26
Studia Aurea, 7, 2013: 83-108 Boscán ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible Matteo Lefèvre Universidad de Roma «Tor Vergata» [email protected] Recepción: 10/05/2013, Aceptación: 01/10/2013, Publicación: 20/12/2013 Resumen El presente artículo está dedicado a analizar los poemas que forman parte del «Libro II» de las Obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega (Barcelona, Carles Amoros, 1543) según una perspectiva ética y axiológica conforme a Rerum Vulgarium Fragmenta. A par- tir de esta amplia sección, en efecto, Boscán propone su poesía «a la manera italiana», es decir, a la manera de Francesco Petrarca, sin embargo su cancionero amoroso se mantie- ne bastante lejos del compromiso espiritual que envuelve la lírica del autor toscano. En particular, a la imitatio styli no parece corresponder la imitatio vitae, y el poeta español se limita a reproducir, del cancionero petrarquesco, sólo ciertos rasgos formales y estilísti- cos, algunas situaciones convencionales y determinados motivos literarios, sin adherirse a la fuerte estructura moral de RVF, que en cambio culmina en la conversión del poeta y en la retractación de cualquier tipo de amor terrenal en nombre del ideal cristiano. Palabras clave Boscán; Petrarca; Cancionero; Petrarquismo español; Poesia s. xvi; Lírica imperial; Imi- tación poética; Poesía del Renacimiento español Abstract Boscán before Petrarch. e project of an impossible canzoniere In this article we analyse Boscán’s poems contained in «Libro II» (Second Book) of the Obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega (Barcelona, Carles Amoros, 1543) throug- hout an ethical and spiritual point of view, as well as it stands out in Petrarch’s Rerum Vulgarium Fragmenta. In this part of his cancionero, Boscán imitates the italian Poet, but his poems in their combination are far enough from Petrarch’s spiritual perspective. In particular, imitatio styli doesn’t match with imitatio vitae, and the spanish poet only re- produces formal and stylistic features as well as some literary motives of petrarchan Can- zoniere, without really endorsing RVF moral structure, that culminates with the christian conversion of the poet and the abandonment of secular love. Keywords Boscán; Petrarca; Cancionero; Spanish Petrarchism; 16th century Spanish Poetry; Im- perial Lyric; Poetical Imitation; Spanish Renaissance Poetry

Boscán ante Petrarca

Embed Size (px)

DESCRIPTION

El presente artículo está dedicado a analizar los poemas que forman parte del «Libro II»de las Obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega (Barcelona, Carles Amoros, 1543)según una perspectiva ética y axiológica conforme a Rerum Vulgarium Fragmenta. A partirde esta amplia sección, en efecto, Boscán propone su poesía «a la manera italiana», esdecir, a la manera de Francesco Petrarca, sin embargo su cancionero amoroso se mantienebastante lejos del compromiso espiritual que envuelve la lírica del autor toscano. Enparticular, a la imitatio styli no parece corresponder la imitatio vitae, y el poeta español selimita a reproducir, del cancionero petrarquesco, sólo ciertos rasgos formales y estilísticos,algunas situaciones convencionales y determinados motivos literarios, sin adherirsea la fuerte estructura moral de RVF, que en cambio culmina en la conversión del poetay en la retractación de cualquier tipo de amor terrenal en nombre del ideal cristiano.

Citation preview

  • Studia Aurea, 7, 2013: 83-108

    Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible

    Matteo LefvreUniversidad de Roma Tor Vergata

    [email protected]

    Recepcin: 10/05/2013, Aceptacin: 01/10/2013, Publicacin: 20/12/2013

    ResumenEl presente artculo est dedicado a analizar los poemas que forman parte del Libro II de las Obras de Boscn y algunas de Garcilaso de la Vega (Barcelona, Carles Amoros, 1543) segn una perspectiva tica y axiolgica conforme a Rerum Vulgarium Fragmenta. A par-tir de esta amplia seccin, en efecto, Boscn propone su poesa a la manera italiana, es decir, a la manera de Francesco Petrarca, sin embargo su cancionero amoroso se mantie-ne bastante lejos del compromiso espiritual que envuelve la lrica del autor toscano. En particular, a la imitatio styli no parece corresponder la imitatio vitae, y el poeta espaol se limita a reproducir, del cancionero petrarquesco, slo ciertos rasgos formales y estilsti-cos, algunas situaciones convencionales y determinados motivos literarios, sin adherirse a la fuerte estructura moral de RVF, que en cambio culmina en la conversin del poeta y en la retractacin de cualquier tipo de amor terrenal en nombre del ideal cristiano.

    Palabras claveBoscn; Petrarca; Cancionero; Petrarquismo espaol; Poesia s. xvi; Lrica imperial; Imi-tacin potica; Poesa del Renacimiento espaol

    AbstractBoscn before Petrarch. The project of an impossible canzoniereIn this article we analyse Boscns poems contained in Libro II (Second Book) of the Obras de Boscn y algunas de Garcilaso de la Vega (Barcelona, Carles Amoros, 1543) throug-hout an ethical and spiritual point of view, as well as it stands out in Petrarchs Rerum Vulgarium Fragmenta. In this part of his cancionero, Boscn imitates the italian Poet, but his poems in their combination are far enough from Petrarchs spiritual perspective. In particular, imitatio styli doesnt match with imitatio vitae, and the spanish poet only re-produces formal and stylistic features as well as some literary motives of petrarchan Can-zoniere, without really endorsing RVF moral structure, that culminates with the christian conversion of the poet and the abandonment of secular love.

    Keywords Boscn; Petrarca; Cancionero; Spanish Petrarchism; 16th century Spanish Poetry; Im-perial Lyric; Poetical Imitation; Spanish Renaissance Poetry

  • 84 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    Las Obras de Boscn y Garcilaso (Barcelona, Carles Amors, 1543) constituyen un punto de referencia esencial para examinar los cdigos de la comunicacin lrica entre Italia y Espaa en el Cinquecento, y ms an si esto se observa a la luz de un movimiento literario internacional el petrarquismo que en el mundo hispnico cambi radicalmente la manera de hacer poesa y hasta de ser poeta. Si se abarca el tema del petrarquismo, de hecho, hay que tener en cuenta problemas de potica y poltica cultural, de teora literaria y ritos sociales, de compromiso tico y esttico. Y, obviamente, cabe hacer hincapi en la heurstica y la hermenutica de la imitacin, es decir, en la aproximacin y la postura que los poetas espaoles, as como los italianos, adoptaron ante el modelo de Petrar-ca principalmente a lo largo de los siglos xv y xvi.

    En particular, en relacin a la primera fase de la admiracin petrarquesca que se documenta en Italia, Antonio Gargano ha subrayado la existencia y la consistencia de un petrarquismo sin Petrarca,1 que arraiga y prolifera en las dcadas iniciales del Renacimiento y precede cronolgicamente al petrarquismo ortodoxo, desarrollado a nivel terico y en la praxis lrica por Pietro Bembo, en las primeras dcadas del xvi, con la publicacin de las Prose della volgar lingua (1525) y de las Rime (1530). El petrarquismo italiano del siglo xv y de comien-zos del xvi y algo parecido puede observarse tambin en los poetas castella-nos presentes en las primeras ediciones del Cancionero general2 an encarna una imitacin des-compuesta, eclctica e irregular de Petrarca; sin embargo, al mismo tiempo remite a ese nexo ideolgico que se estableci en la poca rena-centista entre poesa, sociedad y poltica cortesanas que, a la vez, unas dcadas despus sera una clave importante para la difusin y la promocin de la lrica a la manera italiana en la Espaa imperial. En efecto, con el advenimiento de los Austrias y la afirmacin del dominio hispnico en Europa, a pesar de una situacin geopoltica muy distinta a la del xv tanto en Italia como en Espa-a Baldassar Castiglione ofrece un testimonio nostlgico e inequvoco de la situacin en su Cortegiano (1528), con prontitud traducido y publicado en cas-tellano por el propio Boscn en 15343, precisamente la mitologa cortesana y la petrarquesca constituyen el eje ideolgico, vivencial y potico en torno al cual se edifica el clasicismo quinientista, cuyos primeros intrpretes castellanos suean con emular a los poetas del Renacimiento itlico y se distancian progre-sivamente de la mentalidad foral y de la tradicin cancioneril.4 En la poca de

    1. Gargano (2005: 51).2. Recurdese, al respecto, el ensayo de Rico (1987: 230 y ss.).3. Los quatro libros del cortesano compuestos en italiano por el conde Balthasar castellon, y agora nueuamente traduzidos en lengua castellana por Boscan, Barcelona, Pedro Monpezat, 1534. So-bre la importancia de la doctrina cortesana en el

    panorama europeo del xvi, cf. sobre todo Guidi (1973 y 1978); Ossola-Prosperi (1980: II); Burke (1995) y Quondam (2000).4. A esta visin cultural e incluso ideolgica del petrarquismo ibrico en los ltimos aos se ha dedicado principalmente la academia ame-ricana. Cf. Lorenzo (2007) y Middlebrook (2009).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 85

