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52 Aldea Mundo , Año 5 No. 10 dente que lleve al subcontinente a una verdadera integración, más para insertarse en la discusión crítica que para ofrecer una visión acabada. Mucho se ha debatido en torno a este tema: su conceptualización, sustancialidad, sus elementos y condicionamientos, su formalidad, debilidad, entre otros. El siglo XX ha sido testigo de estos debates vistos desde distintas posiciones teóricas. Entre éstas se asume la visión del sociólogo Agustín Cueva: «La Democracia no es un cascarón vacío, sino un concepto que vale en función de determinados contenidos» (1988:11), pues ella debe ser considerada a la luz de las contradicciones, El presente trabajo, aborda a Latinoamérica como una región geohistórica que, desde la perspectiva de la integración, puede redefinir su proceso democrático, entendiéndose éste como un cambio político dirigido hacia las mejoras sociales y económicas de estos países y con miras a factibilizar la compactación Latinoamericana, cuyo auge, a partir de los años noventa del pasado siglo, coincide con la Instauración de gobiernos de libre elección. Asimismo aborda la relación integración y democracia desde varias perspectivas, entre ellas la referida a los proyectos y estrategias políticas para lograr el progreso de este complejo proceso. Así, estas reflexiones, que no buscan una conclusión concreta, pretenden la confrontación de ideas en torno a un tema vital para Latinoamérica. Palabras Clave: Integración, democracia, estrategias políticas. ABSTRACT: This paperwork undertakes Latin America as a geohistorical region that from the integration perspective, can redefine its democratic process, which has to be understood as a political change towards the social and economical improvements of these countries, whose apogee, since the nineties in the past century, is coincident with the establishment of free election governments. In the same way, it undertakes the relationship between integration and democracy from several points of view, including that referred to the political projects and strategies to get the progress of this complex process. Thus, these reflections are not to find a concrete conclusion but to confront ideas about a key subject to Latin America. Key words : integration, democracy, political strategies. Juan Carlos Morales Manzur* / Nayllivis N. Naim Soto** los problemas, articulaciones y correlaciones que la dialéctica social presenta. Sin embargo, se aborda a América Latina como una región geohistórica constituida por países que, a pesar de sus particularidades, comparten unos mismos objetivos: conservación y defensa de sus territorios, autonomía, soberanía y autodeterminación. En todo caso, la región latinoamericana está acoplada gracias a estos «valores» que la mayoría de los latinoamericanos «elites y pueblos compartimos» (Puig, 1987:228). Sin embargo, se considera que para llegar a convertirse en una región sólidamente integrada necesita superar algunos obstáculos en la realidad concreta. En este sentido, la región debe estar dirigida para consolidar el sistema democrático latinoamericano, génesis del cambio político necesario para profundizar los espacios de actuación a nivel internacional. Ello permitirá que la región pueda enfrentarse en mejores condiciones ante el poder económico, especialmente, ante los centros decisorios. Introducción n este trabajo se aborda el tema de la democracia latinoameri- cana como un impulso contun- JUAN CARLOS MORALES MANZUR / N AYLLIVIS N. NAIM SOTO / LA DEMOCRACIA Y LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA: UN ANÁLISIS INCONCLUSO / 52-58 La Democracia y la Integración Latinoamericana: Un análisis inconcluso Democracy and Latin American Integration: Unfinished an analisis 1

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n este trabajo se aborda el tema de la democracia latinoameri- cana como un impulso contun- Aldea Mundo, Año 5 No. 10 Juan Carlos Morales Manzur* / Nayllivis N. Naim Soto** 1 J UAN C ARLOS M ORALES M ANZUR / N AYLLIVIS N. N AIM S OTO / L A D EMOCRACIA YLA I NTEGRACIÓN L ATINOAMERICANA : U NANÁLISISINCONCLUSO / 52-58

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dente que lleve al subcontinente a una verdaderaintegración, más para insertarse en la discusióncrítica que para ofrecer una visión acabada. Muchose ha debatido en torno a este tema: suconceptualización, sustancialidad, sus elementos ycondicionamientos, su formalidad, debilidad, entreotros. El siglo XX ha sido testigo de estos debatesvistos desde distintas posiciones teóricas. Entreéstas se asume la visión del sociólogo AgustínCueva: «La Democracia no es un cascarón vacío,sino un concepto que vale en función dedeterminados contenidos» (1988:11), pues elladebe ser considerada a la luz de las contradicciones,

El presente trabajo, aborda a Latinoamérica como una región geohistórica que, desde la perspectiva de la integración,puede redefinir su proceso democrático, entendiéndose éste como un cambio político dirigido hacia las mejorassociales y económicas de estos países y con miras a factibilizar la compactación Latinoamericana, cuyo auge, apartir de los años noventa del pasado siglo, coincide con la Instauración de gobiernos de libre elección. Asimismoaborda la relación integración y democracia desde varias perspectivas, entre ellas la referida a los proyectos yestrategias políticas para lograr el progreso de este complejo proceso. Así, estas reflexiones, que no buscan unaconclusión concreta, pretenden la confrontación de ideas en torno a un tema vital para Latinoamérica.Palabras Clave: Integración, democracia, estrategias políticas.

