Los años deLcharLestónColecciones Mapfre

Rafael de Penagos

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Rafael de Penagos. Los años deL charLestónColecciones Mapfre

penagos fue el gran creador de la ilustración art-Déco en españa y,

además de sus importantes innovaciones estéticas en el campo de la

ilustración gráfica, debemos destacar como aportación fundamental

el hecho de haber creado un nuevo tipo de mujer —la llamada «mu-

jer penagos»— marcada por la extrema modernidad y sofisticación

en su forma de vestir, y en sus modos y maneras de comportarse.

Uno de los valores fundamentales de la ilustración gráfica consiste en

su capacidad para empaparse de las novedades de la vida cotidiana

y para influir en ella. La prensa ilustrada se convierte en los prime-

ros años del siglo XX en el gran medio de comunicación de masas y,

como tal, en termómetro de la modernidad, pero de una moderni-

dad entendida en un sentido mucho más general.

Mapfre posee la más importante colección que existe sobre rafael

de penagos, compuesta por más de un centenar de obras, entre di-

bujos originales y primeras ediciones de sus ilustraciones publicadas,

que muestran el deslumbramiento del artista por la modernidad.

entre ellas, se han seleccionado las que mejor permiten establecer

ese diálogo entre el arte y la vida, entre la imagen representada y su

reflejo en la vida cotidiana. es la imagen del sueño que se vivía en los

años del charlestón.

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BIoGraFÍa de raFaeL de PenaGos (Madrid, 1889-1954)

rafael de penagos es, sin duda, el gran

ilustrador gráfico de la primera mitad

del siglo XX en españa. Desde los inicios

de su carrera, realiza numerosos dibu-

jos para ilustrar la colección La Novela

Ilustrada y participa en los tradicionales

concursos de carteles que celebraba el

Teatro real y el Círculo de Bellas artes

de Madrid. en la capital española, pena-

gos está inmerso en el ambiente cultu-

ral, y forma parte de la tertulia del Café

Nuevo Levante, que agrupaba a la inte-

lectualidad madrileña. así, penagos en-

tabla una entrañable amistad con Valle-

Inclán, los hermanos Baroja, romero de

Torres, arteta o anselmo Miguel Nieto.

entre 1913 y 1914 viaja a parís y a Londres, donde se empapa de las

nuevas formas de vida que están surgiendo en los albores de la pri-

mera Guerra Mundial. De nuevo en Madrid, colabora asiduamente

en las más importantes revistas ilustradas de ese momento, como

La Esfera, Nuevo Mundo, Blanco y Negro y ABC. allí despliega su ge-

nio, construyendo en sus ilustraciones un nuevo tipo femenino, que

empieza a desarrollarse en la sociedad de esos momentos, y que, en

españa, se conocerá como «la mujer penagos».

De forma paralela a sus colaboraciones en la prensa, penagos realiza

numerosos carteles publicitarios, trabaja para la casa Gal y continúa

su labor como ilustrador de libros para la famosa colección Cuentos

de Calleja. a partir de los años 20, su mérito es reconocido interna-

cionalmente y, en 1925, obtiene la medalla de oro en la exposición

Internacional de arte Decorativo de parís.

Catedrático de Dibujo de la escuela de Bellas artes de San fernan-

do de Madrid desde 1935, penagos trabaja también en el Instituto

penagos en su estudio de Santiago de Chile.

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Cervantes de Madrid, junto a antonio Machado, y, posteriormente,

en los institutos Luis Vives y Obrero de Valencia. entre 1948 y 1952

reside en Chile y, posteriormente, en Buenos aires. Un año antes de

su muerte regresa a españa, donde dibujantes y escritores le rendirán

un sentido homenaje.

La ILUstracIón GrÁFIca en Los años 20 Y 30

el siglo XX trae consigo un importante despliegue de los medios de

comunicación de masas. Desde hace varios años, numerosos estu-

dios han precisado la importancia de la prensa, y especialmente de la

ilustración gráfica, en la difusión de las nuevas tendencias artísticas y

en la configuración de la imagen plástica de la vida cotidiana, de sus

tipos y, concretamente, de sus mujeres.

