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Ensayos en Ciencias Sociales / 87 INTRODUCCIÓN La historiografía peruana siempre ha respondido a una determinada época y contexto, interpretando la realidad peruana a través de los diferentes discursos históricos; pues bien, el presente tema busca res- ponder a dos interrogantes, ambas ligadas en el tiempo. Entender el grado de concientización ambiental logrado en Lima por las medidas borbónicas de saneamiento y su posterior continuismo o estancamien- to en la república para entender la falta de cultura higiénica y de salu- bridad de la ciudad de Lima en la actualidad. Los esfuerzos y las medidas tomadas, que se han elaborado para evitar este problema, no son propios de la modernidad o de nuestros contemporáneos, se remontan a siglos atrás, y específicamente, en Lima de la segunda mitad del siglo XVIII estuvo a cargo de la dinastía Borbón, quienes a partir de reformas, ya aplicadas en Madrid, pon- drán en construcción estas mismas innovaciones en sus colonias his- panas. A partir de esto, se puede llegar a entender el grado de concientización ambiental que llegó a tener la sociedad virreinal de fines del siglo XVIII, generalmente se cree que muy poca, pero a lo Conciencia higiénica y salubridad en Lima borbónica, 1750-1816 Paula Ermila Rivasplata Varillas Elvira Milagros Valenzuela Saldaña

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Ensayos en Ciencias Sociales / 87

INTRODUCCIÓN

La historiografía peruana siempre ha respondido a una determinadaépoca y contexto, interpretando la realidad peruana a través de losdiferentes discursos históricos; pues bien, el presente tema busca res-ponder a dos interrogantes, ambas ligadas en el tiempo. Entender elgrado de concientización ambiental logrado en Lima por las medidasborbónicas de saneamiento y su posterior continuismo o estancamien-to en la república para entender la falta de cultura higiénica y de salu-bridad de la ciudad de Lima en la actualidad.

Los esfuerzos y las medidas tomadas, que se han elaborado paraevitar este problema, no son propios de la modernidad o de nuestroscontemporáneos, se remontan a siglos atrás, y específicamente, enLima de la segunda mitad del siglo XVIII estuvo a cargo de la dinastíaBorbón, quienes a partir de reformas, ya aplicadas en Madrid, pon-drán en construcción estas mismas innovaciones en sus colonias his-panas. A partir de esto, se puede llegar a entender el grado deconcientización ambiental que llegó a tener la sociedad virreinal defines del siglo XVIII, generalmente se cree que muy poca, pero a lo

Conciencia higiénica ysalubridad en Lima borbónica,1750-1816

Paula Ermila Rivasplata VarillasElvira Milagros Valenzuela Saldaña

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largo de este estudio se va descubriendo que la tendencia fue contra-ria a lo que se creía, pues se desarrolló conciencia ambiental entre losque tomaban decisiones políticas como el rey o el virrey, el problemaradicó en su replicación en menor escala. Así, los cabildos fueron ins-tituciones que no lograron cumplir cabalmente con sus funciones deornato y limpieza, el área de propios y rentas no funcionaba y nuncahabía dinero para cubrir con las necesidades de la ciudad. Entonces, elproblema se encontraba a nivel intermedio de la burocracia, eso se de-nota en las memorias de los virreyes en donde se hace hincapié de losproblemas de salubridad en la ciudad y lo que habían hecho por superar-las. Este grado de concientización disminuía en la población y más aúnen la de menores recursos que representaba a la gran mayoría.

El presente trabajo se encuentra dividido en ocho partes, las cua-les abordan el tema principal de la investigación: la concientizaciónambiental que se tenía en el siglo XVIII, con respecto a España y a suscolonias, concretamente Lima.

En el primer punto, hemos desarrollado los antecedentes que sedieron a las reformas o medidas pro-higiene establecidas y aplicadaspor la Casa Borbón en la ciudad de Lima, muy diferentes (en cuantoal grado de calidad de las soluciones presentadas para remediar losconstantes problemas de higiene) a las que se dieron con la dinastía delos Austria; también se evalúa dentro de este mismo punto los aportesdados por los virreyes que antecedieron al virrey Amat, quien consti-tuye un punto clave entre el antes y el después de las Reformas Bor-bónicas, ya que su gobierno se ve reflejado en las políticas cambiarias,en cuanto a las medidas de higiene y ornato, que se aplicaron en laCiudad de los Reyes. En el segundo punto, hablamos propiamente delas Reformas Borbónicas y los aportes de los virreyes ilustrados comoManuel de Amat y Juniet, quien fue el mayor difusor de las reformassanitarias y de las obras públicas realizadas durante la época colonial.

En el tercer punto se ha analizado sobre las obras que se desarro-llaron en pro de la higiene pública; y en el cuarto punto se hace refe-rencia al cambio de concepto y mentalidad que se tiene del hogar, asícomo el tránsito de la ciudad feudal a la ciudad moderna.

En el quinto punto hemos investigado sobre la calidad y el cuida-do del agua, que se tenía en Lima del siglo XVIII, los estudios que se

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realizaban en torno al tema y las providencias u ordenanzas que setomaban, para evitar su contaminación. Asimismo, el sexto puntotrata sobre los estudios que se hicieron sobre el suelo durante estaetapa.

El sétimo punto corresponde a la valoración que se tenía sobre elpaisaje, la perspectiva y la imagen que se tenía de él, así como elcontraste que existía entre la imagen de la ciudad y la imagen ocultade la misma.

Finalmente, el octavo punto trata sobre el grado de concientizaciónambiental que había entre la población limeña y la respuesta de estapoblación ante las soluciones instauradas por el Estado.

Este trabajo de investigación lo hemos desarrollado principalmen-te sobre la base de documentos extraídos de diferentes archivos histó-ricos: el Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima (AHML), elArchivo General de la Nación (AGN), la Sala de Investigaciones de laBiblioteca Nacional (SIBN) y documentos del Archivo General deIndias de Sevilla (AGI). En cuanto a la bibliografía primaria, ha sidode gran uso la Sala de Investigaciones del Fondo Reservado de laBiblioteca Central de la UNMSM, este repositorio contiene importan-tísima bibliografía impresa de gran valor (como fuente histórica pri-maria) que son de gran ayuda para todo tipo de investigación. Tam-bién se ha utilizado material proveniente de la biblioteca de la Escuelade Estudios Hispano-Americanos del Consejo Superior de Investiga-ciones Científicas de Sevilla, España, así como de las diversas biblio-tecas de la Universidad de Sevilla.

1. ANTECEDENTES

La contaminación es un problema que siempre ha estado presentedesde que el hombre empezó a vivir en comunidad, pero las caracte-rísticas propias de toda ciudad es lo que amplía la problemática, así elhacinamiento, la inadecuada disposición final de los residuos, el maluso del agua. El manejo de la contaminación durante la época de losAustria, en los siglos XVI y XVII, estuvo centrado en sistemas precariosy poco ortodoxos o heterogéneos, las autoridades se encargaron úni-camente de organizar un sistema eficaz de recogidas de basura y

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trasladarlos fuera del área urbana, con lo cual lo que hacían era moverel problema de un lugar a otro, descongestionando un lugar para ubi-carlo en otro, perjudicando no sólo la salubridad pública sino tambiénel ornato, el paisaje o el entorno visual.

Al ingresar los Borbones al poder, a comienzos del siglo XVIII, sepusieron en marcha una serie de medidas tendientes a modificar todorubro de actividades, lo que se denominó las Reformas Borbónicas. Lamonarquía y sus reyes participarían más en las decisiones, rodeándosede consejeros, todos ellos ilustrados y con ideas modernas para que lametrópoli y sus colonias fueran más productivas. Otras ideas modernastambién ingresaron y entre ellas está el mayor saneamiento y salubridadpara evitar las epidemias y sus consecuencias. Por eso se remitían a lametrópoli en forma periódica, desde las colonias matrices, informes com-parativos de mortalidad procedente de los hospitales. Los reyes borbó-nicos se rodearon de ilustres consejeros, los cuales remitieron a diver-sos países y sus colonias gente preparada como Antonio de Ulloa, JorgeJuan Ulloa, Jaime Bort, con el fin de recabar información de los avan-ces en diversas materias en países considerados más avanzados comoFrancia, Flandes, pero también fueron enviados a América para obser-var la real situación en las colonias.