ABSTRACT: This paperwork undertakes Latin America as a geohistorical region that from the integration perspective,can redefine its democratic process, which has to be understood as a political change towards the social andeconomical improvements of these countries, whose apogee, since the nineties in the past century, is coincidentwith the establishment of free election governments. In the same way, it undertakes the relationship betweenintegration and democracy from several points of view, including that referred to the political projects and strategiesto get the progress of this complex process. Thus, these reflections are not to find a concrete conclusion but toconfront ideas about a key subject to Latin America.Key words: integration, democracy, political strategies.

Juan Carlos Morales Manzur* / Nayllivis N. Naim Soto**

los problemas, articulaciones y correlaciones que ladialéctica social presenta.

Sin embargo, se aborda a América Latina como unaregión geohistórica constituida por países que, a pesarde sus particularidades, comparten unos mismosobjetivos: conservación y defensa de sus territorios,autonomía, soberanía y autodeterminación. En todocaso, la región latinoamericana está acoplada gracias aestos «valores» que la mayoría de los latinoamericanos«elites y pueblos compartimos» (Puig, 1987:228).

Sin embargo, se considera que para llegar aconvertirse en una región sólidamente integradanecesita superar algunos obstáculos en la realidadconcreta. En este sentido, la región debe estar dirigidapara consolidar el sistema democrático latinoamericano,génesis del cambio político necesario para profundizarlos espacios de actuación a nivel internacional. Ellopermitirá que la región pueda enfrentarse en mejorescondiciones ante el poder económico, especialmente,ante los centros decisorios.

Introducción

n este trabajo se aborda el temade la democracia latinoameri-cana como un impulso contun-

JUAN CARLOS MORALES MANZUR / NAYLLIVIS N. NAIM SOT O / LA DEMOCRACIA Y LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA: UN ANÁLISIS INCONCLUSO / 52-58

La Democracia y la IntegraciónLatinoamericana: Un análisis inconcluso

Democracy and Latin American Integration: Unfinished an analisis

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2. Dimensión utópica de laintegración y la democracialatinoamericana.

La dimensión utópica de laintegración y de la democracia enLatinoamérica se plantea como ladirección filosófico-política quepermite juzgar lo que existe yexplorar las posibilidades detransformación. Esta dimensión hallevado a redefinir la noción dedemocracia por parte de los teóricosconservadores y neoconservadoresde la Ciencia Política. Desde laconcepción mínima hasta la másinclusiva, problematizándola yllegando incluso a presentar lacoyuntura de su propia negación.

En todo caso, la democracia,presentada como el tema central deAmérica Latina, «es la preocupa-ción polí t ica e intelectual delcontinente» (Lander, 1995:173),donde por ejemplo, se cuestiona lademocracia dentro de la democracia,pero, también se valora la distinciónentre dictadura y democracia, aúncuando ésta última sea la máslimitada. Empero, en casi todos lospaíses democráticos (representa-tivos de América Latina) se tiene laidea de democracia como unaoposición a la utopía, pues, se afirmalo existente como lo único factiblenegando la posibil idad detransformación de la sociedad, demeta u objetivo a lograr a través dela idea, capaz de incidir en esatransformación.

Vale decir, en Latinoamérica seha adoptado como único el modelode democracia neoliberal –procedimental, lo que cercena lalucha por el logro del ideal de lademocracia, porque es aceptadarígidamente como ya existente y notiene ni ofrece opciones paracambiarla.

Es por ello que es tarea vital dela Ciencia Política y de la Historiael asumir la reconstrucción de la ideade la integración y de la democracia,tanto desde los debates intelectualese histórico-políticos como de lapráctica misma, es decir, debeconducir a un proceso de redemo-cratización. Ello necesariamentetiene que recorrer el camino de la

democracia, no deja de lado la críticaa la idea de democracia en su versiónliberal o neoliberal; ello no tendríajustificación, pero lo hace desde larelación Política-Historia-Sociedadcuestión que plantea el desafío a lospensadores críticos latinoame-ricanos, siempre y cuando la éticasobre la cual debe estar apoyada estautopía, sea una ética para la vida.(Scocozza, 2000).

