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ícela ANO 1 Madrid, 15 de Mayo de 1927. NÚM. 10. Dirección-Admlalstrmcióa: Caaarías. 41. Teléioao 10.820 Toda la correapoadencla diríjase al Apartado de Correan aúm. 7.081 Se reciben suscripcioaea ea las principales librerías ibérícii:aiiterícatia:ínternacioiuil LETRAS-ARTE-CIENCIA Periódico quincenal (1 y 15 de cada mes) ÜIRBCTOR'FUNDADOR: B. Oiménez Caballero SECRETARIO: Oulliermo de Torre 30 CÉNTIMOS -..„^in..^^.y>», ( Bspaña y Países del SUSCRIPClO,y\ Unvenlo postal A NUA í_ .. J Hispanoamericano. 7,50 ptaa. ( Bxtran/ero 10,00 - ! 7S céntimos la linea del cuerpo 8 PolíKas de suscripcióa. Descuentos: trimestre, 10 °/o - semestre, 15 "/, anual, 20 °u LA CRÍTICA CREADORA por Albert Thibaudet (El presente artículo son utms páginas iné- ditas que M. Thibaudet ha tenido la gentilcaa de ofrecer a LA GACETA LITERARIA. Pertene- . cen al último capitulo (La Critique créatrice) de un libro próximo a publicarse, titulado "Essois sur la Critique"). Si se tratara de precisar el punto cul- minante a que pudiera llegar—o haya lle- gado, al menos, hasta hoy—la creación al servicio de la inteligencia, es decir, la gran crítica, yo diría que estaba, no en crear genio, como lo ha venido haciendo por mucho tiempo la crítica clásica, sino en crear un Genio. La mayúscula, he ahí lo decisivo. La crítica francesa no se ha desarrollado hasta el siglo XIX, a con- secuencia del romanticismo, ya que el mismo libro que diera el impulso decisi- vo al romanticismo lo dio a la crítica, un libro cuyo título trazó a la crítica, no sólo su programa, es decir, el círculo que ilebía íjcapur, sino iambién sus límites, es decir, el círculo que no debía trasvasar. Quiero hablar del "Genio del Cristia- nismo". El francés, que Nietzsche llamara el más cristiano de todos los ])ueblos, había tomado frente al Cristianismo, tras el fracaso de la Reforma francesa, dos ac- titudes opuestas. Construir en él y jx^r él, omnia instaurare in Christo, fué el ideal del siglo XVII, así como de los jesuítas y de los jansenistas, que lo ejercitaron, los unos, en el terreno del alma, y los otros, en el terreno social, para instuir un cristianismo integral—y, además, des- truir todo en él, como lo habían ensaya- do en el siglo XVI11 los enciclopedistas, el libre jjensamiento volteriano. Los dos sistemas, al implicar un "parti-pris", ex- cluyeron i^arejamente la crítica. Hay crí- tica, cuando al ideal construir y al ideal destruir, ambos interesados, se substitu- ye un ideal desinteresado, comprender. Para que este ideal pudiese ser busca- do razonablemente en materia de reli- gión, era preciso que la religión no fuera demasiado fuerte ni estuviese demasiado debilitada; era precúso que se hallara jus- tamente en el punto y en la época en que la encontró Chateaubriand; era pre- ciso que, entre el día del siglo XVII y la noche del XVIII, se realizase ese es- tado intermediario, crepuscular, que tan bien encajó en la palabra Genio. El Ge- nio del Cristianismo es, en efecto, para Chateaubriand el impulso vital del cris- tianismo, pero este impulso vital en el momento en que un escultor puede apre- henderlo, traducirlo en plástica y en be- lleza, en que una sensibilidad general puede amarlo, en que una inteligencia general puede entenderlo, y en que falta la voluntad general de vivirlo realmente. El "Genio del Cristianismo" dio al ro- manticismo una parte de su atmósfera poética e histórica, pero también dio a la literatura su atmósfera crítica, su ca- pacidad de crítica amplia, bella, ágil y vivaz. He dicho ya cómo Port-Royal .salió del "'^ciiio del Cristianismo", cómo el libro de Sainte-Beuve es, en rigor, un Genio de Port-Royal. Pero, en este an- cho sentido, toda gran obra de crítica li- teraria, y hasta las obras medias, con tal que permanezcan extrañas a la apologé- tica y al "partis-pris", pueden recibir el nombre de Genio. Nisard mismo, surgido a la sombra de M. de Chateaubriand, experimentó, ante el manuscrito de las "Memorias de Ultratumba", las frescas admiraciones que revela su Correspon- dencia. Y su Historia de la literatura clá- sica, planeada sobre la idea del espíritu francés, ¿no puede llamarse un "Genio del Clasicismo"? Brunetiére recogió este Genio. Taine escribió un "Genio de la Literatura in- glesa". Lemaitre, un "Genio de Racine". Comparad la crítica del siglo XIX a la de los dos siglos precedentes, y veréis que lo que faltó a ésta para crear una gran obra fué, precisamente, tal idea, o, mejor dicho, ese ser de los Genios. Formular en crítica técnica, en artista inteligente (las dos o])eraciones son ne- cesarias) uno de estos (Jcnios, uno de es- tos seres intermediarios, una de estas brillantes y bienhechoras nubes flotantes entre el cielo y la tierra: he aquí hoy—y desde hace un siglo—la ruta normal de la critica. ALBERT THIBAUDET. LA FIGURA LITERARIA DE THI- BAUDET Representa Thibaudet, en las letras actua- les, el mejor proseguidor de las figuras clási- cas de la crítica francesa. Taine, Sainte-Beuve, Lemaitre... Albert Thibaudet. Una dosis gran- de de universitarismo, mas una pulgarada de distinción, de gusto, de sensibilidad. Una copiosa capacidad de lectura, mas una, aún mayor, de reglamentar en crónicas lo leí- an. Y reglamentarlo a la manera francesa: elegantemente, con una precisión algo artificio- sa, en la que los destellos de la sagacidad, su- mados a una delicada minucia, substituyen a la solides de trabajos auténticos de investigación. Crítica agradable, instructii'a y encantadora. Stephane M aliarme, o las deliciosas venta- jas de uno soledad pura, para ser exptustas en capítulos glosadores y popularisantes, te- niendo a la vista no tras que los poemas ma- Uarmianos. Treinta años de vida francesa, o el asombro de todos los profesores de Hisluria literaria de Francia. Y el mayor servicio prestado a la cultura franccia de los últimos treinta años para su rayonnenient fuera del país. Reflcxions sur la littératurc, o una rúbrica mensual en la N. R. F. donde verter, en blo- ques apretados, esbozos y comentarios de gra- ves tonos, apenas rizados de vea en cuando por una comedida ironía. Albert Thibaudet: Nariz recta. Frente cla- ra. Ojos azules y firmes. Combos mostachos sobre los labios. Manos poderosas en gestos de profesor irredento, sobre la mesa de sus conferencias. Cinta roja en el ojal negro de la chaqueta. Y una especial deleitación al pro- nunciar reiteradamente en sus ensayos la pa- labra AcadéiiTif. THIBAUDET EN MADRID Una semaha ha pasado Thibaudet en Ma- drid. Alojado en el Instituto }• ranees, trans- currió su tiempo en vi.ñtas protocolarias de personas y monumentos, y en preparación de Albert Thibaudet Por Grctíorio I'rieto sus tres excelentes conferencias: "Le Journal des Goucourt", "La vie littéraire a la fin du XIX siecle a travers le journal des Coucourt" y "Journaux et Mémoires d'écrivains an debut du XX siecle". Interrogado por nosotros sobre su estancia española, Albert Thibaudet se puso en guardia, temiendo una petición impresionista de cosas y paisajes. Yo- no soy como aquella profesora fran- cesa, que estuvo cuatro días en .'tuecia y, al volver, hizo el libro de Suecia. De ello estamos seguros, .S>. Thibaudet le argumentamos—. Nosotros, lo que le in- citábamos a contar era la conmoción asociativa de ideas literarias que, el contacto español, le haya podido producir. '—¡Oh¡ Tal vez, en reposo..., luego... Por ahora no puedo atreverme a hacer nivguna ma- nifestación. —LA GACETA LITERARIA hubic.u- deseado re- unir en honor suyo, ágape de minorías, parle del grupo de personas que hace algún tiempo guar- dó, una mañana madrileña, cinco minutos de silencio en recuerdo de Mallarmé... Pero su estancia es demasiado breve aquí, M. Thibau- det... Y de la literatura española, ¿qué pien- sa?... ¡Oh! Conozco muy poco. Ignoro lo len- i/ua. ^Seguramente tendrá usted algún punto de ^^lsta nuevo sobre Góngora, nuestro preclaro Mallarmé... Interesarí<t conocerlo. Ya que su libro sobre Mallarmé no alude, ni una vez, al fenómeno gongorino. —i Oh I De Góngora no he leído sino lo poco traducido por Miomandre. En el gabinetito del Insituto Francés, ro- deado de arqueologías españolas, en vitrinas y paredes (abanicos, cerámica, escayolas), y de retratos de mariscales y legionarios de honor de la gran guerra, M. Thibaudet—concentrado sobre un montón de revistas francesas excu- saba su parvedad de respuestas hispanizantes, con la sonrisa gentil, amable y decidida del embajador que ha sido enviado para llenar ta- les y tales objetivos—sin perder otro tiempo que el imprescindible—, marcados en el mapa con lápiz azul por su Cancillería. Accidente del trabajo SUMARIO Pág. I.»—ALBERT THIBAUDET: LA CRÍ- TICA CREADORA.—GUILLERMO DE TO- RRE: MANÍAS DE EUÍÍENIO D'ORS.—RO- MANONES Y L A LITERATURA.—LA PRIMERA CENA DE LA GACETA LITERA- RIA.—TRANSEÚNTES LITERARIOS. Pág. 2."—MAX SCHELER: Ei. RESENTIMIEN- TO KN I.A MORAL.—^JEAN CASSOU: GIBE.— CORPUS BARGA: CARTA A P Í O BAROJA.— E L T O R P E D O E N L A PISTA.—POSTA- LES IBÉRICAS. Pág. 3.«—GONZALO DE REPARAZ: EL PROBLEMA PENINSULAR.—V. PAZ-ANDRA- DE: LA RENAICENCIA GALEGA.—POEMAS EN MAPA: CASTILLA.—A. CONDÓN: EL HOMENAJE (cuento). Pág. 4."—ESCAPARATE DE LIBROS: LI- BROS ESPAÑOLES, AMERICANOS, PORTUGUESES, ALE.MANE.'Í.—ANUNCIOS. ITINERARIO DE REVISTAS. Pág. s."—Teatro: JACINTO GRAU: EL TEA- Ti!o KM'AN.ii. i.K iinv,..-,lr/r: ANTONIO l'.SI'l XA : I'AI.SAJKS DE PUIÍKTAS ADENTRO.— PO.STAl.KS AMERICANAS E INTER- NACIONALES. Pág. 6."—Música: B. JARNES: KN TORNO A AucoNAiM.- (/,»,/.;: RADIOTECNIA Y BOTÁNICA. NOTICIAS.—ANUNCIOS. MANÍAS DE LOS ESCRITORES LAS DE EUGENIO D'ORS por Guillermo de Torre Al tratar de inquirir la manía de Eugenio ] d'Ors, me he encontrado con <iuc el singular j le quedaba estrecho y era necesario aplicarle un plural ilimitado. El incubador de Glo.