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Cri BOLETÍN Comunidades Cristianas CEMI NÚMERO 111 Abril 2018

BOLETÍN - Ágora Marianista · 2018. 6. 21. · tos de los Sumos sacerdotes, los de Pilatos, los de Herodes, los de los esenios, los de los fariseos, los celotas, etc. En estos días

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Cri

BOLETÍNComunidades Cristianas CEMI

NÚMERO 111Abril 2018

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EDITORIAL

El año pasado no pudo ser, pero este vuelve el Boletín a su cita obli-gada con las convivencias de pri-mavera.Es un boletín en el que los cemitas nos hacemos partícipes de nues-tras vivencias.Gracias a todos los que de una ma-nera u otra habeis hecho posible que este Boletín sea posible.Un abrazo a todos

EQUIPO DE REDACCIÓN

Ana AragónFederico Rodriguez (Pelu)

El próximo boletín saldrá en las convivencias de octubre

Nos puedes encontrar en:

http://cemi.marianistas.org

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“La responsabilidad de las opiniones emitidas en los artículos publicados co-rresponde exclusivamente a sus auto-res. Las Comunidades Cristianas CEMI y el equipo de redacción no se identifica necesariamente con sus opiniones.”

BOLETÍN CEMINúmero 111Abril 2018SUMARIO

Aquello de resucitar ... 4

Francisco y Coaña ... 7

No sin el jamón ... 9

Peregrinos a Santiago ... 11

La Comunidad sujeto activo de evangelliza-ción y celebración ... 12

Calendario CEMI ... 14

Viernes fin de mes ... 15

Eucaristía de Navidad 2017 ... 16

El vuelo de la vida ... 18

Participación de CEMI en la vida y misión de la iglesia ... 19

Carta de la Fundación Nido a CEMI ... 20

Los jóvenes nos cuentan. Prólogo de un voluntariado con personas sin techo ... 21

Los jóvenes nos cuentan.Proyecto habitación y trabajo ... 22

Los jóvenes nos cuentan.El semáforo ... 25

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El baúl del escriba ............

Aquello de resucitar

Acabamos de celebrar el Triduo pascual, el centro litúrgico del año. Y con él, solemos decir que celebramos los misterios centrales de nuestra fe: la muerte y la resurrección de Jesús. En la acción de gracias por Jesús que sigue a las palabras de la consagración, el sa-cerdote dice: “al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo” (ple-garia eucarística II). Llevo bastantes años di-ciendo: “al celebrar ahora el memorial de la vida, la muerte y…”, porque no puedo separar la vida de Jesús de Nazaret de su muerte y resurrección, es decir, el Padre resucitó a Je-sús porque murió como murió, y murió como murió porque vivió como vivió. Para mí, tan central como su muerte y su resurrección es su vida por los caminos de Palestina, su estilo de vida, lo que dijo y lo que hizo. Eso es lo que resucitó el Padre y no otra cosa. Ese proyecto es por lo que Dios apostó y no por los proyec-tos de los Sumos sacerdotes, los de Pilatos, los de Herodes, los de los esenios, los de los fariseos, los celotas, etc.

En estos días de Semana Santa, por circuns-tancias más complejas que serias, he podido hacer los ejercicios espirituales anuales que nos prescribe la Regla de Vida a los religio-sos marianistas en un lugar muy querido y muy cargado de experiencias y recuerdos: el monasterio benedictino de Valfermoso de las monjas, en tierras de la Alcarria.

De las muchas horas de silencio y oración, también he dedicado un tiempo a lo que an-

taño llamábamos “lectura espiritual”. He podido leer el libro de Bonhoeffer Jesucristo, historia y misterio. Y, superando el radicalismo luterano y su mirada tan pesimista sobre el ser humano, me he encontrado dos ideas, que a mí me parecen algo más que eso. En mi opinión son algo más: son dos joyas que conservan una enorme actua-lidad para el seguimiento de Jesús hoy en día.

Y se puso a lavar los pies de los suyos.

Todos conocemos que Jesús dio su vida y murió por nosotros. Pablo radicalizará la afirmación diciendo aquello: Vivo en la fe del Hijo de Dios, que vivió y se entregó por mí. Esta expresión, pro me, Lutero la pondrá en el centro de su manera de entender a Cristo. Jesús ha vivido, muerto y resucitado “por mí”. Para nuestro autor, Jesús no fue el Verbo o la segunda persona de la Santísi-ma Trinidad encarnada que, además, asumió el proyecto (o la misión, o la tarea) de salvarnos. No. Es esa misión, su entrega de la vida por cada uno, pro me, lo que define no solo su actividad, sino su mismo ser, su esencia. Quién sea Jesús de Nazaret solo podemos entenderlo (confusa-mente) desde lo que pretende ser para cada uno de los seres humanos. En él, tarea/misión y ser/esencia coinciden. Con una expresión que hemos podido oír no pocas veces, Jesús es el-hombre-para-los-demás. Para todos y para cada uno.

Por eso, Juan, pudo permitirse la enorme here-jía de, escribiendo como escribe seis capítulos sobre lo que Jesús dice en la última cena a los suyos, no citar nada de las palabras sobre el pan

1. Es muy curioso que, en las rúbricas litúrgicas, el lavatorio de los pies sea opcional: ¿porque es muy com-plicado organizar en la liturgia ese momento?, ¿porque es más bonita la consagración?, ¿porque los pies son feos, tienen hongos, sudan, no me los he lavado, y al fin y al cabo es lo que de nuestro cuerpo está más cerca de la tierra y más lejos del cielo?...

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y sobre el vino, que son el centro de la euca-ristía. Pero nos dice exactamente lo mismo sin palabras, sino con un gesto: lavar los pies de sus discípulos. Si nos tomamos en serio todo esto, podemos decir que lavar los pies de los hermanos y consagrar el pan y el vino son dos gestos equivalentes. 1Ante Jesús podemos adoptar muchas postu-ras. Me quedo solo con las dos más cercanas

y frecuentes a nosotros. La admiración es una de ellas. Es la postura, muy piadosa, del espec-tador. Ante Jesús a los pies de sus discípulos, podemos quedar sobrecogidos por la belleza y la grandeza del gesto. ¡Qué bueno es Jesús!, ¡qué barbaridad!, ¿cómo pudo hacer algo así? ¡No ha habido nadie como él!... Y así hasta el infinito. Algo que hizo Jesús hace dos mil años, porque, entre otras cosas, era Dios y tenía que hacer cosas así. Como tantos espectadores, más o menos conmovidos, de las procesiones de Semana Santa. Jesús, admirable, pero allí. Y yo aquí, emocionado más o menos durante un rato, ante el drama de una persona buena, pero ella…

La otra postura es la del seguidor. Si la esen-cia más profunda de Jesús se identifica con su ser para los demás, con el servicio humilde de “lavar los pies” que iba encontrando por el ca-mino, al discípulo o seguidor no le queda otra que ser como él. Y nótese que no se dice sola-mente hacer lo que él hizo, sino ser como él es, conseguir que, a través de mil gestos concre-tos de servicio de cada día, la vida personal se vaya transformando a imagen del Señor. Es ir

viviendo de tal manera que el hacer, el lavar los pies de los demás (cada uno en su circunstan-cias y a la medida de sus posibilidades), vaya trasformando su mismo ser, hasta poder llegar a verse, no como quien hace cosas buenas, sino como quien va siendo bueno, poquito a poquito, como Jesús y el Padre.

¿Y tú quién eres?

La segunda joya nos lleva del Jueves santo al Domingo de resurrección. Todos tenemos ese amigo solícito y pelma que, cuando estamos en medio de la trama excitante de una novela que nos apasiona, nos llama para decirnos: “El ase-sino es…”. Y nos ha jorobado la lectura y el inte-rés. O hemos hecho algún crucigrama o sudoku con la solución delante.

Nos pasa lo mismo con Jesús resucitado. Nos sabemos perfectamente el final y entonces lo del medio, el camino hasta el desenlace se lee, porque hay que leerlo, pero sabiendo que todo termina bien, como tiene que terminar, porque al fin y al cabo Jesús es Dios y no le puede ir mal, porque todo está clarísimo desde el principio para él y para nosotros.

