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TEMA 6. COSTES DE USO Y SELECCIÓN DE PARQUES DE MAQUINARIA. 6.1.COSTES DE MECANIZACIÓN AGRARIA. REVISIÓN A NIVEL INTERNACIONAL. La administración del subsistema de maquinaria agrícola exige el control más preciso posible de los costes. La información se puede obtener, en primera instancia, de fuentes que modelizan globalmente los costes de empleo de maquinaria. Esta información es particularmente útil para nuevos agricultores que necesitan proyectar o estimar sus necesidades de recursos y los costes correspondientes, pero quizá cabría pensar que no es tan esencial para agricultores con larga experiencia, que disponen de datos actualizados de los recursos que consume la producción de cada bien. A partir de los datos de consumo actualizados se pueden calcular los costes, tanto actuales como futuros, asumiendo una evolución de precios (Gautz, et al., 1989). Esto encierra una filosofía que obliga a decidir entre el compromiso de modelización de ciertos costes que no son fácilmente periodificables junto con aquellos otros que pueden medirse indirectamente (Pang et al., 1985) o aquellos que asociados a pagos más frecuentes son directamente evaluables. Para considerar la relación coste/beneficio de una determinada operación es importante ser capaz de estimar con precisión cualquier tipo de "coste" en que se incurre. Desde una perspectiva más amplia, el coste puede ser considerado (Colvin, 1989) en términos de tiempo, unidad monetaria, combustible, pérdida de suelo, etc. Los costes pueden estimarse a partir de los datos recogidos, pero cuando se trata de una nueva máquina o bien un cultivo o un suelo en los que se trabaja por primera vez, las experiencias anteriores se convierten en simples datos de partida. Con los ordenadores personales y su actual protagonismo como importante herramienta de la actividad agraria, se han desarrollado distintos programas para ayudar al empresario agrícola en la administración de sus operaciones mecanizadas de forma mas efectiva y eficaz. (Gui & Siemens, 1986; Rotz et al, 1983; Freesmeyer & Hunt, 1985). Otros autores (como Chen, 1986; Ozkan et al,1984) desarrollaron modelos que predicen la

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TEMA 6. COSTES DE USO Y SELECCIÓN DE PARQUES DE MAQUINARIA.

6.1.COSTES DE MECANIZACIÓN AGRARIA. REVISIÓN A NIVEL INTERNACIONAL.

La administración del subsistema de maquinaria agrícola exige el control más preciso posible de los costes. La información se puede obtener, en primera instancia, de fuentes que modelizan globalmente los costes de empleo de maquinaria. Esta información es particularmente útil para nuevos agricultores que necesitan proyectar o estimar sus necesidades de recursos y los costes correspondientes, pero quizá cabría pensar que no es tan esencial para agricultores con larga experiencia, que disponen de datos actualizados de los recursos que consume la producción de cada bien.

A partir de los datos de consumo actualizados se pueden calcular los costes, tanto actuales como futuros, asumiendo una evolución de precios (Gautz, et al., 1989). Esto encierra una filosofía que obliga a decidir entre el compromiso de modelización de ciertos costes que no son fácilmente periodificables junto con aquellos otros que pueden medirse indirectamente (Pang et al., 1985) o aquellos que asociados a pagos más frecuentes son directamente evaluables.

Para considerar la relación coste/beneficio de una determinada operación es importante ser capaz de estimar con precisión cualquier tipo de "coste" en que se incurre. Desde una perspectiva más amplia, el coste puede ser considerado (Colvin, 1989) en términos de tiempo, unidad monetaria, combustible, pérdida de suelo, etc.

Los costes pueden estimarse a partir de los datos recogidos, pero cuando se trata de una nueva máquina o bien un cultivo o un suelo en los que se trabaja por primera vez, las experiencias anteriores se convierten en simples datos de partida.

Con los ordenadores personales y su actual protagonismo como importante herramienta de la actividad agraria, se han desarrollado distintos programas para ayudar al empresario agrícola en la administración de sus operaciones mecanizadas de forma mas efectiva y eficaz. (Gui & Siemens, 1986; Rotz et al, 1983; Freesmeyer & Hunt, 1985). Otros autores (como Chen, 1986; Ozkan et al,1984) desarrollaron modelos que predicen la capacidad de las máquinas en diferentes cultivos y efectúan análisis económicos para ayudar al administrador en la planificación de las operaciones de campo.

