Cuento s Del a India

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  • 8/13/2019 Cuento s Del a India

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    CUENTOS

    DE LA INDIA

    Fundacin de Estudios Tradicionales, A. C.

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    Compilacin original deAlejandro Gorojovsky

    Buenos Aires Argentina

    Cuentos de la IndiaEditor e Impresor

    Fundacin de Estudios Tradicionales, A. C.

    Camino a Lagunillas s/n Llanos de la Fragua36220, Guanajuato, Gto., Mxico.

    Primera Edicin 2012ISBN en trmite

    Cdigo Fundacin: 70

    Fundacin de Estudios Tradicionales, A. C.Institucin Cultural de Beneficencia Privada

    Registro Pblico de la Propiedad y del Comercio 67,127 (V07, X12)RFC: FET040828LA0

    Callejn de Temezcuitate N. 83, Guanajuato, Gto., MxicoTelfonos: (473)6522597 y (473)7560090

    Correo electrnico: [email protected]

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    SUMARIO

    El Ermitao, el Emisario y la Muerte 5Una Leccin Inesperada 9La Llave de la Fel icidad 15Quin Posee la Verdad? 19Un Hombre Ecunime 25Cuando Hieres, Me Hieres 29Antes y Despus 33Un Santuario muy Especial 39Los Sueos del Rey 45La Vanidad 49El Rey de los Monos 53Los Orfebres y los Dioses 57Quin Debe Agradecer? 61El Camino Hacia la Verdad

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    Las Dos Sort i jas 69El Poder del Mantra 73El Cuento de la Criada 77El Fi lsofo Desconcertado 81La Taza de T 85El Topacio de los Mil Lados 89

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    EL ERMITAO,EL EMISARIO Y LA MUERTE

    Slo aquel que se libera del yoes verdaderamente quien jams ha dejado de ser.

    aca ya mucho tiempo que aquel hombre haba deci-

    dido apartarse de la compaa de los otros hombres.

    Haba optado por convertirse en un ermitao, para dedicar

    su vida a obtener la sabidura y desarrollar las facultades de

    su mente. Durante largos aos el ermitao se haba impuesto

    a s mismo las ms duras pruebas, se haba sometido a la ms

    exigente de las disciplinas y haba tolerado estoicamente la

    mayor austeridad. Al cabo de esos aos, los resultados eran

    sorprendentes.

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    La blancura inmaculada del cabello y las profundas arru-

    gas que dibujaban una intrincada retcula en la cara delata-

    ban su avanzada edad. Su sagacidad, agudeza y su viva inte-

    ligencia, a las que se agregaba la maleabilidad de su cuerpo,

    gil an, no parecan concordar, en cambio, con los atributos

    de un hombre que haba vivido ya ms de un siglo.

    Sin embargo, a pesar de esos prodigios, un hecho inevita-

    ble puso al descubierto que, al cabo de todos esos aos, el

    anciano no haba logrado doblegar su yo. Inesperadamente,

    la llegada de un desconocido perturb la calma de su retiro.La sorprendente capacidad intuitiva del ermitao le permiti

    adivinar al instante que aquel visitante no era sino un emisa-

    rio de Yama. El Seor de la Muerte no admita excepciones y

    el ermitao comprendi que el momento en que deba ser

    conducido a su reino haba llegado.

    El emisario descubri con asombro que el anciano no es-

    taba dispuesto a acatar la voluntad de Yama y asisti demu-

    dado al ardid con el que consigui desorientarlo; repentina-

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    mente, cuarenta cuerpos iguales aparecieron ante l. Uno era

    el verdadero ermitao; los restantes, slo proyecciones que

    plasm con sus poderes.

    Con pesar por haber fracasado en su objetivo, el enviado

    regres junto a Yama y le relat lo que acababa de presen-

    ciar.

    Hasta el mismo Yama, el poderoso Seor de la Muerte, se

    qued pensativo durante unos instantes, impresionado por el

    relato. Luego acerc los labios al odo del emisario para darleinstrucciones precisas. Al orlas, una sonrisa ocup el afligido

    rostro y sin demora se dirigi nuevamente hacia la morada

    del ermitao. Otra vez el tercer ojo del anciano percibi que

    el enviado volva a su encuentro. No tard en repetir el ardid

    del que se haba valido antes y cre otra vez las treinta y

    nueve figuras iguales a la suya.

    El emisario de Yama sigui las instrucciones de su seor

    y al verlas, exclam:

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    Qu portento! Es admirable!

    Sigui observndolas con detenimiento y tras un breve si-

    lencio, dijo:

    Pero aparentemente hay aqu un error.

    El ermitao, ignorante de que a pesar de sus muchas

    proezas no haba sido capaz de eliminar el orgullo, se sinti

    menoscabado y le pregunt:

    Cul?

    Fue entonces cuando el emisario de la muerte pudo dis-

    tinguir el cuerpo real del ermitao. Sin esfuerzo lo atrap y

    lo condujo a los lgubres dominios del Seor de la Muerte.

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    U NA LECCININESPERADA

    Existen cuatro clases de hombres virtuosos quetienen fe en m, Arjuna:

    el hombre que sufre, el que busca poder,el que busca sabiduray el sabio.

    BHAGAVAD GITA

    n un bosque cercano a un pequeo pueblo de la India

    viva un hombre que despertaba la admiracin de los

    aldeanos por su gran santidad, a la vez que los desconcertaba

    frecuentemente con sus muchas extravagancias.

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    Un da, un grupo de hombres del pueblo decidi ir a ver-

    lo para pedirle que predicara para las personas de aquella

    pequea comunidad. Argumentaron que sera de gran bene-

    ficio para ellos poder recibir aunque ms no fuera una nfima

    proporcin de su sabidura. En realidad, haban decidido que

    esa sera una excelente ocasin para poner a prueba sus do-

    tes y aclarar los confusos sentimientos que aquel extraopersonaje les despertaba.

    El hombre, siempre solcito a los deseos de los dems,

    acept inmediatamente la peticin. No obstante, al llegar elda sealado para la prdica, su intuicin le dijo que una in-

    tencin oculta haba motivado a los hombres del pueblo.

    Decidi acudir de todos modos a la cita y darles una ense-

    anza, aunque posiblemente diferente de la que ellos espe-

    raban recibir.

    Llegado el momento, todo el auditorio estaba reunido

    con la expectativa de pasar un buen rato a costa del predi-

    cador. El maestro no tard en hacerse presente ante ellos.

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    haba hecho la primera vez. El da convenido se present an-

    te ellos y pregunt:

    Saben de qu voy a hablarles?

    S, lo sabemos contestaron los aldeanos.

    En ese caso dijo el santo, nada tengo para decirles

    que ya no sepan. Buenas noches, amigos.

    Los aldeanos se sintieron burlados por la abrupta despe-dida y manifestaron su indignacin. Sin embargo, no se die-

    ron por vencidos. Por tercera vez convocaron de nuevo al

    hombre santo, que con su habitual bondad acept la invita-

    cin.

    El santo mir lentamente a cada uno de los asistentes all

    reunidos. Despus les pregunt:

    Saben, amigos, de qu les hablar hoy?

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    Los aldeanos estaban preparados, no queran dejarse

    atrapar de nuevo y ya haban convenido cul sera la res-

    puesta:

    Algunos lo sabemos y otros no.

    Y el hombre santo dijo:

    En ese caso, lo indicado ser que los que saben trans-

    mitan su conocimiento a los que no saben.

    Despus de pronunciar estas palabras, el hombre santo

    volvi a su apacible vida en el bosque.

