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DE MOROS Y CRISTIANOS EN 1238 FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

DE MOROS Y CRISTIANOS EN 1238 - Francisco Suarezfranciscosuarezsalguero.es/wp-content/uploads/2017/11/Siglo XIII/Anyo 1238.pdfFrancisco de Asís es el Santo del encuentro y de la paz.4

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DE MOROS Y CRISTIANOS EN 1238

FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

~ 1 ~

Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes que ha tenido a mano o por medio de la red in-

formática. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a tra-

vés de cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de

algún texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún per-

juicio, ni propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este

libro, así como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse

ni manipularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se

reproduzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia,

etc.

~ 2 ~

~ 3 ~

A MODO DE PRÓLOGO

RECUERDOS Y CONSIDERACIONES SOBRE AL-MALIK AL-KAMIL

Y SUS DESEOS DE PAZ COMPARTIDOS CON SAN FRANCISCO DE ASÍS

Con las páginas que tenemos por delante nos adentramos en el año 1238, un año que

empezó en viernes, un año en el que se asiste, entre otros asuntos que iremos viendo, a

la muerte del sultán de Egipto Al-Malik al-Kamil, el sultán con quien se entrevistó en su

momento, cuando la quinta cruzada (1217-1221), San Francisco de Asís. Hablaron de

paz, ciertamente deseándola.

Tenemos en las figuras de Francisco de Asís (muerto en 1226), Santo de la Cris-

tiandad y muy universal, y fundador de la Orden Franciscana o de los Hermanos Me-

nores, y del ayubí Al-Kamil, sultán de Egipto, Palestina y Siria entre 1218-1238, dos

ejemplos ideales de diálogo y convivencia entre musulmanes y cristianos.

Al-Kamil era hijo de Al-Malik al-Adil Sayf al-Din Abu-Bakr ibn Ayyub, más simple

o abreviadamente Al-Adil I (muerto en 1218), hermano del sultán Saladino1 (muerto en

1193). Al-Kamil heredó lo mejor de sus parientes –en lo que están de acuerdo muchos

historiadores–: un espíritu bondadoso, caballeresco del bueno, más propenso a la paz

que a la guerra, a la tolerancia que al fanatismo, al respeto que a la intransigencia, a la

piedad solidaria que a la crueldad sangrienta.

De otra parte, ahí estaba el fraile italiano San Francisco de Asís, habiendo llegado a

comprender que había que resistirse más a la idea de cruzada, cosa descabellada según

él, cosa en realidad poco o nada cristiana. En todo caso, San Francisco compartía una

idea de cruzada en su sentido espiritual, misionero, evangelizador…, por la propuesta y

el diálogo, no por la fuerza, no por las armas… La ocasión le llegó a San Francisco

cuando el ejército cristiano de la quinta cruzada, desplazada a Egipto, acampó en Da-

mieta, en el delta del Nilo, donde el ejército musulmán de Al-Kamil defendía el sul-

tanato de sus dominios.

Previamente, Francisco intentó, sin lograrlo, disuadir al Papa Inocencio III para que

desistiera de enviar la cruzada, incluso vaticinando lo más probable: una terrible derrota.

El vaticinio se cumplió, con resultado de muchas muertes, sobre todo tras un año ne-

fasto de batallas, refriegas y escaramuzas, sorprendente y hasta vergonzosamente aún

cuando el sultán ofrecía generosamente la paz, el entendimiento, los acuerdos; final-

mente los cruzados sucumbieron ante las fuerzas musulmanas que con toda lógica –no

puede negarse– se impusieron.

Francisco de Asís, entre julio y agosto de 1219, llegó a Egipto acompañado por com-

pañeros frailes con la intención de hacerse presente en la cruzada, pero sobre todo como

signos vivientes de paz en Tierra Santa. ¡Paz y bien! La intención de Francisco era, por

encima de todo, evitar la cruzada bélica y predicar libremente a los musulmanes, sin

parar hasta llegar al mismo sultán.

1 Al-Nasir Salah ad-Din Yusuf ibn Ayyub.

~ 4 ~

Francisco pudo llegar al delta del Nilo en Egipto siendo agosto de 1219, recalando

más precisamente en el campamento de los cruzados que cercaban Damieta, ciudad de

una especial importancia estratégica y espiritual. El aspecto que los cruzados ofrecieron

al nuevo huésped de Asís –ya por cierto famoso por su testimonial y carismática san-

tidad– no fue nada edificante: tensión y brutales diferencias entre los soldados de los

diversos reinos o países y ciudades, borracheras, avaricia, crueldad y desenfreno se-

xual... Imperaba allí, al menos no poco, todo eso, su buena dosis de desorden moral.

En junio, el sultán Al-Kamil, hombre sabio, justo, sereno, magnánimo, todo eso según

diversas fuentes, ya había ofrecido la paz y llegar a acuerdos con los invasores euro-

peos, haciéndoles incluso la proposición ventajosa de cederles Jerusalén (¿no era lo que

querían?) a cambio de que se retirasen de Egipto.

En tal ambiente, estando así las cosas, Francisco no podía sentirse cómodo. Trató de

convencer a los soldados para que no lucharan. Le fue bien con los italianos, que en-

tendían su lengua. Otros le tomaron por loco, utópico, pacifista peligroso que dañaba o

ponía en peligro los intereses de la Cristiandad. Varias veces (por activa y por pasiva)

trató de convencer al legado pontificio, el cardenal Pelagio Galvani (muerto en 1230),

sobre la más conveniente paz que la inconveniente guerra. Todo para nada. Sin éxito.

Se ofreció, con los debidos permisos y trámites, para ir hasta el sultán; pero no re-

sultaba fácil; no queriendo eso (luchar), no lo dejaban ir. Luego de algunos de estos in-

tentos, el 29 de agosto, sucedió lo tan temido: un ataque por sorpresa del ejército mu-

sulmán causó la muerte, según se cuenta, de seis mil cruzados.2 Entonces el cardenal

Pelagio decidió finalmente dar su permiso a Francisco para que visitara al Sultán, pero

por su cuenta y riesgo, no como mensajero oficial de paz ni de parte del ejército cru-

zado. A Francisco le pareció bien, incluso mejor ir de tal modo y a guisa de fraile, como

cristiano y no más. El 1 de septiembre de aquel año 1219, acompañado por fray Ilu-

minado, Francisco atravesó la fronteriza tierra de nadie, hasta que se adentraron en la

de ellos, la tierra musulmana. No tardaron los dos andantes en ser apresados por los

musulmanes: “¿Qué hacéis aquí?”, les preguntaron. Francisco se presentaba y les acla-

raba: “Soy un cristiano y os suplico que me llevéis ante vuestro señor”. Lo que Fran-

cisco dijo y lo que le entendieron quienes le apresaban era esto: “No soy un cruzado,

sino un auténtico cristiano, un cristiano de verdad; por tanto, ¡no un enemigo, sino un

hermano!”.

El consejero espiritual del sultán, el Sheij Fajruddín Uhammad ibn Ibrahim al-Farisi,

que era un hombre muy sabio y piadoso, de gran amplitud en su corazón, posibilitó

aquel encuentro. De hecho, el arabista y muy destacado islamólogo francés Louis Mas-

signon (1883-1962) descubrió en 1951 un texto árabe en el que se relata el inusual en-

cuentro. Y San Buenaventura (1221-1274), biógrafo de San Francisco, resalta lo si-

guiente: “El sultán le pregunta: „¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la

guerra?‟ A Francisco se le saltan las lágrimas y responde: „Porque el amor no es ama-

do‟”.

2 Número probablemente exagerado.

~ 5 ~

En primer lugar, el sultán Al-Kamil, sobrino de Saladino, que hasta entonces sólo

conocía de lejos o de oídas a los cruzados como enemigos, encontró en Francisco a un

auténtico cristiano, a un hombre de Dios, a un hermano de verdad. Se dio cuenta que ser

cristiano no significaba necesariamente ser cruzado. Así, consecuentemente, el sultán

Al-Kamil trató desde un primer momento a Francisco como aconseja el Corán: “No

discutáis sino con buenos modales con la gente de la Escritura [la Biblia], excepto con

los que hayan obrado impíamente”.3

Dos hombres representativos de facciones distintas se sintieron amigos. Francisco no

se dejó aprisionar ni cegar por una mentalidad de partido, sino que, sin prejuicios, sin

medios de poder, sin pretensión de fuerza, sino simplemente de hombre a hombre, llega

hasta el Sultán, convencido de que también él, como cualquier hombre, en el fondo

buscaba honradamente el camino de la salvación y de la paz. Y no discutió ni polemizó,

sino que presentó ante él su testimonio cristiano.

“El pobre de Asís” fue capaz del encuentro, de establecer un diálogo comprensivo

con el mundo musulmán, encarnando en su armoniosa persona aquello de “buscar más

comprender que ser comprendido”.

El encuentro de Francisco y el sultán Al-Kamil fue el prototipo ideal que habla de las

actitudes esenciales para un diálogo exitoso: sentirse enviados para ser instrumentos de

paz, confiar en la posibilidad de una actitud abierta por parte del otro, renunciar a las

armas y a las guerras, predicar más con la vida que con la palabra, comprender más que

querer ser comprendidos. Es interesante mencionar que antes de partir, Francisco le dijo

al sultán que él no podía aceptar sus lujosos obsequios pero que sí aceptaría una comida.

Es muy extraño ese pedido por parte de Francisco, quien generalmente no tenía proble-

ma con el hambre y las privaciones. En rigor, Francisco deseaba ardientemente com-

partir el pan con el sultán, al que consideraba su hermano, y no su enemigo.

Francisco volvió a Asís con un profundo respeto hacia los musulmanes, a los que ha-

bía conocido de verdad y como creyentes. Por eso luego dirá: “La misión es escucha y

comunicación; es vivir con los otros; es abrir los ojos a la realidad de los „otros‟; es

creer que el reino de Dios está ya en medio de nosotros, en profundidad, en toda per-

sona, aunque ésta no sea cristiana; es estar abiertos y disponibles para la justicia y

para la paz; es dar y recibir al mismo tiempo”.

El 25 de diciembre de 2006, día de Navidad, el historiador estadounidense de origen

irlandés Thomas Cahill publicó un artículo en el New York Times enfatizando este pen-

samiento: “Es una tragedia de la historia que Al-Kamil y Francisco no hayan sido ca-

paces de hablar más, para coordinar sus fuerzas y formar una alianza. Si hubieran es-

tado en condiciones de hacerlo, la expresión „choque de civilizaciones‟ podría haber si-

do desconocida para nuestro mundo”.

En las líneas finales, Cahill refleja otro pensamiento con el que también podemos con-

cordar: “Estamos en un estado de necesidad desesperada de figuras contemporáneas

como Al-Kamil y Francisco de Asís para crear un diálogo innovador”.

3 Al-‘Ankabut, parábola de la araña, 29, 46.

~ 6 ~

No es una casualidad que el cardenal Jorge Bergoglio, elegido Papa en 2013, haya

querido llamarse Francisco. Según sus propias palabras, “Francisco de Asís para mí es

el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la crea-

ción. Es el hombre que nos da este espíritu de paz…”.

Francisco de Asís es el Santo del encuentro y de la paz.4 Quien contempla en la iglesia

superior de la Basílica de San Francisco, en Asís, los 28 famosos frescos en los que

Giotto reproduce la vida del Poverello, comprueba que ninguno de ellos representa a

Francisco en solitario. Siempre está rodeado de otras personas, o tiene a alguien a su

lado. En el mismo eremitorio del monte Alverna, donde decide retirarse hacia el final de

su vida, tiene a su lado a fray León. A las puertas de la muerte, manda que acudan en

torno a su lecho todos los compañeros del lugar y celebra su despedida a la manera de

Jesús: bendice un pan, lo parte y distribuye entre los presentes, bendice a todos y cada

uno de ellos y manda que le canten el Cántico del hermano sol. El encuentro y la comu-

nión, esos dos rasgos tan evidentes en las horas que precedieron a su muerte, carac-

terizan toda la vida de Francisco.

No tiene nada de extraño, por tanto, que los frescos en los que Giotto ha plasmado

acontecimientos de la vida de Francisco, reproduzcan sobre todo encuentros: Francisco

encuentra a un leproso, a un pobre, a una mujer ciega, a un rico hacendado, al papa, al

sultán, etc.

El encuentro con el sultán Al-Kamil (1218-1223), en el año 1219, con un diálogo res-

petuoso en medio de una guerra de religión, fue sin duda o muy probablemente el más

importante de todos esos encuentros de Francisco. Tan llamativo fue que no sólo nos

informan sobre él todas las fuentes franciscanas, sino también varios cronistas de fuera

de la Orden e incluso una inscripción arábiga-musulmana. El hecho de que Francisco

cruzara el mar en un barco de los cruzados y predicara al ejército cristiano, acampado

ante los muros de Damieta, no fue lo más extraordinario. La fiebre de la cruzada había

hecho presa en muchos,5 y el Papa y sus aliados políticos se habían propuesto recon-

quistar los Santos Lugares. Lo más llamativo consistió en que el pequeño y enjuto hom-

brecillo de Asís, arriesgando mucho, lograra llegar a la presencia del sultán y pudiera

predicarle –¡y regresar, sorprendentemente, sano y salvo!–, cuando de hecho los maho-

metanos habían puesto precio a la cabeza de los cristianos. Aquel encuentro sólo fue po-

sible gracias a la forma, al método empleado por el misionero de Asís, un método con el

que logró superar las barreras y que no es otro que el del diálogo y la renuncia a la vio-

lencia.

4 Así se expresa el franciscano fraile capuchino Leonhard Lehmann, de quien es el texto que sigue en es-

te a modo de prólogo, texto sacado de Selecciones de Franciscanismo, vol. XXI, n. 62 (1992) 239-242.

5 La quinta cruzada, como podemos recordar, era también resarcimiento del desenfoque y descalabro

sufridos en la precedente, la cuarta.

~ 7 ~

Y, en efecto, durante varios días el sultán y los suyos “le escucharon (a Francisco)

con mucha atención la predicación de la fe en Cristo. Pero, finalmente, el sultán, te-

meroso de que algunos de su ejército se convirtiesen al Señor por la eficacia de las pa-

labras del santo varón y se pasasen al ejército de los cristianos, mandó que lo devol-

viesen a nuestros campamentos con muestras de honor y garantías de seguridad, y al

despedirse le dijo: „Ruega por mí, para que Dios se digne revelarme la ley y la fe que

más le agrada‟”. Así describe el encuentro Jacobo de Vitry, a la sazón obispo de San

Juan de Acre y presente en el campamento cristiano de Damieta (BAC 967b).

¿Una misión ineficaz? ¿De qué sirvió aquello? Visto desde fuera, el éxito de aquel

trabajoso y arriesgado viaje fue aparentemente insignificante. Francisco no consiguió

nada: ni el martirio que pudo anhelar, ni la conversión del sultán, como tampoco logró

la paz entre cristianos y musulmanes, ni un entendimiento mediante el diálogo y la re-

~ 8 ~

nuncia a las armas. Nada, no consiguió nada. ¿O sí? Es como si esta ineficacia confir-

mara el concepto de misión de Francisco. Para Francisco, en efecto, lo importante en el

encuentro con otros hombres y religiones no es el éxito visible, sino el testimonio de la

propia vida. Así lo vemos claramente en su Regla de 1221 (1 R 16, 1-7), donde indica:

“Dice el Señor: He aquí que os envío como ovejas en medio de lobos. Sed,

pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas”. Así, pues, cual-

quier hermano que quiera ir entre sarracenos y otros infieles, vaya con la licencia

de su ministro y siervo. Y el ministro les dé licencia y no se la niegue, si los ve

idóneos para ser enviados; pues tendrá que dar cuenta al Señor (cf. Lc 16, 2) si

en esto o en otras cosas procede sin discernimiento.

Y los hermanos que van, pueden comportarse entre ellos espiritualmente de

dos modos. Uno, que no promuevan disputas y controversias, sino que se some-

tan a toda humana criatura por Dios (1 Pe 2, 13) y confiesen que son cristianos.

Otro, que, cuando les parezca que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios

para que crean en Dios omnipotente, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo, creador de

todas las cosas, y en el Hijo, redentor y salvador, y para que se bauticen y hagan

cristianos.

Quien entra, en calidad de enviado de Jesús, en contacto con otras religiones, debe

comportarse como él se comportó. Puede hallar, a pesar de su humildad y senci-

llez (ovejas, palomas), o precisamente debido a ellas, una dura oposición. Semejante vi-

da misionera sólo puede llevarse a cabo “por inspiración divina”, no por pura iniciativa

propia. Francisco acentúa lo espiritual y subraya, igualmente, la “sumisión”. Los con-

ceptos elegidos por Francisco muestran cómo entiende él en principio la misión: ésta

implica movilidad (ire, ir), sumisión a los no cristianos en medio de los cuales se vi-

ve (inter eos, entre ellos), oído fino y discernimiento para captar el Espíritu (spiritua-

liter, espiritualmente).6

El anuncio ocupa un segundo lugar. Y supone, una vez más, una llamada especial de

Dios y la capacidad de comprender y valorar la situación concreta. El misionero no debe

actuar intempestivamente. No es dueño, sino oyente de la Palabra. Debe comportarse,

por tanto, también como oyente de la Palabra cuando vive entre no cristianos. Tiene que

comprender las distintas situaciones y ver cuál es la voluntad de Dios. Sólo debe predi-

car cuando vea que esto le “agrada al Señor”.

