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América III. La cultura Olmeca (segunda parte) Autor: José Luis Capanna 1 mailxmail - Cursos para compartir lo que sabes

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América III. La cultura Olmeca(segunda parte)Autor: José Luis Capanna

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Presentación del curso

Las culturas madre de América. Ahora continuaremos estudiando la cultura Olmecay una de sus grandes capitales: La Venta. Abordaremos los estudios realizados porMiguel Covarrubias acerca de esta civilización. Estudiaremos el arte de la culturaolmeca y su evolución. Veremos cómo se realizaban el tallado en piedras; conocerássus obras escultóricas más sobresalientes como el Baby-face o cara de niño, la cualfue una de las imágenes básicas de la cultura Olmeca. Conoce ésto y mucho mássobre esta cultura fascinante.

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1. Miguel Covarrubias (primera parte)

Muchos de los monumentos de La Venta conmemoran el momento de la granceremonia de renovación. Después de estos rituales, los nobles y sus invitadosregresaron al conjunto residencial para iniciar las celebraciones, dejando alantropomorfo en el "altar" para ser admirado. A medida que la gente avanzaba paraverlo, se repartía comida y bebidas. Al terminarse la comida, se bajaban las cortinasde la litera y el antropomorfo era llevado a sus habitaciones en el palacio delsacerdote-gobernante.

Esa tarde, durante la gran cena en el patio del palacio de Garra de Jaguar, uno de losinvitados que venía de tierras lejanas, del oeste, donde las montañas echan humo,se enamoró de una de las hijas de Garra de Jaguar. Era el hijo del señor de unpequeño centro religioso llamado Chalcatzingo.

El sol parecía sonreír sobre el valle de México esa fresca mañana del primerdomingo de abril de 1942. Al sur de la ciudad de México, en la colonia San Ángel, laanfitriona Rosa Roland supervisaba entre ollas y flores las distintas actividades dela cocina. Por la tarde, varios amigos, entre ellos el eminente arqueólogo mexicanodoctor Alfonso Caso, habían sido invitados a una comida especial por ocasión delviaje de Miguel Covarrubias, su esposo, a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para participaren una importante reunión internacional sobre el nuevo arte precolombino que losespecialistas llaman olmeca.

A los 37 años de edad, don Miguel, talentoso pintor e ilustrador de libros, eracélebre por su ojo conocedor y como caricaturista. Había vivido en Nueva Yorkdurante los veinte y los treinta, donde formó parte de una interesantecomunidad artística e intelectual, participó en el renacimiento de Harlem y, además,conoció a su esposa doña Rosa. También había vivido en Bali, la paradisiaca isla delPacífico, sobre la que escribió e ilustró un precioso libro.

Más adelante, se dedicará a la museografía y al diseño y dirección de ballets,

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realizará excavaciones en Tlatilco, y por muchos años recolectará objetos de lacultura olmeca. En 1940, de regreso a la ciudad de México, don Miguel supodel descubrimiento de los sensacionales monumentos olmecas en el sitio de LaVenta, e inmediatamente partió para las selvas pantanosas del noroeste de Tabasco,donde se encontraban.

Hoy, mientras se preparaba para la conferencia, rodeado de libros y de idolitos ensu despacho, don Miguel anticipaba el placer del encuentro con Matthew Stirlingpara comentar sus novedades sobre los hallazgos olmecas más recientes. "Enépocas anteriores a las carreteras y al turismo" -comentó don Miguel para que todosescucharan-, "en una pulquería de Iguala, Guerrero, donde campesinos de la regióncambiaban sus idolitos por mezcal, adquirí idolitos muy extraños: personajesgordos, de rasgos extraordinariamente mongoloides y con gruesas bocasdisplicentes.

Había entre ellos un cuerpecito rechoncho, sin piernas y sin cabeza, en serpentinanegra pulida, tallado con un realismo y maestría asombrosos... estos objetos, de unarte tan sencillo pero tan maestro, fue para mí una revelación dentro del arteprehispánico, tan frecuentemente limitado por sus estilizaciones tradicionales...comencé a interesarme desde entonces por esta extraordinaria cultura sobre la queno había casi nada escrito y a la que se dio en llamar olmeca, por ser la legendariazona olmeca de la costa del Golfo donde predominaba tal estilo...