Por lo general, los datos de partida se obtienen de publicaciones y bases de datos, de universidades y organismos extranjeros, como el ASAE Engineering Practice (ASAE E.P. 391) que ofrece datos de utilidad sobre la capacidad horaria de distintos equipos, pero no da respuestas correctas en numerosas situaciones que se producen en nuestro país, para los que la velocidad o bien la eficiencia en campo, o la anchura de trabajo (por citar algunos ejemplos) no son disponibles.

Se necesita una investigación específica y puesta al día (Rumsey, 1986) en tres niveles:

1) datos de maquinaria.2) datos de campo.3) datos económicos, para la mejora de la eficacia y reducción de costes.

Los costes relacionados con la maquinaria compiten con los de cultivo en los primeros puestos de los costes de producción agraria (Hunt, 1983).

Olson & Horel, 1981, han recogido una amplia gama de costes y datos de funcionamiento de maquinaria agrícola. Otras variables como el numero de días disponibles o

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características del cultivo (tales como crecimiento y circunstancias que afectan a la maduración) están siendo desarrolladas en modelos particularizados, de manera que permitan su uso en la optimización del coste-eficacia.

Bowers & Hunt (1970) establecen los costes de reparación para cada máquina, en función del valor de adquisición, el uso anual y el tiempo transcurrido desde la compra. Proponen la modificación de los valores recogidos en el ASAE Yearbook desarrollado en 1965 con este fin.

En 1966, y con los datos obtenidos de cerca de 1800 agricultores en Illinois e Indiana, se obtuvieron nuevos datos sobre reparaciones. Con estos datos, y mediante una regresión de mínimos cuadrados, se obtuvo la curva de coste acumulado que mejor se ajustaba al 50% de vida de la máquina. Los valores ya fueron corregidos, en aquel tiempo, para la inflación.

El estudio recomienda la recogida de datos en otras partes del país, conscientes de que distintos factores pueden afectar los datos obtenidos. Se recoge textualmente " ..se ha observado que la cifra de uso anual puede también afectar los valores de reparación".

Bartholomew (1981) incorpora las necesarias modificaciones a los procedimientos de análisis tradicionales a fin de considerar los efectos de la inflación. Hace especial distinción entre aquellos costes anuales expresados en unidades monetarias constantes y actuales, y de la misma forma en que combustibles y lubricantes se expresan en unidades actuales, considera la necesidad de que la recuperación de capital se recoja con el mismo criterio. Otros costes como reparación y mantenimiento, o seguro y almacenaje, deben considerarse como un porcentaje del valor de adquisición actual, no del inicial (en la fecha de compra).

Audsley & Wheeler (1978) describen un sistema de cálculo, y demuestran que el coste anual se reduce debido a la inflación, mientras que el montante necesario para renovación de equipos aumenta con la misma. Estudian también el punto óptimo económico de reemplazo o renovación.

Otros programas de ordenador (Moore et al. 1980) permiten estimar el coste de una máquina individual, el coste de operación con dos máquinas, o el coste total de una faena que emplee hasta cinco tractores y cinco máquinas, más mano de obra. El programa considera que los costes fijos horarios disminuyen al aumentar el uso anual, e igualmente podemos encontrar que el coste total horario aumenta al aumentar el uso anual. Esto ocurre cuando una máquina es vieja y los costes de reparación aumentan rápidamente mientras que los costes fijos sufren muy pequeña variación, lo cual es un defecto, a nuestro entender, típico del sistema propuesto por la ASAE (base de este programa).

Ward et al (1981) estudian los costes de reparación en el caso de cosechadoras de forraje, en las condiciones de trabajo de Irlanda, describiendo que, en general son superiores a los previamente estimados en otros modelos. Esto tiene como efecto la reducción del tiempo de reemplazo y consecuentemente de la vida activa de la máquina.

Los datos obtenidos en cada país y basados en sus experiencias particulares difieren de los obtenidos en otras circunstancias y latitudes. Así Ward et al. (1985) encuentran que los costes de reparación en Irlanda son superiores a los estimados por otros modelos, y determinan que los tractores de 4 RM tienen un coste de reparación superior al de 2 RM.

