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Artemio Baigorri (dir.) M.C. Buendía, R. Fernández, G. Cortés, J. Luna, A. Rosario EL PARO AGRARIO Paro, mercado de trabajo, formación ocupacional, temporerismo e inmigración en el campo extremeño COLECCIÓN SOCIEDAD Y TERRITORIO

Baigorri El Paro Agrario 1995 Libro Completo

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Libro que recoge la investigación realizada en Extremadura en 1992, sobre trabajo y desempleo en la Agricultura. La paginación no se corresponde exactamente, pues no está escaneado, sino recuperado de un viejo archivo de Word Perfect; por lo mismo muchos gráficos han perdido su legibilidad

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Artemio Baigorri (dir.) M.C. Buendía, R. Fernández, G. Cortés,

J. Luna, A. Rosario

EL PARO AGRARIOParo, mercado de trabajo, formación ocupacional,temporerismo e inmigración en el campo extremeño

COLECCIÓN SOCIEDAD Y TERRITORIO

EL PARO AGRARIOParo, mercado de trabajo y formación ocupacional

en el campo extremeño

TESYTTaller de Estudios Sociales y Territoriales SL

EL PARO AGRARIOParo, mercado de trabajo, formación ocupacional

temporerismo e inmigraciónen el campo extremeño

DirecciónArtemio Baigorri

Equipo de TrabajoArtemio Baigorri

Mari Cruz BuendíaRamón FernándezAntonio Rosario

ColaboradoresGeorgina Cortés

Javier LunaJuan Luna

Josefina Vacas

PrólogoEduardo Sevilla Guzmán

Catedrático de SociologíaInstituto de Sociología y Estudios Campesinos, Universidad de Córdoba

JUNTA DE EXTREMADURAEXCELENTISIMA DIPUTACION PROVINCIAL DE BADAJOZ

1994

Este libro recoge el informe realizado por encargo de la Consejeríade Economía y Hacienda de la Junta de Extremadura, ycofinanciado por el Fondo Social Europeo, a lo largo de 1992.

© Taller de Estudios Sociales y Territoriales SL© Junta de Extremadura. Consejería de Economía y Hacienda© De esta edición: Departamento de Publicaciones

de la Excma. Diputación Provincial de Badajoz

Composición: TESYT SL, con WordPerfect Win 6.01 y MapViewer 2.1I.S.B.N.: 84-7796-874-8Depósito Legal: BA-1/95Imprime: Imprenta Rayego.Zafra (Badajoz)

PRESENTACIÓNManuel Amigo Mateos, Consejero de Economía y Hacienda7

Prólogo: AGROECOLOGÍA Y PARO JORNALEROEduardo Sevilla Guzmán, Catedrático de Sociología Agraria

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INTRODUCCIÓN, NOTAS SOBRE METODOLOGÍA,RESUMEN Y CONCLUSIONES 21

CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA 23Agricultores y jornaleros 23Modelos interpretativos 25Sobre las técnicas y fuentes utilizadas 28

CAPÍTULO 2: RESUMEN, CONCLUSIONES, INSINUACIONES31(La despoblación de la agricultura española, 31. La agriculturaextremeña, en la incertidumbre, 33. La actividad y el empleo en el sectoragrario extremeño, 35. El trabajo agrícola en el espacio y el tiempo, 39.Introducción al mercado de trabajo, 40. El paro agrícola en Extremadura,43. Los antecedentes del subsidio y el PER, 48. El subsidio de desempleoagrario y el PER, 52. Una sociopatología del jornalero extremeño, 54. Laformación ocupacional de los trabajadores agrícolas, 59. Los que salvanla cosecha: inmigrantes y temporeros en el mercado de trabajo agrario,63. Los agentes sociales en el mercado de trabajo: contradicciones ydesequilibrios, 67.)

PRIMERA PARTE: MARCOS DE REFERENCIA 73

CAPÍTULO 3: SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA ACTIVIDAD YLA OCUPACIÓN AGRARIA EN ESPAÑA 75

3.1. Sublime obsesión 763.2. Evolución del empleo agrario en España 793.3. Los requerimientos futuros de empleo agrario en España

82

CAPÍTULO 4: LA EVOLUCIÓN DE LA AGRICULTURA EN EXTRE-MADURA 89

4.1. Las estructuras agrarias 90(Distribución general de la superficie censada,90. La estructura de la

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propiedad,91. El regadío, infraestructura básica, 100. El avance de lamecanización, 102.)

4.2. La evolución de la actividad 1054.3. La evolución del trabajo 111

SEGUNDA PARTE: EL EMPLEO Y EL PARO EN LA AGRI-CULTURA EXTREMEÑA 117

CAPÍTULO 5: TRABAJO Y EMPLEO EN LA AGRICULTURAEXTREMEÑA 119

5.1. Los datos básicos 119(El empleo en el Censo Agrario, 121. El empleo en la EPA,123. Elempleo en la Encuesta de Estructuras, 124.)

5.2. Estructuras, actividad y empleo 124(Cultivos, ganados y empleos, 129. El trabajo en los principalescultivos extremeños, 133.)

5.3. El empleo en el territorio 1355.4. El trabajo en el tiempo 140

CAPÍTULO 6: APUNTES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO DELMERCADO DE TRABAJO 143

CAPÍTULO 7: EL PARO AGRÍCOLA EN EXTREMADURA 1497.1. El desempleo agrícola y el desempleo rural 1497.2. La evolución del paro agrícola 152

(Antecedentes, 152. Evolución y tendencias en el paro agrícola, 155.)7.3. Macrosociología del paro agrícola 1607.4. El desempleo en el territorio 165

TERCERA PARTE: POLÍTICA SOCIAL AGRARIA. ACTITUDES YPROGRAMAS DESDE LA ADMINISTRACIÓN 173

CAPÍTULO 8: BASES HISTÓRICAS DE LA PROTECCIÓN JORNA-LERA 175

CAPÍTULO 9: EL EMPLEO COMUNITARIO. ANTECEDENTES DELSISTEMA SUBSIDIO/PER 187

CAPÍTULO 10: EL NUEVO SISTEMA DE PROTECCIÓN 19310.1. El subsidio de desempleo 193

(El subsidio en Extremadura y Andalucía, 200. Los Consejos Comar-

321

cales de empleo,212.)10.2. El Plan de Empleo Rural 21310.3. Límites y contradicciones del sistema 217

(El mito de la subsidiación, 221.)

CAPÍTULO 11: LA FORMACIÓN OCUPACIONAL 22511.1. La Formación Ocupacional Rural en Extremadura 22611.2. La formación ocupacional vista por los jornaleros 237

(Una formación escasa, poco agraria y poco útil para conseguirtrabajo, 237. Características del colectivo, 238. Áreas de conoci-mientos que demandan los trabajadores eventuales del REASS, 241.)

11.3. Bases para supervivencia cultural y ocupacional de los ruralesmás pobres 244

CUARTA PARTE: TRABAJO DE CAMPO. CONTRADICCIONES YBLOQUEOS EN EL MERCADO DE TRABAJO AGRÍCOLA

251

CAPÍTULO 12: LOS TRABAJADORES EVENTUALES ANTE ELMERCADO DE TRABAJO. UNA SOCIOPATOLOGÍA DEL JORNA-LERO EXTREMEÑO 254

12.1. Características básicas 25612.2. Actividad laboral 25812.3. Actitudes ante el mercado de trabajo y el sistema de protecciónjornalera.(Chapucillas, pajaritos y trigueros) 266

CAPÍTULO 13: INMIGRANTES Y TEMPOREROS 27313.1. El temporerismo en el marco de una Europa Unida 27513.2. Las campañas agrícolas en Extremadura 27713.3. La figura del temporero 281

(Temporeros extremeños, 282. Temporeros portugueses, 285. Tempore-ros marroquíes, 291. Temporeros polacos, 298.)

13.4. Relaciones con los agentes sociales 299(Los empresarios, 299. La organizaciones sindicales, 303.Organizaciones No Gubernamentales y grupos solidarios, 304.Comunidades Vecinales, 306. Instituciones públicas, 307.)

13.5. Repercusiones de la libre circulación de trabajadores311(El tratado de Libre Circulación de Trabajadores en la CE, 312.Aproximación al impacto de la LCT en Extremadura, 315. Grupossociales principalmente afectados, 319.)

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A MODO DE PRESENTACION

La preocupación prioritaria de la Junta de Extremadura en losúltimos años ha sido la creación de empleo. De forma constante laJunta ha promovido sucesivos Planes de Empleo, programasespecíficos de apoyo a la contratación y programas de formaciónimplantados al amparo de las ayudas ofrecidas por el Fondo SocialEuropeo.

Para el diseño de estos planes y programas se ha intentadopartir siempre de estudios técnicos sobre la materia, ya que sólopartiendo de diagnósticos técnicamente apropiados, objetivos eindependientes, puede diseñarse una planificación adaptada a larealidad existente. En este marco la Dirección General de Planifica-ción realizó el estudio "Paro, mercado de trabajo y formaciónocupacional en Extremadura", en 1991, que será próximamentepublicado en esta misma colección. El presente estudio realizado en1992 y que ahora ve la luz pública, está centrado más concretamenteen el sector agrario.

Precisamente el agrario es un sector con una problemática muyparticular, ya que a los cambios locales de la propia dinámica delmercado y de su desarrollo económico y social hay que añadiralgunos elementos extraregionales de importancia singular.

Como consecuencia, resulta obvia la permanencia de unavocación agraria en Extremadura. El sector agrícola, especialmenteen sus subsectores más dinámicos, sigue siendo la base directa eindirecta de nuestra industria, de buena parte de nuestros servicios yen definitiva de nuestra economía. Aunque su participación directaen el PIB regional sea cada vez menor, todo el complejo industrial yde servicios que se mueve en su entorno constituye el corazón denuestra economía.

Pese a esta realidad, es evidente que las Políticas de la Junta de

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Extremadura sobre la materia, sólo pueden ser coadyuvantes de lasgrandes directrices que vienen emanadas no ya del Estado, sino de lapropia Unión Europa. Directrices que ahora mismo proponen unanueva y profunda reconversión del sector agrícola. A esta reconver-sión habrá que ir adaptando el mercado de trabajo agrario paraevitar, en lo posible, los efectos perniciosos que de ella pudieranderivarse.

Otro aspecto a tener en consideración es que, al igual que lesucede a Andalucía, Extremadura participa de una situación deexcepcionalidad por la vigencia de una serie de programas deprotección a los trabajadores del campo, instituídos de formaprovisional como sustitutos del Empleo Comunitario y que en laactualidad se han convertido en componentes socioeconómicosestructurales: el Plan de Empleo Rural (PER) y el Subsidio Especialde los Trabajadores Agrícolas.

Deben tenerse en consideración los movimientos que, en lospróximos tiempos y dentro de los traspasos de competencias a lasCCAA, puedan producirse en torno a una posible reordenación delas cuestiones relacionadas con aspectos esenciales de la gestión delmercado de trabajo y la formación ocupacional.

Así, se hace imprescindible conocer la situación del mercadode trabajo agrario en la región, especialmente de toda laproblemática relacionada con el paro, a la hora de plantearsepolíticas y alternativas de futuro a un instrumento de permanenteprovisionalidad como es el sistema PER/STEA. Junto a ello se haestudiado pormenorizadamente la situación de la formaciónocupacional de los trabajadores del campo, así como lasimplicaciones del fenómeno de la inmigración en lo que afecta alsector agrario.

Tan importante como disponer de la información para el diseñode políticas propias es difundirla a la sociedad, para que el resto delas instituciones y agentes sociales interesados en estas cuestionespuedan afrontar, con un mejor conocimiento de la realidad, elconjunto de alternativas y propuestas. Gracias a la colaboración del

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Servicio de Publicaciones de la Excelentísima Diputación deBadajoz podemos conseguir además mayor difusión para un estudioque, por centrarse en aspectos poco conocidos de nuestra realidad,aportará materiales de utilidad para la investigación social yeconómica al conjunto de la comunidad científica. Es, precisamente,con esta voluntad de servicio con la que se da publicidad al presentetrabajo.

MANUEL AMIGO MATEOSConsejero de Economía y Hacienda

Mérida, abril de 1994

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Prólogo

AGROECOLOGÍA Y PARO JORNALERO:VIAS PARA EL DESARROLLO ENDÓGENO

Eduardo Sevilla Guzmán1

Las estructuras sociales de las zonas periféricas del Estadoespañol, lejos de tener un carácter europeo, guardan similitudes condeterminadas zonas del Tercer Mundo. Por otra parte, desde unaperspectiva teórica y como se pone de manifiesto en este libro, haquedado claro que tanto el pensamiento liberal como el marxistaerraron sus predicciones respecto a la desaparición del campesinado.

El centro del sistema mundo presenta características muyespeciales. Sus estructuras sociales son tripartitas: tercio dominantecada vez más rico; clases medias beneficiadas por las ventajassociales del sistema, y sectores marginales cada vez más abandona-dos por el neoliberalismo creciente, son una cruda realidad social, sibien con mayor peso en las zonas urbanas, también en las rurales. Enéstas existen amplios sectores marginados, pero su naturaleza esmuy distinta a la histórica del campesinado caracterizado por:trabajo familiar, autosuficiencia, valores de uso, control parcelariode la tierra y multiuso de los recursos naturales. La hegemonía de laagricultura industrializada ha subordinado al conocimientocampesino y, aliada con los mecanismos del mercado, deteriora lanaturaleza y la sociedad de las zonas rurales del centro.

En este sentido, hablar hoy en Europa de Agroecología y parojormalero requiere, probablemente, una justificación, al menos desdeuna doble perspectiva. Desde la Agroecología porque, comoveremos más adelante es (junto al Desarrollo Sostenible), unapropuesta del Tercer Mundo para, desde la agricultura, encararse conla crisis ecológica. Y por ello supone una alternativa clara al enfoque

1Catedrático del Área de Sociología en la Escuela Técnica Superior de IngenierosAgrónomos y de Montes. Director del Instituto de Sociologia Y Estudios Campesinosde la Universidad de Córdoba

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generado en el Primer Mundo sobre el tema: el 'Farming SystemResearch' (junto al Desarrollo Sostenible del ecoburocratismo de losorganismos internacionales). Desde la perspectiva del paro jornalerola justificación se hace necesaria porque en el primer mundo, comoseñaló hace años Howard Newby, el jornalero es invisible2.

El problema global de mayor trascendencia con que nosencontramos hoy en día no es otro que el de la crisis ecológica. Talproblema no es tan sólo europeo, ni siquiera del centro sino quetiene un caracter planetario, uniendo por primera vez interesesgenerales de la humanidad. Por ello, creo que es una responsabilidadineludible, para cualquier estudioso de la realidad, introducir en supesquisa de análisis aquellos elementos que puedan aportar luz a labúsqueda de soluciones al problema ecológico y medioambiental. Ellibro que presento aquí lo hace, desde el limitado campo que abarca(el análisis del paro y el mercado de trabajo agrario en una región,Extremadura), con una praxis intelectual y política ecologista quesubyace a su análisis y se explicita en otros trabajos de sus autores.Por ello es para mí una satisfacción prologarlo, incorporándolealgunas reflexiones sobre la magnitud de la crisis ecológica, y sobreel concepto de Agroecología como enfoque científico que, desde laagricultura, pretende encararse con dicho problema. Conceptos que,lejos de significar una vuelta al pasado respecto a la forma deentender la producción y el desarrollo, muestran cómo las nuevastecnologías agrarias necesitan basarse en los principios ecológicosque han estado empíricamente presentes en las formas deexplotación campesinas. Su recuperación y adaptación al niveltecnológico actual es una obligación que las ciencias agrarias nopueden eludir, en su tarea inexcusable de sacar a la humanidad de laencrucijada en que se encuentra ante la crisis ecológica.

El hecho de que la agricultura consista en la manipulación porparte de la sociedad de los "ecosistemas naturales" con el objeto deconvertirlos en "agroecosistemas" supone una alteración del equili-brio y la elasticidad original de aquéllos a través de una combinaciónde factores ecológicos y socioeconómicos. Desde esta perspectiva, laproducción agraria es el resultado de las presiones socioeconómicasque realiza la sociedad sobre los ecosistemas naturales,

2Howard Newby, The Deferential Worker, Harmonsworth, Penguin Books, 19799

produciéndose una coevolución, en el sentido de evoluciónintegrada, entre cultura y medio ambiente. El hecho de que en tansólo unos cientos de años el hombre haya desarrollado una forma deproducir que está rompiendo las bases de la renovabilidad natural delos ecosistemas nos obliga ineluctablemente a replantear talesmecanismos productivos.3

Recientes estudios de economistas, sociólogos y antropólogoshan demostrado, utilizando una perspectiva ecológica, cómo, tanto laeconomía marxista como la economía liberal, utilizan unosconceptos (capital, inversión, contabilidad nacional, entre otros) queentran en clara colisión con los principios de las ciencias naturales(la 2ª ley de la Termodinámica o del principio de intercambio abiertode la ecología general). Pero además, sus esquemas teóricos dejan enmanos de un mecanismo socialmente construído, aunque se postulanatural -el mercado-, la regulación y el control de los mecanismos dela reproducción biótica y social4.

La lógica del lucro, como mecanismo que elimina el intercam-bio para el uso con que funcionan los ecosistemas (tanto naturalescomo sociales allá donde prevalecen las formas de produccióncampesinas), requiere una revisión y control científicos al objeto deevitar su depredación tanto social como ecológica. Los mecanismosde adaptación cultural que históricamente ha generado la produccióncampesina en sus formas de adaptación simbiótica a los ecosistemasposeen una lógica que mantiene la renovabilidad natural.

La tarea central que pretendemos desarrollar quienes nosdedicamos actualmente a la investigación agroecológica consiste enintentar combinar "las nuevas tecnologías agrarias" con la lógicacampesina, para obtener una nueva forma de producir que no sólodeje de suponer una amenaza para la vida de las generacionesfuturas, sino que además introduzca en la actualidad una justicia

3Para un análisis del origen capitalista de la crisis ecológica cf. M Gonzalez deMolina y E. Sevilla Guzmán, "Una propuesta de diálogo entre socialismo y ecología:el neopopulismo ecológico" en ECOLOGÍA POLÍTICA nº 3, 1.992, pp.121-135.4Ver los artículos de Nicholas Georgescu-Roegen, Herman, Kenneth E. Bouling yHerman E. Daly en el trabajo colectivo Herman E. Daly (ed) Economics, Ecology,Ethies, Essays towars Steady-State Economy, New York: W. H. Freedman andcompany, 1.980 (hay edición castellana en México, Fondo de Cultura Económica,1.981); Joan Martinez Alier L'ecologisme i L'economía, Barcelona, Edicions 62,1.984 (hay ediciones inglesa en Oxford, Blackewll, 1.990, y castellana en México,FCE, 1.991)

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social.Las presiones socioeconómicas realizadas por la sociedad, y

legitimadas académicamente por la "ciencia económica" convencio-nal, sobre los ecosistemas, son una trágica evidencia empírica de laineluctable necesidad de un cambio de paradigma para el conjuntode las ciencias, tanto sociales como naturales. El papel hegemónicodesempeñado sobre éstas por la ciencia económica ha determinadoque el conjunto de las ciencias se mueva entre la dualidad de losparadigmas liberal y marxista. Los intentos hasta ahora realizadospara modificar tales paradigmas introduciendo una perspectivaecológica no han conseguido aún modificar realmente éstos, auncuando recientemente se estén realizando notables progresos.

La aportación más importante desde la perspectiva sociológicade los estudios campesinos ha consistido en explorar el concepto demodernización agraria para, desde su crítica, contribuir al estableci-miento de una nueva estructura axiomática, que la Agroecologíareivindica como un nuevo paradigma, en un intento de agruparconocimientos de las ciencias naturales y sociales a través de suenfoque holístico.

En uno de los pocos tratados de Agroecología de que todavíadisponemos5, se pretenden establecer las bases epistemológicas deesta disciplina a partir de las siguientes premisas:

"1) Los sistemas biológicos y sociales tienen potencialagrícola; 2) ese potencial ha sido captado por los agricultorestradicionales a través de un proceso de ensayo, error,selección y aprendizaje cultural; 3) los sistemas biológicos ysociales han coevolucionado de tal manera que la sustentaciónde cada uno de ellos depende de los otros. Los conocimientosincorporados por las culturas tradicionales mediante elaprendizaje cultural, estimulan y regulan la sustentabilidad delos sistemas sociales y biológicos; 4) la naturaleza delpotencial de los sistemas sociales y biológicos puedecomprenderse mejor dado nuestro estado actual de conoci-miento formal, social y biológico, estudiando cómo laagricultura de las cultural tradicionales ha captado talpotencial; 5) el conocimiento formal, social y biológico; (elconocimiento obtenido del estudio de los sistemas agrariostradicionales) el conocimiento y algunos de los inputs

5Miguel A. Altieri, Agroecology, Boulder, Westriew Books, 1.98711

desarrollados por las ciencias agrarias convencionales y laexperiencia acumulada por las tecnologías e institucionesagrarias occidentales pueden combinarse para mejorar tantolos agroecosistemas tradicionales como los modernos; 6) eldesarrollo agrario puede, mediante la agroecología, mantener,por un lado, unas opciones culturales y biológicas para elfuturo y, por otro, producir un menor deterioro cultural,biológico y medioambiental que los enfoques de las cienciasagrarias convencionales por sí solas"6.Como puede observarse, las dos últimas premisas relativas al

conocimiento local, las más relevantes desde nuestra praxis intelec-tual y política, suponen una innovación sustantiva respecto a laepistemología de las ciencias occidentales, difícilmente compatiblecon el paradigma hegemónico en la práctica totalidad, tanto de lasciencias naturales como de las ciencias sociales: el pensamientoliberal. Nuestra posición al respecto pretende ser de una máximaclaridad; la Agroecología necesita herramientas teóricas vinculadas auna praxis intelectual enfrentada al desarrollo del capitalismo,rescatando para "el nuevo paradigma" aquellos elementos válidos delos hasta ahora existentes, que generen un esquema explicativoglobal donde los conocimientos acumulados de las ciencias naturalesse integren a los de las ciencias sociales7.

La intensificación de la producción agraria capitalista suponeuna fuerte reducción de la eficiencia ecológica, y tiene suexplicación en la creciente mercantilización de los procesos detrabajo, tanto en las grandes como en las pequeñas explotacionesagrarias. Con la creciente mercantilización del proceso deproducción y de reproducción, el campesino se ve privado en lapráctica del control de los medios de producción, convirtiéndose enun mero prestatario de fuerza de trabajo. La diferencia entre el costede los inputs y la venta de la cosecha determina la remuneración desu fuerza de trabajo, independientemente de su valor real8. El

6Ricard B. Norgaad, "The Epistemological Basis of Agroecology" en M.A: Altieri(ed) Agroecology ..op cit. pp 21-28; p. 26.7Cf. Edgar Morin, La Methode: I La nature de la nature; II La vie de la vie y III LaConnaissance de la Connaissance, París, Editions du Seuil, 1.977, 1.980 y 1.986,respectivamente, passim.8H. Bernstein, "Concepts for the Analysis of Contemporary Peasantries" en RosemaryGalli (ed.), The Political Economy of Rural Development. Peasants, InternationalCapital and State, New York State University Press, 1.981, p. 23.

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campesino, así subordinado al capital, no queda simplementereducido a asalariado, sino que constituye una variante de laextracción del plustrabajo a través del mercado. Aquí el Capital haexternalizado parte de la reproducción de la fuerza de trabajo,repercutiéndola sobre la propia economía doméstica campesina. Estavía de penetración del capitalismo consigue, en primer lugar, lasubordinación de la explotación campesina al mercado a través de lamercantilización de la producción, para ir apoderándoseposteriormente, del proceso de trabajo mediante la progresivaconcurrencia del campesino al mercado para adquirir en él cada vezmayor parte de los inputs (tecnológicos especialmente) necesarios9.

La tarea, por tanto, reside en elaborar formas de resistencia alproceso de mercantilización que degrada tanto la naturaleza como lasociedad. El enfoque agroecológico pretende, pues, partir de lascaracterísticas de la forma de explotación campesina para, introdu-ciendo en ella nuevas tecnologías no degradantes (tanto de lanaturaleza como de la sociedad) presentar un modelo alternativo alactual basado en la agricultura ecológica, pero introduciendo otrasformas de utilización de los recursos endógenos de las zonas rurales.Tal enfoque ecológico pretende desde lo local crear formas deresistencia al modelo depredador de la naturaleza y la sociedad queel desarrollo capitalista establece. Por lo que se hace necesarioexplicitar el tipo de agricultura ecológica que propugna la agroecolo-gía frente a las formas de agricultura funcionales al desarrollo delcapitalismo.

Con el legado teórico hasta aquí considerado, varios miembrosdel Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (I.S.E.C.) hemospretendido interpretar el proceso histórico andaluz10 y determinados

9Jan Douwe van der Ploeg, "El proceso de trabajo agrícola y la mercantilización" enE. Sevilla Guzmán y M. González de Molina (eds.), Ecología, Campesinado eHistoria, Madrid, La Piqueta, 1.993, pp. 153-195. (9 BIS).- Pueden verse también apuntes de este proceso, entre otros, en Mario Gaviria, Ladependencia de los agricultores (CUADERNOS PARA EL DIÁLOGO, extra El Campo),Madrid, 1975; Artemio Baigorri, Retrato de un colonizado (BICICLETA, extra ElCampo,Valencia, 1980) y A.Baigorri, La urbanización del mundo campesino (DOCUMENTA-CION SOCIAL, extra La España Rural, Madrid, 1983)10Eduardo Sevilla Guzmán y Manuel González de Molina, "Para una teoría delnacionalismo periférico: el caso andaluz" en E. Sevilla Guzmán (ed.), Aproximaciónsociológica al andalucismo histórico, Córdoba, Colección Díaz del Moral delAyuntamiento, 1.990, pp. 37-97; Manuel González de Molina y Eduardo SevillaGuzmán, "Movimiento jornalero y andalucismo histórico" en Justo G. Beramendi(comps.), Los nacionalismos en la España de la II República, Madrid, Siglo XXI,

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aspectos de su coyuntura sociopolítica actual11 con el objeto dediseñar estrategias de desarrollo rural para Andalucía. Nuestroenfoque está basado en la utilización de los recursos endógenos delos diferentes agroecosistemas andaluces de tal forma que supotencial histórico12, junto con los nuevos movimientos sociales13,sea su fuerza conductora. La elaboración de la propuesta dedesarrollo rural endógeno a que nos referimos aquí surge pues deuna fuerte interacción del I.S.E.C. con el movimiento jornalero.

Nuestro enfoque considera como elemento central las formasde acción social colectiva ya existentes a nivel local, para su análisismediante la investigación-acción en una zona. La naturaleza de talesformas de acción social colectiva requiere una diferente estrategiapara la utilización de los recursos endógenos y su deseable articula-ción con nuevas tecnologías, que permitan la adecuación de lossaberes y diferentes formas de conocimiento generadoshistóricamente en cada zona a las circunstancias actuales14. En estesentido, en nuestro esquema teórico juegan un papel central losmovimientos sociales, entendidos éstos como una de lascaracterísticas del mundo contemporáneo con una amplia variedadde manifestaciones: algunas transitorias, otras -como el caso delmovimiento jornalero en Andalucía-, persistentes y con una increíblecapacidad de adaptación a los nuevos contextos sociales. En todocaso -como señala Anthony Giddens en una obra de carácter generalpero sumamente esclarecedora15- los movimientos sociales, como

1.991, pp. 305-331; Manuel González de Molina y Eduardo Sevilla Guzmán"Reflexiones Sociológicas sobre el campesinado en el proceso histórico andaluz" enChevalier, Juan Martinez Alier et al. (edición de bibiano Torres Ramirez) Propiedadde la tierra, Latifundios y Movimientos Jornaleros,Sevilla, Universidad de SantaMaría de laRábida, 1991, pp. 121-172.11Cf. distintos artículos publicados con el nombre colectivo de Taller de EstudiosAndaluces en la revista, ya extinta, NACIÓN ANDALUZA, o los firmados porManuel González de Molina, José Taberner Guasp, Javier Rodríguez del Barrio yEduardo Sevilla Guzmán.12Cf. una interpretación agroecológica de los movimientos campesinos andaluces enEduardo Sevilla Guzmán, Manuel González de Molina y Antonio Barragán Morianade I.S.E.C. en Revueltas campesinas en Andalucía, CUADERNOS DE HISTORIA16, nº 294, Agosto, 1.991.13Eduardo Sevilla Guzmán y Karl Heisel (eds.), Anarquismo y movimiento jornaleroen Andalucía, Córdoba, Colección Díaz del Moral del Excmo. Ayuntamiento, 1.988.14Richard B. Norgaard, "The Epistemological Basis of Agroecology" in Miguel A.Altieri, Agroecology ... op. cit., p. 26.15Anthony Giddens, Sociology, Cambridge, Polity Press, 1.989, cap. 19. Hay unaedición castellana en Madrid, Alianza, 1.991.

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manifestación de las sociedades modernas, con frecuenciaconsiguen, como resultado de su acción, modificar parcial ototalmente las leyes.

Así, pues, la dimensión participativa es previa y necesaria,aunque no suficiente, a la inducida, que sólo tomará forma alládonde exista o se pueda desarrollar un sustrato humano y natural conpotencial agroecológico expansivo. La utilización de este tipo deenfoque agroecológico, lleva implícita la necesidad de una diversifi-cación de las bases económicas en el manejo de los recursosnaturales. Así, pretendemos que el uso múltiple de cada uno de loselementos del agroecosistema llegue a constituirse en un agenteregulador del riesgo. Ello, no obstante, requiere que tales formasmultiuso se encuentren culturalmente asimiladas en el saber tradicio-nal que constituye el soporte cognoscitivo de la producción agrariade cada zona. Aun cuando ésta, la producción agraria, se encuentreformalmente subsumida por las diversas formas de agriculturaindustrializada y sometida a una continua erosión y desarticulaciónproducto de la hegemonía de los valores de cambio sobre los de uso.

Desde una perspectiva teórica 16, entendemos por DesarrolloRural Sostenible la potenciación, estímulo y establecimiento, deactividades socioeconómicas y culturales descentralizadas que, conun fuerte componente de decisión local, movilizan a la población deuna determinada zona en la prosecución de su bienestar,autodefinido éste por su soporte cognoscitivo local, mediante lamáxima utilización de los recursos propios, humanos y materiales ybuscando la máxima autosuficiencia agroalimentaria posible a travésde la agroecología. La utilización de tales recursos propios requiereuna adaptación, o mejor, una elaboración diferente, del método encada caso de acuerdo con el contexto sociopolítico y lascircunstancias históricas y económicas, así como con las demáscaracterísticas del agroecosistema sobre el que se piensa actuar. Eltrabajo directo de la tierra de los campesinos supone la posibleadquisición de formas multiuso de utilización de los recursos

16Sobre este tema tiene muchos interés el trabajo de Miren Etxezarreta (comp.),Desarrollo Rural Integrado, Madrid, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimenta-ción, 1.988. Cf. especialmente su definición, pp. 80 y 81. Cf. también E. SevillaGuzmán, "Para una sociología del desarrollo social integrado" en José Feito (comp.),Desarrollo Local y Juventud (Principado de Asturias), Oviedo, Enero 1.991, pp. 61-134.

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naturales17 ligadas a una lógica ecológica que puede, según el tipo deconocimiento local histórico, haber conservado prácticas de este tipode agricultura18, aunque el mercado les fuerce incesablemente a locontrario19.

Los elementos teóricos hasta aquí desarrollados, en la dinámicade investigación descrita, parten de la hipótesis de que el sectorsocial jornalero que activa la protesta social (en el caso de Andalu-cía, donde se ha centrado nuestro trabajo), reivindicando tierra, sólotiene futuro a través de una amplia alianza con otros fuerzassociales, que habrán de denunciar y desenmascarar la degradaciónde la naturaleza y la sociedad que el actual modelo de desarrollocapitalista genera. Junto a tal denuncia, han de generarse espacios deresistencia que, a través de formas de trabajo socialmenteproductivo, vayan organizando mercados alternativos. Nuestrapropuesta agroecológica para encarar el paro jornalero parte de lamilitancia en tales asociaciones y del trabajo de investigación-acciónparticipativa con los jornaleros que realiza el I.S.E.C. Pretendemos,así, generar formas de agricultura ecológica que elaboren unaagroecología andaluza que a través de cooperativas, desarrollen unpotencial expansivo que permita su multiplicación por el territorioandaluz.

Investigaciones como la que se ofrece en las páginas siguientesson por tanto necesarias, desde nuestra perspectiva, como base paraun diseño de alternativas agroecológicas al paro jornalero adaptadasa cada territorio, en este caso Extremadura.

17Cf. E. Sevilla Guzmán y M. González de Molina, "Knowledge in the Old Traditionof Peasant Studies" en Proceeding of the International workshop AgriculturalKnowledge Systems and the Rol of Extension, Hohenheim, Institut fürAgrarsoziologie, landwirtschaftliche Beratung und angewante Psychologie, 1.991, pp.140-158.18Víctor M. Toledo, "The ecological rationality of peasant production" en M. Altieri yS. Hecht (eds.), Agroecology and Small Farm Development, Berkeley, CRC Press,1.989.19Jan Douwe van der Ploeg, Labor Markets and Agriculture Production, Boulder,Westview Press, 1.990.

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INTRODUCCION,NOTAS SOBRE METODOLOGIA,

RESUMEN Y CONCLUSIONES

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Capítulo 1INTRODUCCION Y METODOLOGIA

Este libro recoge buena parte de la investigación20 encargadapor la Dirección General de Planificación, de la Consejería deEconomía y Hacienda de la Junta de Extremadura, y financiada porel Fondo Social Europeo, con el objetivo de conocer la situación delmercado de trabajo en la agricultura extremeña, detectar losdesequilibrios existentes entre la demanda y la oferta, y analizar elestado de la formación ocupacional en el sector agrario. Estosobjetivos se incluían entre las propuestas de acción aportadas pornuestro anterior informe21, y la propia investigación, realizada a lolargo de 1992, se desarrolló siguiendo los criterios metodológicosaplicados en aquel trabajo. Aunque el objetivo último de la investi-gación, como el de este libro, no era tanto el obtener respuestas, sinomás bien el plantear preguntas; provocar la reflexión y el debateserio en torno a una serie de cuestiones que son tan esenciales en laregión, que se constituyen en uno de sus problemas cardinales: elfuturo de los jornaleros, el subsidio de desempleo agrario, el PER, laformación de los trabajadores del campo, la inmigración ilegal...

AGRICULTORES Y JORNALEROS

Es difícil no obstante, cuando se analiza el mercado de trabajoen la Agricultura, restringir el concepto de fuerza de trabajo, comoocurre en el resto de los sectores económicos, a la mano de obraasalariada. En primer lugar, por la influencia del propio pesocurricular de los autores: aún contando con experiencia en el análisis

20El grueso volumen del documento completo nos ha aconsejado aligerarlo para supublicación. Se ha prescindido de gráficos o tablas, alternativamente, cuando eranredundantes. Se han reducido algunas partes de algunos capítulos, y se ha prescindidode otros, cuyas conclusiones están suficientemente reflejadas en el capítulo deResumen.21Vid. TESYT, Paro, mercado de trabajo y formación ocupacional en Extremadura,Junta de Extremadura, Mérida, 1991(tirada no venal, en offset de 200 ejmpls.).Próximamente aparecerá editado en esta misma colección.

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de la problemática social del campo extremeño22, sin embargo elpeso de los análisis de agriculturas más ricas23, en las que elconcepto de jornalero tal como todavía existe en Extremadura oAndalucía es un puro anacronismo24, nos lleva a menudo a traspasarlas barreras del trabajo asalariado, y así a lo largo del estudioabundan las referencias a los trabajadores autónomos del campo. Yen segundo lugar hay también razones particulares para ello, pues amenudo, especialmente en las zonas de regadío25, son los propiospequeños agricultores, principalmente colonos, los que aportan unporcentaje importante del trabajo asalariado en las grandes explota-ciones vecinas.

Es difícil, incluso, limitar el análisis del mercado de trabajoagrario a la mera fuerza de trabajo agraria. En el medio rural, sobretodo a partir de la crisis urbano-industrial, que ha limitado lasposibilidades de emigración a las grandes ciudades por falta detrabajo, e incluso ha llevado la crisis a muchas pequeñas industriasasentadas en zonas rurales, el trabajor es, cada vez más, un agentemultifuncional que lo mismo trabaja en el campo (si no hay otroremedio), que en la construcción, que se desplaza como temporero alas zonas turísticas del litoral a trabajar en la hostelería... Comoveremos, el importante mecanismo redistribuidor del subsidio dedesempleo agrario, y el PER, han agudizado en cierta forma estefenómeno, por lo que a veces más que hablar de desempleo agrario

22VV.AA.(M.Gaviria,J.M.Naredo,A.Baigorri,R.Fernández y otros), ExtremaduraSaqueada, Ruedo Ibérico, París, 1978; VV.AA.(A.Baigorri, M.Gaviria, F.Mejías,J.Serna y otros),El modelo extremeño, Ed. Popular, Madrid, 1980; y VV.AA.(A.Baigorri, R.Fernández y otros),Ordenación Territorial de la Comarca de Monfra-güe, Junta de Extremadura, 1984 (inédito).23Vid. A.Baigorri, Estudio de alternativas para la agricultura en la provincia deTarragona, CEPEDDE, 1977 (inédito); A.Baigorri, M.Gaviria y equipo, El camporiojano, Ed. Cámara Agraria de la Rioja, Zaragoza, 1984; VV.AA. (A.Baigorri,M.Gaviria, G.Ballesteros y otros), Posibilidades de la Agricultura Periurbana en elArea Metropolitana de Madrid, COPLACO, Madrid, 1985; así como diversosestudios monográficos de ámbito local en municipios y comarcas de Aragón, Navarray La Rioja.24El Delta del Ebro es una de las zonas de agricultura rica donde más tardíamentedesapareció el fenómeno del jornalerismo. Aún estaba presente hace tres lustros,aunque hoy ha sido ya plenamente sustituído por la mecanización y la inmigraciónmagrebí.25Un fenómeno que todavía era socialmente importante hace una década tanto en lasvegas del Valle del Ebro como en el Levante. En la actualidad pervive este fenómenoen términos de agro-taxi, esto es como pequeños agricultores que trabajan conmáquinas especializadas (cosechadoras, niveladoras por láser, etc) en grandesexplotaciones cercanas.

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habría que hacerlo de subempleo multisectorial.En cualquier caso, y a pesar de estas tentaciones metodológi-

cas, hemos procurado ceñirnos al fenómeno jornalero, cuyareconversión constituye sin duda el principal desafío social en lasregiones del Sur de España, y particularmente en Extremadura, paralos años '90. Esto deja fuera de nuestro campo de análisis, siquieraen algunos aspectos, a un sector de la población activa agraria, perohemos encontrado conveniente el acotamiento para poder optimizarlos medios disponibles.

MODELOS INTERPRETATIVOS

Habitualmente la cuestión del mercado de trabajo, especial-mente en las áreas rurales del Sur, se ha abordado sobre la base dedos modelos o paradigmas básicos.

Uno, más tradicional, se fundamenta sobre la creencia (no otracosa que producto de creencias son los modelos en las CienciasSociales) en la posibilidad de un desarrollo ilimitado de las fuerzasproductivas, y de la más elevada construcción social que de dichodesarrollo se deriva: las ciudades. En este esquema la poblaciónrural estaría condenada a desaparecer, quedando unasmacroexplotaciones ultramecanizadas para la producción de losalimentos necesarios, y emigrando el grueso de la fuerza de trabajohacia las grandes ciudades, en las que los trabajadores del campo seconvertirían en trabajadores industriales o de servicios. Lapermanencia de un exceso de población en el campo determinaría laexistencia de un paro agrícola, que es visto desde este modelo comouna dolencia fácilmente superable con la terapia de los mecanismosde mercado y los instrumentos de desarrollo.

La omnipotencia de este modelo durante decenios ha determi-nado la puesta en marcha de instrumentos asistenciales que se creíanprovisionales, como ocurrió con el Empleo Comunitario, y que sehan convertido en estructurales a medida que, una tras otra, hanfracasado parcialmente las sucesivas reconversiones agrarias.

A este modelo tradicional, de corte productivista, se ha unidoen las últimas décadas un nuevo modelo explicativo de origenmarxista que, en realidad, descansa sobre premisas no muy distintas.A la creencia, tanto en la posibilidad, como en la necesidad, del

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máximo desarrollo de las fuerzas productivas, se le ha incorporadoun esquema de periferización económica y social de ciertas regiones(que por lo demás ya eran periféricas en el momento del desarrollodel capitalismo en España) en las que la crisis industrial habríagenerado (nueva conexión con el modelo tradicional) un excedentede fuerza de trabajo. La diferencia sustancial entre este modelo y elanterior estaría, básicamente, en la comprensión teleológica de losinstrumentos asistenciales puestos en marcha en las últimas décadas:mientras que para los primeros se trata de tratamientos sintomáticosque se prevén de corta duración, para los segundos se trataría de"instrumentos represivos para la pervivencia del sistema"26.

Lamentablemente, la realidad social es mucho más compleja, eincluso complicada, de lo que prevén los modelos explicativos.Estos, que pueden ser de suma utilidad en la discusión de gabinete, opara el desarrollo del pensamiento académico, pueden llevarnos acallejones sin salida al enfrentarnos a la realidad social con voluntadde actuar sobre lo que podríamos llamar sus contradiccionesperversas. De hecho, en lo que se refiere al objeto que nos ocupa (elcampo extremeño, el medio rural), el desarrollo lineal de ambosmodelos establecidos nos condenaría por igual a la permanencia enla misma situación en la que estamos, en los dos casos de formaprovisional. Para unos, hasta la llegada salvadora de los nuevostrenes para la emigración, en el momento en que la economíamundial se reanime. Para otros, hasta la irrupción redentora de unnuevo sistema económico, que ya no sabemos cúal podría ser, y queobviamente sólo podría alumbrarse en el curso de una Revoluciónmundial.

No es por tanto un empirismo vacuo el que nos ha llevado aprescindir de las anteojeras y armazones que ofrecen los modelosprevios de interpretación, sino esa voluntad ya señalada de utilidadsocial práctica de nuestro trabajo. Nuestro método ha sido, en estesentido, exclusivamente ver qué ocurre, y por qué, en cada área de larealidad social 'mercado de trabajo agrícola' analizada. Y nuestrotrabajo se conforma así como un ladrillo más entre todos los que hay

26Puede verse un buen ejemplo de este modelo satanizante en P.Palenzuela, El Estadono inocente: naturaleza perversa y eficiencia de la política asistencial en el mediorural andaluz, en REVISTA DE ESTUDIOS REGIONALES, nº 31, Universidades deAndalucía, Málaga, 1991, pags. 213-229

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que fabricar previamente, antes de poder construir un modeloexplicativo que sirva de pauta para la acción en esta región27.

Sí partimos, en cualquier caso, de paradigmas previos, quecondicionan la orientación de nuestro trabajo. El esquema básico delque partimos, expuesto en los términos más simples posibles, es elde la existencia de una economía y unas estructuras mundializadasque condicionan fuertemente cualquier actuación a niveles locales,de un lado; y por otra parte la presencia de una población convoluntad de permanencia en su territorio. De ahí que nuestro análisisse diriga a detectar cómo se plasman las contradicciones que eseesquema produce en el mercado de trabajo agrícola. Para que, dichoen términos eco-sociales, podamos pensar globalmente y actuarlocalmente.

En este sentido, si conseguimos que nuestro trabajo contribuyaal necesario debate sobre el desarrollo, tanto de la agriculturaextremeña como del conjunto del medio rural, y que aporte ideas yclaves de acción para la mejora de la situación del colectivo detrabajadores del campo, podremos darnos por satisfechos.

Por otra parte, no damos en este estudio nada por concluído.Todas las conclusiones a las que llegamos en cada uno de loscapítulos las tomamos como provisionales, y la finalidad de lasmismas es, como ha quedado dicho, aportar más preguntas querespuestas. Es por lo que no cabe hablar, en lo que hace a laspropuestas, sino en términos de sugerencias, o más exactamenteinsinuaciones. A menudo nuestras sugerencias son meras transcrip-ciones de las aportaciones de los agentes y protagonistas sociales denuestro análisis; en unas pocas ocasiones son de nuestra propiacosecha, pero han brotado solas, a modo de esas calles de direcciónúnica que, no se sabe muy bien cómo, surgen de vez en cuando en elintento de solución de los problemas científicos.

SOBRE LAS TECNICAS Y LAS FUENTES UTILIZADAS

El análisis de cualquier aspecto del sector agrario exige de lautilización de técnicas de investigación diversas, por sus especiales

27Desgraciadamente son pocos los ladrillos todavía, y urge fabricarlos todos, siqueremos fundamentar con base suficiente un modelo adecuado de desarrollo para laregión.

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características socioeconómicas. Para la realización de esta investigación se ha partido de las

fuentes tradicionalmente utilizadas, esencialmente los CensosAgrarios. Sin embargo, si en ciertos aspectos el Censo Agrario se hamostrado como un instrumento inadecuado para conocer la realidadagraria, en lo que hace al mercado de trabajo su utilidad es especial-mente limitada. Se ha extraído todo lo que puede dar de sí, pero hasido preciso recurrir a otras fuentes, especialmente la Encuesta dePoblación Activa, aunque como se verá en su momento resultatambién un instrumento incompleto para conocer las complejidadesdel mercado de trabajo agrícola, y sobre todo se ofrece a niveles dedesagregación inapropiados para un análisis detallado. Se hautilizado asimismo la Encuesta de Estructuras Agrarias (EUROS-TAT) realizada en 1987, casi a mitad del último periodo intercensal.

Pero a la información suministrada por las publicaciones querecogen Censos y Encuestas ha sido preciso unir la obtenida endiversas áreas de la Administración, tanto autonómica comoperiférica del Estado. La calidad de los datos es obviamenteirregular, dependiendo de los Departamentos, y como siempresiguen existiendo áreas que atesoran la información, en polvorientosarchivos, más que como oro en paño como animal enjaulado, cual side un tigre peligroso se tratase. Pero en conjunto la colaboración dediversas instancias nos ha permitido acumular y sintetizar útilmenteuna enorme variedad de datos, hasta ahora dispersos, quecontribuyen a mejorar el conocimiento de la realidad social que esobjeto de nuestro estudio28.

Aún así, estas fuentes son todavía insuficientes para acercarnosa aspectos especialmente problemáticos del mercado de trabajoagrario, por lo que se han utilizado otras técnicas sociológicas. Parael análisis de la condición social de la fuerza de trabajo, especial-mente del colectivo que conforma el paro agrícola, y sobre todopara el acercamiento a las actitudes predominantes del colectivo, seha realizado una encuesta, a más de 400 trabajadores. Para mejorarel análisis del importante fenómeno de la agro-inmigración y deltemporerismo se han realizado medio centenar de entrevistas

28Un listado completo de las personas y organismos que pacientemente nos hanayudado con su información sería muy alrgo, y podría llevarnos a olvidos injustos,pero no por ello podemos dejar de agradecer a todos ellos su colaboración.

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cuantitativas y cualitativas, tanto a inmigrantes extranjeros ytemporeros extremeños como a alcaldes y empresarios agrarios delas zonas en las que estos fenómenos se manifiestan con másintensidad. Y ha sido, en fin, la técnica de la entrevista cualitativa yfocalizada la utilizada fundamentalmente para conocer las actitudesy posiciones de los agentes sociales (sindicatos de trabajadores,organizaciones profesionales, y empresarios agroindustriales) másimplicados frente a la problemática que nos ocupa.

Sin duda el instrumento metodológico que menos nos haaportado ha sido la bibliografía. Desgraciadamente, como se pone demanifiesto en diversos apartados del informe, la bibliografía sobre eltema es muy escasa, y a menudo anticuada.

Esta investigación, por tanto, debe poco a los libros y anuariosestadísticos; debe más a 'los listados', ese material imprescindiblepara la buena administración, y no menos imprescindible para labuena interpretación de la realidad social; pero debe sobre todo a loscientos de personas que, pacientemente, han dedicado parte de sutiempo a contarnos sus inquietudes, sus experiencias, sus reflexionesy sus propuestas. Gracias a todos ellos.

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Capítulo 2RESUMEN, CONCLUSIONES

E INSINUACIONES

LA 'DESPOBLACIÓN' DE LA AGRICULTURA ESPAÑOLA

Si hay un elemento que, a lo largo de los cien últimos años, hacaracterizado tanto a los análisis como a la propia política agrariaespañola, ha sido la insistencia en el exceso de población activaagraria en nuestro país. Hemos hablado de esta constante como deuna sublime obsesión, hasta el punto de que la historia reciente delcampesinado español podría sintetizarse gráficamente con el cuentodel burro y la zanahoria: corriendo sin descanso hacia las ciudades,en la esperanza de adecuar sus efectivos en el campo a los propues-tos como teóricamente óptimos por los expertos y gobernantes deturno, para encontrarse nuevamente, en cada ciclo que se inicia (unCenso Agrario, un cambio de rumbo en la política económica, unaintegración europea...) con la misma advertencia, o acusación: sobragente.

Durante la primera mitad del siglo XX las propuestas no ibantanto en la línea del fomento de la despoblación rural, como en la deconseguir una mayor producción y rentabilidad del trabajo agrícola(mediante la reforma agraria, social primero, técnica después), deforma que fuese posible el digno sostén del campesinado en suslugares de origen.

Sin embargo, a partir de los años '50 se asiste a un cambio deactitud, planteándose de forma explícita la necesidad de reducir losefectivos. La tesis de base era que, si en los países económicamentemás desarrollados se había dado un proceso natural de reducción dela población activa agraria, para acercanos a su modelo de desarrollodebería forzarse dicho proceso en España. Esta reducción seplantearía primero mediante el trasvase territorial-sectorial deefectivos, es decir mediante procesos migratorios; mientras que enépocas muy recientes se introduce el concepto de trasvase sectorialen las mismas áreas rurales.

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La planificación del despoblamiento rural, y la propiaevolución natural del sistema económico y social, han conducido enlas últimas décadas a un descenso drástico de la población activaagraria. Se ha dado tanto la emigración territorial-sectorial, como lapuramente sectorial, y sobre todo se ha generado la complemen-tación de las rentas agrarias con otros trabajos (agricultura a tiempoparcial). Así se ha pasado de entre 2 y 2,5 millones (según lasfuentes, que nunca se han puesto de acuerdo en España en estamateria), a mediados de los años '70, a una cifra que estaría en tornoa 1,3 millones de activos agrarios en 1992.

Si bien la crisis urbano-industrial desencadenada a lo largo departe de los años '70 y '80, a partir sobre todo de las sucesivas crisisdel petróleo, ha ralentizado la pérdida de activos agrarios, especial-mente en las zonas agronómicas más ricas, en cualquier caso hansurgido ya espacios agronómicos en los que se da un déficit de manode obra agrícola (La Rioja, Cataluña, y en menor medida Navarra,Aragón, Valencia y, según veremos, ciertas comarcas extremeñas).

Las perspectivas que, en el marco de la integración europea ydel desarrollo tecnológico de la agricultura española, puedenesperarse para los próximos años, según los expertos más prestigia-dos, van en la misma dirección: es decir, asistiríamos según todas lastendencias -y recomendaciones- a una nueva reducción de lapoblación activa agraria a nivel nacional; pero a la vez se agudizaríala contradicción de la existencia de déficits (no sólo estacionales,sino estructurales) en las áreas de agricultura más dinámica yeconomía más boyante. Es lo que en otros apartados del informedenominamos, siguiendo las tesis planteadas por Jean-Pierre Berlanen 1986, la californialización de la Agricultura, que implica lapresencia creciente y continuada de una masa de agro-inmigrantesprocedentes de las áreas periféricas a la Comunidad Europea.

Sin embargo, estas tendencias pueden aparecer comocontradictorias con las nuevas recomendaciones comunitarias, que sibien también plantean la inevitabilidad en la reducción de empleosagrarios, sin embargo insisten en el desarrollo de las potencialidadesexoagrícolas de los espacios rurales. Y muestran una voluntadexplícita de conservar el máximo de empleos en dichas áreas, ensectores complementarios del Agrícola (artesanía, medio ambiente,turismo rural) cuando éste sea incapaz de sostener toda la actividad.

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Las nuevas recomendaciones comunitarias vendrían a cerrar unciclo, por el que volveríamos a la necesidad, como en las másantiguas propuestas de reforma social, de permitir el digno sosténdel campesinado en sus territorios.

LA AGRICULTURA EXTREMEÑA, EN LAINCERTIDUMBRE

En el caso de la Agricultura extremeña hemos asistido, en lasúltimas décadas, a un proceso de adaptación a las directricesestatales de despoblación agro-rural, en un momento complicado porla inexistencia de una oferta migratoria. La consecuencia ha sido unambivalente proceso de extensificación/intensificación, orientado ala supervivencia del agricultor.

La elección entre un modelo extensivo en el uso del suelo y eltrabajo, e intensivo en capital, de una parte, y alternativamente unmodelo intensivo tanto en la utilización del suelo como del trabajo ytambién del capital (el aumento de la mecanización y, en general, delos inputs agrarios ha afectado a todo tipo de explotaciones), haestado condicionado, como se muestra en el informe, por el tamañode la explotación y las capacidades productivas de la tierra. Esto es,se trata de una estrategia adaptativa condicionada por la infraestruc-tura ecológica y la estructura productiva.

El primer elemento a destacar en la evolución general de laAgricultura regional es sin duda la reducción de la superficiecultivada. En cuanto a la estructura de la propiedad, a la vista de losdatos censales puede decirse que se han agudizado los principalesproblemas estructurales de la agricultura extremeña: tanto ellatifundismo como el minifundismo.

Atendiendo al tamaño de la explotación, las únicas que hanaumentado en número han sido las más pequeñas (< 1 Ha) y las másgrandes (> 200 Has); pero en conjunto todas las explotacionesmenores de 200 Has han visto disminuir su superficie dominada,mientras que las mayores de 200 la han aumentado. Subdivisión porherencias, especulación, ralentización en la transformación deregadíos, estarían entre los principales factores causantes de estaintensificación del desequilibrio latifundio/minufundio. Fenómenosambos que, a la vista de la intensidad de uso, influyen negativamente

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como sistemas de explotación en el mercado de trabajo (es de hechotanto en las explotaciones menores de 1 Ha, como en las mayores de100 Has, donde se dan las menores proporciones de tierra labrada).

En cuanto a la intensificación en capital, la superficie deregadío ha aumentado ligeramente, aunque sólo en la provincia deBadajoz. Y los niveles de mecanización han seguido aumentando,aunque todavía no se han alcanzado los niveles de intensificación deotras zonas del Estado.

En lo que a la propia actividad económica del sector se refiere,el proceso no ha sido menos ambiguo. Aunque se ha dado un notableaumento porcentual en las superficies de cultivos intensivos entrabajo (viveros, hortalizas, patata, viñedo y olivar...), sufrenimportantes caídas otros no menos intensivos, como son los frutaleso la remolacha (aunque ésta ya no puede ser considerada como uncultivo intensivo), aumentando a la vez cultivos extensivos como loscereales y el girasol en el regadío.

Las tendencias más recientes (siguiendo las producciones delos últimos años) indican que, efectivamente, estamos en un limitadoproceso de intensificación (el crecimiento de algunos cultivosintensivos es muy lento).

En el subsector ganadero se daban en los últimos años índicesclaros de crecimiento, si bien a partir de 1989 parece haberseentrado en un proceso de estancamiento, e incluso de reducción delnúmero de cabezas en las especies más intensivas en trabajo,particularmente en el vacuno de leche.

Relacionando aspectos de estructura y de coyuntura, puededecirse que las grandes propiedades se han venido adaptando a lanueva situación creciendo in extenso, mientras que los pequeños ymedianos agricultores, los agricultores directos, se están adaptandocreciendo in intenso.

LA ACTIVIDAD Y EL EMPLEO EN EL SECTOR AGRARIO EXTREMEÑO

El conjunto de las variaciones intercensales, tanto en lasestructuras como en la actividad, han producido un reajuste de la

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fuerza de trabajo. En general puede decirse que asistimos a unareducción del empleo, que fundamentalmente se centra en la ayudafamiliar y, en mayor medida, en el trabajo asalariado, objetofundamental de este informe.

En general el abandono de explotaciones se da en muchamayor medida entre las de menor tamaño: hay una relación directaentre el tamaño de la explotación y la tasa de pérdida de trabajoentre los titulares de explotación, así como en lo que a la ayudafamiliar se refiere.

Sin embargo, asistimos a un fenómeno importante que espreciso destacar: son las explotaciones pequeñas-medias (de entre 5y 20 Has) las únicas en las que aumenta, en el periodo intercensal1981-1989, el trabajo asalariado. Al haberse intensificado más que elresto de las explotaciones, y haberse desviado parte del trabajo deltitular, y sobre todo de la ayuda familiar, hacia otras actividadescomplementarias a la agricultura, han necesitado recurrir en mayormedida a la ayuda del trabajo asalariado, especialmente en losmomentos de cosecha.

Para la estimación del empleo agrario todos los datos debentomarse siempre con suma reserva, por las dificultades y variacionesconceptuales de cada fuente que se utilice. Pero conciliando diversasfuentes puede estimarse que la ocupación real en la agriculturaextremeña oscila entre 60.000 y 70.000 empleos. Aunque existencasi 120.000 titulares de explotaciones agrícolas (de los que un 18,2% son mujeres), de éstos no mucho más de un 30 % podemosestimar que se dedican a tiempo completo a su explotación: el restodel tiempo lo dedican a otras actividades lucrativas. El trabajo realaplicado a sus explotaciones (en Unidades de Trabajo Hombre yAño) oscilaría entre 27.000 y 39.000 UTAs, según las fuentes quemanejemos.

En cualquier caso se trata de una población muy envejecida.Frente a una media del 21,5 % para el conjunto de la poblaciónactiva ocupada española (EPA,2ºT,1992), en la Agricultura extreme-ña casi el 54 % de los titulares de explotación tiene más de 55 años.

Los agricultores utilizan asimismo la Ayuda Familiar (cónyu-gues, hijos y otros miembros que participan en la explotación sinuna relación laboral asalariada). El volumen de trabajo de las ayudasfamiliares oscila, según las fuentes, entre un 13 y un 20 % del

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trabajo total, y la cifra oscilaría entre 9.000 y 16.000 personas (deéstos, casi la mitad son mujeres, y más del 40 % del total dispon-drían de al menos una segunda actividad lucrativa, que muy amenudo es la principal).

En cuanto al trabajo asalariado en la agricultura extremeña,objeto fundamental del presente informe, ha descendido a lo largo dela pasada década en torno a un 20 %. Son unos 32.500 los trabajado-res que se declaran asalariados, aunque muchos de ellos soneventuales, pues el número de Unidades Trabajo Asalariado Añoutilizadas en el sector está en torno a 23.000. De los asalariados fijosno más de un 3 % son mujeres, y es una población que, contraria-mente a lo que ocurre con los titulares de explotación, presenta unnivel de envejecimiento muy bajo, idéntico al del conjunto de lapoblación ocupada española. Entre los eventuales la participación dela mujer puede llegar a sobrepasar el 15 %.

Según sea la fuente utilizada, varía sin embargo la importanciade una u otra categoría de trabajo: en el Censo Agrario es mayor elpeso de los titulares y su ayuda familiar, mientras en la EPA esmayor el peso de los asalariados.

Estructuras productivas y empleo

Un aspecto especialmente importante, corroborado por lainvestigación, es que las estructuras productivas condicionanfuertemente la utilización de trabajo, tanto de autónomos y colabora-dores como de asalariados. Hay una correlación inversa entre eltamaño de la explotación y la utilización de trabajo: mientras que enlas explotaciones de menos de 5 Has pueden llegar a aplicarse hasta16 UTAs por cada 100 Has labradas, en las de más de 200 Has lacifra se reduce a algo menos de la mitad. Por contra, es en lasexplotaciones mayores donde más se utiliza el trabajo asalariado:mientras en las de menos de 20 Has el trabajo asalariado supone entorno a un 11 % del trabajo total aplicado, en las de más de 50 Hassupone casi un 35 % (un 45 % si consideramos las de más de 200Has).

Junto a la estructura de propiedad, la orientación productivaprincipal de las explotaciones es también un condicionante funda-mental. Así, el trabajo asalariado es más utilizado en las explotacio-

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nes ganaderas, pero en cifras absolutas es muy superior la cantidadde trabajo (prácticamente el doble) empleado en las explotaciones deorientación agrícola.

Descendiendo a mayor detalle, se observa que latransformación en regadío y la propia intensificación de laagricultura de regadío supone una multiplicación del empleo casi porsiete. Dentro de las explotaciones de orientación agrícola, en lasexplotaciones con orientación cerealista se precisan casi 35 Has paraofertar una UTA; en las orientadas a la vid se reduce a 27 Has; 20Has en el olivar; mientras que en las explotaciones de regadío bastan6,5 Has si la explotación se orienta a la fruticultura, y 5 Has caso deorientarse a la horticultura, para generar una UTA. Sin embargo, porel peso específico de los cultivos extensivos en la región, entérminos absolutos son las explotaciones orientadas a estos cultivoslas que utilizan anualmente mayor cantidad de trabajo. Analizandoalgunos cultivos en detalle, según la aplicación de trabajo a sucultivo, aparecen cultivos como el espárrago blanco, el tomate o eltabaco, que pueden ser considerados entre los principales nuevoscultivos sociales de la región.

Dentro de las de orientación ganadera las diferencias sonasimismo sustanciales, y encontramos una contradicción similar: sonlas orientaciones a especies más intensivas (como es el vacuno deleche) las que precisan mayor cantidad de trabajo por UnidadGanadera, pero en el conjunto regional el volumen absoluto detrabajo es inferior al de otras especies más extensivas, como elvacuno de carne. Las explotaciones orientadas al porcino suponenun punto de desequilibrio desde el punto de vista del empleo (pocacantidad de trabajo por Unidad Ganadera, y muy poco volumen encifras absolutas). Por el contrario, las orientadas al ovino/caprinoprecisan de una cantidad de trabajo por Unidad Ganadera que estaríaen torno a la media, y el volumen total de trabajo supone casi un60% de todo el trabajo precisado por todas las explotaciones deorientación principal ganadera. El ganado ovino/caprino se nosaparece como la especie ganadera que más trabajo aporta en laregión.

Perspectivas futuras del empleo agrario

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La nueva PAC, y sobre todo la denominada ronda Uruguay delas negociaciones del GATT, añaden, en algunos cultivos y especiesganaderas, nuevas incertidumbres. Sin embargo, fuera de lastendencias generales, ya descritas para el caso del conjunto nacional,hacia una reducción del empleo agrario y una potenciación en lasáreas rurales de sectores anejos al agroganadero, no pueden hacersegrandes previsiones sobre el impacto directo en Extremadura. Elfuerte debate político que a menudo enmascara dichas previsionesnos inclina a no considerar las cifras que se han barajado en diversosinformes, y que por ejemplo hacen oscilar la disminución delnúmero de explotaciones, nada menos que entre 15.000 y 75.000.

Sin duda la disposición de materiales de investigación, comolos que se aportan con este informe, permitirá a las fuerzas socialesagrarias prever esas transformaciones con mejores elementos dejuicio. Pues a la dificultad de hacer proyecciones a corto o medioplazo en la Agricultura hay que añadir especificidades como laexistencia del subsidio de desempleo agrario y el PER, en el caso deExtremadura; y para muchas áreas rurales españolas, incluída buenaparte de esta región, la permanencia del caracter estructural de laagricultura como sector refugio en momentos de crisis económica.Son todos ellos elementos de entidad suficiente como para hacer aúnmás peligrosas tales proyecciones.

EL TRABAJO AGRÍCOLA EN EL ESPACIO Y EL TIEMPO

Las estructuras y aprovechamientos productivos condicionan lasituación laboral de las distintas comarcas extremeñas. En estesentido, destaca sobremanera la concentración del trabajo agrícolaen las zonas de regadío: en estas comarcas se totaliza prácticamenteel 50 % del trabajo agrario de la región, aún cuando suponen sólo un25 % de la superficie censada. Destacan, por su escasez de trabajo,toda la zona central de la región y toda la franja periférica Este/SurEste.

Si se aplican diversos índices de intensidad de trabajo (utiliza-ndo la medida estándar UTA/100 Has SAU29), tanto de trabajo totalcomo asalariado, las diferencias son muy profundas. La comarca de

29Unidades de Trabajo Hombre-Año por cada 100 Hectáreas de Superficie AgrícolaUtil.

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Jaraíz/La Vera, seguida de Don Benito y Coria, son las que mayoresintensidades de trabajo total ofrecen; en cuanto al trabajo asalariadolas más intensivas en su utilización son las de Navalmoral-Talayuela, Jaraíz, Don Benito/Villanueva y Badajoz: es decir lasVegas del Tiétar y del Guadiana. Es en estas cinco comarcas dondese concentra el 43 % del trabajo asalariado (el 55 % del total siañadimos a esas las comarcas, también con fuerte presencia delregadío, de Plasencia y Coria). Por otra parte, el regadío tiene unacierta importancia en otras comarcas no consideradas aquí como deregadío, en las que aporta también una parte importante del trabajoagrícola: es el caso de Olivenza, Hervás, y en menor medida Jerez,Logrosán, Alburquerque (por La Codosera) y Trujillo (dondesolamente Miajadas, erróneamente incluída en esta comarca por elMAPA, aporta la mayor parte del trabajo).

Es preciso insistir, por tanto, en la importancia que el regadíotiene en la generación de trabajo y empleo en Extremadura; sinnegar por ello, naturalmente, la importancia, bien que secundaria, deotros sistemas, como el agro-silvo-ganadero (la dehesa) que dominaen vastas extensiones de la región, y sobre todo del sistema quedenominamos de policultivo de secano (basado fundamentalmenteen la vid y el olivo), cuyas mayores aportaciones al mercado detrabajo las hallamos en la comarca vitivinícola de Almendralejo.

A pesar, sin embargo, de la importancia del regadío comogenerador de trabajo, ni siquiera este sistema agrario permite unreparto equilibrado de las necesidades de mano de obra a lo largo detodo el año. La mayor parte de los trabajos de horticultura (el gruesose precisa en la recolección) se concentran entre los meses de junio yoctubre, quedando el resto del año grandes vacíos que ya no puedenser cubiertos por los cultivos que antes servían a tal fin (maíz,remolacha), al haber sido mecanizados casi al cien por cien. Larecolección y algunos trabajos complementarios no mecanizados delolivar puede ocupar parte del invierno, y la recolección y trabajosdel viñedo parte del otoño y el invierno. Pero en conjunto se percibela existencia de grandes vacíos de trabajo a lo largo del año, muchomás extensos en las zonas de orientación cerealista y ganadera. Deahí que no sólo no se haya reducido, como se verá en su momento,el carácter eventual de la mayor parte de los trabajadores agrícolas,sino que incluso se haya acentuado en las últimas décadas.

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INTRODUCCIÓN AL MERCADO DE TRABAJO

Un aspecto fundamental a considerar al analizar el mercado detrabajo agrario es la caracterización del sector, según se ha señalado,como sector nido. Como ha quedado dicho, la importancia de lassegundas actividades lucrativas, que muy a menudo son actividadesprincipales (es decir la importancia de la agricultura a tiempoparcial), es creciente entre los titulares de explotación. En el caso dela ayuda familiar, aunque en menor medida en el caso de lascónyugues, la aplicación de trabajo a la explotación familiardependerá asimismo de las disponibilidades de empleo (comoempresarios, autónomos o asalariados) en otros sectoreseconómicos. Se ha visto asimismo que es habitual la existencia deuna segunda actividad lucrativa: trabajo en algún pequeño negociolocal, trabajo temporal en fábricas transformadoras agroindustriales,etc. No es inhabitual, por otra parte, encontrar jóvenes con estudiosterminados (incluídos licenciados universitarios), trabajando en laexplotación familiar con mayor o menor intensidad, hasta en tantoconsiguen un trabajo relacionado con su categoría profesional.

Pero es sin duda en el caso de los asalariados en donde lacaracterización como sector nido se manifiesta con más intensidad:en la medida en que les sea posible, migrarán verticalmente a otrossectores (agroindustria, construcción, hostelería...), retornando a laagricultura cuando falle el empleo. Aunque, según algunasopiniones, se considere que el subsidio de desempleo agrario y elPER han reducido la intensidad de búsqueda de otras alternativassectoriales en muchos asalariados del campo, el hecho cierto es queel propio PER supone una migración sectorial temporal, pues en lamayor parte de los casos los trabajos incluídos en el Plan de EmpleoRural son obras de urbanización y construcción. La propia existenciadel PER, y el subsidio de desempleo agrario, producen quetrabajadores de otros sectores (más a menudo, hijos jóvenes deéstos) se empleen en ciertas épocas como eventuales del campo. Ensuma, este carácter de nido, unido a la tradicional y radical libertadde mercado en el sector, dificulta ostensiblemente una lecturatransparente del mismo.

Estas complejidades estructurales de la fuerza de trabajo se34

traducen, especialmente en los últimos años, en la conformación deuna rica gama de tipologías ocupacionales, que derivan enequivalente variedad de sistemas de contratación. La transformaciónen regadío de vastas extensiones supuso, en su momento, un cambiosustancial en algunas tipologías tradicionales. Por otra parte, lavariedad de agriculturas presentes en la región invalida cualquierintento de generalización al respecto, conviviendo sistemas decontratación semifeudales con la búsqueda de especialistas a travésde las oficinas de empleo.

Así, junto al trabajo asalariado hay que señalar la importanciacreciente del intercambio de trabajo (tornapeón se denomina enalgunas zonas, de forma muy expresiva), especialmente entrepequeños agricultores de regadío (sobre todo colonos) que nosiempre pueden permitirse contratar asalariados en los momentos dela recolección. Familias enteras intercambian en esas épocas sutrabajo.

Dentro de esta misma categoría de agricultores es relativa-mente habitual, asimismo, el completar los ingresos con trabajoasalariado, bien a sueldo de otros que no pueden ofrecerintercambio, bien en las grandes explotaciones del entorno. Elproducto de la propia explotación, algunos jornales fuera y, cuandoes posible, el trabajo (sea del propio titular, su esposa o sus hijas) enlas plantas transformadoras agroindustriales, además de los jornalesque unos u otros obtienen del PER, e incluso algún subsidio dedesempleo agrario, componen el conjunto de los ingresos del colonode regadío.

Entre los pequeños agricultores, especialmente entre losrenteros y aparceros de secano, pueden observarse asimismonumerosos casos de esta compleja economía, aunque sin alcanzar losniveles de complejidad del regadío. Incluso entre los ganaderospueden hallarse casos de pequeños ganaderos que completan losingresos de su explotación con la prestación de trabajos especializa-dos, normalmente a destajo, a otros ganaderos con explotacionesmás importantes.

Aunque Extremadura sea, con Andalucía, uno de los pocosterritorios en los que se conserva la figura del jornalero puro, sinotro recursos que sus brazos, puede considerarse que ha adquirido yaidéntica importancia la figura del jornalero-propietario: sea el que

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en secano dispone de un cacho tierra, un olivar, una viña o unapequeña huerta, sea el que en regadío dispone de una pequeñaexplotación agrícola que no alcanza una unidad mínima viable. Deahí que, de hecho, de los más de 101.000 afiliados al RégimenEspecial Agrario de la Seguridad Social (REASS), casi 81.000 loestán como Trabajadores por Cuenta Ajena; evidentemente, muchosde estos trabajadores por cuenta ajena poseen explotaciones, pero noalcanzan las bases imponibles consideradas por la legislación comofundamento de una explotación mínima viable, en cuyo caso estaríanobligados a afiliarse como Trabajadores por Cuenta Propia (y, comose pondrá de manifiesto en los capítulos correspondientes, nopodrían entonces acceder al subsidio TAE).

Para cubrir los puestos de trabajo fijo el asalariado suelebuscarse en el entorno familiar de los asalariados ya contratados, oseleccionarse de entre los eventuales que se utilizan en la explota-ción, aunque se dan otras casuísticas. En general están afiliados alRégimen General de la Seguridad Social, a veces pertenecen inclusoa un sindicato, y funcionan como cualquier trabajador de otro sector.Según la zona o la orientación de la explotación, pueden convivir noobstante relaciones laborales más complejas, en las que se mezclanusos tradicionales de carácter semifeudal.

El trabajo eventual, a menudo, sigue contratándose en la plaza,o en bares especializados, ahora en general por la tarde (aunquetradicionalmente se hacía en muchas zonas al despuntar el alba). Enmuchos casos persiste la figura del manijero o listero, mientras queen las pequeñas y medianas explotaciones es el propio agricultorquien acudirá a la búsqueda de los trabajadores. En el caso detrabajos que deben realizarse a destajo, por sus especiales caracterís-ticas (sobre todo recolecciones), funcionan a menudo cuadrillasespecializadas, a veces de estructura familiar, que se ofrecen a losagricultores en la propia explotación o en sus casas, pactándose lascondiciones libremente entre las partes.

El Estatuto de los Trabajadores, que desde 1980 regula lascondiciones de trabajo en España, no incluye prácticamente referen-cias al trabajo agrario. La Ordenanza General del Campo de 1975 hasido, en este sentido, durante años el principal instrumento deregulación del mercado. En la actualidad, y sin perjuicio de que es lamás completa libertad de mercado la que constituye el esquema

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básico imperante, las relaciones se rigen (además de por la legisla-ción vigente en materia de Seguridad Social, y de lo que le afecte enla legislación general en materia de Higiene y Seguridad en elTrabajo), por los Convenios Colectivos Provinciales, negociadosentre las Organizaciones Profesionales Agrarias (OPAS) y losSindicatos Obreros Agrícolas (SOAS), en los que se han recogidoreivindicaciones largamente batalladas por los trabajadores delcampo.