Imaginemos ahora, por el contrario, la instinti-va reacción de los suyos la primera vez que lo “vieron” tras su muerte. Habían recorrido con él los caminos de Galilea; le habían visto acer-carse a los más pobres, a los últimos, curar, sa-nar, consolar…; lo habían oído en el monte y en el llano rezar y hablar de Dios y del Reino, le habían dado su vida porque sentían que en él había algo más importante que las barcas o el telonio… Un día vieron cómo endurecía su ros-tro y empezaba a “subir” a Jerusalén, porque las cosas empezaban a complicarse. Y a pesar de todo, llenos de miedo y casi sin comprender nada, lo siguieron. Y allí lo vieron apresado, tor-turado, crucificado, muerto y muy muerto, y en-terrado bajo una buena piedra. Los de Emaús se lo contaron: “creíamos que era el Mesías, pero ya ves, hace dos días ya… Es verdad que unas mujeres…, pero…”. Muerto el perro, acabada la rabia. Fue un bonito sueño que duró lo que po-

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día durar, como tantos otros sueños…Y, de pronto, después de todo esto (y no por encima de todo esto), allí estaba de nuevo, lle-no de vida, pero de una vida distinta, indefini-ble 2… Era él, pero no era él; tanto que tenía que mostrarles las llagas de la cruz para que lo identificaran… No elucubraron teologías, ni se pusieron a rezar inmediatamente, ni convocaron a la comunidad para debatir qué hacer, ni… todas esas soluciones que posible-mente se nos habrían ocurrido a nosotros, tan cemitas, si hubiéramos estado allí.

No. Lo que brotó de su corazón, de lo más hon-do de ellos, fue una pregunta: “Pero ¿quién c… eres? De verdad, ¿qué hay en ti, que nos supe-ra y nos desconcierta?”. Empezaron a barrun-tar que aquel profeta con el que habían vivido tres años tenía que ser algo más que su puro ser hombre. Que a lo mejor eran importantes sus palabras sobre su relación tan especial con Dios, el Abba. Que tal vez merecía empe-zar a tomarse en serio sus radicales palabras a entregarle la vida y seguirle, que podía ser el centro de la propia vida… Y así empezó la cosa.Porque, a su vez, esa pregunta encontró en el nuevo Viviente un eco. Y de pronto se vieron a su vez interpelados por él: “Si yo soy ese que empiezas a intuir que puedo ser, ¿quién pue-des ser tú, si permaneces conmigo? ¿Quién eres tú?”. Creo que algo de esto hay en el en-cuentro de Jesús con María Magdalena en el huerto, tras la resurrección.

Si, al acercarnos a Jesús, podemos rastrear al-gunas de las cosas que os comento, estamos empezando a vivir eso que Juan llama “la vida eterna”, que no es la vida del hombre “celes-tial” en contra del hombre “terreno”, como de-cía hace unos días una oración de la eucaris-tía (puro gnosticismo, todavía hoy en nuestra Iglesia más oficial, esa que decide cuáles son las oraciones de la eucaristía). ¿Y si la vida

eterna fuera ese modo de vida que aquí abajo es la que va a durar para nosotros y en noso-tros, como duró más allá de la muerte la vida de Jesús, en vez de tantas otras como tenemos al alcance?

La pregunta que le hacemos a Jesús, desenca-jados de nuestras rutinas más religiosas, él nos la devuelve: “Si yo puedo ser ese que empiezas a intuir al verme ahora atravesado por los cla-vos pero Viviente, ¿eso en qué te afecta? ¿Quién eres tú? ¿Cómo podrías ser? ¿Te merece la pena meterte en este aventura y en este riesgo?”.

En primer lugar, aunque terminan siéndolo, normas de acción o vida, leyes… Es algo más profundo, casi primitivo… Es eso de que Jesús ha resucitado y nos invita a cada uno a resucitar hoy con él.

Feliz Pascua de resurrección a todos.

Diego Tolsada, smConsejero espiritual.

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2. Me niego a creer que resplandecía como en la transfiguración, porque entonces todo hubiera sido mucho más fácil para ellos

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OPINIÓN.........................

El 13 de marzo de 2013 una persona de mirada afable y entreabierta sonrisa, se presentaba en una abarrotada plaza de San Pedro como un Papa “venido del fin del mundo”. Y decía esta frase, simplemente, porque Jorge Mario Bergoglio había naci-do en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Para nosotros, asturianos de pura cepa pero con abundantes muestras de emigrantes coañeses a América con la fina-lidad de trabajar mucho para conseguir lo mejor para la familia, nunca Buenos Aires, Montevideo, La Habana, México, Bogotá, Santiago, Caracas o Lima por citar algunos ejemplos, fueron consideradas el fin del mundo. Se sabía de su lejanía, desde luego, pero se tenía a países y capitales america-nos muy cerca del corazón por la, en mu-chas ocasiones, presencia en ellos de ami-

gos y parientes. Conviene no olvidar que las escuelas de Coaña, que tanta alfabetización y educación dieron, fueron construidas por cubano-coañeses residentes en La Habana. Ahora bien, ¿qué quiso decir el Papa con esa sentida frase “del fin del mundo”? Veamos. En estos cinco años de pontificado el Papa, con sus gestos de humildad y cer-

canía permanente a la gente, ha normaliza-do el papado. Como acertadamente señala el columnista José Manuel Vidal, el Papa ha pasado de ser una especie de emperador a un obispo normal, el obispo de Roma, que debe ser, a mi juicio, el primero en lavar los pies (escribo en Semana Santa) a los más débiles y necesitados. Además ha implan-tado la misericordia como norma básica fundamental recordando el olvidado espí-ritu del Concilio Vaticano II. ¿Os acordáis que hace más de 50 años hubo un Concilio que planteaba temas de suma importancia como la prioridad por los pobres, el papel de la mujer en la Iglesia, la función de la curia romana, el celibato sacerdotal y, en suma, el amor y respeto por “el otro”?Pues bien, este Papa que se ha encontrado el gran problema de la falta de credibilidad de una Iglesia plagada de deserciones e iglesias vacías, que no sabe o no desea ubi-carse en el nuevo contexto cultural, social y científico, este Papa, repito, ha decidido descongelar y activar en serio el programa conciliar que había caído en el olvido con una simple fórmula: El Evangelio.Francisco, como gusta que le llamen en una muestra más de cercanía, ha puesto el énfa-sis también en la familia, la falta de casa o trabajo, el abuso de menores, la atención a los discapacitados, el respeto a los ancianos y la Iglesia incluyente que abre sus brazos a todos, incluyendo a divorciados “recasa-dos” (Amoris Laetitia, La Alegría del Amor). Se ha volcado en la necesidad de que se respete la ecología con su magistral men-saje Laudatio Si. (Alabado seas) y ha con-siderado a las demás religiones como her-manas que ya no son rivales. Su intención de reformar la curia romana es admirable. Quiere nada menos que acabar con una

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Francisco, que vino del fin del mundo

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Curia, entendida como máquina de poder, y ponerla al servicio de los demás sin con-cesiones ni enchufes. Le está costando mu-cho desmontar un tinglado que funcionaba

como una especie de corte papal. Algunos cardenales y obispos acostumbrados a ser funcionarios y vivir bien, no quieren ni per-der el poder, que es el principal problema de los eclesiásticos (algo que Jesús de Naza-ret nunca quiso), ni vivir con austeridad (lo que Jesús siempre practicó). Sabe que sus profundas reformas le costarán disgustos e incomprensiones, pero esto es un proceso que deseamos sea imparable. El papa se ha convertido poco a poco en el líder más va-lorado, querido y seguido, que además tie-ne presente ya el futuro de una Iglesia que necesita abrirse a las mujeres.Las fiestas coañesas son precisamente en honor de la Virgen del Rosario y la del Carmen. Francisco ha asegurado que sufre cuando ve que las mujeres hacen “cosas de servidumbre y no de servicio” en su Carta

apostólica Mulieres Dignitatem, (La Digni-dad de la Mujer), ha considerado la ternu-ra de las madres y su papel en la sociedad como un don muy especial del ser humano que no debe ser reducido a un mero “papel social” y sobre todo ha expresado, además, en muchas ocasiones su devoción por la Virgen en todas sus manifestaciones (in-cluidas desde luego El Carmen y El Rosario) insistiendo con toda claridad en que “la Iglesia es mujer y madre”.Es un papa que en Cuaresma nos aconseja ayunar pero no del ayuno en su concepción física, sino ayunar de palabras hirientes y transmitir palabras bondadosas; ayunar de enojos y llenarse de mansedumbre y paciencia; ayunar de falta de perdón y lle-narse de actitud de reconciliación; ayunar de pesimismo, de presiones, de tristezas y llenarse de esperanza, alegría y compasión por los demás. ¡Vaya Papa! ¿a que se diría, por lo que dice, que viene del fin del mundo? ¡Ah! Y además se expresa en español

Yago Pico de Coaña Abril de 2018

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OPINIÓN.........................