<:as no tiene una .sola manía neta, diferenciada, r e - , presentativa, sino que posee un gran stock de ellas y todas en estado latente. ¿Cómo, pues, | aislar un ejemplar individualizado de tales ma- I nías que pueda incorporarse a este friso, más pintoresco que patológico, compuesto por las predilecciones extrarradiales, por el iiLstrumeii- to que alegoriza el "violón" d'Ingres, de nues- tros primates literarios? Por otra parte, quizá ninguna de las manías d'orsianas encajen en los lindes de esta sección. Pues antes que las manías profesionales, los caprichos, las deri- vaciones arbitrarias de los escritores, nos in- teresan las manías personales extral iterarías, marginales, un poco extramuros de la órbita profesional. Son las que revelan la nioríolo- gía interna del personaje, sus apetencias iiiti mas, sus predilecciones o su fobias naturales. Son las que nos ofrecen su escorzo fisonóini- co más veraz, su fondo insobornable, sin ve- laduras ni cortinajes. Pero sucede que todas las inanias d'orsia- nas son de oriundez intelectual, son de alcan- ce literario. Ninguna de ellas tiene carácter instintivo o sensual, ni es una proyección vital, de rasgos pintorescos. Cofi todo, vayamos enumerando manías—ix)r mí entrevistas o declaradas por él—. en la es- pera de que brote alguna utilizable. i Pero qué más le imixjrfará a O r s — pre- guntábame cierto día un ami,go—que la d apos- MENÉNDEZ PIDAL LESIONADO Afortunadamente, no ha revestido los ca- I racteres alarmantes que en un principio pre- sentara el accidente sufrido por D. Ramón Menéndez Pidal en estos días. Una repentina lesión ocular, producida por el inten,so trabajo acumulado sobre los ojos del eminente filó- logo. En gran quietud, vendada la vista provisio- nalmente, Menéndez Pida! sigue, no obstante, trabajando en sus múltiples obras empezadas, ayudado por D.' María Goyri, su esposa, y por Jimena, su hija. Hacemos votos por el rápido restablecimien- to del amigo y maestro. Las visitas en la Redacción de la «Gaceta Literaria», calle de Recoletos, 10, se recibirán miércoles y sába- dos de 7 a 9. EL 1.° D E JUNIO "LA GACETA LITERARIA" PUBLICARÁ OCHO GRANOES PÁGINAS Centenarios de Góngora y de Goya, Informacione.s ibérica.s especiales, un ctiento ru.so, bibliografía, dibu- jos, libros, y colaboración escojii- dísima. al mismo precio de venta Eugenio d'Ors Por Vázquez Díaz trofada de su apellido se escriba con d mi- núscula o D mayúscula? Tan caprichosa es una cosa como la otra. Pues bien: he ahí la primera manía de Ors. La del apóstrofo con la (/ minúscula. Grafía catalana que posee una inevitable reminiscencia irlandesa.» Aplicación de un paralelismo nacionalista, cuya significa- ción en 1906, cuando Ors empezó a escribir, a eliminar, a sintetizar, quizá no fuese toda- vía previsible, pero que después se ha utiliza- do políticamente. Me pasa lo mismo que a d'Annunzio—nos de- cía un día Ors—. Soy victima del mismo error caligráfico que él sufre, y contra el que ha protestado varias veces: la substitución de la i) mayúscula por la d minúscula que nos co- rresponde. Otra manía: la que primera salta a los ojos —a los oídos—del visitante—del auditor—: la de hablar en voz baja, la de hacer fluir sus palabras por los tulx>s estrechos del gran ór- gano pluritonal de su voz, casi siempre impos- tada en tono menor, y que sólo oratoriamente oprime los registros graves; la de emitir sus frases sotto-voce acompasadas por suave ritmo de vals, meloso y tropical—de habanera, más e-xactamente. (Filiación aproximada y sujeta a toda clase de ulteriores rectificaciones es la anterior sobre_ el acento vocal de Ors. Nadie ha acertado aún—ni acertaría el más estupen- do fonético—a fijar con exactitud el meridia- no geográfico en que pueda encuadrarse el acento de Ors. Acento extranjero—dice el oido castellano. Acento mestizo—dicen por ahí los demás oídos penin.sulares.) Otra manía, más acusada y perceptible: la pseudonímica, la de multiplicarse en desdobla- mientos nominales, la de encarnar en alter egos, la de proyectarse en otros yo. Asi han nacido esos personajes enteléquicos que se lla- man Xenius, Octavio de Komeu, Guaita y—úl- limamente, reencarnación mundana y adjcti- \n—Un ingenio en esta Corte. Coro de per- sonajes no divergentes del centralr-de Eugenio d'Ors—, sino más bien armónicos, concéiitri CDs: desdoblamientos y multiplicaciones que subrayan su per.sonalismo y'extienden sus con- ceptos, sus puntos de vista más genuinos, in- transferibles y característicos. ICsta manía pseudonímica halla su prolonga- ción,^ o mejor su cristalización, en la manía aforística; en la tendencia acusadísima a pro- ducir su pensamiento de un modo apodícfico > formulario. La pasión de la razón, la predilección racio- nalista de Ors le conduce a lo sistemático, al vértice del aforismo, de la fórmula condeiisa- (la, que degenera en tópico, en clisé extensible a mil conceptos homólogos. Ors es un gran "producer" de aídiÍNnios. Sus talleres aforísticos han lanzado unos cuan tos modelos "ne varietur" que se riL-íntienen, año tras año, en el mercado de las frases. Ors imite 1111 aíiirismo como quien emite una mo- nrda <li- nmvn cuño y después de pulir sus bordes la <H!ia a rodar incan,sablemciUe en to- das sus c(in\ci-.-,.iciones, conferencias y libríjs. A la hora presente, ya posee un cuantioso slock de aforismos, que, en rigor, no modifica nunca y sólo se enriquece, de tarde en tarde, con la aixirtación de algún otro nuevo. i Ha pensado alguien, algún atento lector d'orsiano en lo fácil que resultaría extraer un repertorio aforístico de su obra, una especie de común denominador <|uc equivale a todo su conjunto? Sin malignidad, desinteresadamente, jxir un puro juego del espíritu, podría agruparse una lista de frases y conceptos, desnudamente, sin apostillas, dejando que ellos solos se ca.sen o luchen entre sí, int>straii(lo sus .ilinidadcs o sus contradicciones. \'.[ efecto seriíi curioso: El concepto de "fin-de sinlu" (ii ('imsiciiHi al "novecentisnio". La "santa continuación". La. frase pascaliana mil veces cita<la .sobre "las razones de! corazón que la razón no co- noce". Otra frase favorita que bate con la anterior el récord de las reiteraciones: la del coreógra- fo setecentista Marcel, utilizada por 'Wanda Landowska: On ne sait pos tout ce qu'il y a lons «I! ménuel. Fórmulas ley-motivos: la unidad moral de Europa. El ideal de la vida sencilla. íngeniosidadí s y "botiiadis". "Lo más re- volucitmario q u e N( puede hacer en España es tener buen guhi<>," "llay dos clases de hom- bres: los que ^alieii (|iic el (|ueso es un man- jar y los que se imaginan que es un postre." " l'"l hombre que bosteza y qiu fuma: la mi- tad, por lii lueno.s, de la vida española." \' etcétera, etcétera, etc.. l'ero, ¿cuál (le todas las enunciadas puede considerarse como la manía más genuina y ca- racterística de Eugenio d'Ors? Es hora ya de terminar este soliloquio y de preguntárselo a él mismo, lüicuentro a Eugenio d'Ors en .su casa, recién instalado, en una calle remansada del liarriii (le .'-i.il.uii.iiica, y teñida del "gris fascista"- color \a descubierto por (jtros privativo (je esie "(|u.utier". Recién llegado de un viaje y en vísp( ras de olKi. .Seii.saciíjn de su atnii'jsí<ra: contradicción viajera del hom- lire estático. Ratificándola, .sobre su mesa, em- boscados tras mil papeles, divi.so un Baedecker de España y Portugal y, a poca distancia, la antinimiia de una lista de miembros de la Real .\cademia Española. ¡ (jrave dificultad su antimonismo, su visión pluralista para sintetizar en una sola hora y en im solo articulo el repertorio de manías que cultiva Ors voluptuosamente! Me doy cuenta de ello a los IK)COS minutos. —No una, sino tres -me explica—; las que usted ha presentido, pero sistematizadas. En primer término, la manía de la Razón, o más exactamente, al agravarse, la locura de la Ra- zón. Después, la de la pluralidad per.sonal, descompuesta así: proyecciones del yo—"alter ego"—pseudónimos—desdoblamientos y multi- plicaciones—pasión por el diálogo—"Ángel de la guarda", etc. Y, por último, la de los via- jes y desplazamientos. —Sin embargo—insisto yo, resumidor y pre- muroso—, todas ellas pudieran reducirse a una. Pasa lo mismo que con sus libros: admiten la unificación—dentro de la pluralidad y sin mengua de sus esencias. Yo veo su obra como algo uniforme que viene girando en círculos concéntricos y en torno al mismo eje desde hace muchos años. ¿Me equivoco, por tanto, al decirle sin ironía, respetuosa, amistosamcn te, que usted apenas reserva .sorpresas de cri- terio imprevisto; que la articulación de su pen- samiento alcanza tal lógica y trabazón, que, conociendo sus esquemas apriorísticos, puede uno intuir ya de antemano cómo va usted a juzgar una cuestión, una idea que se le pre- sente? En suma: su sistema de reacciones intelectuales apriorísticas, ixir un lado, es ad- mirable, y por otro lado, me resulta pernicio- so. Antes de afrontar una idea ya la tiene us- ted asida, prejuzgada, inscripta en su cuadricu- lado mental, siendo capaz de llegar incluso a la deformación de esa idea para que penetre en el enrejado de sus conceptos apriorísticos. Eso da a su pensamiento un cierto aire de au- tomatismo, de maquinaria automática. Se di- ría que insertando en una de sus ranuras mía ficha va a salir inmediatamente la respuesta, el aforismo, la definición cmpaiiuctada, como si fuese una cajita de bímilxmes... ^—Exacto — me ataja Ors risueñamente—. E.SO e s p e r o yo, a eso quisiera llegar: a con- vertir mi pensamiento en algo casi automáti- co, en la máquina de Ixnnbones conceptuales. Sin embargo, ese momento aún está lejos y mucho imprevisto nie salta cada día al pa.so de misino, l'ero digo esto sin satisfacción, como me digo en vísperas de vuidurez sin ha- ber llegado a ella. Pues sabrá usted que he compuesto la "réplica a Darío", unos versos ((ue titulo Madures, dvinno tcsor,¡, y que voy a entregarle para un próximo número de LA (¡ACETA LITERARIA. Una pausa en la conversación. Yo insisto en reclamarle "su manía" para vale friso, en pe- dirle que la singularice, que la unifique. Pero Ors, amablemente, insiste, a su vez, en recla- mar espacio para más de una. En prosponer a otra ocasión la que a mi se me antojaba más sugestiva—los pseud(5nimo,s—, adelantando úni- camente la manía que está más cerca de su espíritu en todas las horas: la manía de la l\'azóa Nuestros políticos y la literatura LO QUE LEE Y ESCRIBE ROMANONES BRKVK MKMoKA.siH M HIOOR.M'K(I: Don Al- varo de ¡'iinicroa y Turres nació en Madrid, 1H63. Hija (Id Maiqui-s ile ¡'illamejor, una de ¡US mayorc.