¿Cuáles son, según en lo que estamos, los principios básicos para el diálogo? Del

comportamiento y de la Regla de San Francisco se deducen los siguientes principios bá-

sicos para el encuentro y el diálogo con otras religiones:

6 Leonhard Lehmann trata más ampliamente el tema en su artículo “Rasgos esenciales del concepto

franciscano de misión según 1 R 16”, en Selecciones de Franciscanismo, 45 (1986) 428-444: Franziskus

– der Heilige der Begegnung, en Wort und Antwort, Zeitschrift für Fragen des Glaubens. Dialog der Re-

ligionen, año 32, núm. 3 (1991) 139-140.

~ 9 ~

1.- Tomar la iniciativa. Francisco no espera que el sultán vaya a su encuentro. Es él

quien va al encuentro del sultán. Se sabe enviado.

2.- Ser uno mismo. El diálogo es un encuentro entre dos personas. Francisco va al en-

cuentro del sultán en calidad de cristiano. A los hermanos que van a misiones les exige

que “se sometan” a los demás, pero también les exige que “se confiesen cristianos”.

3.- Confiar en el otro. A pesar de todas las advertencias en contra, Francisco atraviesa

la línea de la muerte. Confía en Dios y, por tanto, confía en que los hombres tendrán

una actitud abierta si uno se comporta con ellos con esa misma actitud de apertura.

4.- Arriesgarse. Francisco se arriesga en cuerpo y alma al peligro de la muerte. No

tiene nada que perder. Por eso gana: la amistad del sultán y un regreso con garantías de

seguridad. Quien se entrega, se arriesga.

5.- Renunciar a las armas y a la autodefensa. En la renuncia a la violencia y en la

actitud pacífica está la alternativa a la cruzada. El diálogo no puede triunfar bajo la

presión militar o psicológica.

6.- Compartir la vida de los hombres. No querer estar por encima de ellos, sino vivir

entre ellos y con ellos, compartiendo sus mismas condiciones de vida.

7.- Someterse a los demás. Los hermanos no deben querer estar al mismo nivel que

los demás, sino buscar siempre, en la medida de lo posible, una situación inferior.

8.- Predicar más con la vida que con las palabras. Lo que más le impresionó al sultán

no fue la palabra arrebatadora de Francisco (que tal vez ni siquiera entendía), sino su

actitud resuelta, libre en relación con las cosas terrenas y pobre. En el encuentro entre

religiones, en el que con frecuencia las palabras hieren más que apaciguan, lo principal

es el ejemplo de la propia vida, la hospitalidad y acogida, el amor desinteresado.

9.- Comprender más que querer ser comprendido. Con su disposición a escuchar,

Francisco aprendió incluso de los musulmanes. Quiso introducir en Occidente su cos-

tumbre de postrarse a orar, a la llamada del muecín, pero no encontró ningún eco. El

auténtico diálogo no es unilateral, conduce a la conversión recíproca y al mutuo enri-

quecimiento espiritual.

10.- Beber en las fuentes más profundas. Francisco fue hasta el sultán movido “por

inspiración divina”, y el sultán le pidió: “Ruega por mí, para que Dios se digne reve-

larme la ley y la fe que más le agrada”. La relación con Dios preserva del autoensalza-

miento y del endurecimiento. Quien desea el diálogo, lo busca siempre y en primer lu-

gar con Dios. Ora.

~ 10 ~

~ 11 ~

AÑO 1238

~ 12 ~

VALENCIA

RECONQUISTA CRISTIANA

Para que el rey Jaime I de Aragón se determinara del todo decididamente a la recon-

quista cristiana de Valencia, el Papa Gregorio IX le apoyó con una reciente bula de cru-

zada, emitida desde la Santa Sede en 1237 y suponiendo al respecto que colaborasen

con la fuerza militar de Jaime I tropas de otros lugares europeos.

Además de motivados como cristianos, y por la misma condición de guerreros, los no-

bles aragoneses vienen mostrando sus deseos de ampliar sus dominios por las ricas y

fértiles tierras levantinas, aspirando a que Valencia se convierta en reino repartible, co-

mo ya ocurrió con Mallorca en las reconquistadas Baleares. Todo se fue planificando y

en todo ello fueron pensando los magnates aragoneses y catalanes.

Podemos recordar al respecto, del año 1232, en días veraniegos, aquel encuentro en

Alcañiz7 del rey Jaime I con Blasco de Alagón y con el maestre de la Orden Hospi-

talaria, Hugo de Folcalquier, convenciendo estos dos últimos al monarca de cuán bueno

habría de ser reconquistar Valencia, con lo que llegaron a estar de acuerdo los conseje-

ros del reino.8

Según transcurría el año 1237, Jaime I iba desarrollando una acción de campaña mi-

litar de índole sobre todo propagandística por tierras catalanas y aragonesas, decidiendo

trasladarse al término del año, como podemos recordar, al lugar conocido como Puig de

la Cebolla,9 con su castillo musulmán de Yubala, sobre una relativa altura, muy estraté-

gica en el control de la zona cercana a Valencia, siendo aquí convocados los caballeros

7 Provincia de Teruel.

8 Conociendo bien Blasco de Alagón el territorio levantino dominado por los moros, aconsejó el rey que

comenzaran las tareas de reconquista por Burriana, hacia el sur por la costa de la actual provincia de

Castellón.

El 26 de octubre de 1232, Blasco conquistó la estratégica población de Morella, al norte de la provincia

de Castellón, pensando en quedársela para sí. Pero el rey le reclamó la posición, pese a la promesa hecha

por su fidelidad. Para forzar al noble aragonés, las tropas reales conquistaron la población de Ares (del

Maestre), muy próxima a Morella, cortando las líneas de suministro de la ciudad. Desde el punto de vista

del rey, Morella se valoró como una plaza tan interesante y fuerte que no podía especular dejando una

guarnición ajena o que él no controlase, prefería poseerla y con una guarnición de las tropas reales; aun-

que después el rey se la entregó a Blasco en feudo. Para compensarle, le entregó también, en 1233, la villa

de Sástago (Zaragoza), su señorío y María de Huerva (también en la provincia de Zaragoza). Sus descen-

dientes fueron conde de Sástago.

En 1233 participó Blasco en la conquista de Culla y en el sitio de Burriana (ambas en la provincia de

Castellón).

9 Luego Puig de Santa María (Valencia). Es un pueblo que fundó en su momento el Cid Campeador.

~ 13 ~

aragoneses para que estuvieran a punto en fecha de la Pascua, el 4 de abril de este año

1238.10

Vemos en esta imagen (una miniatura del Llibre dels fets, de Jaime I),

con un sirviente, a Blasco de Alagón y a Hugo de Folcalquier (arrodillado),

proponiendo ambos al rey Jaime I la reconquista de Valencia.

El rey Jaime I, tras una última llegada al Puig antes de iniciar el sitio de Valencia, en-

contró espíritu de abandono y decaimiento de fuerzas, no tanto a su favor, siendo enton-

ces cuando el rey hizo promesa de no alejarse de las tierras de Valencia hasta haber con-

quistado la ciudad y hacerla capital del reino homónimo.

Estando en el Puig (mes de abril) recibió Jaime I a un mensajero del emir o rey valen-

ciano Zayyan, ofreciéndole la firma de un pacto o acuerdo de paz a cambio de entre-

10

Los resultados de la campaña propagandística de Jaime I son difíciles de valorar, siendo solo factible

que pudiéramos hacerlo teniendo en cuenta una edición correcta del valenciano Llibre del Repartiment.

Según algunas fuentes, parece ser que no llegó a lograrse el objetivo pretendido, llegando a que los nobles

catalanes le habían propuesto al rey abandonar Burriana y posteriormente los aragoneses a que aban-

donase el Puig y aplazase la lucha contra Valencia para más adelante. De hecho hubo merodeos y como

indecisiones del rey Jaime repensando estrategias.

~ 14 ~

garle el moro al cristiano los castillos situados entre el río Turia, Tortosa11

y Teruel, con

un palacio en la Zaidía12

y diez mil besantes de renta o tributo; el rey Jaime no accedió.

Por esas fechas se le rindieron del todo al rey Jaime poblaciones como Almenara,13

Vall de Uxó, Nules, Castro y Paterna.14

Y llegó el día 4 de abril, cuando terminaba el

plazo por el monarca para que sus nobles y caballeros acudieran al Puig, desde donde

iniciar el asedio de Valencia, no siendo en verdad muchos los que acudieron.15

Estaban

allí dispuestos a combatir el maestre hospitalario Hugo de Folcalquier y un comendador

templario con 30 caballeros, también el comendador de Alcañiz y el de Calatrava; para

nada eran numerosos los nobles, estando sólo presentes el catalán Guillem de Agulló y

los aragoneses Rodrigo de Lizana y Jiménez Pérez de Tarazona. En total se congregaron

120 caballeros de linaje, o 140 como mucho en cuanto número no sobrepasado, además

de unos 150 almogávares (formando tropas guerrilleras o de élite provenientes de las

montañas aragonesas)16

y un millar aproximadamente de hombres de a pie.

Con aquellos pocos combatientes y por aquellas fechas se dispuso el rey Jaime I a si-

tiar Valencia.17

Ya al cerco o asedio propiamente dicho fueron llegando más aportes de

fuerzas: del comendador de Aliaga,18

de Lope Jiménez de Luesia, del arzobispo de Nar-

bona (incluido el arzobispo mismo, Pierre Amiel) y de otros caballeros, tanto arago-

neses como catalanes y concretamente barceloneses.19

El 28 de septiembre20

de este año 1238, tras arduas negociaciones, hubo firma de capi-

tulación y entrega de las llaves de la ciudad de Valencia en Ruzafa, el llano en el que

11

Provincia de Tarragona.

12

Extramuros de Valencia. Posteriormente, como podremos ver en su momento, habrá aquí un convento

o recinto monástico.

13

Al sur de la actual provincia de Castellón.

14

Provincia de Valencia esta última.

15

Así lo constatan las crónicas.

16

Los almogávares formaban tropas que se utilizaban para avanzar, penetrar en terreno enemigo y cus-

todiar fronteras. Eran los soldados más fieles, los más utilizables para las ansias expansionistas de los re-

yes de la Corona de Aragón.

17

Así se registra, con las correspondientes donaciones y reparticiones, en diversos documentos. Las

fuentes musulmanas cuentan que el cerco de Valencia comenzó el día 5 del mes del ramadán del año 635

de la Hégira, equivalente al jueves 22 de abril de 1238.

18

Provincia de Teruel.

19

Algunos de los nombrados de entre todos ellos en las crónicas son: Pedro Fernández de Azagra, Jime-

no de Urrea, Fernando Pérez de Pina, Fernando de Ahones, Pedro Cornel, Ramón Berenguer de Ager, etc.

Las crónicas mencionan también la llegada de una caravana de Tortosa.

20

O tal vez el 29 de septiembre.

~ 15 ~

estuvieron posicionados los sitiadores.21

Es un enclave muy a propósito para establecer

cerco o simplemente para instalarse con tropas a las puertas de Valencia, como ya se de-

mostró cuando Álvar Fáñez22

acampó allí con sus mesnadas acompañando al destronado

Al-Qadir de Toledo, que fue llevado a Valencia en 1085. Aquí celebraron los cristianos

la capitulación de Valencia, perdiéndola Zayyan ibn Mardanish,23

en este año 1238.

Las negociaciones las llevaron a cabo directamente el rey Jaime I y su mujer la reina

Violante entendiéndose con Abu-l-Hamlek, sobrino del emir Zayyan, dándose que fue-

ron necesarias dos reuniones para alcanzar un inicial acuerdo verbal.

La noticia de dicho acuerdo fue mal recibida en el bando cristiano, pues las filas com-

batientes querían entrar al asalto para poder conseguir sustancioso botín. Para algunos

que se portaron como asaltantes y codiciosos de botín, el rey Jaime ordenó que fueran

ejecutados sin compasión.

Abu-l-Hamlek pactó con el rey Jaime que, como prueba de que su tío aceptaba las

condiciones, izarían una bandera del rey aragonés en la torre de Ali Bufat.24

Cuando eso

sucedió, el rey Jaime I bajó de su caballo y besó llorando la tierra valenciana.25

La población musulmana permaneció en sus casas (era lo habitual en estos casos) y en

sus cosas, dándose la tolerancia (negociada y tributaria), pero hubo minorías de musul-

manes que se largaron o fueron echados de Valencia.26

De todos modos, se fue dando

(ya inicialmente en 1238), como en otros casos de la reconquista, la repartición y el re-

poblamiento. Ya se irá viendo.

El 9 de octubre fue la entrada triunfal del rey Jaime en la ciudad de Valencia, cele-

brándose Misa de Acción de Gracias.27

La táctica utilizada para hacerse con Valencia o apoderarse de ella fue la misma que

ya había utilizado el Cid Campeador unos siglos antes, tratándose de ir conquistando las

distintas fortalezas, torres o pueblos del entorno de Valencia, de modo que se fue impi-

diendo todo suministro y todo acceso a la medina, aislándola y debilitándola poco a po-

co. Se entiende la claudicación de Valencia porque dichas fortalezas y torres, a veces

21

En la actualidad un importante barrio de Valencia.

22

Muerto en 1114.

23

El último rey musulmán de Valencia, descendiente del muladí rey Lobo, Muhammad ibn Mardanish,

muerto en 1172.

24

Esa bandera se conoce como el pendón de la conquista, que se conserva en el Archivo Histórico

Municipal de Valencia. La torre de Ali Bufat se llamó luego del Temple. Aún se conservan restos del

recinto de murallas musulmanas que se construyó en Valencia, con siete puertas, sobre todo a partir del

siglo XI.

25

Así lo cuentan las crónicas.

26

Siglos más tarde, como sabemos, vendrá la expulsión de los moriscos, la misma que causará despobla-

ción y declive económico en el reino de Valencia.

27

Concretamente en una capilla de la catedral que aún recuerda o rememora el hecho.

~ 16 ~

pequeños o modestos castillos, eran partes esenciales del sistema defensivo o protector

de Valencia. Cuando fuerzas enemigas o tropas hostiles se acercaban a la ciudad, ésta

era avisada rápidamente por señales de humo o por otros indicios de alarmas. El rey

Jaime se ocupó primero de desmantelar todo esto, contribuyendo así también a dejar

desprotegida a la Valencia mora, la Balansiya musulmana.

Tuvo su máxima importancia la conocida como batalla del Puig,28

donde resultaron

muy derrotados los musulmanes previamente a perder Valencia, consecuencia de esa

derrota. La fecha de esta batalla clave, en la que no participó el rey Jaime I, como pode-

mos recordar, fue el 20 de agosto de 1237.29

De aquí se dio el más decidido salto a la

reconquista cristiana de Valencia.

Como queda dicho, llegaron los cristianos al Puig en 1237 y allí fortificaron con la de-

bida remodelación el viejo castillo de los moros del lugar, dejando luego el rey una

guarnición bajo las órdenes de su tío Guillem d’Entença (Guillermo de Entenza). Acam-

paron allí almogávares, hospitalarios y templarios, convencidos de necesitar más fuerzas

y a la espera de las mismas, encargándose el monarca de reclutarlas o convocarlas.

Mientras el rey se encontraba replegado en tierras aragonesas, percatado de su ausen-

cia Zayyan ibn Mardanish, tratando de acabar con el hostigamiento cristiano, decidió

hacer frente y presentar batalla. Así se originó la batalla del Puig.

Zayyan, con la ayuda de sus parientes de Alcira y Játiva, organizó un gran ejército de

600 jinetes y 11.000 peones.30

Y pasó que, aunque los cristianos vieron la despropor-

ción de fuerzas, decidieron con total fiereza salir a campo abierto y afrontar la batalla,

resultando derrotado el ejército musulmán. Los cristianos persiguieron a los moros su-

pervivientes hasta un buen tramo de terreno, ocasionando gran desazón y desconcierto

en los moros. Esta derrota, en efecto, causó estragos en la moral de los defensores, de

modo que desistieron de enfrentarse abiertamente a los cristianos. De todo ello fue in-

formado Jaime I (que se encontraba en Huesca). Y se encaminó al Puig en cuanto pudo

para decididamente encaminarse luego a Valencia, siguiéndose, como hemos contado,

el campamento, el asedio y la capitulación en Ruzafa.

Tuvieron mucho que ver, mucho protagonismo, en la conquista de Valencia, los al-

mogávares, capturando de un modo muy diestro a muchos sarracenos; huyendo iban,

pero eran cogidos como conejos en cacería. La bandera de Jaime I acabó ondeando en

Valencia.

Las tropas del rey Jaime I se habían ido incrementando prodigiosamente según había

cundido por todas partes la convocatoria pontificia de cruzada. Acudieron gentes de to-

da Europa, agrupándose en aragoneses, catalanes, navarros, occitanos, italianos, ingle-

28

Que pudo ser en esta localidad valenciana o también en las cuestas que llevan a la sierra de Irta, cerca

de Peñíscola, en la provincia de Castellón.

29

Parece ser, según el historiador Antonio Ubieto al ocuparse de los orígenes del reino de Valencia y

cuestiones cronológicas sobre su reconquista.

30

Según cuentan las crónicas.

~ 17 ~

ses, alemanes y hasta húngaros,31

todos atraídos por el privilegio de cruzada y las expec-

tativas de botín a repartirse entre las fuerzas cristianas.

Mientras tanto, los musulmanes de Zayyan, no recibiendo la ayuda norteafricana que

pidieron, no levantaban cabeza. La situación se volvió más y más complicada para los

sitiados.

El asedio fue de cinco meses, con no muchos enfrentamientos o escaramuzas entre los

bandos contendientes. Zayyan había optado por el encierro resistiendo en el resguardo

de las murallas. Sin embargo, hubo un momento de más destacada refriega, consecuen-

cia de un intento cristiano de abrir una brecha en la barbacana próxima. Cubiertos con

distintos artefactos de madera, los cristianos hicieron un pequeño boquete, pero éste no

servía de mucho, apenas para asustar, pues era estrecho y no podía acceder nadie por él.

