata. Alquilan a un metalario, y él hace de ello

un dios. Se prosternan, sí, se inclinan. 7 Lo llevan sobre

el hombro, lo cargan y lo depositan en su lugar para que

quede quieto. De su lugar donde está parado no se

mueve. Hasta le clama uno, pero él no responde; de la

angustia en que uno se halla, este no lo salva. 8 ”Acuérdense de esto, para que cobren ánimo. Pónganlo

en el corazón, transgresores. 9 Acuérdense de las

primeras cosas de mucho tiempo atrás, que yo soy el

Divino y no hay otro Dios, ni nadie semejante a mí; 10

Aquel que declara desde el principio el final, y desde

hace mucho las cosas que no se han hecho; Aquel que

dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi

deleite haré’; 11

Aquel que llama desde el naciente a un

ave de rapiña; desde un país distante, al hombre que ha

de ejecutar mi consejo. Hasta [lo] he hablado; también lo

haré venir. [Lo] he formado, también lo haré. 12

”Escúchenme, ustedes los poderosos de corazón,

ustedes los que están lejos de la justicia. 13

He acercado

mi justicia. No está lejos, y mi propia salvación no

tardará. Y ciertamente daré en Sión salvación; a Israel,

mi hermosura.”

SEAMOS MEJORES MAESTROS

Primera conversación (2 mins. o menos): lc. Predique informalmente a un compañero de clases o de trabajo. Revisita (4 mins. o menos): lc. Prepare el terreno para volver. Curso bíblico (6 mins. o menos): jl lecc. 4. *** jl lección 4 ¿Por qué publicamos la Traducción del Nuevo Mundo? ***

LECCIÓN 4

¿Por qué publicamos la Traducción del Nuevo Mundo?

Durante décadas, los testigos de Jehová imprimimos, utilizamos y distribuimos diversas versiones de la Biblia. No obstante, con el tiempo vimos la necesidad de disponer de una nueva traducción que le permitiera a la gente aprender más fácilmente el “conocimiento exacto de la

verdad”, que es lo que Dios quiere para todos los hombres (1 Timoteo 2:3, 4). Por eso, en 1950 comenzamos a publicar en inglés porciones de nuestra Biblia en lenguaje moderno, la Traducción del Nuevo Mundo, la cual ha sido vertida con exactitud y fidelidad a más de ciento veinte idiomas. Se necesitaba una Biblia fácil de entender. Los idiomas cambian con el tiempo, y un buen número de traducciones de la Biblia contienen expresiones oscuras o pasadas de moda que son difíciles de entender. Además, se han descubierto manuscritos antiguos más cercanos a los originales y más exactos, que permiten una mejor comprensión del hebreo, el arameo y el griego bíblicos. Se necesitaba una traducción fiel a la palabra de Dios. Los traductores no se pueden tomar libertades con los escritos inspirados por Dios; tienen que ser fieles al texto original. Sin embargo, la mayoría de las versiones de las Santas Escrituras no emplean el nombre divino, Jehová. Se necesitaba una Biblia que diera honra a su Autor (2 Samuel 23:2). En la Traducción del Nuevo Mundo, el nombre de Jehová ha sido restituido en los cerca de siete mil pasajes donde aparece en los manuscritos más antiguos, un ejemplo de los cuales se muestra abajo (Salmo

20

83:18). Esta Biblia, fruto de años de investigación concienzuda, se lee con placer porque transmite los pensamientos de Dios con claridad. Sea que usted disponga o no de ella en su idioma, lo animamos a adquirir el buen hábito de leer la

Palabra de Jehová todos los días (Josué 1:8; Salmo 1:2, 3). ▪ ¿Por qué vimos la necesidad de tener una nueva

versión de la Biblia? ▪ ¿Qué buen hábito diario debe adquirir todo el que

quiera saber cuál es la voluntad de Dios?