La utopía de integración deAmérica Latina, necesariamentetiene que considerar los condicio-nantes económicos y políticos quelimitan su ética de la vida, sobre todoen la región latinoamericana, dondelos Estados son considerados ycuestionados como Agentes Histó-ricos Fundamentales de su procesohistórico y que al mismo tiempo seinserta en un mercado dentro de lastendencias de la globalización, conuna forma de articulación almercado capitalista mundial, queimplica la supervisión constante porparte de los organismos internacio-nales como el Fondo MonetarioInternacional, el Banco Mundial yel Banco Interamericano deDesarrollo.

Es pertinente reseñar que lasdecisiones políticas –no sólo enLatinoamérica, sino en el mundoentero- dependen en gran medida,del juego de las variables económi-cas; éstas marcan las pautas, ladirección hacia donde debe dirigirsela política. En otras palabras,

En este sentido, éstos equilibriosmacroeconómicos están dirigidos

revisión y crítica de lasconcepciones y la práctica política.Para ello «es necesario recuperar lalegitimidad del ámbito de lo políticocomo un espacio constitutivo de lavida en sociedad, no como rincónen el cual se decide sobre asuntosde importancia decreciente»(Lander, 1995:171) tal y como seplantea en las democraciaslatinoamericanas.

A raíz de las experienciasdictatoriales vividas, sobre todo enSur América, las críticas de lospensadores de izquierda hanseñalado como principal icono dela democracia burguesa oprocedimental, la cualidad de laclase dominante para legitimarse enel poder, aportando que ésta va másallá de la simple formalidad delproceso, que implica el rechazo a:

De manera concomitante, estasmutaciones o cambios culturalesmarcan la pauta de cómo se asumiráo no la interpretación de lademocracia, si se acepta como únicaexistente o como una utopíaintegradora. Para la primera pauta,no quedan esperanzas, no es posiblemejorar lo existente, se caería en elholocausto, en el terreno del fin dela historia de Fukuyama; esto esinaceptable. Es concebir la políticacomo guerra entre opositores, dondela idea de la democracia como elmejor orden político-social posibleno tiene lugar, quedando relegadosa la nada los valores y la historia.

La segunda pauta, la utopía deintegración o integradora de la

«... la imposibi l idad de loscambios en las relacionespolíticas y económicas básicasde la sociedad y es, al menosparcialmente, una consecuen-cia de los fracasos de losintentos de construcción de unasociedad mejor, identificadacon ideales del socialismo. Deefectos más duraderos que lasderrotas políticas y militares delCono Sur, ha sido el consecuen-te desarme teórico e ideológicode los sectores críticos latinoa-mericanos, y las mutacionesculturales básicas ocurridas enestas sociedades» (Lander,1995:173).

«...las decisiones políticasson del imitadas por losequilibrios macroeconómicosque representan, más que unindicador, un verdadero princi-pio normativo que fija límitesrigurosos a la intervenciónpolítica. Resulta saludable, sinduda, que la polít ica nopretenda dirigir el procesoeconómico y, por el contrario,respete las lógicas propias deotros ámbitos; pero la políticatiende a deslindar responsabi-lidades, a tal grado que esmenester preguntarse a quéresponde la polít ica endefinitiva» (Lechner,1994:37).

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posible» (Lander, 1995:187). Elloes derivación de la imposición«única posible» de esa visión delmundo y la que además es percibidacomo democrática, pero en larealidad el tipo de régimen pocoimporta, la experiencia del casochileno y Pinochet así lo demuestra.

Es importante señalar que lademocracia se asienta sobre elcriterio de igualdad de ciudadanospolíticamente soberanos ante la ley,según la doctrina liberal, pero nouna igualdad sustantiva en losámbitos económicos y sociales. Lascondiciones de Latinoamérica frenteal mundo occidental se encuentranenmarcadas en la negación delreconocimiento del otro, porque laética que ha determinado la historiade occidente consiste en que es másjusta y única para los occidentalesque para los demás, no admite lasdiferencias del otro, no admitecomparación, sólo visualiza suinterpretación del mundo. Al otro(Latinoamérica), le quedan sólo doscaminos, convertirse o quedar comotestigos.