Hubo también un ataque a la conocida como torre de la Boatella, avanzada en la de-

fensa de la ciudad. Los cristianos prendieron fuego. Perecieron abrasados sus diez mo-

ros defensores.

Algunas escaramuzas fueron como de naturaleza espontánea y de combates más im-

provisados o personales que organizados o estratégicos. Se trató de algunos duelos o lu-

chas por retos.

Así se fue desenvolviendo la reconquista de Valencia32

31

No hay que olvidar la procedencia húngara de la reina doña Violante, esposa del rey Jaime.

32

Más sobre Valencia y esta reconquista en Epílogo I.

~ 18 ~

Entrada de Jaime I en Valencia tras su reconquista

(Pinturas murales del castillo de Alcañiz)

~ 19 ~

REINO DE ARAGÓN

ASUNTOS RELEVANTES

Una noticia de repercusión internacional en este año 1238 fue la de haber sido elegido

por los dominicos de la Orden de Predicadores Raimundo de Peñafort,33

sucediendo al

segundo Maestro General, muerto en 1237, Jordán de Sajonia. La elección tuvo lugar en

el Capítulo General de la Orden de Predicadores celebrado en París.

Estudió en Bolonia, resultando muy avezado en derecho y dedicándose a la docencia

entre los años 1217-1222. En Bolonia conoció de cerca a los dominicos. Llegado a Bar-

celona fue canónigo y pavorde (canónigo de distinción) en 1223, incorporándose pronto

a la Orden de Predicadores tras renunciar a sus cargos catedralicios y a sus respectivos

honores o dignidades.34

De 1223 a 1228, año en el que acompañó al legado pontificio Juan de Abbeville35

en

su recorrido por los reinos hispanos para implantar la reforma y decisiones del Concilio

IV de Letrán, sabemos36

que se dedicó a la redacción de tratados como la Summa de ca-

sibus poenitentiae o las glosas al Decreto de Graciano.37

Yendo a Roma con Juan de

Abbeville, recibió allí, en 1232, el cargo de capellán y penitenciario del Papa Gregorio

IX, encargándole este pontífice que le elaborase las Decretales del momento. También

le ofreció Gregorio IX ser arzobispo de Tarragona, en 1236, pero él, sintiéndose can-

sado y enfermo, hizo que el Papa desistiera de su nombramiento, así como de los ho-

33

Peñafort, en la provincia de Barcelona, se llama actualmente Santa Margarita y Monjós. Raimundo de

Peñafort se conmemora como Santo el 7 de enero. Su fecha de nacimiento, de noble familia catalana, es

incierta, estableciéndose probablemente entre los años 1175-1180, siendo 1275 el año de su muerte, con

feliz y prolongada ancianidad.

Los primeros datos históricos que se tienen de él son del año 1204, apareciendo como clérigo y escriba

en la catedral de Barcelona.

34

La historiografía mercedaria lo presenta como uno de los cofundadores de la Orden, a la que ayudó es-

pecialmente en lo jurídico y legislativo, dándole a los mercedarios la Regla de San Agustín y las Cons-

tituciones de la Orden de Predicadores como base institucional.

Por cierto, en este año 1238, el fundador mercedario, San Pedro Nolasco, fundó un convento de la Mer-

ced con la ayudad del conde Ponce IV de Ampurias en Castellón de Ampurias.

35

Juan Alegrin, de cuya muerte y legado en 1237 nos hicimos eco.

36

Sin apenas referencias documentales.

37

Obra jurídica y canónica de este autor, como sabemos, compuesta por los años 1140-1142.

~ 20 ~

nores que deseaba conferirle. Optó por retirarse al convento de Santa Catalina, en Bar-

celona,38

en ese año 1236.

Pero poco tiempo después reinició su actividad, destacando, entre otras, las siguientes

actuaciones: su colaboración en las Cortes de Monzón en 1236; la intercesión favo-

reciendo al rey Jaime I en la causa de excomunión, consiguiendo que fuera levantada en

1237; algunos nombramientos de obispos; en cuestiones jurídicas, de asesoría judicial,

de nulidades matrimoniales, etc.

En este año 1238, siendo elegido Maestro General de la Orden de Predicadores, se vio

encargado también de revisar el texto de sus Constituciones. Y ya iremos viendo cómo

se le desenvuelva todo en adelante y cuáles sean sus aportaciones o legado.39

De otra parte es también noticia relevante que Blasco de Alagón, señor de Morella,

Culla y Les Coves, conquista40

la alquería de Todolella y otorga carta puebla para re-

poblar Tirig (el 15 de agosto) y Salsadella (en diciembre, con el fuero de Zaragoza).

El 12 de octubre se dio por terminado el tenso conflicto que se había mantenido por

un tiempo entre el Jaime I y Gregorio IX sobre el asunto de la autoridad episcopal en las

Islas Baleares. Resultó que el Papa dejó oficializada la restauración de la diócesis de

Palma de Mallorca, pero la declaró exenta, es decir, directamente dependiente de la

Santa Sede, siendo nombrado obispo Ramón de Torrelles.41

38

El convento de Santa Catalina, virgen y mártir, de Barcelona, fue fundado en 1219 por el obispo Be-

renguer de Palou, según la tradición durante una estancia de Santo Domingo de Guzmán en la ciudad. La

ubicación de la primera Comunidad de Predicadores fue en el barrio judío (actual calle de Sant Domènec

del Call).

En 1223 se hizo necesario construir un nuevo convento más espacioso. El rey Jaime I favoreció la ini-

ciativa y, con ayuda de muchos ciudadanos, se edificó un magnífico edificio gótico, justamente en la ac-

tual plaza de Santa Catalina. Este convento se convirtió en un gran centro de evangelización, con gran in-

fluencia social y cultural en toda Cataluña hasta 1835, cuando fue desamortizado y lo derribaron.

La comunidad de dominicos se restauró en 1889, modificando algo su ubicación y continuando su labor

evangelizadora hasta el momento, porque desde sus orígenes la Orden de Predicadores se instituyó para

la evangelización y cuanto a ella concierne.

39

En el ejercicio de su cargo, se ocupó de visitar los principales conventos dominicos y de obtener las

correspondientes bulas pontificias para el desarrollo de la Orden, con la integración de la rama femenina o

de dominicas.

Dimitirá de su cargo en 1240, tras haber sido breve el período de gobierno al frente de la Orden, regre-

sando al convento barcelonés de Santa Catalina, donde vivió durante muchos años actuando como inqui-

sidor del reino y asesor jurídico en muchos asuntos, siendo también confesor y consejero del rey Jaime I.

Su intervención en todos los asuntos religiosos relevantes de la Corona de Aragón queda patente en el

hecho de que cuatro diócesis (Barcelona, Vich, Lérida y Gerona) fueron dirigidas por dominicos.

40

Todo en la actual provincia de Castellón.

41

Se prolongará el pontificado de este obispo hasta mediados de 1266.

~ 21 ~

~ 22 ~

Murcia – ALMERÍA – GRANADA

DE LA TAIFA MURCIANA AL REINO NAZARÍ GRANADINO

Toda una historia o cadena de historias: la que tenemos aquí por delante, para rela-

tarnos cómo se fue pasando, en torno al año 1238, de la taifa de Murcia al reino nazarí

de Granada.

Primero hemos de hablar de Abu Abdellah ibn Yusuf ibn Hud al-Yudhami, un za-

ragozano o descendiente de los Banu Hud o Hudíes de esa procedencia,42

nacido hacia

finales del siglo XII, conocido más sencillamente como Ibn Hud, de quien podemos

decir haber sido el último emir de Al-Ándalus, pues se adueñó del territorio andalusí

que fue quedando, siendo reconquistado por los cristianos mucho dominio, que ya la

extensión mora no es la que era. Ibn Hud dominó mucho en la última década, desde

1228, habiendo sido reconocido su emirato por el califato abasí de Bagdad. Y acabó

ahora, en 1238, a 13 de enero, asesinado en Almería.

Hemos de recordar el año 1212, a 16 de julio. En la batalla de Las Navas de Tolosa,

las numerosas y ufanas tropas almohades fueron derrotadas por los coaligados cristianos

que en soberbia o valiente cruzada vencieron. El poder musulmán comenzó allí a de-

clinar, yendo imparable su declive a partir de entonces, no sólo en la Península Ibérica

sino también en el norte de África. Por el contrario, la denominada reconquista cristiana

se recuperó en nuevo impulso, avanzando imparable hacia el sur, rebautizado como An-

dalucía.

Sin embargo, seguían siendo tiempos difíciles, harto arduos, los de la reconquista cris-

tiana, entre otras cosas porque surgió el emir hudita (enemigo de almohades) Ibn Hud,

dominando cuanto fue capaz, exceptuando Valencia, en poder de Zayyan ibn Marda-

nish. Al mismo tiempo, Muhammad ibn Nasr ibn al-Ahmar (o Alhamar) logró gran re-

conocimiento como sultán de Arjona43

y, posteriormente, de Guadix y Baza.44

La sublevación de Ibn Hud contra los almohades comenzó en Murcia, en 1228; cundió

su rebelión y levantamiento concretamente en el valle de Ricote, teniendo muchos se-

guidores y logrando poner bajo su mando muchas ciudades: Murcia, Córdoba, Sevilla,

Málaga, Almería, etc. Pero a pesar de su éxito inicial, Ibn Hud también hubo de hacer

42

Una dinastía árabe reinante en la taifa de Zaragoza entre los años 1039-1110 y en otros lugares, como

Lérida hasta 1131. La presencia de esta familia como reyes o emires y señores o sultanes en tierras mur-

cianas fue muy destacada entre los años 1228-1318. Procedían los Banu Hud del linaje árabe de Yudam,

originario del Yemen. Entraron en la invasión islámica que originó Al-Ándalus principalmente con los

Yund de Palestina, distribuyéndose y estableciéndose por diversos lugares.

43

Provincia de Jaén.

44

Provincia de Granada.

~ 23 ~

frente a la presión reconquistadora de los cristianos; así, Fernando III de Castilla, desde

Toledo, se dirigió a Úbeda,45

ciudad de la que no se cuidaba nadie en una circunstancia

de muy mala relación entre Ibn Hud y Muhammad ibn Nasr al-Ahmar. Úbeda, al no ser

socorrida por los moros, terminó siendo conquistada por los cristianos castellanos. Los

cristianos sitiaron Úbeda el 6 de enero de 1233 y, cuando sus defensores se convencie-

ron totalmente de que no tenían posibilidad de abastecimiento ni ayuda de nadie, capi-

tularon, en el verano de ese año.

El fracaso musulmán de Úbeda fue evidenciando las limitaciones y la impotencia de

Ibn Hud para contener el avance cristiano, por lo que, a fin de poder enfrentarse a sus

rivales de Sevilla y Arjona, resolvió acordar treguas con el rey castellano, pagándole

unas parias de mil dinares diarios. Con este respaldo de tregua, Ibn Hud puso sitio y cer-

co a Sevilla; pero tuvo que retirarse, acosado por Muhammad ibn Nasr ibn al-Ahmar,

sin que esto impidiera que los sevillanos rechazaran a Muhammad llamando de nuevo

en su ayuda a Ibn Hud, el cual ocupó Carmona y Córdoba, forzándose tregua entre riva-

les.46

Sin embargo, como podemos recordar, Ibn Hud no pudo salvar Córdoba, la capital del

que fue califato, reconquistada por los cristianos el 29 de junio de 1236, lo que causó

una hondísima conmoción en todo el mundo islámico.

Ibn Hud tuvo que convertirse en vasallo de los castellanos, exprimido por cuantiosos

tributos, de modo que fue siendo su reinado de un progresivo empobrecimiento, con el

correspondiente descontento del pueblo musulmán a él acogido. Acabó asesinado en

Almería, quedando su muerte rodeada de extrañas circunstancias.47

Muerto Ibn Hud, Ibn Nasr fue quien en solitario y fortalecido restableció los territo-

rios andalusíes en torno a Granada, cuando transcurría el mes de ramadán, en abril, de

este año 1238. Le respaldaron totalmente los notables granadinos. Tras erigir la capita-

lidad de Granada, conquistó Almería, expulsando de allí al gobernador Ibn Ramimi, el

más sospechoso último de la muerte de Ibn Hud. Y así ha surgido en este año el reino

nazarí de Granada, nuevo y con la dinastía nueva nazarí, de Ibn Nasr.48

45

Provincia de Jaén.

46

De octubre a octubre de 1231 y 1232, se sublevó Sevilla contra Ibn Hud (un hermano suyo gobernaba

la ciudad en su nombre), gobernando entonces a los sevillanos Abu Marwan Ahmend al-Baggi, pero Ibn

Hud no estuvo conforme. Los sevillanos se pasaron entonces a Ibn Nasr, a favor del cual se fueron tam-

bién los jiennenses y los cordobeses. Así, con el fin de contrarrestar el poder de Ibn Hud ambos líderes

rebeldes, Ibn Nasr y Al-Baggi, unieron sus fuerzas en una alianza. El murciano Ibn Hud se dirigió a

Sevilla y la sitió, siendo entonces cuando acudió el de Arjona y siendo vencido Ibn Hud. Pero en una ac-

ción traicionera Ibn Nasr capturó a Al-Baggi y le dio muerte, en abril de 1234, entrando en Sevilla como

emir o señor, pero poco le duró el mando, porque al mes de eso se sublevaron de nuevo los sevillanos y

llamaron en su ayuda, con total aceptación, a Ibn Hud. Lo mismo que Sevilla, acabaron luego some-

tiéndose también a Ibn Hud Carmona y Córdoba, que en todo siguieron los mismos pasos y el proceder de

Sevilla. Y en el verano de 1234 firmaron tregua Ibn Nasr e Ibn Hud.

47

Probablemente envenenado.

48

Hasta su desaparición en 1492.

~ 24 ~

A Murcia, según parece, habrá de tocarle ya su declive, tras haber sido de tanto realce

con el ahora difunto Ibn Hud.49

Se acabaron ya los reinos de taifas y todo indica que

resta muy poco para que termine Al-Ándalus, quedando para la historia o la cronística.

Así pues, Muhammad ibn Nasr ibn Yusuf al-Ahmar, habiendo ocupado pacíficamente

Granada, siendo bien acogido por los notables de esta hermosa ciudad, ocurrido todo es-

to en el mes de mayo, será conocido en adelante como Muhammad I de Granada, ha-

biendo sido aquí aclamado como “¡Ghalib!” (que significa victorioso), a lo que él

respondió que “nadie hay victorioso sino Alá” (“wa la galib illa Allah”), expresión que

se convirtió en multiplicado lema de la nueva dinastía nazarí.50

Vamos relatando cómo Muhammad ibn Nasr fundó la dinastía51

Nazarí en el nuevo

reino que puede denominarse así, o de Granada, cuando Muhammad, nacido en Arjo-

na52

(año 1194), tiene 44 años de edad.53

Desciende por línea paterna de los Banu Nasr,

siendo su genearca remoto (así se afirma en la familia) uno de los primeros compañeros

musulmanes que siguieron al profeta Mahoma durante la Hégira (año 622), habiéndose

asentado luego sus descendientes en la taifa de Zaragoza, permaneciendo en ella hasta

1118, cuando la reconquista de Alfonso I el Batallador (1104-1134), tras lo cual los

Banu Nasr se trasladaron a Arjona.

En 1212, a raíz de la memorable batalla de Las Navas de Tolosa, fue sucediéndose

cuanto vamos narrando: nuevas taifas, destacando la hudí de Murcia, teniendo su im-

portancia las de Valencia y Niebla, como fuimos contando.54

Muhammad ibn Nasr, aunque dedicado a la agricultura en sus amplios dominios y he-

redades de Arjona, alcanzó su renombre también por ser capaz de dirigir operaciones

militares en defensa de las fronteras andalusíes, atacadas por los cristianos, con quienes

también supo negociar y entenderse.

Las incursiones cristianas y las continuas derrotas que sufrieron las tropas de Ibn Hud

provocaron el malestar de mucha población contra éste, aprovechándose de ello Mu-

hammad ibn Nasr para erigirse cada vez más poderoso, con el apoyo de su familia, es-

49

Miembros de la familia hudí continuaron ostentando el título de reyes o emires de Murcia, cuya taifa

quedó reducida al sureste ibérico; entre los aludidos familiares puede mencionarse a Abu Bakr al-Watiq,

heredero y sucesor de Ibn Hud, hasta que en 1243 Ibn Hud al-Dawla (tío del ahora difunto Ibn Hud) fir-

me el tratado de Alcaraz (provincia de Albacete) pactándose el vasallaje de Murcia con la Corona de

Castilla.

50

La frase, en árabe, aparece profusamente repetida como motivo decorativo en las paredes de la Al-

hambra.

51

Epónima.

52

Provincia de Jaén.

53

Su muerte será en 1273, prolongándose su reinado durante 35 años, con el sobrenombre de Al-Galibbi-

llah, “el victorioso por Dios”, aunque fue realmente más conocido como Ibn Al-Ahmar, “el hijo del

rojo”, castellanizado Alhamar, debiéndose a la heredada coloración rojiza de su barba.

54

Provincia de Huelva.

~ 25 ~

tando a la cabeza su tío Yahya ibn Nasr, y de los Banu Asquilula con los que se em-

parentó por matrimonio, de modo que el 16 de julio de 1232, enfrentado a Ibn Hud de

Murcia, se proclamó sultán de la taifa de Arjona, taifa que fue derivando, como es-

tamos viendo, en el reino nazarí de Granada, en el que ya estamos.