    Studia Aurea, 7, 2013

    Carlos V poltica y potica parecen moverse al mismo ritmo y ambas adquieren una perspectiva supranacional: tanto los fragmenta del Imperio como los de la lrica romnica conocen una sistemtica reductio ad unum que lleva al Csar y al autor del Canzoniere a encarnar una referencia ideolgica y cultural y un modelo tico ineludible para ms de una generacin de poetas, soldados, diplomticos y mandatarios de media Europa. En este contexto, la hermenutica bembiana sobre el texto petrarquesco extrem la situacin: radicalizando la imitacin del Maestro e insistiendo en la coincidencia rigurosa entre imitatio styli e imitatio vitae, el autor de las Prose trataba asuntos literarios y a la vez espirituales, ticos y estticos. Asimismo, sobre todo en los aos siguientes a la coronacin de 1530, que de hecho recompona las divergencias polticas entre el Papa y el Emperador culminadas en el Sacco di Roma (1527), el petrarquismo encarnaba un modus scribendi et vivendi muy bien aceptado en la Corte y en la Curia, ya que, en el plano moral, en la poesa de Petrarca interpretada iuxta propria principia destacaban elementos que reconducan al providencial apaciguamiento de las pasiones y las discordias, y se reafirmaban principios de equilibrio y orden que podan enderezarse tanto en direccin religiosa como rigurosamente poltica.

    De todas maneras, la versatilidad del petrarquismo, independientemente de la visin de Bembo o de cualquier otro comentarista, justo en las dcadas centrales del xvi fue captada con prontitud y esmero por los poetas italianos y espaoles, que utilizaron motivos y metros, lengua y retrica de Rerum Vulga-rium Fragmenta para enfrentarse a distintos argumentos y campos temticos, del amor a la amistad, del encomio al anatema. Petrarca, ms que un autor, se hace un estilo,5 un palimpsesto; es un mito distante y a la vez una fuente asequible, modelo de una casustica relativa a la prctica potica es decir, temtica, esti-lstica y rtmica y de un itinerario espiritual, paradigma de los trastornos y los desvaros del alma humana, as como de la redencin cristiana.

    En el caso de Boscn, la imitacin petrarquesca se concibe, se desarrolla y se define con respecto a toda esta serie de factores, que, como hemos visto, abarcan el discurso estrictamente literario, junto al ideolgico, al social y al tico.6 En lo que concierne al primer aspecto, su pasin por el humanismo renacentista y por la literatura italiana responde a la modernidad de su formacin7 y de su tiempo, confirman su deseo de adherirse a una visin potica y cultural nueva. A pesar de que en su lrica es fuerte la influencia de ciertos modelos y esquemas tradicio-nales, del conceptismo verboso tpico de la poesa cancioneril y del petrarquis-mo italiano prebembesco, as como de Ausis March y otros poetas coterrneos suyos,8 no cabe duda de que Boscn, por lo menos a partir de la segunda mitad

    5. Cf. Erspamer (1987b: 466).6. A este respecto, en este artculo se desa-rrollan y en parte revisan algunas tesis de Le-fvre (2006: 113-139).7. Cf. Riquer (1945: 30).

    8. Sobre el tema, en particular sobre la estric-ta relacin que hay a nivel estructural entre el cancionero de Boscn y el de Ausis March, vase Morros (2005).

  • 86 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    de los aos veinte el encuentro con Navagero seguramente es un pretexto, un topos humanstico, pero sigue siendo una referencia cronolgica muy til, ya empieza a mirar hacia adelante, hacia nuevos ritmos y nuevos rumbos. Estamos en los albores del petrarquismo espaol, y justamente la potica y, sobre todo, la poesa de Boscn an oscila entre polos y fuerzas de atraccin diferentes.

    La aceptacin del petrarquismo y de la cultura renacentista, adems, como decamos, no es slo una opcin literaria, sino tambin una eleccin ideolgi-ca; es la asuncin de una poca nueva desde un punto de vista histrico, que naturalmente envuelve tambin la funcin y la difusin de la literatura. Ya no es tiempo de castillos aislados y prncipes solitarios y orgullosos, encerrados entre sus manuscritos y sus boni autores, ya no hay fronteras nacionales y barreras lingsticas tan marcadas como antes. La misma versin que Boscn realiza del tratado de Castiglione lo demuestra tanto por razones lingsticas y estilsticas como por la adopcin consciente de la forma del vivere y de los preceptos de la cortesana, y encaja perfectamente en su camino de emancipacin no slo ar-tstica, sino tambin poltica y social, segn requera el Renacimiento.9 Y mien-tras el mundo conocido y el Imperio hispnico se amplan cada da ms gracias a las conquistas de Carlos V, otro imperio an ms duradero y poderoso el de la imprenta hace que los libros circulen de manera ms rpida, que la prctica literaria, y potica en particular, no est reservada slo a una minora selecta, sino que cumpla sus requisitos y su papel cortesanos y sirva como instrumento de relacin interpersonal, de intercambio intelectual y hasta econmico. En la poca de Boscn, y hasta la publicacin de los primeros ndices de libros pro-hibidos, las ideas literarias, filosficas, polticas y religiosas gracias al boom de la imprenta flotan libremente en los territorios europeos; y en el mundo his-panoitaliano esto repercuti tambin notablemente en la primera teorizacin, produccin y difusin del petrarquismo, ya que los libri di rime, al interior de los dominios imperiales, viajan rpidamente de una corte y de una nacin a otra.

    Corolario de todo esto es tambin el compromiso tico que se desprende de la asuncin del modelo petrarquesco. El sistema del Canzoniere supone, en primer lugar, tanto en los poetas italianos como en los primeros petrarquistas espaoles, la difcil tarea de acomodar la exposicin inmediata de la propia vici-situd existencial con los contraintes del espcimen, la casustica lrica y biogrfica y poco importa que esa fuera real o ideal, literaria con la estructura riguro-sa y radical de Rerum vulgarium fragmenta, cuyo itinerario espiritual exiga un principio, un fin y unas etapas intermedias bien determinadas. En este sentido, hay que valorar apropiadamente la relacin que se establece entre Boscn y la ortodoxia de la obra petrarquesca: ms que una cuestin de gnero, de catego-ras macrotextuales que aplicar a la produccin lrica del poeta espaol a este

    9. Para profundizar los factores socio-culturales e ideolgicos que destacan en la redaccin y publi-

    cacin del Cortesano espaol, con ulteriores refe-rencias bibliogrficas, cf. Lefvre (2012: 28-59).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 87

    Studia Aurea, 7, 2013

    respecto, tiene un sentido relativo identificar su obra como cancionero petrar-quista o, ms libremente, como cancionero de autor10, lo que s importa es poner a prueba su postura ante el modelo, su autoconciencia potica,11 su relacin con el universo temtico, retrico y moral del Canzoniere.

    Si se analiza la estructura micro- y macrotextual del Libro II (XXIX-CXXX) en la ptica del petrarquismo crtico, como es sabido, algunas compo-siciones de esta amplia seccin participan realmente en la reconstruccin de un camino existencial, de una particular isotopa, e invitan a leer todo el libro como un cancionero.12 En la silloge de Boscn varios poemas describen y evocan los episodios amorosos segn una perspectiva pseudo-narrativa y en ciertos casos desempean propiamente funciones de prlogo y eplogo respecto a todo el conjunto, contribuyendo a disear una parbola potica y personal al modo del texto petrarquesco. El proyecto de autor, configurado sobre la experiencia lrica del poeta italiano tanto en la forma (imitatio styli) como en el contenido y sus implicaciones espirituales (imitatio vitae), intenta englobar, por lo tanto, algunos elementos que permiten observar la presencia de un plan predefinido en su estructura cclica y edificante; en la poesa de Boscn, ms que en los calcos o en las referencias ms o menos directas a los versos petrarquescos, el problema de la imitacin reside sobre todo en la relacin con la axiologa del Canzoniere, con el compromiso tico, adems de literario, de un libro que durante siglos represent el hipotexto de la tradicin lrica occidental as como el vademecum de la experiencia ertica, moral e intelectual de todo hombre de letras.

    En el sistema petrarquista, pues, es la composicin de apertura la que cumple casi siempre la funcin de encuadrar un cancionero dentro del sistema mismo, sobre todo por su semejanza con el primer soneto de RVF tanto en el contenido y como en el estilo.13 En este sentido, a la hora de dar comienzo al Libro II, Boscn se sita inmediatamente en el cauce de la tradicin italiana a lo largo del eje Petrarca-Bembo, y para introducir su produccin al itlico modo eli-ge un poema como exordio en el que destacan elementos que enmarcan la lrica de nuestro autor dentro de un proyecto unitario al estilo petrarquista.