Recomiendan una reducción general del punto de reposición (vida útil) de los tractores. Los valores de reparación acumulada después de 12.000 horas (259% y 284% de Va para 2 y 4 RM respectivamente) sugieren que en cualquier caso la vida útil es inferior. En su opinión 8.000 horas de uso acumulado es una estimación más real de la vida útil de los tractores.

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A nivel nacional, distintos autores han atendido el tema de los costes de mecanización agraria. Ortiz-Cañavate et al. (1988) en su nueva edición de la "Técnica de la Mecanización Agraria", dedica un capítulo completo al estudio de los aspectos económicos relacionados con la mecanización. Con anterioridad, Gracia,C. (1982) repasa los conceptos más usuales, haciendo acertados análisis comparativos, o desarrollando modelos como el cálculo de la potencia óptima de tracción, que empleaFrank, R.G. (1977) en su estudio de costes y administración de maquinaria agrícola.

De Torres, D. (1981) estudia la influencia de la distancia en transporte de abono sobre los costes imputables a la mecanización del abonado.

A nivel de modelización global aparecen algunas propuestas (Gracia, Judez y De Torres. 1982) sobre selección y empleo de equipo agrícola óptimo desde el punto de vista económico, iniciando el estudio de selección en un contexto de incertidumbre. En esta línea (Judez, L. 1975) ya había desarrollado distintos modelos multiperiódicos de programación lineal aplicados a la explotación agraria, lo que supuso un aporte sobre la formulación de la función objetivo, el horizonte de planificación y la agregación de varios años, en la aplicación orientada al crecimiento de explotaciones individuales.

De Torres, D. (1982) publica su Tesis doctoral en la que desarrolla un modelo económico que permite, en función de las características de la explotación, tales como cultivos implantados; operaciones que se van a mecanizar; periodos de tiempo en que pueden llevarse a cabo dichas operaciones; capacidades horarias de los equipos que las pueden realizar; etc., elegir el parque de maquinaria óptimo que incurre en los mínimos costes.

El modelo resuelve el problema que plantea el solape en el tiempo disponible para realizar dos o más operaciones.

El procedimiento empleado es la programación lineal en variables mixtas (las variables "número de máquinas" se obtienen en cifras enteras) y fue resuelto por un potente ordenador mediante el programa Branch and Bound. El resultado permite conocer:

- Número y tipo de máquinas propias necesarias.- Tecnología o tecnologías empleadas (equipos formados por máquinas) para llevar a

cabo las operaciones descritas.- Tiempo que emplea cada uno de estos equipos en realizar la labor dentro del tiempo

asignado como disponible.- Número de jornadas de alquiler de acuerdo a los precios previamente asignados.- Tipo de máquinas que componen cada uno de dichos equipos alquilados.- Coste total resultante anual.- El modelo incluye la disminución efectiva de los tiempos disponibles en función de

dos variables aleatorias:

*Climatología adversa.*Avería de las máquinas.

Muñoz (1984) en una publicación específica de costes de maquinaria agrícola, repasa diversos conceptos y desarrolla un programa de ordenador basado en el modelo de ASAE de cálculo.

De Torres, D. (1985) estudió el punto temporal óptimo de reposición o renovación de las máquinas.

Gil Amores y Gil Ribes (1986) hacen una evaluación de costes de la maquinaria agrícola con ayuda igualmente del ordenador.

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Gracia (1987) y Torregrosa (1988), entre otros, establecen los consumos de combustible para diversos tractores, tanto en vacío como en la realización de labores de gradeo y fresado, conjuntamente con labores de arada y subsolado.

Torres, E. (1989) desarrolla en su tesis doctoral un nuevo modelo para determinar los costes de empleo de la maquinaria agrícola, que incluye una serie de ábacos de fácil empleo así como un programa de ordenador que facilita los costes horarios resultantes para aplicaciones concretas.

Gil Sierra, J. (1990) trata el coste de la mecanización y ofrece igualmente un programa de cálculo para determinar costes con ayuda de un ordenador personal.

