Análisis del Libros de la biblia

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Anlisis del Libro de GnesisAutor: Moiss, generalmente aceptado. EL LIBRO DE LOS ORGENES Es un registro del origen de: nuestro universo, el gnero humano, el pecado, la redencin, la vida en familia, la corrupcin de la sociedad, las naciones, los diferentes idiomas, la raza hebrea, etc. Los primeros captulos del libro han estado continuamente bajo el fuego de la crtica moderna, pero los hechos que presentan, cuando se interpretan y se entienden correctamente, no se han negado nunca. No es el propsito del autor de Gnesis dar un recuento detallado de la creacin. Solamente un captulo est dedicado a ese tema (slo un bosquejo que contiene algunos hechos fundamentales), mientras se dedican treinta y ocho captulos a la historia del pueblo escogido. Tema Principal: El pecado del hombre y los pasos iniciados tomados para su redencin por medio del pacto divino hecho con una raza escogida, cuya historia primitiva all se describe. Palabra Clave: Comienzo. Primera Promesa Mesianica: Gn 3:15

El ttulo Gnesis es el trmino griegoincorporado al castellanocon el que la Septuaginta da nombre al primer libro de la Biblia. Significa origen o principio, ideas que responden en general al contenido del libro. En efecto, en l, desde una perspectiva religiosa, se narra los orgenes del universo, de la tierra, del gnero humano y, en particular, del pueblo de Israel. En la Biblia hebrea, este libro se titula con su primera palabra, Bereshit, comnmente traducida por En el principio (1.1). Divisin del libro El Gnesis (=Gn) est formado por dos grandes secciones. La primera (cap. 111) contiene la llamada historia de los orgenes o historia primordial, iniciada con el relato de la creacin del mundo (1.12.4a). Se trata de una narracin potica de gran belleza, a la que sigue la del origen del ser humano, puesto por Dios en el mundo que haba creado. La segunda parte (cap. 1250) enfoca el tema de los ms remotos comienzos de la historia de Israel. Conocida usualmente como

historia de los patriarcas, centra su inters en Abraham, Isaac y Jacob, respectivamente padre, hijo y nieto, en quienes tiene sus races ms profundas el pueblo de Dios. La historia de los orgenes En el principio cre Dios los cielos y la tierra (1.1). Este enunciado, categrico y solemne, abre la lectura del Gnesis y, con l, la de toda la Biblia. Es la afirmacin del poder total y absoluto de Dios, del nico y eterno Dios, a cuya voluntad se debe todo cuanto existe, pues sin l nada de lo que ha sido hecho fue hecho (Jn 1.3). El universo es resultado de la accin de Dios, quien con su palabra cre nuestro mundo, lo hizo habitable y lo pobl de seres vivientes. Entre estos puso tambin a la especie humana, aunque la diferenci de cualquiera otra al otorgarle una dignidad especial, pues la haba creado a su imagen, a imagen de Dios (1.2627). Este inicial relato del Gnesis considera al hombre y a la mujer en una particular relacin con Dios, de quien han recibido la comisin de gobernar de manera responsable el mundo del que ellos mismos son parte (1.2830; 2.1920). En efecto, el ser humano (en hebreo, adam) fue formado del polvo de la tierra (adama), es decir, de la misma sustancia que el resto de la creacin; pero Jehov Dios... sopl en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente (2.7). La creacin del hombre, del varn (ish), es seguida en el Gnesis por la de la mujer (ishah), constituyendo entre ambos la unidad esencial de la pareja humana (2.2224). La especial relacin que Dios establece con Adn y Eva se define como una permanente amistad, ofrecida para ser aceptada libremente. Dios, creador de todo y soberano absoluto del universo, ofrece su amistad; el ser humano es libre de aceptarla o rechazarla. El signo de la actitud humana ante la oferta divina se identifica en el precepto que, por una parte, afirma la soberana de Dios y, por otra, establece la responsabilidad de Adn en el goce de la libertad: Del rbol de la ciencia del bien y del mal no comers (2.17). Pero Adn, el ser humano, por querer igualarse a Dios, quebranta la condicin impuesta. Y lo hace con un acto de rebelda que le cierra el acceso al rbol de la vida (3.2224) y abre las puertas al imperio del pecado, cuyas consecuencias son el dolor y la muerte. La historia de los patriarcas Esta segunda parte del Gnesis (cap. 1250) representa el comienzo de una nueva etapa en el desarrollo de la humanidad, una etapa en la que Dios acta para liberar a los seres humanos de la situacin a la que el pecado los haba conducido. La historia entra en una nueva fase con la revelacin de Dios a Abraham, a quien ordena que deje atrs parientes y lugares familiares y emigre a tierras desconocidas. Le promete hacer de l una gran nacin, y prosperarlo y bendecirlo (12.13); y le confirma esta promesa estableciendo un pacto, segn el cual en Abraham habran de ser benditas todas las familias de la tierra (12.3; cf. Gl 3.8). El Gnesis pone de relieve que el Seor no acta de modo arbitrario al elegir a

Abraham, sino que su eleccin forma parte de un plan de salvacin que se extiende al mundo entero. El objeto ltimo de este plan, la universalidad de la accin salvfica de Dios, se manifiesta en el hecho simblico del cambio del nombre primitivo, Abram, por el de Abraham, que significa padre de muchedumbre de gentes (17.5). A la muerte de Abraham, su hijo Isaac pas a ser el depositario de la promesa de Dios; y despus de Isaac, Jacob. As fue transmitida de una generacin a otra, de padres a hijos, todos los cuales, lo mismo que Abraham, vivieron como extranjeros fuera de su lugar de origen. Aquellos patriarcas (es decir, padres del linaje), eran pastores seminmadas, protagonistas de un incesante movimiento migratorio. Su vida transcurri entre continuos desplazamientos y asentamientos que, registrados en el Gnesis, dan a la narracin un carcter peculiar. Jacob, a lo largo de un misterioso episodio acaecido en Peniel (32.28; cf 35.10), recibi el nombre de Israel (el que lucha con Dios o Dios lucha). Este nombre se us ms tarde para identificar a las doce tribus; luego, al Reino del norte y, finalmente, a la nacin israelita en su totalidad. La historia de Jos hijo de Jacob es fascinante. Vendido como esclavo y llevado a Egipto, Jos se gan la voluntad del faran reinante, que lleg a elevarlo hasta el segundo puesto en el gobierno de la nacin (41.3944). Tan alta posicin poltica permiti al joven hebreo llevar junto a s a su padre, quien, con hijos, familiares y hacienda (46.26), se estableci en el delta del Nilo, en la regin de Gosn, una tierra rica en pastos y apropiada a sus necesidades y gnero de vida. Al morir Jacob, sus hijos trasladaron el cuerpo a Canan y lo sepultaron en una cueva que Abraham haba comprado (50.13) para enterrar a su esposa (23.16 20). Aquella compra tiene en el Gnesis un claro sentido simblico, porque prefigur la toma de posesin por los israelitas de un territorio donde los patriarcas haban vivido en otro tiempo como extranjeros. Esquema del contenido: 1. Historia de los orgenes (1.111.32) 2. Historia de los patriarcas (12.150.26) a. Abraham (12.125.34) b. Isaac (26.135) c. Jacob (27.136.43) d. Jos (37.150.26)

Anlisis del Libro de xodoAutor y Personaje Principal: Moiss, comnmente aceptado. Tema Principal: La historia de Israel desde la muerte de Jos hasta la construccin del tabernculo. Pensamiento Clave: Liberacin.

El ttulo Este libro toma su nombre del hecho que constituye el hilo conductor de todo el relato: la salida de Egipto de los israelitas y los aos que vivieron en el desierto antes de llegar a Canan, la Tierra prometida. En efecto, lo mismo el vocablo griego xodos utilizado por la Septuaginta, que el castellano equivalente, se definen propiamente como salida. A su vez, la Biblia hebrea titula el libro con una de sus palabras iniciales: Shemoth, que significa nombres. La historia El xodo (=Ex) ofrece algunos datos que, dentro de ciertos mrgenes de probabilidad, permiten delimitar la poca en que acontecieron los hechos referidos. Tales datos, aunque no bastan para establecer fechas precisas, son de un innegable valor histrico. Por ejemplo, 1.11 revela que los israelitas, residentes en Egipto durante 430 aos (12.4041), fueron obligados a trabajar en la construccin de dos ciudades: Pitn y Ramess (llamada en egipcio Casa de Ramess). Este hecho sucedi entre finales del s. XIV y principios del XIII a.C. Contenido del libro La primera parte del xodo (1.115.21) relata el cambio de situacin que, para los descendientes de Jacob, supuso el que un nuevo rey, que no conoca a Jos (1.8), comenzara a reinar sobre Egipto. La narracin no se ajusta a una cronologa estricta, y a primera vista parece que los hechos se suceden sin solucin de continuidad. Sin embargo, una lectura atenta lleva a la evidencia de que, entre el asentamiento de Jacob en Gosn (Gn 46.147.6) y el reinado del nuevo faran, transcurrieron los 430 aos de la permanencia de los israelitas en Egipto (cf. 1.7). Fue tan solo en el ltimo tiempo cuando la hospitalidad egipcia (Gn 47.510) se troc en opresin y los israelitas fueron reducidos a la esclavitud (1.13). En aquella penosa condicin, sus splicas llegaron a odos del Seor (3.16), que llam a Moiss y se le revel en Horeb, monte de Dios (3.1) para confiarle la misin de liberar al pueblo (3.154.17). Con un extraordinario despliegue de seales portentosas, Dios, por medio de Moiss, obliga al faran a dar libertad a la multitud israelita (12.3738). Esta, despus de haber celebrado la primera Pascua como signo de salvacin, emprende la marcha camino del mar, y lo atraviesa a pie enjuto por el mismo punto en que luego las aguas cubrieron al ejrcito egipcio. El pueblo, entonces, junto con Moiss y Mara, expresa su gratitud a Dios entonando un canto, que es uno de los testimonios ms antiguos de la milagrosa liberacin de Israel (15.118, 21). La segunda parte del libro (15.2218.27) recoge una serie de episodios relacionados con la marcha de los israelitas por el desierto. Una vez atravesado el mar, se adentraron en los parajes secos y ridos de la pennsula de Sina. En su nueva situacin se vieron expuestos a graves dificultades y peligros, desconocidos para ellos hasta aquel entonces. El hambre, la sed y la abierta hostilidad de otros habitantes de la regin, como los amalecitas, fueron causa de frecuentes quejas y murmuraciones contra Moiss y contra el Seor (15.24; 16.2; 17.27). Muchos

protestaban y, parecindoles mejor comer y beber como esclavos que asumir las responsabilidades de la libertad, clamaban: Ojal hubiramos muerto a manos de Jehov en la tierra de Egipto, cuando nos sentbamos ante las ollas de carne, cuando comamos pan hasta saciarnos (16.3). Por esto, Moiss hubo de interceder en repetidas ocasiones delante de Dios en favor de los israelitas, y el Seor los atendi una y otra vez en todas sus necesidades. Los aliment con codornices y man (cap. 16), hizo brotar agua de la roca para que calmaran su sed (17.17; cf. Nm 20.213) y los libr de los enemigos que los acosaban (17.8 16). La marcha por el desierto de Sina tena como objetivo final el pas de Canan. All estaba la Tierra prometida, descrita como una tierra que fluye leche y miel (3.8). Pero antes de llegar a ella, el pueblo de Israel haba de conocer que Jehov Dios lo haba tomado de entre todos los otros de la tierra para serle consagrado como el pueblo de su heredad, como un reino de sacerdotes y gente santa (cf. Dt 4.20; 7.6; Ex 19.56). El monte Sina fue el escenario escogido por Dios para establecer su pacto con Israel y constituirlo en su propiedad particular. Ese pacto significaba, pues, un compromiso para el pueblo, que quedaba obligado a vivir en santidad. Esta era la parte que le corresponda guardar, en respuesta a la eleccin con que Dios lo haba distinguido de manera gratuita. Para hacerlo posible, Dios mismo dio a conocer a su pueblo, en la ley proclamada en el Sina, lo que de l exiga y esperaba que cumpliera puntualmente. La Ley (en hebreo, torah), que es dada a Israel por mano de Moiss, comienza con la serie de disposiciones universalmente conocida como El Declogo o Los Diez Mandamientos, que empieza as: Yo soy Jehov, tu Dios, que te saqu de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrs dioses ajenos delante de m (20.23). Con estas palabras queda establecida la vinculacin exclusiva y definitiva de Israel con el Dios que lo haba liberado y lo haba atrado a l como sobre alas de guila (19.4). A partir del Declogo, toda la Ley, con su evidente preocupacin por defender los derechos de los ms dbiles (cf. p.e., 22.2127), viene a sentar el fundamento jurdico de una comunidad creada para la solidaridad y la justicia, y consagrada especialmente al culto de su Seor, del Dios nico y verdadero (2531; 3540). Esquema del contenido: 1. Israel es liberado de su esclavitud en Egipto (1.115.21) 2. Los israelitas caminan hacia el monte Sina (15.2218.27) 3. El pacto de Dios en el Sina (19.124.18) 4. Prescripciones para la construccin del Tabernculo (25.131.17) 5. El becerro de oro. Renovacin del pacto (31.1834.35) 6. La construccin del Tabernculo (35.140.38)