    10. Cf. Burguillo Lpez (2008).11. Cf. Ruiz Prez (2009). El mismo Ruiz Prez coloca al poeta entre los extremos de Nar-ciso y Proteo, pues, en sus Obras, por un lado, asume la mirada retrospectiva y supuestamente autobiogrfica a la manera del Canzoniere, por otro, tambin modula la imitacin petrarques-ca a la luz de los nuevos gneros y gustos rena-centistas procedentes de Italia (Libro III). Cf. Ruiz Prez (2007).12. Respecto a la cuestiones tericas correspon-dientes a la definicin de macrotexto, vanse, en primer lugar, Segre (1969) y Corti (1974).

    En cuanto al mbito especfico de la poesa lrica, cf. sobre todo Genot (1967), de inters general y terico; Longhi (1979), donde la autora hace referencia a la coherencia textual como elemento discriminador entre un cancionero propiamente dicho y una ms general y desarticulada raccolta de poemas; Santagata (1979: 10-56), donde el estudioso demuestra creer, de modo menos in-tegralista en el cancionero como gnero fluido; Gorni (1989); y Cappello (1998: 13-14). Para el caso espaol, cf. sobre todo Prieto (1986) y, ltimamente, Burguillo Lpez (2008).13. Erspamer (1987a: 110).

  • 88 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    Nunca dAmor estuve tan contentoque en su loor mis versos ocupase;ni a nadie consej que sengaasebuscando en el amor contentamiento.Esto siempre juzg mi entendimiento:que deste mal todhombre se guardase,y as, porquesta ley se conservase,holgu de ser a todos escarmiento.!O vosostros que andis tras mis escritosgustando de leer tormentos tristes,segn que por amar son infinitos!,mis versos son deziros. !O benditoslos que de Dios tan gran merced huvistesque del poder dAmor fusedes quitos!14

    En el primer terceto, la alusin a RVF I es explcita:15 desde un punto de vista temtico y autoanaltico, se reproduce la postura retrospectiva del soneto-prlogo petrarquesco, y, por lo que atae al lxico, el apstrofe al lector alude abiertamente al ncipit del poeta italiano:

    !O vosostros que andis tras mis escritosVoi chascoltate in rime sparse il suono

    La actitud del autor espaol confirma la opinin de Erspamer, para quien aparte de los calcos ms evidentes y casi descarados en el sistema del pe-trarquismo, el vector ms fcil est constituido por el camino alternativo [...] del paradigma lxico, segn el cual se imita sobre todo el primer verso del modelo.16 Y sta es una estrategia dominante en el modus imitandi de Boscn. En el soneto, junto al vocabulario petrarquesco clsico, resulta fundamental la presencia de elementos banales pero emblemticos como, por ejemplo, los pronombres personales voi e io con sus derivados, que colocan de inme-diato los versos boscanianos en la rbita del Canzoniere. Adems, el segundo cuarteto imita tambin el soneto proemial de las Rime de Bembo, que ya lle-vaban ms de diez aos publicadas cuando salieron las Obras de Boscn y que constituyeron otro texto de referencia para el escritor cataln en los aos de su decisivo acercamiento a la poesa a la manera italiana.

    14. Para los textos del Libro II, citamos siempre de Boscn-De la Vega (1995).15. Para Otis Green tanto el soneto de Boscn

    como el de Petrarca constituiran una palino-dia anticipada. Cf. Green (1969: I, 163).16. Cf. Erspamer (1987a: 111-112).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 89

    Studia Aurea, 7, 2013

    Boscn:Esto siempre juzg mi entendimiento:que deste mal todhombre se guardase,y as, porquesta ley se conservase,holgu de ser a todos escarmiento.

    Bembo:Ch potranno talor gli amanti accorti,queste rime leggendo, al van desioritoglier lalme col mio duro exempio.

    (XXIX, vv. 5-8) (Rime, I, vv. 9-11)17

    Si Petrarca, como consecuencia de su desvaro amoroso, pronosticaba para s mismo la vergenza ante la gente y ante Dios mismo (Ma ben veggio or s come al popol tutto / favola fui gran tempo, onde sovente / di me medesmo meco mi vergogno / et del mio vaneggiar vergogna l frutto), sus epgonos del xvi, quiz siguiendo en esto la general actitud preceptiva de la poca, de la ntima consternacin subrayan principalmente el valor de ejemplo y enseanza para los dems: se es el auspicio de Bembo (ritoglier lalme col mio duro exempio), y tambin el de Boscn (holgu de ser a todos escarmiento). Por lo tanto, el sone-to introductorio del Libro II intenta enderezar las composiciones sucesivas hacia una interpretacin bien orientada desde un punto de vista moral: igual que ocurre en RVF, lo que se establece es una especie de contrato con los lec-tores para que sientan el estmulo de reconstruir, ms all de la multiplicidad temtica y formal de los textos, la unidad de un testimonio y un itinerario autobiogrfico, la historia de un alma. Sin embargo, a pesar de la rigurosa imitacin del soneto proemial, los 102 poemas (XXIX-CXXX) que componen el libro18 no siguen un nico e ideal desarrollo: por el contrario, como es sa-bido, parecen dar lugar a una especie de doble cancionero dentro del mismo conjunto19. Si es cierto que tampoco RVF procede de modo sintagmtico, la escisin que encontramos en las pginas de Boscn es completamente distinta. De hecho, la divisin del Canzoniere es funcional al arrepentimiento y a la conversin del protagonista-autor y, por ello, perfectamente homognea res-pecto al significado ltimo de la obra; en cambio, en el Libro II la propuesta potica sigue siendo la misma el soneto proemial ya advierte del peligro que nace del sentimiento amoroso, pero el modo de proceder, y sobre todo su

    17. Para el texto bembiano, cfr. Bembo (1966). Sobre la relacin directa entre las tesis y los versos de Bembo y el Libro II de Boscn, con ulteriores referencias bibliogrficas, cf. directa-mente Lefvre (2006: 15-27).18. Hay que notar que, si se quitaran los dos sonetos extravagantes (CXXVIII-CXXIX) de-dicados a la muerte de su amigo Garcilaso, el cancionero de Boscn constara de 100 poemas, lo que, incluso nmericamente, remitira a una costumbre estructural y editorial de la poesa italiana de la poca: al respecto, slo para citar

    un par de ejemplos casi contemporneos a las Obras de Boscn, vanse los Cento sonetti de Alessandro Piccolomini (Roma, Vincenzo Val-grisi, 1549) y los de Anton Francesco Raineri (Milano, Giovanni Antonio Borgo, 1553).19. Sobre la estructura peculiar del Libro II, cf. Parducci (1952); Darst (1978); y especial-mente Armisn (1982: 379-411), que adems ha subrayado en ms de una ocasin las afinida-des entre la poesa de Boscn y el itinerario mi-nucioso de RVF. ltimamente, a este respecto, cf. tambin Rea (2007).

  • 90 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    eplogo, resulta muy independiente de la trayectoria petrarquesca, as que el cancionero de Boscn resulta orientado y estructurado en torno a dos centros. Como veremos, en la experiencia principal del trastorno ertico y del dolorido sentir, el poeta cataln, por un lado, cierra el Libro II de forma ortodoxa, con la palinodia celebrada por la cancin CXXX, de evidente sabor petrarques-co, y por otro, acercndose la conclusin de la historia, tambin incluye una corona de sonetos (CXIV-CXXVII) dedicados a su esposa y al amor conyugal, sereno y feliz, que da vida a un ncleo autnomo y sintetiza el fin de sus pe-nas precedentes.20 As, para salvar al poeta de su atormentada vivencia ertica intervienen dos soluciones diferentes: una perfectamente petrarquista y, por ello, literaria y postiza, en la que el poeta rechaza la vanidad del sentimiento amoroso en nombre del encuentro con Dios;21 y otra antipetrarquista y, por as decir, burguesa, basada en la fuga de la frustracin ertica en nombre del matrimonio, y de una variante positiva y socialmente aceptada del sentimien-to, que adems resulta ms autntica porque est ligada a la vicisitud real del poeta.21 Y la concomitancia, en el mismo corpus, de estos dos caminos, si bien es inconcebible segn la perspectiva del Canzoniere, en realidad no invalida en absoluto el proyecto de Boscn: los avatares del autor-personaje se desarrollan de modo coherente desde el soneto proemial justamente hasta la escisin final, donde una de las vas que toma es supuestamente genuina, fundada en la ex-periencia concreta, mientras que la otra responde a las exigencias del sistema literario. En el libro de Boscn la vida parece anteponerse a la lrica, lo privado a lo universal, lo humano a lo divino: el rescate de una condicin de pecado y

    20. En su estudio sistemtico sobre la lrica de Boscn, Amos Parducci, con una reconstruccin fundada tanto en el aspecto puramente potico como en el biogrfico, ha dividido el libro en-tre poemas dellamore tormentoso y poemas dellamore casto. Cf. Parducci (1952: 6-7). Como la boda entre el poeta y Doa Anna Gi-rn de Rebolledo puede fecharse en 1533, Par-ducci concluye, aunque de un modo demasiado automtico, que ai due periodi cos diversi fra loro corrisponde pure la diversa intonazione de-lla lirica (ibid., p. 7). Segn este planteamiento biogrfico, sera posible entonces, para Parducci, identificar dos momentos diferentes fecha-bles de modo neto y riguroso en la poesa amorosa de Boscn: una primera fase, borrasco-sa, ligada a la pasin por la bella e inalcanzable nobildonna catalana Isabel (ibid., pp. 24-26); y una segunda fase, ms tranquila y sobre todo satisfactoria, inspirada en la serenidad de la rela-cin con su mujer.