EL PARO AGRÍCOLA EN EXTREMADURA

Determinar con exactitud el paro agrícola es una empresa casiimposible, a pesar de todo el aparato estadístico suministrado por laAdministración. Los activos agrarios constituyen un colectivoextremadamente distinto de los activos de otros sectores, y tanheterogéneo en su composición interna, que a menudo se confundehasta extremos de tener que hablar más de paro rural que de paroagrario. Y en este sentido puede llegarse a hablar a veces, más quede paro, de sobrante de mano de obra rural, pues no nos estamosrefiriendo a una situación anormal y temporal de desempleo forzoso,sino a un modelo de subempleo permanente. Por lo demás, como seha señalado, buena parte de los activos agrarios desarrollan tambiénactividades, en tanto les es posible, en otros sectores. De forma quetan sólo podemos hablar de cifras aproximadas, que según lasfuentes utilizadas pueden presentar una gran variabilidad, y que portanto pueden ser susceptibles de valoraciones ideológicas y/opolíticas divergentes.

En este sentido, resulta ya difícil hacer un balance del exceso odéficit de mano de obra en el campo de la región. Si consideramoslas 23.677 UTA que, según el Censo de 1989, hemos estimado sonatribuíbles a los asalariados, estaríamos en un excedente de mano deobra de más de 23.000 personas, atendiendo a los 46.800 asalariadosque la EPA considera como existentes en 1991 (29.000 ocupados y17.800 parados). Sin embargo, no hay que olvidar que no se trata deUTA repartidas a lo largo del año, sino que por el contrario el trabajose concentra en el espacio en las zonas de regadío, y en el tiempo en4/5 meses al año, lo que aumenta las necesidades absolutas deactivos agrarios en casi el triple en ciertas áreas y momentos; la

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evidencia empírica de que hay zonas que acusan déficit de mano deobra en determinados momentos del año confirma este primer sesgoimportante. Estos apuntes muestran la dificultad de un balance de lafuerza de trabajo en regiones rurales como ésta30.

Aún así, considerando los parados registrados (que han sidojornaleros fijos sujetos al Régimen General de la Seguridad So-cial31), las estimaciones de la EPA, y los datos sobre el subsidio delos trabajadores eventuales (TAE), previa revisión y ponderación decada dato, podemos estimar que hay unos 28.000 trabajadores delcampo que, con independencia de que dispongan o no de otrosrecursos (como puedan ser incluso explotaciones agrícolas fami-liares), pueden ser considerados o parados absolutos, o subemplea-dos en régimen de parados eventuales continuados32.

Esta situación de paro forzoso, o subempleo permanente, puedeconsiderarse una constante ya secular en Extremadura, agudizada sinduda a partir de las Desamortizaciones del siglo XIX, que generaronun modelo clásico de explotación latifundista de la tierra que a todoslos efectos sigue presente en vastas áreas de la región. Ni losintentos reformistas republicanos ni las grandes obras decolonización del franquismo consiguieron hacer desaparecer elfenómeno del paro estacional, aunque estas últimas sí permitieron,no obstante (con la inestimable ayuda complementaria de larepresión) contener la presión social derivada de la situación.

Naturalmente, esta consideración implica la consideraciónprevia de que no es el sistema técnico de explotación el factordeterminante, en último término, del paro, ni siquiera un supuestoexceso de población agraria (aunque ambos factores tengan una

30La inexistencia de datos fiables sobre cultivos a niveles municipales sitúa comopoco viables algunas pretensiones, hechas públicas en la región, de planificar a nivellocal las necesidades de empleo y la propia política de desarrollo. La puesta enmarcha de una serie de registros vinculados a las nuevas leyes agrarias dictadas por laJunta de Extremadura, y la puesta en funcionamiento de los Consejos Comarcales deEmpleo sí podrían permitir, sin embargo, un tratamiento comarcal con posibilidadesde cierta exactitud en el mercado de trabajo.31Esta es una fuente que no sirve para medir el paro agrario, pues éste afectafundamental, aunque no exclusivamente, a los trabajadores eventuales.32Naturalmente, si hablásemos de paro rural la cifra habría que multiplicarla por tres.De hecho, de la totalidad del paro registrado en la región (esto es no contando a lostrabajadores eventuales del campo), casi dos tercios están localizados en municipiosde menos de 10.000 habitantes. Sin embargo, estimamos conveniente mantener elcriterio de centrarnos, en lo posible, en el paro agrario.

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influencia notable), sino la estructura de la propiedad33.

Volviendo a nuestras estimaciones, en nuestro intento deevaluar las proporciones del paro agrícola hemos manejado esencial-mente dos fuentes: la Encuesta de Población Activa (EPA) y,especialmente, los datos sobre trabajadores eventuales agrariossubsidiados (denominados TEAS).

Aunque la EPA permite adivinar tendencias, no es muy fiablepara medir el paro por cuanto deja al arbitrio del propio encuestadoel que sea incluído o no como parado si está cobrando el subsidio(aunque la realidad objetiva sea que si está cobrando, no estátrabajando); por otro lado, viene considerando como ocupados a losque realizan labores del PER. El interés de la EPA estriba, funda-mentalmente, en esa tendencia de alcance que muestra que lapoblación activa agraria y el número de parados agrícolas vienendescendiendo, especialmente en la provincia de Badajoz.

Estos datos tendenciales nos permiten apuntar que, demantenerse las condiciones actuales (la nueva PAC y la reforma delGATT introducen al respecto, como se ha señalado, un fuerte factorde incertidumbre), en años sucesivos podría continuar descendiendola población activa agraria, y con ella el número de parados ysubsidiados. De hecho, la reducción en el número de subsidiados se

33Un pequeño ejemplo, más o menos arquetípico, ayuda a explicar la situación. Elpequeño o mediano campesino cerealista castellano o aragonés, que permanece granparte del año desocupado, por las propias necesidades del cultivo, no es considerado,en ninguna estadística ni estudio social, como parado; en consecuencia no cuenta conun subsidio de desempleo eventual, por no serle objetivamente necesario, ni sufamilia se ve necesitada tampoco, de darse de alta como trabajadora por cuenta ajenadel campo (con lo que tampoco contribuye a inflar la población activa agraria) paracompletar los ingresos familiares. Por otra parte, los beneficios de ese agricultorquedan totalmente en sus manos, y se reinvierten mayoritariamente en su entorno,creando con ello puestos de trabajo en otros sectores para su propia familia. Ahorabien, si las explotaciones de una veintena de estos agricultores las concentramos enuna sola propiedad, como ocurre en otras zonas agrarias, seguirán siendo necesarioslos mismos veinte trabajadores para las labores temporales, tal vez incluso menos;con la diferencia de que de su trabajo tan sólo obtendrán un salario, quedando laplusvalía en manos del propietario. Tenemos así a los jornaleros extremeños yandaluces, que privados de sustento durante buena parte del año precisan del auxiliopúblico del subsidio; la propia existencia del subsidio conducirá a sus familiares(esposas, hijos e hijas) a introducirse en ese falso mercado de trabajo agrícola. Sobretodo teniendo en cuenta que buena parte de los beneficios del titular, de esepropietario del equivalente a veinte explotaciones de nuestro ejemplo, serántransferidos y/o invertidos fuera del entorno, no generando así las industrias yservicios que diversificarían el empleo y harían descender la población activa agraria.

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trasluce al analizar la evolución reciente. Desde 1984 Extremaduramantiene una tendencia decreciente, habiendo pasado de 36.200 enaquel año a 30.100 en 1991, esperándose una nueva reducción en1992. Este dato es especialmente importante si tenemos en cuentaque en Andalucía, por el contrario, el número de subsidiados todavíaestá en la actualidad muy por encima de la cifra de 198434.

Más importante aún es que, junto al descenso absoluto en elnúmero de parados/subsidiados, se acusa asimismo un sensible(aunque ligero) descenso en los niveles de precariedad: disminuye elporcentaje de los que no consiguen trabajar más de 7 días al mes, yaumenta el de los que lo consiguen. Naturalmente, ello no quieredecir que haya aumentado la oferta de empleo en la Agricultura, sinoque se está procediendo a un trasvase, lento pero incesante, a otrossectores en los que sí se crea empleo.

Partiendo de la consideración del paro agrícola comosubempleo eventual, es importante señalar que, a lo largo del año, esen los meses de otoño y primeros meses de la primavera cuando elparo alcanza sus mayores valores, y sobre todo cuando se alcanzanlos mayores índices de precariedad/eventualidad (consecución demenos de 7 jornales/mes) en el trabajo.

La composición del paro agrario

Analizando la composición del paro, lo primero que salta a lavista es el elevado número de mujeres, especialmente en la provinciade Cáceres (en torno a un 41 %, frente a un 19 % en Badajoz). Elhecho de que, según la EPA, tan sólo un 11 % de los asalariados delcampo sean mujeres, y de que según el Censo Agrario tan sólo un14,6 % de las jornadas realizadas por trabajadores eventualescorrespondan a mujeres (y el trabajo total de la mujer, en UTA, nosupone en conjunto más de un 16 %), nos induce a pensar en lautilización, en cierto modo, de la mujer, como instrumento captadorde subsidios. Como veremos en otros apartados, es un fenómeno queno apunta precisamente en una dirección positiva para el desarrollo

34Efectivamente, en 1992 se mantuvo en Extremadura la tendencia a la baja,apareciendo 27.500 subsidiados. En Andalucía también se redujo la cifra, pero siguióestando, con 173.900 subsidiados, muy por encima de la cifra de 1984 (156.100). Losdatos corresponden al Boletín de Estadísticas Laborales nº 100, del MTSS.

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de la mujer, y es una situación especialmente delicada porque latendencia aparente es a una mayor presencia de la mujer en elsubsidio.

Destaca asimismo el grado de juventud de losparados/subsidiados: casi la mitad son menores de 30 años. Uniendoa la totalidad de las mujeres, y a los hombres menores de 30 años ymayores de 55, alcanzamos un 74 % del total de subsidiados a enerode 1992. Si hemos de considerar a los subsidiados TEA como unreflejo real del paro y el subempleo agrícola, puede decirse que elparo está afectando esencialmente a jóvenes, mujeres y a la gente demás edad; es decir, a los mismos sectores que son consideradosgrupos de riesgo en el análisis del paro genérico.

Analizando la distribución del fenómeno en el territorio, elprimer dato sorprendente es la existencia de una veintena de pueblosen los que el número de parados/subsidiados equivale a más de un20 % de su población total: es decir, en torno a un 60 % de lo quesería su población activa teórica. No hay una regla clara en ladistribución geográfica, aunque parece que sí se cumple que a mayorintensidad de cultivo se da también mayor número de parados/subsi-diados (salvo en el caso de los pueblos de Gata y Las Hurdes, endonde aparecen densidades anormalmente elevadas). Es además enestas comarcas, además de en La Vera y Navalmoral, donde mayorparticipación de la mujer se observa. En general, las comarcas delNorte de Cáceres presentan, en todos los aspectos analizados,características muy divergentes de las del conjunto de la región.

La distribución nos muestra también que en las comarcasagronómicamente más ricas hay más posibilidades de obtener eltrabajo en el propio sector agrario, mientras que en el resto debenrecurrir en mayor medida al PER y a otros trabajos fuera del sectoragrario para completar sus ingresos.

LOS ANTECEDENTES DEL SUBSIDIO Y EL PER

Frente a la situación de precariedad material, y a la conflictivi-dad que se derivan necesariamente del modelo tradicional que, engeneral, caracteriza la explotación de la tierra en el Sur de España,se han dado diversas respuestas históricas, que pueden responder ados móviles de peso desigual: sea el sentimiento caritativo frente a la

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pobreza, sea el sentimiento racional frente al potencial conflictivo. Las primeras requisitorias fundamentadas contra la sangrante

desigualdad en el disfrute de la tierra extremeña surgen en lasegunda mitad del siglo XVIII, con la llamada Información sobre lacrisis agraria y pecuaria de Extremadura, un expediente dirigidopor los corregidores y gobernadores extremeños a la Corona en1764. En él se ponía de manifiesto el abuso que de las tierrasextremeñas hacían los ganados de la Mesta y de los poderososnobles, imposibilitando el cultivo y el sostén de los extremeños. Elproblema era simple: los ganados trashumantes de las regiones delNorte de España, y los de los propios nobles que poseían grandesfincas y encomiendas en la región, impedían a los campesinosextremeños cultivar las tierras necesarias para su sustento y, enconsecuencia, para obtener una acumulación primitiva de capital quepermitiese el desarrollo económico de la región.

En 1770, Floridablanca recomienda echar mano de las tierrascomunes y de propios para repartirlas entre todos los vecinos de lospueblos, y permitirles así el reparto proporcionado entre el pasto y elcultivo, e incluso que a falta de ese tipo de tierras, se acuda a lasdehesas particulares. Y en una Instrucción Reservada para la Juntade Estado de 1788 hizo decir al rey que convenía disponer de unfondo separado, con el uno por ciento de las rentas generales, paraayudar a los braceros y jornaleros a instalarse como labradoresindependientes, dotándoles de casas, ganados y aperos, yfomentando el regadío y el plantío.

Años más tarde, Campomames, autor de las colonizaciones deSierra Morena, propondría en sus directrices para la Ley Agraria quetodos los ciudadanos de Extremadura fuesen dotados de unahacienda de cincuenta fanegas, en propiedad o en arriendo, y tierrade pastos suficientes para 100 cabezas de ganado lanar, y aún mejorpara 250.

Pero en las Cortes de Cádiz, y frente a las propuestas deigualitarismo agrario (e incluso de expropiaciones "sin indemniza-ción" de las grandes posesiones necesarias para dotar de tierra delabor y ganado a todos los campesinos, cuando no bastasen las de laIglesia, propios y comunales), triunfaron sin embargo las tesisjovellanistas, que años más tarde abrirían los bienes públicos ysemipúblicos que quedaban al saqueo desamortizador, para mayor

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enriquecimiento de los poderosos. El campesinado puso unasesperanzas infundadas en la Constitución de Cádiz, y es justo en esemomento cuando el reparto surge como mito. No obstante, tambiénel pensamiento científico social avanzaba en esta línea: en 1839,Flórez Estrada se mostraba explícitamente partidario de la nacionali-zación de la tierra.

Un siglo más tarde la situación no estaba igual, sino peor, puesbuena parte de las tierras concejiles y de la iglesia, de las que setradicionalmente se beneficiaban los pequeños campesinos, habíanpasado a manos de la burguesía triunfante y de la nobleza terrate-niente. Eso sí, seguían produciéndose Informaciones Agrarias, yluego Informes Sociales, que no aportaron sin embargo más quepalabras, además de un deliberado enmascaramiento de uno de losproblemas básicos: la injusta distribución de la propiedad de latierra. De forma que, durante el primer tercio del siglo XX, laestructura de la tierra y lo esencial del modelo de explotación de lamisma permanecieron inamovibles.

Las medidas que se plantean durante el periodo de la Restaura-ción van encaminadas casi exclusivamente al fomento de laintensificación en el cultivo, aunque el propio Romanones, uno delos mayores latifundistas del país, llegó a aludir vagamente en 1905,como ministro de Fomento, a la necesidad de parcelar las grandesfincas para estimular su cultivo. Se suceden algunas leyes decolonización interior que pretenden facilitar el acceso a la propiedadfundamentalmente a los pequeños arrendatarios y aparceros, conresultados insignificantes. En cuanto a los intentos de reformaagraria republicana, y las las transformaciones desarrolladas en lassiguientes décadas, no se ha estimado preciso profundizar en ellas,por ser ambas políticas suficientemente conocidas.

En realidad, esta revisión hacia atrás tiene la intención demostrar cómo, en conjunto, nos queda la impresión de la existenciade un compromiso histórico nacional, con una tradición que va parados siglos, en intentar hallar políticas que permitan mejorar lasituación de los damnificados por este sistema productivo agrario,pero ello siempre que pueda hacerse sin modificar las estructurasbásicas, es decir el régimen de propiedad. Estas políticas son elgérmen de los modernos sistemas de protección.

Así, frente a la periódica protesta de los jornaleros en paro,43

amenazados por la muerte física por hambre y dispuestos por tantoal conflicto social, la primera respuesta, ya en el primer tercio delsiglo XIX, es el sistema de los alojamientos, que llega aincorporarse al régimen consuetudinario de amplias zonas del Sur deEspaña. Cuando este tipo de arreglos de urgencia comenzó amostrarse como insuficiente en los peores años, los Ayuntamientoscomenzaron a distribuir socorros directos, en unos casos en metálicoy en otros en forma de reparto de pan. Estos sistemas coexistieronhasta bien entrado el siglo XX.

Sin embargo, los movimientos asociativos que se extendieronen los últimos años del siglo XIX y cuajaron a principios de estesiglo con la formación de grandes centrales sindicales, tuvieron unefecto directo sobre las capacidades revindicativas de los jornaleros.Surge así la consignación apresurada de partidas presupuestariaspara la construcción o reparación de obras públicas, un sistema quealcanza su máxima expresión con Primo de Rivera.

En fin, durante la República se añaden, a estos sistemastradicionales otras formas nuevas de socorro, como la introducciónde mecanismos intervencionistas en el mercado de trabajo, que sibien no resolvieron en modo alguno los problemas, sirvió al menospara mostrar más crudamente a la sociedad de la época la necesidadde una Reforma Agraria que atacase en profundidad el régimen detenencia de la tierra.

El franquismo recupera, tras el paréntesis republicano, lapolítica social agraria elaborada por la Restauración. Salvo en lo quelas transformaciones en regadío y la política de colonización afectó ala composición de la población activa agraria en parte de Extrema-dura, no se introducen nuevas medidas. A partir de mediados de losaños '50 el problema del desempleo rural se trata según se ha vistoen términos de excedente de población, que se irá trasvasandolentamente a las grandes ciudades, necesitadas de mano de obra. Enlos peores años se vuelve a las soluciones de la Restauración:alojamientos, socorros alimenticios y obras públicas.

Sin embargo, a principios de los años '70 se desencadena laprimera gran crisis económico-energética. Se cierra repentinamenteel grifo de la emigración a las ciudades, y el fenómeno del parourbano comienza a adquirir importancia creciente. En Extremaduralos nuevos regadíos comienzan a fructificar social y económica-

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mente, y se mejoran las perspectivas para los trabajadores del campopor la mejora de las prestaciones sociales: en algunas zonas sedetectan ya incluso déficits de mano de obra para ciertas tareas. Porotra parte, la implantación de la libertad política en España permitela manifestación de demandas jornaleras largamente reprimidas. Sondatos que explican la implantación de una serie de medidassucesivas de protección social, de las que el primer ensayo es elEmpleo Comunitario. Un primer ensayo, basado en la realización deobras públicas en los municipios afectados por el paro agrícola, quese constituyó en estruendoso fracaso, pues a pesar de pasar en sólodiez años de una dotación de 500 millones a más de 36.000, no sólono contribuyó a reducir las cifras del paro agrario, sino que ayudó adispararlas: si en 1979 eran 25.000 los trabajadores acogidos alsistema, en 1983, último año de aplicación, se elevaban a casi160.000.

EL SUBSIDIO DE DESEMPLEO AGRARIO Y EL PER

El nuevo sistema de protección puesto en marcha en 1984pretendía superar las contradicciones del Empleo Comunitario. Sebasaba en intentar acercar el status del parado agrícola al del paradode la rama general, mediante la creación de un subsidio (aunquereducido en importe y en tiempo), así como en fomentar la creaciónde empleo a través de un Plan de Empleo Rural.

Sin embargo, es arriesgado establecer unas conclusiones,siquiera provisionales, sobre este sistema. Como ocurrió con elEmpleo Comunitario, fue pensado para poco más de 100.000trabajadores, y han terminado apuntándose casi 300.000. Un sistemadiseñado en su primera configuración (Empleo Comunitario) comouna medida provisional para mejorar la condición de vida de uncolectivo marginal a extinguir (así se preveía ocurriese por emigra-ción o agotamiento vegetativo), se ha transformado, veinte añosdespués y tras profundas reformas, en el modo de vida casi estructu-ral de un colectivo social importante, que en algunas regiones nosólo no se extingue sino que crece. Un sistema con cuyos resultados,puede avanzarse, casi ninguno de los agentes interesados en el tema(desde la Administración a los propios jornaleros) está satisfecho.

Pero si hay que llegar a conclusiones, hemos de decir que se45

percibe la continuidad de aquéllos móviles ambivalentes de piedadante una situación de pobreza generalizada, y de previsión frente alpotencial conflictivo que se deriva de esa pobreza. Y, junto a ello, lapervivencia de aquel compromiso histórico nacional adoptado haceya casi dos siglos: el de intentar hallar políticas que permitanmejorar la situación de los desposeídos del medio rural, siempre queello pueda hacerse sin modificar el régimen de propiedad. De algúnmodo, seguimos utilizando, por supuesto que refinado con criteriosmás profundos de justicia social, el sistema inventado por laburguesía liberal decimonónica: pan para los malos momentos, obraspúblicas para los peores, todo lo que haga falta para no tocar latierra.

Si el Empleo Comunitario pasó en diez años de 500 a 36.000millones, el subsidio de los TAE ha pasado de 39.000 millones en1984 a 112.000 presupuestados en 1992. En qué medida esto haafectado al mercado de trabajo agrario en la región lo intentamosconstatar en varios apartados que recogen las opiniones y actitudesde los agentes sociales. Pero la evidencia primera, a la luz de losdatos ya expuestos, es que el empleo agrario ha seguido reduciéndo-se. Los trabajadores del medio rural han podido mejorar su calidadde vida, y los pueblos extremeños han realizado beneficiosas obrasde urbanización. Pero a la vista de todos los antecedentes queda laduda de si las transformaciones socioeconómicas que se habríanoperado en Extremadura y Andalucía de invertir ese dinero encreación de estructuras productivas no hubiesen sido mucho másprofundas y perdurables. Entre 1972 y 1992, en tan sólo veinte años,se han gastado, en pesetas actuales algo más de 1,1 billones depesetas35.

35Podemos usar los dos supuestos que se utilizan en el texto para explicar estasalternativas. Ese dinero, utilizado en comprar grandes fincas, de secano, regadío osilvoganaderas, por avenencia, para instalar a familias de jornaleros como agricultoresautónomos -una reforma agraria a precios de mercado- habría supuesto lamodificación de la estructura de propiedad de más de un millón de Has, y la creaciónde 30.000 o 40.000 explotaciones de entre 15 y 100 Has. Si ese dinero se hubieseutilizado en transformar en regadío y colonizar, hubiese afectado a más de 300.000Has, instalando entre 20.000 y 30.000 colonos con explotaciones viables. Siconsideramos que los 230.000 subsidiados en 1992 suponen unas 100.000 familias, yque la transformación en regadío provoca la aparición de 2 ó 3 puestos de trabajoinducidos en industria y servicios por cada puesto agrícola, la conclusión de ambossupuestos es que se habría resuelto definitivamente el problema de los jornalerosandaluces y extremeños, aumentando la capacidad productiva de la nación. El que losagricultores también estén subsidiados no quita validez al razonamiento, pues en

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Naturalmente, los supuestos de gasto alternativo son muydiscutibles, más aún a posteriori. Sin embargo, desde la óptica delos intereses de la región no cabe duda de que la conclusiónnecesaria es la necesidad de sustituir, de nuevo, este sistema deprotección.

Las obras de infraestructura y las inversiones públicas engeneral que deben realizarse en esta región, para igualar su nivel deservicios y equipamientos a la media nacional, no puede quedarvinculadas a un sistema que hace aparecer tales inversiones comouna limosna del Estado, considerando aquí en conjunto el sistemaPER/TAE.

Y en cuanto al tipo de reforma de las estructuras productivasrurales (agrarias y no agrarias) que haya que realizar para crear elempleo estable necesario para acabar con el subempleo eventualpermanente, es una cuestión a considerar al margen de aquellasinversiones.

Sólo un cambio de rumbo en el sentido expuesto (es decir, en ladirección de inversiones productivas en lugar de en la subsidiacióndirecta36, salvo en casos de auténtica necesidad) puede permitir, porotra parte, desvincular a Extremadura de Andalucía y de esa imagen,en parte mítica y en parte real, de fraude generalizado. Un cambio derumbo que sólo podría acometerse con efectividad con latransferencia de la gestión del sistema a las CC.AA.

UNA SOCIOPATOLOGÍA DEL JORNALERO EXTREMEÑO

La encuesta realizada a 400 jornaleros nos acerca a la encarna-ción de esos datos estadísticos, económicos y jurídicos que venimosanalizando. Con ello se ha intentado averiguar algunos aspectos desu desenvolvimiento en el mercado de trabajo, así como susactitudes ante el sistema subsidio TAE/PER.

La encuesta nos confirma, en primer lugar, el notable peso de

cualquier caso los subsidios agrarios vienen, y vendrán en forma creciente, deEuropa, mientras que los subsidios a los trabajadores salen de las arcas del Estado. Deforma que habríamos trasladado a Europa buena parte del coste de reconversión denuestros trabajadores agrícolas.36Con posterioridad a la entrega de este estudio, la Junta de Andalucía ha planteadopor su parte una reforma del sistema en esa dirección, presentando su propio Plan deDesarrollo Rural.

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los jóvenes en el montante del paro agrícola, además del crecientepeso de la mujer (en cuya categoría el grado de juventud es aúnmayor), tanto por el propio proceso de incorporación de la mujer altrabajo37, como por el atractivo económico del subsidio TAE. En estesentido, el PER, en tanto oferta de empleo público, ha permitido unreparto del trabajo entre sexos algo más justo. Habla indirectamente,asimismo, de que la incorporación de la mujer al trabajo es muchomás intensa en las zonas de regadío.

La encuesta nos confirma también la existencia de un númerorelativamente importante de familias que cuentan con variosmiembros como beneficiarios del sistema subsidio/PER. Así como lapresencia en el sistema de protección de beneficiarios que, por laprofesión de sus padres (empresarios agrícolas, agrícultores autóno-mos) no es seguro tuviesen que estar.

Muestra asimismo que el nivel de formación de los trabajado-res eventuales es muy bajo, especialmente en las zonas demonocultivo cerealista de secano. Si bien las mujeres presentaníndices de analfabetismo total inferiores a los de los hombres38.

El trabajador del campo inicia pronto su andadura, la mayorparte antes de los 20 años, especialmente en las zonas de regadío(también es en el regadío donde más tempranamente comienzan aacogerse al subsidio por primera vez) y en los secanos con policulti-vos. La existencia de una mayor oferta de trabajo adelanta la edad deincorporación. Las mujeres aún se inician antes que los hombres,tanto por la inexistencia del retraso que supone el Servicio Militar,como por su menor dedicación, en las áreas rurales, a los estudiosmedios o superiores.

Se confirma la existencia de un complejo sistema de subem-pleo multisectorial entre muchos de los trabajadores del campo. Másde la mitad de los encuestados ha tenido trabajos fuera del sectoragrario, y además en general de larga duración. Los sectorespredominantes son la Construcción y la Industria (especialmente

37Vid. TESYT (A.Baigorri, M. C. Buendía, G. Cortés, R.Fernández, J.Luna y otros),Mujeres en Extremadura, Ed. Dirección General de la Mujer, Badajoz, 1993, pags.53-9338Por otro lado aporta observaciones interesantes desde el punto de vista sociológico,como que la familia extensa va desapareciendo también en el medio rural, y que elcontrol de natalidad se practica en el campo, entre los jornaleros, de formageneralizada.

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esta última, en las áreas de Regadío) en el caso de los hombres, y laHostelería entre las mujeres.

Es la Industria la que les ha ofrecido contratos más largos, y laHostelería el sector con más cortos contratos. Casi nadie, por otraparte, ha rechazado un trabajo que se le haya ofrecido en los últimosaños.

En cualquier caso, sigue siendo la Agricultura quien aporta lamayor parte de los ingresos (subsidio aparte) a este colectivo. Elgrueso del trabajo lo obtienen en estos momentos en la Agricultura:casi el 56 % han conseguido en el campo más del 75 % de lasjornadas conseguidas el año anterior. Y estas proporciones sonmucho más elevadas en las zonas de policultivo, y especialmente deregadío, donde son más de un 81 % los que consiguen el 75 % o másde las jornadas en el campo.

La mayor parte, en cualquier caso, ha conseguido en 1991 entre60 y 120 jornadas, "las necesarias para cobrar el subsidio" seapunta en algunas encuestas. Tan sólo un 3 % consiguieron más de180 jornales. Son los que se encuentran en tránsito entre la juventudy la madurez, es decir aquéllos que están en estos momentosformando o consolidando una familia, quienes más días trabajan alaño.

Los principales empleadores para los trabajadores eventualesrurales (en muchos casos también en cuanto a número de jornadasofertas, pero en casi todos los casos en cuanto a número de trabaja-dores a los que han dado trabajo) son hoy por hoy los Ayuntamien-tos, con las obras y trabajos del PER. Especialmente en las zonas desecano, tanto de monocultivo cerealista como de policultivos, dondeel 85 % de los entrevistados ha realizado peonadas para su Ayunta-miento. La situación es muy distinta en las zonas de regadío, dondelos empresarios del propio municipio aparecen como los principalesempleadores (también lo son en las zonas de policultivo), y losempresarios de pueblos vecinos andan a la zaga del Ayuntamiento.En las zonas silvoganaderas aparece la Junta de Extremadura (enparticular el SOF) como una importante fuente de empleo quepermite obtener peonadas a un 12 % de los trabajadores. Y esimportante destacar que más de un 41 % han obtenido la totalidad desus peonadas del Ayuntamiento y otros organismos públicos. Engeneral los salarios han estado por encima de los fijados por el

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convenio, y están bastante igualados entre los sexos (aunque en lostramos más altos la proporción de mujeres es menor).

Y es también la Agricultura el sector preferido para trabajar deforma permanente, en un 38 % de los casos (en las zonas depolicultivo esta proporción llega a alcanzar el 65 %), seguido acierta distancia de la Construcción y luego de diversos Servicios. Enel caso de las mujeres, sin embargo, más del 72 % preferiríanencontrar su trabajo en el sector Servicios. En suma, la Agriculturasigue siendo, a pesar de todas las transformaciones, el sector que enmayor medida aporta trabajo a los jornaleros, y en el que en mayormedida prefieren trabajar. Y, como queda de manifiesto en otroscapítulos del informe, son las tierras de regadío, y aquéllas en lasque en mayor medida aparecen policultivos (es decir, las zonasdonde más repartida está la propiedad de la tierra), las que constitu-yen las principales fuentes de trabajo y riqueza en el medio ruralextremeño.

Pero si algo muestra la encuesta con meridiana claridad es loque se ha denominado en ocasiones el abandono del discursojornalero tradicional39, y en buena medida la ruptura de su identidadcomo colectivo. Cuando tan sólo un 26% de los hombres (un 16 %en el caso de las mujeres) tienen esperanza de llegar a encontraralguna vez un trabajo fijo (y aquí ni siquiera las zonas de regadío,con un 30 %, se alejan mucho de la media), es inevitable el triunfodel individualismo y de un 'sálvese quien pueda' que lleva a muchosa reconocer sin rubor que hacen trampas al sistema de protección40:un 13 % afirman haber buscado quién les firmase peonadas, y un 16% haber hecho peonadas que no les han firmado (más de un 23 % enlas zonas de regadío). Naturalmente, si la pregunta es, aunquerespecto a su pueblo, en general, las proporciones se elevan al 23% y25% respectivamente. Y cuando nos alejamos más de la realidadpropia, y nos referimos a la totalidad del colectivo jornalero, son

39Lo que es presentado por algunos como un éxito del sistema frente a la clasetrabajadora, que habría aceptado olvidar, siquiera momentáneamente, su sueño eternode reparto, a cambio de la limosna del sistema subsidio/PER. Este razonamiento noes raro encontrarlo entre los jornaleros más concienciados de su suerte.40Y que supone no sólo un fenómeno degradante del colectivo como clase social, sinotambién un elemento de riesgo para la cohesión social en las zonas rurales. Aunquetampoco debemos ocultar que otras interpretaciones podrían ver este fenómeno comouna penetración de 'la ética protestante y el espíritu del capitalismo' en las zonasrurales más estancadas, en suma como un elemento de dinamización y cambio social.

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nada menos que un 72 % de los propios trabajadores quienesafirman estar, en mayor o menor grado, de acuerdo con la especie dehay mucho tramposo entre los jornaleros. Hay, evidentemente,desintegración de un colectivo de trabajadores, cuando son inclusomenos (un 58 %) quienes piensan que los patronos hacen muchoschanchullos con las peonadas, que quienes lo piensan de sus propioscompañeros.

Queda, no obstante, la convicción de que, en su actual confor-mación, el sistema del subsidio/PER no es bueno, no responde a susnecesidades, es frustrante. Y como frustrante y desintegrador, segúnse desprende del análisis de las opiniones recogidas, genera unaespecie de esquizofrenia: se le odia y se le ama a la vez (un índiceclaro de relación paternalista). La inmensa mayoría están de acuerdoen que es una pena tener que estar con las peonadas del PER, enque esto es pan para hoy y hambre para mañana; incluso están, enmás de un 84 %, muy de acuerdo o algo de acuerdo con esteenunciado tantas veces repetido en los medios de comunicación: elsubsidio es una limosna que hace a los trabajadores indignos. Y sumala conciencia les hace dudar sobre si habría que equiparar a losdel PER con el resto de los parados. Pero a la vez muestran unaenorme indecisión sobre la frase Hay que quitar el PER, y desdeluego se muestran masivamente favorables a la proposición de quelo que hay que hacer es subir el subsidio.

Esta complicada situación social no ciega su entendimiento.Capaces de reconocer incluso las propias trampas y corruptelas, semuestran sin embargo en desacuerdo con el discursomachaconamente repetido de que el que se lleva mal con el alcaldeno tiene peonadas, y tampoco están de acuerdo (aunque esta vez conmayor división de opiniones) con la extendida opinión de que losalcaldes consiguen los votos solo con las peonadas. Tienen claroque, en contra de una opinión interesadamente extendida, no es ElEstado, ni siquiera el Partido en el Gobierno41, quien se beneficia delsistema. Saben bien que en parte son ellos mismos quienes sebenefician, pero no olvidan que los grandes beneficiarios son losgrandes terranientes, los latifundistas (sea cual sea la definición que

41Desde una perspectiva de Sociología Política no es inconveniente recordar quenunca obtuvo la UCD el voto jornalero, y menos aún en 1982, después de diez añosde repartir una masa creciente de dinero con el Empleo Comunitario.

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los estudiosos hagamos del latifundio), que casi han conseguidodesterrar del vocabulario político el término Reforma Agraria,logrando incluso que lleguen a escribirse, a finales del siglo XX,loas al cortijo como símbolo, nada menos, que "de la capacidad devarias generaciones de extremeños, desde la primera desamortiza-ción hasta el último disparate antiagrario, que fueron capaces deelevarlos y elevar Extremadura con ellos"; olvidando que, pordesgracia para esta región, esas generaciones se olvidaron de elevarconsigo a los jornaleros que con la Desamortización perdieron laposibilidad de acceder a una tierra propia, y que después tuvieronencima que construir los cortijos y palacios para la aristocracia y laburguesía rampantes que vinieron a quedarse con la tierra. Todo estoes lo que no olvida ese jornalero, de 50 años cumplidos, que debeandar pidiendo favores, por esos cortijos, para conseguir las 60peonadas con las que tener derecho al subsidio.

LA FORMACIÓN OCUPACIONAL DE LOSTRABAJADORES AGRÍCOLAS

La primera consideración que habría que señalar, comodeterminante del proceso de Formación Ocupacional y Rural noreglada que reciben los trabajadores eventuales agrícolas del REA,acogidos al Plan de Empleo Rural, es que, aún siendo uno de lospilares fundamentales de la filosofía del Plan de Empleo Rural, enrealidad no existe. Y la segunda es sin duda nuestra insistencia en lanecesidad de la gestión directa, por parte de la AdministraciónRegional, y en colaboración con las Administraciones Locales, de laFormación Ocupacional de los trabajadores eventuales del campo,como único modelo de actuación que atienda a las propias necesida-des de los afectados en directa conexión con las peculiaridades delas diversas economías locales y comarcales.

Las intuiciones y demandas de los propios trabajadores seajustan más a las nuevas tendencias y demandas formativas en elmedio rural, que las planificaciones a niveles nacionales, y concriterios no siempre adaptados a la realidad, del INEM. En estesentido, la gestión por la Administración central de este organismoestá suponiendo un aprovechamiento insuficiente de su notablecapacidad productiva en materia de formación, y en consecuencia

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una baja rentabilidad económica y social de su actividad.El número de cursos que se imparten en la Comunidad

Autónoma Extremeña puede considerarse bajo mínimos, teniendo encuenta el amplio número de trabajadores del PER que requerirían deestas acciones para una salida efectiva de esta situación. Si tenemosen cuenta que el número aproximado de trabajadores del RégimenEspecial Agrario acogidos al PER oscila entre los 40.000 y 50.000en nuestra región, de los cuales casi 30.000 son beneficiarios delsubsidio TAE, y lo cotejamos con el número de participantes en loscursos del Programa de Formación Ocupacional Rural, encontramosque el porcentaje de participación oscila en torno al 1.5 %.

Además no se da un reparto proporcional entre las diferentesáreas geográficas de nuestra región, por lo que se acentúan lasdiferencias intraregionales en cuanto al nivel de capacitaciónpersonal, y a ello se suma la ausencia de centros de FormaciónProfesional reglada en entornos rurales, que pudieran facilitar ladiversificación en áreas de conocimiento. Puede decirse que la únicaformación ocupacional adaptada a las necesidades reales del mediorural extremeño la ofrecen los Servicios de Extensión Agraria, perosu oferta sólo en un porcentaje minoritario va dirigida a los trabaja-dores asalariados.

Por otro lado, las escasas especialidades impartidas desde elPrograma de Formación Ocupacional Rural no suelen variar con elpaso de los años, por lo que la formación puede incluso convertirseen un instrumento contraproducente, en un lastre. De no tener encuenta que los núcleos de población a los que se dirigen estasacciones formativas, en su mayoría, están poco poblados, se puedecaer en el mero trasvase de desempleados de una rama a otra42.

En este sentido, es imprescindible que el repertorio de perfilesprofesionales de la Formación Profesional Ocupacional responda anecesidades recabadas directamente de empresas, sindicatos yestudios sectoriales, así como ofrecer áreas formativas que seanticipen a la generación de necesidades que se puedan producir enun plazo inmediato. Con más medios y mayor dedicación al sector

42En un núcleo rural dado, de entre tres y cuatro mil habitantes, se forman unatreintena de fontaneros, de los cuales podemos afirmar que como mucho se emplearánel 25% de los mismos. En el mejor de los casos, una buen porcentaje sólo podránemplearse fuera de su lugar de residencia, con lo que en último término estamosfomentando la emigración.

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agrario, los Observatorios Ocupacionales podrían constituir uninstrumento de primer orden en esta línea.

En el caso de los sectores más jóvenes, aparece como necesariala reconversión de la actual oferta de empleo a través de inversionespúblicas en contratos en formación, simultaneando el ejercicio de untrabajo acorde con la formación laboral obligatoria que se deberíarecibir, y sobre todo con la implantación de módulos que refuercenuna educación básica. Por el contrario, para el colectivo de mayoresde 55 años sería conveniente planear acciones comunitarias en formade contraprestación a algún tipo de protección contributiva, que lespermita el acceso directo a la jubilación; si bien sería recomendablela realización de cursos de alfabetización y modernización43, que lesfacilite la integración, en la última etapa de su vida, en una sociedaden transformación.

Para el conjunto de aquellos trabajadores del PER que mantie-nen vínculos directos con el sector agropecuario, sería precisoestablecer un sistema de selección, con el objetivo de fomentar entreellos una formación pluriactiva que les permita una dedicación atiempo parcial en actividades productivas agrícolas y a su vez larealización de trabajos orientados a la recuperación del medioambiente y el entorno (repoblación forestal, selección y protecciónde especies, recuperación del patrimonio histórico artístico rural) yal turismo rural como interesante potencial de desarrollo que ofrecevías de ocupación profesional y consecuentemente de empleo. Eneste sentido, creemos que debe profundizarse, a la hora de la reformadel sistema, en la dinámica de la vinculación subsidio/PER/forma-ción, en la línea ya establecida normativamente (aunque no demasia-do aplicada por falta de cursos) de obligar a la realización de loscursos ofertados como condición complementaria para el acceso alsubsidio.

Los programas dirigidos a este colectivo deben ser muyespecíficos, teniendo siempre en cuenta que el colectivo es muydiverso, en edades, en los niveles de instrucción y cualificación (que

43Demasiado a menudo, el problema formativo de los trabajadores del campo no esocupacional, sino elemental y social. Sencillamente, responden a ese tópico yaolvidado de que 'no están preparados para la vida moderna'. Por desgracia este es elproblema de fondo, por lo que además de los programas de Formación Ocupacionaldeben aplicarse especialmente a este colectivo los programas de Educación deAdultos.

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generalmente suelen ser bajos); y que además existe un amplioporcentaje, entre los desempleados del grupo de edad de 50 a 65años, que difícilmente puede acceder a cualquier acción deformación o reciclaje profesional.

Asimismo, es conveniente dar a conocer a las empresas laexistencia de programas para facilitar la inserción laboral de losalumnos formados, así como detectar nuevas necesidades de lasempresas. Una oferta formativa debe diseñarse a partir de un estudioprevio de desarrollo comarcal (Consejos Comarcales de Empleo) eimpartirse en un marco laboral de inserción bastante preciso. Habríaque establecer relaciones de colaboración con todas las instanciassusceptibles de hacer aportaciones a dichos programas.

Por último, la finalidad de la Formación y Capacitación Agrariaha de cubrir las exigencias de una agricultura moderna en relación ala adecuada preparación técnica y empresarial de los nuevos titularesde explotaciones agrarias o agricultores jóvenes. Titulares que debenprepararse para un proceso de cambio continuado en su actividad,pero también y sobre todo para la incorporación de nuevasactividades complementarias (artesanía, turismo, agricultura yganadería ecológicas, etc), en la línea de la nueva política ruralauspiciada por la Comunidad Europea.

Si en nuestro anterior informe44 concluíamos en la necesidad decreación de un Instituto Regional de Formación para el Empleo(IRFEX), en esta ocasión podemos avanzar, respecto de aquellapropuesta, y a la luz de la profundización en el sector agrario, y enbase a las características socioeconómicas de la región, que el marcoadministrativo más adecuado del que podría surgir, aprovechandopotenciales sinérgicos, ese Instituto, sería el Servicio de Extensión yCapacitación Agraria. Este podría transformarse en una sección delIRFEX, sin duda la de mayor peso por la importancia que laAgricultura y sus actividades conexas (agroindustria, comercializa-ción agraria, servicios a la agricultura...) tiene y seguirá teniendo enla región. En este mismo marco, la creación y continuidad delCentro de Educación Ambiental de Yuste, recientemente instauradopor la Agencia del Medio Ambiente, alcanza su mejor expresiónintegrado en el sistema IRFEX; por cuanto dicho centro, además de

44TESYT, Paro, mercado de trabajo y formación ocupacional..., op. cit., VerResumen, conclusiones y recomendaciones

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para divulgar la formación medioambiental en general, deberíaservir fundamentalmente para introducir en el medio rural accionesformativas ocupacionales relacionadas con la conservación delmedio ambiente y la potenciación, en el campo del turismo y de lacomercialización de productos agroganaderos con el márchamo denaturales, de sectores productivos vinculados. Los servicios que setransfieran en su momento del INEM deberían constituir una tercerasección, es decir el núcleo de las actividades formativas orientadas aotros sectores productivos como la industria y el terciario.

LOS QUE SALVAN LA COSECHA. INMIGRANTES Y TEMPOREROS EN EL MERCADO DE TRABAJOAGRARIO

La presencia de trabajadores extranjeros en la ComunidadAutónoma Extremeña puede catalogarse como un fenómeno socialdesconocido en la región, y de un alcance aún por determinar en susauténticas proporciones. Ello implica, de partida, una cambio detendencia cualitativamente importante en los flujos migratorios.

Esencialmente aparecen dos grandes grupos de personas que seemplean como temporeros, y que han de soportar unas condicionesen el trabajo y en su estancia deficientes, con perfiles diferencialesen cuanto a sus características sociales, los modelos de contratación,las actitudes ante el trabajo, y la disposición diferenciada de losagentes sociales con respecto a estos colectivos.

Por un lado tenemos el colectivo de portugueses, en su mayoríade etnia gitana, que cuentan hasta cierto punto con la garantía deseguir accediendo a estos trabajos de temporada, por la inmediatezgeográfica y su inminente ciudadanía europea. Aunque hasta elmomento su estancia en Extremadura se produce bajo condicionesde irregularidad, la normalización de la estancia de este colectivo ennuestro territorio puede ser un hecho próximo, en el marco de ladesaparición de las fronteras intracomunitarias.

Por otro lado, el colectivo de magrebíes que se encuentran enEspaña y se desplaza a los trabajos de temporada de nuestra región.Entre ellos cabe distinguir aquellos que disponen de la autorizaciónexpresa para permanecer y trabajar en nuestro país, y aquellos otros"ilegales" que sufren el continuo riesgo de ser identificados y

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repatriados. Si bien la situación temporal y de precariedad en eltrabajo les convierte a todos por igual en un colectivo inestable ycon pocas garantías de permanencia en el territorio nacionaleuropeo45.

Las implicaciones de la estancia de estos colectivos en nuestraregión con respecto a los trabajadores eventuales del REA, y más engeneral en relación a la producción agrícola extremeña, dependeráde los futuros flujos migratorios y de las condicionessocioeconómicas que operen en cada momento. Especialmente en lamedida en que las transformaciones estructurales y el desarrolloeconómico permitan a los trabajadores agrícolas extremeñosemigrar, bien sea a un status distinto en el propio sector agrario(colonos, agricultores autónomos...), bien a otros sectores conposibilidades de ofertar suficiente empleo estable y fijo.

Es preciso considerar que actualmente esta fuerza de trabajoextranjera está actuando favorablemente en lo que se refiere a suintervención en campañas agrícolas. La ausencia de trabajadoresextremeños en el desempeño de estas labores hubiera podidoprovocar enormes pérdidas en la recolección de productos, y conello una crisis económica sin precedentes modernos en la región, enlas últimas campañas. Pero lo que de positivo haya supuesto, desdeun punto de vista económico, el trabajo del colectivo extranjero,puede verse desde otras perspectivas (como la sindical) comonegativo, atendiendo a los avances en cuanto a condiciones laboralesy derechos sindicales que, presumiblemente, se hubieran podidoalcanzar de otra manera.

Desde el punto de vista social se constata un incremento ensituaciones de marginalidad y pobreza entre estos trabajadores, a lasque los agentes responsables no han sabido, o no han podido, hacerfrente. Surgen circunstancias en el trabajo, en la estancia, en la faltade vivienda, en el desconocimiento del idioma, en la diversidad decostumbres, en la formación, que dificultan la convivencia en losentornos donde se instalan; y que en algunos casos desembocan enprocesos de diferenciación y marginación, e incluso en situaciones

45La presencia creciente de trabajadores originarios del Este de Europa, aunquesignificativa en algunos pueblos por su novedad, no alcanza sin embargo todavía adeterminar la existencia de un colectivo plenamente diferenciado, como los otros doscitados.

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de conflicto racial. La problemática que se presenta se hace insopor-table para las administraciones locales y los empresarios, que sontestigos de una afluencia importante de extranjeros a los que tienenque acoger, pero con limitaciones en la oferta de trabajo y en losservicios disponibles.

Desde el punto de vista laboral cabría plantear el problemacomo una situación anormal en la que, por un lado, se presencia unaoferta de empleo considerable en el sector agrícola de algunascomarcas de nuestra región, que está siendo ocupada por el colectivode extranjeros, y de otro una situación de paro muy extendida entrelos propios trabajadores agrícolas de la región. Estos han de recurrira la realización de peonadas agrícolas, que según ellos mismostestimonian cada vez resulta más complicado conseguir en muchasde las comarcas extremeñas, debiendo recurrir a los trabajos PERofertados por los Ayuntamientos para alcanzar las 60 peonadasimprescindibles para acceder al subsidio.

A su vez los empresarios, como veremos más adelante, arguyenque resulta casi imposible contar con el trabajo de los trabajadoresextremeños, tanto por el miedo que tienen a pasarse de jornadas yperder con ello el garantizado subsidio, como por el nivel de exigen-cias que plantean en cuanto a condiciones de trabajo y estancia. Anteello optan por la contratación de trabajadores extranjeros, cuyo nivelde conformidad en las condiciones ofrecen ventajas comparativas alos empresarios, obteniendo una más elevada rentabilidad por eltrabajo.

En este orden de cosas habría que priorizar necesidades de caraa regularizar la situación, atendiendo a cuestiones de rentabilidadtanto económica como social. Por un lado, si se pretende la utiliza-ción de la fuerza de trabajo local en la recogida de productos durantelas campañas (esto es, una fuerza de trabajo que actualmente seencuentra en situación de desempleo subsidiado, y que presenta acti-tudes negativas ante el trabajo de temporada), habría que introducirimportantes mejoras que incentivaran este tipo de trabajo, de formaque repercutiera directamente en la renta regional. Es de algunamanera lo que supondría la fusión de los argumentos, amboslegítimos, de empresarios y trabajadores. Sin embargo, estadirección no resulta viable, por cuanto presupone una actitud que seha mostrado como incompatible con el hombre contemporáneo: esto

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es la vuelta a unas condiciones de vida y trabajo sentidas comopeores, por más que pudieran ser mejoradas.

Por otro lado, si se atiende a razones de rentabilidad económicay social con una perspectiva de futuro más amplia, donde el sectoragrícola extremeño asumiera un papel agronómicamente menospoco importante (aunque medioambientalmente de mayorimportancia), debido a las reformas en la PAC y al desarrollo de losacuerdos del GATT, y si tenemos en cuenta la progresiva mecaniza-ción en la recogida de productos agrarios, incluso en lostradicionalmente más intensivos en mano de obra46, en esta tesiturapodría llegar a darse un crecimiento del paro agrícola de noatenderse a reformas estructurales profundas. En este marco, lapresencia de trabajadores comunitarios y extranjeros podría llegar aafectar gravemente al mercado de trabajo agrícola.

Pero mientras se vislumbran las nuevas perspectivas económi-cas, sociales y laborales para nuestra región, dentro de un marco másamplio, no se debe olvidar la situación actual en que se encuentranlos trabajadores autóctonos y extranjeros cuando se dedican aldesempeño temporero de las faenas agrícolas.

A modo de recomendaciones podríamos lanzar una serie depropuestas, en lo concerniente a la apremiante mejora en diferentesórdenes, que deberían tenerse en cuenta y contribuirían a la acredita-ción definitiva de la figura del temporero, sin depender de sunacionalidad u origen: regularización de los contratos de trabajo;garantía del salario y horas extraordinarias; confección de uncalendario laboral; campañas de información; concentración de laoferta empresarial de trabajos de temporada a nivel regional en unaoficina de la administración autonómica o en el propio INEM; re-gularización de los convenios y normativas con un efectivo controlde su aplicación para hacer más motivador el trabajo de temporada;mejoras salariales: plus de transportes y estancia; afiliación yasistencia sindical; acceso a la jubilación; seguridad en el trabajo;mejora en las condiciones de alojamiento y vivienda (fundamental-mente mediante albergues o campamentos con condiciones dignas

46Como hemos visto en otros apartados, la consideración de cultivo social es algomuy variable. La remolacha, incluso el maíz lo fueron, pero ya no lo son. El tomateestá empezando a dejar de serlo, a medida que avanza la introducción de semillasmecanizables. El viñedo puede dejar también de serlo a medida que avance lamecanización, como puede ocurrirle al olivar.

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de estancia, organizados a través de los empresarios, ONG, oadministraciones, y alquileres moderados de viviendas); acogimientode las familias de los temporeros; programas educativos (escuelastemporeras) para los menores de seguimiento y apoyo escolar;programas de financiación básica, aprendizaje del idioma, costum-bres...; programas de integración social (información,documentación y orientación); fomento del asociacionismo;protección social.

La convergencia de estas lineas de actuación podría desembo-car en la promoción del empleo, dignificando la figura del trabajadoragrícola.

Y como consecuencia, aunque es una mera hipótesis, tal vez elinterés de los propios trabajadores agrícolas extremeños por eltrabajo de temporada aumentaría.

LOS AGENTES SOCIALES EN EL MERCADO DETRABAJO.CONTRADICCIONES Y DESEQUILIBRIOS

Para la elaboración del informe se realizaron entrevistas enprofundidad con los sindicatos de trabajadores del campo (FTT-UGTy CCOO), con las organizaciones profesionales agrarias (JJAA,UCE-COAG, ASAJA, UPA, AGR), y con empresarios cualificados(productores, transformadores y/o comercializadores de productosagrarios).

En las siguientes páginas se avanza una síntesis de lasopiniones recogidas47.

Las perspectivas de la agricultura extremeña

Todos los agentes sociales entrevistados coinciden en que lagrave crisis internacional está afectando duramente al sector agrario.Dentro de este contexto habría que situar las negociaciones con elGATT sobre supresión de Aranceles y las subvenciones a losproductos agrícolas, así como la reforma de la PAC. Entre las causas

47El último capítulo del informe completo recoge esta información, que consideramosde especial riqueza, pero cuyos aspectos fundamentales se han sintetizado en estaspáginas de resumen.

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de que el sector se encuentre así, se señala especialmente que ha sidoel sector más perjudicado en su integración a la CE; la desigualdadde condiciones respecto a los países comunitarios; la fuerte compe-tencia internacional; la excesiva población dependiente del sector. yla desorientación y desinformación del agricultor.

Estos factores inciden de forma más grave aún en la situacióndel sector a nivel Regional, el recibir la acción sinérgica de otrosfactores autóctonos: Extremadura es una región aún tercermundistaen infraestructuras y servicios; hay desconocimiento de mercados yfalta de planificación sectorial; el escaso tejido industrial, y laescasez empresas agroalimentarias; el bajo nivel competitivo/escasacapacidad comercializadora; estructuras obsoletas, y explotacionesno suficientemente modernizadas; escasez de empresarios y/oiniciativas empresariales; bajo nivel formativo en el sector, que seconcreta en una falta de mano de obra especializada y depreparación y actualización del empresariado existente.

La reforma de la PAC ofrecería, en este marco, una serie deaspectos positivos, a juicio del conjunto de los entrevistados, comopodrían ser: las ayudas y mejoras para la modernización de lasexplotaciones agrícolas y cambio de cultivos; la reducción de lasuperficie de cultivos no productivos; el mantenimiento de lasuperficie de regadío con nuevas orientaciones de cultivos; lareducción/rejuvenecimiento de la población activa; la reducción delos excedentes comunitarios; el tratamiento diferencial de las zonasdesfavorecidas; la potenciación de los recursos medioambientales, elagroturismo, la agricultura ecológica,etc.

Si bien habría asimismo aspectos negativos a tener en cuenta,de entre los que se destacan los siguientes: el bajo nivel de competi-tividad de la agricultura extremeña, por la falta de adaptaciónestructuras agrarias; la reducción de la población activa y decultivos y el abandono de tierras; descenso previsible del PIB y delas rentas agrarias en el sector; es una reconversión encubierta queya se está realizando; hay desorientación y desinformación delagricultor.

Todo lo dicho hasta ahora provocará, si no lo está haciendo ya,unos efectos muy importantes en la evolución del mercado detrabajo, que en general los distintos agentes sociales prevén secaracterizará por una baja o decrecimiento del mismo, debido a: la

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recesión económica internacional; las repercusiones de la reforma dela PAC, tendente a la reducción de la población activa en el sector; elaumento de los costes laborales e inputs en el sector, lo quedisminuye la rentabilidad de las producciones agrícolas; el aumentodel grado de mecanización y especialización de la población activa,con el objetivo de reducir costes y lograr una mayor rentabilidad ycompetitividad de los productos agrícolas.

En base a lo dicho hasta ahora, las alternativas que proponenpara el sector tendrían que venir dadas, esencialmente, por lapotenciación de los recursos autóctonos, con especial incidencia en:el estudio del potencial agrícola del sector en base a la situación ydemanda de los mercados; el desarrollo del sector agroindustrial; lapotenciación y mejora de las infraestructuras; la formación, actuali-zación e información permanente; el tratamiento diferencial de laszonas desfavorecidas, potenciando el desarrollo de la agriculturaecológica y de algunos productos vinculados al Secano y la Dehesa;la planificación en suma de una reconversión no encubierta, pactaday mediante la coordinación de las ayudas en materia financiera porparte del Estado.

Impresiones sobre el PER y el subsidio TAE

Prácticamente se coincide en que el sistema del PER, mientrasno se diseñen alternativas más efectivas, es necesario en determina-das zonas y épocas del año. También hay una coincidencia en pensarque participa en él un volumen mucho mayor de trabajadores de loque se cree o se piensa. Surge sin embargo el mismo tipo de actitudambivalente que señalábamos en las encuestas a jornaleros, pues sepone de manifiesto que no está cumpliendo los objetivos para losque fue creado. Entre las consecuencias perversas del sistema, seseñalan algunas a tener en cuenta. Así, se abunda en la idea de quese ha convertido en un elemento más de poder de los representantespolíticos de los Ayuntamientos, los alcaldes, utilizándose enocasiones de una forma arbitraria. Por otra parte, no da solución alos problemas de la mano de obra, fomenta el fraude, causa unmayor absentismo laboral y provoca situaciones injustas. Diversos

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agentes hablan de una mala utilización de fondos, y hay una ciertacoincidencia en que pueden agravarse estos problemas con lareforma de la PAC, ya que parte de la población activa sobrante irá arefugiarse en el PER y el TAE.

Sugerencias alternativas

Las Alternativas ofrecidas para estos problemas por losdistintos sindicatos, APAs y empresarios entrevistados, parten de lanecesidad de un esfuerzo conjunto por parte de todas las fuerzassociales y políticas, con el fin de devolverle al sistema de protecciónla función original para que fue creado: la de Justicia Social.Plantean la necesidad de su desaparición a medio y largo plazo,como de todo aquello que tenga connotación de limosna. Proponenestablecer un mayor control para que sólo lo cobre quién realmentelo necesite (limitando su acceso exclusivamente a la población quetrabaja y pertenece al sector). Hay asimismo propuestas de creaciónde trabajo estable mediante la utilización de los fondos del PER, asícomo de invertir en formación de los trabajadores. Se propone unmayor seguimiento, asesoramiento y apoyo a los proyectos surgidosde la comisión regional del PER. Se habla de evitar su utilizaciónpolítica. Y se señalan otras alternativas, como una política de jubila-ciones anticipadas, el fomento del agroturismo, e incluso en algunoscasos se propone volver, como mal menor, al antiguo sistema delempleo comunitario.

Con respecto al fenómeno del fraude, aunque se insiste endiversas entrevistas en el carácter penoso de que esté asumidoincluso por la propia Administración, hay que destacar que tambiénlos propios agentes sociales lo dan, en muchas de sus afirmaciones,como asumido. Ello se traduce en la percepción de un proceso decreación y conformación de actitudes pasivas y conformistas de lostrabajadores ante su situación, considerándose que el origen de éstemal hay que situarlo tanto en el paternalismo que generan lassubvenciones, como en el propio decreto del PER, que sería vistocomo un coladero.

Mercado de trabajo y formación

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Con respecto a las dificultades de encontrar trabajadores enépocas de campaña y el aumento, en las mismas, de mano de obraextranjera, se considera que sí han existido tales dificultades, peroque están desapareciendo con las medidas tomadas en relación a lasrestricciones en el cobro del subsidio en épocas de campaña. Talesdificultades se habrían debido a que muchos trabajadores preferíantrabajar en las obras del PER, y en otros casos a la propia dinámicadel fraude.

Aunque se reconoce que el origen profundo de tales dificulta-des estaría más bien en la insuficiente mano de obra en muchaszonas como para cubrir la fuerte demanda existente en las épocas decosecha; en la escasez de industrias transformadoras (ya que seconsidera que el verdadero problema no es recolectar, sino transfor-mar), y desde los sindicatos se apunta incluso la posible existenciade una campaña organizada para abaratar la mano de obra.

Sería a consecuencia de todo ello que se ha producido unaumento de la mano de obra extranjera en ciertas zonas agrícolas denuestra Región, lo que ha provocado distintas actitudes entre losagentes sociales. Para los sindicatos, se trata de un abuso empresa-rial y una competencia desleal con respecto a la mano de obra local,que temen un retroceso de las conquistas laborales realizadas. Paralas OPAS es un hecho positivo, que supone el hacer más competitivala mano de obra; aunque reconocen que de ello se derivan problemassociales para la mano de obra inmigrante (alojamientos, atencionesmédicas,sanitarias,etc,). Para los empresarios agroindustriales enaquellas zonas en las que se ha producido escasez de mano de obra,consideran que la llegada de mano de obra extranjera ha venido muybien, ya que son más trabajadores y menos exigentes.

En cuanto a las demandas formativas para los trabajadores, seconsidera en general que tal demanda existe y es cada vez mayor,siendo la propia dinámica de desarrollo del sector la que lo estámotivando. Igualmente, sucede con la necesidad de formación en elsector, que se estima podría ayudar a un cambio de mentalidad; unaactualización y puesta al día del mismo, mejorándolo; un cambio enlas actitudes peyorativas hacia el sector; un medio de supervivenciadel mismo, posibilitando la reconversión de mano de obra haciaotros sectores.

Con respecto al funcionamiento actual de la formación en el64

sector se vierten fuertes críticas al INEM, porque los cursosocupacionales no solucionan ni el problema de la formación, ni laincorporación de jóvenes al sector y/o desvío hacia otros sectores.Las razones de ello estarían tanto en la ineficacia de los cursos,como en la falta de interés y motivación de los participantes.

Entre los planteamientos o alternativas que los agentes socialesproponían en sus entrevistas se recoge la creación de un InstitutoRegional de Formación; una formación de caracter comarcal, conplanteamientos similares a las Escuelas Taller; en suma, la generali-zación de una formación en el sector con un "Menú a la carta", queresponda a las necesidades económicas de las zonas a impartir y alos intereses y/o expectativas de los participantes, y con una mayorcolaboración y participación de los organismos implicados.

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Primera ParteMARCOS DE REFERENCIA

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Capítulo 3SITUACION Y PERSPECTIVAS DE LA

ACTIVIDAD Y LA OCUPACION AGRARIAEN ESPAÑA

Este capítulo describe brevemente el marco tendencial delmercado de trabajo agrario en España, en el que hay que inscribir lasituación concreta en Extremadura.

La bibliografía es muy escasa. Hasta tal punto la Agricultura haperdido peso social en España, que los estudios sobre mercado detrabajo agrario son escasísimos. Sólo rastreando artículos enAgricultura y Sociedad o Revista de Estudios Agrosociales, revistaseditadas por el MAPA, podemos extraer algunos materiales1.

En cuanto a las fuentes, hay que acudir tanto a la EPA como alos Censos Agrarios, aunque la mayor parte de los especialistasconsideran más fiable la primera fuente. Y hay que prestar atención,aunque en los últimos haya caído en desuso, al Régimen EspecialAgrario de la Seguridad Social, como una fuente de suma importan-cia al analizar el mercado de trabajo.

Analizaremos primero la persistencia en el tiempo de laobsesión por reducir la fuerza de trabajo en el campo, y en general elpeso de la Agricultura, por cuanto es sin duda el elemento ideológicofundamental que condiciona muchas de las políticas de empleo en lasáreas rurales españolas. En el segundo apartado recogeremos laevolución general del empleo y el mercado de trabajo agrarioatendiendo a diversas fuentes. Y, en el último apartado, sintetizamoslas estimaciones más recientes sobre necesidades de empleo en elsector, y las previsiones más generalizadas sobre la materia.

1Vid. monográfico dedicado a 'Mercado de Trabajo y empleo en la Agricultura' porAGRICULTURA Y SOCIEDAD (nº 54, MAPA, Madrid, Enero-Marzo 1990).

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3.1. SUBLIME OBSESION

España no asiste a la pérdida de importancia del sector agrarioen la economía, tanto en lo que hace a su participación en el PIB,como en lo referente a la ocupación y el empleo, con interés ocuriosidad, sino con auténtica beligerancia. España lleva casi mediosiglo obsesionada por hacer descender la población activa agraria, yesta obsesión ha formado parte, permanentemente, de forma explícitao de forma subconsciente, de los sucesivos programas de gobierno.

Evidentemente, una de las causas de esta obsesión es la deacercar las tendencias ocupacionales a las de los países más desarro-llados. Sin embargo, otra razón no menos importante ha sido, durantedécadas, la de alejar de los campos de España el fantasma de los con-flictos sociales, que tanta preocupación han causado siempre a lasclases dominantes. Durante la segunda mitad del siglo XIX y, sobretodo, primer tercio del siglo XX, no se plantea de hecho la mudanzasectorial o geográfica del campesinado pobre, sino más bien la mu-danza estructural de la agricultura. El latifundismo, el absentismo, elretraso tecnológico, se manifiestan como causas fundamentales delparo agrícola, y se sucederán las propuestas de reformasestructurales que permitan asentar la población en sus áreas deorigen y en su sector.

Intentos de reformas que, como se verá, eran a menudo res-puestas al estímulo de las revueltas sociales. Referido a Andalucía,escribía Carrión: "La historia se repite con sorprendente monotonía,la suficiente para haber hecho pensar y llorar, no sólo a los hombresmás distraídos, sino hasta a los seres más irracionales; aquíseguimos sin enterarnos. Unas revueltas, unos crímenes, unoscuantos condenados a muerte, ¡bah, poca cosa para estremecerse!...,y entretanto, la tragedia campesina continúa su curso, aniquilando ala región más rica y más bella de toda España"2. De forma que, seha pasado de la obsesión por solucionar el paro agrícola endémicodesde dentro, mediante reformas estructurales de la Agricultura, a laobsesión por resolverlo desde fuera, mediante su simple eliminaciónpor trasvase (un trasvase que primero se planteará como territorial, y

2Pascual Carrión, Los latifundios en España, Gráficas Reunidas, Madrid, 1932, pag.28

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luego, hasta la actualidad, como sectorial).

El artículo 10 dela ley que aprobabael Primer Plan deDesarrollo (PDES)1964-19673 señalaexplícitamente quela acción del Estadoen el sector agrariose dirigirá, entreotros objetivos, a"facilitar la transfe-rencia de agriculto-

res a los sectores industria y servicios de manera que se reduzcan almínimo los sacrificios impuestos por el proceso". Concretamente, elPlan preveía "Aumentar la productividad agraria de forma que,cubriéndose las producciones previstas, permitan colocar 340.000personas en puestos de trabajo de la industria y los servicios"4.

Hay que tener en cuenta que, en 1960, la población activaagraria era en España del 39,7 % aproximadamente, cuando en losEEUU estaba ya por debajo del 8 %.

Antes de finalizar el I PDES, el Ministerio de Trabajo acometeuna gran investigación sobre el empleo agrario en España5, con elobjetivo explícito de "estudiar la demanda de población activaagrícola 'técnicamente necesaria', como elemento de juicio para unapolítica de empleo que ha de mantener en el sector agrícola losrecursos humanos necesarios para éste y orientar, en consecuencia,el éxodo rural a partir de las comarcas en que mayores son losexcedentes de población activa agraria"6. Llegaban, por otra parte, aEspaña, las traducciones de las primeras aplicaciones del taylorismo

3Ley 194/1963 de 28 de Diciembre, por la que se aprueba el Plan de DesarrolloEconómico y Social para el periodo 1964-1967 y se dictan las normas relativas a suejecución4Comisaría del Plan de Desarrollo, Plan de Desarrollo Económico y Social 1964-1967, Presidencia del Gobierno, Madrid, 1963, pag. 565Dirección General de Empleo, El empleo Agrícola, Ministerio de Trabajo, Madrid,19676Dirección Gral. Empleo, op.cit. pag. 4

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a la agricultura7. En el caso de Extremadura (con una PoblaciónActiva Agraria de 179.000 personas en aquellas fechas) se estimabaun excedente de mano de obra agraria de un 35 %, "en gran parteconsecuencia de una deficiente aplicación de la técnica agronómica.Son particularmente escasas las labores que, de forma general, sedan en el cultivo del olivo y el algodón"8; si bien también se señalabala existencia de "un cierto déficit crónico de mano de obra en ciertaslabores y áreas de Extremadura y Andalucía Occidental: cerealsecano, olivo, algodón de regadío y ganado ovino"9. El citadoestudio proponía, a través de sus 'hipótesis de racionalización',transformar el excedente de mano de obra en Extremadura en undéficit del 10 %.

Obviamente, la hipótesis no llegó a verificarse, pues nadamenos que casi cuarenta años más tarde, en el último intento deplanificación indicativa nacional, sigue lamentándose la Administra-ción de la lejanía de las tasas de actividad en el sector primariorespecto de la media europea (8 %), tanto a nivel nacional (15 %),como sobre todo en el caso de algunas CC.AA. (es el caso deGalicia, Extremadura o Castilla-León) que sobrepasan el 25 %. Y sepropone explícitamente "conseguir una mayor diversificación de laestructura productiva de dichas regiones, acercándola a losestándares vigentes en zonas más desarrolladas"10.

3.2. EVOLUCION DEL EMPLEO AGRARIO EN ESPAÑA

Los esfuerzos de la Administración por vaciar el campo defuerza de trabajo han dado, sin embargo, sus frutos. Sea cual sea la

7Como Jean Piel, La organización del trabajo en Agricultura, Francisco CasanovasEditor, Barcelona, 1960, que sintetiza las teorías de Taylor y Fayol aplicadas a laagricultura, y en general técnicas de organización empresarial. Hay otras diversaspublicaciones menores sobre estos temas, en esa época, del propio Ministerio deAgricultura8D.Gral.Empleo, op.cit. pag. 409Op.cit. pag. 39. No hay que olvidar que en la época el cereal de secano no estabamecanizado todavía, por lo que no es extraño que se señalasen déficit de mano de obrapara las épocas de recolección.10Secretaría de Estado de Hacienda, Plan de Desarrollo Regional de España 1989-19930, Ministerio de Economía, Madrid, s/f, pag. 39

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fuente que tomemos, observaremos cómo el descenso en el empleoagrario ha sido drástico a lo largo de las últimas décadas, tanto por ellado de la oferta como por el de la demanda.

Entre mediados de los '70 y mediados de los '80 se desarrollócierta polémica sobre el volumen real de población activa agraria 11.Para algunos autores los datos ofrecidos por los Censos de Poblacióny la Encuesta de Población Activa eran erróneos, por no trataradecuadamente el concepto de ayuda familiar12; optándose por uti-lizar como fuente principal la de los afiliados al Régimen EspecialAgrario de la Seguridad Social (REASS). La tesis principal consistíaen considerar que, al mediar una cotización de por medio, esta fuenteinformativa debería ser más rigurosa.13En general se ha rechazadoeste planteamiento, pero también es cierto que pocos autores hananalizado a fondo la problemática derivada del manejo de unas uotras fuentes14. En los órganos dedicados a la Estadística (básica-mente el INE) estas cuestiones no han sido resueltas, a la luz de lasdisparidades que las distintas fuentes siguen mostrando.

La consecuencia es que no disponemos de una estadísticaauténticamente fiable sobre la población activa y el empleo agrarios,

11Para una revisión de algunas de las principales aportaciones, ver M.Gaviria, Lapoblación activa agraria real en España, AGRICULTURA Y SOCIEDAD, nº 1, 1976,pag. 127 y ss.; B.Pena, Sobre la población activa agraria y M.Gaviria, Por unaclarificación de la población activa agraria en España, en AGRICULTURA YSOCIEDAD nº 3, 1977, pags. 355 y ss.; A.Marín, A.Baigorri & M.Gaviria, 'Lapoblación activa agraria real' en El campo riojano, Tomo I, Zaragoza, 1984, pags. 23y ss.; A.Baigorri, 'La población activa agraria', en El Espacio Ignorado.AgriculturaPeriurbana en el Area Matropolitana de Madrid, COTMAV, Comunidad de Madrid,1986, pag. 36 y ss.; L.J.Garrido & J.J.Gonzalez, La estimación de la ocupación y elparo agrarios, en AGRICULTURA Y SOCIEDAD, nº54, 1990, pag. 67 y ss.12En la Agricultura era normal que se considerasen bajo la categoría de Ayuda Familiara todos los miembros de la unidad familiar, distintos del empresario, que conviviesenen el domicilio familiar sin ninguna ocupación. Con el tiempo se ha visto que la mayorparte de esa población debía estar clasificada directamente como Parados, no comoAyuda Familiar.13Sin embargo, hay que considerar también que durante muchos años el REASS hasido un refugio de Seguridad Social barata para muchos activos no agrarios del mediorural; y, en un sentido contrario, a la mayor parte de las mujeres de agricultores lesestaba vedado el acceso al REASS, aún cuando trabajasen en la explotación; en fin, elmínimo de líquido imposible exigido (25.000 pts) limitó durante muchos años elacceso de muchos agricultores directos medios de regadío.14Por ejemplo, otro fallo derivado de utilizar exclusivamente el REASS es que sedejaban de lado tanto a los afiliados al Régimen General de la SS en las ramasagrícolas de la producción, como a otros afiliados a otras ramas (Agua y Electricidad,por ejemplo), que sin embargo trabajan en el campo, como es el caso de los empleadosde los sistemas de riego.

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situación que se complica en España con la aparición de decenas demiles de inmigrantes ilegales del Norte de Africa o del Este deEuropa, además de con la presencia de un importante colectivo esta-dísticamente incontrolado de gitanos, que salvan la recolección denumerosas cosechas en diversos puntos del Estado pero de los que nose sabe ni quiénes son, ni cuántos son, ni dónde están.

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La tabla siguiente muestra con claridad las dificultades esta-dísticas y las contradicciones existentes entre los datos publicados,para el periodo más reciente15. Si consideramos a la totalidad de afi-liados de la rama agrícola a la Seguridad Social (sea bajo el REASS,sea bajo el Régimen General), la cifra de 1,311,600 activos en el pri-mer trimestre de 1992 viene a coincidir con los 1,300,000 ocupadosque, aproximadamente, ubica la Encuesta de Población Activa en laAgricultura. En principio, por tanto, vemos que en cierto modo elINE ha venido adaptando sus estimaciones16 a la situación más realmarcada por quienes realmente trabajan la tierra, que son los afi-liados a la Seguridad Social en los epígrafes correspondientes. Latransformación que el INE ha venido haciendo ha consistido en pasar

15No ha sido posible obtener datos, de todas las variables, para todos los añosconsiderados. Pero hemos preferido utilizar toda la tabla (en lugar de limitarnos alperiodo 1985-1991, más completo en datos) en aras de facilitar una información másrica.16No hay que olvidar nunca que no otra cosa que una estimación es la Encuesta de laPoblación Activa

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Evolucion reciente de la fuerza de trabajo agraria(Todas las cifras expresadas en miles)

Año

EMPLEOS AGRICOLAS SEGUN SEGURIDAD SOCIAL (REASS Y REGIMEN GENERAL)

SEGUN LA E.P.A.