La prensa se había consolidado a finales del siglo XIX como el gran

medio de comunicación de masas. La reproducción de ilustraciones

resultaba cada vez más fácil, gracias a descubrimientos como la au-

totipia de Meisenbach en 1880. procedimientos como la tricromía y

la cuatricromía implantaban el color definitivamente, aumentando

la calidad y las posibilidades estéticas de las ilustraciones. Las revis-

tas ilustradas comenzaron entonces a multiplicarse y a alcanzar un

extraordinario prestigio en la vida social y artística, contando en sus

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plantillas con una nueva generación de ilustradores gráficos, que

renovarían profundamente el lenguaje plástico de las ilustraciones,

elevando el estatus social de los dibujantes que, en poco tiempo, al-

canzarían el favor del gran público.

La ilustración gráfica era, sin duda, un arte «para mayorías» y, por

tanto, necesitaba llegar a un público que debía sentirse identificado

con el mensaje que esta quería transmitir. en este sentido, debemos

destacar el papel trascendental que juega en la construcción y po-

pularización de los tipos femeninos que aparecen en el panorama

social de principios del siglo XX. Las revistas ilustradas aparecían

como las grandes representantes de la conciencia colectiva de esos

momentos. Los artículos de prensa banalizaban los contenidos so-

ciológicos más cultos y elaborados, hasta hacerlos comprensibles

para el gran público.

Los ilustradores de prensa comenzaron a elaborar un «argot plásti-

co» que aglutinaba la esencia, a menudo trivializada, de los cambios

sociales que afectaban a la vida cotidiana y, fundamentalmente, a la

nueva mujer. Los tópicos sobre el carácter y la forma de comportarse

de determinadas mujeres contribuían a formar un nuevo lenguaje

plástico que determinaba su imagen. La ilustración gráfica asimilaba

las nuevas costumbres y comportamientos sociales, y los mitificaba,

proyectando sobre ellos los anhelos colectivos de este periodo. por

eso, fue vehículo de difusión de nuevas tendencias artísticas y se con-

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virtió, asimismo, en transmisor de un lenguaje que mostraba el pulso

de la vida cotidiana.

La españa de los años 20 y 30 manifiesta una profunda necesidad de

modernidad a la que, sin embargo, la gente corriente no tiene ca-

pacidad de acceder. Las revistas ilustradas proporcionan, a través de

sus ilustraciones, un sueño de renovación social que, poco a poco,

irá calando en las distintas capas de la sociedad. Los artistas serán

los encargados de «filtrar» esa «dosis» de modernidad y de populari-

zar y hacer comprensibles las tendencias artísticas más renovadoras.

La ilustración art Déco representa esta tendencia a través de artistas

como penagos, ribas o Bartolozzi. revistas de gran tirada, como Blan-

co y Negro o La Esfera, e importantes colecciones de novelas pseudo

eróticas o «sicalípticas», como se llamaban entonces (con tiradas que,

en ocasiones, llegaron a los 400.000 ejemplares), se encargaron de

difundir estos nuevos estereotipos.

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La MUJer en Los años deL charLestón

Conforme nos acercamos a los años de la primera Guerra Mundial, la

imagen de los tipos femeninos cambia sustancialmente en las artes

plásticas. poco a poco van desapareciendo del panorama artístico las

modistillas, las planchadoras, las cigarreras... y las mujeres emancipa-

das protagonizan la ilustración gráfica.

La nueva garçonne fuma, lee, hace deporte, realiza actividades mas-

culinas con gestos y poses masculinas, y hace alarde de una moral

menos estricta... ¿Qué ha cambiado? en los años 20, asistimos a una

vulgarización de la nueva mujer emancipada que surge a principios

del siglo XX y que es interpretada por una serie de ilustradores gráfi-

cos, que hacen más digeribles las propuestas formales del art Déco.

pero, sin duda, algo ha cambiado: La I Guerra Mundial trae consigo

la verdadera incorporación de la mujer a la esfera pública. Con sus

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hombres en el frente, las mujeres tienen que copar no sólo los pues-

tos de la industria, sino también los de la administración pública y

privada, lo que supone un verdadero estímulo para el feminismo.

Lo que parece evidente es que en los años 20 asistimos al nacimiento

de un nuevo tipo femenino que, como tal, no es más que el reflejo de

una serie de transformaciones sociales en curso. No hay duda de que

los ilustradores gráficos en general —y penagos en particular— in-

ventan a su garçonne, pues, en ningún momento, la mujer alcanzó las

cotas de independencia que reflejan las ilustraciones del momento

aunque, sin duda, son un indicio de la misma.