\ forhaias del ¡mis, heredó excelente posición económica y nohiliarui. I'.sludió leyes ,11 la thii'.'crsidad Central y prosiguió en I'w- lonia sus cfhtilios. rncrciinnhi huciia calijica- ción di'l i-r.'ti'sor Ciif'clliiiL ,1 .ui •elorno, em- pezó la farrcni paltlicn. iSijn, Cunejal por Madrid, it^tj-l. .ÍUaidc de /.; Corle, rijof, .Mi- nistro de Instrucción publica con un i/ahinelc liberal. Luego de Fomento. Luego de Gulier nación. Luego de Gracia y Justicia. F.n i'jr-- muerto Canalejiís, fué designtidn como Jefe del partido liberal. )' ci»no /'residente de Go- biernos. Hasta K/-'-; un se le cliijió .Senador. La llegada del ¡hrectnria le sorprendió de Presidente del Senado. Un la actualidad sigue manteniendo su pasinón de prohombre liberal- Siis principales arlas de Gobierno fucion en jmüeriíi pedagógica. Dio una ley snhre la gim- nasia. I'/ <!ihiijii y /(' callgiat'ia Otta sahre la primera cnsciian-':a. para incarparar sus gastos hay ,> ¡alo a Conde de Romanoaes al Estado. (Jira suhre el enseñamiento secun- dario y el técnica. )' .u-la-e lo ampliación supe- rior lie esluilias. .Sin embarga, los más caaii'n- ladas jiícriai el del matrimonia cii'il y c¡ tic la ley lie Jurisdiccu an F.s Académica di- ( ienrias Morales y Poli- (CoDtinúa en segunda plana). LA 1.^ CENA DE "LA GACETA LITERARIA" Como anunciamos, se celebró la noche del 7 de Mayo la primera cena de LA 'ÍAOTA LI- TERARIA. Y obtuvo—como dijo el Director del perió- dico, Sr. Giménez Caballero, al saludar a t(j- dos los concurrentes—el ('\ito de un primer número. Acudieron sesenta lon.ns.des y se re- cibieron numerosas adhesiones. Entre éstas, se hallaban las de Meniiulr,' Pidal, N. M. de Urgoiti, (ire^rorio .Mar.iíion, Director de FJ Si'l. ( onde de 1.a Mollera, luis Moiitiel, Jacinto (.rau, .\lniislro de C'liile, ,'\1~ varez del \'ayo, (ierardíj DieRo, (iareía Mar- tí, Margarita Nelkeii, .Sergio IMñcro, Jose M. Chacón, Manuel Aguilar, A. Díez-Malhieu, Olarra, Jose María de Sucre, Juan Alsamora, Subirá, "Vencgas, Luisa Herrero y otras. I)c los comensales, recordamos los siguientes nom- bres: 1'",. Gómez de llaijiiero, Ministro del Uru- guay, Ignacio l'auer, Martínez Reus, José María Salaverría, Francisco Alcántara, José l'rancés, Francisco lieltrán, Antonio iíspiíui, José Ruiz Castillo, P. E. Coll, Lorenzo Lu- zuriagaj Radia, Giménez Caballero, Andrés Révesz, Guillermo de Torre, Francisco Vighi, (iabriel G. Maroto, José Díaz-Fernández, To- más R. Bachiller, A. Pimiarega, Juan ("babas, Melchor Fernández Almagro, Solana (I. y lí.), Alcántara (J.), Fernández Casado, Keajamin Jarnés, Enrique Laíuente, Manuel Arconada, Andrés Resa, Miguel Pérez Perrero, Francis- co .^yala, Juan Viceiis, Luis Huñuc!, José Ma- ría lliiiDJosa, 1". 1 )iceiita, (jonzález Olmedilla, Schumacher, Baltasar Peña, Víctor Calvo, M. de .'\zcoitia, Martínez Alonso, Rodríguez de (itístázar, tiregorio Prieto, Valentín Andrés Alvarez, José I.-uis Plaza, A. Conesa, Dr. Bo- nilla, Dr, Ros, Antonio Ballesteros, Manuel Abril, Xet^rin. Gemían .\rteta, Toriier, etc. La cena resultó apretada y difícil en los primeros monieiilos, pues la capacidad previs- ta, i\- ' ' ' '- '->, había sido sobrepa- sad;! il calxi, se puso en mareli.). i-anaiiiio e; nnai, como en m\ campeo- nato: eou [iiemios. No a los m.injare.s, sino al ingenio de a.l(.íniios de los coneurnaites del Concursa de naticrri literarias, redactadas du- rante el lieini>o de la cena. K'eprodijcimos unas mueslr;is de laS' leídas tan e\eelenlciiieriie como siempre—-por el lec- tor iidciai "l'e \ I. ::inipo al Director de LA (iA( K l A 1,1 II KAUIA : Me es grato comunicarle que aquí, en Bue- nos Aires, se comenta mucho la boda próxima de Jacinto Benaventc'con la viuda D.' Blanca de los k'ios Que LIO l!ariij:i está aprendiendo el tango para nacionalizarse argentino. Que Ricardo Baeza no escribirá más artícu- los sobre las Biografías, ni .sobre Miró, ni so- bre (.ran. l'orijue no le permiten enilKiscarse en la platina de la rotativa para disparar sobre las erratas que él dice que le salen a él .solo. Que Luzuriaga ixjne un colegio de monjas para demostrar al Estado la incapacidad téc- nica de las órdenes meiulir--•-' !v;i:i escuela no será visitada por Lui^ iendo Helio entre monjas, seria peligí Que Jacinto Verdaguer -.e iinnio Que d'Ors renuncia a su cugo de académico. (Jiie el librero Schumacher sólo belwrá agua de liisaliis. I'or recomendación de Solana, a quien le va. muy bien este régimen hidrico." El primer premio, una botella de Champán, correspondió al Sr. Vighi, por preciosos ver sos, que lamentamos no repioducir a falta de espacio. El ;;i inind.). 1111 l'aikaiil de varios cilindros, cedido paia l.i eeiia \«<r el Sr Kcville , al ban([uero ]), Imiaeio I.os otros premi.: en liino-,, corbatas y periódicos inleruaciou.ili"-. dures ixmdieron a Andrcnio, Salaverri.i, Ren ,, Ivs pina, Fraiii '' " ''.. e 1 linojosa la cena '.iradalileliieule a lio inuv alt:is lloras ne );i iioelic. ticas y Presidente de la .tcailciniíi tic Helias .Artes de San Fernanda en Madrid Sus libros publicados, hasta ahora, son los siguientes: "Fl régimen parhnna'ian.,". uSSo. "liiolagía de las parl¡ ' '• " l'-l Ejercita y la l'alitu Ha puesta .•arias j^r >i. "S, a libros de Hartluai. I 'ii!¡t¡i! t- b'l (."onde de RoiiKiiioii. ' :. políticas y lio [lolitiías. -.eiíiiio .i : i ;nes:i heiuíiida de libro-. N eiir.iiin lanteria de voliíniem -' iieuadi rn,;e!oíies antiguas. lín el nioineii: .sobre su mesa ¿A la moda, .. :i"> X -n-iiv . (ióngora ? —No. Me lo han mandado. Pero no lo leeré. No leo versos. Los versos y la música—a><-ir qué no decirlo?—no me interesan. Tengo un oído detestable. —¿Qué lee usted ahora? --;Ah!, muchísimo. M:'is (|iie ..nunca .en mi vida. Figúrese. Ün hombre . oinn yo, C|iic :w levanta muy temprano, ((in ne ahora, desgraciadaniiv se ve obligado a coir. la. ieilura, —¿Para usted leer . . nelo, por tanto.' —"Y un deleite. --Y el teatro y el cine, ¿qué son para usted, señor Conde ?—proseguimos. —Ahora, nada. Desde la di sL'i.ii-i.a de mi hijo no he vueh —¿Usted iieii. ; iide, a l o s ' i|uc hacen de i;i (uiiiira draiiiaiiea un tabú para los duelos i)ersonales?... Y libros, ¿qué libros está leyendo, excúseme que le repita? —Pues el último de Villaurrutia. Uno ya antiguo de Sánchez Toca. Y las Cartas de .Sar .María de Agreda, muy útiles de leer en estos míiiiieutos. También a mi favorito Harthou, ese hi iiiliie admirable de I'rancia - ,; \ I' <• usled a(|ui en .Madrid:' —No. .•\|Hi.,i--. l''ii el oanf(io. en Toledo. Aquí, sólo la l'rcii^ii. —¿Qué cantidad? —Española, la que puedo, l'rancesa. Y algo la lile lesa, V (•al;ihuia, ;y li: tialana? -—Nada absohitamei —¿Y cómo encuPiü- ;iisa actual es- pañola ? Técnicameiile, e- insuperable. Con la mejor colaboración, e.'tigeiitiV r, <iue hace años no po, más... Callemos. —¿V literatur:f, e\ii-.uijera., •' —La francesa, (lie leído ahora L'honneur de sauflrir, de la C'ondesa de Noailles.) Y algo la italiana. Pirandcllo no me convence. —¿Qué autor tiene usted en preferencia?... Por ejemplo, en los novelistas españoles. --l-;i aiiloi (le , í /i).í pies de ¡'ettus me pa- rece innv siqieriirr .i lodos los 11-.tantcs... - ¿ \ ' ((lie le jiarece del ; oto de las lenguas |ieninsulares ? Que la democracia se ha ¡Í .: este campo. Va no liay lenguas de ¡r- •{<: .se- gunda clase. —¿Qtié libros está prepnrarido tisted? r . 'MÍO sobre ';• • ' •.•;.''|-r<I- . ' Uigvire.s i|'.. Rfx- /•.>;MJ/|I/;.Í,;,/,',V ,/"'• ; saludan ile dla< en i ' to lili c:i|)Í!iiIo im'dito . ! v«iA. I li ni;iM,i(|i ' ,IIII;ÍI-' MADRID LOS TRANSEÚNTES LITERARIOS Sergio Pinero Fl :inio,- ,1,. f-'l l'HMal :!• ' •" .••• -••-:• libro li. l;is Ishi'- del Su,, con un e, .. ....... , „., ¡..,, y criollo, \'erlieneante de imágenes (no .. sisti- mos en siibrav:u ,;i . .iioi- DOI^ÍH,- Í;I1 liliro ya fué analizai! o de los jóvenes os de personalidad imio ha participado in- tensa y efie.i .. il iiioviiiiieiiti! renova- dor cjue desde luiee poios afios viene düse cu el mundr) literario y artísiii nos Aires, y que <'- - revista Mariin ' nente. Compañero lUH'Stro en Madrid dur.nite l)re- ves días-.anlii'ii.Ki únu " ' ' . más larg.i que lia d. que con Sergio Pinero n. mo. ron preferentemente en ionio .; nes: la amistad intelectual eiitiv .- veiUud y la juventud argentina; man o discrepantes de juzgar algunos sii. , . :: rarios recientes de aquí y de .lU.i, eti . * * * —Sí—nos confirma ha caudolosa y límpí : i principio (fstoy de .acuerdo con el pumo de vi.s- ta (pie exponííiti u'-tedes en el penúltimo núme- ro de LA 1 . Madrid crh- panoamérica'. r l (ii|,;;,iii.> de! "lai;. evidente. Las nuevas generaciones . empiezan ya a mirar hacia IÍSIK^ en cuenta sn.-, \aloies intelectuali vocii'm que las [wsadas. La prm Uo se realiza l;i aiianción de i> taiite sm contar c o n l;f <'''••- i)..i,,.;,., ,,-,. •-, opinión de los prestit, " la pioilue cicín literaria de l'lsp.:i: \ líneiios .Aires con la nii.Miia leini.. .dial c>ai (pie nace a(]ni, -iü ¡ .•!!!..i ' < e.n il .\tl,',i, tic. treeliado.-, d. —Sin enii iri.'niiria de n.iede.s ' ¡la^.u. dan" : .signe iniaiiiiiHl, .li" piasnadirse siendo s.iteii dad indepeiKíii i;l" \ .d nr, el úi crítore.s españoles, como iioe aipii. l-'all.i la r- Réplicas aiilli. !o,i . .--ai', ei iii.nü recíprocas. ,'\l fin, l'iñero ¡ireí i —Pero es (¡iie I'.iris pa* canos, nostálgiciis v .•nid. i síntesis Vilal V-:':-: •-•-<• •'". linente. Aiii. . nn sólo Ilion de -er el bogar !es N cointiretiii. eni.-lia, :itin,nee (le see eiiiil uj.i Í!. por el •• nieiidi.n! Otra Cosa \ ¿ Qué |.i. . . . . . n cordial, " Iones