El M.A.P.A. (1990) publica un estudio estadístico de costes de utilización, mantenimiento, averías y reparaciones del tractor realizado a nivel nacional. Todo ello demuestra que nuestro país cuenta con estudiosos del tema que, periódicamente analizan y desarrollan esta disciplina.A nivel internacional, la mayoría de universidades, estaciones de experimentación y servicios de extensión cooperativa suministran presupuestos agrícolas para ayudar a los agricultores en el cálculo de sus costes de producción.

No estamos en favor de un método en detrimento de otros. Determinados métodos (como el propuesto por la Miss. St. Univ.) son relativamente simples y fáciles de entender y aplicar. Otros, como el procedimiento del valor residual (propuesto por Bowers) es más difícil de manejar y nunca da un valor cero. Sin embargo dado que este último suministra costes más altos para equipos más nuevos, podría estar más cerca del sentido de depreciación, con fines fiscales, de los agricultores. Algunos bien conocidos, como el de Smith & Oliver (1974) suministran datos de utilidad para el cómputo de costes en periodos anuales.

El procedimiento de capitalización (Freesmeyer y Hunt 1985) ofrece un valor único anual que se puede utilizar como estimación del cash-flow dependiente de la vida del equipo. Sin embargo, para fines presupuestarios, los costes de impuestos, almacén y seguros se deben considerar separadamente.

"Pensamos que las diferencias en los costes estimados que dimanan de los distintos métodos descritos son suficientes como para tener en consideración la estandarización entre presupuestos empresariales que publican las distintas agencias. Mas aún, si en los costes fijos aparece tal diversidad, los costes variables van a necesitar un estudio mas detallado".

Diversos métodos se han utilizado para estimar los costes fijos. El método particular elegido puede depender del propósito o uso que se vaya a dar a dicha estimación del coste. Es importante recordar que los presupuestos de empresa publicados por investigadores y científicos de Extensión o por el USDA son para ser tenidos como estimación de medias regionales, y son suministrados para servir a los agricultores como estimación de costes para la cosecha del próximo año.

Los costes fijos se calculan generalmente como un porcentaje del valor de adquisición. Las diferencias en los costes aparecen, desde esta tesis, en parte debido al "valor" a que se aplican (Hamill et al., 1987). Un método común consiste en la aplicación a la inversión media anual. Otro sistema consiste en efectuar el cálculo de costes sobre el valor residual al final de cada año. Este método tiene defensores muy conocidos en el mundo de la maquinaria agrícola (como son Richey and Hunt 1971, Bowers 1987, o Siemens et al 1988).

De momento sería suficiente poder utilizar conceptos como cual debe ser la distribución de esos costes o como podemos evaluar cada máquina, y una vez obtenidos, establecer pautas eficaces para obtener pleno rendimiento de una máquina agrícola, los esfuerzos se deben dirigir

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a la obtención de dichos rendimientos al tiempo que se incurre en los mínimos costes. (Chancellor 1987).

Rotz et al. (1981) utilizan un método de cash-flow que en su opinión es mejor que otros métodos de costes fijos y variables teniendo en cuenta el efecto de la inflación.

En este modelo la deducción de impuestos se considera como un beneficio o ahorro. Para la determinación de los costes de reparación y mantenimiento desarrollan un modelo en Fortran IV que utiliza la fórmula de Hunt (1974), corregida para tener en cuenta la inflación.

El estudio de Witney & Saadoun (1989) repasa los diferentes tipos de coste y determina el punto de reposición óptimo como aquel "momento en que el coste marginal (costes extra en que se incurre al mantener en servicio la máquina un año más) iguala al coste anual de posesión, momento en que este alcanza el mínimo".

Además de los costes directos relacionados con el uso de la máquina (combustible, lubricantes y mano de obra) y de aquellos otros que crecen igualmente en proporción directa al uso (reposición, mantenimiento y revisiones periódicas), tres tipos de flujos de caja pueden ser tenidos en cuenta en el cálculo del coste anual:

a) Coste del capital e interés calculado en amortizaciones.b) Las cargas de reparación e impuestos, seguros y almacén.c) El ingreso por venta de la máquina.

Estos flujos de caja descompuestos son la base del modelo propuesto por Audsley & Wheeler en 1978, desarrollado posteriormente por Witney en 1985 y 1988, y por Elbanna en 1986.