Anlisis del Libro de LevticoAutor: Nombre: Moiss, generalmente aceptado. Derivado del nombre de la tribu de Lev. Acceso y Santidad.

Palabra Clave: Contenido:

Un compendio de las Leyes Divinas. El sumo sacerdote.

Personaje Central:

Tema Central: Como puede un hombre pecador acercarse a un Dios Santo? La palabra santo ocurre ms de ochenta veces en el libro.

El ttuloLa Septuaginta llam Levtico (=Lv) a este tercer libro de la Biblia, posiblemente para indicar que se trata de un texto destinado de modo particular a los levitas. Estos estaban encargados de ejercer el ministerio sacerdotal y de atender a los mltiples detalles del culto tributado a Dios por los israelitas. La Biblia hebrea, conforme a la norma observada en todo el Pentateuco, nombra el libro por su primera palabra, Wayiqra, que significa "y llam".

Los levitasEn el reparto de Canan, los levitas (es decir, los miembros de la tribu de Lev) recibieron, en lugar de territorio, cuarenta y ocho ciudades donde habitar (Nm 35.28; cf. Jos 21.142; 1 Cr 6.5481), repartidas entre las tierras asignadas al resto de las tribus. Ellos, en cambio, haban sido separados por Dios para servirlo, para que cuidaran de las cosas sagradas y celebraran los oficios religiosos. Esta es la funcin especfica asignada a los levitas, sobre todo despus que el culto y cuanto con l se relacionaba qued centralizado en el templo de Jerusaln.

Contenido del libroEn su mayor parte, el Levtico est formado por un conjunto de prescripciones extremadamente minuciosas, tendientes a hacer del ceremonial cltico, como expresin de la fe en Dios, el eje a cuyo alrededor deba girar la totalidad de la vida del pueblo. Este libro ritualista, lleno de instrucciones sobre el culto y disposiciones de carcter legal, encierra un mensaje de alto valor religioso, en el que la santidad

aparece como el principio teolgico predominante. Jehov, el Dios de Israel, el Dios santo, requiere del pueblo escogido como suyo que igualmente sea santo: Santos seris, porque santo soy yo, Jehov, vuestro Dios (19.2). En consecuencia, todas las normas y prescripciones del Levtico estn ordenadas al fin ltimo de establecer sobre la tierra una nacin diferente de las dems, apartada para su Dios, consagrada enteramente al servicio de su Seor. Por eso, todas las frmulas legales y todos los elementos simblicos del culto vestiduras, ornamentos, ofrendas y sacrificios tienen una doble vertiente: por un lado, alabar y rendir el debido homenaje al Dios eterno, creador y seor de todas las cosas; por otro, hacer que Israel entienda el significado de la santidad y disponga de instrumentos jurdicos, morales y religiosos para ser el pueblo santo que Dios quiere que sea.

Divisin del libroEsquema del contenido: 1. Ofrendas y sacrificios (1.17.38) 2. Consagracin del sacerdote (8.110.20) 3. Leyes sobre la pureza y la impureza legal (11.116.34) 4. La "Ley de santidad" (17.125.55) 5. Bendiciones y maldiciones (26.146) 6. Sobre lo consagrado a Dios (27.134)

LINAJE ESCOGIDO

Anlisis del Libro de NmerosAutor: Moiss, generalmente aceptado.

Nombre:

Derivado del censo de Israel. La incredulidad impide la entrada a la vida abundante.

Leccin Central: El ttulo

El nombre espaol del cuarto libro del Pentateuco procede del latino Liber numerorum ("libro de los nmeros"), tomado a su vez del griego Arithmo (LXX), que significa "nmeros". Es obvio que este ttulo responde a la presencia en el texto de dos censos del pueblo de Israel (cap. 1 y 26), al reparto del botn de guerra tras la victoria de los israelitas sobre los madianitas (31) y a ciertas precisiones de orden cuantitativo relacionadas con los sacrificios y las ofrendas (7; 15; 2829). En hebreo, el ttulo del libro es Bemidbar (lit. "en el desierto"), referencia expresa a la regin sinatica en la que se desarrollan los acontecimientos objeto de la narracin. Contenido del libro En Nmeros (=Nm) se pone de relieve la personalidad y la obra de Moiss, el gran libertador y legislador del pueblo de Israel. A esta misin, asumida por l desde el principio, aade ahora la de organizar a los israelitas y guiarlos durante los aos de su peregrinacin en busca de la Tierra prometida. En el cumplimiento de este cometido, Moiss, que siempre actu con total fidelidad a Dios y motivado por el amor a su pueblo (14.1319), se sinti a veces abrumado por la pesada carga moral de su responsabilidad (11.1015) y la incomprensin de la gente que lo rodeaba. Hasta sus mismos hermanos, Aarn y Mara, lo criticaron y murmuraron contra l, que era persona mansa, ms que todos los hombres que haba sobre la tierra (12.3). Con todo, Moiss no cej ni un instante en su empeo y hasta el fin de sus das sigui velando por Israel. Cuando vio ya acercarse el momento de su muerte, tom las precauciones necesarias para que su sucesor, Josu, pudiera llevar a buen fin la encomienda de arribar a la Tierra prometida y tomar posesin de ella (27.1523). En contraste con la figura seera de Moiss, la conducta de los israelitas se describe en Nmeros con rasgos bastante negativos. Ciertamente de Egipto haba salido una gran multitud de toda clase de gentes (Ex 12.38), las cuales comenzaron a constituir en el desierto una colectividad alentada por los mismos intereses y un destino comn. Pero con los agobios del penoso caminar hacia una meta todava desconocida y que deba parecerles siempre lejana, aquellos liberados de la amarga cautividad egipcia protestaban y se rebelaban una y otra vez. En sus quejas, incluso aoraban como mejores tiempos los pasados en esclavitud. Con todo ello no cesaron de provocar la ira de Dios, y atrajeron mayores desventuras sobre Israel (cf., p.e., cap. 14). Sin embargo, pese a tan constantes faltas de fidelidad, el Seor no dej de manifestrseles compasivo y perdonador: as Jehov, hablando con Moiss cara a cara... y no con enigmas (12.8), lo escucha cuando intercede a favor del pueblo, cuando le ruega que perdone a los culpables (11.2; 12.13; 14.1319; 21.7).

Composicin Visto en conjunto y atendiendo especialmente a razones geogrficas y cronolgicas, Nmeros no adolece de falta de unidad en su composicin. Porque el relato, mantenindose en la misma lnea histrica del xodo, informa de los movimientos de Israel posteriores a su permanencia en el Sina y hasta la llegada al Jordn: los preparativos para reanudar el camino (cap. 18), la celebracin de la Pascua (cap. 9), la marcha del Sina a Moab (cap. 10.1121.35), la permanencia en Moab (cap. 2232) y las instrucciones que Moiss da al pueblo junto al Jordn (cap. 3336). Ahora bien, a pesar de esta cierta unidad global del libro, es preciso reconocer que su estructura literaria consiste ms bien en una cadena de secuencias yuxtapuestas, independientes entre s, que alternan contenidos narrativos de fcil lectura con otros muy densos, de carcter jurdico, legal, censual o cltico. Dirase que el libro de Nmeros no fue escrito a partir de un plan inicial unvoco, sino que su formacin fue paulatina. Esquema del contenido: 1. La permanencia en el Sina (1.110.10) 2. La larga marcha hasta Moab (10.1121.35) 3. En las llanuras de Moab (22.136.13)

Anlisis del Libro de DeuteronomioAutor: Moiss, generalmente aceptado. Nombre: Derivado dos palabras griegas, deuteros, que significa "segunda", y nomos, "ley" Marco Histrico: La generacin pasada de Israel haba muerto en el desierto; por lo tanto era importante que la ley fuera repetida y expuesta a la nueva generacin antes de que entrara a la Tierra Prometida. Contenido: Una serie de discursos y exhortaciones dados por Moiss en las llanuras de Moab, antes de cruzar el Jordn. Tema Principal: Un recuento de las leyes proclamadas en el Sina, con un llamado a la obediencia, mezclado con un repaso a la experiencia de la generacin pasada. Pensamiento Clave: El ttulo El requisito clave de la obediencia.

La forma hebrea Debarim ("palabras") es el ttulo del quinto libro del Pentateuco. La Septuaginta lo llam Deuteronomio. El significado de este trmino griego es, propiamente, "segunda ley", aunque debe observarse que, aplicado al presente libro, no cabe entenderlo en el sentido de una ley diferente de la "primera" (la mosaica), sino de una repeticin de ella. El mensaje La especial relacin que Dios establece con su pueblo es sin duda la proclamacin que el Deuteronomio subraya con mayor nfasis. Jehov, ciertamente, es el Dios creador del cielo y de la tierra (10.14); pero, sobre la exclusiva base de su amor, escogi Dios a Israel para establecer con l una particular alianza. Antes que el propio Israel fuera llamado a la existencia, ya Dios lo haba elegido en los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, a quienes prometi que sus descendientes heredaran la tierra de Canan (6.10; 7.68). El cumplimiento de la promesa est permanentemente contemplado en el horizonte del Deuteronomio, al evocar, por una parte, los hechos que pusieron fin a la esclavitud de Israel en Egipto y, por otra, los muchos prodigios de que el pueblo fue testigo durante los aos del desierto. Y ahora, junto a la margen oriental del Jordn, cuando ya el cumplimiento de la promesa est a punto de convertirse en una esplndida realidad, Moiss exhorta a los israelitas a que libremente se atengan al compromiso a que el pacto de Dios los obliga: Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendicin y la maldicin; escoge, pues, la vida, para que vivas t y tu descendencia, amando a Jehov, tu Dios, atendiendo a su voz y siguindolo a l (30.1920). Al amor de Dios, Israel debe corresponder con su entrega total y sin reservas, acatando la divina voluntad: Amars, pues, a Jehov, tu Dios, y guardars sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los das (11.1). Esquema del contenido: 1. Primer discurso de Moiss (1.14.49) 2. Segundo discurso de Moiss (5.111.32) 3. El cdigo deuteronmico (12.126.19) 4. Bendiciones y maldiciones (27.128.68) 5. El pacto de Dios con Israel (29.130.20) 6. ltimas disposiciones. Muerte de Moiss (31.134.12)

Anlisis del Libro de JosuAutor: Indeterminado, probablemente Josu

Tema Principal:

La conquista y la divisin de la tierra de Canaan.