Las Reformas Borbónicas de salubridad que se proyectaron paraAmérica hispana fueron un reflejo de lo que se aplicó en la metrópoli,en donde se produjo una revolución en cuanto al tema, específicamen-te en la ciudad de Madrid en donde se pusieron en práctica las ideasde Francisco Sabatini, quien proponía la aplicación de una ingenieríacientífica de servicios e infraestructura urbana plasmados en su publi-cación intitulada «Instrucción sobre el nuevo empedrado y limpieza dela villa», estas ideas fueron apoyadas y sustentadas en la política reso-lutiva de Carlos III, con ello se logró dotar a la corte de una infraes-tructura sanitaria capaz de aniquilar un problema que amenazaba lasalud y el embellecimiento de la ciudad, pues la situación sanitaria deMadrid era caótica.

Las nuevas ideas moldeadas en el documento «Instrucción parael nuevo empedrado y limpieza de las calles de Madrid», contienensustancialmente el proyecto de don Francisco Sabatini y aprobadouno y otro por S.M. por Real Orden de 14 de mayo de 1761, bajo la

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responsabilidad política de Esquilache y confirma la primacía deltema por el rey. No sólo era norma, sino que en ella se establecía elplazo de dos años para su ejecución y fue rápidamente aprobada (el9 de mayo se elevó al rey, el 14 de mayo fue aprobado). Una de lasprincipales disposiciones es el empedrado de las aceras y calzadascomo medida esencial y complementaria a la limpieza. También sedispuso la construcción de cloacas, conductos, vertederos de aguasmenores y mayores1.

Casi todas estas medidas fueron replicadas en las principales ca-pitales de los virreinatos españoles y entre ellas la Ciudad de los Re-yes, es decir Lima.

1.1. Los aportes de los virreyes en vísperas de las reformasborbónicas

Marqués de Castell-Fuerte (1724-1736)Durante su gobierno se tuvo conciencia de la mala situación sanitariade los hospitales, principalmente de los indios, como el de Santa Ana:

«pero entre quantos se erigen en todas la ciudades,son los de esta infeliz gente dignos de la mayor aten-ción, porque en los otros puede saberse la mala exis-tencia por la queja, y en estos no saben darla aun-que son los que mas padecen.»2

Además, ya existía la conciencia de la mortandad producida en loshospitales por la falta de la debida asistencia, en particular en el hospi-tal de indios de Santa Ana, en el Cercado:

«pero no consintiendo la excelencia de un hospital enlos que se curan sino en los que sana, era grandelastima ver el crecido numero de los que por falta de

1 SABATINI, Francisco. Instrucción sobre el nuevo empedrado y limpieza de la villa,1993. p. 391.

2 FUENTES, Manuel Atanasio. Memorias de los Virreyes que han gobernado el Perúdurante el tiempo del Coloniaje español. Impreso de orden Suprema. t. 3, 1859.

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asistencia y cuidado morían en este: de suerte quepodia decirse que tanto tenia de sepulcro como dehospital. El edificio se hallaba con una de sus salastoda a el aire por la runa de sus techos, con que serviamas de ofensa que de abrigo. La providencia de lascamas tan corta que vi yo curarse en una cama dosenfermos. Y por ultimo la curación y el sustento iban ael mismo paso de desorden [...] el hospital tenían condominio el titulo, y la aplicación sin exercicio.»3

Se trató de dar solución al problema en particular cambiando laadministración por otra, en este caso a la orden bethlemitica. Y segúnconsta en la Memoria del virrey Castell Fuerte

«comenzaron desde luego a verse los efectos de estaresolución en el copioso avio de camas y ropa blan-ca para los enfermos. Aparato en que el aseo y elabrigo son los primero específicos del alivio, comotambién en el reparo de la sala principal.»4

A mediados de la primera mitad del siglo XVIII, ya existía la ideamoderna de la importancia de la población para el desarrollo del reino,pues constituía la mano de obra para su desarrollo, formándose inci-pientes ideas de productividad. Esta idea se demuestra en la siguientecita:

«Es la población el origen de la república y el almade los Reynos: es la que produce opulencia y esta-blece el poder: sin ella de poco sirve que sean lascampañas fértiles, los montes ricos y los climasvenignos si falta quien cultive, quien labre ni quienhavite, quedando de esta manera hechas las tierracadaberes de Imperio, sin vida de la propagacion.»5

3 Loc. cit.4 FUENTES, Manuel. Op. cit. p. 125.5 Ibíd. p. 130.

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La preocupación por el desarrollo demográfico del reino constitu-yó un incipiente avance para el desarrollo del saneamiento en la ciu-dad de Lima, pues permitió orientar la preocupación política hacia eltema de salubridad, de esta manera era necesario y se justificabapolíticamente el cuidado de los enfermos, observando el manejo delos hospitales y hospicios, no sólo de los españoles sino también delos naturales, pues reconocían que eran la principal fuerza de traba-jo; es así como propusieron estrategias para proteger a la poblaciónindígena.6

Reconoce también que el Perú tiene más riquezas de lo que seexplota y exhorta a la corona para que se manden científicos a estu-diarla tal como indica a continuación:

«... seria a la mayor opulencia del Reyno que se en-viasen a el personas doctas en la mecánica y quími-ca, y en el conocimiento de las plantas (que llamanbotánica), con los salarios competentes asignados...»7

Se hizo una reutilización de la basura inorgánica, material de usodoméstico como restos de cerámica, vidrio (incluso material de cons-trucción como cascajo), así también instrumentos para reparar las partesde las murallas desgastadas o derrumbadas:

«… para mantenerla como se hallaba (las murallas),mande que la tierra y fragmentos testacios que searrojaban fuera de la ciudad inútilmente, se echasenen el espacio de los baluarte vacios para que con sucontinuacion aspirasen a terraplen.»8

Además manda construir una especie de dique de contención paradominar las grandes avenidas del río Rímac en época de crecida, y asíevitar las periódicas inundaciones a las que se encontraba expuesta

6 Entre estas estrategias tomadas, encontramos el censo hecho a los naturales y laprohibición del consumo del agua ardiente.

7 FUENTES, Manuel. Op. cit., p. 182.8 Ibíd. p. 223.

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Lima, con todas las consecuencias que ello implicaba como apariciónde enfermedades, epidemias, encharcamiento o la aparición devectores (moscas, mosquitos).

«y haviendo considerado que el lado de la ciudad(de Lima) que baña el rio se hallaba todo descubier-to, no sirviéndole este de defensa, principalmente enel tiempo que no corre la avenida (que es la mayordel año), dispuse que se le construyese un dilatadoparapeto que la ciñese toda, no necesitando otramuralla, por erigirse sobre la barranca del mismorió, que se eleva a bien crecida altura, desde dondecubiertos los defensores pueden impedir del todo elpaso de su cauce.»9

En el período del gobierno de Castell Fuerte, dividían la limpiezade Lima en dos rubros: el manejo de residuos sólidos, conocido enaquel entonces como limpieza de lo terrestre, testaceo, y el manejo delas aguas residuales a través de los canales conocidos como acequias.Desde entonces Lima ya descuidaba el control de los residuos orgáni-cos (excremento humano, excremento de mulas, orines, desperdiciosde los trastos de los mercados). El virrey reconoce que el principalproblema de Lima son las acequias que se escapan del control:

«pero lo segundo ha sido y será el problema insolu-ble de la conservación de la ciudad, siéndole de talnaturaleza aquellos interiores conductos, que aunmismo le son nocivos, y no pueden tener otra limpie-za que la que estos les ministran, con que el remediode quitarlos seria peor que el daño de tenerlos».10

Ante estos problemas acaecidos el virrey propone soluciones, quese pueden denominar vanguardistas para su época, como mayor em-

9 Loc. cit., p. 223.10 Ibíd. p. 272.

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pedrado, mayor canalización de las acequias y mayor flujo de aguapara su evacuación. También propone que los canales se refuercencon losa y cal, y sean construidos de manera más sólida para su dura-ción. Con estas medidas tomadas, el virrey demostró tener ciertaspropuestas de saneamiento. Sugiere la construcción de puentes o al-cantarillas en los lugares convenientes para el paso de coches, cale-sas y demás, para evitar el contacto con las acequias. Pero tambiénexpone los inconvenientes de las ampliaciones de canales, como losmales olores y la proliferación de vectores (ratas), aparte del excesivogasto.

Lima se abastecía de agua del río Rímac y parte del agua proveníade las nieves de las cordilleras cercanas a Lima.

Como salud pública se puede considerar la seguridad ciudadanaque instó el virrey Marqués de Castell Fuerte.

