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1 RELACIONES ENTRE PERSONA DEL PREDICADO Y ACTOS DE HABLA EN LATÍN 1 Agustín Ramos Guerreira. Universidad de Salamanca 1.- OBJETIVOS Desde que comenzase el estudio de los actos de habla por parte de Austin (1962), la clasificación de las oraciones independientes se ha puesto en relación con dicho análisis. Es decir, la clasificación tradicional de oraciones declarativas, interrogativas, imperativas, exclamativas etc. se ha establecido en función de su relación con dichos actos. A la hora de determinar los elementos distintivos que permiten identificar dichos modelos de oración se han barajado una serie de rasgos formales. El análisis tradicional no contempla, salvo marginalmente, la marca de persona como uno de los rasgos diferenciadores. El objetivo de este trabajo es estudiar la relación existente entre persona y acto de habla con el fin de proponer la categoría de persona como un criterio para la identificación de los actos de habla y, por tanto, de los modelos oracionales. El análisis se centra en la lengua latina, pero puede ser extrapolable a otras lenguas que tengan una estructuración similar del sistema de marcación personal. 2.- APUNTES SOBRE LA RELACIÓN ENTRE ACTOS DE HABLA Y ORACIONES. PLANTEAMIENTOS GENERALES. En la mayoría de las lenguas las oraciones pueden ser clasificadas por rasgos formales en tipos oracionales con cada tipo asociado a un cierto grupo de actos ilocutivos potenciales. La tipología puso ya hace tiempo de manifiesto el hecho de que la mayoría de lenguas presentan tres tipos básicos de oración con funciones similares y a menudo con formas también similares (Sadock-Zwicky 1985: 160). Así, las oraciones pueden ser clasificadas en: - Declarativas: con valores ilocutivos como la información, la aserción, el testimonio, etc., como (1) (1) nunc quoniam id fieri non potest, necessitas me subigit ut te rogitem (“pero, como ello es imposible, la necesidad me obliga a hacerte una pregunta”, vv. 7-8) 2 -Interrogativas: preguntas, requerimientos, etc. (2) (2) quid est quod tu exanimatus iam multos dies / gestas tabellas tecum (“qué es lo que te pasa que hace ya tantos días que, con cara de muerto, llevas contigo a todas partes esas tablillas”, vv. 9-10) 1 Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto FFI2009-13402-C04-04 del MICINN 2 Todas los textos corresponden al Pseudolus y las traducciones a la versión española de José Román Bravo: Plauto. Comedias. Cátedra, 1995.

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1

RELACIONES ENTRE PERSONA DEL PREDICADO

Y ACTOS DE HABLA EN LATÍN1

Agustín Ramos Guerreira.

Universidad de Salamanca

1.- OBJETIVOS

Desde que comenzase el estudio de los actos de habla por parte de Austin

(1962), la clasificación de las oraciones independientes se ha puesto en relación

con dicho análisis. Es decir, la clasificación tradicional de oraciones

declarativas, interrogativas, imperativas, exclamativas etc. se ha establecido en

función de su relación con dichos actos.

A la hora de determinar los elementos distintivos que permiten identificar

dichos modelos de oración se han barajado una serie de rasgos formales. El

análisis tradicional no contempla, salvo marginalmente, la marca de persona

como uno de los rasgos diferenciadores. El objetivo de este trabajo es estudiar

la relación existente entre persona y acto de habla con el fin de proponer la

categoría de persona como un criterio para la identificación de los actos de

habla y, por tanto, de los modelos oracionales.

El análisis se centra en la lengua latina, pero puede ser extrapolable a otras

lenguas que tengan una estructuración similar del sistema de marcación

personal.

2.- APUNTES SOBRE LA RELACIÓN ENTRE ACTOS DE HABLA Y ORACIONES.

PLANTEAMIENTOS GENERALES.