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2. Miguel Covarrubias (segunda parte)

Lo curioso es que ocho años después del encuentro en la pulquería de Iguala, miamigo, el pintor Diego Rivera, otro  fanático coleccionista, obsequió una cabecita deserpentina negra que milagrosamente resultó ser la cabeza que le faltaba alenanito de Iguala". El término olmeca para denominar este tipo de arte se utilizó porvez primera en 1927, cuando Hermann Beyer, científico alemán que vivía en México,señaló que la máscara en el tocado del  monumento de San Martín Pajapan, enVeracruz, era idéntica a la cara de un colgante de jade que él tenía, agregando queera la cara de una deidad que pertenecía a la civilización olmeca o totonaca.

Dos años después, Marshall Saville, del Museo Americano de Historia Natural deNueva York, dio a conocer numerosas hachas de piedra incluyendo el hacha votivade Alfredo Chavero, y siguió a Beber en relacionarlas con la máscara de San MartínPajapan y referirse a ellas como olmecas, ya que se habían encontrado en el áreaque los mexicas llamaban ulman, la tierra donde crecen los árboles de hule. Debidoa que algunas de las imágenes que aparecían en las hachas tenían colmillos, lasinterpretó como representaciones del dios mexica Tezcatlipoca, en su forma detigre, ilustrando su conclusión con el gran jaguar quauhxicalli en el Museo Nacional.

Pero el aporte más importante de Saville a los estudios sobre los olmecas, observódon Miguel, fue reconocer que las incisiones en el rostro de una pequeña cabezarealísticamente tallada en jade, dada a conocer por Edward Seler en1922, proveniente de Tabasco, eran, de hecho, versiones de perfil de las máscarasde tigre representadas de frente en las hachas votivas y otros artefactos.

El siguiente paso en este emocionante rompecabezas arqueológico tuvo lugar en1932, cuando su amigo George Vaillant dio a conocer el pequeño tigre de jade deNecaxa, que traía las mismas incisiones faciales que se veían en la "cabecita cara deniño" de Seler. Como la estatuilla mostraba una mezcla fluida de rasgos humanos yfelinos, Vaillant también insistió en su condición de deidad, pero en lugar deTezcatlipoca, como lo interpretó Saville, le parecía que era Tepeyollotli, el dios delas montañas, mencionado en los códices mixtecos.

En cuanto al término olmeca, Vaillant creía que los labradores de las "caras de tigre"de Saville y "caras de bebé" de Seler no eran los que comerciaban con los mexicas,sino otro grupo de épocas más antiguas y más civilizado, que las crónicas tambiénllamaban olmecas. Ésos eran los que en una época más temprana vivían en Tlaxcala,pero más tarde se dispersaron hacia el sur, a los estados de Veracruz, Chiapas, elsur de Puebla, el este de Oaxaca, y eran conocidos por su trabajo en jade y turquesa.

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3. Miguel Covarrubias (tercera parte)

Ninguna cultura material había sido asignada a estos olmecas. Vaillant fue el primerestudioso que entendió que las imágenes cara de tigre y cara de niño o bebéformaban parte del mismo estilo de representación, y al que tentativamentellamaban olmeca.En este momento el doctor Caso intervino para agregar que lafigura de barro hueco con cara de bebé o baby-face, que Vaillant recientementeencontró en capas preteotihuacanas de Gualupita, cerca de Cuernavaca, en Morelos,no lo consideraba olmeca sino protoolmeca, suponiendo quizá que la etapacerámica precedió a la etapa de la piedra labrada.

Vaillant estimó que el niño de Gualupita era un prototipo del "cara de bebé" deSeler, y no una pieza contemporánea. El doctor Caso creía que las piezas de la zonacentral de México eran tan antiguas como las "caras de tigre" que él había excavadoen los niveles tempranos de Monte Albán, Oaxaca, y que veía comopreteotihuacanos o arcaicos. Además, Caso confirmó que la Estela C de TresZapotes, descubierta por Stirling en 1939, con su máscara de tigre olmeca y la fecha31 a.C., la más antigua encontrada en el sistema numérico maya, indican que losobjetos de estilo olmeca no sólo eran más antiguos que los mayas, sino que susistema numérico había sido inventado por los olmecas, quien quiera que hayan sidoéstos.

