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1 Cotidianidad y Anarquismo Selección de artículos publicados en El Libertario 1998-2011 Desde las páginas de nuestro vocero hemos procurado abarcar, con mirada crítica y propuestas alternativas, un amplio espectro de temas del vivir diario que muchas veces son dejados de lado por la prensa de la izquierda tradicional, que se suele concentrar en ciertos aspectos de la realidad social, política y económica, despreciando otros aspectos que se ven como triviales o secundarios. Aquí sigue una recopilación de artículos que reflejan ese constante interés nuestro por lo cotidiano, indicando título, autor, número de El Libertario en que apareció, año y página de este “dossier” donde ubicarlo: Pag. - Revolución personal: las ideas con rostro humano. Rafael. # 12, 1998 …………...……………….….. 2 - ¿Existe una tecno-anarquía? Rubén. # 14, 1999 ………………………….…..…………………. 3 - Hablemos sobre Phármakos. Lenín. # 16, 1999 ………………………………...………...……… 5 - Por el deporte y contra “El Deporte”. D. García. # 19, 2000 …………………………..……….…. 7 - La Nueva Era: esoterismo de “mall” y mística “for delivery”. Mariana. # 20, 2000 ……….....……….. 9 - ¡Joven sí, “juvenil” no! A. Vergueiro. # 21, 2001 ………………………………………..………. 11 - ¡Epa ciudadano… cibercédula y contra el scanner! A. Vergueiro. # 22, 2001 …………….…………. 12 - Juventud libertaria… ¡luego, qué! Herni@k. # 34, 2003 ……………………...…………..………. 14 - El cambio social desde lo cotidiano. M. Guillén. # 27, 2002 ………………………...………….…. 15 - De brujos y colores no han escrito los autores. Mariana. # 36, 2004 …………………..………….…. 16 - Veg(etari)anismo: más que una opción de alimentación. J. Castro. # 35, 2003 …………...……….….. 17 - Veg(etari)anismo: ¿opción, omisión, obcecación o evasión? A. Vergueiro. # 37, 2004 ….……...…….. 19 - Crónica de una caída anunciada. Pedro Pablo. # 40, 2004 ………………………….....……..21 - Pueblo de frontera. Ch. Ferrer. # 40, 2004 ………………………………………..……..……… 23 - Sobre el turismo mochilero. M. Linton. # 40, 2004 ……………………………………..………… 26 - En este mundo l@s fe@s no tienen derechos. Luisito. # 42, 2005 ………………………………...... 28 - El caballito de Chávez. Mariana. # 46, 2006 ………………..……………………….…………. 29 - Amazonas coronadas. Y. Ribas. # 49, 2007 ………………………………………………...... 30 - ¡La revolución será un almuerzo de gala! (entrevista a “Cocina Popular”). ANA-Brasil. # 49, 2007 ....31 - Tecnoliberación: ¿mundo por venir o simple espejismo? G. Núñez-Mujica. # 53, 2008 …………....….. 34 - Salud, vino y libertad. C. Milfuegos. #54, 2008 ………………………………………….…..…. 38 - Software libre y anarquismo. Ch. Imhorst. #55, 2009 ……………………………………….….. 39 - ¿Qué es “Mechanarchy” (mecanarquía)? Anarchist Savant Monthly. # 57, 2009 …………….……. 43 - Ni aquí ni allá, tortura no es cultura, mucho menos deporte. L. Vásquez. # 59, 2010 ……….….……. 44 - ¡Vamos a darle pedal! Óscar. # 60, 2010 ………………………………………………....……. 45 - El impacto social del automóvil. R. García. # 61, 2010/2011 …………………………………..... 46

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Cotidianidad y Anarquismo Dossier

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Cotidianidad y Anarquismo

Selección de artículos publicados en El Libertario 1998-2011

Desde las páginas de nuestro vocero hemos procurado abarcar, con mirada crítica y propuestas alternativas, un amplio espectro de temas del vivir diario que muchas veces son dejados de lado por la prensa de la izquierda tradicional, que se suele concentrar en ciertos aspectos de la realidad social, política y económica, despreciando otros aspectos que se ven como triviales o secundarios. Aquí sigue una recopilación de artículos que reflejan ese constante interés nuestro por lo cotidiano, indicando título, autor, número de El Libertario en que apareció, año y página de este “dossier” donde ubicarlo:

Pag. - Revolución personal: las ideas con rostro humano. Rafael. # 12, 1998 …………...……………….….. 2 - ¿Existe una tecno-anarquía? Rubén. # 14, 1999 ………………………….…..…………………. 3 - Hablemos sobre Phármakos. Lenín. # 16, 1999 ………………………………...………...……… 5 - Por el deporte y contra “El Deporte”. D. García. # 19, 2000 …………………………..……….…. 7 - La Nueva Era: esoterismo de “mall” y mística “for delivery”. Mariana. # 20, 2000 ……….....……….. 9 - ¡Joven sí, “juvenil” no! A. Vergueiro. # 21, 2001 ………………………………………..………. 11 - ¡Epa ciudadano… cibercédula y contra el scanner! A. Vergueiro. # 22, 2001 …………….…………. 12 - Juventud libertaria… ¡luego, qué! Herni@k. # 34, 2003 ……………………...…………..………. 14 - El cambio social desde lo cotidiano. M. Guillén. # 27, 2002 ………………………...………….…. 15 - De brujos y colores no han escrito los autores. Mariana. # 36, 2004 …………………..………….…. 16 - Veg(etari)anismo: más que una opción de alimentación. J. Castro. # 35, 2003 …………...……….….. 17 - Veg(etari)anismo: ¿opción, omisión, obcecación o evasión? A. Vergueiro. # 37, 2004 ….…….…..…….. 19 - Crónica de una caída anunciada. Pedro Pablo. # 40, 2004 …………………………..…...……..… 21 - Pueblo de frontera. Ch. Ferrer. # 40, 2004 ………………………………………..……..……… 23 - Sobre el turismo mochilero. M. Linton. # 40, 2004 ……………………………………..………… 26 - En este mundo l@s fe@s no tienen derechos. Luisito. # 42, 2005 ………………………………...... 28 - El caballito de Chávez. Mariana. # 46, 2006 ………………..……………………….…………. 29 - Amazonas coronadas. Y. Ribas. # 49, 2007 ……………………………………………….…..... 30 - ¡La revolución será un almuerzo de gala! (entrevista a “Cocina Popular”). ANA-Brasil. # 49, 2007 ....… 31 - Tecnoliberación: ¿mundo por venir o simple espejismo? G. Núñez-Mujica. # 53, 2008 …………....….. 34 - Salud, vino y libertad. C. Milfuegos. #54, 2008 ………………………………………….…..…. 38 - Software libre y anarquismo. Ch. Imhorst. #55, 2009 ……………………………………….….. 39 - ¿Qué es “Mechanarchy” (mecanarquía)? Anarchist Savant Monthly. # 57, 2009 …………….……. 43 - Ni aquí ni allá, tortura no es cultura, mucho menos deporte. L. Vásquez. # 59, 2010 ……….….……. 44 - ¡Vamos a darle pedal! Óscar. # 60, 2010 ………………………………………………....……. 45 - El impacto social del automóvil. R. García. # 61, 2010/2011 …………………………………..... 46

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Revolución personal: las ideas con rostro humano

RAFAEL - [# 12, octubre/noviembre 1998]

¿Es posible ser anarquista en la sociedad actual? Si para serlo es necesario vivir en un régimen de igualdad, sin la división tajante entre dominantes y dominados, la respuesta es negativa. Pero, si aceptamos esta conclusión como única, consideramos la lucha por un mundo mejor solamente por sus resultados, menospreciando a sus procesos.

En este aspecto ha radicado una de las diferencias del pensamiento libertario con el marxismo. El análisis de este último ha expresado que todo se resume a los problemas de clase, bastando en consecuencia en poner a los "proletarios" en el poder para alcanzar el paraíso comunista. La realidad demostró que cuando estos estuvieron arriba, eran tanto o más déspotas que a quienes suplantaron.

Para lo libertario esta teoría de la revolución nunca fue suficiente. L@s anarquistas han planteado que los cambios debían ser en múltiples dimensiones sociales e individuales. De un siglo hasta hoy han combatido al poder en todas sus esferas: en el cuerpo, en la pareja, en las relaciones padre-hijos, maestro-alumnos, en lo económico, en las formas de organizarse para la resistencia... De aquí se ha derivado, en parte, nuestra valorización de la concordancia entre los medios y fines de la práctica política. Si bien aceptamos en teoría que la revolución social pasa necesariamente por la revolución personal, en nuestra práctica cotidiana, con frecuencia, relegamos este aspecto hasta casi el olvido.

La militancia como "trabajo"

Quienes hoy participamos en grupos preocupados por una transformación de la sociedad nos enfrentamos al escepticismo general de fin de siglo. De allí que ante las pocas disidencias ante una situación que creemos insostenible, rayando a veces en el desespero, tratemos nosotr@s de enfrentar a todas las coyunturas y de estar en todos los lugares a la vez. En una lógica efectista y pragmática, casi mecánicamente, nos planteamos la necesidad de un activismo de 24 horas para compensar "la pasividad de los demás". Lo político -entendido así en un sentido estricto- pasa a tener un lugar fundamental y omnipotente en nuestras vidas. Cegados por alcanzar logros que nos acerquen a la "gran revolución", descuidamos lo que podrían ser los pequeños cambios de la relación con nuestro entorno inmediato. Es así como lo que debiera ser un continuo de experiencias enriquecedoras y revitalizantes, se convierte en un "trabajo" (con horario, jerarquías y tareas que cumplir) signado por la auto-explotación, el alejamiento de los demás y la frustración por no recoger los frutos con la prontitud que quisiéramos.

La cultura martirológica

Dentro de la izquierda venezolana se realiza mucha apología a los "caídos en combate". Es así como una vez al año se editan carteles con la foto del/la compañer@ con frases como "no hay nada mas poderoso que quien espera desde la muerte la revolución", o cosas así por el estilo. Mas que un recuerdo sentido de quien no está junto a nosotr@s por culpa de la represión, pareciera que se desea mitificar al mártir como un ejemplo a seguir. Apología del sufrimiento y de la muerte, en vez de un canto perpetuo a la vida y a lo posible. Y siendo las personas hedonistas por naturaleza, ¿a quién le interesa seguir un camino que tiene como destino la negación del placer de la existencia?

Much@s militantes parecemos muertos en vida. Con la agenda copada de reuniones, pinta de pancartas y volanteadas, nos damos muy poco tiempo para nosotr@s mism@s, negando incluso

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sentimientos por no ser "políticamente correctos". Soberbios, nos creemos portadores de la verdad y superiores a los demás, a quienes menospreciamos por su "alienación". Negamos así la humildad, el poder "seducir" a los demás con nuestros planteamientos y la alegría, por como dijo Durruti, llevar un mundo nuevo en nuestros corazones.

Lo "verdaderamente importante"

Hemos internalizado de tal modo a la jerarquización que incluso la aplicamos en el trabajo libertario que llevamos a cabo. Así, hay temas "importantes" y otros que se pueden dejar para después. Y los prioritarios son los "políticos" por supuesto. Hablar en las asambleas contra Caldera o Chávez es necesario, pero de como están las relaciones personales entre los miembros del colectivo es "perder el tiempo". Debemos transmitir -por una noción no se impuesta por quién- que l@s revolucionari@s somos seres perfectos, ecuánimes y con una conciencia del "deber ser" infalible. Pero a veces nos sentimos sol@s, melancólicos, con dudas... y eso deberíamos ventilarlo con naturalidad para tener el apoyo de l@s compañer@s. Queriendo ser casi-divinos, nos olvidamos que somos tan human@s como cualquiera No somos perfectos, pero si perfectibles, y eso lo da tanto nuestras ideas como nuestra relación con los demás.

Revolución social... y personal

Estoy lejos de querer hacer un elogio de una concepción "hippie" del cambio hacia una sociedad más justa y libertaria. Pero nuestra militancia debe tener el sello personal de cada un@ de nosotr@s, nuestras alegrías y tristezas, y ser una pasión romántica que nos enriquezca día a día como individuos. Hemos planteado siempre que las transformaciones deben ir de abajo hacia arriba, por lo que la revolución de la sociedad debe empezar con una transformación de nuestros valores y nuestra actitud vital. Y un conjunto de ideas como las libertarias lo permite, al no tener direcciones partidistas, Mesías o líneas maestras que seguir acríticamente. Si hoy no podemos cambiar la sociedad como quisiéramos, debemos por lo menos en nuestras actividades sentirnos bien, divertirnos y confraternizar más entre nosotr@s, equilibrando lo político con lo lúdico. En nuestras actuaciones, no debemos temer en mostrar la especial sensibilidad que poseemos quienes aspiramos a un orden de las cosas basado en la libertad y la autoresponsabilidad. Nuestra revolución es pequeña y grande a la vez. Todas las luchas, en todos los frentes y espacios son necesarias aquí y ahora.

¿Existe una tecno-anarquía?

RUBÉN - [# 14, mayo/junio 1999]

Es probable que muchos de ustedes hayan escuchado decir en alguna ocasión que "la Internet es anárquica", refiriéndose al hecho técnico de que no hay que reportarse ante ninguna autoridad central para conectarse - ninguna "Internet C.A." que se pueda considerar dueña de toda la red. De hecho, debates sobre el tema se han venido suscitando desde antes de que la popularidad de la "red de redes" estallara; casi desde que comenzó a existir en los años setenta, cuando solo algunos centenares de científicos tenían acceso a ella. Hoy en día, algun@s libertari@s consideran la "autopista de la información" como una manifestación del anarquismo en la tecnología.

Pero estas opiniones son debidas, probablemente, a la novedad de la tecnología; todo lo nuevo nos parece distinto a lo que existía antes, y es fácil olvidar que ya han aparecido tecnologías descentralizadas anteriormente, solo que ya nos hemos acostumbrado tanto a ellas que las ignoramos

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por completo. La organización descentralizada de la Internet no es algo nuevo; desde el siglo pasado existían redes ferroviarias que cruzaban toda Europa, atravesando fronteras, sin una autoridad central que las dirigiese; de hecho, el mecanismo de organización de las redes de computadoras es esencialmente idéntico, si sustituimos trenes por paquetes de datos, rieles por líneas telefónicas, y estaciones por computadoras. Esto viene a demostrar que una tecnología descentralizada no ayuda en lo más mínimo a promover una sociedad descentralizada; mientras los trenes circulaban sin necesidad de un control central en Europa, la gente de dicho continente estaba siendo oprimida por regímenes fascistas y bolcheviques. Sin embargo, si apartamos la vista por un minuto de las máquinas, y nos fijamos en los seres humanos que las crean, podemos encontrar indicios mucho más prometedores respecto a cómo la tecnología puede combinarse con la anarquía; por ejemplo, ya Kropotkin destacaba como las redes ferroviarias no podrían funcionar sin relaciones de confianza mutua entre las distintas empresas de transporte, permitiéndoles establecer acuerdos y estándares sin que nadie tuviese que imponerse sobre nadie. Paralelamente, la Internet misma no podría existir de no haber sido por miles de programadores y otros expertos, pertenecientes a miles de instituciones y empresas diferentes, que trabajaron durante años, intercambiando información e ideas libremente, en una actitud de colaboración poco común en el capitalismo. Me explicaré: la práctica usual en el mundo empresarial consiste en ocultar información; si yo invento algo, mas me vale que nadie pueda saber cómo funciona, no sea que mis competidores lo imiten y se beneficien de ello; sin embargo, para conectar dos computadoras, es necesario que ambos hablen el mismo lenguaje; si le oculto al mundo el lenguaje de la computadora que inventé, nadie podrá conectarse a las computadoras que fabrico. Para que Internet llegase a existir, fue necesario que las empresas aprendiesen a compartir información, en lugar de ocultarla; esto se conoce en "Compu-habla" como "arquitectura abierta" o "estándares abiertos". No fue fácil este cambio de mentalidad empresarial; aún hoy existen compañías que tratan de forzar a los consumidores a utilizar sus estándares, en lugar de trabajar con los estándares aceptados por la comunidad informática. Otro aspecto que hay que notar es que, si un grupo de personas se reúnen por medio de la Red (foros de discusión tales como Anarqlat, por ejemplo), no tienen posibilidad de establecer un Estado, en sentido "Weberiano". Max Weber definió el Estado como "una comunidad humana que reclama (con éxito) el monopolio del uso legítimo de la fuerza física dentro de un territorio dado". Bien, resulta que es un poco difícil encerrar, torturar o matar a alguien via E-Mail, así que el Estado no puede existir en una asociación de usuarios de Internet; los teóricos políticos mas respetados predicen que, sin el estado Weberiano, no puede surgir ninguna comunidad; sin embargo, contradiciendo a los "expertos", miles de "comunidades virtuales" surgen constantemente en este medio; aquellos que tengan acceso al servicio de "newsgroups" de USENET, se asombrarán al ver cómo los seres humanos se asocian para hablar, e intercambiar información útil, por casi cualquier motivo concebible: ajedrez, anarquismo, William Gibson, cocina, electrónica, lo que sea; uno puede resolver muchos problemas técnicos entrando a los foros de discusión pertinentes y preguntando si alguien conoce la solución; puede tomar días, pero siempre hay alguna persona que contesta y le provee la información que necesita, sin esperar otra recompensa que no sea mantener la posibilidad de que, cuando esa misma persona tenga problemas en un futuro, otros le ayuden a su vez. En la red, el apoyo mutuo es más frecuente que su opuesto. Si el lector piensa que estas agrupaciones espontáneas no son lo bastante sólidas como para emprender un trabajo productivo, es que no ha oído hablar de Linux; se trata de un sistema

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operativo(*) completo que ha sido desarrollado por miles de programadores que se asociaron de forma espontánea, coordinándose a través de la Internet, trabajando en sus ratos libres sin esperar ganar un solo céntimo con ello; el resultado de ello fue el sistema que utilizo para escribir este artículo. Linux es completamente gratuito (se lo puede bajar por la internet), y es lícito darle copias a quien usted desee: no tiene propiedad intelectual, o "copyright". Este magnífico ejemplo de asociación espontánea y sin autoridad ha sido desarrollado hasta tal punto que ya la gente de la Corporación Microsoft temen que Linux derrote a su sistema Windows 95; recientemente, se "filtró" un memorándum interno de Microsoft que revela que Linux es considerado la mayor amenaza a corto plazo contra su emporio financiero; dicho documento ha recorrido la Internet, bajo el apodo de "Documento Halloween" (porque se dio a conocer el pasado 31 de octubre), y hasta ha sido traducido al castellano, junto a los comentarios de Eric Raymond, uno de los programadores que trabaja en Linux; aquellos que tengan acceso a la Red pueden localizarlo (en inglés y castellano) en la siguiente dirección: http://www.opensource.org/halloween.html Así que, si quiere saber cómo se trabajaría con la tecnología informática en una sociedad anarquista, solo tiene que remitirse a casos que ya existen dentro de la sociedad presente. No es Internet lo que hace posible la cooperación entre las personas, sino al revés: es la sociabilidad natural del ser humano lo que hace posible la existencia de la Internet y de todas las maravillas que se gestan dentro de ella. (*) Un sistema operativo es el programa que se requiere para poder usar otros programas; Windows 95 es un sistema operativo, Linux es otro; Linux no trabaja "bajo" Windows, trabaja "en lugar de".

Hablemos sobre Phármakos

LENÍN - [# 16, diciembre 1999/enero 2000]

Cuando pensamos en las drogas y en su consumo inmediatamente solemos hacer dos conexiones casi inevitables: en primer lugar, una conexión con las ideas médicas y psicológicas del deterioro físico y mental que se suceden en el cuerpo del que consume drogas, conjuntamente con la amenaza de la adicción o dependencia que las drogas generan en dichas personas ya sea a corto, mediano o largo plazo; en segundo lugar - pero con el mismo peso emocional que la conexión anterior -, aparece la irremediable idea de que el hacernos daño es malo. Claro que estamos partiendo de la creencia de que los argumentos médicos y psicológicos acerca del daño físico y mental que genera el consumo de drogas son verdaderos, y de que efectivamente la medicina sólo busca el bienestar de las personas y de las sociedades en general.