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    L A LLAVEDE LA FELICIDAD

    Slo encontrar la suprema felicidad el hombreque la busque dentro de s mismo.

    l Divino se senta solo. Para mitigar su soledad cre

    unos seres que pudieran hacerle compaa. Lo logr

    hasta que, cierto da, estos seres encontraron la llave de la fe-

    licidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbie-

    ron en l.

    Dios se qued triste, nuevamente solo. Reflexion. Lleg

    a la conclusin de que haba llegado el momento de crear al

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    hombre, pero temi que tambin pudiera descubrir la llave

    de la felicidad y encontrar el camino hacia l. Si eso ocurrie-

    ra, volvera a quedarse solo. Sigui cavilando. La solucin

    era encontrar un lugar suficientemente recndito donde ocul-

    tar la llave de la felicidad para que el hombre no la hallara.

    La eleccin de ese lugar deba ser sumamente cuidadosa.

    Primero pens en ocultarla en las profundidades del ocano.Luego, en una caverna de los montes Himalayas. Despus,

    en un remoto confn del espacio sideral. Sin embargo, ningu-

    no de estos lugares le satisfizo por completo: todos le pare-

    can poco seguros. Pas la noche en vela mientras trataba deresolver cul sera el lugar indicado para ocultar la llave de la

    felicidad.

    El hombre, guiado por su curiosidad y sed de conoci-

    mientos, terminara descendiendo hasta lo ms abismal de las

    profundidades del mar: all la llave no estara segura. Tampo-

    co lo estara en una solitaria gruta de los Himalayas. Antes o

    despus algn espritu aventurero explorara esas inhspitas

    alturas. Ni siquiera estara bien oculta en los vastos espacios

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    siderales, porque llegara finalmente el da en que el hombre

    pudiera surcar todo el universo.

    Las horas pasaron. El sol que comenzaba a disipar la

    bruma matutina encontr al Divino preguntndose an dn-

    de ocultarla. Sbitamente hall la solucin: descubri el ni-

    co lugar en el que no tena dudas el hombre no buscarala llave de la felicidad: dentro de s mismo. Fue as como cre

    al ser humano y en su interior coloc la maravillosa llave.

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    Q UIN POSEE LAVERDAD?

    Encuentra un sabio maestro,pregntale, hnralo;quien ha visto la verdad

    te guiar en el sendero de la sabidura.

    BAGHAVAD GITA

    l rey estaba pensativo y ausente. Haca das que se lo

    vea ensimismado en sus pensamientos, ajeno a todo

    lo que ocurra a su alrededor. Un estado de honda perpleji-

    dad pareca haberlo invadido.

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    Es precisamente acerca de la gente que deseara hacer-

    te una pregunta dijo del monarca. Existe algn modo

    de conseguir que la gente sea mejor?

    Puedo decirte, seor contest el ermitao, que las le-

    yes por s mismas no son suficientes. Slo quienes estn dispues-

    tos a cultivar ciertas actitudes y practicar con disciplina ciertosmtodos, podrn alcanzar la clara comprensin que les permiti-

    r acceder a la verdad de orden superior. Una clase de verdad

    que, desde luego, poco tiene que ver con la verdad ordinaria.

    El rey permaneci unos momentos en silencio, pensativo.

    Al cabo de un rato reaccion para replicar:

    Como bien sabrs, yo, al menos, cuento con los medios

    para lograr que la gente diga la verdad, si as lo requiero.

    Tengo el poder de conseguir que sean sinceros.

    El ermitao guard un noble silencio. Se limit a esbozar

    una leve sonrisa.

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    espaldas quedaba el amado bosque. Avanz lentamente por

    un sendero y tom la direccin que lo llevara al puente. Co-

    mo era de esperar, al intentar cruzarlo el capitn del escua-

    drn lo intercept y le pregunt:

    Adnde vas?

    Voy camino de la horca respondi imperturbable el

    ermitao.

    El capitn lo desafi: No lo creo.

    Pues bien, capitn, si he mentido, ahrcame.

    La confusin invadi el semblante del capitn. Sus pen-

    samientos pronto se hicieron audibles:

    Si, para cumplir las rdenes que nos han dado, te

    ahorcamos por haber mentido reflexion el capitn,

    habremos convertido en verdadero lo que has dicho. En-

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    N HOMBRE ECUNIME

    Aquel que comprende el curso de la existencia reci-be con nimo sereno la crtica y la alabanza, laalegra y la pena.

    n un pueblo del interior de la India viva un hombre al

    que todos respetaban por su rectitud y bondad. Haba

    enviudado tempranamente y tena un hijo.

    Entre sus pocas posesiones, contaba con un caballo.

    Una maana, cuando como de costumbre fue hasta el es-

    tablo para dar de comer al animal, se sorprendi al no encon-

    trarlo all. Resignadamente, acept que se haba escapado.

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    Como suele suceder en los pueblos pequeos, la novedad se

    difundi rpidamente. Comenzaron a llegar los vecinos y,

    con ellos, los comentarios, habitualmente de este tenor:

    En verdad, la fortuna ha sido ingrata contigo.

    Slo poseas un caballo, y se ha marchado. As es di-jo el hombre.

    Pocos das haban pasado desde la huida del caballo. Una

    soleada maana, cuando el hombre sala de su casa, se sor-prendi al ver en la puerta a su caballo, que haba regresado.

    Mayor an fue su sorpresa al comprobar que haba trado

    otro con l.

    Los vecinos volvieron para verlo. Dijeron esta vez:

    Qu buena suerte la tuya! No slo recuperas tu caba-

    llo, sino que ahora tienes dos.

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    S, as es dijo el hombre.

    Ahora, como dispona de dos caballos, poda salir a mon-

    tar con su hijo. Iban a cabalgar juntos con frecuencia, hasta

    que un da, mientras galopaban, el hijo se cay del caballo y

    se fractur una pierna.

    Cuando los vecinos lo supieron, fueron a ver al hombre yopinaron:

    Lo tuyo s es verdadera mala suerte! Si tu caballo no

    hubiera trado un compaero consigo, tu hijo no se habraaccidentado.

    S, as es dijo el hombre sin perder la tranquilidad

    Algunas semanas despus, se declar la guerra y todos

    los jvenes del pueblo fueron convocados para la batalla.

    Todos, con excepcin del muchacho que tena la pierna

    fracturada.

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    Los vecinos fueron visitar al hombre y exclamaron:

    Qu buena suerte la tuya! Por no poder andar, tu hijo

    se ha librado de la guerra.

    S, as es convino, una vez ms, sin inmutarse, el

    hombre ecunime.

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    C UANDO HIERES,ME HIERES

    Ruego sinceramentetu perdn. As como un padre perdona

    a su hijo, un amigo a su amigo querido,un amante a su amado, perdname.

    BAGHAVAD GITA

    na de las diosas ms bondadosas, piadosas y benevolen-

    tes del panten hind es Parvati, la esposa de Shiva.

    Su atributo ms sobresaliente es su extraordinaria compasin.

    Uno de sus hijos era Kartikeya. Cierto da, mientras ju-

    gaba, Kartikeya hiri con sus uas a uno de sus compaeros.

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    De regreso a su casa, el joven se acerc como de costum-

    bre a su madre para darle un beso. Pero al aproximarse al

    bello rostro de la diosa, not con sorpresa que ella tena un

    araazo en la mejilla.

    Madre dijo Kartikeya, hay una herida en tu meji-

    lla, qu ha sucedido? pregunt, sin adivinar que aquel dasu madre le obsequiara, una vez ms, su sabidura.