Último fin de semana de enero, Chipiona.Nuestro “querido y nunca bien ponderado y suficientemente alabado” Presidente, D. Rafael LLanes, me persigue para concre-tar una visita a una de las reuniones de la comunidad Simón Pedro, de la que yo soy única representante presente en estas con-vivencias: “Buah... bueno.... esto, Rafa, es que, puffff, difícil difícil, entre los cuidados de los niños de una parte y la de los padres de otra, vamos, que nos hemos podido reu-nir una sola vez en lo que va de curso”. Último fin de semana de febrero, Aero-puerto Adolfo Suárez de Madrid.Me apresuro a sacar los paquetes de jamón que llevo en la maleta antes de que ésta desaparezca por la cinta de facturación. ¡No sin mi jamón! Bueno, mío no, de Santi Sierra, que es a quién se lo llevamos como presente por acogernos a parte de los Si-mones tan generosa y calurosamente en su nuevo destino, Varsovia. Luego me dí cuenta de que no se lo ha-bíamos comentado a Rafa. A lo mejor le hubiera gustado la idea de reunirse con la comu y compartir este plan tan caluroso, entre los -8 y los -11 grados Celsius pero con sensación térmica de entre -15 y - 19. Temperatura ideal... ideal para que se con-gelen las pestañas con la humedad del am-biente. No es una forma de hablar, es que nos pasó, nos pasó y hay fotos que dan fé de ello. Como me dijo mi tío, ¿pero qué necesidad teníais de iros tan lejos? Pues mirad, tan

lejos no está aquello; yo a tres horas y me-dia de vuelo no lo llamo lejos. Y necesidad había, y mucha, la verdad, de reunirnos aunque fuera sólo parte de la comu. Por-que una comunidad viva no es sólo la que vive la Eucaristía junta, ni la que comparte humildemente su morada para rezar con los otros con cierta periodicidad, ni la que se reúne en la campiña para convivir, re-flexionar y orar con otras comunidades de

tanto en tanto.

Una comunidad viva también es aquella que planea sus vacaciones junta, en fun-ción de las necesidades, apetencias y po-sibilidades de quien tiene más dificultades para disfrutar de su merecido descanso. Una comunidad viva es aquella a la que no se le congela el cariño, la paciencia, la com-prensión, ni siquiera el sentido del humor aunque sí lo hagan las pestañas, los dedos y las ideas (a mí, por lo menos, me costaba mucho encontrar las palabras habituales).

No sin el jamón

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En una comunidad viva los unos esperan por otros hoy, y los otro por los unos mañana, porque hoy se me olvida a mí el ebook en el avión y hay que perder una tarde peleándo-se con varios teléfonos en el aeropuerto para conseguir que te lo devuelvan, y mañana me refugio en un café al calor de una buena taza de chocolate con quien le fallan las energías por el frío y el ataque despiadado de los re-cios virus centroeuropeos .

Una comunidad viva es aquella que trata y hace sentir a cada uno de sus miembros como iguales, sea hombre o mujer, lleve en ella desde el principio o no, se haga más pre-sente en las reuniones o no. Una comunidad viva es la que habla de sus proyectos profe-sionales, hace partícipe al resto de sus ilu-siones vitales, escucha las preocupaciones de los demás, es decir, discierne sobre lo di-vino y lo humano en torno a una mesa com-partiendo una tortilla de patatas. Y el jamón, por supuesto.

Esta, por lo menos es la compañía en la que yo he pasado estos días en la patria de Cho-pin.

Si queréis una reseña mas puramente espi-ritual, pues ya nos lo decís y os contamos las visitas a las iglesias del lugar, que otra cosa no, pero iglesias las hay a patadas, y hasta sinagogas, que también visitamos, con anéc-dota incluida.

La reseña gastronómica ya la dejo para otro artículo. Ya se sabe que no sólo de pan vive el hombre, pero cuando el frío te congela hasta la mirada, que bien sienta una sopa calentita servida dentro de una hogaza de buen pan.

Desde Rusia no, pero cerca, con amorAna Mª Nieto - Comunidad Simón Pedro

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OPINIÓN.........................

Peregrinos a Santiago

Este año terminábamos el Camino de Santiago del Norte. Nos saltábamos el tramo entre Arzúa y Santiago, pues es un viejo amigo al que tene-mos muy conocido y pateado.

Salíamos de Vilalba con ánimo de llegar a Arzúa en tres jornadas.Tengo que aclarar que debido a mi artrosis no he podido caminar, mi misión ha sido la de co-che escoba, lo que me ha permitido ver el Cami-no de otra manera y sin mojarme.

Dicen que la lluvia en Galicia cambia el color de las piedras y les da un toque de misterio. Este año lo hemos podido comprobar ya que la llu-via ha sido una constante durante esas tres jor-nadas. Mucho tiempo hemos tenido que ir por carretera, ya que era imposible transitar por los caminos.

Pero a pesar de todo el Camino engancha y te permite descubrir lugares no al alcance del hombre motorizado.Hemos encontrado en medio de una corredoira la capela de San Alberto. Un lugar mítico y de ensueño. Los árboles con sus barbas de líque-nes y las piedras con su capa verde de musgo. En el silencio sólo roto por el ruido de un cerca-no río, el viento y la lluvia sobre las hojas de los carvayos te sientes en paz. Piensas en las mei-

gas que podrían estar preparando sus conjuros.

Más adelante en el fondo de un valle las torres de un monasterio se dibujan entre la neblina que lo recubre todo. Es el pueblo de Sobrado de los Monxes, un pueblo que ha crecido alrededor del monasterio. Un monasterio en el que oram et laboram 17 monjes de la orden de San Be-nito, de la rama del Cister, con su hábito blan-co, por lo que se les conoce como benedictinos blancos. La piedra granítica cubierta por no sé cuantas capas de musgo le da un toque de dis-tinción.En el interior tres claustros: el de los peregri-nos, el de los medallones y el de los monjes. Los canalones no dan abasto para recoger todo el agua que cae. En la sala capitular un grupo pre-para las canciones y la actividad de los oficios y nos introduce en un momento de oración.En la portería, un monje de origen inglés, de cara bondadosa y tranquilidad en el hablar se enzarza conmi- go en una charla de casi una hora sobre la iglesia, la religión, la vida. He conocido en él a todos los monjes que pien-san como si estuvieran a diario en contacto con el mundo.

Luego Santiago, nos recibo con su lluvia típica. Por la calle de los conqueiros nos dirigimos a la catedral. Abrazo al Santo, fotos y pedir la Com-postela.

Siempre que llegas a Santiago, te preguntas cuando volverás, peregrino.

Pelu

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OPINIÓN.........................