REASSTOTAL

REASSC.Propia

REASSC.Ajena

Rég.Gen.Agr

TOTALObreros

TOTALAfilid.

Activos Obreros Ocups.

1976 SD SD SD SD SD SD 2.783,6 780,8 2.710,3

1977 1.752,2 880,8 871,4 SD SD SD 2.658,9 748,8 2.568,1

1978 SD SD SD SD SD SD 2.450,5 688,2 2.438,8

1979 1.578,3 SD SD SD SD SD 2.406,1 647,9 2.314,3

1980 1.575,8 SD SD SD SD SD 2.235,0 621,1 2.122,1

1981 1.604,4 SD SD SD SD SD 2.100,6 584,4 2.106,8

1982 1.715,7 876,7 839,0 SD SD SD 2.103,3 584,5 2.060,3

1983 1.731,0 863,5 867,5 SD SD SD 2.070,3 583,5 2.067,1

1984 1.720,0 834,6 885,4 SD SD SD 2.079,1 534,0 1.986,9

1985 1.677,2 792,9 884,3 31,3 915,6 1.708,5 2.037,7 575,4 1.949,0

1986 1.625,8 745,7 880,1 29,9 910,0 1.655,7 1.976,8 546,4 1.757,0

1987 1.558,0 692,2 865,8 28,8 894,6 1.586,8 1.980,2 538,7 1.721,8

1988 1.530,3 654,7 875,6 29,5 905,1 1.559,8 SD 541,4 1.694,2

1989 1.494,0 618,4 875,6 30,2 905,8 1.524,2 1.825,8 487,8 1.597,9

1990 1.428,5 575,9 852,6 30,5 883,1 1.459,0 1.685,9 472,1 1.485,5

1991 1.340,6 529,9 810,7 30,8 841,5 1.371,4 1.541,3 464,5 1,345,1

a considerar como lo que realmente son, esto es como parados, amuchos a quienes antes consideraba como Ayuda Familiar. Con loque tendríamos ya un cierto acuerdo en lo que hace a los ocupadosagrarios, si bien en lo referente a los activos y parados podría habersin duda una fuerte polémica metodológica.

Pero la mayor dificultad estriba, tras este acuerdo, en hacercasar los datos de afiliados como trabajadores por cuenta ajena a laSeguridad Social (779.000 en el REASS y 30.200 en el RGSS), conlos aproximadamente 450.000 asalariados que ofrece la EPA. Estacontradicción es ya muy difícil de explicar, pues es a todas luces im-posible que nada menos que 350.000 afiliados como trabajadores porcuenta ajena estén cotizando de forma fraudulenta. Aún situándonosen el supuesto absurdo de que buena parte de los afiliados por cuentaajena lo estuviesen para beneficiarse del PER y el subsidio, como enocasiones se aduce, la realidad es que los subsidiados sólo alcanzanen enero de 1992 a 160.000 afiliados, y exclusivamente en Extrema-dura y Andalucía.

Podemos concluir, por tanto, estimando que a pesar de nocontar todavía con datos fiables al respecto (después de casi veinteaños de polémicas), se evidencia la agudización del proceso depérdida de población activa agraria.

3.3. LOS REQUERIMIENTOS FUTUROS DE EMPLEOAGRARIO EN ESPAÑA

A pesar del descenso evidente de la población activa agraria, sinembargo los restos del baby-boom de los años '50 extienden todavíasus efectos en las zonas rurales, donde en ciertas áreas la llegada denuevas generaciones amplias todavía es un factor de presión (por ellado de la oferta) en el mercado de trabajo, al contrario de lo queocurre en otros países de Europa.

Sin embargo, todos los análisis realizados sobre esta cuestióncoinciden en que, en términos globales, el sector agrario no puedeofrecer más puestos de trabajo de los que absorbe en la actualidad."Las mayores posibilidades de fijación de empleo están relacionadasen muchas regiones con la creación de cooperativas y empresas

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dedicadas a la comercialización y primera transformación de losalimentos"17; es decir, se sigue esperando el trasvase intersectorial,aunque ya no tanto el territorial. Comienza a ser ya tradicional hablarde la conservación de la naturaleza, protección del medio ambiente yagroturismo, como fuentes alternativas de empleo para losexcedentes laborales del campo.

Lo cierto es que en los últimos 15 años hemos asistido a lamecanización de buena parte de los cultivos intensivos de laagricultura española, al menos en sus fases de recolección. Productosmíticos calificados de cultivos sociales, como era el caso de laremolacha, se han transformado en intensamente mecanizados y esescasa la mano de obra que precisan en la actualidad. La mecaniza-ción ha sido también completa en la recolección de la patata, elalgodón, e incluso algunas hortalizas18. Parcialmente también se hamecanizado la recogida de la aceituna. Las nuevas técnicas de cultivode los frutales han reducido asimismo de forma notable lasnecesidades de mano de obra, y además los sistemas de riego se hanautomatizado en algunas zonas19.

Gabino Escudero ha intentado una evaluación de las necesida-des de empleo en la Agricultura española, así como la estimación delimpacto que la PAC puede suponer. Aunque sus cálculos hanquedado ya anticuados, vale la pena reproducir el cuadro de síntesis(volveremos a él más adelante), así como sus conclusiones, queinciden en la línea ya expuesta:

"En términos generales, la integración de España en la PAC nointroduce variaciones significativas en la evolución de losrequerimientos de mano de obra del sector agrario, pues lasproducciones que pueden verse afectadas por las restriccionesintroducidas en la política de precios son las menos intensivasen mano de obra y las producciones con mejores perspectivasson, en general, las intensivas en mano de obra."Por otra parte, la reforma de la PAC, al incrementar los

17Carlos San Juan, Empleo y cambio técnico, en AGRICULTURA Y SOCIEDAD, nº54, 1990, pag. 3418Incluso el tomate para concentrado se recolecta en la actualidad con cosechadora enmuchos lugares, extendiéndose rápidamente las semillas especiales diseñadas para estetipo de recolección.19Aunque también es cierto que simultáneamente hemos asistido a la aparición delriego a pie, que precisa más mano de obra, en zonas inicialmente diseñadas para riegopor aspersión. Asimismo, la reconversión de cultivos como el tabaco ha implicado lautilización de más mano de obra en ciertos momentos del ciclo productivo.

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recursos dedicados a la política de estructuras, puedecontribuir a fijar el empleo en las zonas marginales (regionesde montaña y especialmente desfavorecidas)."Por tanto, y aún cuando el proceso de reforma de la PACobliga a ser prudente en las previsiones, puede estimarse que elefecto inducido por la integración en la dinámica del empleoagrario no va a ser globalmente negativo. Pero el sectoragrario, por sí solo, va a continuar siendo incapaz de absorberel crecimiento de la población activa de las zonas rurales, portanto continuará un cierto trasvase de mano de obra hacia lossectores industrial y de servicios."Por último, en el análisis regional se aprecia una tendencia aacentuarse los desequilibrios entre zonas con déficit de manode obra y otras (Andalucía y Extremadura) con clarosexcedentes de mano de obra agraria, lo que puede dar lugar auna intensificación de las migraciones interioresestacionales"20

En conjunto, los analistas vienen haciendo previsiones desdemediados de los años '80 en el sentido de estructurarse unos espacios(normalmente se proponía La Rioja, Navarra y Cataluña) en los quese profundizaría el déficit de mano de obra agraria, complementadospor otros espacios que les suministrarían, mediante migracionestemporales de sus excedentes, la fuerza de trabajo necesaria.

La realidad ha mostrado un poco esquemáticas talesprevisiones, pues han surgido espacios (no previstos por los análisismacro) con déficits no previstos inicialmente (como es el caso deAragón, especialmente en la Ribera del Ebro, e incluso de algunaszonas agronómicamente importantes de Extremadura).

20Gabino Escudero, Requerimientos de empleo agrario. Perspectivas de la actividad yocupación agraria por efecto de la incorporación a la CEE, en AGRICULTURA YSOCIEDAD, nº 54, 1990, pags. 63-64

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Requerimientos de empleo agrario (en 1985)CULTIVOS Extremad % /Total España %/Total % Ext/Esp

Cultivos de secano 6.814 11,43 132.407 11,25 5,15

Forrajeros/Pastos 2.142 3,59 47.311 4,02 4,53

Hortalizas 4.469 7,49 140.460 11,93 3,18

Industriales 6.613 11,09 70.297 5,97 9,41

Vid 4.011 6,73 105.137 8,93 3,82

Olivar 2.534 4,25 133.239 11,32 1,90

Frutas 3.357 5,63 161.091 13,69 2,08

Vacuno 7.916 13,27 150.302 12,77 5,27

Ovino/Caprino 10.932 18,33 107.437 9,13 10,18

Porcino 2.693 4,52 51.110 4,34 5,27

Otros ganados 429 0,72 35.430 3,01 1,21

Forestal 7.731 12,96 42.837 3,64 18,05

TOTAL 59.640 100,00 1.177.057 100,00 5,07

Fuente: Gabino Escudero, op.cit. y elaboración propia

Variación de las Unidades de Trabajo (UTA)Censo Agr. 1982 Censo Agr. 1989 Variac.

Totales % Totales %

TOTALES 1.520.437 100 1.262.217 100 -17.0

Familiares 1.176.247 77.4 958.159 75.9 -18.5

Titular 694.423 45.7 583.882 46.3 -15.9

Ayuda Familiar 481.824 31.7 374.277 29.7 -22.3

Asalariados 344.190 22.6 304.058 24.1 -11.7

Fijos 142.043 9.3 105.708 8.4 -25.6

Eventuales 202.147 13.3 198.350 15.7 -1.9

Titulares <25 años 18.426 0.8 20.989 0.9 13.9

Asala. <25 años 386.038 26.4 241.590 17.0 -37.4

Mujeres Titulares 463.877 19.8 533.001 23.8 14.9

Muj. Asala.Fijas 8.889 5.8 10.020 6.4 12.7

Titul. otra activ. lucrat. 767.562 32.8 768.975 34.4 0.2

Jornadas Eventuales 55.590.513 54.910.439 -1.2

Por otra parte, a la vista de los resultados del Censo de 1989,que se sintetizan en la tabla 'Variación de las Unidades de Trabajo',parece que algunas de las tendencias decrecientes se han ralentizado,e incluso se han contradicho muchas de las opiniones más estereoti-padas21. Pero es evidente asimismo que el conjunto de la agriculturadel Estado ofrece menos trabajo en 1989 que en 1982, año del Censoanterior.

En menos de una década (en siete años de periodo intercensal),y atendiendo en este punto a los datos del Censo Agrario, hemosasistido a la destrucción del equivalente a 250.000 empleos22 en laagricultura española. En términos absolutos el descenso más impor-tante se habría dado entre los titulares (más de 110.000 UTAs) y laayuda familiar (90.000 UTAs), pero el descenso porcentual es muchomás importante en el empleo asalariado fijo (más de 30.000 UTAs, loque significa un 25,6 % de descenso). Aunque el número real detrabajadores agrarios por cuenta ajena (afiliados al REASS) haaumentado de hecho (por el influjo del PER, según se verá másadelante), podemos afirmar que estamos asistiendo a un procesopalpable de mayor precarización del empleo agrario, pues eseaumento en el número de trabajadores por cuenta ajena se refiere atrabajadores eventuales23.

Diversos autores, por otro lado, coinciden en las perspectivasgenerales señaladas, de la tendencia a una mayor pérdida de empleosagrarios en los próximos años. Así, Velarde Fuertes afirma que"incluso ahora es posible esperar, a pesar de la rapidísima caída denuestra población agraria -la mayor, históricamente, de Europa-,que ésta se profundice más aún, con lo que las alteraciones en lafunción de producción en el campo español, que ya se han producido

21Por ejemplo, a pesar de los contínuos lamentos en sentido contrario de ciertosexpertos, asistimos en la realidad a un cierto rejuvenecimiento de los titulares deexplotación, habiendo aumentado en un 13 % los menores de 25 años en el últimoCenso Agrario.22Esta cifra nos reafirma en el interés (aún con sus limitaciones) de la fuente REASS,como complementaria de la EPA para evaluar los activos agrarios reales. Observamosque la pérdida de empleos agrarios (UTAs) que propone el Censo Agrario (258.200)para el periodo 1982-89 está tan cercana del descenso en el número de afiliadosREASS (221.700) como del descenso propuesto por la EPA (274.800)23Y de hecho, como refleja la tabla, la pérdida de UTAs entre los asalariadoseventuales entre los dos Censos es inapreciable (un 1,9 %), lo que confirma laprecarización del empleo agrario en términos absolutos, más allá de las circunstanciasespeciales que en algunas regiones implica la existencia del PER.

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con mucha hondura, se incrementarán más todavía"24. En general, seinsiste en la solicitud secular de disminuir la población activa agraria.Lamo, Sumpsi y Tío repiten la ya secular advertencia: "apunta ungran problema del futuro en la economía española: la necesidad dedisminuir la población activa agraria"25.

Si tenemos en cuenta el marco comunitario en el que ahora nosmovemos, los pronósticos no son tan seguros. Tan sólo hay unanimi-dad en que "las zonas rurales de la Comunidad parecen hallarse enel umbral de una nueva era"26. Se considera que, con la nueva PAC,unos 10 millones de hectáreas de la CEE serán consideradosexcedentarias. No hay seguridad en torno a los excedentes de manode obra, por cuanto a medio plazo la reducción en la natalidad, yaoperada años atrás, va a ser un elemento coadyuvante a tener encuenta; pero hay seguridad en que "la existencia de oportunidades deempleo fuera de la agricultura es vital para la supervivencia de loshogares agrarios"27, por cuanto la actividad estrictamente agrícolaprecisará menos fuerza de trabajo, especialmente en las áreas contasas elevadas de población activa agraria, como es la extremeña. Ensuma, existe la seguridad de que va a reducirse el empleo agrario,aunque existe a la vez la voluntad explícita de que no se reduzca elempleo rural.

24J.Velarde Fuertes, Los sectores productivos españoles ante el reto comunitario de losaños noventa, en PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, nº50, 1992, pag. 6025J.Lamo, Jose Mª Sumpsi y C.Tío, La agricultura y la alimentación, en PAPELESDE ECONOMÍA ESPAÑOLA, nº 50, 1992, pag. 8126Comisión de las Comunidades Europeas, Europa 2.000. Perspectivas de desarrollodel territorio de la Comunidad, Bruselas/Luxemburgo, 1992, pag. 15427op.cit. pag. 156

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Capítulo 4EVOLUCION DE LA

AGRICULTURA EXTREMEÑA

El presente capítulo analiza aquellos elementos estructurales dela Agricultura extremeña que inciden de forma determinante sobre elmercado de trabajo. Para ello se ha partido de la informaciónsuministrada por los Censos Agrarios del INE correspondientes a losaños 1982 y 1989, remontándonos en algunos aspectos al de 1972.Junto a ellos se ha utilizado también la denominada Encuesta sobrela estructura de las explotaciones agrícolas, realizada por el INE en1987 según el dictado del Reglamento 70/66 del Consejo de lasComunidades Europeas, siguiendo el esquema presentado por laEUROSTAT.

Conviene nuevamente hacer algunas consideraciones previassobre la fiabilidad de la fuente utilizada. De un lado hay que hacerreferencia al retraso en la publicación de los datos censales, lo quehace que algunos datos estén obsoletos casi antes de que lleguen algran público, o al menos les resta cierta fiabilidad. Aún así, nos esposible con ellos conocer las tendencias evolutivas a medio y largoplazo, e indiscutiblemente constituyen la mejor foto-fija del campoextremeño a finales de los años '80.

De otra parte, hay que hacer referencia a la dificultad deconstruir series históricas con algunas de las variables manejadas enlos censos, por cuanto tanto el concepto como su presentación varía amenudo de un Censo al otro. Por otro lado, los niveles dedesagregación no siempre son coincidentes, y no son utilizables paratodas las variables por igual.

En fin, no hay que dejar de hacer referencia al carácter prácticode encuestación que tiene el Censo, con las limitaciones que elloconlleva respecto de las informaciones suministradas por losempresarios agrarios; especialmente en cuestiones tan delicadascomo las relacionadas con el empleo.

Contando pues con estas limitaciones, que hacen del Censo89

Agrario la menos mala de las fuentes de información cuantitativasobre el sector, nos hemos centrado en tres aspectos fundamentales:las estructuras, la actividad productiva y el empleo, incluyendofactores que influyen en el mismo, como la maquinaria. En algunosapartados se ha realizado un análisis de las variables más importantesa nivel comarcal, partiendo de las Comarcas Agrarias del MAPA, enla medida en que la totalidad del estudio tiene una clara orientaciónterritorial.

En cuanto a la Encuesta de Estructura, aporta algunos otrosdatos de interés, aunque su fiabilidad es menor por basarse en unamuestra (sesgada en parte, pues no se considera, por ejemplo, a lasexplotaciones a tiempo parcial de menor tamaño), de 150.000explotaciones, pertenecientes a 1.318 municipios españoles (en elcaso de Extremadura la muestra fue de 3.744 explotaciones pertene-cientes a un total de 65 municipios28.

4.1. LAS ESTRUCTURAS AGRARIAS

Distribución general de la superficie censada

La superficie total de la Comunidad de Extremadura es de4.160.000 hectáreas, de las que el Censo Agrario de 1989 recoge3.600.000 Has. Se observa un aumento de la superficie censadarespecto al Censo de 1982 (2.752.000 Has), aunque sigue siendoinferior a la censada en 1972 (3.909.000 Has).

El cuadro siguiente recoge la distribución general de lasuperficie censada en 1989 para las distintas categorías de tierrasconsideradas.

Distribución general de la superficie censada

Usos Badajoz Cáceres Extremadura

28Para una crítica de esta fuente ver L.Garrido y JJ Gonzalez, La estimación de laocupación y el paro agrarios, en AGRICULTURA Y SOCIEDAD, nº 54, 1990, pags.67 y ss.; y de los mismos autores, El mercado de trabajo agrario: algunas cuestionesmetodológicas y discusión de resultados, en REVISTA DE ESTUDIOSREGIONALES, nº 31, 1991, pags. 45 y ss.

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T. labradas 750.078 304.065 1.054.143

Pastos permanentes 877.047 1.014.787 1.891.834

Otras tierras 247.394 472.683 720.077

Total 1.874.519 1.791.535 3.666.054

Fuente: Censo Agrario 1989. INE 1992, y elaboración propia

Como puede observarse, esta distribución varía en términosabsolutos y relativos para las dos provincias extremeñas. Lasuperficie agraria útil (SAU), formada por la agregación de tierraslabradas más pastos, supone en Badajoz el 87% de la superficie total,mientras que en Cáceres tiene una importancia relativa del 73%; loque hace un 80% de SAU para el conjunto regional. La composicióninterna de la SAU también es diferente: en Badajoz las tierraslabradas suponen el 40%, frente al 17% de Cáceres, y los pastospermanentes el 47% y el 57% respectivamente. Las tierras quepodríamos denominar no productivas desde el punto de vista agrario,esto es las clasificadas como 'otras tierras', constituyen el 20%regional, el 13% para Badajoz y el 26% para Cáceres.

A la vista de los datos, podemos concluir que la importanciaabsoluta y relativa de las tierras con aprovechamiento agrícola dealgún tipo en la provincia de Badajoz es superior a la de Cáceres,más aún si tenemos en cuenta que lo que es propiamente tierra delabor tiene una proporción en la primera de 2,35 veces sobre lasegunda, debido esencialmente a las diferencias edafológicas yclimáticas entre ambas provincias.

La estructura de la propiedad

Sin embargo, mayor importancia en el marco de un análisissobre el desempleo, y en general el mercado de trabajo, tiene elanálisis de la estructura de la propiedad.

Tanto el latifundismo (indisolublemente unido a fenómenos deextensificación y absentismo, y que genera recursos ociosos y unaoferta de empleo estacional) como el minifundismo (que imposibilitauna gestión rentable de las explotaciones y arroja del sector a los

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agricultores) han sido tradicionalmente considerados como gérmenesportadores del paro agrícola.

En este sentido, la agricultura extremeña se caracteriza, desde elpunto de vista de la estructura de la propiedad, por una importantepolarización. Un número elevado de pequeñas explotaciones ocupanuna escasa proporción de la superficie agrícola, mientras que unpequeño número de grandes explotaciones acapara la mayor parte dela tierra. En suma, una estructura simultáneamente minifundista ylatifundista de las explotaciones agrarias. La agricultura españolatambién presenta esta polaridad, comparada con el resto de la CEE, sibien de forma menos acentuada.

En el cuadro siguiente se indican los valores observados delnúmero de explotaciones agrarias en el nuevo Censo, así como ladistribución de la superficie totalizada para los distintos tamaños deexplotación. Puede observarse que, para el conjunto regional, el 60%de la explotaciones tienen menos de 5 Has y suponen un 4% de lasuperficie agrícola; el 75% menos de 10 Has con el 9% de la su-perficie agrícola; el 92% un máximo de 50 Has y el 18% de lasuperficie. De otro lado, nos encontramos con que el 59% de la su-perficie agrícola está concentrado en explotaciones de más de 200has de superficie agrícola, que suponen tan sólo el 3% de lasexplotaciones; el 70% de la superficie agrícola lo forman explota-ciones de más de 100 Has, que constituyen el 5% de las explotacio-nes.

La desagregación por provincias, en términos relativos, de lasvariables, indica un comportamiento poco disperso en ambas. Tantoen Badajoz como en Cáceres las explotaciones más frecuentes sonlas comprendidas entre 1 y 5 Has, con proporciones del 39% y 40%respectivamente en cuanto al número de explotaciones, y unasuperficie relativa del 4% y 5% respectivamente; las explotacionesque agrupan la mayor cantidad de superficie agraria son las de másde 200 Has, con proporciones de 57% y 62% respectivamente, y un3% de las explotaciones en ambos casos. Se observan diferenciasalgo más significativas en la distribución de los estratos de 0 a 1 Hasque acumulan en Badajoz el 16 % de las explotaciones y en Cáceresel 26 %; de 10 a 20 Has el 11 y 8 % de las explotaciones respectivas;de 20 a 50 el 9 y 6 %. No obstante estas divergencias lo son en laimportancia relativa del número de explotaciones, no tanto en la

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superficie agraria acumulada en cada una de las clases.

Tamaño de las explotacionesTamaño enHectáreas

BADAJOZ CÁCERES EXTREMADURA

Sup. Has. Nº Ex-plot

Sup. Has. Nº Explot Sup. Has. Nº Explot

0 - 1 7.323 9.281 13.471 13.997 20.794 23.278

1 - 5 63.968 22.127 77.770 21.576 141.738 43.703

5 - 10 67.815 9.064 70.439 7.500 138.254 16.564

10 - 20 91.495 6.268 79.210 4.331 170.705 10.599

20 - 50 162.134 4.897 119.417 3.006 281.551 7.903

50 - 100 159.386 2.114 112.022 1.229 271.408 3.343

100 - 200 205.096 1.324 150.716 860 355.812 2.184

> 200 1.000.122 1.740 1.000.835 1.573 2.000.957 3.313

Fuente: Censo Agrario 1989. INE 1992

La situación descrita es doblemente problemática si considera-mos cómo ha variado esta distribución en el periodo intercensal1982/89. A lo largo de los años '80 observamos que ha aumentado laconcentración en los dos extremos señalados, es decir, se haagudizado la polarización.

De un lado ha aumentado el número de pequeñas explotaciones,y de otro la superficie dominada por las grandes explotaciones, comose pone de manifiesto en el cuadro siguiente, que recoge la variaciónpara los distintos estratos de explotación que establece el Censo.

El índice, para Extremadura, señala incrementos positivos delnúmero de explotaciones de menos de 1 Has y de más de 200 Has; semantiene constante el número de explotaciones de 1-5 Has y de 50-100 Has, mientras que desaparecen el 7% de las explotaciones de 5-10, de 10-20 y de 20-50 Has; es decir, disminuye en términosabsolutos y relativos el peso de las pequeñas y medianas explotacio-nes.

Respecto a la superficie agrícola, vemos que pierde importanciaen términos absolutos y relativos, de forma significativa, en todas lasclases indicadas excepto en explotaciones de más de 200 Has.

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Variación intercensal de la estructura de la propiedad 1982/89(1982=100)

HectáreasBADAJOZ CACERES EXTREMADURA

Variac. dela superfic.dominada

Variacióndel nº

explotacs

Variac. dela superfic.dominada

Variacióndel nº

explotacs

Variac. dela superfic.dominada

Variacióndel nº

explotacs

0 - 1 78 105 45 126 53 116

1 - 5 82 100 81 99 81 100

5 - 10 89 94 85 92 87 93

10 - 20 85 92 87 93 86 93

20 - 50 85 91 89 96 87 93

50 - 100 92 102 84 96 89 100

100 - 200 91 99 88 97 90 98

> 200 111 110 107 105 109 107

Fuente: Censos Agrarios de 1982 y 1989. INE 1984 y 1992, y elaboración propia

Es especialmente significativo observar cómo se agudiza elminifundismo entre los pequeños agricultores (se mantienen estables,o incluso aumentan, el número de explotaciones de menos de 10 Has,pero disminuye la superficie dominada por las mismas), y asimismose intensifica el latifundismo (aumenta el número de explotacionesde más de 200 Has, y además la superficie dominada por estasexplotaciones se incrementa en mayor medida). Entre las causas deeste fenómeno habría que citar al menos tres, si bien en este trabajode aproximación no es posible determinar la influencia respectiva decada una de ellas:

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a) El secular proceso de subdivisión de propiedades porherencias, que sigue afectando en mayor medida a las pequeñasexplotaciones. Durante algunas décadas, por otra parte, muchaspequeñas fincas abandonadas por los emigrantes eran adquiridas porlos agricultores vecinos que habían permanecido en el pueblo, peroen los últimos años creemos (sin que podamos aportar datos quecorroboren esta impresión) que este proceso se ha frenado.

b) El proceso especulativo surgido en España en los años '80,que ha llevado a la adquisición y acrecentamiento de grandes fincas anumerosos financieros y nuevos ricos. Este fenómeno ha sidoespecialmente intenso en Extremadura, donde se han adquiridonumerosos latifundios para exhibirlos como puro símbolo de poder yriqueza en las reuniones de negocios.

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Distribución de explotaciones y superficies por tamaño de explota-ción

Comarcas <10 HAS. 10-50 HAS 50-200 HAS >200 HAS.

Explo. HAS. Expl HAS. Explo. HAS. Expl HAS.

Alburquerque 1.132 3.752 355 7.129 145 14.198 148 95.877

Almendralejo 5.549 17.788 1.847 40.961 510 45.435 139 72.675

Azuaga 1.629 6.297 790 18.160 324 31.235 158 101.803

Badajoz 2.290 9.205 678 14.323 227 22.730 162 81.646

Brozas 1.002 3.342 337 7.776 205 21.780 214 121.985

Caceres 5.123 13.782 1.162 25.712 361 41.823 349 221.756

Castuera 5.051 15.339 1.122 22.989 376 39.046 232 114.806

Coria 7.834 22.406 1.559 31.315 313 29.222 196 125.402

Don Benito 6.283 18.187 1.828 36.269 307 29.456 131 73.666

Herrera Duque 1.969 6.068 448 11.205 107 10.484 56 86.315

Hervás 5.769 14.228 628 12.223 68 6.142 40 59.519

Jaraiz 4.856 11.088 329 5.919 31 2.849 38 43.139

Jerez 4.983 13.062 1.026 23.084 419 41.632 204 122.655

Llerena 3.146 11.177 1.122 24.761 406 38.897 200 111.637

Logrosán 3.513 23.003 731 27.415 278 38.823 154 90.129

Mérida 4.107 12.188 1.203 26.309 332 32.018 200 106.481

Navalmoral 3.465 12.572 1.532 32.139 280 25.208 220 146.033

Olivenza 1.193 3.963 361 7.871 175 17.748 152 91.853

Plasencia 7.838 18.368 851 16.454 220 21.956 242 153.905

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c) La ralentización en la transformación de nuevos regadíos, ysobre todo el abandono del concepto de colonización, que durantedécadas supuso una fuerte redistribución de la propiedad de la tierraen las áreas más productivas de la región.

Atendiendo a la variación por provincias, se observa que enambas el proceso es similar entre las distintas clases de explotacio-nes, excepto en las de <1 Has. Estas han evolucionado con incremen-

tos del 26% en Cáceres, frente a sólo el 5% en Badajoz, aunquecuriosamente la superficie dominada por estas microexplotaciones

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Distribución porcentual de explotaciones y superficies por tamaños

Comarcas <10 HAS 10-20 HAS 20-50 HAS >200 HAS.

% Expl. % Sup. % Expl. % Sup. % Expl. % Sup. % Expl. % Sup.

Alburquerque 63.60 3.10 19.94 5.89 8.15 11.74 8.31 79.27

Almendralejo 68.97 10.06 22.96 23.16 6.34 25.69 1.73 41.09

Azuaga 56.15 4.00 27.23 11.53 11.17 19.83 5.45 64.64

Badajoz 68.22 7.20 20.20 11.20 6.76 17.77 4.83 63.83

Brozas 56.07 2.15 18.86 5.00 11.47 14.01 11.98 78.49

Caceres 71.61 4.40 16.24 8.22 5.05 13.36 4.88 70.86

Castuera 74.49 7.98 16.55 11.96 5.54 20.32 3.42 59.74

Coria 79.12 10.75 15.74 15.03 3.16 14.03 1.98 60.19

Don Benito 73.49 11.54 21.38 23.02 3.59 18.69 1.53 46.75

Herrera Duque 76.32 5.41 17.36 10.00 4.15 9.35 2.17 77.02

Hervás 88.69 15.40 9.65 13.27 1.05 6.67 0.61 64.62

Jaraiz 92.42 17.60 6.26 9.40 0.59 4.52 0.72 68.48

Jerez 75.14 6.52 15.47 11.52 6.32 20.77 3.08 61.20

Llerena 64.55 5.99 23.02 13.28 8.33 20.86 4.10 59.87

Logrosán 70.70 11.60 14.71 13.90 5.59 19.68 3.10 45.69

Mérida 70.30 6.89 20.59 14.86 5.68 18.09 3.42 60.16

Navalmoral 63.03 5.82 27.87 14.88 5.09 11.67 4.00 67.62

Olivenza 63.42 3.26 19.19 6.48 9.30 14.62 8.08 75.64

Plasencia 85.65 8.72 9.30 7.81 2.40 10.42 2.64 73.05

Puebl.Alcocer 73.55 7.48 18.59 12.69 4.52 14.94 3.34 64.89

Trujillo 62.19 4.96 22.63 13.46 8.15 20.75 5.38 59.15

Valenc.Alcánt. 58.40 3.07 20.80 5.79 10.16 12.19 8.06 73.44

Fuente: Censo Agrario 1989. INE 1992, y elaboración propia

sufre una disminución mayor en Cáceres (55% frente al 22%). En lasexplotaciones de más de 200 Has los incrementos de Badajoz sonsuperiores, y en el resto de las clases Cáceres experimenta decremen-tos ligeramente superiores a los de Badajoz en la superficie domina-da por cada tramo.

Por debajo de las distinciones provinciales, sin embargo, larealidad es muy diferente en cada una de las comarcas agrarias. Másallá de los elevados índices de latifundismo/minifundismo que se danen la región, los distintos territorios que la componen presentanvariaciones sustanciales respecto a la media. Los cuadros contenidosen las páginas siguientes recogen la distribución de la propiedad portamaños de explotación, tanto en cifras absolutas como relativas.

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Un índice de distorsión latifundio-minifundio

Comarcas Índice deMinifundio

Índice deLatifundio

Tasa global

Desviaciónde la media

Alburquerque 60.494 70.95 131.4 8.04

Almendralejo 58.917 39.36 98.28 -25.1

Azuaga 52.155 59.19 111.3 -12.1

Badajoz 61.019 59.01 120 -3.38

Brozas 53.921 66.52 120.4 -2.97

Caceres 67.207 65.98 133.2 9.782

Castuera 66.506 56.32 122.8 -0.58

Coria 68.361 58.21 126.6 3.167

Don Benito 61.952 45.22 107.2 -16.2

Herrera Duque 70.903 74.85 145.8 22.35

Hervás 73.239 64 137.2 13.84

Jaraiz 74.823 67.76 142.6 19.18

Jerez 68.619 58.12 126.7 3.333

Llerena 58.553 55.76 114.3 -9.09

Logrosán 59.037 42.59 101.6 -21.8

Mérida 63.415 56.74 120.2 -3.25

Navalmoral 57.213 63.62 120.8 -2.57

Olivenza 60.16 67.56 127.7 4.315

Plasencia 76.934 70.41 147.3 23.93

Puebla Alcocer 66.067 61.54 127.6 4.208

Trujillo 57.222 53.77 111 -12.4

Valencia Alcántara 55.33 65.38 120.7 -2.69

Fuente: Elaboración propia

Aunque es suficientemente significativo que, por ejemplo enAlburquerque, haya 1.132 explotaciones menores de 1 Ha. quetotalizan poco más de 3.750 Has, mientras que en la escala más alta148 explotaciones suman 96.000 Has (casi la mitad de la provinciade Guipúzcoa), si atendemos al cuadro que recoge los índicesporcentuales la expresividad de las cifras es aún mayor si cabe. Basteobservar el caso de la comarca de Jaraiz, por ejemplo, donde el 0,6%de las explotaciones dominan casi el 6 % de la superficie censada.Para mejorar la comprensión del fenómeno se ha elaborado elsiguiente Indice de Distorsión Latifundio-Minifundio, que relacionaprecisamente las desproporciones entre número de explotaciones ysuperficie. Como vemos, la aplicación de este índice depara algunassorpresas.

La suma de los índices de minifundismo y latifundismo generauna tasa global, de la que las desviaciones de la media van amostrarnos las comarcas más críticas y desequilibradas en estesentido. No olvidando que se trata de índices de descompensaciónrespecto de la situación media, en una región ya descompensada eneste sentido.

Podríamos elaborar otro tipo de índices, pero este estimamosque es muy claro y sugerente29. Sorprendentemente, observamoscómo hay una clara correlación entre minifundismo y latifundismo, apesar de que tradicionalmente se presentan como sistemasalternativos, y a veces incluso incompatibles, de dominio de la tierra.

Si en lugar de a la totalidad de la superficie censada atendemosa las tierras labradas, hallamos similar concentración y polarizaciónen el número de explotaciones, aunque ligeramente más moderada.Efectivamente, el 61% de las explotaciones está formado porexplotaciones de menos de 5 Has, que dominan tan sólo un 9% de lastierras labradas (un 4% de la superficie total); si consideramos las demenos de 10 Has alcanzamos el 75% de las explotaciones, y suponenun 16% de las tierras labradas (9% del total de las tierras);alcanzamos el 93% de las explotaciones si consideramos las demenos de 50 Has, suponiendo un 40% de las tierras labradas (18%tomando la totalidad de la superficie).

En el extremo opuesto, las explotaciones de más de 200 Has.29Ver, para este índice, Georgina Cortés & Artemio Baigorri, 'La Tierra', en Laagricultura y la ganadería extremeña en 1991, Caja Badajoz, 1992, pag. 70 y ss.

99

(un 2% de las explotaciones) dominan un 37% de las tierras labradas(59% de la superficie agrícola total); tomando las de más de 100 Hastan sólo suponen un 4% de la explotaciones, dominando sin embargoel 48% de la tierra labrada (menos, no obstante, del 70% desuperficie total que dominan).

A partir de este conjunto de datos hemos elaborado el siguientecuadro, que recoge una primera aproximación a lo que podríamosdenominar desigual intensidad de aprovechamientos. Este se nosmuestra de hecho como una primera prueba estadística de que tantoel minifundismo, como sobre todo el latifundismo, influyen negativa-mente, como sistemas de explotación agraria, en el mercado detrabajo, al mantener en ambos casos usos de la tierra menos intensi-vos.

Para cada tramo de tamaños de explotación, se ha relacionado lasuperficie labrada con la superficie total de las explotaciones. Seobserva cómo en las pequeñas explotaciones hallamos un equilibrioabsoluto entre superficie dominada y superficie labrada. El aprove-chamiento aumenta luego, y el uso más intensivo (insistimos en quetomando únicamente como índice de intensidad la superficielabrada), se alcanza en las explotaciones de entre 5 y 50 Has (aunqueel índice es prácticamente igual en las de 1 a 5 Has). A partir de estetramo la relación comienza a descender progresivamente, pasandopor un nuevo punto de equilibrio en las explotaciones de entre 100 y200 Has, para alcanzar los índices más bajos en las explotacionesmayores de 200 Has30.

Razón entre la importancia relativa de la superficie labrada y la importanciarelativa de la superficie del total de las tierras

Hectáreas Proporción tierras labradas (A)

Proporción tierras totales (B)

A/B

0 - 1 0,01 0,01 1

1 - 5 0,08 0,04 2

5 - 10 0,08 0,04 2

30Es un debate vano el de considerar si las explotaciones están en menor porcentajelabradas por ser grandes, o si por el contrario son grandes por disponer de menorsuperficie labrada. Se intenta únicamente mostrar de forma clara una evidenciaempírica.

100

10 - 20 0,09 0,05 1,8

20 - 50 0,14 0,08 1,75

50 - 100 0,11 0,08 1,38

100 - 200 0,11 0,11 1

>200 0,37 0,59 0,63

Fuente: Censo Agrario 1989. INE 1992, y elaboración propia

El regadío, infraestructura básica

Junto a la estructura de la propiedad, el regadío constituye elelemento fundamental de la infraestructura básica del sector agrario,dando lugar a un sistema de producción agrícola propio y plenamentediferenciado de otros sistemas (como puedan ser el de la dehesa, elmonocultivo de secano o el policultivo de secano). El regadío tiene,por otra parte, gran importancia en Extremadura, pues genera unaparte creciente de la producción y el empleo agrarios.

Aunque los Censos Agrarios no constituyen todavía uninstrumento apropiado para estimar la importancia real del regadío(así, el último Censo ofrece una superficie total de regadío en laregión inferior a las 180.000 Has, cuando diversas estimacionesponen la cifra real por encima de las 200.000 Has31), sí suponen unelemento de interés para medir la evolución intercensal.

Variaciones intercensales en la superficie de regadio

Censos Cáceres Badajoz EXTREMADURA

1972 86492 89133 175625

1982 85397 90994 176391

Variac. 72/82 -1.26 +2.08 +0.43

1989 82770 96633 179403

Variac. 82/89 -3,08 6,20 1,71

Fuente: Censos Agrarios 1972,82 y 89 y elaboración propia

En el cuadro se recogen las variaciones intercensales. Cáceres

31Vid. A.Baigorri, El regadío en Extremadura, Los Dossiers de TESYT, Badajoz, 1989(edición en multicopia; edición normalizada y ampliada en preparación)

101

mantiene en el nuevo Censo variaciones negativas, por lo que puedehablarse de una tendencia a largo plazo, en esa provincia, hacia lapérdida de regadíos. Como hipótesis no contrastada, puedenseñalarse como causas de la disminución de la superficie regable enCáceres tanto la baja rentabilidad económica de algunos nuevosregadíos (debido a los crecientes costes del agua y energéticos, alestar basados en la aspersión), como a la tendencia general en losúltimos años (mucho más ostensible en otras áreas de agriculturadinámica del Estado) al abandono de tierras de cultivo, incluso deregadío, a causa del aumento de los costes y la caída de losbeneficios de la explotación32.

Es la variación positiva de Badajoz (la variación intercensal dealgo menos de 2.000 Has de de regadío es sin duda inferior a larealidad de las transformaciones realizadas en esta provincia, tantode iniciativa pública como privada, a lo largo de la década) la quepermite que el saldo regional siga siendo positivo.

En conjunto, sin embargo, se observa una tendencia crecienteen la superficie de regadío; sobre todo en relación a la superficielabrada, pues se ha pasado de una tasa de regadío del 10% de lastierras labradas, en 1972, a un 17% en 1989.

Por otro lado, hay que tener en cuenta las previsiones de nuevastransformaciones en regadío, en la región extremeña, a corto/medio/-largo plazo33. Además de los ya citados del Canal de las Dehesas(Regadíos de la Zona Centro), que dominarán tierras tanto deCáceres como de Badajoz, hay que hacer referencia al proyecto delGran Canal de Barros, que prevé la puesta en riego de más de100.000 Has al Sur del Guadiana, en la provincia de Badajoz,además de otros proyectos de mejor escala, especialmente en laprovincia de Cáceres.

En este sentido, no hay que olvidar que el regadío es creador de

32Estos datos debieran conducir, no obstante, a investigaciones detalladas, pues dehecho en los últimos años se han seguido transformando tierras en regadío en laszonas más productivas del Norte de la región. Por otra parte, la terminación (algúndía) de las obras de transformación de los regadíos del Canal de las Dehesas(Extremadura Centro) supondrán un crecimiento neto de la superficie de regadío en laprovincia.33No obstante, hay que tener en cuenta que el borrador de Plan Hidrológico Nacionalno contempla la transformación en regadíos como una de sus prioridades; sino másbien la realización de trasvases intercuencas, que podría limitar a medio/largo plazolas posibilidades de transformación en Extremadura.

102

empleo por tres vías distintas: a) de un lado está la más obvia, la lógica intensificación en la

explotación de la tierra, que precisa de más mano de obra a pesar dela creciente mecanización

b) de otra parte está el efecto inducido que el aumento bruto deproducciones tiene en su entorno económico34

c) en fin, la tercera vía se opera aún antes de la puesta en riego,con la elevada demanda directa e indirecta de empleo de las propiasobras públicas precisas para la transformación en regadío.

El avance de la mecanización

Si la extensión del regadío como infraestructura es un factorque favorece el empleo agrario, por el contrario el proceso demecanización incesante sigue liberando brazos en el sector. En elcuadro, así como en el gráfico adjunto, se recogen los datosfundamentales con referencia a los tres últimos Censos.

34No hay que olvidar en ningún momento que las zonas económicamente másdinámicas de la región se corresponden con las grandes vegas regables (Guadiana,Tiétar, Alagón y Jerte).

103

104

Aunque, en las maquinarias distintas de los tractores, el tratamientono es homogéneo en todos los Censos, y además se observan saltosimportantes para el caso de las cosechadoras (se da un fuerteaumento, casi exagerado, entre 1972 y 1982, y una fuerte caída nomenos exagerada entre 1982 y 1989), en cualquier caso es evidenteque tanto el número de tractores, como sobre todo de otrasmáquinas, siguen aumentando, si bien el crecimiento parece que sehaya ralentizado en la última década, al acercarse progresivamente,

105

Evolución de la maquinaria agrícola

1972 1982 1989

BADAJOZ

Tractores 9055 14860 17446

Motocultores y simil. 382 837 778

Cosechadoras 579 1593 518

Otras máquinas 1117 1625

Todo menos tractores 961 3547 2921

Tractores/100 Has. Labr 0.78 1.69 2.32

CACERES

Tractores 4038 6581 8199

Motocultores y simil. 403 1042 1500

Cosechadoras 432 1514 272

Otras máquinas 1071 1140

Otras máquinas 835 3627 2912

Tractores/100 Has. Labr 0.74 1.63 2.69

EXTREMADURA

Tractores 13093 21441 25645

Motocultores y simil. 785 1879 2278

Cosechadoras 1011 3107 790

Otras máquinas 0 2188 2765

Otras máquinas 1796 7174 5833

Tractores/100 Has. Labr 0.77 1.68 2.43

Fuente: INE-Censos Agrarios 1972, 1982, 1989 y elaboración propia

especialmente en el caso de los tractores, a situaciones de saturacióny sobremecanización.

106

107

Variación en los cultivos intensivos de regadíoSUPERFICIES % DE LA SUP.LABRADA

1982 1989 VAR.89/82 1982 1989 VAR.89/92

BADAJOZ TOTAL 64285 33241 -48.29 7.34 4.43 -39.64

Patata 134 312 132.84 0.02 0.04 171.79

C.Industriales 44705 13666 -69.43 5.11 1.82 -64.32

Hortalizas 10882 13811 26.92 1.24 1.84 48.15

Frutales 8564 5452 -36.34 0.98 0.73 -25.69

CACERES TOTAL 37401 31365 -16.14 9.30 10.32 10.88

Patata 305 333 9.18 0.08 0.11 44.35

C.Industriales 21523 21558 0.16 5.35 7.09 32.43

Hortalizas 6596 6958 5.49 1.64 2.29 39.47

Frutales 8977 2516 -71.97 2.23 0.83 -62.94

EXTREM.TOTAL 101686 64606 -36.47 7.96 6.13 -23.00

Patata 439 645 46.92 0.03 0.06 78.07

C.Industriales 66228 35224 -46.81 5.18 3.34 -35.54

Hortalizas 17478 20769 18.83 1.37 1.97 44.02

Frutales 17541 7968 -54.57 1.37 0.76 -44.95

Otros cultivos intensivosBADAJOZ TOTAL 236994 214447 -9.51 27.07 28.59 5.62

Olivar 111480 122546 9.93 12.73 16.34 28.32

Viñedo 61245 64903 5.97 6.99 8.65 23.70

Viveros 31 50 61.29 0.00 0.01 88.27

Asociaciones 64238 26948 -58.05 7.34 3.59 -51.03

CACERES TOTAL 90764 87080 -4.06 22.58 28.64 26.85

Olivar 68034 65694 -3.44 16.92 21.61 27.67

Viñedo 3698 4731 27.93 0.92 1.56 69.15

Viveros 4 10 150.00 0.00 0.00 230.54

Asociaciones 19028 16645 -12.52 4.73 5.47 15.66

EXTREM. TOTAL 327758 301527 -8.00 25.65 28.60 11.50

Olivar 179514 188240 4.86 14.05 17.86 27.09

Viñedo 64943 69634 7.22 5.08 6.61 29.95

Viveros 35 60 71.43 0.00 0.01 107.77

Asociaciones 83266 43593 -47.65 6.52 4.14 -36.55

Fuente: Censos Agrarios 1982 y 1989, y elaboración propia

4.2. LA EVOLUCION DE LA ACTIVIDAD

Si significativas son las variaciones analizadas hasta estemomento (hemos visto que las más importantes son el descenso de lasuperficie labrada; la profundización del modelo latifundista; elaumento de la superficie de regadío, aunque con descenso enCáceres; y el aumento de la mecanización), no menos significativasson las variaciones en los cultivos. Esta variación nos ofrece unaperspectiva más inmediata en la dialéctica intensifica-ción/extensificación.

En los siguientes cuadros se recogen las variaciones intercensa-les (y su significación porcentual respecto de la tierra labrada) paratres grupos de cultivos fundamentales en la Agricultura extremeña.

El primer grupo recoge los más significativos de entre loscultivos del regadío que podemos considerar más intensivos en elempleo de mano de obra35, y se observa que, entre 1982 y 1989, lasuperficie que los agricultores declaran dedicar a estos cultivos se hareducido en un 23%.

Es especialmente significativa la reducción en la superficie defrutales, que en Cáceres alcanza a un 63% de la superficie; siendoespecialmente importante, en Badajoz, el descenso en la superficiededicada a cultivos industriales, entre los que se encuentra laremolacha. No obstante, se ha dado un notable aumento en lassuperficies dedicadas a hortalizas (los cultivos más sociales en elsentido en que aquí se consideran) y patata (casi se ha doblado susuperficie, aunque sigue suponiendo tan sólo un 0,06 % de lasuperficie labrada).

El segundo cuadro (Otros cultivos intensivos) recoge lasvariaciones en un grupo de cultivos de secano que podemosconsiderar también como altamente empleadores de mano de obra.En este grupo se observa un crecimiento neto, muy importante en el

35Hay que insistir, no obstante, en que la consideración del caracter intensivo (en manode obra) de los distintos cultivos ha variado mucho. Cultivos de regadíotradicionalmente considerados sociales, como el maíz o la remolacha, se hanconvertido en extensivos. Otros, como la alfalfa (poco presente en la región), aún noconsiderarse exactamente intensivos, tenían una elevada participación de la mano deobra en sus costes de producción, mientras que hoy es insignificante. Incluso el actualcultivo social por excelencia, el tomate, está sufriendo una poderosa transformación,que arranca desde la selección de semillas para una mecanización casi completa.

108

caso del viñedo y el olivar, no sólo en términos relativos, sinotambién absoluto. Desaparecen progresivamente, sin embargo (sereducen en casi un 37%), las tradicionales asociaciones de cultivos

(como es el caso de la asociación de viñedo y olivar, muy presente enciertas zonas de la región).

El tercer cuadro (Cultivos extensivos) recoge las variaciones enlos cultivos extensivos36. Si bien los cereales en secano se mantienenestabilizados a la baja, presentan sin embargo un fuerte aumento enel regadío, donde supone de hecho una cierta extensificación. Elgráfico intenta una síntesis de toda la información recogida en loscuadros precedentes: se recogen las variaciones acontecidas en cadauno de los cultivos o grupos de cultivos.

36Aunque los forrajeros de regadío, que presentan un fuerte descenso, en ciertascondiciones y casos podrían ser considerados intensivos en mano de obra.

109

Cultivos extensivosSUPERFICIES % SUPERFICIE LABRADA

1982 1989 VAR % 1982 1989 VAR %

BADAJOZ TOTAL 385086 336333 -12.66 43.98 44.84 1.95

Cereales secano 310100 265644 -14.34 35.42 35.42 0.00

Cereales regadío 54453 55093 1.18 6.22 7.34 18.10

Forrajeros secano 14081 11991 -14.84 1.61 1.60 -0.60

Forrajeros regadío 6452 3605 -44.13 0.74 0.48 -34.78

CACERES TOTAL 179815 133335 -25.85 44.73 43.85 -1.96

Cereales secano 133261 94644 -28.98 33.15 31.13 -6.10

Cereales regadío 29275 25918 -11.47 7.28 8.52 17.05

Forrajeros secano 5566 8159 46.59 1.38 2.68 93.81

Forrajeros regadío 11713 4614 -60.61 2.91 1.52 -47.92

EXTREMADURA TOTAL 564901 469668 -16.86 44.22 44.55 0.76

Cereales secano 443361 360288 -18.74 34.70 34.18 -1.51

Cereales regadío 83728 81011 -3.25 6.55 7.69 17.26

Forrajeros secano 19647 20150 2.56 1.54 1.91 24.30

Forrajeros regadío 18165 8219 -54.75 1.42 0.78 -45.16

Fuente: Censos Agrarios 1982 y 1989 y elaboración propia

El siguiente cua-dro recoge lasvariaciones en lasuperficie enexplotación forestal.Se da una reducciónimportante, es-pecialmente enBadajoz, sin dudapor la desapariciónde plantaciones deeucaliptus que nohan vuelto a

reponerse debido al desastre económico que ha supuesto este anti-cultivo. En cualquier caso, la pérdida de superficie forestal suponeasimismo pérdida de empleos, pues suele tratarse de superficies a lasque dificilmente puede dárseles otro uso.

110

Superficie explotación forestal

SUP. 1982 SUP. 1989 VARIACION

BADAJOZ 200141 142315 -28.89

CACERES 286385 251495 -12.18

EXTREMADURA 486526 393810 -19.06

Fuente: Censos Agrarios 1982,1989 y elaboración propia

En fin, el cuadro siguiente recoge las variaciones observadas enel ganado censado, entre 1982 y 1989. Destacan el ligero descensodel bovino; el importante descenso del equino, y la notable disminu-ción del número de colmenas en Cáceres (aunque el fuerte aumentoen Badajoz produce un balance regional positivo). Pero sobre tododestacan los crecimientos tanto del ganado lanar como, sobre todo,del porcino. Ello debería tener una influencia positiva, aunque noimportante, en el mercado laboral.

111

Las tendencias más recientes

Sin embargo, más allá de estas grandes variaciones ofrecidaspor los Censos Agrarios, es preciso analizar la evolución y tendenciasmás actuales en otras fuentes de mayor exactitud. Para ello nosbasaremos fundamentalmente en la información suministrada por losanuarios sobre 'La agricultura y la ganadería extremeñas' publicadospor la Caja de Badajoz, así como en los 'Anuarios de Estadística

112

Ganadería (Nº de cabezas censadas)

Cabezas 1982 Cabezas 1989 VARIACION

BADAJOZ

Bovino 162267 138682 -14.53

Ovino 1303908 1527695 17.16

Caprino 104644 105643 0.95

Porcino 378854 520398 37.36

Equino 29978 24070 -19.71

Colmenas 53162 64546 21.41

CACERES

Bovino 202201 210614 4.16

Ovino 964218 1023334 6.13

Caprino 213161 223543 4.87

Porcino 96711 106040 9.65

Equino 33283 25700 -22.78

Colmenas 71531 57616 -19.45

EXTREMADURA TOTAL

Bovino 364468 349296 -4.16

Ovino 2268126 2551029 12.47

Caprino 317805 329186 3.58

Porcino 475565 626438 31.73

Equino 63261 49770 -21.33

Colmenas 124693 122162 -2.03

Fuente: Censos Agrarios 1982 y 1989, y elaboración propia

Agraria' del MAPA. Y si atendemos a estos datos, se observa, encontraste con las tendencias que se desprenden de la evolución de lasgrandes magnitudes estructurales, un proceso de intensificación de laagricultura y la ganadería extremeñas.

En el proceso de modernización de la agricultura regional,encontramos pues como varios mecanismos superpuestos e interrela-cionados: de un lado reducción de la superficie labrada y reduccióndel número de explotaciones; de otro lado, mejoras productivas enlas grandes explotaciones mediante el aumento de su tamaño y suintensiva mecanización; de otra parte, mejora en las pequeñas ymedias explotaciones mediante la intensificación en el uso de latierra. Las grandes propiedades se adaptan creciendo in extenso,mientras los pequeños y medianos agricultores, los agricultoresdirectos de la región, se adaptan creciendo in intenso.

Cultivos extensivos (1984-1990)1984 1987 1988 1989 1990

TOTAL GIRASOL 73021 90300 74368 85080 118426

Girasol Secano 55208 73700 64093 76523 101026

Girasol Regadío 17813 16600 10275 8557 17400

Trig+Cebad+Avena 355500 309400 303950 311500 248800

MAIZ 65000 84000 83500 78600 63300

ARROZ 4290 7900 9300 10200 14172

CEREAL REGADIO (GR+M+A) 87103 108500 103075 97357 94872

TOTAL CEREALES 497811 491600 471118 485380 444698

Fuente: La Agricultura y la Ganadería Extremeñas 1987,1988,1989 y 1990 y elaboración propia

El descenso notable en la superficie labrada repercute funda-mentalmente en las superficies de cereales. Con excepción del arroz,que tiene unas características muy especiales, el conjunto de loscereales ha venido perdiendo sistemáticamente importancia, tantoabsoluta como relativa. Como en el caso del maíz, que alcanzó sucénit en 1987, con casi 90.000 Has, y que viene siendo sustituído porel girasol, que ocupa ya unas 120.000 Has, de las cuales más de17.000 son de regadío.

Simultáneamente, como veíamos, asistimos a un notablecrecimiento de los cultivos intensivos. Tomando tres de las principa-

113

les hortalizas (tomate, melón y espárrago), el principal cultivoindustrial de regadío (tabaco), y un cereal de regadío más intenso entrabajo que otros cereales (arroz), se ha pasado de menos de 48.000Has en 1984 a casi 64.000 en 1990.

Algunos cultivos intensivos de regadío

1984 1987 1988 1989 1990

TABACO 16992 14610 16105 20577 16667

ESPARRAGO 2239 3150 3276 3623 4556

MELON 12645 11187 13408 12348 11365

TOMATE 11000 10400 11600 14700 17100

Fuente: La Agricultura y la Ganadería Extremeñas 1987,1988,1989 y 1990 y elaboración propia

Los cultivos más empleadores de mano de obra en el secano,sin embargo, presentan un sensible descenso, especialmente en elcaso del viñedo, en contradicción con la importancia relativa que nosofrecía el Censo Agrario. Aunque en el caso del olivar asistimos a unaumento relativo de la aceituna de mesa (ligeramente más intensivaen mano de obra), frente a la de almazara.

Cultivos leñosos

1984 1987 1988 1989 1990

OLIVAR 252393 251590 251543 251178 251035

Mesa 69130 70000 69156 69093 82826

Almazara 183263 181590 182387 182085 168209

VIÑEDO 109260 101900 94736 94031 92601

Mesa 14774 13150 12453 12265 12313

Vino 94486 88750 82283 81766 80288

Fuente: La Agricultura y la Ganadería Extremeñas 1987,1988,1989 y 1990 y elaboración propia

Es en la ganadería (cuyos efectivos reales no guardan relaciónalguna con los que estima el Censo Agrario) donde los crecimientosson más notables. Ello explica también en parte el descenso de lasuperficie labrada y el de cereales de secano, aumentando lasuperficie de pastos al mejorarse numerosas dehesas.

En el cuadro se observa cómo aumenta la cabaña en especiesempleadoras de mano de obra, si bien la mecanización alcanza

114

también ampliamente a este subsector; incluso (tras un periodo decaída en el número de cabezas), se ha iniciado una recuperación en elvacuno de leche.

Ganadería

1984 1987 1988 1989 1990

Bovino Total 347435 389164 455013 470048 473841

Vacas carne 158896 203651 255395 240238 237418

Vacas leche 52048 42097 41318 45955 47879

Otros Bovinos 136491 143416 158300 183855 188544

Ovino 2113031 2970300 3395800 4015400 3586200

115

Caprino 301690 423153 511177 597658 471876

Porcino 395811 863635 1085830 946538 909229

Fuente: La Agricultura y la Ganadería Extremeñas 1987, 88, 89 y 90, y elaboración propia

4.3. LA EVOLUCION DEL TRABAJO

Los cambios en la estructura, así como la dinámica en laactividad, que se materializa en la evolución de cultivos y ganadería,tienen una traslación directa en la oferta del trabajo del sector.Aunque no es menos cierto que el evaluar las necesidades del sectoragrario es una tarea ardua, que sólo a niveles macroeconómicos yescala nacional ha sido realizado, con desagregaciones regionales dedifícil comprobación37.

Para nuestro análisis creemos que la fuerza de trabajo declaradaen los Censos Agrarios constituye un indicador bastante apropiado,con todas sus limitaciones38, si bien la estimación final de lasnecesidades del sector deberá considerar otras variables complemen-tarias39.

Para el conjunto regional el Censo '82 estimaba la utilización detrabajo en la explotaciones en 77.124 UTA40, y en 1989 la cifra se ha

37Vid. G. Escudero (supra pag. 72), Requerimientos de empleo... Trabajo de 1987sobre datos de la Red Contable Nacional Agraria, aplicando índices de la CEE38Además de las dificultades para obtener y explotar datos de la Red ContableNacional Agraria dentro de los plazos marcados, estimamos que sus proyeccionespueden contener importantes sesgos, por las propias características inherentes alsistema contable, basado en una reducida muestra de explotaciones voluntarias, y portanto con un nivel técnico/cultural/organizativo no siempre representativo del conjuntode las de su entorno.39Como tablas de costes o escandallos de cultivos de la región.40UTA=Unidades equivalentes de trabajo de un hombre a tiempo completo en un año.En el cuadro se recoge la equivalencia entre UTA, jornadas, horas y porcentaje deltiempo anual del trabajo de una persona a tiempo completo.

% Tiempo completoHoras

JornadasUTA

> 0 a < 25> 0 a < 560> 0 a < 69

> 0 a < 0,2525 a < 50

116

reducido a 60.585. En la tabla se recogen las variaciones según las categorías

básicas, y los tamaños de las explotaciones. Como puede observarse,y se resume en el gráfico, los descensos más notables se dan en lasexplotaciones de menor tamaño. Sin embargo, es significativo que esen las grandes explotaciones en las que se ha dado un mayor des-censo en la utilización de trabajo asalariado, habiendo aumentado porel contrario en las pequeñas explotaciones de entre 5 y 20 Has.

El descenso en los niveles de rentas de los pequeños agriculto-res les ha obligado a dedicar cada vez menos trabajo a las explotacio-nes, dedicando el tiempo de trabajo liberado con la mecanización aobtener ingresos en trabajos fuera de la explotación.

De ahí que el descenso más importante se dé en la categoría deAyuda Familiar. Si en el Censo de 1982 eran menos de 7.000 lasexplotaciones declaraban contar con miembros de la familia delempresario con actividades lucrativas fuera de la explotación, en1989 la cifra se elevaba a casi 16.000, siendo en Badajoz el aumentomucho más notable.

No obstante, aunque el descenso de la ayuda familiar esimportante, a los efectos de los objetivos de este trabajo (el mercadode trabajo) es de mayor importancia la pérdida que se opera en eltrabajo asalariado. Sobre todo si tenemos en cuenta que el descensoes más acentuado en las grandes fincas, y son éstas precisamente lasmayores empleadoras de mano de obra salariada (casi la mitad deltrabajo asalariado se desarrolla en las explotaciones mayores de 200Has).

560 a < 111269 a < 1380,25 a < 0,550 a < 75

1112 a < 1664207 a <2070,5 a < 0,7575 a < 100

1664 a < 2220207 a < 2750,75 a < 1

1002200 y más275 y más

1117

En suma, estos datos vienen a confirmarnos nuevamente eseambivalente proceso de extensificación/intensificación, en el que laelección entre un modelo extensivo en el uso del suelo y el trabajo, eintensivo en capital, y alternativamente de un modelo intensivo en lautilización del suelo y el trabajo y también intensivo en capital (elaumento de la mecanización y, en general, de los inputs agrarios ha

afectado a todo tipo de explotaciones), ha estado condicionado por el

118

Variación en la fuerza de trabajoCACERES BADAJOZ EXTREMADURA

1982 1989 1982 1989 1982 1989 89/82 (%)

VARIACION TOTAL UTAS

<5 Has 11695 7477 5564 4919 17259 12396 -28.17

5-20 Has 12338 8894 9062 7279 21400 16173 -24.42

20-50 Has 3503 2853 5541 4555 9044 7408 -18.08

50-200 Has 3292 2963 6238 5739 9530 8702 -8.68

>200 Has 7751 5647 10188 9269 17939 14916 -16.85

Variación en las UTA aportadas por el empresario

<5 Has 7071 4477 3873 3564 10944 8041 -26.52

5-20 Has 6492 4643 5910 4917 12402 9560 -22.91

20-50 Has 1952 1426 2964 2640 4916 4066 -17.29

50-200 Has 1297 1035 2113 2070 3410 3105 -8.94

>200 Has 734 582 939 839 1673 1421 -15.06

Variación en las UTA aportadas por la Ayuda Familiar

<5 Has 3708 2110 1147 962 4855 3072 -36.72

5-20 Has 4484 2644 1997 1361 6481 4005 -38.20

20-50 Has 857 570 913 635 1770 1205 -31.92

50-200 Has 476 347 815 589 1291 936 -27.49

>200 Has 296 214 467 372 763 586 -23.19

Variación en las UTA aportadas por el Trabajo Asalariado

<5 Has 916 890 544 393 1460 1283 -12.12

5-20 Has 1362 1607 1155 1001 2517 2608 3.615

20-50 Has 694 857 1664 1280 2358 2137 -9.37

50-200 Has 1519 1581 3310 3080 4829 4661 -3.47

>200 Has 6721 4851 8782 8058 15503 12909 -16.73

Fuente: Censos Agrarios de 1982 y 1989 y elaboración propia

tamaño de la explotación.

La reducciónde la superficiecultivada; laagudización deldesequilibrioestructurallatifundismo/mi-nifundismo, queinfluyen negativa-mente y por igual enel mercado de

trabajo (es en las explotaciones menores de 1 Ha y mayores de 100donde se dan las menores proporciones de tierra labrada); laintensificación en capital, con un ligero aumento de la superficie deregadío, y sobre todo de la mecanización41 han sido elementos quehan inducido un descenso en las necesidades de fuerza de trabajo. Yla propia actividad económica del sector ha seguido en los últimosaños, según se ha visto, un proceso ambiguo: aunque se ha dado unnotable aumento porcentual en las superficies de algunos cultivosintensivos en trabajo, otros no menos intensivos han sufrido notablesdescensos, aumentando a la vez los cereales y el girasol en elregadío. Las tendencias más recientes indican que, efectivamente,estamos en un momento ambiguo de intensificación/extensificación.Tan sólo en la ganadería se dan dan índices claros de crecimiento, sibien entre 1989 y 1991 parece haberse entrado en un proceso deestancamiento en la ganadería más intensiva en trabajo.

Relacionando aspectos de estructura y de coyuntura, cabeinsistir en cómo las grandes propiedades se adaptan a la nuevasituación creciendo in extenso, mientras que los pequeños ymedianos agricultores, los agricultores directos, se adaptan creciendoin intenso, produciéndose un reajuste de la fuerza de trabajo. En

41No obstante, la mecanización todavía no ha alcanzado los niveles de intensificaciónde otras zonas del Estado: la media de tractores por cada 100 Has labradas es de 2,43para Extremadura, frente a 5 a nivel nacional; si consideramos la totalidad de la SAUla relación está aún más alejada, con 3,33 tractores por cada 100 Has de SAU enEspaña, frente a 0,88 en Extremadura.

119

general asistimos a una reducción del empleo, que fundamentalmentese centra en la ayuda familiar y, en mayor medida, en el trabajoasalariado.

En general se muestra que el abandono de explotaciones se daen mucha mayor medida en las pequeñas: hay una relación directaentre el tamaño de la explotación y la tasa de pérdida de trabajo entrelos titulares de explotación, así como en lo que a la ayuda familiar serefiere. Sin embargo, hemos observado cómo se asiste a un fenómenoimportante: son las explotaciones pequeñas-medias (de entre 5 y 20Has) las únicas en las que aumenta, en el periodo intercensal, eltrabajo asalariado (habiéndose intensificado más que las otras, ydesviándose parte del trabajo del titular y sobre todo de la ayudafamiliar hacia otras actividades complementarias a la agricultura, handebido recurrir en mayor medida a la ayuda del trabajo asalariado).

La nueva PAC añade, en algunos cultivos y especies ganaderas,numerosas incertidumbres. Sin embargo, fuera de las tendenciasgenerales, ya descritas para el caso del conjunto nacional, hacia unareducción del empleo agrario y una potenciación en las áreas ruralesde sectores anejos al agroganadero, no pueden hacerse grandesprevisiones sobre el impacto directo de la PAC en Extremadura. Elfuerte debate político que enmascara dichas previsiones nos inclina ano considerar las cifras que se han barajado en diversos informes, yque por ejemplo hacen oscilar la disminución del número deexplotaciones entre 15.000 y 75.000. En cualquier caso, al cierre deeste informe todavía no ha finalizado el definitivo diseño normativode la PAC. Por otro lado, especificidades en Extremadura como laexistencia del subsidio de desempleo agrario o el PER, y paramuchas áreas rurales españolas la permanencia del caracter estructu-ral de la agricultura como sector refugio en momentos de crisiseconómica, hacen aún más peligrosas tales proyecciones.

120

Segunda Parte:EL EMPLEO Y EL PARO EN

LA AGRICULTURA EXTREMEÑA

118

Capítulo 5TRABAJO Y EMPLEO

EN LA AGRICULTURA EXTREMEÑA

Se ha hecho ya repetida referencia a la conveniencia de noceñirse a una fuente en exclusividad, al analizar aspectos del empleoagrario. Por ello en este capítulo se utilizarán indistintamente(señalándolo en cada caso) distintas fuentes, pues los aspectoscubiertos son diversos en cada apartado. Trabajaremos a partir delCenso Agrario de 1989, de la Encuesta de Estructuras de 1987, yde la Encuesta de Población Activa. Superponiendo los elementosde mayor utilidad y fiabilidad de estas tres fuentes, podemosconstruir un cuadro global que nos acerque a la realidad del empleoagrario, que analizaremos con mayor detenimiento en este capítulo.

5.1. LOS DATOS BASICOS

En el cuadro siguiente se recogen las magnitudes básicas delempleo agrario según las tres fuentes utilizadas1.

El empleo en la agricultura extremeña

ENCUESTA 87 CENSO 89 EPA 91 (3T)

NUM. % NUM. % NUM. %

OCUPACION TOTAL 77243 100,00 60823 100,00 68500 100,00

Titulares de Explotación 39059 50,57 27161 44,66 26900 39,27

Ayuda Familiar 16033 20,76 10014 16,46 9100 13,28

Asalariados 22251 28,81 23648 38,88 32500 47,45

Fuente: Censo Agrario 1989, Encuesta de Estructuras 87, EPA y elaboración propia

Como puede verse, la variación entre todas ellas es muy

1En el caso del Censo y de la Encuesta de Estructura, se han tomado no los titulares opersonas, sino las Unidades de Trabajo Hombre declaradas, por ser la unidad máscomparable con la categoría de ocupados de la EPA.

119

notable, lo que ilustra las dificultades para una correcta evaluacióndel empleo agrario.

Las variaciones son aún más significativas si atendemos a lacomposición del trabajo. En la Encuesta de Estructuras destaca elpeso exagerado de la Ayuda Familiar, así como la elevada participa-ción atribuída a los titulares de las explotaciones. La mayor similitudde magnitudes entre el Censo Agrario y la EPA (correspondiente al3er trimestres de 1991) nos hace tomar estos datos como más fiables.En base a ello haríamos oscilar la ocupación real en la agriculturaextremeña entre 60.000 y 68.000 empleos2. De éstos, unos 27.000corresponderían a los empresarios agrarios (titulares de explotación);entre 23.000 y 32.000 a asalariados, y el resto (algo más de 9.000empleos) al concepto de Ayuda Familiar.

2La primera convicción que deriva de estos datos es, en cualquier caso, laimposibilidad de que, de la aplicación de la PAC, se derive la pérdida de 50.000 eincluso 75.000 empleos en la agricultura extremeña, como se ha llegado a afirmar enalgún documento hecho público. En el peor de los casos significaría perder másempleos de los que actualmente existen -hecho improbable-, y en el mejor de los casossupondría la permanencia de poco más de 15.000 personas para administrar casi tresmillones de Has de SAU y unas 800.000 Unidades Ganaderas.

120

Aunque manejaremosestos datos, por su caracterhomogéneo, en lo que serefiere al empleo agrario, seha apuntado en otroapartado el interés de losdatos de afiliación alREASS como una fuentecomplementaria. A esterespecto, en 1990, elnúmero de afiliados alRégimen Especial Agrariode la Seguridad Social erade 101.200 en la región, delos cuales tan sólo 20.500lo eran por Cuenta Propia;cifra ésta que contrastafuertemente con las que seacaban de exponer. Sinembargo, hay que que hacerdos consideraciones: de unlado está la convicción,entre los expertos en lamateria, de que muchosagricultores por cuentapropia (distribuyendo lapropiedad de la explotaciónentre varios miembros de lafamilia, para no sobrepasar la base imponible) están afiliados porcuenta ajena con el fin de poder acceder más fácilmente al PER paracomplementar sus ingresos e incluso, si es el caso, al subsidio dedesempleo agrario3. De otra parte hay que considerar la existencia de

3En el conjunto nacional, para el Censo Agrario de 1989 y datos de afiliación alREASS de 1990, aparecía un afiliado por cuenta propia por cada 2,5 explotacionescon tierra labrada (cada 4,2 en Extremadura), y 3,54 afiliados por cada 100 Haslabradas (2,2 en Extremadura). Sin embargo, en cuanto a afiliados por cuenta ajena, anivel nacional había uno por cada 1,72 explotaciones con tierra labrada (cada 1,1explotaciones en Extremadura), y 6,1 afiliados por cada 100 Has tierra labrada (9 enExtremadura). La existencia en la provincia de Sevilla (donde se sitúan 1/4 parte detodos los jornaleros subsidiados de Andalucía y Extremadura) de 21,9 trabajadores por

121

El empleo en el Censo Agrario

Censo 89 %

UTA TOTALES 60823 100

UTA FAMILIARES 37175 61.1

UTA Titular 27161 44.7

UTA Ayudas 10014 16.5

UTA ASALARIADOS 23648 38.9

UTA Fijos 8850 14.6

UTA Eventuales 14798 24.3

Nº TITULARES 114992 100

Nº Hombres 94028 81.8

Nº Mujeres 20964 18.2

Nº <25 1370 1.2

Nº 25-54 51676 44.9

Nº 55-64 33940 29.5

Nº >=65 28006 24.4

Nº Titulares con OAL 46309 40.3

Nº AYUDAS 48301 100

Nº Ay.Varones 26575 55

Nº Ay.Mujeres 21726 45

Nº Ay.<25 10685 22.1

Nº Ay.25-54 27405 56.7

Nº Ay.55-64 7576 15.7

Nº Ay.>=65 2635 5.5

Ayudas con OAL 19247 39.8

ASALAR.FIJOS 10263 100

numerosas empresas, y grandes propietarios rurales titulares de ex-plotación, que quedan obviamente fuera del REASS.

El empleo en el Censo Agrario

En el cuadro adjunto se resumen las características esencialesdel empleo según el Censo Agrario. Los datos referentes al sexo y laedad de los trabajadores hacen referencia al número de personas(salvo en el caso de los jornaleros eventuales, de los que el CensoAgrario no recoge datos referentes a número de personas).

De entre los empresarios (titulares de explotación), observamosque los niveles de envejecimiento son relativamente altos (una cuartaparte tiene 65 o más años, y alcanza un 55% si incluímos a losmayores de 55 años). Tan sólo un 1,2 % tienen menos de 25 años.

La ayuda familiar es sensiblemente más joven. Casi un 79%tiene menos de 54 años, y de entre las 10.685 personas clasificadasbajo este concepto, menores de 25 años, es de prever que surjan losreemplazos necesarios al frente de las explotaciones.

En el caso de los asalariados fijos (de los eventuales no sedispone de este dato), aunque el 75% de los empleados tiene entre 25y 54 años, se observa claramente cómo el número de menores de 25años es insignificante: un 3,5%.

Si tenemos en cuenta que en el Censo de 1982 los menores de25 años alcanzaban a un 6,5% del total de asalariados fijos, parecerazonable pensar que el descenso del empleo asalariado (que ya se hareducido de 12.685 en 1982 a 10.263 en 1989, esto es un 19%) va acontinuar.