Ciertamente, lo que las drogas le hacen al cuerpo es una materia poco discutible. Un uso moderado, a largo plazo traerá algunas consecuencias, al igual que lo hace el consumo de alcohol, la ingesta de grasas, o la práctica del boxeo; por otro lado un uso muy frecuente acelerará el proceso de deterioro. Es decir, existen muchas prácticas que definitivamente no contribuyen con el mejoramiento de nuestras condiciones físicas - y psicológicas - pero que están tan enraizadas en la cultura que son difíciles de erradicar. Ahora bien, lo interesante aquí es preguntarnos ¿Por qué en la mayoría de las sociedades modernas - o postmodernas, como prefiramos llamarles- no se critica la práctica de tantas actividades y consumos, que bajo la perspectiva médica son considerados perjudiciales, mientras que el consumo de drogas se constituye como nuestro mayor problema? Frente a tal interrogante algunos autores afirman que el problema del consumo de drogas no es tanto médico como moral y político (cuestión con la que estamos enteramente de acuerdo).

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Para Tomas Szasz (1985), una de las características más esenciales del funcionamiento de las sociedades siempre ha sido la búsqueda de chivos expiatorios - los cuales pueden ser entes sobrenaturales, personas, grupos, instituciones, entre otros - donde son "depositados", identificados o asignados los elementos que se consideran negativos, contrarios o perjudiciales con respecto a lo que se ha establecido y acordado como bueno y deseable para la sociedad y sus integrantes. La cuestión se constituye como una especie de vasija donde se lavan los pecados sociales, y podríamos considerarla como la parte moral del asunto asumiendo que lo que se tiene por bueno y deseable es lo moralmente aceptado, mientras que se condena toda práctica o intereses contrarios. Poco a poco el cuerpo informe de los individuos se va amoldando a la horma sanitaria del cuerpo social y de este modo, la voluntad individual va adquiriendo una determinada "razón dietética" que la configura como un órgano funcionalmente sano y apto para la productividad y la funcionalidad del conjunto. Fiel muestra de cómo una vez más el todo totaliza y diluye las partes. Cierto es que una cierta tendencia hacia la gendarmización de la vida pública ha caracterizado la práctica médica de los tiempos modernos. Muy a menudo nos topamos con una prolijidad de discursos que desde la psicología y la psiquiatría hasta la sexología y la dietética nos indican cuáles son las normas y actitudes por las cuales un hombre "normal" debe conducir su vida. Un hombre verdaderamente sano, es decir, "normal", es aquel que goza de un perfecto régimen de emociones psíquicas, relaciones sexuales y degustaciones alimenticias que lo hacen funcionalmente productivo. De aquí que todo aquel que en esta ruta pierda el horizonte y se desvíe de la normalidad, sea considerado con el apelativo estigmatizante de "anormal", "enfermo" o "loco". El lado político del problema está relacionado con la idea de que mediante la persecución y penalización del consumidor de drogas, el Estado y todo su aparato institucional - incluyendo el aparato médico - están trascendiendo la esfera pública que les corresponde invadiendo la esfera privada donde los ciudadanos toman decisiones directamente relacionadas con ellos mismos de manera particular. En este sentido, la labor del Estado consiste en reglamentar y disciplinar las distintas prácticas por las cuales los individuos se gobiernan y se dan forma a sí mismos. "Puedes consumir esto y no aquello", "debes actuar de tal forma y no de esta otra" - dice el Estado. Un sujeto bien reputado, un individuo ejemplar, es más la imagen del "buen ciudadano" que la idea que el mismo sujeto se haya podido forjar de sí mismo. ¿Hasta qué punto los individuos gozan de la libertad suficiente como para deliberar sobre el uso adecuado o no de los diversos recursos con los que se halla en el mundo?, ¿el Estado tiene derecho a intervenir en la administración y distribución de los placeres y gustos individuales de la misma manera que interviene en la distribución y administración de la renta pública?, ¿puede la justicia instaurarse como una ariete contra la autodeterminación del individuo sobre sí mismo? Muchas son las interrogantes que en torno a este tema se me antojan. No obstante, las respuestas no suelen ser muy alentadoras. Todo parece apuntar hacia una paulatina homogenización de las singularidades en función de la hermosa totalidad del Estado. Las diferencias individuales tienden cada vez más a ser absorbidas por el todo social y la autodeterminación del individuo sobre lo que debe o no debe hacer con su vida queda a merced de las distintas instituciones estatales. Precisamente la tarea "saneadora" del Estado se encuentra en destorcer o normalizar a todos esos sujetos "inútiles" que tienden hacia la sedición de las reglas y que no tardan en constituirse en auténticas "escrófulas" sociales. Ser racionalmente estable y socialmente productivo constituyen la conciencia in-feliz de nuestra época finisecular. En pocas palabras y como decía Gottfried Benn, "Ser tonto y tener trabajo, he ahí la felicidad".

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Por el deporte y contra “El Deporte”

DOUGLAS GARCÍA - [# 19, septiembre/octubre 2000] Vienen los Juegos Olímpicos y reafirman lo que es bien sabido, que "hacer Deporte" está de moda, al igual que el cuido narcisista de la salud individual asociado a la "Práctica Deportiva" más promocionada; pero ¡cuidado!: tanto el Deporte como la Salud tal como nos los venden - así, con las mayúsculas de la institucionalización - tienen poco de inocentes. Es fácil darse cuenta que la identidad entre los dos cumple, entre otras cosas, la función de manejar el miedo a caer enfermos que se pretende imponernos para provecho de algunos intereses, y por otro lado, mientras estamos tan absortos en la vigilia autista por la salud personal nos desatendemos de la destrucción del entorno natural y social, por parte de instituciones y empresas dedicadas a sacar tajada, directa o indirectamente, de la hipocondria instaurada en la gente. Como evidencia, aquí va un ramillete de paradojas del Deporte de Alta Competencia, cuya vitrina por excelencia son las Olimpiadas, y al que hay que dar la espalda lo antes posible, ya que la caricatura del Deporte de Élite revela lo monstruosa de la "normalidad" en que se sustenta: 1) ¿No presume el Deporte de ser manantial de salud?, ¿no gusta alardear con cursilerías como las de "mente sana en cuerpo sano"? Lo que se puede apreciar cotidianamente es que cuanto más Deportista se es más enfermo se está. El Deportista de Élite casi literalmente tiene como segunda casa la del médico. Cuando no anda lesionado, tiene alguna molestia y cada dos por tres debe operarse, o darse masaje para recuperarse, o inyectarse y tomar cuantas pastillas y menjurjes sea posible, o en relajación, o en rehabilitación, o en chequeo clínico. Y en algunos deportes hay que ver como salen a pistas o canchas: con rodilleras, espinilleras, hombreras, coderas, vendajes y quien sabe cuántas cosas más que las cámaras no muestran. Además, según se especializan, porque el productivismo exacerbado lo exige en el Deporte como en todas partes (cada uno apretando todo el día la misma tuerca), son candidatos ideales para desarrollar una espléndida colección de atrofias, erosiones y tendonitis para el resto de sus vidas. Y esto sin entrar a analizar los efectos que puede traer la farmacopea a que se someten la mayoría de ellos, ya sea con complementos reanimadores, ya sea con hormonas. La evidente extensión del dopaje en estos ambientes, ¿no revela gran parte de la miseria del Deporte? 2) Supuestamente, la misión de las Ciencias es hacernos el mundo más llevadero, procurarnos felicidad, crear máquinas y procesos que nos liberaran lo más posible del trabajo tedioso y no creativo, para así podernos dedicar a cosas más gratificantes y humanizadoras. Pero respecto a lo que atañe al Deporte ocurre claramente todo lo contrario, y tenemos: una Biomecánica que nos convierte en un amasijo de poleas, resortes, palancas y gomas elásticas; una Fisiología del Esfuerzo obstinada en trastocarnos en esponja absorbente de sustancias que después se escurrirán en forma de energía, de calor, de agua o lo que se le ocurra; una Psicología del Deporte interesada en cosas como "cuántos mili segundos tarda el músculo en reaccionar al estímulo" o en aplacar los temores ante las situaciones de tensión anímica en que suele estar la alta competencia. La Psicología del Deporte nos quiere en cierto modo enajenados, pues solo así se es capaz de aguantar esos altos niveles de presión. Para ello se sirve de numerosas técnicas de concentración y relajación, algunas de las cuales no habían nacido con ese propósito. Es por tanto una psicología que nos reduce a emisores y receptores de estímulos, para anularnos el razonable miedo, y todo eso en pos de eficacia, de rendimiento, de búsqueda del triunfo a costa de pasarlo mal. Otras Ciencias serian fieles ayudantas que complementan a las mencionadas para poder conseguir sus objetivos.

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3) Cuanto más Deportista se es, más impregnada se lleva la camiseta de marcas. El Deportista convertido en hombre o mujer anuncio. El Deportista, encima que se llena de sacrificios, resulta que en el fondo lo que importa es que luzca ampliamente las marcas, al igual que el ganado, o peor aún, llevándolas por propio gusto. Son marcas que el Estado y la Empresa le ponen convirtiéndolo en cartel publicitario, como mera fachada que revela el vacío interior, como puro maniquí dinámico, y con el deber de sacar la sonrisa en medio del agotamiento final, todo para que la foto quede en su sitio y no de grima mirar un rostro roto por el esfuerzo, para que quede bien enmarcada la marca y los diferentes mass-media puedan vender su mercancía.

4) Había actividades al aire libre que se libraban de las plagas mencionadas, y digo había porque también van siendo asimiladas al mundo del Deporte y la competencia institucionalizada. Montar en bicicleta por veredas campestres se ha convertido en "trial bike" o en "mountain bike", implicando un trato agresivo del entorno natural; el romanticismo que contenía la escalada está siendo reducido cada vez más al mundo competitivo, a la profesionalización, a la sumisión a la itinerante feria de las modas y de las novedades, en estos últimos casos bajo la fachada cirquense de los "Deportes Extremos". Con todo esto, lo de dejarse oler, dejar que el paisaje entre por los ojos en forma plena, mirar los animales, escuchar el sonido del agua se reduce a casi nada, pues quedan sujetos como el resto de los Deportes a la presión del tiempo abstracto y lineal o la obsesión por el puesto.

5) Al Deporte y a sus promotores les gusta alardear de que allí se hacen las cosas con juego limpio y fomentando un buen clima afectivo entre los participantes. Quien lo ha visto ya sabe o intuye que esto es falso, que en el Deporte con mayúsculas es muy difícil que eso llegue a darse. Miren lo que les cuesta saludarse antes y al final de los partidos, o en las líneas de salida de carreras, carreteras y piscinas (De hecho, muchas veces los reglamentos prohiben expresamente, como a soldados en batalla, la "fraternización con el rival"). ¿Y los constantes brotes de violencia verbal y física que aparecen en una competición de la elite?, ¿Esa es la deportividad, el fair play que quieren mostrarnos? No es posible la fraternidad entre competidores ya que los ideales de ganar dinero y prestigio están por encima, por ellos no se vive la actividad con la suficiente alegría y desprendimiento de los intereses de uno que sería deseable.

Aun así, deseo invitarte a que sigas jugando, paseando, nadando o lo que se te ocurra, pero por favor, no lo hagas por la Salud, (ni por dinero o éxito) o sea por tu miedo, hazlo por placer, y sin llamarlo "Hacer Deporte", llámalo por su nombre... o déjalo sin tal, tal vez así, sin saber para que nos movemos, podremos hasta disfrutarlo como los niños.

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La Nueva Era: esoterismo de “mall” y mística “for delivery” MARIANA - [# 20, noviembre/diciembre 2000] En estos tiempos se vive un rechazo a la racionalidad, herencia del desarrollo intelectual de Occidente a partir del siglo XVII. Para confirmar esta afirmación, basta con pasearse por el discurso político de nuestros días, prueba cierta de ignorancia desafiante frente a la razón y la argumentación coherente. Paralelo a este repudio hay una suerte de recuperación de ancestrales concepciones del mundo, considerado otra vez como mágico o encantado. Lo que 20 años atrás era un recurso olvidado o menospreciado por quienes tenían una relativa instrucción formal - la invocación a las divinidades y al milagro -, está en boca hasta de los que en otra época eran acérrimos ateos come-candela. Junto a ello, librerías y kioscos revientan de publicaciones místico-esotéricas, es rico el filón de las peregrinaciones (a la India o Jerusalén los más pudientes, mientras que los demás se conforman con Betania o Sorte), y la TV promociona al rango de "estrellas" a los conductores de programas de estos temas, por supuesto con muchas más horas en el aíre que las dedicadas a asuntos tan despreciables como la filosofía, la literatura o la política en serio. En todo este barullo de devoción exaltada destaca un movimiento que ha pasado a ser un fenómeno socio-religioso importante, conocido como Nueva Era o New Age. Referirse a él no es sencillo en tanto que agrupa una estrafalaria mixtura de contenidos culturales, religiosos, filosóficos y comerciales (¡cual discurso de Chávez!), produciendo una mezcla borrosa que afirma ser una alternativa al catolicismo y demás religiones institucionalizadas. La Nueva Era se anuncia como una sensibilidad humanitaria nueva, con pretensiones trascendentes y promueve lo que llama un nuevo paradigma mental. Cierto es que la ausencia de un esquema claro y de una doctrina más o menos explícita hace difícil concretar en qué consiste el cambio, tal como sucede con muchos auto-titulados "movimientos políticos revolucionarios" que se escudan en similar indefinición para captar seguidores. De hecho, esto le da a la Nueva Era una posición ventajosa en tanto le permite incorporar constantemente las perspectivas de los creyentes que va ganando, eludiendo las precisas limitaciones que imponen posiciones estrictas. De esta manera, se cambia la dogmática teología institucional - propia de las estructuras religiosas establecidas - por un cuerpo doctrinal mínimo, que incluye un redescubrimiento del cuerpo y una revalorización de las experiencias intuitivas, dos novedades que sólo son tales para la tradición judeo-cristiana oficial. Al examinar a la Nueva Era nos encontramos con ambientalistas que deifican a la naturaleza, astrólogos que jamás han visto por un telescopio, penitentes del vegetarianismo, desorientados adeptos de corrientes orientalistas, epistemólogos de una curiosa metafísica del conocimiento, nuevas terapias (por lo general bastante viejas), y grandes operaciones de marketing en tiendas y negocios especializados, ediciones de libros, cursos, seminarios y discos. En resumen, hay para todos los gustos, siempre que se acepte que está iniciándose un nuevo tiempo, un período de cambio, de renovación espiritual, caracterizado por otra comprensión de la Tierra, una nueva relación con el mundo, con Dios y con los demás. Respecto a Dios, la relación es mucho más antropocéntrica que la tradicional del cristianismo con su Dios histórico-intelectual, pues propone un Dios esencialmente psicológico, un Dios reducido a la psiquis y la autoconciencia, un Dios interior y a la medida de cada uno, sin representantes institucionales pero sólo accesible a través de los gurúes con copyright. Si bien puede rastrearse el origen de la Nueva Era hasta los movimientos hippies norteamericanos de la década de 1960, el "boom" se presenta con posterioridad a 1990, con focos de difusión en California y en algunas grandes ciudades de Europa Occidental. La intención era promover el

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optimismo etéreo y la adopción de un pacifismo conformista, olvidando la protesta y la crítica social que pierden importancia frente a una renovación cósmica. En efecto, hacia el año 2160 la Tierra completará su paso por la constelación Piscis para entrar en la de Acuario, y con ello se supone que se abrirá un período de felicidad. Claro que, como no es un planteamiento racionalista, esta llegada de la ventura universal no se apoya en ningún principio lógico ni fundamento verificable sino en una intuición de los maestros ascendidos. Quien no lo entienda así es porque carece de la iluminación y necesita adquirir algunos libros, asistir a algunos seminarios, participar en algunos tours iniciáticos y comprar algunos CD´s hasta que lo logre. De esta forma la Nueva Era se torna en movimiento contemplativo en donde nada mas cabe esperar (¡y consumir!), evitando compromisos políticos y otras tareas en pro de cambios radicales de las condiciones de vida ya que sólo procede meditar, especular, abstraerse, rumiar (¡y seguir consumiendo!). En un espectro tan amplio y vago como el que cobija el "New Age" hay corrientes con acento en lo social, en favor de sociedades sin fronteras, reparto justo de la riqueza, desarrollo de tecnologías alternativas, protección de la ecología y otros fines loables. Pero los medios para cumplir estas metas son oscuros y las acciones no pasan de escenas efectistas o meras declaraciones. En cambio lo que se ha puesto en marcha es un gran engranaje comercial que vende todo tipo de productos Nueva Era, desde libros hasta alimentos, desde música hasta medicinas, desde viajes a Machu-Picchu hasta videos de aeróbicos. La música en especial, con obras que se promueven como cargadas de resonancias siderales, ha sido importante negocio desde los años de 1980 y una de las principales fuentes de divulgación. Hay allí una fusión de culturas musicales exóticas, apelando al relativo efecto letárgico sobre personas con stress para atribuirle un sentido místico, y siempre reivindicando el amor acríticamente. La música constituye, podríamos decir, el nuevo templo, la inédita manera de predicar un credo que persigue un salto mágico a un cambio mental. Todo lo anterior apunta a que la Nueva Era incluye muchas cosas, por no decir demasiadas. Sus tan genéricos supuestos apuntan a una visión holística, totalizadora del mundo y del hombre, enfrentada a la visión analítica de la racionalidad y de la ciencia. Gracias a ello pueden pretender compaginarse personajes dispares como la teósofa Blavatsky y el músico Vangelis, el espiritista Kardec y el antropólogo Castaneda, el psicoanalista Jung y la actriz MacLaine, el jesuita De Mello y el Dalai Lama, en una mezcla de agnosticismo, superstición, paganismo, mito, psicología que se explica porque, en última instancia, lo que se persigue es ver el inicio de la santidad del planeta cuando los astros nos sean propicios. En vista a la situación de graves conflictos en el mundo (opresores-oprimidos; miseria-opulencia; Norte-Sur; globalización-diversidad), sin que las mayorías vislumbren rumbos despejados que permitan superarlos, surgen fenómenos como el tinglado de la Nueva Era o los movimientos políticos neopopulistas de los países subdesarrollados, siendo de temer que crezcan y se desarrollen. La incertidumbre frente al futuro, la ausencia de valores construidos sobre la razón y la solidaridad, la crisis de la educación, propician al éxito de cualquier discurso que se apoye en el misterio, que nada nos exija y nos induzca a confiar en que la evolución cósmica hará que alguna mente esclarecida enmiende nuestras carencias. Mientras tanto, no cambie nada, no se rebele contra nadie, no proteste, espere (¡y consuma!). A fin de cuentas, semejante parapeto no deja de ser una más de las triquiñuelas conservadoras para legitimar, con un barniz espiritual, el mantenimiento de los poderes hegemónicos en el mundo contemporáneo, avivando una peculiar clase de fe más afín con ciertas exigencias del mercado que las confesiones tradicionales.

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¡Joven sí, “juvenil” no!

ARMANDO VERGUEIRO - [# 21, febrero/marzo 2001]

Estás comenzando tu adolescencia y lo haces en tiempos difíciles para ello, pues ahora a los de tu edad los tienta el omnipresente espectro del "juvenilismo", que sustentado en la fuerza de la estupidez reinante busca convencer a ti y a tus contemporáneos de la obligación de ser por siempre los jóvenes que quiere el poder, es decir: inútiles, ignorantes y resignados ante lo que existe.

Después de la alborotada década de 1960, los que mandan encontraron y han venido perfeccionando un recurso valiosísimo contra la rebeldía juvenil que los enfrentaba: separar a la rebelión de los jóvenes, halagando a la juventud como valor supremo en sí mismo, donde lo importante es el frívolo _ser_ y no el transformador _hacer_ de quienes están en esa edad. Los recursos del poder se volcaron a construir ese supremo ideal de la adolescencia estática, valor impuesto no sólo a ese particular grupo de edad sino a toda la colectividad, pues la farsa sólo funciona si tanto la gran mayoría de la sociedad como la gran mayoría de los jóvenes son convencidos de este adormecedor juvenilismo conservador.