La Comunidad sujeto activo de evangelización y celebración

Para dar continuidad a su proyecto de creación del reino de Dios entre los hombres, Jesús no dic-tó un cuerpo de doctrina, ni desarrolló tareas de gigante, ni realizó gestos espectaculares. Por el contrario, puso su proyecto en manos de un gru-po de gente sencilla que, para superar el miedo y la desilusión después de su muerte, se reunieron en torno a María, la madre a quien los había con-fiado.El renacer del Espíritu en aquellos hombres y mujeres se produjo, como experiencia excepcio-nal de gracia y de fe, en el reencuentro de unos y otros, recordando al Maestro y su mensaje de esperanza escatológica, compartiendo sí, el mie-do y la tristeza, pero también, el pan y el vino que da fuerzas y reconforta el ánimo. Y la experiencia de sentirle vivo en ellos y con ellos, se fue afian-zando y extendiendo a otros muchos.Es cierto que mucho silencio tuvieron que vivir, tragando la triste amargura, hasta olvidarse de sí mismos y poner su atención en el trabajo por hacer. “Hombres de Galilea ¿qué hacéis mirando al cielo?...”Pablo de Tarso, admirable por muchos motivos, (no por su misoginia, sin duda un inevitable con-dicionamiento cultural de su tiempo), abrazando la causa de Jesús, arriesgó su vida hasta perderla, y sembró de pequeñas comunidades el área me-diterránea. Luego vino lo que vino. Ahora hay un fuerte movimiento de renovación eclesial que mira a aquellas pequeñas comunida-des, tratando de tomar ejemplo e impulso, para continuar la construcción del Reino. Un Reino de justicia y fraternidad, libertad y amor, paz y feli-cidad. Nosotros en CEMI formamos parte de ese movimiento, que encuentra en el P. Chaminade valiosos antecedentes y referencias más próxi-mas en la persona, tarea y compromiso de José Antonio Romeo. Con el Concilio Vaticano II, que concluyó en 1965,

nos sentimos confirmados en nuestra orienta-ción. El Vaticano II quiso resumir esos compro-misos de los cristianos en tres palabras: Sacer-dotes, Profetas, Reyes. Eso y no otra cosa, son en potencia los cristianos y todos los hombres cuando trabajan por un mundo más humano. También el actual obispo de Roma, Francisco, con sus palabras y con su ejemplo, supone un motivo para la esperanza y la renovación de nuestros compromisos, adquiridos al incorporarnos a la comunidad.Este es el ámbito en el que se reciben y se culti-van la fe, la esperanza y la caridad, para vivirlas fuera de ese ámbito. También, en la comunidad se robustece el carácter de las personas con la práctica del resto de las “virtudes” (nadie es per-fecto…) y se toma conciencia de los innumerables dones que se reciben con el Espíritu de Dios, que nos habita, fruto de su misericordia incondicio-nal e infinita. Todo ello, también, para ponerlo al servicio de los demás.Lo que hizo extenderse y ser aceptado el cristia-nismo fue el ejemplo de unas comunidades que compartían el mensaje de liberación universal, la oración y la “fracción del pan”, la alegría, los bie-nes y el amor entre sus componentes y con sus vecinos (“gozaban de la simpatía de todo el pue-blo” se dice en los “Hechos de los Apóstoles”) En el origen de las comunidades de monjes, frai-les y religiosos, estuvo el deseo de vivir en comu-nidad la fe en Jesús y facilitar la autenticidad de su seguimiento en circunstancias difíciles, cuan-do los líderes “cristianos” se disputaban el repar-to del poder con el emperador. ¿Por qué entonces la Iglesia Oficial, durante si-glos y aún ahora, ha sobrevalorado el papel de los individuos en relación al que corresponde a la comunidad? Quizá el mimetismo y la ósmosis de los valores del mundo en que se desarrolló, condujo a or-ganizar la Iglesia sobre una base piramidal, con un poder central, ejercido por delegación en un

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cuerpo de funcionarios, monopolizadores de los carismas del Espíritu. Por supuesto, siempre habrá individuos excep-cionales capaces de vivir el sacramento de la co-munidad humana universal en las condiciones del mayor aislamiento. Pienso en santos eremitas y en personas más cercanas, como Nelson Man-dela, ejemplo de tantos presos políticos, encarce-lados por su ansia de libertad para sus pueblos. Sin embargo, el seguimiento de Jesús, normal-mente, requiere la vivencia comunitaria de la fe. Para ser uno mismo, necesitamos del otro. Inclu-so en la comunidad más pequeña, la que cons-tituye el hogar conyugal, el otro, cualquiera que sea su género, es el que permite tejer esos lazos de admiración y respeto mutuos, de confianza y amor que, además de la normal atracción física y sicológica, fundamenta una relación llamada a prolongarse en el tiempo. Y para vivir como seres plenamente humanos necesitamos del Otro.Podría parecer, como si Dios mismo hubiera dado vida a la creación entera para poder ser Dios. Ese Dios-Amor que Jesús nos revela.En la tradición cristiana occidental, mezcla de cultura judía y grecolatina, nos han tratado de “explicar” a Dios, como Uno y Trino a la vez, utili-zando los conceptos de persona y naturaleza. En otras tradiciones cristianas nos hablan de las ma-nifestaciones o epifanías de Dios. Y en culturas y religiones que desconocen el mensaje evangélico se refieren a lo que siempre constituirá un miste-rio insondable, para nuestra limitada inteligencia y sensibilidad, con imágenes de sus mitos ances-trales, o bien se refieren a una “nada” que es ple-nitud y matriz de todo cuanto existe.Hoy tenemos que volver a poner el acento en la comunidad, como imagen y sacramento de Dios, como depositaria de los dones y de la responsabi-lidad de evangelizar, con su vida y la de cada uno de sus miembros. Asimismo, hay que subrayar la consideración de la comunidad como sujeto de la celebración. En particular de la eucaristía, pero, también de los demás sacramentos, despojados de toda interpretación mágica. Ello no supone negar la conveniencia de que per-sonas determinadas, sin discriminación por su género o estado civil, sean reconocidas y acep-tadas por los obispos, para presidir o animar la comunidad a la que pertenecen, como garantes de la comunión con el resto de las demás comu-nidades cristianas que constituyen la Iglesia uni-

versal. “Haced esto en memoria mía” es algo que se dijo, por Él, a todos los reunidos con Jesús. Es esa reu-nión en torno a su persona, repitiendo sus ges-tos, actuales y simbólicos a la vez, de compartirlo todo, la vida hasta el final, la que hace presente bajo forma de sacramento al mismo Jesús que, asesinado por las autoridades religiosas y políti-cas de su tiempo, vuelve a estar entre los hom-bres, con su espíritu, su amor y su vida.Algo más sobre la comunidad que quiere apelli-darse cristiana.La comunidad cristiana se alimenta y desarrolla con la vida ordinaria de ella misma, como grupo social, y de los individuos que la integran en la medida que se hacen dóciles al Espíritu, en el mo-mento histórico que les ha tocado vivir.Desde luego, nuestra fe no nos lleva a un cristia-nismo “místico-celeste”, que busca una salvación individual por la identificación, a través de una práctica cultual, con el misterio de un dios cual-quiera. La auténtica experiencia mística, que está en la base de una opción de fe personal, se tra-duce inevitablemente en el seguimiento de Jesús mediante el servicio y la acción liberadora de to-dos los hombres y de la creación entera.El misterio de la fe en Jesús nos lleva a su Dios, a la experiencia de Dios, cuando nos ponemos al servicio de los demás, en particular de los más pobres, siendo éstos una realidad social a iden-tificar por la comunidad, que discierne también sobre las acciones posibles. La conversión a que nos invita Jesús, es un miste-rio de fe, en el que se conjugan la libertad y la gra-cia. No es una conversión puramente “interior”, sino también eminentemente social e histórica. El cristianismo no se reduce al ámbito individual y familiar, con olvido de lo que acaece en el plano “macro social”.El Reino de Dios supone la liberación y la pleni-tud de Vida para todos y esa fue la “buena noti-cia” que incendió el mundo, hace ya más de dos mil años. No sólo en Navidad, también cada día, tenemos la oportunidad de actualizar y celebrar, una vez más, dicha realidad histórica y supra his-tórica, pues nos acompaña y alegra en esta nueva Vida que no tiene fin.

Alberto Mtz. Genique (Tomás Moro)

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Calendario CEMI 2018

Celebraciones:

13 - 15 de ABRIL Convivencias Chueca Comunidades Faustino y Simón Pedro

25 de MAYO Viernes fin de mes Comunidades Francisco, Amigos de la Vida y En Camino

22 de JUNIO Viernes fin de mes (Eucaristía en memoria de José Antonio) Comunidad Tomás Moro

28 de SEPTIEMBRE Viernes fin de mes Comunidad Oscar Romero

19 – 21 OCTUBRE Convivencias: “Lugar por determinar” Comunidades Sueño de Jacob y Chaminade

2 de DICIEMBRE Celebración comunitaria dominical de Adviento Comunidad En Camino

24 de DICIEMBRE Eucaristía de Nochebuena Betania y Pequegrupo Ejercicios 2-4 Febrero 2-4 Marzo Triduo Pascual 29 Marzo -1 Abril

Comisiones Permanentes:

14 de ABRIL En Chueca

3 de JUNIO En el Chaminade

20 de OCTUBRE Donde se celebren las convivencias de Octubre (pendiente)

2 de DICIEMBRE En el Chaminade

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CELEBRAMOS ..........