Atendiendo al sexo de los trabajadores (y haciendo abstracciónde los distintos niveles de intensidad en la ocupación, a los queharemos referencia más adelante), se observa que la mayor presenciafemenina se da en la categoría de ayuda familiar, donde llegan asuponer un 45 %, mientras que entre los titulares suponen tan sólo un18,2 %.

Entre los asalariados, son insignificantes el número deempleadas fijas (un 3 % del total), y bajo también, aunque nota-blemente superior, el porcentaje del trabajo eventual que aportan (un

cuenta ajena por cada 100 Has labradas, y de un afiliado por cuenta propia sólo cada 5explotaciones de tierra labrada, ayuda a entender el caso.

122

14,6 % de las jornadas).Otro aspecto de interés que nos muestra el Censo Agrario es que

más del 40 % de los titulares de explotación y un porcentaje similarde las ayudas familiares disponen de una segunda actividad lucrativa.

Si atendemos a los datos que nos ofrece la Encuesta deEstructuras, al menos el 74 % de los titulares con otra actividadlucrativa tendrían en ésta su principal ocupación, y en el caso de lasayudas familiares esta tasa se elevaría al 79 %.

El empleo en la EPA

El siguiente cuadro recoge los datos de detalle, ciertamente másescasos, que aporta la EPA. Frente a las 173.556 personas que, sincontar los asalariados eventuales (no cuantificados en número de per-sonas por el Censo Agrario), estaríandependiendo de forma principal osecundaria de la Agricultura, segúnel Censo (60.823 puestos de trabajo,considerando las UTA), la EPA pro-pone una población activa agraria,como media del año 91, de 83.400personas, de las que 65.600 estaríanocupadas y 17.800 (un 21,3%) seencontrarían en paro. En el tercer tri-mestre de ese año, la poblaciónactiva se estimaba en 87.700 per-sonas, de las que 68.500 estabanocupados. De entre los ocupados,26.900 (un 39%) serían empresarios(de estos tan sólo un 3,7% eranmujeres, lo que contrasta con el 18%de titulares de explotación femeninasque ofrecía el Censo); 9.100 per-sonas estarían recogidos dentro delconcepto de Ayuda Familiar (un13%, de los que a su vez el 52,7%serían mujeres); y 32.500 serían

123

EPA91

3er Trim

Mediaanual

POBLACION ACTIVA 87.7 83.4

Ocupados 67.9 65.6

Parados 19.8 17.8

OCUPADOS 68.5

<19 años 3.7

20-24 años 5.8

25-54 años 41.8

55 y más 17.2

OCUPADOS VARO-NES

59 57.8

<19 años 2.8

20-24 años 4.6

25-54 años 36.5

55 y más 15.1

OCUPADOS MUJERES

9.5 7.9

<19 años 0.9

20-24 años 1.2

25-54 años 5.3

55 y más 2.1

EMPRESARIOS 26.9

AYUDA FAMILIAR 9.1

ASALARIADOS 32.5 29

asalariados (un 48%, de los que un 11,3% serían mujeres). Según laEPA, el peso de la mano de obra asalariada es muy superior al de laaportación empresarial, en contraste con los datos ofrecidos por elCenso Agrario (el Censo es informado por los titulares deexplotación, y es normal que sobrevaloren su aportación al trabajototal de la explotación). Y, por otro lado, presenta una participaciónde la mujer, tanto en el caso de la ayuda familiar como de la mano deobra asalariada, sensiblemente superior a la que recoge el CensoAgrario, aunque notablemente inferior en lo que hace a losempresarios-titulares4.

En lo que a la distribución por edades se refiere, la EPA ofreceunos niveles de juventud de la población ocupada sensiblementesuperiores a los que se desprenden del Censo: un 13,8% de losocupados son menores de 25 años (frente a un 7.1% del conjunto depersonas que participan en las explotaciones según el Censo); y tansólo un 25,1% tienen 55 o más años (frente a un 42,8% en los datosdel Censo).

El empleo en la Encuesta de Estructuras

La EE estima, a partir de la muestra analizada, en 30.593 lasexplotaciones en las que se trabaja a tiempo completo en la región,ocupando, también a tiempo completo a 44.084 personas. Estavariable guarda diferencias notables con los datos ofrecidos por elCenso Agrario del 89 (55.200 personas a tiempo completo), y porsupuesto son datos muy inferiores a los reflejados por la Encuesta dePoblación Activa. Pero las diferencias son mucho más sustanciales siatendemos a la cantidad de trabajo asalariado eventual utilizado porlas explotaciones. Frente a las 2,3 millones de jornadas declaradas enel Censo, la EE estima las mismas en casi 3 millones.

5.2. ESTRUCTURAS, ACTIVIDAD Y EMPLEO

Una vez conocidas las macromagnitudes del empleo agrario,

4Naturalmente, muchas titulares de explotación del Censo Agrario son titularessimbólicas, meramente de caracter formal; de ahí que no aparezcan luego reflejadas enla EPA.

124

interesa conocer dónde, en términos estructurales, se genera elempleo. Para ello debemos basarnos exclusivamente en los datosofrecidos por el Censo Agrario y, especialmente, en la Encuesta deEstructuras, que aporta una rica información todavía no suficiente-mente explotada al respecto5. El gráfico siguiente, elaborado a par-tirde los datos extraídos del Censo Agrario, aporta un primer elementode interés. En el gráfico se interrelacionan las Unidades de TrabajoAño declaradas para cada tamaño de las explotaciones, con lasuperficie de tierra labrada que dominan las explotaciones, todo elloagrupado por tamaños de explotación. De todo ello resulta un índicefiable de los niveles brutos (es decir, haciendo abstracción de la di-versidad de aprovechamientos, y de las desigualdades comarcales) dela intensidad de trabajo.

Considerando el conjunto de las formas de trabajo, se observaen el gráfico que hay una correlación inversa entre el tamaño de laexplotación, y la intensidad en el uso de trabajo (frente a 14 U-TA/100 Has de tierra labrada en explotaciones menores de 5 Has, enlas de más de 200 Has hay menos de 4 UTA/100 Has).

Sin embargo, si consideramos tan sólo el trabajo asalariado lacorrelación es directa: a mayor tamaño de las explotaciones corres-

5No queremos dejar de insistir en la poca fiabilidad de la Encuesta, por lo reducido dela muestra utilizada, en lo que hace a las desagregaciones regionales. Asimismo lautilización de los criterios EUROSTAT, aunque facilitan su comparación con las deotros países de la Comunidad, dificultad sobremanera su comparación con otrasfuentes nacionales. Pero es, en cualquier caso, la única fuente que puede permitirnostrazar unas grandes líneas sobre aspectos claves de la agricultura extremeña.

125

ponde mayor utilización de trabajo asalariado (1,5 UTA/100 Haslabradas en explotaciones menores de 5 Has, frente a 3,2 en lasmayores de 200 Has).

La Encuesta de Estructuras (EE en lo sucesivo) aporta elemen-tos complementarios de análisis, sobre todo en relación a lasvariaciones en la composición y distribución del trabajo según sea laorientación principal de las explotaciones. Esta encuesta agrupa lasexplotaciones en base a la orientación principal técnico-económicade sus actividades, con tres grandes clasificaciones: orientacionesesencialmente agrícolas, esencialmente ganaderas o mixtas6. Dentrode estas grandes clasificaciones hace luego unas subdivisiones porcultivos o especies ganaderas, según sea la orientación principal.

En base a estos datos podemos estimar qué subsectores de laAgricultura y la Ganadería generan más empleo. Especialmente-dados nuestros objetivos- en lo que al trabajo asalariado se refiere.

Para facilitar la explotación de los datos y la homogeneizaciónde los mismos hemos dejado de lado algunas de las orientaciones,por su escasa significación en el conjunto regional, centrándonos enlas principales7.

La primera distinción la haremos entre los dos grandessubsectores, Agricultura y Ganadería. Si tomamos la distribución dela producción total agraria en el año de la encuesta, 1988 (dejando aun lado la producción forestal y otras producciones, que podemosatribuir por igual a las explotaciones con orientación agrícola comoganadera), observamos que un 60,3% de dicha producción procederíade la Agricultura, frente a un 39,7% de la Ganadería. En el cuadro siguiente se recoge la evaluación, a partir de la EE, del peso delconjunto de las explotaciones con orientación esencialmente agrícola(EOEA), y las de orientación esencialmente ganadera (EOEG).

6Con independencia de que las de orientación agrícola puedan tener además ganado, oviceversa.7La clasificación completa, basada en los criterios EUROSTAT, puede verse enEncuesta de Estructuras, op. cit. Anexo III, pag. 150

126

Lo primero que llama la atención es el mayor peso, en cuanto a nú-mero y respecto de su aportación a la producción total, de las EOEA(un 76% de las explotaciones, frente a un 60,3% de la producción).Podemos colegir que las explo-taciones esencialmente ganaderasson de mayores dimensiones quelas agrícolas, así como que, en lasexplotaciones agrícolas, hay másganadería complementaria que a lainversa.

Un aspecto que interesaasimismo resaltar es que en lasEOEA hay índices menores dededicación a la explotación del titu-lar que en las EOEG, sin duda por-que el ganado requiere una mayor -presencia directa y continuada delempresario, mientras que la ex-plotación agrícola, si no tieneparticipación ganadera, puedegestionarse más fácilmente a dis-tancia. Así, más de la mitad de lostitulares de EOEA (un 54,6%) dedi-can menos de un 25% de su tiempoa la explotación, y son más de dostercios si consideramos a los quededican menos del 50% del tiempo(en las EOEG son poco más de untercio los que dedican menos del25% del tiempo). Por el contrario,en las EOEG el 40% de lostitulares se dedican a ellas a tiempocompleto, mientras en las agrícolastan sólo lo hacen un 21,5%.

Simultánea yconsecuentemente, en lasexplotaciones agrícolas es superiorel porcentaje de titulares que

127

Intensidad de trabajo según orientación productiva

Agríc. Ganad.

EXPLOTACIONES 65298 20635

UTA TOTAL EXPL. 45489 22389

UTAs/Explotación 1.44 1.09

UTAS TITULARES 23847 10585

TIT.T.COMPL. <25 % 54.60 38.83

TIT.T.COMPL. 25-50 % 12.37 9.91

TIT.T.COMPL. 50-75 % 9.45 9.77

TIT.T.COMP. 75-100 % 2.04 1.63

TIT.T.COMPL. 100 % 21.54 39.86

TRABAJO FAMILIAR 10200 4162

% Expl. con Tr.Famil. 34.54 27.56

Personas/Explot 1.45 1.32

% T.Completo 23.58 35.55

% T.Parcial 76.42 64.45

TRAB.ASALAR.FIJO 3810 5420

% Explotaciones 2.76 11.65

Personas/Explot 2.63 2.65

UTAs/Explot 2.11 2.25

TRAB.ASA.EVENT. 7632 2222

Horas/Explot 1062 1351

UTA Event/Asal.Fijo 0.80 0.35

OTRA ACTIVIDAD LABORAL (OAL)

% TITULS. CON OAL 37.70 26.21

% TITLS. CON OAL 1 28.27 20.25

% sobre todos OAL 75.00 77.24

% TITLS. CON OAL 2 9.42 5.97

% sobre todos OAL 25.00 22.76

% CNYGS. CON OAL 0.00 0.75

% EXP.C/OTRAS OAL 14.16 5.65

Miembros/Explotación 1.34 1.17

Fuente: Encuesta de Estructuras 1987 y elabora-ción propia

ejercen otra actividad lucrativa (un 38% frente al 26% en lasganaderas), así como es también superior el de que aquéllos queejercen otra actividad que es la principal (un 28% en las EOEA frentea un 20% en las EOEG). También es notablemente superior elporcentaje de otros miembros de la explotación que ejercen activida-des lucrativas fuera del sector (un 14,6% en la agricultura, con unamedia de 1,3 miembros por explotación, frente a un 5,6% en laganadería, con 1,1 miembros de media por explotación).

En lo que hace al propio trabajo familiar, son las explotacionesagrícolas las que en mayor medida lo utilizan, pero es nuevamente enlas ganaderas en las que el porcentaje de ayuda familiar a dedicacióncompleta es superior, aunque no hay grandes variaciones.

El trabajo asalariado es asimismo utilizado en mayor medidapor las explotaciones ganaderas, tanto el fijo como el eventual.Mientras en las EOEA hay empleados fijos en menos de un 3% de lasexplotaciones, en las EOEG están presentes en casi un 12% de lasmismas, aunque la media de trabajadores por explotación es similar,en torno a 2,6. En cuanto a los trabajadores eventuales, mientras enlas explotaciones agrícolas se ofrecen al mercado una media de 1.062horas por explotación, en las ganaderas el número de horas de mediase eleva a 1.351.

En cualquier caso, según refleja el gráfico, aunque la intensidadde trabajo es superior en las explotaciones ganaderas, en términosabsolutos es muy superior la cantidad de trabajo empleada en las

128

explotaciones agrarias. Frente a 22.000 UTA ofrecidas por las EOEG,las EOEA sobrepasarían las 45.000 UTA. Siendo asimismo superiorel número de UTA absolutas por explotación (1,44 en la agricultura,frente a 1,09 en la ganadería).

Cultivos, ganados y empleos

Este análisis cabe hacerlo, sin embargo, más allá de la diferen-ciación básica entre Agricultura y Ganadería. Pues, aún partiendo deque, en Extremadura, a menudo encontramos una presencia mixta deambos subsectores, sin embargo pueden definirse una serie deorientaciones principales, según cultivos o especies ganaderas máspresentes en las explotaciones, con niveles muy distintos deutilización de trabajo, especialmente en lo que hace al trabajoasalariado.

En el primero de los cuadros siguientes se sintetizan lascaracterísticas de las principales orientaciones productivas agrícolas:cereal, diversidad de cultivos (que recoge la importancia del girasol yotros cultivos industriales), horticultura, viticultura, frutales, olivar yleñosos diversos.

Como puede observarse, lo primero que destaca es la relacióninversa existente, casi perfecta, entre intensidad de trabajo absoluta yrelativa. Como más adelante se plasma en el gráfico, son lasexplotaciones centradas en la horticultura y los frutales las queemplean más UTA por Ha, pero debido a la pequeña importanciacuantitativa de estas explotaciones, el volumen bruto de trabajo quegeneran supone un mínimo porcentaje del trabajo agrícola total de laregión.

En cualquier caso, estos datos demuestran que la transforma-ción en regadío, y la intensificación de la agricultura de regadío,suponen la multiplicación del empleo casi por ocho.

129

130

Intensidades de trabajo según orientación productiva (agrícolas)Cereal Diverso Horticult Viticult Frutales Olivar Leño.Div.

Nº EXPLOTACIONES 11828 10629 1966 2827 2020 16941 5802

Superficie Total Has 350943 230207 4551 44113 14845 123934 83417

SAU Has 298868 214511 4263 43487 13562 101589 79233

Tamaño Medio 29.67 21.66 2.31 15.60 7.35 7.32 14.38

UTAs TOTAL 8506 12977 943 1600 2099 5097 4194

UTAs/Explotación 1.39 0.82 2.08 1.77 0.96 3.32 1.38

UTAs/100 Has 2.42 5.64 20.72 3.63 14.14 4.11 5.03

UTAs/100 Has SAU 2.85 6.05 22.12 3.68 15.48 5.02 5.29

% Trabajo Titular<25 % 52.99 36.85 49.69 69.77 48.57 73.62 53.96

% Trabajo Titular 25-50 % 8.78 10.05 24.20 10.18 17.18 11.75 11.94

% Trabajo Titular 50-75 % 8.83 9.85 9.03 8.68 8.09 8.83 6.88

% Trabajo Titular 75-100 % 1.76 4.80 2.48 0.00 0.30 0.57 3.50

% Trabajo Titular 100 % 27.64 38.44 14.60 11.37 25.87 5.23 23.72

UTAs TITULAR 4759 5710 682 664 799 3250 2253

UTAs AYUDA FAMILIAR 2002.95 4027.64 159.77 263.72 238.61 841.98 797.43

% Explot. con Ayuda Familiar 31.48 49.39 23.91 29.43 34.85 28.79 37.71

Personas/Explotación 1.36 1.54 1.46 1.33 1.30 1.54 1.48

% a Tiempo Completo 78.67 28.00 3.06 9.03 8.75 1.36 10.71

% a Tiempo Parcial 21.33 72.00 96.94 90.97 91.25 98.64 89.29

UTA s ASALAR. FIJOS 890 929 67 143 274 237 326

% Explotaciones 3.34 3.20 1.37 3.15 3.91 1.87 3.57

Personas/Explot 2.48 2.92 6.00 1.85 4.51 2.40 1.61

UTAs/Explot 2.25 2.73 2.48 1.61 3.47 0.75 1.57

UTAs/100 HasSAU TOTAL 0.30 0.43 1.57 0.33 2.02 0.23 0.41

UTAs ASALAR.EVENTUAL 854.05 2310.36 34.23 529.28 787.39 768.02 817.57

Horas/Explot 737.74 1607.84 660.87 1099.16 2597.33 467.25 1137.22

Horas/100 HasSAU 6.34 23.91 17.83 27.02 128.89 16.78 22.91

UTAs/100 Has SAU 0.29 1.08 0.80 1.22 5.81 0.76 1.03

UTA Event./Asal.Fijo 0.91 0.94 0.41 0.87 0.77 0.31 0.98

OTRAS ACTIVIDADES LABORALES COMPLEMENTARIAS (OAL)

% Titulares con OAL 25.56 20.97 43.03 60.35 36.73 44.42 45.04

% Tituls con OAL principal 18.41 12.06 24.67 52.56 30.25 37.67 37.23

(% sobre todos OAL) 72.01 57.51 57.33 87.10 82.35 84.80 82.66

% Tituls con OAL secundaria 7.15 8.91 18.36 7.78 6.49 6.75 7.81

(% sobre todos OAL) 27.99 42.49 42.67 12.90 17.65 15.20 17.34

% Cónyugues con OAL 0.00 0.01 0.07 0.05 0.08 0.01 0.03

En cualquier caso la aparición de la variedad, sea cual sea lacombinación, respecto del monocultivo cerealista, supone por lomenos doblar la demanda de empleo. Por cada 100 Has transforma-das en regadío y dedicadas a horticultura o fruticultura, estaríamosaportando entre 15 y 22 nuevas Unidades de Trabajo Año. O, dichode otro modo, empíricamente observamos que mientras en lasexplotaciones cerealistas se precisan casi 35 Has para ofertar unaUTA, en el olivar la superficie se reduce a 20 Has, a 27 en la vid, a6,5 Has en frutales y a menos de 5 Has en horticultura8.

En lo que hace a las tipologías ganaderas, en el cuadro de lapágina siguiente se sintetizan los datos correspondientes a lasorientaciones principales de bovino de leche, bovino de carne,bovino combinado, ovino/caprino y porcino.

Comparando el peso relativo y absoluto del trabajo demandadopor las distintas tipologías, se observa que, si relacionamos lasUnidades de Trabajo Año con las Unidades Ganaderas estandariza-das, resulta ser el vacuno de leche el más intensivo en trabajo,seguido por el vacuno mixto carne/leche, el ovino, el vacuno decarne y a notable distancia el porcino.

Sin embargo, si consideramos el volumen absoluto de trabajoaportado, destaca sobremanera el ganado ovino; Siendo asimismo lasexplotaciones de porcino las que menos aportación en trabajopresentan.

Si analizamos la relación entre el porcentaje de titulares condedicación completa, y el volumen de UTA ofertados al mercado detrabajo asalariado, se corrobora lo dicho. Las explotaciones orienta-das al ovino/caprino presentan la mayor necesidad de asalariados porcada 100 UG, aún cuando tienen el menor índice de titulares condedicación exclusiva. Por lo mismo, las explotaciones orientadas alvacuno mixto y especialmente al de leche, al tener unos índices dededicación de los titulares superiores, tienen una demanda menor demano de obra asalariada.

8Puede consultarse el trabajo original, en la Dirección General de Planificación de laJunta de Extremadura. Ver pags. 56-67, con un análisis más pormenorizado de losdatos ofrecidos por la Encuesta de Estructura.

131

Intensidades de trabajo segun orientacion productiva (ganadería)

Bov.Leche Bov.Carne Bov.Combi Ovino Porcino

EXPLOTACIONES 1850 2385 814 9760 1005

TOTAL Unids. Ganaderas 24005.80 76162.60 16186.10 203598.40 30376.70

U.G./Explotación 12.98 31.93 19.88 20.86 30.23

UTAs TOTAL EXPLOT. 1755 2747 858 9524 838

UTAs/Explotación 0.95 1.15 1.05 0.98 0.83

UTAs/100 U.G. 7.31 3.61 5.30 4.68 2.76

UTAs Trabajo titular 1295 1418 634 3768 515

% dedican <25 % tiempo 21.88 23.78 12.67 52.67 37.20

% dedican 25-50 % tiempo 10.18 8.88 11.32 8.88 10.00

% dedican 50-75 % tiempo 6.86 30.07 6.40 7.10 17.50

% dedican 75-100 % tiempo 3.86 0.99 0.12 1.41 0.20

% dedican 100 % tiempo 57.21 36.28 69.50 29.94 35.10

UTAs AYUDA FAMILIAR 428.36 486.45 150.27 1442.00 160.82

% Expl. con Ayuda Familiar 30.22 27.92 28.99 20.59 27.86

Personas/Explot 1.42 1.09 1.14 1.26 1.40

% A.F. a Tiempo Completo 33.29 48.90 39.93 38.77 18.62

% A.F. a Tiempo Parcial 66.71 51.10 60.07 61.23 81.38

UTAs ASALAR.FIJOS 23 558 71 3149 129

% Explotaciones 1.51 12.37 7.25 14.06 8.96

Personas/Explot 1.00 1.99 1.20 2.95 1.43

UTAs/Explot 0.82 1.89 1.20 2.30 1.43

UTAs/100 U.G. 0.10 0.73 0.44 1.55 0.42

UTAs ASALA.EVENTUAL 9 285 3 1165 33

Horas/Explot 267.61 1215.53 1500.00 1625.24 525.18

Horas/100 U.G. 79.15 821.93 37.07 1258.85 240.32

UTAs/100 U.G. 0.04 0.37 0.02 0.57 0.11

UTA Event/Asal.Fijo 0.31 0.49 0.04 0.29 0.26

OTRAS ACTIVIDADES LABORALES (OAL)

% TITULARES CON OAL 20.54 27.67 15.11 27.72 40.60

% Titulares con OAL 1ª 15.68 22.35 14.50 23.51 23.28

% sobre todos OAL 76.32 80.76 95.93 84.84 57.35

% Titulares con OAL 2ª 4.86 5.32 0.61 4.20 17.31

% sobre todos OAL 23.68 19.24 4.07 15.16 42.65

132

% Cónyugues con OAL 0.05 1.72 2.58 0.06 4.98

% Explot. con otras OAL 5.03 3.69 5.65 3.52 6.37

Miembros/Explotación 1.35 1.00 1.00 1.15 1.30

Fuente: Encuesta de estructuras Agrarias y elaboración propia

Atendiendo a la distribución absoluta del trabajo según lascategorías, de nuevo se muestra la importancia del ganado ovino/ca-prino, que se nos aparece como la especie ganadera que más trabajoaporta en la región, en todos los sentidos.

El gráfico resume, en lo que al empleo asalariado se refiere, lasituación para todas las orientaciones productivas analizadas. Serecoge la media de asalariados fijos por explotación, y el número deasalariados eventuales por cada asalariado fijo. Las explotacionesfundamentalmente orientadas a los frutales, productos hortícolas yovino/caprinas son las que en mayor medida utilizan, en términomedio por explotación, asalariados fijos. Y son estas mismas, junto alos cereales y los leñosos en general, además de las que simultaneanvarios cultivos sin preferencia por ninguno (policultivos), las quepresentan los mayores índices de empleo de eventuales por cadaasalariado fijo.

El trabajo en los principales cultivos extremeños

La importancia de los cultivos en el mercado de trabajo agrario

133

queda reflejada suficientemente en el cuadro y gráfico siguientes,que complementan los datos y estimaciones previas. El cuadro se haelaborado a partir de los datos suministrados por el Servicio deExtensión Agraria de la Junta de Extremadura, de los que se hanseleccionado una serie de cultivos bastante representativos de larealidad agraria extremeña. Se ha incluído, en el cálculo de tiempos,tanto la mano de obra utilizada en trabajos manuales como la precisapara las labores con maquinaria.

De un lado tenemos dos cultivos extensivos como el maíz y elgirasol, que según se observa prácticamente no aportan empleo (aúnconsiderando que se ha calculado sobre su cultivo en regadío, queprecisa algo más de trabajo por el riego).

Por el contrario, el bloque de cultivos intensivos de regadíosupone una variación abismal. Para el espárrago se ha considerado lamedia de seis años de cultivo, por cuanto varían las necesidadessegún que la plantación esté o no esté en producción. Evidentemente,a la vista de los datos el espárrago puede ser considerado en laactualidad como el cultivo social por excelencia en la región, aunquealgo parecido puede decirse del tomate y tabaco. El fuerte peso de lostrabajos de recolección explica las puntas que, como se analiza enotros apartados de este estudio, atraen a los trabajadores inmigrantesal no ser suficiente con la mano de obra local.

En fin, se incluye el olivar, por constituir un ejemplo de cultivointensivo en mano de obra en tierras de secano. Como se observa, apesar de su modesta aportación supera con creces las necesidades deempleo del girasol o el maíz.

134

El trabajo en los cultivos

Maquinaria Riego Recolección Otros

Girasol regadío 10.8 49 0 0

Maíz grano 30.08 16 0 2.66

Sandía acolchado 16.2 16 119 179.7

Tomate poco mecanizado 87.3 90 330 119.4

Espárrago blanco (Media 6 años) 45 24 523 105

Tabaco flue-cured 15.1 16 330 193.3

Olivar tradicional 13.8 0 61 17

Fuente: Servicio de Extensión Agraria y elaboración propia

5.3. EL EMPLEO EN EL TERRITORIO

Tan importante como conocer la distribución del empleo agrarioen función de las estructuras productivas, es analizarlo en lo que hacea su distribución en el territorio. Para ello se han utilizado los datosdel Censo Agrario 1989, sintetizando una serie de variablesesenciales, que se recogen en el cuadro siguiente, para las comarcasagrarias definidas por el MAPA.

Destaca una vez más la concentración del trabajo agrícola en laszonas de regadío. La comarca de Don Benito/Villanueva es la quepresenta un mayor volumen, con casi un 10% del trabajo de toda laregión. Tras ella destacan, con importancia similar, las comarcas deCoria, Navalmoral y Plasencia, cada una de las cuales reúne en tornoal 8% del trabajo. En conjunto, únicamente estas cuatro comarcassuponen un tercio del trabajo agrícola de la región.

Con valores ligeramente inferiores les siguen las comarcas deBadajoz, Mérida y Almendralejo (en torno a un 7% del trabajo cadauna de ellas). Jaraiz y Jerez (en torno a un 5% cada una), y tras éstasel resto de las comarcas. Herrera del Duque (con un 1,3% del trabajode la región) es la comarca en la que se totalizan menos Unidades deTrabajo Año de toda la región.

135

Trabajo total en la explotación, unidades trabajo año (UTA)CENSO AGRARIO 1989 VAR. % 89/82

TotalUTAs

UTAsTitular

UTAsCóny.

UTAs Otra A.F.

Total A.Fam.

UTAsAsalari.

Total Asalari.

Alburquerque 1163 380 23 74 97 686 -15.48 2.69

Almendralejo 4004 1842 43 468 511 1651 -13.01 -20.16

Azuaga 1371 517 26 102 128 726 -17.21 -6.44

Badajoz 4292 1394 88 600 688 2210 -5.42 -7.61

Brozas 948 462 23 49 72 414 -21.78 -10.39

Caceres 2533 1281 61 181 242 1010 -37.47 -36.48

Castuera 1951 1032 90 207 297 622 -31.52 -30.66

Coria 4923 2288 633 692 1325 1310 -38.78 -34.60

Don Benito 5710 2955 68 509 577 2178 -4.74 6.56

Herrera Duque 804 351 70 61 131 322 -1.23 52.61

Hervás 2368 1386 378 254 632 350 -37.91 -47.05

Jaraiz 3521 1510 645 492 1137 874 -22.15 21.39

Jerez 3161 1789 62 459 521 851 -22.51 -25.09

Llerena 2512 1199 24 263 287 1026 -11.52 -20.09

Logrosán 1895 920 133 178 311 664 -14.52 -15.63

Mérida 4242 1527 53 308 361 2354 -14.39 -10.83

Navalmoral 4838 1451 439 461 900 2487 -7.30 30.76

Olivenza 1443 524 26 136 162 757 -8.61 -8.57

Plasencia 4718 2027 436 608 1044 1647 -32.67 -1.02

Puebla Alcocer 1583 897 108 129 237 449 -19.89 -16.85

Trujillo 1947 1043 40 168 208 696 -30.29 -32.43

Valencia Alcántara 931 387 80 71 151 393 -5.77 -18.30

Extremadura 60858 27162 3549 6470 10019 23677 -21.09 -11.60

Fuente: Censo Agrario 1989, 1982 y elaboración propia

Las dos últimas columnas del cuadro recogen las variaciones enel número de UTA entre el Censo de 1982 y el de 1989.

Dentro del descenso generalizado en toda la región (un 21%), seobserva que entre las comarcas de regadío encontramos tanto losdescensos más acusados (casi un 39% en Coria) como los másmoderados (en torno a un 5% en Badajoz y Don Benito/Villanueva, yen torno a un 7% en Navalmoral). Parece que los regadíos de la

136

cuenca del Guadiana se han defendido mejor que las del Tajo.Curiosamente, es en Herrera del Duque donde la pérdida de

trabajo ha sido menor, manteniéndose prácticamente estabilizado. Lamiel, la caza y las actuaciones del SOF son posiblemente elementosque han retenido el trabajo agrícola, aunque en conjunto el volumende la comarca es, según se ha visto, insignificante en el total regional.

Si consideramos el empleo de asalariados, observamos tambiénque es en Herrera del Duque donde se da un crecimiento sustancial.Pero, tras este caso excepcional, son nuevamente las comarcas en lasque predomina el regadío las que muestran una mejor situación.

Así, en la de Navalmoral (donde el peso de Talayuela es muysignificativo) aumenta la utilización de mano de obra asalariada enmás de un 30%; en la de Jaraíz en más de un 20%, y en la de DonBenito en casi un 7% (aunque es también notable la pérdida en lacomarca de Coria, de casi un 35%).

Los siguientes mapas resumen gráficamente todos los aspectosreseñados en los párrafos anteriores, y se introducen algunoselementos comparativos de interés.

El Mapa 1 expresa la distribución general en el territorio deltrabajo agropecuario, distinguiendo a su vez la importancia que encada comarca tiene el trabajo de los titulares de explotación, la ayudafamiliar y el trabajo asalariado.

Destaca la participación del trabajo asalariado especialmente enAlburquerque, Mérida, Olivenza, Badajoz, Azuaga y Navalmoral. Laayuda familiar es especialmente importante en las comarcas delNorte de Cáceres, mientras que es insignificante en comarcas comoAzuaga, Brozas, Cáceres, Trujillo, Alburquerque o Mérida.

Es significativa la poca importancia que tiene en la comarca deMérida, e incluso en Don Benito, a pesar de la importancia que loscultivos intensivos en mano de obra tienen en esta comarca. Cabríarelacionar este dato con la elevada concentración de industriaagroalimentaria en estas zonas.

En lo que se refiere al trabajo del titular, adquiere granimportancia (más del 50% del trabajo total) en Jerez, Castuera, DonBenito, Puebla de Alcocer, Trujillo, Cáceres y sobre todo Hervás.

Los dos mapas siguientes relativizan el trabajo en cifrasabsolutas, al relacionarlo con la Superficie Agrícola Util (SAU),constituyendo en cierto modo un índice de intensidad comarcal.

137

ElMapa2recogelasUTAporcada100Has. deSAU,para eltotal detrabajo.Comose

observa, es en las sierras del Norte de Cáceres, junto a las VegasAltas del Guadiana, donde más intensidad de utilización de trabajoaparece; seguidos del resto de las zonas de regadío, y tras éstas lascomarcas de Logrosán, Alburquerque y todo el SurOeste de laprovincia de Badajoz.

El Mapa 3 recoge el número de UTA de trabajadores asalaria-dos; y aquí destacan nuevamente, con claridad, las cuatro principalescomarcas de regadío de la región (Don Benito, Badajoz, Navalmoral,Jaraíz), seguidas a poca distancia por el resto de comarcas en las quepredomina el regadío (Coria, Plasencia, Mérida) y por la comarca vi-ticultora de Almendralejo/Tierra de Barros.

Los otros dos mapas profundizan en diversos aspectos del

138

AZUAGA

LLERENA

JEREZ

OLIVENZA

CASTUERA

ALMENDRALEJO

BADAJOZ

HERRERA DUQUE

PUEBLA ALCOCER

DON BENITOMERIDA

ALBURQUERQUE

CORIA

HERVAS

PLASENCIA

JARAIZ

NAVALMORAL

LOGROSAN

VALENCIA ALCANTA

BROZAS

TRUJILLOCACERES

Fu e n te : Ce n s o A g ra rio 1 9 89y e l ab o rac ió n p ro p ia

MAPA 1DISTRIBUCION ESPACIAL/ESTRUCTURALDEL TRABAJO AGRARIO

Trabajo Empresarios

Trabajo Ayuda Familiar

Trabajo Asalariados

trabajo asalariado, que constituye el principal objeto de este estudio.El Mapa 4 recoge proporcionalmente a su importancia la distribu-ción comarcal de trabajo asalariado, en términos absolutos,mostrando nuevamente vuelve el peso de las grandes zonas regables.El Mapa 5 es un mapa de tendencia, que recoge, representada por in-tensidades de tono, la variación de trabajo asalariado entre losCensos Agrarios de 1982 y 1989, ya comentadas.

5.4. EL TRABAJO EN EL TIEMPO

Si el trabajo agrícola presenta profundas diferencias segúnorientaciones productivas y cultivos, y en relación con ello según lasdistintas comarcas agronómicas en la región, también son impor-tantes las diferencias en el tiempo, a lo largo del año.

El hecho de que, por ejemplo, el 65% de las labores del olivarcorrespondan a la recolección (casi el 80% sin incluímos la poda,realizada en la misma época), es doblemente significativo si tenemosen cuenta que se realizan entre enero y marzo. En áreas de policulti-vo, estas tareas coincidían tradicionalmente con el vacío de trabajoen los cereales (cuyo grueso de trabajo: recolección, preparación delsuelo para la siguiente cosecha y siembra, se realizaban entre julio ynoviembre), y eran seguidas o simultaneadas por el grueso deltrabajo en la viñas (bina, poda y cava), realizadas generalmente entrefebrero y abril. Naturalmente, el periodo de vacío que restaba en elaño se ha ampliado en estas zonas por efecto de la mecanización, queha hecho casi innecesaria la mano de obra en los cereales.

Aunque no entraba dentro de los objetivos del informe el aná-lisis pormenorizado de la distribución en el tiempo de todos lostrabajos agrícolas, hemos creído conveniente hacerlo con respecto aalgunos de los cultivos más representativos. Ello nos permitiráfundamentar mejor el concepto de paro estacional, o el propio detrabajo eventual.

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Para ello tomaremos precisamente los tres cultivos consideradoscomo los más intensivos en empleo de fuerza de trabajo, de entre losseñalados más arriba: tomate, espárrago blanco y tabaco flue-cured, alos que hemos considerado como actuales cultivos sociales de Ex-tremadura. Y, por supuesto, incluímos también aquí los trabajosrealizados con maquinaria, pues también precisan de conductores Enel gráfico se sintetiza este proceso. Puede observarse la concen-tración del trabajo entre los meses de junio y noviembre, destacandosobremanera el periodo de recolección del tomate (que hemossituado en septiembre, aunque a menudo se inicia en agosto y enalgunas zonas puede extenderse hasta octubre)9.

Prácticamente entre noviembre y junio no se necesita, paraatender a estos cultivos, mano de obra. Naturalmente, cuando el maízno se hallaba mecanizado, en las zonas de regadío los periodos detiempo no cubiertos por las hortalizas se ocupaban con la recoleccióny cultivo del maíz, y en otras áreas con la remolacha, pero en laactualidad ambos cultivos están mecanizados en casi un 90 % de suslabores.

9Obviamente, tan sólo en las grandes explotaciones son las máquinas conducidas poroperarios. En las pequeñas y medianas explotaciones son los propios titulares quienessuelen conducir la maquinaria. Sin embargo, el objetivo del diagrama es mostrar laevolución de la intensidad de trabajo a lo largo del año, más que la pura necesidad demano de obra asalariada. Por supuesto, en el caso de los titulares de explotación losvacíos significan tiempo de ocio, o para dedicvar a actividades complementarias,mientras que entre los asalariados los vacíos significan paro estacional.

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Capítulo 6APUNTES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO

DEL MERCADO DE TRABAJO

No es el objeto de este estudio el analizar la mecánica delmercado de trabajo en la agricultura. Sin embargo, convieneincorporar siquiera unos apuntes que contribuyan a completar lavisión general sobre los desequilibrios en el mercado.

Un aspecto fundamental a considerar al analizar el mercado detrabajo agrario es la caracterización del sector, a efectos de trabajo,como sector nido. Se ha comentado ya, en referencia a los agriculto-res, la importancia de las segundas actividades lucrativas, que muy amenudo son actividades principales, es decir la importancia de laagricultura a tiempo parcial. La propia atención que estos agriculto-res dedicarán a sus explotaciones variará en función de la rentabili-dad agraria del momento, pero sobre todo en función de la rentabili-dad de sus otras actividades1.

En el caso de la ayuda familiar, aunque en menor medida en elcaso de las cónyugues, la aplicación de trabajo a la explotaciónfamiliar dependerá asimismo de las disponibilidades de empleo(como empresarios, autónomos o asalariados) en otros sectoreseconómicos. Se ha visto asimismo que es habitual la existencia deuna segunda actividad lucrativa entre la ayuda familiar, sea o noprincipal: trabajo en algún pequeño negocio local, trabajo temporalen fábricas transformadoras agroindustriales, etc. No es inhabitual,por otra parte, encontrar jóvenes con estudios terminados (incluídoslicenciados universitarios), trabajando en la explotación familiar conmayor o menor intensidad hasta en tanto consiguen un trabajorelacionado con su categoría profesional.

1Los titulares de explotaciones muy pequeñas son a menudo emigrantes, cuyaocupación principal está siempre en otro sector productivo; si son agricultores dedicanparte de su tiempo a trabajar como peones para otros. En los tramos medios es másraro encontrar que los agricultores empleen el tiempo no aplicado en su explotación atrabajar para otros: tendrán pequeños negocios en sus propios pueblos, se emplearáncomo intermediarios, o trabajarán temporalmente en otros sectores (construcción,hostelería, conservería...). En las grandes explotaciones la mayor parte de los titularesse dedican fundamentalmente a otras actividades, como profesionales, funcionarios, ocomo titulares de otro tipo de negocios.

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En fin, en el caso de los asalariados la caracterización comosector nido es más aguda: en la medida en que les sea posible,migrarán verticalmente a otros sectores (agroindustria, construcción,hostelería...), retornando a la agricultura cuando falle el empleo.Aunque, según algunas opiniones, se considere que el subsidio dedesempleo agrario y el PER han reducido la intensidad de búsquedade otras alternativas sectoriales en muchos asalariados del campo, elhecho cierto es que el propio PER supone una migración sectorialtemporal, pues en la mayor parte de los casos los trabajos incluídosen el Plan de Empleo Rural son obras de urbanización y construc-ción. La propia existencia del PER, y el subsidio de desempleoagrario, producen que trabajadores de otros sectores (más a menudo,hijos jóvenes de éstos) se empleen en ciertas épocas como eventualesdel campo. En suma, este carácter de nido, unido a la tradicional yradical libertad de mercado en el sector (el mercado de trabajo delcampo está mucho más desregularizado en España que el de los otrossectores), dificulta ostensiblemente una lectura transparente delmismo.

El segundo aspecto a considerar es la rica gama de tipologíasocupacionales en el sector, que derivan en equivalente variedad desistemas de contratación, la mayor parte de los cuales siguenrespondiendo a los esquemas tradicionales. La transformación enregadío de vastas extensiones supuso, en su momento, un cambiosustancial en ciertas tipologías ocupacionales. En fin, la variedad deagriculturas presentes en la región invalida cualquier intento degeneralización al respecto, conviviendo sistemas de contrataciónsemifeudales con la búsqueda de especialistas a través de las oficinasde empleo.

Así, junto al trabajo asalariado, al que luego haremosreferencia, hay que señalar la importancia del intercambio de trabajo,especialmente entre pequeños agricultores de regadío (práctica muyextendida entre los colonos), quienes no siempre pueden permitirsecontratar asalariados en los momentos claves, como es en larecolección. Familias enteras intercambian en esas épocas su trabajo.Dentro de esta misma categoría de agricultores es relativamentehabitual, asimismo, el completar los ingresos con trabajo asalariado,bien a sueldo de otros que no pueden acceder al intercambio (por seragricultores sólo a tiempo parcial, por su estado físico, etc), bien en

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las grandes explotaciones del entorno. El producto de la propiaexplotación, algunos jornales fuera y, cuando es posible, el trabajo(sea del propio titular, o sobre todo de su esposa y sus hijas) en lasplantas transformadoras agroindustriales, componen el conjunto delos ingresos de estos pequeños agricultores.

Entre los pequeños agricultores, especialmente entre losrenteros y aparceros de secano, pueden observarse asimismonumerosos casos de esta compleja economía. Incluso en la Ganaderíapueden hallarse casos de pequeños ganaderos que completan losingresos de su explotación con la prestación de trabajos especializa-dos, normalmente a destajo, a otros ganaderos con explotaciones másimportantes (esquiladores, etc).

Aunque Extremadura sea, con Andalucía, uno de los pocosterritorios en los que se conserva la figura del jornalero puro, sin otrorecursos que sus brazos, en la actualidad la figura más generalizadaen Extremadura sería la del jornalero-propietario. Sea el que ensecano dispone de un cacho tierra, un olivar, una viña o una pequeñahuerta, sea el que en regadío dispone de una pequeña explotaciónagrícola que no alcanza una unidad mínima viable. De ahí que, dehecho, de los más de 101.000 afiliados al Régimen Especial Agrariode la Seguridad Social (REASS), casi 81.000 lo están comoTrabajadores por Cuenta Ajena; evidentemente, muchos de estostrabajadores por cuenta ajena poseen explotaciones, pero no alcanzanlas bases imponibles consideradas por la legislación como fundamen-to de una explotación mínima viable, lo que les obligaría a afiliarsecomo Trabajadores por Cuenta Propia2.

Para el trabajo fijo el asalariado suele ser buscado en el entornofamiliar de los otros asalariados ya contratados, o seleccionarse deentre los eventuales que se utilizan en la explotación; aunque si setrata de especialistas en alguna tarea es probable que se busquen através del INEM. En general este tipo de trabajadores están afiliadosal Régimen General de la Seguridad Social, a veces pertenecenincluso a un sindicato, y funcionan a todos los efectos comocualquier trabajador de otro sector.

2Por supuesto, como se pone de manifiesto en otros apartados, la existencia del PER yel subsidio para los trabajadores del campo es también fuertemente determinante delpeso que los trabajadores por cuenta ajena tienen en Extremadura, y aún en mayormedida en Andalucía, en el REASS.

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Según la zona o la orientación de la explotación, es probable noobstante la convivencia con relaciones laborales más complejas:como las que pueden derivarse de la residencia en una viviendaubicada en la propia explotación (en unas ocasiones consideradacomo prestación gratuita, en otras mediante pago de un alquiler), quea veces lleva emparejado el empleo (en este caso no siempreregularizado) de la esposa, o alguna hija, como asistenta en la casadel empresario; o las que se derivan de la pervivencia de usostradicionales como el pegujar o la senara, es decir derechos acultivar por su cuenta una pequeña parcela utilizando la maquinariade la propia explotación (en el caso de la ganadería, especialmente delanar y cabrío, se trata de la escusa, una pequeña punta de ganadopropio que se cría junto a la cabaña de la explotación). Evaluar, sinembargo, la importancia de la pervivencia de estas costumbres en laregión, es tarea en extremo difícil, y que cae fuera de las posibilida-des de esta investigación3.

El trabajo eventual, a menudo, sigue contratándose en la plaza,o en bares especializados, ahora en general por la tarde (aunquetradicionalmente se hacía en muchas zonas al despuntar el alba). Enmuchos casos persiste la figura del manijero o listero, mientras queen las pequeñas y medianas explotaciones es el propio agricultorquien acudirá a la búsqueda de los trabajadores. En el caso detrabajos que deben realizarse a destajo, por sus especiales caracterís-ticas (sobre todo recolecciones), funcionan a menudo cuadrillasespecializadas, a veces de estructura familiar, que se ofrecen a losagricultores en la propia explotación o en sus casas. A menudo lasexplotaciones tienen ya contactadas familias, de su municipio o deotros cercanos, que repiten todos los años. Las condiciones suelenpactarse libremente entre las partes, aunque en determinadas épocasy años se han planteado negociaciones colectivas, que han incluídomedidas de presión por ambas partes (huelgas, contrataciones selecti-vas...). En otras épocas funcionaron sistemas de contratación regladamás intervencionistas4, a las que se hará referencia en otros

3Desgraciadamente, a pesar del peso de la agricultura en la región, y de la importanciasocial del fenómeno campesino, está pendiente de hacer la gran investigación sobre lasformas de vida y trabajo campesino en Extremadura. Un esfuerzo que se nos aparececomo urgente, ante los profundos cambios socioecológicos que se están operando, porsu valor para la Historia.4Es el casos de los sistemas de contratación preferente del obrero local, el laboreo

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apartados. El propio Estatuto de los Trabajadores, que desde 1980 regula

las condiciones de trabajo en España, no incluye prácticamentereferencias al trabajo agrario. La Ordenanza General del Campo de1975 ha sido, en este sentido, durante años el principal instrumentode regulación del mercado.

En la actualidad, y sin perjuicio de que es la más completalibertad de mercado el esquema básico imperante en las relacioneslaborales en el campo, el mercado se rige, además de por la legisla-ción vigente en materia de Seguridad Social, y de lo que le afecte enla legislación general en materia de Higiene y Seguridad en elTrabajo, por los Convenios Colectivos Provinciales, negociados entrelas Organizaciones Profesionales Agrarias (OPAS) y los SindicatosObreros Agrícolas (SOAS), en Extremadura representados por laFederación de Trabajadores de la Tierra de UGT (FTT-UGT), y porel Sindicato de CC.OO. del Campo; en los convenios se han recogidoreivindicaciones largamente batalladas por los trabajadores, comopluses de distancia, desgaste de herramientas, dietas, etc. UnaComisión Paritaria, formada por cinco representantes de los trabaja-dores y cinco de los empresarios, se encarga de las funciones básicasde vigilancia e interpretación del convenio, y de conciliar y arbitrarcuando sea el caso.

forzoso de la tierra o el establecimiento de registros de contratación en las alcaldías, elturno riguroso, o los jurados mixtos, imperantes durante la II República, así como deotras medidas coyunturales utilizadas en periodos anteriores y posteriores, como losalojamientos.

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Como ilustración de la variedad de situaciones que puedenencontrarse en el mercado de trabajo, cabe recoger las categoríassalariales existentes en los convenios vigentes: obrero no cualificado,casero, guarda, obrero cualificado, oficios clásicos, guarda jurado,ganadero, tractorista, auxiliar administrativo, mayoral, almacenero,listero, manijero y encargado son las categorías existentes para lostrabajadores fijos5.

Entre los eventuales hay una categoría muy amplia de trabajosque recoge el resto de faena, junto a la poda de viña, arrapado ydemás faenas, vendimia de uva de vino, vendimia de mesa, recogidade aceituna para molino... Y existe un tratamiento especial paratrabajos como la recolección del espárrago. En cualquier caso, nohay que olvidar el impacto que los movimientos de inmigrantes, ytemporeros portugueses y gitanos, tiene en la desregulacióngalopante que se observa en el mercado de trabajo agrícola, como sepone de manifiesto en otros apartados del informe.

5A pesar de esta diversidad de categorías, las variaciones salariales son mínimas,oscilando en 1992 en menos de 100 pesetas por jornal.

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Capítulo 7EL PARO AGRICOLA EN EXTREMADURA

7.1. DESEMPLEO AGRICOLA Y DESEMPLEO RURAL

El título general de este estudio es "Paro, Mercado de Trabajoy Formación Ocupacional en el Sector Agrario". En principio, portanto, es el paro agrícola lo que interesa analizar, y se analiza, en elpresente documento. Sin embargo, si bien es fácil delimitar el paroindustrial, o el del sector servicios, especialmente cuando nossituamos en las ciudades, no ocurre lo mismo con el paro agrícola.

De hecho, estudios sociológicos muy tempranos han planteadola necesidad de incluir en la misma categoría de paro agrícola, en laszonas rurales, a la práctica totalidad del paro existente, por lacaracterística de nido, a la que hemos hecho repetida referencia, quetiene la Agricultura. Por lo que habría que hablar por tanto, tal vez,más bien de un paro rural que de un paro agrícola6. Trabajosrecientes, tanto en España como en otros países mediterráneos, hansubrayado tanto la dificultad de las distinciones internas7, como la dela clara distinción sectorial en este heterogéneo colectivo8. Ennuestro anterior informe ya remarcábamos, por otra parte, que"puede decirse que todas las referencias a la estructura sectorial delparo en Extremadura resultan en cierto modo inconsistentes, al nopoder determinarse con exactitud el paro agrícola real"9.

Una diferencia sustancial entre el paro industrial o de servicios

6Ver José Mª Fontana, El paro agrícola en España, Prieto, Granada, 1946, pags. 26 yss.7L.Castelluci&M.G.Eboli, La definición estadística de los agentes que intervienen enel mercado de trabajo rural, en REVISTA DE ESTUDIOS REGIONALES, nº 31,1992, pag. 59: "entre la ocupación y el desempleo hay una gama de graduaciones, encuyo interior los individuos asumen diversas posiciones. El primer tema de debate secentra en la individualización y la definición de los aspectos en los que estecontinuum se articula".8Ver L.Garrido & J.J.Gonzalez, El mercado de trabajo agrario: algunas cuestionesmetodológicas y discusión de resultados, en REVISTA DE ESTUDIOSREGIONALES, nº 31, 1992, pags. 45..55.9TESYT, Paro, mercado de trabajo y formación ocupacional en Extremadura, op.cit.pag. 117

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(lo que denominamos 'formas urbanas de paro') y el paro agrícola esque el primero es un fenómeno relativamente moderno, surgido apartir del desarrollo industrial y el auge de las ciudades, al compás delas crisis económicas, y que toma fuerza, como fenómeno de masas,a finales del siglo XIX10. Sin embargo el paro agrícola constituye unfenómeno que puede considerarse históricamente constante,consustancial a los diversos sistemas agrarios de producción,condicionado por las infraestructuras ecológica y tecnológica ydeterminado en último término por las estructuras productivas11.Hallamos, al menos desde el siglo XVI, abundante literatura preocu-pándose sobre el tema12, hasta constituirse en una constante delpensamiento social español.

Una nueva diferencia es de índole tanto cuantitativa comocualitativa. El paro industrial, urbano, es un fenómeno transitorio ocircunstancial, que deja a grandes masas en desocupación forzosa,por lo que se admite que lo normal es la ausencia de desocupación, ylo incidental el paro. Mientras que en el paro agrícola la normalidadequivale a la desocupación, en unos casos permanente, y en otrostemporal, por lo que algunos autores han hablado de los paradosagrícolas no como tales obreros parados, sino en términos detemporeros, o más explícitamente de mano de obra sobrante13. Porotro lado, el propio sistema productivo agrario precisa, según se havisto, grandes masas de mano de obra en momentos puntuales (cadavez más cortos y localizados en el tiempo, y cada vez menosintensos), mientras que en el resto del año funciona con unosmínimos de fuerza de trabajo que podríamos denominar casi de

10No puede analizarse en los mismos términos del moderno fenómeno del paro obrerola desocupación forzosa que, antes del desarrollo industrial, podía darse en ciertosmomentos en los gremios. Una diferencia sustancial estriba en la capacidad intrínsecade desplazamientos territoriales de aquellos artesanos, en épocas en que las fronteraseran sumamente permeables y surgían por doquier nuevos territorios, frente al arraigodel obrero actual en su ciudad. Otra diferencia sustancial estaría en la consideración,en aquel caso, de un fenómeno individual, y que a nivel individual debía resolverse,frente al carácter social del fenómeno actual, dejando poco espacio para la soluciónindividual del problema.11Estructuras productivas que vienen a su vez también determinadas, en últimotérmino, por las infraestructuras ecológica y tecnológica.12Aunque algunos investigadores han relacionado la cuestión incluso con las políticasbenéficas y de grandes obras públicas de Grecia, y sobre todo Roma, se trata de unproblema esencialmente distinto, y por supuesto más moderno.13J.Mª.Fontana, op.cit. pag. 10. Hemos visto cómo, en general, en las últimas cuatrodécadas ha primado la interpretación de la población activa agraria como sobrantes.

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mantenimiento. Es una actividad cuyos esquemas se repiten, porejemplo, en el turismo; lo que, unido a la identificación, en ciertasáreas, entre los temporeros turísticos y los temporeros agrarios, y laexistencia de ciertos circuitos laborales comunes entre los tempore-ros, ha llevado a algunos autores a hablar del "complejo agricultura/-construcción/hostelería"14.

Por supuesto, todos estos planteamientos conducen a lanecesidad de profundizar (algo que no se ha hecho suficientementetodavía en España, y que queda fuera de las posibilidades temporalesde este estudio), en el análisis tanto del origen y causas últimas deldesempleo agrícola, como en la propia naturaleza del trabajadoragrícola, el jornalero15. Dejemos sembrada esa inquietud.

Con independencia de todas estas valoraciones previas, y a losefectos de nuestro trabajo, podemos considerar como paro agrícola elque afecta a aquellos trabajadores que, teniendo como actividadprincipal el trabajo en el campo, se encuentran en situación dedesempleo por causas ajenas a su voluntad; no disponiendo deposibilidades de empleo, ni en el agrícola ni en otros sectores, en sulocalidad de residencia. Más que de parados debemos hablar portanto de subempleados, y ello nos lleva nuevamente a la dificultad delas fuentes.

En este sentido, aunque recogeremos los datos referidos a otrasfuentes, como es el paro registrado (que afecta a los trabajadoresagrícolas fijos acogidos al régimen general de la Seguridad Social), ysobre todo a la Encuesta de Población Activa, creemos que paraanalizar la problemática del paro agrícola con exactitud debemostrabajar con los datos referentes al subsidio especial agrario. Esteregistro permite analizar diversas características de los parados, y porello nos centraremos en el mismo16.

14A.Sánchez, La eventualidad, rasgo básico del trabajo en una economíasubordinada: el caso del campo andaluz, en SOCIOLOGIA DEL TRABAJO, nº 3/4,1980, pags. 97..12815Descrito únicamente en términos literarios, o periodísticos, y ampliamente utilizadoen las soflamas políticas, pero del que falta, y ya sólo podría hacerse precisamente enExtremadura o Andalucía, el gran estudio social. No insistiremos lo suficiente en quedebería ser un desafío, para los investigadores sociales de estas regiones, y en unaépoca en que esta institución social está en trance de desaparecer.16Como se pone repetidamente de manifiesto en el estudio, no se olvida la existenciadel fenómeno del fraude en relación con el subsidio, aspecto en el que se abundará enel capítulo correspondiente. Pero, aún con ello, lo consideramos como la fuente másfiable para un análisis científico del fenómeno del paro agrícola.

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7.2. LA EVOLUCION DEL PARO AGRICOLA

Si hay un fenómeno que en Extremadura pudiera considerarsesecular por antonomasia, éste sería el del paro agrícola, o paroforzoso, como se le denominaba históricamente. Los desequilibriosen el trabajo que se han apuntado en otros capítulos, relacionadoscon la estructura de propiedad y los sistemas de aprovechamientos,han sido puestos de manifiesto repetidamente.

Antecedentes

Desde los textos de los arbitristas, hasta el ya clásico informesobre los latifundios en España de Pascual Carrión, que sirvió debase para la Reforma Agraria de la II República, se ha venidodenunciando el latifundismo y el aprovechamiento insuficiente de latierra, como principales lacras sociales causantes del paro agrícola enel Sur de España, y concluyendo en que "todas las personas debuena voluntad hemos de procurar que el obrero andaluz y elextremeño alcancen, por lo menos, este nivel (el de los obreros deCataluña, Levante y Vasconia), y para ello es preciso lo que tantasveces repetimos: interesarle en la producción, darle acceso a latierra y transforar las explotaciones"17.

No vamos a entrar aquí en un debate abierto hace ya más de dosdécadas, fundamentalmente a partir del trabajo de Martínez Aliersobre la estabilidad del latifundismo18, y tal vez alargado innecesaria-mente19, sobre la rentabilidad de los latifundios en los años '30, queha llevado a algunos historiadores a cuestionar la Reforma Agraria enlos siguientes términos: "fueron desmontados uno a uno losargumentos sobre la falta de rentabilidad que hacía necesaria laReforma Agraria, argumentos difíciles de captar en la década de los

17Pascual Carrión, Los latifundios en España, Gráficas Reunidas, Madrid, 1932, pag.36718Joan Martínez Alier, La estabilidad del latifundismo, Ruedo Ibérico, Paris, 196819Ver como hito fundamental en la evolución de estas tesis José Manuel Naredo,Ideología y realidad en el campo de la reforma agraria, en AGRICULTURA YSOCIEDAD, nº 7, 1978, pag. 199 y ss.

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30, en parte por los prejuicios que cualquier ideología desde la quese lanzan las críticas tiene respecto a su adversario"20.

Pero es preciso resaltar que los planteamientos de los reforma-dores sociales de finales del siglo XIX y primer tercio del XX (entrelos que incluiríamos al propio Pascual Carrión) no cabe analizarlosen términos puramente economicistas, como ha hecho el análisismarxista más ortodoxo a partir del libro de Martínez Alier, puestienen un fuerte componente ideológico de caracter humanista quecondiciona su acercamiento al problema. Como tampoco hay queolvidar que la Reforma Agraria de la República se planteaba sobre labase de una racionalización de la función social de la propiedad de latierra, y no meramente en términos de racionalidad económica. Losanálisis neomarxistas de la agricultura latifundista se hanobsesionado con la racionalidad económica, y en estos términos es dePerogrullo considerar que "el empresario agrario se ajustasustancialmente a la racionalidad económica que le es exigiblecomo tal empresario"21; pero la crítica de los grandes reformistasagrarios no iba dirigida, cabe insistir, a la racionalidad económica,sino a la racionalidad social22. Por lo demás, para otros sigueresultando evidente que sí podía haberse intensificado la explotaciónde la tierra mediante una Reforma Agraria23.

El caso es que la II República tampoco solucionó el problema24,ni mucho menos el triunfante Estado Nacional, que prometió agruparen una gran familia feliz a propietarios y jornaleros, o convertir aéstos en empresarios mediante la política de colonización y transfor-

20Francisca Rosique Navarro, La reforma agraria en Badajoz durante la IIª República,Diputación de Badajoz, 1988, pag. 8121A.Gámiz & A.Sánchez, 'El trabajo:problemática del empleo en la agricultura', enVV.AA.(Grupo de Estudios Rurales Andaluces), Las agriculturas andaluzas, MAPA,Madrid, 1980, pag. 45322Obviamente, por la mera racionalidad económica nunca hubiesen existido las pagasextras, las vacaciones pagadas y otras mejoras en el mercado de trabajo que van contrala racionalidad exigible al empresario como tal empresario.23La aplicación de la propia Ley de la Dehesa, en Extremadura, ha puesto demanifiesto, en la actualidad, que a pesar de esos planteamientos contable-economicis-tas, muchas grandes dehesas podían explotarse con mayor rentabilidad, tanto para elpropietario como para la sociedad (creando más empleo y riqueza). Ni el másdespistado ecologista puede considerar hoy en día que la mejor forma de explotar ladehesa sea dejarla abandonada a las puras fuerzas de la Naturaleza.24Fundamentalmente por falta de tiempo, pues no es absurdo pensar que de otro modola economía española, y en buena parte también la agricultura, hubiese seguido laslíneas del resto de las economías europeas. Pero no hacen al caso ahora este tipo deconsideraciones.

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mación en regadío. En 1956, tan sólo en la provincia de Badajoz, de174.204 personas consideradas como población agrícola, los obreroseventuales suponen, a la vista del cuadro, un 45% de la poblaciónactiva agraria. Considerar, como paro agrícola, la existencia de6.586 parados forzosos registrados en la provincia en 1960, o inclusolos 29.654 demandantes de trabajo (que sería una aproximación másrealista al paro de la época), según se hace en las estadísticasoficiales de aquéllos años, no deja de ser una caricatura.

Aún así, respecto de la transformación en regadío hemosapuntado en otro lugar que "la necesidad de mano de obra en lasnuevas tierras de regadío no sólo hacía desaparecer la presióndemográfica y política en las zonas donde se realizaba la transfor-mación, sino que también restaba presión en otras zonas, como LaSerena o Tierra de Barros, donde la problemática era muy aguda.Todavía no existía la espita de la emigración masiva, y el regadíoconstituía una buena forma de exorcizar el peligro de huelgas orevueltas de jornaleros hambrientos"25

Efectivamente, sería la emigración masiva, consecuencia de lanecesidad de mano de obra en los grandes centros urbano-industriales de España y Europa, la que al fin permitiría hacerdescender la presión del paro agrícola26.

La evolución y tendencias en el paro agrícola

25A.Baigorri, 'Aproximación al jornalero del Plan Badajoz', en VV.AA. (M.Gaviria,J.M.Naredo, A.Baigorri y otros), Extremadura Saqueada, Ruedo Ibérico, Paris-Barcelona, 1978, pag. 28026TESYT (A.Baigorri, R.Fernández y otros), Paro, mercado de trabajo y..., op.cit. pag.106 y ss.

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Población activa agraria (Provincia de Badajoz, 1956)

CATEGORIA NUMERO %

Patronos propietarios 14596 8,38

Ayuda familiar de patronos propietarios 15876 9,11

Patronos arrendatarios 5282 3,03

Ayuda familiar de patronos arrendatarios 7751 4,45

Patronos aparceros 6244 3,58

Ayuda familiar de patronos aparceros 15738 9,03

Obreros Fijos 29995 17,22

Obreros eventuales hombres 71602 41,10

Obreros eventuales mujeres 7120 4,09

TOTAL 174204 100,00

Fuente: Reseña Estadística de la Provincia de Badajoz, INE, 1962, y elab. propia

La Encuesta de Población Activa es el instrumento estadísticoestándar con el que se mide en la actualidad la incidencia del paro27.En la página siguiente se recogen cuatro gráficos que sintetizan laevolución reciente de la población ocupada en la agricultura, y lapoblación que está en paro, habiendo trabajado antes en el sectoragrario28, para cuatro regiones, Andalucía, Castilla La Mancha,Aragón y Extremadura, regiones que en ciertos aspectos socialespueden ser comparadas, especialmente en el ámbito agrario.

Como puede observarse, Andalucía y Extremadura destacan porla importancia de la población activa agraria en paro, en relación alas otras regiones comparadas. Sin embargo, con 17.700 paradoscomo media mensual en 1991 (esto es un 21 % de los declaradosactivos agrarios) es evidente que la situación de Extremadura está asu vez muy alejada de la de Andalucía (137.800 parados, quesuponen un 33,5 % de los activos).

Observamos por otra parte una tendencia, en el volumen totalde población activa, muy similar a la de Aragón, es decir un descensono tan acusado como el que se da en Castilla La Mancha.

Sin embargo, en lo que hace a la evolución del número deparados, y atendiendo a los datos que dan origen a las gráficas, latendencia se muestra más negativa incluso que en Andalucía, en don-de entre 1987 y 1991 (sin duda por la influencia que las obras de laExpo, y todas las grandes infraestructuras construídas en aquellaregión, han tenido sobre el empleo) se ha reducido el número deparados agrícolas en un 21,1 %, mientras que en Extremadura lareducción es de tan sólo un 10,7 % (no obstante porcentajes insig-nificantes, en cualquiera de los casos, si los comparamos con undescenso del 43 % operado en Castilla la Mancha, y de un 37,5 % enAragón).

Pero la EPA es un mal indicador del paro agrario, a la vista de lacontradicción entre sus datos y los que se derivan del registro delsubsidio de desempleo para trabajadores eventuales del campo

27Ver, para una discusión sobre las fuente, TESYT, Paro, Mercado de trabajo..., 1991,op.cit. pag. 103 y ss28La EPA no aporta indicadores que permitan desagregar los porcentajes que, de losparados en búsqueda del primer empleo, serían probabilísticamente asignables (porpreferencias, formación, residencia o características laborales de la familia, porejemplo) a cada sector.

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POBLACIÓN ACTIVA AGRARIA (1987-1991)

Si en 1991 había 10.000 trabajadores agrícolas del RégimenGeneral en paro, y tan sólo aquéllos subsidiados que no han con-seguido trabajar más de 1/3 de las jornadas29 suponían, en ese año,una media mensual de 18.000, hablaríamos de 28.000 parados en elsector agrario (naturalmente, en un sentido contrario influye laexistencia de importantes niveles de fraude en el subsidio). Por otraparte, todo este tipo de fuentes deja fuera, por la imposibilidad deevaluación, el creciente volumen de trabajadores inmigrantesilegales, muchos de los cuales forman ya parte, de hecho, de la

29Según diversas definiciones internacionales, el Ministerio de Trabajo considera que,de los subsidiados agrarios, tan sólo aquéllos que no han conseguido trabajar más de1/3 de las jornadas podrían ser considerados técnicamente como parados. Es uncriterio altamente discutible, pero puede tomarse inicialmente como válido.

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población activa agraria extremeña. En suma, al hablar de paradosagrícolas tan sólo podemos hacerlo de cifras aproximadas que, segúnlas fuentes utilizadas, pueden presentar una gran variabilidad.30

A los efectos de nuestro estudio, trabajaremos en lo sucesivocon los datos correspondientes a los subsidiados, por ser, por otraparte, este colectivo el que despierta una mayor preocupación31. En elcuadro se recoge la evolución de los subsidiados entre 1984 y 199232,a nivel regional y nacional. El gráfico resume este proceso para lasdos provincias, y se observa una clara tendencia decreciente, muchomás acentuada en la provincia de Badajoz, donde el número desubsidiados en 1992 está ya muy por debajo (un descenso de casi el37%) del año de partida, 1984. En el caso de Cáceres se ha iniciadotambién, a partir de 1989, una tendencia decreciente, pero todavíaestá un 11% por encima de la cifra de subsidiados de 1984. Eldescenso observado en el número de subsidiados, en la provincia deBadajoz, es aún más significativo si tenemos en cuenta que elconjunto de los subsidiados españoles (la suma de Extremadura yAndalucía), a pesar de haber iniciado un descenso a partir de 1989,se mantiene todavía casi en un 5% por encima de la cifra de 1984.

Evolución de los subsidiados (1984-1992)

1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992

SUBS.MENOS DE 1/3 JORNADA (MEDIA ANUAL). Miles

Badajoz 21.3 16.8 19.7 17.3 16.9 15.8 13.3 10.4 10.6

Cáceres 8.2 8.0 10.0 9.5 11.0 10.4 9.8 7.6 7.6

30A partir de 1981 sólo se incluyen en la estadística del INEM, de los paradosagrícolas, las demandas pendientes no contabilizadas en el paro registrado. Respecto ala EPA, los trabajadores subsidiados agrarios sólo se consideran parados si así sedeclaran en la entrevista; pero los trabajadores del empleo comunitario eranconsiderados como ocupados, y siguen siéndolo aquéllos que en el momento de laentrevista están realizando trabajos del PER.31Ciertamente, no deja de ser llamativo que la opinión pública de ámbito nacional sepreocupe redundantemente del problema del subsidio andaluz-extremeño, pero nomuestre la misma consideración por la situación del paro agrario. Tal parece que, a losprincipales productores/conductores de la opinión pública nacional, no les preocupetanto el que los jornaleros extremeños estén en paro, como que se les auxilie. Sin dudala opinión pública (o publicada) mayoritaria en el Estado preferiría dejar que la manooculta de Smith (la racionalidad económica) y la selección natural (la racionalidadbiológica) resuelvan el problema.32Aunque el estudio está referido a 1991, y el grueso de los análisis se circunscriben alperiodo que se cierra en diciembre de 1991, se han incorporado en algunos casos datosactualizados hasta 1992, en el momento de su publicación.

157

Extremadura 29.5 24.8 29.7 26.8 27.9 26.2 23.1 18.0 18.2

SUBSIDIADOS 1/3 O MÁS. Miles

Badajoz 5.0 5.6 6.6 8.1 9.2 9.4 9.1 7.5 5.9

Cáceres 1.7 1.6 2.3 3.1 4.2 4.5 4.7 4.6 3.4

Extremadura 6.7 7.2 8.9 11.2 13.4 13.9 13.8 12.1 9.3

TOTAL SUBSIDIADOS. Miles

Badajoz 26.3 22.4 26.3 25.4 26.1 25.2 22.4 17.9 16.5

Cáceres 9.9 9.6 12.3 12.6 15.2 14.9 14.5 12.2 11.0

Extremadura 36.2 32.0 38.6 38.0 41.3 40.1 36.9 30.1 27.5

España 192.3 184.4 234.7 252.0 282.3 296.6 294.7 236.3 201.4

EVOLUCION EN %

Badajoz 100.0 85.2 100.0 96.6 99.2 95.8 85.2 68.1 62.7

Cáceres 100.0 97.0 124.2 127.3 153.5 150.5 146.5 123.2 111.1

Extremadura 100.0 88.4 106.6 105.0 114.1 110.8 101.9 83.1 75.9

España 100.0 95.9 122.0 131.0 146.8 154.2 153.3 122.9 104.7

Fuente: MTSS y elaboración propia

Si atendemos al descenso general observado en la poblaciónactiva agraria al analizar la EPA, y lo relacionamos con los datos queacabamos de comentar, podemos predecir que, de mantenerse lascondiciones actuales, en años sucesivos continuará descendiendo elnúmero de subsidiados agrícolas, es decir el número de parados.Naturalmente, los vientos de crisis económica que se han levantadoen el país, cuya incidencia en Extremadura es todavía difícil deevaluar, aportan un elemento de incertidumbre a nuestro pronóstico.

Se observa undescenso másacusado entrequienes hantrabajado menos deun 1/3 de lasjornadas: se hanreducido, entre 1984y 1991, en más deun 51% en Badajoz,y en un 7,3% en

158

Cáceres. El dato es importante, pues en Andalucía este tipo desubsidiados está todavía en 1991 un 3,7% por encima de 1984.Podemos hablar por tanto de un importante descenso del quepodríamos tomar como índice de precariedad del empleo agrícola33.

7.3. MACROSOCIOLOGIA DEL PARO AGRICOLA

A partir de los datos disponibles sobre los subsidiados agrícolasen Extremadura, podemos analizar, desagregados a niveles provincia-les, una serie de variables de especial interés para comprender laproblemática que nos ocupa: como son la distribución por sexos yedades, y el nivel de eventualidad/precarización del trabajo, reciénapuntado en las líneas precedentes.

El primer aspecto en que cabe profundizar es el de la propiaeventualidad. El cuadro adjunto recoge la evolución de los niveles deeventualidad, mes a mes, a lo largo de 19 meses.

Eventualidad mensual

BADAJOZ CACERES

<1/3 Jornadas >=1/3 Jornadas <1/3 Jornadas >=1/3 Jornadas

1990-JULIO 12.6 11.7 9.8 6.1

AGOSTO 12.2 11.5 9.6 6

SEPTIEMBRE 12.9 11.1 9 6.3

OCTUBRE 12.5 11.3 8.2 6.2

NOVIEMBRE 13.5 7.2 8 4.6

DICIEMBRE 10.6 6.6 9.2 3.3

1991- ENERO 9.2 5.2 9 2.3

FEBRERO 9.8 3.7 8.7 2

MARZO 17 5.6 11.3 2.8

ABRIL 12.6 8.5 9.7 4.6

MAYO 10.6 9.5 6.8 7

33Naturalmente, es difícil evaluar qué porcentajes de estos descensos corresponden auna mejoría de la actividad, y cuáles corresponderían a un proceso natural de limpiezaderivado de las actuaciones inspectoras del INEM u otros organismos. Por otra parte,los datos de 1992 muestran, tanto en Badajoz como en Cáceres, una estabilización enlas cifras de subsidiados con menos de 1/3 de jornadas trabajadas. Los efectos de lacrisis podrían haberse comenzado a notar, iniciándose una reintensificación del papelde la agricultura como nido.

159

JUNIO 10 7.2 7.5 6.2

JULIO 8.8 10.1 8.9 4.8

AGOSTO 9.1 11.4 7.7 6

SEPTIEMBRE 8.8 9.8 5 7.1

OCTUBRE 10.3 8.2 5.1 6.5

NOVIEMBRE 11 5.9 6.7 3.8

DICIEMBRE 7.4 4.6 5 1.8

1992-ENERO 6.5 3.1 5.4 1.5

Fuente: MTSS y elaboración propia

En los gráficos siguientes se expresa este movimiento para lasdos provincias. Como puede observarse, más allá de la tendenciageneral al descenso en el número de subsidiados, destaca una fuertevariabilidad mensual tanto en el número de subsidiados como en losíndices de eventualidad, más marcada en el caso de la provincia deCáceres. En general, las puntas más elevadas del año se dan, enambas provincias, entre marzo y abril, prácticamente después determinar las labores de recolección y tratado del olivar. A lo largo dela primera el número desciende, y sobre todo aumenta el porcentajede los que consiguen trabajar más de un tercio de las jornadas delmes. En la provincia de Cáceres aparece un extraño remonte entre losmeses de junio y julio, que no puede responder a la menorimportancia provincial del regadío, y en ambas provincias es entreoctubre y noviembre cuando se alcanzan de nuevo altas cifras desubsidiados, y sobre todo elevados porcentajes de quienes hantrabajado menos de un tercio de las jornadas.

