Kan Antropología

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Filosofía

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  • Immanuel Kant

    Antropologa prctica(Segn el manuscrito indito de

    C.C. Mrongovius, fechado en 1785)

    Edicin preparada por ROBERTO RODRGUEZ ARAMAYO

    timos

  • Reservados todos ios derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningn procedimiento electrnico o mecnico, incluyendo fotocopia, grabacin magntica o cual-

    e VrftoTmaciTi y sistema e recuperacin, sin permiso escrito de Editorial Tecnos, S. A.

    Diseo y realizacin de cubierta:Rafael Celda y Joaqun Gallego

    Impresin de cubierta*.Grficas Molina

    Roberto Rodrguez A ramayo. 1990 EDITORIAL TECNOS, S. A .. 1990

    Josefa Valcrcel, 27 - 28027 Madrid ISBN: 84-309-1857-4

    Depsito Legal: M -19183 -1990

    Printed in Spain. Impreso en Espaa por A zalso. Tracia. 17. Madrid

  • N D I C E

    E s t u d i o p r e l i m i n a r : K a n t a n t e l a r a z n p r a g m t i c a :(Una excursin por los bajos del deber s e r ) .......................... Pg. ix

    I. La filosofa en el tocador......................................................... IXII. El Archivo de Mar burgo......................................................... x

    III. El manuscrito de M rongovius............................................... * 5VIV. Materiales para una historia pragmtica o los prolegme

    nos de una filosofa de la historia............................................ xvnV. La cuestin del poder suprem o.............................................. xxf

    VI. El reino de Dios en la tierra y el mtodo de la revolucin ................................ XXIII

    T o p o g r a f a d e l o s e s c r it o s k a n t ia n o s e n l a e d ic i n d e l a A c a d e m ia c o n r e s e a d e s u s t r a d u c c i o n e s a l c a s t e l l a n o . . . x x v n

    B i b l i o g r a f a .................................................................................................................x x x v i

    SEGUNDA PARTE O ANTROPOLOGA PRCTICA, QUE VERSA SOBRE LA

    C A R A C T E R IZ A C I N D E L SER H U M A N O

    P r im e r a s e c c i n ........................................................................................................ 5

    Primer captulo: Acerca de lo natural................................................... 5Segundo captulo: Del temperamento.................................................. 8Tercer captulo: Sobre la fisionmica .................................................. 19

    [VII]

  • VIII NDICE

    Cuarto captulo: En torno al carcter especficamente humano o de la lib erta d .............................................................. 30

    S e g u n d a s e c c i n : En torno al autntico carcterdel ser humano .......................................................................................... 42

    Primer captulo: El carcter del gn ero ................................... 42Segundo captulo: Acerca del carcter de las naciones .................... 50Tercer captulo: En torno al carcter de la especie hum ana ............. 71

  • ESTUDIO PRELIMINAR

    KANT ANTE LA RAZN PRAGMTICA (Una excursin por los bajos del deber ser)

    por R oberto Rodrguez A ram ayo

    Nuestra antropologa puede ser leda por cualquiera, incluso por las mujeres en su tocador, puesto que resulta harto entretenida...

    (Menschenkunde, p. 6)

    I. LA FILOSOFA EN EL T O C A D O R

    Ciertamente, Kant no podra haber aconsejado compatibilizar la lectura de su Crtica de la razn pura con cualquier otro tipo de actividad, cosa que s hace con su Antropologa . Parodiando uno de los ttulos del marqus de Sade merced a este fragmento de la Menschenkunde, podramos decir que Kant pone aqu la philosophie au boudoir. Con su antropologa Kant nos ofrece una especie de Fenomenologa (que no Crtica) de la razn pragmtica, en

    [IX]

  • donde nada se desprecia tras el objetivo de llegar a conocer m ejor al hombre. Una tarea cuyas dificultades l mismo se molesta en sealar al principio de sus cursos, representando el principal escollo esa sospecha de no encontrar algo demasiado halageo al practicar esa bajada hacia los infiernos que representa el conocimiento de uno mismo l.

    Y es que para Kant, segn dejar escrito en su Metafsica de las costumbres:

    El primer dictado de todos ios deberes para consigo mismo es el examinarse y conocerse a uno mismo, no conforme a tu perfeccin fsica, sino de acuerdo con tu perfeccin moral; el indagar si las relaciones entre tu deber y tu corazn son buenas o malas, si las fuentes de tus acciones vienen siendo las convenientes o no. El au~ toconocimiento moral, que requiere la difcil tarea de sondear las profundidades del corazn, es el comienzo de toda sabidura humana. Slo el descenso a los infiernos del conocimiento propio desbroza nuestro camino hacia la divinizacin 2.

    X R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    II. EL ARCH IVO D E M A RBURG O

    Los folletos de propaganda con que uno es agraciado al llegar a Marburg an der Lahn atribuyen a Ortega haber dicho, refirindose a esta ciudad, que le deba buena parte de sus esperanzas y casi todo el rigor de su pensamiento. Quien suscribe no ha con

    1 Cfr. el manuscrito de Collins, p. 1.2 Cfr. Met. d. Sitten, Ak., VI, 441. El texto en cuestin es

    utilizado por Starke como colofn de su gua para estudiar el criticismo; cfr. Immanuel Kants vorzgliche kleine Schriften und Aufstze. Mit Anmerkungen herausgegeben von F. Ch. Starke. Nebst Betrachtungen ber die Erde und den Menschen aus ungedruckten Vorlesungen, Leipzig, 1833, vol. 2, p. 321.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XI

    trado, desde luego, deudas tan cuantiosas, pero s es cierto que M arburgo (urbe de dimensiones pro- tagricas que cuenta con una envidiable fisonoma y unos bosques paradisiacos), adems de dejar un grato recuerdo en el nimo, ha propiciado la ejecucin de un proyecto acariciado desde hace largo tiempo, cual era el publicar un texto kantiano aun antes de que apareciera en alemn.

    Este trabajo fue realizado gracias a una beca de la Deutsche Forschungsgemeinschaft que me permiti visitar el Kant-Archiv de Marburgo. All trab contacto con los responsables de llevar a trmino la edicin de la Academia, empresa iniciada en el ocaso del siglo pasado y que quiz no concluya hasta el alba del prximo milenio. Reinhardt Brandt no quiere incurrir en los errores cometidos antao por G. Lehmann y prefiere tomarse su tiempo 3. Su ms estrecho colaborador, W erner Stark, se caracteriza precisamente por trabajar con la meticulosidad que requiere este tipo de tareas. Cabe confiar, por tanto, en que los volmenes XXV y XXVI de las obras completas de Kant no adolecern de los graves defectos padecidos por algunos de sus precursores 4.

    3 Quien suscribe ha tenido la ocasin de asistir a una de sus sesiones de trabajo, donde se cotejan pacientemente todos los textos para ir detectando los pasajes paralelos. sta es una pequea muestra del rigor con que R. Brandt y su equipo quieren llevar a cabo esta empresa.

    4 Esto es algo en lo que han venido insistiendo R. Brandt y W. Stark (cfr., por ejemplo, el primer volumen de sus Kant Forschungen, Flix Meiner, Hamburg, 1987). Yo mismo tambin apunt algo en esa misma direccin en la introduccin a mi versin castellana de las Lecciones de Etica (Crtica, Barcelona, 1988, p. 14).

  • Se han contabilizado un total de cuarenta y dos fuentes en relacin con los cursos de Kant sobre Antropologa. Esto significa que existen referencias relativas a este nmero de documentos, pero no hay que olvidar los efectos devastadores de la Segunda Guerra Mundial. Los archivos, como todo en Europa, resultaron seriamente diezmados, de suerte que de algunos textos no quedan sino meras huellas de su existencia. Basta con asomarse a la tesis doctoral de O. Schlapp 5 para comprobar lo que decimos. En ella se ofrece un inventario de manuscritos, de los cuales la mayor parte son ahora ilocalizables 6.

    En el Archivo de Marburgo (fundado en 1982) se han logrado recopilar hasta el momento diecisiete manuscritos, a los que se deben sumar los dos textos publicados en su da por Fr. Ch. Starke 7, los apuntes del conde Dohna 8, los fragmentos editados por el matrimonio Kowalewski y las Reflexio

    XII R . R O D R G U E Z A R A M A Y O

    5 Kants Lehre vom Genie und die Entsthehung der Kritik der Urteislkraft, Gttingen., 1901.

    6 El estudioso de Leibniz podr encontrar en Hannover cuantos originales precise. Los manuscritos kantianos no corrieron la misma suerte y desaparecieron junto al 95% de la ciudad de Knigsberg (actual Kaliningrado).

    7 Nos referimos a la clebre Menschenkunde oder philosophische Anthropologie y a la Anweisung zur Menschen und Weltkenntnis (Leipzig, 1831; Georg Olms, Hildesheim, 197(5).

    8 Publicado por A. Kowalewski en su edicin de Die philosophischen Hauptvorlesungen Immanuel Kants (Nach den neu aufgefundenen Kollegheften des Grafen Heinrich zu Dohna- Wundlacken), Mnchen/Leipzig, 1924; pp. 67-376 (reimp. Georg Olms, Hildesheim, 1965).

    9 Aparecidos en el Philosophisches Kalender fr 1925 im Zeichen Immanuel Kants (hrsg. von A. und E-M. Kowalews-

  • ESTUDIO PRELIMINAR XIII

    nes recogidas por Adickes en el volumen XV de la Academia 10. Como es natural, cada manuscrito es designado por el nombre de su autor, cuando se conoce, y en su defecto por el del propietario, la signatura biblioteconmica o el sitio donde ha sido encontrado. La lista de las nomenclaturas es la siguiente: Collins (1), Philippi (2), Parow (3), Hamilton (4), Brauer (5), Mrongovius (6), Marien- burg (7), Ms 399 (8), Ms 400 (9), Prieger (10), Leningrad (11), Dingelstaedt (12), Berlin (13), Busolt (14), Pilau (15), Reichel (16) y Matuszewski 11 (17). El ms extenso es el nmero 11, aunque no supera en muchas pginas a la Menschenkunde editada por Starke, con la cual guarda, por otra parte, una gran afinidad. En cuanto a las fechas, derrochando todas las cautelas que requiere un terreno tan resbaladizo, se nos ha informado que, por ejemplo, los dos textos recin citados habra que situarlos hacia 1780, mientras que cabra situar los nmeros 8, 9 y 10 en torno a 1775-1776. Los cinco primeros corresponderan a una etapa inicial, siendo as que Kant comenz a impartir sus cursos de Antropologa en el semestre del invierno de 1772- 1773. Al parecer, cabe observar un estrecho paralelismo entre los nmeros 3 y 4, suponiendo el 5 una especie de recopilacin de los cuatro precedentes. De otro lado, el texto de Philippi se halla prctica-

    ki), Berlin, 1925, pp. 61-93; posteriormente seran incluidos como anexo en la reimpresin recin reseada de Die Haupt- vorlesungen. ..