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ícela ANO 1 Madrid, 15 de Mayo de 1927. NÚM. 10.

Dirección-Admlalstrmcióa: Caaarías. 41. Teléioao 10.820

Toda la correapoadencla diríjase al

Apartado de Correan aúm. 7.081

Se reciben suscripcioaea ea las principales librerías

ibérícii:aiiterícatia:ínternacioiuil LETRAS-ARTE-CIENCIA

Periódico quincenal (1 y 15 de cada mes)

ÜIRBCTOR'FUNDADOR: B. Oiménez Caballero SECRETARIO: Oulliermo de Torre

30 CÉNTIMOS - . .„^in. .^^.y>», ( Bspaña y Países del SUSCRIPClO,y\ Unvenlo postal

A NUA í_ . . J Hispanoamericano. 7,50 ptaa. (Bxtran/ero 10,00 -

!

7S céntimos la linea del cuerpo 8 PolíKas de suscripcióa.

Descuentos: trimestre, 10 °/o - semestre, 15 "/, — anual, 20 °u

LA CRÍTICA CREADORA por Albert Thibaudet

(El presente artículo son utms páginas iné­ditas que M. Thibaudet ha tenido la gentilcaa de ofrecer a L A GACETA L I T E R A R I A . Pertene-

. cen al último capitulo (La Cr i t ique c réa t r i ce ) de un libro próximo a publicarse, titulado "Essois sur la Critique").

Si se tratara de precisar el punto cul­minante a que pudiera llegar—o haya lle­gado, al menos, hasta hoy—la creación al servicio de la inteligencia, es decir, la gran crítica, yo diría que estaba, no en crear genio, como lo ha venido haciendo por mucho tiempo la crítica clásica, sino en crear un Genio. La mayúscula, he ahí lo decisivo. La crítica francesa no se ha desarrollado hasta el siglo XIX, a con­secuencia del romanticismo, ya que el mismo libro que diera el impulso decisi­vo al romanticismo lo dio a la crítica, un libro cuyo título trazó a la crítica, no sólo su programa, es decir, el círculo que ilebía íjcapur, sino iambién sus límites, es decir, el círculo que no debía trasvasar. Quiero hablar del "Genio del Cristia­nismo".

El francés, que Nietzsche llamara el más cristiano de todos los ])ueblos, había tomado frente al Cristianismo, tras el fracaso de la Reforma francesa, dos ac­titudes opuestas. Construir en él y jx^r él, omnia instaurare in Christo, fué el ideal del siglo XVII, así como de los jesuítas y de los jansenistas, que lo ejercitaron, los unos, en el terreno del alma, y los otros, en el terreno social, para instuir un cristianismo integral—y, además, des­truir todo en él, como lo habían ensaya­do en el siglo XVI11 los enciclopedistas, el libre jjensamiento volteriano. Los dos sistemas, al implicar un "parti-pris", ex­cluyeron i^arejamente la crítica. Hay crí­tica, cuando al ideal construir y al ideal destruir, ambos interesados, se substitu­ye un ideal desinteresado, comprender.