En la mayoría de las lenguas las oraciones pueden ser clasificadas por rasgos

formales en tipos oracionales con cada tipo asociado a un cierto grupo de actos

ilocutivos potenciales. La tipología puso ya hace tiempo de manifiesto el hecho

de que la mayoría de lenguas presentan tres tipos básicos de oración con

funciones similares y a menudo con formas también similares (Sadock-Zwicky

1985: 160). Así, las oraciones pueden ser clasificadas en:

- Declarativas: con valores ilocutivos como la información, la aserción, el

testimonio, etc., como (1) (1) nunc quoniam id fieri non potest, necessitas me subigit ut te rogitem (“pero,

como ello es imposible, la necesidad me obliga a hacerte una pregunta”, vv. 7-8)2

-Interrogativas: preguntas, requerimientos, etc. (2) (2) quid est quod tu exanimatus iam multos dies / gestas tabellas tecum (“qué es lo

que te pasa que hace ya tantos días que, con cara de muerto, llevas contigo a todas

partes esas tablillas”, vv. 9-10)

1 Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto FFI2009-13402-C04-04 del MICINN 2 Todas los textos corresponden al Pseudolus y las traducciones a la versión española de José Román

Bravo: Plauto. Comedias. Cátedra, 1995.

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2

- Imperativas: órdenes, peticiones, instrucciones, etc., por ejemplo (3) (3) cape has tabellas, tute hinc narrato tibi / quae me miseria et cura contabefacit

(“toma estas tablillas y, valiéndote de ellas, cuéntate a ti mismo la congoja y la

pena que angustian mi corazón”, vv. 20-21)

Aunque las distinciones formales entre los tipos suelen ser relativamente claras

en términos prototípicos, los trabajos surgidos en los últimos años desde la

filosofía del lenguaje o desde la lingüística han trazado un cuadro que muestra

la enorme complejidad de dicha relación. Si bien los tipos lingüísticos, debido a

su carácter formal, presentan características más o menos delimitables en

grupos, las formas de distribución de las variables ilocutivas dentro de cada

grupo es una cuestión más peliaguda. El problema quizá deriva de que la forma

lingüística de las oraciones codifica aspectos de la interacción hablante-oyente,

algunos de los cuales son graduales y pragmáticamente flexibles. No existe una

fuerza ilocutiva puramente adscrita al texto, sino que dicha fuerza emerge de un

conjunto que se muestra altamente sensible al contexto (Croft 1994: 475).

No parece oportuno asumir de forma automática que los tres tipos mencionados

son distinguidos en todas las lenguas o, mucho menos aún, que esa tripartición

agota la lista de oraciones básicas. De hecho, existen tipos menores de formas

oracionales que tienen bastante extensión desde el punto de vista tipológico. El

caso más común es el de las oraciones exclamativas, pero también las preguntas

eco, las oraciones presentativas con formas no finitas del verbo, las respuestas a

preguntas, etc., adoptan en algunas lenguas configuraciones formales propias

(König-Siemund 2007: 316-322).

La discusión sobre la relación entre las formas y los contenidos ilocutivos y su

análisis tipológico lleva a la conclusión de que la capacidad de producir

mediante una oración diversos actos de habla está bastante extendida y

codificada en la gramática de las lenguas, aunque no parece que se trate de un

sistema de oposiciones paradigmáticas.

Ahora bien, la distinción particular entre oraciones declarativas, interrogativas e

imperativas es bastante común, por no decir que es universal. Las oraciones

exclamativas, las siguientes en frecuencia, no parecen constituir

tipológicamente un modelo básicamente separado, sino más bien el resultado de

combinar una oración declarativa o interrogativa con una sintaxis, una

semántica, o una pragmática específicas.

Tipológicamente hablando, los tres tipos principales de oración están

caracterizados por un grupo limitado de estrategias recurrentes.

Entre estas, la oración imperativa es la que muestra un más alto grado de

diferenciación formal (Aikhenvald 2010: 112-113), un hecho quizá asociado al

carácter claramente interaccional de los actos de habla imperativos.

Por lo que se refiere a las interrogativas, la mayoría de las lenguas parece

distinguir entre interrogativas totales y parciales.

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Las declarativas, las menos marcadas, combinan formalmante modos

declarativos con otras nociones modales tales como la evidencialidad.

Pero es fundamental hacer notar que estas formas oracionales básicas son

compatibles con una muy amplia variedad de usos específicos ilocutivos. Así,

estrictamente hablando, lo que encontramos en la gramática de la lengua son

distinciones de tipos oracionales, de modos semánticos, o de formas

potencialmente ilocutivas, más que diferencias entre distintos tipos de acto de

habla. Por ello, el uso del tipo de oración ha de ser tratado en un nivel bastante

abstracto. Sólo el resultado de la interacción entre estos tipos básicos con otras

variedades de carácter formal, semántico y contextual, es lo que hace que un

enunciado tenga una función ilocutiva específica es en un determinado

contexto.