    10 De las que yo mismo brindo una seleccin en el volumen dedicado a Kant por la coleccin Textos Cardinales de la editorial Pennsula (Barcelona, 1989).

    11 Que se trata de un texto incompleto.

  • m ente recogido en el de Collins, y esta sustantiva coincidencia hace aconsejable desechar la fecha que porta este ltimo manuscrito 12, induciendo a datarlo tambin hacia el inicio de la dcada. Cuando escribo estas pginas todava no han sido transcritos los manuscritos nmeros 14 y 16, en tanto que los nmeros 5 ,7 ,1 0 y 11 se hallan en fase de correccin, al mismo tiempo que se procede a transcribir el nmero 15.

    XIV R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    III. EL M ANUSCRITO D E M RONGOVIUS

    Nuestra eleccin recay en el manuscrito de Christoph Coelestin Mrongovius 13, tanto por su contenido como por su fecha. Nos result interesante que, ya desde sus primeras pginas, Kant se ocupara de abordar cuestiones relativas a una te mtica que ocupaba su ate icin en ese tiempo: la filosofa de la historia, un? temtica que, por otra parte, nace indisolublemente unida con su reflexin jurdico-poltica.

    De cundo data el texto? En el documento aparece la fecha 1 de agosto Je 1785, y es entonces cuando Mrongovius, que muy probablemente ha seguido el curso impartido por Kant en el semestre

    12 Cuya cabecera reza como sigue: Antropologa / Conferencias acadmicas del Prof. Kant en Knigsberg (Prusia) / para Georg Ludw: Collins de Riga (1786).

    13 A propsito del cual pueden recabarse los datos aportados por ei artculo de M. Zelazny y W. Stark, Zu Krzysztof Celestyn Mrongovius und seinen Kollegheften nach Kants Vorlesungen, en Reinhard Brandt u. Werner Stark (Hrsg.), Kant Forschungen, Felix Meiner, Hamburg, 1987 (vol I, pp. 279-292).

  • ESTUDIO PRELIM INAR XV

    del invierno de 1784-1785, elabora su manuscrito 14. El referirse a este perodo lo hace particularmente interesante para quien se acerque a la concepcin antropolgica kantiana con la intencin de compulsar su incidencia en los planteamientos ticos del criticismo, ya que a esas alturas la reflexin moral de Kant se hallaba en plena ebullicin, pues es por entonces cuando se redacta la Fundamenta- cin de la metafsica de las costumbres y se acrisolan las premisas de la Crtica de la razn prctica.

    Quiz estemos influenciados por el hecho de que, cuando preparam os la edicin castellana de las Lecciones de tica, el texto que ms nos interes fuera el denominado Moral Mrongovius I I 15, por parecer corresponder en verdad a esa fecha tan atractiva; pero el problema es que se trataba de un documento incompleto. Por eso ahora no hemos dudado mucho a la hora de seleccionar el manuscrito ms apropiado para ser traducido. Adems, el Mrongovius nos ofreca la mejor disposicin para constatar una presunta evolucin de los planteamientos kantianos, al permitir cotejar su contenido con el de textos correspondientes a la dcada poste-

    14 Este trabajo domstico sola ser el mtodo habitual empleado por los estudiantes, quienes cumplimentaban sus propios apuntes con materiales realizados por amanuenses a guisa de manual, adems de intercambiarse sus notas.

    15 En el cual se detectan con mayor nitidez, tal y como caba esperar por las fechas, la presencia de las tesis expuestas en la Fundamentacin, en tanto que la Moral Mrongovius / parece transcrita de un texto donde se reflejara un estadio bastante anterior de los cursos impartidos por Kant sobre moral, ms o menos el mismo recogido por la versin de CoIIins, tan similar por otra parte al que Menzer editara desde la combinacin de tres documentos distintos.

  • ror y a la precedente; nos referimos, claro est, a la Antropologa en sentido pragmtico, publicada por el propio Kant en 1798 , y, de otro lado, a las versiones de Collins y Philippi, elegidos como testimonios del discurso kantiano de los primeros setenta.

    El original del manuscrito en cuestin se halla en la Biblioteca Gdanska PAN y la transcripcin sobre la que hemos trabajado fue realizada hace muy poco por W. Stark, quien tambin nos proporcion una descripcin de dicho documento. Segn sta, el manuscrito consta de diecisiete pliegos y sus hojas no tenan originalmente paginacin alguna. Algn bibliotecario debi de numerarlas posteriormente desde la 1 hasta la 129 17. Existen tanto adiciones interlineales como acotaciones al margen, de las cuales unas pertenecen al propio Mrongovius y otras a una mano desconocida. La tinta es de color parduzco, excepto cuando en la hoja 36 aparece una frase aadida 18 escrita con el mismo tono rojo utilizado ms adelante para el subrayado.

    En un principio nos proponamos llevar a cabo la traduccin del texto ntegro, pero luego diversos factores nos indujeron a modificar nuestros planes. De un lado, la Academia de Ciencias de Gotinga, organismo responsable de la edicin en curso, no acaba de ver con buenos ojos el que se vaya adelantando la publicacin de materiales, aunque sea en otros idiomas, y esta reticencia pareca quedar con

    XVI R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    16 Y de la que Jos Gaos realizara una versin castellana para la Revista de Occidente all por 1935.

    17 sta es la numeracin que recoge nuestra versin castellana, consignndose incluso el anverso (sea por ejemplo la 101) y el reverso (101) de cada hoja.

    18 Entusiastas de la libertad - 1793.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XVII

    jurada renunciando a nuestra pretensin inicial. Pero la razn principal, sin lugar a dudas, atae al propio contenido del manuscrito. Para quien vaya buscando algo ms que un mero divertimento, la segunda parte polariza todo su inters, y sta es la que presentamos en esta edicin castellana.

    En ella es donde Kant sola manifestar sus opi niones en torno a la filosofa poltica mucho antes de publicarlas una veintena de aos despus. Y, como ya hemos apuntado, junto a su reflexin jur- dico-poltica se irn pergeando las premisas de su filosofafde la historia y de la vertiente pragmtica de su iehsamiento moral. Por ello, la lectura del texto aqu presentado viene a suponer una suerte de paseo por los bajos del deber ser.

    IV. M ATERIALES PA RA UNA HISTORIA PRAGMTICA O LOS PRLEGOMENOS D E UNA FILOSOFA DE LA HISTORIA

    En su introduccin, Kant comienza por distinguir dos tipos de antropologa, que da en llamar escolstica y pragmtica, respectivamente.

    En la antropologa escolstica se indagan las causas de la naturaleza humana. En la pragmtica me limito a estudiar su estructura y a tratar de encontrar aplicaciones a mi estudio. La antropologa se denomina pragmtica cuando no se orienta hacia la erudicin, sino hacia la prudencia 19.

    19 Cfr. el manuscrito de Mrongovius, hoja 3.

  • Y un poco ms abajo aadir lo siguiente:

    La antropologa pragmtica se muestra harto provechosa para el conocimiento moral del hombre, pues en ella han de inspirarse las motivaciones conducentes a la moral, de suerte que sin contar con ella la moral sera una mera escolstica ingrata y carente de aplicacin alguna en el mundo 20. La antropologa es a la moral lo que la geodesia es a la geometra 21.

    Pero el inventaro de su rentabilidad no se agota con la moral. Tambin abarca el mbito de la historia. As, se advierte al comienzo del manuscrito de M rongovius:

    La antropologa resulta imprescindible para la historia pragmtica. Pues cmo vamos a ponernos a razonar sobre la historia sin conocer al hombre y sin poder explicar las causas de los acontecimientos sobre la base de sus inclinaciones y sus pasiones. Sin una antropologa como base no es en modo alguno posible el ensayo de una historia pragmtica 22.

    Como ya se habr advertido, esta historia pragmtica no se diferencia en nada del proyecto kantiano relativo a una filosofa de la historia. Nos hallamos aqu ante la llamada historia filosfica de que nos hablan las Ideas para una historia universal

    XVIII R . R O D R G U E Z A R A M A Y O

    20 Toda moral precisa conocer al hombre, a fin de no dejarse engatusar por sus pretextos y saber cmo guiarlos para que forjen sus principios sobre la base de profesar una gran estima hacia la ley moral. He de conocer cules son los canales por ios que puedo acceder a los sentimientos humanos para engendrar resoluciones [cfr. Menschenkunde hrsg. von Fr. Ch. Star- ke , Leipzig, 1831 (Georg Olms, Hildesheim, 1976), p. 7].

    21 Cfr., Mrongovius, hoja 4.22 Cfr. ibd., hojas 4-4.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XIX

    en clave cosmopolita 23. Deca Kant a sus alumnos de antropologa:

    Todos exigimos de una historia que sea de corte pragmtico, pero sin embargo son muy escasos los libros de historia que hayan sido escritos realmente con ese nimo pragmtico; ya que sus autores, al poseer muy parco conocimiento del hombre, no son capaces de hacerse una idea exacta de lo que pueda ser historia pragmtica y an menos de realizarla.

    Por otra parte, la antropologa se va enriqueciendo gracias a la historia e ilustrando con nuevas observaciones. Nada ms lcito en esta disciplina que tomar ejemplos de la historia, de modo que ambas ciencias se complican mutuamente 24.

    Segn Kant, la historia ilustra y enriquece los conocimientos antropolgicos, pero stos deben servir a su vez para modificar como convenga el decurso histrico 25. No cabe duda de que a lo largo de sus cursos de antropologa Kant quiere ir recopilando los materiales para una historia pragmtica o, lo

    23 En el estudio preliminar a nuestra edicin castellana de dicho texto (Tecnos, Madrid, 1987) ya insistamos en el hecho de que la reflexin kantiana sobre la filosofa de la historia habra ido cobrando cuerpo en sus cursos y apuntes de antropologa. All subraybamos, entre otras cosas, el hecho de que las ltimas palabras de las Ideas guardan una relacin muy estrecha con el colofn de las Menschenkunde (cfr. pp. 17-18).

    24 Cfr. Mrongovius, hoja A\25 Estos temas ya han sido abordados en trabajos anteriores

    y, con el fin de no reiterar las mismas tesis, quien est interesado puede acudir a mi artculo El autntico sujeto moral de la filosofa kantiana de la historia, recogido en J. Muguerza y R. Rodrguez Aramayo (eds.), Kant despus de Kant (En el bicen- tenario de la Crtica de la razn prctica, Tecnos, Madrid, 1989 (pp. 234-243), as como a los distintos trabajos citados en l.