Ello no significa, sin embargo,que Latinoamérica no sea una partede Occidente, no. Pensamos queexisten fundamentales criterios queimpiden la negación de occidenteen Latinoamérica, pero con susciertas particularidades quedefinitivamente, al tiempo que laiguala, la diferencia. Latinoaméricaes una parte de Occidente, sí, pero alo latinoamericano, ya que tanto lacultura occidental como la culturalatinoamericana obedecen a supropio resultado histórico. Américaes Occidental a partir de proceso demundialización, sin que ellosignifique que sea mediterránea.

La cultura Latinoamericanacorresponde a una hegemoníaoccidental de dominación, esta esparte de la articulación entre laideología y el modo de producción,es por ello que al comprender estarelación, se debe tener presente elsentido de la multidireccionalidadde la dialéctica. Los latinoameri-canos son tan protagonistas delproceso histórico de Europa comolos son los europeos del proceso

Se considera que esta realidad serepite para el resto de lasdemocracias de Latinoamérica,sobre todo si se debate el tema, porejemplo, de la autodeterminación delos pueblos indígenas de esta regióngeohistórica. En él encontramos unacoyuntura donde «la clave esencialque liga la cuestión indígena a lademocracia es, justamente, lavocación indígena a la autonomíapolítica y social, antes que cualquierotra consideración o exigencia,léase igualdad económica, justiciasocial, solidaridad, etc.» (Santana,1987:127).

Es importante señalar que, no setrata de la simple defensa de lademocracia y de los derechoshumanos de los indígenas, no; setrata de repensar la democracia enLatinoamérica en términos demulticulturalidad, reconociéndola,asumiéndola y respetándola. Elloconlleva a la revisión y a latransformación de los sistemaspolíticos, de la relación entre lasculturas y del uso de las lenguas delcontinente; a la utopía de lademocracia; sin que ello signifique,obviamente, la imposición comovaledera y verdadera de una culturasobre las otras.

Por otro lado, la aceptaciónresignada de los modelos y estilostecnológicos dominantes, con lafalsa promesa comercial de quecubriría la «buena vida» para quienconsuma tales modelos y estilos,tiene sus consecuencias para loslatinoamericanos. Porque «tiende adesaparecer toda la diversidadcultural sustantiva, y la articu-lación a la ‘cultura universal’ esvista como única opción de futuro

por los arriba mencionados organis-mos internacionales donde la regiónlatinoamericana, quiérase o no,pertenece a ese orden universalconstituido. De tal manera que, losEstados Unidos de América, laUnión Europea y Japón determi-naron e impusieron su visión defuncionamiento de la economíamundial al resto de los países y enespecial a Latinoamérica.

Es así como los países queconforman la región latinoame-ricana, tal vez, en mayor o en menorgrado, tienen democracias desupervivencia cuya característicaprincipal es la negación de ladignidad de la vida. Sus decisionesfundamentales quedan circunscritasa un orden económico universal,desplazando su autonomía yreduciendo el ámbito de lo políticoy de la política de cada Estado.

La democracia representativa delos países latinoamericanos presentauna especie de participación que, aconsideración nuestra, se queda enel marco de lo discursivo, porque enla práctica se encuentra muylimitada, Guillermo Bonfil Batallaen su obra «México profundo. Unacivilización negada», realiza clarascríticas al respecto; con especialreferencia a México:

«El formalismo democráticodesarrollado en occidente apartir de la RevoluciónFrancesa y de la Constituciónnorteamericana ha sustituido,en el México imaginario, alverdadero y profundo signifi-cado de la democracia. Se tratade imponer un modelo ajenocomo única forma legítima departicipación en la vida políticadel país; un mecanismo parejoque hace tabla rasa de lasformas y los criterios con losque se accede al poder y selegitima la autoridad en la vidareal de la mayoría de lassociedades locales del país. Elejercicio de los derechoselectorales, tal como estánestablecidos en el sistemademocrático imaginario deMéxico, implica que losciudadanos participen de unacul tura pol í t ica real en lamayoría de ellos: lasconcepciones de la autoridad y

la representatividad, loscriterios y mecanismos para ladesignación de quienes puedenocupar los cargos en laestructura de poder, las redesde organización social queentran en juego en losprocesos, el lenguaje y losresortes intelectuales y emo-tivos que provocan la partici-pación, son diferentes en laconstitución del México imagi-nario y en la realidad del Méxicoprofundo»(Rosenthal,1989:185).

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histórico latinoamericano. Es lacristalización del proceso demundialización de occidente, dondeese proceso hegemoniza cultural-mente y no se homologa en AméricaLatina.