160

En resumen, respecto a la variación de la eventualidad a lolargo del año, y dejando a salvo diferencias locales que en ocasionespueden ser importantes (sobre todo entre las zonas de regadío y lasde secano), puede decirse que el otoño y los primeros meses de laprimavera son los periodos en los que el paro agrícola alcanza susmayores valores, y sobre todo en los que se alcanzan los mayoresíndices de eventualidad/precariedad en el trabajo.

Podemos profundizar más en las características de estecolectivo. En los cuadros siguientes se recoge la distribución poredades, tanto de los hombres y mujeres como de los niveles deprecariedad, según hayan trabajado más o menos de 1/3 de lasjornadas del mes34. Se han tomado dos momentos divergentes del año1991: el mes de abril, que es un momento de escaso trabajo, y el mesde septiembre, en el que el trabajo en el campo es abundante en lasprincipales zonas agrarias de la región.

Lo primero que salta a la vista es el elevado peso de las mujeresen la provincia de Cáceres, respecto de la de Badajoz; suparticipación es especialmente elevada en los momentos en que eltrabajo abunda35, llegando a suponer el 54% de los subsidiados de laprovincia en el mes de septiembre (frente a menos de un 35% enBadajoz). En los meses buenos la participación de mujeres no bajadel 41% en Cáceres, frente a un 19% en Badajoz. Evidentemente, latradicional participación superior de la mujer en los trabajosagrícolas en las sierras del Norte de la provincia no parece unaexplicación suficiente, aunque es un elemento a considerar (comoveremos al estudiar la distribución geográfica).

En cuanto a la distribución por edades para cada sexo, hayalgunas variaciones reseñables. Así, en la provincia de Cáceres lamayor tradición de trabajo de la mujer sí se traduce en que ladistribución por edades sea muy similar a la de los hombres; mientrasque en la provincia de Badajoz el grueso de las mujeres está

34Se consideran a modo estándar 23 días al mes como laborales. Haber trabajadomenos de 1/3 de las jornadas significa haber trabajado por cuenta ajena menos de 7días en el mes. El MTSS considera que tan sólo estos jornaleros podrían serconsiderados técnicamente como parados.35No es posible saber, con el aparato estadístico disponible, la distribución por sexosde los subsidiados que han trabajado menos de 1/3 de las jornadas. Nuestra impresión,a la vista del manejo de otras fuentes (como la propia encuesta realizada), es que sonlas mujeres quienes engrosan casi en exclusividad este colectivo en los meses en quehay mucho trabajo en el campo.

161

constituído por las menores de 30 años.

Pirámides de edades abril 1991

BADAJOZ CACERES

De sexos De eventualidad De sexos De eventualidad

Edades Hombres Mujeres <1/3 >=1/3 Hombres Mujeres <1/3 >=1/3

>59 689 35 515 209 405 169 452 122

55-59 1921 102 1240 783 1041 333 1014 360

50-54 1523 160 984 699 793 433 849 377

45-49 1491 216 959 748 654 425 711 368

40-44 1465 338 1002 801 664 485 751 398

35-39 1690 438 1250 878 735 567 879 423

30-34 2193 653 1720 1126 1152 879 1358 673

25-29 2505 901 2095 1311 1319 1172 1670 821

20-24 2670 957 2112 1515 1229 1099 1502 826

<20 817 270 689 398 348 431 554 225

Pirámides de edades septiembre 1991

BADAJOZ CACERES

De sexos De eventualidad De sexos De eventualidad

Edades Hombres Mujeres <1/3 >=1/3 Hombres Mujeres <1/3 >=1/3

>59 142 26 116 52 116 80 151 45

55-59 635 91 389 337 301 284 230 355

50-54 583 130 402 311 319 372 382 309

45-49 635 272 466 441 310 355 284 381

40-44 713 583 726 570 399 523 390 532

35-39 661 700 661 700 488 763 568 683

30-34 1153 920 1037 1036 656 975 638 993

25-29 2022 1386 1451 1957 1082 1179 931 1330

20-24 4043 1827 2708 3126 1454 1321 1117 1658

<20 1581 518 843 1256 435 701 346 790

Fuente: MTSS y elaboración propia

Tanto en los hombres como en las mujeres es importantereseñar la variación, entre los momentos observados, en la composi-ción por edades de la pirámide. En el mes de abril, momento álgido

162

de paro, la pirámide guarda, en el caso de los hombres, ciertasproporciones con el perfil de la pirámide general de la población enlas respectivas provincias. Sin embargo, en el mes de septiembre elgrueso de los subsidiados son menores de 30 años (el 61% enBadajoz, y el 51% en Cáceres), con un especial peso de los que estánentre 20 y 24 años. Si atendemos a los índices de eventualidad,observamos asimismo que, en cualquiera de los momentos (y conmayor intensidad cuando abunda el trabajo), es mayor el peso de losque no han superado un tercio de las jornadas del mes entre losjóvenes36. No obstante, entre enero de 1991 y el mismo mes de 1992se asiste a un descenso sensible en la participación de los jóvenes,pasando de ser un 48 a un 42,3 % del total de subsidiados.

En suma, se observa en el conjunto regional una crecienteparticipación de las mujeres (que pasan de un 33,7 a un 36,5% entreenero de 1991 y enero de 1992), especialmente en la provincia deCáceres, en el volumen de trabajadores agrícolas subsidiados. Ydestaca asimismo el grado de juventud de los subsidiados, siendocasi la mitad menores de 30 años. Evidentemente, no puede seraceptable decir, como se ha dicho en alguna ocasión, que el paroagrícola (esto es, el subsidio) es cosa de mujeres, niños y ancianos.Sin embargo, aunque la presencia de las mujeres en las conserveras yotras agroindustrias podría explicar en parte su notable presencia enalgunas zonas de regadío, no parece motivo suficiente.

7.4. EL DESEMPLEO EN EL TERRITORIO

Tan importante como analizar las características internas delcolectivo de parados (o subsidiados, por asimilación) agrícolas, esestudiar su distribución en el territorio regional. Con ello intentamos,además de un mejor conocimiento del fenómeno para facilitar latoma de decisiones, encontrar variables que pudieran tomarse, a nivelde hipótesis, como determinantes de la intensidad del paro agrícola.

36Obviamente, es fácil relacionar estas características de las pirámides de edades con lapresencia de muchos hijos de agricultores, que en otras circunstancias seríanconsiderados ayuda familiar, entre los subsidiados. Se trata, en cualquier caso, de unahipótesis sustentada en las informaciones recogidas en las encuestas a trabajadores delPER (en la que un 22 % de los menores de 25 años declaran ser hijos de trabajadoresautónomos e incluso de empresarios agrícolas), y no en datos oficiales.

163

El primer mapa recoge la distribución absoluta del subsidio agrícola,por municipios, mientras que el siguiente expresa la importancia delos subsidiados respecto de la población total de cada municipio.

Al no es-tar

disponibles todavía datos sobre población activa a nivel municipaldel Censo del 91, no pudiendo por tanto calcular las tasas deparo/subsidiación respecto de la población activa, hemos optado encualquier caso por incorporar siquiera esta referencia, por lossorprendentes resultados que aporta (estos datos serán comentadosmás ampliamente en otros apartados). Así, una veintena de munici-pios de Extremadura cuentan con más de un 20% de toda supoblación acogida al subsidio: estamos hablando, aplicando estánda-res regionales, del equivalente a un 60 % de su población activaestimada.

164

LOCALIZACION DE LOS SUBSIDIADOS

1200 600 1

Seobservaque, engeneral, ysalvoexcepcio-nes, hayuna cierta

distribución adaptada a la intensidad de cultivo, salvo el casoespecial de los pueblos de Gata y Las Hurdes, que presentan unaintensidad de subsidiados (media docena de pueblos con más de un20% de su población subsidiada, estando el porcentaje por encimadel 13% en casi todos los demás) que no se corresponde, aparente-mente al menos, a su menor importancia agronómica.

Evidentemente, no es que haya más paro agrícola en las zonasmás intensamente explotadas, sino que hay más población activaagraria en cifras absolutas, y en consecuencia existen también mástrabajadores eventuales parados. Pero, en general y en términosestadísticos absolutos, la distribución no parece responder a ningúnaspecto agronómico o laboral concreto. Se han procesado correlacio-nes lineales, y se ha aplicado a diversas variables el coeficiente de

165

0.00 to 5.00

5.00 to 10.00

10.00 to 20.00

20.00 to 40.00

Florence37, no obteniéndose índices suficientemente significativos.Aplicando el coeficiente de Florence se percibe una asociacióngeográfica (84,5) notable, por ejemplo, en relación a la importanciade los subsidiados que obtienen todas las jornadas en el propio sectoragrario (ratificado por la existencia de una fuerte correlación lineal,confirma la impresión inicial sobre la relación existente entresubsidio e importancia de la agricultura), y poco más.

En los mapas siguientes se han reflejado diversas variables yrelaciones distribuídas en las comarcas agrarias. Los dos primeros serefieren a intensidades de paro: uno recoge el porcentaje de subsidia-dos sobre la población total (según el esquema ya señalado a nivelmunicipal), y el otro recoge el número de subsidiados por cada 100Has censadas agronómicamente. Este último repite la relación ya se-ñalada entre volumen de paro/subsidio e intensidad de cultivo, aun-que tampoco se trata de una correlación muy fuerte.

37Se han aplicado los coeficientes al total de parados en relación con las variablessuperficie de cultivo en regadío, superficie forestal, unidades ganaderas totales,superficie total censada, y tasa subsidiado/100 Has censadas, con correspondientes alCenso Agrario de 1989; así como con las variables paro registrado en 1991, y de lapropia composición de los subsidiados número de mujeres, subsidiados que obtienenjornadas en el Régimen General, y subsidiados que las obtienen todas en el sectoragrario.

166

INTENSIDADES DE PARO (I)

AZUAGA

LLERENA

JEREZ

OLIVENZA

CASTUERA

ALMENDRALEJO

BADAJOZ

HERRERA DUQUE

PUEBLA ALCOCER

DON BENITOMERIDA

ALBURQUERQUE

CORIA

HERVAS

PLASENCIA

JARAIZ

NAVALMORAL

LOGROSAN

VALENCIA ALCANTA

BROZAS

TRUJILLOCACERES

SUBSIDIADOS/100 Has CENSADAS

0.00 to 1.00

1.00 to 2.00

2.00 to 3.00

3.00 to 4.00

4.00 to 5.00

INTENSIDADES DE PARO (II)

AZUAGA

LLERENA

JEREZ

OLIVENZA

CASTUERA

ALMENDRALEJO

BADAJOZ

HERRERA DUQUE

PUEBLA ALCOCER

DON BENITOMERIDA

ALBURQUERQUE

CORIA

HERVAS

PLASENCIA

JARAIZ

NAVALMORAL

LOGROSAN

VALENCIA ALCANTA

BROZAS

TRUJILLOCACERES

SUBSIDIADOS/POBLACIÓN TOTAL

1.00 to 3.00

3.00 to 5.00

5.00 to 7.00

7.00 to 10.00

10.00 to 12.00

Así, las comarcas de La Vera yel conjunto de las Vegas delGuadiana, junto a las de Coria/-Gata y Las Hurdes/Ambroz,presentan las intensidades másaltas en relación con lasuperficie censada. Mientras enrelación a la población se repitela importancia de La Vera, y sedestacan las comarcas deAzuaga y Olivenza. Los dos mapas siguientesdetallan aspectos importantes dela composición y comporta-miento de los parados. El pri-mero de ellos simboliza la im-

portancia de la presencia femenina en el colectivo. Si bien puedeinducirse como norma general que hay una mayor presencia de lamujer en las zonas de regadío, son especialmente llamativas lassituaciones que se dan en el Norte de la región, donde llegan aaparecer comarcas como La Vera y Navalmoral, en las que es mayorel número de mujeres subsidiadas que el de hombres. Por elcontrario, en las zonas agronómicamente más deprimidas de laregión, que se corresponden con el centro y el extremo oriental de LaSiberia, la presencia de las mujeres es ínfima.

Destaca el caso de la comarca de Almendralejo/Barros, de entrelas agronómicamente ricas, por su bajo porcentaje de feminizacióndel paro agrícola.

El segundo mapa recoge la importancia que tiene, para los para-dos/subsidiados, la obtención de trabajo fuera del sector agrario.Evidentemente, este dato tiene una íntima relación con los trabajosdel PER, la mayor parte de los cuales se realizan en sectores ajenosal agrario. Pero también hay que considerar la influencia de lapresencia de agroindustrias, o simplemente de la actividad constructi-va, que permiten también completar jornadas (de los porcentajes quese les permite obtener fuera del sector agrario) a los trabajadoressubsidiados.

La distribución no parece responder a ningún esquema lógico,167

DISTRIBUCIÓN DEL SUBSIDIO POR SEXOS

AZUAGA

LLERENA

JEREZ

OLIVENZA

CASTUERA

ALMENDRALEJO

BADAJOZ

HERRERA DUQUE

PUEBLA ALCOCER

DON BENITOMERIDA

ALBURQUERQUE

CORIA

HERVAS

PLASENCIA

JARAIZ

NAVALMORAL

LOGROSAN

VALENCIA ALCANTA

BROZAS

TRUJILLOCACERES

Hombres

Mujeres

por el comportamiento tan distinto de las dos provincias. En Badajoz se muestra claramente que, en las zonas agronómi-

camente más ricas, hay más posibilidades de obtener el trabajo en elpropio sector agrario (destacan en este sentido el conjunto de lasVegas del Guadiana y la comarca de Almendralejo), mientras que enel resto deben recurrir en mayor medida al PER y a otros trabajosfuera del sector agrario.

En la zona central de Cáceres se repite el esquema de laprovincia de Badajoz, con casos especiales como los de las comarcasde Cáceres y Brozas, donde prácticamente tres cuartas partes de losparados deben obtener jornadas fuera del sector agrario38.

Sin embargo, en el Norte de la provincia la situación esnuevamente atípica. Aunque se observa la tendencia general propiadel regadío, con mayor importancia del trabajo agrícola (salvo elcaso de la comarca de Hervás), el esquema no se presenta tanmarcado como en las Vegas del Guadiana.

38Lo que, en términos reales, dificultaría considerarles en muchos casos trabajadoresagrícolas. Habría que hablar, en estos casos, más de trabajadores eventuales a secasque de trabajadores eventuales agrarios.

168

Tercera parte:POLITICA SOCIAL AGRARIA

Actitudes y programas desde la Administración

173

174

Capítulo 8BASES HISTORICAS

DE LA PROTECCION JORNALERA

En esta tercera parte se analiza el complejo de institucionescreadas por el Estado para aliviar las deficientes condiciones deeventualidad laboral de los trabajadores agrícolas, y supuestamentetambién superar las situaciones estructurales que dan lugar, engeneral, al paro agrario.

Obviamente, precisaremos siquiera una breve revisión previa delos antecedentes históricos de este tipo de medidas, para mejor com-prender su alcance y conformación actuales.

Hay un cierto acuerdo sobre la existencia de un modelotradicional que, en general1, caracterizaría la explotación de la tierraen el Sur de España, y que presentaría aproximadamente los siguien-tes elementos estructurales2:

1Naturalmente, no puede hablarse de un único modelo generalizado. Dentro deExtremadura, por ejemplo, coexiste con modelos de explotación característicos de lasagriculturas del Norte, de pequeñas explotaciones intensivas en capital y trabajo: biensea de origen (casos de La Vera o El Jerte), bien debido a cambios en la estructura,derivadas de la transformación del regadío. En el caso de Extremadura, las zonas queno responden a este esquema son precisamente las más dinámicas de la región y lasque mayor aportación hacen al Producto Regional Bruto agrario. La referencia almodelo es, por tanto, un puro andamiaje metodológico; utilizarlo en otros términos eshacer ideología y no Ciencia Social.2El modelo, desarrollado por la historia social y la sociología rural a lo largo de las

175

"¡Proletarios de Andalucía, Extremadura y la Mancha!(...). Vosotros, antes que braceros, aunque la miseriafruto de la falta de trabajo os acucie, sois ciudadanosde la República, a la cual habéis votado con fe yentusiasmo el 14 de abril del pasado año. No perdáis nila una ni lo otro, porque a esa fe responderá el régimenhaciéndoos hombres libres y dueños de vuestro trabajo,que es vuestro único caudal"Discurso del Director General de la ReformaAgraria en Unión Radio (Sevilla), 1932

a) Monopolio de la oferta de trabajo por los propietarios de latierra.

b) Excedente estructural de mano de obra para atender a laconcentración de las necesidades de mano de obra en periodos punta.

c) Derivado del punto anterior, eventualidad y estacionalidad enla incroporación de la mano de obra al trabajo, con recurrencia a la'estacionalidad itinerante' en otros sectores3.

d) Poca o nula cualificación de la mayor parte del contingentede asalariados agrícolas.

e) Bajo nivel de retribución salarial de esa mano de obra yperenne situación de precariedad en las economías domésticas.

f) Débil representación sindical/corporativa del colectivo deasalariados, debido a la enorme dispersión de los centros de trabajo,al carácter esporádico de las relaciones laborales y, en el modelohistórico, a las especiales relaciones de dependencia, de tipopaternalista, de los trabajadores con los empleadores4.

g) Permanente situación de conflictividad, latente o explícita,fundamentada tanto en la precariedad de las condiciones materialesde existencia como, sobre todo, en la permanencia en la memoriahistórica de los jornaleros del carácter injusto e ilegítimo de lapropiedad de la tierra, conformando incluso una ideología quefunciona, en ocasiones, como filosofae consolatio5, y en otras

últimas décadas del siglo XX, lo hemos tomado en la estructuración que aquí se ofrecede L.Gavira, La segmentación del mercado de trabajo agrícola en Andalucía. Unaaproximación empírica, citado en P.Palenzuela, El Estado no inocente, REVISTA DEESTUDIOS REGIONALES, nº 31, 1992, pag. 2143La estacionalidad itinerante no responde, sin embargo, al modelo histórico, sino quees un recurso surgido en las últimas décadas (a partir de la mecanización del transportepúblico en España) y que, en realidad, rompe en buena parte el modelo tradicional, aldesposeer, en algunas zonas, del monopolio de la oferta de trabajo apuntado en elpunto a), a los propietarios de la tierra.4Caracterizadas por el caciquismo, la represión, la subordinación personal y laasistencia caritativa en los malos momentos (periodos de hambruna).5Esta ideología se construye a lo largo del siglo XIX como respuesta al proceso deapropiación de la tierra por parte de la burguesía triunfante. No hayque olvidar que es con las desamortizaciones de bienes eclesiásticos, comunales ysemipúblicos, con lo que surge la auténtica estructura latifundista en amplias zonas deExtremadura, y derivado de ella el proceso masivo de proletarización de uncampesinado que, tradicionalmente, se adaptaba a modelos de dependencia yproducción radicalmente distintos. Al campesino que, a lo largo del siglo, le fueexpoliado el derecho tradicional al cultivo de tierras de la Iglesia, el Estado o elmunicipio bajo formas diversas de arrendamiento, y fue arrojado a la precariedad delmercado de trabajo jornalero, tan sólo le quedó el recurso de la construcción mentaldel mito del reparto, como solución final (a modo del cargo que caracteriza a otras

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ocasiones como motor de la revuelta campesina.Frente a la situación de precariedad material, y a la conflictivi-

dad derivada6, se han dado respuestas históricas, que puedenresponder a dos móviles sobre cuyo peso respectivo es difícil ponersede acuerdo: el sentimiento caritativo frente a la pobreza, de un lado,y de otra parte el sentimiento racional frente al potencial conflictivo.Como veremos en su momento, todavía hoy es difícil distinguir quémedidas, y en qué medida, responden a uno u otro móvil.

Las primeras requisitorias, fundamentadas, contra la sangrantedesigualdad en el disfrute de la tierra extremeña, surgen en lasegunda mitad del siglo XVIII, con la llamada Información sobre lacrisis agraria y pecuaria de Extremadura, un expediente dirigido porlos corregidores y gobernadores extremeños a la Corona en 1764. Enél se ponía de manifiesto el abuso que de las tierras extremeñashacían los ganados de la Mesta y de los poderosos nobles, imposibili-tando el cultivo y el sostén de los extremeños. Con toda lainformación se imprimió un grueso volumen del que, irónicamente,decía Costa en 1898: "Aunque hace más de un siglo que se imprimióun grueso apuntamiento de esta información luminosísima, puededecirse que no ha sido leída todavía, excepción hecha de dos o trespersonas (Jovellanos, Cárdenas...)"7. El problema era simple enexceso: los ganados trashumantes de las regiones del Norte deEspaña, y los de los propios nobles que poseían grandes fincas yencomiendas en la región, impedían a los campesinos extremeñoscultivar las tierras necesarias para su sustento y para obtener unaacumulación primitiva de capital que permitiese el desarrolloeconómico de la región.

En 1770, Floridablanca emitió una Respuesta Fiscal sobre larequisitoria extremeña, en la que recomendaba echar mano de lastierras comunes y de propios para repartirlas entre todos los vecinosde los pueblos, y permitirles así el 'reparto proporcionado entre el

culturas) a todos sus problemas y las injusticias temporales. Naturalmente, como todoslos mitos, el del reparto también tiene una base lógico-racional nada desdeñable.6Es larga e intensa la historia de las luchas sociales en el campo andaluz y extremeño,a lo largo de los siglos XIX y XX: ocupaciones de fincas, sabotajes de cosechas,oposición a la mecanización, huelgas, demasiado a menudo con tintes trágicos debidoa la dura represión con que, la mayoría de las veces, se ha respondido desde el Poderinstituído.7Joaquín Costa, Oligarquía y Caciquismo; Colectivismo Agrario y otros escritos,Alianza Editorial, Madrid, 1967, pag. 82

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pasto y el cultivo'. Pero además propone, y es tal vez la primerapropuesta política contra el latifundismo, que a falta de ese tipo detierras, se acuda a las dehesas particulares; justificando el derecho asu expropiación en que el acotamiento de que éstas han nacido "esefecto del privilegio o de la posesión que lo supone; de aquí queantes del privilegio debe presumirse que los pastos acotados erancomunes a los vecinos, porque el pueblo y sus habitadores tienen porderecho fundada la intención a los aprovechamientos y pastos detodo el término que les fue asignado". Floridablanca cita las leyesromanas Licinia y Sempronia, destinadas a "preservar a los pobresciudadanos del daño que les causaban las adquisiciones y granjeríasinmoderadas de los poderosos". Muy a tono con la ideologíadominante en la nueva burguesía ilustrada, Floridablanca aporta lostintes que caracterizan secularmente al pensamiento social español:"Mientras no hay perjuicio ni la riqueza llega a ser sospechosa, espreciso dejar correr tras ella la codicia del ciudadano, pero enresistiéndose y padeciendo los más débiles, o amenazando a lasociedad el poder excesivo, es de rigurosa necesidad detener susprogresos". Posteriormente, en una Instrucción Reservada para laJunta de Estado redactada en 1788, Floridablanca haría decir al reyque convenía disponer de un fondo separado, con el uno por cientode las rentas generales, para ayudar a los braceros y jornaleros ainstalarse como labradores independientes, dotándoles de casas,ganados y aperos, y fomentando el regadío y el plantío, así como lasiembra de nuevos frutos.

Años más tarde, Campomames, autor de las colonizaciones deSierra Morena, analizó en profundidad la Información sobre la CrisisAgraria de Extremadura, y concluyó la imposibilidad deflorecimiento de una provincia, y de sustentación de una poblaciónconsiderable, "si cada una de las familias que moran en ella no tieneuna dotación congrua que le permita vivir y ser útil a la sociedad yproveer al Erario público". Proponía en sus directrices para la LeyAgraria que todos los ciudadanos de Extremadura fuesen dotados deuna hacienda de cincuenta fanegas, en propiedad o en arriendo, ytierra de pastos suficientes para 100 cabezas de ganado lanar, y aúnmejor para 250.

A los planteamientos sociales de Floridablanca, Campomanes uOlavide respondería Jovellanos con sus doctrinas económicas

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liberales, que han sido el sustrato alimenticio de la ideologíaburguesa española hasta muy entrado el siglo XX. Para él lapropiedad era sagrada, y con su darwinismo avant la lettre concluíaque el único consuelo que podían esperar braceros y jornaleros era elde "la natural vicisitud de la fortuna, que hace pasar rápidamente lariqueza de unos en otros".

Fue en las Cortes de Cádiz (aunque sus postulados tardasen casitreinta años en empezar a ser operativos) cuando se decidió el cursode la reciente historia agraria española.

Frente a propuestas de igualitarismo agrario8, e incluso deexpropiaciones "sin indemnización" de las grandes posesionesnecesarias para dotar de tierra de labor y ganado a todos loscampesinos, cuando no bastasen las de la Iglesia, propios y comuna-les, triunfaron sin embargo las tesis jovellanistas, que años más tardeabrirían los bienes públicos y semipúblicos que quedaban al saqueodesamortizador, para mayor enriquecimiento de los poderosos.Naturalmente, las verdaderas intenciones de la burguesía triunfanteen aquel momento revolucionario se ocultan en la parafernaliademagógica de la igualdad formal. El propio campesinado puso unasesperanzas infundadas en la Constitución de Cádiz, y es entoncescuando el reparto surge como mito. Costa cita un folleto de instruc-ción y propaganda popular editado en Córdoba en 1821, tal vez elprimer texto que expresa las esperanzas del repartimiento: "¡Infelicesjornaleros! Vosotros todos, los comprendidos en la numerosa clasede los no propietarios, consolaos en fin. La injusticia de la suerte larepara con vosotros la Constitución. (...) Ya podéis ser propietarios;y no sólo podréis serlo, sino que por la Constitución tendréisgratuitamente y en propiedad absoluta un pedazo de tierracultivable, que puede daros una existencia venturosa. Sí, ciudadanosapreciables, ved qué ventaja obtenéis de este nuevo sistema..."9. Unasoflama demasiado similar a la del director general de la ReformaAgraria republicana que colocábamos en el frontispicio de estecapítulo.

No obstante, el pensamiento científico social seguía avanzando

8Que habrían de inspirar décadas más tarde a Henry George, cuyas doctrinas sobresocialismo agrario influyeron luego no sólo en la política interna norteamericana sinotambién en muchas de las reformas agrarias y boníficas europeas.9Citado por J. Costa, op.cit, pag. 125

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también en esta línea: en 1839, uno de los más importantes econo-mistas españoles decimonónicos, Alvaro Flórez Estrada, publicabaun folleto titulado La cuestión social, en el que, anticipándosetambién al georgismo, se muestra explícitamente partidario de lanacionalización de la tierra.

Un siglo más tarde la situación no estaba igual, sino peor, puesbuena parte de las tierras concejiles y de la iglesia, de las quetradicionalmente se beneficiaban los pequeños campesinos, habíanpasado a manos de la burguesía triunfante y de la nobleza terrate-niente. Eso sí, seguían produciéndose Informaciones Agrarias, yluego Informes Sociales. La Comisión de Reformas Sociales creadaen 1890, y sobre todo el Instituto de Reformas Sociales creado porSilvela en 1903, en gran parte bajo la influencia de grandes agraristascomo Costa y sus antecedentes ilustrados, no produjeron sin embargomás que palabras, además de un deliberado enmascaramiento de unode los problemas básicos que fundamentaban las situaciones demiseria del campesinado del Sur de España: la injusta distribución dela propiedad de la tierra.

De forma que, durante el primer tercio del siglo XX, laestructura de la tierra y lo esencial del modelo de explotación de lamisma permanecieron inamovibles. Como se ha apuntado repetida-mente, "esta inoperancia de los poderes públicos para resolverproblemas de gran implicación económica y social no puede serimputada a falta de información o proposición de soluciones, sino auna carencia de voluntad política para llevar a cabo las reformasindispensables que permitieran tanto un incremento de losrendimientos del suelo, como una mejora de las condiciones de vidadel campesinado. Ante la llamada «cuestión social», ante todoeminentemente agraria, los Gobiernos de la Restauración nohicieron sino «informaciones y más informaciones», adobadas conuna buena dosis de retórica"10.

Las medidas que se plantean durante el periodo de la Restaura-ción van encaminadas casi exclusivamente al fomento de la intensifi-cación en el cultivo, mediante la incorporación de maquinaria

10J.Rodriguez Labandeira, El trabajo rural (1876-1936), Anthropos/MAPA,Barcelona, 1991, pag. 373

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agrícola y sistemas de cultivo bianual como el Solari11. Aunque elpropio Romanones, uno de los mayores latifundistas del país, trasgirar una visita a Andalucía en 1905 como ministro de Fomento,llegó a aludir vagamente a la necesidad de parcelar las grandes fincaspara estimular su cultivo12.

Pese a todo, entre 1907 y 1931 se suceden diversas leyes decolonización interior, empezando por la de Gonzalez Besada yterminando con las del directorio primoriverista, que pretendenfacilitar el acceso a la propiedad, fundamentalmente a los pequeñosarrendatarios y aparceros. Sin embargo, de un lado los jornalerosbeneficiados por las mismas alcanzan una cifra insignificante, y deotra parte, como han demostrado algunos historiadores, "la mayoríade estas parcelaciones representaron un buen negocio para lospropietarios ya que vendieron sus tierras a precios de mercado y sevieron libres de problemas con unos arrendatarios conflictivos"13.

Sobre los intentos de reforma agraria republicana, y lastransformaciones desarrolladas en las siguientes décadas haybibliografía suficiente en la región, por lo que no parece necesarioextenderse14.

11Como muestra del escaso eco que aquellas recomendaciones tuvieron entre lospropietarios de la tierra de Extremadura, baste citar que, en 1932, había en la provinciade Cáceres 33 máquinas autopropulsoras (entre tractores, locomóviles y motoarados),y 119 de la de Badajoz, frente a 460 en la de Zaragoza, 307 en la de Huesca o 384 enla de Navarra. Frente al mito de la ganadería, hay que decir que en aquellas fechas lacabaña ganadera de Extremadura (equivalente a unas 583.000 UG) tan sólo erasuperior en un 29 % a la de Aragón (450.000 UG), mientras que con un territoriodisponible similar, y no mejores condiciones hidraúlicas, en Aragón se regaban ya220.000 Has, frente a menos de 19.000 en Extremadura. Por supuesto, mientras enAragón había censados más de 72.000 patronos agrícolas, con una producción agrícolamuy superior, en Extremadura la cifra se reducía a un tercio, poco más de 27.000. Latasa de proletarización era de más de un 90 % en Extremadura, frente a un 67 % enAragón. La traducción de estas diferencias en las condiciones sociales de lostrabajadores se percibe en el salario medio anual de los jornaleros, recogido por elInstituto de Reformas Sociales, que era de 2,36 pesetas en Zaragoza, 2,44 en Huesca y1,96 en Teruel, frente a 1,80 en Badajoz o 1,51 en Cáceres. El salario medio de lasmujeres era en la misma fecha de 1,14 (Zaragoza), 1,41 (Huesca) y 1,02 (Teruel),frente a 0,81 en Badajoz y 0,77 en Cáceres. Naturalmente, buena parte de la burguesíay nobleza terrateniente aragonesa residía en Zaragoza, e invertía en ferrocarriles ygrandes industrias, mientras que los terratenientes extremeños residían en Madrid, einvertían en palacios y otros lujos.12J.Rodriguez Labandeira, op.cit. pg. 38013J. Rodriguez Labandeira, op.cit. pag. 387. Idéntica situación hallaremos décadas mástarde en las expropiaciones del Plan Badajoz, que permitieron a muchos propietariosdeshacerse de las peores tierras, liberarse de arrendatarios en muchos casos, y obtenerliquidez para acometer la conversión empresarial al regadío.14Ver VV.AA., Extremadura saqueada, o F.Rosique, La reforma agraria en Badajoz...,

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En conjunto, queda la impresión de la existencia de uncompromiso histórico nacional, con una tradición que va ya para dossiglos, orientado a intentar hallar políticas que permitan mejorar lasituación de los damnificados por este sistema productivo agrario15,siempre que ello pueda hacerse sin modificar las estructuras básicas,es decir el régimen de propiedad de la tierra.

Así, frente a la periódica protesta de los jornaleros en paroestacional, a menudo alargado por las malas condiciones climatológi-cas, amenazados por la muerte física debida al hambre, y dispuestospor tanto al conflicto social, la primera respuesta que se diseña, ya enel primer tercio del siglo XIX, es el sistema de los alojamientos, quellega a incorporarse al régimen consuetudinario de amplias zonas delSur de España. Este consiste, esencialmente, "en el reparto de lamasa de desocupados entre los labradores del término para realizartrabajos no estrictamente necesarios, o simplemente para sersocorridos"16. Cuando este tipo de arreglos de urgencia comenzó amostrarse como insuficiente en los peores años, los Ayuntamientoscomenzaron a distribuir socorros directos, en unos casos en metálicoy en otros en forma de reparto de pan. Estos sistemas coexistieronhasta bien entrado el siglo XX.

Sin embargo, los movimientos asociativos que se extendieronen los últimos años del siglo XIX y cuajaron a principios de estesiglo, con la formación de grandes centrales sindicales, tuvieron unefecto directo sobre las capacidades revindicativas de los jornaleros.Surge así, elevada a la categoría de doctrina por los gobernantes de laRestauración, lo que fueron fórmulas aisladas ensayadas por losliberales a comienzos del XIX: la consignación apresurada departidas presupuestarias para la construcción o reparación de obraspúblicas. Este sistema, aplicado especialmente en Andalucía, alcanzasu máxima expresión con Primo de Rivera.

En fin, durante la República se añaden, a estos sistemas

ops.cits., entre otras15Así, se introducen ya a principios del siglo XX sistemas de previsión social, con lacreación en 1908 del Instituto Nacional de Previsión, aunque tuvo durante muchotiempo escasa influencia en el campo. Eran raras las afiliaciones al sistema, y aún másdifícil hacer pagar a los patronos las cotizaciones por los obreros agrícolas queempleaban. Sólo a partir de los años '20, con la generalización de las Cajas dePrevisión Social (entre las que estaba la de Extremadura) y sus famosos sellos,comenzó a generalizarse la afiliación al sistema de pensiones.16J.Rodriguez, op.cit. pag. 307

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tradicionales (aunque curiosamente la República se estrena práctica-mente con la prohibición de los alojamientos, y lo hace desde unaperspectiva ultraliberal, "porque no existe ley que obligue al patronoa admitir más número de obreros de los que le sean necesarios ycontrate libremente"17), otras formas nuevas de socorro. El másimportante fue sin duda la introducción de mecanismos intervencio-nistas en el mercado de trabajo18, que si bien no resolvieron losproblemas sirvieron al menos para mostrar más crudamente, a lasociedad de la época, la necesidad de una Reforma Agraria queatacase en profundidad el régimen y tenencia de la tierra.

El franquismo recupera, tras el paréntesis republicano, lapolítica social agraria elaborada por la Restauración. Salvo en lo quelas transformaciones en regadío y la política de colonización afectó ala composición de la población activa agraria en parte de Extrema-dura (lo que supuso la transformación, en agricultores autónomospropietarios, de miles de jornaleros y pequeños agricultores arranda-tarios o aparceros), no se introducen nuevas medidas.

A partir de mediados de los años '50 el problema del desempleorural hemos visto que se trata en términos de excedente de poblaciónque se irá trasvasando lentamente a las grandes ciudades, necesitadasde mano de obra. Y, efectivamente, según se ha mostrado en loscapítulos precedentes, la emigración va solucionando el problemamediante la simple reducción física del número de jornaleros.

Sin embargo, a principios de los años '70 se desencadena laprimera gran crisis económico-energética. Se cierra repentinamenteel grifo de la emigración a las ciudades, porque éstas no pueden yaofrecer trabajos nuevos, y el fenómeno del paro urbano comienza aadquirir importancia creciente. Es un proceso que, salvo variacionesesporádicas temporales, no se ha detenido desde entonces.

Por otra parte, en el caso de Extremadura, los nuevos regadíoscomienzan a fructificar social y económicamente, y se mejoran lasperspectivas para los trabajadores del campo por la mejora de lasprestaciones sociales: en algunas zonas se detectan ya incluso déficits

17Telegrama del Ministerio de la Gobernación en mayo de 1931, citado enJ.Rodriguez, op.cit. pag. 31718Entre los cuales hay que citar las normas sobre contratación preferente del obrerolocal, las leyes de laboreo forzoso de la tierra, o el establecimiento de registros decontratación en las alcaldías, con la aplicación del llamado turno riguroso y elestablecimiento de Jurados mixtos de control del mercado laboral.

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de mano de obra para ciertas tareas.Y, un tercer elemento a considerar, la implantación de la

libertad política en España permite la manifestación de demandasjornaleras largamente reprimidas.

Los tres elementos citados, que condicionan el marco de lanueva política social agraria, son datos suficientes que explican laimplantación de una serie de medidas sucesivas a las que haremosreferencia en los siguientes apartados.

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Capítulo 9EL EMPLEO COMUNITARIO,

ANTECEDENTE DEL SISTEMASUBSIDIO/PER

Con la Ley 41/70 de 22 de diciembre de 1970, sobre SeguridadSocial Agraria, se equiparaban las prestaciones a los trabajadores porcuenta ajena del Régimen Especial Agrario (REA) con los delRégimen General de la Seguridad Social, con la excepción de lasprestaciones por desempleo, pues los trabajadores del RG contabancon un sistema de tipo contributivo que garantizaba la percepción deprestaciones económicas en caso de desempleo. El sistema mutualcon que está concebida la Seguridad Social en España imposibilitabala aplicación de un mecanismo similar a los trabajadores del campo,por limitaciones financieras obvias.

Por ello se arbitró un subproducto de prestación social denomi-nado 'empleo comunitario', que en la Orden de 24 de septiembre de1971 que los desarrolla se define como "la ocupación detrabajadores agrícolas en situación de paro para la realización deobras y servicios públicos, conforme a planes previamenteestablecidos en una localidad o circunscripción territorial ymediante la concesión de ayudas económicas a dichos trabajadores".Es decir, se repiten los esquemas diseñados por los liberalesdecimonónicos.

Podían acogerse los trabajadores agrícolas en situación de paroestacional, o en paro debido a circunstancias excepcionales dealcance general o parcial, que afectasen a determinadas zonasgeográficas; así como los trabajadores agrícolas en situación de paroque asistieran a cursos de EGB o de FP, bajo el único requisito deestar en alta en el REASS y al corriente en el pago de las cotizacio-nes. Podían ser ocupados en la realización de obras o serviciospúblicos, aunque sin concretabar la cuantía de las ayudas, mientrasque en el caso de los asistentes a cursos de formación recibían, conun límite máximo de 3 meses, el 75% del Salario Mínimo Interprofe-

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sional (SMI).Como ha apuntado Fernández-Cavada, "lo que ocurrió fue que

lo que en principio se consideró como una ayuda de poca importan-cia para un colectivo marginal, se convirtió con el paso de los años,y la aparición de la situación de crisis económica, en una cargapresupuestaria de magnitud insospechada"19

Esta evolución, que pasa de 502 millones en 1970 a 36.000millones, en pesetas corrientes, doce años después, se refleja en elcuadro y gráficos siguientes20. Aún considerada en pesetas constan-tes, es evidente la magnitud de las cifras; si bien hay que señalar que,siendo el sistema de aplicación, en principio, para todo el Estado, yaen 1978 tan sólo Andalucía captaba el 78 % del total de los fondos, yal final del periodo aquella región totalizaba el 82 % de los fondos.

19J.L. Fernández-Cavada Labat, Remuneraciones y prestaciones sociales de losasalariados agrícolas, en AGRICULTURA Y SOCIEDAD, nº 54, 1990, pag. 184.20La escasa atención prestada por los sociólogos y economistas españoles a laproblemática de los trabajadores agrícolas se refleja en el caos de cifras cuandomanejamos diversas fuentes bibliográficas. Aunque damos por operativas, comoinformativas de la tendencia, las aportadas por García de Blas & Poveda en PAPELESDE ECONOMIA ESPAÑOLA(PEE), que reproducimos en el cuadro, sin embargoJ.J.González, en AGRICULTURA Y SOCIEDAD (Nº 54, 1990, op.cit. pag. 263)aporta algunas cifras sueltas totalmente contradictorias con las an-teriores: cita así2.000 millones en 1975 (560 en PEE), 24.000 en 1982 (coincide con los 24.250 dePEE) y 42.000 millones en 1983 (36.000 en PEE). Si fuesen las tres cifras aportadaspor González más altas que las de García-Poveda pudiéramos pensar que incorporabantal vez las partidas presupuestarias dedicadas a materiales o gastos de gestión delsistema, pero la coincidencia en las cifras correspondientes a 1975 nos hace pensar,simplemente, que una de las dos fuentes, o tal vez ambas, aportan datos erróneos.Lamentablemente, la centralización de este tipo de datos en Madrid, la premura detiempo y el carácter no erudito de este estudio nos han aconsejado no hacer unarevisión objetiva de esas cifras, aportadas por otro lado por expertos que figuran entrelos que más han asesorado a los Ministerios de Trabajo y Agricultura,respectivamente, en estas materias.

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Inicialmente era la Mututalidad Nacional Agraria quiendistribuída los fondos del empleo comunitario, aunque se incorpora-ban otros fondos de menor cuantía con cargo a los presupuestos delFondo Nacional de Protección al Trabajo, del Estado (a través delMinisterio de Trabajo), más lo recaudado por el impuesto especialcontra el paro. A partir de 1979 todos los fondos se unificaron ycanalizaron a través del INEM. En el proceso se fueron poniendo enmarcha diversos mecanismos, que cuajaron en la Orden de 11 dejunio de 1981 sobre medidas extraordinarias y transitorias para laaplicación de los fondos, por los que la distribución provincial de losfondos se realizaba a través de organismos o entidades públicas quedemandasen mano de obra para la realización de proyectos de obraso servicios de utilidad social (Ayuntamientos, Hermandades deLabradores, Diputaciones, IRYDA, ICONA, Confederaciones Hidro-gráficas, Jefaturas Provinciales de Carreteras, etc)

Esta nueva forma de distribución de los fondos fue unarespuesta de la Administración a las críticas sobre la escasa utiliza-ción de la mano de obra protegida, para la realización de actividadesproductivas o servicios de interés público. Sin embargo, los cambiosno sirvieron para evitar otro tipo de críticas, que podrían sintetizarse

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Evolución del coste del empleo comunitario

Año Millones PTS PTS de 1972

1972 502 502

1973 506 454

1974 461 358

1975 560 371

1976 1823 1028

1977 3696 1674

1978 6324 2390

1979 12236 4001

1980 13749 3891

1981 20144 4935

1982 24250 5238

en su carácter de "insuficiente y despilfarrador de recursos"21. Las sucesivas reformas servían sistemáticamente, casi de forma

exclusiva, para poder ampliar numéricamente el colectivo de benefi-ciarios. En 1975 varias disposiciones hacen extensiva la prestación alos trabajadores por cuenta propia que cumplieran determinadascondiciones, esencialmente de base imponible, y a los desempleadosde otros sectores habitantes del medio rural que hubiesen agotado elsubsidio de paro22.

En 1978 nuevas disposiciones legales señalan que los fondos sedestinarán prioritariamente a trabajos de carácter agrícola, con el finde mitigar el desempleo agrario estacional.

En 1981, a raíz de las huelgas de hambre de los sindicatosjornaleros, el Presidente de la Junta de Andalucía negocia con laAdministración Central una nueva disposición, que establece de unlado la concesión de fondos durante cuatro días a la semana, y porotra parte integra en las Comisiones Provinciales de Empleo(encargadas de la distribución finalista de los fondos) a las organiza-ciones sindicales y empresariales.

Las corruptelascrecientes en laafiliación23, suincapacidad para lacreación de empleo,y su creciente costepara lospresupuestos delEstado24, llevaron algobierno en 1983 a

21A.García de Blas y A.Poveda, La Seguridad Social Agraria y el empleo comunitario,en PAPELES DE ECONOMIA ESPAÑOLA, nº 16, 1983, pag. 10022De ahí que sean erróneas algunas conclusiones a las que se llegaban en la época (vidpor ejempleo el artículo de García de Blas-Poveda citado), en el sentido de que lasubsidiación por parado registrado agrícola resultante era superior a la del resto de losparados que cobraban desempleo. Obviamente, el número de parados agrícolasregistrados no era el divisor que debía utilizarse para calcular la cifra de subsidiocomunitario medio, por cuanto ya se beneficiaban del sistema parados de otrossectores.

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adquirir un compromiso para una profunda reforma del sistema.Referido a Andalucía, el siguiente diagnóstico es fácilmenteextrapolable a Extremadura:

"A finales de su periodo de vigencia el Empleo Comunitario sedistribuía regularmente a casi todos los municipios andaluces,percibiendo las ayudas un total de 107.478 personas a razón decuatro días por semana, sin que la Administración controlase laejecución de las obras que justificaban las subvenciones. En otraspalabras, el sistema había perdido su carácter híbrido de prestaciónasistencial/renta del trabajo, para convertirse en una ayudaasistencial estricta, al mismo tiempo que el colectivo jornalerointerioriza la idea de que la 'limosna' del Empleo Comunitario era elpago insuficiente de una cierta deuda que la sociedad en su conjuntohabría contraído históricamente con ellos"25.

Entre las consecuencias perniciosas apuntadas para el colectivojornalero, se citan el alejamiento del trabajo en la tierra y la modi-ficación de sus esquemas reivindicativos hacia la 'limosna' delEmpleo comunitario; el desplazamiento de la polarizaciónterratenientes/jornaleros hacia una confrontaciónjornaleros/Administración; desmembramiento progresivo del movi-miento jornalero, y pérdida de sus señas de identidad.

23El primer paso, precisamente, para la reforma del sistema, fue la creación de unaComisión Interministerial con el objetivo de elaborar un censo de trabajadoresagrarios. Si en 1979, según cifras del INEM, el empleo comunitario daba cobertura a25.000 trabajadores, sólo cuatro años después, en 1983, alcanzaba a 159.000. Entreotras razones que se citan en la Memoria del INEM de 1983 para explicar el cuantiosoaumento de beneficiarios en ese año, cabría destacar "el aumento del importe de laayuda por día de trabajo" y la noticia extendida, a lo largo del año, en las zonasrurales del Sur de España, sobre la posible sustitución del empleo comunitario por unsubsidio similar al de los trabajadores del Régimen General. Ello habría contribuído ala "masiva inscripción en el REASS y a la también masiva afluencia a los tajos delEmpleo Comunitario".24Problemas, como veremos, que a modo de ciclo pernicioso resurgen diez añosdespués en el nuevo sistema que ha sustituído al empleo comunitario.25P.Palenzuela, El Estado no inocente, REVISTA DE ESTUDIOS REGIONALES,1991, op.cit. pag. 218

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Capítulo 10EL NUEVO SISTEMA DE PROTECCION

El nuevo sistema de prestaciones sociales (o con mayorexactitud, de protección social) para los trabajadores del campo, quequedó establecido en 1984 por el primer gobierno del PSOE, estababasado en tres pilares, cuyo desarrollo y eficiencia, según veremos,han tenido un peso desigual:

a) Establecimiento de un sistema de cobertura del desempleo delos trabajadores eventuales agrarios por cuenta ajena (TEAS),equivalente al 75% del SMI, a percibir durante 180 días al año.

b) Creación de un Plan de Empleo Rural (PER) que fomente, através de la subvención, total o parcial por parte del INEM, de losjornales de los trabajadores empleados, la realización de obras en elmedio rural, favoreciendo así la ocupación de los eventuales agrarios.

c) La puesta en marcha de un Plan de Formación OcupacionalRural (FOR), subvencionándose la asistencia por el INEM.

El sistema es muy complejo de gestión, y casi imposible decontrolar, dada la dispersión de los sujetos a los que se dirige y laspropias características socioestructurales del medio rural.

10.1. EL SUBSIDIO DE DESEMPLEO

Fue regulado por RD 3237/83, y modificado posteriormente porRD 2298/1984 de 23 de diciembre, introduciéndose mejoras,sustanciales entonces, tanto en las condiciones a reunir por loscolectivos de perceptores, como en la modulación de la intensidad dela protección.

Con esa estructura se mantuvo ya prácticamente intacta lanormativa hasta 1990, en que, fruto del acuerdo entre el Gobierno ylas centrales sindicales, se publica el RD 1387/1990 de 8 denoviembre, que fija las nuevas bases reguladoras, vigentes en la

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actualidad1. Se trata de un sistema de protección al desempleo de carácter

asistencial, esto es no contributivo, y de aplicación solamente paraAndalucía y Extremadura, donde el paro estacional es superior a lamedia nacional. Los beneficiarios del sistema son los trabajadoreseventuales por cuenta ajena afiliados al REASS, siempre que no seantitulares de explotaciones agrarias cuya base imponible supere untope determinado, y que cumplan los siguientes requisitos:

a) Tener más de 16 años y encontrarse en situación legal dedesempleo

b) No haber cumplido la edad mínima para tener derecho a lapensión de jubilación en el caso de tener acreditado el periodo decotización preciso.

c) Estar afiliado al REASS y en situación de altad) Haber cotizado al REASS un mínimo de 60 jornadas en los

doce meses inmediatamente anteriores a la situación de desempleoe) Carecer de rentas superiores al salario mínimo interprofesio-

nal.El subsidio se puede percibir durante un máximo de 180 días al

año (al mes el número de días máximos de percepción es de 20),siendo la cuantía de un 75% del SMI (del que hay que descontar,para calcular el ingreso real, la cotización al REASS). En laliquidación del subsidio, que se hace mensualmente, se descuentanlas jornadas trabajadas en actividades sujetas al REASS o al RGSS,así como los percibidos por incapacidad laboral transitoria quesuperen el número de 102.

1Con posterioridad a la realización de este estudio, y especialmente en los últimosmeses de 1993, se han barajado diversas opciones para una reforma en profundidaddel sistema PER/subsidio. Sin embargo, al cierre de la edición la normativa de 1990sigue vigente en lo esencial.2Aunque se ha querido comparar el subsidio con el sistema asistencial denominadogenéricamente salario social (implantado también en Extremadura), desarrollado enMadrid y en otras CC.AA., las diferencias entre ambas instituciones son radicales.Aunque sea de forma imperfecta, el subsidio agrario es una ayuda de caracter mutual,pues se exige la previa cotización al sistema de protección social (a través del REASSo incluso, en los últimos tiempos, también a través del Régimen General), e incluso sedescuenta del subsidio la cotización;es decir, es preciso haber trabajado antes. Por el contrario, el denominado salariosocial es una ayuda de caracter totalmente asistencial, pues sólo se exige demostrar unnivel de necesidad determinado.

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Si el empleo comunitario terminaba su andadura con uncrecimiento vertiginoso hasta alcanzar los 156.000 beneficiarios en1983, el primer año de aplicación del nuevo sistema la cifra seelevaba a 192.300, y no ha dejado de crecer hasta 1989, en quealcanzó su punto máximo con 296.600 beneficiarios.

El primer año de aplicación del subsidio se habían presupuesta-do 36.000 millones de pesetas para este concepto, es decir la mismacantidad gastada en el Empleo Comunitario en 1983, en previsión deun descenso en el número de beneficiarios, pero el importe total casialcanzó los 50.000 millones. Diversos informes confidenciales de laépoca hablan ya, en el momento mismo de su implantación, de lapuesta en marcha de numerosos mecanismos y corruptelas, quellevaban a la presencia de numerosos beneficiarios incluídosindebidamente3, mientras quedaban excluídos muchos trabajadoresdel campo realmente necesitados.

La Seguridad Social inicia entonces una inacabable serie deadvertencias sobre la inmediata revisión de las altas producidas en elREASS, pero la realidad es que entre 1983 y 1990 el número deafiliados por cuenta ajena se desborda en Andalucía, pasando de427.900 a 505.100; aunque en Extremadura, sin embargo, el númerose mantiene prácticamente estable a lo largo de la década, hasta elpunto de que en 1990 (80.500 afiliados) se produce ya un descenso,en nuestra región, respecto de 1983 (82.200).

En el cuadro y gráfico siguientes se resume la evolución delnúmero de subsidiados, destacando la notable diferencia, tantocuantitativa como sobre todo cualitativa, entre Andalucía (donde lacifra de subsidiados no dejó de crecer hasta 1991, estando todavía en1992 un 11% por encima del año 1984) y Extremadura (donde desde1989 las cifras se vienen reduciendo, estando en 1992 un 24% pordebajo del número de subsidiados asistidos en 1984). En Andalucíalos subsidiados suponían en 1991 un 3,1% de la población total de laregión, mientras que en Extremadura ese porcentaje se reduce a un2,5% de sus habitantes.

3Las listas se elaboraban, esencialmente, con datos de las Cámaras Agrarias (antiguasHermandades de Labradores), lo que en principio podía favorecer la inclusión deagricultores con recursos suficientes, y sobre todo posibilitaba la aplicación decriterios desiguales en los distintos municipios.

195

La realidad es que, apunto de cumplirsela década de aplica-ción del nuevo siste-

ma, existe la impresión generalizada de que, pese a suponer unaenorme mejora en las condiciones económicas de vida de lostrabajadores eventuales del campo, sin embargo no ha resuelto losproblemas que pretendía atajar, e incluso han surgido otros nuevos.En una reciente comparecencia, el entonces ministro de Trabajo ySeguridad Social, Martínez Toval, explicaba que "el subsidio hasupuesto un importante avance en la protección del desempleo de lostrabajadores eventuales agrícolas, experimentando desde 1984 unaevolución creciente tanto en el número de sus beneficiarios, como ensu coste total. Sin embargo, también contribuyó a generar algunasdistorsiones en el mercado de trabajo, distorsiones más patentes amedida que mejoraba la situación global del empleo, sin ningunaduda, al tiempo que se detectaban también algunas situacionesirregulares a la hora de adquirir el derecho, o el mantenimiento dela percepción económica"4.

Efectivamente, la actuación del Ministerio de Trabajo ha sidocontinuada a lo largo de los años, inspeccionando situacionesirregulares, no siempre con éxito si atendemos a las críticas de lasfuerzas sociales y las opiniones recogidas de los propios trabajadoresdel campo en nuestra encuesta. El sistema de control ha venidocomplejizándose, y centrándose cada vez más en controlesindirectos, ante la inexistencia de denuncias por parte de los propiossindicatos o las organizaciones agrarias (OPAs).

4Diario del Congreso de los Diputados, 17-VI-91, nº 199, pag. 9786196

Evolución del número de subsidiados

1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992

Extremadura 36.2 32.0 38.6 38.0 41.3 40.1 36.9 30.1 27.5

Andalucía 156.1 152.4 196.1 214.0 241.0 256.5 257.8 206.2 173.9

ESPAÑA 192.3 184.4 234.7 252.0 282.3 296.6 294.7 236.3 201.4

EVOLUCION PORCENTUAL (984=100)

Extremadura 100.0 88.4 106.6 105.0 114.1 110.8 101.9 83.1 75.9

Andalucía 100.0 97.6 125.6 137.1 154.4 164.3 165.2 132.1 111.4

Fuente: MTSS y elaboración propia

El catálogo de posibilidades de fraude es extenso, y casiimposible de detectar por muchos cruces informáticos que serealicen. En este sentido, se intenta un seguimiento informatizado delas jornadas reales declaradas por los trabajadores y cotizadas por losempresarios, para detectar ocultamiento de trabajos incompatiblescon el subsidio; situaciones de relaciones laborales de trabajadoresfijos; relaciones laborales falsas entre personas en las que existaconsanguinidad; constatación de la no habitualidad como trabajadoreventual agrario; falsas cotizaciones por el empresario; trabajoscotizados al REASS a los que deberían ser de aplicación las normasdel Régimen General; contraprestación simulada o real de peonadasentre beneficiarios del subsidio, para acreditar los mínimos exigidos;afloramiento de situaciones de falseamiento de peonadas, bienimputables sólo al trabajor o en connivencia con el empresario;detección, a efectos de las obligaciones en materia de SeguridadSocial, de la condición de trabajador autónomo o empresarioagrícola...

Por otro lado, los fraudes no se dan exclusivamente en cuanto alnúmero de jornadas y sistemas de obtención de las mismas.Conseguir detectar la irregularidad de partida, esto es la inexistenciadel derecho al subsidio, exigiría cruzar informaciones altamentedispersas y de áreas muy alejadas entre sí de la Administración:licencias fiscales (a nombre del subsidiado, su cónyugue u otrosmiembros de la unidad familiar), titularidad de explotacionesagropecuarias del subsidiados, su cónyugue o hijos de la unidadfamiliar con bases imponibles superiores a las permitidas, propiedadde vehículos o maquinaria agrícola de valor no proporcional a lastierras declaradas, percepción de otro tipo de prestaciones de la SS,trabajos y cotizaciones de obras del PER, relaciones socios-trabajadores en Cooperativas y Sociedades Anónimas Laborales,matrículas en centros de estudios (o altas en el seguro escolar) de lasque se deduzca la condición de estudiante y no de trabajor eventual,titularidad de ganadería, etc..

Esta labor de control ha hecho aflorar crecientes bolsas defraude5, pero si algo ha estimulado el sistema ha sido la imaginación.

5Si en 1987 se habían detectado irregularidades en el 8,9 % de los sujetos controlados,en 1989 el porcentaje había aumentado al 19,4 %, llegándose a retirar en este año másde 12.000 prestaciones. En el caso de las empresas controladas, las irregularidades

197

Así, un 25% de las irregularidades se deben a la compatibilizacióndel subsidio con prestaciones por incapacidad laboral transitoria; enun 41% de los casos se actúa por declarar jornadas no cotizadas; enun 34% por cotizar jornadas no declaradas; y abundan también lasdenuncias por no estar siquiera inscrito en el REASS, o estardomiciliado realmente fuera de Andalucía o Extremadura. Sinembargo, también hay que señalar, y en ello insistiremos en laspáginas siguientes, la necesidad de distinguir entre las situacionesandaluza y extremeña, por más que ambas suelan tratarse en losanálisis sobre el tema bajo el mismo rasero. No hay que olvidar quelas provincias con mayor número de irregularidades en 1989 fueronCádiz (un 34% de los sujetos controlados) y Málaga (un 30,5% delos sujetos controlados, y un 43% de las empresas).

Las modificaciones que se introducen en 1990, en un sistema yade por sí complejo y de difícil gestión, persiguen los siguientesobjetivos:" - Pasar de un enfoque de la protección que contempla exclusi-vamente las circunstancias individuales de desempleo a otro en elque la protección se limita en función del conjunto de las rentas dela unidad familiar de convivencia.

- Graduar la intensidad de la protección en razón de la edad delos beneficiarios, lo que permitirá reforzar la protección de losdesempleados de mayor edad.

- Acercar al máximo la regulación del subsidio agrario a la delsubsidio por desempleo de carácter general.

También como novedades aparecen la garantía de un curso deformación profesional para determinado colectivo, y la creación deConsejos Comarcales que serán órganos de participacióninstitucional dependientes de las Comisiones Ejecutivas provincialesdel Instituto Nacional de Empleo"6.

El cambio, del tratamiento individual al familiar, del trabajador,es sin duda el más importante. Entre las condiciones para tenerderecho a percibir el subsidio están ahora la de no ser, ni él ni sucónyugue, propietarios, arrendatarios, aparceros o titulares, deexplotaciones agrarias con base imponible superior a las 25.000 pts;y carecer, en el momento de la solicitud y durante la percepción del

alcanzaban al 26,2 % de las mismas en 1987 y al 15 % en 1989.6MTSS, folleto explicativo. Madrid, enero 1991

198

mismo, de rentas individuales de cualquier naturaleza que, encómputo anual, superen la cuantía del salario mínimointerprofesional vigente, excluídas las pagas extraordinarias7. Cuandoen la unidad familiar conviven mayores de dieciséis años se tendrá encuenta además que la suma de las rentas de todos los integrantes nosuperen el salario mínimo (incluídas pagas extras) en 2 veces (si hay2 miembros mayores de 16 años), 2,75 veces (3 miembros), 3,5 veces(4 miembros) o 4 veces (5 o más miembros).

Por otro lado se introduce un tratamiento discriminatoriopositivo en función de la situación objetivable del trabajador, condiversas categorías posibles, en función de las edades y cargasfamiliares8: los de menos de 20 años tienen derecho a 1,5 días porjornada cotizado, hasta un máximo de 180 días; los de 20 á 25 sincargas 2 días por jornadas, con un máximo de 180 días; los menoresde 25 años con cargas familiares tienen directamente 180 días; losque están entre 52 y 55 años, con o sin cargas, tienen derecho a 240días; los que tienen entre 55 y 60 obtienen 270 días, y los mayores de60 años alcanzan los 300 días.

En el paquete de cambios se incorpora asimismo un subsidioespecial en favor de los mayores de 52 años, con condiciones tanamplias que alcanza prácticamente a la totalidad de los que sobrepa-san dicha edad, y que en la práctica supone una prejubilación, pues apartir del segundo año el subsidio se renueva automáticamente por240, 270 o 300 días, según que la edad sea menor de 55, de 55 a 60 omayor de 60.

El subsidio en Extremadura y Andalucía

Hemos señalado las importantes diferencias que hancaracterizado la aplicación del sistema en las dos regionesbeneficiarias, pero parece conveniente profundizar en algunosaspectos que remarcan especialmente esas diferencias. En las páginassiguientes se representan gráficamente, a través de mapas, diversos

7En cierto modo estos cambios alejan al subsidio TAE de su función originaria,acercándole al salario social del que lo distinguíamos nítidamente (vid. supra, pag.198, nota 162)8Transitoriamente se aceptaron incluso subsidios con menos de 60 jornadas cotizadas.

199

aspectos del fenómeno (según las variables a contrastar han debidoutilizarse en algún caso fechas distintas, en función de ladisponibilidad inmediata de datos).

En la primera página aparece en primer lugar la distribuciónabsoluta de subsidiados en enero de 1992. Es muy explícita laconcentración en Huelva, Granada, Jaén, Málaga y Sevilla, especial-mente en estas dos últimas. Las cifras de Cáceres y Badajoz semantienen en proporciones modestas, superando tan sólo a Almería.

200

201

Pero el segundo mapa es aún más significativo. Refleja lavariación en el número de subsidiados entre 1984 y 1991, y aparecenprovincias, en Andalucía, donde se han dado aumentos de hasta el121% (Huelva). Por el contrario, Badajoz ofrece la disminución másimportante (un -32%), mientras que en Cáceres, aún manteniendo unsaldo positivo (un 23%), se mantiene por debajo de todas lasprovincias andaluzas, salvo Málaga (14%) y Jaén (22%).

No deja de ser curioso que, en una década en la que semultiplican las obras públicas en Andalucía (con la Expo como granlocomotora), y se dispara la construcción (tradicionales reductoresdel paro rural), descendiendo en consecuencia sistemáticamente tantoel paro registrado (prácticamente en todas las provincias a partir de1987/88), como el paro agrario calculado por la EPA a partir de lasmismas fechas, sin embargo sólo a partir de 1991 comienza areducirse el número de subsidiados en el conjunto de Andalucía.Baste señalar que, en 1990, el número de subsidiados llegó a alcanzarla cifra de 257.800, cuando la cifra de parados agrícolas que la EPAcalculaba en aquel año para todo el territorio nacional era de196.2001.

Son detalles importantes, pues mientras en Extremaduraobservamos que el número de subsidiados en enero de 1992 (16.600)viene a coincidir, a la baja, con la media mensual de parados según laEPA en el año anterior (17.700), por el contrario en Andalucía los144.300 subsidiados en enero de 1992 están muy por encima de los137.000 parados de media mensual en 1991.

Los dos siguientes mapas nos ayudan a explicarnos en buenaparte estas fuertes diferencias regionales.

El primero de ellos refleja la distribución por sexos de lossubsidiados. Cuando analizábamos la distribución del paro/subsidioen Extremadura llamábamos la atención sobre la importantepresencia de la mujer en la provincia de Cáceres, mostrándola comouna situación, cuando menos, peculiar (para algunos podría resultarincluso poco creíble).

11987 fue el año en que la EPA señala la cifra más alta de parados agrícolas en España,afectando a un total, en aquel año, de 258.100 trabajadores.

202

Ahora, a la vista de los datos, habrá que convenir que laagricultura andaluza ha ido mucho más allá, habiendo pasado a ser

203

CACERES

BADAJOZ

HUELVA

CADIZ

MALAGA

SEVILLA

CORDOBA JAEN

GRANADA

ALMERIA

>55 años

25-55 años

<25 años

TRABAJADORES EVENTUALESAGRARIOS SUBSIDIADOSEnero 1992

ya gestionada casi exclusivamente por las mujeres, a tenor de ladistribución por sexos de los subsidiados. Sin duda el caso másllamativo es el de la provincia de Huelva, con casi un 75% demujeres; pero cualquier otra de las provincias (con excepción deCádiz, que presenta proporciones similares a las de Cáceres) que seobserve, presenta valores exageradamente elevados.

Dificilmente, como veremos, puede aceptarse como hipótesisexplicativa (al menos no como elemento determinante) la quealgunos autores han planteado, como una feminización del trabajoagrario en Andalucía.

En el mapa de distribución de los subsidiados por edades lacomposición para el caso de Andalucía se muestra, asimismo,generalmente distinta a la de Extremadura. En las provincias deAndalucía Oriental aparece una menor proporción de menores de 25años, y una proporción mayor de mayores de 55. Por el contrario, enAndalucía Occidental la proporción de jóvenes es mayor que enExtremadura, mientras que la de mayores de 55 años es, en general,inferior.

Evidentemente, aparecen provincias, como Huelva, Cádiz ySevilla, donde a la luz de todos los datos anteriormente barajadospodría decirse que el subsidio de desempleo es un recurso económicoutilizado exclusivamente por niños, mujeres y prejubilados.

Los siguientes mapas reflejan algunos aspectos que relacionanel subsidio con el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social.

El primero de ellos recoge la distribución de afiliados alREASS, según lo sean por cuenta propia o por cuenta ajena. El mapapermite observar cómo, salvo en el caso de Almería (que, rompiendola tendencia andaluza, presenta un porcentaje de autónomos inclusosuperior a los de Badajoz o Cáceres), en el resto de Andalucía pareceque prácticamente no existan ya agricultores autónomos del campo.

Asistimos de hecho en Andalucía a un inaudito crecimiento, a lolargo de la década, de la población activa agraria, al contrario de loque ha venido ocurriendo en el resto del Estado (Extremaduraincluída). Hay casos especialmente llamativos como el de Granada,donde de 12.000 autónomos en 1977 se pasa a 7.800 en 1990,aumentando sin embargo el número de trabajadores por cuenta ajenade 49.000 a 72.800 (por hacer una comparación, señalemos que en laprovincia de Badajoz el número desciende de 47.600 trabajadores en

204

1977, a 46.400 en 1990).

Huelva no se queda atrás, pasando de 22.800 a 50.000. Málagapasa de 42.000 a 48.700. Sevilla de 74.700 a 127.100. Tan sólo en laprovincia de Jaén desciende el número de jornaleros, de 57.000 a51.300 (curiosamente la única provincia andaluza donde la propor-ción de hombres subsidiados es claramente superior a la de mujeres).No es preciso profundizar mucho para concluir en este aspecto que,haya habido incorporación de la mujer al trabajo agrícola o no2, loque sí se ha dado, evidentemente, es una afiliación masiva de lasmujeres al sistema REASS/Subsidio.

Un nuevo mapa intenta reflejar de forma descriptiva la tasa decobertura que el número de subsidiados representa respecto delconjunto de afiliados (incluyendo tanto a los autónomos como a los

2La EPA correspondiente al año 1991 estima la población asalariada ocupada agrariafemenina, en Andalucía, en 36.100 personas, frente a 139.100 hombres. El número demujeres paradas que han trabajado antes en la Agricultura lo estima en 55.300,mientras el de hombres sería de 82.500. Estaríamos, en el sector agrario andaluz, con221.600 hombres frente a 91.400 mujeres. No puede hablarse, por tanto, de unafeminización del trabajo agrario en Andalucía, por más que haya aumentado (que esmucho aumentar) la presencia activa de las mujeres.

205

trabajadores por cuenta ajena) en el REASS. Obviamente losresultados encadenan unas variables a otras.

De nuevo, salvo el caso de Almería, el resto de Andalucía sedestaca notablemente respecto de Extremadura. Llamando poderosa-mente la atención el caso de Sevilla, donde casi el 60% de losafiliados al REASS gozan del subsidio (si consideramos tan sólo alos trabajadores por cuenta ajena, el porcentaje se eleva por encimadel 62%). El porcentaje, en el resto de las provincias, oscila entre el40 y el 50%. Por el contrario, en Badajoz el porcentaje es de un 39%,y de un 33% en Cáceres.

En fin, los dos últimos mapas incorporan aspectos que permitenmostrar claramente dónde se dan las mayores posibilidades deconcentración de bolsas de fraude potencial en el subsidio. Elprimero es extremadamente importante al respecto, pues relaciona,para el año 1990, el número de subsidiados con la población activaagraria estimada por la EPA en dicho año (incluyendo empresarios yasalariados).

206

Nuevamente debemos poner aparte el caso de Almería donde,como en Extremadura, la relación entre subsidiados y poblaciónactiva agraria según la EPA es inferior al 50%. Pero en el resto de lasprovincias el porcentaje se acrecienta, destacando los casos extremosde Huelva, donde el número de subsidiados supera en casi un 114%la cifra de activos agrarios, y nuevamente el de Sevilla, donde elporcentaje se eleva por encima del 112%.

El último de los mapas incluídos relaciona precisamente lapoblación activa agraria según la EPA, para el mismo año 1990, conel número de afiliados al Régimen General Agrario de la SeguridadSocial. Las cifras muestran una gran dispersión, y en todos los casosel número de afiliados está por encima del número de los que sedeclaran activos (sean ocupados o parados, sean empresarios oasalariados) agrarios. Sin embargo, nuevamente se destacan lageneralidad de las provincias andaluzas. En tres de ellas el númerode afiliados dobla prácticamente al número de activos agrariosdeclarados, llegando en el caso de Granada a una relación superior al226%.

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Habría que concluir, a la vista de todos estos datos, con doshipótesis alternativas, especialmente en el caso de Andalucía:

a) Los trabajadores de otros sectores, fuera del agrario, que sebenefician del subsidio, constituyen un porcentaje muy superior alprevisto por la Administración.

b) La Encuesta de Población Activa no responde a la realidad, oa los encuestados les da vergüenza declararse activos agrarios, y sedeclaran activos de otros sectores.

Naturalmente, nos inclinamos hacia la primera hipótesis, comomás realista. Es evidente que, pese al temor que los sindicatosexpresaron en el momento de introducir el nuevo sistema3, no sólo nose ha reducido el nivel de cobertura de los jornaleros eventuales sinoque, especialmente en Andalucía, se ha extendido a una parteimportante del resto de trabajadores y familiares del medio rural.

Pero, sobre todo, debemos concluir insistiendo en las profundasdiferencias que el sistema de protección basado en el subsidio de lostrabajadores eventuales agrarios presenta en Extremadura, respecto

3La propia Administración llegó a prever la exclusión, con la implantación del nuevosistema, de unos 60.000 beneficiarios, lo que hubiese supuesto un 22 % de los 270.000que totalizaba el Censo de Trabajadores Agrarios elaborado por el INEM en 1981.

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de Andalucía.Como hipótesis de trabajo es preciso plantear una serie de

cuestiones de profundo alcance social, por conflictivo que puedaresultar su solo enunciado.

La más importante, en lo que hace a Extremadura, es la de quelos trabajadores extremeños del campo, en la medida en que enciertas áreas de la región también se localizan pequeñas corruptelas,están sirviendo de guardaespaldas ideológicos de un sistema quebeneficia fundamentalmente a Andalucía, que es donde se localizan,por otra parte, la mayor parte de las irregularidades en el subsidio.Creemos que ello perjudica gravemente tanto a la imagen queExtremadura ofrece fuera de la región (por la que se identifica ya aExtremadura con el subsidio rural, a pesar de que sobre unapoblación superior a 1,1 millones, sean menos de 17.000 losperceptores del subsidio), como sobre todo a la imagen que lospropios extremeños tienen de su medio social. Es preciso plantearse,en Extremadura, una alternativa efectiva4.

Naturalmente, otra hipótesis fundamental es la de que, a pesarde la voluntad explícita del sistema, el subsidio no es utilizado sólopor los trabajadores eventuales agrarios, sino por trabajadores/aseventuales rurales de todos los sectores. Es evidente que, a lo largode los años, y a pesar de numerosas declaraciones y desarrollosnormativos en sentido contrario, se ha venido reduciendo el númerode trabajadores que obtienen las jornadas mínimas cotizables en laAgricultura.

No estaríamos por tanto hablando de un subsidio detrabajadores eventuales agrarios, sino de un subsidio rural. Yello tiene una importante trascendencia económica porque,obviamente, la subvención de la permanencia de la población en elmedio rural puede ser financiada con ayuda de la Comunidad,mientras que el subsidio de desempleo es cuestión exclusiva de losEstados nacionales.

Otra hipótesis no menos importante, y no menos conflictiva,contradice ciertos planteamientos optimistas sobre lo que sería una

4Esta situación, de hecho, ya se daba con el Empleo Comunitario. Tomando comoreferencia el año 1981, mientras Andalucía tenía el 56 % del paro agrícola nacional, yExtremadura el 21,5, sin embargo nuestra región recibió tan sólo el 18 % de esosfondos, mientras Andalucía acumulaba un 81 %.

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masiva incorporación de la mujer al trabajo. Tan probable como esaposibilidad (a la vista de los datos de las EPA que hemos manejado,incluso más probable) sería, según nuestra hipótesis, la existencia deun fenómeno social que iría precisamente en dirección opuesta, en loreferente al acceso de la mujer a la igualdad de derechos yresponsabilidades.