NUESTRA VIDA CRISTIANA

Canción 143 ¿Por qué podemos confiar en que la Biblia dice la verdad? (15 mins.): Ponga el video ¿Por qué podemos confiar en que la Biblia dice la verdad?. Luego analice las siguientes preguntas:

¿Cómo puede utilizarse este video al predicar informalmente, de casa en casa o en la predicación pública? ¿Qué experiencias positivas han tenido al usar este video?

ESTUDIO BÍBLICO DE LA CONGREGACIÓN:

EL REINO DE DIOS YA ESTÁ GOBERNANDO (kr) cap. 7 párr. 19-23 recuadro “JW.ORG”, tabla “Métodos que

se han usado para llevar el mensaje a multitudes de personas”, y el recuadro “¿Es el Reino de Dios real

para usted?”. *** kr cap. 7 págs. 74-77 párrs. 19-23 Métodos de predicación: Se usan todos los medios disponibles *** 19, 20. ¿Por qué creó el pueblo de Jehová el

sitio jw.org, y cuánto éxito ha tenido? (Vea también el recuadro “JW.ORG”.)

19 Internet. Para el año 2013, más de 2.700 millones de personas estaban conectadas a Internet, es decir, casi el 40% de la población mundial. Según cálculos, unos 2.000 millones de personas se conectan a Internet mediante dispositivos móviles, como teléfonos y tabletas. Esta cifra sigue creciendo en todo el mundo, especialmente en África, donde ya hay más de 90 millones de suscripciones a Internet móvil. Todo esto ha cambiado radicalmente la forma en que mucha gente recibe la información.

20 El pueblo de Jehová comenzó a usar este medio de comunicación en 1997. En el 2013, el sitio de Internet jw.org estaba disponible en unos 300 idiomas, y de él se podía descargar información bíblica en más de 520 idiomas. Este sitio recibe cada día más de 750.000 visitas realizadas desde distintos dispositivos. Cada mes, además de ver videos, los usuarios descargan más de tres millones de libros completos, cuatro millones de revistas completas y 22 millones de grabaciones de audio.

21. ¿Qué nos enseña la experiencia de Sina? 21 Nuestro sitio de Internet se ha convertido en

un medio muy eficaz para difundir las buenas nuevas del Reino de Dios, incluso en lugares donde no se puede predicar libremente. Por ejemplo, un hombre llamado Sina encontró el sitio jw.org a principios de 2013 y llamó a la central mundial, en Estados Unidos, para pedir más información sobre la Biblia. ¿Qué tenía de especial aquella llamada? Sina es de origen musulmán y vive en una aldea remota de un país que restringe fuertemente la obra de los testigos de Jehová. Con la ayuda de un servicio de videoconferencias por Internet, Sina comenzó a estudiar la Biblia dos

21

veces por semana con un Testigo que vive en Estados Unidos.

Llevamos el mensaje a las personas individualmente

22, 23. a) ¿Por qué los métodos para alcanzar a las multitudes no sustituyen a la predicación de casa en casa? b) ¿Cómo sabemos que el Rey ha bendecido los métodos que hemos usado?

22 Se han usado diversos métodos para llevar el mensaje a las multitudes, como periódicos, el “Foto-Drama”, la radio y el sitio de Internet, pero ninguno con el objetivo de sustituir a la predicación de casa en casa. ¿Por qué no? Porque el pueblo de Jehová sigue el modelo que dejó Jesús. Él no solo predicó a las multitudes, sino que se concentró en dar ayuda individual a las personas (Luc. 19:1-5). Jesús adiestró a sus discípulos para que hicieran lo mismo y también les dijo cuál era el mensaje que debían proclamar (lea Lucas 10:1, 8-11). Como vimos en el capítulo 6, los hermanos encargados de la obra siempre han animado a todos los siervos de Jehová a hablar cara a cara con las personas (Hech. 5:42; 20:20).

(Lucas 10:1) Después de estas cosas el Señor

designó a otros setenta y los envió de dos en dos

delante de sí a toda ciudad y lugar adonde él mismo

iba a ir.