Para que este ideal pudiese ser busca­do razonablemente en materia de reli­gión, era preciso que la religión no fuera demasiado fuerte ni estuviese demasiado debilitada; era precúso que se hallara jus­tamente en el punto y en la época en que la encontró Chateaubriand; era pre­ciso que, entre el día del siglo XVII y la noche del XVIII, se realizase ese es­tado intermediario, crepuscular, que tan bien encajó en la palabra Genio. El Ge­nio del Cristianismo es, en efecto, para Chateaubriand el impulso vital del cris­tianismo, pero este impulso vital en el momento en que un escultor puede apre­henderlo, traducirlo en plástica y en be­lleza, en que una sensibilidad general puede amarlo, en que una inteligencia general puede entenderlo, y en que falta la voluntad general de vivirlo realmente.

El "Genio del Cristianismo" dio al ro­manticismo una parte de su atmósfera poética e histórica, pero también dio a la literatura su atmósfera crítica, su ca­pacidad de crítica amplia, bella, ágil y vivaz.

He dicho ya cómo Port-Royal .salió del "'^ciiio del Cristianismo", cómo el libro de Sainte-Beuve es, en rigor, un Genio de Port-Royal. Pero, en este an­cho sentido, toda gran obra de crítica li­teraria, y hasta las obras medias, con tal que permanezcan extrañas a la apologé­tica y al "partis-pris", pueden recibir el nombre de Genio. Nisard mismo, surgido a la sombra de M. de Chateaubriand, experimentó, ante el manuscrito de las "Memorias de Ultratumba", las frescas admiraciones que revela su Correspon­dencia. Y su Historia de la literatura clá­sica, planeada sobre la idea del espíritu francés, ¿no puede llamarse un "Genio del Clasicismo"?

Brunetiére recogió este Genio. Taine escribió un "Genio de la Literatura in­glesa". Lemaitre, un "Genio de Racine".

Comparad la crítica del siglo XIX a la de los dos siglos precedentes, y veréis que lo que faltó a ésta para crear una gran obra fué, precisamente, tal idea, o, mejor dicho, ese ser de los Genios.

Formular en crítica técnica, en artista inteligente (las dos o])eraciones son ne­cesarias) uno de estos (Jcnios, uno de es­tos seres intermediarios, una de estas brillantes y bienhechoras nubes flotantes entre el cielo y la tierra: he aquí hoy—y desde hace un siglo—la ruta normal de la critica.

ALBERT THIBAUDET.

LA FIGURA LITERARIA DE THI-BAUDET

Representa Thibaudet, en las letras actua­les, el mejor proseguidor de las figuras clási­cas de la crítica francesa. Taine, Sainte-Beuve, Lemaitre... Albert Thibaudet. Una dosis gran­de de universitarismo, mas una pulgarada de distinción, de gusto, de sensibilidad.

Una copiosa capacidad de lectura, mas una, aún mayor, de reglamentar en crónicas lo leí­an. Y reglamentarlo a la manera francesa: elegantemente, con una precisión algo artificio­sa, en la que los destellos de la sagacidad, su­mados a una delicada minucia, substituyen a la solides de trabajos auténticos de investigación. Crítica agradable, instructii'a y encantadora.

S t e p h a n e M a l i a r m e , o las deliciosas venta­jas de uno soledad pura, para ser exptustas en capítulos glosadores y popularisantes, te­niendo a la vista no tras que los poemas ma-Uarmianos.

T r e i n t a años de vida f rancesa , o el asombro de todos los profesores de Hisluria literaria de Francia. Y el mayor servicio prestado a la

cultura franccia de los últimos treinta años para su r ayonnenien t fuera del país.

Reflcxions su r la l i t t é ra tu rc , o una rúbrica mensual en la N. R. F. donde verter, en blo­ques apretados, esbozos y comentarios de gra­ves tonos, apenas rizados de vea en cuando por una comedida ironía.

Albert Thibaudet: Nariz recta. Frente cla­ra. Ojos azules y firmes. Combos mostachos sobre los labios. Manos poderosas en gestos de profesor irredento, sobre la mesa de sus conferencias. Cinta roja en el ojal negro de la chaqueta. Y una especial deleitación al pro­nunciar reiteradamente en sus ensayos la pa­labra AcadéiiTif.

THIBAUDET EN MADRID

Una semaha ha pasado Thibaudet en Ma­drid. Alojado en el Instituto }• ranees, trans­currió su tiempo en vi.ñtas protocolarias de personas y monumentos, y en preparación de

Albert Thibaudet Por Grctíorio I'rieto

sus tres excelentes conferencias: "Le Journal des Goucourt", "La vie littéraire a la fin du XIX siecle a travers le journal des Coucourt" y "Journaux et Mémoires d'écrivains an debut du XX siecle".

Interrogado por nosotros sobre su estancia española, Albert Thibaudet se puso en guardia, temiendo una petición impresionista de cosas y paisajes.

— Y o - no soy como aquella profesora fran­cesa, que estuvo cuatro días en .'tuecia y, al volver, hizo el libro de Suecia.

— D e ello estamos seguros, .S>. Thibaudet — le argumentamos—. Nosotros, lo que le in­citábamos a contar era la conmoción asociativa de ideas literarias que, el contacto español, le haya podido producir.

' — ¡ O h ¡ Tal vez, en reposo..., luego... Por ahora no puedo atreverme a hacer nivguna ma­nifestación.

— L A GACETA L I T E R A R I A hubic.u- deseado re­

unir en honor suyo, ágape de minorías, parle del grupo de personas que hace algún tiempo guar­dó, una mañana madrileña, cinco minutos de silencio en recuerdo de Mallarmé... Pero su estancia es demasiado breve aquí, M. Thibau­det... Y de la literatura española, ¿qué pien­sa?...

— ¡ O h ! Conozco muy poco. Ignoro lo len-i/ua.

^—Seguramente tendrá usted algún punto de ^^lsta nuevo sobre Góngora, nuestro preclaro Mallarmé... Interesarí<t conocerlo. Ya que su libro sobre Mallarmé no alude, ni una vez, al fenómeno gongorino.

—i Oh I De Góngora no he leído sino lo poco traducido por Miomandre.

En el gabinetito del Insituto Francés, ro­deado de arqueologías españolas, en vitrinas y paredes (abanicos, cerámica, escayolas), y de retratos de mariscales y legionarios de honor de la gran guerra, M. Thibaudet—concentrado sobre un montón de revistas francesas excu-saba su parvedad de respuestas hispanizantes, con la sonrisa gentil, amable y decidida del embajador que ha sido enviado para llenar ta­les y tales objetivos—sin perder otro tiempo que el imprescindible—, marcados en el mapa con lápiz azul por su Cancillería.

Accidente del trabajo

S U M A R I O P á g . I . » — A L B E R T T H I B A U D E T : L A C R Í ­

TICA C R E A D O R A . — G U I L L E R M O D E T O ­

R R E : M A N Í A S D E E U Í Í E N I O D ' O R S . — R O -

M A N O N E S Y L A L I T E R A T U R A . — L A

P R I M E R A C E N A D E L A GACETA L I T E R A ­

R I A . — T R A N S E Ú N T E S L I T E R A R I O S .

P á g . 2 . " — M A X S C H E L E R : E i . R E S E N T I M I E N ­

TO KN I.A MORAL.—^JEAN C A S S O U : G I B E . —

C O R P U S B A R G A : CARTA A P Í O B A R O J A . —

E L T O R P E D O E N L A P I S T A . — P O S T A ­

L E S I B É R I C A S .

P á g . 3 . « — G O N Z A L O D E R E P A R A Z : E L

PROBLEMA PENINSULAR.—V. P A Z - A N D R A -

D E : L A RENAICENCIA G A L E G A . — P O E M A S

E N M A P A : C A S T I L L A . — A . C O N D Ó N : E L

HOMENAJE (cuento) .

P á g . 4 . " — E S C A P A R A T E D E L I B R O S : L I ­

BROS ESPAÑOLES, AMERICANOS, PORTUGUESES,

A L E . M A N E . ' Í . — A N U N C I O S . — I T I N E R A R I O

D E R E V I S T A S .

P á g . s."—Teatro: J A C I N T O G R A U : E L TEA-

Ti!o KM'AN.ii. i.K i i n v , . . - , l r / r : A N T O N I O

l ' .SI ' l XA : I 'AI.SAJKS DE PUIÍKTAS A D E N T R O . —

P O . S T A l . K S A M E R I C A N A S E I N T E R ­

N A C I O N A L E S .

P á g . 6 ."—Música: B. J A R N E S : K N TORNO A

AucoNAiM.- ( / , » , / . ; : R A D I O T E C N I A Y

B O T Á N I C A . N O T I C I A S . — A N U N C I O S .