Esta postura del doctor Caso emocionó mucho a don Miguel, pues tenía importantesimplicaciones para su presentación en la mesa redonda de Tuxtla Gutiérrez. Para lamesa redonda, don Miguel dijo a sus invitados que había clasificado el arte olmeca,incluso los monumentos descubiertos por Stirling en La Venta, en tres grandescategorías:

1 ) imágenes del jaguar, que consideraba fundamentales, pues representaban quizáel animal totémico de los creadores de ese estilo. Bajo esta categoría incluíaimágenes de baby-face, o "caras de niño", desdentados, o sin colmillos, pueslos consideraba jaguares humanizados, versiones infantiles del tigre de Necaxa.Para Covarrubias el pueblo olmeca veneraba al jaguar como un dios de la lluvia,ancestro de todos los dioses de la lluvia en Mesoamérica;

2 ) representaciones humanas de sí mismos o basadas en una estética peculiarderivada de individuos bajos y gordos, tipo eunucos, con cabezas rasuradas yartificialmente alargadas en forma de pera. Tenían la nariz chata, el tabiqueperforado, cuellos carnosos, poderosas mandíbulas, ojos mongoloides o conestrechas hendiduras entre párpados hinchados. Señaló que entre ellos "prevalecía"una fuerte influencia felina unida a un carácter y a una expresión infantil en la cara...su rasgo más característico es la enorme boca en forma de trapecio, que losarqueólogos conocen con el nombre de "boca de jaguar", con comisuras caídas; y

3 ) representaciones de enanos con cabeza bulbosa, ventrudos, con piernas cortas,casi siempre flexionadas, como el enano de Iguala. Según el relato que hacía a susinvitados, estos enanos eran representaciones de "chaneques", enanos oduendes traviesos, asociados a deidades acuáticas, que viven en los bosques de lacosta de Veracruz.

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4. Miguel Covarrubias (cuarta parte)

Hoy con el beneficio de una perspectiva histórica de casi sesenta años, la mesaredonda de Tuxtla Gutiérrez es considerada como un hito en la historia de losestudios sobre los olmecas, fundamentalmente por dos razones: la definición deCovarrubias del estilo olmeca, y la insistencia de éste y la del doctor Caso en que laolmeca era la "cultura madre" de Mesoamérica. Aunque muchos  especialistas noestaban de acuerdo con la ubicación temprana de esta cultura, especialmente losestudiosos estadunidenses, fechas de radio carbono  eventualmente comprobaronsu antigüedad.

Después de su muerte, ocurrida en 1957, la magnífica colección olmeca deCovarrubias fue legada al pueblo de México. Esta colección permitió a muchosconocer por vez primera la maravilla del más bello tallado de Mesoamérica y, conbase en ella, se definió el estilo olmeca. Su clara visión y conocimiento del arteolmeca le ganaron a Covarrubias el agradecimiento de su país y el respeto delos estudiosos de la cultura olmeca de todo el mundo.Sus ideas dieron orientación eimpulso a los estudios olmecas en los últimos 40 años, ya que determinaron lainterpretación que diera Stirling acerca del Monumento 1 de río Chiquito y delMonumento 3 de Potrero Nuevo, como expresión de la unión mitológica entre unjaguar y una mujer que produjo a los niños "casi-jaguares", que Covarrubiasdescribe como básicos en el arte olmeca. Igualmente, estas figuras resultaronseminales para Michael Coe, sin duda el más renombrado especialista olmeca de lasúltimas tres décadas. Su interpretación de la escultura de Las Limas con el niño"casi-jaguar" como un dios Tláloc, rodeado de Xipe, una serpiente de fuego, unQuetzalcóatl y un dios de la muerte.

Esta identificación condujo a la de muchas otras deidades, y la impresión de que unpanteón de dioses mexicas ya existía entre los olmecas. Pero lo más determinantefueron las interpretaciones y metodología de Covarrubias que llevaron ala suposición aceptada por la gran mayoría de arqueólogos y otros especialistas, deque ya había en Mesoamérica, antes de la aparición del estilo olmeca, una seriecoherente de creencias compartidas sobre la estructura del cosmos y la existenciade deidades y ritos relacionado con ellas, que no cambiaron hasta la llegada de losespañoles.

Aunque no comprobada científicamente, esta primicia es la que sostiene ydetermina la gran mayoría de las  investigaciones iconográficas de hoy en día.Consecuentemente, dependiendo de las fuentes, la interpretación de las imágenesolmecas, un arte sobre el cual no hay información directa, resulta una variante de loque se conoce sobre los mexicas, mayas o zapotecos.  Además, como vimos en elcaso de los "chaneques", el uso inocente de mitos y folklore en la interpretación deCovarrubias también abre las puertas al uso indiscriminado de informaciónetnográfica contemporánea para interpretar imágenes talladas hace tres milaños.Desde mediados de los setenta los arqueólogos han concentrado su atenciónen cuestiones cronológicas, redes comerciales, patrones de asentamiento ysubsistencia regionales, y áreas ocupacionales en sitios como La Venta, San Lorenzoy Chalcatzingo.