La clave para esa maniobra ha estado en potenciar al máximo una mentirosa identificación entre juventud y afán consumista, queriendo convertirte en comprador embelesado de marcas, poses y espacios. Con las diferencias artificiales que ese consumo establece, imponen a millones de adolescentes la aterradora uniformidad de la mediocridad espiritual, vendida como "identidad juvenil" y sólo accesible al disciplinado cliente de McDonald´s, MTV, Pepsi, Tommy Hillfinger y los demás parásitos que, a cuenta de vender esa imagen, extraen de la nueva generación enormes beneficios económicos, a cambio de inyectarle conformismo y pasividad. No solo te quieren imponer ese molde a la hora de satisfacer necesidades físicas como comer, vestirte o movilizarte; ponen particular empeño en que no quede en tu tiempo posibilidad de escapar de su control, para lo cual cuentan con la artillería pesada de los medios de difusión masiva, que tan exitosos han sido en restringir cualquier actividad juvenil que no se someta a lo que ellos promueven como tal, hasta el punto que para demasiada gente la TV es el patrón indudable donde aprender a ser joven.

Entre los peores efectos de tal situación, está la domesticación de los jóvenes con aptitudes creadoras, quienes son cortejados, halagados y comprados para que su talento se hunda en el hediondo pantano de la valoración comercial, donde la inteligencia rebelde y de aliento transformador se ahoga entre la competencia por becas, la sumisión al marketing y los agasajos de premiación. Esto sucede en todos los campos, pero es particularmente notable entre músicos, artistas y escritores jóvenes, que aceptan sin mayor escrúpulo dedicarse a ser proveedores de "jingles" publicitarios, de obras para exhibiciones a la mayor gloria de Benetton o de Coca Cola, o de libretos para telenovelas; en contraste con la actitud que ante similares tentaciones tuvieron sus equivalentes de otros tiempos no tan alejados. Que con todo existan hoy algunos creadores jóvenes que asuman con talento y valor su rebeldía, hace más triste que tantos hayan cedido sin vergüenza al papel que el poder les impone, no menos lastimoso por ser a veces bien pagado.

La mitificación de la "apariencia juvenil" - según la modela y vende el poder - lleva a otro resultado patético: el culto al cuidado del propio cuerpo, llevado a sus extremos por multitud de trotadores, ciclistas, gimnastas y similares que se empeñan en construir su figura corporal en proporción inversa al cultivo de su inteligencia, como si con el ejercicio se sudaran al mismo tiempo la grasa y las neuronas. Ciertamente no es malo tener apariencia agradable, pero cuando su conservación y exhibición se convierte en el objetivo casi único durante el "tiempo libre" que nos permite el

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capitalismo, se cae en un círculo vicioso de acomplejamiento, narcisismo y (¡como es de esperarse!) rituales consumistas que no por llenar las horas hacen menos vacía la vida que se les dedica.

A pesar de todo, confío en que disfrutarás esta fase de tu existencia, pero hazlo con rebeldía, que es la forma de vivir plenamente la juventud (¡y, además, es el modo más divertido!). Agota la copa de experiencias que debes vivir en estos años, y hazlo con alegría, generosidad, solidaridad y esperanza. Haciéndolo así, le estarás dando la gran patada a quienes quieren controlarte por la vía de domesticarte. Contra todo poder autoritario (económico, político, cultural, moral) pórtate mal... ¡y avísame, para anotarme contigo en esa joda!

¡Epa ciudadano… cibercédula y contra el scanner!

ARMANDO VERGUEIRO - [# 22, abril/mayo 2001]

En febrero de 2001, finalmente el Estado venezolano anunció su decisión sobre el nuevo sistema de identificación personal que sustituirá al procedimiento de cedulación vigente desde mediados de la década de 1940. Ahora el tradicional documento se convierte en smart card que, según los promotores de su empleo, no sólo nos pone en la vanguardia tecnológica en la materia sino que será un paso esencial en resolver los graves problemas que afectaban al viejo sistema. Esta argumentación ha sido aceptada sin mayor debate por la opinión pública nacional, y si se ha polemizado al respecto es en cuanto a si la empresa transnacional vencedora de la licitación oficial - la coreana Hyundai - ganó el concurso por mediación de padrinos bien retribuidos, o si son adecuadas las especificaciones técnicas del contrato, o si se cumplirá en el tiempo y con la calidad requeridas. Por lo demás, esa misma tónica de justificación en aras de la modernización tecnológica y la seguridad pública se venía difundiendo sin oposición visible desde mediados de la década pasada, cuando el gobierno de Caldera propuso una primera versión de "cédula inteligente", que al fin no se adoptó por la controversia en torno a manejos dolosos e incertidumbres técnicas en la contratación anunciada.

Pero en todo este asunto, se ha pasado por alto algo fundamental: preguntarse si efectivamente es necesario para la sociedad venezolana que el Estado perfeccione el mecanismo de control y vigilancia genérico que implica la cédula de identidad. La gran mayoría de la población asiente en este punto, ya que hace mucho ha estado sometida al discurso único del poder, según el cual vigilancia y control crecientes y en manos oficiales son indispensables tanto para la protección ciudadana como para el cumplimiento de funciones y servicios que de múltiples modos relacionan al Estado con los ciudadanos; pero algunos encontramos que precisamente la experiencia mundial y nacional de los últimos decenios evidencia que la intensificación de semejantes mecanismos no ha tenido efectos en mejorar la seguridad pública o la eficiencia operativa de los gobiernos, y más bien ese creciente poder estatal tiende a arrebatar libertades colectivas, que se ceden sin protesta principalmente por angustia ante una inseguridad desbordada, y sin pensar en que - gracias a ese miedo - el Estado perfecciona herramientas de sometimiento colectivo que dan soporte ideal al autoritarismo, y sobre las cuales no hay supervisión social posible. De hecho, si algún Estado hubiese mejorado sus capacidades reales de atender las necesidades colectivas, eso ha tenido muy poco o nada que ver con la ascendente disponibilidad de recientes artilugios tecno-represivos.

Para comprobar que no es exagerado el temor ante lo que representa la nueva cédula, basta con fijarse en lo que trae como innovación esencial: la incorporación de un microcircuito electromagnético de contacto o microchip, que permite almacenar y recuperar un gran volumen de la

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información que el Estado maneja sobre cada ciudadano, sin que el usuario común del documento pueda tener idea o posibilidad de determinar qué cosas contiene esa banda magnética acerca de él.

Que ello es así lo prueba el caso de Tailandia. En 1995 los gobernantes militares de ese país impusieron un sistema de identificación equivalente al que ahora viene en Venezuela, a cargo de Control Data Systems que desarrolló un banco de datos centralizado de la población del país - con acceso, entre otras cosas, a la información de impuestos, el registro de votantes, el registro de miembros de partidos políticos, la información de expedientes policiales comunes y políticos, los datos censales, los registros de lugar de habitación, archivos de minorías étnicas y extranjeros, ficheros de pasaportes y movimientos migratorios dentro y fuera del país, control de conductores, registro de armas, etc. - y un documento de identidad personal que por vía telemática puede confrontarse con ese banco de datos, desde cualquier lugar del país y por cualquier funcionario provisto del equipo respectivo. El Ministerio del Interior ha utilizado sin reservas esta tecnología para el control político y la represión a la disidencia, lo que desde entonces ha sido denunciado por la oposición interna y organismos internacionales de derechos humanos. Como secuela absurda de este caso, digamos que a raíz de la adopción de dicho sistema, la Smithsonian Institution y la revista Computer World le confirieron al gobierno tailandés el premio anual que otorgan por "el uso innovador de la tecnología", que fue bien recibido y publicitado como desmentido a las críticas...

La coartada de un más eficiente funcionamiento institucional gracias a la conversión de la cédula en una "tarjeta inteligente", repite un procedimiento que reiteradamente han usado los amos del poder en Venezuela y en otros lugares: la innovación tecnológica como proveedora de soluciones simplificadoras ante problemas complejos, y además como justificativo de la ascendente intromisión del poder estatal en todas las dimensiones de la vida social. El cuento de la solución técnica milagrosa es viejo, y también la comprobación de que sin importar el updated hardware & software del cual dispongan las dependencias estatales criollas, su capacidad para actuar en algún sentido positivo a favor de la colectividad no ha hecho sino disminuir en los últimos 30 años. Por lo demás, la tecnología que los Estados de hoy ensalzan y adoptan no es cualquiera, sino esencialmente aquella que fortalece el control centralizado que reducidas élites de poder aspiran imponer. Así, en este caso se aprovecha el colapso del viejo sistema de identificación para imponernos uno que facilita - en un grado inimaginable respecto a lo que teníamos - el potencial uso del documento de identidad en beneficio de un ejercicio autoritario y sin freno del poder.

Se engaña descaradamente a la opinión pública, cuando la propaganda oficial describe como "imposible de falsificar" al nuevo documento, afirmación risible frente a lo que es hoy el estado del arte en el creativo mundo de los fraudes electrónicos. Además, bien se sabe que en Venezuela nadie se toma el trabajo de falsificar cédulas, puesto que los vericuetos de corrupción y desorganización institucional permiten a los interesados adquirir la más intachable y legal identidad que les convenga. Ni en la fantasía más alucinada se nos ocurriría pensar que una entidad como la tristemente célebre DIEX va a dejar de ser caldo de cultivo para esos negocios, a cuenta de las virtudes inherentes al microchip bolivariano. Se nos pretende convencer que el problema está en lo obsoleta de la cédula tradicional, mientras se deja en un discreto (o más bien encubridor) segundo plano la necesidad de imperativa transformación en los objetivos, funciones y procedimientos de los organismos estatales de identificación, que de cumplirse previamente hubiesen hecho más creíbles las hipotéticas intenciones racionales y positivas de la pretenciosa cédula de la V República.

Con la instrumentación de este remedo de solución tecnológica la gran perdedora es la democracia, en tanto ejercicio efectivo de espacios de poder por los ciudadanos y sus organismos de participación

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directa, pues un modelo de control y vigilancia a las personas como el que implica la nueva cédula más temprano que tarde lleva a la restricción o imposibilidad de constituir esos espacios ciudadanos, para lo cual no faltarán pretextos de seguridad pública y/o eficiencia administrativa. Estafadores y pillos de toda índole sin falta encontrarán como eludir ese mecanismo, cuya plena operatividad va dirigida a restringir la disidencia político-social. Se dirá que hay preceptos legales (como el recurso al habeas data reconocido en el artículo 28 de nuestra donosa constitución) que evitan una acción oficial torcida o autoritaria en este aspecto, pero la experiencia nacional e internacional indican que sólo la acción organizada y consciente de las colectividades puede oponerse con eficacia a un medio que tan bien se presta a los fines de un Big Brother informatizado.

Juventud libertaria… ¡luego, qué! HERNI@K - [# 34, septiembre/octubre 2003] El movimiento anarquista a nivel mundial siempre está nutriéndose de nuevos jóvenes libertarios que adoptan una forma de pensar distinta a la de una gran mayoría en sus sociedades, habrá siempre una gran cantidad entre estos jóvenes que tomarán la anarquía en un sentido incorrecto, como una moda, muchos por escuchar el punk, otros para llamar la atención, pero todos carentes del verdadero significado, de lo que es el anarquismo como lucha para la emancipación y para la igualdad, y de cómo ser participes del ideal. Los que llegamos a compenetrarnos con la ideología, buscamos siempre la lectura de textos revolucionarios, desde obras clásicas hasta novelas, entrevistas, artículos, opiniones, para esclarecer incógnitas y trazarnos las nuestras, la objetividad es muy importante, es un error fanatizarse con un libro y seguir los planteamientos que en él se encuentran al pie de la letra, como una ley de vida, el dogmatismo no es parte del anarquismo, por el contrario, hay que plantear nuevas ideas y discutir las que ya están planteadas. La juventud libertaria transcurre entonces con muchas experiencias, nuevos colegas, la redacción de nuestras primeras opiniones y un gran deseo de invertir las energías juveniles en el movimiento ácrata. La universidad es otra gran etapa, más experiencias, pero al igual más ocupaciones; la carrera escogida y su ejercicio, traerán a la mente de los jóvenes pequeñas brechas de dudas, que con el tiempo se irán abriendo más y más, acerca de su futuro como profesionales, y el activismo libertario; la fortaleza ideológica que habías forjado ahora es sensible a cambios de vista y desesperanza. Los cambios de vista son comunes en la etapa pre o postprofesional, libertari@s que por mucho tiempo siguieron un ideal, ahora estarán sumidos en la desesperanza, a causa de la misma sociedad que pretendieron cambiar. Tant@s compañer@s retirad@s por la impotencia de servir a un sistema absurdo, de ser un funcionario del sistema que querían cambiar, por la obligación de mantenerse a ellos mismos y a su familia, a través del destructivo sistema capitalista, en donde el dinero compra la libertad y el bienestar. El asunto es bastante serio, caemos en un ciclo repetitivo de decadencia del movimiento, por no poder traspasar las sólidas barreras que hoy en día obstruyen el camino de la utopía, barreras contra las que no todos nos rendimos, muchos seguirán puño en alto, y vendrán nuevas generaciones de libertarios mejor dotados por la evolución ideológica, pero si no podemos ver este sueño en nuestras manos, al menos no decaigamos y sigamos hasta el final para cosechar el fruto que otros si podrán ver.

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De brujos y colores no han escrito los autores

MARIANA - [# 36, febrero/marzo 2004] En estas últimas semanas hemos visto una inusitada agitación en torno a la estatua de María Lionza en la autopista Francisco Fajardo de Caracas. Se han emitido declaraciones desde todos los frentes: la Universidad Central de Venezuela reclama, las Alcaldías toman partido, los expertos pontifican, los intelectuales se pronuncian, los arquitectos y urbanistas se preocupan. ¿A qué se debe tanta agitación por una estatua que, aún cuando forma parte de la imagen de Caracas, durante años estuvo en franco deterioro y nadie le paró? De fuentes bien informadas, como dicen los medios periodísticos, nos enteramos que el asunto es más tortuoso de lo que se muestra. Parece que hace unos meses los asesores “babalaos” de nuestro Presidente, en sesión secreta, lograron contactarse con sus poderes celestiales que les informaron que María Lionza es una deidad adversa al Supremo Comandante, por obra y gracia del cortejo que le han hecho brujos al servicio de la oposición, y que su energética colocación causaba que la mayoría de la población, mucha de la cual pasa por esa céntrica autopista, no reconozca las maravillas del gobierno revolucionario y los logros que El Supremo ha alcanzado a favor de los pobres, que ahora son muchos más, siguiendo la senda que ya habían trazado los gobiernos de la IV República. La respuesta fue inmediata. Tal como lo dijera el Presidente de Fundapatrimonio públicamente, se retira a la estatua de tan determinante ubicación por Orden Presidencial y no importan razones, argumentos, protestas: el retiro va. Se la llevan del lugar, a cualquier parte, pero fuera de ahí. Lo que está en juego es nada menos que la protección que los orishas cubanos, administrados por los “facultos” caribeños, otorgan a esta revolución a la que la Reina de la Onza parece oponerse. Para complementar esta acción, semanas atrás la Guardia Nacional, en una operación digna de las tropas yankis en Bagdad, invadió los predios sagrados de María Lionza en Yaracuy, acompañando a los babalaos que fueron a realizar sus exorcismos para contrarrestar los poderes de la Reina de la Montaña. ¿A quién se le ocurre que la diosa cantada por Rubén Blades va a oponerse a las fuerzas de Fidel y Hugo mancomunadas, apoyadas por las siete potencias santeras? Claro que los espiritistas “escuálidos” de Sorte ya anunciaron que no van a calarse la humillación así como así, siendo de suponer que la Coordinadora Democrática debería tomar cartas en el problema, para lo cual tendrán que dejar de lanzarse conjuros y contras entre ellos mismos por el asunto de las candidaturas, reagrupando a sus ofuscados efectivos del más allá para responder a las acechanzas de los hijos de Changó, e intentando mejorar aquella triste experiencia en la fallida consagración de la Virgen de la Plaza Altamira como santa patrona del antichavismo beato. Esta es la razón de tanto escándalo. Sólo puede contarse en tono de broma porque es el único modo de relatar con justeza semejante trama de irracionalidad grotesca. Por lo demás, recuérdese que en la historia moderna en Venezuela los lazos entre brujería y política han sido tan constantes como significativos: los adecos fueron maestros en el tema y al respecto recuérdese la pipa ensalmada de Betancourt, a Encarnación Rivas (el brujo-conserje de la sede del CEN de AD) o a tantos otros ejemplos; por su parte, los copeyanos eran más discretos (o hipócritas), sin embargo vale evocar la pepa de zamuro de Luís Herrera y que Eduardo Fernández no desechó recibir un despojo, en esfuerzo inútil por sacudirse esa “pava” que marcó a sus aspiraciones presidenciales. Hasta hay quien jura que en la decadencia adeco-copeyana tuvo mucho que ver el haberse desatendido o enemistado con las cortes celestiales a principio de los años 90.

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Por supuesto que cada uno puede tener, y eso defendemos, la creencia que quiera, en Yemayá, en Cristo, en María Lionza, en Alá o en Maradona (también tiene una religión). Pero que tome la dimensión que tiene entre nosotros (y no sabemos en cuantas otras decisiones ha sido igual) es retroceder a los conflictos confesionales de la Europa del 1600, cuando la creencia religiosa de un Rey se transformaba en determinante de la conducta de toda una sociedad, por encima de toda razón, diálogo o conveniencia. Si el Estado es un absurdo, mucho más lo es cuando las decisiones de un Jefe de Estado (y de quienes pretenden sustituirlo) se toman en base a semejantes consideraciones. Resultaría que hemos salido de la opresión de la sociedad tecnológica para volver al oscurantismo mágico-religioso más montaraz y obtuso. Con paso de vencedores marchamos... al medioevo.

Veg(etari)anismo: más que una opción de alimentación

JOHNNY CASTRO - [# 35, noviembre/diciembre 2003] Es bastante común observar entre las personas militantes de los movimientos sociales en Europa y de otras partes del mundo, que sus dietas alimenticias son veg(etari)anas, es decir, veganas o vegetarianas. Desde hace mucho tiempo este tipo de dieta alimenticia, y por consiguiente “método de lucha“, viene calando entre las personas de las diferentes partes del mundo que apuestan por un mundo más justo y sin explotación. Es interesante decir que existen dos tendencias que se vienen diferenciando bastante, a pesar de que no comen carne: el “Veganismo” y el “Vegetarianismo“. Existen otras tendencias, pero hablaremos un poco de estas dos específicamente. La diferencia primordial entre estas dos ramas es que el “Veganismo” trata de eliminar el consumo y uso de cualquier materia de origen animal de la vida diaria. Un ejemplo corto sería que un/a vegan@ trataría en lo máximo de no usar cueros de animales en su vestimenta, ni tampoco consumiría leche, miel o comería queso por tratarse igualmente de productos provenientes de animales. El término no se limita solo a la alimentación, puesto que se evita también el uso de productos cosméticos y de uso diario para los cuales se hacen experimentos en animales o que contienen productos animales (grasas). El “Vegetarianismo” trata de eliminar el consumo de materias de origen animal en donde se tenga que matar a un animal para conseguir la misma. Un ejemplo para este caso es que l@s vegetarian@s comen huevos y toman leche, porque no se mata a los animales para la extracción de estos productos, pero aquí es donde entra el debate en el tapete puesto que surgen varias interpretaciones. Como opinión personal podría decir que el Vegetarianismo es una etapa de transición al Veganismo, pero cada quien lo interpreta de la manera como mejor crea. En esta oportunidad, esta columna intenta hablar un poco de esta opción, esbozando el tema y dando oportunidad a las personas, que saquen sus propias conclusiones. Igualmente la idea es comentar y hablar entre las personas de tu entorno sobre estos tópicos ya que son temas de actualidad que a veces much@s prefieren no tocar, pero que por las implicaciones que trae consumir productos de origen animal, es necesario ponernos a pensar un poco.