M A N Í A S D E L O S E S C R I T O R E S

LAS DE EUGENIO D'ORS por Guillermo de Torre

Al t r a t a r de inquir i r la m a n í a de E u g e n i o ] d ' O r s , me h e encon t rado con <iuc el s ingu la r j le quedaba es t recho y e ra necesar io apl icar le un plural i l imitado. E l incubador de Glo.<:as no tiene una .sola m a n í a neta, d i ferenciada , r e - , presenta t iva , sino que posee un g r a n stock de ellas y todas en es tado la tente . ¿ C ó m o , pues, | ais lar un e jempla r individual izado de ta les ma- I nías que pueda incorpora r se a este friso, más pintoresco que patológico, compues to por las predi lecciones e x t r a r r a d i a l e s , por el iiLstrumeii-to que a legor iza el " v i o l ó n " d ' I ng re s , de nues­t ros p r ima te s l i t e ra r ios? P o r o t r a pa r t e , quizá n inguna de las manías d 'o rs ianas encajen en los l indes de esta sección. P u e s an tes que las manías profes ionales , los capr ichos , las der i ­vaciones a r b i t r a r i a s de los escr i tores , nos in­te resan las manías personales ex t ra l i te rar ías , marg ina les , un poco e x t r a m u r o s de la órb i ta profes ional . Son las que revelan la nior ío lo-g ía in t e rna del personaje , sus apetencias iiiti mas , sus predi lecciones o su fobias na tu ra l e s . Son las que nos ofrecen su escorzo fisonóini-co m á s veraz, su fondo insobornable , s in ve ­laduras ni cor t ina jes .

P e r o sucede que todas las inanias d 'ors ia­nas son de or iundez intelectual , son de a lcan­ce l i t e ra r io . N i n g u n a de ellas t iene ca rác te r inst int ivo o sensual , ni es u n a proyección vi tal , de r a sgos p in torescos .

Cofi todo, vayamos e n u m e r a n d o manías—ix)r mí en t rev i s t as o dec la radas por é l—. en la es ­pera de que bro te a lguna uti l izable.

i P e r o qué m á s le imixjrfará a O r s — pre ­g u n t á b a m e c ier to día un ami,go—que la d apos-

MENÉNDEZ PIDAL LESIONADO

A f o r t u n a d a m e n t e , no ha revest ido los ca-I r ac t e r e s a l a r m a n t e s que en un principio p re ­

sen ta ra el accidente su f r ido por D . R a m ó n Menéndez P ida l en estos días . U n a repent ina lesión ocu la r , p roduc ida por el inten,so t r aba jo a c u m u l a d o sobre los ojos del eminente filó­logo.

E n g r a n quietud, vendada la vista provis io­na lmente , Menéndez P i d a ! sigue, no obs tante , t r aba jando en sus múl t ip les ob ra s empezadas , ayudado por D . ' M a r í a Goyr i , su esposa, y por J imena , su h i ja .

H a c e m o s votos por el r áp ido res tablec imien­to del amigo y m a e s t r o .

Las visitas en la Redacción de la «Gaceta Literaria», calle de Recoletos, 10, se recibirán miércoles y sába­dos de 7 a 9.

EL 1.° DE J U N I O

"LA GACETA LITERARIA" P U B L I C A R Á

OCHO GRANOES PÁGINAS Centenarios de Góngora y de Goya, Informacione.s ibérica.s especiales, un ctiento ru.so, bibliografía, dibu­jos, libros, y colaboración escojii-

dísima.

al mismo precio de venta

Eugenio d'Ors Por Vázquez Díaz

t r o f a d a de su apell ido se escr iba con d mi ­núscula o D m a y ú s c u l a ? T a n capr ichosa es una cosa como la o t r a . P u e s b i e n : he ahí la p r i m e r a man ía de O r s . La del após t ro fo con la (/ minúscu la . G r a f í a ca t a l ana que posee u n a inevitable reminiscencia irlandesa.» Apl icac ión de un para le l i smo nacional is ta , cuya significa­ción en 1906, cuando O r s empezó a escribir , a e l iminar , a s intet izar , quizá no fuese toda ­vía previsible , pero que después se ha ut i l iza­do pol í t icamente .

M e pasa lo mismo que a d 'Annunz io—nos de­cía un d ía O r s — . Soy vic t ima del mismo e r r o r cal igráfico que él suf re , y con t r a el que ha p ro tes t ado va r i a s v e c e s : la subs t i tuc ión de la i) m a y ú s c u l a p o r la d m inúscu la que nos co ­r responde .

O t r a m a n í a : la que p r i m e r a sa l ta a los ojos —a los oídos—del vis i tante—del a u d i t o r — : la de hab la r en voz baja , la d e hace r fluir sus pa labras por los tulx>s es t rechos del g r a n ó r ­gano plur i tonal de su voz, casi s iempre impos­tada en tono menor , y que sólo o r a t o r i a m e n t e op r ime los r eg i s t ro s g r a v e s ; la de emi t i r sus frases sot to-voce a c o m p a s a d a s p o r suave r i tmo de vals, meloso y t rop ica l—de habane ra , m á s e-xactamente. (Fi l iac ión a p r o x i m a d a y suje ta a toda clase de u l te r io res rectificaciones es la an te r io r sobre_ el acento vocal de O r s . Nad i e ha acer tado aún—ni a c e r t a r í a el m á s es tupen­do fonét ico—a fijar con exac t i tud el mer id ia ­no geográfico en que pueda e n c u a d r a r s e el acento de O r s . Acen to ex t r an j e ro—dice el o ido caste l lano. Acen to mest izo—dicen por ah í los d e m á s oídos penin.sulares.)

O t r a manía , más acusada y pe rcep t ib l e : la pseudonímica, la de mul t ip l icarse en desdobla­mientos nominales , la de enca rna r en alter egos, la de p royec ta r se en o t r o s yo. A s i h a n nacido esos personajes enteléquicos que se lla­man Xenius, Octavio de Komeu, Guaita y—úl-l imamente , r eenca rnac ión m u n d a n a y adjc t i -\n—Un ingenio en esta Corte. C o r o de per ­sonajes no d ivergentes del c e n t r a l r - d e Eugen io d ' O r s — , sino m á s bien a rmón icos , concéiitri CDs: desdoblamientos y mult ipl icaciones que s u b r a y a n su per.sonalismo y ' e x t i e n d e n sus con­ceptos, sus puntos de vista más genuinos , in­t r ans fe r ib l e s y carac te r í s t i cos .

ICsta m a n í a pseudonímica ha l l a su p ro longa ­ción,^ o me jo r su cr is ta l ización, en la man ía a f o r í s t i c a ; en la tendencia acusad ís ima a p r o ­ducir su pensamiento de un modo apodícfico > fo rmula r io .

La pasión de la r azón , la predi lección rac io­nal is ta de O r s le conduce a lo s is temát ico, al vér t ice del a fo r i smo, de la f ó r m u l a condeiisa-(la, que d e g e n e r a en tópico, en clisé extens ible a mil conceptos homólogos .

O r s es un g r a n " p r o d u c e r " de aídiÍNnios. Sus ta l leres a for í s t icos h a n lanzado unos cuan

tos modelos " n e v a r i e t u r " que se riL-íntienen, año t r a s año, en el m e r c a d o de las frases. O r s i m i t e 1111 a í i i r i smo como quien emite una m o -nrda <li- n m v n cuño y después de pulir sus bordes la <H!ia a roda r incan,sablemciUe en to­das sus c(in\ci-.-,.iciones, conferenc ias y libríjs. A la ho ra presente , ya posee un cuant ioso slock de a fo r i smos , que, en r igor , no modifica nunca y sólo se enr iquece, de t a rde en tarde , con la aixir tación de a lgún o t r o nuevo.

i H a pensado alguien, a l g ú n a tento lector d 'ors iano en lo fácil que resu l t a r í a e x t r a e r un repe r to r io a for í s t ico de su obra , u n a especie de común denominador <|uc equivale a todo su con jun to?

Sin mal ignidad, des in te resadamente , jxir un pu ro j u e g o del espír i tu , podr ía a g r u p a r s e u n a lista de frases y conceptos , desnudamente , sin apost i l las , de jando que ellos solos se ca.sen o luchen en t re sí, int>straii(lo sus .ilinidadcs o sus contradicciones . \'.[ efecto seriíi c u r i o s o :

E l concepto de "fin-de s in lu" (ii ('imsiciiHi al "novecen t i sn io" .

L a " s a n t a con t inuac ión" . L a . frase pascal iana mil veces cita<la .sobre

" l a s razones de! corazón que la r a z ó n no co­n o c e " .

O t r a f rase f avor i t a que ba te con la an t e r i o r el r écord de las r e i t e rac iones : la del c o r e ó g r a ­fo setecent is ta Marce l , u t i l izada por 'Wanda L a n d o w s k a : On ne sait pos tout ce qu'il y a lons «I! ménuel.

F ó r m u l a s l e y - m o t i v o s : la un idad mora l de E u r o p a . El ideal de la vida sencilla.

íngenios idadí s y " b o t i i a d i s " . " L o m á s r e -voluci tmario que N( puede hacer en E s p a ñ a es tener buen guhi<>," " l l ay dos clases de hom­b r e s : los que ^alieii (|iic el (|ueso es un man­j a r y los que se imaginan que es un p o s t r e . " " l'"l hombre que bosteza y qiu f u m a : la mi­tad, por lii lueno.s, de la vida e spaño la . "

\ ' e tcé tera , e tcé tera , e t c . .

l 'ero , ¿cuál (le todas las enunciadas puede cons idera r se como la man ía m á s genu ina y ca­rac te r í s t i ca de Eugen io d ' O r s ? E s h o r a y a de t e rmina r este soliloquio y de p regun tá r se lo a él mismo, lü icuen t ro a Eugen io d ' O r s en .su casa, recién instalado, en una calle r emansada del liarriii (le .'-i.il.uii.iiica, y teñida del " g r i s f a s c i s t a " - c o l o r \ a descubier to por (jtros — pr ivat ivo (je esie " ( | u . u t i e r " . Recién l legado de un viaje y en vísp( ras de olKi. .Seii.saciíjn de su atnii ' jsí<ra: cont rad icc ión v ia je ra del hom-lire estát ico. Ratificándola, .sobre su mesa, em­boscados t r a s mil papeles , divi.so un Baedecke r de E s p a ñ a y P o r t u g a l y, a poca dis tancia , la antinimiia de u n a lista de miembros de la Real . \ c a d e m i a Españo la .