    21. Como ha indicado, entre otros, Guglielmo Gorni, los fieles seguidores de la manera de Pe-trarca al final de un cancionero prefieren poner generalmente una cancin elevacin analgica en el plano de la expresin y de la dignidad po-tica respecto al soneto inicial de claro marco espiritual y sagrado; es decir, una oracin. Por ejemplo, la cancin conclusiva de las Rime de Bembo est dirigida al Omnipotente (Signor, quella piet, che ti constrinse), y tambin Della Casa, por mencionar a otro petrarquista devo-to, se mueve en la misma direccin (Questa vita mortal chen una on due). Cf. Gorni (1989: 39).21. Cabe decir que tambin en el petrarquismo italiano hay ejemplos de sillogi y cancioneros matrimoniales que, aun manteniendo ciertas prerrogativas de la imitacin de RVF, precisa-mente se desvan de la imitatio vitae ms riguro-sa y definen nuevas opciones literarias, sociales y ticas. Cf., al respecto, Gigliucci (2000: 652 y ss.; 672; 957; 961 y ss.)

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 91

    Studia Aurea, 7, 2013

    desvaro se produce a travs de una circunstancia comn, anodina el casa-miento entre un caballero y una joven nobildonna y, sobre todo, para nada espiritual; parece que al poeta le agrada contar el sosiego y el placer que nacen de un amor estable y consumado. La supuesta conversin del poeta se realiza, de esta suerte, tanto en su dimensin oficial, elitista y literaria, con todas las implicaciones que conllevan la poesa y la axiologa petrarquesca, como en su variante prosaica el contrato matrimonial, que es el autntico consuelo del poeta en los ltimos aos de su vida y que, al mismo tiempo, resulta ser distinto al mensaje aristocrtico y al anhelo espiritual de RVF.

    La distancia de Petrarca es enorme, y dos son las causas principales que ale-jan a Boscn del sistema moral del Canzoniere. Ante todo, segn la perspectiva petrarquesca, para salvarse del errore y de los lazos de Amor, hay que aban-donar toda forma de pasin humana y dedicarse solamente al amor divino: en este sentido, no es posible ni aceptable la celebracin de un amor igualmente terrenal, aunque puro y hasta santificado por el matrimonio. En segundo lugar y sta es una razn an ms sutil, filosfica el sistema de valores propug-nado por el poeta italiano, que en cierta medida responde a la visin medieval del amor y la fe, prev una nica posibilidad de salvacin para el alma: as, el hecho mismo de que el libro de Boscn tenga dos eplogos, dos soluciones dife-rentes que redimen al poeta, resulta intolerable, ya que tal duplicidad se podra tomar peligrosamente por ambigedad o, incluso, hipocresa. La palinodia y el arrepentimiento del autor espaol, por mucho que se adhiera en parte a los usos del petrarquismo, no llega a alcanzar la sublimacin espiritual y el rechazo del eros que, en cambio, Petrarca activa principalmente en la segunda parte de RVF y que se vuelve la razn ltima y unvoca de su canto. En este sentido, el de Boscn es un cancionero imposible, ya que contraviene al sistema axiolgico del Maestro: para el poeta italiano, solamente el amor divino puede salvar al individuo (potico y en carne y hueso) y ste tiene que librarse necesariamente de cualquier tipo de amor humano, independientemente de que este ltimo sea de tipo profano, cortesano o incluso conyugal.

    De acuerdo con las orientaciones del petrarquismo ms ortodoxo, fijado en sus coordenadas estilsticas y ticas por Bembo, en las dcadas centrales del xvi la idea misma de cancionero pareca contemplar la descripcin de una parbola lrica y autobiogrfica que llevara al sujeto a la liberacin de las pasiones terrenas y a la redencin definitiva. Y esta propuesta se haca an ms radical segn iba acompaada no slo por el respaldo de la lite crtica y lite-raria italiana de la poca in primis los comentaristas del Canzoniere, sino tambin por la vivencia de sus principales divulgadores: entre ellos, por ejem-plo, el cardenal Bembo y monsignor Della Casa, quienes haban dejado la vida mundana por hacerse pastores de la Iglesia. Respecto a la vocacin profana y eclctica de la poesa de principios del xvi nos referimos a la generacin de Serafino Aquilano, Olimpo da Sassoferrato, Notturno Napolitano, etc., y antes de los cancioneros ms complejos, abiertos y multiformes de la segunda

  • 92 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    mitad del siglo, de los aos treinta en adelante lo que se propona era una normalizacin y espiritualizacin de la lrica, que envolviera toda la persona humana y que, como hemos visto, tambin encajaba con los auspicios de la ideologa imperial y curial. Sin embargo, ni el mundo potico italiano ni el es-paol asumi el modelo petrarquista hasta sus extremas consecuencias, ya que muy pocos autores se conformaron con la imitatio vitae hasta en sus implica-ciones religiosas e ideolgicas: en este sentido, a excepcin de pocos casos, hay que reconocer que todo petrarquismo es heterodoxo, o por lo menos incapaz de reproducir de forma satisfactoria y creble la estructura moral y teleolgi-camente orientada de RVF. A lo largo del xvi el petrarquismo se vuelve una variante elitista de la literatura y la conducta, que en el mundo hispanoitaliano coincide con la moda cortesana y la forma del vivere renacentista, smbolos de una nueva poca cultural, y precisamente en este contexto y en este clima intelectual se coloca la produccin potica de Boscn, Garcilaso y toda la pri-mera generacin del petrarquismo ibrico22, que recupera motivos, metros e, incluso, cierta atmsfera espiritual presente en el Canzoniere, distancindose al mismo tiempo de su integralismo tico.

    En esta distancia ms o menos programtica, en esta imposibilidad de re-producir tout court un cancionero al modo petrarquesco, se halla la peculiar conversin de Boscn, la solucin temtica y moral de su proyecto lrico, que es interesante reconstruir justamente en su reverencia y rebelin ante el modelo, en sus variaciones que igualmente intentan disear el propio itinerario potico y existencial.

    El soneto inicial del Libro II de Boscn, igual que en Petrarca, est acom-paado por unos poemas que completan y modulan su funcin de apertura: los tres sonetos inmediatamente sucesivos (XXX-XXXI-XXXII) ayudan, en efecto, a encaminar la aventura humana y potica del autor.23 Ante todo, recuperando la instancia ms significativa del proemio, el XXXI y el XXXII subrayan el valor de advertencia, de escarmiento, que las vicisitudes del poeta deberan tener para los dems hombres. En el primero de los dos, Boscn invita a desconfiar de los falsos lazos de Amor, para que los lectores se asusten (sespanten) y no caigan en su mismo error:

    las llagas que, dAmor, son invisibles,quiero como visibles se presenten,porque aquellos que umanamente sienten

    22. Para la divisin del petrarquismo espaol por generaciones, recurdese el estudio de Fu-cilla (1960).23. Cabe decir que, segn Anne J. Cruz, como veremos ms adelante, tambin la cancin XL-VII del poeta cataln, la primera del libro, puede

    asimilarse al proemio de RVF, ya que evoca de modo evidente los motivos del arrepentimien-to y de la confesin, que, sin embargo, afloran menos en los sonetos recin mencionados. Cf. Cruz (1989: 175). Al respecto, vanse tambin Cruz (1988 y 1990).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 93

    Studia Aurea, 7, 2013

    sespanten dacidentes tan terribles.Los casos de justicia ms horriblesen pblico han de ser; porquescarmientencon ver su fealdad, y samedrientenhasta los coraones invencibles(XXXI, vv. 1-8)

    En una ptica didctica, sus desventuras, equiparadas a crmenes, han de ser manifiestas (Los casos de justicia ms horribles/ en pblico han de ser), para que tanta ignominia desencadene el justo temor. De hecho, en este ltimo detalle insisten tambin los tercetos del mismo soneto:

    por el ancho camino por do fuerentodos vern mi triste monumentoy vern de mi muertel gran letrero.Temblando quedarn en un momentocuantos all miraren y leyerenun modo de morir tan lastimero.(XXXI, vv. 9-14)

    La admonicin que el poeta ha repetido varias veces no deja excusas al lec-tor: quienquiera que conozca el triste monumento que representa la experien-cia del autor, como l mismo vuelve a afirmar en el soneto XXXII, debe tenerlo muy en cuenta o, de lo contrario, aceptar un destino amargo:

    los que tras m vernn, si se perdieren,no s cmo podrn ser disculpados.Morirn a sabiendas, si murieren.Dinos sern de ser al campo echados,por mano de las gentes que los vierentan adrede morir desesperados.(XXXII, vv. 9-14, cursiva ma)

    En realidad, ya en los tercetos del soneto XXX Boscn, en clara analoga con el modelo petrarquesco, alude a la vergenza que le provoca narrar su propia istoria y anuncia sintticamente el tema de su canto:

    yo traigo aqu la istoria de mis malesdonde hazaas damor han concurrido,tan fuertes, que no s cmo contallas.Yo solo en tantas guerras fui herido,y son de mis heridas las sealestan feas, que verguena de mostrallas.(XXX, vv. 9-14, cursiva ma)

    Son versos que desde el punto de vista temtico se completan precisamente en los dos sonetos sucesivos:

  • 94 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    mas convern mostrar mis desventuras;que as sern pagadas mis locurascon la triste verguena que sintiere(XXXI, vv. 2-4, cursiva ma);

    y:

    delante van las penas quen m sientodando nuevas de mi desasosiego(XXXII, vv. 5-6, cursiva ma).