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Los primeros veganos y vegetarianos

La idea de rechazar el consumo de animales y de huevos se remonta a hace 2.500 años en los países mediterráneos y en la India específicamente. El rechazo por el consumo de leche es más reciente, siendo esto desde el siglo pasado. Pitágoras de Samos veía el parentesco de todos los animales como la base de querer el bien hacia ellos. Por esta razón evidentemente no querían matar animales para comérselos. En la India un poco diferente era el punto, pues veían el no consumo de carnes de índole más religiosa y hoy en día conservan incluso la creencia de que la vaca es un animal sagrado. En los siglos 17 y 18 en los tiempos del “Humanismo“, revivió la idea de Pitágoras y se retomó el tema del respeto a los animales. En 1847 Joseph Brotherton fundó la primera sociedad vegetariana en el Reino Unido (Vegetarian Society of the United Kingdom) y mucho tiempo después, en 1944 Elsie Shrigley y Donald Watson en el Reino Unido también, formaron la Sociedad Vegana (Vegan Society) y el día de la fundación inventaron la palabra “Vegan” (Vegan@) que se originó a partir de la palalabra “Vegetarian“(Vegetarian@).

Algunas motivaciones para ser vegan@

Las motivaciones podrían ser Éticas, Humanitarias, Ecológicas, y muchas más dependiendo del entorno donde estés y te desenvuelvas.

La “ética” trata de evitar la matanza y la tortura de animales convenciendo a las personas de que los animales tienen los mismos derechos que los seres humanos. Se desea una sociedad sin explotación tanto humana como animal. Aquí entran a consideración también las “corridas de toros“, “toros coleados“, etc., en la que gravemente matan y torturan animales solo por diversión.

La “Humanitaria” habla un poco de la producción de alimentos a nivel mundial, la que bastaría para alimentar al género humano completo, pero estos alimentos están siendo usados para alimentar animales en granjas por grandes compañías multinacionales en la mayoría de los casos lamentablemente. Como nota curiosa podemos decir que “para obtener 1 kg. de carne de vaca, se necesita 16 kg. de cereales”(2) y con estos cereales se podrían alimentar muchísimas más personas que con el kilo de carne.

La “Ecológica“ toca el medio ambiente, y es específicamente sobre la tenencia de animales hacinados en granjas y esta es una de las causas principales del efecto de invernadero y de la muerte lenta de los bosques por la tala y quema de estos para poder meter a los animales allí. Además las grandes cantidades de estiércol que utilizan estas granjas en un mismo sitio pueden contaminar gravemente las aguas subterráneas.

Existen muchas más motivaciones, pero solo quisimos tocar el tema del veg(etari)anismo, ya que el tópico completo de “Liberación Animal“ incluye muchos temas y es bastante complicado de esbozar todo en una pequeña columna.

Pensamientos famosos

“Mientras los hombres sigan masacrando y devorando a sus hermanos los animales, reinará en la tierra la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues aquel que siembra el dolor y la muerte no podrá cosechar ni la alegría, ni la paz ni el amor” (Pitágoras) “Si un Hombre aspira sinceramente a vivir una vida más amorosa y espiritual, su primera decisión debería de ser la de abstenerse de matar y comer animales” (León Tolstoi) “El amor hacia todas las criaturas vivas es el atributo más noble del hombre” (Charles Darwin)

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Veg(etari)anismo: ¿opción, omisión, obcecación o evasión? ARMANDO VERGUEIRO - [# 37, abril/mayo 2004] El artículo de Johnny Castro “Veg(etari)anismo: más que una opción de alimentación”, publicado en El Libertario # 35, p. 13, invita a reflexionar en torno al renovado interés que sobre este tema hay en la escena alternativa radical, incluyendo el ámbito anarquista donde no es extraño encontrar personas y grupos que consideran este aspecto como fundamental para su identificación como libertarios, por ejemplo calificándose a sí mismos como “anarcoveganos”. Siendo así, vale la pena examinar si, como lo sugiere Johnny y lo proclama el anarcoveganismo, es imprescindible asociar al anarquismo con los principios en que se fundamenta el vegetarianismo, o su versión más vehemente el veganismo (las diferencias entre ambos conceptos se explican en el artículo comentado). Veamos entonces esos principios para comprobar si ese enlace es posible y/o deseable. Ante todo, es básico entender lo que se asoma desde el mismo título del artículo de Johnny: estamos hablando de un vegetarianismo que al ir más allá de ser una opción de alimentación se convierte en una ideología, una visión del mundo construida desde la perspectiva peculiar de un grupo y con exclusión de otras visiones. Esto es diferente a lo que se puede llamar vegetarianismo pragmático, entendido como una conducta dietética basada en consideraciones objetivas de salud, sin intentar extraer de tal práctica consecuencias éticas y sociales como si lo asume el vegetarianismo ideológico. De hecho, sobre el vegetarianismo pragmático lo apropiado es una discusión en el terreno de las Ciencias de la Nutrición, por ejemplo como aparece en el muy completo y actualizado estudio de S. Dingott y J. Dwyer: “Vegetarianism: healthfull but unnecessary”, accesible vía Internet en http://www.quackwatch.com/03HealthPromotion/vegetarian.html Para comer pan con pan La ideologización se evidencia de partida en una constante argumental típica del vegetarianismo principista, del cual lo que escribe Johnny es buen ejemplo: insistir mucho más en las motivaciones anti-carnívoras que en los efectos positivos del consumo de productos vegetales. Como ya hace tiempo descubrieron las religiones autoritarias institucionalizadas, una ideología se puede construir eficazmente sobre preceptos de restricción y renuncia, de ascetismo y culpa, de abnegación y austeridad. El rechazo al consumo de carne es perfecto para tales fines (¡no es casual que lo practicasen y promoviesen tantos fanáticos religiosos!), mientras que proclamar las virtudes objetivamente sustentadas del consumo de vegetales parece haber sido bastante menos atractivo como soporte para construir ideologías sectarias. A la hora de discutir sus supuestos, el vegetarianismo ideológico es tendencioso y selectivo, en especial al apuntar evidencias nutricionales en contra del consumo de productos de origen animal o al tratar los eventuales riesgos carenciales de las dietas vegetarianas. Tanto el trabajo de W. Jarvis “¿Por qué no soy vegetariano?” http://biblioweb.sindominio.net/escepticos/vegetarianismo.html, como el website en inglés “Beyond vegetarianism” http://www.beyondveg.com/, revisan con detalle la argumentación del vegetarianismo ideológico, concluyendo en que continuamente se exagera lo favorable y se menosprecia lo desfavorable a dicha ideología proselitista. Como se anotaba antes, aquí se está más bien frente a un “anti-carnivorismo”, lo cual queda bien expuesto en la recopilación de los argumentos anti-carnívoros típicos que resume el texto de Jarvis: - religiosos, insistiendo en que Dios no diseño a los humanos para comer carne, aparte del carácter “sagrado” de la vida animal por lo que debemos respetar sus lapsos de existencia natural;

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- ético-estéticos, ya que matar animales es repugnante y degradante; - económico-ecológicos, afirmando que la crianza de animales siempre supone un uso ineficaz de recursos alimenticios vegetales y de la tierra; y - biológico-nutricionales, pues los productos animales contienen diversos elementos nocivos para la salud humana (toxinas, bacterias, acido úrico, etc.) y sus nutrientes son de deficiente calidad. Vale que destaquemos los equívocos e inconsistencias de esos argumentos: 1) Se obvia el hecho de que en la naturaleza hay cadenas alimenticias (donde unos se comen a los otros) y condiciones de existencia que impiden a la gran mayoría de los animales que nacen subsistir hasta el límite genético de longevidad de su especie, que en muchos casos tampoco está muy claro cuál es. Además, nuestro proceso evolutivo como especie y las múltiples prácticas dietéticas que han aplicado las sociedades humanas desmienten un supuesto diseño divino para el vegetarianismo. Sin mencionar el problema de determinar cuál es el auténtico Dios que da la apropiada sacralidad a la vida, pareciera que el vegetarianismo ideológico supone que hay vidas que son más sagradas que otras, como diría Orwell, pero en términos biológicos un grano es tanta promesa de vida como el huevo de un ave o un feto. Esta gradación de los seres vivos fácilmente puede extenderse a todos en general ya que si la deidad del caso bendice matar cruelmente una zanahoria arrancándola de la tierra pero no una vaca, bien pudiera hacer lo mismo con los infieles frente a los fieles. 2) ¿Cómo pueden definirse conceptos de lo que sería repugnante y/o degradante para toda la humanidad?: las distintas perspectivas culturales y psicológicas harían inútil cualquier esfuerzo en ese sentido. 3) Es equivocado decir que toda área de crianza sea utilizable para producir eficientemente alimentos vegetales y suponer que todo lo vegetal que se consume en la crianza animal podría ser consumido con los humanos. Ecológica y económicamente se trata de procesos complejos que no pueden describirse con semejante facilismo. 4) También, y en similar medida, se encuentran elementos dañinos para la salud en los alimentos vegetales, sin olvidar que las colectividades humanas con mejores registros en cuanto a resistencia frente a las enfermedades y longevidad suelen ser comunidades con alto consumo de productos de origen animal, es decir, los pastores tienden a vivir más que los agricultores. De los aproximadamente 140.000 años que tiene el humano moderno sobre la Tierra, apenas los últimos 10.000 han existido sociedades que centran su alimentación en los granos y vegetales. Inconsistente, como pasapalo de yuca Por lo demás, en la pesquisa para escribir esta reflexión, encontramos otra línea argumental que puede enlazarse con el anti-carnivorismo: la defensa de los Derechos de los animales, expuesta con todo detalle y claridad en el website en castellano del grupo Animal Freedom <www.animalfreedom.org/espagnol/index.htm>. Lo que se apunta en esa página web sin duda es muy interesante, siendo una enunciación más elaborada a lo habitual entre tantos voceros simplistas del vegetarianismo ideológico. No obstante, cabe una incógnita que pone en duda el supuesto clave de esta línea argumental: ¿es el Derecho una categoría zoológica y/o ecológica?; es decir, nos preguntamos si tiene sentido llevar a las relaciones entre especies un aparato conceptual y normativo desarrollado en el contexto inherente a la especie humana. En cuanto a objeciones más concretas, un punto significativo aquí es el ataque muy documentado contra las prácticas de la industria ganadera capitalista, en contraste con el silencio que se guarda frente a actividades igualmente condenables de la agricultura capitalista industrializada. Se insiste en que sólo con dejar de comer carne de inmediato la producción de cereales alcanzaría para alimentarnos bien a todos, ignorando que para el capitalismo siempre es más importante el incremento creciente de las ganancias que la satisfacción

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estable de las necesidades colectivas, por lo que en interés de la humanidad es mucho más urgente un cambio en el sistema socioeconómico que un cambio de dieta. En el hipotético caso de que todos tuviésemos que comer vegetales bajo un régimen de capitalismo privado o estatal, ya veríamos como el acceso a ellos seguiría siendo abismalmente desigual, controlado, regulado, normado en afán de dominación. La aparición de clases sociales y elites que se imponen a sus congéneres fue, en muchos aspectos, el resultado de la planificación, conservación y distribución que se ha asociado con la producción agrícola. La preocupación por la coherencia entre nuestros objetivos finales y los medios para alcanzarlos es decisiva para quienes adherimos al anarquismo. Por ello preocupa que al vegetarianismo ideológico, como a otras sectas proselitistas, sólo le interesen los medios en tanto meros mecanismos para alcanzar sus fines supuestamente superiores. Manipular argumentos para que concuerden con las propias creencias, colocar la fe dogmática en sustitución de las evidencias objetivas, descalificar sin debatir racionalmente a toda crítica que venga de fuera del círculo de los convencidos; estos y otros mecanismos similares son harto frecuentes en el vegetarianismo ideológico, por lo que tenemos que poner en duda que desde allí sea posible una vinculación coherente con los ideales libertarios como la pretende el anarcoveganismo. Nota final: Es frecuente que el vegetarianismo ideológico, para ejemplificar la preeminencia moral que le es inherente, recuerde que personajes como Gandhi han sido vegetarianos. Al respecto: ¿por qué se olvida mencionar que también lo fueron Hitler y algunos de sus secuaces?...

Crónica de una caída anunciada PEDRO PABLO - [# 40, noviembre/diciembre 2004] En todas partes del mundo, en todos los tiempos, los regímenes dominantes han hecho punto de honor legar a la posteridad monumentos que den gloria a su paso por la Tierra. En Caracas, Guzmán Blanco dejó obras que lo recuerdan, Pérez Jiménez varias realizaciones que todavía le recolectan elogios, de Betancourt está el Puente sobre el Lago, de Luís Herrera el complejo Teresa Carreño, y el Terminal de La Bandera hará que siempre recordemos a Ledezma (o a sus ancestros). Pero en general, no sé si por demócratas o por incapaces, nuestros gobiernos han optado preferentemente por dejar “ranchificarse” o destruir lo que había. Desde los castillos coloniales y Villa Zoila hasta el Helicoide y las construcciones para los Juegos Panamericanos. Quizás pudiera ser que, como siempre estamos en persecución de lo nuevo, nadie se ocupa en hacer algo más o menos perdurable porque los que vienen atrás lo van a tumbar o dejar caer. Pero sin duda que la revolucionaria V República, con su Jefe máximo a la cabeza y su jefecitos locales, pasarán a la historia de Caracas como el ejército gringo a la leyenda negra de Bagdad. Ya es innegable que el Comandante dictaminó la caída de Maria Lionza, seguramente por ser saboteadora, golpista y oligarca. En esta lucha contra la estatuaria imperialista y escuálida, también tumbaron a Don Cristóbal, iniciador de los expoliadores de los dineros del pueblo, lista en la cual hay numerosos miembros de este régimen ocupando lugares de privilegio. Por si fuera poco, el Casco Central, Sabana Grande y el parque Los Caobos nos ilustran en cuanto a que el urbanismo bolivariano le debe más a Ariel Sharon o a Atila que a Le Corbusier o a Villanueva.

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Tan importante como esta actividad destructora activa, hemos de señalar que han sido también muy eficientes en no hacer nada para evitar, reparar o corregir lo que se deteriora. Uno de los grandes monumentos que nos quedará de la V República será el Estado Vargas, que tuvo la mala suerte de sufrir un deslave el día que se festejaba un triunfo electoral. Claro que para eso hubo que robarse las donaciones, ignorar los planes de reconstrucción y rechazar los intentos de ayuda, pero nada impide que se avance en la demolición a paso de vencedores.

Todos sabíamos, al menos de tanto oír a los vecinos, pasar por ahí y leer las advertencias y consejos de los bomberos, que las Torres de Parque Central sufrían un deterioro continuo desde hace 20 años, situación que se aceleró en el último quinquenio. Curioso que un régimen que prometió cambiar todo y arreglar lo que la corrupción adeco-copeyana había hecho mal en 40 años, parece que se limitó a copiar y seguir en lo mismo, pero peor. Así fue con el mantenimiento. Cualquier ingeniero de mínima experiencia sabe que toda obra más o menos compleja, requieren una permanente atención. Pero eso no lo entienden quienes han vivido la mayor parte de la vida en un campamento militar, y gozándolo, como sucede con gran parte de la dirigencia “revolucionaria”, que no le paran a esto pues a sus casas las mantenía el ejército. Ya hemos visto lo que está pasando con la industria petrolera y ahora todos los tristes vaticinios acerca de Parque Central se hicieron realidad. Tendremos el monumento a la desidia, el desinterés, la incompetencia y la corrupción más grande de América porque nadie va a poner los reales para rehabilitarlo.

Con semejante panorama, no es de extrañar que surgieran rumores respecto a que lo del incendio fue una decisión tomada, si no en su origen por lo menos en dejarlo arder hasta que se presentó una fortuita lluvia apagafuegos. La situación previa era tan alarmante que era necesaria una reparación urgente. Claro, trabajo delicado, que requiere conocimiento, capacidad, instrumentos y cuesta mucho real. Bueno, como entre los revolucionarios nadie estaba dispuesto a poner ese billete en algo que no se ve y no sirve para la propaganda en televisión, y las empresas que podrían hacerlo eran golpistas, escuálidas y enemigas del pueblo, entonces decidieron abandonarlo ...a la fuerza. Las mudanzas, cuentan, empezaron hace meses y también están desalojando la otra Torre, porque pocos se arriesgarán a soportar las miserables condiciones laborales de los empleados de esos ministerios.

Si usted, amable lector, tiene su corazoncito con la revolución bolivariana, no se preocupe por lo dicho en estas líneas. Pronto, el Comandante anunciará en uno de sus frecuentes y largos discursos, que ha dado órdenes a Diosdado para hacer algo mucho más grande y espectacular, para el que se destinarán “unos millarditos” y si no se hace, dejará de llamarse Hugo. Aunque eso ya lo dijo antes, pero ahora va en serio. Y cuidado si las Torres, oficialmente o por vía de las invasiones admitidas, no sean ofrendadas al pueblo y allí irán a vivir, y morir, los pobres a los que les corresponde porque la revolución es por ellos. Y si le incomodó o molestó lo que leyó, mucho peor será cuando caiga el Viaducto al litoral o el próximo desastre de las Torres del Silencio, que ya vamos pa‟lla.