Pensamiento Clave: Cmo tener xito en las luchas de la vida, 1:8-9.

El libroJosu (=Jos) es el primero de los seis escritos que integran la serie de los Profetas anteriores . En las historias narradas en este libro, el protagonista no es propiamente Josu. Esa funcin le corresponde, ms bien, al escenario donde tienen lugar los nuevos actos del drama de Israel: el pas de Canan, en el que penetra el pueblo cuarenta aos despus de haber sido liberado de su cautividad en Egipto. Canan es la meta, el punto final de aquella inacabable peregrinacin. En la entrada a Canan y en la posesin del pas ven los israelitas el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham, Isaac y Jacob, de darlo a sus descendientes para siempre (Gn 13.1417; 26.35; 28.1314). Ellos, pues, herederos de las promesas divinas, tomaron posesin de Canan, y no falt ni una palabra de todas las buenas promesas que Jehov haba hecho a la casa de Israel. Todo se cumpli (21.45). Canan es el signo de la fidelidad de Dios a su palabra, de una lealtad cuya contrapartida haba de ser la conducta fiel del pueblo escogido. Porque, si bien en la posesin de aquella tierra se contemplaba el don de Dios, el permanecer en ella dependa de la fidelidad y rectitud con que los israelitas observaran la ley transmitida por Moiss. Pronto ellos habran de comprenderlo, al ver que, empeados en acciones de guerra, sus triunfos o derrotas dependan del ser o no ser fieles a su Seor (7.15). Eso mismo ya lo haban visto cuando, en vida de Moiss, vencieron a los amalecitas en Refidim (Ex 17.816), o cuando, por el contrario, los amalecitas y los cananeos los hirieron, los derrotaron y los persiguieron hasta Horma (Nm 14.2023, 4045). Una primera lectura del libro de Josu puede dar la impresin de que la conquista de Canan consisti en un rpido movimiento estratgico; que los israelitas, dirigidos por Josu, penetraron con facilidad en el pas, y que una serie de acciones militares de prodigiosa eficacia les permiti apoderarse en poco tiempo y por completo del territorio que de antemano tenan por suyo. En realidad, el asunto no fue tan simple, pues ni ellos lograron conquistar rpidamente los territorios cananeos, ni los anteriores habitantes del pas fueron del todo exterminados. De hecho, muchos de ellos se mantuvieron firmes en sus posiciones (15.63; 17.12 13); e incluso establecieron a veces alianzas con los invasores, y entonces unos y otros tuvieron que aprender a convivir en paz (9.127; 16.10). La conquista de Canan no fue, pues, el resultado de una guerra relmpago de exterminio, sino un avance lento y sostenido en medio de no escasas dificultades, entre las que tuvo probablemente gran importancia la inexistencia en Israel de una estructura poltica de ndole nacional, que solo lleg ms tarde, con la instauracin del reino de David. En la poca de Josu, puesto que las tribus no tenan unidad de gobierno,

se desempeaban cada una por su propia cuenta, tanto en la paz como en la guerra.

Contenido del libroJosu se divide en dos grandes secciones, formadas respectivamente por los cap. 112 y 1322, y una menor que incluye los cap. 2324 a modo de conclusin. Tras la muerte de Moiss, Josu toma la direccin del pueblo (1.12; cf. Dt 31.7 8), cuya entrada y asentamiento en Canan relata la primera seccin del libro. Los israelitas, que se encontraban reunidos en las llanuras de Moab, atraviesan el Jordn y acampan en su ribera occidental, puestos ya los pies en Canan. A partir de aquel momento, Josu organiza diversas campaas militares destinadas a aduearse de la totalidad del pas. Primero ataca localidades del centro de Palestina, y ms tarde se extiende hacia los territorios del norte y del sur. Estas acciones aparecen en el libro precedidas de un discurso introductorio del propio Josu, que sita la narracin histrica en su contexto teolgico: Yo os he entregado, tal como lo dije a Moiss, todos los lugares que pisen las plantas de vuestros pies (1.3). Esta manifestacin ratifica la idea de que el establecimiento en Canan no es una mera conquista humana, sino un don que Israel recibe del Seor. La seccin concluye en 12.24, con la relacin de los reyes que fueron vencidos en batallas a ambos lados del Jordn. La segunda seccin (cap. 1322) se ocupa de las varias incidencias relacionadas con la asignacin de tierras a las tribus de Israel. La lectura de estos captulos, con sus estadsticas y sus largas listas de ciudades importantes y de pequeas poblaciones, resulta en general rida y poco gratificadora. Pero tambin es cierto que aqu ocurren datos de un inters histrico evidente, gracias a los cuales han podido conocerse los lmites territoriales de las tribus y se ha logrado la identificacin de diversos puntos geogrficos citados aqu y all en el AT. Por otro lado, la descripcin que hace Josu del reparto del pas invadido revela la atencin que los israelitas prestaron a la justicia distributiva, a fin de que cada una de las tribus dispusiera de un espacio donde establecerse: Dio Jehov a Israel toda la tierra que haba jurado dar a sus padres. Tomaron posesin de ella, y la habitaron (21.43). Tambin la tribu sacerdotal de Lev a la cual no se le haba asignado propiedad territorial (13.14; vase Introduccin a Levtico y cf. Nm 18.20; Dt 18.12) haba de contar con lugares de residencia. Los dos ltimos captulos del libro (2324) recogen el discurso de despedida de Josu (cap. 23), la renovacin del Pacto y, finalmente, la muerte y sepultura de aquel fiel servidor de Dios que supo acaudillar al pueblo despus de Moiss, y guiarlo hasta su anhelado destino (cap. 24). Esquema del contenido: 1. La conquista de Canan (1.112.24)

2. Distribucin del territorio entre las tribus de Israel (13.122.34) 3. ltimas palabras de Josu. Renovacin del Pacto (23.124.33)

Anlisis del Libro de JuecesAutor: Desconocido; la tradicin atribuye el libro a Samuel. Tema Principal: La historia de Israel durante los 14 jueces. Describe una serie de cadas en la idolatra por parte del pueblo de Dios, seguidas por invasiones de la Tierra Prometida y la opresin causada por sus enemigos. La narracin se centra alrededor de las personalidades de los jueces que fueron levantados para ser libertadores de Israel. Se resalta especialmente en el registro el lado oscuro del panorama. Un estudio de las fechas parece mostrar que el pueblo mantuvo una lealtad exterior al Seor un perodo de tiempo ms largo que lo que podra indicar una lectura casual del libro.

El libroCon el nombre de jueces (hebreo, shofetim) se disgna en el AT a una serie de personajes que se esforzaron por dirigir al pueblo y mantenerlo a salvo de la hostilidad y el dominio de sus vecinos. Estos personajes vivieron durante el perodo comprendido entre la muerte de Josu y los aos inmediatamente anteriores al inicio de la monarqua de Israel (s. XIII-XI a.C.). Ms que jueces en el sentido estricto de administradores de la justicia, eran hroes que de modo ocasional guiaron a las tribus israelitas en su lucha por permanecer en los territorios conquistados (2.16). De hecho, la raz verbal de donde procede el sustantivo hebreo traducido por juez encierra tambin los significados de gua, direccin y gobierno. Y es muy probable que la idea de gobernar sea la original, y que de ella se haya derivado la de juzgar, dado que la judicatura es una responsabilidad inherente al gobernante o al aparato de gobierno. El libro de Jueces (=Jue) narra algunas de las acciones de guerra en las que aquellos hroes acaudillaron a una o ms de las tribus de Israel. En situaciones difciles, cuando enemigos externos hicieron peligrar la supervivencia del pueblo en Canan, Jehov levant un libertador a los hijos de Israel y los libr (3.9). Aunque el carcter militar de estos jueces ed evidente, el libro pone de relieve que todos ellos actuaron como instrumentos del Seor, suscitados y movidos por su Espritu para llevar a cabo una misin especial, en un preciso momento y por un tiempo limitado. En las hazaas que realizaron se revel siempre el poder de Dios,

que, pese a las frecuentes actitudes reprobables de los israelitas, nunca dej de cuidarlos con solicitud paternal y de sostenerlos para que no sucumbieran vctimas de sus vicisitudes. En la descripcin de estos personajes no existe un patrn comn de identificacin. As, Dbora se distingue como una profetisa que, al pie de una palmera, gobierna al pueblo y atiende a quienes solicitan su mediacin en casos de litigio (4.45); Geden es un campesino de humilde extraccin social (6.11); Jeft, hijo de una prostituta, capitane, al parecer, una banda de malhechores (11.1,3); y Sansn, el joven celebrado por su excepcional fortaleza fsica (16.3), no sabe resistirse a los encantos de una mujer filistea (16.17).

Contenido del libroLa historia de los jueces se reduce en el libro a una serie de narraciones episdicas e inconexas. Y el tratamiento que reciben los protagonistas es muy desigual, pues mientras que a unos pocos se les dedican varios captulos (Dbora, Geden, Jeft, Sansn y Micaa), de otros solo se menciona el nombre, acompaado, si acaso, de una brevsima noticia personal (Otoniel, Aod, Samgar, Tola, Jair, Ibzn, Eln y Abdn). Se ha observado, en cambio, que los episodios registrados en Jueces se ajustan a un cierto modelo redaccional, en virtud del cual nos es dado percibir una especie de visin global de la poca de referencia. Dicho modelo, generalmente definido como esquema de cuatro tiempos, es como sigue: Primer tiempo: Fidelidad del pueblo. Bajo el caudillaje de un juez que gobierna o dirige, el pueblo se mantiene fiel al Seor y vive un perodo de paz y de prosperidad (3.11,30; 5.31; 8.28). Segundo tiempo: Infidelidad del pueblo. A la muerte del juez sobreviene una etapa en que los israelites vuelven a hacer lo malo ante los ojos de Johov (4.1; 13.1), se apartan del Seor y van tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores (2.1213; 3.7; 10.6). Tercer tiempo: Enojo de Dios. La infidelidad de Israel provoca la ira del Seor, que los entrega en manos de sus enemigos (2.14,2021; 3.8; 4.2; 10.7). Cuarto tiempo: Arrepentimiento de Israel. Sometidos a la opresin de sus vecinos, los israelitas lamentan haber sido infieles al Seor. Arrepentidos, suplican su auxilio (3.9,15; 4.3; 6.6), Israel recupera la libertad y vive tranquilo durante cuarenta aos (3.11; 5.31; 8.28; por excepcin, en 3.30 se lee ochenta aos, que equivale a dos veces cuarenta aos). Al cabo de ese perodo en que "reposa" el pas, comienza el ciclo de nuevo. Esquema del contenido

1. Introduccin general al perodo de los jueces (1.13.6) a. Los israelitas se establecen en Cannan (1.12.5) b. Sntesis histrica del perodo de los jueces (2.63.6) 2. Los jueces de Israel (3.716.31) a. De Otoniel a Samagar (3.731) b. Dbora, la profetisa (4.15.31) c. Geden y Abimelec (6.19.57) d. Tola y Jair (10.15) e. Jeft (10.612.7) f. De Ibzn a Absn (12.815) g. Sansn (13.116.31) 3. Apndices (1721) a. El sacerdote Micaa y los danitas (17.118.31) b. El levita y su concubina. La querra contra los benjaminitas (19.121.25)

Anlisis del Libro de RutAutor: Desconocido; posiblemente Samuel. Perodo: La poca de los jueces. Tema Principal: Como la vida de una joven moabita fue enriquecida. Es una bella historia, considerada como una gema literaria. Es uno de los dos libros de La Biblia en los que una mujer es el personaje principal - Rut, una moabita que se cas con un hebrero.

