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Recibido 03-12-2014. Recibido con correcciones 11-04-2015. Aceptado 12-04-2015 Antropología Social Revista del Museo de Antropología 8 (1): 171-186, 2015 / ISSN 1852-060X (impreso) / ISSN 1852-4826 (electrónico) http://revistas.unc.edu.ar/index.php/antropologia/index IDACOR-CONICET / Facultad de Filosofía y Humanidades – Universidad Nacional de Córdoba - Argentina RMA Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado de la comparación en la antropología social y cultural contemporánea Resumen En la antropología social y/o cultural actual, la comparación tiende a ser considerada como un recurso auxiliar de la etnografía cuya utilidad se limita a la detección y el análisis de la diversidad. En este artículo se argumenta que ello tiene efectos negativos sobre el control de los procedimientos comparativos, la productividad de la etnografía, la capacidad de los antropólogos para producir generalizaciones teóricas y, en consecuencia, la relevancia de la propia disciplina. Se sugiere que, con el objeto de recuperar la capacidad de la disciplina para formular generalizaciones, es necesario restablecer a la comparación en su condición originaria de recurso analítico por derecho propio y desnaturalizar su relación con la diversidad. Asimismo, se esbozan los fundamentos epistemológicos de dicha empresa, para finalmente pasar a delinear dos formas posibles de combinar a la comparación y la etnografía que facilitarían la producción simultánea de análisis de casos y de recursos teórico-metodológicos. Palabras clave: Antropología Social y/o Cultural; Comparación; Etnografía; Teoría Antropológica; Epistemología Portrayers of butterflies. The subordination of comparison in today’s Social and Cultural Anthropology Abstract In today’s social and/or cultural anthropology, there is a trend to consider comparison as an auxiliary resource to ethnography whose usefulness is restricted to the detection and analysis of diversity. This paper argues that such situation has negative effects on the control of comparative procedures, on ethnography’s productivity, on the ability of anthropologists to produce theoretical generalizations and, consequently, on the relevance of the discipline itself. It is suggested that, in order to recover anthropology’s ability to formulate generalizations, we must restore comparison in its condition as an analytical resource in its own right and overcome the naturalization of its connection with diversity. The epistemological foundations of this enterprise are outlined in order to trace two possible ways to combine comparison and ethnography which would facilitate the simultaneous production of case analysis and theoretical-methodological resources. Key words:Social and/or Cultural Anthropology; Comparison; Ethnography Anthropological Theory; Epistemology Fernando Alberto Balbi* *Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires / CONICET. E-mail: [email protected] Hace veintisiete años Ladislav Holy se refería a los estatus relativos de la comparación y de la descripción etnográfica en la antropología social y/o cultural 1 diciendo, no sin 1 A fin de simplificar la exposición, en adelante escribiré simplemente ‘antropología’. Por lo demás, cabe advertir que me considero un antropólogo social y no ‘cultural’ o ‘sociocultural’, y que escribo en tanto tal. Con esto quiero decir que entiendo la antropología como dedicada a la explicación de las modalidades que asumen las relaciones sociales, los entrelazamientos de tales relaciones y, especialmente, los procesos sociales a través de los que unas y otros son producidos y reproducidos; asimismo, considero que los hechos habitualmente atribuidos al dominio de la cultura (desde las representaciones sociales hasta los procesos de producción simbólica) deben ser entendidos como simultáneamente dependientes y tributarios de lo anterior y no como fenómenos independientes. Dicho de otra manera, no veo razón alguna por la que considerar que la ‘cultura’ -en cualquiera de los sentidos del término- es el objeto primario de la indagación antropológica. entusiasmo, lo siguiente: Los problemas metodológicos básicos de la disciplina son, así, marcadamente diferentes de los de las décadas de 1950 y 1960. En aquel entonces lo problemático era la generalización a través de la comparación; ahora lo es la descripción. Lo que en un tiempo dado se ve como el problema metodológico básico es, por supuesto, un reflejo de lo que es visto como el objetivo de la investigación empírica. En las décadas de 1950 y 1960 era la formulación de generalizaciones universalmente válidas; actualmente, el énfasis se pone en la producción de informes sobre culturas específicas que no alteren la realidad cultural estudiada a través de la imposición de criterios que

Balbi, Fernando Alberto - "Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado de la comparación en la antropología social y cultural contemporánea." Revista del Museo de Antropología,

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En este artículo se examinan las causas y consecuencias de la subordinación de la comparación a los fines de la etnografía en la Antropología Social y/o Cultural contemporánea. Asimismo, se esbozan las bases epistemológicas y las orientaciones teorico-metodológicas necesarias para restituir a la comparación en su lugar de pieza central de los procedimientos de investigación y producción teórica de la disciplina.

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Recibido 03-12-2014. Recibido con correcciones 11-04-2015. Aceptado 12-04-2015Antropologa SocialRevista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186, 2015 / ISSN 1852-060X (impreso) / ISSN 1852-4826 (electrnico)http://revistas.unc.edu.ar/index.php/antropologia/indexIDACOR-CONICET / Facultad de Filosofa y Humanidades Universidad Nacional de Crdoba - ArgentinaRMARetratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado de la comparacin en la antropologa social y cultural contempornea ResumenEn la antropologa social y/o cultural actual, la comparacin tiende a ser consideradacomo un recurso auxiliar de la etnografa cuya utilidad se limita a la deteccin y el anlisis de la diversidad. En este artculo se argumenta que ello tiene efectos negativos sobre el control de los procedimientos comparativos, la productividad de la etnografa, la capacidad de los antroplogos para producir generalizaciones tericas y, en consecuencia, la relevancia de la propia disciplina. Se sugiere que, con el objeto de recuperar la capacidad de la disciplina para formular generalizaciones, esnecesariorestableceralacomparacinensucondicinoriginariaderecursoanalticoporderechopropioy desnaturalizarsurelacinconladiversidad.Asimismo,seesbozanlosfundamentosepistemolgicosdedicha empresa, para nalmente pasar a delinear dos formas posibles de combinar a la comparacin y la etnografa que facilitaran la produccin simultnea de anlisis de casos y de recursos terico-metodolgicos.Palabras clave: Antropologa Social y/o Cultural; Comparacin; Etnografa; Teora Antropolgica; EpistemologaPortrayers of butteries. The subordination of comparison in todays Social and Cultural AnthropologyAbstractIntodayssocialand/orculturalanthropology,thereisatrendtoconsidercomparisonasanauxiliaryresource toethnographywhoseusefulnessisrestrictedtothedetectionandanalysisofdiversity.Thispaperarguesthat such situation has negative effects on the control of comparative procedures, on ethnographys productivity, on theabilityofanthropologiststoproducetheoreticalgeneralizationsand,consequently,ontherelevanceofthe discipline itself. It is suggested that, in order to recover anthropologys ability to formulate generalizations, we must restore comparison in its condition as an analytical resource in its own right and overcome the naturalization of its connection with diversity. The epistemological foundations of this enterprise are outlined in order to trace two possible ways to combine comparison and ethnography which would facilitate the simultaneous production of case analysis and theoretical-methodological resources.Key words:Social and/or Cultural Anthropology; Comparison; Ethnography Anthropological Theory; EpistemologyFernando Alberto Balbi**Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires / CONICET. E-mail: [email protected] veintisiete aos Ladislav Holy se refera a los estatus relativos de la comparacin y de la descripcin etnogrca enlaantropologasocialy/ocultural1diciendo,nosin 1 A n de simplicar la exposicin, en adelante escribir simplemente antropologa.Porlodems,cabeadvertirquemeconsideroun antroplogosocialynoculturalosociocultural,yqueescriboen tantotal.Conestoquierodecirqueentiendolaantropologacomo dedicada a la explicacin de las modalidades que asumen las relaciones sociales, los entrelazamientos de tales relaciones y, especialmente, los procesossocialesatravsdelosqueunasyotrossonproducidosy reproducidos;asimismo,consideroqueloshechoshabitualmente atribuidos al dominio de la cultura (desde las representaciones sociales hastalosprocesosdeproduccinsimblica)debenserentendidos comosimultneamentedependientesytributariosdeloanteriory nocomofenmenosindependientes.Dichodeotramanera,noveo raznalgunaporlaqueconsiderarquelacultura-encualquiera delossentidosdeltrmino-eselobjetoprimariodelaindagacin antropolgica. entusiasmo, lo siguiente:Losproblemasmetodolgicosbsicosdela disciplina son, as, marcadamente diferentes de los de las dcadas de 1950 y 1960. En aquel entonces lo problemtico era la generalizacin a travs de lacomparacin;ahoraloesladescripcin.Lo que en un tiempo dado se ve como el problema metodolgicobsicoes,porsupuesto,un reejo de lo que es visto como el objetivo de la investigacinemprica.Enlasdcadasde1950 y1960eralaformulacindegeneralizaciones universalmente vlidas; actualmente, el nfasis se pone en la produccin de informes sobre culturas especcasquenoalterenlarealidadcultural estudiada a travs de la imposicin de criterios que F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186172le