Viernes fin de mes

El viernes 23 de marzo de 2018, se celebró en el piso de Francisco Silvela, la Eucaristía Fin de Mes, esta vez preparada por las comunida-des María Reina y Santa Teresa, y con Diego Tol-sada.Al ser el viernes anterior al domingo de Ramos, fue una Eucaristía en la que estuvo incluida la celebración del Perdón, como preparación e ini-cio de la Semana Santa.La asistencia fue bastante numerosa, unas cua-

renta personas, y estuvo magníficamente pre-parada.Comenzó con un saludo y explicación de la ce-lebración y presentación del tema, por Ramón Sánchez Guardamino, por cierto con el brazo en cabestrillo, recientemente superado milagro-samente de un accidente de moto.Seguidamente se efectuó la lectura de la Pala-bra. Además de las lecturas bíblicas, se leyeron un texto de Pagola sobre el domingo de Ramos y un recorte de periódico sobre el fallecimiento de Mame Mbaye, mantero senegalés de 35 años, en Lavapiés.

Después del comentario de la Palabra, se reali-zó la celebración del Perdón, muy participada, con una serie de signos y símbolos como una cruz en la que se fueron pegando papelitos de colores con los deseos de perdón de cada uno, frasquitos con agua del Lozoya con gotitas del Jordán y cartulinas con frases relacionadas con el agua, su acción sanadora, purificadora y vital.Se continuó con la acción de gracias del Prefa-cio, el Santo, y la memoria de la Cena de Jesús.Finalizando la plegaria eucarística, se repartió

la Comunión y tuvimos el recuerdo de los au-sentes, la acción de gracias final y terminamos rezando todos juntos la oración por la Paz y el abrazo generalizado de todos y la bendición fi-nal.Empalmamos con los corrillos post-celebración y el piscolabis compartido.

Mª Pilar Nasarre

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CELEBRAMOS ..........

Eucaristía de Navidad 2017

Este año, la Eucaristía de Navidad nos tocó pre-pararla a la Comunidad Tomás Moro y al “Peque grupo”.Cuando empezamos a planearla a principios de diciembre, nos propusimos como objetivo el que fuera una Eucaristía con un mensaje claro y una celebración ágil, dando prioridad a la parti-cipación de niños y jóvenes.En este marco y con la ayuda especial de Naza-ret por el Peque grupo, pensamos el formato, y distribuimos las participaciones, y las cancio-nes.La celebración empezó con una introducción preparada por Pilar y Guillermo:“Buenas tardes, sed todos bienvenidos. Muchas gracias por compartir con las comunidades CEMI esta celebración de la Eucaristía en un día tan singular y esperanzador para toda la huma-nidad.Hoy conmemoramos la irrupción de Dios en el mundo de un modo sorprendente y desconcer-tante. Tras veinte siglos de historia, nos sigue pareciendo inaudita la encarnación de Dios en nuestra historia para compartir nuestra vida, nuestras ilusiones y desencantos, nuestros fracasos y esperanzas, nuestras tristezas y ale-grías, para compartir con nosotros todo aque-llo que es la esencia misma del ser y devenir del hombre. La realidad del Niño Dios desvalido, sin acogida ni cobijo entre el pueblo judío de entonces, sigue viva en nuestros días en los que tantas personas siguen sufriendo, como Él, una lacerante falta de acogida y cobijo entre noso-tros.Él no volverá a nacer de nuevo en la historia como entonces. Dios se hizo hombre hace 2000 años en un niño indefenso y dependiente, vino al mundo y el mundo no le conoció. Nos lo dice Juan en el prólogo de su evangelio.Sin embargo, hoy, como todos los días, Dios sigue viniendo, su Espíritu, el Espíritu de Jesús sigue llamando continuamente a nuestros co-razones a todos y a cada uno de los seres hu-

manos, ya sean creyentes o no creyentes. A tra-vés de la oración en el silencio, a través de los acontecimientos de la vida, de nuestras relacio-nes personales, pero particularmente a través de las personas que se sienten solas, enfermas, inmigrantes, refugiadas, maltratadas, a través de todas las personas que la sociedad descar-ta, como nos dice Francisco, el Espíritu de Jesús nos interpela, se nos ofrece, se nos hace presen-te para compartir con amor nuestra vida, mi vida, la mía en particular. Nuestra respuesta a esa llamada, ¿es como la que narra Juan en su Evangelio?, ¿Sigue vinien-do a nosotros día tras día y nosotros tampoco le conocemos?Este es el reto que nos recuerda la Navidad: Je-sús no vino a ser servido sino a servir. Actuali-zar, hacer presente en nuestro caminar de cada día la presencia del Espíritu de Jesús, en el aco-gimiento y el servicio a los hermanos es el sen-tido profundo de la Navidad, de la irrupción de Dios en el mundo para vivir con nosotros. A continuación seguimos la celebración presi-dida por Diego y Julio de la que quiero resal-tar dos partes que fueron el resultado de una vivencia y por lo tanto, nos impactaron, el Ofer-torio y el Prefacio.El ofertorio correspondió al grupo de mayores del “Pequegrupo” y fue muy original su Ofren-da: Un mural, que colgaron en el altar, con fra-ses elegidas e inspiradas en un campo de tra-bajo al que fueron en el verano, sobre el “mural del cuarto mundo” existente en una localidad cercana a Paris. Con este gesto quisieron ofre-cer todo el trabajo que la gente hace para reali-zar cambios y otro mundo sea posible, sin gue-rras, sin pobreza, sin sufrimiento….

En el Prefacio los niños basaron su “Acción de gracias” en una encuesta realizada en su Cate-quesis, Según nos contaron, “los niños y niñas del gru-

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po de medianos del Pequegrupo, salimos a hacer una encuesta en la que preguntábamos a personas en la calle sobre su preocupación por problemas de nuestra sociedad y nuestro mundo, lo que se puede hacer para solucionarlos y lo que cada uno hace para que mejoren”. Presentaron el resultado en forma de gráficos con comentarios muy sugerentes El resultado había sido esperanzador, ya que los 33 encuestados valoraban muy positivamente esa labor y lo consideraban fundamental para la sociedad. Todo ello suponía y! era un buen motivo para dar las Gracias!“Te damos gracias Dios-Padre-Bueno, porque son muchas las personas que dedican parte de su tiempo a hacer que este mundo sea mejor, son muchas las personas que siguen dando luz con su ilusión y con su esfuerzo. Jesús tu hijo nació hace ya más de dos mil años para dejarnos claro que la mejor vida era la que se vivía por los demás. Gracias porque todavía somos muchos los que segui-mos creyendo, como Jesús, que eso es cierto. Gracias Señor por seguir enseñándonos que todos los hombres somos hermanos y todos no merecemos disfrutar al máximo como hijos tuyos que somos. Gracias Señor por reunirnos hoy aquí a un grupo de gente convencido de que hay que seguir luchan-do para mejorar nuestro entorno y gracias por darnos fuerzas para seguir haciéndolo.”También resultó muy emotivo, el momento del Padrenuestro y de la Paz, con todos los niños reuni-dos en el altar y de la mano y luego pasando a dar la Paz , como los Angeles, por todos los bancos.Terminamos cantando los villancicos preparados por el Coro (especialmente, Ana, Rafa, Ramón y Raúl).Todos los Cemitas, sus familias, amigos y simpatizantes que nos suelen acompañar ese día, salimos contentos de haber participado en una celebración alegre, y vivida profundamente.

María Zorrilla (Comunidad Tomás Moro) y la colaboración de Nazaret (Oscar Romero)

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CELEBRAMOS ..........

