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De.los Albores.a.los.Albores

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  • La Habana, 2011

    Dr. Orlando F. Prez PrezEspecialista I grado en Medicina Interna

    Mster en Urgencias MdicasProfesor Auxiliar

  • Edicin: Lic. Gretel Gonzlez HernndezDiseo: Tec. Yisleidy Real Llufro

    Orlando F. Prez Prez, 2010 Sobre la presente edicin: Editorial Ciencias Mdicas, 2011

    ISBN 978-959-212-650-3

    Editorial Ciencias MdicasCalle 23 No. 117 e/ N y O, edificio SOTO, 2do piso, Plaza,Ciudad de La Habana, 10400, Cuba.Correo electrnico: [email protected]: 832 5338 / 838 3375

    Catalogacin Editorial Ciencias Mdicas

    Prez Prez, Orlando F. De los albores a los albores: un recorrido por la historiade la medicina.-La Habana: Editorial Ciencias Mdicas, 2010. 547 p.: il.

    WZ 40

    1. Historia de la Medicina

  • Agradecimientos

    Se corre el riesgo, cuando se hacen agradecimientos, de dejar fueraa muchos de los que contribuyeron de alguna forma u otra

    a la consecucin del objetivo. A todos ellos mis disculpas.

    Agradezco, en primer lugar, a mi familia. Ante todo, y especialmentea las dos personas que casi por cansancio me convencieron de que

    deba escribir; sin ellas quizs nunca habra comenzado: mi hermanaEsther Prez, quien adems tuvo la paciencia de revisar todo lo escrito

    y mi cuado Fernando Martnez Heredia a quien adems agradezcotodos sus consejos y ancdotas. A Orlando Prez guila y Esther Prez

    Requena, mis padres por sus utilsimas traducciones. A KatiuskaSandino Guilln, mi esposa, por el tan necesario apoyo cotidiano moral

    y logstico. A mis dos hijos, Alejandro Prez y Daniel Prez: al primero,por su apoyo y nimo continuos y tambin por sus dibujos; al segundo,

    por ser el ms eficiente secretario ejecutivo a la hora de buscarlos libros y papeles que nunca aparecan. Mencin aparte a Isabel

    Prez Acosta, por su fidelidad y animarme todo el tiempo que demorla confeccin del libro.

    Agradezco todo el apoyo que me brindaron Hctor Fernndez,Miriam Sandino, Guillermo Lzaro Prado, Antonio DEstefano, Diana

    Fernndez, Santiago Mederos, Margarita Snchez y Miguel DEstefano,quienes adems de su hermandad, me suministraron gran parte

    de la indispensable bibliografa para concluir este trabajo.

    A Sarelia Santander y Javier Aguiar les agradezco sobremanerasu apoyo en el aspecto del para mi siempre incomprensible mundo

    de la informtica, a Lissette Rodrguez y Humberto Ruiz. A los doctoresJuan Francisco Snchez Surez y Sonia Prez, les doy las gracias por

    su inters y su apoyo, al brindarme de manera espontnea materialessumamente tiles, sin los cuales hubiera sido imposible concluir

    satisfactoriamente este trabajo.

    Un agradecimiento muy especial a los compaeros del Centro MartinLuther King Jr. A Dagoberto Oquendo, Daniel Garca, Cristina Espinosa,Orlando Valds, Sergio Santamara, Lzaro Valdespino, Alberto Garca,

    Jos A. Prez Zertucha, Manuel Selman, Manuel Lemus, Iran Sam,Yolanda Piedra, Ubaldo Gonzlez y Alina Alern,

    sencillamente por su amistad y hermandad.

    Un agradecimiento especial a los profesores Sergio Garca Marruzy Miguel ngel Moreno, a quienes considero paradigmas

    de la medicina y quienes, sin saberlo, gracias a sus enseanzasy ejemplos, fueron los precursores de este libro. Al ltimo de ellos

    le agradezco adems su paciencia al revisar el boceto inicialy la invaluable ayuda de sus sugerencias y consejos para dar

    la conformacin definitiva al texto.