Pues bien, a la hora de distinguir los elementos formales que separan los tipos

básicos, la filosofía del lenguaje se ha centrado sobre todo en los tipos de acto

de habla (Searle 1979: 1-29) mientras que la sintaxis (por ejemplo, Sadock-

Zwicky 1985: 165-186; Croft 1994: 461-471; Givón 2001: 287-325; Sadock

2006: 71-73; König-Siemund 2007: passim,) ha tratado de determinar los

elementos formales que los caracterizan.

Resumiendo sus análisis, estas diferencias se centran en varios aspectos:

- la existencia de una forma modal particular o de la mayor o menor

variación modal en caso de que no exista un modo especializado para cada

oración

- el orden de palabras

- las variantes de entonación

- la presencia mayor o menor de afijos en la forma verbal

- la presencia mayor o menor de pronombre sujeto

- la posibilidad de aparecer con forma diferenciada en las oraciones

subordinadas

- la presencia de ciertas partículas introductoras de una de las formas

oracionales, como sucede con frecuencia con las interrogativas, o de la

compatibilidad de algunas partículas con algunos actos de habla.

Entre todas estas características no aparece, salvo marginalmente, una

referencia a la marca de persona. El análisis que sigue pretende reivindicar un

puesto en la lista anterior para dicha categoría.

La persona como medio de expresión del papel de los participantes en el acto de

habla (Siewierska 2004: 1-4) tiene en latín representación en la forma del verbo,

constituyendo un paradigma de tres personas de singular y tres de plural que,

sin ser el único común, es un modelo de configuración bastante extendido

(Cysow 2009: 106-108)

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3. LA PERSONA DEL PREDICADO EN LATÍN

3.1. El material de análisis

Para este cometido se han empleado las primeras 400 oraciones principales (a

ellas corresponde la fuerza ilocutiva) del Pseudolus. La obra plautina ha sido

escogida aleatoriamente entre las 21 comedias del autor. La elección del género

viene dada porque en ningún otro género de la literatura clásica latina

conservada se puede encontrar una mayor proporción de uso de las diferentes

personas. Sólo la escena ofrece una situación ficcional de diálogo con tales

características. De forma especial, el uso de la 2ª persona, que constituye el

centro de nuestra propuesta, sólo es posible encontrarlo de manera ligeramente

similar en la epistolografía o la oratoria judicial, pero no en sentido prototípico:

las órdenes y preguntas en esos géneros suelen ser interrogaciones retóricas y

órdenes indirectas o reproducciones de órdenes sin el contexto pragmático que

las determina.

En un primer momento se analizaron las primeras 300 oraciones. Sobre ese

conjunto se realizaron los primeros cómputos y los análisis que figuran en las

tablas que aparecen más abajo. Se añadieron después otras 100 y, tras

comprobar que los datos no variaban apenas, se consideró que 400 eran

suficientes para el cometido buscado.

Para el análisis de las circunstancias de utilización se han tenido en cuenta los

siguientes factores: el tiempo y el modo del verbo, el aspecto léxico, la

presencia o ausencia de sujetos explícitos, la presencia o ausencia de verbos

modales, la presencia de partículas y el orden de palabras en la oración, además,

como es lógico, del uso de la persona y del tipo de acto de habla inferido del

contexto, cuya relación es el objeto principal del estudio. Hablamos de “acto de

habla inferido”, porque, como se dijo arriba, el valor ilocutivo es altamente

sensible al contexto.

Para evitar interpretaciones dudosas, se han tenido en cuenta tan sólo

predicados principales con léxico pleno, evitando circunlocuciones en las que la

fuerza ilocutiva y la carga principal del léxico vienen determinadas por

elementos que desde el punto de vista sintáctico se sitúan en el ámbito de la

subordinación. Me refiero a casos como (4) (4) exporgi meliust lumbos atque exurgier: / Plautina longa fabula in scaenam

uenit (“es mejor que estiréis vuestras piernas y os pongáis de pie, pues va a

comenzar una larga comedia de Plauto”, vv. 1-2)

La fuerza ilocutiva que se infiere del texto, una invitación, no proviene de la

oración principal (meliust), sino de la unión con el verbo subordinado (meliust

exporgi atque exurgier), cuyo contenido semántico y adaptación pragmática a la

situación en el comienzo de una obra de teatro son los que sugieren la idea de

tal valor.

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En las construcciones condicionales se ha tomado la apódosis y se excluyen las

predicaciones nominales sin verbo auxiliar, del tipo Quid hoc?