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Pueblo de frontera Christian Ferrer - [# 40, noviembre/diciembre 2004] Son iguales a monstruos, formas de vida desmesuradas y sufrientes que sólo saben vivir para sí mismas. El gigante contrahecho es una representación verosímil de las inmensas ciudades del siglo XX. No es la única: el burdel convive con el círculo del infierno, y el transatlántico iluminado y sin derrotero con el montepío donde son empeñados cotidianamente los esfuerzos del habitante. Diadema engastada a la caries, la ciudad es a la vez órgano palpitante y parásito, obra portentosa y catastro psíquico amenazado. Y siempre, los mascarones de proa de un país. Pero por sobre todas estas figuras contrastantes e ineludibles se alza, enigmáticamente, una silueta más antigua. Entre tantas otras posibilidades (laberinto, jardín de edén, presidio, faro, osario, red) el contorno de toda ciudad asume la figura de la esfinge, que propone interrogantes apenas audibles a los habitantes, particularmente sobre el dinero, la guerra social, el futuro y el deseo. Ciertos recintos y rituales se desdoblan y distribuyen en la ciudad, como piezas de un ajedrez simbólico, a fin de hacer provisoriamente comprensibles esos enigmas acuciantes. A modo de ejemplo, bingo, prostíbulo, estadio de fútbol y sala de cine acogen los acertijos sobre el dinero, el sexo, la guerra y la fantasía, pues toda arquitectura es psicofísica antes que funcional. Obra erigida para la eternidad pero también devoradora, la esfinge urbana nunca deja de arrojar sus dardos interrogativos. Y sus preguntas conciernen a todos porque las ciudades son la inflorescencia de pasiones colectivas cuya envergadura espiritual escapa al entendimiento de los constructores y de sus habitantes, que a duras penas llegan a balbucear algunos atisbos de respuesta. Cuando ya no somos capaces de decodificar el run-run de la esfinge, el esfuerzo derrochado se vierte sin provecho alguno y la adoración de “nuevas tecnologías” deviene un parapeto amortiguador, una defensa estéril. La historia de toda ciudad es la historia de las posibilidades existenciales que ella fomenta entre sus habitantes. O de las que frustra. Cuando esas posibilidades ya no son impulsadas por un músculo político-cultural, la desorientación y la confusión son consecuencias necesarias. Ya nadie sabe cómo construir su propio habitat a fin de hacerlo hospitalario y el malestar transforma a los cuerpos en erratas urbanas. De allí que una postal infrarroja de Buenos Aires mostraría la forma de un inmenso radar, cuyo trazo barredor detectaría que en cada cuerpo se anuncian señales amenazadoras. ¿Cuáles son las actividades, y quiénes los seres, que impulsan y hacen prosperar a una ciudad? ¿Qué es lo que la vuelve eterna? Es esta una cuestión cuya importancia es previa a cualquier consideración “administrativista” de los problemas urbanos. Un ángulo de mira esencial concierne al encastre del catastro urbano, entendido como organismo psicofísico, con el cuerpo personal, a la vez astilla de una arboleda de semejantes. El cuerpo soporta una época, y es caja de resonancia de la misma. 60 años atrás, el ensayista argentino Ezequiel Martínez Estrada escribió que la mujer adúltera y el apostador eran los auténticos héroes de Buenos Aires. Les atribuyó disponer de “vida, personalidad, coraje, lirismo”. Serían seres de claroscuros, célibes a su manera, átomos sueltos que transitan por la ciudad como si fuera el mapamundi de una secta secreta. La mujer adúltera fuga del aburrimiento y brutalidad conyugales. El apostador huye de la economía escalafonaria y de la rutina. Ninguna de estas figuras escatima en riesgos o es avarienta con las ganancias; y miden los frutos obtenidos por la envergadura de la apuesta. Cabe aplicar la misma ecuación a la cultura urbana, con la diferencia crucial de que la mezquindad de una época será sufrida por las siguientes generaciones. Como ninguna ciudad está exenta de ser arrasada por cataclismos naturales, políticos o morales, el porvenir

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se curva según qué “héroes” actuales inicien la reconstrucción cultural y afectiva de piedras y lenguajes. ¿Hay reservas de carácter, imaginación y esperanza de las que pudieran nutrirse sus habitantes? A simple vista, los hombres y mujeres que transitan por Buenos Aires, mi ciudad, parecen inseguros, maltrechos, inciertos, como niños que van desmembrándose por el camino. Es preciso hacer un esfuerzo para no darse cuenta de lo que cuesta sostener un cuerpo en Argentina. El cansancio moral, laboral, afectivo, político, hace presa de cada cual, y solo breves reposos permiten continuar la marcha, o bien la fuga compensatoria que ofrece la televisión, única manera de reconstitución de una visión total de la ciudad, aún en forma fragmentaria. Las quejas de la carne se elevan desde toda conversación cotidiana. Ante la agobiante presión se abre paso el delirio de fuga. Es significativo que en un país que se preció de idealizar a “mi hijo, el doctor” ahora se considera al joven emigrante un ser juicioso con porvenir garantizado. Dejo de lado a la “subespecie becario” que concurre a islas del exterior a munirse de maestrías y doctorados, y regresa al país pletórico de saberes que son desembalados por igual en los cuatro continentes. Y con iguales resultados. Cansancio del mito e inmigración Toda ciudad obedece y responde a una idea trascendente, un mito fundador o un impulso plebeyo. O bien responde y obedece a la usura financiera, la expoliación de los cuerpos y la necedad tecnificada de sus políticos y administradores. Pero en ambos casos obedece. Buenos Aires experimenta desde hace dos décadas la oscilación de la balanza en beneficio del segundo platillo. Hay toda clase de ciudades: residenciales, imperiales e infernales. Y hay ciudades míticas. Buenos Aires ha sido una de ellas. La ciudad se desplegó a partir de mitos de organización nacional implantados primeramente por los grupos gobernantes, luego apropiados por las clases medias y reorganizados más adelante por diversos aluviones plebeyos. El mito constitutivo dio frutos en tanto el proyecto de nación se mantuvo inconcluso, y Buenos Aires se diversificó justamente como índice sintomático de esa inconclusión. Sólo nos resta, en la ciudad actual, una repetición desvencijada y sentimental de aquella potencia anterior, buceo infructuoso en una napa nutritiva ya casi agotada. En casi todos los órdenes de la vida, la mentalidad porteña se contrae y opera por medio de estrategias defensivas, medrando de las migajas de su historia. Pero ya son nostalgia improductiva o escenas para turistas, girando en falso. Las ciudades que se nutren de un mito activo prosperan culturalmente y se diversifican. Pero Buenos Aires ha llegado al estadio de repetición infructuosa de su propio mito, ya agotado. De allí que las fuerzas del mercado puedan irradiarse libremente sin necesidad de generar otro mito urbano superador. Tan solo desbaratan al anterior. Abandonada por su cosmos mítico constitutivo, un fetiche cosmético, que podría ser desembalado en cualquier otro lugar del globo, está recubriendo a la ciudad. Es la consecuencia del sufrimiento de cuerpos inciertos que buscan sostén en artificios: antidepresivos, gimnástica, energetizantes, dietarios, que no son otra cosa que pertrechos para afrontar el día. Es la consecuencia de una ciudad en la que el cuerpo es tasado y faenado. Quienes construyeron la ciudad, emprendiendo a su vez el ascenso social, ahora dejan paso a una ciudad de cuerpos desorientados, degradados, en declive, estalactitas caídas en estos años de depresión económica, y siempre en la búsqueda denodada de refugios afectivos que los resguarden de la intemperie económica y política y sobre los cuales, paradójicamente, se descargan todos los malestares negados, como bombas atómicas de baja intensidad. Si se dejan de lado a esos reveses urbanos que en Argentina fueron llamados centros de detención de desaparecidos, en cuyas cicatrices arquitectónicas la memoria se hace densa, y también frágil, lo que resta es economía flexibilizada en un país que ha destrozado la idea de nación, con habitantes que a duras penas pueden proyectar una imagen de futuro, condenados a idolatrías menores, a recurrir a la moneda como lugar común, a

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realizar apuestas que no están sostenidas en el talento de cada cual. En un mundo así, la experiencia colectiva se hace dura y cruel. El “andamiaje cosmético” revela el peso que arrastramos, el esfuerzo que hacemos por existir en Argentina. Pero lo que no se logra por los medios tradicionales de la dignidad, el buen nombre, la virtud, el trabajo o el talento, difícilmente se obtenga por la apariencia. Las redondeces implantadas no elevan la autoestima, apenas la hinchan. Pero la construcción de Buenos Aires a comienzos del siglo XX no fue obra del Estado liberal ni fruto de las mieses de dinero que la feracidad de las pampas hacia germinar en manos de los dueños de la tierra. Los cimientos actuales de Buenos Aires fueron consecuencia de una materia prima que parecía inagotable: los cuerpos de los inmigrantes, volúmenes de carne desollados en los altares de la economía moral triunfante de entonces. Musculatura bruta, carne de conventillo, prole del puerto, prófugos del hambre o la persecución, seres pertrechados de léxicos babélicos, seres balbuceantes. Ellos, décadas antes de poder trascender su origen pobre e innoble, erigieron este gigante, mascarón de proa de un país ahora frustrado. A lo largo del siglo XX, aquel rompecabezas, encastre de naciones, lenguajes, ritmos emocionales, religiones, esperanzas y saberes domésticos, generaron nuestro vigor cultural, que nunca ha sido la efusión aurática de bibliotecas o pinacotecas sino la energía vital de un pueblo que momentáneamente fue capaz de pensarse a sí mismo como una colectividad. Nosotros experimentamos hoy el final de ese ciclo. Somos los que arriamos el velamen. Sincretismo y mezcla Sin embargo, mientras la ciudad visible de las últimas dos décadas absorbió el eco de una guerra austral, acoples a las industrias turísticas mundiales, escenificaciones políticas irresponsables o farsescas, pánicos inflacionarios, renovación tecnificada de los ambientes domésticos, consumos culturales equivalentes a los de cualquier habitante de Cincinatti o de Praga, el cableado en red del catastro y el ensanchamiento del Aeropuerto de Ezeiza, miles y miles de personas cruzaban silenciosamente la frontera urbana. Peruanos, ucranianos, dominicanas, rumanos, coreanos, paraguayos, bolivianos, provincianos pauperizados, travestis y hasta algunos laosianos varados en el país desde la época de la dictadura militar. No han sido especialmente bienvenidos, y las consecuencias culturales de su presencia han pasado, en parte, inadvertidas. Quizás porque la clase media, como Narciso, sólo sabe ahogar las penas en su propio ombligo, y olvida que Buenos Aires fue grande porque en un tiempo sus mitos políticos se amalgamaron con las culturas plebeyas inmigrantes. Por el momento, son los indeseables, sombras del “suburbio” que, a veces, en su esporádica migración al centro, escenifican “dramas de frontera” equivalentes a los sucedidos en 1910, durante los festejos del centenario de la independencia argentina. Ya entonces el buen gusto y la policía habían identificado seres inaceptables (anarquistas, proxenetas, maximalistas, “polaquitas”) que las campañas públicas de profilaxis mantuvieron a raya o eyectaron a las regiones de origen. Hoy se los percibe como intrusos que amenazan puestos laborales ya flexibilizados o “paradas” en las zonas de prostitución. Se sabe: es antiguo el temor a las multitudes aún no capturadas por propuestas identificatorias “razonables”. Pero a veces, en una calle, en un barrio, o en un local para negocios, se condensan innovaciones culturales tanto como conflictos vecinales. En las chacras de los bolivianos como en los locutorios clandestinos de los peruanos, en las esquinas donde esperan las dominicanas como en los puestos de chiquitaje de las estaciones ferroviarias centrales. En esos lugares, mientras la angustia y la desazón muerden el sentimentalismo de clase media hasta el hueso, el mapa de una sociedad clandestina conecta al locutorio ilegal con la zona roja y a los restaurantes de las colectividades con incipientes modos de construir política. Silenciosamente, Buenos Aires, al igual que buena parte de las grandes ciudades del mundo, se está transformando en zona de frontera

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nuevamente: en puerto. Es la inmigración, el contrabando, la mezcla de cuerpos, los argots extraños, los oficios novedosos, los que comienzan a vigorizar cultural y afectivamente el catastro urbano estancado. La “raza argentina” comienza a ser conmovida por los nuevos vecinos, que no comprenden enteramente las preguntas de la vieja ciudad. Ellos sólo tienen tiempo para construir la esfinge del próximo futuro. Y las preguntas que ella arrojará sobre los habitantes serán otras, como otras serán las formas con las que el futuro ensalzará y agobiará al cuerpo humano.

Sobre el turismo mochilero

MAGNUS LINTON - [# 40, noviembre/diciembre 2004] A Eduardo Tapia le cuesta mucho ganarse la vida, pese a tener una ventaja que debería hacer que su hotel se llenase con hordas de mochileros todas las noches: su hotel era el edificio (anteriormente la oficina de telégrafos) donde el Che Guevara y sus hombres cometieron un atraco el 6 de Julio de 1967: uno de sus pocos éxitos en Bolivia. Pero es fácil entender por qué los gringos no suelen encontrar el local de Don Tapia - no aparece en Lonely Planet, la publicación que ha asumido el rol de mediador entre los bolsillos de Occidente y los pueblos del Sur, que han perdido toda esperanza de ganarse el pan por cualquier medio que no sea el turismo. Ahora que sitios como Kos, Ibiza y Phuket se han vuelto territorio de la clase obrera europea, el que quiera alejarse de ellos geográfica y socialmente tiene que viajar cada vez más lejos para mantener el estilo. El Tercer Mundo es su cornucopia y la Lonely Planet es su guía; en países asequibles como Bolivia (extremadamente barato, casi sin crimen, con indios que mirar) la demanda ha creado una curiosa nueva infraestructura para aquellos que quieren pensar que son “viajeros”, pero que los bolivianos, más acertadamente, llaman “turistas”. Actualmente, cada pueblecito tiene su red de instituciones (ciber-cafés, bares, guías turísticos, visitas guiadas a los templos, alquiler de bicicletas) que proporcionan experiencias acordes con las preferencias de los visitantes: muchos animales y naturaleza, pero nada de gente. Aunque el viajero se imagina a sí mismo como un explorador alternativo consciente, la gente del país sólo figura en su itinerario como objetos pasivos, y serán borrados de inmediato si se convierten en sujetos activos. En el tenso clima social actual de Bolivia, la industria de los mochileros, siguiendo la típica lógica turística, es la ayuda más importante que se puede dar a aquellos que desean poner fin a la oleada de huelgas y bloqueos que han llegado a tener cierto éxito, y que empiezan a reformar el país. Emiliana Torrico, una mujer indígena que dejó de cultivar la tierra cuando descubrió que podía ganar más vendiendo brazaletes de colores a viajeros de ropas desgastadas, lo expresó así: “Si hay bloqueo - no viene el turista”. Hay algo de trágico y delator en la etiqueta “el turista”; con su poder económico, el mochilero se convierte en una especie de Mesías moderno, quien una o dos veces al día emerge de un claro en el bosque, mientras Emiliana se sienta junto a un sendero de montañismo, y éste ilumina su existencia con una limosna. Y, con sus extraños atributos (mucho dinero y ropas desgarbadas), se convierte en el centro de imaginativas especulaciones sobre la vida en su planeta.

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Esto, por sí solo, no es una novedad; lo nuevo es que la población local de los países visitados no se beneficia en absoluto del crecimiento económico que estos acontecimientos han empezado a crear. Cuando se hizo evidente, hace diez años, que el turismo iba a ser la más grande industria mundial del futuro, Bolivia (como muchos de los países más pobres del mundo) fue uno de los países que se percataron primero de aquella tendencia. Durante los noventas, el número de turistas aumentó dramáticamente. Pero no eran familias con niños ni bañistas quienes venían por montones, sino una marea anual de medio millón de mochileros buscando “parajes vírgenes”. Como Samaipata. Pero hoy en día, una visita a ese pueblo (pequeño, hermoso, todo lo que un viajero podría desear) no provee una experiencia de lo que es Bolivia, sino una experiencia del Neocolonialismo. El lugar es como un microcosmos de todo el dilema del desarrollo latinoamericano: a) los que tienen dinero (europeos y norteamericanos) invierten, b) los que no tienen dinero (los latinoamericanos) invaden el mercado, luchando por conseguir empleo, lo que hace que sus salarios desciendan hasta los suelos, y c) los que invirtieron se marchan con enormes beneficios, surgidos precisamente gracias a ese colapso salarial. De los seis “albergues” listados en la Lonely Planet, sólo menciona el origen de los propietarios de cuatro de ellos, y todos son europeos: uno está “atendido por franceses”, otro “atendido por austríacos”, otro “atendido por holandeses”, y el otro “atendido por alemanes”. El motivo de esta información es garantizarle al viajero que podrá evitar todo contacto con Bolivia, relajándose en una tranquila réplica de su hogar (retretes limpios, comida vegetariana, internet, gente como él). Quienes se hospeden en “La amistosa casa de huéspedes La Víspera, atendida por holandeses” pueden pagar sólo la mitad del precio si muestran su copia de Lonely Planet, y “El mejor y más amistoso restaurante de Samaipata es La Chakana, atendido por holandeses y húngaros” donde “Erik y Krisztina Velde sirven desayunos, emparedados, almuerzos vegetarianos, una pizza excelente y especialidades europeas”. Para cuando se publicó la guía, Erik y Krisztina ya no tenían que trabajar en la cocina, pero tienen a tres chicas indígenas que habían sido entrenadas para seguir las recetas, y la empresa ha empezado a llevarse sola; tienen una provisión inagotable de mochileros que quieren charlar y comer müsli, con Bolivia como telón de fondo. Eduardo Tapia, a quien se le da tan mal cocinar pasteles de chocolate como hablar inglés, naturalmente no tiene oportunidad de subirse a este carrusel. La simbiosis cultural entre viajeros, editores de guías y colonizadores de mercado (quienes, en muchos casos, solían ser mochileros), que ha sido construida en medio de la vida cotidiana de los pobres durante los últimos veinte años, es un club exclusivo. Para entrar, hay que conocer las reglas no escritas. Y, por supuesto, Eduardo se las arregla para meter la pata de todas las formas posibles, empezando por el mismísimo nombre del hotel: “El Turista”. Si tuviese la menor idea de lo que constituye la auto-imágen del viajero, sabría que el mayor temor del mochilero es ser identificado como un “turista”. En las guías de Lonely Planet, el término es tabú; la empresa, multinacional en todos los sentidos, quiere ser “una comunidad global de viajeros”. Los bolivianos, por supuesto, están atentos, listos para usar cualquier etiqueta que se desee, pero aún están demasiado perdidos en esta nueva era y, por ello, actúan con la misma torpeza que el niño del cuento “El Traje Nuevo del Emperador”: ¿Por qué el Turista está desnudo?

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En este mundo l@s fe@s no tienen derechos LUISITO - [# 42, abril/mayo 2005] En este mundo de capitalismo y globalización el derecho de trabajar sólo lo tiene el “mejor”. Desde niñ@s nos obligan a estudiar para sacar adelante el país. Hacer un mundo de ricos y pobres donde el derecho de vivir se ve limitado a trabajar esclavizado para obtener una vida mejor y más justa. Desde niñ@s nos acostumbramos a ver mucha TV lo cual nos obliga desde pequeñ@s a estar siempre pegad@s a la pantalla, esta crea muchas ilusiones que poco a poco cuando maduras se van destruyendo. La TV crea una diferencia muy drástica entre los “bonitos” y “feos” ya que sólo los agraciados tendrán derechos a ser los jefes reyes o reinas, a ser actores o actrices model@s o estrella de rock. Todos los demás sólo serán las personas explotadas que no tendrán derecho de opinar, parte de un montón más. Gracias a esta diferencia de bonit@s y fe@s se ha construido un imperio de cosas materialistas. Un ejemplo de esto son las grandes cadenas de gimnasio. En casi todo el mundo hay más de 10 gimnasios por cada ciudad, un montón de compañías realizan productos de belleza para mejorar la cara o para bajar de peso, etc. Desde hace mucho tiempo en la mayoría de los países se realiza un concurso de belleza como lo son Miss Mundo o Miss Universo donde modelan personas muy bellas según el molde, pero muy plásticas; que tienen muy poco cerebro solo piensan en comprar ropa muy caras, coches lujosos, perfumes y siempre ir a los lugares de actualidad. Realizan programas de TV donde cambian a las personas ¿Qué es eso? Acaso uno no se puede sentir bien como es para qué cambiar para volvernos como ellos, unos idiotas. En la mayoría de las revistas comerciales se habla de farándula, de cómo estar para tu novio o como sentirte bien contigo mismo. Tienes que ser bello no puedes ser flaco o gordo tienes que ser perfecto un metrosexual. Metrosexual son los hombres que viven en la peluquería, en el gimnasio, se viste a la moda y está muy pendiente de su apariencia física. Estamos de acuerdo con la igualdad entre hombres y mujeres pero no de esta manera. Si queremos un mundo nuevo más solidario y sin discriminación tenemos que eliminar este cliché del más “lindo” es el que triunfa y el “feo” se jode. Siempre al momento de elegir un empleo se toma en cuenta la apariencia física es el principal requisito, luego se ve si está o no preparado para el cargo. Esto siempre ha sido así, pero de nosotros depende generar el cambio basta de quejarnos es hora de reclamar nuestros derechos como humanos que somos. Boicoteemos todas esas empresas que quieran aprovechar nuestra autoestima y quieren hacer un mundo a su imagen y semejanza.