Marqués de Villagarcía y Conde de Superunda (1745-1761)Este virrey destacó en la reconstrucción de Lima luego del terremotodel 28 de octubre de 174811, llevó a cabo una serie de medidas deemergencia como abastecer a la ciudad de Lima de los víveres nece-sarios sin encarecerlos y distribuir pan en las plazuelas, para lo cualrestableció los molinos necesarios. También puso en práctica inme-diatas medidas sanitarias como entierros masivos en Bellavista. Apli-có medidas de control para evitar saqueos. Además, nombró juecescon el título de Alcaldes de Barrio que auxiliados por la guardia virreinalevitasen latrocinios. Dio un decreto para que el cabildo eligiese, el 1de enero de 1747, cuatro alcaldes ordinarios en lugar de los dos queacostumbraba a nombrar, pues el problema se extendía a extramurosy además «era preciso tomar precauciones en adelante para no expo-nerse fácilmente al peligro de otro igual terremoto»12.

Destacó también porque desarrolló un sentido de prevención paramitigar los efectos de desastres naturales futuros; así, se trató de bus-car un nuevo emplazamiento a la ciudad de Lima pero los alarifes oespecialistas llegaron a la conclusión que era preferible dejarla en el

11 AGI, Lima 787. Relación de pérdidas en el presidio y puerto del Callao.1747.12 Instrucción, f. 107(a).

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mismo lugar por el menor coste, pero teniendo en cuenta lo siguiente:que no se fabricasen edificios altos y que las paredes de los nuevospisos fuesen más bajos y menos pesados, esta ordenanza obligaba aLima a crecer horizontalmente pero ya por entonces había inexisten-cia de suficiente espacio urbano. Otra medida fue la reubicación de lapoblación del Callao más alejada de la línea marítima hacia Bellavistaque estaba de un cuarto de legua del mar.

Durante su gobierno, se orientó a la restauración de Lima luegodel sismo, concretamente de la Catedral, la fortaleza del Callao, elcabildo, la cárcel, la construcción de un nuevo arco a la entrada delpuente, la reparación de la caja de agua, la construcción de una nuevacañería para las fuentes públicas de la ciudad y el arreglo de la fuentede la Plaza Mayor.13

Tuvo la intención de realizar más obras, pero no pudo por falta dedinero necesario, como el de reparar el pilar del puente sobre el ríoRímac y los tajamares del río. Recurrió a ciertas medidas para obte-ner dinero, como la venta de títulos de Castilla, con lo que se logróreparar las casas del Santo Oficio.

Durante el gobierno del Conde de Superunda se trató de encon-trar solución a las consecuencias originadas por la crecida del río Rímac,así el puente que une el cercado de Lima con el barrio de San Lázaroestaba erosionado, mostrando un gran hueco en uno de los arcos late-rales del puente14, las reparaciones que se hicieron no bastaron y eldinero escaseaba, por tal motivo se impusieron impuestos para cubrirlos daños originados por los pobladores colindantes al puente y seobligó a la entrega anual de dinero de parte de Propios y Rentas delCabildo de Lima para cubrir los daños periódicos que se producíanproducto de la erosión del agua y el material que arrastraba a lascolumnas del puente. Otro impuesto creado era la «prorrata», un pagoque estaba a cargo de los vecinos y propietarios de las huertas para lalimpieza de las acequias.

Este virrey era consciente de la necesidad de salubridad, es porello que mandó «que se limpiase los muladares, se habilitase los con-

13 MORENO, Alfredo. Relación y documentos de Gobierno del Virrey del Perú JoséManso de Velasco, Conde de Superunda (1745-1761). 1983. p. 72.

14 Ibíd. p. 258.

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ductos del agua y se empedrase las calles más retiradas del centro, afin de que se la hiciese más agradable, y su trajín fuese sin incomodi-dad»15. Esto lo realizó apenas ingresó a gobernar.

En su memoria de virrey, desarrolla quejas constantes por la malafuncionalidad del cabildo:

«Los propios y rentas que tiene este Cabildo pudie-ran ser bastantes si los que deben cuidar de ellos losatendieran como intereses propios, pero no se apli-can a tan importante negocio, y cuando es precisohacer alguna obra publica a tan importante faltanlos fondos y no se encuentran los arbitrios, y las quese han hecho en mi tiempo han costado no poco afány he aplicado mi atención a cada una de ellas comosi no tuviera otras de mayor entidad.»16

2. LAS REFORMAS BORBÓNICAS Y LOS APORTES DE LOS VIRREYES

En el siglo XVIII, a partir de 1760, se empiezan a dar una serie dereformas en el virreinato peruano, como parte de una política institu-cional de corte liberal que proponía un crecimiento económico basadoen una idea de progreso y bienestar para las sociedades coloniales17.De este modo, las Reformas Borbónicas van a llegar a distintos ámbi-tos de la vida cotidiana de aquellos hombres del siglo XVIII; tanto en losaspectos económicos y políticos como también en los sociales, loscuales comprendían cambios en la esfera de la salud y de la higiene.

Manuel Amat y Juniet (1761-1776)Una de las disposiciones importantes que va a implantar durante suadministración (que además se encuentra plasmada en su memoria degobierno) va a ser la construcción de caminos y limpieza de las calles,además de la distribución de barrios y nombramiento de comisarios,

15 Ibíd. p. 259.16 Ibíd. p. 257.17 LAZO, Carlos. «Fases de la Reforma Borbónica. Perú: 1729-1800». En Investigacio-

nes Sociales Nº 5. Lima. 2001. p. 31.

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provisión que será expedida en el año de 1762, y aprobada por RealCédula de 1769; este mismo decreto es el que será modificado yreimplantado, años más tarde (1785), por el visitador Escobedo, quieninspeccionó Lima y dio sus famosas ordenanzas, en las que establecíaun cambio de estructura en la disposición de las calles, estableciendoasí, la división de cuarteles y barrios, y además el establecimiento deAlcaldes de Barrio:

«La división de la ciudad en cuarteles, y la subdivi-sión de estos en barrios son tan precisas, que sin ellosno puede lograrse la distribución de personas, quehayan de zelar, ni el conocimiento, y distinción deterritorios en que deban, ejercitar sus facultades: porcuyo motivo se dividirá toda la ciudad en cuatro cuar-teles, y se compondrá cada cuartel, en 10 barrios,alterado el orden que se prescribió por los Decretosdel 23 y 18 de Diciembre de 1768 y 1770, y guardán-dose el que ahora se establece, que es el que sigue,formado por el ilustre ayuntamiento de esta ciudad.»18

Manuel Amat y Juniet fue el virrey que más aplicó las nuevasreformas provenientes de la península, entre estas las de saneamientoy mejora del ornato de la ciudad; contribuyó decididamente en el em-bellecimiento de Lima y dio los primeros pasos de la «ciudad jardín».

Amat destacó en construcciones de todo tipo, desde la Fortalezadel Callao hasta las edificaciones de carácter suntuario o de valorurbanístico hechas en Lima, que son numerosas, variadas y ricas.Entre las obras más importantes de carácter urbano se encuentran elcamino de Piedra Lisa hacia el valle de Lurigancho que permitió laexpansión urbana, con un aprovechamiento de las bellezas naturalesy el paisaje formando un todo con la Alameda de los Descalzos y elfamoso Paseo de Aguas que era ideal para un paseo de coches. Lo-

18 ESCOBEDO, Jorge. División de Cuarteles y Barrios e Instrucción para el establecimien-to de Alcaldes de Barrio en la Capital de Lima.1785. AHML. Gobierno Distritales1785. f 1-5.

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grando una posición intermedia de tipo urbano medieval de las mura-llas y las ciudades jardines. También durante su administración seconstruyó la Plaza de Toros por cuenta de Agustín de Landaburu.Además se edificó el Coliseo de Gallos, el Coliseo de Comedias y seabrieron varios cafés al público en Lima. Continuó con la reparaciónde muchos edificios derruidos por el terremoto de 1746 como el tem-plo de las Carmelitas Nazarenas y la torre del convento de SantoDomingo. Reformó la cárcel de Lima y los hospitales, puentes, refu-gios de caminos y el Palacio de los Virreyes, impulsó el control poli-cial en los caminos que conducían a Lima, realizó un mayor control delos caminos contra los delincuentes, como los de Carabayllo.