  • que viene a ser lo mismo, estructura los prolegmenos de su filosofa de la historia.

    Las Reflexiones sobre Antropologa tambin vienen a refrendar lo que estamos afirmando. Al ha-- blar de una constitucin civil perfecta, del derecho internacional y de la sociedad de naciones, Kant se1 pregunta qu puede coadyuvar a poner en mar-- cha este proceso? El mtodo de una historiografa cosmopolita 26, responde. En opinin de Kant, el mundo de las letras ya se habra'-refinado lo sufi-- ciente como para dejar de mirar con respeto la gloria blica y convertirla en un hito de la historia. D lo que se trata es de resaltar cuanto haya contribui do al progreso del gnero humano 27; esto es, d encauzar tanto la ambicin de los jefes de Estadc> como la de sus servidores hacia el nico medio qu Ies puede hacer conquistar un recuerdo glorioso er* la posteridad 28.

    El texto de la Menschenkunde se cierra justamente con ese mismo planteamiento:

    Para estimular la ambicin de los prncipes en orden fomentar metas tan sublimes y a trabajar en pro del bienestar del gnero humano, sera de gran utilidad uni historia que fuera escrita desde un punto de vista cosmos polita. Semejante historia habra de adoptar como nicc? criterio el de un mundo mejor y hacer dignas del recuer do de la posteridad slo aquellas acciones que concier nan a la prosperidad de todo el gnero humano 29.

    XX R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    26 Cfr. Refl, 1468 (Ak., XV, 648; fragm. 169 en el Kant d Pennsula).

    27 Cfr. Refl. 1436 (Ak., XV, 627; fragm. 164).28 Tal es el pequeo motivo que conviene tener en cuenta par

    ensayar dicha filosofa de la historia (cfr. Idee, Ak. VIII, 31),29 Cfr. Menschenkunde, ed. cit., p. 374.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXI

    Tesis programtica que como ya hemos dicho aparece apuntada en muchas de sus Reflex iones:

    La historia de los Estados ha de escribirse poniendo de relieve el provecho que sus respectivos gobiernos hayan proporcionado al mundo 30.

    Al entender de Kant:

    La prudencia debe llegar a las cortes desde los gabinetes de estudio. Y esta responsabilidad cae del lado de los historiadores 31.

    V. LA CUESTIN D EL PO D ER SUPREM O

    Entreveradas con su filosofa de la historia van apareciendo las cuestiones de ndole poltico- jurdica, cual es el caso de contar con un poder que vele por el cumplimiento de la ley.

    La mayor dificultad entraada por el problema de establecer una constitucin civil se cifra en el hecho de que todo hombre reclama sus derechos sin gustar de reconoc e Iras, dft % m mima},, ruut 'itwjL'L

  • pician unidad alguna. Sin embargo, esta libertad se ve acompaada de una cierta propensin a sustraerse de la pauta que la razn prescribe y dejarse caer por la pendiente de sus inclinaciones. Puede cometer injusticias, ya que cuenta con estmulos para ello y lo que debera contenerlo no es de fiar. Precisa, pues, de un seor que le llame al orden, no tanto por lo que atae a l mismo, sino por cuanto concierne a su relacin con los dems. El hombre ha de ser dominado, siendo as que verse dominado y limitado es lo que ms detesta. Se somete por la necesidad de garantizar su propia seguridad, aparentando acatar de buen grado la autoridad que le protege frente a los otros; sin embargo, siempre anhela en secreto sustraerse l mismo a dicha autoridad y conservar una libertad sin ataduras, gustando de que los dems se sometan a la coaccin de la ley en sus relaciones con l. Desde luego, se da perfecta cuenta de la equidad de la ley, deseando nicamente constituir una excepcin a ella 33.

    El texto recin transcrito no tiene desperdicio. Adems de apuntar temticas tan actuales y candentes como la del free-rider 34, nos habla del principal problema padecido por cualquier legislacin en general: sobre la inexcusable presencia de un seor que ostente una por definicin, incontestable autoridad. Veamos lo que nos dice la versin de Mrongovius a este respecto, a fin de comprobar cmo se formulan en ella este tipo de problemticas:

    El hombre est constituido de tal manera que no puede subsistir sin contar con un seor, puesto que de lo

    XXII R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    33 Cfr. Refl. 1500 (Ak., XV, 785-786; fragm. 172).34 Esta observacin se la debo a los trabajos de mi buen

    amigo Juan Antonio Rivera; cfr. La discontinuidad interna de la razn prctica (Revisin de las soluciones sociales al problema del beneficiario franco), Agora, en prensa.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXIII

    contrario coartara la libertad del otro. Por esa causa los hombres se ven obligados a elegir un jefe. Mas este jefe no puede ser tomado de entre una clase ms eminente de criaturas. Se trata de un hombre que en principio precisara a su vez de alguien por encima de s, y as continuamente, por lo que la justicia y el poder quedan depositados en manos de un hombre. La ley exigira que un hombre semejante fuera justo en grado sumo. Es posible tal cosa? .

    Kant deja planteado el problema como una cuestin abierta, si bien quepa defender cierto resabio escptico ai respecto.

    VI. EL REINO D E DIOS EN LA TIER R A Y EL M TODO D E LA REVOLUCIN

    Resulta curioso cotejar los distintos manuscritos. En los ms tempranos (semestre del invierno de 1772-1773) esta segunda parte de la Antropologa, que aqu nos ocupa, no ha cobrado cuerpo todava. Los epgrafes correspondientes o no son muy extensos o sencillamente no existen. En el manuscrito de Philippi, por ejemplo, no nos encontramos ms que con dos exiguos captulos, dedicados a la fisio- nmica y al carcter de las naciones. La eclosin parece tener lugar un par de aos despus, en torno a 1775-1776. El texto de Friedlnder (Ms 399) 36 se cierra con un captulo dedicado a la educacin (quiz porque Kant comenz a impartir esa disciplina por esa poca), pero en l se contienen ya las claves que configurarn despus el apartado dedicado al carcter de la especie humana. All se nos

    35 Cfr. hoja 131\36 Prcticamente gemelo del Ms 400.

  • habla del reino de Dios en la tierra 37, definido como el momento en que nuestra conciencia moral sea nuestro juez supremo, de suerte que cualquier hombre juzgue su conducta moral de acuerdo con la ley moral gracias a esa conciencia y acte segn ello 38. La conciencia moral es presentada como el vicario de 1$ divinidad y su predominio representa el reino de Dios en la tierra, ya que el reino de los cielos no es una cuestin topogrfica; los hombres son capaces de forjar cielo e infierno all donde se hallen 39.

    En este mismo manuscrito vemos expuesta igualmente la idea de una confederacin internacional que resuelva sus conflictos apelando a un senado cuya competencia sea universalmente acatada 40, ese tribunal de anfictiones del que nos habla el propio texto de Mrongovius con una concrecin inusual 41. Como siempre, Kant depositar sus esperanzas en la educacin (la fascinacin por Basedow alcanza su punto lgido en estos aos), conminando asimismo a los filsofos para que manifiesten su pa

    XXIV r . r o d & g u e z a ra m a y o

    37 Cfr., por ejemplo, la Refl. 1396 (Ak., XV, 608; fragm. 160 de nuestra ya citada seleccin publicada por Pennsula) o la 6904 (AK-, XV, 201; fragm. 111).

    38 Cfr. Ms 399, p. 666.39 Cfr. Ms 399, p- 674. El subrayado es nuestro.40 Cfr. ibid., p. 676.41 Y Rousseau lleva razn al afirmar que la propuesta del

    Abb de St. Pierre, sobre una federacin de pueblos donde los litigios de las naciones quedaran resueltos merced a pleitos en lugar de guerras, puede tener lugar. Alemania podra ser su ncleo. Esto lo demuestran asimismo muchos ejemplos de litigios felizmente resueltos en la Dieta de Regensburg (cfi;. hoja 123).

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXV

    recer sobre todo 42. La meta ltima del proceso educativo no ser otra que la de aprender a venerar el derecho del hombre y la dignidad del gnero humano en la propia persona, pues no hay en el mundo cosas tan sagradas e inviolables como sas; la palabra derecho debe significar algo as como un muro inaccesible o un ocano infranqueable 43.

    Y, por supuesto, ya en esas fechas Kant parece tener muy claro que a instauracin de una sociedad civil perfecta, donde impele la moralidad, slo podr ser alcanzada tras un largo proceso. En el manuscrito de Friedlnder cabe leer literalmente:

    Ciertamente, tal Estado no existe todava, pero siempre nos cabe la esperanza de que alguna vez deber tener lugar gracias a unas cuantas revoluciones 44,

    Desde luego, este aserto no resultar sorprendente para quien se halle familiarizado con el Nachlass kantiano, dado que como ya hemos apuntado en algn que otro lugar la idea no es ajena, sino todo lo contrario, a las Reflexiones fechadas en este perodo 45. No es extrao, pues, el vivo entusiasmo que Kant experimentar posteriormente ante la Revolucin francesa 46; su nimo

    42 Cfr. ibd., p. 677.43 Cfr. Ms 399, p. 773.44 Cfr. Ms 399, pp. 658-659.45 Valga lo siguiente como simple botn de muestra: las re

    voluciones de Suiza, Holanda e Inglaterra constituyen los acontecimientos ms importantes de los ltimos tiempos (Refl. 1438, A k., XV, 628; fragm. 165 de nuestra ya reiteradamente citada seleccin en Pennsula).

    46 Aparte del clebre pasaje de El conflicto de las facultades, tambin merece la pena tener en cuenta sus borradores, esto

  • XXVI R . R O D R G U E Z A R A M A Y O

    estaba bien predispuesto para ello desde bastante tiempo atrs. Por cierto que Mrongovius, revisando su texto aos despus, demostrar haber captado el pensamiento de su antiguo m aestro, anotando en el margen de un pasaje donde se habla del entusiasmo: Entusiastas de la libertad - 1793 47.

    Como decamos, las tesis recin esbozadas quedarn convertidas en moneda corriente, segn testimonian los cursos correspondientes a la dcada de los ochenta y de los que supone una buena muestra el aqu presentado.

    * * *

    Esperamos que los lectores decidan dar por bueno, tal y como lo hicimos nosotros, el siguiente comentario de O tto Schlapp:

    La antropologa nos ha llegado, al margen del texto entregado por Kant a la imprenta en 1798, a travs de versiones anteriores todava ms interesantes 4S.

    A nuestro modo de ver, tal seria el caso del m anuscrito debido a Mrongovius.