3.2. La relación entre acto de habla y tipo oracional en la sintaxis latina

El primer autor, por lo que sé, que propuso la utilización de los actos de habla

en el estudio de la sintaxis latina fue Pinkster (1995)3. Años después lo utilizó

su discípula Risselada (1993) como base fundamental de su trabajo sobre los

actos de habla imperativos.

Pero la forma de presentar este concepto desde el punto de vista teórico no es la

misma que se ha seguido aquí y que se infiere de la presentación anterior.

Pinkster parte en todo momento de la forma y trata las funciones ilocutivas en

alguna medida como elementos formales (Pinkster 1995: 245-268): distingue en

latín cuatro tipos de oraciones y establece las fuerzas ilocutivas con las que

pueden usarse y el uso de los modos en las oraciones de los diversos tipos. Al

establecer tales relaciones entre modo, tipo oracional y función ilocutiva,

empleando factores como la negación, que afecta sólo a una pequeña cantidad

de enunciados (en nuestro corpus al 5%), uno llega a la conclusión de que, salvo

en el caso de las oraciones imperativas y del modo imperativo, el modo o la

fuerza ilocutiva no establece diferencias claras entre oraciones. Cuando usa

criterios para la distinción entre fuerzas ilocutivas, emplea elementos bastante

particulares, extraños en las oraciones prototípicas (verbos parentéticos o

pospuestos, coordinación y esquemas de pregunta/respuesta, partículas modales,

etc.) que no pueden servir de valores distintivos en condiciones habituales. Sólo

la referencia al dato pragmático de las relaciones sociales puede establecerse

con carácter casi general. En ningún caso se hace referencia para nada a la

persona.

En el caso de Risselada (1993), la situación es diferente: dado que su estudio se

centra en los actos de habla imperativos, se considera en varias ocasiones el

análisis de formas personales, siempre relacionadas con el imperativo. En dicho

marco se llega a proponer que a la persona del oyente sólo le corresponden

preguntas o actos directivos (Risselada 1993:37-38). En los datos que

analizamos a continuación se observará que estos usos son claramente los

mayoritarios, aunque no son únicos.

Desde la perspectiva funcional de corte tipológico-cognitivo adoptada aquí, son

los actos de habla los que determinan los modelos formales de oración. En la

medida en que los tipos de actos son muy numerosos, sólo los más frecuentes y

comunes dan lugar a modelos estandarizados de oración, mientras que el resto

presentan pequeñas variedades formales con respecto a los modelos prototípicos

3 Aquí se cita la versión española de la obra de Pinkster, pero el original holandés (Latijnse Syntaxis

en Semantiek) se publicó en 1984.

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y esas modificaciones, unidas al valor semántico de los constituyentes y a la

pragmática de la enunciación, son las que sugieren al oyente las fuerzas

ilocutivas que el hablante pretende dar a entender. Los modelos estandarizados

funcionan de manera prototípica, de forma que las fronteras entre ellos no son

nítidas. Así, partiendo de una orden prototípica expresada en forma de oración

imperativa (tace nunciam tu), la pequeña modificación de elementos puede

mantener la fuerza ilocutiva básica e irla desdibujando, acercándose a la forma

oracional de una oración declarativa o de una interrogativa. Véase con estos

ejemplos de Plauto, elaborados y ordenados a partir de los proporcionados en

Núñez Romero Balmas (1991: 117-118), formas de una orden de silencio que

ofrece la comedia plautina: (5)

potin ut taceas? (Pl. Pers. 175)

quin ego hanc iubeo tacere? (Pl. Asin. 291)

etiam taces? (Pl. Curc. 41)

uisne tu tacere?

tacen an non taces? (Pl. Pers. 533)

quin tu taces? (Pl. Curc. 84)

TACE NUNCIAM TU! (Pl. Aul. 327)

taceas (Pl. Most. 388)

utinam taceas!

si sapies, tacebis (Pl. Rud. 1391)

nunc tu taces

nunc tacendum tibi est

tacere te oportet

uolo (ut) taceas

te oro taceas 4

3.3. Datos del corpus

El estudio del corpus arroja datos significativos

TABLA 1.

Distribución de las personas según formas modales del predicado

1ª Persona 2ª Persona 3ª Persona Sin marca

Indicativo 99 (92%) 57 (36%) 118 (89%)

Subjuntivo 9 (8%) 8 (5%) 15 (11%)

Imperativo 92 (59%) ---

Infinitivo 2 (100%)

Totales 108 (100%) 157 (100%) 133 (100%) 2 (100%)

4 Los ejemplos en los que no se añade la cita concreta corresponden a testimonios documentados de

la estructura formal en los que el verbo no es taceo, sino otro distinto.