Existía un gran problema de derrame de aguas residuales prove-niente de las haciendas formándose grandes lagunas, pantanos ylodazales, como las cercanas a la fortaleza del Callao que mandó cons-truir el Conde de Superunda. Estos grandes lodazales hacían muy di-fícil sino imposible el tránsito y comercio de los hacendados, vecinos yotros que conducen cargas a Lima, creando muchas desgracias, pér-didas y atrasos. El virrey mandó construir puentes, se limpiaron lasveredas del Callao y de los valles de Carabayllo, Ate y las demásentradas a la ciudad de Lima. También estos lodazales perjudicaron alas Plaza Fuerte del Callao que estaba abastecida de aguas detenidasy cenagosas y de «un desabridísimo gusto y fetor»19, pero el virrey losolucionó mandando traer agua limpia y saludable. Se construyó unhospital en Bellavista a beneficio de la tropa, tripulación y guarniciónde mar y tierra, así como para el socorro a los pobladores del lugar ya los enfermos que traían las embarcaciones.

En cuanto al saneamiento de la Ciudad de los Reyes, arregló mu-chas acequias y empedrados para evitar los aniegos y formación deinmundicias en perjuicio de la «Salud Pública y de los edificios, nom-bró Alcaldes comisarios de Barrios, repartidos por Yslas con plenas yabsoluta jurisdicción económica dependiente únicamente de este Su-perior Gobierno bajo de ciertas reglas que se le comunicaron [...] y lesconferí facultad y permiso para que celasen los pecados públicos,

19 RODRÍGUEZ C., Vicente y Florentino PÉREZ E. Memoria de Gobierno de Manuel deAmat y Junient. Virrey del Perú. 1761- 1776. 1947. Pág. 753.

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descenciones y muertes prendiendo a los agresores con la calidad dedar inmediatamente cuenta a las Justicias que deben conocer de se-mejantes causas, cuya providencia se publicó por Bando en 2 de Ene-ro de 1769 para que llegase a noticia de todos sus moradores [...]Aunque mis esfuerzos han sido grandes para que la Policía de la Ca-pital del Perú tuviese la perfección debida, no he podido conseguirlaen toda la extensión que pide su importancia por negligencia de susvecinos, o poco celo patricio negado a su propio esplendor, y [...] a sumisma conservación».20

En este párrafo obtenido de sus memorias se denota el poco segui-miento de las buenas intenciones del rey para mantener el ornato y buenorden de la ciudad por sus autoridades y población. Las ideas reformistasde saneamiento se plantearon desde las escalas superiores de poder,pero no encontraron eco en la administración virreinal y menos en lapoblación, muy acostumbrados al estatismo de los Austria.

Dio solución definitiva al problema del puente que unía el barrio deSan Lázaro con el Cercado de Lima por el que circulaba el comerciode los valles de la sierra, se reparó en forma definitiva con piedrasbastante grandes para que el ímpetu de las corrientes no llegase acausar el más mínimo daño a su base y cimientos

Embelleció el paseo público de la Alameda, arreglando las fuen-tes y propiciando el crecimiento de los árboles, pues «el verdor ofrecediversión y complacencia». Añadiendo en sus memorias: «Estos luga-res en todas las ciudades políticas se mantiene para desahogo de losánimos en aquellos tiempos que se conceden al descanso y así, alinstante procure remediar el desorden que se notaba, poniendo co-rrientes su Pilas, replantando árboles y formando asientos y callespara la gente vulgar, a fin de que no se atropellasen con los muchoscoches y calesas que concurren los días festivos, principalmente enlos primeros días del año, con ocasión de pasar el Virrey con losAlcaldes ordinarios según costumbre establecida. Me pareció exten-der el paseo de Aguas cuya máquina a imitación de la que hay enRoma».21

20 Ibíd. pp. 168-169.21 RODRÍGUEZ C. Op. cit. pp. 169-170.

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La pretensión del virrey fue embellecer a Lima para que tenga elesplendor que merece la capital del virreinato del Perú.

Don Francisco Teodoro de la Croix (1784-1790)Impulsó el estudio de la medicina, inició el Jardín Botánico de Lima,poniendo en la dirección al botánico Juan Tafalla, uno de los científi-cos que integraron la expedición de Ruiz y Pavón. El conocido cientí-fico Hipólito Ruiz realizó una detallada descripción geográfica y am-biental de Lima a mediados del siglo XVIII22. El impulso del estudio dela medicina fue fundamental para la salubridad urbana.

Francisco Gil de Taboada y Lemos (1790-1796)Impulsó la creación de la Sociedad de Amantes del País, de donde sal-dría luego el periódico El Mercurio Peruano, en 1791, que publicómuchos artículos sobre calidad de aguas y aire. Se hizo un censo demo-gráfico en donde se determinó que Lima tenía 50,000 habitantes de loscuales 17,000 eran españoles y que Lima contaba con 3,941 edificios.

José Fernando Abascal y Sousa (1806-1816)Abascal también se quejaba de la actitud de los que desempeñabancualquier cargo público, incluyendo los del Cabildo: «los políticos notenían en sus puestos otros deseos que la codicia y el afán constantedel lucro y la celebridad [...] y es difícil encontrar gobernantes que semuevan por motivos mas nobles»23. Añadiendo que «los cabildantes[...], en vez de ser los Padres de la República son estafadores yusurpadores de los propios y arbitrios sobre rentas y solo se dice de-sean nombrarse Excelentísimo Cabildo [...]. Compran las varas con elsolo objeto de beneficiarse y tienen sus cargos permanentes sin nuevaelección; lo justo seria que solo hubiese dos plazas permanentes: la deAlférez Real y la de Alguacil Mayor...»

22 El texto escrito por Hipólito Ruiz se encuentra publicado por Jaime Arango: «Unadescripción inédita de Lima» en Revista de Indias N° 36, abril-junio. Madrid 1949.Asimismo, se encuentra publicado en: Documentos literarios del Perú colectados yarreglados por el coronel de ejército, fundador de la Independencia ManuelOdriozola. Lima: Imprenta de Estado.1873. pp. 236-253.

23 RODRÍGUEZ C., Vicente y Cose Antonio, CALDERÓN Q. Memoria de Gobierno JoséFernando de Abascal y Sousa. 1944. p. XLVIII.

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La intencionalidad de ponerse en práctica las ordenanzas sobresalubridad y saneamiento existía, pero no se cumplía, deteniéndose enlos cargos intermedios de la burocracia limeña.

El virrey Abascal cumplió con el mandato de construir un camposanto a extramuros de la ciudad de Lima, pues como el mismo men-ciona en sus memorias «... entre las causas que necesariamente influ-yen en las enfermedades, considere que ninguna debía obrar con maseficacia en esta Ciudad que la practica de hacerse los entierros en lasYglesias»24. Esto denota que en el entendimiento del virrey estabafijado el peligro que significaba la cercanía de cadáveres dentro de laciudad y la probable proliferación de enfermedades o epidemias. Elvirrey tomó como suyo esta empresa y lo llevó a cabo. Su objetivo era«la conservación de la salud»25, pero también debía servir de «ornatoa la Capital de un Reyno como el del Perú»26, así por ejemplo corona-ba su entrada una ancha calle de cipreses que se orienta hacia lacapilla. Como la población no quería enterrarse fuera de las iglesias, elvirrey trató de trastocar esas ideas enterrando en el nuevo camposan-to de extramuros a religiosos y el primero fue el traslado de las ceni-zas del arzobispo de la ciudad don Juan Antonio González de la Re-guera. La construcción fue encargada a don Matías Maestro Ecle-siástico en 1807. Se prohibió que se enterrasen en las iglesias por RealCédula del 9 de diciembre de 1786, siendo rigor desde la apertura delcementerio. La institución que tenía por función prevenir las enferme-dades era el Real Protomedicato.

Se promulgó que los entierros se debían hacer al día siguiente delfallecimiento, declarando también que no se postergarían sin causa,según real ordenanza del 15 de noviembre de 1796. Se dictaminó elaseo periódico del cementerio y la «propagación de yerbas aromáti-cas, [...] sin permitir que caballería alguna pase al interior del CampoSanto, ni que los carruajes entren al jardín interior» 27.

El virrey Abascal se queja de lo ineficaz que resulta el Cabildo deLima, los cargos son vendibles y hasta heredados. Estas autoridades

24 Ibíd. p. 27.25 RODRÍGUEZ C. y Cose Antonio, CALDERÓN Q. Op cit. p. 54.26 Loc. cit.27 RODRÍGUEZ C. y Cose CALDERÓN. Op. cit., p. 83.