sean externos. (Holy 1987b: 7 y 8)2 Lasituacinactualnoparecediferirdemasiadodelo dicho entonces por Holy. Si bien en la antropologa de lasltimasdcadasnoslopersistenmodalidadesde anlisis comparativo ingenuamente positivistas sino que se han renovado varios viejos estilos de comparacin y desarrollado otros nuevos, dando lugar al desarrollo de lo que Richard Fox y Andre Gingrich (2002: 20) describen conciertooptimismocomounnuevopluralismo comparativo,nomeparecearriesgadoarmarquela tendencia dominante en las academias centrales -y, de manerasmsmatizadas,enelrestodelmundo-seha dirigido, ms bien, hacia el tratamiento de la comparacin apenas como un recurso auxiliar para la deteccin y el anlisisdeladiversidad,altiempoqueelestatusde esta como objeto y medio privilegiado de la indagacin etnogrca se ha visto crecientemente naturalizado. La crticadelasllamadasconcepcionespositivistasdela antropologa clsica desarrollada desde diversas posturas interpretativistas,loscuestionamientosfeministasy postcoloniales de los posicionamientos polticos implcitos en sus pretensiones cienticistas y las posteriores vueltas detuercaposestructuralistasenambosterrenosse combinaron de maneras complejas hacia nes del siglo pasado para producir un desplazamiento de los intereses predominantes en antropologa desde el extremo de la formulacin de generalizaciones hacia el de la produccin de descripciones (Holy 1987b) o, segn la caracterizacin deMaritMelhuus(2002:80),unmovimientoms generaldesdeunnfasisenlasemejanza(orientado hacialasgeneralizaciones)haciaotroenladiferencia (enfatizando lo nico y lo particular).Laanheladaproduccindeinformesetnogrficos sobreculturasespecficassinalterarlasatravsde laimposicindecriteriosexternosmencionadapor Holyesfrecuentementeentendidacomounalaborde traduccin(cfr.Geertz1994a,1994b;Hobart1987; Overing1987;Yengoyan2006b,2006c).Msallde suimprecisocarctermetafricoydequeesbastante discutiblecomorepresentacindelanaturalezaltima delquehaceretnogrcoyancomodescripcinde loquehacenenlaprcticaquieneslaaceptan(Balbi 2012),esacaracterizacindelaetnografatransluce bastanteclaramentequetiendeaserconcebidacomo un n en s mismo: pues resulta difcil divisar horizonte alguno ms all de su (imaginaria) concrecin, excepto en trminos de frmulas tan imprecisas como la de que lanalidaddelaantropologaconsisteenampliarel universodeldiscursohumano(Geertz1987:27).As lascosas,laantropologatiendeaserreducidaala etnografa (cfr. Bloch 2005; Ingold 2008), lo que conduce inevitablementeasudeslizamientoendireccindel particularismo, de la produccin de estudios de casos per 2Lastraduccionesdeestayotrascitasdeoriginalesenlenguas extranjeras me pertenecen.se, con poco o ningn inters por la elaboracin de teora -estoes,cuerposdeconocimientocoherentescapaces de facilitar orientaciones sistemticas para el anlisis de nuevos casos-. Es en estas condiciones que podra decirse, con Melhuus, que la diferencia ha quedado ubicada en el centro de la escena, aunque parece ms exacto decir que lo que se ha tornado en la preocupacin dominante es la diversidad, entendida en un sentido amplio que comprende tanto a las diferencias entre culturas como a la variacin discernible en el marco de cualquier lgica cultural dada (de ms est decir que hablo aqu de diferencias entre culturas y al interior de una cultura solamente por consideraciones de economa de espacio). Esto es: no se trata solamente de que nuestra disciplina se encuentre deslumbrada por el particularismo sino que el abordaje de la especicidad culturalhatendidoafundirseconeldelauidezde lavidasocialque,segnseasume,seencontraraen unperenneestadodetransformacin. Adems,esta tendencia se integra, de manera algo contradictoria, en el marco de una concepcin de la empresa etnogrca queespredominantementeinterpretativistaycuyas racesremitenantesapulsionesposmodernasquea las llamadas teoras de las prcticas. En efecto, si bien esto vara segn las especialidades temticas y el perl y la trayectoria de cada investigador, puede decirse que la oleada de crticas posmodernas desarrolladas entre la segunda mitad de la dcada de 1970 y la primera de la de 1990 condujo antes a la instalacin de ciertos tropos, la canonizacin de un conjunto de fuentes de orientacin conceptualylalegitimacindelaarbitrariedadcomo procedimiento argumentativo que a un desplazamiento delaorientacininterpretativistahaciaelanlisisde lgicas culturales trascendentes que se haba consolidado primeroenlaantropologaculturalnorteamericanay luegoenlaacademiabritnicaenelmarcodesugiro hacia la antropologa semntica (cfr. Parkin 1982). En denitiva, aunque con sonadas excepciones, los ataques posmodernos al interpretativismo -muchas veces irnicos, despectivos y aparentemente furibundos- han resultado serapenascrticasinternasque,msquedestronara los enfoques que atacaban, han permitido reformularlos yrevestirlosconnuevosropajesqueescondensu naturalezamsntima.Varioshechosatestiguanesa hegemonainterpretativista:lageneralizacindela metforadelatraduccincultural;larehabilitacinde lasideas-debidamentereformuladas-dequeelautor de los informes etnogrcos es el propio etngrafo (cfr. Hastrup 1992) y de que su autoridad al respecto emerge de su experiencia de campo (cfr. Hastrup y Hervik 1994); y,especialmente,elhechodequeenmuchostrabajos etnogrcos contemporneos la pretensin de analizar los modos en que los agentes construyen activamente su mundo, transformndolo sin cesar, conviva -de manera msomenosinconsistente-conlaarmacindeque dichoanlisispermitecaracterizarunaciertalgica persistentequeserapropiadelaculturalocalycuya Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado... | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186173construccin activa por los sujetos se da por sentada pero raramente se investiga.3 Enelmarcodeestareformulacindelintersdela disciplinaporladiversidadcultural,suestatuscomo objeto y medio privilegiado de la indagacin etnogrca sehavistocadavezmsnaturalizado.Laideadeque la antropologa es una disciplina dedicada a registrar y traducir la diversidad humana difcilmente es cuestionada por el mainstream de los pases centrales, y menos an lo es el postulado de que la atencin a la diversidad es y debe ser el centro de nuestros procedimientos de investigacin. Y es en este contexto donde la comparacin encuentra generalmentesulugarenlaantropologaactual.Holy delineaba los dos estilos de comparacin predominantes hacia mediados de la dcada de 1980: Unodel ospropsi tosi mportantesdel a comparacintransculturalactualesfacilitarla denicin de lo culturalmente especco de modo talquepuedaserentendidoplenamente.(...) Lasculturas,porsupuesto,noserandiferentes sinoestuvieranconstruidasenbasealgicas culturales diferentes. En consecuencia, esta clase de comparacin no puede lograr nada ms que el postular la diferencia; tiene un valor heurstico ms que explicativo. (Holy 1987b: 10 y 11) ()Lacomparacinintra-culturalreviertelos supuestossubyacentesalintentodecomparar procesos de construccin de sentido entre culturas. (...)Supropsitonoesestablecerlasdiferentes lgicasculturalesquesubyacenaconstructos similares que se presentan en diferentes culturas sinoestablecerlalgicaculturalcomnquese encuentra en la base de los constructos analtica o ticamente diferentes que se dan en la misma cultura. (Holy 1987b: 12)Segnsurgedeestospasajes,lacomparacinse encuentra reducida a la condicin de un recurso auxiliar para la deteccin y el anlisis de la diversidad, tarea que se concibe como la esencia misma de la etnografa y -ms omenosexplcitamente-delaantropologaencuanto disciplina.Enestascondiciones,esrazonablequeno 3Nopuedoextendermeaqusobreesteparticularperos,amodo de ejemplo, remitir al lector a algunos textos de un campo de debate contemporneo que mi trabajo reciente me ha llevado revisar: el de los estudiosantropolgicosdedicadosalasmoralidades.Allseobserva como numerosos autores enfatizan la libertad de los sujetos como un prerrequisitoparalaaccinmoralaltiempoqueinterpretanaesta en funcin de una o mltiples moralidades (cfr. Heintz 2009; Zigon 2009),esferasdevalor(cfr.Robbins2009)omarcosmorales(cfr. Rasanayagam2009)preexistentes;asimismo,recientementeseha llegado a debatir seriamente si la moralidad debera ser considerada comounsistemaculturalenelsentidogeertzianodelaexpresin (cfr. Csordas 2013). El mismo despliegue de procedimientos analticos posestructuralistassobreuntrasfondoculturalistatendienteala reicacin es frecuente en gran parte de las especialidades temticas de la antropologa actual -si no en todas ellas-.sereexionedemasiadosobresuscaractersticas,usos yalcances.Lasituacinvigentees,agrandesrasgos, ladelineadaporFoxyGingrich(2002:20)cuando asegurabanquetodoslosantroplogosempleanla comparacin en sus dimensiones bsica o cognitiva -estoes,enlamedidaenqueesunprocedimiento constitutivodenuestropensamiento-eimplcitao dbil-porquetodatraduccinexigealgngrado de comparacin- pero pocos lo hacen en su dimensin fuerteoepistemolgica-esdecir,aquellaque supone el despliegue de procedimientos de investigacin especficamentediseados-.Enmiopinin,siesta caracterizacinesmsomenoscorrecta,ellonoes sloporobradelrazonabledescrditoenquehan cadolosintentosdeimportarelmtodocomparativo de las ciencias naturales sino, especialmente, porque la hegemona de la etnografa entendida como traduccin cultural ha capturado a la comparacin y la ha sometido asusdesignios.Aestollamolaservidumbredela comparacin.Cuando digo que esta es la situacin vigente a grandes rasos en la actualidad me reero a que se trata de una tendencia que considero hegemnica a nivel internacional, la cual emerge de las academias centrales y se presenta en medidas dispares y bajo modalidades variables en las perifricas. Hay en estas, como en las centrales, esfuerzos aisladosdereflexinrespectodelosfundamentos, procedimientosyalcancesdelacomparacin,as comoalgunosusosdeestaquevanmsalldesus dimensiones bsica y dbil; empero, precisamente por su carcter aislado, entiendo que cabe equipararlos a los desarrollados en los principales centros de la disciplina. Excedeaestaspginaseltratardedarcuentadeesta