210

Por supuesto,como se haapuntado ya en otrosapartados, el hechode que el subsidio sehaya instituído enrural más que enagrario nos hacecreer que esimportante elnúmero de mujeresque trabajan en laindustriaagroalimentariadurante lascampañas, y que conunas peonadas másobtenidas en elcampo acceden alsubsidio,completando rentasen el año. Por otrolado, tampoco hayque olvidar que elREASS para lostrabajadores porcuenta ajena tienemenos costes, ymayores beneficios,para el afiliado, queel REASS de lostrabajadores porcuenta propia, y aúnmejores condicionesque las del RégimenEspecial deTrabajadoresAutónomos: ello

211

Subsidio Agrario (Datos básicos 1992)

(A) (B) (C) (D) (E) (F)

5807 2432 3375 1373 3346 1088

10059 5224 4835 3021 6112 926

27800 10768 17032 4436 17993 5371

17558 6508 11050 2680 11294 3584

14268 4275 9993 4412 8504 1352

19750 12454 7296 2727 13496 3527

14813 6035 8778 2637 9411 2765

34237 14540 19697 8320 21653 4264

9777 6979 2798 2587 5860 1330

6918 3627 3291 1434 4514 970

(H) (I) (J) (K) (L) (M)

3564 2243 42,1 13,79 17,9 28

6186 3873 42,7 23,56 4,7 46,7

9383 18417 56,4 49,29 4,9 80,5

8703 8855 42,8 41,02 7,8 72,8

11626 2642 35,8 39,85 2,4 50

3717 16033 41,4 47,71 2,5 51,3

8232 6581 46,6 31,79 2,4 48,7

18308 15929 74,2 46,14 5,7 127,1

6654 3123 49,9 19,59 10,7 46,4

5410 1508 37,8 18,30 10 34,1

(Ñ) (O) (P) (Q) (R) (S)

61,00 22,88 37,50 10,5 31,90 32,92

90,86 47,47 52,25 24,4 48,40 50,41

94,26 47,54 50,43 40,6 42,10 96,44

90,32 42,31 46,84 34,1 35,60 95,79

95,42 48,66 51,00 25,5 24,50 104,08

95,35 40,52 42,50 21,8 42,60 51,17

95,30 42,07 44,15 21,5 33,70 63,80

95,71 59,64 62,31 79,2 70,50 112,34

81,26 39,23 48,28 22,4 49,70 45,07

77,32 33,11 42,82 14,6 32,20 45,34

Fuente: Anuarios MTSS y elaboraciòn propiaClaves del cuadro:(A).- Población subsidiada, en.92/ (B).- S. Hombres/ (C).- S.Mujeres/ (D).- <25 años/ (E).- 25-55 años/ (F).- >55 años/ (G).-Variac. 1992/1984=100/ (H).- S. con menos de 1/3 jornadas/ (I).-Subsidiados con 1/3 o más de las jornadas/ (J).- PoblaciónActiva Agraria según la EPA 1992/ (K).- % de Población ActivaAgraria, según EPA, subsidiada/ (L).- Afiliados al REASSCuenta Propia/ (M).- Afiliados al REASS Cuenta Ajena/ (N).-Total afiliados REASS/ (Ñ).- % afiliados cuenta ajena/ (O).- %subsidiados/afiliados REASS/ (P).- % subsidiados/afiliadosREASS Cuenta Ajena/ (Q).-Subsidiados en 1990/ (R).-Población Activa Agraria en 1990/ (S).- % subsidiados sobrepoblación activa 1990/ (T).- Relación (%) entre afiliadosREASS y población activa agraria estimada por la EPA

basta para atraer afiliaciones fraudulentas, a un régimen que salebarato y permitirá aportar otra pensión en la vejez, y que inclusopuede aportar algún año el subsidio.

En cualquier caso, la fría evidencia de los datos nos muestra laposibilidad de que las mujeres estén siendo utilizadas en algunaszonas (de forma más masiva en Andalucía, pero en mucha menormedida en Extremadura) para aportar a las economías familiares 'lalimosna', mientras los hombres trabajan y se desenvuelven en elmercado regular de trabajo.

Es una cuestión importante, y socialmente muy grave, pues laverificación de nuestra hipótesis significaría, para la mujer, que supapel, en multitud de casos, no estaría siendo muy distinto del quejuegan los niños que son utilizados en las calles para pedir limosna.No parece una vía hacia políticas de igualdad.

Los Consejos Comarcales de Empleo

Vinculada a la reforma del sistema, en 1990, estaba la creaciónde los Consejos Comarcales de Empleo, formados por la Administra-ción, sindicatos y empresarios, y entre cuyos objetivos están:

a) Hacer un estudio del mercado de trabajo en la comarcab) Evaluar la realidad socioeconómicac) Estudiar las necesidades formativas de la zona en que se

ubicand) Seleccionar a los alumnos para los cursillos de formación

ocupacional que se realicene) Seguir la aplicación del Plan de Empleo Rural

En Extremadura se constituyeron, en marzo de 1991, trececonsejos comarcarles: ocho en Badajoz y cinco en Cáceres. Preveíaninicialmente formar a 3.500 jóvenes rurales.

Sin embargo, en el momento de cerrar este informe lossindicatos manifiestan que prácticamente no han entrado enfuncionamiento, no se celebran reuniones ni se les habilitan medios

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para realizar su labor5.

10.2. EL PLAN DE EMPLEO RURAL

El Plan de Empleo Rural (PER) es el segundo pilar del nuevosistema de protección. Su filosofía persigue dos objetivos: de un ladoestructurar de una forma orgánica el conjunto de inversionesrealizadas en el medio rural para el fomento del empleo, intentandouna racionalización en la gestión; de otra parte, proveer a los propiostrabajadores eventuales agrarios de un mecanismo que les permita,cuando hay carencia de trabajo en su zona, obtener las jornadasexigidas como cotización mínima para tener derecho al subsidio.

Frente a la creación de un organismo con autonomía presupues-taria, como pedían en su día los sindicatos, se optó por adscribir alINEM la gestión del sistema6. El INEM diseña una serie deconvenios con otros organismos públicos, donde los Ayuntamientosjuegan un importante papel. Mediante estos convenios se realizanpequeñas obras y trabajos en el medio rural, que puedan serrealizados con poca inversión en materiales y utilizando trabajadorespoco cualificados. El trabajo se remunera, como mínimo, en base alConvenio Colectivo vigente.

Aparte de los convenios del INEM, quedan adscritas al PER, alentenderse como inversiones que fomentan el empleo en el mediorural, diversas partidas presupuestarias de las distintas administracio-nes, que aunque suponen un volumen mucho mayor tienen unimpacto muy desigual7.

5En el momento de editar este estudio, prácticamente ni se habla de estos organismosauxiliares del sistema subsidio/PER.6Debió influir en ello, entre otras razones, esa concepción largamente anclada en laAdministración, que se empeña en ver el fenómeno del paro agrícola como algopasajero, a desaparecer a corto plazo. Crear un organismo nuevo ad hoc hubiese sidoequivalente a aceptar lo inaceptable: que estamos ante un fenómeno estructural desubempleo rural, que no puede resolverse ni por la simple buena marcha de laeconomía, ni mucho menos mediante la aplicación de sistemas de prejubilación.7En 1992, para Extremadura, venían a ser unos 30.000 millones los adscritos al PER,de los cuales la mitad correspondían a la administración regional. El problema conestas partidas es que socialmente se considera una forma más de subsidio a la región,cuando de hecho se trata de inversiones que, en cualquier caso, habría que realizar. Esen este sentido hay que insistir en que son únicamente los convenios del INEM, los

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Por su parte las Comunidades Autónomas aportan sus propiascantidades para pequeñas obras públicas en el medio rural que seenmarcan dentro del sistema PER. Desde 1984 hasta 1992 la Junta deExtremadura había aportado algo más de 6.000 millones de pesetasdirectamente para costes de mano de obra. En 1992 el conjunto departidas de inversión adscritas al PER por el Gobierno regionalsobrepasaba los 15.000 millones de pesetas.

El sistema funciona en base al principio de la corresponsabili-dad, entre la Administración Central, las autonómicas y las locales.Con cargo a los Presupuestos Generales del Estado se asigna a cadaprovincia una cantidad global en función de diversos parámetros (elnúmero de parados y el nivel de vida son los más importantes), conla finalidad de realizar trabajos agrícolas ya definidos. En cadaprovincia es luego la Comisión Provincial de Planificación yCoordinación de Inversiones (presidida por el gobernador, y formadapor representantes del INEM, Comunidad Autónoma, organismosinversores de la Administración como el MOPT o el ICONA,corporaciones locales, sindicatos y patronales) la que distribuye laasignación correspondiente a cada municipio, según criterios entrelos que el más importante es el de número de parados. La subvencióndebe asignarse exclusivamente al pago de jornadas y cuotas de laSeguridad Social; los materiales necesarios son financiados al 50%por la Junta de Extremadura y el propio Ayuntamiento8.

Cada alcalde presenta, por su parte, al pleno, una memoria detrabajos a realizar con cargo a la subvención del PER, y que enprincipio (aunque de hecho hay una cierta tolerancia al respecto) hande ser necesariamente agrícolas. El propio alcalde, si no existe unaComisión Delegada al efecto (es crecientemente habitual la figura delConcejal Delegado del PER), se encarga de la ejecución de lamemoria aprobada en el pleno, y de la selección de los parados aquienes se asignarán peonadas en la obra.

El PER constituye un elemento que tiene ya, explícitamente,una orientación no tanto hacia el sector agrario como hacia el mediorural en su conjunto. A pesar de las ligeras variaciones que ha sufrido

que podemos considerar como aportación especial al sistema de protección de lostrabajadores agro-rurales.8La Orden de 22/III/90 de la Consejería de Economía y Hacienda (DOE del 3 de abril)regula estos extremos.

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su ordenación, los criterios para la selección de los trabajadorespriman, obviamente, a aquellos que, habiendo sido perceptores delsubsidio TAE en el año anterior, no tengan derecho a percibirlo en elactual. Así, si los jornaleros eventuales no alcanzan, con suparticipación en trabajos PER, cotizaciones suficientes para tenerderecho a las prestaciones de desempleo del Régimen General,podrán contabilizarse esas jornadas para completar las 60 necesariaspara percibir el subsidio TAE (siempre que hayan cotizado unmínimo en el REASS, establecido ahora en 30 jornadas) Sinembargo, también tienen acceso al mismo todo tipo de trabajadoresen paro del medio rural.

Aún así, su incidencia en el mercado de trabajo agrícola se hahecho innegable, y en cierto modo perniciosa. Desde algunossectores, especialmente los empresarios, se denuncia la existencia deun elevado número de beneficiarios del PER/subsidio que, una vezobtenidas (a menudo gracias al PER) las 60 peonadas necesarias paraobtener el subsidio, se niegan a mantenerse activos en el mercado detrabajo9.

La aparición de disfuncionalidades de este tipo en zonas deagricultura rica, en las que en las campañas algunos empresariosagrarios no encuentran trabajadores suficientes, a pesar de existir unaamplia nómina de parados en sus municipios, ha obligado en elverano de 1992 (aunque las previsiones nos hacen creer que estadivisión tenderá a la permanencia), a delimitar el territorio extremeñoen cuatro tipos de zonas a efectos de la distribución de subsidios delPER.

En una primera zona, de generación de actividad, en las que lascampañas agrícolas son intensas, quedan suspendidos los trabajos delPER hasta mediados del mes de septiembre, y en principio inclusoqueda en suspenso la reserva de nuevos créditos para obras, hasta elsiguiente reparto. En la segunda zona, de primera influencia, queafecta a localidades limítrofes a las anteriores que suelen aportarabundante mano de obra a las campañas, se hace una reserva decrédito para obra, pero también se suspenden los trabajos hasta

9Este fenómeno se ha detectado incluso entre los temporeros que acuden en losmomentos de cosecha a otras regiones. En las zonas agrarias del Valle del Ebro se haextendido, entre los agricultores que contratan cuadrillas de recolección, el tópico deque "andaluces y extremeños, en cuanto han conseguido las peonadas, se vuelven asus pueblos aunque no hayan terminado la faena pactada".

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septiembre. Una tercera zona, de segunda influencia, mantiene lareserva de crédito, e incluso pueden seguir realizando obras siemprebajo control de la Comisión Provincial, y por supuesto aminorandosu intensidad al máximo. En el resto del territorio sigue actuando conplena vigencia el PER.

Precisamente la utilización del sistema, en buena parte, para laconsecución de jornadas cotizadas para acceder al subsidio TAE, hasido la base de la mayor parte de las críticas al PER. J.J.González, enun informe presentado a la Comisión de Expertos para el Estudio delDesempleo en España (1987), apuntaba tempranamente que "elobjetivo inicial de racionalizar la inversión pública en el mediorural, en términos de generación de empleo y de cualificación de lamano de obra, ha quedado subordinado, en la práctica, a lajustificación formal de jornadas reales de cara a la percepción delsubsidio de paro, subordinación que se ha venido consolidando conel tiempo, con la consiguiente duración media de los contratos (...),lo que limita no sólo la generación de empleo mínimamente regular,sino también cualquier posibilidad de cualificación de la mano deobra (especialmente pertinente en el caso de los jóvenes)"10.

En cualquier caso, también el PER ha venido adquiriendoimportancia creciente. Atendiendo tan sólo a la partida más efectivaen sus objetivos, la que corresponde a los convenios del INEM, si enExtremadura se invirtieron 1.519 millones de pts en 1984 (quealcanzaron a 22.600 trabajadores), en 1986 la cifra era ya de 2.938millones (y 62.500 trabajadores), y en 1992 han sido casi 3.500millones (estimándose entre 50 y 60.000 los beneficiarios).

10.3. LIMITES Y CONTRADICCIONES DEL SISTEMA

Es cuando menos arriesgado evacuar unas conclusiones,siquiera provisionales, sobre el sistema de protección que acabamosde analizar. Un sistema pensado inicialmente para poco más de100.000 trabajadores, y al que han terminado apuntándose, en unmomento dado, casi 300.000, dependiendo todavía, a finales de

10J.J. González, El desempleo rural en Andalucía y Extremadura, AGRICULTURA YSOCIEDAD, 54, op.cit. pag. 249

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1992, más de 200.000 personas. Un sistema pensado en su primeraconfiguración (Empleo Comunitario) como una medida provisionalpara mejorar la condición de vida de un colectivo marginal aextinguir (por emigración o agotamiento vegetativo), y que se hatransformado, veinte años después y tras profundas reformas, en elmodo de vida casi estructural de un colectivo social importante, queen algunas regiones no sólo no se extingue sino que crece (o almenos se renueva).

En próximos capítulos veremos cómo casi ninguno de losagentes interesados en el tema está satisfecho con sus resultados. Losjornaleros, lo veremos al analizar la encuesta realizada, se sienten adisgusto. La mala imagen pública que se ha construído en torno aeste complejo mecanismo ha llevado a que, entre los propiosjornaleros, casi un 30% se declaren muy de acuerdo, o algo deacuerdo, con la siguiente frase: "Los del PER no quieren trabajar". Ynada menos que casi un 70% se muestran muy de acuerdo, o algo deacuerdo, con una frase mucho más terrible: "Hay muchos trampososentre los jornaleros".

Pero hay que llegar a unas conclusiones, lo más objetivasposibles. Y la primera de todas ellas es la constatación de que, dentrode las más o menos profundas variaciones operadas a lo largo delsiglo (sin duda la más profunda la introducción del subsidio TEA y elPER), se percibe una continuidad en los móviles esenciales: elsentimiento caritativo de piedad ante una situación de pobrezageneralizada, y el sentimiento racional de previsión frente alpotencial conflictivo que se deriva de esa pobreza. Y, junto a ello, lapervivencia, por encima o por debajo de ideologías y gruposhegemónicos de poder, de ese compromiso histórico nacionaladoptado hace ya casi dos siglos, y al que hemos hecho repetidareferencia: el de intentar hallar políticas que permitan mejorar lasituación de los desposeídos del medio rural, siempre que ello puedahacerse sin modificar las estructuras básicas, es decir el régimen depropiedad.

De ahí que sigamos utilizando, refinado con criterios másprofundos de justicia social, el sistema inventado por la burguesíaliberal decimonónica: pan para los malos momentos, obras públicaspara los peores, todo lo que haga falta para no tocar la estructura dela propiedad de la tierra.

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Naturalmente, no se trata de caer en un discurso que tiene yavarios siglos de tradición en España, y que acaba culpando a lospropios necesitados de las disfunciones que provoca cualquiersistema de socorro que se ponga en marcha. Como escribía un autorandaluz en los años '40, "Hasta el siglo XVIII todas las referenciashistóricas sobre parados aparecen de tal manera cubiertas poringredientes extraños a la categoría que nos ocupa que hacen casiinextricable su delimitación. Por una parte se habla de mendigos ypor otra de vagos, pero nunca acierta el juicio de los historiadores asaber ver si unos eran el lógico e inevitable margen social de losafligidos y otros los contumaces de la vagancia, o bien si su actitudde no trabajadores se debía a circunstancias que escapaban de suvoluntad o simple aflicción"11.

Es este un discurso que no es difícil descubrir, hoy de nuevo, enlas interpretaciones que, desde ciertos sectores sociales, así comosobre todo desde ciertas ideologías económicas (que, por supuesto,tienen traslación política), se viene haciendo de forma sistemática delas contradicciones del sistema; y en las que creemos se incluye noya un menosprecio hacia los presuntos fraudulentos, sino hacia lapropia idiosincrasia de los pueblos12.

Hemos visto cómo el Empleo Comunitario pasó, en poco másde diez años, de un presupuesto de 500 millones a uno de 36.000.Pero es que el subsidio de los TAE ha pasado de 39.000 millones en1984 a 112.000 presupuestados en 1992. En qué medida esto haafectado al mercado de trabajo agrario en la región lo constataremosen un próximo capítulo, cuando se expongan las opiniones yactitudes de los agentes sociales. Pero la evidencia primera, a la luzde los datos analizamos en capítulos previos, es que el empleoagrario ha seguido reduciéndose. Los trabajadores del medio ruralhan podido mejorar su calidad de vida, y los pueblos extremeños han

11José Mª Fontana, El paro agrícola..., op. cit. pag. 1812Véase la siguiente intervención del señor Hinojosa, del grupo Convergéncia i Unió,en el Congreso de los Diputados (17.VI.92): "Algo debe de tener de perverso elsistema de las peonadas, popularmente llamadas, porque hay colectivos andaluces yextremeños que están obsesionados por conseguir las peonadas y que van a otrascomunidades autónomas contratados para una determinada temporada de trabajo, y,cuando cumplen los veinte o veinticinco días, dejan colgado al empresario que loscontrató y vuelven a Andalucía, porque ya tienen las peonadas. Por tanto, algo hay deperverso, de costumbre, de cultura de vivir del subsidio, que, efectivamente creo que,en aras a valorar el activo productivo del país, hay que corregir".

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realizado beneficiosas obras de urbanización. Pero a la vista de todoslos antecedentes queda la duda de si las transformaciones socioeco-nómicas que se habrían operado en Extremadura y Andalucía deinvertir ese dinero en creación de estructuras productivas no hubiesensido mucho más profundas y perdurables. Entre 1972 y 1992, en tansólo veinte años, se han gastado, en pesetas actuales13 algo más de1,1 billones de pesetas.

Como hipótesis alternativas, podemos usar dos supuestos. Siese dinero se hubiese utilizado en comprar grandes fincas, tanto desecano como de regadío o silvoganaderas, por avenencia, parainstalar a familias de jornaleros como agricultores autónomos, estareforma agraria a precios de mercado habría supuesto la modifica-ción de la estructura de propiedad de más de un millón de Has, y lacreación de 30.000 o 40.000 explotaciones de entre 15 y 100 Has,según calidades. Si, según el segundo supuesto, ese dinero se hubieseutilizado en transformar en regadío y colonizar, podría haberseactuado sobre más de 300.000 Has, instalando entre 20.000 y 30.000colonos con explotaciones viables. Si consideramos nuestra hipótesisde que los aproximadamente 230.000 subsidiados en 1992 nosuponen más de 100.000 familias, y atendemos a que la transforma-ción en regadío provoca la aparición de 2-3 puestos de trabajoinducidos en la industria y los servicios, por cada puesto de trabajoagrícola, la conclusión de cualquiera de estos dos supuestos es que sehabría resuelto definitivamente el problema de los jornalerosandaluces y extremeños, y habría aumentado la capacidad productivade la nación.

Naturalmente estos supuestos son muy discutibles. Todos lossupuestos son discutibles. Por otra parte, no es eso lo que se hahecho, y lo aplicado ha tenido también, como ha quedado expuesto,una serie de efectos positivos.

Sin embargo, desde la óptica de los intereses de la región nocabe duda de que la conclusión necesaria es la necesidad de sustituir,de nuevo, este sistema de protección. Las obras de infraestructuray las inversiones públicas en general que deben realizarse en estaregión, para igualar su nivel de servicios y equipamientos a lamedia nacional, no puede quedar vinculada a un sistema que

13Incluyendo los presupuestos del empleo comunitario, el subsidio TAE, y la parte delPER correspondiente a los convenios del INEM.

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hace aparecer tales inversiones como una limosna del Estado. Yel tipo de reforma de las estructuras productivas rurales (agrarias yno agrarias) que haya que realizar, para crear el empleo establenecesario que termine con el subempleo eventual permanente, es unacuestión a considerar al margen de aquellas inversiones.

Sólo un cambio de rumbo en el sentido expuesto puedepermitir, por otra parte, desvincular a Extremadura de Andalucía y deesa imagen, en parte mítica y en parte real, a que repetidamentehemos hecho referencia. Pues resulta obvio que tales cambios sólopodrían acometerse con efectividad con la transferencia de la gestióndel nuevo sistema a las Comunidades Autónomas.

El mito de la subsidiación

" En cualquier caso, conviene matizar, y enmarcar en una lectura más global ydesprejuiciada, la etiqueta de región subsidiada que, a partir de la instauración delsistema PER/STAE, se ha impuesto a Extremadura14, siendo incluso sumisamenteaceptada en ciertos ámbitos de la propia región. " Los datos disponibles nos permiten afirmar, sin embargo, que la subsidiaciónde Extremadura es un mito. Como todos los mitos, ha cumplido durante latransición (política, social, económica...) un importante papel como revulsivo paralos propios extremeños, pero bastaría hacer un balance de las inversiones,subsidiaciones y ayudas públicas a las distintas regiones españolas, a lo largo delsiglo XX (algo que, desgraciada y quizás interesadamente, está por hacer), paradarse cuenta de que esta región es posiblemente la menos subsidiada del Estado, yde que además su subsidio es de los más baratitos (lo cual es más grave, si cabe). " El propio sistema PER/STAE, como ejemplo perfecto de mito derivado, desubmito, constituye sin duda uno de los elementos que más influyen en la imagende la Extremadura subsidiada. El desempleo rural (pues se trata más bien -según seha visto en este estudio- de un desempleo territorial, más que sectorial) es uno delos más graves problemas de esta región, y es preciso profundizar en el análisis yen la reflexión para encarar alternativas viables a esa miserable reconversión. Perocreer que Extremadura vive del PER, como se está llegando a creer fuera de estaregión, es no ya erróneo, sino económica y políticamente interesado." En Extremadura hay ahora unas 35.000 personas15 apuntadas al subsidio

14Este epígrafe está extraído de un texto, publicado como una serie de artículos, deA.Baigorri: Contra el mito de la Extremadura subsidiada, diario EXTREMADURA,Cáceres, 11,12,15,16 y 24 de octubre de 1991.15Se refiere a finales de 1991

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TAE (por supuesto ni todos son jornaleros, ni todos son parados, ni siquiera sontodos trabajadores agrícolas, pues el fraude social menudea en este asunto). Es unacifra importante, y es uno de los pocos índices de participación en el total nacionalpor el que Extremadura destaca. Pero aún así los STAE/PER extremeños son sóloun 12% del total nacional, que se concentra fundamentalmente en Andalucía, yademás las pensiones del STAE son ridículas (y ahí está justamente uno de los másgraves peligros: en la posibilidad de que una parte de la juventud rural seacostumbre a vivir de limosnas). " A cambio, frente a una población que supone el 2,6% de la poblaciónespañola, y un volumen de parados que alcanza un 4% del paro total del país, elnúmero de parados extremeños de rama general subsidiados alcanza sólo al 2% deltotal nacional (por ejemplo, Cataluña tiene el 11,7% de los parados españoles, perose beneficia de un 19,5% de las prestaciones contributivas). Y aún hay más: enEspaña había en 1989 unos 170.000 trabajadores subsidiados por el Fondo deGarantía Salarial, o afectados por procesos de reconversión (en 1987 eran todavía200.000), que reciben pensiones mucho más sustanciosas (hablamos de unapensión media de 1.800.000 pts en el caso de los reconvertidos) que los delSTAE/PER. Por tomar otro dato relacionado con este tipo de subsidiaciones,digamos que frente a ese 4% de los parados españoles, Extremadura tan sólo recibeun 2,3% de los subsidios de apoyo a la creación de empleo. Y en lo que se refiereal famoso pastel del Fondo Social Europeo (que tampoco es para tanto),Extremadura recibió en 1990 un porcentaje del pastel nacional exactamenteproporcional a su número de parados: un 4% (Cataluña, por ejemplo, con un 11,7%de los parados recibe un 15% de la asignación del FSE, y en pesetas absolutas ladiferencia es más llamativa: frente a los 4.000 millones de Extremadura, Cataluñarecibe 14.432 de un fondo teóricamente orientado hacia los grupos socialeseconómicacmente más necesitados). " El STAE/PER, en suma, no es sino una reconversión más, un pocochapucera, con plazos más largos, y mucho más barata que cualquier otra de lasque se han realizado en España (sean la construcción naval, la del metal, la de labanca, la de la energía...), tal vez porque los 300.000 jornaleros del Sur de Españanunca han tenido la capacidad de presión de las escasas decenas de miles deobreros del metal o la construcción naval de la Ría de Bilbao. " Más aún, el subsidio STAE no es sino un elemento aislado, uno más entreotros muchos, del complejo Sistema de Subsidiación Nacional (SSN). De hecho,para considerar los niveles de subsidiación de un territorio habría que atendertambién a otros muchos elementos del SSN, y de ellos uno de los más importantessería el sistema de pensiones (fue precisamente el elevado número de pensionistasque detectábamos en los pueblos, lo que primeramente nos indujo a hablar, en'Extremadura saqueada' y 'El modelo extremeño', de una Extremadura subsidiada)." Con algunos de los elementos citados hemos construído la tabla siguiente.Por supuesto es sólo una primera aproximación, que podría ser ampliada ymejorada considerando toda la maquinaria del SSN: becas escolares yuniversitarias, subsidios a guarderías infantiles, empleados directos o indirectos delEstado y otras administraciones, subsidios vía presupuestos del Estado a empresas

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públicas deficitarias, salario social, ayudas y promociones de grandes empresas yfundaciones cuyos beneficios no son obtenidos en la zona de destino de los fondos,subvenciones directas a las empresas, bajas laborales por enfermedad, ayudas acentros de recuperación de drogadictos, subvenciones a asociaciones culturales ymedios de comunicación, subvenciones para la lucha contra la contaminación, etc;es decir un extenso conjunto de actividades, más o menos productivas pero que, encualquier caso, aportan un potente caudal a la masa monetaria en circulación encada territorio. Por ello hablaríamos inicialmente tan sólo de una provisional TasaBruta de Dependencia (T.B.D.), que debería ser completada con todos esos otroselementos. " Como puede verse, esta versión beta de la Tasa Bruta de Dependenciamuestra que el índice de subsidiación de la población extremeña es muy similar alde la media nacional, estando, sorprendentemente, por debajo incluso del deCataluña. A ello debemos añadir que (al menos en lo que hace a las variablesconsideradas) los subsidios son en Extremadura sensiblemente inferiores enintensidad. Las prestaciones de desempleo medias son inferiores en Extremadura,las pensiones medias son asimismo menores, todo ello derivado de unos nivelesmás bajos de salarios. Por citar algunos ejemplos digamos que, con un 2,6% de lapoblación de España, Extremadura acumula sin embargo casi un 5% de laspensiones del Régimen Especial Agrario (que son de miseria), y sólo el 0,2% de laspensiones del Régimen Especial de la Minería del Carbón (por citar un tipo depensiones de lujo). Por lo tanto esa tasa, si corregida y completada la midiésemosen pesetas per cápita y la denominásemos Tasa Neta de Dependencia (T.N.D.),resultaría todavía más sorprendente.

" Hay que replantearse por tanto esa concepción de una Extremadurasubsidiada, que no se corresponde con la realidad de las pesetas (se trata de unaregión menos subsidiada que otras que se autoconsideran autosuficientes, ocontribuyentes netas, y además los subsidios en Extremadura son bastante misera-bles), y hay que hacerlo pronto, antes de que todo el mundo se acabe creyendo esagran mentira histórica."

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Introducción a una Tasa Bruta de Dependencia

TIPO DE SUBSIDIO Pais Vasco Cataluña Extremadura España

Parados subs. de todo tipo 55.120 166.723 65.886 1,306.854

Asistencia Sanitaria 14.164 24.329 3.540 195.671

Reconvertidos 3.427 428 5 8.889

Fondo Garantía Salarial 10.613 27.242 872 112.148

Todos los Pensionistas 331.400 1,071.400 158.800 6,102.100

TOTAL SUBSIDIOS 414.724 1,290.122 229.103 7,725.662

POBLACION (1-1-89) 2,157.598 6,124.923 1,101.113 39,541.782

T.B.D. 19,2 % 21,1 % 20,8 % 19,5 %

Fuente: Anuario Estadístico del MTSS y elaboración propia

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Capítulo 11LA FORMACION OCUPACIONAL

La formación ocupacional constituye el tercer pilar de estenuevo sistema de protección implantado en 1984. Iniciado concarácter experimental en aquel mismo año, el denominado Plan deFormación Ocupacional Rural (FOR) persigue mejorar la falta decualificación característica de la mano de obra jornalera. La finalidadúltima sería facilitar su inserción en otros sectores productivos, y porcuanto es el pilar, actualmente, más débil, y constituye uno de losobjetivos principales de esta investigación, es conveniente otorgarle,en nuestro análisis, un peso específico propio16.

Con el fin de coordinar la Formación Profesional Ocupacional(FPO), por acuerdo del Consejo de Ministros de 30 de abril de 1985se establece el Plan Nacional de Formación e Inserción Profesional(FIP), el cual regula periódicamente los distintos Programas deFormación Profesional Ocupacional (FPO) a realizar, y en cuyomarco se inserta la Formación Ocupacional Rural, junto a unadiversidad de programas dirigidos a jóvenes y parados de largaduración; a parados menores de 25 años; a la recuperación de laescolaridad de los jóvenes que no han completado su Educación; asectores y empresas en reestructuración; a personas ocupadas ytrabajadores autónomos que quieran mejorar profesionalmente; amujeres que intentan reintegrarse a la actividad, participar enactividades en que se encuentran subrepresentadas, o que seencuentran con cargas familiares y especiales dificultades en labúsqueda de empleo; a minusválidos, emigrantes e inmigrantes,socios de cooperativas y sociedades anónimas laborales, etc.

El programa de FPO en el ámbito rural, del que son beneficia-rios los trabajadores del medio rural, tiene como objetivo la cualifica-ción básica, perfeccionamiento o reconversión profesional de lostrabajadores del medio rural. Este programa se realiza directamente

16También porque no parece razonable mantener un sistema de formación ocupacionalrural separado de lo que debe ser la política de formación ocupacional en una regiónque es, en su conjunto, rural.

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por el INEM, a través de sus Centros Colaboradores, o por lasComunidades Autónomas y otras Instituciones con las que elMinisterio de Trabajo y Seguridad Social haya celebrado conciertos oconvenios de colaboración para la realización de estos cursos.

El análisis de la formación que poseen los trabajadores y supoder discriminante en la clase trabajadora revela considerablesdiferencias entre las Comunidades Autónomas, y dentro de la propiaComunidad Extremeña. Con el fin de paliar tales diferencias, la FPOse intenta utilizar como instrumento fundamental de la política deempleo y teóricamente debería funcionar como factor indispensablepara dar respuesta a nuevas demandas del mercado de trabajo. LaFPO es una necesidad en todos los sectores productivos, pero muyespecialmente en aquellas regiones que presentan un retrasoestructural en su desarrollo, como es el caso de Extremadura.

Sin embargo, en estos momentos la FPO ha adquirido unprotagonismo singular, convirtiéndose en un política masiva dirigidafundamentalmente a los desempleados, sin que en buena parte quedeconstancia de que el paso por este tipo de formación garantice, o almenos aumente, las probabilidades de acceder a un puesto detrabajo17. La FPO se presenta en muchos casos, como la única vía deformación y reciclaje para ciertos colectivos. Sin embargo, si esta notiene en cuenta el ámbito del mercado laboral, la integraciónprofesional en el mismo no es probable.

11.1. LA FORMACION OCUPACIONAL RURAL EN EXTREMADURA

La Formación Ocupacional Rural (FOR) se imparte desde losAyuntamientos, homologados como centros colaboradores yresponsables jurídicos de la misma. La elección de los cursos está enfunción de la dotación del propio Ayuntamiento, del número dedesempleados existentes en los distintos municipios y del montanteeconómico que se les asigne.

Es fundamental tener presente que, dentro del colectivo detrabajadores desempleados acogidos al Plan de Empleo Rural,

17Ver nuestro trabajo anterior, TESYT, Paro, mercado de trabajo y formaciónocupacional.... op.cit., pags. 22 y ss, y pags. 239-325

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existen dos grupos diferenciados: los trabajadores agrícolas desiempre, por lo general mayores de 50 años, donde la acciónformativa y el reciclaje no parece tener mucho sentido, y el grupo delos más jóvenes, incorporados recientemente al Régimen EspecialAgrario pero que no han sido, ni de hecho lo son en su mayoría,trabajadores agrícolas.

Cursos impartidos del programa FOR

El primer aspecto a considerar es la pérdida de peso específicoque el programa FOR ha venido sufriendo en los últimos años, apesar de los continuados intentos de reforma18.

Si entre 1984, año en que a nivel experimental se pone enmarcha el FOR, y 1987, se asiste a un proceso de crecimientocontinuado, pasando de casi 800 cursos (112 en Extremadura) a casi2.000 (273 en esta región), y de 11.900 alumnos (1.680 en Extrema-dura) a casi 29.000 (4.000 en Extremadura), sin embargo a partir de1988 las tendencias son claramente recesivas. En 1989 se desciende a919 cursos y 11.200 alumnos, y al año siguiente ambas cifras sereducen prácticamente a la mitad: 539 cursos (de los cuales tan sólo90 se dieron en Extremadura) y 6.772 alumnos (1.228 de ellos enExtremadura).

Del mismo modo, las cantidades invertidas en estas actividadeshan venido descendiendo en los últimos años, después de una faseinicial de crecimiento. No han llegado ya a superarse los 4.800millones gastados en 1987, e incluso quedan partidas presupuestariasen este concepto que no llegan a ser gastadas en el año.

Es difícil decir, sin embargo, si se asiste a la crisis de unprograma, o si simplemente nos enfrentamos a la constatación de quenunca ha llegado a ponerse del todo en marcha, tal vez, comoveremos, por las especificidades de un medio rural para el que no fuepensado el INEM, un organismo urbano por excelencia, diseñadopara atender el paro industrial y de servicios, un fenómeno inicial-

18En estos momentos en los servicios centrales del INEM se trabaja en un nuevoproyecto de reforma del Programa de Formación Ocupacional Rural, buscando unaadaptación tanto cuantitativa como cualitativa a las realidades de las zonas en las quedebe aplicarse prioritariamente.

226

mente específico de las ciudades. Por lo demás, atendiendo a la distribución por familias

profesionales de los cursos realizados bajo este concepto en el con-junto nacional, vemos que los contenidos no se diferencian práctica-mente del resto de programas (no rurales), salvo en la menorimportancia que se presta, en la programación de estos cursos, a lasnuevas tecnologías. Las propias enseñanzas agrarias, orientadas a lamejora del mercado laboral en la agricultura, no suponen sino un27% del total de cursos19

19Como se verá, aunque los Servicios de Extensión y Capacitación Agraria atiendenestas materias con intensidad, su actividad se orienta casi exclusivamente a losagricultores empresarios.

227

En el cuadro siguiente se recoge elnúmero de cursos terminados en 1990por familias profesionales. Se observaque, además de la escasa importanciade las enseñanzas relacionadas con laagricultura, tampoco puede decirse quedestacen las enseñanzas relacionadascon lo que sería la orientación producti-va que, desde los ámbitos comunitarios,se está planteando desde hace años parael medio rural, orientaciones que sinduda, como se verá, serán de plenaaplicación en Extremadura. Si de lasfamilias profesionales representadastomamos las que en mayor medida seadaptarían a esos nuevos criterios(Artesanía, Conservación del MedioAmbiente, Cultivos Extensivos,Ornamentación y jardinería, Piel yCuero, Turismo y Similares), vemosque en conjunto suponen un 15,3% deltotal de cursos (un 17% si inclu-yésemos Trabajos Forestales). Curio-samente, de Conservación y MedioAmbiente tan sólo se dió un curso en elaño analizado. En conjunto, las quepudiésemos pues considerar familias deconocimientos de mayor interés para elmedio rural extremeño, en el marco deuna reconversión progresiva de susactivos, suponen menos de la mitad delos cursos (un 43%).

Cierta importancia tienen lasenseñanzas que, más allá de otrasconsideraciones, permiten al menosmejorar la preparación frente al pluri-subempleo que caracteriza a muchas

zonas de nuestro medio rural: es el caso de la Construcción (con un228

Cursos FOR Ayuntamientos,1990

TEMATICA Nº %

Agricultura y Pesca 10 0,86

Admón. y Oficinas 39 3,37

Artes Gráficas 1 0,09

Artesanía 70 6,04

Automoción 15 1,30

Belleza 6 0,52

Comunicación 9 0,78

Confección Industrial 0 0,00

Cons. MedioAmbien. 1 0,09

Construcción 219 18,91

Construcc.Metálicas 10 0,86

Control calidad 0 0,00

Cultivos Extensivos 10 0,86

Diseño y delineación 0 0,00

Electricidad 27 2,33

Electrónica 8 0,69

Energías Renovables 3 0,26

Enfermería 16 1,38

Forestal 20 1,73

Frío y Climatización 0 0,00

Fruticultura 50 4,32

Ganadería 45 3,89

Horticultura 117 10,10

Hostelería 97 8,38

Idiomas 34 2,94

Industr. Agroaliment. 8 0,69

Industrias Químicas 0 0,00

Informática 38 3,28

Madera 35 3,02

Mecánica de Fluídos 3 0,26

Mecánica Industrial 4 0,35

19% de los cursos) y la hostelería (con un 8,4%), que en conjunto tie-nen un peso equivalente al de las enseñanzas agrarias.

Analizamos en este punto loscursos de Formación Ocupacional Rural impartidos en Cáceres en1991 y 1992, con el objeto de cotejar los datos de un año y otro paraconocer en qué medida se aplica al programa FOR y qué incidenciatiene entre los desempleados acogidos al Plan de Empleo Rural.

Durante el curso 1991 en laprovincia de Cáceres se impartieron 23 cursos de diversas espe-cialidades, acogiendo a un total de 345 alumnos. La especialidad enla que el índice de participación fue mayor es Albañilería, en la quese formaron el 34.7% de los alumnos (estamos por tanto en mediassuperiores a las nacionales en la importancia de las enseñanzasrelacionadas con la Cons-trucción). El 17.3% de participantesasistieron a la especialidad de Tractorista Agrícola Básico. La ramade Ceramista, Modelador, Escultor registró la participación del 8.6%del total de los alumnos.

Las especialidades de Tallista de Madera, Manipulador de Mim-bre, Maquinista Confección Industrial, Solador Alicatador, Fontane-ro, Pintor de Edificios, Expertos en Alumbrado Industrial Público,Expertos en canalizaciones de Líneas y Jardineros, registran todasellas el mismo índice de participación, acogiendo al 4,3% dealumnos cada una de ellas.

Estos cursos se impartieron tan sólo en 20 de los 218 munici-pios con que cuenta la provincia de Cáceres, a través de losrespectivos Ayuntamientos, que son los Centros homologados por elINEM y responsables jurídicos para impartir estos cursos. Estareducida implantación territorial tiene su traslación en el volumen dealumnado. El número de trabajadores agrícolas eventuales acogidosal Plan de Empleo Regional que tomaron parte en estos cursos esrealmente bajo y representan tan sólo el 2.3% del grueso total.

En el año 1992 se observa un descenso en el número de cursosimpartidos, y como consecuencia una menor participación dealumnos. En el año en curso se han impartido un total de 15 cursos,con la intervención de 225 alumnos.

Durante este curso la especialidad que ha registrado un mayornúmero de participantes ha sido nuevamente la de Albañilería, con un20% de los alumnos. Las especialidades de Fontanería, Jardinería y

229

Experto en Ganado Vacuno registran el mismo índice de participa-ción, acogiendo cada uno de ellos al 13.3% del total de los alumnos.

El índice de participación en las especialidades de IndustrialGas Interno Vivienda (IG-I), Solador, Olivicultor, Electrónica,Mantenimiento Industrial y Tractorista Agrícola Básico, es el mismo,representada cada una de ellas con el 6.6% del total de los alumnos.

En este año el número de cursos se han impartido en un númerotodavía menor de municipios que en 1991, limitándose a 14municipios y acogiendo tan sólo al 1.5% de los trabajadores eventua-les acogidos al subsidio TAE.

En relación con las especialidades impartidas en estos cursos,cabe hacer dos observaciones. La primera está en consonancia con elbajo número de especialidades impartidas en materia agraria.Durante el curso 91, de las doce especialidades que pudieron cursarlos alumnos tan sólo una: Tractorista Agrícola Básico.

En el curso 1992, aunque disminuye el número de cursos,alumnos y especialidades, tres de estas están relacionadas con elsector agrario: Experto en Ganado Vacuno, Horticultor y TractoristaAgrícola Básico.

Hemos de suponer que estos cursos se han dirigido con carácterprioritario al colectivo de jóvenes, hecho totalmente lógico, por dosmotivos:

- El colectivo de mayor edad acogido a este sistema de protec-ción de desempleo presenta graves carencias para poder incorporarsea cualquier acción formativa. En su mayoría son personas quesuperan los 50 años, y su nivel de instrucción es de analfabetosfuncionales, con bajo nivel de lectoescritura y escaso dominio de lastécnicas instrumentales básicas. En consecuencia la formación oreciclaje de este grupo resulta muy difícil.

- Las acciones formativas deben hacer especial hincapié entre elcolectivo de los más jóvenes, que en su mayoría están refugiados enla rama agraria, pero no son agrícolas. Así, toda acción formativadebe ir encaminada a dotarlos de conocimientos ya sean de cara a lacualificación agrícola, o bien en otras disciplinas.

Sería conveniente que este colectivo optara por la vía de laFormación Profesional reglada, pero no podemos olvidar que enmuchos casos la incorporación de los jóvenes que abandonaron suvida escolar a la formación reglada resulta harto difícil.

230

En cuanto a la provincia de Badajoz, según información de losServicios Centrales del INEM en Madrid, parece ser que se hansubvencionado 20 cursos para el Programa de Formación Ocupacio-nal Rural. Realizar un análisis y seguimiento de los mismos ha sidoimposible, ya que en la Dirección Provincial de Badajoz no fueposible obtener en el periodo en el que se desarrolló nuestrainvestigación los datos necesarios, pero en cualquier caso latendencia a la baja de años anteriores parece confirmarse también enesta provincia.

El Servicio de Extensión y Capacitación Agraria, como principalagente formador en el mercado de trabajo agrícola.

Desde el Servicio de extensión y Capacitación Agraria seofertan cursos de formación con objetivos diversos. La CapacitaciónAgraria se dirige sobre todo a la formación y perfeccionamiento delos agricultores profesionales titulares de explotación, pero tambiénalcanza a los jóvenes que pretenden su incorporación como empresa-rios al sector, y, en mucha menor medida (casi insignificante, dehecho), a los trabajadores por cuenta ajena. La realización de estosprogramas se lleva a cabo en las Agencias Comarcales de ExtensiónAgraria y en los Centros de Capacitación Agraria situados enNavalmoral, Moraleja, Navaconcejo, Don Benito y Villafranca de losBarros.

Entre las actividades que se realizan en este Servicio hay quedistinguir la oferta de actividades regladas (FP1, FP2 y Capataces) dela de actividades no regladas, en las que se centra nuestro trabajo.Entre estas últimas aparecen distintas actividades formativas.

Cursos de incorporación, dirigidos fundamentalmente ajóvenes que pretenden incorporarse o se han incorporado ya al sectoragrario como empresarios directos y personales. La realización deestos cursos les es de obligado cumplimiento si su incorporación serealiza con ayuda de subvenciones y/o préstamos, al amparo de lasayudas para mejorar estructuras de explotaciones contempladas en elReal Decreto 808/87 o en el Real Decreto 1887/91.

Este programa pretende apoyar la creación y consolidación depuestos de trabajo, así como la renovación del empresariado,

231

mediante la incorporación y la formación de los jóvenes, e intentafavorecer la modernización de las estructuras productivas. Los cursos22 impartidos en 1990, en otros tantos municipios de la ComunidadExtremeña (6 en la provincia de Cáceres y 16 en la de Badajoz),acogieron a un total de 914 alumnos.

Distribuídos por especialidades, el 43.5% de los alumnos handesarrollado su actividad formativa en el curso de Cultivo deRegadío, impartido en ocho municipios de la Comunidad Extremeña.El 27.8% de los alumnos se formaron en la especialidad de Ganade-ría Extensiva; en el que tomaron parte personas de 7 municipiosextremeños. Son los cursos dedicados a la temática de Vid/Olivo losterceros en orden de importancia según el número de alumnos quehan participado en los mismos, registrando el 11.9% del volumentotal. Como siguiente especialidad aparece la dedicada a la rama deGanadería General, que acogió durante el año 1991 a un 8.8% de losalumnos interesados en el seguimiento de estos cursos. En losúltimos lugares, aparecen las especialidades de Cultivo de Secano yCultivos Extensivos, con un índice de participación del 4.4% y el3.2% respectivamente. La demanda de cursos refleja la distribucióndel peso real de las distintas agriculturas de la región, según haquedado reflejada en otros capítulos de este informe.

Durante el año 1991, el Servicio de Extensión y CapacitaciónAgraria impartió un total de 15 cursos de Incorporación queacogieron a 418 alumnos, por lo que se observa una tendencia a labaja, que se corresponde con el agotamiento del ciclo de ayudasmasivas a la incorporación. Se impartieron siete cursos sobre laespecialidad de Cultivo de Regadío, registrando el mayor índice departicipación (45.2%), lo que supone un poco menos de la mitad devolumen total formado en este tipo de cursos. En la especialidad deGanadería Extensiva se impartieron tres cursos, en los que intervinie-ron el 19.8% de alumnos. Dos cursos de Explotación Ovina, con unaíndice de participación del 10,2%, tanto en esta especialidad como enla de Vid/Olivo. En los últimos de participación aparecen los cursosdedicados a la Explotación de la Dehesa y la Explotación de laCampiña.

La importancia que a lo largo de los distintos capítulos delestudio se ha otorgado al regadío se confirma una vez más en lamasiva demanda que los cursos de formación para este sistema de

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producción tienen entre los escasos jóvenes que se incorporan a laAgricultura. El fomento del Regadío se nos aparece una vez máscomo un objetivo regional de primer orden20.

Cursos monográficos de mejora profesional. Desde esteservicio y durante el mismo año se realizan asimismo cursosmonográficos, dirigidos a agricultores u obreros agrícolas en elejercicio de su profesión, con el fin de que puedan actualizar susconocimientos más específicos. La duración de estos cursos es muyvariable, oscilando entre los cinco y treinta días de duración.

Los cursos monográficos que registraron un índice de participa-ción más elevado en 1991 fueron los dedicados a Vid/Olivo y otroscultivos, con un 36.1% de alumnos. Quesos Artesanos con laparticipación del 10.1%. El 8.08% y el 7.8% de los alumnosintervinieron respectivamente en los cursos dedicado a la MejoraGanadera y Frutales. El 30% de los alumnos se distribuyeron casiequitativamente entre los monográficos dedicados a Enología,Agricultura, Cultivo Cerezo, Gestión y Contabilidad, ContabilidadAgraria y Esquileo Australiano.

Por último los cursos monográficos que registraron menor nivelde participación fueron, en este orden, los dirigidos a Conocimientosdel Caprino, Horticultura y Espárrago Blanco.

Este tipo de cursos se impartieron en 17 localidades de laComunidad Extremeña.

En el año 1991 la capacitación en Fruticultura es la que presentaun mayor número de asistencia de alumnos, el 35.9%, distribuídos en4 cursos. El 12.9% de los alumnos intervinieron en las especializa-ción del Cultivo de Regadío. Administración y Contabilidad deCooperativas registró un índice del 11.1%, similar al índice departicipación registrado en la especialidad de Contabilidad Agraria.

Los monográficos sobre Esquileo, Cultivo de higueras yTécnicas Agrarias Empresariales presentan un índice de participación

20Naturalmente, el fomento del regadío no se refiere, exclusivamente, al fomento delas infraestructuras de regadío. Fomentar el regadío implica mucho más que hacercanales; implica enseñar a regar, dar formación sobre cultivos deregadío, desarrollar mecanismos de comercialización, aportar formación sobre gestióny control del agua, y sobre todo dividir la propiedad. El sistema productivo delRegadío supone un complejo socio-cultural, lo que hemos llamado en otras ocasionesuna Cultura del Agua. Así y todo, también es necesario hacer canales, y completarlos,objetivo que se presenta difícil si se materializa la condena dictada por los sucesivosborradores del Plan Hidrológico Nacional a los regadíos pen-dientes en Extremadura.

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que oscila entre el 6.4% y el 6.8%. Los cursos que menor partici-pación de alumnos registraron son los siguientes y en este orden;Caprino, Viticultura, Cultivo Espárrago, Básico Cooperativas yVacuno Extensivo.

Estos cursos dieron cobertura en 1991 a alumnos de nuevelocalidades de Cáceres y a alumnos de seis localidades de laprovincia de Badajoz.

Asimismo, durante el curso del año 1990 esta entidad realizó unPrograma destinado a la promoción y fomento del asociacionis-mo agrario, haciendo hincapié en las áreas dedicadas al conoci-miento de Cooperativas, Administración y Contabilidad. La mayoríade estos cursos se realizan, mediante convenios, por las propiasorganizaciones profesionales agrarias, agrupaciones de cooperativas,etc.

En los últimos ejercicios, aparecen también nuevos Cursoscofinanciados por el FSE, y dirigidos a la formación de desemplea-dos en temas que se suponen objeto de demanda de mano de obracualificada por parte del sector agrario, y cuyo fin último sería lacreación de empleo mediante la cualificación y preparación decolectivos que encuentran dificultades en la integración o reinserciónen el mercado de trabajo.

En este ámbito se realizaron en 1990 un total de 15 cursos enlos que pudieron intervenir 372 alumnos desempleados del sector. Laespecialidad que más incidencia tuvo fue la dirigida a la Iniciación ala Empresa Agraria, de la que se impartieron siete cursos queacogieron al 50.8% del total de alumnos. La incidencia del resto decursos es muy similar, oscilando un punto arriba o abajo. Lasespecialidades de Maquinaria Agrícola, Manipulación de ProductosFitosanitarios, y Fruticultura, presentaron un índice de participacióndel 6.7%. Maquinaria, Vid/Olivo y Ganadería fueron especialidadesdonde el nivel de participación no supero el 6.4%. La especialidadreferida a la Ganadería ocupa el último lugar (4.03%).

Estos cursos cofinanciados por el FSE se ofertaron fundamen-talmente en municipios de la provincia de Badajoz y tan sólotuvieron cobertura en 2 municipios de Cáceres.

No debemos olvidar que los cursos ofertados desde el Serviciode Extensión y Capacitación Agraria ofrecen cobertura formativa atodo tipo de personas, con independencia de su ubicación en el

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mercado de trabajo. No son cursos, excepto los cofinanciados por elFSE, dirigidos a desempleados, por lo que no es cuantificable laincidencia de estos cursos entre el colectivo de trabajadores eventua-les desempleados acogidos al Plan de Empleo Rural, aunque sí puedeafirmarse, por las opiniones recogidas en el Servicio, que suincidencia en este colectivo es muy baja.

Durante el año 1991, se formaron con ayuda de este organismoun total de 1.255 alumnos; el 33.3% de los mismos accedieron acursos de incorporación, el 25.9% de los alumnos se formaron encursos cofinanciados por el FSE dirigidos hacia el colectivo dedesempleados agrícolas, y la participación de alumnos en cursosmonográficos es la que presenta un índice ligeramente superior, el37.05% de alumnos.

Sin embargo, la impresión que se transmite es la de unacreciente demanda de cursos de Iniciación a la Actividad Agraria (seade Instalación o de Mejora), para la que sin embargo no existensuficientes disponibilidades. La motivación fundamental es elsurgimiento de múltiples áreas de conocimiento, en las nuevasexplotaciones agrícolas, que ya no pueden ser transmitibles desde lafamilia.

Como balance podría señalarse la capacidad técnica del SEYCApara la organización e impartición de cursos de mejora profesional enel sector agrario, y su fuerte implantación en el medio rural, lo quepodría coadyuvar a una mayor y mejor implantación del programaFOR en el medio rural con más posibilidades de éxito que a travésdel INEM.

Sin embargo, un hándicap importante de es la orientaciónexplícita y fundamental del SEYCA hacia la atención de lasnececesidades de los empresarios agrarios, faltándole así experienciaen la atención al colectivo de trabajadores por cuenta ajena. Dehecho, menos de un 30% del conjunto de las actividades formativasdel SEYCA van dirigidas a trabajadores, y siempre, en estos casos,sobre demanda de las propias empresas agrarias, que solicitan cursosmonográficos para sus trabajadores. Olvidando, en este sentido quebuena parte de la producción agraria de regiones como Extremadurase obtiene gracias al concierto y capacitación de los trabajadores. Esciertamente preocupante el hecho de que los sucesivos responsablesy gestores de la Extensión y Capacitación Agrarias democráticas,

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también en Extremadura, se hayan seguido dejando llevar por unadinámica, en este sentido, claramente conservadora.

11.2. LA FORMACION OCUPACIONAL VISTA POR LOSJORNALEROS

Los datos derivados de la encuesta a jornaleros (vid. CuartaParte) resultan significativos para un mayor conocimiento sobre ladinámica y efectividad de los cursos de Formación OcupacionalRural, y son a la vez altamente orientativos sobre las inquietudes deeste colectivo con respecto a la distintas áreas formativas. Natural-mente, las preguntas referidas en la encuesta a cursos abarcan a todotipo de cursos de formación ocupacional, no sólo a los enmarcadosen el programa FOR, cuya incidencia ya ha quedado reseñada comoinsignificante.

Una formación escasa, poco agraria y poco útil para conseguirtrabajo

Si hemos visto que la oferta de cursos y plazas dirigidos alcolectivo de trabajadores eventuales del REA resulta insuficiente, laencuesta refleja asimismo desigualdades en el acceso a las diferentesacciones formativas. De los 426 encuestados, el 92% no ha interveni-do en ninguna acción formativa. Tan sólo el 7.5% ha tenido acceso aalgún curso, y de éstos el 6.8% ha realizado un solo curso, y el 0.5%dos cursos. El índice de participación para los que han realizado treso más cursos es únicamente del 0.2%. En este sentido, hay queconcluir la práctica inexistencia de una formación ocupacional paralos trabajadores agrícolas eventuales.

Por zonas de incidencia el mayor índice de participación seregistró en las zonas de Regadío21, donde el 10.4% de los encuesta-dos tuvieron la oportunidad de realizar algún curso. En las zonasSilvo-Ganadera se registró un índice de participación del 8.7%. Enlas zonas Cerealistas el 4.5% de los encuestados cursaron alguna

21Ver, más adelante, el mapa de zonificación en áreas homogéneas236

especialidad. El índice de participación más bajo se registró en laszonas de Policultivo, con el 2.6%

La gama de especialidades en las que se formaron los partici-pantes de estos cursos son las que se detallan a continuación:Albañilería, Informática, Tratamiento de Corcho, SoldaduraAgrícola, Electricidad, Corte y Confección, Maquinaria Agrícola,Tractorista Manipulador, Pintura y Decoración, Contabilidad Agrariay Ganadero- Lechero.

El índice de colocación entre aquéllos que accedieron a algúncurso es irrelevante. Tan sólo el 12.1% de aquellos que realizaronalgún curso consiguieron un puesto de trabajo una vez finalizado elcurso.

Las especiales características del colectivo

A través de este análisis se constata reiteradamente la insufi-ciencia de los cursos; y no parece que esta situación tenga visos decambiar, ya que en los Servicios Centrales del INEM se tiene laseguridad de que en este año (1992) ni siquiera se va a cubrir elpresupuesto dedicado a la Formación en el medio rural. Entre losmotivos por los cuales se ha llegado a esta situación, destacan lareducción o desaparición de las becas, que conlleva el desinterés porparte de los posibles participantes en este Programa, sobre todoaquellos que tienen que ocuparse en tareas remuneradas para elsostenimiento familiar22.

Además de los motivos económicos, puede tener también suparte de influencia el sentido negativo con que aparece la formaciónen amplios sectores del colectivo, al instaurarse con carácter deobligatoriedad para el mantenimiento del subsidio so pena de quedarsuspendido ante la negativa del interesado a seguir el curso23.

De otra parte, no debemos olvidar que las exigencias formativasno pueden ni deben ser las mismas para todo el colectivo detrabajadores eventuales del REA. Tanto por las diferencias de edad,

22Esta situación resalta las contradicciones del colectivo de parados, que no puedenatender a cursos no remunerados porque están ocupados en trabajar. Contradiccionesque, desde una perspectiva de trabajo riguroso, sería incorrecto no señalar, aunque nopuedan ser cuantificadas en este trabajo.23Unica forma, por otra parte, de correlacionar efectivamente los parámetrosparo/subsidio/formación.

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por las diferentes expectativas de futuro (el colectivo de los másjóvenes no presenta las mismas necesidades que el colectivo demayores de 50 años, cuyo objetivo explícito es la jubilaciónanticipada), como por el nivel de instrucción alcanzado por losmismos. De los 426 encuestados, el 50.9% son analfabetos funcio-nales, y muchos de ellos con un bajo nivel de lectoescritura y escasodominio de las técnicas instrumentales básicas. El 30% se distribuyeentre los que han conseguido el Certificado Escolar, GraduadoEscolar y el correspondiente título de Formación Profesionalcorrespondiente al primer grado. El 13.8 % son analfabetos totales.El porcentaje de los que han conseguido un grado de instrucción másalto es irrelevante, solo un 0.7% son poseedores del título deBachiller Superior, y en la misma proporción se sitúan los poseedo-res de un título de Formación Profesional correspondiente al segundogrado. El 0.2% está en posesión de una titulación universitaria.

Analizando por sexos y edades el grado de instrucción alcanza-do por los trabajadores eventuales del REA la distribución es lasiguiente (destacando ya por anticipado, de los resultados, que amayor edad, menor nivel de formación).

Dentro del colectivo de los más jóvenes, de 15 a 19 años, loshombres sin estudios representan el 1.1% de los encuestados,mientras que ninguna mujer se encuentra en esta situación. El 1.7%de los hombres ha conseguido el Certificado Escolar, el GraduadoEscolar o el título correspondiente a la Formación Profesional deprimer grado, mientras que entre las mujeres este porcentaje es máselevado, el 3.7%. El 0.6% de los hombres han conseguido el títulocorrespondiente a la Formación Ocupacional de segundo grado, adiferencia de las mujeres, ninguna las cuales ha conseguido estacualificación profesional.

Entre el grupo de edad de entre 20 y 29 años, el 0.3% de loshombres son analfabetos. El 8.5% no ha cursado estudios, mientrasque las mujeres sin estudios representan el 14.9%. Aquellos que hanalcanzado niveles de instrucción correspondientes al CertificadoEscolar, Graduado Escolar o Formación Profesional, entre loshombres representa el 15.3% para este grupo de edad, y para lasmujeres el 16.7%. El 0.6 % de los hombres han cursado el BachillerSuperior, el 0.3% Formación Profesional de segundo grado yasimismo el 0.3 % han cursado estudios superiores, no apareciendo

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mujeres en estas categorías.Para el grupo de edad de 30 a 39 años, el 1.4 de los hombres

son analfabetos. El 21.3% de las mujeres no tienen estudios,porcentaje más alto que entre los hombres de estas edades, con el7.1%. En cualquier caso, los estudios son a lo sumo de nivel básico.Tan sólo el 0.3 % de los hombres han cursado Bachiller Superior.

Los comprendidos entre 40 y 49 años alcanzan niveles deinstrucción más bajos. El 2.6 % de los hombres y el 5.6 % de lasmujeres son analfabetos. Entre los que no han cursado estudios elporcentaje de mujeres es más elevado, el 18.6 % a diferencia de loshombres, el 13.3 %. Entre los hombres y mujeres que han consegui-do titulaciones como el Certificado Escolar, Graduado Escolar o eltítulo correspondiente a la Formación Profesional de primer grado losporcentajes son del 1.8 % y el 2.8 % respectivamente. A partir de estegrupo de edad ni hombres ni mujeres alcanzan niveles de estudiossuperiores a los citados.

En el grupo de edades de entre 50 y 59 años el 8.2% de loshombres se declaran analfabetos, el 17.9% sin estudios y el 2.6% conestudios no superiores al Certificado Escolar, Educación GeneralBásica o Formación Profesional de primer grado. Entre las mujeres,el 3.7% se declara sin estudios.

El grupo de edad de 60 y más años sólo acoge a hombres ennuestra encuesta, de los cuales el 2.8% son analfabetos y el 4.3% noha realizado ningún tipo de estudios. La siguiente tabla expresa losporcentajes totales respecto al grados de formación para mujeres yhombres respectivamente.

Nivel de formación de los trabajadores del PER

SEXOS Analfabetos Sin Estudios

C.EscolarEGB/FP1

BUP FP2 TituloUniversit.

HOMBRES 15,3 52.3 30.4 0.3 0.3 0.3

MUJERES 5.6 57.4 37.0 0 0 0

Como se observa, las mujeres presentan unas tasas generalmen-te superiores en lo que hace a niveles bajos de preparación (menoscon analfabetismo total, más con certificado escolar y EGB), peroinferiores tasas en lo que hace a niveles superiores (no aparecen, enla muestra analizada, mujeres que hayan cursado BUP, FP2 o

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estudios superiores).

¿Qué áreas de conocimiento demandan los trabajadoreseventuales del Régimen Especial Agrario?

Siguiendo con el análisis cuantitativo, examinamos a continua-ción, las áreas de conocimiento en las que este colectivo muestramayor interés. Para ello seguiremos utilizando los intervalos de edadque detallamos al principio de este punto, por resultar de gran interésa la hora de orientar la formación para los distintos grupos.

Lo primero que cabe señalar es que resulta preocupante elelevado número de trabajadores eventuales del REA, acogidos alPlan de Empleo Rural, que no muestran interés alguno por ampliarsus conocimientos. Esta preocupación va en aumento cuando eldesinterés y la desmotivación impera en un porcentaje elevado de losmás jóvenes. A la pregunta sobre qué curso le gustaría realizar, el53.3% de los encuestados responde que ninguno. Y un importanteporcentaje de los que declaran interés por algún curso, no muestranpreferencia por ninguna especialidad en particular.

Esto podría entenderse en el grupo de edad de entre 50 y 65años, ya que reúnen unas características especiales que hacen difícilsu incorporación a cualquier acción de formación o reciclaje, (estegrupo acoge al grueso de los trabajadores agrícolas parados quedesde una edad temprana se dedicaron a los trabajos agrícolas), y quepor el propio agotamiento físico a que conduce el trabajo en elcampo en lo único que piensan es en alcanzar una merecidajubilación: el 74.5% de los parados de entre 50 y 59 años no deseanrealizar ningún curso, y el 85.7% de lo mayores de 60 años no sóloexpresan su negativa, sino que además manifiestan en casi todas lasencuestas que se sienten incapacitados para cursar cualquierespecialidad.

En el grupo de 40 a 49 años, el porcentaje de los que no tienenninguna disposición para acceder a cualquier actividad formativaalcanza el 55.8%; en los comprendidos entre 30 y 39 años elporcentaje disminuye a un 38.6%, y en una situación similar seencuentran los de entre 20 y 29 años, de los que el 37,1% respondenegativamente. En fin, entre los más jóvenes (15-19 años) el

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porcentaje de los que desprecian toda formación alcanza casi el 43%.El grupo de los interesados por formarse en alguna especialidad

supone el 43.8% del volumen total de los encuestados. Y aparece un2,5% de indecisos, que no están seguros de si les interesaríaformarse. El cuadro resume esta información, utilizando sólo losporcentajes de respuestas afirmativas o negativas.

Disponibilidad de los encuestados a realizar cursos

EDADES Nº ENCUESTADOS No desean hacerningún curso (%)

Desearían haceralgún curso (%)

15-19 14 42.8 57.1

20-29 113 37.1 58.4

30-39 88 38.6 59

40-49 77 55.8 38.9

50-59 106 74.5 25.5

60 y más 28 85.7 14.2

TOTAL 426 53.3 43.8

En la encuesta realizada se incluyen una serie de preguntas enrelación con las especialidades que les gustaría cursar. Las peticionesde curso a realizar se resumen en 196, que se estructuran por familiasprofesionales según se recoge en la tabla siguiente.

241

Como puede verse, a pesar de que ni el Plan FOR, ni en generalla formación ocupacional que se promueve en las áreas rurales (salvola que desarrollan los servicios de Extensión Agraria), pone el pesoen la Agricultura, sin embargo quienes quieren realizar cursos siguensituando en lugar preferente todo lo relacionado con la Agricultura yel Medio Ambiente (un 32.1% de las peticiones), seguido porsupuesto de la Construcción (un 31.6% ). Tras estas áreas depreferencia se sitúa la Industria (13,7%), a la que si añadimos lasdiversas artesanías alcanza un 19,3% de las preferencias. Siconsideramos todas las demás como agrupadas en una concepciónamplia del sector Servicios, el porcentaje de preferencia sería de un16,8%. Destaca el que sólo existan dos peticiones de cursos dealfabetización (un 1% del conjunto), a pesar del elevado porcentajeseñalado de analfabetismo, tanto funcional como total. Es obvio queentre los estratos sociales más bajos del campo extremeño laformación y la cultura sigue sin ser valorado como un activoimportante para el desarrollo personal, social y económico.

A los interesados en cursar alguna especialidad, se les preguntósi estarían dispuestos a realizar los cursos sin cobrar. De las 189

242

AGRICULTURA Y MEDIO AMBIENTE

63 INDUSTRIA 27 CONSTRUCCION 62

Agricultura General 26 Mecánica general 12 Albañilería 28

Invernaderos 9 Maquinaria Indust. 7 Construcción General 18

Tala/poda 5 Corte y Confección 5 Fontanería 7

Tractorista 4 Carpintería 2 Encofrador 5

Ganadería 3 Industrias Cárnicas 1 Pintor 12

Cinegética 1 ARTESANIAS 11 Marmolista 1

Recursos Naturales 1 Artesanía General 7 Solador 1

Guarda Forestal 1 Mimbre 2 Herrería 1

Apicultura 1 Cerámica 2 Electricidad 10

Fruticultura 1 HOSTELERIA 8 SECTOR SERVICIOS 15

Jardinería 11 Hostelería General 6 Contabilidad/Oficinas 10

SERV.SOCIALES/ 6 Cocina 2 Informática 2

Enfermería/Puericultura 3 OCIO/ALFABET. 4 Mecanografía 1

Idiomas 1 Diseño 1 Técnica Cooperativa 1

Monitor Deportivo 1 Fotografía 1 Programador 1

Servicio Limpieza 1 Alfabetización 2

respuestas, sólo el 32.8% de los dispuestos a hacer algún cursoaceptaría hacerlo sin beca, mientras que el 24.8% contestó que sólolo haría cobrando (aunque en algunos casos accederían a hacerlo sincobrar siempre que tuvieran sus necesidades económicas cubiertas),y el grueso de los encuestados no tenían clara esta cuestión.

11.3. BASES PARA LA SUPERVIVENCIA CULTURAL YOCUPACIONAL DE LOS RURALES MAS POBRES

Hablamos, naturalmente, de políticas formativas que permitanla supervivencia, en su medio, de un amplio colectivo de trabajadoresrurales que han quedado descolgados de las transformacionessociales y económicas de las últimas décadas. La reconversión de laAgricultura española, la más importante de todas reconversionesrealizadas en este país, se viene haciendo desde hace más de dosdécadas, con un coste muy inferior al de las reconversiones industria-les. Ahora, más de 30.0000 trabajadores y trabajadoras del campoextremeño necesitan adaptarse a los nuevos cambios, y los actualesprogramas de formación ocupacional no sirven para este fin.

La primera consideración que habría que señalar comodeterminante del proceso de Formación Ocupacional y Rural noreglada que reciben los trabajadores eventuales agrícolas del REAacogidos al Plan de Empleo Rural es que, aún siendo uno de lospilares fundamentales de la filosofía del Plan de Empleo Rural, suimplementación no está garantizada; y aún en la escasa medida enque ésta se ofrece, no responde ni a los propios intereses de losdesempleados, ni a las auténticas fluctuaciones del mercado detrabajo, ni acoge a un porcentaje suficiente de este colectivo.

Una vez más cabe insistir24 en la necesidad de la gestión directapor parte de la Administración Regional, en colaboración con lasAdministraciones Locales, de la Formación Ocupacional de lostrabajadores eventuales del campo, como único modelo de actuaciónque atienda a las propias necesidades de los afectados, en directa

24Ver las conclusiones y recomendaciones de nuestro trabajo Paro, mercado detrabajo y formación ocupacional..., op. cit., en las que tras el análisis del sectoragrario debemos ratificarnos.

243

conexión con las peculiaridades de las diversas economías locales ycomarcales. Sólo esta gestión puede hacer compatible la formaciónocupacional con una planificación de ámbito regional y con susconsiguientes objetivos en política de desarrollo (laboral, educativa,social...).

Además cualquier formación de desempleados habrá decontemplar las futuras reconversiones en el sector empresarialagrícola extremeño y previsiones de mayor alcance. En este sentido,hay que decir que las intuiciones y demandas de los propiostrabajadores se ajustan más a las nuevas tendencias y demandasformativas en el medio rural, que las planificaciones, a nivel nacionaly con criterios no siempre adaptados a la realidad, del INEM. En estesentido, la gestión por la Administración central de este organismo25

está suponiendo un aprovechamiento insuficiente de su capacidadproductiva en materia de formación, y en consecuencia una bajarentabilidad económica y social de su actividad.

El número de cursos que se imparten en la ComunidadAutónoma Extremeña puede considerarse bajo mínimos, teniendo encuenta el amplio número de trabajadores del PER que requerirían deestas acciones para una salida efectiva de esta situación. Si tenemosen cuenta que el número aproximado de trabajadores del RégimenEspecial Agrario acogidos al PER oscila entre los 40.000 y 50.000 ennuestra región, de los cuales unos 30.000 son beneficiarios delsubsidio TAE, y lo cotejamos con el número de participantes en loscursos del Programa de Formación Ocupacional Rural, encontramosque el porcentaje de participación oscila en torno al 1.5%, por lo quese deduce que la incidencia de las acciones formativas dirigidas aeste colectivo, con el supuesto objetivo de estabilizar una fuerza detrabajo en el mercado laboral, puede considerarse como nula.

Además del escaso número de cursos ofertados a este colectivo,es preciso señalar que no se da un reparto proporcional entre lasdiferentes áreas geográficas de la región, por lo que se acentúan lasdiferencias intraregionales en cuanto al nivel de capacitaciónpersonal. A ello se suma la ausencia de centros de FormaciónProfesional reglada en entornos rurales, que pudieran facilitar ladiversificación en áreas de conocimiento. Por otra parte, allí donde

25Si bien los cambios planteados recientemente, aunque no están definidos todavía,hacen intuir una próxima transferencia a las CC.AA. del aparato formativo del INEM.

244

coinciden, principalmente en núcleos urbanos, centros de FormaciónProfesional Reglada y programaciones de cursos de formaciónprofesional Ocupacional (INEM, SEYCA...), no se percibe unacoordinación entre los diferentes programas de cara a detectarnecesidades del mercado que se adecuen a la instrucción recibidapara la inserción laboral.

En todos los casos, la situación real de la Formación Ocupacio-nal en Extremadura presenta una desmembración entre programasreglados y el mismo Plan FIP. Esto supone un solapamiento defunciones que dificultan y duplican acciones formativas, al no tenercomo soporte estudios pormenorizados de los mercados locales ycomarcales.

A su vez, desde las entidades locales se advierte la excesivarigidez en las disciplinas que se ofertan, y con muy poco margen deadaptación de los contenidos, en función de las necesidades reales delos participantes y de las realidades objetivas profesionales.

Las especialidades impartidas desde el Programa de FormaciónOcupacional Rural no suelen variar con el paso de los años, por loque es preciso advertir, que si éstas no se llevan a cabo con unestudio y conocimiento previo del mercado de trabajo en cada ámbitoparticular, la formación puede incluso convertirse en un instrumentocontraproducente. Si no se tiene en cuenta que los núcleos depoblación a los que se dirigen estas acciones formativas, en sumayoría, no cuentan con una tasa de habitantes muy elevada, sepuede caer en el mero trasvase de desempleados de una rama a otra26.

Esta falta de adaptación lleva consigo en muchos casos que lasacciones formativas impartidas sean entendidas como excesivamentepuntuales y sin una prolongación en el perfeccionamiento, con vistasa la incorporación al mercado laboral.

Una Formación Profesional Ocupacional que se precie comoinstrumento de una política de empleo, ha de hacer converger lavoluntad de los diferentes colectivos en paro con las necesidadesdetectadas en el mercado de trabajo y cuyos objetivos deben ser:

-Dotar del perfil profesional adecuado a los jóvenes que han26Si en un núcleo rural de entre tres mil y cuatro mil habitantes se forman treintafontaneros, de los cuales podemos afirmar que como mucho se emplearán el 25%, enel mejor de los casos otra parte de ellos sólo podrán emplearse fuera de su lugar deresidencia. Con lo que podemos estar fomentando incluso los movimientosmigratorios.

245

abandonado el Sistema Educativo.-Reorientar la trayectoria de los profesionales que han perdido

su empleo en función de la nueva demanda.Estos son dos objetivos básicos que debiera perseguir la

formación, dirigida en el primer caso a los menores de 25 añosacogidos al PER y en el segundo caso a los de los grupos de edadescomprendidos entre los 26 y 55 años aproximadamente. Para ello, esimprescindible que el repertorio de perfiles profesionales de laFormación Profesional Ocupacional responda a necesidades recaba-das directamente de empresas, sindicatos y estudios sectoriales27. Asícomo ofrecer áreas formativas que se anticipen a la generación denecesidades que se puedan producir en un plazo inmediato.