No tardó Muhammad en expandirse conquistando tierras y ciudades como Guadix,

Baza y Jerez (de la Frontera), todo ello en 1232, prosiguiendo luego, en 1233, por

Úbeda, Porcuna, Córdoba y Jaén (ciudad ésta en la que se hizo fuerte con capitalidad).

Su siguiente objetivo fue hacerse con la taifa de Sevilla, para lo cual pactó con Al-

Baggi, dueño de Sevilla por sublevación que destronó al gobernante hudí, un hermano

de Ibn Hud. Tras lograr el asesinato del sultán sevillano Al-Baggi, Muhammad ibn Nasr

puso como gobernante en Sevilla a su pariente Alí ibn Asquilula, pero éste se mantuvo

tan sólo un breve mes en el poder, viéndose obligado a huir cuando los sevillanos op-

taron por reconocer como emir a Ibn Hud de Murcia, el cual había sido reconocido por

el califato abasí de Bagdad en 1234 (como emir de todo Al-Ándalus) y había recon-

quistado Córdoba, quitándosela a Ibn Nasr, en 1235.

Las pérdidas territoriales de Ibn Nasr y el respaldo político logrado por su rival, al ser

reconocido como emir de Al-Ándalus, obligaron a Muhammad ibn Nasr a rendir home-

naje a Ibn Hud, reconociéndolo como emir y prestándole vasallaje a cambio de ser reco-

nocido como señor de Arjona, Jaén y Porcuna.

Pero la situación cambió en 1136 (en bien de Ibn Nasr y en mal de Ibn Hud), cuando

capituló Córdoba a favor del rey castellano Fernando III, siendo Ibn Hud vasallo del

monarca cristiano. Los elevados impuestos que se comprometió a pagar Ibn Hud al rey

castellano provocaron el descontento de la población andalusí y el asesinato de Ibn Hud,

como estamos contando. Estando así las cosas, se aprovechó de las circunstancias Mu-

hammad ibn Nasr, en buena coyuntura, apoderándose de Almería, Málaga y Granada,

proclamándose aquí rey nazarí como Muhammad I.

Entró victorioso en Granada por la conocida Puerta de Elvira, enarbolando su lema o

divisa, con la expresión de “victorioso” con que le aclamaron, como queda dicho.55

55

Ir a Epílogo II.

~ 26 ~

Ibn Hud de Murcia

~ 27 ~

Muhammad ibn Nasr ibn al-Ahmar

~ 28 ~

~ 29 ~

SANTIAGO DE COMPOSTELA

ASUNTOS COMUNALES Y ECLESIÁSTICOS

Tras el pontificado del arzobispo compostelano Pedro Muñiz (1207-1224), hemos de

considerar que tanto él como su sucesor, Bernardo II, tuvieron una gestión marcada por

la paz, una paz de tranquilo “dejar hacer”, sin demasiadas intromisiones en los asuntos

de la ciudad. Esto favoreció a los burgueses compostelanos, que aprovecharon su situa-

ción para dotarse de una organización política de la que hasta el momento habían ca-

recido. En este ambiente tan propicio se fraguaron los primeros gremios en la ciudad y

la figura del concejo de estos tiempos ganó una importancia que, a la postre, acabó por

desbordar a la autoridad eclesiástica. De hecho, el trato tan benévolo dispensado a la

burguesía por parte de Pedro Muñiz hizo que tiempo después y a día de hoy, en 1238, el

cabildo catedralicio se viese forzado a deponer a Bernardo y a designar a un prelado

ciertamente combativo y enérgico, recayendo el nombramiento en el arcediano Juan

Arias Gallinato, con el fin de mantener y hacer preservar potestades en el ámbito de la

política, la justicia y el régimen fiscal. No obstante, no se lograron grandes éxitos al res-

pecto, pues la burguesía compostelana, contando con el apoyo y la posición favorables

del monarca Fernando III, arrebató a la persona del arzobispo diversos poderes y pri-

vilegios. Ante el monarca, como sabemos, tiene mucho peso el parecer del arzobispo de

Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, siempre celoso y luchador en preservar su condición

de gran metropolitano y primado, cuyo poder le disputa mucho el compostelano.

Hemos de considerar también que el arzobispo Bernardo II de Santiago de Compos-

tela, cansado de tanto pleitear con Rodrigo Jiménez de Rada, que le exigía ser recono-

cido como superior, ya renunció a la sede compostelana en 1237, coincidiendo con esta

coyuntura cuando el cabildo catedralicio optó por Juan Arias Gallinato, sobrino del va-

leroso y noble caballero Lorenzo Suárez Gallinato.56

El Papa Gregorio IX confirmó el

nombramiento de Juan Arias a 15 de noviembre de este año 1238.57

56

Del que habla el célebre infante Juan Manuel (nieto de Fernando III) en su obra El conde Lucanor (es-

crita entre los años 1330-1335), Cuentos XV y XXVIII.

57

El pontificado compostelano de Juan Arias Gallinato se prolongará hasta el 20 de abril de 1266, tam-

bién renunciando.

~ 30 ~

REINO DE NAVARRA

LO MÁS DESTACADO

Aprovechando el cambio de dinastía reinante en Navarra, y para evitar los posibles

abusos del monarca, mientras conoce el peculiar feudalismo navarro, que difiere bas-

tante del francés, los nobles del reino redactaron,58

en lengua romance, el Fuero General

de Navarra.59

De Teobaldo I y de su esposa (la tercera), Margarita de Borbón Dampierre, nació en

este año60

el infante Teobaldo.61

De otra parte, hemos de notificar la muerte, el 5 de octubre, del obispo de Pamplona,

Pedro Ramírez de Pedrola.62

Fue anteriormente obispo de Osma (1225-1230).63

Como

obispo de Pamplona, con gran peso en el poder, de autoridad influyente,64

muere en el

año octavo de su pontificado, desde 1230.65

58

Entre 1238 y 1240.

59

O Fuero Antiguo, consistente en ser la primera constitución escrita o documental de este reino. Ir a

Epílogo III.

60

O tal vez en 1239.

61

Futuro rey Teobaldo II de Navarra (1253-1270).

Teobaldo I de Navarra se casó en tres ocasiones, siendo la primera vez en 1220 aún menor de edad con

Gertrudis de Dagsburgo, de quien se separó (disolvió el nulo matrimonio) en 1222, cuando alcanzó la

mayoría de edad. No tuvieron hijos. Gertrudis, trovadora como Teobaldo, murió en 1225.

La segunda esposa de Teobaldo I, de boda en 1222, fue Inés de Beaujeu, hija de Guicardo IV, señor de

Beaujeu, y de su esposa, Sibilia de Flandes. Hubo al menos una hija: Blanca de Navarra (1226-1283),

casada en su momento con el duque Juan I de Bretaña, siendo madre de Juan II de Bretaña. Inés murió en

1231.

Teobaldo I se casó en terceras nupcias con la mencionada Margarita de Borbón (cuya muerte será en

1256). Tuvieron 6 hijos, entre ellos, en cuarto lugar y sobreviviente, Teobaldo, al que nos hemos referido

como nacido en este año 1238.

62

Se desconoce la fecha de su nacimiento, probablemente en Pamplona, miembro del poderoso linaje

Baztán, de mucha importancia en el reino de Navarra.

63

Sucediéndole Juan de Soria, tan célebre y vinculado a la cancillería de Castilla.

64

Poseedor de importantes tenencias en tierras alavesas y riojanas.

65

Le sucederá como obispo de Pamplona Pedro Ximénez de Gazóla entre los años 1242-1266, un obispo

inquieto, peculiar, enérgico, agresivo, propenso a tensiones...

~ 31 ~

SEÑORÍO DE ALBARRACÍN

ACERCAMIENTO A NAVARRA

Pedro Fernández de Azagra, señor de Albarracín,66

fue iniciando un acercamiento al

reino de Navarra y llegó a pacta (a cumplimentar en 4 años) la boda de Inés,67

hija ile-

gítima de Teobaldo I, con su hijo y heredero Fernando Ruiz o Rodríguez, que en ade-

lante se llamará Álvaro Pérez de Azagra, el cual recibió en marzo la ciudad de Alba-

rracín y la villa de de Chelva.68

Teobaldo I concedió a Pedro y Álvaro un préstamo de

10.000 maravedís por 4 años, con garantía de los castillos de Castelfabib y Ademuz,69

el

24 de abril; pero Pedro también hizo solemne reconocimiento de vasallaje al rey Jaime I

de Aragón el 2 de agosto en Valencia (en realidad lleva Pedro años actuando como va-

sallo, no ya no como señor independiente, que parece que no lo es), negociando mu-

chos aspectos de ganadería. Mientras tanto, Teobaldo I fue pactando también con San-

cho Fernández de Azagra, hermano de Pedro, que pase a ser su vasallo y emprenda con

él la guerra y la cruzada contra los moros.

66

Provincia de Teruel.

67

O Elida.

68

Provincia de Valencia.

69

Ambos provincia de Valencia.

~ 32 ~

REINO DE CASTILLA

DESTACANDO LA MUERTE DEL OBISPO MAURICIO DE BURGOS

Del reino de Castilla en este año 1238 destacamos varias noticias desde diversos pun-

tos de tan vastos dominios. Por ejemplo, hubo en Pontevedra una concesión del rey

Fernando III dando el monopolio de la fabricación de grasa de saín70

y respecto a la

industria conservera de pescado.

Más al sur, Fernando III hizo posible la reconquista de Xeris,71

con la ayuda de los

templarios, dándole a ellos esta plaza fortificada y la de Burguillos del Cerro con su

castillo.72

El 12 de octubre murió el Burgos su obispo, Don Mauricio,73

siendo enterrado en el

centro de la nave mayor de la imponente catedral gótica que se erige empezada a cons-

truir en su pontificado y por su iniciativa, siendo esto muy importante en estos tiempos,

introduciéndose decididamente el gótico en las tierras hispanas. La sede episcopal de

Burgos queda vacante.74

70

Aceite extraído de la gordura de algunos peces y cetáceos.

71

Jerez de los Caballeros (Badajoz). Durante la dominación árabe o musulmana fue conocida como Xe-

rixa o Xeris y no cabe duda de que fue ciudad o medina importante, aunque desafortunadamente quedan

pocos monumentos o restos de aquel tiempo, si bien hay reminiscencias en barrios como la Morería y la

Alhóndiga.

Ya la reconquistó en una incursión leonesa el rey Alfonso IX, antes de su muerte en 1230, contando con

la ayuda de los caballeros templarios. En 1230, y hasta 1240, se fue consolidando aquella reconquista,

reinando Fernando III el Santo, monarca que la donó a la Orden del Temple, que repobló y engrandeció

tanto la ciudad como la comarca, constituyéndose como bailiato o poderosa y jurídica encomienda, de

gran importancia.

La disolución de la Orden del Temple en 1312, mediante bula del Papa Clemente V (como sabemos y

consideraremos en su momento), hará que todas las posesiones de los templarios en España, y también

por tanto de Jerez, pasen a la Corona. Se cuenta que los cristianos de Jerez se resistieron a ser eliminados

y acabaron degollados en la que se conoce como “Torre Sangrienta”, baluarte de las murallas jerezanas.

Posteriormente pasarán Jerez de los Caballeros y su castillo a manos portuguesas, hasta 1330.

En 1370, el rey Enrique II de Castilla (1366-1379) cederá Jerez de los Caballeros a la Orden de San-

tiago, sin que tengamos demasiadas noticias del Jerez Santiaguista.

72

Todo ello de la actual provincia de Badajoz. El de Burguillos del Cerro es un castillo actualmente en

estado bastante ruinoso.

73

De quien se ignora su edad, pues son desconocidas la fecha y las circunstancias, lugar, etc., de su naci-

miento, siendo insegura su procedencia familiar, etc. Puede que fuera abad del monasterio de Santa María

la Real de Fitero (Navarra) o arcediano de Toledo, llevándose bien con el arzobispo Rodrigo Jiménez de

Rada, con quien probablemente coincidió de estudiante en París.

74

Hasta el 29 de mayo de 1240, cuando a Mauricio le suceda Juan Domínguez.

~ 33 ~

De otra parte, Jerónimo Aznar, racionero de la catedral de Calahorra, fue nombrado

primer obispo riojano de Calahorra y La Calzada, diócesis que administraba el obispo

Don Mauricio de Burgos.

Además de por su condición de prelado, Mauricio sobresalió también como jurista y

fue figura destacadísima en la ciudad de Burgos, muy importante urbe de la Península

Ibérica, honrada como civitas regia por el rey Alfonso VIII de Castilla, paso obligado

del Camino de Santiago por esos derroteros y cruce comercial entre el interior penin-

sular y los puertos cántabros, siendo la diócesis de Burgos la única en Castilla no some-

tida a la jurisdicción del arzobispo metropolitano de Toledo, pues viene a depender di-

rectamente de la Santa Sede Romana desde que así lo dispuso en 1097 el Papa Urbano

II (1088-1099).

En 1214, como podemos recordar, murieron el rey Alfonso VIII y su mujer la reina

Leonor, heredando entonces el reino de Castilla el infante Enrique, siendo Enrique I.

Los Lara se hicieron con la tutela de jovencísimo monarca y Alfonso IX de León se

aprovechó de la situación para amenazar el deseado territorio castellano. En medio de

los desórdenes que se generaron, el obispo Mauricio se puso de parte de Berenguela de

Castilla, apoyada también por los Castro, interviniendo diplomáticamente ante el rey

leonés para una consecución de paz y estabilidad, tomando parte activa en el proceso

canónico por el que el Papa Inocencio III anulaba el matrimonio (parental y no con-

sumado) de los jovencísimos Enrique I con Mafalda de Portugal.

Don Mauricio viajó a Roma en 1215 para participar en el IV Concilio de Letrán, ocu-

pándose además de dirimir ante el Papa los asuntos concernientes al obispo Melendo de

Osma (1210-1225)75

sobre límites territoriales interdiocesanos.

Dos años después, en 1217, cuando murió Enrique I, fue Mauricio quien recogió su

cuerpo en Tariego76

y lo acompañó en su traslado al monasterio burgalés de Santa María

la Real de las Huelgas para darle cristiana sepultura. Ascendió al trono de Castilla Fer-

nando III y Mauricio fue comisionado para viajar a la corte alemana del emperador Fe-

derico II, formando la comisión también el abad de San Pedro de Arlanza77

y el Santa

María de Rioseco78

y el prior de San Juan de Acre o Caballeros del Hospital, con la

embajada o misión de traer a la princesa Beatriz de Suabia, prometida en matrimonio a

Fernando; también ofició la boda real en la catedral de Burgos en 1219 y presidió la ce-

remonia en la que Fernando III fue armado caballero.

En su condición de obispo, jurista y hombre de confianza de la Corona de Castilla y

de la Santa Sede hubo de ocuparse durante su pontificado de muy variados asuntos ecle-

siásticos, canónicos o políticos, por sí mismo o por delegación. Por ejemplo, como bien

sabemos, estuvieron entre esos asuntos el de resolver las diferencias entre el rey Alfonso

75

Predecesor en Osma de Pedro Ramírez de Pedrola.

76

Tariego de Cerrato (Palencia).

77

De Hortigüela (Burgos).

78

A orillas del Ebro, en el escondido valle burgalés de Manzanedo.

~ 34 ~

II de Portugal (muerto en 1223) y sus hermanas Teresa79

y Sancha80

por la posesión de

ciertas villas en litigio; el proceso canónico sobre la solicitud que Rodrigo Jiménez de

Rada hizo para la segregación de la diócesis de Cuenca en las dos originales, Ercávica y

Valera, que habían sido unidas cuarenta años antes; la restitución de Castrotorafe81

a la

Orden de Santiago por Alfonso IX de León; el juicio contra el obispo García de Cuenca,

que resultó absuelto de los cargos de inmoralidad presentados contra él o la asistencia a

la boda de Berenguela de León con Juan de Brienne, celebrada por el arzobispo Rodrigo

Jiménez de Rada en la catedral de Burgos en 1224, mismo año en que Fernando III ini-

ciaba una nueva y muy decidida expedición contra los almohades de Al-Ándalus.

En 1224 llevó a cabo, en representación del Papa Honorio III (1216-1227), la amo-

nestación contra el rey Fernando por haber despojado éste a la diócesis segoviana de sus

bienes en represalia por la elección del obispo Bernardo sin la autorización real.82

En 1226, junto con el obispo Tello Téllez de Palencia, fue nombrado don Mauricio

administrador de la diócesis riojana de Calahorra durante la ausencia del obispo Juan

Pérez, expulsado cuando Diego López II de Haro intentaba trasladar la sede a Santo

Domingo de la Calzada.83

Don Mauricio se halló también presente en 1228 en el Concilio Nacional de Valla-

dolid presidido por el cardenal legado Juan de Abbeville, con el asunto de mantener y

avivar la cruzada de reconquista contra los moros; y el año siguiente estuvo en el Con-

cilio de Tarazona desde el que se dio la disolución (por parentesco) del matrimonio en-

tre Jaime I y Leonor de Castilla.

79

Su muerte será en 1250.

80

Muerta en 1229. Tanto Teresa como Sancha están beatificadas.

81

Provincia de Zamora.

82

Bernardo fue obispo de Segovia entre los años 1224-1248. Fue electo para ocupar la sede segoviana el

10 de octubre de 1224, siendo controvertida la elección. Tuvo lugar tras pasar varios administradores por

la diócesis a consecuencia –como podemos recordar– de la destitución del obispo Gerardo (1214-1224).

No fue por elección universal, y sus oponentes elevaron su disconformidad a Roma. El Papa Honorio III

(1216-1227) lo validó por una bula en 1227. Además, Gregorio IX (1227-1241) le concedió gracia para

dispensar en relación a las irregularidades que hubiesen surgido hasta la posesión de su cargo.