    La parte proemial del cancionero de Boscn respeta los cnones enunciativos y la mirada retrospectiva fijada por RVF, situando as, desde el principio, sus poe-mas a la manera italiana en la rbita petrarquesca. Y ms adelante, precisamen-te en su intento de imitar lo ms posible al Canzoniere, el autor traza un camino potico a travs de sonetos y canciones que intenta disear propiamente una parbola existencial mezclando la tpica con la autobiografa. La misma solucin del conflicto y de los tormentos amorosos con el matrimonio, cuyo reflejo es el microcancionero al que hemos aludido varias veces, de hecho, confirma de modo elocuente la constancia de una vertiente autorreflexiva y personal. Y los indicios que denuncian una trayectoria narrativa en los poemas permiten tambin deter-minar con claridad esos factores de cohesin, en la esfera textual y macrotextual, que forman la arquitectura temtica y moralizante de todo el conjunto y hacen que la imitacin del modelo no se apoye slo en componentes exteriores, forma-les, sino tambin en el intento, por parte del poeta, de integrar de alguna mane-ra la imitatio styli con la imitatio vitae.24 Sin embargo, las referencias a algunos clebres poemas de RVF, si bien condicen con la estructura progresiva del libro y, por ello, con la funcionalidad semntica del proyecto de autor, no bastan de por s para reconstruir con igual realismo una autntica, aunque ficticia, vivencia humana: la mayora de las veces el universo de imgenes y episodios creado por Boscn se muestra alusivo e indistinto, faltan referencias a lo concreto y a la reali-dad y, por lo tanto, tampoco se siente viva la cruda opresin del sufrimiento. En muchos casos, las situaciones son estereotipadas y Petrarca parece convertirse ms en paradigma ineludible que en compaero de viaje.25 A pesar de todo, algunos

    24. Anne J. Cruz considera que tanto Bembo como Boscn interpretan de manera literal la imitatio vitae: como una narracin ficticia de la experiencia vivencial del poeta que lleva a una resolucin palindica. Cf. Cruz (1989: 169). En realidad, segn hemos dicho y vere-mos en estas pginas, en el caso de Boscn la imitatio vitae permanece ms que nada a un nivel formal, tpico, y no tiene nada que ver

    con su dimensin espiritual.25. Con referencia a estas ltimas consideracio-nes, parte de la crtica ibrica ha sostenido con razn la ausencia de una profundidad real en el cancionero boscaniano. Valga aqu la opinin de Antonio Prieto, segn el cual lo que le falta al clima potico general de Espaa es precisamente la adopcin rigurosa del modelo petrarquesco como historia de un proceso vital, ms o me-

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 95

    Studia Aurea, 7, 2013

    ejemplos ponen de relieve la atencin que, indudablemente, dentro del Libro II Boscn presta a la disposicin de las composiciones, y al mismo tiempo de-muestran el deseo de esbozar, aun con todos los lmites del caso, la historia de un alma, en cuyo mbito la misma variedad mtrica constituye un anlogon formal de las distintas etapas de la experiencia humana y potica.

    Por ejemplo, el soneto XXXIII, situado inmediatamente despus de las com-posiciones con funcin de prlogo, anuncia de forma explcita la voluntad de Boscn de reconstruir retrospectivamente su propia historia. En los dos cuartetos se describe, pues, el principio de las aventuras amorosas del poeta, quien parece predestinado, o mejor, condenado desde la infancia a padecer los ataques de Amor.

    An bien no fui salido de la cuna,ni de lama la leche uve dexado,cuando el amor me tuvo condenadoa ser de los que siguen su fortuna.Diome luego miserias duna en unapor hazerme costumbre en su cuidado;despus en m dun golpe ha descargadocuanto mal hay debaxo de la luna.(XXXIII, vv. 1-8)

    Los versos contienen una especie de breve flashback existencial, una na-rracin in nuce, pero tambin aqu el anlisis retrospectivo procede de manera meramente retrica: si Petrarca vuelve atrs en la memoria hasta el momento del fatdico encuentro con Laura, brindando al lector detalles cronolgicos precisos y al mismo tiempo simblicos, vinculados con su experiencia espiritual (Era il giorno chal sol si scoloraro; Benedetto sial giorno, el mese et lanno; etc.), Boscn prefiere mantenerse ms anecdtico y fija su condena a partir de la cuna, au-mentando despus de modo hiperblico la ejemplaridad de su propio caso. As,

    nos autobiogrfico, medularmente centrado en una relacin amorosa que exige la presencia de una amada a la que dirigirse y que, con su muer-te, divide la historia en in vita e in morte de la amada. Cf. Prieto (1984: I, 33). Sin embargo, hay que subrayar que, con una ptica dema-siado integralista, se corre el riesgo de juzgar implcitamente desviado o parcial todo intento finalizado a imitar el modelo de RVF: Prieto ha insistido, por ejemplo, en que el petrarquismo del autor cataln como el de tantos poetas cor-tesanos, no era, claro est, un entendimiento del Canzoniere ni un intento de crear un cancionero propio. Cf. Prieto (1984: I, 64). Por lo tanto, el paso declarado al petrarquismo, segn Prieto, no comporta, en Boscn, tampoco una asuncin

    del significado profundo de la obra, una iden-tificacin ms o menos programtica entre su vivencia potica y humana y la perspectiva del autor italiano. Ms bien, la nica novedad rele-vante residira solamente en la manera potica, y en todo lo que sta conlleva: Hay un importan-te cambio del Boscn cancioneril al Boscn ita-lianizante, mas este cambio, con su repercusin, es solamente formal, con cuanto la forma exige [...] el poeta cancioneril que andaba fingiendo amor, amor cortesano, en coplas castellanas, es el mismo poeta que ahora finge en endecasla-bos, sin que exista una coherencia interna, un proceso que pudiera ordenarse secuencialmente, con la recurrencia y progreso de determinados sintagmas o apelaciones mticas (Ibd.).

  • 96 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    el poeta espaol pierde al mismo tiempo aquel contacto con la dimensin real que haca ms creble y, a la vez, ms profundo el itinerario de conversin del poeta italiano.26

    En esta perspectiva, tambin la cancin XLVII, aun tratando de manera lar-ga y tendida sus tormentos, no deja de comunicar cierta sensacin de artificiosi-dad. La parte narrativa comienza en el v. 91 y alterna referencias a eventos para-digmticos y genricos con situaciones que, por el contrario, aunque se adhieren ms a la realidad, quedan bastante lejos de la fuerza realista del Canzoniere. Ante todo, resulta abstracta la descripcin de la herida inicial de amor:

    cuando el amor cobrno s cmo no v el mal que tena.Tan cautelosamente me heraque apenas lo senta.(XLVII, vv. 91-94)

    Y tambin la parte siguiente, dedicada a la observacin de los sntomas del enamoramiento, carece de las alusiones a la realidad puntual:

    cosas sin fin, y nuevas,haza no s cmo, sin pensallas.La novedad ya dellas mespantavay no osava mirallas.[...]Creca el miedo de lo por venir,y ocorranme mil cosas contadas,questavan olvidadas,por espantarme y hazerme morir.(XLVII, vv. 106-116)

    La conciencia de la naturaleza inexorable e incurable del sentimiento amo-roso hacia la amada asume, a su vez, un tono enftico, segn un modelo tpico de la lrica del xv, que se refleja en la sentencia epigramtica con la que Boscn liquida la cuestin y acaba por banalizar el tono de toda la cancin:

    cuando pude curarme, no lo v;agora que no puedo, lo entend.(XLVII, vv. 149-150)27

    26. En esta clave hay que leer tambin la exage-racin de los vv. 7-8, segn los cuales, y a causa de su inquietud amorosa (cuidado), sobre el destino de Boscn habra cado todo el mal de este mundo (en m dun golpe ha descargado/ cuanto mal hay debaxo de la luna).