El vuelo de la vida

Este es el título de un relato que escribió Matis, mi hermana enferma, y con el que ganó el ter-cer premio para “relatos cortos”, otorgado por el Ayuntamiento de Santander Matis padecía esquizofrenia y estaba como in-terna en la Residencia Hospitalaria del P. Menni en Santander. Falleció el pasado 18 de diciem-bre del 2017. A continuación reproduzco algunos párrafos del texto, que quiero compartir con vosotros, porque me han emocionado mucho.“Nací el día que empieza la primavera, el 21 de marzo de 1948, en una bonita ciudad de la cual atesoro aún bellos recuerdos. Mis primeros años transcurrieron felices, la vida era cálida, plena, inocente… El miedo sólo existía en forma de bruja o lobo feroz y Caperucita siempre salía victoriosa.Mi padre era un bonachón alegre y mi madre una mejicana temperamental, quizá ese carác-ter genuino fuese por tener doce hijos...Como os contaba, los caprichos de la vida… nos regresaron a Santander.Aquí empezamos otra vida, remontamos el vue-lo, apostamos por otros horizontes, aunque yo, por desgracia, con las alas rotas.Al poco de venir de Morelia, (Michocán., Méxi-co) enfermé. La tierra de papá, con tanta lluvia, me trajo “pena”, eso pensé yo, pero esa torpeza frente a la vida, esa batalla, nunca me ha dejado, vuela conmigo.Aun así, he sido una golondrina viajera, muchos rincones he recorrido… …Mis padres fueron muy trabajadores y educa-dos, creo que fuimos afortunados, nos dieron educación, comodidades y nos enseñaron a vi-vir, a volar.Por eso somos tan viajeros, pese a mis dificulta-des de salud que se tradujeron en recaídas, altas y bajas hospitalarias, terminé mis estudios, tra-bajé como secretaria, saqué el carnet de condu-cir…, me enamoré de mi Manolo. Y, sobre todo, me enamoré de la vida, atesoro paz, me la dan

las amigas y las monitoras, a las que quiero mu-chísimo, como a todo el personal que cuida de mí. Poseo Libertad, me la dan las palabras y la certeza de tener un hogar. Amor tengo cada día que vivo y aunque no vuelo, disfruto del cielo.Alegría me la dan mis niños, pues soy varias ve-ces tía abuela, y disfruto viéndoles crecer…Verdaderamente la vida es un hecho constante; yo sé que cuando llegue la esperada primave-ra me sentiré de nuevo viajera… amo vivir, amo volar…Yo aprendí a volar con cada soplo de brisa, aprendí a volar de espaldas a los sueños. Volé a oscuras. Volé sola y aprendí de La Esperanza. Iba tan alto a veces que resplandecía. Sólo quien ama vuela.” (MATIS)

Marga Haya Oteiza (Tomás Moro)

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El objetivo de las comunidades cristianas CEMI es vivir en plenitud el carisma bautismal: ser sacerdotes, profetas y reyes. Es decir, servir, denunciar y liberar. Y, al igual que nos preocu-pa y cuidamos nuestra vida física, don de Dios, encontramos en la experiencia comunitaria el entorno idóneo en el que cuidar nuestra vida de hijos de Dios, y ejercer una acción social trans-formadora desde la eucaristía, la reflexión, y la oración.

Nuestras comunidades se reúnen en torno a la Palabra, parten el pan e invocan a Dios como Padre, e intentan ser agentes de transforma-ción social, actualizando de distintas formas la opción preferencial por los pobres. Nos ad-herimos por ello, plenamente, a la invitación a la transformación del mundo y la humanidad nueva que realiza -invocando al Evangelio- el capítulo I del documento de la CEE “Cristianos Laicos, Iglesia en el mundo” (1991), y que se utiliza como motivador para la reunión anual del foro de laicos en abril de 2018. Creemos ser una manifestación particular de la “partici-pación y corresponsabilidad de los laicos en la vida y misión de la Iglesia” a la que se refiere ese epígrafe.

A lo largo de sus más de seis décadas, nuestra comunidad de comunidades ha vivido una evo-lución de su objetivo principal paralela a la de nuestra sociedad y nuestra iglesia. Así, hemos pasado de formulaciones más rituales (como nuestra antigua consagración a María) a expre-siones más libres de nuestra adhesión a la fe y a la Iglesia, donde -aun queriendo ser una pre-sencia crítica-, hemos intentado siempre man-tener una sincera comunión.

No podemos evaluarnos más que como “en ca-mino” puesto que el proceso de transformación personal, comunitario, eclesial y social no pue-de aspirar a otra plenitud que la de un Reino, siempre acercado en primicia, y siempre inal-

canzado. Somos particularmente autocríticos en nuestra capacidad para atraer a los jóvenes, y más allá de las cuestiones sociológicas subya-centes a este hecho, nos exigimos más entrega y coherencia, para poder ser realmente manifes-tación de Jesús en el mundo… y no -como pue-de que nos pase algunas veces-, parte activa del velo que lo oculta.

Creemos que CEMI ha tenido una profunda inci-dencia en las personas que han participado en ella a lo largo de su historia, y ha intentado ser expresión amorosa de las exigencias del Reino en su entorno social y eclesial. Nuestro papel en la transformación de la realidad se ha he-cho explícito mediante fundaciones, asambleas económicas, y compromisos personales de nuestros miembros en las más diversas organi-zaciones de nuestra sociedad. Nuestro espacio eclesial es el de comunidad laica marianista. Pe-dimos al Espíritu la luz y la fuerza para, desde aquí, seguir avanzando en la construcción de un mundo más parecido al que Jesús soñó.

(Este texto ha sido redactado por la junta directiva de CEMI, como aportación a la Jor-nada de Reflexión del Foro de Laicos que se celebra el 14 de abril)

TIEMPOS DE CAMBIO ...............

Participación de CEMI en la vida y misión de la iglesia

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Salió un sembrador ..........

Carta de la fundación NIDO a CEMI

Queridos cemitas: Me alegro y os agradezco la oportunidad que me dais a través del Boletín de poder contaros lo que un grupo de padres, que constituimos hace muchos años la Fundación Nido, hacemos por nuestros niños discapacita-dos: mi hija Elena y 59 “hijos” más que tenemos atendidos en un Centro en Madrid, en la calle Adonis nº 1. Nuestros niños de 3 a 51 años (siempre serán niños por su situación) están afectados por parálisis cerebral de nacimiento o sobre-venida, o enfermedades raras y todavía no muy conocidas, asociadas a graves patologías que afectan muy seriamente a distintos aspectos de su salud: graves problemas respiratorios, rena-les, intestinales, digestivos (varios se alimentan exclusivamente por sonda gástrica)….Por todo esto, tienen una grave discapacidad (en términos administrativos están entre un 90 y un 98 por ciento de discapacidad) lo que les lleva a ser personas totalmente dependientes, que necesitan de una gran asistencia para sa-tisfacer sus necesidades tratando de atenderlos al máximo, con el fin de darles una buena cali-dad de vida. El Centro, situado en un antiguo colegio público, propiedad del Ayuntamiento de Ma-drid y cedido mediante una concesión admi-nistrativa, está compuesto de Colegio de educa-ción especial (es un eufemismo), Centro de Día y Residencia para los que han sobrepasado la edad escolar, todo ello financiado por la Comu-nidad de Madrid, con un acuerdo marco que no cubre el coste de las plazas.Los niños están atendidos por 49 profesionales (profesores, educadores, fisioterapeutas, logo-pedas, enfermeras y auxiliares de clínica y/o técnicos sociales).Resultaría llamativo y hasta escandaloso tal número de profesionales por el alto gasto que supone, pero hay que tener en cuenta que al existir un Centro de Día y una Residencia los 365 días del año, los turnos se multiplican por tres; pero la razón fundamental que justifica

este esfuerzo, son los 60 niños: todos dependen absolutamente para todo de la asistencia de un adulto. Sólo dos andan, la mayoría no se comunican (sólo tres de ellos tienen una comunicación oral), la mayoría es incapaz de comer, incluso de masticar, algunos están alimentados con sonda gástrica, sufren ataques epilépticos, pro-blemas de visión y audición, tienen patologías asociadas….Todos ellos reciben sesión diaria de fisiotera-pia, y semanales de terapia ocupacional, hidro-terapia y logopedia. Es a esta realidad a la que nos enfren-tamos los padres y para la que sólo caben dos opciones: dar las prestaciones que se pueden ofrecer con la financiación que nos da la Comu-nidad de Madrid , que al ser insuficiente conver-tiría el Centro en un “aparcamiento”, o tratar de que nuestros hijos tengan todo aquello a lo que tienen derecho, y en el caso de los residentes, que la Residencia sea su hogar, lo que nos obliga a buscar financiación extra todos los años.Este es el resumen (en pocas palabras) de parte de mi historia y vida –ya treinta años- y no me queda nada más que agradecer vuestra aten-ción a la lectura de estas líneas.Si alguien quiere saber más sobre la Fundación Nido, tengo un pequeño folleto explicativo.Y en su página web: www.fundacionnido.es

Un fuerte abrazo.