  • PRLOGO

    Sin hacer prembulos, comenzamos con lo que debi haber sido el colofn de este prlogo.Estamos frente a un libro digno de ser ledo en su totalidad, por toda aquella persona que seinterese en la historia de las ciencias, y decimos esto, no por mera consideracin a quien ademsde haber sido nuestro profesor en los aos finales de la dcada de los 80, es ahora nuestrocompaero de trabajo y fraterno amigo, sino porque sin dudas, nos encontramos ante una obrainfrecuente y singular dentro de la literatura cientfica de Cuba.

    Es impresionante, que en nuestra poca, donde lo frecuente es ver textos didcticos, realizadospor colectivos de a veces innumerables autores, una sola persona haya tenido el valor, el cono-cimiento y la perseverancia de afrontar personal y singularmente un proyecto como la confec-cin de este texto, amplio y erudito, ameno y didctico, de fcil lectura y colmado de conoci-mientos.

    De los Albores a los Albores, afortunado ttulo para un texto que intenta y logra recoger losprincipales acontecimientos mdicos desde los albores de la civilizacin hasta los albores de unnuevo milenio, rene entre sus principales mritos el haber logrado evadir los modosgrandilocuentes y el exceso de tecnicismos que pudieran haberlo convertido en un libro elitistasolo apto para conocedores de la medicina, para convertirlo en un texto de lectura fcil y fluida,sin perder por eso su innegable erudicin; lo que permite que en su totalidad pueda ser ledogratamente por no especialistas en estos temas y fundamentalmente por los jvenes, a los quesegn palabras del autor va primariamente dirigido.

    En esta obra del Dr. Orlando Prez, se resume en gran medida su trabajo, que durante aos harealizado entre sus alumnos y compaeros de labor; pues como expresa en la introduccin deeste libro, y de esto somos vivos testigos, en sus clases, conferencias y conversatorios con losestudiantes, ha tratado siempre de incorporar aspectos y temas, que siendo muchas veces aje-nos al currculo de estudio, han redundado en forma positiva en la preparacin humanstica desus discpulos, y por tanto en una preparacin profesional ms slida y plena.

    Leamos hace poco un trabajo an no publicado de este autor, y que esperamos que no tarde enaparecer publicado, unas frases que nos parecen claves para conocer los objetivos y la posicinasumida por Orlando a lo largo de los aos de trabajo, que han culminado en la confeccin deeste libro:

    Es cierto que actualmente la educacin mdica tiende a formar eruditos en esta ciencia(tomando el concepto de erudicin en el estricto y estrecho sentido de la adquisicin deconocimientos en una sola esfera, en nuestro caso la mdica), esto est motivado en granmedida por el acelerado (y voluminoso) incremento de la informacin y el avance desen-frenado de la tecnologa, y de los conocimientos en cada una de las materias, lo cual hadado paso a la creacin de especialidades, y sper especialidades (que en ocasiones sonrealmente subespecialidades), cada vez en ramas ms limitadas y restringidas de la medi-cina y que llevan al axioma (no por manido menos valido) de que "cada cual sabe cada vezms de menos" lo que nos llevara a caer en una paradoja "a mayor conocimiento, menoscultura" o lo que es lo mismo: "o soy mdico o soy culto" (lo que sera sacar una conclusintan absurda y disparatada como la del genial silogismo de Woody Allen "todos los hombresson mortales; Scrates es un hombre; por tanto: todos los hombres son Scrates).

    Por supuesto, la enseanza universitaria, no debe hacer concesiones, y debe estar entotal desacuerdo con estas posiciones estrechas, para convertirse amn de en centros deenseanza profesional, en gestora de hombres de intelecto amplio y de miradas abiertasa todos los sitios del saber.

  • Esta como mencionbamos, ha sido la postura asumida por el Dr. Orlando Prez a lo largo de suvida profesional, y que esperamos este texto ayude a complementar.