Los flujos de caja descompuestos permiten determinar el coste total actual en dinero del mismo valor. La esencia de este procedimiento de descuento es que el dinero presente tiene más valor que el dinero futuro; cuanto más se tarde en recibir el dinero futuro, menor será su valor en términos de presente.

Las razones para esto son dobles: en primer lugar, cuanto más largo sea el plazo para recibir el dinero, mayor es el riesgo de que la entrega no se materialice; en segundo lugar, que el dinero recibido hoy puede ser invertido y aumentar así su valor futuro. Estas razones son válidas aún cuando el poder adquisitivo del dinero permaneciera constante; no obstante los efectos de la inflación pueden también ser incluidos en el cálculo del cash-flow actual.

El desembolso del valor de adquisición de una máquina puede ocurrir como un pago (salida de cash-flow) al comienzo del periodo de posesión de la misma en el momento cero, o también la máquina puede ser adquirida consiguiendo dinero prestado y desembolsando una serie de pagos de iguales anuales (calculables en función de la tasa de actualización y del periodo de posesión).

El pago con dinero propio puede ser considerado como un préstamo que el comprador se hace a sí mismo a un interés normalmente menor aunque no necesariamente (pudiendo ser superior, en el caso de ofertas especiales de las casas de maquinaria, o de condiciones de préstamo y subvenciones parciales preferenciales del Gobierno). Así, el concepto de coste de oportunidad del capital puede también ser incluido.

En los primeros estudios (Amstrong & Faris 1964) se da prioridad a la obtención de datos básicos sobre los rendimientos de las máquinas, los costes y ayuda a la toma de decisiones no relacionadas con el tamaño de la explotación.

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Modelo desarrollado para su aplicación específica en California y en el que se reconoce que la mayoría de los métodos desarrollados hasta aquella fecha para las condiciones de Midwest no son transferibles a otros Estados, debido entre otras cosas al especial protagonismo de los tractores de cadenas en la agricultura californiana, el mayor tiempo disponible al año para la realización de labores y la mayor eficacia de la maquinaria debido a las especiales condiciones de los campos que suelen ser de grandes dimensiones, nivelados y de pendiente homogénea.

En estudios recientes observamos la tendencia a la toma de datos especifica de un determinado cultivo, en función de unos específicos condicionantes, y en zonas geográficas cada vez más reducidas. Edstrom & Krueger (1988)estudian los costes referidos a una hipotética plantación de 100 acres, y se refiere a costes específicos para al producción de ciruelas en distintos valles.

Para la labor considera operarios especializados los encargados de la maquinaria agrícola, por contraposición con aquellos otros encargados de operaciones de riego o varias. Los costes de mano de obra se aplican incrementados en un 10 % del tiempo real de la operación para incluir el mantenimiento y reposición. En los costes de equipos se consideran:

a) el valor de adquisición (incluidos impuestos).b) la depreciación en línea recta sin valor residual.c) el interés de la inversión calculado como la mitad de los costes de la máquina nueva

por acre multiplicado por el tipo de interés, dado que así representa el valor medio del equipo durante su vida útil.

d) la inversión por acre se calcula al 60 % de la depreciación y de los costes de interés para todo equipo nuevo a fin de reflejar el valor medio entre las máquinas nuevas y las usadas. Los costes de oficina y administración incluyen teléfono, material de oficina, gastos de contabilidad, etc.

Bases de datos como la U.C. DAVIS AGRICULTURAL EXTENSION COST STUDY DATA BASE recoge estudios similares a este, pormenorizados por cultivo. Se recogen datos para cada producto de los distintos condados y regiones que los producen incluyendo año, variedades, descripciones, etc.

Diversos autores han modelizado concentrando su esfuerzo en aspectos parciales del coste total. Así, encontramos estudios monográficos sobre depreciación, o sobre reparación y mantenimiento, o sobre el consumo de combustible. Estos estudios parciales son de gran utilidad dado que permiten aumentar la precisión en las previsiones y determinación del coste total.

Las cantidades de amortización escalonadas en periodos constantes de tiempo dependen del intervalo de tiempo total considerado como vida probable de la máquina.