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Amazonas coronadas YANETH RIBAS - [# 49, febrero/marzo 2007] “En una noche tan linda como ésta, cualquiera de nosotras podría ganar, ser coronada Miss Venezuela y por fin sus sueños realizar” es uno de los estribillos más conocidos en el mundo de habla hispana. En las niñas criollas resuena la acaramelada melodía como el canto de las sirenas acrílicas que llaman a la oda de la emancipación de la miseria y la inmortalidad a través del descarnado poder de la belleza. Este estribillo treintañero, no tiene emisor identificable, pero sí un destinatario evidentemente femenino. De hecho “cualquiera de nosotras” es una evocación a la idea de oportunidad genérica, que engloba y procura generar un sentimiento de complicidad, es el poder semántico en pleno del “nosotras”, pero “cualquiera” refuerza un vínculo encantado con el emisor, es una estrategia de comunicación brillante que plasma la idea de que el emisor y el receptor pertenecen al mismo escenario, sin más distancias que la fortuna. La situación espacio-temporal pertenece a la inmediatez del hechizo televisivo, que no se detiene “en una noche tan linda como ésta”, simple, directo e infinito, cualquier noche puede ser tan linda como ésa, ésta, o como la próxima, el discurso situacional es atemporal, pero dotado con la “lindura” de la noche que es especial. La efectividad estratégica del estribillo se acentúa en la idea híbrida de ser un discurso tan glamoroso como genérico, en el cual la masa no requiere ningún conocimiento especifico previo más que habitar en el reino caribeño de las amazonas exuberantes y querer pertenecer a él, y es allí, en los cimientos del propio ideal social que el texto se ancla. El constructo personal previo está determinado en la misma identidad cultural del individuo colectivo que lo promueve. Como en toda dictadura semántica, los valores que promueve no son jamás objeto de cuestionamientos, por el contrario, son determinantes “ser coronada la Miss Venezuela y así todos su sueños realizar”, es tajante, sin ranuras, se entiende que el emisor es una autoridad que ratifica “ser coronada” como la cima del mundo que propone, en el contexto trascendental de 4 horas del certamen de belleza. En el tema no se explica, ni se justifica el por qué de la dosificación instantánea, se da por evidente, por axiomático. En este caso, el obviarlo sería un sinónimo evidente de que no se pertenece y que se desconoce por completo la importancia del fenómeno y su absoluta desvinculación al logos. Otras especulaciones El tal Boris Izaguirre afirma que el Himno de Venezuela debería ser “En una noche tan linda como ésta, cualquiera de nosotras podría ganar, ser coronada Miss Venezuela y por fin sus sueños realizar”. La insolencia no es nada descabellada, pues no hay nada que represente más la fantasía liberadora que la belleza finita. Y es que nuestra aparente banalidad posee la sabiduría de la calle; por ejemplo, en Caracas ¿Qué clase de infame policía multaría a una miss? En realidad, el poder de la belleza desconfigura cualquier discurso, incluso el de las utopías, las incredulidades, y las certezas. Criticar las misses o calificarlas de tontas bonitas es el discurso más tacaño y bobo que se podría enunciar, al igual que ensalzarlo, y es que como todo fenómeno complejo no se puede calificar en dos tonos.

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De hecho, Osmel no inventó el mundo. Picasso, un genio indudable del siglo XX, dijo: “Odio a las mujeres inteligentes”. Sin embargo, mi amiga Mariela me confesó que creía que la cirugía plástica que se institucionalizaba desde la TV era una artificio para que las mujeres muy inteligentes fuesen perfectas (e inalcanzables). Entonces, le pregunté ¿y las brutas? Y ella sabiamente respondió -también. ¿Acaso una mujer bella debería camuflar su inteligencia para no agredir al mundo con su envidiable perfección? Pues, a diferencia del vino, la cultura, o el dinero, la belleza no se añeja con los años, se destruye para que nuevas diosas puedan brillar en la inmediatez de la posmodernidad. En ese mismo pesimismo posmoderno, entre las telenovelas, las discotecas, y la mediocridad de la educación de las venezolanas y los venezolanos, jamás nos emanciparemos del yugo “de lo que debe ser un hembrón”. Y es que las venezolanas no gastan el 20% de su sueldo en tratamientos estéticos porque estén chifladas o porque quieran paliar el hambre de África, sino porque ésa es la promesa de éxito social más cercana a la felicidad. No conozco a ningún hombre que no sucumba ante el poder de la belleza (incluso los homosexuales). Ahora, las relaciones de poder han mutado; en un mundo donde cualquier accesorio de Barbie se puede comprar, se instaura una nueva forma de democracia participativa, no representativa, e increíblemente voraz con los estratos desfavorecidos. Una democracia que supera la genética y los designios del mismísimo Dios. Y tengo pruebas: Mi manicurista, con sólo 3 millones que desembolsó a un medico cubano del oeste de la ciudad, trasformó su desgarbado y desagraciado cuerpo de madre en la Barbie-Diosa: sus senos enormes a centímetros de la barbilla, redondos, pomposos, templados, y surrealistas, combinan deliciosamente con su cintura increíblemente estrecha. Sus 3 millones le han dado el poder de las amazonas urbanas, sus 3 millones vacilaron el antes irremediable destino de su cuerpo, vacilaron a la genética de la gravedad, vacilaron a Dios. Entonces pensé en Nietzsche: sí, efectivamente, Dios ha muerto.

¡La revolución será un almuerzo de gala! (entrevista a “Cocina Popular”)

AGÊNCIA DE NOTÍCIAS ANARQUISTAS - Brasil - [# 49, febrero/marzo 2007] - ANA: ¿Cuánto tiempo hace que están trabajando con el proyecto “Cocina Popular”? ¿Es un proyecto político-libertario-ecológico-gastronómico? Cocina Popular: El proyecto “Cocina Popular” nació en 2003. Es una idea del Archivo-Librería de la FAI [Federación Anarquista Italiana] de la región de Reggio Emilia, junto con los artistas Pablo Echaurren y Guido Andrea Pautasso y el “anarcoenólogo” Luigi Veronelli. A partir de la idea de organizar un evento, el primero en Italia, con el objetivo de estudiar la relación entre la mesa proletaria y los movimientos sociales, convocamos a las fuerzas políticas de la izquierda de la región y a algunas revistas alternativas nacionales. Luego quedó constituido el Centro de Estudios de la Cocina Popular, con sede en Massenzatico [Reggio Emilia], gracias a la disponibilidad de los compañeros locales, que como primera actividad editaron un libro con las actas del convenio [Editorial Zero in Condotta, Milano, 2005]. Siguieron otras dos actividades, el convenio sobre “Vinos rebeldes”, y otra de dos días sobre alimento y literatura “Cocina literaria: Mesa proletaria y narrativa social”. Esta alcanzó gran éxito y se creó el sitio web: www.cucinedelpopolo.org.

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El Centro de Estudios se autofinancia y está abierto a todos, contra la lógica comercial relacionada con el alimento y el vino. Se está buscando la forma de concretar los proyectos. La idea ha gustado mucho, tanto que compañeros de otras regiones de Italia han preguntado si se puede usar el nombre para realizar actividades similares y, de esa manera, ir creando una red amplia incluida en el programa del Centro de Estudios. Es un proyecto ideado por los anarquistas y gestionado sobre bases libertarias [asamblea, rotación en los cargos, sin líder, autofinanciación], pero que incluye a muchas personas y grupos no anarquistas de la izquierda italiana. Se trata de un proyecto cultural, pero que, obviamente, también es político, por lo que se quiere hacer. El encuentro de la cocina popular tuvo lugar en Massenzatico porque allí se construyó, en 1893, la primera Casa del Pueblo italiana. En ese lugar mágico, donde materialmente se concretó la reunión, nuestras hermanas y hermanos del pasado colocaron ladrillo por ladrillo para edificar el primer espacio de transformación social del movimiento obrero y campesino. La elección del Teatro Artigiano de Massenzatico no se hizo al azar. Este teatro fue construido y reformado sobre los cimientos de la que fue la Casa del Pueblo, la primera en irradiar un futuro de igualdad, libertad y fraternidad. De aquella Casa del Pueblo partieron las indicaciones para todo el movimiento de emancipación social tendiente a transformar las bases de la sociedad en sentido horizontal y solidario, donde obreros, campesinos y explotados actuaran directamente en primera persona en la construcción de otra sociedad. La vuelta al pasado es necesaria para comprender el futuro más cercano, y la tentación de formular preguntas a la historia en ese lugar tan significativo fue fortísima. Para poder preguntar y preguntarnos acercar de los temas de nuestra historia, de la de nuestros progenitores, de nuestras abuelas y abuelos, nos acercamos a Massenzatico. En efecto, hemos vivido juntos, tantos de nosotros, una jornada inolvidable de reflexión y comparación de la cocina social, que tanto contribuyó a la formación de espíritus rebeldes que animaron desde un principio en el movimiento obrero, los sueños de libertad e igualdad. - ¿Qué actividades han promovido últimamente? Junio de 2006: Convenio “Cocina literaria. Mesa proletaria, narrativa social”; en este momento estamos realizando las actas de esa actividad y preparando algunas degustaciones para los próximos meses, así como acuerdos con hosterías y productores para crear una red de productos y lugares a precios económicos pero de alta calidad y sustentabilidad. - El “logo” lo hizo un artista anarquista? Es muy bonita la imagen. ¡Felicitaciones! Los logos para nosotros son bellísimos y muy apropiados, tanto el del primer convenio -luego se transformó en el logo del centro de estudios-, como del segundo, fueron realizados por el artista romano Pablo Echaurren fundador del proyecto al inicio, muy famoso y considerado en Italia y en el mundo. Parte de la historia del logo es muy linda. También el logo del segundo evento -ahora del Centro de Estudios- tiene una historia bella e interesante.

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El logo: Tenedor en alto y tenedor con puño cerrado, una cinta roja los une; banderas rojas y banderas rojinegras flameando por la vitalidad. Imágenes y signos que anticiparon el clima y la relación de un encuentro hecho con sentido de comunidad y mezcla , donde todo/as se sintieron incluidos en la casa grande del pueblo. Gustó tanto el manifiesto realizado por Pablo Echaurren, artista en libertad y, en especial, artista de la libertad, capaz de interpretar los sueños y los deseos del movimiento como ningún otro; “manifiesto que ojalá todos intentaran buscarlo para que sea el ícono nuevo de un socialismo antiguo”. - ¿Además de las actas del convenio, cuál es el contenido del libro? ¿Recetas, consejos? Incluye: recetas [integraban el informe del convenio]; una poesía inédita de Luigi Veronelli: intervenciones de la cocinera rojinegra [de la formación del Centro de Estudios de la Cocina del Pueblo], las comunicaciones presentadas por algunos productores/participantes de este proyecto, acerca de hierbas extintas, viñedos rebeldes, producciones enogastronómicas radicales y sustentables... - ¿Producen su propio vino? ¿Qué otros productos piensan “comercializar”? - El Centro de Estudios no produce ni comercializa nada enogastronómico, pero estamos intentando crear una red entre productores, distribuidores, restaurantes, locales y consumidores, siguiendo los principios expresados en el convenio. - Una curiosidad, ¿el “Lambrusco” es el mejor vino italiano? - Nosotros no juzgamos la calidad del gusto. El Lambrusco es un vino particular, fino, pese a que ahora no se lo considera de calidad y se le adjudica escaso valor. Sin embargo, por sus características peculiares en el Lambrusco encontramos que desde tiempos antiguos ha sido un vino rebelde, ingobernable. Además de poseer una multiplicidad de funciones: la clásica de amalgamar nuestra cocina, tranquilizante para los niños y, en especial, la de ser un ingrediente de bautismo laico que se realiza desde tiempos antiguos sustituyendo al agua bendita por Lambrusco como desprecio del poder eclesiástico. - Observo que utilizan mucho la expresión “cocina social”, ¿a qué se refieren exactamente? A la cocina de los pobres, de los proletarios, a sus alimentos, a los lugares donde se consumen [lugares de trabajo, sindicatos, casas del pueblo, centros sociales]. También nos referimos al recetario popular formado sobre la base de la “escasez” con los productos de la tierra. Por lo que este redescubrimiento se origina tanto por el objetivo de la investigación, cuanto por la necesidad de retornar a los orígenes de la cocina popular, para volver a proponer los alimentos y la cultura y el cultivo del movimiento obrero y campesino. - ¿Podrían explicar mejor la expresión “lo revolucionario es la calidad”? En la actualidad el concepto guía no es la calidad, sino la ganancia y la explotación. Son necesarias entonces tantas revoluciones: política, enogastronómica, de estilo de vida, cultural, de consumo, etc. Revolución significa movimiento, evolución, vida. Y si se realiza en el sentido libertario, estaremos en el camino justo.

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- ¿El vegetarianismo forma parte también del proyecto? Si, pese a que en nuestra tierra está muy difundido el uso de grasas animales en la cocina, por razones de sostenimiento físico por el trabajo y territorial/cultural. - ¿”Cucine del Popolo” es también un proyecto contra la alimentación industrial, la de los transgénicos, verdad? En efecto, y propone un redescubrimiento de los alimentos de la cocina social y, por consiguiente, por lo general nutritiva y saludable, desvinculada de la lógica comercial, donde prevalece la diversidad, la riqueza de la tierra, a diferencia de los alimentos industriales que explotan y dominan la Naturaleza con ánimo de lucro. - Qué piensan de esta frase: ¿”la salud es subversiva porque no da ganancias”? En el papel es cierto, porque en la realidad la salud es parte del mecanismo económico y productivo, siendo un negocio de grandes dimensiones, y por lo tanto contra la riqueza alimentaria y territorial. - ¿Algo más que quieran decir? ¡Gracias, suerte y ánimo en el proyecto! Estamos preparando un convenio internacional sobre “La Cocina de la Revolución” con estudiosos y huéspedes de todo el mundo. Aceptamos colaboraciones de los compañeros para el proyecto, aunque sea solo para realizar las traducciones de los materiales del Centro de Estudios y del sito web en otras lenguas. ¡La revolución será un almuerzo de gala! Centro Studi Cucine Del Popolo; email: [email protected]; Web: www.cucinedelpopolo.org [Traducción: Alicia Zárate]

Tecnoliberación: ¿mundo por venir o simple espejismo?

GUIDO NÚÑEZ-MUJICA - [# 53, mayo/junio 2008] ¿Ciencia y Tecnología que se les escapa a los expertos? Un astrónomo aficionado descubre cráteres de impactos meteóricos desconocidos en el norte de África... sin salir de casa, usando el Google Earth. > Un grupo de fineses aficionados a la Ciencia Ficción hace una parodia de Star Trek cuyos efectos especiales no tienen nada que envidiar a los parodiados. > Un grupo internacional de criptógrafos descifra, más de 60 años después, ciertos códigos de Enigma, la máquina criptográfica de las fuerzas del Eje, usando como herramienta la computación distribuida a través de Internet. > Se organiza en el MIT una competencia de Biología Sintética, una especie de Lego molecular donde equipos de estudiantes de Europa y EEUU construyen organismos a la medida para los fines más diversos: desde bacterias que funcionan como película fotográfica hasta bacterias que sirven como superficie de escritura deleble, pasando por otras que forman «cables» conductores de señales químicas.

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> Organizaciones estimulan el desarrollo de la red Wi-Fi en los Andes peruanos a fin de transmitir podcasts con consejos agrícolas en lenguas aborígenes. > La revista Nature publica un estudio donde afirma que la Wikipedia, la Enciclopedia Libre, es tan precisa como la venerable Enciclopedia Británica en lo que respecta a términos científicos. A primera vista los hechos enumerados en las líneas anteriores no tienen mucho en común, salvo el uso de las nuevas tecnologías. Sin embargo, analizados más de cerca se hace evidente un patrón: organizaciones no dependientes del gobierno ni de grandes corporaciones, pequeños grupos con intereses comunes e inclusive individuos aislados están usando avances tecnológicos de nuevo cuño de manera inesperada por sus creadores, con resultados asombrosos y de gran relevancia a distintos niveles. Desde el mero entretenimiento hasta la creación de nuevas ramas de la industria y procesos con un gran potencial comercial y aplicaciones de gran importancia en el día a día, los individuos y los grupos pequeños han comenzado a hacerse presentes en terrenos anteriormente reservados a los ricos, los poderosos y los protegidos del Capital y el Estado, quienes eran los únicos con recursos suficientes para emprender investigaciones y proyectos de gran calibre. Sus armas son teclados, ADN recombinante, redes y mucho ingenio, sus creaciones y sus ideas se esparcen por todo el mundo y sus fines son tan diversos como la vida misma. La propuesta de la Tecnoliberación, acuñada por el escritor australiano Greg Egan como un movimiento político ficticio en su novela El Instante Aleph (en inglés: Distress -1995-; Barcelona, Gigamesh, 2000, 350 p.), a diferencia de mucho del discurso tradicional de los movimientos antisistema, propugna el uso de la tecnología como herramienta de emancipación y de lucha contra los poderes establecidos, no como instrumento de dominación. La idea apunta en dos direcciones: no sólo a liberar usando la tecnología, sino también a liberar la tecnología en sí de las manos de los pocos que actualmente tienen acceso a la misma de modo creativo y no únicamente a sus productos manufacturados. En el campo de la informática esto no es novedad. El movimiento del software libre ha estado con nosotros hace tiempo, la idea del hacker adolescente también. Sus repercusiones sociales son ya evidentes, desde la actualización periódica de los antivirus hasta el impacto de los nuevos tipos de licencias creados para la administración de la propiedad intelectual, distintas al tradicional copyright. Por otra parte, las acciones represivas, exageradas y violatorias de derechos elementales por parte de instituciones supuestamente protectoras de los derechos de autor (muchas veces en realidad se dedican al lucro de los famosos de turno), como el caso de la SGAE en España, han conseguido difundir de manera extraordinaria dichos tipos de licencia, amén de los planteamientos en que están basadas. Así pues el movimiento del software libre ha adquirido relevancia más allá del ámbito de la informática, llegando incluso a influir en la política interior de ciertos países. Software Libre: Sólo un punto de partida Que el enfoque planteado por el movimiento del software libre se haya originado en la informática no es casualidad. La informática es una tarea esencialmente mental y en los países desarrollados las computadoras son ubicuas desde hace rato. No se requieren grandes recursos para desarrollar avances en desarrollo de software, en comparación a lo requerido en otras áreas. Hasta ahora. En la Biología, compartir tampoco es nuevo. Norman Borlaug desarrolló variedades de trigo y de maíz con un rendimiento extraordinario, variedades que son hoy día la base de gran parte de la agricultura mundial y que hicieron posible el incremento poblacional impulsado por la Revolución

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Verde, y las puso a disposición de las naciones más pobres del mundo. Campañas masivas de vacunaciones han puesto fin a la viruela y están en vías de extinguir la poliomielitis. Recientemente ha surgido una corriente de «Biología de Código Abierto», basada en licencias intelectuales análogas a las empleadas en el desarrollo del software, iniciativa que ya ha dado frutos en forma de nuevos métodos de transformación genética de plantas y en la creación de una base de datos de «biopartes» de libre acceso integrada por genes estructurales y reguladores y que permite, al combinarlos, la creación de bacterias específicamente diseñadas y con características asombrosas que van más allá de la ingeniería genética más tradicional. Existen institutos como el BIOS (Iniciativa Biológica para la Sociedad Abierta) y el NOSI (Red para Iniciativas Científicas Abiertas) cuyo único fin es desarrollar técnicas de ingeniería genética nuevas, libres de patentes y adaptadas a investigadores con pocos recursos, de tal modo que sean usadas en países en desarrollo para crear variedades acordes a la economía y condiciones locales, en vez de usar biotecnología enlatada y costosa que proviene de grandes corporaciones y que muchas veces no provee solución adecuada a problemas de índole local. En el campo de las bebidas, ya el clásico juego de palabras usado por los defensores del Software Libre ha perdido actualidad: “It‟s free like in free speech, not like in free beer”, expresión que aprovecha el hecho de que en inglés „libre‟ y „gratis‟ se escriben del mismo modo. Un grupo de estudiantes daneses ha creado la primera «cerveza libre» del mundo, cuya receta está disponible en Internet para aquellos dispuestos a emularla. El proyecto OpenCola ha desarrollado un refresco de cola de código abierto, cuya receta puede ser usada incluso con fines comerciales siempre y cuando se cite su fuente. Es evidente que la filosofía del código abierto comienza a abrirse paso en el mundo físico y a adquirir relevancia social más allá del ámbito de la computación. Existen proyectos de investigación biomédica de código abierto, que esperan desarrollar a mediano plazo nuevas drogas contra las llamadas enfermedades olvidadas, enfermedades actualmente intratables de modo satisfactorio pues no se invierte casi nada en ellas por afectar mayormente a países pobres. Estas drogas, creadas mediante la colaboración de laboratorios de todo el mundo, estarían libres de patentes y por lo tanto, disponibles a costos que permitieran su adquisición por parte de los más desposeídos. La idea no es descabellada, ya existen artículos académicos que la promueven, y nuevos métodos en biología y química computacional, aunados al crecimiento de la información genómica y proteómica de los organismos, permitirán un desarrollo de drogas in silico, es decir, asistido informáticamente. Estos proyectos no son una posibilidad futura. Ya existen y se desarrollan fármacos mediante el modelo PPP (Sociedad PúblicaPrivada), mediante colaboración entre grandes farmacéuticas, laboratorios de investigación y ONG‟s que se ocupan a enfermedades tropicales. ¿Onanismo o inconformismo? Puede preguntarse el lector, si esto no es más que una cortina de humo autocomplaciente que en nada beneficia a quienes más lo necesitan, pero mantiene entretenidos a unos cuantos privilegiados, a la vez que satisface sus egos. Nada más lejos de la verdad. El continuo descenso de precio en ciertas tecnologías ha conducido a su democratización y uso masivo, como evidencia el hecho de que hoy ya más de un tercio de la humanidad usa teléfono celular, apenas a 26 años del lanzamiento de dicha tecnología. Dentro de poco, termocicladores baratos (máquinas de amplificación de ADN) permitirán el uso extensivo de diagnósticos moleculares a precios irrisorios, asequibles incluso a los estratos más pobres de la población mundial. La iniciativa «Una Laptop Por Niño» promete la posibilidad de computadoras portátiles para uso educativo a un precio inferior a los 200 dólares, que descenderá a medida que se abarate la tecnología.