El libroCon esta pequea joya de la literatura bblica, el gnero narrativo hebreo se remonta a una de sus ms elevadas cotas artsticas. El libro lleva al lector a la poca violenta y convulsa de los "jueces" de Israel (1.1); pero, en contraste con el clima inquieto que caracteriza la historia de aquellos hroes guerreros, Rut (=Rt)

se presenta como un delicioso canto a la paz y a la serenidad de la vida campesina. La Biblia hebrea incluye este libro en la tercera seccin del canon, en el grupo de los Escritos (ketubim), entre Proverbios y Cantar de los Cantares. Tal colocacin, unida a la presencia en el texto de determinados datos culturales y lingsticos, apunta a la posibilidad de que Rut no alcanzara su forma definitiva hasta despus del exilio babilnico, en fecha posterior a la de los hechos que narra. En la versin griega de los Setenta, el libro de Rut sigue al de Jueces, probablemente a causa del dato cronolgico con que comienza el texto.

El relatoRut, una muchacha de Moab, es el personaje principal de la historia. Casada con un israelita, hijo de Noem, conoci muy pronto las amarguras de la viudez. Noem, procedente de Beln de Jud, haba emigrado con su esposo y sus dos hijos a tierras moabitas, donde murieron ellos tres, quedando Noem desamparada, sin sus dos hijos y sin su marido (1.5). En aquella dramtica situacin, resolvi regresar a Beln; y as lo hizo, acompaada de su nuera Rut, que en un gesto de extraordinaria lealtad le haba declarado: Tu pueblo ser mi pueblo y tu Dios, mi Dios (1.16; cf. 1.1618). Era Rut una joven dotada de las ms bellas cualidades: afectuosa, decidida y trabajadora, dispuesta incluso a poner su honor en entredicho con tal de perpetuar el nombre de su difunto esposo. El encanto personal de Rut atrajo en Beln a un pariente del marido de Noem, un tal Booz, quien, conforme a leyes y costumbres de la poca, la tom por esposa. Con el nacimiento de Obed, su primer hijo, qued asegurada la supervivencia del nombre familiar (4.10; cf. 1.1113). Unos ltimos apuntes en el texto de Rut revelan que Obed fue el abuelo paterno de David (4.17,2122); de modo que Rut, una extranjera (2.10), no solo qued incorporada al pueblo de Dios, sino, ms sorprendentemente an, a la estirpe misma de la monarqua davdica. Junto a la rica personalidad de Rut, entra en juego la de Noem, mujer generosa y sabia en sus consejos (1.813; 2.22; 3.14), que con plena confianza en el Seor se enfrenta decidida y valerosamente a un destino por dems doloroso. El tercero de los personajes principales del libro es el hacendado Booz, hombre afectuoso, bien impuesto de sus derechos y decidido a hacerlos valer. Se muestra, adems, cumplidor de todos los compromisos a que lo obliga su condicin de pariente de Elimelec, entre los cuales est el matrimonio con Rut (4.312).

El mensajeLa historia, escenificada sobre todo en la pequea aldea de Beln de Jud, est contada en trminos de la vida diaria de gentes sencillas y de noble corazn. Frente al rigor de las concepciones tnicas sustentadas por el pueblo de Israel recin implantado en Canan entre ellas, la oposicin a la unin de judo y

extranjera (cf. Esd 910; Neh 13.2327), Rut ofrece un panorama abierto a la amistad y a la relacin pacfica con el forastero. Muy lejos del punto de vista de este relato queda cualquier forma de racismo o de nacionalismo cerrado. La narracin es como un puente tendido en el AT hacia el mensaje del NT, hacia la predicacin cristiana de la igualdad de todos los seres humanos ante los ojos de Dios (cf. Dt 23.3, 6 con Mt 28.1620; Hch 1.8). Es un puente afirmado sobre una constancia histrica: la genealoga que se inicia en Rut la moabita y que llevar finalmente al nacimiento de Jess (cf. Mt 1.5). As, con su presencia en el AT, Rut prefigura, en dimensin proftica, el valor universal de la obra redentora de Jesucristo. Esquema del contenido: 1. La familia de Elimelec en Moab (1.15) 2. Noem regresa con Rut a Beln (1.622) 3. Rut en el campo de Booz (2.123) 4. Booz se fija en Rut (3.118) 5. Booz toma a Rut por esposa (4.117) 6. Los antepasados del rey David (4.1822)

Anlisis del Libro 1 de SamuelAutor: Desconocido. Perodo: Uno de transicin, termina el mandato de los jueces y se establece el reino.

HistoriaUna mirada panormica a los dos libros de Samuel (que en realidad son una sola obra, en dos tomos) descubre al punto la presencia sobresaliente de tres nombres de la historia de Israel: Samuel, Sal y David, y de un acontecimiento que no por efmero resulta menos importante: la integracin de las tribus israelitas en un cuerpo nacional gobernado por un nico soberano. La poca a la que corresponden los hechos aqu narrados se puede situar aproximadamente entre la primera parte del s. XI y la primera del s. X a.C. Comienza con el nacimiento de Samuel y concluye con los ltimos tiempos de la vida de David.

Con Samuel se cierra la etapa de los jueces o caudillos de Israel. l fue el ltimo representante de los tiempos de anarqua en que las tribus carecan de cohesin entre s, y las "juzg" a lo largo de toda su vida (1 S 7.15). Sin embargo, Samuel no solo signific el punto final de aquel perodo, sino que, al iniciar la serie de los grandes profetas de Israel con el ungimiento (es decir, la consagracin) de sus dos primeros reyes, Sal y David (1 S 9.2710.1; 16.13), dio paso a la institucin de la monarqua y a la dinasta davdica. Los comienzos del reinado de Sal (c. 10401010) quedaron felizmente sealados con una fulgurante victoria sobre los amonitas, antiguos enemigos de Israel (1 S 11); pero no pas mucho tiempo sin que la imagen de fortaleza y valor del Sal joven empezara a desvanecerse. El rey se hizo inestable y pusilnime. En su derredor, especialmente a causa de David, vea continuas amenazas contra su autoridad y, sin duda, contra su propia vida (1 S 18.611). En tales circunstancias, mermada la capacidad de Sal para gobernar a su pueblo, el Seor lo desestim (1 S 15.23, 26), y envi al profeta Samuel a ungir a David como nuevo rey de Israel (1 S 16.1213). A David (c. 1010972 a.C.), que representa para los israelitas el monarca ideal, es a quien en verdad se debe la unidad y la independencia de la nacin. Valeroso, decidido y dotado de clara inteligencia, combati ms all de sus fronteras para consolidar y extender el reino y, dentro de ellas, para sofocar conjuras contra su gobierno, como la promovida por su propio hijo Absaln (2 S 1518). La religiosidad profunda de David es una constante de su biografa (cf. 2 S 6.14, 21 22; 7.1829), como tambin lo es su preocupacin por asentar sobre bases firmes la administracin de justicia y la organizacin del reino (2 S 8.1518). De ah que la personalidad de David resultara idealizada entre el pueblo de Israel, aun cuando tampoco dejara de reconocrsele flaquezas y pecados, como el adulterio con Betsab y la muerte de Uras (2 S 11.112.25). Pero, en todo caso, lo cierto es que, tanto el reinado como la persona misma del rey David dejaron una huella profunda en el mundo israelita, que en l vio prefigurado al Mesas, al Ungido por el Seor para hacer realidad las grandes promesas y esperanzas del pueblo de su eleccin.

Contenido y composicin de los librosLas particularidades del nacimiento de Samuel y de su relacin desde nio con el sacerdote El se hallan recogidas en 1 S 1.12.11. Asociados a El en el servicio del santuario de Silo, estaban sus hijos, Ofni y Finees, igualmente sacerdotes (1 S 1.3); pero los hijos de El eran hombres impos, que no tenan conocimiento de Jehov (1 S 2.12). En uno de los muchos enfrentamientos con los filisteos, Israel result vencido, el Arca de Dios fue tomada y murieron los dos hijos de El (1 S 4.11; cf. 4.1b5.2). El conocimiento de estas desgracias precipit la muerte del anciano sacerdote (1 S 4.18). Entonces Samuel, a quien Dios ya haba llamado a ser profeta (1 S 3),

comenz a dirigir a Israel tambin como juez (1 S 7.217), lo cual hizo hasta que el pueblo expres el deseo de tener un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones (1 S 8.5). La institucin de la monarqua se presenta en 1 Samuel como una concesin de Dios a este deseo popular, pero en ningn modo significa que l renunciara a ejercer la autoridad ltima sobre Israel, del cual es el verdadero y definitivo Rey. Por eso, a rengln seguido de aquella concesin, las palabras del profeta Samuel exhortan con vehemencia al pueblo: Si temis a Jehov y lo servs, si escuchis su voz y no sois rebeldes a la palabra de Jehov, si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servs a Jehov, vuestro Dios, haris bien (1 S 12.14). Sal, el primer rey de Israel, fue presa de un fuerte desequilibrio emocional, manifestado de modo violento en la persecucin de que hizo objeto a David, tan encarnizada que oblig a este a convertirse en fugitivo y hasta a ofrecerse como mercenario a los filisteos (1 S 1630). La historia de Sal, de David y de las abruptas relaciones entre el uno y el otro, se presenta como un cuadro lleno de contrastes, luminoso al evocar la esplndida trayectoria ascendente del joven David, y sombro cuando considera la figura de Sal, con la imparable decadencia de su personalidad y la tragedia que rodea su muerte y la de sus hijos en la batalla de Gilboa (1 S 31). El relato del dramtico final del rey, con que se cierra el Primer libro de Samuel (=1 S) prosigue al comenzar el segundo. Aqu se muestra a un David emocionado que, en homenaje pstumo a Sal y a su hijo Jonatn, pronuncia una endecha donde resuena vibrante el estribillo: Cmo han cado los valientes! (2 S 1.19, 25, 27; cf. v. 1727). Ms tarde, pasados esos acontecimientos, David se dirigi a Hebrn, donde fue proclamado rey sobre la casa de Jud (2 S 2.14), y ms tarde sobre Israel (2 S 5.15). Segn el autor de 1 y 2 de Samuel, David contaba treinta aos cuando comenz a reinar... Rein en Hebrn sobre Jud durante siete aos y seis meses, y rein en Jerusaln treinta y tres aos sobre todo Israel y Jud (2 S 5.45; cf. v. 15). El resto de 2 Samuel est enteramente dedicado a los hechos ocurridos durante el reinado de David y a las circunstancias en que este se desarroll: la recuperacin del Arca del pacto, los aciertos y desaciertos del monarca, sus campaas militares y las sublevaciones que hubo de reprimir. Los captulos finales son como apndices, en los cuales figura una reproduccin del Salmo 18 (cap. 22) y la resea de un censo nacional ordenado por David (2 S 24.19). Esquema del contenido: 1. Infancia de Samuel, profeta y juez sobre Israel (1.17.17) 2. Institucin de la monarqua de Israel (8.112.25) 3. Luces y sombras del reinado de Sal (13.115.35)

4. David, ungido rey para suceder a Sal (16.131.13)

Anlisis del Libro 2 de SamuelAutor: Desconocido. Tema Principal: El reinado de David. Perodo: Primer Perodo : Los primeros aos del reinado. Durante este perodo, el rey, aunque tom parte en las campaas militares, comunes de la poca, manifest disposicin espiritual. Perodo Medio: Describe el gran xito militar del rey y su cada y castigo. Perodo Final: Los ltimos aos de David. El Segundo libro de Samuel (=2 S) contina el relato iniciado en el primer libro, pues en realidad forman una sola obra (vase Introduccin a 1 Samuel). Comienza con el poema en el que David lamenta la muerte de Sal y Jonatn (cap.1). Despus la narracin se concentra en la historia del reinado de David, primero sobre la tribu de Jud (cap. 24) y luego sobre todo Israel (cap. 524). Esquema del contenido: 1. Los comienzos del reinado de David: el pacto de Dios con David; las campaas militares y la unificacin del reino (1.18.18) 2. Hechos y circunstancias del reinado de David (9.120.26) 3. Apndices: el Salmo 18 y el censo nacional (21.124.25)

Anlisis del Libro 1 de ReyesAutor: Desconocido. Ttulo: En el texto hebreo, 1 y 2 de Reyes aparecen como un solo libro. La divisin pudo haberse hecho para la conveniencia de los lectores griegos.