3. La Democracia comoEstrategia Política de laIntegración Latinoamericana.

Los últimos acontecimientosocurridos en América Latina y en elmundo han hecho más patente yapremiante la necesidad de laintegración. El peso de la deudaexterna, las rigurosas medidas deajuste económico impuesta por elFondo Monetario Internacional, elelevado costo social de esasmedidas, por una parte y por la otra,la formación de grandes bloqueseconómicos continentales en Europay Asia, que han llevado a EstadosUnidos a lanzar ideas como laIniciativa para las Américas delpresidente Bush y el Area de LibreComercio de las Américas, hanconstituido una severa advertenciapara los gobiernos latinoamericanos,de que la «desintegración» coloca alos mismos en condiciones muchomás desfavorables para conjurar lospeligrosos efectos que de taleshechos se podrían derivar.

Dentro de esta situación, se hacemás claro cada día que el procesointegracionista no tiene sólo caráctereconómico. El aspecto político esdecisivo. «Mientras una voluntadpolítica firme y determinada noasuma decididamente la conduc-ción de ese proceso, serán más lasvanas ilusiones y las definicionesretóricas que los pasos efectiva-mente dados en la marcha real delos acontecimientos». (Caldera,1991:57).

En América Latina ha habidointención política, ha habido deseode integración, ha habido hastapropósito integracionista, pero todoello no ha alcanzado a determinaruna verdadera voluntad política deintegración.

Son numerosas las cuestionesque surgen desde el punto de vistapolítico, ante el proceso de laintegración. Uno es el de si se

requiere homogeneidad de régimenpolítico para que la integraciónfuncione. Otro, el de cómo conciliarlos conceptos de integración ysoberanía.

La homogeneidad de régimenpolítico es deseable y favorable parala integración pero no indispen-sable. En América Latina, laexistencia en casi todos los paísesde gobiernos democráticamenteelectos facilita y estimula losmovimientos integracionistas. Peroha habido circunstancias en lascuales las diferencias de sistemas degobierno o las divergencias deorientación política no constituyeun obstáculo invencible para laintegración y para la solidaridadregional.

El caso de Cuba es significativo.Excluida inevitablemente delsistema jurídico interamericano,participa, no sólo en aquellosorganismos regionales que depen-den de la Organización de lasNaciones Unidas, sino en otros comoel SELA, específicamente latinoa-mericanos, donde ese país siempreestá dispuesto a sostener susposiciones, dentro de las cuales seempeña en buscar canales deacercamiento con las demásnaciones del continente.

Al hablar de la Integración, seprecisa del apoyo político de todaslas partes. Así, para explicar la faltade avances en el cumplimiento delos compromisos integradores, sueleesgrimirse el argumento de la «faltade voluntad política», que, a fin decuentas, no explica gran cosa. Porcierto, tanto la afinidad políticaentre gobiernos, como el decididoapoyo de estos, deben contabilizarseentre los activos de cualquierproceso de integración.

4. La Integracióny los Proyectos PolíticosNacionales.

En América Latina, se ha hechoevidente que crece el apoyo políticopara la idea de la integración, sobretodo entre los gobiernos queparticipan en el proceso de aperturademocrática en la región, sinembargo:

Otro elemento que hacontribuido, al menos en el pasadoa limitar el apoyo prestado por losgobiernos latinoamericanos a laintegración, es la actitud de impor-tantes actores externos a la región.Mientras la integración europeacontó con el decidido apoyo yrespaldo de los Estados Unidos deAmérica, este último país ha miradola integración subregional enAmérica Latina y el Caribe concierto recelo y en ocasiones inclusose ha opuesto abiertamente a ella.

De esta manera, si la integraciónno se ha incorporado al proyectopolítico de los gobiernos latinoame-ricanos y caribeños, obedeceparcialmente a que el contexto decooperación regional no ha logradodifundirse y valorizarse suficien-temente. Dicho de otra manera, enel pasado:

«...la integración está muy lejosaún de incorporarse a losproyectos políticos nacionales.Más bien, es frecuente que, pordiversas razones, se tienda apensar en el proceso como algoutópico, alejado de los aspec-tos más relevantes del queha-cer económico nacional. Así,los Ministros del área econó-mica a veces no se ciñen a suactuación a lo acordado por losMinistros de Relaciones Exte-riores de sus mismos gobier-nos en cuanto al cumplimientode compromisos integradores(Rosenthal, 1989:27).

«La integración sólo suscitó elapoyo y entusiasmo de reduci-dos núcleos en los gobiernos,el mundo académico y ciertosestratos empresariales. Si bienalgunas de las partes afectadaspor los compromisos integrado-res –sobre todo gremiosindustriales- fueron consulta-das o incluso participaron aforjar zonas de libre comercio,en general no se logró que seafianzaran y fortalecieran losgrupos que favorecen elproceso y atenuar la acción quepuede provocar. Ello resultóválido aún en los años de mayorexpansión del comercio recí-proco, y se acentuó en lustrosrecientes, conforme el procesoenfrentó nuevas dificultades»(Rosenthal, 1989:27).