Carlos de Miguel (senior) Comunidad Faustinos

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A raíz de unas convivencias de jóvenes celebra-das en septiembre de 2016, en las que la Co-munidad San Egidio presentó su voluntariado con personas “sin techo”, un grupo de jóvenes, a los que, con Berta Nasarre, acompañamos, se animaron a repartir cenas los domingos por la noche a un grupo de indigentes que dormían en los jardines de las Vistillas.Entre ellos había un matrimonio rumano, de 40 años, que llevaba 12 en España, y que tras la pérdida de trabajo y de habitación, dormía tam-bién en la calle desde hacía un año. Vivían de la mendicidad a las puertas de la iglesia de San Judas, en la calle Atocha, cerca de la Plaza Ma-yor, donde ella ofrece pulseras, llaveros, etc. por la voluntad. El párroco de San Judas los conoce desde hace ese tiempo y dio buenas referencias de su conducta y honestidad. Nuestro trato con ellos así lo ha confirmado. Su residencia en España es regular, por su con-dición de rumanos, y tienen su NIE, pero care-cen de tarjeta de residencia que no pueden ob-tener sin un trabajo u oferta de trabajo.El matrimonio estaba buscando una habitación. Todas las gestiones resultaban infructuosas, bien por lo elevado de los precios, bien porque los propietarios o no alquilaban a extranjeros, o exigían nóminas o aval bancario.El grupo venía ayudándoles en la búsqueda de habitación, estando dispuesto a colaborar eco-nómicamente en el pago del alquiler, pues ello les iba a facilitar, además, la búsqueda de un trabajo.En esa situación, se solicitó a la Fundación Ro-meo el alquiler para este matrimonio de algún piso o local que pudiera quedar disponible en el edificio de Francisco Navacerrada, para su adaptación y utilización como vivienda.

La Providencia facilitó esa posibilidad justo

antes de llegar los fríos del invierno de 2017, cuando la inquilina del bajo derecha, que lleva-ba cuarenta años ocupándolo, decidió dejarlo libre. Y el Patronato de la Fundación, a la vista de la propuesta presentada por ese grupo de jóvenes y de su compromiso para ayudar a este matri-monio a su reinserción social, aceptó colaborar en este proyecto, alquilándoles esa vivienda en condiciones asequibles para ellos y prestándo-les la ayuda permanente del educador social de la Fundación.Y en la Navidad de 2017, este matrimonio pudo ocupar la vivienda y dormir bajo techo.Dos de estos jóvenes, Belén y Nano, han escri-to un artículo contando sus experiencias sobre esta realidad social.Estas líneas sirven para poneros en anteceden-te de lo que ellos os cuentan.

8 de abril de 2018.Loli Nasarre y Manolo Ontañon

Los jóvenes nos cuentanPrólogo sobre un voluntariado con personas “sin techo”

SALIÓ UN SEMBRADOR A SEMBRAR .........

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¿Hemos reflexionado sobre las motivaciones del proyecto?

A decir verdad, este proyecto no era tal, esta es la primera confesión a tener en cuenta para entender las motivaciones, limitaciones y objetivos que han determinado nuestro pro-ceder a lo largo de este último año, desde la primera toma de contacto con la problemáti-ca hasta ahora que presentamos la iniciativa ante ustedes.

Cuando empezamos a conocer a Mariana y Jorge, la mayoría de nosotros - a excepción de Berta y Manolo - no teníamos experiencia previa ninguna con gente en riesgo de exclu-sión social, - disculpen por emplear este tér-mino tan impersonal, no es el más adecuado pero nos sirve para esclarecer a qué pobla-ción nos estamos refiriendo - de ahí que la ayuda que prestábamos estuviese destinada al alivio primario de algunas de sus infinitas necesidades: ya fuese aportando un plato de comida caliente o contribuyendo con ropa de invierno todo el auxilio que podíamos prestar era bastante espontaneo, intuitivo y precipi-tado.

Propio de toda actividad voluntaria e inexper-ta, nuestros actos estaban marcados por la ilusión, pero también por el desconocimiento y la poca o nula planificación.

A las pocas semanas estas carencias se nos hicieron evidentes en forma de contradic-ciones: ¿Hasta qué punto podemos ayudar? ¿Dónde poner los límites? ¿Estábamos verda-deramente ayudándoles o simplemente era un gesto para nuestras conciencias?

Las respuestas a estas preguntas se volvían más apremiantes a medida que nuestra rela-ción con ellos se estrechaba y es que - como reaccionaria cualquier persona obligada a lle-var esa vida - empezaron a recurrir a noso-tros como solución de los ya antes aludidos problemas a los que se enfrentan por vivir en la intemperie y la pobreza.

Con todo, lo que inicialmente no pasaba de un plato de comida caliente los domingos, des-embocó a una asistencia de todo tipo: pasa-jes para sus países, tiendas de campaña, y, en el caso que nos ocupa, el de Mariana y Jorge, varios intentos de sacarlos de la calle. Como he querido explicar de manera muy sucinta, nuestros esfuerzos por ayudar a Mariana y Jorge a conseguir una vivienda fueron fruto de un proceso muy caótico -pero regular - de reconocimiento de un problema y concepción de una solución razonable y sobre todo posi-ble.

Reflexionando acerca de cómo se precipitó todo he llegado a la conclusión que este era el fin inevitable; imposible que pudiésemos obviar la singularidad de la condición de Ma-riana y Jorge, inevitable al fin y al cabo que no intentásemos sacar a estos dos seres huma-nos de la calle.

¿Cuáles son los objetivos a lograr con este proyecto?

Por lo señalado anteriormente consideramos que Mariana y Jorge pueden, con esta ayuda que se les va a proporcionar, salir del atolla-dero y estancamiento que caracterizan la vida en la calle. Dormir bajo techo se traduce en un salto cualitativo tan importante que, nosotros que siempre hemos gozado de ese privilegio,

Los jóvenes nos cuentanProyecto habitación y trabajo

SALIÓ UN SEMBRADOR A SEMBRAR .........

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nos cuesta imaginar. Se aplacan las miserias materiales como el frio, el hambre o la poca salud como también se palian las heridas psi-cológicas asociadas a aquellas: el miedo, la incertidumbre, la desesperanza. Esa nueva hallada tranquilidad les permitiría regulari-zar su situación y que en un futuro esta pare-ja pueda abandonar el arroyo totalmente por sus propios medios. Este último enunciado es el objetivo claro de lo que estamos propo-niendo.

¿Cuál será la forma de evaluar su impacto y hacerlo coherente?

Nos vemos aquí ante la más difícil pregunta, una que desde luego nos llevamos haciendo desde que se contempló la posibilidad de ac-ceder a este arrendamiento destinado a fines sociales. Como se ha apuntado más arriba, la meta última a alcanzar es que Mariana y Jorge consigan ingresos para vivir fuera de la calle e incluso que ninguna parte de éstos proven-gan de la mendicidad. Esto pasa porque Jorge consiga un empleo, si no totalmente formal, al menos encaminado a un oficio que permita la anhelada estabilidad.

Sabida es la complicada situación del merca-do laboral para todo el mundo, más incluso para trabajos no cualificados, así que de ma-nera cautelar apuntaría a que el balance de la situación no ha de hacerse tanto de los avan-ces concretos de bonanza económica sino de la progresión de Jorge y Mariana en adaptar-se a una nueva situación “vital” radicalmente distinta: de una dinámica sustentada en la mendicidad a las puertas de una iglesia a tra-bajos mejor remunerados y que comporten un impulso de moral, sobre todo para Jorge que debido a las circunstancias lleva algún tiempo sin poder trabajar, en perjuicio de su autoestima y valía.