    Slo resta expresar mi agradecimiento al profesor Reinhard Brandt por la recepcin que me dispensara en Marburgo. Tampoco quiero dejar de

    es, la Refl. 8.077 (Ak., XIX, 604 ss.; fragm. nm. 153 de nuestra edicin castellana en Pennsula), as como la versin publicada como tal por la Academia (presente asimismo en ia mentada seleccin).

    47 Cfr. Mrongovius, hoja 36 (adicin hecha con la misma tinta roja que utiliza para subrayar otras partes del texto).

    48 Cfr, op. cit., p. 8.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXVII

    manifestar mi gratitud a W erner Stark por el tiempo que me dedic y que fue hurtado a sus ocupaciones 49. Huelga decir que, de haber errores en esta versin castellana del texto publicado ahora, ello no sera imputable al buen hacer de las personas mencionadas, sino nicamente a mi mediacin.

    TOPOGRAFA DE LOS ESCRITOS KANTIANOS EN LA EDICIN

    DE LA ACADEMIA CON RESEA DE SUS TRADUCCIONES

    AL CASTELLANO

    AK = Kants gesammelte Schften, hrgs. von der Kniglich Preussischen, bzw. der Deutschen Akademie der Wissenschaften, Berlin u. alia, 1902 ss.

    A) OBRAS PUBLICADAS

    AK I

    1. Gedanken von der wahren Schtzung der lebendigen Krfte und Beurtheilung der Beweise, deren sich Herr von Leibniz und andere Mechaniker in dieser Streitsache bedient haben, nebst einigen vorhergehenden Betrachtungen, welche die Kraft der Krper berhaupt betreffen (1747), pp. 1-18L

    Pensamientos sobre la verdadera estimacin de las fuerzas vivas, trad. y comentario de Juan Arana, Peter Lang, Bern, 1988.

    49 Entre las que figuraba ei ultimar la redaccin de su trabajo sobre las Lecciones de Kant, que ser publicado en breve.

  • XXVIII R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    2. Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels oder Versuch von der Verfassung und dem mechanischen Ursprnge des ganzen Weltgebudes, nach Newtonischen Grundstze abgehandelt (1755), pp. 215-368.

    Historia general de la naturaleza y teora del cielo, trad. de Jorge E. Lunqt, Jurez Editor, Buenos Aires, 1969.

    3. Principiorum primorum cognitionis metaphysicae nova dilucidario (1755), pp. 385-416.

    Nueva dilucidacin de los primeros principios del conocimiento metafsico, en Disertaciones latinas de Kant, trad. de Juan David Garca Bacca, Univ. Central de Venezuela, Caracas, 1974, pp. 73-143.

    AK II

    4. Neuer Lehrbegriff der Bewegung und Ruhe und der damit verknpften Folgerungen in der ersten Grnden der Naturwissenschaft (1758), pp. 13-25.

    Nuevo concepto del movimiento y el reposo, trad. de Roberto Torretti, Dilogos, 34 (1979), pp. 143-152.

    5. Die falsche Spitzfindigkeit der vier sylogistischen Figuren erwiesen (1762), pp. 45-61.

    La falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo, trad. de Roberto Torretti, Dilogos, 19 (1970), pp. 7-22.

    6. Die einzig mgliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes (1763), pp. 63-163.

    El nico fundamento posible de una demostracin de la existencia de Dios, en Kant. Sobre Dios y la religin, trad. de Jos Mara Quintana Cabanas, Zeus, Barcelona, 1972, pp. 59-159.

    7. Beobachtungen ber das Gefhl des Schnen und Erhabenen (1764), pp. 205-256.

    Lo bello y lo sublime, trad. de ngel Snchez Rivero, Calpe, Madrid, 1919; reimps. peridicas en Espasa-Calpe.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXIX

    8. Untersuchung ber die Deutlichkeit der Grundstze der natrlichen Theologie und der Moral (1764), pp. 273-301.

    Sobre ia nitidez de los principios de la teologa natural y de ia moral, trad. de Roberto Torretti, Dilogos, 27 (1974), pp. 57-87.

    9. Trume eines Geistersehers, erlutert durch Trume der Metaphysik (1766), pp. 315-373.

    Los sueos de un visionario, trad. e introd. de Pedro Chacn e Isidoro Reguera, Alianza, Madrid, 1987.

    10. Von dem ersten Grunde des Unterschiedes der Gegenden im Raume (1766), pp. 377-384.

    Sobre el fundamento primero de la diferencia entre las regiones del espacio, trad. de Roberto Torretti, Dilogos, 22 (1972), pp. 139-146.

    11. De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis (1770), pp. 385-419.

    La Dissertatio de 1770, ed. bilinge, trad. e introd. de Ramn Ceal, CSIC, Madrid, 1961.

    12. Aufstze, das Philanthropin betreffend (1776-1777), pp. 445-452.

    En Pedagoga, trad. de Jos Luis Pascual, Akal, Madrid, 1983, pp. 95-101.

    AK III

    13. Kritik der reinen Vernunft (1787), pp. 1-552.

    AK IV

    14. Kritik der reinen Vernunft {1781), pp. 1-252.Crtica de la razn pura, trad. de Pedro Ribas, Alfaguara, Ma

    drid, 1978.

    15. Prolegomena zu einer jeden knftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auf treten knnen (1783), pp. 253-383.

    Prolegmenos, introd., trad., notas e ndice de Mario Caimi, Charcas, Buenos Aires, 1984.

  • XXX R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    16. Grundlegung zur Metaphysik der Sitten (1785), pp. 385- 463.

    Fundamentacin de la metafisica de las costumbres, trad. de Manuel Garca Morente, Espasa-Calpe, Madrid, 1921; reimps. peridicas en Espasa-Calpe.

    17. Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwissenschaft (1786), pp. 465-565.

    Principios metafsicos de la ciencia de la naturaleza, trad. de Carlos Msmela, Alianza, Madrid, 1989.

    AK V

    18. Kritik der praktischen Vernunft (1788), pp. 1-163.Crtica de la razn prctica, trad. de Manuel Garca Morente,

    Victoriano Surez, Madrid, 1913; reimps. peridicas en Espasa-Calpe.

    19. Kritik der Urteilskraft (1790), pp. 165-485.Critica del juicio, trad. y prlogo de Manuel Garca Morente,

    Victoriano Surez, Madrid, 1914; reimps. peridicas en Espasa-Calpe. Actualmente Juan Manuel Navarro Cordn y un equipo de colaboradores preparan una nueva edicin con ocasin del bicentenario de la publicacin de la tercera Crtica.

    AK VI

    20. Die Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft (1793), pp. 1-202.

    La religin dentro de los lmites de la mera razn, trad. de Felipe Martnez Marzoa, Alianza, Madrid, 1969; reimp., 1981.

    21. Die Metaphysik der Sitten ( 1797), pp. 203-493.Metafsica de las costumbres, trad. de Adela Cortina y Jess

    Conili, Tecnos, Madrid, 1989.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXXI

    AK VII

    22. Der Streit der Facultten (1798), pp. 1-116.a. El conflicto de las facultades, trad. de Elsa Tabernig, Losa

    da, Buenos Aires, 1963.b. Replanteamiento sobre la cuestin de si el gnero huma

    no se halla en continuo progreso hacia lo mejor, trad. de Concha Roldn Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo, en Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre filosofa de la historia, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 79-100.

    23. Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798), pp. 117- 333.

    Antropologa en sentido pragmtico, trad. de Jos Gaos, Revista de Occidente, Madrid, 1935.

    AK VIII

    24. Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbrgerlicher Absicht (1784), pp. 15-31.

    Ideas para una historia universal en clave cosmopolita (trad. de Concha Roldn Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo), en Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre filosofa de la historia, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 3-23.

    25. Beantwortung der Frage: Was ist Aufklrung? (1784), pp. 33-42.

    Qu es Ilustracin?, trad. de Agapito Maestre, Tecnos, Madrid, 2.a ed., 1989.

    26. Recensionen von LG. Herders Ideen zur Philosophie der Geschichte der Menschheit (1785), pp. 43-66.

    Recensiones sobre la obra de Herder Ideas para una filosofa de la historia de la humanidad, trad. de Concha Roldn Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo, en Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre la filosofa de la historia, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 25-56.

  • XXXII R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    27. Bestimmung bes Begriffs einer Menschenrace (1785), pp. 89-106.

    Definicin de la raza humana, trad. de Emilio Esti, en Filosofa de la historia, Nova, Buenos Aires, 1964, pp. 68-87.

    28. Muthmasslicher Anfang der Menschengeschichte (1786), pp. 107-123.

    Probable inicio de la historia humana, trad. de Concha Roldan Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo, en deas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre filosofa de la historia, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 57-77.

    29. Was heisst: Sich im Denken orientiren (1786), pp. 131- 147.

    Cmo orientarse en el pensamiento, trad. de Carlos Correas, Leviatn, Buenos Aires, 1983.

    30. ber eine Entdeckung, nach der alle neue Kritik der reinen Vernunft durch eine ltere entbehrlich gemacht werden soll (1790), pp. 185-251.

    Por qu no es intil una nueva crtica de la razn pura (Respuesta a Eberhard), trad. de Alfonso Castao Pin, Aguiiar, Buenos Aires, 1955; reimp. 1973.

    31. ber das Misslingen aller philosophischen Versuche in der Theodicee (1791), pp. 253-271.

    Sobre el fracaso de todo ensayo filosfico en la teodicea, trad. de Rogelio Rovira Madrid, Revista de Filosofa, 4 (1981), pp. 239-257.

    32. ber den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht fr die Praxis (1793), pp. 273-313.

    En tomo al tpico: tal vez eso sea correcto en teora, pero no sirve para la prctica, trad. de M. Francisco Prez Lpez y Roberto Rodrguez Aramayo, en Teora y prctica, Tecnos, Madrid, 1986, pp. 3-60.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXXIII

    33. Das Ende aller Dinge (1794), pp. 325-339.El fin de todas las cosas, trad. de Eugenio Imaz, en Filosofa

    de la historia, FCE, Mxico, 1979, pp. 123-147.

    34. Zum ewigen Frieden (1795), pp. 341-386.La paz perpetua, trad. de Joaqun Abelln, Tecnos, Madrid,

    1985.

    35. ber ein vermeintes Recht aus Menschenliebe zu lgen (1797), pp. 423*430.

    Sobre un presunto derecho de mentir por filantropa, trad. de Juan Miguel Palacios, en Teora y prctica, Tecnos, Madrid, 1986, pp. 61-68.

    AK IX

    36. Logik, hrsg von G.B. Jsche (1800), pp. 1-150.Lgica de Kant, trad. de Alejo Garca Moreno y Juan Ruvira

    de la versin francesa de J. Tissot, Iravedra y Novo, Madrid, 1874.