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preciso identificar sistemáticamentelas acciones integradoras, fomentarsu aplicación y mantener, en el planosubregional o regional, una visióny un interés que contribuyan alproceso de reactivación deldesarrollo. Con este fin, es necesarioromper el círculo vicioso en el cuallos gobiernos no otorgan plenorespaldo a las institucionesregionales o subregionales, por loque debil i ta la capacidad derespuesta de éstas y la situación asícreada tiende, a su vez, a traducirseen mayor falta de apoyogubernamental. Por su parte, lasinstituciones mismas debenemprender una evaluación de supropia trayectoria, con miras arevisar y actualizar los programas dela cooperación intrarregional.

5. La Dimensión PolíticaEn el actual contexto de

globalización, la integración, másque fusión de entidades nacionales,significa la sumatoria de laspotencialidades y fortalezas de laregión al servicio de los Estadosmiembros y sus ciudadanos.

La integración regional nodebería limitarse al ámbito internode la región y de los países que laconforman. Debería comprendertambién la articulación con elámbito internacional, que lacondiciona, pues constituye uninstrumento válido y eficaz paracontrarrestar la vulnerabilidadexterna que ha caracterizado a laregión a través del t iempo,potenciada por algunos efectosindeseables de la globalización.

Existe una toma de concienciapor parte de los gobiernos sobre lasignificación polít ica de laintegración. Ella se ha puesto demanifiesto en importantes reunionesregionales y subregionales de losúltimos años, que han fortalecido elespacio polít ico comunitario,reconociendo la existencia dediferencias y asimetrías y lanecesidad de superarlas, así comolas posibilidades de alcanzarposiciones claras y de fortalecer losmecanismos de diálogo yconcertación en torno a foros

cuente con el apoyo y el entusiasmode los gobiernos y de ampliosestratos de la población latinoame-ricana. Para ello es indispensable unaampliación y un fortalecimiento delos grupos cuya actitud sea favora-ble al proceso y una atenuación delas resistencias que éste provoca.

Dicho apoyo, desde luego, no sepuede improvisar. Nace en primertérmino, del aval político que losgobiernos estén dispuestos a brindaral proceso y sobre todo, de losbeneficios tangibles que el mismodepare. También puede versefacilitado por la incorporación omayor participación de distintosgrupos en las decisiones que apoyenla cooperación. Se hace necesario,asimismo, divulgar mejor sualcance, propósitos y consecuenciasprevistas. Al mismo tiempo, habríaque evaluar los instrumentosestatales de fomento de lasactividades directamente relacio-nadas con los programas deintegración, así como organizar ydivulgar análisis objetivos sobre losresultados y el nuevo sentidoestratégico de la integración.

Finalmente, debe insistirse en laimportancia de fortalecer lasinst i tuciones que tengan porprincipal objetivo impulsar laintegración y la cooperación entodas sus manifestaciones, ya sea anivel subregional o regional. Es

Ante el enorme cúmulo derestricciones que dificultan eldesarrollo latinoamericano en laactualidad, las distintas esferas dela cooperación intrarregionaltendrían más relevancia que nunca,dada su potencialidad para reactivarla oferta, extender el estrecho margende maniobra de la actual políticaeconómica de todos los países,elevar los niveles de ahorro, llevar acabo acciones conjuntas en camposde diversa índole, fortalecer lapresencia internacional de la regióny por último, en el plano político,generar nuevos nexos de solidaridad.

Ese cambio de prioridades, quereflejan las rápidas transformacionesde toda índole, tanto en el entornoeconómico externo a la región comola solución de sus economías, exigeuna continua adaptación de laintegración a las nuevas circuns-tancias. De allí, precisamente, sedesprende la necesidad de«repensar» la integración enAmérica Latina y el Caribe, conmiras a acercar el «modus operandi»de la integración al cumplimientode los objetivos de la polí t icaeconómica y las estrategias dedesarrollo nacionales que deparebeneficios netos para todos lospaíses; que encuentre un asidero enlos proyectos políticos nacionalesy que suscite un amplio apoyo endistintos estratos de la población.

En primer término, es factiblepensar que la integración puedecumplir una función vinculada a losobjetivos de casi todos los gobier-nos de la región; el imperativo deadquirir mayor competitividadinternacional, ya sea para acceder aotros mercados o para sustituirimportaciones.