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5. Cultura Olmeca. El arte

Se han hecho excavaciones en Teopanticuanitlán, extraordinario sitio olmeca enGuerrero, y en el santuario olmeca de El Manatí, Veracruz. Pero los arqueólogos quetrabajan en estos sitios dependen para el estudio del arte precolombino delos iconógrafos, quienes, por su parte, se han distanciado del jaguar como temacentral del arte olmeca. Estimulados por los adelantos logrados en la epigrafíamaya, muchos especialistas contemporáneos han empezado a mirar el arte olmeca através de una lente desde la primera etapa clásica maya, esperando obtener unamejor comprensión que la que proporcionó el elemento mexica.

Se han realizado, no obstante, estudios iconográficos del arte olmeca desdeadentro, es decir, como un sistema estructurado de elementos visuales que no seapoya en analogías basadas en rasgos aislados, sino en las propuestas derivadas delas relaciones internas de los elementos visuales que lo conforman. Como se ve, noobstante los enfoques que se utilicen de un camino a otro, se tiene que enfrentar yconfrontar el legado de Covarrubias. Quizá es hora de realizar otra mesaredonda "mayas olmecas".

Un evento de trascendentales consecuencias ocurrió en Mesoamérica alrededor delaño 650 a.C.: la presencia de elementos foráneos dentro del sistemarepresentacional olmeca, relacionados con aves de rapiña, serpientes, jaguares ysapos o ranas; pero, aún más importante, son los rostros de tipo sonriente queempezaron a remplazar al tipo "cara de niño" como representante humano único deeste arte.

En Chalcatzingo ya no es el antropomorfo compuesto que aparece en relieve dentrode la cueva y que es conocido como "El Rey". En el mural a la entrada de la cueva deOxtotitlán no es un antropomorfo el que está sentado sobre la imagen estilizada deun zoomorfo reptil, sino un individuo representado como ave de rapiña consímbolos que lo relacionan con el zoomorfo. En La Venta muchas estelas muestran auno o a varios individuos ricamente ataviados en estilos desconocidos,no tradicionalmente olmecas, con imágenes del antropomorfo como elemento

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no tradicionalmente olmecas, con imágenes del antropomorfo como elementosecundario en forma de medallón, insignia o flotando a su alrededor, y la delzoomorfo como plataforma.

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6. Cultura Olmeca. Transformación del arte

Este cambio en el arte olmeca no es súbito, sino producto de una  transformacióngradual y aparentemente pacífica, pues no hay evidencia arqueológica de guerra oconquista. Los nuevos elementos pictóricos son incorporados directamente ala estructura existente de la representación olmeca tradicional. El intento, al parecer,fue utilizar lo que ya existía para validar y promover nuevos conceptos, cambiandolo que en esencia era un arte religioso, por uno que, obviamente, tenía una clararazón sociopolítica.

Otro elemento fundacional de este proceso, tremendo en su impacto cultural paraMesoamérica, fue la probable aparición de deidades, tal como las que conocemosdel Clásico y Posclásico Es muy posible que la fuerza revolucionaria impulsora deestos cambios extraordinarios haya venido del sur, de los altos y de la costa delPacífico de Chiapas y Guatemala, de donde provenía el jade y donde a lo largo de suruta comercial encontramos gran número de esculturas y petroglifos en un estilomodificado olmeca como las de Abaj Takalik, Ojo de Agua, Pijijiapan y Padre Piedra,entre otros sitios.

Durante su auge (900-700 a.C.) La Venta consumía una enorme cantidad de jade(para ellos más valioso que el oro para nosotros) en bellos artefactos tallados enforma de figurillas, máscaras, objetos ceremoniales utilitarios como hachasy pequeñas canoas, otros de uso ritual y piezas de adorno. Además, objetos de jadeeran depositados en entierros o utilizados en ritos votivos a los montículos yplataformas, así como para ofrendas frente a los monumentos. Este uso excesivodel jade propició una dependencia de los señores que controlaban las fuentes deeste precioso material en Guatemala.