    Con sus ojos oscuros y serenos la amorosa Parvati con-

    templ a su querido hijo. Se dirigi a l con su habitual dul-zura y un dejo de melancola en la voz para explicarle:

    Lo que ves en mi mejilla no es sino un araazo hecho

    con tus uas.

    El joven se sinti confundido y se apresur a responder:

    Madre, jams osara hacerte dao. No concibo en m

    ningn sentimiento o actitud que pueda herirte en lo ms

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    mnimo. No hay ser al que yo ame tanto como a ti, querida

    madre.

    La diosa sonri plcidamente. La sonrisa ilumin su

    rostro.

    Hijo mo dijo entonces, acaso has olvidado queesta maana araaste a uno de tus compaeros de juego?

    As fue, madre repuso Kartikeya; no lo he olvi-

    dado.

    Pues entonces, hijo mo, de nada debes sorprenderte.

    Como bien sabes, nada en este mundo existe fuera de m. En

    m existe la creacin entera. Al herir a otro ser, no puedes

    evitar herirme. Si haces dao, me daas.

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    A NTES Y DESPUS

    La mera contemplacin de una hoja quese desprende de un rbol es capaz de revelarla esencia del Ser.

    n joven que haba elegido el camino de la evolu-

    cin interior pregunt en una oportunidad a un

    maestro:

    Guruji, cul es el saber que debo adquirir, cul es la

    senda que debo seguir para cumplir mi ferviente anhelo de

    alcanzar el conocimiento verdadero?

    El maestro le dio su respuesta:

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    queda estaba fundada en una verdadera conviccin. No obs-

    tante, era todava muy ignorante y decidi que la mejor ma-

    nera de expresar el tesn que estaba dispuesto a poner para

    llegar a la verdadera sabidura era dirigirse a otro maestro a

    quien solicitar instruccin mstica.

    Este segundo maestro dijo:

    Tendr mucho gusto en proporcionarte la instruccin

    que deseas, pero para que pueda hacerlo, antes tendrs que

    trabajar duramente en mi ashram. Debers ser mi servidordurante doce aos para poder hacerte merecedor de ella.

    Hay en este momento un trabajo disponible para ti, si acep-

    tas: podrs recoger estircol de bfalo.

    El joven estuvo de acuerdo en cumplir las condiciones

    que el maestro le haba impuesto. Trabaj ininterrumpida-

    mente en esa ingrata tarea durante doce aos, tal como pro-

    meti. Por fin lleg el da en que el plazo establecido por el

    maestro se cumpli. Despus de haber pasado doce largos

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    aos recogiendo estircol de bfalo, se dirigi al maestro y le

    dijo:

    Maestro, he cumplido y me he hecho merecedor de tu

    enseanza. El tiempo ha transcurrido. Ya no soy tan joven

    como cuando llegu hasta aqu en busca de tu saber. He pa-

    sado ya una docena de aos a tu servicio. Por favor, entr-game ahora la instruccin.

    El maestro sonri. Una de sus manos se apoy con gesto

    amoroso sobre el hombro del abnegado y paciente discpulo,que despeda un rancio olor a estircol.

    Debes poner toda tu atencin en lo que voy a decirte:

    todo es el Ser. Es el Ser el que se manifiesta en todas las for-

    mas posibles del universo. T eres el Ser.

    El discpulo comprendi inmediatamente la enseanza y

    obtuvo la iluminacin. Los duros aos de trabajo en el ash-

    ramle haban permitido alcanzar la madurez espiritual nece-

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    saria para ello. Pero al cabo de unos momentos, un recuerdo

    acudi a su mente y reaccion:

    Maestro, me siento sorprendido. No me has dado sino

    la misma enseanza que otro maestro que conoc hace doce

    aos. Puedes explicarme el porqu?

    Sencillamente, porque la verdad no cambia en doce

    aos. Tu actitud ante ella, s.

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    UN SANTUARIOMUY ESPECIAL

    Pero fugaz es la recompensapara los hombres de mente pequeaellos van hacia los dioses que reverencianpero mis devotos vienen a m.

    BHAGAVAD GITA

    n una oportunidad el afamado y desconcertante per-

    sonaje suf Mullah Nasrudn estuvo de visita en la In-

    dia. Lleg hasta Calcuta y fue protagonista de algunas de sus

    risueas ancdotas durante su recorrido por aquellas tierras.

    La historia que a continuacin se relata, y que tiene a

    Nasrudn como protagonista, es bien conocida por el pueblo

    indio, que no ha cesado de narrarla hasta nuestros das.

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    El padre de Nasrudn era el cuidador de un santuario

    muy clebre al que acuda una extraordinaria cantidad de

    fieles. Toda clase de devotos llegaba hasta all para rendir

    culto. El lugar haba cobrado gran fama. A lo largo de los

    aos, tanto haba escuchado Nasrudn hablar sobre las ver-

    dades espirituales que se dispuso a viajar para poder adquirir

    as un conocimiento directo sobre ellas. Antes de emprenderel camino se despidi de su padre, quien, como regalo de

    despedida, le obsequi un burro. Agradecido y satisfecho,

    Nasrudn comenz su viaje en busca de realidades supremas.

    Nasrudn viaj incansablemente, siempre con la fiel com-

    paa de su burro, hasta que un da ste, que haba dejado de

    ser joven, se desplom y muri. Su cansado corazn le haba

    fallado. Nasrudn se sinti profundamente acongojado ante

    la repentina muerte del que haba sido su compaero de tra-

    vesa durante aos. Se sent al lado de su amado burro

    muerto y comenz a gemir dolorosamente. Los caminantes

    que por all pasaban se apiadaban de su sufrimiento y se

    quedaban a hacerle compaa por un rato. Algunos, a modo

    C U E NT O S D E L A I ND I A

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    de ofrenda, depositaban ramas y hojas sobre el cadver del

    burro, que, poco a poco, fue quedando oculto. Otros echaron

    piedras y barro sobre las ramas y as, despus de un tiempo,

    se form un santuario sobre el burro muerto. Nastrudn se-

    gua apenado y da tras da continuaba sentado en el mismo

    lugar, haciendo compaa al burro. Los peregrinos que en su

    camino pasaban por aquel paraje, al ver a Nasrudn sentadojunto al santuario, pensaban que deba tratarse de un gran

    maestro espiritual y muchos de ellos decidan entonces que-

    darse durante algn tiempo. Solan dejar ofrendas, en espe-

    cies y en dinero. La noticia se iba propagando. Los comenta-rios que iban de boca en boca aseguraban que se trataba del

    santuario de un gran iluminado. No tardaron en llegar pere-

    grinaciones compuestas por fieles de las aldeas y pueblos ve-

    cinos y, con ellas, los aportes de dinero que se hacan en se-

    al de devocin. Tanto fue el dinero reunido que Nasrudn

    pudo construir una enorme mezquita junto al santuario. Mi-

    les de hombres piadosos provenientes de los lugares ms re-

    motos acudan a visitarla. Llegaban hasta all peregrinos, fie-

    les e incluso maestros espirituales. Nasrudn alcanz riqueza

    C U E NT O S D E L A I ND I A

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    y una celebridad inesperada. Tanto creci la fama de su san-

    tuario que los comentarios llegaron hasta odos de su padre,

    que, sin demora, emprendi el viaje para reencontrarse con

    l. Una profunda alegra los invadi al verse despus de tan-

    to tiempo.