HistoriaA manera de introduccin al Primer libro de Reyes (1 R), el autor narra la ltima etapa de la historia de David desde el punto en que la haba dejado 2 Samuel. La

avanzada edad del rey hace prever la proximidad de su muerte, y la monarqua de Israel ha de encarar el problema de la sucesin al trono. Requerido por Betsab, David dispone que se unja y proclame rey a su hijo Salomn (1 R 12), quedando as establecida la dinasta davdica. De esta forma, la historia del pueblo de Israel entra en una nueva fase, la sucesin monrquica, que cubre el perodo entre el comienzo del reinado de Salomn (c. 970 a.C.) y la cada de Jerusaln en tiempos de Sedequas (586 a.C.). No se dispone de mucha ms informacin sobre el gobierno del hijo de David que la referente a su prudencia, a sus riquezas y a la edificacin del Templo. Desde el punto de vista poltico, es destacable que Salomn supo siempre mantener la unidad del reino y evitar que Israel se viera envuelto en conflictos blicos. Sin embargo, cuando l muri (930 a.C.) y su hijo Roboam ocup el trono, se precipitaron los acontecimientos que fueron causa de la divisin del reino en dos estados independientes: el de Jud o reino del sur, y el de Israel o reino del norte. Dos siglos ms tarde, en el ao 721 a.C., Israel qued sometido a la dominacin asiria, y cerca de siglo y medio despus, en el 586 a.C., cay Jud bajo el poder del imperio neobabilnico. El perodo de los reyes est documentado por los libros de Reyes y Crnicas, que ciertamente proveen una considerable cantidad de datos cronolgicos. Esas indicaciones, no obstante, son a menudo tan imprecisas que no bastan para establecer con exactitud las fechas de principio y final de los reinados correspondientes. Esto explica las variaciones de algunos aos que se aprecian en cronologas propuestas por diferentes historiadores.

Contenido y composicin de los librosEl reinado de Salomn ocupa una extensa porcin de la primera parte de esta obra (1 R 2.1211.43), donde se hace evidente el inters del autor en realzar la personalidad del rey. Recuerda su inteligencia y sabidura, las riquezas que atesor y las grandiosas construcciones que impuls; entre otras, el complejo de edificios amurallados del palacio real, las enormes caballerizas de Meguido, las ciudades-campamento y, destacando sobre todas ellas con especial relieve, el Templo que hizo construir en los terrenos adquiridos por David a tal efecto (cf. 2 S 24.1825). Esta Casa de Jehov, santuario nico de Israel, habra de tener una importancia sin par en la vida religiosa y en la cultura del pueblo, tal y como lo expres el mismo Salomn en su plegaria durante la ceremonia de dedicacin del Templo (1 R 8.2353). En contraste con las esplndidas realizaciones del reinado de Salomn, 1 Reyes descubre algunos aspectos personales que desdoran su imagen. Entre ellos, la conducta apstata y poco ejemplar del monarca y su actitud permisiva ante la penetracin en Israel de cultos paganos e idoltricos. Porque Salomn, a fin de consolidar su poder, y conforme a los usos y costumbres de la poca, estableci acuerdos polticos y comerciales con naciones vecinas tomando por esposas a

princesas extranjeras (1 R 7.8; 11.13); de modo que tuvo muchas mujeres no israelitas, las cuales quemaban incienso y ofrecan sacrificios a sus dioses, y cuando lleg a la vejez, sus mujeres le inclinaron el corazn tras dioses ajenos, de modo que ador dolos y les erigi santuarios (1 R 11.48). Tambin informa 1 Reyes acerca del alto costo de las construcciones promovidas por Salomn. Para sufragarlas se recurri a la imposicin de tributos pblicos, que convirtieron en realidad las advertencias de Samuel acerca de la institucin de una monarqua en Israel (cf. 1 S 8). Considerados por muchos como cargas en extremo onerosas, dieron lugar a un clima de tensin que no tard en extenderse por todo el pas. Aquel descontento, agravado con el renacer de viejas desavenencias entre los territorios del norte y del sur (cf. 2 S 20.12), pronto quebr la frgil unidad poltica alcanzada en el reinado de David (cf. 2 S 2.4; 5.1 3). Una vez narradas las circunstancias en que se produjo la ruptura de la unidad nacional bajo el gobierno de Roboam (1 R 12) y la fundacin del reino del norte, Reyes aborda en forma paralela las historias de Jud y de Israel, separadas para siempre e incapaces de superar su mutua hostilidad. Los reyes de uno y otro reino aparecen alternativamente, encuadrados en frmulas literarias que se repiten en cada caso y siguiendo el respectivo orden dinstico. En general, el autor no entra en pormenores, sino que se limita a relacionar o describir algunos de los hechos ms significativos de los monarcas y a juzgar su conducta sobre la base de la ley de Moiss. Estos juicios revisten la mxima severidad. Tratndose de Jud, se aprueba el comportamiento de algunos reyes que siguieron los pasos de David, como Asa (1 R 15.11), Josafat (1 R 22.43), Ezequas (2 R 18.3), Josas (2 R 22.2) y otros; pero son muchos ms los que merecen el veredicto de reprobacin: Hizo lo malo ante los ojos de Jehov (p.e., 1 R 15.26; 22.52; 2 R 13.2). En cuanto a los monarcas de Israel, ninguno queda libre de un juicio tan grave como: Anduvo en el camino de Jeroboam, y en el pecado con que este hizo pecar a Israel (1 R 15.34). Jeroboam I (929909 a.C.) es propuesto as como prototipo de infidelidad al Seor y a la unicidad de su Templo en Jerusaln. Con Jeroboam I se inicia la cadena de infidelidades de los reyes del norte, que provocan la ira de Dios y arrastran al reino a su trgico final del ao 721 a.C.: En el ao nueve de Oseas, el rey de Asiria tom Samaria y llev a Israel cautivo a Asiria (2 R 17.6; cf. v. 7 23). La situacin poltica de Israel adoleci siempre de gran inestabilidad. En sus algo ms de dos siglos de existencia (929721 a.C.), el reino cont nueve dinastas para un total de diecinueve reyes, muchos de los cuales llegaron al trono usando de medios violentos. En Jud, por el contrario, los reyes que se sucedieron durante los tres siglos y medio de permanencia del reino (929586 a.C.) fueron todos descendientes de David, a excepcin de la reina Atala, que, habiendo usurpado el trono, logr mantenerse en l durante seis aos. La ltima parte de Reyes (2 R 1825) est dedicada a los tiempos siguientes a la cada de Samaria y la desaparicin del reino del norte. Se distingue en estos

captulos la poca de Josas, a causa de la reforma religiosa que l impuls, pero que, pese a su importancia, no bast para contener la desintegracin moral y poltica de Jud (2 R 23.2627). Despus de Josas, la sucesin monrquica se encamin directamente hacia su dramtico final con la destruccin de Jerusaln y el exilio babilnico. Inscrita en el marco histrico de Reyes, corre tambin la vida de algunos profetas. Objeto de singular atencin son Elas (1 R 172 R 1) y Eliseo (2 R 2.18.15; 13.1420), los dos grandes representantes del profetismo; pero a su lado figuran tambin los nombres de otros profetas, que van de Natn (1 R 1.45) a Hulda (2 R 22.1420) pasando por Ahas de Silo (1 R 11.2940), Semaas (1 R 12.2124) e Isaas (2 R 19.2020.19). Dado el carcter narrativo de los libros de Reyes, el autor atiende especialmente a mostrar la actitud de los profetas en momentos de importancia decisiva para la historia de Israel. No se limita, pues, a recoger y transmitir el mensaje proftico como tal, sino que presenta a los profetas en su personal relacin con el acontecer histrico. De particular significacin son los pasajes en que un profeta se enfrenta con un rey para echarle en cara su conducta y su falta de fidelidad al Seor (1 R 18.1619; 21.1729; 2 R 1.1516). En la Biblia hebrea, los libros de Reyes estn integrados en el grupo de los denominados Profetas anteriores (vase la Introducccin a los libros histricos). Esto significa que, aun cuando en principio sean catalogados estos escritos como gnero narrativo, su propsito, ms all de lo puramente histrico, es proyectar una reflexin proftica desde la base de una etapa de la historia de la salvacin. Aqu es evidente la influencia de la teologa del Deuteronomio, que insiste en la fidelidad a la Torah como fundamento necesario para que se cumplan en el pueblo de Dios las promesas recibidas de paz y prosperidad (Dt 28.114; cf. 2 R 21.8; y vase la Introduccin al Pentateuco). Lo mismo que Samuel y Crnicas, tambin Reyes es una sola obra compuesta de dos volmenes. Esta divisin del texto no se debe a ningn plan previo, sino que es ms bien artificiosa, hecha en el s. III a. C. por los traductores de la Septuaginta. El autor de Reyes se sirvi de diversas fuentes, p.e. los archivos del Templo, y tambin de un nmero desconocido de narraciones contemporneas relativas a los profetas. De modo expreso, el texto alude a algunos documentos perdidos hasta hoy para la investigacin histrica: Libro de los hechos de Salomn: 1 R 11.41 Libro de las historias de los reyes de Israel: 1 R 14.19 Crnicas de los reyes de Jud: 1 R 14.29

El mensaje

Ciertamente, la historia de los dos reinos, Jud e Israel, se deja ver como una interminable serie de fracasos, delitos y flagrantes infidelidades al Seor, de los cuales fueron responsables inmediatos y principales los propios monarcas. El gobierno del pueblo de Dios se les haba confiado para que lo ejercieran con sabidura la que para s mismo peda Salomn (1 R 3.9), no arbitrariamente o con despotismo, sino como un autntico servicio de gua y proteccin (1 R 12.7). Pero aquellos reyes se dejaron arrastrar por la corrupcin, cayeron en la idolatra y condujeron su nacin al desastre y a la prdida de la libertad y la independencia. Como paradigmas de depravacin y de impiedad se describen los reinados de Oseas sobre Israel (2 R 17) y de Manass sobre Jud (2 R 21.118). El mensaje de Reyes no debe, sin embargo, entenderse en un sentido exclusivamente negativo. Junto a los muchos personajes malvados que formaron parte de las realezas de Jud y de Israel, hubo otros consagrados de corazn a Dios y deseosos de conducir a sus sbditos por los caminos de la ley divina. Fueron los suyos casos relevantes, en los que el Seor, manifestndose como el poderoso protector de su pueblo, abri ante este una ancha puerta a la esperanza (2 R 18.18, 1337; 19.120.11). Esquema del contenido: 1. Fin del reinado de David. Salomn es proclamado rey (1.12.12) 2. Reinado de Salomn (2.1311.43) 3. Divisin del reino (12.133) 4. Los dos reinos (13.116.34) 5. El profeta Elas y el rey Acab (17.122.40) 6. Reinados de Josafat (Jud) y Ocozas (Israel) (22.4153)

Anlisis del Libro 2 de ReyesAutor: Desconocido. Tema Principal: La historia del pueblo de Israel y de Jud, desde la ltima parte del reinado de Ocozas en Israel, y de Jorm en Jud, hasta el tiempo de los cautiverios. En cuanto a la historia de Israel, sta es un cuadro sombro de gobernantes degenerados y de gente pecadora, que dio como resultado la esclavitud.