Las publicaciones del CEMAG en sus diversas ediciones de la conocida publicación "Indicateur des performances et des couts d'utilisation de l'equipement agricole" plantea una previsión de la vida de la máquina en función de su uso anual y de los límites superiores de empleo y de años transcurridos desde la adquisición.

De Torres (1986) propone un modelo para determinar la vida probable de la máquina en función de la tasa de actualización, para calcular la amortización anual y horaria.

Incluso antes de comprar una máquina es necesario estimar su valor residual o de reventa a fin de poder identificar los costes derivados de la inversión. En sentido general, la depreciación es la pérdida en valor y capacidad de servicio derivados del uso, obsolescencia, golpes accidentales y corrosión.

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Como método mas sencillo, se ha venido empleando tradicionalmente el de depreciación en línea recta, si bien desde hace tiempo se vienen considerando otros métodos mas precisos. Walrath (1973) estudia que la desviación que supone el empleo de este método varía proporcionalmente con el plazo de recuperación y el interés medio del capital. Otros métodos de mayor precisión como el de depreciación logarítmica propuesto por Peacock and Brake (1970) predicen el valor de diversas máquinas como función logarítmica de su edad.

En la fórmula se incluye un factor de depreciación anual al que se afecta del exponente "n" por años de uso y un factor de corrección para la depreciación "de primer año" que en realidad refleja la pérdida de valor desde que la máquina abandona el punto de venta del distribuidor oficial para pasar a unas manos particulares y computado al final del primer año de vida.

La depreciación decremental propuesta por Ayres and Waizencker (1978) determina el valor de reventa mediante una expresión exponencial como función en primer grado de "n" y de un factor dependiente del tipo de máquina.

Hagger (1986) analiza el precio de reventa de ocho tipos de tractores de dos y cuatro ruedas motrices y cosechadoras disponibles en UK basándose en este método pero recurriendo a una expresión exponencial de segundo orden con la que pretende evitar un valor de reventa demasiado alto para los dos primeros años de vida que se derivaría de la aplicación del modelo de Ayres.

Para cada país y caso concreto, la aplicación de uno u otro modelo se debe lógicamente basar en la bondad de reproducción de la realidad, y para ello se debe contar con dichos datos obtenidos en condiciones que aseguren su representatividad. En UK se cuenta con una guía de mercado (Market Guide) producida por la British Agricultural and Garden Machinery Association Ltd. La serie histórica de precios fue actualizada en 1986 por Elbanna and Witney (1986) a valores monetarios actuales.

La ecuación logarítmica para determinar los costes de reparación propuesta por Rotz hace treinta años por primera vez y modificada en 1987 incluye en esta última versión un factor de compensación de la velocidad media de trabajo sobre el uso acumulado de la máquina.

Esta compensación por velocidad asegura que un número menor de horas de uso acumulado a alta velocidad de operación equivaldrá a unos costes de reparación superiores a los producidos a una velocidad mas reducida con la misma máquina.

Fluck (1985) estudia la forma de cuantificar la energía correspondiente empleada en reparación y mantenimiento acumulada al final de la vida de la máquina, relacionando la energía empleada en reparación y mantenimiento con aquella requerida en su manufactura y distribución. Trabaja sobre datos basados en la National Farm and Power Equipment Dealers Association (1983).

Según su modelo de coste de reparación acumulado, la energía necesaria en reparación y mantenimiento varía considerablemente de una máquina a otra, oscilando para las catorce máquinas consideradas desde un 61 % a un 362 % de la energía requerida en una máquina nueva.

En los últimos años observamos frecuentes referencias a los datos que reflejan los Standards de ASAE, en su mayor parte cuestionándolos o contrastándolos con otros obtenidos vía experiencia o encuesta. Gliem et al, en 1989, compara los costes de reparación y mantenimiento medios para tractores y cosechadoras en las condiciones correspondientes a los productores de grano de Ohio que suministraron datos significativamente inferiores a los

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estimados por ASAE, concluyendo que dada la gran variabilidad de estos costes existe una "crítica" necesidad de información precisa así como una base de datos que acumule las experiencias de varios años, dado que por lo general las diferencias dentro de un estado no difieren significativamente entre la muestra estudiada y los datos acumulados con anterioridad (Gliem et al 1987).