    37. Pdagogik, hrgs. von F. Th. Rink (1803), pp. 437-499. Pedagoga, reimp. de la trad. de Lorenzo Luzuriaga (publicada

    originalmente por Daniel Jorro, Madrid, 1911), Akal, Madrid, 1983.

    AK X, X I XJ] y X m (Correspondencia)

    B) TEXTOS INDITOS

    AK XIV (Reflexiones sobre matemticas, fsica y qumica, geografa fsica)

    AK XV. 1 y XV.2 (Reflexiones sobre antropologa)En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar

    celona, 1989.

    AK XVI (Reflexiones sobre lgica)En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar

    celona, 1989.

  • XXXIV R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    AK XVII y AK XVIII (Reflexiones sobre metafsica)En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Peninsula, Bar

    celona, 1989.

    AK XIX (Reflexiones sobre filosofa moral, filosofa del derecho y filosofa de la religin)

    En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Barcelona, 1989.

    AK XX

    Bemerkungen zu den Beobachtungen ber das Gefhl des Schnen und Erhabenen pp. 1-181.

    En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Peninsula, Barcelona, 1989.

    Erste Einleitung in die Kritik der Urteilskraft, pp. 193-251.Primera Introduccin a la Crtica del juicio, prlogo de Car

    los Astrada, trad. de Jos Luis Zalabardo, Visor, Madrid 1987.

    Preisschrift ber die Fortschritte der Metaphysik, pp. 253- 332.

    Lose Bltter zu den Fortschritten der Metaphysik, pp. 333- 351.

    Los progresos de la metafsica desde Leibniz y Wolff, introd. y trad. de Flix Duque, Tecnos, Madrid, 1987.

    Vorredeentwrfe zur Religionsphilosophie, pp. 425-440.En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Peninsula, Bar

    celona, 1989.

    AK XXI y XXII (Opus postumum)

    Transicin de los principios metafsicos de la ciencia natural a la fsica (Opuspostumum) , sel., trad., introd. y notas de Flix Duque, Ed. Nacional, Madrid, 1983.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXXV

    AK XXIII (Trabajos preparatorios y adiciones)

    Vorarbeit zu ber den Gebrauch teleologischer Principien in der Philosophie, pp. 73-76.

    En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Peninsula, Barcelona, 1989.

    Vorarbeiten zu ber den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht fr die Praxis, pp. 125- 144.

    En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Peninsula, Barcelona, 1989.

    Vorarbeiten zum Streit der Fakultten, pp. 421-464.En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Peninsula, Bar

    celona, 1989.

    Ergnzungen zu den Fortschritten der Metaphysik, pp. 469- 476.

    Los progresos de la metafsica desde Leibniz y Wolff, introd. y trad. de Flix Duque, Tecnos, Madrid, 1987.

    Ergnzungen zum Opus postumum, pp. 477-488.Transicin de los principios metafsicos de la ciencia natural a la

    fsica (Opus postumun), sel., trad., introd. y notas a cargo de Flix Duque, Ed. Nacional, Madrid, 1983.

    C) LECCIONES

    AK XXIV (Lecciones sobre lgica)

    AK XXV (Reservado para las Lecciones sobre geografa fsica)

    AK XXVI (Reservado para las Lecciones sobre antropologa)

    AK XXVII (Lecciones sobre filosofa moral)

    Lecciones de tica, introd. y notas de Roberto Rodrguez Ara- mayo, trad, de Roberto Rodrguez Aramayo y Concha Roldn Panadero, Crtica, Barcelona, 1988.

  • XXXVI R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    AK XXVIII (Lecciones sobre metafsica)

    Metafsica. Lecciones publicadas en alemn por M. Poelitz, traducidas al francs porJ. Tissot, trad. cast. de Juan Ua, Ira- vedra y Novo, Madrid, 1877,

    B IB L IO G R A F A

    A) FUENTES

    Kants gesammelte Schriften, hrsg. von der Kniglich Preussi- sehen, bzw. der Deutschen Akademie der Wissenschaften, 29 vols. Berlin, 1902 ss.

    B) BIBLIOGRAFA SECUNDARIA DE CARCTER GENERAL

    A r r il l a g a T o r r e n s , R.: Kant y el idealismo transcendental, Revista de Occidente, Madrid, 1979.

    Broa.d, C.*. Kant, An Introduction, London, 1978..C a s s ir e r , E.: Kant, vida y doctrina, trad. de Wenceslao

    Roces, FCE, Mxico, 1974 (1.a ed. cast., 1948; original, 1918).

    E is l e r , R.: Kant-Lexikon, Georg Olms, Hildesheim, 1969.F e r r a r i , J.: Kant, EDAF, Madrid, 1974.G aos, J.: Las Crticas de Kant, Universidad Central de Ve

    nezuela, Caracas, 1962.G a r c a M o r e n t e , M .: La filosofa de Kant, E spasa-C alpe,

    M adrid, 1975.G u l y g a , A .: Immanuel Kant, Insel Verlag, Mnchen, 1981.H f f e , O.: Immanuel Kant, Herder, Barcelona, 1986.JASPERS, K.: Kant. Leben, Werke und Wirkung, R. Piper,

    Mnchen, 1975.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXXVII

    Ka u l b a c h , F.: Immanuel Kant, Walter de Gruyter, Berlin,1969.

    Ko j v e , A .: Kant, Gallimard, Paris, 1973.K r n e r , S.: Kant, Alianza, Madrid, 1977.L a c r o ix , J.: Kant, Sudamericana, Buenos Aires, 1969.L e h m a n n , G .: Beitrge zur Geschichte und Interpretation der

    Philosophie Kants, Walter de Gruyter, Berlin, 1969. Kants Tugenden, Walter de Gruyter, Berlin, 1969.M a r t in , G.: Immanuel Kant, Walter de Gruyter, Ber

    lin, 1969.P h il o n e n k o , A .: Voeuvre de Kant, 2 v o ls ., J. Vrin, Pa

    ris, 1972.S c h u l t z , U .: Kant, L abor, B arcelon a , 1971.V il l a c a a s B e r l a n g a , J.L.: Racionalidad crtica. Introduc

    cin a la filosofa de Kant, Tecnos, Madrid, 1987.V l e e s c h a u w e r , H.-J. d e : La evolucin del pensamiento kan

    tiano. Historia de una doctrina, UNAM, Mxico, 1962.VORLNDER, K.: Immanuel Kant. Der Mann und das Werk, 2

    vols., Felix Meiner, Berlin, 1924.

    I. L a t e o r a e pist e m o l g ic a

    a) Textos principales (en versin castellana)

    La Dissertatio de 1770, ed. bilinge, introd. y trad. de Ramn Ceal, CSIC, Madrid, 1961.

    Crtica de la razn pura, prlogo, trad., notas e ndices a cargo de Pedro Ribas, Alfaguara, Madrid, 1978.

    Prolegmenos, introd., trad., notas e ndices de Mario Caimi, Charcas, Buenos Aires, 1985.

    b) Bibliografa secundaria

    A d ic k e s , E .: Kant und das Ding an sich, B erlin , 1924.A l-A z m , S.J.: The Origines o f Kant's Arguments in the Anti

    nomies, Clarendon Press, Oxford, 1972.A r t o l a B a r r e n e c h e a , J.M.: Limitacin y transcendencia

  • XXXVIII R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    del conocimiento en la filosofa de Kant, Estudios filosficos, 83 (1981), pp. 123-147.

    B e n n e t , J.: La Crtica de ia razn pura de Kant, 2 vols., Alianza, Madrid, 19794981.

    B e s t e r O, JL: Los juicios sintticos a priori desde el punto de vista lgico, Tecnos, Madrid, 1977.

    HARTNACK, J.: La teora del conocimiento en Kant, Ctedra, Madrid, 1977.

    KOPPER, J. (Hrsg.): Materialen zu Kants Kritik der reinen Vernunft, Suhrkamp, Frankfurt a. Main, 1975.

    L l a n o C if u e n t e s , A .: Fenmeno y transcendencia en Kant, Pamplona, 1973.

    M a r t n , G .: Kant. Ontologa y epistemologa, U niversidad Nacional de Crdoba, 1960.

    M o n t e r o M o ltn er , F.: El empirismo kantiano, Valencia, 1973.

    P a l a c io s , J.M.: El idealismo transcendental. Teora de la verdad, Gredos, Madrid, 1979.

    RBADE R o m e o , S .: Problemas gnoseolgicos en la Crtica de la razn pura, Gredos, Madrid, 1969.

    St r a w s o n , P.F.: Los lmites del sentido, trad. de Carlos Thie- baut, Revista de Occidente, Madrid, 1975.

    T o r r e t t i , R .: Manuel Kant, Charcas, Buenos Aires, 1980.V il l a c a a s B e r l a n g a , J.L.: La formacin de la crtica de la

    razn pura, Universidad de Valencia, 1980. La filosofa terica de Kant, Gules, Valencia, 1985.V l e e s c h a u w e r , H .-J . DE: La dduction transcendentale dans

    Voeuvre de Kant, 3 vols., De Sikkel/Champion/M. Nijhoff, Antwerken/Paris/S. Gravenhague, 1934-1937.

    W e il , E.: Problmes kantiens, J. Vrin, Paris, 1970.

    II. L a d o c t r in a m o r a l

    a) Textos principales (en version castellana)

    Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, trad. de Manuel Garcia Morente, Espasa-Calpe, Madrid, 1977.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XXXIX

    Crtica de la razn prctica, trad. de Emilio Miana Villagrasa y Manuel Garca Morente, Espasa-Calpe, Madrid, 1975.

    Metafsica de las costumbres. Doctrina de la virtud, estudio preliminar de Adela Cortina, trad. de Adela Cortina y Jess Conili, Tecnos, Madrid, 1989.

    Lecciones de tica, introd. y notas de Roberto Rodrguez Ara- mayo, trad. de Roberto Rodrguez Aramayo y Concha Rol- dn Panadero, Crtica, Barcelona, 1988.

    Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Barcelona, 1989.

    b) Bibliografa secundaria

    ACTON, H.B.: Kant's Moral Philosophy, T h e Macmillan Press, Hong Kong, 1979.

    A l b r e c h t , M.: Kants Antinomie der praktischen Vernunft, Georg Olms, Hildesheim, 1978.

    A u b e n q u e , P.: La prudence chez Kant, Revue de Mtaphysique et de Morale, 80 (1975), pp. 156-182.

    AuXTER, Th.: Kant's Moral Teleology, Mercer University Press, Macon, 1982.