situacin en sus trminos generales as como el revisar las variaciones que presentan las academias perifricas en torno del tema que me ocupa. Muy particularmente, nomeserposibleabordaraquaunapreguntaclave quesurgecontotalnaturalidadenestecontexto: cmoesposibleque,enmediosdondeseencuentra unaabrumadoravariedaddemodosdeentenderla antropologa que incluye posturas post-coloniales y otras quesepretendensimilarmentecrticasrespectodelas antropologas centrales, la mayor parte de la produccin disciplinaria no deje de exhibir algunos de los rasgos ms notables de estas? Es llamativo, por ejemplo, lo hondo que han calado en medios perifricos una diversidad de variantes interpretativistas de la antropologa que en la Argentina incluye, entre otras, tendencias sociologizantes, fenomenolgicas,hermenuticasyposestructuralistas. En este marco, naturalmente, la comparacin, tiende a permanecer en sus formas tcitas y resulta prcticamente intilencuantoinstrumentodeproduccinterica. Peromsnotableanesqueotrotantosucedacon las corrientes post-coloniales, foucaultianas y marxistas de nuestra academia local, donde cuando se emplea la comparacin se lo hace sin sistematicidad alguna y apenas paraproducirgeneralizacionesempricasdemayoro F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186174menoralcance.Larespuestarespectodelosporqus de este estado de cosas ha de ser, sin duda, histrica, y debera ser procurada a travs del anlisis del entramado institucional de nuestras antropologas perifricas: habra, pues,quetratarcuestionesqueraravezanalizamos, tales como los condicionamientos impuestos a nuestros modosdehacerantropologaporelhechodequela abrumadoramayorpartedenosotrostrabajamospara agencias estatales, y, en ese marco, la incidencia de las modalidades de evaluacin centradas en la productividad ylavisibilidad,quetiendenaimponerprocedimientos deargumentacincalcadosdelosdelasacademias centrales (como la obligacin de posicionarse en debates actuales cuyas lneas son trazadas all) y, as, inducen a los investigadores a adoptar las miradas hegemnicas. Pero todo esto, como ya se ha dicho, est fuera del alcance deestetexto.As,pues,enloquesigue,meocupar de la tendencia hegemnica a reducir la comparacin a un estado de servidumbre respecto de la etnografa sin detenerme en las particularidades con que se presenta en las academias perifricas.Consecuenciasnegativasdelaservidumbredela comparacinLa reduccin de la comparacin a un estado de servidumbre respecto de la etnografa en las antropologas centrales y, en mayor o menor medida, en las perifricas, ha tenido al menos tres consecuencias negativas para la antropologa actual a las que quisiera referirme brevemente. Dicultades para explicitar y controlar los procedimientos comparativosLageneralizacindelaconcepcindelacomparacin como un recurso auxiliar de la etnografa ha provocado quesehicieracadavezmsdifcilexplicitarsus procedimientosy,porende,controlarlos.Siloque sepercibecomoproblemticoycomodignode reflexinnoeslacomparacinsinoladescripcin, nohadeextraarnoslarelativaescasezdeliteratura dondesereexioneexpresamentesobrelautilidady losprocedimientosdelacomparacin,asseaanes exclusivamenteetnogrcos:aalgunascompilaciones (cfr.: Gingrich y Fox 2002; Holy 1987a; Yengoyan 2006a; etc.) y cierto nmero de textos sueltos (cfr. Falk Moore 2005; Lewis 2005; Lewis et al. 2005; Matos Viegas 2009; Viveiros de Castro 2004; etc.), caracterizados todos por su irreductible diversidad de puntos de vista, se suman, apenas, las descollantes producciones de dos autores que, de maneras muy diferentes, han apelado sistemticamente a la comparacin como una herramienta central de sus estrategias analticas: Fredrik Barth (1967, 1972, 1993, 1995, 2000a, 2000b), que es, probablemente, el nico antroplogo que ha reexionado de manera sistemtica a largo plazo sobre el uso de la comparacin como recurso para el anlisis etnogrco, y Jack Goody (1976, 1985, 1986, 1990, 1999, 2006), quien ha desarrollado amplias exploracionescomparativastransculturalesdedistintos aspectos de la vida social.Reconocer que la etnografa y la comparacin son dos aspectosdiferentesaunqueinterrelacionadosdelas prcticasdeinvestigacinpropiasdelaantropologa supondra poder volver a problematizar sistemticamente a la segunda. As seramos capaces de explicitar nuestros procedimientoscomparativosy,enconsecuencia,de someterlos esa continua vigilancia epistemolgica (cfr. Bachelard 1979: 77 a 80; Bourdieu et al. 1986: 16 y 17) queeslanicaformaenque,enlascienciassociales, resulta posible establecer alguna medida de consistencia terico-metodolgica. El rigor al que cabe aspirar consiste en el ejercicio de una constante revisin de las relaciones entrelosprocedimientos,lateoraylosmaterialesa abordar, subordinando el uso de tcnicas y conceptos a un examen de las condiciones y los lmites de su validez (Bourdieu et al. 1986: 16). De esta forma no contaramos conunrepertoriojodeprocedimientoscomparativos (ascomo,enrigor,nocontamosconunocompuesto por tcnicas claramente denidas para hacer etnografa) perosconlacapacidaddeseleccionary/odisearlos procedimientosnecesariosencadaocasindeuna manera consistente en trminos terico-metodolgicos.Adems, al distinguir adecuadamente entre etnografa y comparacin nos daramos la capacidad de problematizar y someter a vigilancia tambin sus relaciones mutuas, lo que multiplicara tanto los aportes del anlisis comparativo alaproduccindeetnografacomolaproductividad terica de ambas. En efecto, por un lado, nos permitira dar a la comparacin un uso ms matizado y productivo en tanto recurso auxiliar de la etnografa, transformndola enunapraxisautoconsciente,sometidaavigilancia epistemolgicaysusceptible,enconsecuencia,de alumbrar autnticas reexiones tericas. Y, por otro lado, al restituir a la comparacin en su condicin de recurso analtico independiente podramos desarrollarla de una maneradeliberadaycontrolada,loquepotenciara nuestra capacidad de emplear a nes comparativos tanto los resultados de anlisis etnogrcos ya concluidos como materiales etnogrcos de diversas proveniencias.Limitacin de la productividad de la etnografaLa reduccin de la comparacin a un estado de servidumbre no slo ha limitado seriamente su productividad en tanto recursodelanlisisetnogrcosinoque,demanera aparentemente paradjica, ha tenido el mismo efecto con la de la propia etnografa. Caben aqu tres observaciones. Para empezar (i), hay algo profundamente problemtico en el hecho de simplemente asumir que la comparacin debe ser empleada apenas para identicar y elucidar a la diversidad. Desde luego, los hechos sociales varan tanto al interior de un determinado medio cultural como si se los considera entre culturas, y lo mismo sucede si se los aborda sincrnicamente o a lo largo del tiempo. Pero no Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado... | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186175es menos cierto que los hechos sociales presentan lo que, a nes de esta exposicin, denominar continuidades e invariancias. Puede hablarse de continuidad cuando ciertasvariablesyentrelazamientosdevariables noexhibenvariacionesrelevantesenelmarcode determinados procesos sociales interrelacionados donde otros entrelazamientos y/o variables s lo hacen. Por otro lado,esdableatribuirprovisionalmenteunacondicin deinvarianciaaaquellasvariablesyentrelazamientos devariablesque,cuandoseanalizaunconjuntode casosquenoestnempricamenterelacionadosentre s,nopresentandiferenciassignicativassiendoque otrasvariablesoconjuntosdevariablesslohacen.4 Lacontinuidadylainvariancia,desdeluego,noson cualidades propias de las variables o entrelazamientos devariablessinoquesonproblemticasydebenser explicadas mediante el anlisis de los procesos sociales de que forman parte los hechos considerados -exactamente del mismo modo que la diversidad, en todas sus formas, debeserexplicadaynosimplementepresupuesta-. Esms,evidentemente,nosetratadecondiciones empricas sino de construcciones analticas que resultan del hecho de interrogar a la empiria desde un cierto punto devistaterico-talcomosucede,nuevamente,conla propia diversidad-.Siladiversidad,lascontinuidadesylasinvariancias coexistenenlavidasocialysontodasigualmente problemticas,restringirlosusosdelacomparacin aladeteccinyelanlisisdeaquellacomportaun sesgoendesmedrodeltratamientodeestas.As ocurre,porejemplo,cuandoBarth(2000a)armaque ladiferenciayladiversidadaprehendidasyanalizadas en el curso de la etnografa a travs de procedimientos comparativos pueden ser transformadas conceptualmente enuncampodevariabilidadandeprocederala construccin analtica de dimensiones de variacin en cuyostrminosposteriormenteseraposibleproducir descripcionesetnogrcasmsrenadas,susceptibles de iluminar ms claramente la co-variacin de variables interdependientes(Barth2000a:193).Sinembargo,el mismo Barth ha observado en otro contexto que [para] hablar del cambio, uno necesita ser capaz de especicar lanaturalezadelacontinuidadentrelassituaciones discutidas bajo el rtulo de cambio(Barth 1967: 664), lo que signica que el anlisis de la co-variacin debe ir de la mano con el de la continuidad. En este sentido, vincular el uso de la comparacin exclusivamente al anlisis de la diversidad limita los alcances de la etnografa al introducir unsesgoquedicultaelanlisisdelascontinuidades 4Encuentroadecuado,almenosprovisionalmente,hablarde invarianciasporanalogaconlasmatemticas,dondeseentiende comoinvarianteaunamagnitudoexpresinquenocambia devaloralsufrirdeterminadastransformaciones(Diccionariode LenguaEspaolaRealAcademiaEspaola;en:http://lema.rae.es/drae/?val=invariante;consultadoel6/11/2014);laclavees,aqu, lapalabradeterminadas,queimplicaquenosesuponequela invariancia se mantenga bajo cualesquiera transformaciones: en este sentido,lasinvarianciassonrelativasypodranllamasetambin regularidades condicionales.queocurrenenlavidasocial:yestonoslosupone una incitacin a ignorarlas o a darlas por sentado sino que perjudica al propio anlisis de la diversidad, ya que es lgicamente inseparable del de la continuidad. Otro tantopuededecirserespectodelprivilegioquesuele acordarse al