Como propuestas interesantes estarían: -La reconversión de la actual oferta de empleo a través de

inversiones públicas en contratos en formación dirigidos a lossectores más jóvenes que se incluyen hoy por hoy en el PER,simultaneando el ejercicio de un trabajo acorde con la formaciónlaboral obligatoria que se debería recibir, y sobre todo con laimplantación de módulos que refuercen una educación básica.

-En cuanto al colectivo de más de 55 años, serían convenienteplanear acciones comunitarias en forma de contraprestación a algúntipo de protección contributiva, que les permita el acceso directo a lajubilación sin producirles un sentimiento de fracaso e inutilidadsocial; si bien sería recomendable la realización complementaria decursos de alfabetización y modernización que facilite la integración,en la última etapa vital, en una sociedad en transformación.

-Establecer un sistema de selección entre aquellos trabajadoresdel PER que mantienen vínculos directos con el sector agropecuario,con el objetivo de fomentar entre ellos una formación pluriactiva queles permita una dedicación a tiempo parcial en actividades producti-vas agrícolas y a su vez la realización de trabajos orientados a larecuperación del medio ambiente y el entorno (repoblación forestal,selección y protección de especies, recuperación del patrimoniohistórico artístico rural) y al turismo rural, como interesante potencialde desarrollo que ofrece vías de ocupación profesional y consecuen-temente de empleo a través del alojamiento y otros productos

27En la línea ya iniciada por los Observatorios de Empleo, aunque por ahora sin muchatraslación práctica en la política formativa del Instituto.

246

turísticos. En este sentido, creemos que debe profundizarse en la dinámica

de la vinculación subsidio/PER/formación, en la línea ya establecidanormativamente (aunque no demasiado aplicada por falta de cursos)de obligar a la realización de los cursos ofertados (aunque sólo sea decultura general) como condición complementaria para el acceso alsubsidio.

Por lo demás, podemos argumentar que la FormaciónOcupacional Rural no constituye hoy por hoy una vía alternativa deformación ni para los jóvenes que han abandonado el SistemaEducativo, ni para el resto de trabajadores eventuales del RégimenEspecial Agrario acogidos al PER. La Formación Ocupacional Ruralen cuanto Sistema Educativo no garantiza a todos los desempleadosen igualdad de condiciones el acceso a sus convocatorias.

Los programas dirigidos a este colectivo deben ser muyespecíficos, teniendo siempre en cuenta que el colectivo es muydiverso, en edades, en los niveles de instrucción y cualificación, quegeneralmente suelen ser bajos, y además existe un amplio porcentaje,entre los desempleados del grupo de edad de 50 a 65 años, quedifícilmente puede acceder a cualquier acción de formación oreciclaje profesional.

Asimismo, es conveniente dar a conocer a las empresas laexistencia de programas para facilitar la inserción laboral de losalumnos formados, así como detectar nuevas necesidades de lasempresas.

Una oferta formativa debe diseñarse a partir de un estudioprevio de desarrollo local o comarcal28, e impartirse en un marcolaboral de inserción bastante preciso. Habría que establecer relacio-nes de colaboración con todas las instancias susceptibles de haceraportaciones a dichos programas.

Por último, la finalidad de la Formación y Capacitación Agrariaha de cubrir las exigencias de una agricultura moderna en relación ala adecuada preparación técnica y empresarial de los nuevos titularesde explotaciones agrarias o agricultores jóvenes. Titulares que debenprepararse para un proceso de cambio continuado en su actividad, asícomo para la incorporación de nuevas actividades complementarias

28Lo que lleva a la necesidad de poner definitivamente en marcha, adecuadamentedotados, los Consejos Comarcales de Empleo.

247

(artesanía, turismo, agricultura ecológica), en la línea de la nuevapolítica rural auspiciada por la Comunidad Europea.

En fin, ha quedado ya reseñada, pero debemos insistir en lanecesidad de formar a esta población en los niveles más básicos,simplemente para poder adaptarse a la nueva sociedad emergente.Los programas de formación de adultos (incluyendo a los jóvenesanticipadamente desescolarizados) deben formar parte de losprogramas de formación ocupacional, porque el primer paso debeconsistir en darles la base cultural imprescindible para que seancapaces de demandar y aprovechar ofertas formativas profesionales,así como de insertarse en el acelerado proceso de cambio social.

Si en nuestro anterior informe concluíamos en la necesidad decreación de un Instituto Regional de Formación para el Empleo(IRFEX), en esta ocasión podemos avanzar, a la luz de la profundi-zación en el sector agrario, y en base a las características socioeco-nómicas de la región, que el marco administrativo más adecuado delque podría surgir -aprovechando potenciales sinérgicos- ese Instituto,sería el Servicio de Extensión y Capacitación Agraria, que en lo quehace al organigrama administrativo bien podría transformarse en unasección del IRFEX, sin duda la de mayor peso por la importancia quela Agricultura y sus actividades conexas (agroindustria, comercializa-ción agraria, servicios a la agricultura...)29 tiene y seguirá teniendo enla región. En este mismo marco, la creación y continuidad deelementos aislados, como el Centro de Educación Ambiental deYuste, sólo puede tener sentido en la medida en que estén integradosen el sistema IRFEX, por cuanto dicho centro (por referirnos enconcreto al de Yuste, anunciado por la Agencia de Medio Ambienteen el año 1993), además de para divulgar la formación medioam-biental en general, debería servir fundamentalmente para introduciren el medio rural acciones formativas ocupacionales relacionadascon la conservación del medio ambiente y la potenciación, en elcampo del turismo y de la transformación/comercialización deproductos agroganaderos con el márchamo de naturales, de sectores

29Cuando se habla de la pérdida de peso específico de la Agricultura en la economíaregional, parece olvidarse a menudo que la mayor parte de la industria extremeña esagroindustria; que las mayores empresas no industriales son comercializadoras, enbuena parte de productos agrarios; y que un porcentaje importante de los servicios quese prestan en la región (incluyendo los servicios públicos) están orientados hacia laagricultura, la agroindustria y la agrocomercialización.

248

productivos vinculados. Los servicios que se transfieran en sumomento del INEM deberían constituir una tercera sección, quedesarrolle el núcleo de las actividades formativas orientadas a otrossectores productivos, como la industria y el terciario.

249

Cuarta parte:TRABAJO DE CAMPO

Contradicciones y bloqueos en el mercadode trabajo agrícola

251

252

Las tres primeras partes del informe se basan en informaciónprocedente de fuentes secundarias, obtenida de forma más o menostrabajosa según la mayor o menor disposición y apertura informativa(muy desigual todavía, desgraciadamente) de los distintos órganos dela Administración interesados. Unifican todas las informacionesdisponibles relacionadas directa o indirectamente con el mercado detrabajo agrícola, y permiten extraer, como se ha visto, interesantesconclusiones que serán, sin duda, fuente de debate.

Los capítulos que agrupamos en esta última parte han sidoelaborados, por el contrario, mediante diversas técnicas sociológicas,a partir de un intenso trabajo de campo en amplias zonas de laregión. En unos casos se han buscado datos, en otros informacionescualitativas para poder construir retratos o sociogramas de la realidadsocial; en otros, en fin, se han buscado simplemente opiniones, de los

253

TIPOLOGÍAS AGRONÓMICASY PUNTOS DE MUESTREO

REGADÍO

POLICULTIVOS SECANO

SECANO CEREALISTA

SILVOGANADERO

PUNTOS DE ENCUESTA

agentes interesados. Las conclusiones que se extraen serán, posible-mente, aún en mayor medida fuente de debate. Es, en cualquier caso,lo que nos muestra la realidad regional al interrogarle.

Capítulo 12LOS TRABAJADORES EVENTUALES,

ANTE EL MERCADO DE TRABAJOUna sociopatología del jornalero extremeño

Este capítulo se basa en la explotación de la encuesta realizadaa más de 400 jornaleros extremeños, en unos casos trabajadores delPER y en otros trabajando en el tajo.

Realizada a lo largo del verano de 1992 (especialmente en elmes de Septiembre) por el método de cuotas, si bien el métodoempleado no permite estimar con precisión los errores muestrales1,en cualquier caso el conjunto de información acumulada nos aportauna radiografía suficientemente válida de la situación y opinión delcolectivo interrogado. Para la realización de la encuesta se clasificóel territorio extremeño en cuatro tipologías agronómicas básicas, enfunción de una serie de parámetros tratados a nivel municipal(intensidades de uso de la tierra, unidades ganaderas, tendenciasdemográficas, aprovechamiento del suelo, paro, superficie deregadío, superficie forestal, etc).

Las zonas tipológicas han sido denominadas de Regadío(correspondiendo a aquéllas en las que el regadío constituye elsistema agrónomico predominante), de Policultivos de Secano(aquéllas en las que se da una fuerte presencia de cultivos de secanointensivos, como la vid o el olivo, y sobre todo una variedad

1La propia dinámica del trabajo ha impedido disponer, a tiempo para realizar laencuesta, de una serie de datos que hubiesen sido de gran utilidad para construir lamuestra. Sin embargo, elaboradas diversas pruebas a posteriori, una vez realizada laencuesta y dispuestos los datos básicos, hemos podido comprobar que la distribuciónha estado muy cerca del óptimo, por lo que la encuesta puede considerarsesuficientemente fiable.

254

importante de aprovechamientos), Secanos Cerealistas (son aquellaszonas de secano donde predomina el sistema de monocultivocerealista), y Silvoganaderas (que corresponden en líneas generalescon el dominio de la dehesa, incluyendo en ellas zonas con fuertepresencia de usos forestales y, en general, de la ganadería).

La muestra, de 426 entrevistas, se distribuyó por las zonasagronómicas señaladas según la distribución que se recoge en elcuadro siguiente:

En el mapa puede verse, tanto la distribución en el territorio de

las zonas básicas en que ha sido clasificado a efectos de la investiga-ción, como la ubicación de los puntos de muestreo utilizados para laencuesta. Como puede observarse, el resultado del análisis mutifacto-rial que ha fundamentado la clasificación de los municipios segúnzonas refleja con bastante exactitud (aunque la clasificación sea unmero instrumento metodológico ad hoc, y no debe tomarse por tantocomo cerrada y definitiva) la realidad agropecuaria de la región. Porotra parte la distribución de puntos de muestro ha cubierto, de Nortea Sur y de Este a Oeste, toda la región. Estos fueron escogidos deforma aleatoria, aunque la elección primera hubo de ser corregida enalgunos casos en función de la mayor o menor disposición de losAyuntamientos a colaborar en la localización de jornaleros. En loscasos en que los encuestadores no hallaron colaboración debierondirigirse a municipios cercanos.

12.1. CARACTERISTICAS BASICAS

El 13,5 % de las personas entrevistadas han sido mujeres y el86,5% varones, con una proporción mucho más elevada de mujeres

255

ZONA AGRONOMICAS Nº ENCUESTAS PORCENTAJE

REGADIO 115 27,00

POLICULTIVO 39 9,15

GANADERO/FORESTAL 184 43,19

SECANO EXTENSIVO 88 20,66

TOTAL 426 100,00

en las zonas de regadío (30,4%) que en las demás, y distribuídos poredades de la siguiente forma: más del 50% de las mujeres tienenedades comprendidas entre 20 y 35 años, mientras que los hombresde estos grupos de edad representan casi el 36% del total de hombres,porcentaje igual al de hombres que tienen más de 50 años. Estamayor juventud relativa de la mujer dentro del PER, sector agrícolaen el que siempre ha estado presente, aunque no siempre lo hanreflejado las estadísticas, es un ejemplo más del incremento continuode su peso dentro de la población activa, aunque también es reflejode otros fenómenos más complejos, ya analizados en los apartadosdedicados al subsidio TAE y el PER. La menor proporción dejóvenes menores de 25 años se da en la Zona Cerealista y dePolicultivos, siendo más elevada en la Zona Silvoganadera.

Un 45% de los entrevistados son solteros y un 53% casados,siendo el resto divorciados, separados o viudos. De los que tienenpareja tenemos que ésta, en un 62% de los casos, no trabaja (aunquehay que señalar las diferencias entre el 85,7% de la Zona dePolicultivos y el 40% de la Zona de Regadío como valores extre-mos), en un 17% tiene otro trabajo, un 12% está apuntado/aigualmente al PER (30% y 18,3% en la Zona de Regadío comovalores más altos) y un 9% se encuentran en paro en la rama general.

El 58% de los entrevistados tienen familiares dependientes. Lazona con menor proporción de familiares dependientes es la Silvoga-nadera (41,3%), mientras que el mayor nivel de dependencia se da enlas de Regadío con un 61,7%. En el gráfico siguiente tenemos ladistribución de la tasa de dependencia por grupos de edades. Elnúmero de individuos dependientes por cada entrevistado vacreciendo con la edad, no siendo superior a 1 hasta llegar al grupo deedades comprendidas entre los 30 y 34 años.

El valor máximo lo alcanza en el grupo de edad comprendidoentre 55 y 59 años, con 2,3 personas dependiente por entrevistado, delas que 2,1 son hijos. Vemos pues que el número de hijos por familiase va reduciendo también entre los trabajadores del campo, siendo lafamilia extensa cada vez menos frecuente.

256

Tienen hijos el 51% de los entrevistados, y a su vez más del 40% deéstos tienen dos hijos y un 23% tienen un solo hijo, con lo quepodemos comprobar cómo el control de la natalidad se practica en elcampo extremeño de forma generalizada.

Hijos menores de 16 años tienen el 34,3% de los encuestados,mientras que mayores de esta edad que continúan siendo dependien-tes de los padres tienen el 27,9%.

El nivel de formación (aspecto estudiado en detalle en elcapítulo anterior) es bajo: el 67% no tienen estudios de ningún tipo,siendo el 14% analfabetos. La proporción más elevada de analfabe-tismo la tiene la Zona Cerealista y la menor la Silvoganadera. El 31%tiene estudios de Graduado Escolar o similares, y solamente 7personas de entre todos los entrevistados (el 1,6%) tienen estudios debachillerato o superiores.

A los que tienen 25 años se les preguntó por la situaciónlaboral de su padre. En el 43,2% de los casos éste se encuentrajubilado, el 24,6% de los jóvenes tienen a su padre apuntado al PER(16%), o está irreductiblemente parado (8,6%). Trabajan en un sectordistinto del agrícola solamente el 9,9% de los padres, siendoempresarios agrícolas un 11,1%, porcentaje que curiosamentecoincide con el de autónomos dentro del sector. Casi todos losjóvenes que se encuentran en el PER proceden de una familia detrabajadores agrícolas, aunque es importante reseñar la presencia demás de un 20% de hijos de empresarios o autónomos del campo.

257

12.2. ACTIVIDAD LABORAL

La experiencia laboral del jornalero extremeño parece iniciarsepronto. Un 65,9% la inician antes de los 20 años, y un 21,8% hantenido su primer trabajo antes de los 15 años. Por el contrario, losque se inician en el mundo laboral después de los 30 años tan sóloson el 10% de los entrevistados. Por zonas tenemos que tanto en lade Regadío como en la de Policultivos más del 70% de los entrevis-tados tuvieron su primer trabajo antes de los 20 años. Sin duda lapresencia de cultivos intensivos adelanta la edad en la que losjóvenes se incorporan al trabajo, por la existencia de una mayoroferta.

Según los datos de la encuesta, las mujeres se inician antes en eltrabajo que los hombres: el 40,9% de las mujeres entrevistadas co-menzaron a trabajar antes de los 15 años, frente al 20% de loshombres. Antes de los 20 años han trabajado prácticamente todas lasmujeres encuestadas (86,4%), mientras que de los hombres lo hanhecho sólo un 63,9%. Ello puede ser sin duda indicativo de lapermanencia de hábitos que priman el ánimo al estudio antes en loshombres que en las mujeres, pero también hay que tener en cuenta laimportante influencia del Servicio Militar, que retira del mercadolaboral a muchos de los jóvenes justo en el momento en que seincorporarían al mismo2.

En lo que se refiere a la experiencia laboral fuera de laagricultura, el 51,9% de los encuestados ha tenido algún trabajo fueradel campo, el 53,8% de los hombres y el 36,8% en el caso de lasmujeres. Es en la zona Silvoganadera donde aparece una mayorproporción de jornaleros que ha trabajado en otro sector, un 57%.

La duración del trabajo en sectores distintos del agrícola esrelativamente elevada. El 52,6% han tenido al menos un trabajo conduración superior al año, y para el 28,1% la duración fue superior a 3

2En cualquier caso, es este un dato que se nos aparece como extremadamenteimportante. Si investigaciones monográficas más extensas confirmasen esta tendencia,veríamos caer algunos mitos (o interpretaciones etic, por decirlo en términosantropológicos más apropiados al objeto) sobre las relaciones de la mujer y el trabajo.

258

años, no existiendo diferencias significativas por sexos. En todas laszonas, menos en la Silvoganadera, se supera la media de trabajosuperior a un año en sectores distintos, destacando la de policultivos,donde han superado este tiempo el 68,8% de los entrevistados. Elloes indicativo, probablemente (y dado que un buen número deentrevistas se realizaron a trabajadores del PER), de la crecienteparticipación que en los trabajos adscritos al PER están alcanzandoen los últimos tiempos los parados de sectores distintos al agrícola.

Los sectores principales en los que han trabajado son la Cons-trucción (51,1%) y la Industria (21,5%), sectores mayoritarios entrelos hombres, mientras que entre las mujeres los sectores principalesson la Construcción (trabajos del PER, obviamente) y la Hostelería.En las únicas zonas en las que el sector Industrial supera al de laConstrucción son la de Policultivos y la de Regadíos.

La duración del trabajo según los sectores muestra algunasdiferencias. Así, de los dos sectores principales tenemos que en la In-dustria el trabajo ha sido bastante más estable: el 63,7% tuvo untrabajo de duración superior al año y el 37,3 estuvo más de 3 añoscontinuados trabajando. En la Construcción sin embargo, debido aque la mayoría de los contratos se hacen por obra, y éstas no siempreduran más de un año, tenemos que sólo el 48,0% estuvo más de unaño trabajando, y el 20,7% más de 3 años seguidos. En el resto de lossectores, dado el escaso número de casos contemplados, la encuestano proporciona valores significativos; en cualquier caso tenemos quees la Hostelería (junto a la Construcción) la que proporcionacontratos más cortos, debido también al alto volumen de empleoestacional que origina.

El 51,1% de los trabajadores tuvieron que dejar el trabajo alfinalizar el contrato y no serles renovado, y el 21,5% lo abandonaronde forma voluntaria. Los despidos individuales fueron, según los pro-pios encuestados, la causa de finalización menos importante (3,2%),mientras que el despido colectivo afectó al 11% de los entrevistados.

259

Duración media de los contratos/tareas fuera de la Agricultura

Duración Industria Construcc. Comercio Hostelería Otros TOTAL

Hasta 1 año 36,3 52,0 28,5 50,0 44,5 47,4

Más de 1 año 63,7 48,8 71,5 50,0 55,5 52,6

Más de 3 años 37,3 20,7 42,9 41,7 33,3 28,1

La zona donde más abandono voluntario del trabajo hay es la dePolicultivos, con el 37,5%.3 La necesidad y disposición a trabajar esalta, ya que solamente han rechazado algún trabajo en los 2 últimosaños 5 personas de entre todas las entrevistadas.

Preguntados sobre las peonadas conseguidas en el año 1991, un9,2% responde que no hizo ninguna peonada, mientras que el 71,4%ha realizado entre 60 y 120 peonadas, las necesarias para cobrar elsubsidio. Un 11,3% hicieron menos de 60 peonadas, e hicieron másde 120 el 8,3% de los entrevistados. Tan sólo el 3,1% han realizadomás de 180 peonadas a lo largo del año 1.991. En la zona dePolicultivos es donde mayor proporción existe de jornaleros que hanrealizado entre 60 y 120 peonadas, el 87,2% de los entrevistados.

Por edades la distribución de las peonadas realizadas a lo largo delaño 1.991 se muestra en el gráfico. Tenemos que más del 80% de losindividuos de los grupos de edades entre 25 y 39 años, y de 50 a 59años, han realizado al menos 60 peonadas. Superaron las 120peonadas más del 10% de los trabajadores que tienen edadescomprendidas entre los 25 y 34 años y entre 45 y 49 años. Destaca elhecho de que son los adultos más jóvenes, aquellos que están ahoramismo formando o consolidando una familia independiente, quienes

3Hay que tomar, no obstante, con cierta prevención, las respuestas sobre la causa de lafinalización del trabajo. Posiblemente sea menor el porcentaje real de abandonosvoluntarios del que refleja la encuesta, por la tendencia psicológica a convertir a vecesciertas clases de despido individual en abandono voluntario.

260

más días trabajan en el año.

El cuadro siguiente nos muestra con claridad la proporción depeonadas realizadas en el campo por los trabajadores entrevistados.La mayor parte de ellos, más del 80%, realizan al menos el 50% delas peonadas en el campo, y el 55,8%, han conseguido en el campo

más del 75% de las peonadas. En laszonas de Policultivos con el 94,7% y enel Regadío, con el 88,9%, hallamos lamayor proporción de personas que hanrealizado más de la mitad de las peona-das en el sector agrícola. Y en las zonasde Regadío alcanza el 81% elporcentaje de los que han realizado másdel 75% de las peonadas en el campo.Hay que destacar también la relativa-mente elevada proporción de

trabajadores que no han realizado ninguna peonada en el campo: un11,4%. La distribución por edades de la proporción de peonadasrealizadas la tenemos en el gráfico siguiente, sin que aparezcandiferencias importantes respecto del gráfico anterior de distribucióndel total de peonadas.

El principal empleador ha sido el Ayuntamiento, que ha dadotrabajo al 67% de los entrevistados. Le siguen los empresarios delpropio pueblo, que han dado trabajo al 52,6%, los empresarios de lospueblos próximos que han proporcionado trabajo al 30,7% de losentrevistados, y otros ofertantes de trabajo públicos y privados deescasa importancia.

Es interesante distribuir por zonas agronómicas esta variable.En el cuadro siguiente se recoge para cada una de las zonas-tipo elporcentaje de trabajadores que han tenido empleo con cada una de lasclases de empleadores consideradas en la encuesta.

261

Proporción de peonadasrealizadas

en la Agricultura

Ninguna 11,4

< del 25% 1,3

del 25 a <50% 5,4

del 50 a <75% 26,1

75% y más 55,8

FUENTE DE EMPLEO Cereal. Silvogan. Regad. Policultiv. TOTAL

Empresarios del municipio 37.8 40.5 68.8 92.1 52.6

Empresarios otros municipio 34.1 27.5 34.6 26.3 30.7

Empresarios otra provincia 1.2 1.2 3.7 0.0 1.8

Ayuntamiento 86.6 67.6 44.9 84.2 67.0

Diputacion/junta extr. 2.4 12.3 1.9 0.0 6.3

Otras fuentes 12.2 10.5 4.9 2.6 8.5

En la zona Cerealista el Ayuntamiento es la principal fuente deempleo, dando trabajo al 86,6% de los entrevistados, seguido de losempresarios del propio pueblo con el 37,8% y los de localidadespróximas con el 34,1%. En la zona Silvoganadera la mayor parte delas jornadas de trabajo las proporciona el Ayuntamiento (67,6%),seguido por los empresarios de la localidad (40,5%), y asimismo enesta zona aparece la Junta de Extremadura como una importantefuente de empleo, fundamentalmente a través del SOF, proporcionan-do trabajo al 12.3% de los entrevistados.

En la zona de Policultivos han sido los empresarios delmunicipio quienes han dado trabajo al 92,1% de los entrevistados,proporción muy superior a la de cualquier otra zona; pese a ello elAyuntamiento sigue siendo una importante fuente de empleo paragran parte de los trabajadores de estas zonas, pues el 84,2% hantenido trabajo con él.

En la zona de Regadío son los empresarios de la localidad losque proporcionan trabajo a la mayor parte de los jornaleros, al68,8%, siendo la única zona en la que el Ayuntamiento ha dadotrabajo a menos del 50% de los entrevistados (44,9%). La siguientefuente de empleo en importancia son los empresarios de localidadespróximas, que han dado trabajo al 34,6% de los entrevistados.Aunque su proporción es baja, hay que destacar que los trabajadoresde estas zonas son los más dispuestos a desplazarse a otras provinciaspara conseguir trabajo: el 3,7% han hecho peonadas con empresarios

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de otras provincias, tres veces más que en cualquiera de las otraszonas.

Las peonadas las han conseguido el 38% de los entrevistados enuna sola fuente de empleo, de estos el 39,6% han trabajado solo paraempresarios de la localidad, el 30,2% solo para el Ayuntamiento, el17,4% han trabajado solo con empresarios de pueblos próximos y el11,2% solo con la Diputación o la Junta de Extremadura.

Pero la mayoría de los entrevistado (el 57%) han tenido dosfuentes de empleo, más de la mitad de éstos (el 58,3%) han trabajadopara Empresarios del municipio y el Ayuntamiento. Solamente el 5%han trabajado con 3 o 4 fuentes distintas.

La encuesta nos muestra que la experiencia de necesitar unsubsidio es tan temprana como la propia incorporación al trabajo4. El57,5% de los entrevistados han tenido su primer subsidio antes de los35 años, el 36,5% dice haberlo recibido antes de los 25 años, y sonescasamente un 10% de los entrevistados los que afirman no habersido beneficiarios del subsidio antes de los 50 años. Tan sólo el 5,2%de los entrevistados afirman que no han cobrado nunca un subsidio.

Según zonas agronómicas tenemos que es las zonas de Regadíodonde antes se comienza a cobrar el subsidio, el 44% ha cobrado elprimero antes de los 25 años, mientras que en las zonas de Policulti-vos sólo el 23,7% lo ha cobrado a esa edad, proporción parecida a laexistente en las zonas Cerealistas. Antes de los 35 años lo hancobrado más del 60% en las zonas Silvoganadera y de Regadío,ambas con el mismo porcentaje, mientras que en las otras dos zonasno llegan al 50% los que han cobrado el subsidio.

Preguntados por la última vez que fueron a trabajar, casi lamitad de ellos, el 43,8%, dicen haber trabajado 30 días o menos, y el26,1% han trabajado más de 60 días seguidos. El sector en el quetrabajaron la última vez fué la Agricultura para la mayoría (71,4%, el39,1% de los cuales trabajó menos de 30 días y el 26% 60 días omás). Organismos públicos dieron trabajo al 17,6% (de los que el54,3% trabajó un máximo de 30 días, mientras que al menos 60 díastrabajaron el 21,6%). En la Industria trabajaron el 4,3%, el 5% lohizo en la Construcción, y solamente el 1,8% trabajaron en el sectorServicios.

4Hasta el punto que a menudo puede hablarse de una incorporación al subsidio másque de una incorporación al mercado de trabajo

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En las zonas de Regadío es donde el trabajo tiene mayorduración media: el 34,9% ha trabajado más de 60 días seguidos. Laagricultura sigue siendo el sector mayoritario en todos ellos: en laszonas de Policultivos todos han trabajado en este sector, siendo laszonas Cerealistas en las que menor proporción de trabajadores lo hanhecho en este sector (el 59,3%), y son a la vez las zonas donde seproporciona más trabajo por parte de los organismos públicos: el27,9% trabajaron con ellos.

Las mujeres han trabajado de forma mayoritaria en la agricultu-ra, pero en proporciones mucho menores, solamente el 56,2% deellas. En organismos públicos y en el sector industrial (agroindustriafundamentalmente) trabajan proporcionalmente más que loshombres, 25% y 16,7% respectivamente.

El salario cobrado en esta última vez que han ido a trabajar

estuvo comprendido entre 3.000 y 4.000 pesetas para el 76,1% de losentrevistados. El 12,5% cobró más de 4.000 pts., y el 11.3% menosde 3.000 pts. Es importante señalar que no existen diferenciassignificativas por sexos, salvo que es notablemente menor laproporción de mujeres que tuvieron salarios superiores a las 4.000pts.

Preguntados por los sectores en los que preferentemente lesgustaría trabajar, de las respuestas se deriva que son, por esteorden, Agricultura (un 38,0%), Construcción (un 21,2%) y el ampliocapítulo de otros servicios (25,9%). Las diferencias por sexos sonimportantes: los varones prefieren la Agricultura (42,1%), laConstrucción (23,5%) y los otros servicios (20,0%), mientras que la

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SECTOR PREFERIDO VARONES MUJERES TOTAL

AGRICULTURA 42.11 5.56 38.01

CONSTRUCCION 23.51 2.78 21.18

INDUSTRIA 6.32 5.56 6.23

ARTESANIA 3.51 8.33 4.05

HOSTELERIA 2.11 2.78 2.18

TRANSPORTE 2.46 0.00 2.18

COMERCIO 0.00 2.78 0.31

OTROS SERVICIOS 20.00 72.22 25.86

TOTAL 100.00 100.00 100.00

gran mayoría de las mujeres prefieren los 'otros servicios' (72,2%).En las zonas de Policultivos es donde más elevada es la proporciónde entrevistados que prefieren trabajar en la agricultura, el 65,5%.

12.3. ACTITUDES ANTE EL MERCADO DE TRABAJO Y ELSISTEMA DE PROTECCION JORNALERA

Se ha intetado medir lo que podría ser una 'disposición desespe-rada de trabajar como sea' (asumiendo la dificultad para medir esaactitud, así como la imposibilidad absoluta de medir la disposicióngeneral a trabajar, aspectos sobre los que obtener respuestas sincerases harto difícil), preguntando a los entrevistados si estarían dispues-tos a trabajar en el caso de que les ofreciesen empleo sin contrato niseguridad social5. Tan sólo se han negado a contestar la pregunta el5% de los entrevistados, sin que haya diferencias entre varones ymujeres.

Unicamente el 17% afirman estar dispuesto a ello, porcentajeque en el caso de las mujeres aumenta hasta el 24,6%. La respuestahay que vincularla con la pregunta que se hizo a continuación, enrelación con la esperanza que tienen de encontrar trabajo fijo. Lasmujeres son bastante más pesimistas que los hombres: solamente el15,8% de las primeras esperan encontrar trabajo fijo, frente al 26,6%de los varones que sí esperan encontrarlo. Además, el pesimismo delas mujeres no tiene matices: mientras que el 10,8% de los hombresdicen no saber si encontrarán trabajo fijo, solamente el 5,3% de lasmujeres eligen esta opción.

Las zonas donde hay mayor disposición a trabajar sin contratoni seguridad social son las de Regadío y Policultivos, siendo tambiénlas zonas donde mayor proporción de entrevistados esperan encontrartrabajo fijo (más del 30%).

Se propuso a los entrevistados que mostraran su grado deacuerdo con una serie de frases que se pueden escuchar o leer en la

5Naturalmente, tanto la pregunta, como la interpretación, dejan a un lado la opiniónque el entrevistado, o el equipo redactor, puedan tener sobre tales condiciones detrabajo. Se trata de un mero instrumento de medida, y sólo como tal puede juzgarse.

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calle o los medios de comunicación. La espontaneidad de lasrespuestas queda patente en el cuadro siguiente.

En primer lugar, tenemos que prácticamente todos se muestran endesacuerdo con el hecho de estar dentro del sistema de protección.Más del 85% están muy o algo de acuerdo con que el subsidio es unalimosna que los hace indignos, y supera el 90% los que dicen estarde acuerdo con que las peonadas del PER son pan para hoy yhambre para mañana, y que es una pena tener que estar con esto delPER. Pero si se reparten casi al 50% los que están a favor y en contrade quitar el PER, ¿que alternativa tienen?: una podría serequipararlos al resto de los parados, con la que el 81,4% está deacuerdo, aunque no todos lo ven claro (el 33,2% están solamentealgo de acuerdo). Pero, en cualquier caso, en lo que todos están deacuerdo es en que hay que subir el subsidio, éstos son más del 90%.

En general, atendiendo a las respuestas, se observa un nivel deautoestima bastante bajo, que contrasta notablemente con el quepodía encontrarse entre los jornaleros extremeños en otros momentoshistóricos nada lejanos (años '70). El tipo de respuestas muestra laconvicción de estar encerrados en un mecanismo que les lleva ahacer trampas, aunque en lo más profundo preferirían, comomuestran algunos índices de respuesta (y aunque sin esperanza dellegar a conseguirlo nunca, como se puede concluir de preguntasanteriores), estar en una situación que les permitiese trabajar

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NIVEL DE ACUERDO CON LAS SIGUIENTES PROPOSICIONES:

Muy de acuerdo

Algo de acuerdo

Nadadeacuerdo

Es una pena tener que estar con las peonadas del PER 78,7 12,6 8,7

Los del PER no quieren trabajar 5,5 24,5 70,0

Hay muchos tramposos entre los jornaleros del PER 31,8 40,1 28,1

Los empresarios hacen muchos chanchullos con las peonadas 35,6 22,9 41,5

Esto es pan para hoy y hambre para mañana 77,7 14,9 7,4

El subsidio es una limosna que hace a los trabajadores indignos 73,7 11,7 14,6

Lo que hay que hacer es subir el subsidio 78,1 12,2 9,7

Hay que quitar esto del PER 22,8 25,7 51,5

Habría que equiparar a los del PER con el resto de los parados 48,2 33,2 18,6

El que se lleva mal con el alcalde no tiene peonadas 12,3 20,8 66,9

Los alcaldes consiguen los votos solo con las peonadas 16,3 30,1 53,7

regularmente sin tener que recurrir a ayudas y subsidios.En relación con el fraude existente en el PER la unanimidad no

es tan completa, pues mientras que sólo un 30% está muy, o algo deacuerdo, con que los del PER no quieren trabajar, nada menos queun 72% piensan que hay mucho tramposo entre los jornaleros. Esdecir, los jornaleros quieren trabajar, pero hacen trampa; la trampa sehace por tanto para conseguir más ingresos, porque éstos sonescasos. Curiosamente los empresarios tienen mejor imagen para losjornaleros que ellos mismos, aunque no demasiada: el 58,5% opinanque hacen muchos chanchullos con las peonadas; aunque elporcentaje de los que están 'muy de acuerdo' es ligeramente superiorpara el caso de los empresarios que para el de los jornaleros (35.6% y31,8% respectivamente). Mejor imagen tiene la autoridad política, eneste caso el alcalde, pues el 67% manifiesta no estar de acuerdo conla opinión extendida de que éste reparte las peonadas con favoritis-mo, ni con la opinión repetidamente lanzada en los medios decomunicación de que las peonadas y su reparto sean lo que leproporcionan los votos (no obstante hay un ámbito amplio de duda,pues sólo el 54% están en total desacuerdo).

Preguntados directamente por actuaciones irregulares enrelación con las peonadas, el 10% no contesta a la pregunta, el 24,6%dicen saber que se hacen peonadas sin que se firmen, y el 23,2%dicen que se firman peonadas que no se han hecho. Cuando lapregunta va dirigida a ellos mismos las proporciones bajan, sólo el13,1% reconocen haber necesitado que les firmasen peonadas,mientras el 16,4% declaran haber hecho peonadas que no les hanfirmado.

Considerando las respuestas por zonas, tenemos que es en laszonas de Regadío donde más peonadas se hacen sin firmar (el 39,2%dicen saber que existe esta práctica), y en esta zona y en la dePolicultivo es donde mayor proporción existe de entrevistados quedicen saber que se firman peonadas que no se firman (35,2% y38,2% respectivamente). Respecto a la necesidad de que les firmenpeonadas, sólo en las zonas Silvoganaderas hay un número aprecia-ble de entrevistados que dicen haberlo necesitado (el 20,3%); en elresto de las zonas no llegan al 10% los que se han encontrado en estasituación. Hacer peonadas sin que se las firmen les ha pasado al23,4% de los entrevistados de las zonas de Regadío, y por el

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contrario a ninguno de las zonas de Policultivo.En suma, si algo muestra la encuesta con meridiana claridad es

lo que se ha denominado en ocasiones el abandono del discursojornalero tradicional6, y en buena medida la ruptura de su identidadcomo colectivo. Cuando tan sólo un 26% de los hombres (un 16 %en el caso de las mujeres) tienen esperanza de llegar a encontraralguna vez un trabajo fijo, es inevitable el triunfo del individualismoy de un 'sálvese quien pueda' que lleva a muchos a reconocer sinrubor que hacen trampas al sistema de protección. Naturalmente, si lapregunta es, aunque respecto a su pueblo, en general, las proporcio-nes se elevan. Y cuando nos alejamos más de la realidad propia, ynos referimos a la totalidad del colectivo jornalero, son nada menosque un 72 % de los propios trabajadores quienes afirman estar, enmayor o menor grado, de acuerdo con la especie de hay muchotramposo entre los jornaleros. Hay, evidentemente, desintegración deun colectivo de trabajadores cuando son incluso menos quienespiensan que los patronos hacen muchos chanchullos con las peona-das, que quienes lo piensan de sus propios compañeros.

Queda, no obstante, la convicción de que, en su actual confor-mación, el sistema del subsidio/PER no es bueno, no responde a susnecesidades, es frustrante. Y como frustrante y desintegrador, segúnse desprende del análisis de las opiniones recogidas, genera unaespecie de esquizofrenia: se le odia y se le ama a la vez (un índiceclaro de relación paternalista). La inmensa mayoría está de acuerdoen que es una pena tener que estar con las peonadas del PER, en queesto es pan para hoy y hambre para mañana; incluso están, en másde un 84 %, muy de acuerdo o algo de acuerdo en un enunciadotantas veces repetido en los medios de comunicación: el subsidio esuna limosna que hace a los trabajadores indignos. Y su malaconciencia les hace dudar sobre si habría que equiparar a los delPER con el resto de los parados. Pero a la vez muestran una enormeindecisión sobre la frase Hay que quitar el PER, y desde luego semuestran masivamente favorables en el momento en que se anunciaque lo que hay que hacer es subir el subsidio.

6Lo que es presentado por algunos como un éxito del sistema frente a la clasetrabajadora, que habría aceptado olvidar, siquiera momentáneamente, su sueño eternode reparto, a cambio de la limosna del sistema subsidio/PER. Este razonamiento no esraro encontrarlo entre los jornaleros más concienciados de su suerte.

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Capaces de reconocer incluso las propias trampas y corruptelas,se muestran sin embargo en desacuerdo con el discurso machacona-mente repetido de que el que se lleva mal con el alcalde no tienepeonadas, y tampoco están de acuerdo (aunque con mayor divisiónde opiniones) con la opinión de que los alcaldes consiguen los votossolo con las peonadas. Tienen claro que, en contra de una opinióninteresadamente extendida, no es El Estado, ni siquiera el Partido enel Gobierno7, quien se beneficia del sistema. Saben bien que en parteson ellos mismos quienes se benefician, pero no olvidan que losgrandes beneficiarios son los grandes terranientes, los latifundistas(sea cual sea la definición que los estudiosos hagamos del latifundio),que casi han conseguido desterrar del vocabulario político el términoReforma Agraria, logrando incluso que lleguen a escribirse, afinales del siglo XX, loas al cortijo como símbolo, nada menos, que"de la capacidad de varias generaciones de extremeños, desde laprimera desamortización hasta el último disparate antiagrario, quefueron capaces de elevarlos y elevar Extremadura con ellos"8.Generaciones que, por desgracia para esta región, se olvidaron deelevar consigo a los jornaleros que con la Desamortización perdieronla posibilidad de acceder a una tierra propia, y que después tuvieronencima que construir los cortijos y palacios para la aristocracia y laburguesía rampantes que vinieron a quedarse con la tierra. Todo estoes lo que no olvida ese jornalero, de 50 años cumplidos, que debeandar pidiendo favores, por esos cortijos, para conseguir las 60peonadas con las que tener derecho al subsidio.

Chapucillas, pajaritos y trigueros

¿En qué ocupa el jornalero el tiempo en el que no trabaja?. Eslo que intentamos averiguar con un amplio y diverso número deopciones, de las que podían elegirse todas, agrupadas en tres bloques.

El primero de ellos, que hemos llamado de ocio y tiempo libre,tenía cuatro opciones (Estar en el bar, Hacer algún viaje, Hacerdeporte y Trabajos manuales), y casi el 60% dicen no hacer ninguna

7Desde una perspectiva de Sociología Política no es inconveniente recordar que nuncaobtuvo la UCD el voto jornalero, menos aún después de diez años de repartir una masacreciente de dinero con el Empleo Comunitario.8Ver B.V.Carande, El cortijo, en DIARIO HOY, 8.XII.92, páginas de 'Opinión'.

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de ellas. En cualquier caso la que más aceptación tiene es 'estar en elbar' con el 20,5% que dicen hacerlo.

El segundo bloque lo hemos llamado actividades formativas, ytenía 3 opciones (Cursos de la Universidad Popular, Cursos dealfabetización e Ir a charlas). La aceptación es menor aún, pues el83% declara no atender a ninguna de ellas. La más realizada es ir acharlas: el 14,3% lo hacen9.

El último bloque es el de actividades productivas, con sieteopciones (Atender ganados o huertos para autoconsumo, Atenderganados o huertos para vender, Recolectar productos naturales paraautoconsumo, Recolectar productos naturales para vender, Ayudar aparientes o amigos, Chapuzas en el pueblo, Otros trabajos aparte delPER), que nos permitiese, por otra parte, un acercamiento siquierasomero a la economía sumergida.

Las actividades encuadradas en este bloque son de hecho lasmás realizadas, pues son solamente un 13,8% los que no realizanninguna de ellas. Las más señaladas son aquéllas que contribuyen ala mejora del autoconsumo, permitiendo sin duda obtener ademásuna pequeña ayuda mediante la comercialización de algunos produc-tos. Es el caso de atender huertos (44,1%), recolectar productossilvestres (35,7%) y hacer otros trabajos aparte del PER (39,8%). Lasotras actividades son realizadas, de cualquier forma, por más del15% de los entrevistados.

En conjunto tenemos que casi el 9% no realiza ninguna de las14 actividades propuestas, siendo la mujer la menos dedicada a ellas(tienen la obligación de atender su casa): casi el 30% de las mujeresno realizan ninguna de las actividades anteriores, situación en la quese encuentran solamente el 5,8% de los hombres.

9Aunque a menudo en las notas al margen del encuestador aparece la confusión delentrevistado entre charlas culturales y mitines o reuniones políticas o sindicales.

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Capítulo 13LOS QUE SALVAN LA COSECHA:INMIGRANTES Y TEMPOREROS

En un notable ensayo publicado en España en 198710, el autorde la cita de nuestro encabezamiento, Jean Pierre Berlan, advertíasobre la californialización de la agricultura europea, en el marco delas reflexiones sobre la entrada de España y Portugal en la Comuni-dad.

Este modelo, que por otro lado había sido ya apuntado enEspaña con el surgimiento de las primeras oleadas de inmigraciónagrolaboral a la zona del Maresme, aunque sin la clara definiciónaportada por Berlan, iría en la línea del desarrollo de una agriculturaultraintensiva y muy focalizada, que precisaría en los periodos decampaña una mano de obra asalariada que los propios paíseseuropeos no podrían ofrecer, esencialmente por la extensificación delresto de la agricultura, y la desaparición consecuente de los tempore-ros locales al aumentar el nivel de vida incluso en las zonas ruralesmás atrasadas.

10J.Pierre Berlan, La Agricultura y el mercado de trabajo, ¿una California paraEuropa?, en AGRICULTURA Y SOCIEDAD, nº 42, 1987, pags. 233-245

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"California es el primer productor de frutas yhortalizas de los Estados Unidos. Todo o casitodo crece en ella(...). Una tecnología puntaesconde el reverso de la medalla, esoscampamentos frecuentemente sórdidos de losobreros agrícolas migratorios, en su mayoríamejicanos, espaldas mojadas clandestinosque la policía persigue cuando se acerca elfinal de los trabajos, o braceros mejicano-americanos. Por centenares de miles, losmejicanos pasan la frontera, legal oilegalmente, para trabajar en los camposcalifornianos." Jean-Pierre Berlan, 1986

Esta nueva situación precisa obviamente de algún tipo demecanismo social totalmente seguro, que permita suministrar a loscultivadores los obreros que necesiten, y en el momento en que losnecesiten; esto es, sin que el resto del año constituyan una cargasocial o económica para las explotaciones. Son hoy los países delMagreb los suministradores de esa mano de obra, junto a colectivosde la etnia gitana pertenecientes a diversos países de la propiaComunidad. Y ello habría de generar, como preveía Berlan, unfenómeno social tan problemático y complejo como el de loschicanos y espaldas mojadas en California. La débacle social yeconómica de los países del Este ha venido a añadir un nuevomagreb al NorEste de Europa.

En general, el modelo de californialización se viene generali-zando, también en España, en todas las zonas de agricultura rica.Extremadura cuenta con al menos cuatro zonas, claramente delimita-das, que entrarían en esa categoría: las Vegas del Guadiana, la Vegadel Tiétar, el Jerte y las Vegas de Coria. Zonas todas ellas, efectiva-mente, en las que se concentra el fenómeno de la inmigraciónagrolaboral. Pero además cuenta con un extenso colectivo que,durante años, ha practicado el temporerismo, eso mismo que hoypractican en esta región marroquíes, portugueses o polacos, y que enalgunos casos aún sigue practicándolo cientos de familias extreme-ñas.

Estas aceleradas transformaciones han de afectar forzosamentea una región en la que, simultáneamente, existen, según el baremoque utilizemos para estimarlos, entre 15.000 y 30.000 paradosagrícolas, muchos de los cuales permanecen buena parte del añosubsidiados como tales parados, de un lado; y explotaciones decerezas que precisan 1.000 horas de trabajo para su recolección,dejando sólo 100 horas para resto del ciclo productivo, o grandesfincas dedicadas al espárrago que concentran el 80 % del trabajo quegeneran en un periodo de cuatro a seis semanas, por el otro lado.Lógicamente esta nueva situación provoca situaciones conflictivas yenrarecimientos en el mercado de trabajo.

Ocuparnos de todo ello se nos aparecía, por tanto, comoimprescindible. Este capítulo está dedicado en su totalidad a estacompleja problemática.

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13.1. EL TEMPORERISMO EN EL MARCO DE UNA EUROPA UNIDA

El alcance de la renovada Política Agraria Comunitaria y laentrada en vigor a partir del 1 de enero de 199311 de la "LibreCirculación de Trabajadores en la CE" ejercerán sus efectos a buenseguro en la Comunidad Extremeña de forma novedosa y difícilmen-te previsible.

Corresponde en este capítulo estimar las consecuencias queconlleva para el desarrollo agrícola de nuestra región el paso de unasituación de "prioridad del mercado nacional", en cuanto al accesoal empleo, a la de "prioridad del mercado europeo", según la cualcualquier trabajador perteneciente a un estado miembro podráacceder a un empleo, en igualdad de condiciones, en todo el territoriode la CE. Asimismo se hace especial mención al colectivo deinmigrantes procedentes del Magreb, que en los tres últimos años hasupuesto una importante mano de obra.

Extremadura, como región donde la producción agropecuariaconstituye el marco de la organización social y económica, se veráafectada directamente por la reforma de la Política Agraria Comuni-taria, en el sentido de que deberá reorientar sus produccionesajustándose a la demanda del mercado en cuanto a coste y calidad.De otra manera, y casi con total seguridad, se llegará al abandono delas explotaciones que sigan dedicándose a ciertos productoscontinentales excedentarios en el marco de la CE.

11El Consejo de Ministros del grupo europeo de Schengen admitió que los acuerdos deSchengen (Libre Circulación de Personas y Mercancías mediante la supresión total defronteras interiores) no podrían entrar en vigor por razones técnicas hasta el mes deMayo de 1993, y no en Enero como estaba previsto. Se confía en que la puesta enmarcha de los acuerdos convenzan a las tres naciones de la C.E. más reticentes(Dinamarca, Irlanda y Reino Unido) a la apertura total de fronteras. CarlosWestendorp se mostró convencido de que las dificultades aparecidas en la C.E. pararatificar Maastricht "en absoluto contagiarán el proceso de Schengen", cuyos nuevemiembros "tienen la decidida voluntad de eliminar las fronteras" mediante la creaciónde un "espacio de libertad pero también de seguridad". Entre los factores queretrasaron la supresión de fronteras interiores figura la adaptación de los aeropuertosinternacionales al nuevo sistema de control de frontera, y la puesta en marcha delbanco de datos del Sistema Informático Schengen (S.I.S.), considerado el "corazón deeste proyecto" ya que en él estará incluida toda la información sobre personas y bienesde interés para la seguridad del grupo.

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Existen actualmente sin embargo importantes producciones enalgunas comarcas de Extremadura que aún no se han visto afectadasplenamente por estas reformas, y que son las que hasta ahora hanabsorbido a la mayor parte de trabajo denominado 'de campaña'.

Tradicionalmente la recolección de estos productos de campaña(tabaco, espárrago, tomate, cereza, uva, aceituna...) ha sido desempe-ñada principalmente por trabajadores agrícolas eventuales extreme-ños, y constituían la principal fuente de ingresos para sus economíasfamiliares.

Con la instauración del Plan de Empleo Rural, como recursoaccesible que garantiza unos ingresos anuales mediante un mínimode jornadas laborales agrícolas, hemos visto en otros capítulos cómola figura del temporero extremeño se ha transformado en la de untrabajador pluriactivo, no cualificado, que dedica una parte de sutiempo de trabajo a conseguir las peonadas necesarias para obtener elsubsidio TAE, y otra parte a otras actividades, dentro de la economíasumergida, que le permitan aumentar su poder adquisitivo(recolección de productos naturales, caza, construcción, trabajos porcuenta propia...).

A esto hay que añadir la dureza en que se desarrollan las faenasdel campo cuando el régimen de trabajo es el de temporero. En sumayoría son personas con una edad superior a los cincuenta años,que necesita en muchos casos trasladarse de su domicilio durante unperíodo de tiempo, y alojarse en malas condiciones, además desoportar precariedad en sus condiciones de trabajo.

En definitiva, el trabajo de temporero ha pasado a ser conside-rado como una actividad que requiere mucho sacrificio y reportapoco beneficio12. El resultado de esta desvalorización del trabajo detemporada ha supuesto la escasez de mano de obra para muchosempresarios del campo extremeño, que se han visto abocados abuscarla entre otros colectivos. Aparece así la figura del inmigranteextranjero, que se presenta en las zonas agrarias más ricas de laComunidad Extremeña como sustituto del tradicional temporeroextremeño.

La situación geográfica fronteriza con Portugal facilita el paso y

12En realidad siempre ha sido considerado así. El cambio estaría más bien en laconsideración de que, dados unos mínimos, la sobrecarga de esta ocupación nocompensa de los escasos beneficios.

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estacionamiento de trabajadores de ese país, que se instalanprovisionalmente en nuestra Comunidad para emplearse en lostrabajos de temporada. Son en su mayoría personas que provienen decapas marginales, gitanos y temporeros procedentes de Tras osMontes, a los que se confunde a veces entre sí por las parecidascondiciones de marginalidad en que transcurren sus vidas. Lasituación no legalizada de estos portugueses ha facilitado todo tipode irregularidades en la contratación, con el consiguiente beneficiopara el empresario y las repercusiones negativas sobre las condicio-nes de trabajo, especialmente en lo que hace al precio del trabajo, delos temporeros extremeños.

Teniendo en cuenta los diversos factores endógenos y exógenosque confluyen en la estructura del sector agrario extremeño,estimamos las repercusiones laborales, sociales y económicas quepudieran derivarse de la circulación de extranjeros activos tantocomunitarios como no comunitarios en nuestra región.

13.2. LAS CAMPAÑAS AGRÍCOLAS EN EXTREMADURA.

Hemos analizado ampliamente la pervivencia en Extremadurade una figura, el temporero (o trabajador eventual del campo) que, enlas agriculturas ricas del Norte de España, prácticamente ha desapa-recido a lo largo de las últimas décadas, sustituída por los pequeños ymedianos agricultores que trabajan en sus propias explotaciones, ysolucionan las necesidades puntuales de trabajo mediante la ayudafamiliar, el intercambio de trabajo o, en los últimos años, lautilización de temporeros de otras áreas geográficas13.

13Vid. sobre La Rioja, la región agraria más dinámica del estado, A.Baigorri &M.Gaviria, El campo riojano, Cámara Agraria Provincial de La Rioja, Zaragoza, 1984,Vol. I, Introducción, pag. 8: "El análisis de clases sociales en el campo riojano esbastante sencillo: hay pocos grandes agricultores herederos de los antiguos caciques,que han ido poco a poco desapareciendo; bastantes agricultores de tamaño medio; ymuchos, la gran mayoría, pequeños agricultores. En total, los agricultores porcuenta propia suman algo más de 12.000, afiliados a la Seguridad Social Agraria.Además de eso, tenemos algo menos de 2.000 trabajadores agrícolas por cuentaajena, más envejecidos que los propietarios, y en proceso de rápida disminución.Parte de los afiliados a la Seguridad Social Agraria como trabajadores por cuentaajena son pequeños agricultores que de vez en cuando van a ganar el jornal. Estamosmuy lejos de las características del proletariado rural o el jornalero extremeño o

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Como principal oferta de empleo para este colectivo detrabajadores eventuales, Extremadura cuenta actualmente con grannúmero de campañas agrícolas. Los períodos de tiempo que com-prende cada campaña agrícola oscilan entre los diez y once meses alaño. Esto supone, teóricamente, un período de actividad agrariabastante continuado. Sin embargo, hemos de tener en cuenta queestas campañas quedan localizadas en comarcas muy específicas denuestra región, en contraste con otras zonas cuya producción radicaprincipalmente en el monocultivo de cereales y explotacionesganaderas. El ratio de trabajadores por campaña varía en función delos índices de producción, de la organización del trabajo, delmomento concreto en que se encuentre el proceso, de la mecaniza-ción o no de la recogida del producto, de los agentes climáticos... Porotro lado, según hemos visto en otros capítulos14, el trabajo de lamayor parte de las campañas agrícolas se concentra en unas pocassemanas al año.

De entre las campañas más importantes, en la provincia deCáceres tenemos las siguientes:

1. Valle del Jerte: recolección de cerezas.- La distribución dela tierra en esta zona se caracteriza por la concentración de pequeñaspropiedades. La recogida de la cereza se organiza tradicionalmentede forma familiar o con vecinos de la zona, pero se viene dandodesde hace poco tiempo un aumento progresivo de trabajadoresextranjeros, portugueses y marroquíes, que se desplazan desde lazona de Talayuela. La recogida de este producto se da en los mesesde abril, mayo y junio.

2. Comarca de Gata y Comarca de las Hurdes: recogida deaceituna.- Esta campaña tiene lugar en los meses de otoño. Larecogida de la aceituna sólo absorbe de momento mano de obra de lazona y en muchos casos no pasa de organizarse de forma familiar. Dehecho la comarca presenta los mayores índices de paro agrario de laregión, y la mayor intensidad de beneficiarios del subsidio dedesempleo y de trabajos del PER. Un alcalde llega a declarar: "Si nofuera por el PER, en la comarca se pasaría hambre"15

andaluz, que en La Rioja fue desapareciendo en los últimos 30 años."14Vid. supra, pags. 140 y ss.15Declaraciones del alcalde de Torre de Don Miguel al diario EXTREMADURA,12/IX/92, pag. 18

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3. Comarca de la Vera: frambuesa, tabaco y pimiento.- Enprimavera se desarrolla la campaña del pimiento y la frambuesa, queenlaza en mayo con el tabaco en todo su proceso de recogida, secadoy selección hasta noviembre. Este período considerable de tiempopropicia una afluencia importante de trabajadores de la provincia y laregión, que en los últimos años se comparte con la llegada detrabajadores extranjeros.

4. Comarca del Alagón: tomate, maíz, tabaco y aceituna.-Aunque la variedad de productos hace de ésta una campaña relativa-mente larga, la producción en esta comarca es de menor envergadura,por lo que la mano de obra necesaria queda renstrigida a la de lazona. No obstante también se ha detectado ya la presencia temporalde inmigrantes extranjeros.

5. Valle del Tietar y Campo Arañuelo: espárrago y tabaco.- La distribución de la tierra en estas comarcas se basa en grandesfincas, por lo que el empleo de mano de obra asalariada esnecesariamente mucho mayor. Los trabajadores que acuden a estascampañas aprovechan la recogida del espárrago y el proceso derecolección del tabaco, que ofertan muchos puestos de trabajo (seis osiete mil aproximadamente). Tradicionalmente han acudido tempore-ros extremeños que precisaban de estos trabajos para la obtención deingresos económicos, pero desde hace dos años ésta se ha convertidoen una zona caliente, donde se viene observando la afluencia masivade trabajadores extranjeros. Cada producto, espárrago o tabaco,supone diferentes tipos de trabajos en función de cada momento delproceso. El número de trabajadores y el tipo de trabajo dependerá dela fase en que se encuentre la campaña.

En la provincia de Badajoz, teniendo en cuenta las diferenciasde cultivo y los niveles de explotación, el fenómeno de las campañasofrece una magnitud distinta. Destacaremos dos campañas agrícolasprincipalmente.

1. Vegas del Guadiana, vid, tomate, fruta, maíz yespárragos.- La actividad agrícola en estas campañas la realizanprincipalmente jornaleros de los pueblos colindantes, y pequeñosgrupos familiares de trabajadores portugueses, gitanos en muchos delos casos. Estas campañas se inician hacia el final de la primaveracon la recogida de tomates, pimientos, habas y frutas, y se dan porfinalizadas en verano. La recogida de la uva tiene lugar desde finales

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de septiembre hasta el mes de noviembre.2. Tierra de Barros, uva y aceituna.- Se inicia esta campaña

con la recogida de la uva a finales de septiembre, y se enlaza enoctubre y noviembre con la recogida de la aceituna. El grueso detrabajadores que realizan estas campañas proceden, en su mayoría, delos pueblos colindantes o de la provincia. Con presencia, en menormedida, de trabajadores portugueses.

Además de estas campañas que se dan dentro de nuestra región,se observa que un contingente importante de temporeros extremeñossalen fuera de la región para emplearse en diversas campañas tantoagrícolas como en otros sectores económicos:

* Recogida de frutas y conservas en Lérida, Navarra, Huesca,Zaragoza y La Rioja

* La vendimia y la patata en La Rioja.* Patatas y remolacha en Burgos, Valladolid y Zamora.* Tomate en Toledo y Zaragoza.* Espárragos en Navarra y La Rioja.* Fresa en Huelva.* Vendimia en Francia.* Construcción en Sevilla, Baleares, Madrid, Barcelona...* Hostelería en Levante, Madrid, Baleares, Costa Brava...Se da la peculiaridad de que la gran mayoría de los trabajadores

que acuden a las campañas agrícolas fuera de nuestra región son deetnia gitana, procedentes de comarcas cacereñas, que carecen enmuchos casos de contrato de trabajo y por tanto no poseen derecho alsubsidio agrario de desempleo. Aunque también se ha detectado elfenómeno de desplazarse sólo durante el tiempo necesario paraconseguir completar las 60 peonadas que dan derecho al subsidio,habiéndose hecho públicas quejas entre los agricultores de lasregiones ofertantes de trabajo, por haberse quedado colgados en unmomento determinado de la recolección, cuando todos los miembrosde la cuadrilla beneficiarios del subsidio TAE habían alcanzado ya elcómputo de peonadas necesarias16.

16Del mismo modo, hemos detectado casos en nuestra investigación de temporerosportugueses de raza gitana que, gracias a sus complejas relaciones y estructurasfamiliares extensas, declaran que consiguen incluso hacerse con el subsidio TAE enEspaña.

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13.3. LA FIGURA DEL TEMPORERO

El Convenio del Campo define a los temporeros como 'aquéllos(trabajadores) que anualmente son contratados para actividadesdeclaradas de temporada por la autoridad laboral, que tienencarácter de cíclico y temporal'. Se distingue, no obstante, algunasmodalidades. Así, se presume trabajador fijo a todo aquel quepresta sus servicios con carácter permanente, ya sea el contratoescrito u oral. Las condiciones no se expresan explícitamente (eltiempo de contrato es la duración de la campaña; el salario, aconvenir; el horario, según las necesidades de la campaña y laexplotación). Los trabajadores de temporada adquieren la condiciónde fijo-discontínuo cuando sean llamados a trabajar dos temporadasseguidas por el mismo empresario y en la misma actividad,adquiriendo tal condición desde el inicio de la segunda temporada. Yotra modalidad es el contrato a tiempo cierto, que acoge a todosaquéllos que son contratados por escrito y por un plazo fijo ydeterminado, acogiéndose a las respectivas modalidades de lanormativa general a este respecto.

Esta definición del temporero resulta sin embargo insuficientesi queremos confrontar el perfil del temporero extremeño con laspeculiaridades características de los trabajadores temporerosextranjeros. De ahí que analicemos las condiciones en las que sedesenvuelven los trabajadores de temporada distinguiendo distintosgrupos, según su condición de nacionales o no. Esta distinción sehace necesaria en nuestro análisis para poder conocer, además de losaspectos puramente laborales de los temporeros, otros aspectos de larealidad social. Para nuestra aproximación al temporerismo extreme-ño utilizaremos el 'Estudio aproximativo a la realidad de lostemporeros en Extremadura', elaborado por Cáritas Diocesana dePlasencia17, conjuntamente con la información y observación directarecogida mediante decenas de entrevistas a trabajadores y empresa-rios en nuestro trabajo de campo.

17Carmen Luque, Temporeros extremeños: la emigración que no cesa, Cáritas,Plasencia, 1991

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1. Temporeros extremeños.

El estudio de Carmen Luque/Cáritas establece la diferenciafundamental, entre jornaleros y temporeros, en que los primerosrealizan sus trabajos en su propio ámbito familiar, social y cultural, ylos segundos han de desplazarse de su residencia habitual abando-nando su forma cotidiana de vida, afrontando especiales problemaslaborales y adecuándose a menudo a ínfimas condiciones derivadasde su situación de trasiego.

La edad de los trabajadores extremeños en campañas agrícolasoscila entre los 20 y 30 años, si bien el colectivo cercano a los 50años también es importante. El joven se inicia a edad temprana en lostrabajos de temporada por suponer unos ingresos asegurados ante lafalta de perspectiva laboral en el mundo rural y el tempranoabandono escolar. En los últimos años, sin embargo, la que aparececomo principal motivación para iniciarse en los trabajos de tempora-da es la consecución de las peonadas para poder acceder al subsidioagrario por desempleo, motivación que actúa sobre todo en padres defamilia que necesitan obtener ingresos para el resto del año, yconstituyendo en muchos casos una motivación fundamental para elabandono de los estudios18. Por regla general los temporeros no sedefinen en una profesión específica, sino que habitualmente laprofesión esta condicionada por el trabajo que desempeñan, en sumasupeditada a la oferta de trabajo que exista en el mercado en cadamomento.

Las condiciones de trabajo en las que se desenvuelven durantelas campañas agrícolas en Extremadura, ofrecen rasgos comunes.

Ámbito laboral.- En la formalización del contrato suelenpresentarse irregularidades. Existe una amplia variedad en los tiposde contratación, desde los orales que no ofrecen ningún tipo degarantías, hasta contratos de tres, seis y nueve meses. Normalmenteno se específica en el contrato la duración del mismo. En muchoscasos se firman las peonadas que garanticen el acceso al subsidioagrario por desempleo, pero luego se trabaja a destajo.

La jornada laboral depende del tipo de campaña, pero por lo

18En este sentido, se aparece como una posibilidad a considerar y debatir, para lapropia mejora de las capacidades de los trabajadores, la conveniencia de elevar la edadmínima admisible para campañas que se realicen en épocas lectivas.

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general no se respeta lo estipulado en el Convenio del Campo.Cuando se trabaja a destajo las horas extras casi duplican la jornada.No suele haber días de descanso, bien por tratarse de productosperecederos, bien por intereses comunes de empresarios y trabajado-res, si bien en algunas campañas se descansa un día a la semana. Elsalario mensual está a menudo por encima del convenio: oscilaentorno a las 100.000 pesetas, más el pago de las horas extras, que enmuchos casos no se acogen a la normativa vigente.

El transporte tampoco queda resuelto entre empresarios ytemporeros, que a menudo tampoco reciben cobertura del InstitutoEspañol de la Emigración (ya que éste solo proporciona billete y1700 pesetas a aquéllos que recorran una distancia superior a los 250kilómetros), si bien también abundan los casos quienes se desplazanal lugar de trabajo con los gastos a cuenta del empresario.

El nivel de afiliación sindical de los temporeros, a pesar delcontexto de precariedad en el que se desenvuelven en su puesto detrabajo (o tal vez por ello), es muy bajo: según algunas fuentes másdel 95% no están afiliados a ningún sindicato.

Alojamiento.- Se da una gran diversidad de situacionesdependiendo de la modalidad de campañas, de los ingresos y gastos,y de la suerte de empresario para el que se trabaje. Algunos grupos ofamilias suelen compartir casas alquiladas, que disponen de escasascomodidades. Otros se alojan en secaderos, garajes o naves cedidaspor los empresarios, o en casas situadas en las mismas fincas detrabajo, antiguamente utilizadas por los jornaleros fijos, y que les soncedidas por los empresarios. Los gitanos suelen instalarse bajotoldos, en las afueras de los pueblos, en forma de campamento. Engeneral estas condiciones se ven empeoradas por el hacinamiento.

Aspectos sanitarios.- La totalidad de los trabajadores detemporada están acogidos a la cobertura que ofrece la SeguridadSocial, salvo algún caso aislado entre gitanos. No obstante sepresentan obstáculos para los trabajadores que viven en fincasalejados de los pueblos y centros de salud, y en esos casos laatención sanitaria resulta deficitaria. Especialmente en el caso de losgitanos, no es infrecuente que, residiendo en las propias fincas,utilicen para el aseo y lavado de la ropa el agua de las acequias, conlos consiguientes riesgos de infección. Algunos trabajos puedenconllevar por otra parte riesgos de intoxicación y otros problemas de

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salud. Dependiendo del empresario algunos temporeros puedencontar con la cobertura de un seguro de accidentes.

Aspectos educativos.- El problema educativo afecta a los hijosde los temporeros, que con alguna frecuencia acompañan a suspadres en las faenas del campo. Se encuentran sin seguimientoescolar por parte de las autoridades educativas. Algunos menores sonempleados en los trabajos del campo (especialmente cuando setrabaja a destajo, por cuadrillas), y no disponen de centros educativoscercanos.

Aspectos sociales y familiares.- Común al colectivo detemporeros es la alteración de la vida social y familiar por lassituaciones que se producen. De un lado la alteración deriva delpropio desplazamiento del conjunto familiar, y de otra parte surgenproblemas también en los casos en que la dejan en su lugar deresidencia. En el primer caso se producen problemas de alojamiento,hacinamiento, ausencia de escolarización, empleo de menores... En elsegundo caso se dan situaciones de desarraigo y segregación familiar.Y junto a esta serie de alteraciones en la vida familiar, se produce undeterioro importante en las relaciones sociales, con ausencia deactividades sociales, culturales, educativas y de ocio.

2. Temporeros portugueses.

" En el Congreso celebrado en este pueblo en 20 de abril último, se acordóprohibir el trabajo de siega a destajo. Para contrarrestar estos acuerdos dos delos patrones de Torres Miguel (Sesmero) se unieron y buscaron jornaleros fuera dela localidad. En este estado de cosas, un grupo de jornaleros del pueblo sintrabajo acordó dirigirse en actitud pacífica a los forasteros que estaban segando,para hacerles entender el daño que les irrogaban..." (Diario "La Coalición", deBadajoz del 16 de Junio de 1902)

Este hecho ocurrió hace muchos años. Aquella confrontaciónentre obreros y patronos acabó con la contratación de portuguesespara la siega, o de obreros que no pertenecían a la Germinal (elsindicato anarquista que protagonizó la protesta). Casi un siglodespués, salvando las distancias, la contratación de portugueses sigueayudando a que las cosechas no se pierdan, y sigue sembrandoinquietud en los medios sindicales de los jornaleros extremeños.

La magnitud de algunas campañas agrícolas en Extremadura, la

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falta de mano de obra oriunda y la proximidad geográfica, hanfacilitado desde hace años la circulación, e incluso el asentamiento,de trabajadores portugueses en la región, que se emplean comotemporeros agrícolas. Para una aproximación a este colectivo, que seestima representa el 12% de los trabajadores extranjeros en Extrema-dura, seguiremos las pautas del análisis de los temporeros extreme-ños, con el fin de contrastar las situaciones de similitud o discrimina-ción en las que se encuentran.

En su mayoría los trabajadores portugueses que llegan aExtremadura lo hacen impulsados por motivos económicos pues,aunque aducen poder encontrar trabajo en su país de origen (actual-mente la tasa de desempleo en Portugal ronda apenas el 5%)19, lossalarios más altos que se registran en España son motivo de atracciónsuficiente para muchos portugueses que cruzan legal o ilegalmente lafrontera. De hecho, según hemos recogido en varias entrevistas ajefes de grupo, a menudo pueden sobrevivir todo el año, en suspueblos de origen, con lo que obtienen en las campañas agrícolas enEspaña. Hay que destacar su pertenencia a la etnia gitana, o susimple apariencia agitanada, que se traduce en un lastre añadido a sucondición de extranjeros y temporeros, a la que hay que añadir labarrera del idioma (no muy fuerte, en cualquier caso, por tratarse delenguas muy similares, pero importante a la hora de tratar aspectoslegales del trabajo).

Este colectivo procede principalmente de zonas cercanas a lafrontera extremeña, del área de influencia de Lisboa y en algunoscasos de la zona norte de Portugal. La movilidad que les caracteriza,circunstancia que dificulta enormemente no solo su control numéricosino también su localización, les lleva a buscar trabajo en cualquierregión. Por otro lado, resulta difícil encuadrarlos en un intervaloorientativo de edad, pues se trasladan en grupos familiares extensos:padres, hijos, mujeres, hermanos, abuelos, tíos.., por eso las edadesson tan variopintas como el colectivo en sí: desde niños de meses aancianos de 70 años. Casi desde que saben andar todos ellos sonsusceptibles de emplearse en labores agrícolas. Cuantos másmiembros de la familia trabajen mayor serán los ingresos que luegoles permitan subsistir en su lugar de procedencia. Es difícil asimismo

19Colectivo IOE, 'Los inmigrantes en España', en DOCUMENTACION SOCIAL, Nº66, Madrid, 1990

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cuantificar la proporción de hombres y mujeres del grupo; por otraparte la diferencia de sexo no es una traba, pues ambos trabajan porigual. En cuanto a su nivel de instrucción, es de analfabetosfuncionales, y en su mayoría de analfabetos totales.

En mayor medida que los temporeros extremeños, los portugue-ses, no se definen en una profesión específica y se encuentransupeditados a la oferta de temporada o a trabajos marginales(chatarra, mendicidad, venta ambulante, ferias...). En lo que hace altrabajo agrícola, asisten a los trabajos de recogida de tomate,pimiento, espárrago y vendimia, en pequeñas fincas en las quetrabajaron años anteriores o en aquellas otras donde han contactadocon otros temporeros de su país o con el mismo patrón. Las zonaselegidas por este colectivo para emplearse son las Vegas delGuadiana y Tierra de Barros en la provincia de Badajoz, y las Vegasdel Tiétar y el Jerte en Cáceres, principalmente.

Ámbito laboral.- Si ya la contratación de temporeros extreme-ños presenta irregularidades, entre los temporeros portugueses estassuelen ser más frecuentes. La única modalidad de contratación, salvoexcepciones, que se efectúa con estos trabajadores es de tipo verbal.Se contrata a destajo, se les asigna oralmente el trabajo, sin explicitarde cuántas horas constará la jornada laboral. Se trabaja hastacompletar el número de cajas que se haya determinado, o hastaalcanzar el salario asignado por día de trabajo, o el que resultesuficiente para el trabajador. El salario convenido varía de unosagricultores a otros. Esta modalidad de contrato no ofrece coberturasanitaria ni seguro de accidentes.

Muchos de estos trabajadores carecen de los permisos necesa-rios, posibilitando las irregularidades de contratación tanto por partedel empresario (eludiendo las cotizaciones), como por parte deltrabajador (pues suponen a menudo percibir unos ingresos más altosque si estuviera contratado). No hay que olvidar el bajo nivel deinstrucción de estos trabajadores, que junto al desconocimiento delidioma le hace desconocer sus derechos laborales y conformarse conla inmediatez de los ingresos. No obstante, el trabajador ofrece suconformidad, pues este colectivo en su mayoría prefiere emplearseen trabajos a destajo.

"cuanto más trabajemos, a cajas, más ganemos..." (Trabajadora portuguesa).

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Otra modalidad difundida de contratación consiste en lamediación de un temporero entre el agricultor y los trabajadores, parasu contratación en grupo. De esta gestión el enlace se beneficiapecuniariamente, es decir, percibe parte de los salarios de lostemporeros portugueses pactados de antemano:

"Los portugueses, son gitanos portugueses. Es un modo de hacer gitano, noes que sean portugueses. Me imagino que si vienen aquí unos tipos de Lisboa atrabajar, o de una ciudad, con un mínimo de conocimiento no iban a aceptar a unenganchador... Pero si tu sales de tu pueblo, sin ningún tipo de horizonte, sinningún tipo de formación, sin ningún tipo de cultura, pues bueno, joder, sabes queun tipo te ha cogido trabajo etcétera.., pues bueno sabes que únicamente eso se hadao en asuntos de gitanos portugueses y de aquí, aquí se funciona igual."(Empresario de la zona).

Esta red de mediadores ha sido denunciada públicamente por elsindicato UGT, si bien los propios portugueses entrevistadosmanifiestan que no existe discriminación económica con respecto alos temporeros extremeños por el mismo trabajo desempeñado. Perose observa cautela y reticencias en sus declaraciones, debidopresumiblemente a su condición de ilegalidad como trabajadoresextranjeros incontrolados.

En muchos casos son los menores u otros miembros del clan losque sustituyen a los adultos en las faenas, mientras tanto estos seocupan en actividades marginales, o en los descansos.

"Trabajan de forma jerárquica, trabajan ocho, dos vigilan y son ellos losque se llevan el dinero".(Encargado de una finca).