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han hecho muy poco por engrosar las rentas de propios de la ciudadde Lima. Tampoco se ha prosperado en la construcción de paseos yotros establecimientos públicos y Abascal recomienda que «el masrecomendable y necesario» es el «de Policía de salubridad de quetanto necesita su extendida población»28.

Durante su gobierno se dio la Constitución de 1812 en la que seindica que los ayuntamientos fueron reducidos a meros auxiliares delgobierno para los abastos, política, conservación del orden y de lasana moral de los pueblos.

Se continuó recurriendo a la tendencia de soluciones facilistas comolimpieza y traslado de la basura de un lugar a otro, así el virrey Abascalmenciona en sus memorias que una de las primeras cosas que hizofue limpiar Lima de los muladares y pantanos que constituían un obs-táculo para el libre tránsito de los carruajes. El cabildo fue incapaz decumplir con la limpieza de la ciudad principalmente porque no teníafondos, llegando incluso a pagar a los sirvientes domésticos de lascasas para limpiar las aceras y los carros de limpieza fueron abasteci-dos por los dueños de las casas. También se ofrecieron a iluminar confaroles de cristal todas las calles. El virrey avanzó con el empedra-miento y la construcción de puentes y otras obras de aseo y conserva-ción de la salud.

El virrey descubre algo importante, que para la limpieza de laciudad se requiere de la participación del vecindario y para ello serequiere de mucha persuasión, «de la dulzura y suavidad con queconviene promover estos ramos, especialmente cuando se carecede caudales con que atender a estas obras».29 Esto en la actualidadse llama participación ciudadana para que se haga sostenible en eltiempo

También se preocupó de la seguridad ciudadana a través de laronda de patrulla, solicitando al cabildo y a los vecinos que por libreiniciativa se formen patrullas de hombres a órdenes de un alcalde debarrio y persiguiesen a los delincuentes, pero no dio buen resultadopor la inercia de la población limeña. El virrey también contribuyó con

28 RODRÍGUEZ C. y Cose CALDERÓN. Op cit., p. 116.29 RODRÍGUEZ C. y Cose CALDERÓN. Op. cit., p. 124.

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la creación de la primera Escuela de Medicina de América, dotadacon los mismos adelantos técnicos que las facultades españolas.30 Du-rante su gobierno llegó al Callao la vacuna antivariólica.

3. OBRAS EN PRO DE LA HIGIENE URBANA Y LA BUENA SALUD

La higiene urbana fue una consecuencia más de las ideas ilustradas,nació como una necesidad, y se vio favorecida por la aplicación delavance de las ciencias puras como la química, la matemática y de lasciencias aplicadas como la medicina, por impulso de los Borbones ycon ayuda de un equipo de ministros, y colaboradores ilustrados comoEsquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca, Wall y Grimaldi,durante el gobierno de Carlos III. Durante los Austria, la higiene urba-na se desarrolló, pero sólo de forma paliativa y somera, es decir, lim-pieza y arreglo de puentes periódicamente; con los Borbones se tratóde encontrar soluciones definitivas. Las ciudades coloniales, princi-palmente las capitales, fueron sometidas a cambios como la de inten-sificar el empedramiento y la mayor limpieza. Además, con los avan-ces dados en Madrid a partir de 1761 se trataron de emular, aunque nose llegó a implantar en Lima, un plan de alcantarillado y conducción deaguas residuales como la ideada por Sabatini. Pronto, la higiene públi-ca fue tomada en consideración y estudiada por los científicos, los quepublicarían artículos en el Mercurio Peruano. Los Borbones fundaronescuelas de Medicina en Madrid y otras capitales de su dominio, mientrasque en el caso peruano el virrey Amat reactivó la Escuela de Medici-na de San Fernando y abrió la Escuela de Anatomía y cirugía en elHospital de San Andrés. Esta preocupación por las condiciones desalubridad de las poblaciones explica el inicio de una política deenterramientos a través de la construcción de nuevos cementerios aextramuros de la ciudad en condiciones más favorables para la saludpública, según Real Cédula del 3 de abril de 1787.

Los hospitales fueron también en parte reformados en cuanto a sumanejo y concepción. El hospital hasta el siglo XVIII era consideradoun asilo o un hospicio, más que un centro de asistencia médica, siendo

30 MONTORO, José. Virreyes españoles en América. p. 291.

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deplorable su situación. Estos establecimientos eran centros de conta-gio e infección y lugares en donde se ingresaba para «el buen morir»ayudados por las órdenes religiosas a su cargo.

Esto denota que fue durante la segunda mitad del siglo XVIII, yconcretamente durante el reinado de Carlos III, que aumenta la pre-ocupación por la salud pública, las condiciones higiénicas de las pobla-ciones y la lucha contra la mortalidad. Se estaba superando el concep-to de que la muerte era inalterable e ineludible y esto era debido alavance de la ciencia.

A partir del siglo XVIII en Lima se empezó a densificar la ciudaddesde el centro hacia la periferia, es decir, empieza a tugurizarse, perotambién es el siglo que aumenta el número y la envergadura de lasobras públicas, con la creación de infraestructura de servicios, intro-duciéndose nuevos elementos hasta entonces inexistentes, como pa-seos y alamedas perimetrales.

Las buenas disposiciones para fomentar las obras públicas no sóloprovenían de la iniciativa del Estado, sino también a iniciativa de «al-gunos» pobladores; estas obras eran diversas, como reparación depilas (para proveer de agua a la ciudad), el empedrado y terraplén delas plazas, reparaciones de puentes. Muchas de estas obras públicasse encuentran registradas en los documentos que alberga la municipa-lidad de Lima:

«... los tenderos del Portal de Botoneros de esta PlazaMayor (solicitan) el reparo y reempedrado de su ace-quia, ya que nos es indispensable interponer un re-curso muy digno de la policía de esta capital, muy ne-cesario para el progreso y comodidad de nuestro giro,muy conducente a la conservación de nuestra salud, ydel vecindario situado en nuestro terreno, y por estostítulos [...], tal es la extinción radical y sólida de losfrecuentes aniegos, que causa la acequia que baja dela Esquina de Bodegones [...] ocasionando en sus doscostados unos charcos o laguna perpetuas.»31

31 AHML. Junta Municipal. Obras Públicas-municipalidad. 1638-1815.

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Como se puede ver, en la anterior cita, hubo también por parte dela población un grado de conciencia «parcial»32 sobre el buen uso dela higiene. Esta idea será desarrollada más adelante.

4. EL CAMBIO DEL CONCEPTO DE CASA Y TRANSICIÓNDE LA CIUDAD FEUDAL A CIUDAD MODERNA

Entre los siglos XV y XVII se consideraba a la casa como el mundo deuno, y no así a la calle, a la que se consideraba ajena. Por esa razón seensuciaba la calle y no se la tomaba en cuenta. Las casas teníanpatios grandes, emulaban el tipo romano o musulmán con lo cual sebuscaba recepcionar la luz del día, iluminando la estancia. Lima erauna ciudad en donde prevalecía la propiedad de la vivienda que prima-ba antes que los espacios públicos, considerados secundarios. Losespacios abiertos estaban en el interior de las casas. El renacimientocomenzó a renovar la imagen de la ciudad como consecuencia de uncambio de mentalidad y forma de vida. Sobre el tejido urbano surgie-ron edificios de nueva planta que rompían con la monotonía, en lasfachadas empezaron a aparecer las balconadas y ventanales que seabrían a la calle, la ciudad se exteriorizó. Con la llegada de los Borbo-nes este concepto de ciudad se intensificó, pues la Ilustración atiendeen forma primorosa a la ciudad [...] Se cuida en atender la higiene, laseguridad ciudadana y la ocupación laboral de sus vecinos. El sigloXVIII predica que el trabajo es una virtud, no un castigo bíblico: sepersigue al ocioso [...]. El gobernante desea que sus súbditos esténocupados y productivos, compitiendo el ocio, la marginalidad y la va-gancia, la mendicidad, por ser precedentes de desórdenes, llegando ala delincuencia. Entre las medidas tomadas se implantan unas orde-nanzas de alcaldes de barrio en 1782, con el propósito de erradicar laviolencia y la delincuencia33

32 Algunos habitantes de la población limeña del siglo XVIII sí tenían un grado deconciencia sobre la higiene, pero esto se debía, como en este caso, a que la falta dehigiene perjudicaba los negocios de estos mercaderes. Por lo tanto, se hacía necesariolas limpiezas respectivas.