El reino de Jud tambin se estaba degradando, pero el juicio no lleg tan pronto sobre l, debido a la influencia de un nmero de reyes buenos que reinaron durante ste perodo. Mensaje Espiritual: La influencia poderosa de los gobernantes sobre una nacin. Personajes Principales: El libro en su mayor parte se centra en las vidas de los profetas Elas y Eliseo. El Segundo libro de Reyes (=2 R) contina la historia que comienza en el primero (vase Introduccin a 1 Reyes), termina la narracin de la vida del profeta Elas e introduce algunos episodios de la vida de Eliseo, su discpulo y sucesor. Presenta la historia de los dos reinos, hasta la cada de Samaria, capital del reino del norte, en el 721 a.C., y finalmente incluye la ltima etapa del reino del sur y la destruccin de Jerusaln (vase Introduccin al Antiguo Testamento). Esquema del contenido: 1. El profeta Elas y el rey Ocozas (1.118) 2. El profeta Eliseo sucede a Elas (2.125) 3. Actividades de Eliseo (3.18.15) 4. Jud e Israel hasta la muerte de Eliseo (8.1613.25) 5. Jud e Israel hasta la destruccin de Samaria (14.117.41) 6. Jud hasta el exilio en Babilonia (18.125.30)

Anlisis del Libro 1 de CrnicasAutor: Desconocido; se cree que pudo haber sido revisado por Esdras. 1 o 2 Crnicas son un solo libro en el texto hebreo. poca: Probablemente fue escrito durante o poco despus de la cautividad, puede mirarse como un suplemento a los libros 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 de Reyes. Algunas de las descripciones histricas son casi idnticas a las de los libros anteriores. Particularidades: Los libros de Samuel y de Reyes se refieren a sucesos en ambos reinos, mientras que Crnicas tiene que ver casi exclusivamente con la historia de Jud. Pensamiento Central: La Soberana de Dios.

Personaje Central: David.

HistoriaEn los dos libros de Crnicas (que en realidad son una sola obra compuesta de dos tomos) se reproduce la mayor parte de los acontecimientos que se narran en los de Samuel y Reyes. Este hecho puede llevar al lector a la idea equivocada de hallarse ante la simple repeticin de esos mismos episodios histricos. Sin embargo, Crnicas lo hace dentro de determinados mrgenes de libertad narrativa, requeridos por las nuevas circunstancias en que hubo de desenvolverse el pueblo judo en los aos siguientes al retorno de los exiliados a Jerusaln. La situacin no era por entonces la misma que antes de la cautividad babilnica. La monarqua, inaugurada en la segunda mitad del siglo XII a.C. con la proclamacin de Sal como rey, haba llegado a su fin junto con la destruccin de Jerusaln (586 a.C.), y las condiciones de vida de los judos no eran ahora las mismas que antes del destierro. La comunidad constituida por los repatriados ya no formaba parte de un estado independiente, sino de una nacin sometida, vasalla del imperio persa. Y aunque es cierto que, en trminos generales y a diferencia de las precedentes dominaciones de Asiria y Babilonia, los gobernantes persas se mostraron benvolos y practicaron una poltica de tolerancia religiosa con los judos, tambin lo es que otras gentes de la vecindad geogrfica se les manifestaron totalmente hostiles. En aquella nueva etapa, el pueblo judo estaba llamado a reconsiderar su historia desde un punto de vista que les permitiera comprender mejor el presente y los orientara respecto del futuro. Y esto es precisamente lo que el autor de Crnicas ofrece a la comunidad postexlica: una reflexin sobre el pasado de Israel y una leccin de fidelidad al Seor, a su Ley y al culto en el santuario de Jerusaln. Los libros de Crnicas son una expresin tpica del judasmo postexlico. Para su composicin, el autor recurri a materiales recogidos de Gnesis, xodo, Nmeros, Josu y Rut, de los cuales extrajo, p.e., las genealogas de 1 Cr 19. Pero fue sobre todo en los libros de Samuel y Reyes donde encontr una rica fuente de informacin, que l incorpor a Crnicas, reproducindola a veces literalmente, o bien redactndola de nuevo. Adems, cita una serie de documentos, en gran parte desconocidos para nosotros, que son otros tantos depsitos de conocimiento histrico. Dichos documentos son los siguientes, relacionados a continuacin en orden alfabtico: Crnicas del profeta Natn: 1 Cr 29.29 Crnicas del rey David: 1 Cr 27.24 Crnicas del vidente Gad: 1 Cr 29.29

Historia del libro de los reyes (de Jud): 2 Cr 24.27 Historia del profeta Iddo: 2 Cr 13.22 Libro de las crnicas del vidente Samuel: 1 Cr 29.29 Libro de los reyes de Jud y de Israel: 2 Cr 16.11; 27.7 Libro (o: "Actas") de los reyes de Israel: 1 Cr 9.1; 2 Cr 20.34; 33.18 Libro del profeta Semaas: 2 Cr 12.15 Libros del profeta Natn: 2 Cr 9.29 Profeca de Ahas, el silonita: 2 Cr 9.29 Profeca (o: "Libro") del vidente Iddo: 2 Cr 9.29; 12.15 Registro de las familias: 2 Cr 12.15

Contenido y composicin de los librosEl primer libro de Crnicas (=1 Cr) contiene una larga serie de genealogas que se extienden desde Adn hasta Sal (cap. 19), y en las que ocupan importantes espacios las lneas sucesorias de David (cap. 3), Aarn (6.4981) y Sal (9.35 44). La exposicin de estos linajes introduce al lector en el resto del libro, que presenta la historia del rey David (cap. 1029) hasta su muerte, ocurrida en buena vejez, lleno de das, de riqueza y de gloria (29.28). El segundo libro (2 Crnicas) consta de dos partes, ms un apndice a modo de conclusin. La primera de ellas (cap. 19), dedicada ntegramente al reinado de Salomn, concluye con su muerte. En la segunda parte (10.136.21), el Cronista relata la historia del reino de Jud, desde Roboam hasta la destruccin de Jerusaln y la deportacin a Babilonia. La conclusin (36.2223) es una referencia a Ciro, el persa, y a su decreto autorizando el regreso de los judos exiliados. Estos versculos finales de 2 Crnicas reaparecen al comienzo del libro de Esdras (cf Esd 1.13). En la seccin dedicada al reinado de David, el cronista se detiene con singular minuciosidad en el traslado del Arca del pacto a Jerusaln, la organizacin del culto, las funciones de los levitas y los preparativos y acopio de materiales para construir el Templo (vase, p.e., 1 Cr 15.117.27; 21.2822.19). Salomn haba recibido de su padre David el encargo de ejecutar este proyecto de edificar una Casa en la cual reposara el Arca del pacto de Jehov (1 Cr 28.2); as lo haba dispuesto el Seor: Salomn, tu hijo, l edificar mi Casa y mis atrios (1 Cr 28.6). Esto no obstante, el Cronista, desde su peculiar anlisis histrico y

teolgico, ve en David al verdadero fundador del Templo y de su ceremonial, por cuanto fue David quien, delegando en Salomn todas las responsabilidades, le entreg los planos para la edificacin del santuario nico donde un da el pueblo de Israel habra de adorar a Dios (1 Cr 28.129.25). En su mayor parte, la historia de Salomn, el rey sabio entre los sabios, gira en torno a la construccin del Templo. El Cronista incluye la oracin pronunciada por el rey en la solemne ceremonia de dedicacin, y la respuesta de Dios a su plegaria. Otros monarcas despus de Salomn estuvieron tambin relacionados con los cuidados del Templo y del culto, as como con importantes reformas religiosas que siguieron a algunas etapas de apostasa del pueblo. De esos reyes da testimonio 2 Crnicas: Asa (cap. 1416), Josafat (cap. 1720) y, sobre todo, Ezequas (cap. 2932) y Josas (cap. 3435). Temas como los mencionados los expone el Cronista ms ampliamente que Samuel o Reyes. Sin embargo hay otros asuntos que l prefiri pasar por alto. Tal es el caso de ciertos sucesos de la historia de David que podan ensombrecer la memoria del gran rey de Israel: sus conflictos con Sal, algunos injustificables comportamientos anteriores a su ascenso al trono, el lamentable episodio de Betsab y Uras, los dramas familiares y la rebelin de Absaln. Tampoco se interesa el Cronista por la historia del reino del norte, al que alude pocas veces y ms bien con acentos peyorativos (p.e., 2 Cr 10.19; 13.120). Para l, solamente el reino de Jud y la dinasta de David ostentaban la legitimidad; el reino de Israel, nacido de la ruptura de la unidad nacional (cf. 1 R 12) y mancillada su fe por la idolatra, no poda representar al genuino pueblo de Dios.

El mensajeEn el marco histrico en que se desarrolla la narracin de Crnicas, no solamente debe considerarse la reconstruccin del Templo y las murallas de Jerusaln. Tambin se pretende restaurar el espritu de la comunidad juda postexlica. El Cronista rememora para sus lectores el principio inamovible de que la vida del pueblo de Israel dependa de su fidelidad al Seor: una fidelidad de orden individual y colectivo, testificada por la obediencia a la Ley y por una vida de piedad sincera. Esto es lo que haba alentado a David a impulsar la edificacin del Templo y a trazar las lneas esenciales de su ritual cltico; y esto es lo que tambin haba tratado de inculcar en su pueblo. David saba que, en tanto la comunidad israelita fuera fiel a la eleccin con que haba sido distinguida de las dems naciones, Dios no dejara de mostrarle su favor y de cumplirle todas sus promesas. Esquema del contenido: 1. Las lneas genealgicas desde Adn hasta David (1.19.44) 2. El reinado de David (10.129.30)

Anlisis del Libro 2 de CrnicasEste libro en la continuacin de 1 de Crnicas y un suplemento del libro de Reyes. La historia de Jud narrada aqu es en trminos generales un cuadro sombro de inestabilidad y apostasa, mezclada con perodos de reforma espiritual. Particularidades: El elemento espiritual est ms resaltado en Crnicas que en Reyes. El Segundo libro de Crnicas (=2 Cr) comienza con una descripcin del reinado de Salomn, y luego presenta la rebelin de las tribus del norte y la constitucin de un reino independiente de la dinasta davdica. A partir de ese momento, la narracin se concentra en los reyes de Jud, hasta la cada y destruccin de Jerusaln (587 a.C.). Finalmente, tras una breve descripcin del exilio en Babilonia, se menciona el decreto de Ciro, que autoriz el regreso de los judos a Jerusaln. Como Primera y Segunda Crnicas forman una unidad, vase la Introduccin Primera de Crnicas Esquema del contenido: 1. El reinado de Salomn (1.19.31) 2. La ruptura de la unidad nacional (10.111.4) 3. Los reyes de la dinasta davdica (11.536.23)

Anlisis del Libro de EsdrasAutor: Desconocido. Generalmente se acepta que Esdras no fue el autor de todo el libro, sino que pudo haber sido recopilado de las partes que l no escribi. Fue un judo de descendencia sacerdotal exiliado en Babilonia. Temas Principales: El regreso de los judos de su cautiverio de Babilonia, la reconstruccin del Templo y la inauguracin de reformas sociales y religiosas. Mensaje Espiritual: El poder de la palabra de Dios en la vida humana.