    27. En particular, sobre el carcter arrollador del sentimiento amoroso, vanse tambin XCIX y, sobre todo, XLI, cuyo primer verso, adems, es un evidente calco petrarquesco (Dexadme en paz, o duros pensamientos! = Datemi pace, o duri miei pensieri, RVF, CCLXXIV).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 97

    Studia Aurea, 7, 2013

    La segunda parte de la misma cancin, que se genera como consecuencia de la comprensin, por parte del poeta, de su destino amargo, queda ms vinculada a una dimensin vivencial; sin embargo, sta tampoco resulta muy definida el nombre de la amada no se pronuncia nunca y, aparte de algunos decticos (luego, agora, antes, etc.), falta cualquier tipo de alusin espacio-temporal, y hasta en los versos donde se analizan el deseo y el temor a declararse y se describe la confe-sin agitada de los sentimientos (vv. 241-300), Boscn parece seguir siendo, sobre todo, prisionero del intelectualismo cancioneril, ya que cede a continuas interro-gaciones retricas y a razonamientos afectados. Quiz el aspecto ms interesante y abiertamente petrarquesco de la cancin es la articulacin del discurso en dos niveles temporales: por un lado, la narracin en pasado de su propia historia y, por otro, la reflexin sobre sus vicisitudes y su valor de ejemplaridad en el tiempo presente, que ocupa ms o menos enteramente los ltimos ciento cincuenta versos de la composicin (sobre todo a partir del v. 319, Esto se dize amar...).

    No obstante, en general, el cancionero de Boscn, aunque proponga de vez en cuando una estructura diacrnica, supuestamente in fieri, se muestra carente de una efectiva coherencia narrativa y de una autntica evolucin espiritual: por una parte, como decamos, le falta todo el aparato de referencias concretas a los das, los lugares, los encuentros, etc., que dan vida autntica al Canzoniere; por otra, es prcticamente imposible detectar en sus versos las huellas de una conversin cristiana. En este sentido, la misma cancin CXXX, de evidente sa-bor petrarquesco, no es ms que un tributo literario y un requisito que cumplir respecto a un gnero y un modelo. A raz del doble eplogo de su libro, podra-mos decir que el autor espaol intenta servir a Dios y al mundo, y esto es lo que hace de su proyecto lrico un cancionero imposible, lo que inexorablemente lo aleja de Petrarca, de su compromiso literario y tico. Sin embargo, esta im-posibilidad no es una peculiaridad del propio Boscn, sino una caracterstica del petrarquismo en general, que tanto en Italia como en Espaa, a pesar de la exegesis y la catequesis bembiana, cada vez ms a menudo toma caminos distintos al del Maestro. As, el poeta barcelons, con su propuesta lrica y su peculiar hermenutica petrarquesca, intenta distanciarse, tanto de la tradicin castellana rumbo al nuevo mundo renacentista e italianizante, como de cierto exceso terico propio de la poesa y la crtica italianas del primer cuarto del xvi, ideando y esbozando una ruta personal hacia el petrarquismo.

    A pesar de todo, a lo largo de su cancionero, Boscn tambin incluye una serie de poemas de arrepentimiento al estilo de RVF, sin embargo, como hemos dicho, estas composiciones, independientemente de la postiza oracin final, aluden a una conversin terrenal y prosaica: la ertica domstica de la unin conyugal. Si Petrarca, temiendo por su alma, imploraba a la Virgen misericordia y regeneracin, Boscn invoca y da las gracias a Dios no slo por haberle alejado de su insana pasin amorosa como unvocamente requiere la ortodoxia pe-trarquesca, sino tambin por haberle permitido conocer un amor sano y casto en la paz matrimonial.

  • 98 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    Es lo que se puede vislumbrar ya al principio de su cancionero, en el soneto xl:

    Vime al travs en fuertes penas dado,casi sin vida, y lo dems perdido;y entonces fui de seso tan cadoquen tanto mal me vstar descuidado.Hentendido despus tan mal estadocuando las gentes dl mhan advertido;y as agora, aunquestoy arrepentido,no me contento, pues tanto he tardado.No tard en entender luego el engao,pero, de miserable, no queraacabar de creer tan fuerte dao.Venci en fin la verdad a mi porfay qued confirmado el desengao,tomando nueva vuelta el alma ma.

    El engao amoroso, fuente de pena y perdicin, queda desvelado, sin embargo, no es un ejercicio personal de autoanlisis lo que le hace despertar del hechizo (las gentes dl mhan advertido). La reprensin, pues, llega tarde (vv. 7-8), tal vez porque a la conciencia de Boscn le falta precisamente otro para-digma tico ms all del amor humano y terreno, es decir, el anhelo espiritual. Tambin el ltimo terceto, que establece por fin la victoria de la verdad respecto a la ilusin, admite una renovacin del alma (tomando nueva buelta el alma ma), pero el procedimiento se funda en una retractacin basada en el desenga-o y el sentido comn, y no en explcitas alusiones a una conversin cristiana, a una Verdad con mayscula.

    Sin detenernos ahora en los sucesivos poemas de arrepentimiento que apa-recen en la parte central del Libro II (XLI, LXVIII, etc.), parece que a partir del soneto c se percibe en los versos de Boscn una atmsfera de cambio y (lai-ca) renovacin. Este soneto es complejo y, como ha observado Caravaggi, est dotado de una bivalenza semantica,28 ya que posee un significado literal y otro alegrico/simblico.

    En alta mar ronpidost el navocon tempestad y temeroso viento,pero la luz que yamanecer siento,y aun el cielo, me hazen que confo.Lastrella con la cual mi noche guo,a bueltas de mi triste lasamiento,alo los ojos por miralla atento,y dize que, si alargo, el puerto es mo.

    28. Cf. sobre todo Caravaggi (1971: 126). Segn Caravaggi, adems, el modelo efectivo de

    este soneto sera RVF CLXXXIX (Passa la nave mia colma doblio).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 99

    Studia Aurea, 7, 2013

    Da luego un viento que nos da por popa;a maner de nubes vemos tierra;y rato ya que dizen que la vimos.Ya comenamos a enxugar la ropa,y a encarecer del mar la brava guerra,y a recontar los votos que hezimos.

    Al evento real de la supervivencia al naufragio, segn el topos clsico, se aade el naufragio simblico del alma en tempestad que al final encuentra paz. Se trata, pues, de una salvacin fsica y moral, sin embargo, la dimensin tica no implica de por s una conversin espiritual y, en particular, religiosa. Adems, las compa-raciones y similitudes martimas son bastante frecuentes en Boscn, especialmente en la seccin inspirada por el amor a su esposa:29 el puerto seguro, entonces, la paz que el poeta alcanza, no es aquella que slo Dios concede a sus hijos, como quera Petrarca, sino del hogar domstico,igualmente mente digna y aceptada.

    Adems, el poeta confiesa a menudo la dificultad de un cambio autntico y duradero: es lo que destaca en las canciones CIII y CIV, en las que predomina una dimensin autorreflexiva. En la segunda, en especial, el balance de la vivencia ertica del autor se describe segn el criterio de una experiencia ya terminada (abundan los tiempos en pasado absoluto, por ejemplo, y sin salirnos de la esfera formal, en la parte ms significativa de la composicin):

    en otro tiempo, pues, pas mi vidade tal suerte que,n fin, yo la pasavaconcertndome en m con mis tormientos.(CIV, vv. 46-48, cursiva ma)

    El soneto CXIII completa la serie de poemas que someten a examen la aven-tura venrea de Boscn y que declaran, ms o menos abiertamente, la renuncia de ste a las pasiones del pasado. Su posicin y su contenido son ambos estratgicos: desde el punto de vista estructural, el poema introduce la corona de sonetos del amor casto; desde el punto de vista semntico, enlaza tambin con el primero de stos, que celebra sin rmora el renovado horizonte conquistado por Boscn y por su canto. En efecto, precisamente en el soneto CXIV la renuncia a los dolores y a las antiguas seducciones de Eros se cumple por medio de una convencida eleccin del amor conyugal, un amor pacificado que colma de alegra y quietud al poe-ta.30 As, Boscn, abriendo su singular microcancionero matrimonial, proclama

    29. Vid. tambin RVF CVII; CXVI; e CXXIII.30. Como afirma acertadamente Parducci, los versos dedicados al amor por la esposa anali-zan, de manera sustancialmente unvoca y a veces hasta monocorde, el tema del contrasto costante fra la felicit dellamore presente e la

    infelicit dellamore ben morto. Cf. Parducci (1952: 27). Por otro lado, las cualidades esen-ciales de este nuevo amor, ms all de la mo-notona tonal y temtica, estn ligadas a la es-fera del sosiego, de la calma, tras tantos aos de vanas aflicciones.