Resulta indispensable incorporarla idea de la integración en elproyecto político de los paíseslatinoamericanos y del Caribe. Laintegración como proyecto políticoimplica la participación de unaamplia gama de actores sociales,entre ellos los propios Estados.Asimismo, es necesario difundir yvalorizar el concepto decooperación regional, o sea,contribuir a que la integración

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Las condiciones deLatinoamérica frente almundo occidental seencuentran enmarcadasen la negación delreconocimiento del otro,porque la ética que hadeterminado la historia deoccidente consiste en quees más justa y única paralos occidentales que paralos demás...

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garantizar, por tanto, la viabilidadde un proyecto con las caracterís-ticas que hemos venido enunciando.

La alternativa debe, por tanto,rechazar el camino de lasprivatizaciones y revertirlo. Poneren manos del estado las ramas de laeconomía que resultan estratégicas,en función del proyecto histórico yde los intereses de los pueblos de laregión latinoamericana y caribeña.

7. Propuestas parafortalecer la integracióny la democracia enAmérica Latina.a. Fortalecer la institucionalidad

regional, perfeccionando elfuncionamiento del Grupo deRío, como instancia políticasuperior (a nivel de Jefes deEstado y de Gobierno y deMinistros de Relaciones Exte-riores y de Finanzas, etc.) que enreuniones periódicas adopten lasdecisiones estratégicas necesa-rias, apoyado en una secretaríaejecutiva y técnica, siendo laSecretaría Permanente delSistema Económico Latinoame-ricano (SELA), un germeninstrumental ya disponible, quedebería funcionar en formaarticulada con las secretarías delos esquemas de integraciónsubregional.

b. Fortalecer las institucionesfinancieras regionales, quepudieran sustentarse en laampliación y consolidación deinstituciones como la Corpora-ción Andina de Fomento (CAF)y el Fondo Latinoamericano deReservas (FLAR).

c. Propiciar la información recípro-ca, el intercambio de experien-cias y la creciente convergenciade las políticas macro-económi-cas, abarcando sectores como elfiscal, el monetario y la soluciónde controversias comerciales,entre otros, mediante la celebra-ción de acuerdos y reunionesespecializadas entre diferentesesquemas subregionales, queinvolucren a los responsables delas políticas nacionalesconcernidas.

cruciales, como el ALCA y laOrganización Mundial de Comercio(OMC). Igualmente, existe consensosobre la necesidad de preservar yfortalecer la institucionalidadregional, como factor motivador eimpulsor de la integración, sin queello implique la creación de nuevosorganismos regionales, sino el usode toda la potencial idad de laexistente.

La dimensión política de laintegración adquiere una especialrelevancia en la actualidad, cuandolas democracias comienzan a verseamenazadas por diversos factoresque debilitan el liderazgo políticoy arriesgan el colapso de aquellossistemas políticos democráticos queno han dado respuestas eficientes alas necesidades y expectativas de lapoblación. Es preciso atender losreclamos que formula la sociedadcivil y el t ipo de democraciaconcertada que los ciudadanos estándemandando. Se requiere diseñarmecanismos para lograr una mayorincorporación social, en particulara través de los parlamentos y lasociedad civil, y crear corrientes deopinión favorables a la ideaintegracionista como contraparte delas concepciones disociadoras, asícomo para superar el déficit dedesarrollo social que impide laefectiva participación de la sociedaden el proceso de integración.

6. Hacia la construcciónde una nueva democraciaen Latinoamérica.

Debe proponerse la construcciónde un sistema democrático distinto,diferente del que se ha venidoimplantando durante las dos últimasdécadas, en reemplazo de lasdictaduras militares, muy exaltado,por cierto, por voces diversas.

El régimen político-electoralque se ha venido implantando encasi todos estos países, podríadenominarse «democracia represen-tativa neoliberal». Se trata de unademocracia en la que los procesoselectorales se mercantilizan cada díamás, al mismo tiempo que sedespolitizan. Se trata, en estademocracia representativa neolibe-

ral, de usurpar la soberanía delpueblo, de arrebatarle el derecho demandato. Se trata, en suma, de unademocracia ficticia.