Vino por entonces como legado pontificio para las diócesis españolas el francés Juan Alegrin (cardenal

que recordamos muerto en 1237), siendo nombrado el obispo Bernardo, junto con otros obispos y arzo-

bispos, para participar en el Concilio de Tarazona (abril de 1228), desde el que se dio la separación ma-

trimonial de Jaime I y Leonor de Castilla, separación dispuesta por el Papa por la consanguinidad de los

contrayente. Unos meses después estuvo Juan Alegrin en Segovia y atendió a los ruegos del cabildo ca-

tedralicio para que consagrara la catedral de la diócesis, dedicada a Santa María, ocurriendo esto el 16 de

julio de 1228. Al cabildo segoviano se le concedieron entonces diversas indulgencias, ampliadas después

desde Ávila.

Falleció el obispo don Bernardo en el año 1248, ocupando su cargo en la diócesis. Le sucede don Ro-

drigo (1248-1249).

83

El conflicto en la diócesis calagurritana se mantendría durante más de diez años, hasta que el Papa

Gregorio IX nombra a Jerónimo Aznar para hacerse cargo del obispado como titular.

~ 35 ~

Se encargó también, en 1230, de componer los estatutos capitulares de Burgos, la co-

nocida como Concordia mauriciana de la diócesis, y en virtud de la aplicación del III

Concilio de Letrán, regulándose muchos aspectos eclesiásticos y administrativos, de

gran repercusión, siendo digno de destacarse haber sido el artífice del origen o funda-

ción de la catedral gótica burgalesa, erigida sobre la antigua, que era románica y se fue

quedando pequeña para una aumentada y prestigiosa población.

La catedral románica había sido iniciada en su construcción durante el reinado de Al-

fonso VI en 1075, cuando la diócesis como tal se trasladó de Gamonal a Burgos, siendo

el acabose de aquella catedral en 1095. A finales del siglo XII ya se mostraba insufi-

ciente para el auge que había experimentado la ciudad, de modo que, aprovechando

unos casas cedidas por el obispo Marino (1181-1200) junto a la iglesia de San Llorente,

el 20 de julio de 1221 se colocó la primera piedra para la construcción gótica con una

ceremonia en la que se hallaron presentes el obispo Mauricio junto con el rey Fernando

III. En 1230 comenzaron a celebrarse los oficios litúrgicos en la nueva catedral, aunque

las obras se prolongan.84

Muerto el obispo don Mauricio de Burgos, en este año 1238, recibió sepultura en el

coro de la catedral.85

El obispo Mauricio de Burgos

84

Habrán de concluirse las obras en el siglo XVI.

85

Donde aún se conserva su estatua yacente.

~ 36 ~

La catedral de Burgos

~ 37 ~

Fortaleza de los templarios en Jerez de los Caballeros

Castillo de Burguillos del Cerro

~ 38 ~

REINO DE PORTUGAL

RECONQUISTA DE MÉRTOLA Y OTROS LUGARES

Pelayo Pérez Correa, comendador de la Orden de Santiago en Alcacer do Sal (Alen-

tejo Litoral)86

al servicio del rey Sancho II de Portugal, conquistó Mértola87

a los mu-

sulmanes, además del castillo de Alfayat de la Peña.88

86

El portugués Pelayo Pérez Correa, de momento al servicio del reino portugués, destaca mucho en la re-

conquista cristiana. Ya haremos de él las debidas consideraciones, importantísimas, en cuanto a ponerse

posteriormente al servicio del rey Fernando III de Castilla. Llegará a ser maestre de la Orden de Santiago

(1242-1275).

87

Al sur de Portugal, frontera con la provincia de Huelva, por donde corre el Guadiana. De gran pasado

histórico y musulmán, vinculada a Ibn Qasi (muerto en 1151), merece visitarse y disfrutarse.

88

Esta conquista tal vez fuera ya en 1239. Puede identificarse este castillo con el de Peñalhaje o el del

Águila, donde hay ahora una ermita, de la Virgen de la Peña, En todo caso, estos parajes están próximos a

la localidad onubense de Puebla de Guzmán.

~ 39 ~

REINO DE ESCOCIA

MUERTE DE JUANA DE INGLATERRA, CONSORTE DE ESCOCIA

Juana de Inglaterra, reina consorte de Alejandro II de Escocia,89

murió en el día 5 de

marzo de este año 1238, en Havering-atte-Bower (Essex), teniendo 27 años de edad. Era

hija legítima de Juan I de Inglaterra (muerto en 1216) y de Isabel de Angulema, su espo-

sa mediante rapto, como podemos recordar (año 1200).90

Juana se crió en la corte francesa de Hugo X de Lusignan, que contrajo matrimonio

con Isabel de Angulema, su madre, al enviudar ésta de Juan I de Inglaterra, su padre.

Juana y Hugo X de Lusignan habían estado prometidos en matrimonio, como compen-

sación por haber sido él abandonado por su madre, Isabel de Angulema, cuando Juan I

la raptó. No obstante, a la muerte de Juan I, viuda Isabel, decidió ésta casarse con Hugo,

siendo Juana devuelta a Inglaterra, donde se siguieron las negociaciones que terminaron

en la boda de Juana con el rey Alejandro II de Escocia. Fue esta boda el 21 de junio de

1221, en la catedral de York. Alejandro tenía 23 años de edad y Juana estaba para

cumplir los 11. Ahora ha muerto, en este año 1238, sin descendencia, teniéndola en bra-

zos su hermano el rey Enrique III de Inglaterra, recibiendo luego sepultura en la abadía

de Tarant Crawford, en Dorset.91

89

Reinante entre los años 1214-1249.

90

La muerte de Isabel de Angulema será en 1246. Fue ella una noble francesa, única hija de Aymar III,

conde de Angulema, y de Alicia de Courtenay.

El mismo día que se casaba Inés con Hugo X de Lusignan, heredero del condado de la Marche, fue

raptada por el rey Juan I de Inglaterra, casándose ambos (Juan e Inés) en Burdeos, el 24 de junio de 1200,

cuando Inés era tan sólo de 12 años de edad.

En 1189 se había casado el rey Juan con Isabel de Gloucester (muerta en 1217, sin descendencia), hija y

heredera de Guillermo FitzRobert, segundo conde de Gloucester (a Isabel se le han dado diversos nom-

bres a través de la historia, tales como Avisa, Hawise, Joan y Eleanor). Juan pidió la anulación de su ma-

trimonio alegando consanguineidad –el abuelo de Isabel era Roberto Fitzroy, hijo ilegítimo del rey En-

rique I de Inglaterra (muerto en 1135)–, ocurriendo esto en 1199, sin que ella nunca fuera reconocida

como reina (se casó después con Godofredo de Mandeville en segundas nupcias y con Hubert de

Burgh en terceras nupcias).

De Isabel de Angulema tuvo el rey Juan I a Enrique (su heredero y sucesor como Enrique III de Ingla-

terra), Ricardo (elegido aunque nunca coronado rey de Romanos), Juana (la consorte de Escocia ahora

difunta), Isabel (casada con Federico II Hohenstaufen y muerta en 1241) y Leonor (muerta en 1275). El

lujurioso rey Juan tuvo además muchos hijos bastardos.

Al enviudar del rey Juan (1216), Isabel de Angulema regresó de inmediato a su condado, en Francia. El

10 de marzo de 1220, contrajo Isabel matrimonio, en segundas nupcias, nada menos que con el que fuera

su antiguo prometido, ahora Hugo X de Lusignan, conde de la Marche desde noviembre del año anterior.

Tendrán nueve hijos.

91

Nada queda en la actualidad de este lugar.

~ 40 ~

EL CAIRO (IMPERIO AYUBÍ O SULTANATO

DE EGIPTO Y SIRIA)

MURIÓ EL SULTÁN AL-KAMIL MUHAMMAD AL-MALIK

El 6 de marzo murió en El Cairo el sultán de Egipto y Siria Al-Kamil Muhammad al-

Malik. Tenía 58 años de edad. Miembro destacado de la dinastía ayubí ha resultado

aclamado entre los musulmanes por haber combatido certeramente frente a los cristia-

nos en dos cruzadas, pero también resulta vilipendiado por los mahometanos porque le

ha devuelto Jerusalén a los cristianos.

El sultán Al-Kamil fue hijo del sultán Al-Adil (muerto en 1218), hermano de Saladino

(muerto en 1193). Durante la quinta cruzada, en 1218, Al-Kamil dirigió la defensa de

Damieta, sucediendo a su padre, que murió allí. Podemos recordar todo esto.

Al-Kamil hizo varias ofertas de paz a los cruzados, pero éstos las rechazaron, sobre

todo –según muchos o por generalizada opinión– debido al fanatismo intransigente del

legado pontificio Pelagio Galvani (muerto en 1230), porque Pelagio, por encima de la

paz, quería la guerra a ultranza, evidentemente denominándola cruzada, guerra santa.

Al-Kamil, a cambio del entendimiento y la paz, ofreció a los cristianos de la quinta cru-

zada (1217-1221) devolverles Jerusalén, reconstruir sus murallas, que la ciudad cobi-

jara de nuevo la Santa Vera Cruz,92

etc. Recordemos aquellas negociaciones encontrán-

dose para la paz San Francisco de Asís y Al-Kamil, invitado por el Santo a hacerse

cristiano.93

En un principio, Al-Kamil no pudo defender Damieta, que cayó en poder de los cru-

zados (noviembre de 1219). El sultán se retiró a Al-Mansurah, una fortaleza alejada del

Nilo pero en su delta, tras lo cual no hubo grandes acciones hasta 1221, cuando Al-Ka-

mil ofreció a los cruzados otra tregua que fue rechazada de nuevo. Los cruzados mar-

charon al sur, hacia El Cairo, pero Al-Kamil simplemente abrió las presas y permitió

que el Nilo se desbordase, lo que finalmente propició que los cruzados aceptaran una

tregua de ocho años. Al-Kamil retomó Damieta en septiembre.

92

Que probablemente ya no tenía en su poder.

93

No es esto cierto según los más serios y recientes estudios. San Francisco le reconoció y respetó su fe a

Al-Kamil, pues ambos se interesaron sólo (que no es poco) en lograr la paz. Si San Francisco hubiera

propuesto al sultán la conversión a la fe cristiana, probablemente hubieran empeorado las cosas mucho

más y San Francisco podría haber muerto en martirio por infiel e insolente respecto al Islam.

~ 41 ~

En los siguientes años, como podemos recordar y dicho brevemente, Al-Kamil com-

partió el poder y el dominio territorial con su hermano Al-Mu’azzam (muerto en 1227).

Al-Kamil gobernó Egipto y Al-Mu’azzam gobernó Siria. Y se llegaba luego a la sexta

cruzada (1228-1229), en la que hubo de implicarse el emperador germano Federico II

Hohenstaufen. Al-Kamil propuso al emperador devolverle Jerusalén para crear un esta-

do tapón o resolutivo entre Egipto y Siria.

Al-Mu’azzam –como queda señalado– murió en 1227, lo que eliminó la necesidad de

un acuerdo con el emperador cristiano, pero para entonces Federico II ya había llegado

de Italia a Oriente. Al-Kamil y su otro hermano Al-Ashraf se repartieron los dominios

de Al-Mu’azzam, resultando que toda la amplia región de Palestina y la Transjordania94

fueron para Al-Kamil, mientras que Siria correspondió a Al-Ashraf. En febrero de 1229,

Al-Kamil negoció una tregua de diez años con Federico II y devolvió Jerusalén y otros

lugares santos al reino cruzado. El acceso de los musulmanes y los judíos a la ciudad

quedó vedado, excepto para los sitios sagrados musulmanes de la Cúpula de la Roca y

la Mezquita de Al-Aqsa. Los cristianos no habían recobrado la añorada Jerusalén desde

que la hubiera conquistado Saladino en 1187, como podemos recordar; y Al-Kamil no

permitió que las murallas fuesen reconstruidas, para que no se volviese un centro (inac-

cesible) de poder cristiano. Sin embargo, muchos musulmanes y cristianos se opusieron

a este acuerdo, incluyendo el patriarca latino de Jerusalén,95

que emitió un interdic-

to sobre la ciudad más santa de la cristiandad, interdicto que Federico II soslayó total-

mente. En este período de diez años, hubo paz con los cruzados, pero Al-Kamil tuvo

que luchar contra los selyúcidas y los corasmios, hasta prácticamente los momentos de

su muerte en este año 1238.

Sus hijos As-Salih Ayyub96

y Al-Adil II97

le sucedieron en Siria y Egipto respectiva-

mente, entrando con ellos el Imperio Ayubí en guerra civil.98

94

Al este del Jordán los antiguos territorios de Edom, Moab y Amón.

95

Gerardo de Lausana (1225-1238). Le sucedió Roberto de Nantes (1240-1254).

96

Al-Malik as-Salih Najm al-Din Ayyub, apodado Abu al-Futuh, primogénito de Al-Kamil, nacido en El

Cairo en 1205 y muerto en Al-Mansura en 1249, ejerció el sultanato egipcio entre los años 1240-1249,

dominando también en Damasco a partir de 1245.

En 1221, finalizando la quinta cruzada, al-Salih fue entregado como rehén a los cristianos, siendo inter-

cambiado por Juan de Brienne, rehén de Al-Kamil mientras Damieta era reconstruida y devuelta a Egipto.

En 1232 a As-Salih se le dio Hasankeyf, ahora en territorio de Turquía, que Al-Kamil había arrebatado

a los artúquidas (conformantes de una dinastía turcomana). Hoy en día la población de Hasankeyf está

compuesta de kurdos, asirios-sirios y árabes. Casi toda la población cristiana siriaca del lugar fue aniqui-

lada durante el genocidio Seyfo en la Primera Guerra Mundial. Seyfo, en siríaco, significa espada.

Al-Kamil, en 1234, envió a As-Salih a que gobernara en Damasco, eliminándolo luego de sucederle en

el sultanato egipcio por considerar que, muy sospechosamente, conspiraba contra él confabulado con los

mamelucos (esclavos-mercenarios-guerreros de procedencia asiática). Su tío As-Salih Ismail pronto lo

expulsó de Damasco, tras lo cual, desde Al-Yazira, se alió con los Jorezmitas del Imperio Corasmio.

As-Salih, a diferencia del resto de sus familiares, era un hombre solitario, adusto y serio, sin la afabili-

dad y el interés por la cultura que solían demostrar los ayubíes. Tenía, también, en contraste con el resto

de la familia, ascendencia sudanesa, mientras que sus rivales mantenían el tradicional origen kurdo. Aun-

que gobernante capaz, fue el último de los grandes sultanes ayubíes (o ayyubíes).

~ 42 ~

Al-Kamil

Podemos anticipar con As-Salih el ascenso al poder de los mamelucos en Egipto, pero dejamos este

asunto para cuando vayan ocurriendo los hechos al respecto. Lo mismo habrán de considerarse las guerras

del ayubí As-Salih contra otros ayyubíes y contra los cruzados cristianos, que habrán de proseguir aún,

como sabemos, guerreando.

97

Saif al-Din al-Malik al-Adil Abu Bakr ibn Nasir ad-Din Muhammad, conocido más simple o abrevia-

damente como Al-Adil II, de origen kurdo, habría nacido hacia 1221 y será su muerte en 1248. Fue el

sultán ayubí de Egipto entre los años 1238-1240. Cuando murió su padre Al-Kamil, sobrino de Saladino

como ya sabemos, Al-Adil II lo sucedió, a pesar de estar poco preparado o diestro en las tareas de go-

bierno. Cuando el sultanato se sumió en la anarquía, su medio hermano exiliado, As-Salih, aprovechó la

oportunidad de entrar en acción y lo depuso. Al-Adil murió en prisión ocho años después de esto. Le su-

plantó As-Salih.

98

En 1239 expiró el tratado con Federico II y Jerusalén volvió bajo el control ayubí hasta que fue tomada

por los corasmios en 1244.

~ 43 ~

GRAN PRINCIPADO RUSO DE VLADÍMIR-SÚZDAL

MUERTO EN LA BATALLA DEL RÍO SIT EL GRAN PRÍNCIPE YURI II

El gran príncipe Yuri II de Vladímir-Súzdal murió en el día 4 de marzo de este año

1238, en la batalla del río Sit,99

de la que enseguida nos ocuparemos algo o brevemente.

Conocido también como Jorge II de Vladímir o Gueorgui II Vsévolodovich, tenía 49

años de edad. Había nacido en Súzdal.100

Pasa a la historia como el cuarto gran príncipe

de Vladímir (1212-1216 y 1218-1238), gobernando sobre Vladímir-Súzdal durante la

invasión de las tierras rusas por parte de los mongoles.

Yuri II era el hijo tercero –y el más querido– de Vsévolod III de Vladímir101

y de

María Shvarnovna. Destacó cuando joven combatiendo en 1208 en las batallas contra

las tierras (rusas) de Riazán. Su padre quería que heredara Rostov,102

mientras que su

hermano mayor (Konstantín, muerto en 1218) heredaría Vladímir. Sin embargo, Yuri

declaró que gobernaría las dos ciudades o ninguna, por lo que Vsévolod desheredó a

Konstantín y le otorgó el trono a Yuri.

Tras la muerte de Vsévolod (1212), Konstantín se alió con Mstislav el Valiente, gran

príncipe de la Rus de Kiev (muerto en 1228) y derrotó a Yuri y a sus otros hermanos,

en el río Lipitsa. Habiendo ganado para sí Vladímir, Konstantín envió a Yuri a gobernar

Rostov y Yaroslavl. Era el año 1216 y dos años después moría Konstantín, permitién-

dosele a Yuri volver a Vladimir.

Durante su reinado en Vladímir, Yuri guerreó durante unos años contra la Bulgaria del

Volga,103

fundando la fortaleza de Nizhni Nóvgorod e instaló a su hermano peque-

99

Que está en la zona o región rusa de Yaroslavl.