¡ ( j r a v e dificultad su an t imonismo, su visión p lura l i s ta p a r a s inte t izar en una sola h o r a y en im solo a r t icu lo el r epe r to r io de manías que cul t iva O r s vo lup tuosamen te ! M e doy cuenta de ello a los IK)COS minutos .

— N o una, sino t res -me e x p l i c a — ; las que usted ha present ido, pero s i s temat izadas . E n pr imer t é rmino , la man ía de la Razón , o m á s exac tamen te , al a g r a v a r s e , la locura de la Ra­zón. Después , la de la p lura l idad per.sonal, descompues ta a s í : proyecciones del y o — " a l t e r ego"—pseudón imos—desdob lamien tos y mul t i ­pl icaciones—pasión por el d i á l o g o — " Á n g e l de la g u a r d a " , etc. Y, por ú l t imo, la de los via­jes y desplazamientos .

— S i n embargo—ins i s to yo , r e sumidor y p r e ­m u r o s o — , todas el las pud ie ran reduc i r se a una. P a s a lo mismo que con sus l i b r o s : admiten la unif icación—dentro de la p lura l idad y sin mengua de sus esencias . Y o veo su o b r a como a lgo un i fo rme que viene g i r a n d o en círculos concént r icos y en t o r n o al mi smo eje desde hace muchos años . ¿ M e equivoco, por tanto , al deci r le sin i ronía , respetuosa , amis tosamcn te, que usted apenas r e se rva .sorpresas de cr i ­ter io i m p r e v i s t o ; que la a r t icu lac ión de su pen­samiento a lcanza tal lógica y t r abazón , que , conociendo sus esquemas apr ior ís t icos , puede uno intuir ya de an t emano cómo va usted a j u z g a r una cuest ión, u n a idea que se le p re ­sen te? E n s u m a : su s is tema de reacciones intelectuales apr ior í s t icas , ixir un lado, es ad­mirable , y por o t ro lado, me resul ta pernic io­so. A n t e s de a f r o n t a r una idea ya la t iene us­ted asida, p re juzgada , inscr ip ta en su cuadr icu­lado menta l , siendo capaz de l legar incluso a la de fo rmac ión de esa idea p a r a que pene t re en el en re jado de sus conceptos apr ior í s t icos . Eso d a a su pensamiento un c ier to a i re de a u ­tomat i smo, de maqu ina r i a au tomát ica . Se di ­ría que inser tando en una de sus r a n u r a s mía ficha va a salir inmedia tamente la respues ta , el a fo r i smo , la definición cmpaiiuctada, como si fuese una caj i ta de bímilxmes. . . ^ — E x a c t o — me a t a j a O r s r i s u e ñ a m e n t e — .

E.SO espe ro yo , a eso quis ie ra l l e g a r : a con­ver t i r mi pensamiento en algo casi au tomá t i ­co, en la m á q u i n a de Ixnnbones conceptuales . Sin e m b a r g o , ese momen to a ú n está lejos y mucho imprevis to nie sal ta cada d ía al pa.so de mí misino, l ' e ro digo esto sin sat isfacción, como me digo en vísperas de vuidurez sin ha­ber l legado a ella. P u e s sab rá usted que he compues to la " r é p l i c a a D a r í o " , unos versos ((ue t i tulo Madures, dvinno tcsor,¡, y que voy a e n t r e g a r l e p a r a un p r ó x i m o n ú m e r o de L A (¡ACETA L I T E R A R I A .

U n a pausa en la conversac ión . Yo insisto en rec lamar le " s u m a n í a " pa ra vale friso, en pe­dir le que la s ingular ice , que la unifique. Pe ro O r s , amab lemen te , insiste, a su vez, en rec la ­m a r espacio p a r a más de una. E n prosponer a o t r a ocasión la que a mi se me an to jaba m á s suges t iva—los pseud(5nimo,s—, ade lan tando úni­c a m e n t e la m a n í a que está m á s cerca de su espí r i tu en todas las h o r a s : la manía de la l\ 'azóa

Nuestros políticos y la literatura

LO QUE LEE Y ESCRIBE ROMANONES BRKVK MKMoKA.siH M HIOOR.M'K(I : Don Al­

varo de ¡'iinicroa y Turres nació en Madrid, 1H63. Hija (Id Maiqui-s ile ¡'illamejor, una de ¡US mayorc.\ forhaias del ¡mis, heredó excelente posición económica y nohiliarui. I'.sludió leyes ,11 la thii'.'crsidad Central y prosiguió en I'w-lonia sus cfhtilios. rncrciinnhi huciia calijica-ción di'l i-r.'ti'sor Ciif'clliiiL ,1 .ui •elorno, em­pezó la farrcni paltlicn. iSijn, Cunejal por Madrid, it^tj-l. .ÍUaidc de /.; Corle, rijof, .Mi­nistro de Instrucción publica con un i/ahinelc liberal. Luego de Fomento. Luego de Gulier nación. Luego de Gracia y Justicia. F.n i'jr--muerto Canalejiís, fué designtidn como Jefe del partido liberal. ) ' ci»no /'residente de Go­biernos. Hasta K/-'-; un se le cliijió .Senador. La llegada del ¡hrectnria le sorprendió de Presidente del Senado. Un la actualidad sigue manteniendo su pasinón de prohombre liberal-

Siis principales arlas de Gobierno fucion en jmüeriíi pedagógica. Dio una ley snhre la gim­nasia. I'/ <!ihiijii y /(' callgiat'ia Otta sahre la primera cnsciian-':a. para incarparar sus gastos

hay

,> ¡alo a

Conde de Romanoaes

al Estado. (Jira suhre el enseñamiento secun­dario y el técnica. ) ' .u-la-e lo ampliación supe­rior lie esluilias. .Sin embarga, los más caaii'n-ladas jiícriai el del matrimonia cii'il y c¡ tic la ley lie Jurisdiccu an

F.s Académica di- ( ienrias Morales y Poli-

(CoDtinúa en segunda plana).

LA 1.̂ CENA DE "LA GACETA LITERARIA"

Como anunciamos , se celebró la noche del 7 de M a y o la p r i m e r a cena de LA ' Í A O T A L I ­TERARIA.

Y obtuvo—como dijo el Di rec to r del per ió­dico, S r . Giménez Cabal lero , al sa ludar a t(j-dos los concurren tes—el ( ' \ i to de un pr imer número . Acud ie ron sesenta l o n . n s . d e s y se re­cibieron numerosas adhesiones.

E n t r e éstas , se ha l laban las de Meniiulr , ' P ida l , N . M . de Urgo i t i , (ire^rorio .Mar.iíion, Di rec to r de FJ Si'l. ( onde de 1.a Mol l e ra , l u i s Moiitiel, Jac in to ( . rau, . \ lni is lro de C'liile, , ' \1~ varez del \ ' a y o , ( ierardí j DieRo, ( i a re ía Mar ­tí, M a r g a r i t a Nelke i i , .Sergio IMñcro, J o s e M. Chacón, Manue l Agu i l a r , A. Díez -Malh ieu , O l a r r a , J o s e M a r í a de Sucre , J u a n A l s a m o r a , Sub i r á , "Vencgas, Luisa H e r r e r o y o t r a s . I)c los comensales , r eco rdamos los s iguientes nom­b r e s : 1'",. Gómez de llaijiiero, Min i s t ro del U r u ­guay, Ignacio l ' auer , Mar t ínez R e u s , J o s é M a r í a Sa l ave r r í a , F r a n c i s c o A l c á n t a r a , J o s é l ' r ancés , F r anc i s co l i e l t r án , An ton io iíspiíui, J o s é Ruiz Casti l lo, P . E . Coll, Lo renzo L u -zur iagaj Radia , Giménez Cabal le ro , A n d r é s Révesz, Gu i l l e rmo de T o r r e , F r a n c i s c o Vighi , ( iabr ie l G. M a r o t o , J o s é D í a z - F e r n á n d e z , T o ­más R. Bachi l ler , A . P imia rega , J u a n ("babas, Melchor F e r n á n d e z A l m a g r o , Solana (I . y l í . ) , A l c á n t a r a (J . ) , F e r n á n d e z Casado , Keajamin J a r n é s , E n r i q u e L a í u e n t e , Manue l A r c o n a d a , A n d r é s Resa, Miguel P é r e z P e r r e r o , F r a n c i s ­co .^yala, J u a n Viceiis, Luis Huñuc! , J o s é M a ­ría lliiiDJosa, 1". 1 )iceiita, ( jonzález Olmedi l la , Schumache r , Ba l t a sa r Peña , Víc tor Calvo, M. de . ' \zcoitia, M a r t í n e z Alonso , Rodr íguez de ( i t ís tázar , t i r e g o r i o P r i e t o , V a l e n t í n A n d r é s A lva rez , J o s é I.-uis P laza , A . Conesa, Dr . Bo­nilla, Dr, Ros, Anton io Bal lesteros , Manuel Abr i l , Xet^rin. G e m í a n . \ r t e t a , Tor i ie r , etc.

La cena resul tó ap re t ada y difícil en los p r imeros monieiilos, pues la capacidad previs­ta, i\- ' ' ' '- '->, había sido sobrepa­sad;! il calxi, se puso en mareli.). i-anaiiiio e; nnai, como en m\ campeo­n a t o : eou [iiemios. N o a los m.injare.s, sino al ingenio de a.l(.íniios de los coneurna i t e s del Concursa de naticrri literarias, r edac tadas du­ran te el lieini>o de la cena.