(Lucas 10:8-11) ”También, dondequiera que entren

en una ciudad y los reciban, coman las cosas que

pongan delante de ustedes, 9 y curen a los enfermos

en ella, y sigan diciéndoles: ‘El reino de Dios se ha

acercado a ustedes’. 10

Pero dondequiera que entren

en una ciudad y no los reciban, salgan a sus caminos

anchos y digan: 11

‘Hasta el polvo de su ciudad que se

nos pegó a los pies nos lo limpiamos contra ustedes.

No obstante, tengan presente esto, que el reino de

Dios se ha acercado’. 23 Cien años después del nacimiento del Reino,

casi ocho millones de publicadores participan activamente en enseñar a la gente los propósitos de Jehová. No cabe duda de que nuestro Rey ha bendecido los métodos que hemos usado para anunciar el Reino. En el próximo capítulo veremos cómo él también nos ha dado las herramientas necesarias para proclamar las buenas nuevas a toda nación, tribu y lengua (Rev. 14:6).

¿Es el Reino de Dios real para usted? ▪ ¿Qué detalles relacionados con nuestro uso de

periódicos, presentaciones audiovisuales, la radio e Internet le convencen a usted de que el Reino de Dios es real?

▪ ¿Por qué le damos tanta importancia a la predicación de casa en casa?

Repaso de esta reunión y adelanto de la próxima (3 mins.)

Canción 103 y oración

4 –

9- 32

22

TEXTOS ESTUDIO DE LA ATALAYA

(Romanos 6:14) Porque el pecado no debe ser amo

sobre ustedes, puesto que no están bajo ley, sino bajo

bondad inmerecida.

1

(Romanos 5:12) Por eso, así como por medio de un solo

hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte

mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos

los hombres porque todos habían pecado...

2

(Salmo 103:13, 14) Como un padre muestra

misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado

misericordia a los que le temen. 14

Pues él mismo conoce

bien la formación de nosotros, y se acuerda de que

somos polvo.

(Lucas 11:2-4) Entonces él les dijo: “Cuando oren,

digan: ‘Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3 Danos nuestro pan para el día según la necesidad del

día. 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque nosotros

mismos también perdonamos a todo el que nos debe; y

no nos metas en tentación’”.

4

(Romanos 5:12) Por eso, así como por medio de un solo

hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte

mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos

los hombres porque todos habían pecado...

(Romanos 3:24) y es como dádiva gratuita que por su

bondad inmerecida se les está declarando justos

mediante la liberación por el rescate [pagado] por Cristo

Jesús.

6

(Romanos 5:12) Por eso, así como por medio de un solo

hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte

mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos

los hombres porque todos habían pecado...

(Romanos 3:23, 24) Porque todos han pecado y no

alcanzan a la gloria de Dios, 24

y es como dádiva gratuita

que por su bondad inmerecida se les está

declarando justos mediante la liberación por el rescate

[pagado] por Cristo Jesús.

(Romanos 5:12) Por eso, así como por medio de un solo

hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte

mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos

los hombres porque todos habían pecado...

(Romanos 5:15) Mas no es con el don como fue con la

ofensa. Porque si por la ofensa de un solo hombre

muchos murieron, mucho más abundaron para los

muchos la bondad inmerecida de Dios y su dádiva

23

gratuita con la bondad inmerecida por el solo hombre,

Jesucristo.

(Romanos 5:17) Porque si por la ofensa del solo

[hombre] la muerte reinó mediante aquel solo, mucho

más los que reciben la abundancia de la bondad

inmerecida y de la dádiva gratuita de la justicia reinarán

en vida mediante la sola [persona], Jesucristo.

(Romanos 5:19) Porque así como mediante la

desobediencia del solo hombre muchos fueron

constituidos pecadores, así mismo, también, mediante la

obediencia de la sola [persona] muchos serán

constituidos justos.