    Hijo mo dijo el padre a Nasrudin tu fama es sor-prendente. No se oye sino hablar de tu santuario hasta en los

    lugares ms alejados del pas. Pero hay algo que me tiene

    profundamente intrigado desde hace tiempo. Quin es ese

    gran hombre, el iluminado que yace en este lugar, el queatrae hasta aqu a miles y miles de devotos?

    Oh, padre! exclam con pesar Nasrudn. Ni yo

    mismo puedo creer lo que vaya contarte. Nadie sera capaz

    de imaginarlo. Recuerdas el burro que me regalaste? Me

    acompa fiel y mansamente en mi camino, hasta que un da,

    inesperadamente, muri. Pues aqu est enterrado aquel po-

    bre animal.

    C U E NT O S D E L A I ND I A

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    Hijo mo, los designios del destino son impredecibles

    para los hombres dijo entonces el padre de Nasrudn.

    Sabes una cosa? Tu historia no ha hecho sino repetir la ma.

    En el santuario que yo custodio yace un burro que a m se

    me muri.

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    LOS SUEOSDEL REY

    Slo aquel que domina su pensamientologra conocer su verdadero yo.

    n prspero reino del norte de la India estaba gober-

    nado por un poderoso monarca. Suceda en el trono a

    su padre, que antes de morir le hizo un pedido que encerraba

    una profunda enseanza:

    Hijo, el destino o el azar pueden hacerte poseedor de

    grandes riquezas pero slo es verdaderamente rico quien sa-

    be dar y compartir. No hay peor defecto que la avaricia. Es-

    C U E NT O S D E L A I ND I A

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    furzate por ser siempre generoso. Tienes mucho, y mucho

    puedes dar a otros.

    Durante los aos que siguieron a la muerte de su padre,

    el rey tuvo un sinfn de gestos generosos y magnnimos. Pero

    ms tarde, poco a poco, sin que hubiera una causa aparente,

    se fue tornando avaro. No slo era mezquino con los dems,sino que comenz incluso a negarse a s mismo la satisfaccin

    de sus necesidades bsicas. Actuaba como lo hubiera hecho

    un pordiosero. Su secretario, que lo conoca desde pequeo

    porque tambin haba asistido a su padre, solicit ayuda a unrishique viva en una caverna en las alturas del Himalaya.

    Nadie puede comprenderlo se lament el asistente

    ante el rishi. Es uno de los reyes ms acaudalados y se

    comporta como un indigente. Mucho te agradeceramos si

    pudieras develar la causa de tan extraa conducta.

    El secretario se present ante el rey y le pidi que reci-

    biera alrishi. El monarca dijo:

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    De acuerdo, siempre que no haya venido a verme para

    pedirme algo, porque soy tan pobre

    El monarca hizo pasar al rishi a una de las cmaras del

    palacio. Llevaba puesto un vestido harapiento, sucio y he-

    diondo que contrastaba con el lujo y la pulcritud del espln-

    dido palacio en el que viva. Sus pies estaban descalzos.Tampoco usaba ningn ornamento o atributo que denotara

    su estirpe real.

    Estoy arruinado se quej el rey.

    Pero, seor, eres rico y poderoso replic elrishi.

    No me vengas con lisonjas dijo el monarca.

    De nada te servirn. Puesto que nada tengo, nada po-

    drs obtener de m. Ni siquiera s con qu podr cubrir mi

    cuerpo cuando estos harapos se hagan definitivamente jiro-

    nes.

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    El rey no pudo evitar que un llanto desconsolado brotara

    de sus ojos. Entonces el rishientrecerr los suyos, concentr

    su mente y lleg hasta el cerebro mismo del monarca. Pudo

    ver all el sueo que atormentaba al rey noche tras noche:

    soaba que era un mendigo, el ms misrrimo de cuantos

    existan. Esa era la causa de que, aun siendo rico y poderoso,

    se comportara como un pordiosero. Despus de varias jor-nadas de trabajo logr ensear al rey a dominar sus pensa-

    mientos y a adoptar otra actitud. El monarca volvi a ser ge-

    neroso. La primera muestra de que el cambio se haba ope-

    rado en l fue que quiso hacer un obsequio al rishi. Sin em-bargo, no encontr ningn argumento con el que convencer-

    lo de que aceptara su regalo.

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    LA VANIDAD

    Soy el padre del universo

    y su madre, esencia y finde todo conocimiento, el sagradoOm, y los triples Vedas

    BHAGAVAD GITA

    orillas de un ro moraba un ermitao. Cerca de all vi-

    va una mujer que subsista vendiendo la leche que

    daban sus vacas. La lechera llegaba cada da a ver al ermita-

    o y le regalaba un jarro de leche, con la que l se alimenta-

    ba. A modo de reconocimiento, el hombre haba concedido

    un mantra a la buena mujer y le haba dicho:

    Si repites este poderoso mantra sers capaz de atrave-

    sar el ocano de la existencia.

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    Pens que si lo recitaba, sera posible cruzar el ro. As lo hi-

    ce y logr llegar a la otra orilla caminando sobre las aguas.

    He alcanzado un notable grado de evolucin. La leche-

    ra ha podido hacer esta proeza gracias a mi mantra!, pens

    el ermitao, envanecido por la explicacin de la mujer.

    La estacin de las lluvias monznicas continuaba y el ro

    permaneca desbordado. No obstante, algunos das despus

    de la experiencia vivida por la lechera, el ermitao deba ir a

    la ciudad. Tambin l podra acudir al mantra para cruzar elro. Si le haba dado buen resultado a aquella mujer, funcio-

    nara tambin con l. En esto pensaba mientras mecnica-

    mente empez a repetir el mantra y se lanz a las aguas del

    ro. Su vanidad le hizo olvidar que el poder y el alcance del

    mantra dependen de la conviccin de quien lo repite. Instan-

    tneamente se hundi hasta el fondo y pereci.

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    E L REY DE LOS MONOS

    Adnde pueden conducir el engreimientoy la fatuidad, sino al abismo?

    n buen da, el rey de los monos se enter donde se

    encontraba Buda predicando sus enseanzas. Presu-roso, corri hacia all y le dijo:

    Seor, me extraa que no hayis enviado por m algn

    emisario para que venga a buscarme y puedas conocerme.

    Soy el rey de los monos, de millares de monos. Tengo gran

    poder.

    Buda guard un noble silencio. Slo una leve sonrisa se

    dibuj en sus labios.

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    El rey de los monos continu su discurso, en un tono des-

    caradamente arrogante y fatuo:

    Soy el ms fuerte, el ms gil, el ms resistente y el

    ms diestro. Es por eso que soy el rey de los monos. Si du-

    das, seor, de mis cualidades, puedes ponerme a prueba.

    Soy capaz de superar la ms exigente. Estoy dispuesto aviajar hasta el fin del mundo para demostrarlo, si ese fuera

    tu deseo.

    Buda permaneca en silencio mientras lo escuchaba conatencin.

    El rey de los monos crey oportuno aadir entonces:

    Partir hacia el fin del mundo ahora mismo. Luego re-

    gresar de nuevo hasta vos.

    Muchos das dur su viaje, durante los cuales cruz

    mares embravecidos, inmensos desiertos, dunas ardientes,

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    El estupor invadi al rey de los monos: estaba en medio

    de la palma de una de las manos de Buda. Comprendi que

    jams haba salido de ella. Las cinco columnas a las que ha-

    ba llegado eran los dedos del Bienaventurado. Nunca haba

    abandonado su mano. Ms all de ella, slo lo esperaba el

    abismo.