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Algunos datos de la tabla 1 son dignos de consideración: así como en el uso de

la 1ª y 3ª personas la distribución de formas entre indicativo y subjuntivo son

similares, en la 2ª hay una clara disminución del uso del indicativo, un empleo

de valores similares a las otras personas en el subjuntivo, pero una llamativa

presencia de formas de imperativo que superan y casi duplican al resto de usos

en los otros modos. Esta primera aproximación apunta a la idea de que la

primera y tercera personas suelen corresponder actos de habla cuya forma de

expresión modal es el indicativo, mientras que la segunda tiende a actos de

habla más manipulativos, de manera especial al uso de imperativos, forma

habitual de las órdenes.

Analizando sólo los actos de habla prototípicos de los modelos básicos

oracionales, es decir, las aserciones, las preguntas y las órdenes, el tan

esgrimido orden de palabras como elemento diferenciador de los actos de habla

manipulativos, no lo parece tanto para las preguntas, como lo es para las

órdenes. Véase al respecto la tabla 2

TABLA 2

Distribución de los tipos de acto de habla según él OP del predicado5

Inicial 2ª

posición Final

No

marcado Totales

Aserciones 35 (17%) 16 (8%) 96 (47%) 34 (16%) 205 (100%)

Preguntas 10 (14%) 15 (21%) 29 (41%) 12 (17%) 71 (100%)

Órdenes 36 (35%) 8 (8%) 31 (30%) 8 (8%) 103 (100%)

Los predicados en las órdenes duplican a los de las preguntas o aserciones en

posición inicial, siendo para las preguntas la 2ª posición la más destacada, sobre

todo porque en las parciales el primer constituyente lo ocupa el elemento

interrogativo.

Por último, y de manera más significativa, si se observa la relación entre las

formas personales y los actos de habla prototípicos, el resultado es elocuente.

TABLA 3.-

Distribución de los tipos de acto de habla según las formas de persona

1ª Persona 2 ª Persona 3ª Persona Totales

Aserciones 97 (48%) 23 (11%) 85 (41%) 205 (100%)

Preguntas 8 (11%) 32 (45%) 31 (44%) 71 (100%)

5 Teniendo en cuenta que tipológicamente se observa que las posiciones marcadas en las lenguas son

la 1ª, la 2ª y la última, son éstas las tenidas en cuenta. Figuran en la casilla “no marcado” los casos en

que el predicado no está en ninguna de éstas. Se han excluido de la tabla aquellos casos en los que el

verbo constituye el conjunto oracional, por lo que no es significativo.

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Órdenes 102 (100%) 103 (100%)

Parece que las aserciones son propias de la 1ª y la 3ª persona, que apenas se

hacen preguntas sobre la 1ª, que el número de ellas en 2ª y 3ª es similar y que

todas las órdenes aparecen en 2ª, lo que parece dar a entender a primera vista

una fuerte relación entre la 2ª y los actos de habla directivos. El siguiente dato

importante es que todas las preguntas que figuran en este cuadro tienen una

marca formal, ya sea una partícula interrogativa para las preguntas totales, como

una forma qu– para las parciales, lo que apuntaría a que los actos de habla

interrogativos suelen tener marca formal.

Centrándonos ahora en la 2ª persona, es importante reseñar que la cantidad de

órdenes duplica a las preguntas y aserciones. Si a esto añadimos que las

preguntas tienen una marca formal, queda por explicar si en las 23 aserciones en

2ª persona se observa algo que tenga que ver con la función ilocutiva directiva.

No olvidamos que según la tabla 1, casi el 60% de las formas de 2ª persona

pertenecen al modo imperativo, lo que ya supone una marca modal, pero

también personal de 2ª persona.

Pero es que también se observa una afiliación clara de los casos que figuran

como aserciones a la ilocución directiva. Veamos. La 2ª persona que aparece en

las aserciones casi sólo lo hace con verbos cuyo aspecto léxico son estados y

actividades (es odiosus, cupidae estis, morigeru’s, habes, es auctor, etc.) que o

bien son informaciones sobre algo de lo que el agente es inconsciente y supone

en cierto modo una incitación a obrar en consecuencia como si de un acto

directivo se tratara (6), o bien se interpretan por parte del hablante a modo de

insulto sin que constituyan ningún tipo de información, sino más bien una

exclamación que incita al cambio de conducta, como stultus es en (7): (6) Mane, mane, iam ut voles med esse ita ero. {Ps.} Nunc tu sapis. ("¡Espera,

espera! Seré como quieras que sea :: Ahora, por fin, entras en razón", vv. 240)

(7) {Cal.} Dedi dum fuit. {Bal.} Non peto quod dedisti. / {Cal.} Dabo quando erit.