100

Una hermosa y patrimonial ciudad (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992).

Es mencionada en crónicas por primera vez como Súzhdal en 1204. Ya a comienzos del siglo XII, bajo el

reinado de Yuri Dolgoruki (muerto en 1157), que fue el fundador de Moscú, Súzdal pasó a ser el centro

principal del principado de Rostov-Súzdal.

En 1157, el príncipe Andréi Bogoliubski (muerto en 1174, venerado como Santo por los cristianos or-

todoxos) trasladó la capital del principado a Vladímir, siendo todo el territorio desde entonces gran prin-

cipado de Vladímir-Súzdal, modificándose a mediados del siglo XIII y en adelante.

101

Apodado Gran Nido. Hijo de Yuri Dolgoruki, reinó hasta su muerte entre los años 1177-1212.

102

Rostov es una de las ciudades más antiguas y hermosas de Rusia, situada en el gran espacio ruso co-

nocido como anillo de oro, rico, fértil, turístico…

103

Tierras rusas donde confluyen los ríos Volga y Kama.

~ 44 ~

ño, Yaroslav, en Nóvgorod. Con ocasión del primer ataque de los mongoles (a Rusia),

en 1223, Yuri envió una pequeña tropa contra ellos, una tropa que llegó demasiado tarde

para participar en el desastre ruso de la batalla del río Kalka, que podemos recordar de

finales de mayo de ese año.

Cuando en 1227 regresaron a Rusia los mongoles, Yuri trató desdeñosamente a sus

enviados. Igualmente, no ayudó a Riazán cuando el mongol Batu Kan (nieto de Gengis

Kan) asedió esa ciudad. Sin embargo, su propia ciudad capital, Vladímir, era la si-

guiente en la línea atacante de la invasión mongola. Los hijos de Yuri fueron severa-

mente derrotados cerca de Kolomna,104

escapando el mismo Yuri por poco y apenas

como pudo a Yaroslavl. Su mujer, Ágata, hermana de Miguel de Chernígov, gran prín-

cipe de la Rus de Kiev, y toda su familia murieron en Vladímir cuando una incendiada

iglesia en la que se habían refugiado.

Yuri II de Vladímir-Súzdal murió el 4 de marzo de 1238 en la batalla del río Sit, don-

de las numerosas hordas de mongoles derrotaron con aplastante victoria al ejército del

gran principado. ¡Terribles, estos mongoles!105

A Yuri II le sucede en Vladímir-Súzdal su hermano Yaroslav II, de 47 años de

edad.106

De él podemos recordar o destacar que, en 1200, fue enviado por su padre a

104

Ciudad rusa situada en la confluencia de los ríos Moscova y Oká, en la cuenca del Volga.

105

Fundados como Imperio por Gengis Kan, como bien sabemos, los mongoles, pertrechados militarmen-

te o como gran ejército, de extraordinaria disciplina, se revelaron como una de las maquinarias bélicas

más modernas de por entonces en la historia. Su organización perfecta, férrea disciplina, tácticas sofisti-

cadas y poderoso armamento perfeccionaron a estos nómadas hasta convertirlos en una amenaza mortal

para los pueblos de Asia y Europa.

Verdaderos pioneros del arte de la guerra, los mongoles ya asediaban fortalezas con artillería 100 años

antes que los europeos. Incluso en ausencia de comunicaciones y canales de suministro, podían movilizar

y equipar una tropa numerosa, desplazarse miles de kilómetros y atacar, aparentemente salidos de la nada.

Estos hijos de la estepa también eran hábiles constructores de barcos de guerra y su flota estuvo peligro-

samente cerca de conquistar Japón a finales del siglo XIII.

Tras someter al Imperio Chino, la conocida como Horda de Oro de los mongoles (1240-1502) irrumpió

a través de Asia Central para atacar el sur del Cáucaso y la antigua Rus, llegando incluso hasta el mar

Adriático. Y de todos los pueblos que conquistaron las hordas de Gengis Kan, los rusos resultaron ser

progresivamente los más capaces en adoptar las técnicas del invasor, mientras aprendían duras lecciones

de sus propios errores y sus amargas derrotas en batalla.

En 1223, como podemos recodar, Gengis Kan fingió una retirada para engañar y aniquilar así los ejér-

citos de los príncipes rusos en la batalla del río Kalka, actualmente la región de Donetsk, en Ucrania. En

1238, la caballería de Batu Kan adelantó a las fuerzas rusas por los flancos, las rodeó y las aniquiló en el

río Sit, en lo que es hoy la región de Yaroslavl. Y en 1377 los mongoles aprovecharon su superioridad en

las labores de reconocimiento del terreno para localizar a su enemigo y aplastar las tropas rusas en el río

Piana, en la región de Nizhni Névgorod.

Ya iremos viendo mucho más en adelante, de cómo aprendieron y espabilaron los rusos, más que nadie.

106

Gran príncipe de Vladímir entre los años 1238-1246, así como de Nóvgorod y de Kiev, teniendo que

restaurar todo tras la invasión de los mongoles. En 1238, como se ha visto, cuando los mongoles inva-

dieron Rusia y su hermano mayor, Yuri II, fue asesinado en combate, Yaroslav dejó Kiev por Vladímir,

donde fue coronado como gran príncipe, intentando restaurar todo lo estropeado por los asaltos e incen-

dios que produjeron los mongoles. Ya iremos viendo el desenvolverse de todo en adelante respecto a Ya-

roslav.

~ 45 ~

gobernar el principado de Pereyáslavi, allá por las estepas cumanas de la Rus de Kiev.

Seis años después fue llamado por los boyardos de Hálych (principado de Galitzia) para

gobernar su ciudad, allá por las estepas cumanas, pero no pudo reclamar el trono de

manera efectiva. Entonces fue enviado a tomar Riazán, pero la obstinada oposición de

los habitantes llevó a que la ciudad acabase quemada. En 1209, Vsévolod envió a Ya-

roslav a oponerse a Mstislav Mstislávich el Valiente en Nóvgorod. Después de varias

batallas, los dos príncipes hicieron la paz, y Yaroslav se casó con la hija de Mstislav,

Rostislava Mstislavna (o Teodosia).

En su lecho de muerte, Vsévolod el Gran Nido le legó Pereslavl-Zaleski. En el con-

flicto entre sus hermanos mayores, Konstantín y Yuri, Yaroslav apoyó a este último. En

1215, aceptó la oferta de los novgorodianos de convertirse en su príncipe, pero, desean-

do vengarse de su anterior traición, tomó Torzhok y bloqueó sus suministros de grano a

Nóvgorod. Varios meses después, fue derrotado por su suegro en la batalla de Lipitsa y

tuvo que retirarse a Pereiáslav.

En 1222, Yaroslav, finalmente entronizado en Nóvgorod, invadió toda Estonia y ase-

dió Kolyván, su capital. Cuatro años más tarde, devastó Finlandia y dio nombre a la

región de Karelia. Su siguiente ambición fue sojuzgar Pskov, pero los novgorodianos

rehusaron guerrear contra su vecino. Yaroslav marchó enojado y tomó el enclave nov-

gorodiano de Volokolamsk. En 1234, regresó a Nóvgorod y varios años más tarde de-

rrotó a sus principales enemigos, los lituanos y los caballeros teutónicos. En 1236 si-

guió el consejo de Daniel de Galitzia y se trasladó de Nóvgorod a Kiev, dejando a su

hijo Alejandro Nevski como representante suyo en el norte.107

107

Yaroslav se casó por primera vez hacia 1205 con una hija de Yuri Konchákovich, kan de los Cuma-

nos. En 1214 se casó en segundas nupcias con Rostislava Mstislavna, hija de Mstislav Mstislávich el

Valiente y de una princesa cumana. Se divorciaron en 1216. Seguidamente, en 1218, hubo una tercera

boda, esta vez con Yaroslav se casó por tercera vez, con Teodosia Ígorevna, de Riazán, hija de Ígor Glé-

bovich y de Agrafena de Kiev. Tienen varios hijos, entre ellos el mencionado Alejandro Nevski.

~ 46 ~

Yuri II de Vladímir

~ 47 ~

PRINCIPADO DE LIEJA

ÓBITO DEL PRÍNCIPE-OBISPO JUAN DE EPPES

El 1 de abril murió en la ciudad belga de Dinant el príncipe-obispo de Lieja Juan de

Eppes, cumpliéndose el año noveno de su cargo, a sus 50 años de edad. Originario de

Laon,108

era hijo de Guillermo II de Eppes,109

primo del emperador Federico II del Sa-

cro Imperio Romano Germánico, en el que se inscribe el principado de Lieja, y también

sobrino de Hugo de Pierrepont, que fue príncipe-obispo de Lieja entre los años 1200-

1229, muerto en Huy,110

como podemos recordar, sucediéndole el también ahora difun-

to Juan de Eppes.

Desde joven, su tío Hugo protegió su carrera. En 1202, con 14 años de edad, ya fue

nombrado preboste (relevante en los asuntos económicos y jurídicos) del capítulo cate-

dralicio de San Lamberto en Lieja. En 1207 tuvo también el mismo nombramiento res-

pecto a la colegiata de San Pablo,111

también en Lieja, gótica. En 1216 fue designado

para obispo coadjutor de Lieja y el 24 de mayo de 1229, a la muerte de Hugo, el capí-

tulo liejano le eligió príncipe-obispo por unanimidad. El 23 de marzo de 1230 recibió la

ordenación sacerdotal como presbítero y al día siguiente como obispo, confiriéndole la

ordenación el arzobispo de Reims (Francia).

Juan de Eppes fue siempre partidario de las órdenes monásticas, a las que favoreció,

muy particularmente a la cisterciense. Fomentó las fundaciones, apoyando el monasterio

de Beaufays, en Chaudfontaine,112

de convivencia entre clérigos o monjes y monjas,

pero Juan los separó a lugares distintos en 1235. Su abadía preferida fue la de Val Saint-

Lambert de Seraing. De otra parte, no se vio exento o libre de tensiones o conflictos po-

líticos.

A Juan de Eppes le sucede Guillermo de Saboya, hijo de Tomás I de Saboya, muerto

en 1233, como podemos recordar. Guillermo de Saboya fue nombrado obispo de Valen-

ce (Francia) en 1226. En 1236 fue a Inglaterra, con Leonor de Provenza, sobrina suya,

que habría de casarse con el rey Enrique III de Inglaterra (la boda se celebró en la ca-

tedral de Canterbury el 14 de enero de ese año 1236). El rey Enrique intentó el nom-

108

Al norte de Francia.

109

Ahora una ciudad francesa de la región de Picardía, allá por la frontera con Bélgica.

110

Ciudad belga, como Dinant, antes mencionada, y evidentemente como Lieja.

111

Catedral desde 1801, tras haber sido destruida la anterior catedral de Lieja, la de San Lamberto, en

1794, por los revolucionarios franceses y liejanos. 112

Bélgica.

~ 48 ~

bramiento de Guillermo como obispo de Winchester, pero el capítulo catedralicio de allí

se opuso. Ahora, en este año 1238, le vemos convertido en príncipe-obispo de Lieja.113

113

Será breve su cargo y pontificado, pues muere al año siguiente, en 1239, probablemente envenenado,

en Viterbo (Italia).

~ 49 ~

IMPERIO DE TREBISONDA

MUERE EN ACCIDENTE DE TZYKANION JUAN I DE TREBISONDA

Murió Juan I Comneno Axuchos, emperador de Trebisonda114

desde 1235. Fue el hijo

mayor de Alejo I de Trebisonda (muerto en 1222) y de Teodora Axuchina.115

Era aún

menor de edad116

cuando murió su padre, pasando realmente el trono a su cuñado An-

drónico I Gidos (muerto en 1235).

Juan ascendió al trono a la muerte de su cuñado, en 1235, y tuvo un reinado breve y

sin incidentes por tres años, muriendo en este año 1238, malherido en un accidentado

momento mientras jugaba un partido de tzykanion.117

A Juan le sucede su hermano

Manuel I de Trebisonda,118

mientras un hijo, aún joven, ingresó en la vida monástica.

114

El conocido como Imperio de Trebisonda tuvo su inicio, como podemos recordar, con quienes fueron

sus dos primeros emperadores (Comnenos), Alejo (muerto en 1222) y David (muerto anteriormente, en

1212), hermanos entre sí y nietos del emperador bizantino Andrónico I Comneno (muerto en 1185). Este

Imperio estuvo en Anatolia, con capital en la ciudad de Trebisonda, costera junto al mar Negro, en la ac-

tual Turquía.

Con la ayuda del cercano reino de Georgia, los dos jóvenes hermanos Comnenos pudieron establecer su

imperio en 1204, año en el que los cruzados (de la cuarta cruzada) conquistaron Constantinopla, como po-

demos recordar, siendo el Imperio de Trebisonda uno de los tres estados por allí llamados bizantinos,

todos queriendo atribuirse este legado. Los otros dos estados fueron el Imperio de Nicea (que será el que

reconquiste en su momento Constantinopla y restaure la Corona bizantina) y el despotado de Epiro, que

en 1259 será sometido por el Imperio de Nicea. El Imperio de Trebisonda no pudo mantener ni siquiera

en sus gobernantes el título imperial sino sólo nominalmente y en realidad como título de Gran Comneno,

perpetuándose hasta el siglo XV.

115

De quien hay pocos datos históricos.

116

Tal vez.

117

Una variante de polo habitualmente practicado entre la nobleza persa y bizantina. Se jugaba compi-

tiendo dos equipos a caballo, equipados los jinetes o jugadores con palos largos rematados por piezas-taco

para el empuje o arrastre de una bola de cuero, del tamaño de una manzana, hacia la meta del corres-

pondiente contrario (ir a Epílogo IV). En este juego podía haber –y de hecho hubo algunas veces– serios

accidentes, incluso mortales. El emperador Alejandro (912-913), hijo del emperador muy hábil en este

juego Basilio I (867-886), murió de agotamiento en un partido de tzykanion. Otro emperador que sufrió

un serio percance había sido Alejo I Comneno (1081-1118) malherido mientras jugaba con Tatikios (un

general bizantino muerto hacia 1099).

El tzykanion se jugaba en un estadio que se denominaba tzykanisterion, recinto que además de utilizarse

para el deporte servía también como lugar de torturas y para ejecuciones públicas, que se llevaron a cabo

más de una vez en Constantinopla o en Éfeso.

118

Ya se verá el desenvolverse de su reinado y qué resulte de éste.

~ 50 ~

~ 51 ~

EPÍLOGO I

VALENCIA Y SU RECONQUISTA CRISTIANA EN 1238

Hay que remontarse al año 138 a. de C. para empezar propiamente a hablar de Va-

lencia, cuando el cónsul de Hispania Décimo Junio Bruto concedió por allí unas tierras

y campos a los soldados que habían luchado en las campañas Lusitanas. Valencia era

entonces una aldea en la costa levantina, en ruta comercial, de la vía Augusta, que unía

Cádiz con el norte de la Península por el Mediterráneo. Aquella aldeíta fue llamada Va-

lentia Edetanorum y estaba ubicada la que por entonces era una isla en el río Turia.

Hasta el siglo V de nuestra era Valencia fue destruida y reconstruida en diferentes y

varias ocasiones, viviéndose la conocida como decadencia del Imperio Romano. Entre

los siglos V y VIII hubo las consabidas guerras y conquistas de los llamados pueblos

bárbaros por toda la Península, siendo esos pueblos los suevos, los alanos, los vándalos

y, más tarde, los visigodos, quienes dominaron en la ciudad de Valentia hasta el siglo

VIII.

En el año 711, fue vencido el rey don Rodrigo en la batalla del río Guadalete, produ-

ciéndose el avance de los musulmanes en la Península. Valencia fue una de las ciudades

sitiadas por los musulmanes. Tras varios intentos de conquista, rechazados por los de-

fensores y viendo ambos bandos la complejidad de la situación, finalmente el gober-

nador de Valencia, Agrescio, entregó por capitulación la ciudad a cambio de seguir vi-

viendo en sus casas con sus costumbres y religión o bien marcharse de la ciudad con sus

pertenencias. Más tarde, tras la época califal cordobesa, la ciudad de Valentia se con-

vertiría en capital del el reino taifa de Balansiya.

A 17 de junio del año 1094, el Cid Campeador conquistó la ciudad de Valencia tras

meses de asedio y cerco. Allí se tituló príncipe de Valencia, estableciéndose en la ciu-

dad hasta su muerte, ocurrida el 10 de julio del año 1099. En 1101 el rey Alfonso VI de

Castilla ordenó la evacuación de la ciudad y resultó luego que Valencia volvió a manos

musulmanas, de los almorávides, siendo restaurada la religión islámica.

Entre los años 1232-1245 se fue dando la reconquista cristiana de Valencia, reinando

y actuando al respecto Jaime I de Aragón. Hijo de Pedro II el Católico (1196-1213) y

María de Montpellier, Jaime I vivió sus primeros años de vida como bien difíciles al

cuidado de los caballeros templarios instalados en el castillo de Monzón (Huesca). Du-

rante los primeros 15 años de su reinado, años difíciles, tuvo diversas luchas contra la

bastante rebelde nobleza aragonesa.

Cuando ya se hubo asentado en el trono, y tras las conquistas de Mallorca, Menorca,

Ibiza y Formentera, comenzó, a partir de 1232, su serie de conquistas por la zona le-

vantina y mediterránea encaminándose a la conquista de la ciudad de Valencia. La tác-

tica para dicha conquista fue la de ir tomando fortalezas y enclaves estratégicos como

Morella, Peñíscola y Burriana, enclaves desde donde se repartían mayormente los ali-

mentos y sustentos de la zona a las poblaciones del entorno. Así, con el control de estos

castillos y plazas, la mayoría de ciudades que dependían de éstas se rindieron o capitu-

laron sin batalla previa debido a la falta de alimentos o por carestías varias de primera

~ 52 ~

necesidad. Ciudades como Almenara, Museros, Bétera, Paterna o Silla se fueron rin-

diendo a los cristianos.