  • 100 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    inmediatamente su nueva conquista tanto en el plano moral como potico, y los clebres primeros versos del soneto sintetizan precisamente esta doble perspectiva:

    otro tiempo llor y agora canto,canto damor mis bienes sosegados(CXIV, vv.1-2)

    Los sollozos dejan aqu espacio a la tranquillitas animi y a la serenidad amoro-sa. Los versos estn inspirados por un universo de pureza y profunda satisfaccin:

    agora empiea Amor un nuevo canto,llevando as sus puntos concertados,que todos, destar ya muy acordados,van a dar en un son sabroso y santo.(CXIV, vv. 5-8)

    La razn vence a la pasin y el nuevo sentimiento no slo es fuente de placer y felicidad, sino que tambin resulta absolutamente lcito (miscere utile dulci...) en la perspectiva moral y civil:

    Razn junt lonesto y deleitable,y destos dos naci lo provechoso,mostrando bien de do engendrado fue.(CXIV, vv. 9-11, cursiva ma)

    En efecto, en los poemas sucesivos, con frecuencia el registro lrico encuentra el campo semntico de la dulzura,31 como demuestra el ncipit del soneto CXVI:

    amor memba un dulce sentimiento;

    y, sobre todo, el soneto CXIX, que a travs de una serie de anforas corrobora el goce profundo y el sosiego que el nuevo y dulce sentimiento confiere al autor.

    Dulce reposo de mi entendimiento;dulce plazer fundado sobre bueno;dulce saber que de saber soy lleno,pues tengo de mi bien conocimiento.Dulce gozar dun dulce sentimiento,viendo mi cielostar claro y sereno,y dulce rebolver sobre mi seno,con firme concluir questoy contento.Dulce gusta dun no s qu sin nombre,que Amor dentro en mi alma poner quiso,cuando mi mal san con gran renombre.

    31. Sobre el tema de la dulzura en la parte conclusiva del cancionero de Boscn, vase tambin Armisn (1982: 402).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 101

    Studia Aurea, 7, 2013

    Dulce pensar questoy en paraso;sino que,n fin, macuerdo que soy hombre,y en las cosas del mundo tomo aviso.

    Y la correspondencia entre marido y mujere es precisamente lo que ms contribuye a ese estado de gracia presente ya en la vida y en la poesa de Boscn:

    antes tern qu cante blandamente,pues amo blandamente y soy amado(vv. 1-2);

    as yo de ver quien me ama y a quien amo,en mi cantar tern gozo contino.(vv. 13-14)

    Si en la primera parte del Libro II predomina el campo semntico de la inquietud y del sufrimiento, en esta singular seccin recurren, para la definicin de Amor, adjetivos que evocan la esfera de la tranquilidad, la dulzura, el goce, as como la licitud y la moralidad. En el primer terceto del soneto CXIV, por ejemplo, es curioso notar que el poeta cataln evoca y revisa, a la luz de lo que estamos diciendo, uno de los conceptos fundamentales de la reflexin renacen-tista, es decir, la doctrina de utile dulci: el contacto de los trminos honesto y deleitable confirma, en ltima instancia, la modernidad de la propuesta de Boscn, en la que el amor, en vez de ser totalmente rechazado, como predicaban Petrarca y sus epgonos ms devotos, queda recuperado y ennoblecido con vistas a una definicin completa de la persona, segn quera la doctrina neoplatnica y cortesana. En los catorce poemas que forman el elogio del amor conyugal, pues, de forma anti-petrarquesca (y anti-metafsica), el poeta espaol consigue recuperar el sentimiento amoroso en una dimensin no slo serena y sosegada, sino tambin moralmente digna para la vida del hombre.

    Por todo ello, la tesis de Boscn se basa en la certeza de que el amor terrenal no aleja al ser humano de su Creador; al revs, el mismo Dios es mensajero y artfice de la riqueza duradera que mana de este sentimiento. Es lo que podemos notar, por ejemplo, en el soneto CXVIII:

    un nuevo Amor un nuevo bien mha dado,illustrndomel alma y el sentido,por manera que a Dios ya yo no pidosino que me conserve en estestado.(CXVIII, vv. 1-4);

    y ms an en el CXXVII:

    El casto Amor, que Dios del cielo emba,le dixo en ver la pena que pasava:Suelta tus pies, tus manos te destrava,toma tu lecho a cuestas y haz tu va!

  • 102 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    Bolv luego a mirarme y vime sano,[...]O poder eternal y soberano!Quin sanar con propia diligenciasi la salud no da tu larga mano?(CXXVII, vv. 5-14)32

    Al acabar su corona matrimonial, Boscn introduce tambin un segundo eplogo, que concluye el Libro II33 con un homenaje a la tradicin petrarquista: la cancin CXXX, dirigida al Padre celeste. La nueva poesa a la manera italia-na siente, pues, la necesidad de volver a su inspirador, a Petrarca, su modelo y numen: a pesar de la celebracin del eros conyugal, el autor no se exime de cerrar su florilegio potico con un xplicit petrarquesco, legtimo y ortodoxo y, sobre todo, bien identificable. Estos versos, como en Bembo y Della Casa, responden a una exigencia estructural precisa, a una circularidad34 de la que ningn petrar-quista puede prescindir a la hora de componer su cancionero. Sin embargo, como ya hemos resaltado, esta oracin final no puede no resultar una retractacin arti-ficiosa y exclusivamente literaria, ya que para Boscn la nica conversin posible (y experimentada) respecto a la loca pasin del pasado se reduce a la conquista de otro tipo de amor, ms puro y delicado pero igualmente terrenal.

    A pesar de ello, si analizamos la cancin CXXX, Boscn sigue de forma atenta el modelo petrarquesco. Hace referencia al sentido del pecado y de la culpa y, por ejemplo, recurre varias veces al trmino error en la acepcin pre-dilecta por el autor del Canzoniere:

    duraron largo tiempo estos errores(CXXX, v. 46);

    pues T, Seor, olvidastu perjuicio de mi culpa clara(CXXX, vv. 87-88);

    mis errores ver, mas ya los veoy entiendo bien el vano fundamentosobrel cual levantava mi cuidado(CXXX, vv. 106-108).

    Asimismo, el poeta invoca al Omnipotente para que lo libere de su insana pasin, escudrindola y deplorndola precisamente para exaltar la grandeza del perdn divino:

    32. Ntese el eco evanglico que aparece abier-tamente en el imperativo divino de los versos 7-8.33. Los sonetos CXXVIII y CXXIX, compues-tos en ocasin de la muerte de su amigo Garci-

    laso, no hay que considerarlos en esta trayectoria, pues estn ligados a dicha circunstancia luctuosa y, por tanto, separados del andamiento general.34. Cf. Armisn (1982: 405).

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 103

    Studia Aurea, 7, 2013

    T, Dios, con tu sentenciamenterrasten dolores tan continuos,porque despus me diese tu clemenciaque otro Lzaro fuesen tu presencia.(CXXX, vv. 72-75)

    Y para ilustrar la autntica regeneracin de su persona, en la conclusin de su parbola, Boscn se compara hasta al Lzaro evanglico, confirmando, una vez ms, el valor de exemplum que debera asumir su vivencia para los lectores:

    Lo que puedo mostrar a todo el mundoes que me perd yo en este camino,y que anduve por l siempre perdido.[...] ms vino,primero que del todo anocheciese,quien con la gracia del poder divinoel error me quit y el desatino.(CXXX, vv. 136-150)

    Gracias a esta cancin de arrepentimiento y los ejemplos se podran mul-tiplicar Boscn reproduce una estructura cerrada, cclica, inspirada en RVF, cuya esencia se anuncia ya a partir del soneto-prlogo. As, la composicin final corrobora el motivo con el que el autor haba abierto su cancionero, es decir, la advertencia y enseanza al lector a travs de la dramtica historia de su alma, desde la depravacin hasta la conversin y salvacin por medio de la gracia divi-na. De este modo, Boscn intenta situar sus poemas a la italiana en el cauce del petrarquismo oficial, bembiano, que, como hemos dicho varias veces, se plantea tanto la imitatio styli como la imitatio vitae, la capacidad de narrar en poesa una experiencia autntica y autobiogrfica similar a la del Maestro, ejemplar y exhaustiva de la inquietud humana. Sin embargo, segn lo que hemos indicado hasta aqu, este intento aparece torpe o, por lo menos, artificial y hasta ambiguo con respecto al canto feliz y sosegado de sus rimas matrimoniales; es la prueba de la imposibilidad, para el poeta espaol, de recrear un cancionero tica y est-ticamente compatible con la propuesta ms radical de RVF.