anlisis de la diversidad cultural o la diferencia porsobreeldelasinvarianciascuandosecontemplan casos correspondientes a medios sociales separados en eltiempoyenelespacio,entreloscualesnoparecen darseconexionesrelevantes.Enefecto,lostrabajos dedicados por Goody (1976, 1986, 1990, 1999) a una gran variedad de temas que antroplogos, historiadores y socilogos han tratado generalmente dando por sentada la centralidad analtica de los contrastes existentes entre OccidenteyOriente,capitalismoyfeudalismo,etc., muestran convincentemente que ciertos agrupamientos de variables tienden a interactuar de maneras regulares en contextos sumamente diversos. Contrariamente, al ceir la etnografa a las funciones de detectar, describir y traducir la diversidad cultural se diculta y desestimula el anlisis de las invariancias que se presentan en la vida social, hecho que, nuevamente, reduce nuestra habilidad paradarcuentadelapropiadiversidadyaqueambos fenmenos deben ser entendidos como analticamente interrelacionados.Porotraparte(ii),laetnografa,siselaconcibecomo una forma de anlisis antes que de descripcin en un sentido estrecho, es siempre funcin de ciertos problemas de investigacin. Esto signica que su desarrollo requiere deladeterminacindeloscontextosadecuadospara elabordajedelosproblemasplanteados.Loquese entienda por contexto, claro est, vara ampliamente en funcin de la concepcin que se tenga de la antropologa (Dilley 1999b: xii).5 Baste aqu, a nes operacionales, con denir a los contextos como series de conexiones entre variables que son construidas por el investigador en tanto relevantesenfuncindeundeterminadoproblemay que operan como mbitos que contienen y dan forma al anlisis etnogrco, en cuyo curso ha de determinarse cules son, especcamente, las relaciones entre variables que dan cuenta del fenmeno bajo consideracin.Como seala Melhuus (2002: 83), el sentido es producido a travs de los contextos. Y ocurre que la comparacin es precisamente un recurso clave -sino el recurso clave- para determinar los contextos en que es preciso abordar cada problema. As, segn Adam Kuper:Si comenzamos con un problema, una pregunta, unaintuicin,entonceselprximopasoesla contextualizacin.Unamaneraalternativade 5 Como observara Roy Dilley (1999c: 1), el problema del contexto ha sidorelativamentepocoexploradoporlosantroplogos.Adems, generalmentelohasidodesdeperspectivasinterpretativistas(cfr. Dilley 1999a) o bien en trminos del anlisis de las estrategias retricas desplegadas por los antroplogos al construir sus textos (cfr. Strathern 1991), y se ha dicho mucho menos sobre la importancia del contexto de cara a la explicacin de los fenmenos en el marco de un anlisis etnogrco (cfr. Goody 1976, 1990).F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186176pensar acerca de la comparacin es como una tarea de contextualizacin de la informacin orientada aabordaruninterrogante.(...)Emanandoa lavezdeundiscursoparticularyunaseriede observaciones,cadainterrogantesugerirsus propioscontextosainvestigaratravstanto deltrabajodecampocomodelacomparacin. Cadacontextualizacindarlugarapreguntas frescas, sugerir referencias a otras observaciones yotrosinformes,yestimulardudasacercade los supuestos subyacentes del discurso en que se encuentra formulada. (Kuper 2002: 161)En efecto, como ha sealado Susana de Matos Viegas,Si l aantropol og aproduceuncuerpode conocimientoqueladistinguedeotrasformas de conocimiento del mundo, es inevitable que la validez de los conceptos en antropologa emerja, antesquenada,delaexperienciaylarelacin, queasuvezconstituyenysonconstituidas pordiferentescapasdecontextualizaciny comparacin. As, se torna importante el encontrar unacombinacindeestrategiascomparativas que ilumine al mismo tiempo el fenmeno que observamos y el perl epistemolgico de nuestras preguntas. (Matos Viegas 2009: 159; los pasajes entrecomillassontomadosporlaautorade Gregor y Tuzin 2001)Demanerasimilar,RogerSanjek(2002:295)sealala existencia de un tringulo antropolgico formado por laetnografa,lacomparacinylacontextualizacin que sera, en esencia, la manera en que la antropologa socio-culturaltrabajaentantodisciplinaparaexplicar einterpretarlasculturashumanasylavidasocial.En suma, la etnografa requiere del establecimiento de los contextos adecuados para el abordaje de los problemas planteados y la comparacin es, como mnimo, un medio clave para hacerlo. En estas condiciones, el sesgo en favor de la diversidad se torna an ms problemtico, ya que inevitablemente interereenelusodelacomparacincomomedio paraestablecerloscontextossignificativosparael anlisis etnogrco. En efecto, si la comparacin es una herramienta fundamental para la deteccin y el anlisis de la diversidad, no es menos cierto que se trata de un medio imprescindible para el desarrollo de razonamientos poranaloga,losquepermitenromperconlanatural tendenciadecualquieretngrafoasujetarloshechos sociales a la consideracin de su entorno inmediato:Para liberarse de la consideracin ideogrca de casosquenocontienenensmismossucausa, elsocilogodebemultiplicarlashiptesisde analogas posibles hasta construir la especie de los casos que explican el caso considerado. (Bourdieu et al. 1986: 75 y 76; el nfasis es del original)Lahistoriadenuestradisciplinaexhibeinnumerables ejemplosdeusosdelacomparacinquefueron productivos precisamente porque posibilitaron formular yarticularanalogasycontrastes,facilitandouna construccin de los contextos analticamente relevantes mscomplejayproductiva.Porejemplo,losprimeros anlisis antropolgicos de sistemas polticos (cfr. Fortes 1945;FortesyEvans-Pritchard1979;Evans-Pritchard 1977) involucraron la combinacin de una hiptesis de analoga-ladequetodoordenpolticorequieredela adhesinasmboloscomunes-conotradecontraste -entresistemaspolticosdondeelusodelafuerza tiendeasermonopolizadoyotrosenlosquetiende adistribuirseequilibradamenteencadaunodelos nivelesdeagregacinsocialdondeexistenintereses contrapuestos-.6 Comocorolariodelosdospuntosprecedentes(iii),si lacomparacinreducidaaservidumbreempobrece losanlisisetnogrcos,entoncestambincontribuir arestringirlaproductividadacumulativadelcontinuo entrelazamiento que se produce entre las etnografas que leemos y las que hacemos. Normalmente, los etngrafos comienzan cada investigacin habiendo ledo previamente etnografas ajenas que pasan a orientar su propia labor (Howell1994:334)porquedanlugaralaemergencia de expectativas respecto de su futuro trabajo de campo (Howell 1994: 318). Esta prioridad cronolgica, lgica y prctica de la lectura de etnografas sobre su realizacin es el armazn potencial de un encadenamiento de actos de produccin terica etnogrcamente fundados, de modo que confundir a la antropologa con la etnografa no slo suponerenunciaralaproduccindegeneralizaciones porlavadelacomparacinsinotambinrestringir seriamente la capacidad para engendrar teora que surge de la agregacin de facto de los esfuerzos etnogrcos de mltiples antroplogos.Si,encambio,emancipramosalacomparaciny dejramosdeentenderlacomounrecursodirigido exclusivamente al tratamiento de la diversidad, podramos desarrollarnuevascapacidadesanalticas-o,quizs, recuperar capacidades perdidas-. Un uso menos sesgado delacomparacinpermitiraarticularelanlisisdela diversidadylavariacinconeldelasinvarianciasy lascontinuidades.Adems,ganaramosenpoderde contextualizacin. En efecto:Unobjetodeinvestigacin,pormsparcial yparcelarioquesea,nopuedeserdenidoy construido sino en funcin de una problemtica tericaquepermitasometeraunsistemtico examentodoslosaspectosdelarealidad puestos en relacin por los problemas que le son 6 Menciono como hiptesis lo que los autores consideraban, ms bien, como generalizaciones empricas producidas por induccin.Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado... | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186177planteados. (Bourdieu et al. 1986: 54; el nfasis es del original)Es decir que lo que se enriquecera es nada menos que laconstruccindenuestrosobjetosdeinvestigacin. Asimismo,ladinmicaantropolgicadeproduccin terica se vera favorecida, tendiendo hacia el desarrollo de orientaciones terico-metodolgicas para el anlisis conjuntodelaproduccinsocialdevariacionesyde invariancias,dediversidadydecontinuidad,enlugar de caer en miradas que para abordar la especicidad de ciertos hechos obliteran el anlisis de sus semejanzas con otros y hasta niegan a priori que puedan existir.Dicultadesparalaproduccindegeneralizacionesy prdida de relevancia disciplinariaLamiradahegemnicarespectodelacomparacin plantea problemas en lo tocante a la relevancia no slo de la prctica de la etnografa sino tambin de la propia antropologaencuantodisciplina(cfr.Bloch2005; Ingold 2008). En la medida en que la labor etnogrca es concebida como un n en s mismo y la comparacin lo es apenas como uno de sus instrumentos auxiliares, sehacedifcildiscerniraportealgunoqueladisciplina pudierahaceralconocimientosobrelavidasocialen general,msalldelacrecientementeredundante produccindedescripcionesdefragmentosespacial, temporal y socialmente situados de su continuo discurrir. Elproblema,comoobservaratempranamenteMelford Spiro (1986: 278), es que el particularismo etnogrco esintelectualmentetrivialporque,comobienapunta Melhuus(2002:82),paraabordarproblemasms ampliosycontribuiraunentendimientomsgeneral delasociabilidad()esnecesariaalgunaperspectiva comparativa.Lacontracaradelareduccindelaantropologaala etnografaesunaactitudderechazohacialateora muy difundida actualmente en los pases centrales que, enmiopinin,nosloobedecealasorientaciones ideolgicas subyacentes en ciertas miradas posmodernas en antropologa sino tambin a una pobre comprensin de lo que es la teora y, ms ampliamente, a una cierta inconsistenciadelaepistemologaquemanejanno pocos antroplogos que se conciben como etngrafos dedicadosaunalabordetraduccincultural.Uncaso paradigmtico a este respecto es el de Aram Yengoyan, quienentiendealasteorascomograndesmeta-narrativasometa-lenguajes(Yengoyan2006b:19) queentodosloscasosoperaranparaetiquetara eventosycosascuyaexistenciasimplementese asume (Yengoyan 2006c: 152) y, en consecuencia, siente un autntico temor -ms que mero rechazo- frente a sus efectos sobre las comparaciones: Cualquierformadecomparacindebesiempre estarinformadaporalmenosunmnimode teora;piensoquenohaycmoescaparde esto.Elpeligroradicaalldondelashistoriasy las comparaciones pagan el precio de los meta-lenguajespesadamentecargadosquedirigen ycanalizannuestrasindagaciones.