(Romanos 5:21) ¿Con qué fin? Para que, así como el

pecado reinó con la muerte, así mismo también la

bondad inmerecida reinara mediante la justicia con vida

eterna en mira mediante Jesucristo nuestro Señor.

8

(Judas 4) Mi razón es que se han metido

disimuladamente ciertos hombres que desde hace mucho

han estado señalados por las Escrituras a este juicio,

hombres impíos, que tornan la bondad inmerecida de

nuestro Dios en una excusa para conducta relajada, y

que demuestran ser falsos a nuestro único Dueño y

Señor, Jesucristo.

9

(Romanos 6:1, 2) Por consiguiente, ¿qué diremos?

¿Continuaremos en el pecado, para que abunde la

bondad inmerecida? 2 ¡Jamás suceda eso! Ya que hemos

muerto con referencia al pecado, ¿cómo habremos de

seguir viviendo todavía en él?

10

(Romanos 6:9) Porque sabemos que Cristo, ahora que

ha sido levantado de entre los muertos, ya no muere; la

muerte ya no es amo sobre él.

(Romanos 6:11) Así mismo también ustedes: ténganse

por muertos, en verdad, con referencia al pecado, pero

vivos con referencia a Dios por Cristo Jesús.

11

(Romanos 6:19, 20) Estoy hablando en términos

humanos a causa de la debilidad de su carne: porque así

como presentaron sus miembros como esclavos a la

inmundicia y al desafuero con el desafuero en mira, así

ahora presenten sus miembros como esclavos a la

justicia con la santidad en mira. 20

Porque cuando eran

esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia.

(Romanos 6:17, 18) Pero gracias a Dios que ustedes

eran esclavos del pecado pero se hicieron obedientes de

corazón a aquella forma de enseñanza a la cual fueron

entregados. 18

Sí, habiendo sido libertados del pecado,

vinieron a ser esclavos de la justicia.

12

(Romanos 6:12) Por lo tanto, no dejen que el pecado

continúe reinando en su cuerpo mortal de modo que

obedezcan los deseos de este.

13

(Romanos 6:21) Entonces, ¿cuál era el fruto que tenían

en aquel tiempo? Cosas de las cuales ahora se

avergüenzan. Porque el fin de aquellas cosas es la

muerte.

(1 Corintios 6:9-11) ¡Qué! ¿No saben que los injustos

no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni

fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que

se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres

que se acuestan con hombres, 10

ni ladrones, ni personas

dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni

los que practican extorsión heredarán el reino de Dios. 11

Y, sin embargo, eso era lo que algunos de ustedes

eran. Pero ustedes han sido lavados, pero ustedes han

sido santificados, pero ustedes han sido declarados

justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el

espíritu de nuestro Dios.

(Romanos 6:13) Tampoco sigan presentando sus

miembros al pecado como armas de la injusticia, sino

preséntense a Dios como aquellos vivos de entre los

muertos; también sus miembros a Dios como armas de la

justicia.

15

(Romanos 6:14) Porque el pecado no debe ser amo

sobre ustedes, puesto que no están bajo ley, sino bajo

bondad inmerecida.

(Romanos 6:17) Pero gracias a Dios que ustedes eran

esclavos del pecado pero se hicieron obedientes de

corazón a aquella forma de enseñanza a la cual fueron

entregados.

16

(1 Corintios 6:9-11) ¡Qué! ¿No saben que los injustos

no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni

fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que

se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres

que se acuestan con hombres, 10

ni ladrones, ni personas

dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni

los que practican extorsión heredarán el reino de Dios. 11

Y, sin embargo, eso era lo que algunos de ustedes

eran. Pero ustedes han sido lavados, pero ustedes han

sido santificados, pero ustedes han sido declarados

justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el

espíritu de nuestro Dios.

(Romanos 7:14, 15) Porque sabemos que la Ley es

espiritual; pero yo soy carnal, vendido bajo el pecado.

24

15 Porque lo que obro no lo sé. Porque lo que deseo, esto

no lo practico; sino que lo que odio es lo que hago.