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    L OS ORFEBRESY LOS DIOSES

    Sus deseos y acciones son vanos.Su saber es completo error.Surgidos de la luz, caen

    en la crueldad, el egosmo, la codicia.

    BHAGAVAD GITA

    odos los viajeros que pasaban por ese pequeo pueblo

    de la India conocan el negocio de orfebrera en el que

    trabajaban aquellos cuatro hombres que lucan, pintados en

    la frente, los signos del dios Vishn; adornaban su pecho con

    un collar de semillas sagradas, llevaban en la mano un rosa-

    rio y el nombre del Divino permanentemente en sus labios.

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    Los vecinos del lugar admiraban tanta santidad y tanto ellos

    como los ocasionales visitantes de la localidad acudan hasta

    la tienda de los orfebres para comprar las maravillosas piezas

    que sus manos fabricaban.

    Al llegar, comprobaban gozosos la piadosa naturaleza de

    los cuatro orfebres, que repetan los nombres de distintas di-vinidades hindes. A modo de recibimiento, uno de ellos ex-

    clamaba: Keshava, Keshava. Otro entonaba Gopal, Gopal y

    el tercero recitaba Hari, Hari. Los clientes, impresionados

    por seres tan devotos, expresaban su reconocimiento con unabuena compra. Era entonces cuando el cuarto orfebre deca

    fervorosamente Hara,Hara.

    Los clientes de la orfebrera eran hindes y en su lengua

    las palabras que los artesanos pronunciaban son los nombres

    de distintas divinidades del panten hind. Desconocan los

    ingenuos compradores que aquellos hombres eran bengales

    y en su idioma el significado de tales palabras era por com-

    pleto diferente. Keshavasignifica quines son?. Esto es lo

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    que pregunta el primer orfebre. Gopales un rebao de va-

    cas, que es lo que contesta el segundo. Hari quiere decir

    puedo robarles?, que es lo que pregunta el tercero. Fi-

    nalmente,haraquiere decir: s, rbales, que es lo que con-

    siente el cuarto.

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    Q UIN DEBEAGRADECER?

    El sabio goza en la generosidad, abre sucorazn, lo engrandece en la compasin yhonra su virtud en el otro mundo.

    l destino quiere que mucho dinero llegue a mis manos,

    y yo ayudo al destino dando mucho dinero a los po-

    bres. Hago mritos, como seguramente los hice en mi vida

    pasada y por eso soy tan afortunado declaraba con orgullo

    un comerciante.

    Era aquel un hombre tan rico como petulante. Se jactaba

    de saber ganar mucho dinero y tambin de saber dar genero-

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    sas limosnas. Un da, despus de haber cerrado un trato es-

    pecialmente lucrativo, se dijo:

    El seor es generoso conmigo, hoy he ganado una gran

    suma de dinero. He decidido imitar su generosidad y llenar

    los bolsillos del primer pobre que se cruce en mi camino. El

    acaudalado comerciante sali a pasear por la ciudad. Estabaorgulloso de s mismo; pensaba que era un gran hombre de

    negocios y, adems, un hombre caritativo. Recorra las calles

    con su mente ocupada en tan gratos pensamientos cuando se

    top con un pobre hombre harapiento. No poda haber peoraspecto que el suyo. El comerciante detuvo su marcha y lo

    observ unos momentos. Era el hombre que esperaba, para

    hacerlo destinatario de su altruismo. Puso en las trmulas

    manos del pordiosero un generoso puado de rupias y se

    qued frente a l unos instantes, a la espera de recibir un

    afectuoso agradecimiento. Los minutos que pasaban le pare-

    can una eternidad. Qu esperaba ese menesteroso para

    reaccionar? Exasperado ante el silencio de aquel hombre in-

    grato, lo increp:

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    Eres un desvergonzado. Has recibido de mi mano ms

    dinero del que jams hayas podido imaginar que tendras. Y

    cul es tu actitud? No eres capaz siquiera de dedicarme un

    gesto de agradecimiento.

    Los labios del pordiosero haban permanecido cerrados

    mientras escuchaba al hombre que lo amonestaba. Cuando elsermn termin, esboz una leve sonrisa y rompi el silencio

    para decir:

    Seor, no crees que deberas ser t el agradecido?

    Eres un insolente! Cmo te atreves?

    No hay razn para que pierdas la calma dijo sere-

    namente el hombre pobre. Es gracias a m que puedes hacer

    mritos y favorecer un buen karma Te parece poco lo que

    tienes que agradecerme?

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    E L CAMINOHACIA LA VERDAD

    Cuando ve que las miradas de seresemanan del nicoy tienen su origen en l,el hombre alcanza la total libertad.

    BHAGAVAD GITA

    l maestro escuch serenamente al desasosegado disc-

    pulo, que le imploraba:

    Te ruego, Guruji, que me develes el secreto para acce-

    der a la Verdad. T, con tu enorme sabidura, debes poseer

    la enseanza que me ayude a llegar a ella.

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    ciones de los das calmos y las encrespadas olas del temporal.

    Fiel al consejo de su maestro, observ con suma atencin,

    con la mayor ecuanimidad, alerta a todo cuanto suceda. Po-

    co a poco, de modo casi imperceptible, su comprensin se

    acrecentaba, su mente se ampliaba y l era consciente de to-

    do aquello.

    Inmensamente agradecido, el discpulo regres finalmen-

    te junto al maestro.

    La observacin te ha permitido comprender? lepregunt el maestro al verlo llegar. As es respondi con

    satisfaccin el discpulo. Haca ya aos que practicaba los

    ritos, participaba de las ceremonias sagradas, estudiaba las

    escrituras, pero aun habiendo puesto en ello el mayor empe-

    o, no lograba comprender lo que ahora es claro para m tan

    slo con unos pocos das dedicados a la observacin. El sol

    se aloja en nuestro interior, es nuestro ser, siempre radiante,

    luminoso, inalterado. Est ms all de la calma y la tempes-

    tad aparentes.

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    Has comprendido la enseanza afirm complacido el

    gur; ahora eres capaz de percibir la esencia sublime de la

    enseanza que proviene del arte de la observacin.

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    L AS DOS SORTIJAS

    La vida depara el placer y el sufrimiento,el encuentro y la prdida, el triunfo y laderrota, el halago y el insulto. Aquel que nose aferre al disfrute ni odie el doloralcanzar la sabidura.

    n prspero comerciante dej al morir una cuantiosa

    fortuna, que deba repartirse entre sus dos hijos en

    partes iguales. As se hizo, pero transcurrido algn tiempo de

    la muerte de su padre, los hermanos hallaron un paquete que

    haba sido celosamente guardado. Lo abrieron, expectantes,

    y encontraron dos sortijas. En una de ellas brillaba un valio-

    so diamante; la otra era una sencilla pieza de plata. El mayor

    de los hermanos, al verlas, sostuvo que lo ms probable era

    que hubieran pertenecido a sus antepasados. Eso explicara

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    por qu el padre las haba guardado con tanto cuidado y no

    las haba incluido en la herencia paterna.

    Como soy el primognito dijo, movido por la codi-

    cia, me corresponde la sortija del diamante.

    El hermano menor no opuso argumento alguno. Por elcontrario, le respondi:

    Estoy de acuerdo, espero que t seas tan feliz con la

    sortija del diamante como yo lo soy con la de plata.

    Cada hermano emprendi su vida por separado, con la

    sortija que le haba tocado en suerte. Unos das despus, el

    hermano menor, se pregunt cul habra sido la razn de

    que el padre guardara con tanto celo una sortija sin valor

    aparente. La examin detenidamente y pudo apreciar unas

    letras grabadas en la cara interior. Con algn esfuerzo, lo-

    gr leer la frase que las letras formaban: Esto tambin

    cambiar.