    A x in n , S.: Kant and the Moral Antinomy, Actes du Congrs d'Otawa sur Kant dans les traditions anglo-amricaine et continentale tenu du 10 au 14 Octobre 1974, Eds. de lUniversit dOtawa, 1976, pp. 459-466.

    B e c k , L.W.: A Commentary on Kant's Critique o f Practical Reason, The University of Chicago Press, 1966.

    Das Faktum der Vernunft. Zur Rechtfertigungsproblematik in der Ethik Kants, Kant-Studien, 52 (1960- 1), pp. 271-282.

    B it t n e r , R., y C r a m e r , K.: Materialien zu Kants Kritik der praktischen Vernunft, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1975.

    CarnOIS, B .\L a cohrence de la doctrine kantien de la libert, Seuil, Paris, 1973.

    C o h e n , H.: Kants Begrndung der Ethik, Berlin, 1910.D e l b OS, V.: La philosophie pratique de Kant, Paris, 1904.D eregibus, A.: Il problema morale in Jean Jacques Rousseau

    e la validit dellinterpretazione kantiana, Torino, 1957.

  • XL R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

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    Du passage de la philosophie morale populaire la mtaphysique des moeurs, Kant-Studien, 71 (1980), pp. 418- 444.

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    Captulo dedicado a Kant, en V. Camps (ed.), Historia de la tica, vol. II, La tica moderna, Crtica, Barcelona, 1990.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XLI

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    La cara oculta del formalismo tico, estudio introductorio a I. Kant, Lecciones de tica, Crtica, Barcelona, 1988, pp. 7-34.

    R o d r g u e z G a r c a , R .: La fundamentacin formal de la tica, Madrid, 1983.

    R o l d n P a n a d e r o , C.: Las Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y de lo sublime: Una fisura en la pretensin de universalidad de la tica kantiana?, en A. Valcr- cel (ed.): Los sentimientos morales (Actas de la VI Semana espaola de tica y filosofa poltica), en prensa.

    Ross, D.: Kants Ethical Theory. A Commetary on the Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Oxford, 1969.

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    XLII R, R O D R G U E Z A R A M A YO

    III. E l p e n s a m ie n t o po l t ic o -ju r d ic o

    a) Textos principales (en versin castellana)

    Introduccin a lo, teora del derecho, ed. de Felipe Gonzlez Vicn, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1978.

    Principios metafisicos de la doctrina del derecho, estudio preliminar de Adela Cortina, trad. de Adela Cortina y Jess Conill, Tecnos, Madrid, 1989.

    La paz perpetua, estudio preliminar de Antonio Truyol, versin castellana de Joaqun Abelln, Tecnos, Madrid, 1985.

    Teora y prctica, estudio preliminar de Roberto Rodrguez Aramayo, versin castellana de Juan Miguel Palacios, M. Francisco Prez Lpez y Roberto Rodrguez Aramayo, Tecnos, Madrid, 1986.

    b) Bibliografa secundaria

    A r e n d t , H.: Lectures on Kants Political Philosophy, Chicago, 1982.

    A x in n , S.: Kant, Authority, and the French Revolution, Journal o f the History o f Ideas, 32 (1971), pp. 423-432.

    B a t s c h a , Z .: Materialien zu Kants Rechtsphilosophie, Suhr- kamp, Frankfurt a.M., 1976.

    B e c k , L.W.. Kant and the Right of Revolution, en Essays on Kant and Hume, The University Press, New Haven/ London, 1978, pp. 171-187.

    Deux concepts kantiens du vouloir, Annales de philosophie politique, 4 (1962), pp. 119-137.

    B e r k e m a n n , J.: Studien ber Kants Haltung zum Widerstandsrecht, Hamburg, 1972.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XLIII

    BURG, P.: Kant und die Franzsische Revolution, Berlin, 1974.C a s s ir e r , E .: Das Problem Jean-Jacques Rousseau, Archiv

    fr Geschichte der Philosophie, 41 (1932), pp. 177-213 y 479-513.

    Rousseau, Kant. Goethe, Princenton University Press, 1970.

    DEGGAU, H.G.: Die Aporien der Rechtslehre Kants, From- man-Holzboog, Stuttgart, 1983.

    D e l b o s , V.: Rousseau et Kant, Revue de Mtaphysique et de Morale, 20 (1912), 429-439.

    E b b in g h a u s , J.: La doctrina kantiana de la paz p erp etu a, Dianoia, 4 (1958), pp. 261-276.

    G o l d m a n n , L .: Mensch, Gemeinschaft und Welt in der Philosophie L Kants, Europa Verlag, Zrich, 1945; trad. al castellano como Introduccin a la filosofia de Kant, Amorror- tu, Buenos Aires, 1974.

    G o n z l e z V ic n , F.: La filosofia del Estado en Kant, La Laguna, 1952.

    G o y a r d -F a b r e , S.: Kant et le problme du Droit, J. Vrin, Paris, 1975.

    H a e n s e l , W.: Kants Lehre vom Widerstandsrecht, Berlin, 1926.

    H e n r ic h , D.: Einleitung zu I. Kant, ber Theorie und Praxis, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1967.

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    K o sl o w s k i , P.. Staat und Gesellschaft bei Kant, J.C.B. Mohr, Tbingen, 1985.

    L a m a n n a , E .P .: Studiesul pensiero morale e politico di Kant, L e Monnier, Firenze, 1968.

    L is s e r , K.: El concepto de Derecho en Kant, UN AM, Mxico,1969.

    L o s u r d o , D .: Autocensura e compromesso nel pensiero politico di Kant, Napoli, 1983.

    M urphy, J.G.: Kant and th Philosophy o f Righi, London,1970.

    PHILONENKO, A . : Thorie et praxis dans la pense morale et politique de Kant et de Fichte en 1793, J. Vrin, Paris, 1968.

    POLIN, R.: Les relations du peuple avec ceux qui le gouver-

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    R eiss H.S.: Kant and the Right of Rebellion, Journal o f the History o f Ideas, 17 (1956), pp. 179-192.

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    R o d r g u e z A r a m a y o , R . : El enfoque jurdico de la mendacidad segn Kant, gora, 5 (1985), pp. 247-253.

    La revolucin asinttica de la metafsica kantiana, primera parte del estudio introductorio a I. Kant, Teora y prctica, Tecnos, Madrid, 1987, pp. IX-XXIV.

    La filosofa kantiana del derecho a la luz de sus relaciones con el formalismo tico y la filosofa crtica de la historia, Revista de Filosofa, 9 (1986), pp. 15-36.

    R o d r g u e z Pa n ia g u a , J.M.: El formalismo tico de Kant y el positivismo jurdico, Anuario de Filosofa del Derecho, 9 (1962), pp. 35-70.

    S a n e r , H.: Kants Political Thought, The University of Chicago Press, Chicago/London, 1973.

    Sc o t t , S .D .: Ethics and Politics in Kant and Rawls, L on d on , 1979.

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    V l a c h o s , G.: Le pense politique de Kant, PUF, Paris, 1962.V o r l n d e r , K.: Kant und Marx, Tbingen, 1911. Kant, Fichte, Hegel y el socialismo, Natan, Valencia, 1987.W e il , E .: K ant e t le p rob lm e de la p o litiq u e , Annales de

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    W il l ia m s , H .: Kants Political Philosophy, B . B lack w ell, Oxford, 1983.

    XLIV R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

  • ESTUDIO PRELIMINAR XLV

    IV. La fil o so fa d e l a h ist o r ia

    a) Textos principales (en versin castellana).

    Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre filosofa de la historia, estudio preliminar de Roberto Rodrguez Aramayo, versin castellana de Concha Roldn Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo, Tecnos, Madrid, 1987.

    b) Bibliografa secundaria

    l v a r e z D o m n g u e z , I.: La filosofa kantiana de la historia, Univ. Complutense, Madrid, 1985.

    B e c k L.W.: Introduction to Kant, On History, The B obbs- Merril Co, New York, 1963, pp. VII-XXVIII.

    C h io d i , P .: La filoso fa kantiana della storia, Revista di filosofia, 58 (1967), pp. 263-287.

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    Y o v e l , Y .: Kant and the Phiiosophy o f History, Princeton Umversity Press, Princenton, 1980.

    XLVI R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    V. La FILOSOFA DE LA RELIGIN

    a) Textos principales (en version castellana)

    La religin dentro de los lmites de la mera razn, version castellana de Felipe Martnez Marzoa, Alianza, Madrid, 1981.

    b) Bibliografa secundaria.

    A v ia u d e T e r n a y , H .d : Traces bibliques de la loi morale chez Kant, Beauchesne, Paris, 1986.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XLVII

    BOHATEC, J.: Die Religionsphilosophie Kants in der Religin innerhalb der blossen Vernunft, G. Olms, Hildesheim, 1966.

    B r u c h , J.L.: La philosophie religieuse de Kant, Aubier-Montaigne, Pris, 1969.

    Co r t in a O r t s , A .: La teo lo g a trascen denta l, e l m s e lev a d o punto d e v ista de la filo so fa transcendental kantiana, Anales del Seminario de Metafsica, 13 (1978), p p. 47-66.

    El lugar de Dios en el sistema transcendental kantiano, Pensamiento, 38 (1981), pp. 401-416.

    Dios en la filosofa transcendental kantiana, S alam anca,1981.

    GMEZ C a f f a r e n a , J .i Fe racional y ex isten cia de D ios .Revista de Filosofa, 4 (1981), pp. 179-195.

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    R o v ir a M a d r i d , R .: Teologa tica (Sobre la fundamentaciony construccin de una teologa racional segn los principios

  • del idealismo trascendental de Kant), Eds. Encuentro, Madrid, 1986.

    S c h m a l e n b a c h H.: Kants Religion, Dnnhaupt Verlag, Berlin, 1929.

    S c h w e it z e r , A . : Die Religionsphilosophie Kants von der Kritik der reinen Vernunft bis zur Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft, Georg Oims, Hildesheim, 1974.

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    W e b b , C.C.J.: Kants Philosophy o f Religion, Clarendon Press, Oxford, 1980.

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    XLVII R. R O D R G U E Z A R A M A Y O

    VI. E st t ic a y t e l e o l o g a

    a) Textos principales (en versin castellana)

    Crtica del juicio, trad. de Manuel Garca Morente, Esp^sa- Ci'px?, M , 1977. ju'1" MwwAft Cordn y unequipo de colaboradores preparan una nueva versin ton ocasin del bicentenario de la publicacin de la tercera Crtica.

    La filosofa como un sistema. Primera Introduccin a la Crtica del juicio, trad. de Jos Luis Zalabardo, Visor, Madrid, 1987.

    b) Bibliografa secundaria

    A d ic k e s , E.: Kant und die Als-Ob-Philosophie, Topos Verlag, Vaduz/Liechtenstein, 1978.