Ésa es la razón por la cual se ven influencias sureñas en las estelas, altares y otrosmonumentos de La Venta. Dichas influencias se hacen presentes, también, enalgunos monumentos de San Lorenzo, y la Estela C y el Monumento C deTres Zapotes. Incluso los jades llamados "olmecas" encontrados en Costa Rica tienenmás en común con esta cultura de la costa del Pacífico que con la gente del Golfo.

Esta transformación del arte olmeca es un evento cultural revolucionario, tal vezmás importante aun que la creación de un sistema visual de  epresentación a basede creencias abstractas, como fue el propio olmeca. Más que un estilo

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modificado, este arte tardío "olmeca" es la base u origen del arte en el periodoClásico del mundo mesoamericano.

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7. Tallado en piedras (primera parte)

Un día lluvioso de la primera mitad del siglo VIII a.C., Ojo de Obsidiana, maestroescultor del gran centro ceremonial de La Venta, decidió que había llegado elmomento de enseñar a Piedra Mojada, su hijo de catorce años, una nueva técnicade tallado: cortar una piedra dura aserrándola. Como parte de una clase socialprivilegiada, la fama de los escultores de La Venta se extendía más allá de lasmontañas humeantes del oeste.

En La Venta, la tradición de trabajar la piedra, especialmente el jade, se guardabacelosamente y se transmitía cuidadosamente de padres a hijos. Sólo los escultoresolmecas, se decía, hacían suspirar la piedra. Durante meses su padre enseñó aPiedra Mojada cómo identificar diferentes piedras con base en el color y la dureza.Ya sabía nombrar el jade, cuarzo, estealita, obsidiana, hematita y cristal de roca.Auncuando ambas tienen un toque de verdor semejante, el muchacho ya era capaz dedistinguir el jade de la serpentina, que es una roca más suave.

Su piedra favorita era el jade porque era la más dura, transparente y ofrecíadiferentes y maravillosas tonalidades, especialmente azul agua profundo yverde-amarillo aguacate. El jade se consideraba muy valioso, pues lo traían desdelejanas y secretas fuentes a enorme costo, y con él se fabricaban artefactosornamentales y religiosos. El padre de un amigo suyo acarreaba estas preciosaspiedras, y a menudo se ausentaba por muchas lunas. Por su frecuente presencia enel taller, Piedra Mojada pudo observar que el arte del buen tallar consistía en lahabilidad de visualizar, antes de empezar el trabajo, la escultura ya terminada, pues,como decía su padre, el arte de esculpir consiste en remover capas de piedra hastarevelar la imagen que allí se esconde.

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Una vez arrancada del bloque a base de percusión, la piedra escogida se desbastabacon una herramienta para darle una primera forma, aún tosca. Luego, con o sinabrasivos, dependiendo de la piedra, se frotaba con una superficie más dura y sepreparaba para recibir el diseño que el maestro escultor delineaba con unaherramienta con punta de cuarzo. Después, utilizando un arco de madera con unatensa cuerda de fibras de agave cubierta de arena fina o polvo de jade, se empezabaa aserrar, picar, agujerar y friccionar la parte más prominente de lo que sería laescultura que, en la gran mayoría de las piezas olmecas, resulta ser el área donde laancha nariz descansa sobre el labio superior volteado hacia arriba, revelando unaenorme cavidad bucal. Según Ojo de Obsidiana, era muy importante verter aguasobre el área que se corta, pues si no, la piedra se calienta y puede quebrarse. Enese momento, Piedra Mojada entendió el verdadero significado de su nombre.

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8. Tallado en piedras (segunda parte)

Huecos como el interior de una boca se lograban a base de punzonas huecas que eltallador giraba con un arco de cuerda o frotando las manos. Los pequeños postescilíndricos que resultaban eran rotos y la superficie se alisaba. Con punzones sólidosque podrían ser de piedra dura, hueso o madera hacían los finos orificios de lóbulosy tabique; en muchos casos, se hacían perforaciones atrás de la pieza para podercolgarla. Diseños secundarios como bandas incisas alrededor de la boca o frente alas orejas se realizaban con una fina punta de cuarzo a mano firme y segura.

Para darle lustre, el artefacto era pulido repetidas veces, ya con madera, piedra opiel, a manera de lija. Ya que las distintas piedras tienen diferentes grados de brillo,se utilizaban fibras aceitosas de algunas plantas, con cera de abeja y excremento demurciélago. En muchas ocasiones Piedra Mojada escuchó a su padre advertir a otrosescultores en el taller que todos los aspectos visuales de una escultura,especialmente en las hachas votivas por su contorno geométrico, debían defluir armoniosamente, con movimiento propio, ola tras brillante ola, para obteneruna gran boca magnífica y aterradora.