33 SOLANO, Francisco. «El espacio americano. Ciudad y frontera en la Hispanoaméricade la Ilustración: tradición y novedad de las reforma». En Las reformas borbónicasy el nuevo orden colonial. Colección Biblioteca del INAH. p. 65.

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Poco a poco se va resquebrajando la traza en damero tradicional,subdividiendo los antiguos solares en pequeños espacios donde vivir,formándose callejones por el aumento en la densidad poblacional, acre-centando la aparición de vectores como pulgas, ratas, cucarachas,organismos transmisores de enfermedades. La ciudad va abriendomás espacios recreativos y de paseo, perdiendo cada vez más su ca-rácter intimista

5. CALIDAD Y CUIDADO DEL AGUA EN LIMA

Una de las mayores dificultades que afrontaron los conquistadoresfue establecer cuál sería el centro del virreinato, para ello necesitabande una ciudad que estuviera cerca a un río, razón por la cual escogie-ron Lima, por encontrarse cerca al río Rímac.

Ahora bien, otra dificultad fue cómo distribuir el agua y cuidarlade los agentes contaminantes (metales). Pues a finales del siglo XVIII,sólo se podía estudiar contaminación de tipo inorgánica como constaen las diversas publicaciones del Mercurio Peruano. La contamina-ción orgánica no se podía medir, ya que no existían mecanismos parahacerla y se carecía de un conocimiento avanzado al respecto, pues laciencia aún no había avanzado lo suficiente. Fue recién en el siglo XIXque se empiezan a hacer análisis de aguas para detectar contamina-ción orgánica.

Como se sabe, y como lo hemos venido diciendo, la concienciahigiénica medio ambiental del siglo XVIII, está enlazada con el desarro-llo científico y por ende con las ideas ilustradas de los Borbones, quie-nes se caracterizaron por ser aficionados a las ciencias puras, como lamatemática, la física y en especial la química.34 Por ello, los reyes sevan a preocupar por mandar a las colonias científicos destacados,como Antonio y Juan Ulloa, Hipólito Ruiz, entre otros, que se encarga-rán de estudiar y analizar el espacio geográfico de Lima.

34 La química tuvo un gran progreso en España. En el Perú lo que más se desarrolló fuela medicina no así la química.

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«No hay mas agua, que la que traen los ríos, quebajan de la cordillera o brota algun venero, o ma-nantial procedente también de alli: así es que el ríoRímac, que atraviesa esta ciudad, después de pasarlavando todos los minerales de la provincia deHuarochiri, y el gran puquio, que por un acueductosubterráneo se conduce para el abasto de las fuen-tes: no hay lagos sino uno u otro corto, que se formadel desagüe de las acequias rurales, como es el quellaman de villa, donde poco ha se descubrio la salcatártica de la que el día se abastecen a poca costalas boticas.»35

Durante la época colonial, muchos científicos extranjeros así comolos que se desarrollaron en la capital (Hipólito Unanue), se preocupa-ron por lo que el agua significaba: un bien natural escaso, que sinembargo (debido a su escasez y a su alto grado de contaminación) noestaba al alcance de toda la población. No todos tenían el privilegio deacceder al agua pura, es decir, limpia y libre de agentes contaminan-tes36; el que quería agua limpia proveniente de los manantiales o de laAtarjea, y no de las acequias, tenía que pagar por ello.

Quienes se encargaban de este oficio eran los aguadores, perso-najes que en su mayoría eran negros o zambos libertos que habíanhecho de la venta del agua una empresa monopólica, cobrando medioreal por el «viaje vendido» como parte de una ordenanza municipal37.

De las afueras llegaban científicos, algunas veces tan solo empíri-cos, que se abocaban al estudio del agua y de lo escaso que esterecurso era para la población. Tanto la gente que venía de afuera, asícomo científicos peruanos, poseían un gran interés por el uso del agua,ya que de alguna manera, éstos eran conscientes del peligro que re-

35 RUIZ, Hipólito. «Descripción de Lima». p. 236. En ODRIOZOLA, comp. Documentosliterarios del Perú. 1873.

36 Situación parecida a la que se vive en tiempos actuales y en la cual se promueveconstantemente, a través de diferentes medios de difusión, el buen uso de esterecurso, para que pueda llegar a las mayorías poblacionales.

37 PRINCE, Carlos. Lima Antigua.1890. p. 21.

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presentaba la misma. Estos científicos eran conscientes de la escasezde este elemento:

«Uno de los objetos que requiere mas seguro ordenen toda ciudad populosa es el abasto, o surtimientode fuentes públicas, y no debe emplearse menos laatención más vigilante, en que el agua, ese líquidocristalino tan vivificante y necesario al hombre, sedirija y reparta con igualdad, con abundancia, y sinel menor desperdicio»38

A fines del siglo XVIII, los científicos como Unanue se preocupa-ron por realizar estudios de carácter cartográfico y geográfico delrecorrido del río, determinando el origen de su recorrido en la provin-cia de Huarochirí, alimentada por las nieves de los Andes que se des-lizaban «con un caudal de agua considerable de oriente a ponientesobre un lecho inclinado arenisco y pedregoso. A proporción que des-ciende va regando las vegas y chacras que hay a uno y otro lado desus márgenes [...]»39

Según Unanue el río se fragmenta en dos, divididos por el cerroSan Cristóbal, formándose puquios en el oriente y otro espejo de agua(atarjea) que provee de agua al escaso sistema de distribución deagua limeña a través de la pilas:

«Poco antes de llegar a la ciudad surte una acequiaconsiderable que la atraviesa N.S. regando sus ca-lles con profusión. De las aguas con que fertiliza lasheredades de uno y otro lado se forman dos manan-tiales. El uno al oriente de San Cristóbal, que deno-minan los puquios, y sirve al arrabal de San Lázaro:el otro al oriente de la ciudad que nombran la atar-jea y es el que provee a las pilas de ésta»40

38 CERDÁN, Ambrosio. «Tratado sobre las aguas de los valles de Lima». 1792. EnMercurio Peruano. t. VII. 1965.Facsimilar de la Biblioteca Nacional. Folio 194.

39 UNANUE, Hipólito. Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seresorganizados en especial el hombre. 1815. pp. 6-7.

40 Ibíd. p. 7.

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Debido a los constantes malestares estomacales se iniciaron aná-lisis de las aguas del río Rímac, encontrándose contaminación particu-lada, inorgánica y orgánica, así como restos de escombros y turbidez.Los análisis eran de carácter macro en caso de contaminación orgáni-ca y sólo análisis micro en caso de metales o inorgánico:

«... en las mismas vertientes una cantidad mas queregular de selenita, mucha greda marcial, y diferen-tes tierras crasas, y que a proporción que se ibanretirando de su origen y distribuyendo por las pilaseran mas impuras, teniendo en disolución una canti-dad prodigiosa de tierras crasas y groseras, y ha-llándose saturadas de mucho aire fixo [...] En los ma-nantiales que aumentan el caudal de agua que salede la atarjea, hay una porción de plantas aquatiles,y despojos de vegetales en putrefacción, y no ha sidoraro el que se encuentren también de animales».41

También Unanue menciona el estado de las cañerías muy cercade la superficie y por lo tanto expuestas a la erosión y rotura, ademásde la mala calidad del agua que circula por allí:

«Penetran la ciudad por atanores (cañerías) pegadosa sepulcros y cementerios, y por debajo de la multitudde balas y charcos de nuestras desaseadísimas calles.El rodaje incesante de carros maltrata continuamentelas cañerías que van a poca distancia de la superfi-cie, por lo cual las aguas que conducen se inficionande todas las impurezas, que de ésta y de los sepulcrosse resumen con las aguas de las acequias detenidaspor todas partes. Las fuentes de que bebe una ciudaddeben ser ayreadas, el fondo limpio de cieno y regadode arena, y arrancada todas las plantas que puedanprecipitar en ellas sus despojos»42

41 UNANUE, H. Op. cit., p. 7.42 UNANUE, H. Op. cit., p. 7.

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El sistema de distribución del agua en Lima era pobre, sólo seabastecía de agua en determinados troncales, colindantes a algunasplazas o molinos, generalmente se abastecía de agua la mayoría de lapoblación a través de los aguaderos.