    C a s s ir e r , H.W: A Commentary on Kants Critique o f Judgement, George Allen and Unwin, London, 1968.

  • ESTUDIO PRELIMINAR XLIX

    D s in g , K.: Die Teleologie in Kants Weltbegriff, Bonn, 1968.FLREZ M i g u e l , C .: Kant, de la Ilustracin al socialismo,

    ZYX, Salamanca, 1976.G a r c a M o r e n t e , J.: Introduccin a I. K ant, Crtica del jui

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    Le n f e r s , D .: Kants Weg der Teleologie zur Theologie. (Interpertation zu Kants Kritik der Urteilskraft), Kln, 1965.

    L p e z M o l in a , A .M .: Sentido y fun cion es de la facultad de juzgar en la reflexin kantiana sobre la naturaleza, Anales del Seminario de Metafsica, 13 (1978), pp. 67.-78.

    Razn pura y juicio reflexionante en Kant, Univ. Complutense, Madrid, 1984.

    M a c f a r l a n d ,'J .D .: Kants Concept o f Teleology, Edinburgh University Press, Edinburgh, 1970.

    Ma c m LLa n , R.A.C.: The Crowing Phase o f the Critical Philo- sophiy (A Study in Kant's Critique o f Judgement), Garland Publishing, New York, 1970.

    M a r t n e z M a r z o a , F.: Desconocida raz comn (Estudio sobre la teora kantiana de lo Bello), Visor, Barcelona,1987.

    Philonenko, A .: L'antinomie d

  • SEGUNDA PARTE

    o antropologa prctica, que versa sobre la caracterizacin

    del ser humano

    [i]

  • 99 La primera parte atae a la filosofa del hombre y a los elementos que lo integran. La parte prctica de la antropologa nos muestra cmo se hallan constituidos los hombres en relacin con sus acciones arbitrarias.

    La caracterizacin del ser humano se ve conformada por:

    1) las caractersticas del hombre y2) su carcter moral.

    Entre las caractersticas del hombre considerado como un producto de la Naturaleza que cabe diferenciar de otros productos distintos figuran:

    a) las disposiciones naturales,b) el temperamento yc) el carcter natural o el modo de pensar

    del hombre en general.

    Todo ello configura el carcter en sentido lato.

    El carcter moral del hombre considerado ahora como ser libre queda configurado por:

  • a) el carcter del gnero,b) el carcter de las naciones yc) el carcter de la especie humana.

    Al trazar el carcter de una cosa constato simplemente las diferencias que presenta con respecto a otras cosas; por ello resulta sencillo cincelar el carcter natural, pero no sucede lo mismo con el carcter moral. En el caso del hombre nos encontramos con un ser tenaz, y describir su carcter equivale a desentraar el carcter de la libertad.

    IMMANUEL KANT

  • 99 PRIMERA SECCIN

    P r i m e r c a p t u l o

    Acerca de lo natural

    Natural es en general todo aquello que conviene al hombre para un fin. Supone la capacidad de un hombre para aprender y la vocacin de la naturaleza para el uso de los talentos. Constituye una cualidad por medio de la cual uno se pone al servicio de los fines ms idneos. Se trata, por tanto, de algo pasivo. El talento, por el contrario, constituye una destreza para utilizar algo de cara a unos fines. As pues, representa algo activo.

    Lo natural consiste en:

    1) la aptitud de adoptar formas y2) la aptitud de inventarlas.

    La aptitud se cuenta especficamente entre las disposiciones naturales y es llamada natural con toda propiedad, mientras que la capacidad tambin recibe el nombre de talento, aunque no deje de ser una disposicin natu-

    [5]

  • ral. En este sentido lo natural denota propiamente pasividad, si bien el espritu tambin forma parte de l. Entre los animales, por ejemplo, decimos que un perro tiene un buen natural cuando se deja domesticar fcilmente. En el caso de los hombres, entre los alemanes por ejemplo, el equivalente sera adaptarse gustosamente a la disciplina. Otros pueblos poseen un buen tem peram ento, pero un natural malo. No supone ningn elogio que digan de uno: Tiene un buen corazn; deja que se haga con l cuanto uno quiera. Pues no se trata aqu de la capacidad de hacer el bien, sino del aguante que se tiene. El buen corazn ha de incluir especficamente a la deferencia entre sus sentimientos, al entrar en juego el

    100 tem peram ento. Se indaga el tem peram ento natural del nio y de la servidumbre, con objeto de averiguar el modo en que m ejor se dejan gobernar. Se sondea el tem peramento de los mayores, el de los maestros y el de los seores, a fin de adaptarse convenientemente. Se dice que los rusos tienen mucho temperam ento, mas poco ingenio. Por ello son buenos alumnos, pero malos enseantes, y la experiencia demuestra que ni un solo ruso ha llegado a ser un buen profesor, por lo que todos sus docentes provienen de tierras extranjeras. La perfidia es un desacato contra quien manda nacido del rencor y el pseudoser- vilismo (nicken *) es la insubordinacin con-

    6 IMMANUEL KANT

    5 Literalmente, inclinar la cabeza en seal de asentimiento pensando en hacer justo lo contrario.

  • A N T R O P O L O G A PRCTICA 1

    tra ei superior basada en un orgullo estpido que alberga el propsito de juzgarle una mala pasada. La primera es propia de los rusos; el segundo, de los polacos.

    No se debe confundir el buen talante con el buen corazn. La aptitud natural presenta la doble vertiente de la teora y la praxis. La capacidad de aprender es terica. Un buen natural de ndole prctica es el ostentado por quien es dcil y bondadoso, lo cual viene a constituir un buen talante. Como decamos, hay que distinguir el buen corazn del buen carcter. El buen talante se cifra en la paciencia y no supone sino una bondad negativa. Se trata de algo que agrada sobremanera a los dems, ya que alguien de carcter bonachn nunca se interpone en el camino de nadie y uno puede hacer con l cuanto le venga en gana. No resulta muy provechoso al mundo, dada su actitud meramente pasiva, pero tam poco es perjudicial. El buen corazn atae al temperamento y es activo. Cualquiera puede

    100 engatusarle, aprovechndose de su ceguera para el fraude. El buen carcter representa una bondad positiva, y esto es lo preferible. A la m ujer le cuadra ms un buen talante; al hombre, un buen corazn. Los alemanes se dejan gobernar con buen talante y no son tan dados al disimulo como otros pueblos, cual es el caso del italiano.

    Las mujeres son ms dadas al encubrimiento que los hombres y tambin se dan ms maa para sonsacar los secretos de los dems. Esa tenacidad y perseverancia constituyen buenas cualidades que no suelen acompaar

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    al carcter bonachn. Decir que las mujeres ostentan ste resulta bastante ambiguo. Con ello se indica su delicadeza, al tiempo que su presteza para poder disponer y organizar todo.

    Se g u n d o c a p t u l o

    Del temperamento

    El temperamento puede ser definido como lo caracterstico de la energa vital. Representa el compendio de los estmulos. No debe ser confundido con la disposicin habitual del nimo. Esta representa un estado de nimo en virtud del cual uno se aplica a ciertas acciones o inhibiciones ms que a otras. Sobre la disposicin de nimo suele decirse que uno est de tal o cual humor.

    Sin embargo, tambin existe una disposicin de nimo habitual que no guarda relacin alguna con el temperamento. Ciertos varones razonables han observado que la educacin de la m ujer debera verse colmada de ameni-

    101 dades, ya que con una frecuente sonrisa su semblante cobra un grato aspecto de mansedumbre y adquiere una disposicin habitual hacia la jovialidad que le resultar muy provechosa para el matrimonio.

    La disposicin habitual puede llegar incluso a m ejorar un temperamento deficiente, viniendo a subsanar sus defectos.

    El tem peram ento presenta dos vertientes:

    1) El temperamento del cuerpo, el cual

  • A N T R O P O L O G A PRCTICA 9

    denota la composicin de las partes del cuerpo. A esta vertiente corresponden:

    a) la constitucin, la estructura, el vigordel cuerpo; .

    b) la complexin o la mixtura de las partes elsticas con aquellas otras que no lo son,

    c) el tem peram ento considerado clnicam ente, esto es, la mezcla de los humores entre s.

    2) El tem peram ento de las entraas:

    a) la constitucin estriba en los huesos y en otras partes slidas del cuerpo que constituyen los fundamentos de la vida;

    b) la complexin atae a los canales y a la mezcla de los jugos, abarcando por tanto ios principios del movimiento vital interno;

    c) el tem peram ento en cuanto tal se cifra en la contextura de los nervios y, por ende, en la sensacin del movimiento vital.

    * El tem peram ento del alma slo cuenta, sin embargo, con dos aspectos: a) la fuerza emotiva, y b) la capacidad de desear. Una criatura capaz de tener sensaciones y de mostrarse activa (o susceptible de albergar de-

    seos) est viva. Segn esta distribucin, cabe trazar una cudruple divisin:

    1) En el plano sensorial nos encontramos con:

    a) el tem peram ento sanguneo donde predomina una excesiva satisfaccin con nuestro

  • estado. Las emociones se suscitan con facilidad, pero no son muy duraderas;

    b) el tem peram ento melanclico, donde impera el descontento con el propio estado y las emociones no se despiertan fcilmente, si bien permanecen por largo tiempo.

    2) En el plano de la actividad tenemos:

    a) el temperamento colrico, en el que los estmulos inciden rpida y profundamente, aunque no de una forma duradera;

    b) el temperamento flemtico, que se caracteriza por su frialdad y su carencia de afecto.

    * * *

    1. El temperamento sanguneo hace que quienes lo poseen sean tan fcil como efmeramente excitables.

    Dados al descuido y a la irreflexin, suelen prom eter prontam ente de buena fe cosas que luego no son capaces de mantener salvo rara vez, pues no prevn las dificultades que se avecinan; por ello acostumbran a ser deudores insolventes. Es risueo, ya que los disgustos quedan amortiguados por una actitud irreflexiva con respecto a las emociones. La despreocupacin le hace estar sempiternamente jovial y esperanzado, dado que nada turba tanto el buen humor como las inquietudes. Nada le apremia ni tampoco le deja una profunda huella en su nimo, habida cuenta de que las cosas importantes slo son tales por un instante y todo lo encara superficialmente.