(Yengoyan 2006c: 154; las itlicas me pertenecen)Estetipoderechazohaciaelusodeteora-consu palmaria y profundamente ideolgica confusin, de raz posmoderna, entre lo que ella es y los efectos que supone una cierta forma de emplearla mal- es uno de los elementos queconuyenenlareduccindelaantropologaala etnografa y no puede sino conducir hacia la trivialidad mencionada por Spiro. Si, como observara alguna vez E. R. Leach criticando a sus colegas estructural-funcionalistas, la labor comparativa inspirada en las ciencias naturales no era ms que una forma de coleccionar mariposas, bien puede decirse que la proliferacin actual de etnografas orientadas meramente hacia el registro y traduccin de la diversidad no es sino una forma de retratar mariposas. Y como la diversidad cultural, al igual que las variedades demariposas,esinabarcable,losantroplogos-en-tanto-meros-etngrafosbienpodranseguirtrazando sus retratos por generaciones: pero cabe dudar de que valgalapenahacerlo,almenossiaspiramosaqueel sentido de nuestro trabajono se agote en lo esttico y en el hecho de que nos brinda nuestros medios de vida y algn reconocimiento.7 La emancipacin de la comparacin y la desnaturalizacin de su orientacin hacia el anlisis de la diversidad estn llamadas a restablecer la tan maltratada capacidad de la antropologa para formular generalizaciones en la medida en que, como ya sealara, esta no se ha visto arrasada sloporeljustorechazodelpositivismosino-ymuy especialmente- por una compleja combinacin histrica defactoresideolgicos,tericosydeconformacin delcampointelectual.Enefecto,haymuchasformas degeneralizarquenosonformaspositivistasde generalizar:lasolamencindeautorescomoKarl Marx, Max Weber, Georg Simmel, Claude Lvi-Strauss y PierreBourdieudeberabastarparadejarsentadoeste punto.Sinembargo,deunamaneraquenodejade sorprender, entre los antroplogos se halla muy extendida latendenciaaasumirquetodointentodegeneralizar supone abrazar el positivismo, idea que se trasunta en el mencionado temor a la teora, la renuncia a la bsqueda deexplicacionesylaideadequelainterpretacin entendida como traduccin cultural es el nico objetivo posible para nuestro trabajo. As las cosas, restituir en toda su plenitud la capacidad de la antropologa para formular generalizacionesacabandoconlaservidumbredela comparacin no requiere de mucho ms que del simple actodedejaratrslafalaciasegnlacualgeneralizar 7Comoresultadodelapercepcindelacrecienteirrelevanciade ladisciplina,seregistraunatendenciaapretenderterciarenlos grandesdebatesdelalosofaapelandoamaterialesetnogrcos. ProbablementeseaTimIngold(2008)quienofrecelamejor fundamentacin de este programa.F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186178equivale a ser positivista. Veamos algunos breves apuntes al respecto.8Antropologa,racionalismocientcoaplicadoy realismo condicionalAntesquedeunadisposicinpositivista,laintencin deproducirgeneralizacionesrequieredelaadopcin de una posicin epistemolgica que arme la existencia deunarealidadaseranalizadaalavezqueadmita elhechodequesolamentepuedeconocrseladesde uno u otro punto de vista y reconozca que todos ellos revisten necesariamente una naturaleza terica, de modo que, en denitiva, la realidad a conocer es siempre una construccindelsujetoqueproduceelconocimiento. Tambinesnecesarioentenderclaramentequetoda armacinsobrelarealidadesunjuiciotericamente informadoytratartantoaesasarmacionescomoa los procedimientos conducentes a su formulacin como meramente operacionales, en el doble sentido de que su naturaleza es terica y su condicin siempre provisional, sujeta a recticaciones.Semejantes ideas se encuentran, con grandes variaciones, en diversos autores: por ejemplo, en la crtica del mtodo de la Economa Poltica desarrollada por Karl Marx (1987), losescritosmetodolgicosdeMaxWeber(1990),las reexionesdeS.F.Nadel(1978)sobreelpapeldela teora en la investigacin antropolgica, o la perspectiva internalista del lsofo Hillary Putnam (1981). Tambin obran, de manera particularmente frtil, en la perspectiva delracionalismoaplicado,desarrolladaporGaston Bachelard(1979)yapropiadaporGeorgesCaguilhem (2002) y por Pierre Bourdieu, Jean-Claude Chamboredon y Jean-Claude Passeron (1986). Desdeesteenfoque,esclaroquenoesposibletener unconocimientodirectodelmundorealsino,apenas, aproximarse hacia l desde una organizacin intelectual cuyofactordominanteeslateora.Lacienciase plantea una problemtica terica en funcin de la cual construye su objeto de investigacin, el cual comprende aciertosaspectosdelarealidadquesonpuestosen relacionesmutuasporaquellay,enconsecuencia, puedenserexaminadossistemticamentedesdeun determinadopuntodevista.Larealidadaconoceres, entonces,producidaporelpropiodesplieguedela ciencia. Bachelard denominaba a esto lo real cientco, peropersonalmentecreoqueesaexpresintiendea substantivar a los productos de la ciencia, tiene un cierto sesgo normativo y supone los consensos relativamente perdurablesquesuelendarseenlascienciasnaturales peronoenlassociales.As,preeroarmarquelas versionesdelmundosocialqueresultandenuestro trabajo se caracterizan por su realismo condicional, en 8 Para una discusin sobre la necesidad de producir generalizaciones en antropologa desde un punto de vista diferente pero que tambin ponenfasisenladimensinepistemolgica,vaseMatosViegas (2009).el sentido de que son intentos de dar cuenta de ciertos fenmenos desde un punto de vista terico que es, a la vez, socialmente situado y necesariamente provisional. Siempreentrminosdelracionalismoaplicado,las armaciones sobre la realidad, ya sean particulares -los llamados hechos- o tomen la forma de generalizaciones -comolashiptesis,clasicaciones,tipos,principios, leyes,etc.-,nosonsinojuiciosdevalormsomenos estabilizados pero siempre, y en esencia, provisionales, necesitados de continua recticacin. Y, puesto que tales juicios resultan del despliegue de la teora, todos tienen uncarcterabstracto,incluyendoalosqueestablecen aquello que se considera provisionalmente como hechos. Adems, todos son formulados y reformulados apelando aprocedimientosque,lejosdeserneutros,ponenen acto a la teora, estableciendo a su luz los hechos y sus relaciones.Aslascosas,enn,nopuededecirseque las teoras proceden de los hechos sino que, ms bien, el despliegue de la teora da lugar a produccin terica atravsdelcaminorepresentadoporloshechos,es decir, de un trabajo orientado hacia lo real y regido por la voluntad de serle el, por ms utpico o metafsico que pueda ser el objetivo de llegar a conocerlo.Desde semejante postura epistemolgica no hay riesgo alguno de caer en el empirismo o en el realismo ingenuo, nitampocodedesplazarsehaciaelextremoopuesto, representadoporelidealismo.Esenestesentidoque Bachelard entenda que, en cuanto losofa de la ciencia, elracionalismoaplicadoseubicabaenelcrucede caminos entre el realismo y el racionalismo (citado en Bourdieuetal.1986:95).Allesdondeconsideroque deberaubicarselaantropologasiesquequeremos restaurarplenamentenuestracapacidaddeformular generalizaciones y de producir teora, con la salvedad de que parece preferible hablar de un racionalismo cientco aplicado, para especicar que ese racionalismo que la cienciavieneaaplicares,apenas,unoentremuchos otros posibles -aunque esta idea hubiera escandalizado aBachelard-,unaformadeponerenjuegocierta racionalidadsocialmentesituada,histrica,enmodo algunoabsolutasino,alcontrario,inherenteaciertas prcticasquerespondenanalidadesparticulares.Es, pues, desde el punto de vista de un racionalismo cientco aplicadocuyaaspiracinltimaesladeacercarse alorealproduciendoanlisiscaracterizadosporun realismo condicional que examinar las formas en que la comparacin y la etnografa pueden ser combinadas para dar lugar a la produccin de generalizaciones.Dos caminos (ya transitados) hacia la generalizacinLa idea que, como el lector ya habr advertido, subyace amiargumentoesquelaposibilidaddegeneralizar en antropologa involucra necesariamente el uso de la comparacin, ya sea como parte integral de la etnografa o, al contrario, como una tarea en s misma que supone apelaralosproductosparcialesy/onalesdelalabor Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado... | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186179etnogrfica.Renunciaradesarrollarcomparaciones adecuadamenteponderadas-entantoprocedimientos sometidosaladebidavigilanciaepistemolgica,yno enlaformadelasprcticasimplcitaseincontroladas quepredominanactualmente-ycolocadasenformas de interaccin con la etnografa igualmente deliberadas equivaleacondenaralaantropologaalairrelevancia porquelaincapacitaparaproducirgeneralizaciones tericas; resta, a lo sumo, la alternativa -que quizs sea an peor- de producirlas bajo la forma de armaciones dogmticascuyarazonabilidad,aunquejamsselo admita,seasientainductivamentesobrelafacticidad aportadaporlosdetallesdelaetnografadequienlas pronuncia. Pero ya he dicho bastante al respecto: veamos, por n, los dos caminos por los que la antropologa puede volver a producir algo ms que retratos de mariposas.9Procedimientoscomparativosetnogrficamente sensiblesPodradecirsequeelusoanescomparativosdelos resultados de anlisis etnogrcos ya concluidos y/o de materialesetnogrcospuedeseguirdosalternativas opuestas-que,enrigor,representanlosextremos idealesdeunespectrodeposibilidades-enfuncin delosobjetivostericamenteinformadosdelos investigadores:unaquesuponereduciralmnimola consideracin de las especicidades de los materiales o anlisis etnogrcos a comparar, y otra que involucra el intento de incluir en la comparacin un mximo posible de los detalles especicados en ellos. La distincin entre ambasalternativasesrelevanteporquequelaprimera conduce a desarrollos tericos de una mayor generalidad relativaentantomsdistantesdelsaberproducido etnogrcamente,mientrasquelasegundadalugara resultados cuyo aliento es ms corto porque estn ms estrechamenteligadosasusfuentesetnogrcas.Se trata,dehecho,dediferenciasencuantoalosniveles deabstraccinenquesepretendatrabajar.YaNadel, examinadolaslimitacionesdelmtodocomparativo, observabaquelasingularidadyuniversalidaddelos hechos dependen del plano de abstraccin en que se los considere (Nadel 1978: 256), esto es, de la amplitud de la estructura de referencia (1978: 257) contra la cual se los examine, la cual, a su vez, obedece a los intereses ycriteriosqueguenalainvestigacin.Dichodeotra manera, segn el punto de vista terico que se asuma, lascomparacionespuedenapuntaralaproduccinde generalizaciones de mayor o menor nivel de abstraccin, loquenecesariamenteexigirquealdesarrollarlasse preste menos o ms atencin a los detalles de sus fuentes etnogrcas. 