La eXPosIcIón

La exposición se constituye como un doble homenaje: primero a esas

mujeres que, entre el heroísmo y el desenfado propios del momento,

se lanzaron a romper con todo tipo de tradiciones y, sobre todo, a

penagos que, desde las modestas páginas de una revista, gracias a

su esfuerzo y su talento, impuso una imagen más brillante, más mo-

derna y más internacional de una españa que, en muchos aspectos,

todavía permanecía anclada en los estereotipos decimonónicos.

De esta manera, la muestra recorre la imagen del nuevo arquetipo

femenino que surge en los años 20 y 30 del siglo XX a través de las

ilustraciones de rafael de penagos. el maquillaje, la moda, las nuevas

formas de ocio, el deporte, la playa, el nuevo erotismo o la publici-

dad son algunos de los aspectos que protagonizaron estos dibujos.

en la exposición, hemos querido articularlos con libros y revistas que

mostraran la manera en la que estas obras fueron recibidas por la

sociedad. La exposición se completa con fotografías que evocan la

realidad social de estos años, y con vestidos y accesorios que recu-

peran la imagen artificiosa que se construyó en torno a la mujer en

estos años.

Una nueva moda y un nuevo maquillaje se imponen para la nueva

eva, lo que obligatoriamente condiciona una nueva mirada sobre la

mujer. Álvaro de la retana, aconsejaba a las señoras cómo debían

maquillarse para estar a la última moda: «[...] Deben comenzar por

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extenderse por el rostro, bien lavado, una ligera capa de crema Ce-

cilia elaborada por la casa peele para dejar el cutis como un raso de

ocho pesetas el metro. Después, con una borla se colorean las meji-

llas y los párpados de un rosa pálido que preste a la mujer aparien-

cias de muñeca. Luego, con una barra

de carmín deben encenderse los labios,

procurando no pintar las comisuras, por-

que eso agranda la boca. Y finalmente se

amplían los ojos en la forma que sigue:

con un pincel muy fino se ennegrecen

las cejas procurando alargarlas hacia las

sienes y las pestañas. Con gran pruden-

cia se pasa el pincelito por debajo de las

pestañas en la parte inferior del ojo por

encima de ellas en la parte superior, teniendo buen cuidado de insis-

tir en el rabillo del ojo, para que éste se alargue y parezca rasgado con

melancolía oriental. además, con una barra azul o violeta se marcarán

unas ojeras razonables, para que la persona maquillada no cause la

impresión de la Bella Tenebrosa [...]. Se arregla bien el pelo, se depilan

las cejas en arco perfecto, y ya puede la mujer, así arreglada, confiar

en el poder del maquillaje»1.

La moda, en teoría, libera y facilita la nueva vida de las mujeres: se

cortan el pelo, usan pantalones o llevan faldas hasta la rodilla. Las

propias mujeres consideraban que esta moda era sólo el reflejo de

su nueva vida: «Nuestros vestidos y adornos son una afirmación de

nuestros hábitos de trabajo», decía regina en Blanco y Negro (Madrid,

10-abril-1927). Las mujeres se sitúan entonces a la cabeza de las ca-

sas de costura. Desde Jeanne Lanvin hasta Coco Chanel, estas gran-

des damas contribuyen con su talento visionario a la construcción

de la imagen de la mujer moderna y al surgimiento de una nueva

concepción de la moda.

La moda de los «años Locos» será el espejo, pero, también, el termó-

metro de un gran cambio social. Los grandes sombreros sobrecarga-

dos de plumas se cambian por pequeños sombreros cloche; se elimi-

na definitivamente el corsé, el busto se aplana, la cintura ya no queda

1 Álvaro de la retana, Todo de color de rosa, Madrid, 1923, p. 6.

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marcada y las piernas, por fin, se lucen bajo una falda a la rodilla. el cal-

zado se convierte entonces en un elemento diferenciador, y las medias

de seda, hasta entonces ocultas, erotizan los andares femeninos.