Una semana después, mientras se dirigían a casa, Piedra Mojada comentó a su padreque ser escultor, aunque extremadamente laborioso, era muy grato pues resultabaen gran conocimiento de la piedra: la presión ideal para trabajarla, laforma individual que responde al pulido, el grado de calor que cada una soporta, yotros detalles que sólo son revelados con años de contacto íntimo. Pero lo que lepreocupaba era no conocer la religión olmeca, lo que, a su modo de ver, daba vida aestas piedras.

Para tranquilizarlo, su padre le contestó que era normal que se preocupara por eso,y dijo que todas las esculturas que expresaban la realidad olmeca, tanto la visiblecomo la no visible, se agrupaban en tres imágenes fundamentales que eran claras ydistintas. La primera, posiblemente la más antigua, era la de un saurio, unzoomorfo reptil convencionalizado, que se representa como un lagarto con cejaserrada, ojo en forma de rectángulo o de "L" caída y una hendidura en forma de "V"sobre la cabeza. No tiene mandíbula inferior, pero su labio superior está siemprevolteado hacia arriba revelando su dentadura de reptil y, a veces, un diente detiburón. 

Lo curioso es que por lo común sus patas se representan como si fueran manos

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Lo curioso es que por lo común sus patas se representan como si fueran manoshumanas con los dedos distendidos lateralmente. Antiguamente, su cabeza de perfilse acompañaba de símbolos como barras cruzadas, volutas opuestas o manos conlos dedos distendidos lateralmente. Hoy en día, tallamos muy pocos artefactosportátiles de esta imagen. Su presencia en la escultura monumental ocurreprincipalmente en los atavíos de los baby-face y en la banda superior de los "altares".

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9. Baby-face o cara de niño

El baby-face, o "cara de niño", es la segunda imagen básica del arte olmeca. Igual deantiguo que el zoomorfo reptil; el baby-face, desde el punto de vista del escultor, esmás difícil de lograr porque la tradición requiere que lo hagamos de un modelo vivo,pues estos individuos son sagrados en nuestra religión y es importante captarrealísticamente todas sus peculiaridades congénitas: grandes cabezas, ojosalmendrados, mandíbulas, largo torso y extremidades cortas y gruesas.Aunque todos se parezcan entre sí, muestran sutiles diferencias físicas.

De tamaño portátil, tallamos sus rostros en forma de máscaras, además deindividuos de pie o sentados de cuerpo entero. Los que están de pie generalmentesólo portan taparrabos y se caracterizan, además de por sus facciones únicas, porsu forma de tener las rodillas parcialmente flexionadas. Los sentados se hallan, porlo común, ricamente ataviados con sus vestimentas rituales. Como monumentos, losbaby-face se tallan en forma de cabezas colosales e individuos sentados ritualmenteataviados.

La tercer imagen, la que más trabajamos, es una imagen compuesta que combinaelementos del zoomorfo reptil, tales como la hendidura en "V" y cejas serradas ocolmillos con el cuerpo de baby-face. Lo que distingue a esta imagen de las otras esel peculiar ancho de la nariz que descansa sobre el labio superior volteado haciaarriba. Como en algunas imágenes del reptil, este antropomorfo compuesto a veceslleva dos barras verticales que van de las fosas nasales a la base del labio volteado.

Esta figura ritual, frecuentemente esculpida en bulto, de tamaño portátilmonumental, muchas veces porta una antorcha o "manopla". Es el "niño" que

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aparece en los brazos de los baby-face y, como adolescente o adulto, sentado encuevas. De cuerpo entero o en bustos lo grabamos o tallamos en jade, en relievesobre objetos de uso cotidiano rituales y de adorno. Su cabeza de perfil tieneincisiones como parte de bandas auriculares y bucales.

Después de un largo silencio que siguió a la explicación de Ojo de Obsidiana, elmuchacho preguntó a su padre: ¿crees que algún día llegaré a ser un gran escultor?Sí, le contestó el padre, el día que seas capaz de sacar las mejores imágenes node tu cabeza, sino del corazón de una piedra.

NOTA: Con este capítulo hemos llegado al final de nuestro curso.

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