Los tractores agrícolas no operan a pleno potencial económico debido al insuficiente control sobre la carga. El empleo de un adecuado sistema de control (Gui et al. 1988) puede permitir ahorros de combustible de hasta un 20 %.

Otros autores (Schrock et al, 1986) proponen un sistema computerizado para seleccionar el cambio de velocidades que permita minimizar el consumo de combustible de acuerdo a las condiciones de carga.

Un ensayo típico del Nebraska Tractor Test muestra como el consumo específico de combustible aumenta en mas de un 30 % cuando el par motor pasa de plena a media carga (Leviticus 1983).

Se debe considerar, no obstante, que los tractores trabajan a media carga o menos en muchas operaciones de campo debido a dos factores fundamentales: la inadecuada combinación tractor-apero ylas variables condiciones del suelo.

La temperatura de escape y el numero de revoluciones son un indicador bastante preciso del consumo de combustible para motores diesel en condiciones casi-estables (Gautz, 1989), es decir siempre que la operación no requiera frecuentes paradas y reinicios.

Otros modelos interactivos de computador, como es el TERMS (Colvin, 1989), tiene por objeto predecir la capacidad horaria y el consumo de combustible de una máquina agrícola, una vez especificadas las circunstancias particulares de la explotación, pero con un grado de generalidad mayor para su posible aplicación.

Otros prototipos han desarrollado un sistema de transmisión variable continua y motor controlados por ordenador (Goering, 1989) que fuerza al motor a trabajar en la línea de mínimo consumo específico de combustible, obteniendo según sus autores, ahorros de al menos un 15 %. Las técnicas de cambio a una marcha superior reduciendo el número de revoluciones no se pueden emplear en aquellas operaciones que requieren la toma de fuerza, por razones obvias e incluso pueden tener efectos negativos de fatiga del operario en condiciones de campo de alta variabilidad.

El objetivo de algunos prototipos es el desarrollo de un sistema gobernado por ordenador que permita operar el motor a lo largo de la línea de mínimo consumo específico al freno mientras mantiene la toma de fuerza a la velocidad constante deseada (Gui et al, 1988).

Diversos modelos de coste hacen referencia a condiciones particulares de una región o de un cultivo y por comparación con los datos de ASAE Standards ajustan nuevos valores de los parámetros. Keener, en 1989, propone un modelo para el cultivo del maíz que incluye las respuesta de la fecha de plantación sobre el rendimiento y los costes de secado, comparándolos con las ASAE Timeliness Equations y concluyendo que se sobrestiman las pérdidas por un calendario inadecuado, tanto parar el maíz como para la soja, en las condiciones del estado de Ohio.

En otros casos aparecen publicaciones designadas como de rápida referencia "quick reference" para inversiones típicas, capacidades y costes de caja variables, para los tipos más corrientes de maquinaria agrícola en un determinado estado, sin intención de dar valores para

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todos los posibles tamaños y variaciones de los equipos (Univ.of California 1981). Los datos requieren un ajuste para compensar las condiciones de suelo, las horas de uso anual y otras condiciones de trabajo que permiten la aplicación a cada caso individual.

En las distintas revisiones de este modelo se emplean distintos métodos de cálculo, habiendo pasado de calcular los costes totales de reparación como media sobre la vida de la máquina (en la publicación previa) a considerar en la actual dos tipos de coste por hora: el relativo al primer año de vida de cada apero, y los costes de reparación adicionales para los de mayor edad.

Estos modelos, en la medida en que ganan valor descriptivo de una realidad concreta suelen perder rigor en el empleo de cálculos y formulaciones, así, para la actualización de precios se recomienda literalmente: "dado que los precios para la maquinaria fueron obtenidos en el verano de 1980,.... si usted encuentra los precios demasiado bajos, por ejemplo si el precio del tractor es 10 % superior al que aparece en la tabla, aumente los costes de reparación en un 10 %".

Como podemos observar, el estudio de costes de empleo de la maquinaria agrícola es un tema de permanente interés, en el que se avanza rápidamente a nivel internacional y que va a contar en el futuro con numerosos estudios y aproximaciones por parte de Departamentos universitarios y organismos de la Administración.