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    Tal vez este era el mantra de mi padre pens.

    El tiempo transcurra para los dos hermanos con sus

    inevitables fluctuaciones, los buenos y los malos momentos,

    las situaciones favorables y las adversas, el placer y el dolor.

    El hermano mayor viva exaltadamente las circunstancias

    favorables y se deprima frente a las desfavorables. Su equi-librio espiritual comenz a tambalear y lleg al lmite de la

    insania. De poco le serva poseer la valiosa sortija con el

    diamante.

    Mientras tanto, la vida del hermano pequeo discurra

    de modo igualmente dispar. Tambin haba para l momen-

    tos buenos y momentos malos, alegras y sufrimientos, si-

    tuaciones placenteras y otras dolorosas. Pero en los mo-

    mentos de zozobra siempre recordaba la inscripcin graba-

    da en la sortija de plata: Esto tambin cambiar. Eso lo

    ayudaba a mantener una actitud ecunime y equilibrada, el

    nimo siempre dispuesto y la claridad de pensamiento. El

    placer no le provocaba apego y lo desagradable no le cau-

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    saba aversin. Esto tambin cambiar. No se exaltaba ni

    se deprima. Viva en armona consigo mismo y con el mun-

    do que lo rodeaba.

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    E L PODER DEL MANTRA

    Por eso, la palabra Omes siemprepronunciada por aquellos que explicanlas escrituras, al comenzar un acto de

    devocin, de contriccin o de caridad.

    BHAGAVAD GITA

    on infinitas las evidencias del poder de la palabra, del in-

    dudable ascendiente que tiene sobre la mente humana,

    sin embargo, hay quienes dudan de la eficacia del mantra para

    encauzar la energa mental hacia el crecimiento espiritual.

    En una ocasin, un grupo de personas deseosas de benefi-

    ciarse con su sabidura, escuchaban la explicacin de un yogui:

    C U E NT O S D E L A I ND I A

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    S

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    El mantra tiene el poder de conducirnos al Ser.

    Un escptico que formaba parte del auditorio argu-

    ment:

    Con qu fundamento puede afirmarse que la mera re-

    peticin de una palabra es capaz de conducirnos al ser?Significa eso, acaso, que si repitiramos pan, pan, pan

    hasta el cansancio, el pan se manifestara y se volvera reali-

    dad ante nosotros?

    El yogui se dirigi al incrdulo y le grit:

    Sintate ahora mismo, sinvergenza.

    Jams hubiera sospechado que un hombre como t,

    que presume de santidad, se atrevera a hablarme en ese tono

    grit el escptico, presa de un furor tan ingobernable que

    haca temblar todo su cuerpo.

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    Entonces la actitud del yogui hacia l cambi por comple-

    to. Volvi a hablarle, pero esta vez se perciba en su voz afec-

    to y ternura:

    Creme que de verdad lamento mucho haberte ofendi-

    do y te pido disculpas por ello. Pero, dime, cmo te sientes

    en este momento?

    Me siento ultrajado!

    Ha bastado una sola palabra injuriosa para provocaresa sensacin en ti, que dudas del poder de la palabra. Pue-

    des comprobar por ti mismo el enorme efecto que es capaz

    de ejercer. Si esto es as, por qu dudar de que el vocablo

    que designa al Ser posea el poder de transformarte?

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    E L CUENTODE LA CRIADA

    La vida no es lgica, no es previsible,no es controlable. Es como un sueodel Alma Csmica.

    n una ciudad que nunca haba existido vivan tres

    hermosas princesas, de las cuales dos no haban

    nacido y la tercera no haba sido concebida.

    As comenzaba el cuento que la solcita y afectuosa criada

    narraba al nio que estaba bajo su cuidado. Y prosigui:

    Todos los seres cercanos a las tres bellas princesas fue-

    ron muriendo y cuando se encontraron solas, decidieron par-

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    E

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    tir hacia lejanos y desconocidos territorios. El viaje fue largo

    y penoso. Debieron cruzar las ardientes arenas del desierto,

    con el sol implacable sobre ellas. El calor sofocante las pona

    al borde del desmayo y las dunas quemaban sus delicados

    pies. En cierto punto del trayecto, extenuadas, buscaron re-

    fugio a la sombra de tres rboles, de los cuales dos no exis-

    tan y uno nunca haba sido plantado. Se alimentaron de susfrutos y se reconfortaron bajo su sombra fresca y generosa.

    Prosiguieron poco despus el viaje. Llegaron as a la orilla de

    tres ros; dos estaban secos y por el cauce del tercero no co-

    rra ni un hilo de agua. Las tres dulces princesas bebieron desus aguas y en sus aguas baaron los armoniosos cuerpos de

    marfil. Volvieron a emprender la fatigosa marcha, hasta arri-

    bar a una esplndida ciudad que todava no haba sido edifi-

    cada. Recorrieron sus calles y divisaron tres palacios; dos de

    los cuales todava ni siquiera haban sido proyectados y un

    tercero que careca de paredes. Contentas, las tres princesas

    entraron en los palacios y en una de las magnficas estancias

    hallaron tres platos dorados, dos de los cuales estaban rotos

    y el tercero hecho aicos. Fue el tercer plato el elegido para

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    servir la comida que iban a prepararse: noventa y nueve me-

    nos cien granos de arroz que iban a cocinar.

    Una vez lista la comida, invitaron a comer con ellas a

    tres ascetas; dos no tenan cuerpo y el tercero no tena boca.

    Los ascetas degustaron y aprobaron la comida, y las prince-

    sas comieron luego. Ascetas y princesas quedaron muy satis-fechos con el suculento banquete que se haban dado.

    As termin la amorosa criada el relato. El nio la miraba

    en silencio. Ella percibi su desconcierto y le dijo:

    Cuando crezcas, recuerda siempre esta historia y sers

    un hombre sabio.

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    E L FILSOFODESCONCERTADO

    El hombre que me ve en todas las cosasy ve a todas ellas en mno se perder;siempre estar con l.

    BHAGAVAD GITA

    ra un hombre con grandes ansias de conocimiento. Tena

    una genuina necesidad de dar respuesta a las muchas

    preguntas que era capaz de formular, aunque no de responder.

    Durante largos aos haba investigado en las ms variadas filo-

    sofas, haba tratado de ahondar en los conceptos de la vida, la

    muerte, el devenir, el destino, los enigmas de la existencia, las

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    contradicciones de la naturaleza y del ser humano, pero no con-

    segua resolver sus interrogantes. Desalentado, decidi visitar a

    un sabio que viva plcidamente en una cabaa cerca del ro, en

    busca de una palabra que mitigara su angustia.

    Seor, me siento fatigado y confuso dijo al sabio.

    Nunca he estado ms desanimado y entristecido.

    Cul es la razn de tu pesar? Posiblemente no sea tan

    grave como crees.

    Claro que lo es respondi. He dedicado toda mi

    vida a escrutar los fenmenos de la vida y de la muerte, y

    aunque he puesto mi mayor esfuerzo, no consigo compren-

    der el sentido de la existencia.

    El sabio le dirigi una mirada compasiva y guard silen-

    cio. En sus ojos profundos se reflejaban las aguas plateadas

    del ro que corra frente a la casa. Coloc la mano sobre el

    hombro del atribulado filsofo y le dijo:

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    Quiero pedirte algo. Esta noche visita la ciudad un

    prestidigitador ambulante. Dar all una funcin, que desea-

    ra que presencies. Cuando termine, por favor, vuelve a ver-

    me. Estar esperndote.