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Por otra parte, la innovación no siempre viene de un sector con entrenamiento tecnocientífico, en ocasiones, puede originarse en comunidades que enfrentan un problema soluble con herramientas de alta tecnología. Es el caso de los campesinos de Gujarat, en India, que usando una variedad transgénica de algodón resistente a plagas, creada por la compañía Monsanto, bestia negra del ecologismo, han desarrollado mejores variedades de algodón, cruzando las variedades de algodón tradicionales, adaptadas a su entorno pero sensibles a las plagas, con la variedad transgénica de Monsanto, resistente a las plagas pero inadecuada para las condiciones de Gujarat. Los campesinos gujaratíes quebrantaron tanto la propiedad intelectual de Monsanto como la prohibición del gobierno hindú del cultivo de organismos transgénicos, establecida siguiendo los consejos alarmistas de activistas bien nutridos del Primer Mundo y sus seguidores locales. Así, estos campesinos desafiaron tanto al Estado como a la Empresa Privada y tuvieron éxito al hacerlo. Las nuevas variedades por ellos desarrolladas tienen un rendimiento mayor tanto al de las tradicionales, como al de la variedad BT de Monsanto y se venden a precios mucho menores que la BT. Aunque en el papel, una gran parte de los campesinos sea culpables de violación de propiedad intelectual y de las leyes en contra de los transgénicos, los rendimientos son tan espectaculares y tanto el número de «infractores» que ni al gobierno indio ni a Monsanto, les fue posible perseguirlos judicialmente. A pesar de los escenarios de pesadilla pintados por ciertos ambientalistas, nada extraño o catastrófico ha sucedido hasta ahora y los gujaratíes son más prósperos, debido a su uso creativo de la tecnología, aplicando su ingenio innato. No es necesario ser un científico para usar herramientas tecnológicas de modo creativo, productivo y benéfico.

Un nuevo mundo nace y crece ahora mismo. Un mundo en el que la visión tecnológica ya no es patrimonio de una minoría; donde grupos se conectan sin barreras geográficas o institucionales para resolver problemas comunes y donde resolver estos problemas es progresivamente más barato. Un mundo donde cada vez más gente tiene las herramientas para encarar los inconvenientes que encuentra y donde gran cantidad de experticia está disponible en línea. Alguna vez se pensó que leer y escribir eran actividades para las cuales sólo una minoría estaba dotada, individuos selectos de gran inteligencia. Hoy sabemos que eso no es así, tal noción nos parece ridícula y denigrante. Mañana veremos que lo mismo pasará con el emprendimiento tecnológico, después de todo el éxito de nuestra especie se basa en nuestra inventiva y si bien no todos somos genios, la colaboración de muchos puede producir resultados asombrosos. La tecnología no es enemiga del cambio social, ni es inherentemente dominadora, al contrario, sólo empleando esta herramienta podremos lograr un mundo más justo para todos, donde el derroche del recurso más precioso que posee la humanidad, el ingenio, ya no sea la norma, donde miles de millones no padezcan las consecuencias del uso miope y egoísta de la tecnología, un mundo donde la tiranía no tenga cabida y la educación crítica haga imposible el ascenso de populistas encantadores de serpientes.

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Salud, vino y libertad CAMILO MILFUEGOS - [#54, septiembre/octubre 2008] Hace algún tiempo y bajo la complicidad de un tibio atardecer caraqueño, la Organización Nelson Garrido (ONG) nos había convocado para un evento singular: “Cata de vino para obreros y amas de casa”. Efectivamente, en la sala nos agrupábamos un variopinto grupo de personas de diferentes edades y procedencias, entre ellos, alguna abuela y varios activistas de comunidades populares como El Cementerio y Carapita, para quienes, entre los que me incluyo, era nuestra primera experiencia en una degustación de licores de tal naturaleza. El facilitador de aquel evento era Alberto Soria, conocido profesor universitario y gastrónomo, quien con bastante pedagogía y mordacidad nos derrumbó en una noche el mito del buen comer y el buen beber como un placer destinado, exclusivamente, a las élites adineradas. Gracias a la oportunidad de testimoniarlo, cedida por l@s compañer@s de El Libertario, deseo colectivizar algunas de aquellas impresiones en el entendido que, cualquier sociedad más justa y libre debe incorporar múltiples satisfacciones para los seres humanos. Desde sus primeras palabras Soria nos aclaró que detesta la futilidad de las modas, especialmente aquellas relacionadas con la cocina. La buena mesa y sobremesa, en cambio, han acompañado desde siempre a las sociedades, teniendo poco que ver con grandes cuentas bancarias. Diferentes ejemplos citó de fogones humildes, a lo ancho y largo del globo, que son una fiesta para el paladar. Alrededor de la comida y la bebida se convive y estrechan lazos de fraternidad, un elemento descuidado por las velocidades de la vida contemporánea. El acercamiento al vino, tema de la tertulia, comenzó desmitificando su pretendido carácter “clasista” recordando su trayectoria bajo los viñedos campesinos de Europa y América y sobre la mesa de los proletarios de todas las épocas. El vino, según Soria, es la bebida de la socialización por excelencia. Si bien otros licores como el ron o el whisky resisten su disfrute en solitario, en el caso del vino su gozo onanista atentaría contra su propia naturaleza. Además, en palabras del sibarita, el vino se ingiere como compañero de las comidas, reforzando sus armonías y resaltando sus sabores. Almuerzo y amig@s o cena y romance, entonces, es sinónimo de bebida fermentada de uvas. En aquella oportunidad disfrutamos de tres vinos tintos diferentes, empezando de menos a más. Teniendo la copa frente a nosotros, conocimos de cepas y cosechas de la que salen los diferentes tipos de vinos. Agitando la copa desde su base despertamos los aromas dormidos, apreciando los diferentes olores –maderas, frutos, uva- extendiendo el placer por conducto del olfato hasta nuestro cerebro. Lo que Alberto Soria no dejó de repetir es que, en países tropicales como Venezuela, la llamada temperatura ambiente evidentemente depende del ambiente. Por ello tomarse un vino, de cualquier clase, sin haberlo enfriado previamente es un crimen. Según detalló, la temperatura ideal para disfrutar los vinos es de entre 17 y 18 grados. En Venezuela la temperatura promedio de un local con aire acondicionado es de 20 a 22 grados, y si este funciona deficientemente se coloca sobre los 28 grados. Si un vino no se sirve a una temperatura correcta se devalúa, sabiendo a lo que no es. Por ello lo recomendado es enfriarlos en una cubeta con hielo durante 10 minutos, o en una nevera por media hora. Aquella noche las botellas se refrescaron en ollas hasta el tope con hielo. El sibarita resumió en simples recomendaciones la cultura de las horas y las formas más adecuadas para la ingesta del vino. Antes del almuerzo como aperitivo, durante las comidas blancos o tintos según el plato, y al final del día de nuevo como aperitivo, armonizando la cena con blancos y tintos

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según la ocasión. Si la celebración promete y se tienen varias botellas, primero se descorchan los blancos antes que los tintos, los nuevos antes que los viejos, y los más suaves antes que los fuertes. Esta fue la secuencia de nuestra cata. Tras la copa “borrábamos” del gusto el sabor del vino con una rodaja de pan campesino, lavando el vaso con un chorro de agua para no mezclar dos tipos diferentes. Alberto Soria se burló, con inclemencia, de aquellos que piden lo más caro de la carta de vinos porque lo presumen muy bueno. Afortunadamente, su disfrute no depende del precio, sino de la curiosidad por probar diferentes cepas y cosechas. Tomar vino es tan accesible como otras familias de licores, el ron o vodka por ejemplo, y mucho más económico que el whisky, la bebida a la que los venezolanos y venezolanas somos tan asiduos. El vino económico y de calidad existe sobradamente, importándose a Venezuela en cantidades apreciables. Para reconocerlo hace falta más que el precio de la botella, fijarse en el origen y en el recorrido de su productor. Nuestro maestro de cata nos alentó a comparar, razonar y arriesgarse por el añejo método del ensayo y error. Aquella jornada nos cambió la visión, prejuiciada, que teníamos sobre el vino. Ahora tenemos una excusa más para vernos con amigos y familiares tejiendo lazos, retomando proyectos, compartiendo experiencias… alrededor de una botella de vino.

Software libre y anarquismo

CHRISTIAN IMHORST - [#55, enero/febrero 2009] (Versión resumida; traducción original en www.softwarelibre.cl/ www.softwarelibre.cl/ drupal/?q=node/1201) No debe imaginarse a los anarquistas del software libre bajo el cliché de extremistas con cabello despeinado, mirada loca y bomba en cada mano. Todo lo contrario, en vez del caos, Richard Stallman –personaje clave en ese movimiento reclama un nuevo orden de la propiedad intelectual visto desde una ética hacker: el acceso al saber debe ser libre, descentralizado, antiburocrático y antiautoritario. Su mensaje político radical tiene como objetivo la propiedad privada, uno de los pilares de la sociedad en la que vivimos. Los enemigos de Stallman le reprochan su interés en abolir la propiedad intelectual y que busque realizar una utopía comunista con su movimiento de software libre. Él mismo no se considera comunista o anticapitalista que quiera suprimir la propiedad. La licencia de Stallman, la GNU General Public License (GPL), tampoco se refiere a la abolición de la propiedad intelectual, pues quiere preservarla en una forma específica. A través de la GPL, el programador de software libre traspasa el control de su obra pero no así la obra misma. Él se reserva el derecho como autor sobre su programa. Se le conceden ciertas libertades al usuario de este software, como la libertad de modificar la obra y de publicarla modificada. Esta libertad depende sólo de una condición: la obra modificada también debe ser publicada bajo la licencia de GPL. Ya existen licencias similares para libros, música y otras formas de propiedad intelectual. Estas libertades no pueden ser suprimidas por nadie. El software libre no debe ser la propiedad de un individuo sino la propiedad de todos. Lo contrario es el software propietario. Un programa propietario como Microsoft Word es propiedad privada de la empresa Microsoft. La persona que instala Word sólo tiene derecho legal de uso sobre el programa, que está protegido de

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ser repartido y modificado. Al contrario, la licencia GPL exige la modificación y la repartición del software. Nadie está excluido de la propiedad de un software de licencia GPL. Por esta razón, es imposible que alguien controle la distribución. La persona que quiere usar este software puede simplemente copiarlo y distribuirlo. De esa forma, aumenta rápidamente la disponibilidad del programa. Sin duda, la licencia GPL impide que alguien sea excluido del uso del software libre pero por otro lado, imposibilita que alguien haga de un software libre uno propietario. A nadie se le puede impedir que use el sistema operativo libre GNU/Linux y a nadie se le puede restringir su uso. A cualquiera que descargue a través del internet GNU/Linux, lo instale en su ordenador, regale o venda copias del mismo, también le pertenece. En este sentido, la licencia GPL es una anti-licencia, por lo que Stallman habla de Copyleft en vez de Copyright. La ética hacker es fundamental para la filosofía política de Stallman. Es un código que se atribuyó un grupo de aficionados en computación del Massachusetts Institute of Technology (MIT) a finales de los años cincuenta. Ellos aprendieron juntos a programar los primeros ordenadores en el MIT y compartieron estos conocimientos entre ellos. Denominaron hackear a programar juntos, aprender e intercambiar libremente los conocimientos y a sí mismos como hacker, antes de ser llamados piratas cibernéticos por los periodistas. La ética hacker tiene sus elementos anarquistas en la exigencia de la libertad y la descentralización, así como en sus tendencias antiburocráticas y antiautoritarias. Radicalismo norteamericano Después de dos siglos de independencia, el anarquismo en los EE.UU se diferencia fundamentalmente del anarquismo europeo o ruso. Su radicalismo era algo nuevo y no solamente una variación del radicalismo europeo. Nunca quisieron suprimir toda autoridad. Eran representantes de una nueva forma de orden, el orden del anarquismo norteamericano. Lo problemático del concepto de anarquismo es que nunca puede ser una doctrina o una teoría estática. El anarquismo puede ser reformulado por cualquiera de sus seguidores y representado en formas diferentes. No se puede esperar que los anarquistas tengan una teoría política consistente ya que el anarquismo es una teoría de adaptación a las circunstancias. Es precisamente esa capacidad de adaptación lo que hizo que nos haya acompañado a través de la historia de la humanidad y que se expresó en los últimos tiempos intensivamente en el movimiento hippie. Los hippies anarquistas de California fueron los pioneros de la contracultura de los años sesenta e influyeron los movimientos izquierdistas del mundo entero. Con su forma política de acción directa organizaron campañas en contra del militarismo, del racismo, de la discriminación sexual, etc. El movimiento hippie no creó jerarquías como la izquierda tradicional, sino colectivos y estructuras democráticas. Además, la izquierda californiana combinó la lucha política con una rebelión cultural. Al opuesto de sus padres, los hippies se negaron a vivir bajo las estrictas convenciones sociales a las cuales la gente tenía que someterse en el ejército, en las universidades, en las empresas y también en los partidos políticos de tendencia izquierdista. Por el contrario, mostraron su repudio en contra del mundo ordenado vistiendo ropa poco convencional, viviendo una promiscuidad sexual, escuchando música a todo volumen y tomando drogas relajantes. Hackers y ética anarquista Los primeros aficionados de computación del MIT no se interesaban en la promiscuidad sexual ni en la música fuerte o las drogas relajantes. A pesar de eso, tenían cosas en común con los hippies: el rechazo por las estructuras autoritarias y burocráticas y la exigencia de su superación. En su libro

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«Hackers – Heroes of the computer revolution», Steven Levy dice que la subcultura hacker se desarrolló cuando se inventaron las computadoras que no necesitaban tarjetas perforadas. Si se quería utilizar uno de estos ordenadores, ya no se tenía que superar los obstáculos burocráticos tan excesivos como los que regulaban el uso de las viejas máquinas IBM. Dado que los programas se podían iniciar directamente a través de un teclado y una pantalla sin tener que importar un montón de tarjetas perforadas, los nuevos ordenadores inspiraron a los programadores a crear una nueva forma de programación y los hackers fueron sus pioneros. Además, se conectaban varios teclados y pantallas a un ordenador, lo cual hizo posible que varias personas pudieran usarlo al mismo tiempo. Los jóvenes hackers desarrollaron su ética luchando diariamente por adquirir tiempo de computación y en contra de las autoridades que les impedían programar. La ética hacker no se publicó como manifiesto, se divulgó de boca en boca durante los primeros años. Tampoco fue discutida pero los hackers que la aceptaron la consideraron como axioma. Sus puntos más importantes son el acceso ilimitado a las capacidades del computador y el libre acceso de toda información. Además, hay que desconfiar de las autoridades y hay que fomentar la descentralización. Los sistemas abiertos sin burocracia ni autoridades les permitieron trabajar más productivamente con los ordenadores. Sin el control autoritario de los sacerdotes de IBM, lograban mayores avances con los ordenadores. Al usar las máquinas IBM, adquirían mayor poder sobre ellas. Por esta razón, es evidente que desconfiaran de cualquier otro poder que los limitara y que les impidiera usar los ordenadores. Levy relata en su libro la historia de la cultura hacker y de la ética hacker en el MIT hasta su fin provisional en 1984. Es ahí donde dice Stallman que esa cultura fue un ejemplo vivo de organización anarquista y maravillosa, antes que fuese disuelta. Stallman creó una nueva comunidad - el proyecto GNU - teniendo como modelo aquella cultura hacker. El movimiento de software libre abarca más que el proyecto GNU. La distinción más notoria es entre los seguidores de la licencia BSD y de la licencia GPL. La licencia BSD ( Berkeley Software Distribution) representa una versión del sistema operativo Unix que se originó en la Universidad de California de Berkeley a finales de los setenta. La licencia BSD denomina hoy una serie de derivados de Unix como el FreeBSD, NetBSD o el OpenBSD. Al contrario de la licencia GPL, la licencia BSD permite que bajo ciertas condiciones se use el código fuente para crear un software propietario. Al comienzo de un proyecto de software, la pregunta acerca de su publicación bajo la licencia GPL o la de BSD puede ser un objeto de disputa. Si se decide usar la licencia BSD, se permite entonces a todos crear versiones comerciales basándose en su trabajo. Una persona que decida trabajar con la licencia GPL tendrá probablemente menos problemas con Richard Stallman o por lo menos, renunciará a hablar públicamente mal de él. Los partidarios de la licencia BSD no crean ningún culto alrededor de su licencia. En la mayoría de los casos, simplemente recalcan las libertades que proporciona la licencia BSD en comparación a la licencia GPL. Carecen de representantes carismáticos como Stallmann o Linus Torvalds. Por esta razón, los proyectos BSD son ignorados por la prensa ya que no se interesan por la cruzada de Stallman para liberar el código fuente. Sin embargo, el punto de vista de Stallman es más radical. Él propone un sistema de software libre que se parezca a Unix pero mejorado. Por esto, denominó su obra GNU que es un acrónimo recursivo para «GNU‟s Not Unix». Desde ese entonces, la meta del proyecto GNU es crear un sistema operativo completo, libre y óptimo. GNU es un sistema de software que quiere sustituir todo software propietario por un software GNU. Con la fundación del proyecto GNU empieza la cruzada de Stallman. La libertad que antes sólo estaba codificada en la ética hacker es expresada por un contrato legal entre el autor y el usuario a través de la licencia GNU General Public License. La licencia GPL quiere impedir que el software libre sea mal explotado.