    Entrando ya especficamente en el tema del libro, su escritor ha encontrado soluciones muyefectivas, para sin perder un orden lo ms cronolgico posible, abordar los diversos aspectosque en l se tratan y aunque en ocasiones, y por circunstancias ms que justificadas, se haya vistoprecisado a dar algunos saltos en el tiempo, no se pierde el hilo de sus descripciones, al puntoque, y ms aun si sumamos lo desenfadado y no pocas veces francamente humorstico de suestilo, hemos olvidado que nos encontrbamos leyendo un manual de historia, convencidos deque nos hallbamos ante una fascinante novela.

    Otro aspecto que resalta en este libro, y que indudablemente le aade mritos, es el queaunque centre su mayor parte en la historia de la medicina en Occidente, logre apartarse delprejuicio eurocntrico tan frecuente en manuales de este tipo, para adoptar una posicin dedefensa de otras formas y mtodos de la prctica mdica, muchas veces olvidados o relegados asegundos y terceros planos.

    Merece tambin destacarse, el no olvido por parte del autor de profesiones y eventos que hanmarchado a la par del desarrollo de la medicina, y nos referimos especialmente a los captulosdedicados a la historia de la estomatologa, la enfermera, o a la de organizaciones de socorro yayuda como la Cruz Roja, la Media Luna Roja y el Sol y Len Rojos, sin los cuales, la historia de lasciencias mdicas no estara completa.

    A todos los aciertos antes sealados, podemos sumarle, su no limitacin al mundo de la medi-cina, sino su extensin a otros muchos aspectos de la sociedad, las ciencias y las artes, en un afnde subrayar el paralelismo histrico de la medicina y su interrelacin con todos aquellos otroseventos, que propiciaron su desarrollo en cada uno de los momentos de la historia. Mencinaparte merecen los captulos dedicados a la representacin de la medicina en las mitologas delos diferentes pueblos y tiempos, su interrelacin con los smbolos de la medicina y las prcticasmgicos religiosas relativas a la salud y la enfermedad, de los cuales podemos adelantar que noson ms que pequeos fragmentos de la investigacin en que en estos momentos se encuentraenfrascado el autor.

    Estimamos en fin, que este libro redundar positivamente en nuestros profesionales de la medi-cina y sobre todo, y segn palabras de Orlando: "en los que comienzan ahora sus estudios demedicina", pues "faltaba la educacin humanstica en el sentido mdico de la palabra", sinpecar de exageraciones, consideramos que era este un libro que se haca no simplementenecesario sino totalmente imprescindible.

    Guillermo Lzaro PradoEspecialista de I Grado en Medicina Tradicional Asitica.

    Jos A. Prez ZertuchaEspecialista I Grado en Medicina Tradicional Asitica.Mster en Medicina Tradicional y Bioenergtica.

  • PREFACIO

    Como cualquier creacin artstica,Un libro de historia tiene tambin

    Un fuerte carcter personalHenry Sigerist

    La idea de escribir sobre la historia de la medicina viene rondndome hace algunos aos.El intenso trabajo en la sala de cuidados intensivos donde permanec durante casi 22 aos hizoque lo postergara una y otra vez. Varias eran las motivaciones y las causas que permitieron queal fin lograra comenzar a escribir hace exactamente 11 meses. Como hay que comenzar conalgo, lo har por las motivaciones.

    Empec a estudiar medicina en 1975 y la instruccin profesional que recib a lo largo de lacarrera fue sin dudas, satisfactoria; aunque considero solo la instruccin puramente profesional,le faltaba la educacin humanstica en el sentido mdico de la palabra. Me gradu sin haberconocido nada, entre otras cosas, sobre la historia de la medicina, salvo aquello que algn buenprofesor en forma excepcional y totalmente fuera del programa de estudios nos mencionaba.Incluso hoy, 32 aos despus, esta situacin contina. Se ha incluido en el programa de estudioun bosquejo de la historia de la medicina en nuestro pas, pero es visto por los estudiantes comouna asignatura totalmente secundaria.