Un nuevo erotismo hace también su aparición en el panorama social,

y las ilustraciones de penagos son buena muestra de ello. Numerosos

dibujos e ilustraciones muestran a la mujer en su ámbito más íntimo,

con sugerentes conjuntos de ropa interior. La literatura erótica conoce

durante el periodo de entreguerras un importante desarrollo; la ma-

yor parte de estas colecciones de novelas —como La novela picaresca,

para la que trabajó penagos— iban profusamente ilustradas. en estos

dibujos, se establece una conexión entre la libertad sexual de las prota-

gonistas y su condición de mujeres modernas. parece inequívoco que

la concienciación de la sexualidad femenina se convierte en un signo

de la pertenencia a la nueva época.

No podemos desdeñar la relación de las cuestiones anteriormente

mencionadas —desde la moda hasta la nueva sexualidad— con una

nueva concepción del cuerpo femenino, mediatizado por un pres-

tigio creciente del deporte y la vida al aire libre. Desde principios

del siglo XX, en el contexto de una obsesión generalizada por la de-

cadencia, el sport, fundamento de la higiene moderna, comienza a

considerarse como un vehículo de regeneración social. La educación

física empieza entonces a formar parte integral en la formación de

la juventud, y, por tanto, de los planes de estudio de las jovencitas.

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Cada vez más mujeres consideraban que el deporte y la vida al aire

libre contribuía a aumentar la belleza femenina. en este sentido, las

ilustraciones de penagos muestran a la mujer en toda su plenitud.

pero, además de estas cuestiones relacionadas con la nueva mujer, no

debemos olvidar que la modernidad está marcada por la consolidación

de la sociedad de mercado. esta produce una serie de cambios en las

formas de vida que determinan, para siempre, el futuro de la sociedad

occidental. La publicidad moderna, a través del cartel artístico, se de-

sarrolla profundamente en estos momentos. en este sentido, penagos

realiza infinidad de carteles, que anuncian los nuevos productos dis-

ponibles y las nuevas posibilidades de ocio. No debemos olvidar que

los carteles debían vender una idea y, para ello, los artistas necesitaban

crear un lenguaje nuevo, directo y eficaz. el cartel, como las ilustracio-

nes, será un campo privilegiado de experimentación estética.

De forma paralela, se proyecta À propos de Nice, de Jean Vigo y Boris

Kaufman. realizada en 1930, esta bella película es, sin duda, un docu-

mento emblemático que recoge, en un verano en la elegante Niza, los

grandes tópicos de estos años del charlestón.

BIBLIOTeCaS, arChIVOS Y MUSeOS

Directora Nivia palma h.

MUSeO NaCIONaL De BeLLaS arTeS

DirectorMilán Ivelic K.

fUNDaCIÓN Mapfre

Presidente del PatronatoJosé Manuel Martínez Martínez

Presidente de la Comisión Directivafilomeno Mira Candel

Director José Luis Catalinas Calleja

INSTITUTO De CULTUra

Presidentealberto Manzano Martos

Director Generalpablo Jiménez Burillo

Director General AdjuntoDaniel restrepo Manrique

CONSeJO aSeSOr

Presidentealberto Manzano Martos

VocalesManuel alcántaraGonzalo anes y Álvarez de CastrillónVenancio Blanco MartínValeriano Bozal fernándezeugenio Carmona Matoestrella de Diego OteroJuan fernández-Layos rubioJulián Grau Santospablo Jiménez BurilloCarlos Malamud riklesIgnacio de Medina y fernández de Córdobaantonio Mingote BarrachinaLeandro Navarro Ungría

Secretario no vocalDaniel restrepo Manrique

Miembros de HonorMatías Díaz padrónLuis García Berlangaantonio López GarcíaMarcial Loncán alonsorafael de penagos

eXpOSICIÓN

Comisariadopablo Jiménez BurilloMaría López fernández

CoordinaciónNadia arroyo arcepatricia González ferrerofUNDaCIÓN Mapfre, Instituto de Cultura

Departamento de MuseografíaMuseo Nacional de Bellas artes

Registropedro Benito

Diseñofernando López Cobos

Realización del montajeInstituto de Cultura fUNDaCIÓN MapfreMuseo Nacional de Bellas artes

TransporteeXMOarTe

SegurosMapfre eMpreSaS. Compañía de Seguros y reaseguros, Sa

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MUSeO NaCIONaL De BeLLaS arTeS

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