9Losdosusosdelacomparacinqueexaminoaqupuedenser encontradosenmispropiostrabajosperoestospecandelamisma faltadeunaproblematizacinadecuadadelosprocedimientos empleados que he atribuido a la antropologa actual en general. Por talrazn,preeroapelarailustracionestomadasdetrabajosajenos que considero como modelos a seguir.Siseasumequelasgeneralizacionestericastienen si empreunanatural ezameramenteoperaci onal yprovisionalsegnlovistomsarriba,nohayen principionadademaloenusarlacomparacinpara tratardeformularuniversales.Sinembargo,nuestro intersprimariocomoantroplogoses-odeberaser- eldecontarconorientacionestericasquepuedan serapropiadasparalaproduccindenuevosanlisis etnogrcos; y, como acabo de observar, cuanto menos atencin se presta en la comparacin a los detalles de sus fuentes etnogrcas, sus resultados son menos valiosos para el desarrollo de nuevas indagaciones etnogrcas. As, pues, puede decirse que las comparaciones ubicadas enplanosdeabstraccinmsmodestosdesdedonde sea posible atender en medidas apreciables a los detalles de las fuentes y los materiales etnogrcos revisten un mayor inters antropolgico. Dicho de otra manera, en trminos de la productividad acumulada de los esfuerzos etnogrcosdelosantroplogos-tantotericacomo orientada a la produccin de anlisis de casos-, parece deseablepriorizareldesplieguedeprocedimientos comparativosetnogrficamentesensibles,estoes, fundadosendescripcionesetnogrcasycapacesde hacer honor a su complejidad y diversidad. Laproductividadetnogrficaytericaqueresulta deatenderalosdetallesetnogrficosenelcurso deldesplieguedeanlisiscomparativosesunhecho largamente establecido en nuestra disciplina.10 Pero esto -ser etnogrcamente sensible cuando se compara- es, precisamente,loquetantosautoresqueaboganpor reducir la etnografa a una forma de traduccin cultural consideran imposible porque la comparacin orientada porgeneralizacionestericasydirigidaaproducirlas conducirainevitablementeaintroducircriterios externos que alteraran la realidad cultural estudiada (cfr. Hobart 1987; Holy 1987b; Overing 1987; Yengoyan 2006b, 2006c; etc.): as, la sensibilidad etnogrca y la comparacin tenderan a ser polos lgicamente opuestos. Al contrario, desde el punto de vista que he adoptado esclaroqueloshechossonjuiciosdevalorsobrela realidad en el mismo sentido en que lo son las hiptesis y dems generalizaciones, y es igualmente evidente que cualquier anlisis que desarrollemos supone un punto de vista y resulta en versiones de la realidad cuya naturaleza es condicional. No cabe, pues, creer ingenuamente que seraposibleaccederalosparmetrospropiosdela cultura analizada ya que el trabajo etnogrco siempre est regido desde un principio por orientaciones tericas que no provienen del mundo social estudiado, de modo que toda etnografa es producto de cierta sensibilidad etnogrca tericamente informada. Tampoco podemos, 10BastemencionarcomoejemploelinuyenteartculodeJ.A. Barnes (1962) sobre la aplicacin de los modelos africanos al anlisis antropolgico de las formas de vida de los pueblos de las Tierras Altas deNuevaGuinea,dondedemostrquelosautoresdedicadosaesa tareaobtenanresultadosdesalentadoresporquetomabancomo objetos de comparacin a los modelos idealizados o abstractos de los africanistas antes que a sus descripciones etnogrcas.F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186180por ende, olvidar que lo que comparamos -sean productos nales o materiales de campo ms o menos elaborados- sonsiempredescripcionesanalticas(cfr.Barth2000a; Hobart1987;Holy1987b)producidasenfuncinde ciertos criterios y supuestos. Y, por ltimo, no hay modo deignorarquetambinnuestrascomparacionesestn tericamenteinformadasyquesloatiendenalos detalles de sus materiales y fuentes en medidas y formas especcas, arbitrarias. Se sigue, en suma, que hablar de procedimientos comparativos etnogrcamente sensibles no equivale a postular una ilusoria capacidad de atender a la realidad lato sensu o de tener en consideracin la totalidad de los elementos y relaciones entre elementos queconformanlasdescripcionesetnogrficasa comparar.Alcontrario,deloqueseesthablandoes deprocedimientoscomparativosdotadosdecierta sensibilidad etnogrca o, si se quiere, de maneras de compararquesonetnogrcamentesensiblesdesde determinado punto de vista tericamente informado que dene para qu se va a comparar, qu aspectos de los anlisis y materiales etnogrcos han de ser abordados y cul ser especcamente el procedimiento comparativo a desplegar.11

No dispongo del espacio necesario para especicar cmo puedenlascomparacionessersensiblesasusfuentes etnogrcas pero s puedo detenerme a sealar un punto clave.Heinsistidoenquelasgeneralizacionestericas -hiptesis, conceptos, clasicaciones, tipologas, modelos, etc.- deben ser entendidas como meramente provisionales, comojuiciosdevalormsomenosduraderamente estabilizadosyestrictamenteoperacionales.Eneste sentido,sealaconraznNadel(1978:271)quelas regularidades sociales (...), al ser meramente observadas y estadsticas, no predican nada acerca de la necesidad de que las cosas sean como son; ni los enunciados sobre relaciones invariantes entre hechos sociales contienen undebe,armacinquecabesuscribirplenamente siemprequeserecuerdequedichosprocedimientos -comobiensabaNadel-necesariamentepresuponen unpuntodevistaterico.Enuntramoquepresenta marcados ecos weberianos, Nadel agrega:As , ni c ament epodemos habl ar de acontecimientos o estados de cosas que tienden a ser de cierta clase; concebimos la esfera de los fenmenossocialescomounaesferadondese dan posibilidades ms o menos probables o hasta alternativasuopuestas,ydondelasingularidad de los acontecimientos, el azar, el accidente y por lo tanto la indeterminacin tienen por lo menos algn papel. (Nadel 1978: 275)11 Huelga aclarar que lo dicho en los prrafos precedentes no guarda relacinalgunaconelproblemadelaextensinoelrangodelas generalizacionesempricasaquesearribeporvacomparativa.No estoy proponiendo hacer generalizaciones de rango medio como una alternativa a la formulacin de otras ms abarcadoras: esto es, estoy hablandodelniveldeabstraccinenquedeberandesplegarselas comparacionesynodeladelimitacindeluniversoempricoalque haran referencia. Estecarctertendencialdelasgeneralizacionesesla condicin de posibilidad de que depende su uso como orientaciones tericas para el desarrollo de nuevos estudios de caso. As, cabe estimar que la sensibilidad etnogrca delascomparacionesradicaenquesudesarrollosea talquelasgeneralizacionesresultantesmantengan lanecesariaapertura,esecarcterprobabilsticoo tendencial, negndose a enunciar necesidades, a recaer en el postulado de conexiones mecnicas entre aspectos del mundo social, reicndolas al tratarlas como fueran hechosenunsentidolato.Yesto,asuvez,sugiere quelascomparacionesmssusceptiblesdealcanzar ladeseadasensibilidadetnogrcasernaquellasque atiendanapequeosagrupamientosdevariablesen interaccin -construidos segn los criterios de relevancia queresultendelpuntodevistatericoadoptado-y tiendanaestablecergeneralizacionesrespectodelas caractersticas de esta: porque la restriccin del nmero devariablesyrelacionesentrevariableshadefacilitar la atencin a los detalles de cada caso; y esto, a su vez, exigirformulargeneralizacionesmenosabstractas,de mscortoalcancey,consecuentemente,mscapaces deofrecerorientacionestericasparaulteriores anlisisetnogrcosdondesecontemplenlosmismos agrupamientos de variables u otros similares. En cambio, aquellas comparaciones que pretendan abarcar enormes conjuntos de variables y generalizar en torno de las formas en que interactan tendrn muchas menos posibilidades demostrarunaadecuadasensibilidadetnogrfica porque la extensin de los asuntos a contemplar ir en detrimento de la atencin al detalle, lo que conducir a la formulacin de generalizaciones ms abstractas que, por su propia naturaleza, tendern ms a postular relaciones necesarias entre variables y, por tal razn, sern de poca utilidad para otros etngrafos. El camino aqu propuesto es el que ha seguido Goody en su tratamiento de mltiples temas: por ejemplo, en la serie de libros que ha dedicado a examinar comparativamente las relaciones entre la produccin domstica, las formas queasumenelmatrimonioylacirculacindebienes materiales que suele acompaarlo, la condicin jurdica y material de la mujer despus de casarse, y las formas de herencia (cfr. Goody 1976, 1986, 1990), intentando determinar y explicar ciertas regularidades que exhibiran dichasrelaciones,susposibilidadesdevariacinysus tendenciasdedesarrolloalolargodeltiempo.Es, tambin, el que sigue Barth (2000b) cuando, basndose ensupropiaexperienciaetnogrcaenBaliyNueva Guinea, construye comparativamente los tipos ideales delgur y el iniciador, contemplando las relaciones entre suspapelessociales,lasposibilidadesyrestricciones que estos comportan para su accin, sus motivaciones, sus formas de gerenciar el conocimiento y, por ltimo, losefectosacumulativosdesudesempeosobrelas tradiciones de conocimiento dentro de las que operan. Obsrvese que, a pesar del enorme contraste entre las perspectivas de ambos autores (Goody enfatiza el anlisis de las relaciones entre instituciones desde un punto de Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado... | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186181vistasimultneamenteestructuralyevolutivomientras que Barth se centra en la interaccin y apunta a construir modelosgenerativosparadarcuentadecmoson engendradosloshechosqueexamina),sususosdela comparacin tienen en comn el centrarse en pequeos conjuntos de variables interrelacionadas y la atencin que prestan a los detalles correspondientes a cada caso que entra como insumo en sus anlisis12 y, en consecuencia, ambosdesembocanengeneralizacionesdeapreciable valorheursticoentantofuentesdeorientaciones paranuevosanlisisetnogrcos.Ensuma,amodo de primera aproximacin al asunto, podra decirse que lascomparacionesetnogrcamentesensiblesseran aquellasquesecentranenloqueGoodydenomina grillas, esto es, pequeas serie(s) de rasgos y relaciones en interaccin continua y mltiple (2006: 6, el plural al inicio de la cita es mo; cfr. Goody 1976: 115 y ss.).Uso de comparaciones en el marco de etnografas con aspiraciones tericasUn lugar comn que los antroplogos solemos repetir es la armacin de que las mayores contribuciones tericas denuestradisciplinahansidoproducidasenelcurso mismodeldesarrollodeinvestigacionesetnogrcas yencuentransusexposicionesmsfrtilesentextos etnogrcos.Porlogeneral,adems,asociamosesta armacinalaideadequenuestrasteorizacionesse alimentan fundamentalmente del anlisis etnogrco, de que la capacidad para articular sus innumerables detalles eselsellodistintivodenuestraprcticaprofesionaly, en particular, de nuestra forma de teorizar o de pensar losocial.Todoestosemeantojaciertoperoparcial. Pensemos,porejemplo,enlateoradelossistemas polticos segmentarios que, considerada en el contexto de su poca, fue una de las contribuciones ms destacadas delaantropologaalpensamientosobrelosocial.Es claro que las formas en que la teora aparece implicada en las etnografas de E. E. Evans-Pritchard (1977) y Meyer Fortes(1945),dondeserevelaprincipalmenteatravs desususos,sonmuchomssugestivasycomplejas quesupresentacinsistemticaenlaintroduccin deAfricanpoliticalsystems(FortesyEvans-Pritchard 1979),lacualpareceapenasabstraerysimplificar elaboracionestericasdesarrolladaspreviamenteenel cursodelosanlisisetnogrcos.Peroessabidoque ambos hombres tenan intereses tericos estrechamente emparentadosyunarelacinpersonaleintelectual signicativa,quetrabajaronjuntosenelanlisisde susrespectivosmaterialesdecampo,yqueincluso mantuvieronunintercambioepistolarregulardurante eltrabajodecampodeFortes,quefuealgoposterior al de Evans-Pritchard (cfr. Goody 1995). As, todo indica quelasideasexpuestasenlaintroduccinalvolumen colectivo no son realmente una elaboracin retrospectiva de los desarrollos tericos alcanzados en el curso de las 12 Esto no es autoevidente en el texto de Barth porque se centra en laconstruccindetiposidealesque,sinembargo,sebasanensus extraordinariamente detalladas etnografas previas.investigaciones etnogrcas, esto es, el producto de un trabajo comparativo desarrollado en su totalidad ex post. Por el contrario, las etnografas de Fortes y Evans-Pritchard y la exposicin sistemtica de la teora en la introduccin alacompilacinrepresentandistintosresultadosdel desarrollo simultaneo de sendos anlisis de materiales de campo que incluyeron a la comparacin como uno de sus medios y estuvieron orientados no slo a esclarecer los casosanalizadossinotambin-einseparablementede lo anterior- a la produccin de generalizaciones tericas.Esteejemploencierraalgunasenseanzasvitales.Por un lado, exhibe claramente la importancia del uso de la comparacin en el curso del trabajo etnogrco de cara alaproduccindegeneralizacionestericas.Yporel otro -y este es el punto fundamental aqu- sugiere que el aporte de la comparacin a la produccin terica en el marco de los anlisis etnogrcos depende directamente de que se los desarrolle desde su comienzo mismo con unaintencinterica.Cabeadvertir,adems,quesi bien he evocado un ejemplo donde las comparaciones comprendan materiales correspondientes a dos medios sociales diferentes, lo dicho se aplica por igual a las hechas por un etngrafo en base a materiales correspondientes adistintoscasosconstruidosenelcursodesupropio trabajoenunciertomediosocialpueslavariacin culturalescontinuapornaturalezaylasdistinciones entre sociedades son arbitrarias (cfr. Barth 2000a: 195). As, si la etnografa comporta una intencin terica, las comparacionesdesarrolladasensutranscursopodrn contribuir a la formulacin de generalizaciones tanto si los materiales empleados versan sobre distintos medios sociales como si lo hacen sobre el mismo.Sostengo, en n, que las etnografas donde pueden surgir generalizacionestericasvaliosassonaquellas-yslo aquellas-cuyosautoresentiendenlalaboretnogrca como inseparable de la de produccin terica y apelan, a ambos nes, al uso de comparaciones etnogrcamente sensibles,estoes,orientadaspreferiblementehacia laformulacindegeneralizacionesrespectodelas interaccionesentrepequeosagrupamientosde variablesconsideradosdetalladamente.Habraque agregar,apenas,quelascomparacionesslopueden ser plenamente valiosas si se las somete a una adecuada vigilancia epistemolgica, pues de esta revisin constante de las relaciones entre los procedimientos, la teora y los materiales que se aspira a abordar dependen directamente sus aportes al anlisis del caso y a la produccin terica.Porejemplo,enunbreveperoimpresionanteestudio desarrollado entre los pueblos Ok de Nueva Guinea, Barth analiza el surgimiento de variaciones en su cosmologa, entendida como una tradicin de conocimiento viva y no como una serie de ideas abstractas consagradas en representaciones colectivas (Barth 1995:84), apelando a un detallado anlisis comparativo de las ocasiones rituales en que ese conocimiento es producido. Examinando de esta forma un pequeo puado de rasgos centrales de la F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186182organizacin social que condicionan esos rituales, Barth muestra que su combinacin induce a los iniciadores que losconducenaintroducirinnovacionescuyosefectos acumulativos dan lugar a las variaciones de la cosmologa registradas durante su trabajo de campo. Estos resultados etnogrcosyabastaranparajusticarlosesfuerzos delautorperoelmismoprocesodesuproduccin arrojaresultadostericosigualmentesignicativosy aprovechables como fuentes de hiptesis para etnografas ulteriores, de los cuales apenas mencionar su tesis de quelacreatividad,tantasvecesasociadaafacultades inherentesalacondicinhumanacomolaraznyla imaginacin,solamentepuedeserentendidacomo una interaccin entre las partes de un sistema dinmico (Barth1995:87),loqueexigequereconozcamosla penetracin de la sociedad en lo profundo de la privacidad ylapsiquedelindividuo,yqueadmitamoscuntode todo individuo est all afuera, disperso en las relaciones actuales o previas de l o ella con otros (Barth 1995: 86).Probablemente el lector encontrar absurda la sugerencia de que una comparacin que se despliega como recurso delanlisisetnogrcopuedaseretnogrcamente insensible,desatendiendoalosdetallespropiosde loscasosanalizadosyalasperspectivasnativas.Sin embargo,lainsensibilidadetnogrcaeshabitualen las comparaciones carentes de una adecuada vigilancia epistemolgica:enefecto,enlamedidaenqueson implcitasodbilesentrminosmetodolgicos, semejantes comparaciones suelen desatender a la manera en que las diferentes piezas se articulan y cobran su valor especco en las etnografas ajenas que se toman como fuentes;y,unavezarrancadasdesaprensivamentede su contexto, algunas de esas piezas (me reero, desde luego, a los recursos analticos desplegados como parte delasetnografas,noadetallesdelmundosocial),ya mal comprendidas, son importadas a la etnografa propia comooperadoresanalticos,loque,paradjicamente, conducedemanerainevitableaquesetermine descuidando tambin a los detalles del caso analizado. En Argentina, por ejemplo, desde los primeros aos de este siglo se ha dado mucho uso a la nocin de tiempo de la poltica, que es tomada de trabajos desarrollados en Brasil por Moacir Palmeira y Beatriz Heredia (cfr. 1995; Heredia 2003;Palmeira2003)dondedenotaunacategora nativa relativa a los procesos electorales en determinados contextos sociales, entendindola erradamente como si fueraunconceptoaplicableuniversalmentealanlisis de esa clase procesos. Permtaseme cerrar esta seccin rerindomebrevementealoquesuelehacerseen nuestro pas con esta nocin y a lo que, de mediar una adecuada vigilancia epistemolgica, podra hacerse con ella.Laexpresintiempodelapolticacorresponde,en lostrabajosdePalmeiray/oHeredia,aunalocucin empleada por pobladores de ciudades pequeas, pueblos y reas rurales de diversas regiones de Brasil cuyos usos y sentidos ellos examinaron y sistematizaron, tornndola en una categora nativa, esto es, un operador analtico quelespermitideterminaryesclarecerunaseriede particularidades de la dinmica de los procesos polticos en dichos contextos. El punto central es que los actores quenosededicanprofesionalmentealapoltica-esto es, la mayor parte de la poblacin- la consideran como unaactividadtemporalmenteacotada,restringida estrictamente al perodo electoral: dicho de otra manera, poltica y tiempo de la poltica son para ellossinnimos en el sentido de que no se concibe que haya poltica fuera del perodo comprendido por las campaas electorales. Ahora bien, al examinar esta concepcin en relacin con elcomportamientodelosactores,PalmeirayHeredia observanqueesetiempo-eldelapoltica-supone unreordenamientogeneraldelasrelacionessociales quesetraduceyproduceatravsdeunaseriede prcticas especcas tendientes a expresar pblicamente adhesiones personales para con los candidatos que se basan en compromisos construidos por las partes durante el resto del ao y que no deben ni pueden ser expresadas porlosmismosmediosfueradeeseperodo.13Este encadenamientodeobservacionesanalticas(desdeel anlisis de los sentidos de la locucin nativa hasta el de las formas de comportamiento aceptadas en los distintos momentos del ao que los propios actores diferencian) permite a Palmeira y Heredia determinar que la poltica local de esas pequeas ciudades sigue una lgica faccional y que los grupos