(Romanos 7:21-23) Hallo, pues, esta ley en el caso mío:

que cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es

malo está presente conmigo. 22

Verdaderamente me

deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy

por dentro, 23

pero contemplo en mis miembros otra ley

que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce

cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

17

(Proverbios 14:5) Un testigo fiel es uno que no miente,

pero un testigo falso lanza simples mentiras.

(Efesios 4:25) Por lo cual, ahora que han desechado la

falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su

prójimo, porque somos miembros que nos pertenecemos

unos a otros.

(Juan 8:44) Ustedes proceden de su padre el Diablo, y

quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida

cuando principió, y no permaneció firme en la verdad,

porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira,

habla según su propia disposición, porque es mentiroso y

el padre de [la mentira].

(Hechos 5:1-11) Sin embargo, cierto varón, por nombre

Ananías, junto con Safira su esposa, vendió una

posesión 2 y retuvo secretamente parte del precio, de lo

cual sabía también su esposa, y trajo solo una parte y la

depositó a los pies de los apóstoles. 3 Pero Pedro dijo:

“Ananías, ¿por qué te ha envalentonado Satanás a tratar

con engaño al espíritu santo y a retener secretamente

parte del precio del campo? 4 Mientras permanecía

contigo, ¿no permanecía tuyo?, y después que fue

vendido, ¿no continuaba bajo tu control? ¿Por qué te

propusiste un hecho de esta índole en tu corazón? No

has tratado con engaño a los hombres, sino a Dios”. 5 Al

oír estas palabras, Ananías cayó y expiró. Y gran temor

vino sobre todos los que oyeron de ello. 6 Pero los

hombres más jóvenes se levantaron, lo envolvieron en

paños, y, sacándolo, lo enterraron. 7 Luego, después de

un intervalo de como tres horas, entró su esposa,

ignorando lo que había acontecido. 8 Pedro le dijo:

“Dime, ¿vendieron ustedes [dos] el campo en tanto?”

Ella dijo: “Sí, en tanto.” 9 Entonces le [dijo] Pedro:

“¿Por qué convinieron entre ustedes [dos] en poner a

prueba el espíritu de Jehová? ¡Mira! Los pies de los que

enterraron a tu esposo están a la puerta, y te sacarán a

ti”. 10

Al instante ella cayó a los pies de él y expiró.

Cuando los jóvenes entraron, la hallaron muerta, y la

sacaron y la enterraron al lado de su esposo. 11

Por

consiguiente, gran temor vino sobre toda la

congregación y sobre todos los que oyeron de estas

cosas.

19

(Levítico 19:2) “Habla a la entera asamblea de los hijos

de Israel, y tienes que decirles: ‘Deben resultar santos,

porque yo Jehová su Dios soy santo.

(Levítico 19:11) ”’No deben hurtar, y no deben engañar,

y no deben tratar falsamente, ninguno, con su asociado.

(Romanos 6:19) Estoy hablando en términos humanos a

causa de la debilidad de su carne: porque así como

presentaron sus miembros como esclavos a la

inmundicia y al desafuero con el desafuero en mira, así

ahora presenten sus miembros como esclavos a la

justicia con la santidad en mira.

21

(Romanos 6:12) Por lo tanto, no dejen que el pecado

continúe reinando en su cuerpo mortal de modo que

obedezcan los deseos de este.

(Romanos 7:18-20) Porque sé que en mí, es decir, en mi

carne, nada bueno mora; porque la facultad de desear

está presente conmigo, pero la facultad de obrar lo que

es excelente no está [presente]. 19

Porque lo bueno que

deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que

practico. 20

Ahora, pues, si lo que no deseo es lo que

hago, el que lo obra ya no soy yo, sino el pecado que

mora en mí.

22

(Romanos 6:22) Sin embargo, ahora, porque han sido

libertados del pecado, pero han llegado a ser esclavos de

Dios, tienen su fruto en forma de santidad, y el resultado

final vida eterna.