Situacin histrica

El rey persa Ciro, a quien Isaas se refiere llamndolo "pastor" y "ungido" de Jehov (Is 44.28; 45.1), promulg en el primer ao de su reinado (538 a.C.) un edicto, por el cual los judos exiliados en Babilonia quedaban en libertad de regresar a su patria llevando consigo el encargo expreso de edificar la Casa a Jehov, Dios de Israel (l es el Dios), la cual est en Jerusaln (2 Cr 36.2223; Esd 1.3). Casi cincuenta aos haban transcurrido desde el da en que los caldeos (o "babilonios") incendiaron el Templo, derribaron el muro de Jerusaln y prendieron fuego a todos sus palacios (2 Cr 36.1719). En aquella ocasin, la mayora de los que lograron salvarse fueron llevados cautivos a Babilonia (2 Cr 36.20). A partir del punto en que Reyes y Crnicas finalizan su relato, los libros de Esdras y Nehemas toman el hilo de la historia de Israel. Su aportacin es de inapreciable valor, dada la escasa documentacin disponible acerca del perodo siguiente al decreto de Ciro. Fue entonces cuando no solo regresaron muchos desterrados a Jerusaln, sino que all restablecieron el culto (Esd 3.17), iniciaron la reconstruccin del Templo y la restauracin de los muros de la ciudad (Esd 3.8 13; 6.1315; Neh 2.117.4) y se dispusieron a crear una nueva comunidad nacional, autnticamente regida por la ley de Dios (Neh 810).

Contenido del libroLa primera seccin de las dos en que se divide el libro de Esdras (cap. 16) ofrece una detallada informacin sobre el tiempo que sigui al retorno a Jerusaln de los judos exiliados. Bajo la supervisin y la direccin de Sesbasar y Zorobabel, los repatriados llevaron importantes riquezas (2.6669) y, lo que es ms significativo, los utensilios de la casa de Jehov que Nabucodonosor se haba llevado de Jerusaln (1.7). Sin embargo, la alegra del regreso fue efmera, pues no tard mucho en verse ensombrecida con problemas y dificultades. En cierto momento lleg a cundir tanto el desnimo entre los trabajadores, que hasta la reconstruccin del Templo qued suspendida (4.24). Finalmente, la personal decisin de Zorobabel y de otros responsables, unida a la palabra proftica de Hageo y Zacaras (5.1; cf. Hag 1.1, 1215; Zac 4.69), posibilitaron que el ao 516 a.C. se celebrara la dedicacin del santuario nico de Jerusaln. La segunda parte del libro (cap. 710) se refiere a la actividad desarrollada por el propio Esdras hijo de Seraas, un sacerdote y escriba (cf. 7.6, 10, 21) descendiente de Aarn por la lnea de Sadoc, hombre piadoso e ilustrado, que goz de gran prestigio incluso en la corte real de Babilonia. Lo demuestra la confianza que en l deposit el rey Artajerjes al comisionarlo para visitar a Judea y a Jerusaln y transportar all los utensilios destinados al servicio del Templo, adems de oro, plata, ganados y provisiones (7.1026). Y que el rey se sinti identificado con la misin de Esdras, resulta evidente por el entusiasmo con que orden: Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho puntualmente (7.23).

El cumplimiento de aquella misin supuso para Esdras hacer frente a arduos problemas. Probablemente el ms grave de ellos fue conducir a Israel a una profunda reforma de sus valores ticos y religiosos, encaminada a evitar que su fe en Dios se contaminara con elementos extraos e impuros. Para esto, Esdras hubo de imponer normas extremadamente rigurosas y dramticas, como, por ejemplo, la expulsin de las mujeres extranjeras casadas con judos (9.12, 12; 10.34, 1011). El sacerdote Esdras reaparece en los cap. 810 del libro de Nehemas. A odos del pueblo, reunido en la plaza que est delante de la puerta de las Aguas (Neh 8.1), Esdras ley la Tor, la ley mosaica; y despus de haber escuchado la lectura y de haber hecho confesin general de pecados, todos, bajo la firma de sacerdotes y levitas (Neh 9.38), se comprometieron por escrito a guardar la Ley.

Composicin del libroEl autor dispuso el texto de Esdras (=Esd) basndose en diversos documentos, entre los que figuraban las "memorias" de Nehemas, copero del rey de Persia (Neh 2.1). En estilo autobiogrfico, Nehemas relata cmo Artajerjes I lo autoriz para ir a Jerusaln a dirigir los trabajos de restauracin de la muralla (Neh 17 y 1013), y cmo la obra fue realizada con gran celeridad pese a la pertinaz hostilidad de samaritanos, moabitas y otras gentes habitantes de lugares vecinos. Tambin refiere Nehemas un segundo viaje a la ciudad, en cuyo transcurso tom severas medidas para corregir la conducta irregular de muchos de los judos residentes (Neh 13.429). La documentacin utilizada como fuente de informacin era en gran parte contempornea de los hechos a los que se refera. Haba en ella textos oficiales: decretos (Esd 6.112), correspondencia diplomtica (Esd 5.617; 7.1126), listas de repatriados (Esd 8.114) y un detallado informe de Esdras relativo a su misin (Esd 7.1110.44 y Neh 8.19.38). La diversidad de fuentes documentales es seguramente la razn de que una parte de Esdras se escribiera en arameo (4.8 6.18 y 7.1226), y el resto del libro en hebreo.

Esdras y NehemasUna incgnita todava sin resolver es la cronologa de Esdras y Nehemas: cul de los dos fue primero, y cul despus. Se parte, como fecha comprobada, del 445 a.C., cuando Nehemas lleg a Jerusaln, ao que corresponde al vigsimo del reinado de Artajerjes I (Neh 2.1). Pero todava est por determinar si Esd 7.78 se refiere a este mismo monarca o a Artajerjes II. En el primer supuesto habra que situar la visita de Esdras en el ao 485 a.C., fecha anterior a la llegada de Nehemas; en el segundo caso se tratara del 398 a.C., es decir, en un tiempo posterior.

Las historias que ofrecen respectivamente los libros de Esdras y Nehemas proponen la imagen de dos personalidades muy fuertes, de dos hombres muy diferentes, protagonistas de la complicada etapa que sigui al exilio babilnico. El uno sacerdote y el otro laico, ambos se muestran animados de un mismo sentido del deber y de un ferviente anhelo de llevar a sus compatriotas a una profunda restauracin espiritual y material. Cada cual asume as su propia y especfica responsabilidad: Esdras, celoso custodio de la Ley, es el gran reformador religioso del pueblo judo; Nehemas, uniendo la actividad a la fe, se ocupa de temas administrativos y de llevar a buen trmino la reedificacin de las murallas de Jerusaln. Esquema del contenido: 1. Repatriacin de los exiliados y reconstruccin del templo de Jerusaln (1.1 6.22) 2. Esdras informa de su misin (7.110.44)

Anlisis del Libro de NehemasAutor o Recopilador: Indeterminado. Muchos eruditos consideran gran parte del libro como una autobiografa de Nehemas. Temas Principales: La reconstruccin de los muros de Jerusaln, el recuento de ciertas leyes divinas y la restauracin de las ordenanzas de la antigedad. Texto Clave: (6:3) "Entonces envi mensajeros para decirles: Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir; porque cesara la obra si yo la abandonara para ir a vosotros".

Contenido del libroEl libro de Nehemas (=Neh) contiene sus memorias relativas a la misin que le fue oficialmente encomendada por el rey persa Artajerjes I: viajar a Jerusaln y encargarse de la restauracin de sus murallas (cap. 37). Las tareas de Nehemas se desarrollan de acuerdo con un gran proyecto de reconstruccin de la ciudad y de reforma religiosa y moral del pueblo, cuya fe y costumbres haban estado expuestas, durante los muchos aos del exilio, a influencias externas que a menudo lo haban desviado de la recta obediencia a la ley de Dios. Por eso, Nehemas recoge tambin en su escrito la lectura pblica de la Ley, realizada por el sacerdote y escriba Esdras, que produce la solemne renovacin de la alianza suscrita por los representantes del pueblo (cap. 810). En sus ltimos captulos (1113), el libro incluye una detallada informacin sobre el personal del Templo, la consagracin de los muros y algunas reformas llevadas a cabo por el propio Nehemas.

Dado que Nehemas es continuacin del libro de Esdras, vase tambin la Introduccin a este ltimo. Esquema del contenido: 1. Primera parte de las memorias de Nehemas: reconstruccin del muro de Jerusaln (1.17.73a) 2. Lectura pblica de la Ley y renovacin del Pacto (7.73b10.39) 3. Segunda parte de las memorias de Nehemas: los habitantes de Jerusaln; la dedicacin del muro (11.113.31)

Anlisis del Libro de EsterAutor: Desconocido. Caracter Cannico: El derecho del libro a ocupar un lugar en el canon de la Escritura ha sido puesto en duda grandemente. El nombre de Dios no aparece en l, mientras que un rey pagano es mencionado ms de ciento cincuenta veces. No hay alusin a la oracin ni a ningn servicio espiritual de ninguna clase, con la posible excepcin del ayuno. Mensaje: Sin duda, ocupa un lugar en la Palabra de Dios por su enseanza velada de una providencia protectora en conjuncin con el pueblo de Dios y la certeza de la retribucin que alcanza a sus enemigos. Tema Principal: La liberacin de los judos por medio de la reina Ester. Texto Clave: (4:14) "Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberacin vendr de alguna otra parte para los judos; mas t y la casa de tu padre pereceris. Y quin sabe si para esta hora has llegado al reino?".

Contenido del libroAsuero, el nombre que recibe el rey persa citado en el libro de Ester (=Est), designa en la Biblia hebrea al que la historia profana conoce como Jerjes. En su tiempo (485465 a.C.), el territorio persa se extenda por levante hasta la India y por poniente hasta Etiopa (1.1). La residencia del monarca se encontraba en Susa (1.2), la antigua ciudad donde se desarrolla ntegramente la accin dramtica del relato. En medio de un gran despliegue de lujos orientales, Asuero repudia a su esposa, la reina Vasti, y la sustituye por Ester, una bellsima joven juda, sobrina y pupila de Mardoqueo. Entre este y el amalecita Amn, primer ministro del Imperio, surge

un grave conflicto que culmina con la real orden, cursada a cada una de las provincias de Persia, de destruir, matar y aniquilar a todos los judos, jvenes y ancianos, nios y mujeres, y de apoderarse de sus bienes, en un mismo da (3.13). Pero Mardoqueo, que ya en una ocasin haba salvado la vida a Asuero (2.2123), tambin ahora, con la ayuda de Ester, logra librar a su pueblo de la destruccin decretada. Amn, enemigo de los judos, fue ahorcado; y luego, a filo de espada, los judos mataron a todos los que los odiaban (9.5). Incluso la propia Ester instig a que tambin se colgara a los diez hijos de Amn (9.1314). La historia concluye con la institucin de la fiesta de Purim (plural de Pur, que quiere decir "suerte", 9.24), celebrada los das 14 y 15 del mes de Adar (entre febrero y marzo). El origen de Ester puede probablemente remontarse a finales del perodo persa, ms o menos hacia la primera mitad del s. IV a.C. Es posible que el libro se escribiera fuera de Palestina y que respondiera al deseo de demostrar que la fiesta de Purim se basaba en una historia de liberacin del pueblo judo, del mismo modo que la Pascua tena por fundamento la historia de su liberacin de la esclavitud en Egipto.