    Hace aproximadamente 2 aos y medio comenz a cobrar forma este proyecto, aunque conanterioridad (quizs 5 o 6 aos) haba comenzado a reunir todo el material que me llegaba a lasmanos y, de manera mas o menos informal, inclua siempre en mis clases alguna ancdota ocomentario referente a la historia de la medicina. Los resultados fueron muy favorables, losalumnos tendan a interesarse en el tema y en consecuencia, se lograba crear una dinmica decomunicacin muy positiva al conseguir que las clases fueran diferentes y amenas.

    Hace un ao tuve que someterme a una operacin (dos aos y medio antes haba sido intervenidoen dos ocasiones) motivo por el cual me vi obligado a permanecer varios meses de reposo. Ese fueuno de los detonantes para comenzar a escribir; un segundo detonante fue un programa de televi-sin de preguntas y respuestas que casualmente vi en esos das y cuyo tema era la historia de lamedicina. Lo sintonic con una gran expectativa, pero qued solo en eso, en expectativas. Talpareca que los concursantes se haban aprendido de memoria un muy resumido texto sobre eltema, y se limitaban a repetir unas cuantas fechas exactas y unos pocos nombres. Indudablementeeso no era historia, a lo sumo, un ejercicio de memoria que se resuma casi por completo a hablarde Hipcrates, Galeno y Dioscrides. En ellos se resuma la historia de la medicina.

    En realidad, todo comenz como un juego, y mi objetivo inicial era escribir solamente un folletode a lo sumo 80 a 100 pginas, a la manera de una serie de libros que se publicaron en los 60 y 70y que los que tengan ms o menos mis 50 aos recordaran (matemtica recreativa, fsica recrea-tiva, astronoma recreativa, entre otras). Incluso, el ttulo que tena pensado era precisamente elde medicina recreativa. Pero el juego pas a convertirse en poco tiempo en una verdadera bolade nieve, hasta casi decuplicar las pretendidas 80 pginas iniciales.

    Las dificultades y los contratiempos fueron muchos. En primer lugar, no soy historiador ni escri-tor. Mi ms extenso texto escrito con anterioridad no rebasa las 20 pginas, por lo que no tenaidea de cmo empezar, pero no tena ms opcin que hacerlo, era una forma de quedar bienconmigo mismo. Despus, fue casi una fiebre de escritura y estudio, por lo que me atrevo aasegurar que han sido los meses de trabajo y de placer ms intensos que he tenido en mi vida. Lehe dedicado a este libro casi todo el tiempo libre de que dispona.

  • Formalmente trat de hacer una panormica lo ms cronolgica posible, de los albores delhombre a los albores del nuevo milenio, lo cual logr en cierta medida hasta la poca del Rena-cimiento. Despus fue cada vez ms difcil: el impetuoso avance que cobran las ciencias a partirdel siglo XVII hace casi imposible seguir un orden cronolgico de los acontecimientos, puesestos comienzan a superponerse ms que a sucederse, lo que me oblig a enfrentarlos con unenfoque totalmente diferente.

    He tratado de realizar un breve resumen de los principales aspectos sociales, artsticos y cien-tficos sucedidos en cada momento de la historia, para intentar dar una visin ms lgica deldecursar de la medicina en las diferentes pocas, as como relacionar los descubrimientos yavances (o retrocesos) de esta ltima con los que ocurran en otras esferas del conocimiento. Hehecho nfasis, sobre todo, en las figuras ms representativas de cada momento de la historia dela medicina, y lo mismo con respecto a las otras ramas de la ciencia, la historia o la cultura.

    Otro objetivo que me propuse al comenzar a escribir es que fuera este un libro de fcil lecturapara cualquier tipo de pblico, y no solo para las personas inmersas en el mundo de la medicina:ms que un libro tcnico, he intentado hacer un texto de fcil comprensin, eludiendo, dentrode lo posible, cualquier terminologa extremadamente profesional, que tornara incomprensi-ble el vocabulario a quienes no estn familiarizados con los trminos mdicos, Cuando me hevisto precisado a hacerlo, he tratado de dar una explicacin sobre el aspecto en cuestin.