    El Libro II termina, pues, como haba comenzado, en nombre de Petrar-ca, padre y modelo absoluto; sin embargo, en el caso de Boscn, la paternidad se reconoce slo en la faceta literaria, funcional, digamos promocional. El home-naje a la imitatio vitae, ms que nada, es como una garanta de dignidad y xito potico, y no una mera afinidad de carcter axiolgico, ya que la visin del es-critor espaol en el fondo difiere de la petrarquesca: para Boscn, el sentimiento amoroso no es fuente exclusiva de sufrimiento y perdicin, y solamente hay que dirigirlo y administrarlo mejor; por el contrario, para el autor del Canzoniere, cualquier forma de amor, al estar dirigida a un objeto terrenal y, por ello, efme-ro, distrae al hombre de su itinerario hacia Dios y slo puede comprometer su

  • 104 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    salud espiritual. Adems, cabe decir que sucesivamente, por lo general, el petrar-quismo hispnico no sigue ni el riguroso camino cristiano diseado por RVF ni la trayectoria burguesa y apaciguadora que el poeta cataln delinea en su libro: de hecho, los poetas italianizantes, empezando por el mismo Garcilaso, parecen no preocuparse demasiado por los problemas inherentes a la imitatio vitae en su versin ms fiel, ni se refugian en absoluto en soluciones y frmulas edificantes al modo de Boscn. La primera generacin petrarquista, en efecto, deja de lado el compromiso espiritual y teleolgico del Maestro, mientras se aprovecha sobre todo de su repertorio lxico y mtrico, estilstico y temtico, dando vida a una nueva poesa, que no es slo lrica, conjugando precisamente los elementos de clara ascendencia petrarquesca con los nuevos motivos y las nuevas formas del Renacimiento literario europeo. Y en esta oscilacin constante y duradera entre observancia e independencia respecto al modelo, el cancionero imposible de Boscn se hace esencial tanto para introducir y promocionar en Espaa la nueva poesa, como para mostrar todos los lmites y, al mismo tiempo, los infinitos recursos lingsticos, estilsticos, rtmicos y hermenuticos de la imitacin del Canzoniere.

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 105

    Studia Aurea, 7, 2013

    Bibliografa

    Armisn Abs, Antonio, Estudios sobre la lengua potica de Boscn: la edicin de 1543, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1982.

    Bembo, Pietro, Poesie e prose, ed. Carlo Dionisotti, Torino, UTET, 1966.Boscn Almogaver, Juan-Garcilaso de la Vega, Obras completas, ed. Carlos

    Clavera, Madrid, Turner, 1995.Burguillo Lpez, Francisco Javier, Notas para una revisin del concepto

    Cancionero petrarquista, La fractura historiogrfica: las investigaciones de Edad Media y Renacimiento desde el tercer milenio, director Javier San Jos Lera, Salamanca, Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas (SEMYR), Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas CERES de la Universidad de Kiel, 2008, 491-505.

    Burke, Peter, The fortunes of the Courtier, Cambridge, Polity Press, 1995.Cabello Porras, Gregorio, Sobre la configuracin del cancionero petrarquista

    en el siglo de oro, Ensayos sobre tradicin clsica y petrarquismo en el Siglo de Oro, Almera, Universidad de Almera, 1995, 13-37.

    Cappello, Giovanni, La dimensione macrotestuale: Dante, Boccaccio, Petrarca, Ravenna, Longo, 1998.

    Caravaggi, Giovanni, Note, Juan Boscn, Liriche scelte, editor Giovanni Ca-ravaggi, Torino, Einaudi, 1971.

    Corti, Maria, Testi o macrotesto? I racconti di Marcovaldo di I. Calvino, in Strumenti critici, 9 (1965), 182-197.

    Cruz, Anne J., Imitacin y transformacin: el petrarquismo en la poesa de Boscn y Garcilaso de la Vega, Amsterdam-Philadelphia, John Benjamins Publishing Company, 1988.

    , La imitacin del modelo ptimo: Petrarca, Bembo, Boscn y la imitatio vitae, Revista Canadiense de Estudios Hispnicos, 13 (1989), 169-182.

    , Spanish Petrarchism and the Poetics of Appropriation: Boscn and Garcila-so de la Vega, Renaissance Readings, Urbana-Chicago, University of Illinois Press, 1990, 80-95.

    Darst, David, Juan Boscn, Boston, Hall, 1978.Erspamer, Francesco, Il canzoniere rinascimentale come testo o come macro-

    testo: il sonetto proemiale, Schifanoia, 4 (1987), 109-114., Centoni e petrarchismo nel Cinquecento, Scritture di scritture. Testi, gene-

    ri, modelli nel Rinascimento, eds. Giancarlo Mazzacurati y Michael Plaisan-ce, Roma, Bulzoni, 1987.

    Fucilla, Joseph G., Estudios sobre el petrarquismo en Espaa, Madrid, CSIC, 1960.

    Gargano, Antonio, Con accordato canto: studi sulla poesia tra Italia e Spagna nei secoli xv-xvii, Napoli, Liguori, 2005.

    Genot, Grard, Strutture narrative della poesia lirica, Paragone, 18 (1967), 35-52.

  • 106 Matteo Lefvre

    Studia Aurea, 7, 2013

    Gigliucci, Roberto, La lirica rinascimentale, Roma, Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, 2000.

    Gorni, Guglielmo, Il libro di poesia cinquecentesco: principio e fine, Il libro di poesia dal copista al tipografo. Atti del Convegno di Ferrara (1987), editores Amedeo Quondam y Marco Santagata, Ferrara, Edizioni Panini-Istituto di Studi Rinascimentali, 1989, 35-41.

    Green, Otis H., Espaa y la tradiccin occidental. El espritu castellano en la lite-ratura espaola desde El Cid hasta Caldern), Madrid, Gredos, 1969.

    Guidi, Jos, Baldassar Castiglione et le pouvoir politique: du gentilhomme de cour au nonce pontifical, Les crivains et le pouvoir en Italie lpoque de la Renaissance, Paris, Universit de la Sorbonne Nouvelle, 1973, 243-278.

    , LEspagne dans la vie et dans loeuvre de B. Castiglione: de lquilibre fran-co-hispanique au choix imprial, Prsence et influence de lEspagne dans la culture italienne de la Renaissance, Paris, Universit de la Sorbonne, 1978, 113-202.

    Lefvre, Matteo, Una poesia per lImpero. Lingua, editoria e tipologie del petrar-chismo tra Italia e Spagna nellepoca di Carlo V, Manziana (RM), Vecchiarelli Editore, 2006.

    , Il potere della parola. Il castigliano nel 500 tra Italia e Spagna (Grammatica, Ideologia, Traduzione), Manziana (RM), Vecchiarelli, 2012.

    Longhi, Silvia, Il tutto e le parti nel sistema di un canzoniere, Strumenti cri-tici, 39 (1979), 265-300.

    Lorenzo, Javier, Nuevos casos, nuevas artes. Intertextualidad, autorepresenta-cin e ideologa en la obra de Juan Boscn, New York, Peter Lang, 2007.

    Middlebrook, Leah, Imperial Lyric. New Poetry and New Subjects in Early Mo-dern Spain, Pennsylvania State University Press, 2009.

    Morros Mestres, Bienvenido, Las polmicas literarias en la Espaa del siglo xvi: a prposito de Fernando de Herrera y Garcilaso de la Vega, Barcelona, Qua-derns Crema, 1998.

    , El Canzoniere de Boscn (Libro II, Barcelona, 1543), Revista de filologa espaola, 85 (2005), 245-270

    Ossola, Carlo-Prosperi, Adriano, La Corte e il Cortegiano, I: La scena del testo, a cura di Carlo Ossola; ii: Un modello europeo, Roma, Bulzoni, 1980.

    Parducci, Amos, Saggio sulla lirica di Juan Boscn, Bologna, Accademia delle Scienze dellIstituto di Bologna, 1952.

    Prieto, Antonio, La poesa espaola del siglo xvi, Madrid, Ctedra, 1984., La poesa de Garcilaso como cancionero, Homenaje a Manuel Alvar, to.

    III, Madrid, Gredos, 1986, 375-385.Proyecto Boscn. Catlogo Histrico Crtico de las Traducciones de la Literatura

    Italiana al Castellano y al Cataln, coordinadores Mara de las Nieves Muiz Muiz y Cesreo Calvo Rigual,

    Quondam, Amedeo, Questo povero cortegiano. Castiglione, il Libro, la Storia, Roma, Bulzoni, 2000.

  • Boscn ante Petrarca. El proyecto de un cancionero imposible 107

    Studia Aurea, 7, 2013

    Rea, Roberto, Sul petrarchismo di Juan Boscn. La forma-canzoniere del Libro II nelledizione del 1543 e il ms. Lastanosa-Gayangos, Studi romanzi, 3 (2007), 89-133.

    Rico, Francisco, De Garcilaso y otros petrarquismos, Revue de Littrature Compare, 52 (1978), 325-338.

    , A fianco di Garcilaso: poesia spagnola e poesia italiana nel primo Cinque-cento, Studi petrarcheschi, 4 (1987), 229-236.

    Riquer, Martn de, Juan Boscn y su cancionero barcelons, Barcelona, Archivo Histrico Casa del Arcediano, 1945.

    Ruiz Prez, Pedro, Entre Narciso y Proteo: lrica y escritura de Garcilaso a Gngo-ra, Vigo, Academia del Hispanismo, 2007.

    , La rbrica del poeta: la expresin de la autoconciencia potica de Boscn a Gn-gora, Valladolid, Universidad de Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial, 2009.

    Segre, Cesare, Problema e strutture nelle Soledades di A. Machado, I segni e la critica, Torino, Einaudi, 1969, 95-134.