que la protagonizan son lo que en la literatura antropolgica se conoce como facciones, esto es, un tipo de agrupamiento caracterizado por no tener existenciaplenamsquecuandoentraenactividad. Lapeculiaridaddelaformaenquesedesarrollanlos procesospolticosenloscontextosquelosautores examinan radica, pues, en que las expresiones partidarias locales son cristalizaciones de dichas facciones en el plano del sistema electoral. Ahorabien,enmuchostrabajosetnogrcosrecientes producidos en nuestro pas (tesis de grado y de posgrado, ponenciasyalgunaspublicaciones)14sehatornadoya rutinarioelusodelanocindetiempodelapoltica para calicar y, a veces, analizar lo que ocurre durante 13 As, por ejemplo, durante el tiempo de la poltica se modican los usosdelespacio,demodotalquelaspersonasnopuedentransitar por bares (y otros lugares) considerados como propios del sector que apoya al candidato rival y, al contrario, deben mostrarse en aquellos identicadosconelpropio.Porotrolado,lospolticosprofesionales queosandesarrollarfueradeltiempodelapolticaactividades semejantesalasconsideradascomoadecuadasalproselitismo electoral son repudiados por la poblacin y hasta pueden llegar a ser expulsados violentamente de la localidad.14 Evito introducir citas en este pasaje porque no quisiera individualizar a ningn colega en particular como sujeto de un error cuya naturaleza es colectiva y porque, adems, gran parte de los textos a que aludo sonproductosdeinvestigadoresenformacin.Apenasmencionar un artculo publicado donde el error de tomar la categora nativa por un concepto llega al extremo de que se postula la existencia de una teora del tiempo de la poltica, con el agregado de que se adscribe ese enfoque inexistente a autores que tienen perspectivas totalmente diferentesyaotrosquenisiquierahablandeltema(cfr.Maklery Laosca 2014). Retratistas de mariposas. Acerca del lugar subordinado... | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186183lascampaaselectoralesdesarrolladasendistintas localidades de la Argentina sin que en ningn caso que yo conozca los autores ofrezcan siquiera el menor indicio dequelaspersonaspiensanquelapolticasolamente existeduranteeselapso,queelcomportamiento consideradocomoadecuadoporpartedepolticosy electoressediferenciaenfuncindequeseproduzca durante o fuera del mismo, etc. En suma, lo que en los trabajosdePalmeirayHerediaesunacategoranativa es tomado errneamente en los textos locales como un concepto puramente terico que cabe aplicar por igual en cualquier anlisis de procesos electorales, ya sea que losactoresentiendanalapolticacomounaactividad permanente -lo que no necesariamente signica que sea homognea a lo largo del tiempo- o que la consideren como estrictamente acotada en el tiempo. As, al trasladar sinmslaexpresindeuncontextoalotro,haciendo defactounacomparacinimplcitaquesebasaenel mero hecho de que en ambos pases existe un sistema electoral y de que, en consecuencia, los procesos polticos siguenunciertocalendario,seignoraporcompleto laespecicidaddelosanlisisdesarrolladosparael Brasily,subsecuentemente,seintroduceunelemento cargado de sentidos descontextualizados que no pueden sinoentorpecerelanlisisetnogrcoqueseintenta desarrollarentornodematerialesreferidosanuestro pas.15Nosencontramos,pues,anteunamuestramuy clara de lo que he denominado insensibilidad etnogrca.Loque,encambio,podrahacerseconpropiedad yproductivamente,esanalizarlasformasenquela polticaesconcebidaporlossujetosqueprotagonizan casoscorrespondientesanuestropas,atendiendo particularmenteacmoesasconcepcionesreflejan lanaturalezainevitablementecclicadelosprocesos electoralesydesuscorrelatos,quesonlascampaas proselitistas:estoes,podradesarrollarseunanlisis etnogrcodelasconcepcionesnativasalrespecto, atendiendo particularmente a sus parmetros temporales con el objeto de poder compararlas con las concepciones analizadasparaelBrasilporPalmeirayHeredia.Y, subsecuentemente, podran analizarse las formas en que son construidas las relaciones entre polticos y electores 15 En muchas ocasiones el error pasa desapercibido porque no va ms all de una acotacin hecha entre parntesis, del tipo: ...durante las campaaselectoralesdesarrolladasenlaprovincia(esdecir,durante el tiempo de la poltica; cfr. Palmeira...). En estos casos es el lector, si ha ledo a Palmeira y/o Heredia, quien tiende a evocar la idea de las elecciones como un tiempo de manifestacin pblica y ostentosa de adhesiones, lo que implica asumir que las mismas no son expresadas abiertamente durante el resto del ao, etc. En otros casos, en cambio, elpropioautoratribuyeexpresamenteestascaractersticasalos procesoselectoralesqueanalizasindetenerse-almenosenningn textoqueyoconozca-amostrarqueasocurreefectivamentenia analizarlasformasenquelosactoresconcibenalapoltica,las campaas electorales, las elecciones, y los perodos que median entre estas. El hecho de que estos casos donde los autores hacen algo ms queapenasenarbolarlaexpresintiempodelapolticaseanuna minora es un buen ndice del punto hasta el cual las comparaciones quesueleninvolucraraestanocinson,hablandoestrictamente, tcitas. enloscasosanalizados,apuntandoadeterminarsi guardan (o no) algn tipo de relacin con las maneras en que los actores conciben a la temporalidad propia de laactividadpoltica.Y,nalmente,sepodratratarde determinar si las formas en que se concibe la temporalidad delosprocesospolticosyenquesonconstruidaslas relaciones entre candidatos y electores se corresponden (o no) de alguna manera signicativa con los rasgos que presentanefectivamentelospartidospolticosanivel local.Ensuma:sepodraexploraretnogrcamente en el caso local el mismo eje analtico desarrollado por los colegas del Brasil, teniendo sus anlisis etnogrcos comocontrapuntoperosintomarlosaprioricomo repositorios de una respuesta analtica, esto es, sin tomar sus resultados como parmetros de lo que debera ocurrir en el caso que se est examinando. Dicho de otra manera, setrataradeexplorarprospectivamenteelmismo conjunto de variables tratado en los textos de Palmeira yHeredia:lasconcepcionesnativassobrelapolticay, en particular, sobre su temporalidad, las formas en que seconstruyenydesplieganeneltiempolasrelaciones entre candidatos y electores, y las caractersticas de las organizacionespartidariasanivellocal.Ysemejante exploracinpermitiratrazarcomparacionesconlos anlisis desarrollados en el Brasil atendiendo tanto a las eventualessemejanzascomoalasdiferencias.Deesta forma,sellegaraaresultadosquedifcilmenteseran unarplicadelosalcanzadosporPalmeirayHeredia peroquenoslosupondranentendermejorelcaso analizado sino que, quizs, daran lugar al establecimiento dealgntipodegeneralizacintericaentornode cuestiones tales como, por ejemplo, las posibles formas de administracin local de la temporalidad impuesta por los sistemas electorales. Se podra, en suma, desarrollar una comparacin que, siendo etnogrcamente sensible, fueraalavezproductivaentrminosetnogrcosy tericos.16 Palabras nalesLacomparacin,quealgunavezfueunapiezacentral delaempresaintelectualqueeralaantropologaha sidopaulatinamentereducidaalaservidumbrepara conlaetnografaenlamedidaenqueestapasa seridenticadaconladisciplinacomoresultadodela 16Lamismafaltadesensibilidadetnogrcapuedepresentarse cuando el etngrafo apela a fuentes referidas al medio social en que se desarrolla su propio trabajo. He tenido la incmoda oportunidad de leerunpardetextos-quetampococreojustoindividualizar-donde esto sucede con mis propios escritos referidos al concepto peronista delealtad.Setratadetextosenquesemecitaenrespaldodela formulacin de generalizaciones respecto de el peronismo entendido comosisetrataradeuntodohomogneoydotadodecualidades jaseinmunesalpasodeltiempo.Sinembargo,mistrabajossobre lalealtadysobreotrosasuntosrelacionadosconelperonismo hanestadopresididosporlaintencindeevitarsureicacinyde contribuir a establecer estrategias analticas que permitan dar cuenta simultneamentedesuheterogeneidadysustransformacionesyde las continuidades que presentan las prcticas y formas de organizacin delosperonistasentreladcadade1940ylaactualidad(cfr.Balbi 2007, 2009, 2014).F. A. Balbi | Revista del Museo de Antropologa 8 (1): 171-186184hegemonadelinterpretativismoydesuscorrelatos: elparticularismo,lavocacinidiogrfica,eltemor posmoderno a la teora, y las aquezas epistemolgicas. Pese a todo, la comparacin ha seguido formando parte del panorama de nuestra profesin, aunque lo ha hecho demanerasdevaluadas,raramenteautoconscientesy, enconsecuencia,pocoaprovechables.Aslascosas, launidaddenuestradisciplinasehatornadodifcilde justicarynuestrotrabajocaminainsistentementepor el borde de la irrelevancia. Debemos, pues, restituir a la comparacin en el lugar que le corresponde. Para ello, segn he tratado de mostrar, bastar con aventar el temor al uso y la produccin de teora y con arrancar las cadenas quelaatanalaetnografa,colocndolasnuevamente en un pie de igualdad y recuperando las dos maneras de combinarlas de donde surgieran, en tiempos ya lejanos, los mayores aportes de nuestra disciplina a la teora social. Es preciso, entonces, pensar a la antropologa social y/o cultural como un emprendimiento dirigido simultnea e inseparablemente hacia la produccin de anlisis de casos y de recursos terico-metodolgicos: porque ya es tiempo de dejar de retratar mariposas para volver a intentar, por caminos renovados, explicar por qu son mariposas.Ciudad Autnoma de Buenos Aires, 11 de abril de 2015AgradecimientosEstas reexiones encuentran sus races en un seminario desarrolladodurante2013enelsenodelGrupode InvestigacionesenAntropologaPolticayEconmica Regional (GIAPER). Debo un agradecimiento muy especial a mis compaeros Mauricio Boivin, Natalia Castelnuovo, LauraFerrero,JuliaGastell,JulietaGaztaaga,Adrin Koberwein,JuliaPieiroCarrerasyAnaRosato, puesnuestrosfrecuentesdesacuerdosyocasionales coincidenciasmepermitierondelimitarlosproblemas abordadosenestaspginas.Agradezcotambinalos dosannimoscolegasqueevaluaronlaversininicial de este artculo.BibliografaBachelard,G.1979[1949].Elracionalismoaplicado. 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