También menciona la falta de limpieza de las acequias, identifi-cándola como fuente de contaminación del aire y del agua:

«Las aguas que riegan las calles piden zelo en elMagistrado que cuida de ellas: porque las balsas ylodazales que forman dañan a la salud del ciudada-no infeccionándole no solo las aguas que bebe, sinotambién el ayre que respira. Los despojos de anima-les y vegetales que se pudren en ellos despiden untufo mortífero de donde nacen las calenturas inter-mitentes, las pútridas, y la frequencia de asma, y otrasenfermedades del pulmón»43

6. ESTUDIOS SOBRE EL SUELO EN EL SIGLO XVIII

Desarrollo de la cultura urbana.La concentración de la población en pequeños espacios implica resi-duos que se eliminan a través del suelo y el agua. En cuanto al suelo,en el siglo XVIII Lima incorpora materiales que provocan un incre-mento del plomo en el suelo, debido principalmente por la cercaníade Lima a los establecimientos mineros de la cuenca alta del ríoRímac.

Los suelos también pueden ser contaminados cuando sobre ellosse vierte diversas sustancias. La contaminación del suelo, además dehacerlo inservible para su explotación agrícola y ganadera, influye tam-bién en el deterioro de la calidad de las agua subterráneas.

El suelo de Lima se contaminó a finales y comienzos del siglo XVIIIy por eso bajó la productividad agrícola, no se saben los motivos perose considera que fue a consecuencia de un terremoto. Desde enton-ces Chile proveyó de cereales a Lima.

43 Loc. cit.

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El suelo agrícola de Lima era muy fértil al comenzar el virreinatodel Perú en el siglo XVI, pero paulatinamente fue decayendo notable-mente por el sobre uso.

Se hicieron estudios incipientes de geomorfología, de materialedafológico de Lima, así como análisis de suelos a través de la obser-vación a gran escala o paisajista publicados por Unanue en la revistael Mercurio Peruano para determinar las calidades del suelo de Lima,suelo agrícola por excelencia sobre restos marinos como conchas. Através de sus observaciones detectó que el mar se había retirado yque producto de las lluvias intensas y la erosión cubrió los vestigiosmarinos con tierra aluvial muy fértil:

«Calidades del suelo examinando la calidad del terre-no se descubre, que desde cierta profundidad en quese halla con un suelo firme, se sobreponen, así en estevalle como en toda la costa, varias capas de arena yde guijarros: estructura que siendo semejante a la delfondo de nuestros mares, hace creer que en algún tiem-po les servirían de lecho internándose sus aguas doso tres leguas más adentro de las playas que hoy lasrefrenan. Es constante que en nuestra costa han idolas aguas en disminución. Las conchas que se hallanal S. y N. Esparcidas sobre sus colinas, y la composi-ción de éstas, de arena y despojos marítimos son mo-numentos que con otras muchas señales acreditan, queno han pasado muchas centurias después del tiempoen que nuestros mares se internaban de dos a tres le-guas, subiendo a más de cien varas de altura sobrelos cerros de granito, en que terminan las ramas des-cendientes de la cordillera [...] Las capas de arena yguijarros que hemos mencionado estan cubiertas porotras de tierra vegetal de dos pies de profundidad,más o menos, cuya fecundidad prodigiosa sacia losdeseos del agricultor.»44

44 UNANUE, H. Op. cit., pp. 2-3.

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7. VALORACIÓN DEL PAISAJE

El paisaje es un término que aun siendo nuevo en las ciencias ambien-tales, como variable de valoración, nos permite analizar la perspectivaque se tenía de él en la sociedad colonial. Desde antaño se la conside-ró como parte del ornato, de allí las denuncias puestas en el Cabildo deLima sobre construcciones que obstruyen la belleza del entorno. Estaidentificación del paisaje es interesante en un espacio urbano que re-cién salía del intimismo de sus casas. Los Borbones se preocuparonen realzar el paisaje natural y el cultural. El natural a través de labelleza de la naturaleza en su paseos y alamedas y el cultural a travésde la nuevas construcciones que comenzaron a adornar sus fachadasy a sobresalir en un paisaje hasta entonces dominado por la fisonomíaurbana intimista.

Con el terremoto de 1746 Lima quedó casi destruida, aún mástrágico fue el caso del Callao, que quedó totalmente sumergido a con-secuencia del grado del sismo:

«La sumersión que padecido el puerto del Callaopoco tiempo después del movimiento de tierras, nohabiendo dejado las fuerzas de sus aguas mas me-moria de su población que algunos retazos de mura-lla, y la pérdida de todos los vasos que se hallabananclados ya por sumergidos, ya por varados»45

Una medida importante fomentada y materializada paulatinamen-te por los virreyes va a ser el embellecimiento de la ciudad, a través delas diversas obras públicas que se van a ir desarrollando, con algunaslimitaciones en algunos casos, a lo largo del siglo XVIII.46

45 FUENTES, Manuel. t. IV. p. 111. Es interesante observar que el Callao que actualmenteconocemos es un distrito que se despliega sobre una ciudad primigenia.

46 Un punto importante, dentro de estas políticas adoptadas, es que estas medidas serántomadas como una política liberal de largo aliento, estimuladas y materializadas en lasobras públicas que proponían el embellecimiento de la ciudad; estas obras podían quedarinterrumpidas o suspendidas por las naturalidades del medio geográfico, como losterremotos o tsunamis: «A mi entrada (a Lima), con el deseo de darle mayor hermosuraa la ciudad, expedí diversas providencias para que se limpiasen los muladares, se ha

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Este embellecimiento de la ciudad reflejaba la idea que se tenía ose quería tener de la ciudad de los reyes, como una urbe próspera,llena de progreso; progreso que quedará manifestado en las diferen-tes construcciones, tanto civiles como eclesiásticas.

La valoración de paisaje se dio en la época de los Borbones de laLima virreinal, y las intenciones de embellecer el rostro de la ciudad,no sólo provenían por parte del Estado, sino también de algunos veci-nos de condición civil, pertenecientes a la ciudad.

Al respecto, un ejemplo interesante es el de Micaela Villegas, quienera dueña del molino de la Alameda; y como tal, pretendía construir unedificio y un balcón en dicho lugar.

Su deseo de construir un edificio y un balcón, se interrumpió cuan-do el Procurador General le interpuso una demanda, alegando que suconstrucción obstaculizaba la perspectiva del Paseo de la Alameda

«El Procurador General de esta ciudad dice que:Michaella Villegas dueña del molino de la Alamedaestá haciendo en la entrada de ella un edificio queparece se entra en el centro y fondo de ella, y tam-bién entra considerablemente en la calle principalque hace en el tránsito del público extendiéndose no-tablemente del cordel y línea que trae la calle con loque obscurece y tapa mucha parte la hermosa pers-pectiva y verde que sirve de recreo desde la callederecha de Copacabana. Sobre la pieza baja se pre-pare un Balcon saliente a la misma calle derecha queme a de oscurecer el fondo y perspectiva de la Ala-meda y con el mismo edificio o pieza Alta se cierraenteramente por la parte derecha».47

bilitasen los conductos del agua y se empedraran las calles más retiradas del centro, a finde que su aseo la hiciese más agradable y su trajín fuese sin incomodidad; pero todo esteafán se vio inutilizado y perdido en cortos instantes, y la ciudad sin templos y sin casasquedo hecha un lugar de espanto.» FUENTES, Manuel. Op. cit. t. IV. p. 110.

47 AGN. Fondo Cabildo, Sección Higiene y Ornato, Leg. 29, Doc. 12, 1782. Expedienteseguido por el Procurador de la ciudad Don Antonio Alvarez Ron, contra Doña MicaellaVillegas, propietaria del molino de la alameda, por la construcción de un edificio queesta levantando en dicho lugar y que perjudica la perspectiva del Paseo de la Alameda.