    IM M AN UEL K A N T

  • A N T R O P O L O G A PRCTICA 11

    Se muestra amistoso, siempre que no haya de compartir cuita alguna. A cambio se deja consolar muy fcilmente. La tendencia a la jovialidad de la que hace gala el sanguneo no es una mera consecuencia de la gran excitabilidad y la enorme efimeridad de sus emociones. (Anlogamente, la tristeza propia del melanclico no obedece sino al hecho de que su emotividad se vea conmovida de un modo tan profundo como duradero.) Gusta de la moda por lo que sta supone de inconstancia en la eleccin de los objetos del gusto. De ah que los franceses sean tan sanguneos y constituyan asimismo la nacin ms festiva. El sanguneo siempre se muestra jovial, y bajo esa ptica todo queda convertido en objeto de jbilo. Es voluble y no concede verdadera importancia a cosa alguna, pues rpidamente lo convierte todo en objeto de chanza, confiriendo tambin una jocosa transcendencia a cosas

    102 que carecen de ella.Ostenta un esprit des bagatelles que es bien

    acogido en las tertulias; por ello constituye un buen contertulio y gusta de las reuniones sociales, donde se encuentra en su elemento, si bien no llega a trabar grandes amistades, ya que no se deja importunar por los asuntos ajenos, dado que ni siquiera lo hace con los propios. No es persona de aviesas intenciones, pero tampoco desiste fcilmente de sus pecados, ya que su arrepentimiento no le dura demasiado. Es de buen talante y de buen corazn. Es amigo de la compasin, pues sta le afecta con prontitud, y tambin hace cuanto est en su mano. Sin embargo, le resulta te

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    dioso discurrir sobre ello. Est lleno de buenos propsitos y resoluciones, pero por eso mismo tampoco supone un buen temperamento.

    2. EL temperamento melanclico. Aqu predomina un descontento vital. Mas no es ste el rasgo fundamental del temperamento melanclico, caracterizado por lo costosas y duraderas que son sus impresiones afectivas. La melancola se deriva de ese descontento vital, el cual se deriva, a su vez, de lo profundamente que calan las impresiones en su nimo. Por eso se habla de profunda melancola, por la intensidad de sus sensaciones. Concede a todo una importancia desmedida, y sa es la razn de que medite tan profundamente sobre todas las cosas. Este detenimiento perturba la sensacin que el nimo cobra de la vida, dando lugar a la tristeza. (El melanclico tiende a quedar absorto con cualquier tipo de representacin.) Incluso el placer estremece al melncolico ms de lo que le complace y

    103 llega a olvidar por completo si alguna vez estuvo alegre. El que todo le parezca tan transcendente constituye la causa de su tristeza, ya qu^ teme perder de vista cuanto es agradable y lo grato se convierte as en un gran infortunio. (Quien tiene un tem peramento sanguneo resulta ms acorde con la naturaleza, ya que no confiere por mucho tiempo una gran importancia a las cosas, actitud que se compadece m ejor con la brevedad de nuestra vida.) De este tem or hacia todo se origina una propensin al recelo que resulta

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    tan difcil de curar como la excesiva confianza del sanguneo. El melanclico halla dificultades por doquier all donde todo se le antoja sencillo al sanguneo; de ah nace la cautela del primero, que tan bien le sirve para tratar precavidamente sus asuntos. No promete algo con facilidad, pero mantiene firmemente sus promesas. Al encontrar dificultades por todas partes y conceder una importancia desmedida a casi todo, siempre le parece que no ha hecho lo suficiente. El melanclico, al contrario que el sanguneo, es agradecido. Sin embargo, es tan vengativo como agradecido y su corazn deja un hueco para el rencor. Su gratitud tam bin se debe a la importancia que confiere a todo. Suele ser entusiasta en materia de religin y menos fantico que el sanguneo, quien no se preocupa por verificar nada. El meln- colico puede ser muy virtuoso, mas tambin lo contrario. El sanguneo, en cambio, carece tanto de virtudes como de defectos muy acendrados, siendo ms proclive a la indiferencia. El melanclico de mucho entendimiento suele ser un entusiasta, en tanto que el de entendimiento parco acostumbra a ser fantasioso e ilusorio. La imaginacin de los entusiastas es desenfrenada, mientras que la de los fantasio-

    sos carece de cualquier regla. Los primeros pueden ser domesticados, al tratarse nicamente de una exageracin de la regla, pero con los segundos no hay nada que hacer, al no existir regla alguna.

    3. El temperamento colrico. Es muy activo, pero poco laborioso. Tambin es extrema

  • damente pasional, fruto de la enorme actividad desplegada para apartar prontam ente del camino los obstculos con los que tropiezan sus empresas. De ah se desprende el furor que le caracteriza, el cual debe ser entendido no tanto como un rasgo esencial del tem peramento colrico, cuanto como una consecuencia de su frentico y vivaz impulso hacia la actividad. Le gusta mandar, mas no se ordena a s mismo lo que ha de hacer, pues es demasiado inconstante para ello. sa es la razn de que sea insufrible cuando le toca obedecer y, sin embargo, resulte aceptable a la hora de mandar. Puede ser un hombre honrado y un juez justo, siempre y cuando no tenga a nadie por encima de s. Sin embargo, cuando se le lleva la contraria, suele mostrarse muy injusto, puesto que le gusta hacer valer sus derechos. Sus modales, lejos de ser grciles, son muy rgidos, persiguiendo con ello aparentar una aureola de respetabilidad. Por eso sus pasos estn siempre contados, volcando su atencin en ello. Su ansia de dominio le lleva a preferir la monarqua. No es mezquino, sino codicioso, y no deja de salir para relacionarse con los dems. Es vehemente, mas sin tregua. Entre sus afectos destaca la ira, y entre sus pasiones el afn de gloria. El colrico se granjea fcilmente reyertas a causa de su pronta excitabilidad. Cuando se trata de un clrigo, no deja de inmiscuirse en todo, ostentando un sentido polipragmtico. Suele ser ortodoxo y profesar la religin dominante, con el fin de hacer prevalecer sus opiniones con la maza deHrcules.

    IM M ANUEL K A N T

  • A N T R O P O L O G A PRCTICA 15

    104 Suele ser ordenado en lo que atae al trabajo, Posee una gran opinin sobre su sagacidad y tambin aparenta ser ms de lo que es. En este sentido, el orden le sirve para revestir de importancia casi todas las cosas. En general aparenta ms de lo que es y ostenta ms de lo que disfruta. En el terreno religioso es un fariseo y es muy mirado con toda suerte de ceremonias. Su tono resulta ofensivo para con sus iguales, si bien se muestra exquisito en presencia de un superior. Rara vez se da entre ellos mucho ingenio, aunque s bastante talento. Dos colricos son incapaces de mantener un trato social. Vale ms tenerlo como pariente que como amigo, pues en este caso debe permanecer en un plano de igualdad, en tanto que como pariente puede adoptar un aire protector.

    4. El temperamento flemtico admite una doble consideracin:

    a) Cabe considerarlo en sentido dbil y entonces supone insensibilidad, desidia a la hora de decidir y de actuar, lo cual resulta innoble, dado que los estmulos no se cifran sino en el goce animal. Su indolencia y resignacin representan algo abyecto.

    b) Y tambin en un sentido fuerte. Cuando la actividad es incitada lentamente, pero luego se mantiene asimismo por mucho tiempo, una vez que los afanes se han visto suscitados. Esta flema en sentido fuerte es tenida por el temperamento ms admirable, habida cuenta de que su actividad sabe adecuarse a

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    principios. El flemtico medita sobre todo antes de pasar a la accin. No se acalora con racilidad, ya que suele mantenerse al margen como si estuviera embelesado. Controla enteram ente sus afectos y posee una gran fortaleza de animo. Mas no hay mucha gente as. Se

    na que tal flema representa la madurez de la capacidad anmica de juzgar. El prncipeS E " ,,C0Ilst?tuye una muestra del tem peramento flemtico, y Schwerin 3 del colrico. Fabms Cunctator no cesaba de refunfuar ante el general Corvinus 5, quien no haca ino retroceder, y sali finalmente victorioso

    gracias a esa tctica. Su divisa era: Vir fugiens nerum pugnat Se tilda de flemtico a un fil- solo porque por principio ste debe arrostrarlo todo con imperturbabilidad. La flema otorga una especie de supremaca sobre los aemas; pues la vehemencia con la que el colrico se asienta en los afectos le ciega. El flemtico se caracteriza, al contrario que el colrico, por la paciencia. Tambin es diligente. En materia religiosa ser firme y no se entregar simple mente a la devocin. Este temperamento es escatimado por la naturaleza, ya que la naturaleza gusta de la variedad y, de haber

    3 Duque de Saboya (1663-1736). ^ Otto Magnus von Schwerin (17054777).

    5 Quintus Fabius Maximus Verucosus (280-203 a.C.).Debe referirse a Manius Valerius Maximus Corvinus cn

    sul romano el ao 163 a. de C ., ao de la victoria sobre los cartagineses y siracusanos; el haber liberado a la ciudad de Msala e va 10 este sobrenombre, que fue posteriormente utilizado

    por su amilia durante ms de ocho siglos.

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    muchos flemticos, todo acabara quedando ordenado enseguida. Es un espectador enteramente imparcial, lo que le hace ser blanco de la stira y la caricatura. El flemtico no es violento, no se precipita y tampoco se deja afligir por pena alguna. El colrico rebota ante el flemtico como los arietes al chocar con la lana, dado que chocan contra un hombre impasible. Sus resoluciones son firmes, generndose con ello una supremaca sobre los dems sin que l lo haya pretendido as. Este tem peram ento viene a hacer las veces de la sabidura, pues cuando tales personas carecen de la misma no dejan por ello de ostentar cuanto se le pide a un filsofo prctico. De ah que tam bin suelan ser llamados filsofos. Tam poco alberga el flemtico vanidad alguna, ya que las menudencias no le seducen en absoluto. El flemtico no se destaca y por ello no despierta demasiadas envidias, cosa que s suele suscitar el colrico. Ahora bien, tampoco es fcil reconocer el valor del flemtico, puesto que todo lo lleva a cabo de un modo parsimonioso. El flemtico es el m ejor marido, pues nunca da pie a una ria. En sentido estricto se trata del tem peram ento ms afortunado.

    % * *

    La inclinacin habitual hacia el tem peramento depende de la educacin, del ambiente y del modo de vida, as como de los principios adquiridos. Las m ujeres deberan ser educadas con desenvoltura, a fin de que prevaleciera en ellas un tem peram ento sanguneo. El temperamento flemtico propio de los comer-

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    ciantes obedece principalmente a su modo de vida, y tambin los holandeses deben su temperamento flemtico al modo de vida antes que a una predisposicin anmica.

    Con respecto a la religin, 1) el sanguneo tiene tendencia a hacer de ella un objeto de escarnio, 2) el melanclico propende al fanatismo, 3) el colrico suele ser tan fariseo como ortodoxo, y 4