Cuando ya Jaime I tuvo cercada Valencia, hubo ayuda naval desde Ifriqiya (Túnez)

auxiliando a los moros de Valencia por las costas portuarias del Grau. Jaime I tenía ins-

talado su campamento y organizado su asedio mirando más hacia las tropas de la me-

dina y no tanto por mar. Pasaba que la fuerza naval no se atrevía a desembarcar ni las

tropas de la ciudad salían, ni en ataque ni en prospecciones. Estando así las cosas, los

barcos moros se marcharon rumbo a Peñíscola, atacándola en dura batalla; pero como

perdieron se largaron de la zona dejando despejado el panorama.

En uno de los enfrentamientos, Jaime I se dio cuenta de que sus tropas estaban entran-

do en una emboscada y acudió en su ayuda acercándose tanto a la villa que un ballestero

disparó una saeta que le fue a parar a la frente. Afortunadamente para el rey la flecha no

traspasó el casco y sólo le hirió un poco. La última arremetida fue contra la torre y

portal de la Boatella, tras la cual los moros de Valencia decidieron negociar y capitular.

Los rendidos pusieron rumbo a Cullera con su negociado salvoconducto, dejando todo

atrás, excepto cuanto de enseres personales o imprescindibles pudieron llevar en mano.

La conquista de los territorios levantinos prosiguió hasta 1245, obteniéndose Alicante,

Denia, Cullera, Elche… Y las tierras más al sur y murcianas fueron siendo para Castilla.

Valencia fue luego un reino diferenciado del de la Corona de Aragón, pero dentro de

su ámbito, como pasó también con las Baleares. Lo demás será ya menos medieval y

más reciente a nosotros.

Es sabido –recordemos de nuevo– que Jaime I hizo su entrada en la recién conquis-

tada ciudad de Valencia el 9 de octubre de 1238, tras un asedio que duraba desde la Pas-

cua, en primavera, cuando los nobles convocados habían de presentarse en el lugar de El

Puig de Enesa o de Cebolla (etimología popular del árabe Yuballa: montículo), que des-

de aquellas fechas recibirá el nombre más entrañable y piadoso de Puig de Santa María.

También se fue reorganizando Valencia en lo eclesiástico, tras la entrada (o antes) de

Jaime I en su Valencia reconquistada. No olvidemos que esta reconquista fue una bien

religiosa cruzada. En lo eclesiástico, tomo posesión de Valencia el obispo Jimeno de Al-

barracín119

(actuando en nombre del arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada)120

y también el arzobispo de Tarragona Pedro de Albalat o Albalate.

119

Del obispo Jimeno o Ximeno de Albarracín (siéndolo entre los años 1237-1245) se desconocen mu-

chas cosas, incluidas cuáles pudieron haber sido las circunstancias de su elección como sucesor de Gui-

llermo Eximeno (1235-1237). Sí sabemos que estuvo junto a Jaime I, además de con otros prelados, en el

sitio y conquista de Valencia en 1238. Jimeno presidió la Misa primera o de acción de gracias en la

iglesia de San Vicente mártir, principal y extramuros que tuvieron los mozárabes valencianos. También

fue Jimeno quien ofició el primer funeral católico en la habilitada catedral de Valencia, la mezquita

adoptada y adaptada para el culto católico. Fue relevante este obispo a la hora de informar al Papa de todo

lo concerniente a lo sucedido en Valencia. El rey le honró con que firmara en el tratado de capitulación.

No obstante, a petición de Jaime I, el Papa Gregorio IX pondrá Valencia como diócesis sufragánea de la

archidiócesis de Tarragona, en 1239. Cabe señalar que el Concilio de Tarragona que se celebró en Va-

lencia el 8 de mayo de 1240 estableció que “si el arzobispo de Toledo pasando por esta provincia, usare

de cruz y palio o concediese indulgencias, quedase excomulgado y entredichos los lugares en que se ha-

llare”.

A todo cuanto fue sucediendo, el metropolitano de Toledo no podía hacer más que protestar y quejarse,

pero no entramos aquí en pormenores al respecto.

~ 53 ~

En cuanto a la creación del reino de Valencia, vayamos por partes. Jaime I creaba un

reino jurídicamente nuevo, pero sobre una entidad territorial preexistente y definida.

Cuando, estando en Alcañiz (Teruel), los caballeros Hugo de Folcalquier y Blasco de

Alagón sugirieon al rey Jaime la conquista valenciana, Blasco calificaba de excelente la

tierra de Valencia. El rey ya pensaba en organizarla peculiarmente como reino.

120

Siendo la diócesis de Albarracín sufragánea de la archidiócesis metropolitana y primada de Toledo.

~ 54 ~

EPÍLOGO II

EL REINO NAZARÍ DE GRANADA

Con las conquistas de Granada, Almería y Málaga, Muhammad I consigue el máximo

dominio territorial que alcanzará la dinastía nazarí, aunque sólo lo mantendrá en toda su

extensión durante 8 años, ya que esta gran expansión territorial va a despertar el recelo

de los reinos cristianos, especialmente del rey castellano Fernando III, el cual, en la pri-

mavera de 1244, conquistará Arjona y, tras sitiar infructuosamente Granada durante 20

días, cercará la ciudad de Jaén hasta obligar a Muhammad I a un pacto, el de la entrega

de la ciudad jiennense, en 1246, declarándose Muhammad vasallo del rey cristiano con

un pago de 150.000 maravedíes anuales y comprometiéndose a prestarle ayuda militar

al castellano a cambio de una tregua de 20 años.

La pérdida territorial supuso a la larga una ventaja para Muhammad I, puesto que le

permitió dedicarse a fortalecer su reino sin la preocupación de posibles amenazas exte-

riores, ya que su vasallaje con Fernando III lo protegía no sólo de los castellanos sino

también de aragoneses y catalanes, teniendo en cuenta que el rey Jaime I fijó sus obje-

tivos expansionistas en Valencia y el entorno Balear.

El apoyo militar al que obligaba el acuerdo con Castilla vendrá a hacerse efectivo en

1248, cuando el rey granadino llegue a poner a disposición de Fernando III un contin-

gente de 500 jinetes que intervendrán de forma decisiva en la reconquista cristiana de

Sevilla. El acuerdo de paz será renovado a la muerte de Fernando III por su hijo y su-

cesor Alfonso X el Sabio (1252-1284), quien nuevamente recibirá el apoyo militar de

Granada al reconquistar, en 1262, la taifa de Niebla. En ese mismo año, Muhammad I

intentará la conquista de Ceuta, no consiguiendo sino un fracaso estrepitoso, una muy

triste y completa derrota.

El pacto con los castellanos se romperá en 1264, cuando el reino de Granada, tras la

caída de la taifa de Niebla, pase a ser el único objetivo de reconquista que le quede al

rey Alfonso X, resultando que Muhammad I busque nuevos aliados en los reyes beni-

merines, los bereberes Banu Marin, de la tribu Zenata, los cuales gobernarán en lo que

actualmente comprende Marruecos desde 1258. El envío de tropas y el apoyo nazarí a

los levantamientos mudéjares de Jerez de la Frontera y de Murcia provocarán que Al-

fonso X y Jaime I reaccionen enviando tropas que tras, sofocar a los rebeldes, pongan

sitio a Granada, aunque sufrirán una severa derrota.

La situación fue aprovechada por los gobernadores de Málaga y Guadix que, aunque

parientes políticos de Muhammad I, quien los había puesto al frente del ejército, se

sienten desplazados por la llegada de los benimerines y en 1266 se sublevan y se de-

claran vasallos de Alfonso X. En respuesta Muhammad I sitia Málaga durante tres me-

ses y, al no lograr su conquista, llega a un acuerdo con el rey castellano por el cual, a

cambio de un tributo de 250.000 maravedíes anuales y renunciando a Jerez y a Murcia,

consigue que Alfonso X no preste apoyo alguno a los sublevados. El incumplimiento de

lo pactado por parte de Alfonso X provocará que Muhammad I apoye a los nobles cas-

tellanos que, encabezados por Nuño González de Lara, se rebelen en 1272 logrando a

~ 55 ~

cambio el apoyo de éstos en la toma de Antequera en ese mismo año. Ya lo iremos con-

tando y considerando en los respectivos momentos.

En lo religioso, una vez que Muhammad I fue rey de Granada, abandonó sus tenden-

cias sufíes y de sobria ascesis, dándose más a la doctrina o corriente malikí, la mayo-

ritaria, como sabemos, en el mundo musulmán magrebí.121

Bajo su reinado se inició en Granada la construcción de su zona palaciega caracterís-

tica, la de La Alhambra, que hasta entonces era estrictamente una estructura o fortaleza

militar que defendía la ciudad, siendo ampliado al respecto el sistema de conducción de

aguas procedentes del río Darro.

Antes de morir (el 20 de enero de 1273), cayendo de un caballo, Muhammad I dejará

como heredero y sucesor a su hijo primogénito Abu Abd Allah Muhammad, Muham-

mad II, que será conocido con el sobrenombre de al-Faqih (el jurisconsulto).

El reino de Granada, pese a su precaria situación geográfica y política, sobrevivió en

gran parte por su favorable ubicación entre los reinos cristianos peninsulares y el Ma-

greb, además de por sus vías de relaciones con los comerciantes genoveses, con la aper-

tura al Mediterráneo y con su economía diversificada. Lo iremos considerando, con-

templando la paulatina pérdida territorial y su ocaso tras la conocida como Guerra de

Granada entre los años 1482-1492.

Como sabemos, el nazarí de Granada será el último reino musulmán andalusí o exis-

tente en la Península Ibérica que habían invadido los moros en el siglo VIII. Su último

rey será Muhammad XII, conocido como Boabdil el Chico, derrocado en el siglo XV

por los Reyes Católicos. Boabdil se verá obligado a rendir Granada, el 2 de enero de

1492, tras lo cual, como reino de Granada, quedó este territorio incorporado a la Corona

de Castilla.

121

La escuela o corriente (madhab) malikí es una de las cuatro metodológicas o propiamente fiqh de de-

recho que existen o se comprenden dentro del islamismo sunní. El malikismo es ante todo la escuela de

jurisprudencia representante de la tradición de la ciudad árabe de Medina. Es escuela predominante en el

norte y centro de África, en los Emiratos Árabes Unidos, etc. La corriente malikí proviene de Malik ibn

Anas, muerto en 795. Es la escuela más antigua de las cuatro suníes, habiéndose fundado a propuesta del

califa abasí Al-Mansur (754-775), pretendiendo unificar las diferentes prácticas jurídicas en el Islam de la

época en una sola; a partir de este momento, se extiende desde Medina hacia el oeste, siendo predomi-

nante, como queda dicho y sabemos, en el norte de África y en la Europa islámica de la época. Histó-

ricamente fue la escuela más extendida en la España Islámica o Al-Ándalus. Además de usar el Corán,

esta escuela se basa en la sunna (hechos y dichos de Mahoma) y el derecho consuetudinario de Medina,

admite que se modifiquen las tradiciones si se oponen al bien público (maslaba), utilizando el razona-

miento (istislah). Esta escuela acepta, pero sin llegar al extremo al que llegan los hanafies, la fuente ra-

cional del ra‟y, recurriendo eventualmente a costumbres extraislámicas („urf). Admite además el con-

senso de los doctores de Medina y de los de cada época, aparte de la deducción analógica. El modo de

vida de los habitantes de Medina se contempla como una sunna importante, ya que fue allí donde se re-

fugiaron los seguidores de Mahoma. Otra característica del enfoque malikí es su flexibilidad: las normas

se ajustan a las diferentes situaciones de cada entorno o país, por lo que se aplica con éxito en tantos y tan

diferentes países.

~ 56 ~

EPÍLOGO III

SOBRE EL FUERO GENERAL DE NAVARRA O FUERO ANTIGUO

Si en los reinos europeos occidentales los nobles hacen coincidir con sus intereses el

bien territorial y utilizan las dificultades del rey para imponer sus opciones y puntos de

vista, en Navarra los nobles aprovecharon el cambio de dinastía (tras la muerte de San-

cho VII en 1234) para imponer la vigencia de un Fuero que limita considerablemente las

atribuciones del monarca, haciendo algo que recuerda aquel actuar de los nobles in-

gleses cuando la Carta Magna en 1215.

Sancho VII de Navarra había previsto la unión de su reino al de Aragón; y así habría

ocurrido si se hubiera cumplido el pacto de prohijamiento mutuo firmado con él por el

más joven Jaime I; pero a la muerte de Sancho, los nobles y el obispo de Pamplona

(Pedro Ramírez de Pedrola) ofrecieron el reino a Teobaldo de Champaña, sobrino de

Sancho, esperando así erigirse en sus mentores y lograr una mejor defensa de sus inte-

reses.

El primer acto del rey Teobaldo I como nuevo soberano en Navarra fue el nombra-

miento de una comisión de cinco jueces para deshacer los desheredamientos y las cosas

hechas a la fuerza por Sancho VII a los caballeros, dueños, infanzones y hombres de

linaje. La reparación de los agravios y la confirmación de los derechos antiguos no evi-

taron los enfrentamientos entre un rey extranjero (acostumbrado y dispuesto a ejercer

sus derechos) y súbditos como el obispo pamplonés, los ricoshombres y los infanzones

y caballeros.

El obispo tenía pendiente con el monarca la devolución de castillos, villas y propie-

dades arrebatadas a la iglesia por Sancho VII.

Había ricoshombres viéndose desplazados del poder y de los cargos que los champa-

ñeses consejeros del nuevo monarca fueron acaparando.

Los infanzones y caballeros se habían organizado en una hermandad contra los mal-

hechores y utilizaban su fuerza para exigir el respeto a los fueros del grupo, fueros sobre

cuyo contenido y alcance no hay acuerdo entre los historiadores.

En 1238 se nombrará, pues, una comisión de 10 ricoshombres, 20 caballeros y 10

eclesiásticos, de cuyo trabajo se obtuvo la redacción del llamado Fuero General (o

Antiguo), conteniendo disposiciones:

Sobre la estructura de la monarquía y la sucesión del reino.

Sobre los derechos de los ricoshombres en relación con la corona, las garantías pro-

cesales de los infanzones y el sistema hereditario de ricoshombres, caballeros, infan-

zones y dueños de linaje.

Y otras disposiciones, como:

El rey no puede quitar tierra ni honor a los ricoshombres sin sentencia judicial previa,

y si el daño causado al monarca exige la pérdida de honor, éste ha de concederle un pla-

zo de 10 días durante los cuales nadie puede hacerle mal.

~ 57 ~

Los infanzones sólo pueden ser juzgados en la Corte del rey, en presencia del alcalde

de la Corte y de 3 a 7 ricoshombres que sean de la misma tierra que el acusado, requi-

sito que han de cumplir también el portero y mayordomo de la Corte.

El Fuero regula la distribución de las conquistas que efectuarán el monarca y los ri-

coshombres: mientras los bienes heredados han de pasar al sucesor legítimo íntegra-

mente, si se gana un reino o si los ricoshombres adquieren bienes el rey puede, y los ri-

coshombres pueden, repartirlos entre sus hijos legítimos.

La imposición de estas cláusulas al monarca tiene una base histórica según los redac-

tores del Fuero, los cuales incluyen un prólogo para explicar cómo tras la ocupación de

España por los musulmanes sólo algunos nobles se les opusieron desde las montañas de

Ainsa y Ribagorza; el reparto del botín creó tensiones entre ellos y para ponerle fin se

pidió consejo a Roma, Lombardía y Francia que coincidieron en aconsejar la elección

de un rey, después de escribir sus derechos y fueros para que el monarca los confirmase

como condición previa a su elección. Lo importante del prólogo es que los navarros re-

cuerdan en él a Teobaldo de Champaña que sus derechos al trono proceden de la elec-

ción más que de su parentesco con Sancho VII; la forma de acceder los reyes al trono

refuerza la dependencia del monarca respecto a los súbditos.

Así, según dicha forma de acceder al trono de Navarra, el rey:

1º.- Ha de jurar los fueros y recibir el orden de la caballería, lo que exige velar las

armas, oír misa y armarse caballero.

2º.- Luego se le alza sobre el escudo según la antigua fórmula germánica.

3º.- Finalmente, el rey muestra su generosidad repartiendo moneda entre el pueblo y

sólo después los 12 ricoshombres o sabios, en nombre de todos los navarros, prometen

defender al rey, la tierra y el pueblo, así como ayudar al monarca a mantener fielmente

los fueros.122

Los reyes no se limitan a confirmar los fueros nobiliarios sino que la fórmula incluye

el beneficio a todo el pueblo del reino de Navarra, comprometiéndose a respetar los

fueros, franquezas y buenas costumbres, reparar los agravios de los reyes anteriores y

prometer garantías procesales a todos los navarros; los reyes se comprometen a no dar

honor ni honores, castillo ni castillos, tierras ni heredamiento alguno sin el beneplácito

de sus consejeros navarros, y el incumplimiento de esta condición así como el nombra-

miento de consejeros de Champaña llevará a los ricoshombres al enfrentamiento con

Teobaldo II cuando éste pretenda ser ungido y coronado superando eso de ser elevado

sobre el escudo, para demostrar que sus derechos proceden de Dios y no de los súbditos.