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Micaela Villegas, una mujer bastante autónoma y decidida para laépoca en que vivió, presentó la contrademanda, exponiendo sólidosargumentos de sus deseos de embellecer la ciudad

«Debo hacer presente [...] que en media vara fuera delo que antes estaba edificado se ha hecho la menor obra,porque sólo se han adelantado las paredes antiguas[...] pero aun cuando yo me hubiere excedido, yo soydueña de todo el sitio que corre desde el Puente de Ote-ro, hasta la unión de las dos acequias, con solo la ex-clusión del Puente o Calsada que de hizo para pasar ala Alameda, que habiendo sido antes todo un continen-te, lo tomo la ciudad. [...]. Sobre lo segundo, es ciertoque en la esquina de mi casa, y sobre unos bajos queson notoriamente míos voy a hacer un balcón. Estoy enla firme inteligencia de que tengo libertad para levan-tar mis edificios hasta el cielo, y para hacer las galerias,ventanas y balcones que estando en aquel tamaño quees de estilo en la ciudad, contribuyan al decoro de lacasa, o a mi comodidad. Las obras públicas, nunca per-judican ni derogan el derecho de los particulares y singravísimo daño esta es una verdad, que sin necesidadde abrir los libros, ni recular hasta la república quemas ha cuidado de ellos, me la ha enseñado Us. [...]con que no he de ser yo de pero condición porque estoyen la esquina que los demás vecinos que están en elcentro de la calle, cuando mi balcon por su elevaciónsolo podra embarazar la vista y la derechura de la calleestando sobre los sauces, por el contrario yo creo quecualquiera que me confesara que un hermoso edificioen la esquina de la Alameda la ha de hermosear masque los ranchos y muladares que están junto a ella. Asíme parece que aún cerca de éste punto es inútil la vistade ojos que ha pedido el señor Procurador General.»48

48 Loc. cit.

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Es interesante que se utilice como variable en litigio la valoracióndel paisaje a pesar de que es claro que se hizo uso de ella para finespolíticos y particulares.

8. LA CONCIENTIZACIÓN AMBIENTAL

Por parte del Estado hubo una intensa difusión de políticas reglamen-tarias y ordenanzas en torno a la salud pública y un enorme empeñopor lograr que dichas ordenanzas se cumplieran, sin embargo laconcientización de la salud y los buenos hábitos de higiene no fue deltodo considerado por la gran mayoría de la población limeña. Muchoshabitantes hacían caso omiso de las disposiciones y bandos promulga-dos por el Superior Gobierno y el Cabildo, a pesar de que éstos sehacían de conocimiento público:

«... son inútiles las providencias cuando no corres-ponde al celo de los jueces a el Espíritu de la Justi-cia y utilidad que contienen. Así, más se debe insistiren este particular que aún en el de que se expidanmandatos, y se publiquen bandos. Infinitos son losque por el Superior Gobierno se han librado en dis-tintos tiempo, pero sin provecho por la desidia de lossubalternos»49

Al parecer estos bandos eran publicados en lugares de mayorconcurrencia, como las plazas y las plazuelas, así toda la poblaciónpodría tener conocimiento de lo ordenado:

«... que se publicare un bando fijándose al mismo tiempoen los lugares acostumbrados, y hecho esto con laoportunidad y aparto que corresponde, porque el pue-

49 AGN. Fondo Cabildo, Sección Higiene y Ornato, Leg. 29, Doc. 1,1772. Informe delProcurador General sobre el peligro que representa este muladar y los peritajesefectuados por el alarife Don Isidro Lucio.

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blo necesita que las cosas entren por los ojos con ins-piración de temor para comprenderlas...»50

Estos bandos no sólo contenían las leyes o reglas establecidas porel Cabildo, sino también poseían un efecto amenazador, ya que en suintento de lograr que toda la población acatara las normas de salubri-dad disponía multas y hasta encierro en las cárceles para aquellos queno cumplieran con las ordenanzas.

En el AGN existe una valiosa documentación sobre las constantesquejas de los vecinos por los malos hábitos de higiene.

La ordenanzas en torno a la salubridad no tuvieron un efectomultiplicador inmediato, fue un largo proceso de concientización, puesello queda demostrado en las constantes quejas de los habitantes deLima (quizás esto era así porque no habían pasado muchos años des-de que se dieron dichas ordenanzas), las cuales se encuentran regis-tradas en los documentos de Cabildo que alberga el Archivo Generalde la Nación. Hay uno en el que los mercaderes del Portal de Botonerosse quejan de la inmundicia causada por los que viven en las barandas,y como el guardia no hace mayor trabajo por evitarlo, ellos mismos seproponen evitar la inmundicia, esto no sólo lo hacen por impedir enfer-medades, sino también para evitar que los clientes se abstengan decomprar en aquel lugar apestado de basura que proviene de la ace-quia colindante:

«Por delante de dicho portal, pasa una acequia [...]a ellas arrojan de las Barandas, y botan de los calle-jones los vasos inmundos, y como en muy pocas oca-siones corre el agua, se hace un estanco de inmundi-cias, que despide un fetor insufrible, dañoso de nues-tra salud y la de todo el público y al mismo tiempoperjudicial a nuestros interese...»51

50 Ibíd.51 AGN. Fondo Cabildo, Sección Higiene y Ornato, Leg. 29, Doc. 10, 1782. Autos

seguidos por los mercaderes del portal de botoneros para arreglar una acequia quepasa por delante y que actualmente ofrece peligro para el tránsito de coches y

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Esto nos demuestra que sí había entre los pobladores una concien-cia de higiene que se fue adquiriendo paulatinamente, pero no en to-dos; en algunos casos se percibe una población que tiene arraigado elconcepto de higiene, tanto así que ellos mismos, por iniciativa propia,se organizan para mantener limpio las acequias, ya que allí es donde lapoblación, que aún no ha tomado conciencia de la higiene, arroja des-perdicios y compuestos inorgánicos en descomposición, en otros ca-sos, son los mismos ciudadanos que se agrupan y organizan para pro-poner nuevas ideas para mejorar la salubridad.

«... el síndico procurador general con conocimientodel recurso hecho por los dueños de casas, cafetines,mesas de truco y billares [...] dice, que la solicitud deestos individuos sería admisible si en el modo que seproduce pudiese ser verificable. Ellos proponen to-mar a su cargo y hacer a su costo todas las opera-ciones que requiere la Alameda para la cultura desus árboles, seguridad de sus acueductos, limpieza yrestablecimiento...»52

CONCLUSIONES

Las reformas sanitarias que se aplicaron en Lima fueron una réplicaexacta de lo que ya se había aplicado en Madrid, como consecuenciadel cambio de política adoptada por los Borbones; es así como la hi-giene urbana fue una consecuencia más de las ideas ilustradas, naciócomo una aplicación del avance de las ciencias puras, como la mate-mática, y de las ciencias aplicadas, como la medicina, por impulso de

calesas, así como que ocasiona graves perjuicios economicos por cuanto el publico seabstiene de comprar porque dicha en acequia se arroja basura de las barandas ycallejones, asi como vasos inmundos, y porque ademas no corre agua se estanca lainmundicia.

52 AGN. Fondo Cabildo, Sección Higiene y Ornato, Leg. 29, Doc. 13, 1783. Expedien-te seguido por los dueños de casa, cafetines, mesas de truco y billares, para procederal aseo, limpieza, riego de la Alameda, Abajo del Puente, por cuanto el encargado dehacerlo no lo ejecuta con el celo que corresponde al cargo que tiene asignado.

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los Borbones, quienes a través de intensas medidas de control pon-drán en funcionamiento un cambio paulatino en la estructura urbanade la ciudad, generando de esa manera un cierto grado de concienciahigiénica en la población.

ARCHIVOS

• Archivo General de Indias.Sección Relación de pérdidas en el presidio y puerto del Callao.Sección Instrucción.

• Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima (AHML).Libro de Reales Cédulas y Provisiones (1750-1800).Serie Junta Municipal, Gobiernos distritales (1785-1833).Serie Junta Municipal. Obras públicas-Municipalidad (1638-1815).

• Archivo General de la Nación (AGN).Fondo Cabildo. Serie Higiene y Ornato (1772-1819).Juzgado de Aguas (1750-1800).

• Sala de Investigaciones de la Biblioteca Nacional (SIBN).Sección Manuscritos. Colección Zegarra. Miscelánea.

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DE LOS AUTORES

ASTUHUAMÁN, CésarArqueólogo, docente en la Facultad de Ciencias Sociales de laUniversidad Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente esbecario Ford Foundation, Programa Internacional de Becas.University of London. UCL, Institute of Archaeology.

LUQUE, JuvenalHistoriador, con estudios de Maestría en Historia Económica. Esdocente en las universidades de San Marcos y Federico Villarreal.Ha publicado trabajos sobre temas de su especialidad: minería,moneda y salarios burocrático coloniales.

RIVASPLATA VARILLAS, Paula ErmilaAlumna de 5º año de la Escuela de Historia de la [email protected]

VALENZUELA SALDAÑA, Elvira MilagrosAlumna de 5º año de la Escuela de Historia de la UNMSM. [email protected]

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