{Bal.} Ducito quando habebis. / {Cal.} Eheu, quam ego malis perdidi modis /

quod tibi detuli et quod dedi. {Bal.} Mortua / verba re nunc facis; stultus es, rem

actam agis. ("Mientras tuve, te di. :: No te pido lo que me diste. :: Cuando tenga, te

daré. :: Cuando tengas, podrás llevártela. :: ¡Ay, qué estúpidamente perdido fue

todo lo que te traje y te di! Muerto don Dinero, lo demás son cuentos. ¿No ves,

estúpido, que el pleito ya está sentenciado?”, vv. 256-260)

Pero cuando se trata de aspectos léxicos como logros o realizaciones, que no

pueden ser inconscientes, en los escasos 5 ejemplos se trata también de insultos,

como facis uerba o rem actam agis del ejemplo anterior, o de interpretaciones

metafóricas de la realidad (8), que tampoco suponen información, sino

incitaciones en la misma línea, o tienen un modal deóntico como (9). En los

demás casos, en la medida en que no se puede informar a alguien de un logro o

una realización consciente, porque dependen del agente y no del hablante, el uso

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de las 2ªs personas se reinterpreta como imperativo. Son los conocidos casos de

praesens pro imperativo o futurus pro imperativo, como (10). (8) {Cal.} Prope adest exitium mihi, / nisi quid mihi in te est auxili. {Ps.} Sine

pellegam. / {Cal.} Sino, nam mihi uideor cum ea fabularier; / lege: dulce

amarumque una nunc misces mihi. ("Es inminente mi final, a no ser que acudas en

mi auxilio. :: Déjame acabar de leer. :: Te dejo, pues así me parece que estoy

hablando con ella. Lee. Una bebida dulce y amarga en la misma copa me vas a

servir", vv. 60-63)

(9) Actum est de me hodie. Sed potes nunc mutuam / drachumam dare unam mihi

quam cras redam tibi (“Hoy ha sido mi fin. Pero, ¿podías prestarme una sólo una

dracma que mañana te devolveré?”, vv. 85-86)6

(10) Nil curassis, liquido es animo (“No te preocupes. Estate tranquilo”, v. 32)

4. CONCLUSIONES

De los 133 casos de 3ª personas ninguno es una orden; 30 son preguntas, con

marcación por partícula; más de 80 son aserciones generalmente informativas;

el resto son deseos y consejos deónticos, pero expresados en subjuntivo.

De las 107 1ªs personas 97, la casi totalidad, son aserciones. Las únicas

preguntas en 1ª persona están marcadas con partícula interrogativa, pero su

carácter de interrogación retórica viene dada por la semántica del verbo y la

situación contextual en la que se halla.

La 2ª corresponde siempre a actos manipulativos, pero las preguntas tienen

siempre marca formal. Así pues, la 2ª es una persona asociada fuertemente a las

órdenes. Tan sólo si se trata de actividades inconscientes (estados o actividades)

puede aportar información, pero son muy escasos y en condiciones léxicas

particulares. No sólo la orden directa parece exclusiva de la 2ª persona, sino que

podría decirse que la 2ª persona es la forma de la orden o de actos de habla con

valores deónticos.

En conclusión, a los datos semánticos (semántica específica, Aktionsarten) y

pragmáticos (elementos contextuales, estatus social de los participantes en el

acto de habla, etc.) que determinan los actos ilocutivos, corresponden ciertos

elementos formales (modos, tiempos, orden de palabras, partículas, etc.) a los

que con importantes razones parece que se puede adscribir la marca de persona.

REFERENCIAS

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Austin, J. L. 1962: How to do Things with Words. Oxford, University Press.

6 Las ediciones proponen un signo de interrogación que el traductor secunda. Pero la

ausencia de partícula, el verbo modal, el contenido semántico, etc., parecen apuntar a una

forma declarativa con valor ilocutivo de una petición, no de una pregunta: “puedes darme

una dracma”.

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10

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