El poder de los ricoshombres es reconocido por Jaime I de Aragón en 1274, yendo

bastante parejos los derechos navarro y aragonés. Y tendremos que la formación de un

frente común entre los reyes extranjeros no impedirá la formación de bandos como los

encabezados en 1275 por los siguientes nobles: Pedro Sánchez de Monteagudo (partida-

rio de elegir como rey al monarca aragonés) y García de Almoravid (partidario de elegir

122

Cf. Epílogo I, de este Cronicón, en el pasado año 1237, sobre el Libro de los Doce Sabios, por encar-

go del rey Fernando III.

~ 58 ~

como rey al monarca castellano y teniendo el apoyo del burgo pamplonés de la Nava-

rrería).123

El triunfo de la candidatura francesa, además de dar ocasión al saqueo de la Nava-

rrería, supuso la pérdida de fuerza de los ricoshombres, muertos en la guerra u obligados

a exiliarse hasta que en negociaciones entre Alfonso X de Castilla, el Sabio (1252-

1284), y Felipe III de Francia, el Atrevido (1270-1285), se incluye una amplia amnistía

y la devolución de bienes y honores perdidos tras la revuelta encabezada por Sánchez de

Monteagudo que apoyaba a su candidato francés y García de Almoravid que apoyaba al

rey castellano, que fue el punto de partida de la verdadera victoria de la monarquía fran-

cesa en Navarra, pues a pesar de que en 1297 y 1298 se juramentaran las villas y los in-

fanzones para exigir el juramento de sus reyes y se prestaran a ir hasta París, no hay

seguridad de que los reyes llegaran a prestar el juramento, tal como lo habían propuesto

los reinos o estados negociadores.

Lo cierto es que el derecho navarro fue desarrollándose desde el viejo localismo jurí-

dico hasta llegar al Fuero General de Navarra y posteriormente.

Los derechos navarro y aragonés se presentan estrechamente unidos debido a que has-

ta el año 1035 los territorios occidentales del reino de Navarra no se independizaron pa-

ra formar el núcleo de lo que posteriormente sería el reino de Aragón, separado definiti-

vamente de la tutela de Navarra en 1134.

Durante la Edad Media fue contando Navarra con una sólida base jurídica, tradicional

y oral, elaborada y bien proyectada, pudiéndose hablar de textos de derecho local tan

importantes como:

123

La Pamplona de la Edad Media no era una ciudad estructuralmente homogénea, sino que estaba con-

formada por pobladores de orígenes variopintos y diversos, fundamentalmente de origen franco por un

lado, y naturales por otro. Esta situación, tras innumerables disputas, vio su fin en 1423. Desde esta fecha

sí podemos hablar de una ciudad y no de tres.

Orográficamente, los tres núcleos urbanos de Pamplona que se denominan popularmente Burgos (Na-

varrería, San Cernín y San Nicolás) están asentados sobre una terraza del río Arga cuyas escarpadas pare-

des cayendo sobre el río la hacía atractiva y extraordinaria como fortaleza fácilmente defendible. Una

meseta que se extiende en algo más de 23 km2.

En torno al año 1000 se hallaba Pamplona en un imparable proceso de despoblación. Y será Sancho III

el Mayor (992-1035) quién retome su protección, recuperándose la población en las zonas próximas a

la catedral, en lo que será la ciudad, siendo lo que se conoce como burgo o ciudad de la Navarrería.

Posteriormente, y de una trayectoria histórica breve y desconocida, también aparecieron sendos pequeños

apéndices junto a ella: uno el llamado burgo de San Miguel, del que apenas hay documentación, y otro el

de la Judería.

Parece probable que a lo largo de todo el primer milenio se conservara la estructura urbana heredada de

la antigua ciudad romana. Se cree que la acrópolis de Pampaelo fue más grande que lo que habría de ser

el poblamiento de la Navarrería, pero con las invasiones musulmanas se habría replegado el poblamiento

principalmente hacia los aledaños de la actual catedral.

Se suele considerar que la Navarrería se fundó durante el reinado de Sancho VI de Navarra (el Sabio),

entre los años 1150-1194, coincidiendo con la circunstancia de que antes de empezar la campaña contra

Castilla (en el otoño de 1162), se detecta un cambio simbólico y significativo: Sancho VI dejó de titu-

larse Rex Pampilonensium (Rey de los Pamploneses) para pasar a ser Rex Navarrorum (Rey de los Na-

varros), detectándose por primera vez esta denominación en 1177.

~ 59 ~

El Fuero de Estella que concediera el rey Sancho IV en 1164, con influencias del

Fuero de Jaca (año 1077 o antes). Fue concedido a muchas localidades navarras

y guipuzcoanas.

Fuero de Tudela. Otorgado por Alfonso I el Batallador en 1117 y basado en el

derecho de Sobrarbe. Su redacción extensa es obra de su autor anónimo del siglo

XIII; con más de 300 capítulos coincide en algunas de sus disposiciones con el

Fuero General de Navarra.

Fueros de Novenera, siendo entonces la Novenera una comarca navarra formada

por Artajona, Mendigorría, Lárraga y Miranda de Arga, que recibió este nombre

por estar exentos sus territorios del pago de la novena parte del diezmo ecle-

siástico, debida al rey. Los Fueros, originarios del siglo XII, se dividen en 317

capítulos y refunden las costumbres y usos de estas localidades.

Fuero de Viguera y Val de Funes. Recopilación privada de textos atribuidos a

Alfonso I el Batallador, tratándose de un texto muy extenso, y de amplia vigen-

cia, afín a los fueros de Novenera y similar al Fuero General de Navarra.

En Navarra, estaban obligados los monarcas a jurar el derecho tradicional, compro-

metiéndose además a mejorarlo y a no empeorarlo. El derecho navarro estuvo muy

influenciado por el derecho común, si bien con una formulación autóctona y más alejada

de la de las Universidades. Al llegar al trono Teobaldo I (de origen francés), y debido a

las disensiones existentes con la nobleza (defensora de los fueros), ordenó, pues, en

1238 que los fueros navarros se redactasen por escrito procediendo, después, a jurarlos.

Fue nombrada una comisión de 10 ricoshombres, 20 caballeros y 10 clérigos o ecle-

siásticos principales que, juntamente con el obispo, el monarca y su consejo debía re-

dactar por escrito los fueros.

Surgió así el Fuero General o Antiguo de Navarra, formado tan sólo por 12 artículos a

los que se añadieron durante el siglo XIV una serie de preceptos. Este fue el origen del

posterior Fuero General de Navarra, que sería objeto de cuatro redacciones sucesivas de

autores desconocidos.

El Fuero está compuesto por seis libros escritos en romance, con jurisprudencia, ano-

taciones de juristas, parte de algunos fueros, disposiciones reales y fazañas. En él se

recoge el derecho tradicional navarro, y trata de la monarquía y la nobleza, de la or-

ganización judicial del procedimiento, del status social, del derecho privado y penal, así

como de normas de orden interno. Destaca la concepción de que es el pueblo el que ce-

de sus derechos al rey, y de que las leyes son anteriores a los reyes.

Entre sus fuentes está un Fuero Antiguo de España, originario de Aragón, así como

colecciones de fazañas.

En el primer Amejoramiento del Fuero General de Navarra se aprueba éste en 1330

bajo el reinado de Felipe III de Navarra (1328-1343), contando con el acuerdo de las

Cortes al haber intervenido los estamentos en su redacción. Comprende un total de 34

~ 60 ~

capítulos sobre Derecho de familia y sucesiones que fueron agregados al Fuero General

de Navarra.

El segundo Amejoramiento se hace en 1418 bajo el reinado de Carlos III de Navarra,

resultando 14 capítulos realizados por el rey con la autorización de los estamentos (al

parecer vulnerando los derechos del reino, por lo que no habrá incorporación al Fuero

General de Navarra).

La creación del Fuero General no supuso para Navarra la desaparición de los derechos

locales, que siguieron reelaborándose, ocasionando gran confusión. De hecho, el propio

Fuero de Navarra fue objeto de concesiones particulares a ciertas localidades durante el

siglo XV, extendiéndose dichas concesiones por todo el territorio. Tras la incorporación

de Navarra a Castilla en 1512, su derecho sufrió un cambio importante, ya que aunque

se mantuvo, jurando los reyes mejorarlo y cumplirlo, sólo el Fuero General de Navarra

y algunas ordenanzas posteriores a 1512, se tendrán en cuenta a efectos de posteriores

recopilaciones.

~ 61 ~

EPÍLOGO IV

UN POCO DE HISTORIA DEL DEPORTE DE POLO

El deporte de polo (de pelota, en idioma tibetano) fue un juego de reyes que se man-

tiene como un rey de los juegos. Posiblemente sea el más antiguo deporte de equipo de

la historia. Cuando los primeros partidos se jugaron en Persia hace más de 2.500 años,

se cree que este deporte fue creado por las tribus rivales de Asia Central y luego adopta-

do como método de entrenamiento para la caballería de élite de los reyes. Fue adoptado

como el más noble y enaltecido de los pasatiempos por parte de soberanos y empera-

dores.

En Inglaterra se introdujo en 1869, siendo importado a Estados Unidos en 1876. Es-

tuvo presente en los Juegos Olímpicos de 1936 y anteriormente en otras ediciones.

¿En qué consiste el juego de polo? He aquí algunas consideraciones o breves apuntes:

El polo se juega al aire libre en un campo que mide 275 metros de largo por 160 me-

tros de ancho, de modo que un campo de polo es el mayor campo que existe en cual-

quier deporte organizado.

Un juego de polo se divide en períodos de 7 minutos de juego activo llamados chuk-

kers. Cada chukker representa la cantidad de esfuerzo que un caballo puede resistir. Los

juegos pueden ser de cuatro, cinco y seis chukkers en función del nivel total en handi-

caps124

de un equipo o torneo, utilizándose en todo caso un caballo diferente para cada

chukker.

Cada equipo tiene 4 jugadores con los números 1 a 2 de ataque, 3 en el centro del

campo y 4 de defensa.

El handicap de un jugador se mide entre -2 y 10, siendo 10 la mejor posición.

Dos árbitros montados a caballo juzgan el partido junto a un tercer juez situado al

borde del terreno de juego en línea con la marca central.

Las normas se basan en torno a la seguridad. El polo es un deporte peligroso en cual-

quier nivel, los caballos pesados, altas velocidades y riesgos de colisión, por lo que las

normas son muchas para evitar el riesgo.

¿Es el deporte de polo adecuado para espectadores? Digamos que sí, pues ofrece un

impresionante espectáculo, especialmente cuando juega un equipo de alto handicap con

los mejores jugadores del mundo. A diferencia de cualquier otro deporte o juego, los

deportes hípicos demuestran un conocimiento único entre el hombre y la bestia, el ani-

mal equino. Los caballos pura sangre de polo en pleno juego ofrecen una hermosa inspi-

124

Handicap es el sistema para asignar ventajas a través de compensaciones entre diferentes competido-

res, de manera que se igualen sus posibilidades de victoria en competiciones deportivas.

En el polo cada jugador posee un hándicap de acuerdo a su juego y se basa en una estimación natural

del número de goles que un jugador vale para su equipo. El hándicap mínimo para un jugador de polo es

de 0 goles y el máximo de 10 goles y, como cada equipo tiene 4 jugadores, el máximo hándicap para un

equipo es de 40 goles. La cantidad de goles de hándicap de un jugador es determinada por la Asociación

de polo del país en el cual el jugador se encuentre registrado. El Campeonato Mundial de Polo lo disputan

equipos con un hándicap de hasta 14 goles.

~ 62 ~

ración y admiración, ya que son capaces de acelerar a toda velocidad en tan sólo unos

pocos pasos y girar completamente. Polo es el más espectacular de los deportes hípicos

y su reconocimiento se extiende más allá de los aficionados. Tanto si juegas como si no,

es un deporte fantástico que puede ofrece un increíble escenario y ámbito para una per-

fecta noche de verano. Imagine…

Las reglas de polo, un deporte de rapidez y precisión, se han escrito y se usan para la

seguridad de ambos equipos y componentes, jugadores y caballos. Dichas reglas pueden

variar según los distintos países, siendo las siguientes las que rigen en Argentina.

Reglas referidas al equipo: está formado por 4 jugadores, correspondiendo a cada uno

un hándicap de 0 a 10 goles.

El handicap del jugador depende de su habilidad para andar a caballo, rapidez para el

juego y sentido del mismo.

A cada equipo se le señala un handicap que se forma con la suma de los de los 4 ju-

gadores.

En los torneos con handicap, si dos equipos que se enfrentan tienen distinto handicap,

el equipo que resulte con menos goles debe comenzar el partido sumándose los goles de

la diferencia entre su handicap y el del equipo contrario. Por ejemplo, un equipo con 26

goles le concederá 2 goles a favor a un equipo de 24 goles de handicap.

En cuanto a regla referida a la cancha, el partido se juega con canchas de 300 yardas

de largo por 160 de ancho (tamaño de las canchas de fútbol 9) con postes de mimbre en

sus extremos para formar los arcos. La yarda es medida de longitud de sistema inglés y

equivale a 91,4 centímetros.

En cuanto al caballo: en tiempos había una restricción por altura, por lo que se llama

“ponies” a los caballos de polo; sin embargo hoy el promedio de altura ronda los 60 y

70 centímetros. En argentina son muy valorados los caballos de sangre de raza criolla,

excelentes en velocidad, fuerza y agilidad.

Un buen caballo de polo debe ser capaz de frenar y girar en un “santiamén”; mu-

chos jugadores reconocen que gran parte de su éxito se debe a la habilidad de los ca-

ballos.

Regla para iniciar el juego: Al comienzo del partido los dos bandos se alinean en el

medio de la cancha debiendo colocarse cada bando en su lado respectivo detrás de la lí-

nea del centro. Luego el juez arroja con fuerza la bocha (pelota) de arrastre entre las dos

líneas opuestas de jugadores.

Y da comienzo el juego.

Cada equipo debe tratar de meter gol a golpe de taco en el arco contrario en 4 ó 6

períodos de juego denominados “chukkers”.

Cada chukker dura 7 minutos y tiene tres minutos de tiempo muerto entre ellos que se

utiliza para cambiar de caballo.

Cada jugador tiene un área de responsabilidad. El número uno juega de delantero; los

números dos y tres, en el centro de la cancha y el número cuatro, de defensa. Ningún

jugador puede manejar el taco con la mano izquierda.

La mayoría de las reglas en el polo sirven para la seguridad de los jugadores y sus

caballos. El objetivo principal del referee es controlar que se cumpla el derecho al paso

y la línea de la bocha.

~ 63 ~

La línea de la bocha es una línea imaginaria que se forma cada vez que se da a la bo-

cha. La línea marca el recorrido de la bocha y su prolongación El último jugador en to-

car la bocha tiene derecho de paso. Ningún jugador puede cruzar a otro que lleve la

línea de la bocha, salvo que sea a una distancia donde no haya posibilidad de un choque

o peligro para los jugadores.

Un jugador puede trabar el taco de otro, pero nunca por encima de la altura de los

hombros ni del otro lado del caballo.

Está prohibido golpear por entre las patas de un caballo.

No se puede utilizar el codo cuando se pecha al contrario.

Cruzar el derecho de paso a otro caballo es una de las faltas más graves y peligrosas.

Un jugador no puede tocar deliberadamente a otro jugador, a su taco o a su caballo. El

tacto debe ser sostenido únicamente con la mano derecha.

Los jugadores zurdos en general pegan con menor puntería, pero guían a sus caballos

mejor que sus colegas diestros.

Los caballos juegan como máximo 2 chukkers por partido.

En cuanto a los goles: Después de cada gol se cambia de lado. Los banderilleros se

ubican en cada arco y señalan si se ha convertido un gol agitando una banderilla por

sobre su(s) cabeza(s); si la bocha sale por la línea trasera la mueven horizontalmente a

la altura de las rodillas. Los banderilleros son, pues, quienes señalan e indican cuándo

un tiro es gol.

~ 64 ~

~ 65 ~

ÍNDICE

A modo de prólogo

Recuerdos y consideraciones sobre Al-Malik al-Kamil y sus deseos

de paz compartidos con San Francisco de Asís ……………………… pág. 3

Valencia

Reconquista cristiana ………………………………………………… pág. 12

Reino de Aragón

Asuntos relevantes …………………………………………………… pág. 19

Murcia – Almería – Granada

De la taifa murciana al reino nazarí granadino ……………………… pág. 22

Santiago de Compostela

Asuntos comunales y eclesiásticos ………………………………….. pág. 29

Reino de Navarra

Lo más destacado ……………………………………………………. pág. 30

Señorío de Albarracín

Acercamiento a Navarra …………………………………………….. pág. 31

Reino de Castilla

Destacando la muerte del obispo Mauricio de Burgos ……………… pág. 32

Reino de Portugal

Reconquista de Mértola y otros lugares …………………………….. pág. 38

Reino de Escocia

Muerte de Juana de Inglaterra, consorte de Escocia ………………... pág. 39

El Cairo (Imperio Ayubí o sultanato de Egipto y Siria)

Murió el sultán Al-Kamil Muhammad al-Malik ……………………. pág. 40

Gran principado ruso de Vladímir-Súzdal

Muerto en la batalla del río Sit el gran príncipe Yuri II ……………. pág. 43

Principado de Lieja

Óbito del príncipe-obispo Juan de Eppes …………………………… pág. 47

Imperio de Trebisonda

Muere en accidente de tzykanion Juan I de Trebisonda ……………. pág. 49

~ 66 ~

Epílogo I

Valencia y su reconquista cristiana en 1238 ………………………... pág. 51

Epílogo II

El reino nazarí de Granada ………………………………………….. pág. 54

Epílogo III

Sobre el Fuero General de Navarra o Fuero Antiguo ……………….. pág. 56

Epílogo IV

Un poco de historia del deporte de polo …………………………….. pág. 61

~ 67 ~