La lectura del libroEste relato es de lectura fcil, pero plantea problemas de difcil solucin. El hecho de que nunca se mencione a Dios explcitamenteaunque pueda sobrentenderse su presencia (4.1314)tie la historia de un tono profano, que el carcter dado a la fiesta contribuye a intensificar incluso en nuestros das. Se habla del "pueblo judo" y, ms concretamente, de "los judos"; pero nada se dice de Israel, ni como nacin ni como pas. Los personajes principales son de gran entidad, pero la accin dramtica no se ajusta completamente a los actuales conocimientos de la historia de Persia y del carcter tolerante de sus reyes. En ltimo lugar, aunque no menos importante, el libro sorprende por su atmsfera vengativa y revanchista (cf. Sal 58.611 y otros salmos imprecatorios; vase la Introduccin a los Salmos). Los hechos narrados en Ester pueden interpretarse como una enseanza acerca del poder de Dios y de la fuerza con que el Seor a veces cambia los designios humanos, por firmes, inmodificables y definitivos que estos parezcan. Esquema del contenido: 1. Puesta en situacin del relato; proclamacin de Ester como reina (1.12.23) 2. Amn trama destruir a todos los judos (3.15.14) 3. Ester y Mardoqueo logran salvar al pueblo judo (6.19.19) 4. Institucin de la fiesta de Purim (9.2010.3)

Anlisis del Libro de JobAutor: Desconocido. Fecha: Es objeto de una gran discusin. Es mirado por muchos eruditos como el libro ms antiguo de La Biblia; otros lo situan en fecha tan reciente como la tierra del exilio. Lugar: La tierra de Uz. Tema Principal: El problema de la afliccin de Job. El libro es potico y pictrico en sus descripciones. Lecciones sugeridas: 1. El maligno poder de Satans en la vida humana. 2. El uso del sufrimiento en el plan divino como un medio de perfeccionar el caracter. Texto Clave: El discurso de Job sobre la sabidura, Cap 28.

El libroEl libro de Job (=Job) es el primero de los cinco llamados con absoluta propiedad poticos y sapienciales. (Vase Introduccin a Libros poticos y sapienciales.) La prosa narrativa ocupa en l un espacio muy reducido; tan solo se encuentra en el prlogo (cap. 12), en el eplogo (42.717), en un breve pasaje de transicin (32.16) y en algunos versculos introductorios del dilogo. El resto, prcticamente la totalidad del cuerpo del escrito, es poesa. El autor de esta obra cumbre de la literatura universal se revela en ella como un consumado estilista. Con notable destreza maneja los recursos del idioma, combinando de manera extraordinaria la profundidad de pensamiento con la belleza de un lenguaje potico, sonoro y lleno de ritmo, rico en paralelismos e imgenes de singular plasticidad.

El prlogoEl prlogo consiste en la presentacin de las circunstancias en que se desarrolla el drama y de los personajes que en l intervienen. El protagonista, Job, es un rico hacendado (1.3) que vive con su familia en Uz, poblacin situada, segn se cree, en la regin aramea que se extenda hacia el sudeste de Palestina. Hombre de fe, descrito como perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal (1.1), Job es vctima de una cadena de desdichas que lo dejan bruscamente sin hijos y sin hacienda, enfermo y reducido a una condicin miserable (7.45). A pesar de todas

las desgracias, l confa en Dios y lo bendice (1.21), no deja que sus labios pequen contra el Seor, y aun sale al paso de las quejas de la esposa preguntndole: Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? (2.10). En aquella situacin, tres amigos del protagonista acuden a condolerse con l y a consolarlo: Elifaz, el temanita, Bildad, el suhita y Zofar, el naamatita (2.11). Contestando a los lamentos de Job, sus visitantes hablan por turno, y l responde a cada intervencin. De esta manera se disponen tres series de discursos (3.1 31.40), a cuyo trmino aparece otro personaje, el joven Eli hijo de Baraquel, el buzita (32.2, cf. v.6), que toma la palabra para reprender con irona a Job y a sus amigos. Ninguno de ellos replica al largo y afectado discurso de Eli (32.637.24), despus del cual es Jehov mismo quien interviene y pone fin a todo el dilogo (3841), al que solo seguirn unas palabras de arrepentimiento pronunciadas por Job (42.16) inmediatamente antes del eplogo en prosa.

El mensajeEl cap. 3 da entrada al primero de los poemas. Job se lamenta de su desgracia en trminos que revelan una amargura profunda, muy distante de aquel nimo sereno con que en el prlogo haca frente a la adversidad. Ahora predominan en Job las quejas y los acentos apasionados, y sin cesar se pregunta por qu Dios enva sufrimientos a alguien que, como l, siempre lo ha servido con fidelidad y nada malo ha hecho. La respuesta de sus tres amigos se repite una y otra vez: la desgracia es el castigo del pecado, de modo que un grave pecado ha de haber cometido Job, cuando Dios lo castiga con tantos males; nicamente si se arrepiente volver a gozar de las bendiciones del Seor. Pero esta argumentacin no satisface a Job; l sabe que no es culpable, y confa en que Dios mismo sea testigo de su inocencia y lo justifique y le revele al fin el porqu de tanto sufrimiento (31.3537; cf. 19.2527). Concluida esta serie de discursos, interviene Eli en el coloquio para reprochar la osada de Job y lo inadecuado de las respuestas de sus tres visitantes. El estilo de esta seccin es reiterativo y enftico. Eli reclama la atencin de los presentes, ante quienes se anuncia como un maestro imparcial que, aun siendo joven, est bien capacitado para dar lecciones y emitir sabios juicios (32.1122) y acusaciones (34.79, 3437). No obstante el tono altanero de este personaje, sus palabras invitan a la reflexin. Porque l exalta la justicia y la sabidura, la santidad y la grandeza de Dios, y pone un nfasis particular en el valor pedaggico del dolor humano. Dios, por medio del sufrimiento, puede llevar al pecador a la conversin y a la salvacin (cf. 36.516). El ltimo discurso pertenece a Jehov, que habla a Job desde un torbellino (38.1; 40.6). Dios se le manifiesta as, rompiendo el silencio que hasta entonces

haba guardado y del que Job se haba quejado a menudo. Pero, sorprendentemente, las palabras del Seor no hacen referencia a los padecimientos de Job, sino que son una afirmacin de la grandeza de Dios, de su poder y de la sabidura inescrutable de su gobierno universal. Job, tocado en su conciencia, confiesa ser un ignorante y atrevido que hablaba, y nada entenda (42.3). Aborrecindose a s mismo y arrepentido en polvo y ceniza (42.6), mantiene su confianza en Dios, aun cuando no haya logrado descifrar el misterio de los sufrimientos y la infelicidad del inocente (38.142.6). En la conclusin en prosa del libro, Jehov reprende a los visitantes, alaba la fidelidad de Job y le devuelve con creces lo que haba perdido de hacienda, familia y amistades (42.1015). Es evidente que este libro no pretende establecer una teora general acerca del sufrimiento humano, ni tampoco una particular en torno a la infelicidad de que tambin son objeto quienes aman al Seor y actan con rectitud. Lo que el libro ofrece es el planteamiento dialogado de dos puntos de vista sobre la causa de la desgracia: el tradicional, sostenido por Elifaz, Bildad y Zofar, segn el cual Dios premia en este mundo al bueno y castiga al malo; y el que Job representa negndose a admitir que su infortunio personal se deba a un castigo divino. En esta doble y contradictoria perspectiva, la voz de Dios se deja oir finalmente para llevar a los dialogantes al reconocimiento de la incapacidad humana de comprender lo misterioso de los designios divinos.

El libroEn cuanto a Job, como fenmeno literario, debe decirse en primer lugar que su autor fue un poeta excepcional, tanto en lo concerniente al contenido de la obra como al dominio del idioma. Un poeta que, adems, posea gran experiencia de la vida y una mente crtica y audaz que lo impulsaba a discutir posiciones doctrinales tenidas en aquel entonces por irrefutables. Lo que no se conoce es la identidad del poeta ni la poca en que vivi; respecto de estos u otros datos personales, nada dice el texto. Sin embargo, partiendo de ciertos indicios, puede reconocerse que la obra atraves diversas etapas antes de alcanzar su forma definitiva, posiblemente alrededor del s. V a.C. Esquema del contenido: 1. Prlogo (1.12.13) 2. Debate entre Job y sus tres amigos (3.127.23) 3. Himno a la sabidura (28.128) 4. Defensa de Job (29.131.40)

5. Intervencin de Eli (32.137.24) 6. Intervencin de Jehov y respuestas de Job (38.142.6) 7. Eplogo (42.717)

Anlisis del Libro de SalmosSon ciento cincuenta cnticos y poemas espirituales usados en cultos devocionales por la Iglesia en todas la pocas. Fue usado como himnario del segundo templo. Los temas predominantes son la oracin y la alabanza, pero los Salmos cubren una gran variedad de experiencias religiosas. Son citados con ms frecuencias en el Nuevo Testamento que cualquier otro Libro, excepto Isaas. Son con frecuencia llamados Los Salmos de David porque l fue el autor de un gran nmero de ellos. Autores: No se ha determinado quien sea el autor de muchos de los salmos; es probable en algunos casos que el nombre atribuido a ciertos salmos se pueda referir al recopilador ms bien que al autor. La siguiente es una lista sugerida de autores tomada de varias versiones de las Escrituras: Atribuidos a David: 73. Atribuidos a los hijos de Cor: 11. Atribuidos a Asaf: 12. Atribuidos a Hageo: 1. Atribuidos a Zacaras: 1. Atribuidos a Emn: 1. Atribuidos a Etn: 1. Atribuidos a Salomn: 2. Atribuidos a Moiss: 1.

Atribuidos a Ezequas: Se desconoce. Atribuidos a Esdras: 1. El resto es annimo. El libro de los Salmos (=Sal) contiene cnticos, poemas y oraciones nacidos de la experiencia religiosa de una comunidad que adora. El adorador, en los salmos, toma la palabra para dirigirse a Dios y compartir las experiencias y las aspiraciones ms profundas del alma: luchas y esperanzas, triunfos y fracasos, adoracin y rebelda, gratitud y arrepentimiento; particularmente, el clamor que surge de la enfermedad, la pobreza, el exilio, la injusticia y toda suerte de calamidades y miserias que afectan a la humanidad. Nuestro Seor Jesucristo utiliz los Salmos durante su ministerio. As lo vemos, por ejemplo, con ocasin de la tentacin en el desierto (Mt 4.6; cf. Sal 91.1112) o en las enseanzas del Sermn del Monte (Mt 5.7, cf. Sal 18.25; Mt 5.35, cf. Sal 48.2; Mt 7.23, cf. Sal 6.8). Adems, los evangelios relatan que, en sus ltimas palabras en la cruz, Jesucristo cit dos veces los Salmos (Mt 27.46 y Sal 22.1; Lc 23.46 y Sal 31.5). A travs de la historia, los Salmos han servido de inspiracin tanto para la comunidad juda como para la cristiana. El pueblo de Israel dio expresin a su fe entonndolos en el templo de Jerusaln, y el judasmo los hizo parte esencial del culto en la sinagoga. La iglesia los adopt tal como estaban y, al recibirlos, los incorpor a la fe cristiana dndoles un sentido cristocntrico. Las expectativas mesinicas, originalmente centradas en el rey de la lnea de David, fueron identificadas con Jesucristo (Hch 2.30). El libro de los Sa