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El último verdadero hacker En el libro de Levy, el capítulo dedicado a Stallman se titula no sin razón «Epilogue: The Last Of The True Hackers», pues en 1984 la situación era pésima para el software libre. Stallman pertenece a la generación de primeros hackers que habían programado gigantescas IBM en universidades norteamericanas. La gente joven que empezó a aparecer en los años 80‟s en las salas de computación de las universidades aprendía a programar en su PC, libre de cualquier ética o comunidad hacker. Estos jóvenes programaban tan bien como sus antecesores. Pero con ellos apareció un fenómeno nuevo: sus programas aparecían en las pantallas con Copyrights. Para Stallman, quien defendía la idea de que toda información debe fluir libremente, este hecho era una blasfemia, pues impide que la gente saque el máximo provecho del software. Stallman había aprendido en el centro de computación del MIT que una institución anarquista podía ser posible. Lo único que le faltaba era más gente que participara. La razón de este fenómeno era la descentralización, por el hecho que ahora cada hacker tenía su propio ordenador en casa. A principios de los ochenta, él se sentía como el último partidario de un movimiento muerto organizado en torno a los principios anarquistas de la ética hacker. Quería reanimar este movimiento. Con el movimiento de software libre renace la cultura hacker y Stallman se propone liberar el código fuente de toda licencia propietaria. El movimiento de software libre en la forma de GNU, BSD o iniciativa Open Source es la crítica radical y anarquista al orden de la propiedad intelectual no sólo en la sociedad liberal de EE.UU., sino en el mundo entero globalizado. Al contrario de los representantes de la licencia BSD o del anarquismo de libre mercado de Eric Raymond, Stallman aboga por un anarquismo cooperativo que bajo las palabras del francés Proudhon plantea que la propiedad es un robo. Stallman y la fracción de GNU del movimiento de libre software quieren liberar no sólo la propiedad intelectual en forma de software de las licencias propietarias, sino también libros y música. Así lo declara Stallman: «Yo voy más en dirección a la idea anarquista de izquierda, que nos juntemos libremente y reflexionemos como podemos mantener a todos cooperando.» Bibliografía - Barbrook, R. und Cameron, A. (1995), „The Californian Ideology‟. http://www.alamut.com/subj/ideologies/pessimism/califIdeo_I.html [30th November 2004]. Brooks, F. P. (1995), The Mystical ManMonth: Essays on software engineering. New York. - DeLeon, D. (1978), The American as Anarchist. Baltimore, MA. - Grassmuck, V. (2002), Freie Software - Zwischen Privat- und Gemeineigentum. Bonn. Imhorst, C. (2004), Die Anarchie der Hacker - Richard Stallman und die Freie-Software-Bewegung. Marburg. - Klagges, H. (1996), „Es reicht mir nicht, nur einfach neugierig auf die Zukunft zu sein, ich will etwas ändern‟. Interview with Richard Stallman. http://www.klagges.com/pdf/ interview_stallman.pdf [30th November 2004]. - Levy, S. (1984), Hackers: Heroes of the Computer Revolution. New York. Raymond, E. S. (2001), The Cathedral and the Bazaar: Musings on Linux and Open Source by an Accidental Revolutionary. Sebastopol, CA. - Rifkin, J. (2000), The Age Of Access. New York. - Wayner, P. (2001), Free For All. How Linux and the Free Software Movement Undercut the High-Tech Titans. New York. - Williams, S. (2002), Free as in Freedom - Richard Stallman‟s Crusade for Free Software. Sebastopol, CA.

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¿Qué es “Mechanarchy” (mecanarquía)?

ANARCHIST SAVANT MONTHLY - [# 57, octubre/noviembre 2009; traducción: Luis Prat]

Mechanarchy no es sólo lo conceptual, es un banquete de información práctica sobre cómo cada un@ de nosotr@s PUEDE hacer la diferencia para acabar con las corrientes prácticas destructivas a nivel mundial que nos rodean.

Daremos información gratis sobre cómo construir tu propia cocina solar y calentadores solares. También podremos fabricarlos a la orden usando materiales reciclados si así lo prefieres. Te enseñaremos cómo arreglar y mantener tu bicicleta o si no lo hacemos nosotr@s si te faltan el tiempo o las ganas. Habrá información sobre las últimas bicicletas para llevar carga y toda una gama de remolques para EAB (bicicleta asistida con motor eléctrico) que Mechanarchy construirá pronto. Tendremos información sobre cómo producir tus propios alimentos, incluyendo comida vegetariana sabrosa y otras recetas.

Habrá una sección para los Sabios Anarquistas, un espacio para airear conceptos. Todas las ediciones pasadas así como las venideras están disponibles en formato PDF para descargar de la web. Si tienes algo que decir sea en forma de artículo o simple comentario, te animamos a involucrarte. Esperamos tener debates animados y queremos todas las opiniones e ideas que nuestros lectores puedan aportar. Escribir en inglés a Andrew Stretton <[email protected]>; por correo ordinario la dirección es: Anarchist Savants Monthly, P .O. Box 43, Clunes, Victoria 3370, Australia.

¡No culpes a nadie, no esperes nada, haz algo! Si de veras queremos cambiar el mundo, la responsabilidad es nuestra, de tod@s y cada un@ de nosotr@s. Vivimos en un mundo donde la mayoría espera que alguien más haga algo primero por los asuntos que tod@s encaramos. El miedo a perder, si hacemos acción directa, es grande en las mentes de la mayoría y siempre escuchamos la frase inútil “el gobierno o alguien (alguien que no sea yo) debería hacer algo para …” El resultado es que nada cambia, aparte de algún ajuste en la periferia, y nos resignamos al final de cada año de remordimientos a decir esas palabras habituales que refuerzan la creencia en nuestra propia impotencia, los rezos por “esperanza, paz, amor, alegría y felicidad”. La sociedad está estructurada de esa manera, para asegurar que tú pierdas. Si puedes superar esto, entonces sigue leyendo. Si no puedes, entonces el website Mechanarchy y la publicación ASM no son para ti.

Tod@s hemos nacido libres, un hecho que la mayoría de nosotr@s no considera con la debida profundidad. En su lugar aceptamos una vida indoctrinada, o “la vida cómo nos la han puesto desde nacer”, una vida que ofrece pocas opciones verdaderas. Hemos nacido libres y podemos permanecer libres sólo si tenemos la capacidad para elegir, y sólo podemos elegir si sabemos lo suficiente para comparar.

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Ni aquí ni allá, tortura no es cultura, mucho menos deporte LUIS VÁSQUEZ - [# 59, junio/julio 2010] 10, 15, 20 mil ó más, son las personas que asisten al encuentro nacional de coleadores, a la feria del pueblo o una ocasión especial. El coleo forma parte imprescindible del folklore venezolano, colombiano, quizás en otros países cercanos. En Venezuela ha sido elemento básico para representar el llano y quienes allí viven. El coleo nace de la necesidad en los hatos ganaderos para atrapar a los toros cuando se escapaban de la manada; consiste en que el llanero montado en un caballo busca tomar el toro por la cola hasta hacerlo caer; en el año 1780 aproximadamente fue establecido como práctica para el hombre de los llanos. Ahora bien, el coleo se ha vuelto "deporte nacional" como lo llaman sus defensores, se han construido innumerables mangas de coleo (canchas rectas para dar la función, rodeadas de tribunas), se ha vuelto un evento "deportivo" con gran aceptación en la sociedad tradicional (algo así como las corridas), siendo muy notorias las inversiones que se hacen para apoyar esa tradición de torturar. A continuación dejo algunos aspectos que de forma individual puedo apreciar: 1. La inversión para la construcción de una manga de coleo básica sobre pasa los 100.000 Bs.F.; pensar en el costo de una al estilo europeo aturde completamente. 2. El uso de estos espacios solo es aproximadamente de 2 veces por año, haciendo de esto algo netamente improductivo con tantas necesidades sociales. 3. La inversión para un torneo de toros coleados va desde 230.000 a 400.000 Bs.F. de acuerdo al nivel del mismo. 4. El abuso a la integridad de un animal que puede sentir el mismo dolor que tu y que yo. 5. Ningún beneficio para la comunidad, pero si para el mercado capitalista. Son miles de personas que asiste a ver el espectáculo del dolor, como nos atrevemos a llamarlo, aplaudiendo al jinete por su fuerza y valentía, escupiendo al toro por su debilidad e inferioridad, son miles quienes aplauden, ¡cuánta divinidad de superioridad! ¿Qué tipo de entretenimiento es éste? ¡Multitudes de espectadores burlándose de estos seres indefensos! No recuerda nada distinto que la barbarie que nos ha caracterizado como humanos desde el principio de nuestra era "civilizada". Luego de la burla los toros son trasladados al matadero para el consumo de la población en general, terminando así con el ciclo creado por el mercado y el capital para satisfacer a una sociedad consumista y hambrienta de sangre y dolor. Veamos, desde nuestra perspectiva anarquista, ecologista, humanista, o simplemente como personas sensibles al dolor ajeno, no podemos dejar que esto continúe así. Acá en el Oriente del país es una posición radical oponerse rotundamente a este "deporte", pero no por eso dejaremos de quejarnos, de protestar, y aunque quizás no logremos mucho al comienzo, por lo menos no seremos parte del espectáculo oponiéndonos rotundamente a este absurdo. Mantengo mi posición de repudio a cualquier tradición que se base en infligir dolor a un ser "inferior", queriendo con todas las ganas que el toro maltrate a su coleador y demostrar así todo el dolor que se puede sentir.

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Como algo que me gusta hacer con cada cosa que escribo, personalmente dejaré algunas alternativas o acciones que podemos tomar para hacer expresar nuestro odio a este deporte del maltrato y la tortura: 1. Haz un esténcil y raya las paredes de la manga de coleo. 2. Llega a pleno evento con varios compañeros (o solo) cargado de folletos o volantes, quizás alguno(s) de los espectadores despierte. 3. Sabotea las coleadas, acércate a donde están encerrados los toros y ábreles el portón, en su mayoría son muy fácil de abrir, o como se te ocurra sabotearlas. 4. Cuando se acerque la temporada de toros coleados en tu localidad, actívate a contra-informar, a rayar paredes del pueblo, a escribir artículos o lo que veas prudente que haga sentir nuestro repudio a las coleadas. 5. Explícale a tus colegas, familiares y amigos que el deporte no es tortura, que la tortura no es diversión. 6. Haz lo que puedas y tengas en tus manos para combatir estos horribles centros de maltrato animal. ¡Qué iluso es creer que los animales no sienten dolor, porque son seres inferiores!, ¡qué iluso es decir que no te duele ver a un animal sufrir!, pero ¡más iluso es pensar que nadie hará nada para repudiar tal atrocidad!

¡Vamos a darle pedal!

ÓSCAR - [# 60, septiembre/octubre2010] Cada vez en más lugares del mundo se están buscando soluciones a la contaminación, mientras este gobierno se ha caracterizado -al igual que los anteriores- a basar su economía únicamente en la venta y comercialización de petróleo y sus derivados. Venezuela podría verse como un lamentable contribuyente a la degradación progresiva del planeta con su petróleo y gasolina baratos. Nuestras vías de transporte están cada vez más congestionadas, colas por todos lados en horas pico, autobuses y automóviles despidiendo humo maloliente a la atmósfera, gente estresada por la pesadez del tráfico, enfermedades pulmonares por doquier y horas de vida perdidas dentro de un embotellamiento diario. Mientras, en otras latitudes, las soluciones a la polución y el ruido producido por el tránsito automotor son muy simples; el uso de la bicicleta es una de ellas. Un medio de transporte económico, no contaminante, no ocupa espacio y contribuye a la salud de todos y todas. Las ventajas son diversas, ya que el mantenimiento de este particular medio de transporte es bastante económico y fácil de usar. La principal ventaja es para el usuario, el ejercicio cardiovascular quema calorías y mejora notablemente la salud al mismo tiempo que se cuida el ambiente de gases tóxicos de efecto invernadero. Los automóviles generan del 20 al 25% de los bióxidos de carbono que se acumulan en la estratósfera y que incrementan el efecto invernadero y el calentamiento progresivo del planeta.

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El uso de aceites lubricantes y de combustión que utilizan los automóviles contribuyen a la grave contaminación de agua y suelos, lo que conlleva a su vez a una gradual contaminación de los alimentos expuestos a los efectos nocivos de estos desechos.

Para contrarrestar el deterioro progresivo del ambiente, en varios países se han tomado iniciativas ecológicas con la bicicleta como principal protagonista. En más de 108 ciudades del mundo se están llevando a cabo sistemas de transporte público de bicicletas.

En la mayoría de los casos se utilizan formas innovadoras de alquiler para distancias cortas, poniendo la bicicleta a disposición de cualquier otra persona que la necesite en otro punto de la ciudad. Por su fácil acceso pueden ser usadas para transporte diario, para ir al trabajo, hacer algunas compras o simplemente dar un paseo. La bicicleta es una alternativa positiva, no contaminante y divertida que puede ser considerada un vehículo para la recreación y el ejercicio y no solamente como medio de transporte. Lo mejor que podemos hacer es tomar las calles con nuestras bicicletas y transformar el sucio y gris asfalto en una vía para la comunicación, la salud y la recreación de todas las personas que la utilizamos. Entonces, tomemos las calles con nuestras bicicletas por nuestro bien y el del planeta.

El impacto social del automóvil

RICARDO GARCÍA - [# 61, diciembre 2010/enero 2011]

El automóvil representa uno de los más fuertes símbolos del progreso y, como suele suceder con muchos otros alcances técnicos, las consecuencias "lógicas" inherentes a su invento han tenido un impacto más adverso que benéfico. Ello, fundamentalmente, por dos motivos: el de los efectos en su "proceso de producción" y por los efectos "como producto en sí", ya terminado.

En el "proceso de producción" del automóvil, el efecto pernicioso más claro es el modelo aplicado, a principios del siglo XX, en la fabricación de los autos Ford. El fordismo maximizará la mano de obra, las herramientas y las maquinas para la elaboración de automóviles, implementando la producción en cadena: "violencia calculada, sistemáticamente aplicada contra el trabajo de los hombres, ese sueño original del capital en busca del 'movimiento perpetuo' de la fábrica. La producción de flujo continuo, 'piedra angular' de todos los sistemas de organización del trabajo, como dirá cincuenta años después el sociólogo Emery, nace en América, como era de esperar" (1).

Economía de "tiempos y movimientos" que tiene sus oscuros antecedentes en el demencial afán del norteamericano Frederick W. Taylor, por arrebatarle al obrero la capacidad de administrar su tiempo dentro de la fábrica para la producción, a través de la división sistemática de las labores, la organización racional del trabajo y, muy en especial, la utilización del cronómetro.

Así, "al acabar con el control obrero sobre los modos operatorios, al sustituir los 'secretos' profesionales por un trabajo reducido a la repetición de gestos parcelarios -en pocas palabras, al asegurar la expropiación del saber obrero y su confiscación por la dirección de la empresa- el cronómetro es, ante todo, un instrumento político de dominación sobre el trabajo. Tecnología y táctica pormenorizada del control de los cuerpos en el trabajo, el taylorismo como se le conoce a éste- va a transformarse en un verdadero 'conjunto de gestos' de producción, en un código formalizado del ejercicio del trabajo industrial, con la organización científica del trabajo. Como instrumento esencial de ese proceso de reducción del saber obrero de fabricación a la serie de sus gestos elementales, el cronómetro es, por la misma razón, mucho más que eso" (2).

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Modelo de producción que poco a poco comenzará a ser aplicado en la industria en general, pero que también trascenderá vigorosamente en espacio y tiempo, ya que además de verlo aparecer de forma renovada décadas después, dejará de ser un modelo exclusivo de occidente, como es el caso del toyotismo (de la industria japonesa Toyota).

A consecuencia de la crisis de 1973, la industria automotriz mundial bajó considerablemente su producción, pero no así esta armadora japonesa que de manera excepcional perfeccionaba la tradicional forma de producción en cadena fordista e implementaba nuevos métodos de productividad como el trabajo en cuadrilla, la gestión por incentivos, el "involucramiento" de los trabajadores, el famoso "just-in-time" (justo a tiempo), etc., colocándose en la única empresa multinacional con los mejores resultados de productividad, situación que la llevó a ubicarse, en 2007, en el fabricante número uno a nivel mundial, por arriba incluso de General Motors. El toyotismo En "Americanismo y fordismo", artículo publicado en 1929, Gramsci aseguraba: "la industria Ford exige a sus obreros una discriminación, una aptitud que las demás industrias todavía no piden, una aptitud de un género nuevo, una forma de desgaste de la fuerza de trabajo y una cantidad de fuerzas usadas en el mismo tiempo medio, más penosas y más extenuantes que en otras partes, y que el salario no basta para compensar en todos los obreros, para reconstituir en las condiciones de la sociedad existente". Sin embargo, en el incremento de la explotación el toyotismo irá aún más lejos, y un claro y repudiable reflejo de ello será el karoshi, muerte súbita (en al que sobreviene una hemorragia cerebral o insuficiencia cardiaca o respiratoria) ocasionada por la exhaustiva carga de trabajo.

Nefastas condiciones laborales que de manera no muy distinta se han presentado en otras empresas automotrices del mundo incluyendo a Francia, el país de los Derechos Humanos: en menos de seis meses, entre 2006 y 2007, se presentaron tres casos de suicidios en Technocentre -una planta que la empresa Renault tiene en Guyancourt, un suburbio de París- a causa de la fuerte presión laboral.

"Como producto en sí", el automóvil ha tenido un fuerte impacto social y ecológico. El estatus social que proporciona poseer uno -sobre todo cuando se trata del último modelo- ha llevado, como consecuencia de su gran demanda, a una excesiva producción, con devastadores resultados medioambientales. El crítico cultural norteamericano Mark Dery asegura que "lo más preciado para un norteamericano son los automóviles, pero en especial los autos o camionetas Sport Utility Vehicle (SUV)". Situación que, por moda, se ha ido expandiendo a otros países, sobre todo de América Latina; en donde ya de por sí el peatón ha quedado relegado y excluido del constante reordenamiento espacial urbano, que da mayor prioridad a la (re)construcción de vías de circulación vehicular.

Por éstas y otras razones, el automóvil ha ocupado un lugar clave en el proceso de desgaste de la estructura social urbana. "En el segundo lustro de los años noventa se calculaba que había unos 500 millones de automóviles en el mundo. Han erosionado la calidad de los espacios públicos y han impulsado la extensión suburbana. Justo como el ascensor hizo posible el rascacielos, el automóvil ha propiciado que los ciudadanos vivan lejos de los centros citadinos. El automóvil ha hecho viable el concepto de la fragmentación de las actividades de cada día en compartimentos, separando oficinas, tiendas y casas. Y cuanto más ampliamente se dispersan las ciudades, más antieconómica viene a ser la expansión de sus sistemas de trasporte público, y mayor es la dependencia del coche de los ciudadanos. Alrededor del mundo las ciudades están siendo transformadas para facilitar el mundo del automóvil, aun cuando es el automóvil -más que la industria- lo que genera la mayor cantidad de contaminación del aire, la misma contaminación de la que huyen los moradores suburbanos... paradójicamente, desde la perspectiva del individuo, el automóvil sigue siendo el producto tecnológico más liberador y más deseado. Es barato porque se manufactura masivamente y porque

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está subsidiado; es práctico porque las ciudades no han sido planeadas para depender del transporte público, y es un icono cultural irresistible que brinda glamour y estatus". (3)

Transporte público ahora En las principales ciudades europeas un gran porcentaje de personas utiliza el transporte público, muy por arriba de lo que sucede en los países latinoamericanos e, incluso, en EE UU, donde existe el caso paradigmático de "Los Ángeles, la primera metrópolis en el mundo construida decisivamente en la época del mayor crecimiento del automóvil. El resultado fue la descentralización del consumo y la cultura y la atrofia constante del centro de la ciudad" (4).

Y aunque es verdad que la eficiencia del sistema de transporte en las primeras ciudades es también superior, habría que agregar que el uso cultural de la bicicleta o la afición por caminar han contribuido en la inhibición del uso del automóvil. Sin embargo, los grandes esfuerzos que se hacen a nivel mundial para crear una conciencia ecológica seguirán siendo insuficientes, pues la fascinación y la gran dependencia al automóvil irán siempre a una velocidad mayor. Así que "la verdad nadie tiene alternativa. No se es libre de tener o no un automóvil porque el universo suburbano está diseñado en función del coche y, cada vez más, también el universo urbano. Por ello, la solución revolucionaria ideal que consiste en eliminar el automóvil en beneficio de la bicicleta, el tranvía, el autobús o el taxi sin chofer ni siquiera es viable en las ciudades suburbanas como Los Ángeles, Detroit, Houston, Trappes o incluso Bruselas, construidas por y para el automóvil" (5). Tal parece que el espíritu desafiante del Movimiento Futurista va tomando una forma por demás reveladora.

Notas: 1.- Benjamín Coriat, El taller y el cronómetro, Siglo XXI, México 1982, p.38. 2.- Ibídem p.2 y 3. 3.- Richard Rogers, "Ciudades sustentables": Cultura Urbana 19-20, México 2009. 4.- Mike Davis, Ciudades muertas. Ecología, catástrofe y revuelta, Traficantes de sueños, Madrid 2007, p.113. 5.- André Gorz, "La ideología social del automóvil", en www.letraslibres.com