Alojamiento.- Las condiciones de alojamiento son realmentedeficientes, aunque comparten la misma situación que los gitanosespañoles. No debemos olvidar que son los gitanos portuguesesquienes parecen estar supliendo la ausencia de gran parte detemporeros extremeños, que prefieren salir a los trabajos de tempora-da ofertados fuera de la región, en los que los salarios y destajos sonmás elevados. Generalmente se alojan en construcciones que ellosmismos realizan, con una lona apoyada en cuatro palos o barrasmetálicas por único techo, con plásticos, telas, cartones, chapas,cualquier material de desecho, útil para la ocasión, por paredes. Enmuchos casos llevan también grandes furgones, que les sirven dedormitorio. Lo más habitual es que monten un campamento entre

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varias familias, que en algunas ocasiones comparten con las escasasfamilias gitanas extremeñas que acuden a estos trabajos.

El número de personas que conviven en el campamento es muyversátil. Podemos encontrar campamentos con dos o tres familias,conformados por 35 o 40 personas, hasta campamentos de 400personas que constituyen auténticos guethos. Suele asentarse en lascercanías de los pueblos, preferentemente en parajes donde hayaagua, de ahí que sea común encontrarles bajo los puentes o engrandes esplanadas. Ahora bien, en muchos casos sus emplazamien-tos están condicionados por la permisividad de las autoridades.

"Para empezar, los portugueses, gitanos portugueses, están viviendo en elcampo de mala manera. Tenemos un enorme problema con los parceleros,bastante grave, porque se ponen a lavar en las acequias. Te llenan las acequiaspor donde va el agua, te llenan todas las charcas de regadío que lógicamente elagua tiene que ser limpia, como baja de la sierra. Y te las llenan de jabón, deproductos para limpiar la ropa, o sea, que te ponen la charca con una carga dejabón y de historias... Les he ofrecido otro sitio, pero no hay manera. Llamo a laGuardia Civil, les llevamos a otro sitio, y al día siguiente vuelven a las mismas".(Alcalde de un pueblo con fuerte presencia de inmigrantes)

Las condiciones higiénicas de estos campamentos son deplora-bles. Carecen de los mínimos necesarios, agua corriente, aseos, luzeléctrica... Con todos los riesgos que ello conlleva, tanto para lapoblación de estos campamentos como para los habitantes de lospueblos cercanos donde se asientan. Este es el panorama habitual quepodemos contemplar en las cercanías de cualquier zona donde hayatrabajos de temporada, en donde hagan acto de presencia con supeculiar forma de vida. Aunque las condiciones de alojamiento decualquier temporero no son confortables, para el temporeroportugués lo son menos pues encuentran mayores dificultades paraque los empresarios le ofrezcan siquiera un secadero como residenciaprovisional. La explicación más corriente es que "vienen 20 o 30juntos, aunque solo trabajen la mitad, y no hay espacio suficientepara albergar a tantas personas". Solo una minoría de este colectivose asienta en viviendas de las finca donde trabajan.

Aspectos sanitarios.- Solo tiene derecho a asistencia sanitariaaquéllos que tengan su documentación en regla, en las mismascondiciones que cualquier temporero extremeño. Es decir, que tengancobertura sanitaria en su país y soliciten el formulario correspondien-te (E-101) en cualquier oficina de la Seguridad Social, indicado para

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desplazamientos por motivos de trabajo, vacaciones, etcétera.Aspectos educativos.- Los menores están en su mayoría sin

escolarizar, desde los recién nacidos hasta chavales de 14 a 18 añosacompañan a sus padres en sus desplazamiento a las diferentescampañas. Los más mayores, desde los 11-12 años trabajan con suspadres en las faenas del campo. Los más pequeños pululan diaria-mente por los alrededores del campamento, dedicados a la ventaambulante (venta de jerseys, toallas...) o la mendicidad. En el caso deaquéllos niños que ya estaban escolarizados en su lugar deresidencia, al llegar a Extremadura ven interrumpida su escolariza-ción, debido a las dificultades que presenta la movilidad de la familiajunto con el idioma, y la falta de infraestructura educativa para estetipo de población trashumante.

En cuanto al nivel formativo de los propios trabajadoresadultos, junto a su nulo nivel de formación, es remarcada en todoslos ámbitos su falta de interés en cuanto al aprendizaje del idioma,así como su rechazo a la participación en cualquier actividadformativa.

Aspectos sociales y familiares.- La alteración de la vidafamiliar en el caso de los portugueses no es muy acuciante, en lo quea convivencia se refiere, ya que la familia permanece unida alládonde vaya. El mayor problema lo tienen aquéllas familias quedisponen de vivienda en su país y cuando llegan aquí se tienen queadaptar a las condiciones chabolistas que se les ofrecen, privándosedel derecho a la intimidad, conviviendo en reducidos espaciosdemasiadas personas sin vínculo alguno. Por otro lado, las relacionessociales en el entorno rural en el que se desenvuelven sonprácticamente nulas. Se mantiene una relación de indiferencia entretemporeros y vecinos, y ello cuando no aparecen síntomas de rechazopor parte de los vecinos, por las malas condiciones higiénicas yestéticas en las que se ubican sus campamentos, por la acumulaciónde basuras que producen en su entorno y por la proliferación deactividades marginales que rayan en la ilegalidad.

Es necesario destacar que este colectivo se desenvuelve en unmedio apartado de la sociedad extremeña, aunque están ampliandosus relaciones con la etnia gitana extremeña, produciéndose casoscada vez más abundantes de mestizaje entre ambos. En muchos casosse trata no sólo de un instrumento para ampliar sus relaciones,

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mejorando las posibilidades de encontrar trabajos, sino que se utilizael sistema como medio para conseguir el permiso de residencia, detrabajo, nacionalidad y todo lo que ello conlleva. Algunos datosobtenidos en entrevistas directas contradicen de hecho, en parte, laimagen que transmiten de desconocimiento de las normas legales.Parece que su capacidad de aprendizaje, en estos temas, es notable,pudiendo convertirse a corto/medio plazo en uno elemento distorsio-nante del sistema subsidio/PER.

"Mi hija se ha casao con un portugue, este es su niño, y llevamos tiempoesperando que se arregle los papeles, a ver si puede cobrar el subsidio agrario.Porque nosotros lo cobramos sabe, mi marido, mi hijo y yo..." (Temporera gitanaextremeña).

3. Temporeros marroquíes.

Desde hace algunos años España esta siendo destino de unelevado número de inmigrantes musulmanes, norteafricanos (en sumayoría marroquíes), centroafricanos, de Oriente Medio y sudesteasiático. Durante este último año la llegada de este colectivo se haincrementado vertiginosamente. La entrada de marroquíes a territorioespañol es casi diaria. Ofrecer una estimación fiable del número deinmigrantes que llegan, tanto a territorio español como a territorioextremeño, es difícil, ya que en muchos casos se trata de unainmigración clandestina o en trámites de legalización, y por consi-guiente subrepresentada en las estadísticas oficiales. Estas migracio-nes masivas están impulsadas esencialmente por aspectos económi-cos, aunque intervienen también otros factores20.

Una vez en territorio español, sus cambios de residencia sonfrecuentes, dependiendo fundamentalmente de las fluctuaciones delmercado de trabajo, sobre todo entre los que se dedican al trabajo detemporada. La mayoría de los que acuden a este tipo de trabajos lohacen desde otros puntos del territorio español, y en ocasiones desdeFrancia, siendo pocos los que vienen de su país de origen.

Este colectivo, cuyo objetivo principal es conseguir un puestode trabajo, ha podido realizar su propósito en tierras extremeñas,

20Se han detectado casos de fundamentalistas del Magreb que reconocen trabajar enEspaña no para enviar dinero a sus familias, sino para financiar a movimientosintegristas de sus respectivos países.

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asentándose en el medio rural, el cual parece ser un medio menoshostil que la ciudad para sobrevivir, desempeñando un trabajo en elque se desenvuelven relativamente bien, sobre todo aquéllos quellegan desde otros puntos del territorio español y están habituados alos trabajos agrícolas duros. Este colectivo es el más elevado dentrodel volumen total de trabajadores extranjeros que llegan a Extrema-dura.

Se han contabilizado, hasta el 15 de mayo de 1991, 1.087solicitudes para regularizar la situación. Sin embargo, la cifra real demarroquíes en Extremadura es muy superior. Durante las campañasagrícolas del año 1992 se han dado estimaciones de entre unos 5.000y 7.000 trabajadores extranjeros de origen musulmán, en su mayoríamarroquíes, en los campos extremeños en busca de un empleo. Deeste número, es casi imposible conocer cuántos son legales oilegales.

Si bien el flujo de inmigrantes marroquíes en los trabajos delcampo ha supuesto un fenómeno reciente para la sociedadextremeña, que ha comenzado a acogerlos hace tan solo dos años, sudesplazamiento no ha cogido de sorpresa a todos los sectoresextremeños, ya que en algunos casos han sido los mismosempresarios los que han contactado con ellos. Podemos decir quehasta cierto punto ha sido un fenómeno de reciprocidad. Losmagrebíes necesitan trabajo, y los empresarios de las zonas afectadasdisponen de una mano de obra dócil imprescindible para sacar lascampañas adelante.

"Aquí ha habido que recurrir a la mano de obra extranjera, marroquí,argelina, como he tenido yo el año pasao por escasez de mano de obra de la zona.Escasez que imagino yo, no estará reñida con que haya en el INEM apuntaos unaserie de personas en demanda de estos empleos ¿no?. Pero aquí a la hora decosechar y demás, pues no, no hay gente... Este ha sido el motivo de que se hayanido instalando marroquíes, portugueses ..." (Empresario de la zona).

Las edades de este colectivo oscilan entre los 20 y los 35 años.Es un grupo de edad característico de las migraciones internaciona-les, no sólo porque los jóvenes se adaptan con mayor facilidad, sinoporque estando más cerca del comienzo de su vida activa puedenaprovechar más rápidamente las nuevas oportunidades. A esto hayque sumarle las duras condiciones que tienen que soportar hastallegar a territorio español. Por esa misma razón son comúnmente

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hombres los que se desplazan desde su país de origen. Ellos mismosdeclaran que suelen desplazarse solos por el peligro físico quesupone atravesar la frontera y el elevado desembolso económico, queno pueden afrontar.

Este colectivo no es homogéneo en cuanto a nivel de cualifica-ción, pudiéndose discernir al menos cuatro grupos diferenciados. Losanalfabetos totales representan una minoría; hablan árabe o su lenguavernácula (si proceden de otros países musulmanes), pero no sabenleerla ni escribirla. Tampoco los analfabetos funcionales representanel grueso del colectivo; estos ya saben leer y escribir el árabe o sulengua vernácula, y suelen tener un conocimiento básico del francés.El grueso de la población inmigrante cuenta con estudios primarios.Y hay también un fuerte núcleo entre los temporeros marroquíes quetienen estudios medios e incluso superiores. En algunos casos hantenido que interrumpir su formación superior para partir de su país enbusca de los ingresos económicos necesarios para subsistir ymantener a la familia, o por motivos político-religiosos. Dominan elárabe o su lengua vernácula junto con el francés. Algunos inclusohablan el inglés o el alemán, y encuentran escasas dificultades paradefenderse con el castellano.

Un fenómeno que caracteriza a este colectivo, es que engeneral, y con independencia de la formación alcanzada, se adaptanal idioma y al medio, esforzándose por aprender como mínimo ahablarlo. Dan muestras de solidaridad entre ellos a la hora decomunicarse, enseñándose unos a otros.

Ámbito laboral.- Aunque se dan casos de irregularidades en lacontratación y el salario, las padecen sobre todo los ilegales. En elcaso de los trabajadores marroquíes que han legalizado su situaciónlas irregularidades son menores que en el caso de los trabajadoresportugueses. De cualquier modo encuentran, en general, numerosastrabas administrativas a la hora de regularizar su situación, aunquebuen número de ellos han cumplido los requisitos de residencia ytrabajo para acceder a una situación estable de legalidad.

Se emplean normalmente en grandes fincas, en su mayoría en lacomarca del Tiétar y Campo Arañuelo, fundamentalmente en lascampañas del tabaco y el espárrago. El número de trabajadoresdepende de la extensión de las fincas. Las hay que ocupan a unos 120trabajadores, y en las de mayor extensión se ocupan hasta 600.

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Suelen acudir a las fincas donde se emplearon el año anterior, yalgunos han conseguido ya instalarse durante todo el año (puedenencontrarse tractoristas, algún encargado, regadores, obrerosagrícolas), considerados como trabajadores fijos acogidos alconvenio del campo. Podemos encontrar otros modelos de contrata-ción, fijo-discontinuo y a tiempo cierto, según lo establecido en elconvenio del campo.

El salario depende del empresario. Se puede cobrar por horas, osegún el salario establecido en el Convenio del Campo, desglosadode las horas extras. Precisamente en este punto es donde se reiteranlas irregularidades. Es fácil entender la conformidad que demuestranestos trabajadores ante las condiciones que se les ofrecen en lasfaenas agrícolas en el campo extremeño, si tenemos en cuenta queactualmente el salario en Marruecos por jornada de nueve horasasciende a 326 pesetas, no hay Seguridad Social, y no se aplicanconvenios laborales.

Es interesante señalar que un porcentaje elevado de losinmigrantes marroquíes que están en Extremadura trabajan habitual-mente, aunque sea en condiciones irregulares. Podemos arriesgarnosincluso a proponer, como hipótesis a contrastar, que se da una tasa dedesempleo menor entre los inmigrantes que en la media regional.

Alojamiento.- Comparten problemas de alojamiento con elresto de trabajadores de temporada, aunque se pueden distinguir dosgrupos en cuanto a dificultades de alojamiento se refiere. Existe unsector de trabajadores marroquíes que han conseguido asentarse enlas zonas de regadío principalmente, como trabajadores fijos delcampo, aunque su contratación no sea con carácter indefinido. Seemplean en las propias fincas como caseros, obreros cualificados,manijeros, tractoristas... desempeñando las faenas que años atrásrealizaban familias extremeñas que residían en las fincas, y que hoyhan cambiado su lugar de residencia a núcleos rurales o urbanos.Ocupan las "casas" donde antes residían estas familias, infravivien-das, generalmente con pequeñas habitaciones que comparten entrecuatro o cinco jóvenes. Disponen de luz y agua corriente, común-mente un solo grifo. En el mismo espacio comen, se asean ydescansan, siendo inusual que dispongan de un cuarto de baño,aunque siempre hay excepciones.

El resto de trabajadores marroquíes difícilmente dispone de las291

condiciones expresadas anteriormente por diversos factores. De unlado está el hecho de que, en épocas de campaña, el número detrabajadores que llega a Extremadura es tan elevado que no puedenser alojados en las fincas porque las "casas" no reúnen los requisitosmínimos, ni de espacio ni de comodidades para albergar a tantaspersonas. Por otra parte, en los pueblos colindantes a las fincas losvecinos no se prestan para alquilarles una vivienda, y aunque asífuera no se dispone del número de viviendas necesario para albergara tantos trabajadores. Lo mas usual en estos casos, y si hay suerte, esacceder a los antiguos secaderos de tabaco, donde instalan su colcho-neta o manta, si es que disponen de ella; de lo contrario duermen a"pelo".

Los mayores problemas de alojamiento surgen en los momentosde precampaña. Muchos de ellos llegan unas semanas antes de queden comienzo las campañas, con el fin de contactar con los empresa-rios u otros temporeros para conseguir un puesto de trabajo. Otroshan trabajado en la campaña del espárrago y esperan a que décomienzo la del tabaco, en este impás no disponen de ningún tipo dealojamiento. En algún término municipal (como Talayuela), elAyuntamiento ha habilitado un antiguo secadero, en el que se haninstalado algunas camas donadas por los vecinos, donde se lespermite pernoctar, haciendo turnos para dormir porque no hay camaspara todos. En otros casos, algunos de los compatriotas que residenhabitualmente en la zona, o algún vecino, les ceden una nave o garajedonde poder guardar un colchón y sus efectos personales, pero lanoche hay que pasarla entonces en la calle.

El resto de trabajadores del campo que esperan encontrar unempleo durante las campañas agrícolas los encontramos vagando porlas carreteras, pernoctando en los campos o aledaños de los núcleosrurales más cercanos. Cualquier sitio es bueno para descansar yasearse, dadas las circunstancias.

Aspectos sanitarios.- Aquellos que poseen su documentaciónen regla disfrutan de cobertura sanitaria como cualquier temporeronacional. Pero el amplio colectivo de ilegales no puede acceder aesos beneficios sociales. En el caso de presentarse problemas desalud de escasa importancia se las arreglan personalmente. Si elproblema es de importancia, o se trata de una urgencia, acuden acentros de salud u hospitales bajo algún nombre falso, o con la

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documentación de algún compañero legal. Sólo un escaso número delos ilegales disponen de seguros privados.

Aspectos educativos.- Aquellos que poseen una formaciónmedia o superior se esfuerzan por aprender a leer y escribir elcastellano, aunque no ocurre lo mismo con los que poseen un nivelde instrucción bajo. Procuran asistir incluso a clase, aunque el únicocentro que imparte clases de castellano es Talayuela Acoge, y aúnmuchos de los instalados en ese municipio residen a distanciasconsiderables del núcleo urbano de Talayuela. En muchos casos seorganizan entre ellos para impartirse algunas nociones de castellano.Por lo demás, al viajar solos en su mayoría, no tienen que preocupar-se de sus menores. Cuando consiguen la legalización, y un empleoestablece, algunos traen a sus familias, y escolarizan a los niñosnormalmente, siguiendo así la tónica que ya ha podido observarseaños atrás en otras comarcas agrarias españolas.

Aspectos sociales y familiares.- La alteración de la vidafamiliar y social es notable. En el continente africano están operandonuevos factores determinantes que están llevando a los africanos (ennuestro caso la mayoría marroquíes), a grandes distancias de sushogares rurales o urbanos, pero con frecuencia se les impideconvertirse en miembros estables de la población laboral.

La segregación familiar es uno de sus principales problemas.Han salido de su país de origen con el fin de conseguir sustentoeconómico para ellos y su familia, y casi en su totalidad envíandinero periódicamente a sus hogares. Muestran gran interés porresolver esta situación. No tienen esperanza en que las condicionesde su país cambien en un breve período de tiempo, y como solución acorto o medio plazo ven más factible intentar el traslado de susfamilias.

"Quedarse en Extremadura a trabajar y a vivir, sí. Sí, porque aquíbásicamente no hay... O sea, las labores de las fincas, quiero decir que estánbastante integrados, no sé si me explico, que no es como estar en una gran ciudadque a lo mejor esta más estratificado o esto o lo otro y hay un mayor rechazo. Peroaquí prácticamente se comparte todo, es un ambiente rural. Lo que pasa es que meimagino que a nivel familiar de hijos, esposas y tal están muy apegaos a sutierra... Pero intentan instalarse aquí. De hecho, los que están en la finca estánarreglando sus papeles (los que no los tienen), algunos con el fin de podertrasladar a la familia..." (Empresario de la zona).

"Yo tengo trabajo, yo permiso de residencia no me lo dan. Entonces nopuedo salir a mi país a ver mi familia. Si salgo no puedo entrar. Mi familia notiene dinero para venir aquí. Chica ¿Tu sabes que hacer para traer mi familia

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aquí, mi madre, mi padre, mi mujer?. Yo tengo abogado en Madrid, cuesta muchodinero a mi, pero no, no..." (Inmigrante marroquí).

El mayor problema para poder visitar a sus familias, además deleconómico, es que en muchos casos sólo disfrutan del permiso detrabajo, pero carecen del de residencia. Como consecuencia si salende territorio español por cualquier causa no pueden volver a entrar. Yel proceso inverso, que sus familiares puedan visitarles, resulta casiimposible debido a los requisitos que se les exigen: Acta notarial deun español o de un extranjero residente legal o acreditado en España;Certificado original policial del invitante extranjero expedido por laautoridad española; Acreditación del vínculo familiar (líneasascendente y descendente); Disponibilidad de medios para la estanciaen España a razón de 5000 pesetas por persona y día, con un mínimode 50.000 pesetas y según la duración de la estancia... Materialmenteles resulta muy difícil cumplir los requisitos exigidos. Así, la víautilizada más frecuentemente para poder entrar en territorio español,es arriesgar la vida en las pateras que llegan a nuestras costas demodo ilegal.

Las relaciones sociales dependen en muchos casos de las zonasdonde se hayan asentado, del grado de aislamiento de las fincas, y dela solidaridad de los vecinos oriundos. Se da un factor importante desolidaridad entre compatriotas, para ayudar a aquéllos que noconsiguen emplearse. Si conviven en un núcleo rural más o menosgrande asisten a actividades educativas (los más interesados), a losbares, piscinas, etc. Este grado de integración es muy posible quevaríe, es decir, mientras han sido necesarios, los problemas con losvecinos han sido escasos. Sin embargo, este año (1992) que laproducción ha sido menor, y han llegado más trabajadores marro-quíes de los que se podían absorber laboralmente, los brotes dexenofobia han comenzado a aflorar.

4. Temporeros polacos

Constituyen el tercer colectivo de trabajadores extranjeros quese emplean en las faenas del campo extremeño. Es difícil estimar elnúmero de polacos que existen en nuestra comunidad: en 1991 sepresentaron tan solo 28 solicitudes para regularizar la situación, pero

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los diversos agentes sociales tienen constancia de que existe unnúmero mayor en la región. Su problema es no cumplir con losrequisitos exigidos por el Estado español. En muchos casos hanpasado la frontera a pie. Se muestran extremadamente reticentes a lahora de ser consultados, entrevistados o ante cualquier tipo deacercamiento de personas interesadas en su situación.

Las motivaciones que dicen haberles traído a Extremadura sonde tipo político, tras los cambios acontecidos en su país, aunque lacausa principal hay que buscarla, en la mayoría de los casos, en losproblemas económicos que en la actualidad atenazan a los países delEste. Las edades de los trabajadores polacos oscilan entre los veintey treinta años, casi en su totalidad varones, y su grado de instrucciónes alto (un elevado porcentaje poseen titulación media o superior).

En general, el asentamiento de este colectivo en la Comunidadextremeña es un fenómeno provisional, ya que su fin último es poderregresar a su país de origen, mientras que en otros casos se trata deun proceso de emigración por fases, en el que su destino últimoserían los Estados Unidos. Uno de sus principales problemas son lasmúltiples dificultades con las que se encuentran a la hora de enviardinero a sus familiares, por la inexistencia de convenios entre su paísy la banca internacional.

Sus condiciones laborales, sanitarias o de alojamiento son máso menos similares a las del resto de trabajadores extranjeros, aunqueel análisis de las condiciones en las que se desenvuelven, sería unanálisis sesgado, por la falta de testimonios directos de este colecti-vo. Los dos grupos de trabajadores polacos a lo que nos hemosacercado, y en los que el interlocutor ha sido siempre un cabecillaque no dejaba intervenir al resto del grupo, se han negado rotunda-mente a colaborar. Sus palabras, en un castellano claro, fueronsuficientemente explícitas sobre las dificultades que atraviesan:

"Nosotros tenemos muchos problemas. No nos interesan los vuestros."

13.4. RELACIONES CON LOS AGENTES SOCIALES

Hemos tratado el temporerismo distinguiendo entre los

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trabajadores nativos de la región extremeña y los originarios de otrospaíses. En general puede decirse que todos comparten una situaciónbastante similar en cuanto a condiciones de trabajo, precariedad enlos contratos, alojamientos, falta de información y formación,desatención sindical y de otras instituciones, problemas de integra-ción, etc.

Pero frente a esas problemáticas compartidas, propias deltemporerismo, aparecen diferencias en cuanto al tipo de relacionescon los diferentes agentes sociales que están -o debieran estar-implicados directamente en este fenómeno socioeconómico. Unagran diversidad de intereses determinan negativamente a este grupoprofesional, en contraste con otras ocupaciones. Si la figura deltemporero adolece de su no reconocimiento como una actividadlaboral necesaria en la agricultura extremeña, la situación se agravacuando el trabajador de temporada es desempeñado por extranjeros.

Los Empresarios

Este colectivo se sitúa en un continuum, desde el empresariocumplidor de todos los requisitos legales en la contratación, hastaquienes abusan de su situación de poder21.

Para los empresarios, diversos factores contribuyen en laelección de emplear trabajadores extranjeros. Estas serían susrazones: a) falta de mano de obra del país; b) la mano de obraoriunda que se encuentra en Extremadura se ha vuelto muy exigente;y c) muchos de los trabajadores que se encuentran en la zona, seprestan a trabajar siempre y cuando no se les dé de alta en laSeguridad Social (sería el caso de muchos trabajadores acogidos alSubsidio TAE).

Los trabajadores del campo extremeño difieren, sin embargo, delas alegaciones de este sector empresarial, y argumentan: a) que em-plear trabajadores extranjeros en muchos casos es más barato, ya queno se les paga según lo establecido por el Convenio del Campo, sinopor debajo; y b) que los trabajadores extranjeros están en una mediade edad más joven que los trabajadores de temporada que tradicio-nalmente se han empleado en las campañas, lo cual supone para los

21Estos últimos, es necesario constatar que no nos han abierto sus puertas por temor aque se diese a conocer la situación en que se encontraban algunos de sus trabajadores.

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empresarios un mayor rendimiento.Ambas versiones son contradictorias, y a ninguna de ellas le

falta su parte de razón cuando exponen, en unos casos, que es difícilla contratación de trabajadores extremeños, y en otros casos que esmás rentable la contratación de trabajadores extranjeros. La cuestiónes que en el devenir de estos acontecimientos, el número detrabajadores extranjeros que se emplean en las faenas del campoaumenta sin tener visos de cesar, y las partidas presupuestarias delsubsidio TAE y el PER siguen aumentando de año en año (en menormedida el PER), planteando una situación socioeconómica insosteni-ble a medio plazo.

Aunque en la teoría todos los trabajadores extranjeros queacuden a emplearse en el campo tienen las mismas oportunidades, enla praxis esto no es cierto. Existe un gran número de empresarios queseleccionan la mano de obra que van a emplear en sus campañassegún la procedencia de los mismos. Así, hay un sector empresarialque contrata preferentemente mano de obra marroquí, y prefieren nohablar siquiera de lo trabajadores portugueses, aduciendo que lacontratación de los mismos solo conlleva problemas de distintaíndole: se desplazan familias enteras, aunque sólo trabajen unoscuantos miembros; no están habituados a los trabajos agrícolas; no secomprometen a finalizar el trabajo, tanto si llega otro empresario queles ofrece un salario más alto, como si ellos consideran que hanconseguido ya los ingresos suficientes para mantener a su familia porun tiempo; y son los trabajadores que más protestan.

"No los quieren. No los quieren. La gente de aquí se va apañando con gentede la zona y los marroquines. No quieren portugueses, los utilizan como últimorecurso, pero a la vez el que los coge tiene problemas con ellos, porque igual loscontrata, y esta contando con ellos y a los dos días dice pues ahora me voy, porcualquier historia." (Encargado de una finca).

Por el contrario los marroquíes, según este mismo sector deempresarios, no presentan tantas dificultades, pues llegan solos, sinfamiliares; la mayoría se han empleado anteriormente en faenasagrícolas en otras zonas de España, es decir ya tienen experiencia; secomprometen, siempre que se les pague lo que corresponde, afinalizar el trabajo iniciado (cuanto más tiempo trabajen, más ganany más dinero pueden enviar a sus familiares); y, sobre todo, muestranun grado mayor de conformidad con las condiciones laborales que se

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les ofrecen (esta actitud suele caracterizar al colectivo de trabajado-res marroquíes, pero en muchos casos se debe exclusivamente altemor de quedarse sin empleo y ser devueltos a su país).

Existe otro sector empresarial que emplea temporeros marro-quíes o portugueses indistintamente. Su problema es sacar lacampaña adelante, y quién lo haga es lo de menos. Incluso hemostenido noticia de empresarios que se desplazan a otras zonas del país,donde existen bolsas de inmigrantes desempleados, para organizarcuadrillas dispuestas a realizar las faenas de recogida. También sonconocidas públicamente redes de conexión entre temporeros que hanhecho de mediadores para la contratación y entrada en el país declanes familiares portugueses.

"... Los portugueses de los mercedes, que tenían un grupito aproximada-mente de unos veinte ... Vivían como marqueses, claro... Cogían a estos veinteseñores, se los metían a dos o tres parcelas, los cogían y cobraban un jornalnormal: 3.000, 3.500, 4.000 pesetas, en fin lo que quedaran ajustao, de forma quelos que estaban trabajando no sabían lo que ganaban ni lo que recibían, nada.Ellos cogían ese dinero, les daban 1.000 pesetillas al hombre y allá te las apañes".(Alcalde de la zona).

Frecuentemente estas irregularidades se producen contrabajadores que carecen de permiso de trabajo o de permiso deresidencia, o incluso de ambos (la ley especifica que son necesariosambos permisos para emplearse). Es en estos casos donde mayornúmero de irregularidades se producen, por intereses comunes entreempresarios e inmigrantes. Los trabajadores ilegales no desconocensu situación, y saben que la única forma de poder emplearse escobrando por debajo del convenio y aceptando las condiciones que seles ofrezca. Por otro lado los empresarios se aprovechan de estasituación, incrementando sus beneficios, aunque para ello tengan quecamuflarlos ante las autoridades pertinentes, exponiéndose a fuertessanciones.

Según la versión de ciertos empresarios, esto ocurre cada vezmenos, ya que es muy arriesgado22, y suele ser más frecuente entrelos pequeños empresarios que están menos expuestos a la vigilanciade las autoridades competentes. Es simplemente una versión. Dado elnúmero de inmigrantes que han solicitado regularizar su situación

22En las campañas de 1992 han sido frecuentes las sanciones administrativas aempleadores de inmigrantes ilegales, especialmente en las zonas del Jalón (Zaragoza),Fraga (Huesca) y Lérida, con importes a veces superiores al medio millón de pesetas.

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(unos 1.400 aproximadamente), contabilizando las denegaciones ycalculando que en las campañas se emplean unos tres mil trabajado-res (si consideramos que enlazan unas campañas con otras), lascuentas no cuadran. Lo que hace suponer que el número de irregula-ridades es elevado y que sea quizá en las fincas de mayor extensióndonde se produzcan, por la dificultad de control derivada de la propiadispersión en el territorio de la finca de los secaderos y viviendasutilizados como alojamiento.

Un problema común que se les presenta a los empresarios yencargados con los trabajadores extranjeros es el idioma. En algunasocasiones tienen que recurrir a algún trabajador que haga detraductor y dé las órdenes correspondientes para la ejecución deltrabajo.

En las relaciones laborales entre patrón y obrero, destacansignificativamente las buenas relaciones que se establecen con lostrabajadores marroquíes, llegando incluso a ocupar algún cargo derelativa responsabilidad, en contraposición con la desconfianza quemuestran frente a los trabajadores portugueses.

Las organizaciones sindicales

Las situaciones de explotación, marginación laboral, bajossalarios, falta de seguridad social, eventualidad, horarios incontrola-dos..., son algunos de los hechos principalmente denunciados por lasorganizaciones sindicales acerca de la situación en la que seencuentran los inmigrantes agrícolas en nuestra región.

Hemos de considerar que el fenómeno de la llegada deinmigrantes extranjeros al campo extremeño ha causado en lossindicatos un fuerte efecto de sorpresa, debido a lo explosivo delfenómeno (muchos y muy repentinamente). Puede decirse que aúnestaban ocupándose de los problemas de los emigrantes extremeños,cuando han debido aprender a trabajar con inmigrantes.

A ello se añade que sólo un bajísimo número de trabajadoresextranjeros mantiene contacto con alguna organización sindical y elnúmero de afiliados no es representativo. Según entrevistasrealizadas a estos trabajadores, desconocían incluso la existencia deestas organizaciones de cara a solicitar información o apoyo laboral.

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Por otra parte muestran gran desconfianza para recabar ayuda, antesu situación irregular en el país, su temor a ser considerados por losgrupos sindicales como competidores desleales de los trabajadoreslocales, y su miedo a la repatriación. En principio, la actitud de losinmigrantes hacia los sindicatos es más de temor que de confianza,por cuanto ellos contribuyen a rebajar las condiciones laborales quelos sindicatos pretenden mejorar.

Sin embargo, en los últimos meses se observa que los sindicatosestán asumiendo su carga de corresponsabilidad en lo que se refiere alas deficiencias laborales que padecen estos trabajadores. ComisionesObreras ha lanzado en el verano de 1992 una campaña de ayuda enfavor de los trabajadores extranjeros. Esta central ha elaborado unestudio sobre la situación de los inmigrantes de la zona de CampoArañuelo, exigiendo de la Consejería de Emigración y Acción Socialuna política de integración que evite el racismo y ayude a estosinmigrantes. Desde 1991 trabaja también en contacto con laIntersindical portuguesa, con el objeto de unificar criterios y posturasfrente a esta problemática

La Unión General de Trabajadores, por su parte, en el pasadoaño 1991 denunció públicamente la existencia de una red de engan-chadores de trabajadores portugueses, que operaban comointermediarios entre el empresario y los trabajadores, obteniendo dedicha operación una parte del salario del temporero (en algunasocasiones esta cantidad suponía la mitad del jornal). Al igual que aCC.OO., el fenómeno les ha pillado en parte desprevenidos, ytodavía en 1991 podían leerse manifestaciones de sus líderesexpresando temor "por la llegada de los portugueses"23, no sólo porsu impacto en el mercado de trabajo agrario, sino también en otrossectores como la hostelería, la construcción o el comercio24.

En cualquier caso, estos intentos de acercamiento por parte delas centrales sindicales resultan insuficientes desde la óptica delinmigrante, que en general no sabe a quién recurrir.

23"No estamos en contra de los portugueses -declaraba el secretario regional de UGT,Antonio Rosa, al diario EXTREMADURA el 11/IX/91- sino de que éstos acepten delos empresarios extremeños condiciones laborales inferiores a las establecidas en losconvenios de cada sector".24Durante las campañas agrícolas del año en curso este sindicato ha conseguidoinfiltrar a uno de sus afiliados entre los trabajadores portugueses, haciéndose pasar poruno de ellos, con el objeto de conocer más a fondo la realidad que rodea a éstos.

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Organizaciones no gubernamentales y grupos solidarios.

La movilidad y dispersión que presentan estos colectivos detrabajadores hace difícil diseñar alguna estrategia de actuacióncontinuada por parte de las ONG y otros colectivos solidarios. A suvez, el amplio radio de acción en el que se mueven en nuestracomunidad, y por residir la gran mayoría de ellos en el medio rural yen grandes fincas, dificulta el trabajo de seguimiento y apoyo decualquier organización que se interese en ello. En fin, el propio tejidoasociativo de la Comunidad Extremeña resulta a todas lucesinsuficiente para hacer frente a una problemática que se presentacomo nueva y desconocida hasta ahora, y frente a la que a menudono se sabe cómo reaccionar, ni en qué dirección actuar.

Los trabajadores extranjeros que se ubican en las cercanías deltérmino municipal de Talayuela tienen como única referencia a laasociación Talayuela Acoge, compuesta por religiosos y voluntarioslaicos, a los que se ha sumado la dedicación de algunas personas delpueblo. Esta asociación les ofrece clases de castellano, comidas paralos advenedizos, actividades de ocio... Y ponen a su disposición losservicios de un abogado que les ayuda a tramitar sus papeles.

Es precisamente la tramitación de los permisos de residencia eltema en el que más interesados se muestran los magrebíes, invirtien-do a veces para ello grandes sumas de dinero en "un abogado enMadrid" que les informa y les prepara interminablemente la docu-mentación.

"Los marroquíes son los más insistentes. Recurren una y otra vez ante ladenegación de sus permisos. No se cansan. Tampoco les queda otro remedio, antesde volver a su país intentan agotar todas las posibilidades. Pero tienen difícilsolución. Es una manera de alargar el proceso." (Empleado del IEE).

Son los trabajadores marroquíes los que frecuentan asiduamentelos locales de Talayuela Acoge. El 80% de los registrados sonmarroquíes y el 20% restante se reparte entre portugueses, polacos,argelinos e incluso dos italianos. Los portugueses son los que semuestran más indiferentes al apoyo que se les pueda brindar desdeesta casa de acogida, presumiblemente por encontrarse cerca de supaís y tener confianza en que su estancia en la región es respetada.

Actualmente, sin embargo, esta asociación se encuentra con301

grandes dificultades para hacer frente a la demanda de ayudajurídica, de alojamiento y manutención, y otros recursos por falta deapoyo por parte de la administración u otras instancias.

En cuanto a otras organizaciones no gubernamentales conmayor cobertura para asumir ciertos aspectos de la problemática deestos colectivos se echa en falta la presencia de Programas paraAyudas en "Situaciones de Emergencia" con que cuentan algunaspoderosas ONG, como Cáritas o Cruz Roja.

En el momento de cerrar este informe aparecen noticias en laprensa regional sobre la formación de una comisión de notables, enCáceres, formada fundamentalmente por dirigentes políticos, que traslas declaraciones del presidente extremeño en defensa de losinmigrantes se ha comprometido públicamente a interesarse por susituación, y a poner en marcha los mecanismos necesarios paramejorar sus condiciones de vida.

Comunidades vecinales.

Hasta la fecha la acogida de los agroinmigrantes en las zonasrurales ha sido grata, salvo excepciones, en la medida en que estamano de obra ha supuesto un respiro para salvar buena parte de lascosechas. Además prácticamente toda la población de estos núcleosse halla directa o indirectamente vinculada económicamente a estasproducciones agrícolas.

La población ha configurado ya su propia concepción, bastantehomogénea, acerca de los trabajadores extranjeros, que nuevamentedifiere según se trate de portugueses o marroquíes. El colectivo detrabajadores marroquíes es acogido cordialmente. Se mantiene laimagen de personas necesitadas y trabajadoras a las que hay queprestar ayuda a través del empleo. Son conscientes de las largasdistancias que han de recorrer para venir a trabajar, y los peligros quepor ello corren. Son "formales", porque no consumen alcohol y sonmuy respetuosos y agradecidos, lo que les propicia un trato afablecon los vecinos.

Los trabajadores lusitanos que se asientan en las afueras de losnúcleos rurales, sin embargo, son considerados como personas cuyapresencia no resulta grata para el vecindario. Son asociados continua-mente con actividades "delictivas" y con una forma de vida "insana

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y peligrosa". Son, cuando menos, inquietantes.La presencia de trabajadores extranjeros en las zonas donde se

desarrollan las campañas confieren al entorno un carácter exótico,con una rica mezcla de razas y culturas. Es curioso observar laconcurrencia de trabajadores marroquíes por caminos y carreteras dela zona. Campamentos de portugueses al cobijo de una alameda o unpuente... Y escondidos junto a algún río un grupo de polacos que sealojan en "cómodas" tiendas de campaña y coches de fabricaciónoriental, que solo abandonan para ir al trabajo y algunos de ellos paraembriagarse en el bar más cercano.

Mientras haya trabajo en el campo extremeño estos grupos deextranjeros serán bien recibidos, si saben adecuarse al medio yrespetan las costumbres comunitarias. Sin embargo, comienza ahacerse molesta e inquietante la presencia de aquellos que noconsiguen un empleo y pululan diariamente por las calles de lospueblos "sin oficio ni beneficio".

Algunos vecinos dan alojamiento y comida a los trabajadores dela zona. Se ofrecen a escribirles y enviarles el dinero a sus familias; ala vez que ofrecen su domicilio para que reciban la correspondencia.Les ceden naves donde poder alojarse y guardar sus efectospersonales. A pesar de todo ello resulta evidente la falta de espaciofísico e infraestructura de viviendas o albergues donde poder alojar aestas personas.

Instituciones Públicas

Hasta la fecha, resalta el grado de "desconocimiento" que de laproblemática han dado muestras las correspondientes administracio-nes. Y es evidente que al final son las administraciones locales lasque han de hacer frente a una cuestión ajena en principio a suscompetencias, viéndose desbordadas por la envergadura del fenóme-no e indecisas ante las medidas a adoptar.

Es difícil tener conocimiento del número de trabajadoresextranjeros que previsiblemente puedan llegar a las campañasagrícolas. En esto influyen factores de todo tipo, desde las fluctuacio-nes propias del mercado de trabajo interno de la región, la produc-ción de las cosechas, factores climatológicos además de otrosfactores coyunturales. En ocasiones llegan muchas más personas de

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las que pueden ser empleadas, que no han de pasar por ningúnregistro. Conocer exhaustivamente el número de trabajadores legalese ilegales y su país de origen resulta casi imposible para las propiasinstituciones responsables de controlar el fenómeno de lainmigración en nuestro país y región en concreto, más aún paranuestra investigación debido a situaciones de clandestinidad y elcomponente de desconfianza que se nos presenta. Si en quinientosaños el Estado español ha sido incapaz de conocer, en momentoalguno, el número exacto de gitanos, forzoso es reconocer ladificultad de contabilizar este nuevo fenómeno interétnico.

Estas dificultades distorsionan, sin duda, la magnitud de laproblemática, de cara a una actuación definida por las administracio-nes públicas. Es de señalar la despreocupación hasta ahora demostra-da ante el fenómeno de la afluencia de extranjeros a los trabajosagrícolas de nuestra región.

Las instancia públicas educativas no alcanzan a estos gruposque requieren una espacial formación básica, y que en muchos casosellos mismos demandan (idioma, costumbres, cultura, región...), quefaciliten aspectos integradores en el trabajo y en la convivencia. Laausencia de recursos educativos allí donde se localizan las campañasagrícolas tienen su principal incidencia negativa en el colectivo detrabajadores portugueses, que se encuentran totalmente desasistidosen cuanto a la educación y apoyo escolar para los menores quesiempre les acompañan. Se da entre los menores portuguesesresidentes habitualmente en las zonas agrícolas de Extremadura unasituación de absentismo y desescolarización que produce un desfaseeducativo difícilmente superable25. También los trabajadores adultosportugueses requerirían una formación mínima que facilite suinserción.

Los recursos sanitarios podemos decir que "son accesibles"25Ni siquiera desde una óptica liberal puede asumirse como un problema ajeno aEspaña la desescolarización y marginación de los niños de los temporerosportugueses. De un lado porque a muy corto plazo van a venir como ciudadanoseuropeos; de otra parte por propio interés, pues no parece que interese a esta región, nia este país, a medio plazo y con las fronteras abiertas, contar con un colectivo, esosniños ya crecidos, analfabeto y marginal, incapaz de competir en el mercado de trabajotemporero con los trabajadores marroquíes, acostumbrado a desenvolverse en el ladorico de la frontera y sin otro recurso que la delincuencia. En este sentido, podríamosdecir, en el lenguaje médico-orgánico que en otras épocas ha caracterizado a lasCiencias Sociales, que ocuparse de esos niños no es atender una dolencia ajena, sinoprevenir un posible tumor propio.

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para todos aquellos trabajadores que disponen de sus corres-pondientes permisos de residencia y trabajo que les garantizaasistencia médica. No obstante, la infraestructura sanitaria en elmedio rural extremeño resulta todavía parca para atender lasdemandas sanitarias que se originan en la zona, con núcleos urbanosalejados y dificultades de acceso y comunicación. Supone unproblema añadido para trabajadores extranjeros que en su mayoríacarecen de medios de locomoción, y escasa información sobre laubicación de los recursos disponibles. Aunque estos inconvenientesson inherentes al propio temporerismo legal. La precariedad deinfraestructura sanitaria se acentúa en las épocas de campañas,cuando a la presencia masiva de trabajadores se suma la llegada delos emigrantes y turistas en épocas de vacaciones (cuando tambiénlos equipamientos sanitarios cuentan con menos personal, porvacaciones). Hay carencia de control de vacunaciones, pésimascondiciones higiénicas y de seguridad en el trabajo, ausencia decampañas preventivas sobre enfermedades, falta de salubridad en losentornos...26

Estos trabajadores extranjeros y temporeros extremeños,también se alojan en condiciones inusuales. Desde infraviviendasdentro de las fincas, que son facilitadas por los propietarios, pasandopor secaderos de tabaco, almacenes de utensilios agrícolas, bajopuentes, junto a ríos y al aire libre. Modalidades todas ellas quecarecen en absoluto de mínimos normalizados de habitabilidad. Enninguno de los establecimientos que han sido visitados en esteestudio se ha encontrado la presencia de la administración pública enforma de campamentos, albergues, barracones, duchas, servicios,etcétera.

Se ha enumerado una relación de deficiencias que en encuentrael trabajador extranjero, y extremeño en muchos casos, a su llegada alos trabajos agrícolas de temporada. La marginación que sufren losinmigrantes portugueses y marroquíes en la Comunidad AutónomaExtremeña responde en lo que se ha dado en llamar "nuevas formasde pobreza"27. Si bien las familias procedentes de Portugal manifies-

26No deja de ser curioso que en España abunden las organizaciones médicas tipo ONG,financiadas a menudo por los presupuestos del Estado, y dispuestas a acudir al otrolado del planeta a prestar sus servicios, y sin embargo no se les encuentre ayudando amejorar las condiciones de salud e higiene de estos colectivos tan cercanos.27AA.VV. "¿Estos no son hombres? Los inmigrantes extranjeros, excluidos y

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tan conductas clásicas de pobreza, como puedan ser la mendicidad,prostitución, miseria..., comparten también con los marroquíes losprincipales elementos causantes actualmente de la marginación:economía sumergida, desempleo y precarización de los contratos detrabajo, problemas endémicos hoy por hoy del trabajador extranjeroagrícola en nuestro país y región28. Coinciden todos estos aspectosnegativos en la figura del temporero extranjero que se desenvuelvenen el ámbito rural. Queda patente la ausencia de una red pública deServicios Sociales, que a través del contacto directo con estapoblación mediante programas de intervención actúe en losdiferentes ámbitos deficitarios (documentación, trabajo, vivienda,educación/formación, sanidad, transporte, centros de reunión,asociacionismo, centros religiosos...).

Ambos colectivos de extranjeros, lusitanos y marroquíes, sehallan igualmente desatendidos por la red de Servicios Sociales de laComunidad Extremeña, que no cuenta con medios suficientes. Noobstante presenta el grupo familiar de trabajadores lusitanos uníndice más bajo de interés acerca de las prestaciones sociales de lasque pudieran ser beneficiarios. Esto pudiera interpretarse tanto por ladesmotivación ante aspectos no materiales (sanidad, educación )como por la facilidad de que disponen para entrar y salir de su país.Prestan casi exclusiva atención a las prestaciones económicas.

Al colectivo magrebí le preocupan además otras prestaciones nomateriales que repercutan en su calidad de vida y su formación, ypresentan un insistente interés posiblemente debido a las expectativasde instalarse definitivamente en esta región.

Este conjunto de problemáticas ha desbordando a losAyuntamientos, que afrontan el problema de manera improvisada einsuficiente, a menudo sin poder contar con el apoyo necesario ycompetente por parte de las administraciones jerárquicamentesuperiores, que en estas zonas han actuado hasta ahora, en términosgenerales, aplicando el laissez faire, laissez passer.29

"El problema, ahora mismo, lo tenemos con los portugueses... Tienen doble

agredidos", Suplementos CRISTIANISME I JUSTICIA, nº 33. Diciembre 1989. 28C.Sole & E.Herrera, Trabajadores extranjeros en Cataluña. ¿Integración oracismo?, CIS, Madrid, 199129En este sentido, la llamada de atención del propio presidente Ibarra ante la situaciónde los temporeros extranjeros debería constituir un revulsivo en aquéllas áreas de laAdministración que deberían sentirse vinculadas al problema.

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nacionalidad. Ellos dicen que son españoles, y yo no sé como se las han apañao...tienen D.N.I. como españoles, algunos, no todos, los tengo ahí a lo mejor quincedías hasta que me lían una y cuando me lían una gorda ya, que no tenga másremedio pues tengo que echar mano de las fuerzas del orden y los saco. A losquince días los tengo otra vez aquí. Y a ver ¿que hago? Es un problema gordo... deverdad". (Alcalde de la zona).

El carácter itinerante e indocumentado de muchos trabajadoresgitanos portugueses hace difícil, por otra parte, un trabajo social quepermita un seguimiento pormenorizado de las situaciones de lasfamilias. También en el colectivo de magrebíes se observa el cambiofrecuente de residencia, vivienda y actividades. La residenciahabitual de buena parte de ellos la mantienen en otros puntos deEspaña, donde puede incluso residir su familia, lo que agrava la faltade comunicación y dificulta un contacto continuado. La situación deilegalidad en algunos de ellos, en fin, impide su vinculación socialestable a ninguna comunidad o red social cualquiera.

13.5. REPERCUSIONES DE LA LIBRE CIRCULACIÓN DETRABAJADORES

Hemos examinado la situación en la que se desenvuelven lostrabajadores agrícolas temporeros venidos, de Portugal y Marruecosprincipalmente, tomando como referencia el contexto socio-laboralen el que el trabajador agrícola extremeño ha realizado las labores detemporada tradicionalmente.

Aparece ahora un nuevo marco económico, socio-político yjurídico que determinará la realidad agrícola comunitaria, y por endeextremeña, en materia de producción agraria (PAC). Por otro lado, laentrada en vigor del Tratado de Libre Circulación de Trabajadores(LCT) afectará a la actual composición de mercado de trabajonacional y regional. Y, por su parte, la Ley de Extranjería que intentamodificar sustancialmente los flujos migratorios que, hasta la fecha,han supuesto una fuerza de trabajo precaria y siempre disponible.

La Libre Circulación de las Personas, tanto activas como noactivas, es la consecución de un espacio sin fronteras interiores querequiere la necesaria aproximación de las legislaciones nacionales, lacolaboración entre los Estados miembros y el fortalecimiento previo

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de controles en las fronteras exteriores. Todo ello debe permitir lasupresión de obstáculos en las fronteras interiores, incluso para losciudadanos no comunitarios.

En este contexto es complicado dilucidar las consecuencias quepudieran acarrearse de la presencia de trabajadores extranjeros en elmercado de trabajo agrícola extremeño. A esto hay que añadirsituaciones específicas o coyunturales, o cambios seculares externosque determinen imprevisibles consecuencias: indicios xenófobos,crisis empresariales, competencia laboral ...

Analizamos en consecuencia el nuevo marco jurídico deTratado de Unión Europea en lo referente a la LCT, para estimar losposibles reflejos que pudieran ocasionarse con su puesta en marchasobre la estructura ocupacional del campo extremeño. Tomaremoscomo referente a los trabajadores portugueses, por tratarse de uncolectivo de personas pertenecientes a un Estado miembro de laComunidad, y como único grupo importante que ha hecho suaparición en la Extremadura agrícola.

El Tratado de libre circulación de trabajadores en la CE

Con arreglo a la Carta Comunitaria del 9 de septiembre de1989, se establece que a partir del 1 de enero de 199330, lostrabajadores europeos serán iguales en condiciones que sus naciona-les. La Libre Circulación de Trabajadores implica la posibilidad deque un ciudadano de un Estado miembro de la CE pueda trasladarsea otro estado miembro y ocupar un empleo por cuenta propia o ajenaen iguales condiciones que sus nacionales. Comprende los siguientesderechos: a) desplazamiento y residencia en otro Estado miembro,extendido a la propia familia; b) acceso a un empleo asalariado encualquier Estado miembro; c) igualdad de trato con los nacionalesdel país de residencia, en el ejercicio del empleo elegido; d)permanencia en el territorio de un Estado miembro después de haberocupado un empleo.

La igualdad de derechos como principio fundamental.- Lacirculación de trabajadores supone la abolición de toda discrimina-

30"1993. Un futuro para ganar" Acción Institucional 93. Subdirección General deInformación Administrativa, Dirección General de Servicios, Ministerio de Trabajo ySeguridad Social. Madrid 1990

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ción basada en la nacionalidad entre los trabajadores de los diferentesEstados miembros en lo que se refiere al empleo, la retribución y lasdemás condiciones de trabajo.

La libertad de desplazamiento.- La Libre Circulación deTrabajadores supone reconocer a los trabajadores comunitarios laposibilidad de desplazarse por todo el territorio de la Comunidadpara trabajar en cualquier lugar del mismo. La libertad de desplaza-miento comporta el poder salir del propio país con la simplepresentación de la carta de identificación (DNI) o pasaporte en vigor,y el poder entrar en otro Estado miembro con la simple presentaciónde los indicados documentos.

La libertad de desplazamiento se reconoce tanto por la acepta-ción de una oferta de trabajo concreta, como para la búsqueda deempleo. Se reconoce tambien a la familia del trabajador, compren-diéndose dentro de ella al cónyuge e hijos menores de 21 años omayores a su cargo, así como los ascendientes del trabajador o de sucónyuge que estén igualmente a su cargo.

El derecho a la residencia.- La Libre Circulación supone laposibilidad de residir en el país comunitario en el que se ocupe elempleo. Los trabajadores que justifiquen haber accedido a un empleoen otro Estado miembro tienen derecho a que se les expida una"tarjeta de residencia" (que se concede también a la familia deltrabajador, vinculada a la de éste) con la simple presentación deldocumento que ha permitido su entrada, que será válida para todo elterritorio del Estado, con una duración mínima de cinco años, siendorenovable automáticamente. En el caso de trabajadores de temporadao temporales puede limitarse al tiempo de duración previsto delempleo, no siendo necesaria si no excede de tres meses.

La búsqueda de empleo.- Los trabajadores que se desplacen enbusca de un empleo a otro Estado miembro disponen de unaautorización de residencia por un plazo de tres meses, transcurrido elcual se puede poner término a la misma. Durante el tiempo debúsqueda de empleo los trabajadores pueden mantener, durante tresmeses, el derecho a la prestación por desempleo que tuvieranreconocida, siempre que hubieran estado inscritos como desemplea-dos al menos cuatro semanas, se inscriban en la Oficina de Empleodel país en que se busca trabajo, y se obtenga del INEM (o suequivalente) el formulario correspondiente. Mantienen asimismo el

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derecho a la asistencia sanitaria en el otro país, debiendo obtenerse atal efecto de INSS (o su equivalente) el formulario correspondiente, ypresentarse en la institución correspondiente en el país de destino. Ytienen, en fin, derecho a recibir de las Oficinas de Empleo del país enque se busca trabajo la misma asistencia que ofrezcan a sus propiostrabajadores nacionales.

El acceso al empleo.- La Libre Circulación implica que seasegure a todos los trabajadores comunitarios el acceso al empleo encualquier Estado miembro en condiciones iguales a los nacionales deéste. Los familiares desplazados con el trabajador (cónyuge e hijosmenores de 21 año a su cargo) pueden acceder a un empleo en lasmismas condiciones que aquel. Se prohíbe toda discriminación opreferencia por razón de nacionalidad u otra circunstancia. Es decir,que la llamada "prioridad del mercado nacional", según la cual sólose podía acceder a un empleo cuando no fuera cubierto por unnacional, se sustituye por la "prioridad del mercado europeo", segúnla cual todos los trabajadores comunitarios tienen la misma prioridadpara acceder a un empleo en cualquier Estado miembro.

Las condiciones en el ejercicio del empleo.- Los trabajadoresque ejerzan un empleo en otro Estado miembro tendrán los mismosderechos y obligaciones que sus nacionales. Cualquierdiscriminación con los nacionales en el ejercicio del empleo seráconsiderada ilegal. La igualdad de trato reconocida se extiende a lascondiciones de trabajo, y en particular la retribución, el despido, lareintegración profesional, etc; la formación profesional y promociónen el trabajo; los beneficios sociales y fiscales; el ejercicio de losderechos sindicales, pudiendo afiliarse a organizaciones sindicales yparticipar en la elección de los representantes de los trabajadores enla empresa, pudiendo ser elector y elegible; así como la igualdad enderechos y ventajas que los nacionales puedan tener en cuanto aalojamiento, vivienda, transporte,...

La permanencia tras el cese en el empleo.- La LibreCirculación implica la posibilidad de permanecer en el país trashaber ocupado un puesto de trabajo. Esta posibilidad se reconocetambién a los miembros de la familia en el caso de fallecimiento deltrabajador y en determinados supuestos. La posibilidad depermanencia no está reconocida sin embargo con carácter general,sino que se encuentra limitada a estos supuestos: a) que cesen por

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jubilación, siempre que hayan estado en el país los doce últimosmeses y hayan residido continuamente al menos tres años; que cesenpor incapacidad permanente y hayan residido continuamente más dedos años; que se contraten como fronterizos en otro Estado yacrediten una residencia continuada en el otro Estado de más de tresaños.

Límites a la Libre Circulación.- La Libre Circulación deTrabajadores sólo puede ser limitada por razones justificadas deOrden Público, Seguridad Pública y Salud Pública. Se considera queexisten tales razones justificadas únicamente cuando exista unaamenaza real y suficientemente grave al Orden Público, la SeguridadPública o la Salud Pública, o cuando exista un comportamiento deltrabajador al que pueda achacarse dicha amenaza. Pero la condenapenal no determina en sí misma, automáticamente, la limitación de laLibre Circulación.

Aproximación al impacto de la LCT en Extremadura

Sobre este marco legal y su futura puesta en práctica buscare-mos los posibles efectos-consecuencias que pudieran sucederse en elmercado de trabajo agrícola de nuestra región.

En el ámbito laboral la estructura ocupacional agraria deExtremadura oferta un tipo de trabajo que requiere una escasacualificación, una contratación precaria y unas condiciones de trabajopoco deseables dentro del panorama laboral. En consecuencia, esposible preveer que la mano de obra que se desplace a nuestra regiónsea aquella que es virtualmente despreciada en otros sectoreseconómicos. A su vez, el sector agrario en nuestra región se hallainmerso desde hace años en un proceso de reconversión que conllevala desaparición de puestos de trabajo, como se ha puesto demanifiesto en este informe.

Cabe señalar que, ante la apertura de fronteras, para ejercer untrabajo agrícola no sería Extremadura (salvo áreas muy localizadas)el lugar de destino ideal, ante la posibilidad de acceder a otrosmercados laborales agrícolas donde se ofrecen mejores condicionestanto en el trabajo como en la remuneración (especialmente en elValle del Ebro, Llobregat, Camp de Tarragona o Valencia/Murcia).En esta tesitura podemos suponer que los trabajadores que acudirán a

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Extremadura en busca de empleo temporal serán fundamentalmentede procedencia portuguesa, tanto por la contigüidad geográfica comosobre todo por tratarse de trabajadores con una baja categoríasocioprofesional.

Las irregularidades que actualmente se registran en la contrata-ción y condiciones laborales de los trabajadores portugueses deberánser subsanadas. Será entonces necesario un mayor control y segui-miento por parte de las instancias administrativas y sindicalesoportunas en cada caso, pues las situaciones atípicas o ilegales que sedetectaran tendrán ahora un referente jurídico explícito en el queampararse.31

Sin embargo, ante la igualdad de condiciones de los trabajado-res de cualquier Estado miembro, en este caso los portugueses,parece evidente que la actitud de los empresarios agrícolas extreme-ños se inclinaría por la mano de obra autóctona (cuando no sedisponga de la magrebí), por tratarse de trabajadores que infundenmayor confianza que los lusitanos. No obstante, si se mantienen lasúltimas tendencias de escasez de trabajadores extremeños en larecogida de los productos de campaña, y no se regula la importacióntemporal de mano de obra del Norte de Africa, la contratación demano de obra portuguesa seguirá siendo imprescindible para losempresarios.

Por otra parte, cualquier trabajador de la Comunidad Europeaque esté en situación de paro podrá apuntarse a una Oficina deEmpleo en Extremadura, que le proporcionará los mismos serviciosque a un desempleado nacional o de la región. Las obligaciones porparte del parado serán también las vigentes en ese Estado. Cualquierciudadano de la C.E.E. podrá cobrar el seguro de desempleo en otropaís comunitario si se ha cotizado lo que la legislación vigente delpaís estipula.

Es decir, un trabajador comunitario que estableciera suresidencia habitual en alguna localidad de Extremadura podría llegar

31La Embajada de Portugal y el Instituto Español de Emigración contrajeron uncompromiso por el que se abría un período transitorio, que culminaría con laaplicación de la Libre Circulación de Trabajadores, que permitía la obtención delpermiso de trabajo comunitario (por cinco años) para aquéllos que estaban trabajandolegalmente en la fecha de la firma del Tratado de Adhesión (1/I/86), y para los que conposterioridad hubiesen trabajado durante un año al menos con el permisocorrespondiente.

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a ser beneficiario del subsidio TAE de que disfrutan los trabajadoreseventuales del Régimen Especial Agrario, siempre y cuando cumplacon las condiciones solicitadas para acceder a esta prestación. Estesupuesto queda aún abierto a múltiples dudas que aparecen:

Desde la propia regulación del Subsidio Agrario.- En primerlugar por tratarse de un "reducto" de prestación vigente tan sólo enExtremadura y Andalucía, y como tal cabe considerarla un tipo deprestación exclusiva de los jornaleros extremeños y andaluces conrespecto al resto de los nacionales. Puede plantearse por tanto elinterrogante de cómo incorporar a trabajadores comunitarios a estesubsidio agrario, pero no hay que olvidar que el subsidio acoge no aaquéllos que cuenten con la consideración de extremeños o andalucessegún la normativa regional al respecto, sino a aquéllos trabajadoresagrícolas censados en esas regiones32.

A su vez, de las modificaciones que se han introducido en lanueva regulación del Subsidio por desempleo de los trabajadoreseventuales incluidos en REASS se ha planteado como objetivofundamental la equiparación o aproximación del Subsidio Agrario ala del Subsidio por desempleo de carácter general, y con la intrínsecatendencia a su extinción. Por tanto, cabe suponer que se pretendereducir el número de beneficiarios progresivamente y cerrar con elloel acceso, en consecuencia, para los trabajadores comunitarios ynacionales. Sin embargo, a la luz de la experiencia del EmpleoComunitario, no parece fácil su simple extinción, y menos por la víade la equiparación a los parados del Régimen General, cuandoincluso a éstos es ahora necesario recortarles las prestaciones porlimitaciones presupuestarias.

En cuanto que la intensidad de la protección de este subsidio sedirige hacia aquellos sectores de desempleados de mayor edad ytoma como referencia las rentas de la unidad familiar, pareceorientarse pues a una prestación de garantía social que funcionaríacomo preámbulo de la jubilación. Sería inconcebible el acceso de lostrabajadores comunitarios sin una previa cotización a la SeguridadSocial y cuya razón última de desplazamiento es la consecución deun empleo.

32De hecho, uno de los fraudes frecuentes tanto en el PER como el subsidio escometido por trabajadores de localidades cercanas a las mugas de Extremadura y/oAndalucía, que se censan en los vecinos mucipios extremeños o andaluces.

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Desde la posible aplicación de la normativa comunitaria enmateria de circulación de trabajadores y derecho a la residencia.-

La Libre Circulación de Personas sólo será totalmente efectivasi se reconoce a los nacionales de los Estados miembros el derechode residencia, al margen de la condición de trabajadores, comocondición esencial de la credibilidad de la idea de la Europa de losciudadanos. La necesidad de regular la Libre Circulación de lasPersonas no activas está motivada por razones de índole política,pues no se concibe una auténtica Comunidad en la que alguno de suscolectivos -por pequeño que sea cuantitativamente- quede excluídode la Libre Circulación, lo que supondría una disminución real opotencial de sus derechos fundamentales y, como consecuencia, ungrave agravio comparativo.

Hay razones de índole jurídica, en tanto es imprescindible fijarunas bases jurídicas claras, y a poder ser uniformes, que permitanuna Libre Circulación normalizada y una regularización de situacio-nes atípicas o ilegales.

Y hay razones de índole económico-administrativa, al precisar-se unos mecanismos, simultáneos y comunes, para todos aquelloscolectivos que puedan beneficiarse de las Directivas comunitariasreguladoras del derecho de residencia en otro Estado miembro, enespecial en lo que concierne a reembolsos y compensaciones porgastos de asistencia social, prestaciones sanitarias, etcétera

Desde la posible aplicación de la normativa comunitaria enmateria de circulación de trabajadores y derecho de residencia.-La libertad de desplazamiento no conlleva necesariamente el derechoa la residencia. En el caso de trabajadores de temporada o temporalesla residencia puede limitarse al tiempo de duración previsto delempleo, por lo que no se cumpliría supuestamente el requisito deresidente en nuestra comunidad para poder acceder al SubsidioAgrario.

Por otra parte la contratación precaria, impuesta por este tipo detrabajo de temporada, hace casi imposible la residencia continuada ynecesaria para acceder a un empleo estable y adquirir con ello elconsiguiente derecho a la protección. De hecho, la posibilidad depermanencia tras el cese en el empleo no está reconocida concarácter general, sino sujeta a unos supuestos bien específicos.

En último término, los límites a la Libre Circulación de314

Trabajadores queda a merced de ser interpretado por el propioordenamiento jurídico nacional, autonómico o local. Y en esteaspecto, suponemos, cobrarán especial relieve las característicaspeculiares de la población que acude a los trabajos de temporada enExtremadura.

Todos estos son por tanto aspectos técnicos que se interponen auna interpretación clara de las posibles repercusiones de la llegada detrabajadores comunitarios al campo extremeño. Quedaría por ver elmargen de aplicación de este nuevo orden que afectará a las mismasestructuras económicas, jurídicas, sociales, etc. También estaría pordeterminar el protagonismo de las instancias regionales y localestanto en la gestión y regulación del sistema PER/STAE como en laacogida de los extranjeros.

Grupos sociales principalmente afectados

De nuestro análisis tan sólo puede derivarse la afirmacióncautelar, meramente probabilística, de que será el colectivo deportugueses, dentro del espectro comunitario, el que aflorará conrelativa normalidad en nuestra región. El móvil de este desplaza-miento será principalmente el factor económico, en lo que se refierea la diferencia salarial y la consiguiente mejora en el nivel de vida.La esperanza de conseguir una ocupación profesional con caráctermás o menos estable en nuestros campos es bastante remota debido ala precariedad de los contratos y la difícil situación económica ylaboral que se atraviesa. Hemos de entender que las estancias de estecolectivo pueden suponerse breves, puesto que tampoco les separauna distancia significativa de su país de origen, cuentan allí convivienda y menores costes de vida durante el resto del año, y enúltimo término sería más plausible de comprender la desviación departe de este flujo hacía los países europeos con mayor niveleconómico.

Los efectos, por tanto, no determinarán significativamente laestructura de la población rural, y el fenómeno migratorio delusitanos y otros trabajadores comunitarios no afectará de formaimportante a nuestra región33. En cualquier caso, las repercusiones

33Una situación muy distinta puede darse en otros sectores, como la industria yespecialmente los servicios (hostelería y comercio de baja capacitación, por ejemplo),

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más patentes que se puedan inferir de lo hasta ahora observado es laafluencia de capas bajas económica y socialmente, con un bajo nivelde formación y nivel adquisitivo que puede degenerar en situacionesespecíficas de exclusión social (marginalidad, pobreza y delincuen-cia) que sería necesario prever mediante análisis de tendencia.

La CE, a través de la Carta Social Europea, queda compro-metida -aunque de forma no vinculante- en la mejora de lascondiciones de vida y de trabajo de los trabajadores mediante laarmonización por la vía del progreso de los sistemas sociales, laaproximación de las legislaciones y la colaboración entre los Estadosmiembros en materias como: el empleo, las condiciones de trabajo, laformación profesional, la Seguridad Social, la protección contraaccidentes, la higiene y la seguridad en el trabajo, el derecho desindicación y la negociación colectiva, programas de lucha contra lapobreza, etc, respetando en todo caso el reparto de competenciasentre las instituciones comunitarias y las autoridades nacionales. Sonelementos claves para conseguir la plena armonización socialcomunitaria, pero es en principio una declaración de intencionesexcesivamente ambiciosa como para que pueda ponerse en práctica apartir de 1993, particularmente en una Comunidad Autónoma que enlas materias reseñadas y en el contexto agrícola presenta serias caren-cias. En este estado de cosas, cualquier afluencia de mano de obraagrícola comunitaria sin una previa política social y de empleo anivel estatal y autonómico, y a través de los Fondos Estructurales,podría ocasionar en Extremadura imprevisibles consecuencias: a)rechazo social por parte de los trabajadores extremeños ante lallegada de extranjeros. fenómenos de insolidaridad; b) excesivascargas económicas para las Administraciones Autonómica y Local;c) acentuación de los desequilibrios regionales; y e) deterioro en lascondiciones de vida y de trabajo, etc.

A todo lo anterior hay que sumar la extendida falta de concien-cia de que, a partir del año 1993, los trabajadores agrícolas delcampo extremeño habrán de competir profesional y socialmente contodo aquel trabajador que provenga de cualquier Estado miembro dela CE, y en igualdad de condiciones acceder a un puesto de trabajo ya una protección social, sin que jurídicamente pudiera darse

y en ámbitos muy concretos por su ubicación y escala, como es el caso de la ciudad deBadajoz.

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discriminación positiva hacia los regionales o nacionales.

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INDICE

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PRESENTACIÓNManuel Amigo Mateos, Consejero de Economía y Hacienda7

Prólogo: AGROECOLOGÍA Y PARO JORNALEROEduardo Sevilla Guzmán, Catedrático de Sociología Agraria

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INTRODUCCIÓN, NOTAS SOBRE METODOLOGÍA,RESUMEN Y CONCLUSIONES 21

CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA 23Agricultores y jornaleros 23Modelos interpretativos 25Sobre las técnicas y fuentes utilizadas 28

CAPÍTULO 2: RESUMEN, CONCLUSIONES, INSINUACIONES31(La despoblación de la agricultura española, 31. La agriculturaextremeña, en la incertidumbre, 33. La actividad y el empleo en el sectoragrario extremeño, 35. El trabajo agrícola en el espacio y el tiempo, 39.Introducción al mercado de trabajo, 40. El paro agrícola en Extremadura,43. Los antecedentes del subsidio y el PER, 48. El subsidio de desempleoagrario y el PER, 52. Una sociopatología del jornalero extremeño, 54. Laformación ocupacional de los trabajadores agrícolas, 59. Los que salvanla cosecha: inmigrantes y temporeros en el mercado de trabajo agrario,63. Los agentes sociales en el mercado de trabajo: contradicciones ydesequilibrios, 67.)

PRIMERA PARTE: MARCOS DE REFERENCIA 73

CAPÍTULO 3: SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA ACTIVIDAD YLA OCUPACIÓN AGRARIA EN ESPAÑA 75

3.1. Sublime obsesión 763.2. Evolución del empleo agrario en España 793.3. Los requerimientos futuros de empleo agrario en España

82

CAPÍTULO 4: LA EVOLUCIÓN DE LA AGRICULTURA EN EXTRE-MADURA 89

4.1. Las estructuras agrarias 90(Distribución general de la superficie censada,90. La estructura de la

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propiedad,91. El regadío, infraestructura básica, 100. El avance de lamecanización, 102.)

4.2. La evolución de la actividad 1054.3. La evolución del trabajo 111

SEGUNDA PARTE: EL EMPLEO Y EL PARO EN LA AGRI-CULTURA EXTREMEÑA 117

CAPÍTULO 5: TRABAJO Y EMPLEO EN LA AGRICULTURAEXTREMEÑA 119

5.1. Los datos básicos 119(El empleo en el Censo Agrario, 121. El empleo en la EPA,123. Elempleo en la Encuesta de Estructuras, 124.)

5.2. Estructuras, actividad y empleo 124(Cultivos, ganados y empleos, 129. El trabajo en los principalescultivos extremeños, 133.)

5.3. El empleo en el territorio 1355.4. El trabajo en el tiempo 140

CAPÍTULO 6: APUNTES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO DELMERCADO DE TRABAJO 143

CAPÍTULO 7: EL PARO AGRÍCOLA EN EXTREMADURA 1497.1. El desempleo agrícola y el desempleo rural 1497.2. La evolución del paro agrícola 152

(Antecedentes, 152. Evolución y tendencias en el paro agrícola, 155.)7.3. Macrosociología del paro agrícola 1607.4. El desempleo en el territorio 165

TERCERA PARTE: POLÍTICA SOCIAL AGRARIA. ACTITUDES YPROGRAMAS DESDE LA ADMINISTRACIÓN 173

CAPÍTULO 8: BASES HISTÓRICAS DE LA PROTECCIÓN JORNA-LERA 175

CAPÍTULO 9: EL EMPLEO COMUNITARIO. ANTECEDENTES DELSISTEMA SUBSIDIO/PER 187

CAPÍTULO 10: EL NUEVO SISTEMA DE PROTECCIÓN 19310.1. El subsidio de desempleo 193

(El subsidio en Extremadura y Andalucía, 200. Los Consejos Comar-

321

cales de empleo,212.)10.2. El Plan de Empleo Rural 21310.3. Límites y contradicciones del sistema 217

(El mito de la subsidiación, 221.)

CAPÍTULO 11: LA FORMACIÓN OCUPACIONAL 22511.1. La Formación Ocupacional Rural en Extremadura 22611.2. La formación ocupacional vista por los jornaleros 237

(Una formación escasa, poco agraria y poco útil para conseguirtrabajo, 237. Características del colectivo, 238. Áreas de conoci-mientos que demandan los trabajadores eventuales del REASS, 241.)

11.3. Bases para supervivencia cultural y ocupacional de los ruralesmás pobres 244

CUARTA PARTE: TRABAJO DE CAMPO. CONTRADICCIONES YBLOQUEOS EN EL MERCADO DE TRABAJO AGRÍCOLA

251

CAPÍTULO 12: LOS TRABAJADORES EVENTUALES ANTE ELMERCADO DE TRABAJO. UNA SOCIOPATOLOGÍA DEL JORNA-LERO EXTREMEÑO 254

12.1. Características básicas 25612.2. Actividad laboral 25812.3. Actitudes ante el mercado de trabajo y el sistema de protecciónjornalera.(Chapucillas, pajaritos y trigueros) 266

CAPÍTULO 13: INMIGRANTES Y TEMPOREROS 27313.1. El temporerismo en el marco de una Europa Unida 27513.2. Las campañas agrícolas en Extremadura 27713.3. La figura del temporero 281

(Temporeros extremeños, 282. Temporeros portugueses, 285. Tempore-ros marroquíes, 291. Temporeros polacos, 298.)

13.4. Relaciones con los agentes sociales 299(Los empresarios, 299. La organizaciones sindicales, 303.Organizaciones No Gubernamentales y grupos solidarios, 304.Comunidades Vecinales, 306. Instituciones públicas, 307.)

13.5. Repercusiones de la libre circulación de trabajadores311(El tratado de Libre Circulación de Trabajadores en la CE, 312.Aproximación al impacto de la LCT en Extremadura, 315. Grupossociales principalmente afectados, 319.)

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