Me parece imposible (e injusto) medir con-ceptos tan intangibles como “actitud al cam-bio” o “voluntad de mejorar”. Se parte de la base que Jorge y Mariana son los primeros

interesados en elevar su condición, así lo han manifestado y tenemos que confiar en ellos, en caso contrario no merece la pena arrancar este proyecto. Con todo yo apostaría por usar como parámetro de evaluación la reincorpo-ración de Jorge al mundo laboral: cursos, con-tactos, pequeños trabajos, que en definitiva que veamos que él va creando una rutina en esa dirección.

¿Qué nos ha hecho apoyar a estas dos perso-nas?

Antes que nada, expresar mi convicción fé-rrea que todo el mundo, independientemen-te de cómo de modélico (o malogrado) haya sido su paso por el mundo, tendría que gozar de los derechos humanos recogidos en el acta magna. La anterior afirmación para aclarar que no creo que Mariana y Jorge merezcan salir de la calle más que el resto de personas pasando penurias que hemos conocido a lo largo de este año.

Mariana y Jorge no destinan ni un céntimo a alcohol, se duchan casi a diario y mantienen su dignidad intacta, pero es que acaso aque-llos que, nos consta, beben con frecuencia, descuidan su aspecto y poco a poco van ca-yendo más en la exclusión y degradación son menos humanos?

La respuesta es un no categórico.

Si hemos decidido volcarnos con Mariana y Jorge es sencillamente porque es a ellos a quien más les puede cambiar de manera de-cisiva nuestro apoyo. Es esta pareja quien, de manera realista, puede beneficiarse más de un empuje que no sea caritativo, si no que reestructure por completo su derrotero y sal-gan de la calle. Por un cúmulo de razones (in-migración, problemas psicológicos, tiempo en la calle, experiencias familiares, cruda pobre-za) son mucha la gente que vive en la calle, de estos una gran parte sufre de aflicciones tan grandes, es tanto el trastorno y desesperan-za, que su reinserción en la sociedad es muy

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complicada y se nos escapa de las posibilida-des de este grupo.

Cómo ya se ha dicho, el foco en Mariana y Jorge obedece a la aceptación de que no po-demos abarcar todo y, dentro de esas limita-ciones, qué estrategia da un resultado más duradero: ayudar a que haya dos personas menos viviendo en la calle.

¿Qué compromisos adoptamos de cara a fu-turo?

Sólo puedo hablar por mí. Estoy muy ilusio-nado con la oportunidad que se abre a esta pareja, de que puedan abandonar la mala si-tuación a la que parecía estaban condenados, pero no niego que, como pasa en este tipo de ocasiones cuando llega el momento de la verdad, me da vértigo la responsabilidad que esto conlleva, no sé si estoy preparado, no sé si verdaderamente puedo ser útil (o en qué capacidad), pero si estoy seguro de querer formar parte.

Me comprometo a ir a visitarles. Me compro-meto a seguir ayudándoles en todo aquello que considere apunta en la dirección a seguir. Me comprometo a ser sincero con ellos, con la organización que ampara y permite este arrendamiento y en última instancia ser sin-cero conmigo mismo: si, dios nos guarde, creo que la cosa no está yendo como estaba previs-to, aceptar el error y hacerlo saber a todos los implicados (empezando por Mariana y Jorge). Me comprometo sobre todo a no desenten-derme, a no rehuir mi papel, por pequeño que sea.

Cordialmente.

NANO

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Nosotros lo llamamos proyecto habitación. Podría llamarse de mil formas como proyecto casa o proyecto hogar, que suena más acoge-dor y más bonito. Pero cuando todo esto empe-zó lo que buscábamos principalmente era una habitación en la que Jorge y Mariana pudiesen dormir. Dormir y descansar, porque en la calle no se descansa. Dormir sobre un colchón y no sobre el suelo, sin frío, sin lluvia y sobre todo sin miedo.Hace ya más de un año, unos compañeros em-pezaron a cocinar en una casa y a llevar comida caliente a personas que vivían en la calle. Y en la calle conocimos a Jorge y a Mariana, un ma-trimonio de Rumanía, con dos niñas en su país, que se habían venido buscando algo mejor de lo que tenían allí. A mí me sorprendía que pre-firiesen estar en España, durmiendo en la calle y pasándolo mal a estar en su país, en su casa y con su familia. Es más feliz el ignorante, y no quiero pensar lo que pasaban allí para preferir esto. Así que empezamos a movernos para in-tentar que pudiesen vivir dignamente. Yo dividiría la ayuda que intentamos darles en tres partes. Por un lado, les damos apoyo eco-nómico, que es básicamente haberles ayudado a tener una casita en la que poder vivir. Ellos pagan el alquiler con lo que van ganando, un al-quiler muy reducido gracias a CEMI y a la Fun-dación Romeo, y nosotros pagamos la electrici-dad. Por otro lado, está el apoyo social. Es básica-mente intentar que se adapten a la sociedad, que consigan trabajo, aunque sea algo puntual con lo que puedan ganar dinero por ellos mis-mos y no por caridad. Aunque esto de básico no tiene nada, en mi opinión es lo más complicado porque poder tener un trabajo, además de re-querir muchísimos papeles y mucha burocra-cia –con la que nos ayuda Carlos, un trabajador social- requiere también eliminar los prejuicios

de la sociedad para que puedan optar a ellos. Por último, está lo más importante, que es el apoyo moral. Como todos, ellos necesitan tener una comunidad, un grupo de amigos, un apoyo y es lo que queremos ser. Vamos una vez a la semana –o eso pretendemos- a cenar con ellos. Siempre nos esperan súper ilusionados, con co-mida, bebida y conversación. Creo que las des-pedidas son un poco tristes porque les gusta que vayamos y esperan que nos quedemos un rato más.Y en eso se resume lo que hacemos, o lo que in-tentamos hacer. Para mí también hay una parte sentimental que creo que debo compartir. Lógicamente cuando realizas buenas acciones y te esfuerzas en ayu-dar a los demás sientes satisfacción, orgullo personal, estás haciendo algo bueno. Y sé que es un cliché, pero las experiencias como esta son hasta egoístas porque aportan más al que “ayuda” que al que es “ayudado”. Pero no todo es tan bonito, yo al menos me que-do siempre con un sentimiento de culpabilidad. La culpa al pensar que no haces con ellos lo su-ficiente, la culpa porque hay miles de Jorges y Marianas que no tienen tanta “suerte”, si se le puede llamar así. Y creo que esta culpa, que es-pero que sientan todos, tiene una parte positi-va y es que pueda servir como motivación para hacer algo y para hacer más, para no quedarnos impasibles ante estas situaciones que tenemos más cerca de lo que creemos. Al final son gestos, eso es lo que importa, da igual que sea mucho o poco, cada uno aporta lo que siente.El caso de Jorge y Mariana es un milagro. Han conseguido salir de la calle, tener una casa a la que poder llamar hogar. Por supuesto, esto no termina aquí, aún queda mucho trabajo, econó-micamente ellos siguen siendo dependientes, aún no tienen un trabajo que les de esa autono-mía y todos sabemos que integrarse no es cosa fácil, es un proyecto a largo plazo, que espere-

Los jóvenes nos cuentanEl semáforo

SALIÓ UN SEMBRADOR A SEMBRAR .........

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mos pueda crecer y repetirse con más personas. A mí personalmente lo que me mueve a hacer esto es la educación que me han dado mis padres, el entorno en el que me muevo y que me empuja a hacer algo más. Mi padre dice que esto se hace por amor a Dios y por amor al prójimo. Así que amen. Así, sin tilde.

NOTA: SEMÁFORO porque el semáforo está en la calle, que es donde conocimos a Jorge y Mariana, y porque los semáforos te frenan o te dejan avanzar. Si fuésemos un semáforo en rojo -que seguro que lo hemos sido muchas veces-, no hacemos nada para que los demás avancen, y ellos seguirían viviendo en la calle; pero si somos un semáforo en verde, las personas pasan y pueden llegar a donde quieran.

Belén Fernández BaratilloComunidad Amigos de la Vida

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