    Amaneca cuando el desdichado filsofo regres a la ca-

    baa del sabio. Encontr al anciano sumido en profunda me-ditacin. Una paz infinita emanaba del rostro surcado de

    arrugas.

    Te molesto? pregunt el visitante.

    Nunca un ser humano molesta a otro ser humano res-

    pondi el sabio. Y bien, cuntame qu has visto.

    Prest mucha atencin al prestidigitador. Es un ilusionista

    muy diestro, sus juegos son asombrosos explic el filsofo.

    Descubriste el truco en alguno de ellos? pregunt

    el sabio.

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    No, en absoluto repuso el filsofo. Es increble-

    mente hbil.

    La madrugada anunciaba una jornada clida en ese remo-

    to paraje de la India. En los labios del anciano se dibujaba

    una leve sonrisa.

    Si no eres capaz de entender los juegos de un prestidi-

    gitador, cmo quieres comprender los mandatos de Dios?

    Abandona tus especulaciones. Deja de perderte en los labe-

    rintos de la mente y empieza a meditar. Emprende el caminoque te llevar a fundirte con tu verdadero ser. Mira hacia

    dentro y all encontrars lo que buscas.

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    L A TAZA DE T

    El verdadero conocimiento es asequible a aquelque ha aprendido el arte de reverenciar a lacreacin con total humildad.

    n erudito lleg hasta un bosque de la India en busca

    del consejo y las sabias enseanzas de unmahatma. El

    hombre, a pesar de ser un prodigio de ilustracin, no poda

    acceder al camino de la meditacin y trataba de explicarle

    sus dificultades al maestro. El mahatma, ni bien comenz a

    escuchar las argumentaciones del viajero, le sugiri que des-

    pus de tomar una taza de t ambos estaran en mejores con-

    diciones de abordar el tema de la meditacin. Pero el desaso-

    siego, la inquietud y la impaciencia invadan el nimo de

    aquel hombre, que respondi con acritud a su invitacin:

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    Olvide el t. He venido aqu a aprender meditacin y

    quiero hacerlo ahora mismo.

    El mahatmano se sorprendi. Saba que las personas que

    creen saber son las ms ignorantes. No se escuchan ms que

    a s mismos.

    Por qu ests tan apurado? le pregunt.

    Tenemos tiempo de sobra para relajarnos y tomar una ta-

    za de t. Luego hablaremos sobre el tema que te ha tradohasta aqu.

    En cuanto termin de decir estas palabras, el hombre sa-

    bio se dispuso a preparar tranquilamente la infusin. Al cabo

    de un rato regres junto al erudito trayendo una tetera hu-

    meante y dos tazas. Se sent, le ofreci una taza a su invita-

    do, que la tom entre sus manos y comenz a llenarla de t.

    La taza se llen pero l continu vertiendo el t en ella hasta

    que comenz a derramarse.

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    El erudito agitaba su mano en el aire mientras exclamaba:

    pare, la taza est llena!, pero como el mahatmano lo escu-

    chaba y segua sirviendo el t, que ya formaba un charco en

    el suelo, grit, fuera de s:

    Est ciego? Acaso no ve que la taza est llena y el l-

    quido est desbordando?

    As es respondi el maestro. La taza est llena y

    no puede contener ni una sola gota ms. Veo que se da cuen-

    ta de eso. Cmo puede entonces una persona colmada de in-formacin escucharme hablar acerca de la meditacin? Eso

    es imposible. Primero debes vaciar tu mente. Luego podr

    hablar contigo. La meditacin es una experiencia. No puede

    ser explicada por medio de la palabra y slo se hace posible

    para aquel que se libra de su mente y sus pensamientos. El

    mejor modo de acercarse a lo indescriptible y eterno es acep-

    tar que siempre se es un principiante.

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    E L TOPACIODE LOS MIL LADOS

    Yo soy el calor del sol,yo retengo la lluvia y la libero,yo soy muerte e inmortalidad,y todo lo que es o no es.

    BHAGAVAD GITA

    ran cinco los discpulos de aquel maestro y todos ha-

    ban comprendido la enseanza que les haba imparti-

    do durante largos aos, excepto uno de ellos, que viva apri-

    sionado entre las rejas del ego.

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    El maestro se preguntaba qu hacer con l? Sus ojos es-

    tn cerrados a la comprensin de la existencia, tanto como

    cuando comenz susadhana.

    Los mtodos que siempre haba empleado no resultaron

    eficaces con este discpulo. El maestro cavilaba acerca del

    mejor modo de ayudarlo en el camino del conocimiento por-que saba que la dificultad no resida en el desinters sino en

    la rigidez de las estructuras de su mente, que le impeda su-

    perar la barrera de las propias opiniones.

    Era un hecho comprobado que el entrenamiento espiritual

    que haba seguido durante aos no haba sido suficiente. Ha-

    bra que hallar un artificio para que el aspirante pudiera ver la

    transitoriedad del mundo material y trascenderse a s mismo.

    Despus de evaluar varias posibilidades, el maestro deci-

    di, para lograr su cometido, valerse del nico bien que po-

    sea: un deslumbrante topacio de mil caras heredado de su

    familia.

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    Aquella glida noche el discpulo y su maestro se senta-

    ron junto al fuego y tuvieron un dilogo fundamental.

    La funcin del maestro es guiar a su discpulo para que

    su visin se ilumine coment el mentor.

    Muchas veces te he odo decir que todo es transitorio,excepto el estado sublime de la conciencia, que slo logra

    quien se desprende de sus apegos. Pero por mucho que lo

    intento dijo el discpulo con sinceridad, no lo consigo.

    Con frecuencia eso me sume en un estado cercano a la de-sesperanza que me provoca el deseo de abandonar la bs-

    queda.

    El maestro saba que la motivacin del discpulo era au-

    tntica, aunque saba tambin que sus karmas no tenan fcil

    resolucin y crey que era el momento de poner en prctica

    un mtodo distinto del usual.

    Hagamos un viaje juntos propuso.

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    Un viaje juntos repiti incrdulo el discpulo.

    Hemos hecho juntos muchas peregrinaciones y no han sido

    de ninguna ayuda para mi evolucin.

    ste ser diferente.

    El maestro sac el extraordinario topacio de una bolsitade terciopelo que llevaba colgada al pecho. En sus facetas se

    reflej el fuego.

    Ven conmigo. Viajaremos por el topacio invit elmaestro.

    Despus de pronunciar estas palabras el maestro entrece-

    rr los ojos y qued en estado de profunda concentracin. El

    discpulo comenz un viaje inigualable. En las mil caras del

    topacio vea pasar vertiginosamente las ms diversas escenas.

    Pudo ver encuentros y desencuentros, seres de toda clase que

    entraban y salan de la vida de las personas, amigos que im-

    previstamente traicionaban a sus mejores amigos, desalmados

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    que ayudaban a sus enemigos, amantes fieles e infieles. El

    bandido se volva santo y el santo se transformaba en el ms

    cruel de los asesinos. Vio nacer y morir a sus propios antepa-

    sados. Descubri que el gusto de unos era el disgusto de otros

    y lo que para unos estaba arriba, estaba abajo para otros. Para

    que unos seres vivieran con holgura muchos pasaban priva-

    ciones. Vio monarcas destronados que se convertan en men-digos y pordioseros que se convertan en reyes. Los palacios

    ms fastuosos se tornaban miserables chozas. Donde un da

    haba vergeles, luego quedaba slo el desierto. Comprob c-

    mo las cumbres ms elevadas se tornaban planicies y de lasplanicies surgan enormes montaas. Miradas de seres de to-

    das las formas y tamaos, muchos jams vistos, aparecan por

    las caras del topacio. l mismo, mientras las miraba, adoptaba

    las formas ms extraas. Universos sin lmite pasaban, inesta-

    bles y vacuos ante sus ojos desorbitados. Lo informe adquira

    un contorno y lo manifestado se disipaba a cada momento co-

    mo una gota de roco se evapora con los primeros rayos de sol.