K'eprodijcimos unas mueslr; is de laS' leídas tan e\eelenlciiieriie como siempre—-por el lec­

tor iidciai " l ' e \ I. ::inipo al D i r ec to r de L A

( i A ( K l A 1,1 II KAUIA :

Me es g r a t o comunica r l e que aquí , en Bue­nos A i r e s , se comen ta mucho la boda p r ó x i m a de Jac in to B e n a v e n t c ' c o n la viuda D . ' Blanca de los k'ios

Que L IO l!ariij:i está aprendiendo el t ango p a r a nac ional izarse a rgen t ino .

Q u e R i c a r d o Baeza no escr ib i rá m á s a r t í cu ­los sobre las B iog ra f í a s , ni .sobre Miró , ni so­bre ( . ran . l 'ori jue no le permi ten enilKiscarse en la pla t ina de la ro ta t iva p a r a d i spara r sobre las e r r a t a s que él dice que le salen a él .solo.

Q u e L u z u r i a g a ixjne un colegio de mon ja s p a r a d e m o s t r a r al Es t ado la incapacidad téc­nica de las órdenes meiulir--•-' !v;i:i escuela no será visi tada por Lui^ iendo Helio en t re monjas , seria peligí

Q u e J ac in to V e r d a g u e r -.e i inn io Q u e d ' O r s renuncia a su c u g o de académico. (Jiie el l ibrero Schumache r sólo belwrá agua

de liisaliis. I 'or recomendación de Solana, a quien le va. muy bien este r ég imen h i d r i c o . "

El p r imer premio, una botella de Champán , co r respond ió al S r . Vighi , por preciosos ver sos, que l amentamos no rep ioduc i r a fa l ta de espacio.

El ;;i inind.). 1111 l ' a i k a i i l de varios ci l indros, cedido pa ia l.i eeiia \«<r el S r Kcvi l le , al ban([uero ]) , Imiaeio

I.os o t ros premi. : en liino-,, corba tas y per iódicos inleruaciou.ili"-. d u r e s ixmdieron a A n d r c n i o , Salaverr i . i , Ren ,, Ivs pina, Fraiii '' " ' '.. e 1 l inojosa

l a cena '.iradalileliieule a lio inuv alt:is l loras ne );i iioelic.

ticas y Presidente de la .tcailciniíi tic Helias .Artes de San Fernanda en Madrid

Sus libros publicados, hasta ahora, son los siguientes: "Fl régimen parhnna'ian.,". uSSo. "liiolagía de las parl¡ ' '• " l'-l Ejercita y la l'alitu

Ha puesta .•arias j^r >i. "S, a libros de Hartluai. I 'ii!¡t¡i! t-

b'l (."onde de RoiiKiiioii. ' :. polít icas y lio [lolitiías. - .ei í i i io .i : i ;nes:i heiuí i ida de libro-. N ei i r . i i in lanter ia de voliíniem -' iieuadi rn,;e!oíies

an t iguas . l ín el nioineii:

.sobre su mesa IÜ ¿ A l a m o d a , .. : i "> X -n-iiv .

( i ó n g o r a ? — N o . Me lo h a n mandado . P e r o no lo leeré.

N o leo versos. Los versos y la música—a><-ir qué no dec i r lo?—no me interesan. T e n g o un oído detestable .

— ¿ Q u é lee usted a h o r a ? - - ; A h ! , muchís imo. M:'is (|iie . .nunca .en mi

vida. F igúrese . Ün hombre . oinn yo, C|iic :w levanta muy t emprano , ((in ne ahora , d e s g r a c i a d a n i i v •

se ve obl igado a co i r . la. i e i lu ra , — ¿ P a r a usted leer . . n e l o , por tanto. ' —"Y un deleite. - - Y el tea t ro y el cine, ¿qué son pa ra usted,

señor Conde ?—proseguimos. — A h o r a , nada . Desde la di sL'i.ii-i.a de mi

hijo no he vueh — ¿ U s t e d iieii. ; iide, a l o s '

i|uc hacen de i;i (u i i i i ra drai i ia i iea un tabú para los duelos i )ersonales? . . . Y l ibros , ¿qué libros está leyendo, excúseme que le r ep i t a?

— P u e s el úl t imo de Vi l l au r ru t i a . U n o ya ant iguo de Sánchez Toca . Y las Cartas de .Sar .María de Agreda, muy útiles de leer en estos míiiiieutos. También a mi favori to Har thou , ese hi iiiliie admirab le de I ' rancia

- ,; \ I' <• usled a(|ui en .Madrid:' — N o . .•\|Hi.,i--. l''ii el oanf(io. en Toledo . Aqu í ,

sólo la l'rcii^ii. — ¿ Q u é can t idad? — E s p a ñ o l a , la que puedo, l ' r ancesa . Y a lgo

la lile lesa, V (•al;ihuia, ;y li: t ia lana?

-—Nada absohitamei — ¿ Y cómo e n c u P i ü - ;i isa ac tua l e s ­

pañola ? Técnicamei i le , e- insuperable. Con la me jo r

colaboración, e.'tigeiitiV r, <iue hace años no po, m á s . . . Cal lemos.

— ¿ V literatur:f, e\ii-.uijera., •' — L a francesa, ( l i e leído a h o r a L'honneur

de sauflrir, de la C'ondesa de Noai l les . ) Y a lgo la i tal iana. P i randc l lo no me convence.

— ¿ Q u é au to r t iene usted en p r e f e r e n c i a ? . . . P o r e jemplo, en los novel i s tas españoles .

--l-;i aiiloi (le , í /i).í pies de ¡'ettus me pa­rece innv siqieriirr .i lodos los 11-.tantcs...

- ¿ \ ' ((lie le jiarece del ; oto de las lenguas | ieninsulares ?

— Q u e la democrac ia se ha ¡Í .: es te campo. Va no liay lenguas de ¡r- •{<: .se­gunda clase.

— ¿ Q t i é l ibros está prepnrarido t is ted? r . 'MÍO sobre ';• • ' •.•;.''|-r<I-

. ' Uigvire.s i|'.. Rfx-/ • . > ; M J / | I / ; . Í , ; , / , ' , V , / " ' • ;

saludan ile dla< en i ' t o lili c: i | )Í!i iIo i m ' d i t o . ! v«iA.

I li n i ; i M , i ( | i ' , I I I I ; Í I - '

M A D R I D

LOS TRANSEÚNTES LITERARIOS Sergio Pinero

F l : i n i o , - , 1 , . f-'l l'HMal :!• ' •" .••• -••-:•

l ibro li. l;is Ishi'-del S u , , con un e, .. ....... , „., ¡..,, y criollo, \ 'erlieneante de imágenes (no .. sisti-mos en siibrav:u ,;i . .iioi- DOI^ÍH,- Í;I1 liliro ya fué analizai! o de los jóvenes os de personal idad i m i o ha par t ic ipado in­tensa y efie.i .. i l iiioviiiiieiiti! renova­dor cjue desde luiee po ios afios viene düse cu el mundr) l i terar io y art ísi i i nos Ai res , y que <'- • -revis ta Mariin ' nente.

C o m p a ñ e r o lUH'Stro en Madr id dur .ni te l)re-ves días-.anlii'ii.Ki únu " ' ' . m á s larg.i que lia d. que con Serg io P i n e r o n. mo. ron p re fe ren temen te en ion io .; n e s : la amis tad intelectual eiitiv .-veiUud y la juven tud a r g e n t i n a ; man o d iscrepantes de j u z g a r a lgunos sii. , . :: ra r ios recientes de aquí y de .lU.i, eti .

* * *

— S í — n o s confirma ha caudolosa y límpí : i pr incipio (fstoy de .acuerdo con el p u m o de vi.s-ta (pie exponííiti u'-tedes en el penú l t imo n ú m e ­ro de L A 1 . M a d r i d c r h -p a n o a m é r i c a ' . r l (ii|,;;,iii.> de! " la i ; . evidente. Las nuevas generac iones . empiezan ya a mi ra r hacia IÍSIK^ en cuenta sn.-, \ a l o i e s intelectuali vocii'm que las [wsadas. La prm Uo se real iza l;i a i ianc ión de i> taiite sm c o n t a r con l;f <'''••- • i)..i,,.;,., , , - , . •-, opinión de los prestit, " l a pioilue

cicín l i t e ra r i a de l'lsp.:i: \ líneiios .Aires con la nii.Miia leini.. .dial c>ai (pie nace a(]ni, -iü ¡ .•!!!..i ' < e.n il .\tl,',i, tic.

treeliado.-, d. — S i n enii

iri.'niiria de n.iede.s ' ¡la^.u. d a n " : .signe iniaiiiiiHl, .li" p iasnadi rse siendo s.iteii dad indepeiKíii i;l" \ .d nr, el úi crítore.s españoles , como iioe aipii.

l-'all.i la r-R é p l i c a s a i i l l i . !o,i . .--ai', ei i i i .nü

recíprocas . ,'\l fin, l ' iñero ¡ireí i — P e r o es (¡iie I ' . iris pa* •

canos, nostálgiciis v .•nid. i s í n t e s i s Vilal V-:':-: •-•-<• •'".

l inente. Aiii. . nn sólo Ilion de -er el b o g a r !es N cointiretiii. eni.-lia, :itin,nee • (le see eiiiil uj.i Í!. por el •• nieiidi.n!

O t r a Cosa \ ¿ Q u é |.i. . . . . .

n cordial , " Iones