La alternativa que debeproponerse es la construcción deuna democracia distinta, queobedezca al principio de que quienmanda es el pueblo y, por tanto, losgobernantes deben actuar al serviciode los intereses del pueblo, por loque su gestión debe reflejarse en unacreciente equidad, en beneficiosobre todo para la mayoría. Ademásde todo lo anterior, debe proponersesentar las bases para ulteriorestransformaciones en la organizaciónde la sociedad, hacia estadios másavanzados. La alternativa debe teneruna concepción clara con respectodel papel que corresponde al estadoen países como estos. Unaconcepción distinta, opuesta a la queha venido imponiendo elneoliberalismo. Este ha venidopromoviendo reformas del Estado,con el pretexto de volverlo menosobeso, más ágil y eficiente. Supropósito real es debilitarlo, evitarque el Estado pueda jugar un papelsignificativo en la lucha por lasoberanía e independencia frente alhegemonismo de la potencia delnorte y a la ambición de los capitalesextranjeros de apoderarse de todassus riquezas, sin límite alguno.

La concepción debe tomar encuenta que sólo un estado política yeconómicamente fuerte resultacapaz de enfrentar con posibilidadesde éxito las enormes presiones querealizan los poderosos supermono-polios y consorcios transnacionaleshoy en día. Sólo un estado políticay económicamente fuerte puede

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...habría que evaluar los

instrumentos estatales de

fomento de las actividades

directamente relacio-

nadas con los programas

de integración,

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Aldea Mundo , Año 5 No. 10

d. Fortalecer los cuerpos parlamen-tarios regionales y subregio-nales, democratizando su origeny representatividad y ampliandosus atribuciones, así comopropiciando la incorporación delos partidos políticos y de otrasexpresiones de la sociedad civilal proceso. En este sentido, esimportante abrir la agendapolítica para abordar, entre otros,los temas de la inst i tucio-nalidad, el fortalecimiento de lossistemas electorales, la luchacontra la corrupción, el combatea la pobreza, la creación deconsensos y alianzas para lagobernabilidad.

e. Consolidar el SELA en sufunción de espacio para lareflexión y el debate sobre elpensamiento político, social yeconómico en América Latina yel Caribe, mediante laorganización de encuentros conespecialistas y pensadores de laregión, en particular para debatirlos temas vinculados con lainstitucionalidad regional.

f. Acordar programas depromoción de la participaciónciudadana en la integración y enla difusión de sus temas,dificultades y avances y sobretodo, en la educación para laintegración, evitando la transmi-sión de mensajes distorsio-nadores y estereotipados. A talesefectos, se deberían establecercompromisos entre los organis-mos regionales y subregionalesde integración y los medios decomunicación, con el propósitode avanzar en la definición deprogramas de difusión para todala región.

8. ConclusiónLa búsqueda de la democracia

no es nada ajena a las tradiciones,valores y culturas de Latinoamérica.Esta búsqueda se traduce en ladimensión utópica de integración dela democracia a fin de que seaposible la redemocratización bajola ét ica de la vida. Bajo estaperspectiva se propone la

participación como proceso. Elpoder prescinde del individuo,cuestión que viven en la realidadconcreta los latinoamericanos, puesen la práctica estos se encuentranexcluidos del proceso departicipación que es clave para llevara cabo un proyecto de integraciónregional.

La negación de la utopíaintegradora de la democraciaexcluye todo contenido ético, yaque la democracia occidental, deningún modo, puede y debe serconsiderada como el único modeloa seguir por el resto deLatinoamérica.

Por otra parte, se ha comprobadoque el auge de la democracia enAmérica Latina, ha propiciado laintegración a partir de los añosnoventa, ya que lleva a considerarque la homogeneidad de losregímenes es requisito vital paralograr acuerdos en este orden.

1 Este trabajo recibió menciónde Honor en el XII CongresoNacional de Egresados yEstudiantes en CienciasPolíticas y Afines organizadopor la UCV, UFT, UVM, URU yALEGCIPOL, en Caracas, del13 al 17 de Mayo de 2002.

*Politólogo, Doctor en CienciaPolítica. Jefe de la Sección deIntegración Latinoamericana.Instituto de Filosofía delDerecho. Universidad del Zulia.Director del Acervo Históricodel Zulia.

E-mail: [email protected]

**Licenciada en Educación,Mención Ciencias Sociales,Area Historia (LUZ), Candidataa Magister Scienciarum enCiencia Política (LUZ). Jefa delDepartamento de Investigación

«Juan Bessón Lalinde» delAcervo Histórico del EstadoZulia, Auxiliar de Investigacióndel C.O.N.D.E.S. y del C.E.H.(LUZ).

E-mail: [email protected]

Fecha de Recepción:Julio 2002Fecha de aprobación definitiva:Diciembre 2002

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JUAN CARLOS MORALES MANZUR / NAYLLIVIS N. NAIM SOT O / LA DEMOCRACIA Y LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA: UN ANÁLISIS INCONCLUSO / 52-58