    Imperios surgan y declinaban. Civilizaciones florecan y se

    extinguan. Millones de astros se apagaban y otros millones de

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    estrellas se encendan en un espacio sin lmites. Era maestro de

    su maestro y luego el discpulo de su mentor. Era unfakiro un

    prncipe, un harapiento mendigo o un esclavo al que haban

    robado la vista con hierros candentes. Los seres vivos se co-

    man entre ellos segn sus diferentes escalas. Incesantemente

    todo brotaba y se desvaneca. Sus hijos haban sido sus padres

    o sus abuelos. Sus concubinas sus madres; sus esclavos, susamigos. Infinidad de escenas, lugares, rostros y masas infor-

    mes nacan y se extinguan simultneamente en todas las caras

    de la magnfica gema.

    Cuando el discpulo recobr la conciencia ordinaria des-

    puntaba el da. Comenz a llorar con profundo dolor, tanto

    como el que haba visto en el universo infinito. Haba, final-

    mente, aprendido la leccin A qu puede aferrarse un ser?

    Mir a su maestro a los ojos, que le devolvieron una mirada

    de profunda ternura.

    Una campesina emprenda su dura jornada de labor. El

    gua espiritual le obsequi el topacio. Ella lo agradeci con

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    una reverencia. Sus labios eran como un rosal sonriente. In-

    mediatamente tom un recodo del camino y se perdi en el

    campo.

    Alguna pregunta?

    No hubo respuesta. Slo un silencio perfecto.

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    1. MARCO PALLIS Los Hbitos Hacen al Monje?

    2. FRITHJOF SCHUONDel Sentimiento

    3. TITUS BURCKHARDT

    El Amor Caballeresco

    4. MAESTRO ECKHARTEl Hombre Noble

    5. A. K. COOMARASWAMY

    El Vedanta y la Tradicin Occidental

    6. REN GUNONSobre el Esoterismo Islmico y elTaosmo

    7. H. SADDHATISSA

    Introduccin al Budismo

    8. J. C. COOPERLo Natural. El Arte

    9. VALMIKIHistoria de la Reina Chudala

    10. SEYYED HOSSEIN NASR. Qu es Tradicin?

    11. SRI RAMAKRISHNA

    El Hombre y el Mundo

    12. TITUS BURCKHARDTPsicologa Moderna y SabiduraTradicional

    13. TITUS BURCKHARDTCosmologa Perennis

    14. FRITHJOF SCHUONTener un Centro

    15. INAZO NITBE El Bushido16. JAKOB BOEME

    Teosofa Revelada

    17. MARTIN LINGS Qu es el Sufismo?18. FRITHJOF SCHUON

    Pilares y Estaciones de la Sabidura

    19. REN GUNONEl Sagrado Corazn y la Leyenda delSanto Graal

    20. FRITHJOF SCHUONEl Problema de la Sexualidad

    21. SEYYED HOSSEIN NASREl Redescubrimiento de lo Sagrado

    22. ARTHUR OSBORNELas Enseanzas de Bhagavn SrRamana Maharshi

    23. SEYYED HOSSEIN NASRQuin es el Hombre?

    24. FRITHJOF SCHUONComprender el Esoterismo

    25. FATIMA JANE CASEWITEl Feminismo Moderno a la Luz de losConceptos Tradicionales de la Feminidad

    26. La Enseanza de BUDADharma

    27. La Enseanza de BUDAEl Camino de la Prctica

    Fundacin de Estudios Tradicionales, A. C.

    Ttulos Publicados

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    28. RAMA P. COOMARASWAMYEl Bhagavad Gt;Introduccin para el Lector Occidental

    29. FRITHJOF SCHUONEl Esoterismo Quintaesencial del Islam

    30. VLADIMIR LOSSKYLa Va de la Unin

    31. MARCO PALLISAnatta (La Divinidad Inmanente)

    32. FRITHJOF SCHUONPrincipios y Criterios del Arte Universal

    33. ANNIMORelatos de un Peregrino Ruso

    34. ANNIMORelatos de un Peregrino ruso

    35. MAESTRO ECKHARTLa Imagen Desnuda de Dios

    36. MAESTRO ECKHARTDios y Yo Somos Uno

    37. ANANDA K. COOMARASWAMYLa Filosofa del Arte Cristiana Orientalo Verdadera

    38. EVAGRIO PNTICO Y OTROSLa Filocalia de la Oracin de Jess

    39. TITUS BURCKHARDT

    Reflexiones sobre la Divina Comediade Dante, Expresin de la SabiduraTradicional

    40. FRITHJOF SCHUONModos de la Oracin

    41. SEYYED HOSSEIN NASRAlgunos Principios MetafsicosPertenecientes a la Naturaleza

    42. ELIZABETH COATSWORTHEl Gato que Fue al Cielo

    43. FRITHJOF SCHUON

    Racionalismo Real y Aparente44. FRITHJOF SCHUON

    De las Virtudes Espirituales

    45. ANANDA K. COOMARASWAMYEl Budismo

    46. TITUS BURCKHARDTCiencia Moderna y SabiduraTradicional

    47. REN GUNONEl Reino de la Cantidad y losSignos de los Tiempos

    48. REN GUNONCiencia Sagrada y Ciencia Profana

    49. TITUS BURCKHARDT

    El Origen de las Especies

    50. EPICTETOEnquiridin (Manual de Vida)

    51. REN GUNONDel Racionalismo a la MitologaCientfica y su Vulgarizacin

    52. REN GUNONLa Confusin de lo Psquico con loEspiritual

    53. PLATNApologa de Scrates

    54. D. T. SUZUKIBudismo Zen

    55. JAKOB BOEHMEDel Cielo y del Infierno

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    56. FRITHJOF SCHUONEl Islam

    57. FRITHJOF SCHUON

    Trascendencia y Universalidad delEsoterismo

    58. AMRITA ANANDAMAYIPara mis Hijos; Enseanzas Espirituales

    59. TITUS BURCKHARDTEsoterismo Islmico; (Primera parte)La Naturaleza del Sufismo

    60. JAKOB BOEHME

    Confesiones

    61. TITUS BURCKHARDTEsoterismo Islmico: (Segunda parte)Fundamentos Doctrinales

    62. TITUS BURCKHARDTEsoterismo Islmico: (Tercera parte)La Realizacin Espiritual

    63. PLUTARCOAlejandro

    64. PLUTARCOJulio Csar

    65. FRITHJOF SCHUONCristianismo e Islam

    66. AA.VV.Relatos y Cuentos Tradicionales

    67. PATANJALI Yoga Sutras

    68. GUSTY L. HERRIGEL El Camino de las Flores 69. MARIO MEUNIER La Leyenda de Scrates 70. CUENTOS DE LA INDIA

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    Vincit Omnia Veritas La Verdad lo Vence Todo

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    Fundacin de Estudios Tradicionales, A. C.

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