    Hasta el perodo de la Edad Media llev a la par las historias de la medicina y de la ciruga.Despus fue imposible, por lo que me decid a incluir un acpite que tratara exclusivamentesobre la ciruga y las principales especialidades con ella relacionadas, como la anestesia,indisolublemente ligadas a su desarrollo. Asimismo, inclu en este captulo una resea sobre elcontrol de las hemorragias, la historia de las trasfusiones y el nacimiento de las ideas sobre laasepsia y la antisepsia.

    En los captulos en los que he tratado sobre enfermedades especficas, como las enfermedadesinfecciosas, intent hacer nfasis en aquellos padecimientos que representaron grandes flagelospara el hombre o aquellos que por su representatividad significaron un descubrimiento claveen la historia de la medicina. Por supuesto, sera de todo punto de vista imposible hacer referen-cias a la historia de todas las enfermedades, por lo que cualquier omisin, incluso la de enferme-dades muy conocidas, fue totalmente voluntaria y debida a esta causa.

    Este libro, aunque hace referencias frecuentes y en ocasiones de cierta amplitud a las medicinasde otras regiones, e incluso tiene varios captulos sobre ellas, hace nfasis, fundamentalmente,en la historia de la medicina occidental. Sera demasiado extenso abarcar el estudio a profundi-dad de las prcticas mdicas en todas las culturas. Por ello, me considero obligado a continuar lafaena y ya en este momento me encuentro en fase de realizacin de un nuevo texto que tratarfundamentalmente sobre las medicinas no occidentales.

    Antes de concluir quiero resaltar que mi mayor deseo es que este libro sirva para interesar a losms jvenes y a todo el que desee conocer el fascinante mundo de la historia de la ciencia, sobretodo a los que comienzan ahora sus estudios de medicina, y que los haga interesarse no solo enser profesionales altamente preparados desde el punto de vista tcnico, sino en profesionalescultos y repletos de ese humanismo que solo el conocimiento es capaz de llevar a la persona yque solo puede alcanzarse con una postura de curiosidad ante todo los hechos de la vida, o, comodira el mdico argentino Federico Prgola, "asomndose a todas las ventanas del saber".

    El autor

  • CONTENIDO

    LOS ALBORESEl comienzo/ 3La Prehistoria/ 3Mito y medicina/ 6Smbolos de la medicina/ 10Magia y religin/ 16

    EDAD ANTIGUAMedicina en el perodo histrico. Las primeras culturas urbanas/ 23

    LAS CULTURAS CLSICAS. GRECIA Y ROMALa medicina en Grecia. Antes y despus de Hipcrates/ 53La medicina en Roma/ 66

    EDAD MEDIALa Edad Media. Los preludios. El cristianismo. Cada del Imperio Romano de Occidente/ 79

    EDAD MODERNA. EL RENACIMIENTOPreludios del Renacimiento. Desmembramiento de la sociedad feudal. Nacimiento del humanismo/ 121Desarrollo de la anatoma. Los artistas plsticos/ 123La ciruga en el Renacimiento/ 129Medicina, Farmacologa y Teraputica. Los precursores. Fernel y Paracelso/ 133La epidemiologa. Fracastoro/ 139Legado del Renacimiento al estudio de la ciencia/ 142

    XVII. EL SIGLO DE ORO DE LAS CIENCIASGrandes cientficos de la poca. Astronoma, Fsica, Matemtica, Qumica y Filosofa/ 145La Fisiologa/ 150William Harvey y Marcelo Malpighi. La teora de la circulacin/ 150El surgimiento de la microscopia/ 156La anatoma patolgica. Ver ms all de la muerte/ 159

    DE LA EDAD MODERNA A LA EDAD CONTEMPORNEATendencias de la fisiologa y la teraputica. La iatroqumica y la iatromecnica/ 165Un vuelco en la clnica Thomas Sydenham, "El Hipcrates ingls"/ 173Los sistemticos del siglo XVII. La gnosologa del XVIII. De Boerhaave a Pinel/ 177Otras escuelas. Del Animismo al Vitalismo/ 181Francois Xavier Bichat. Connotacin biolgica del Vitalismo. La Histologa/ 184La irritabilidad/ 186El solidismo o patologa neural. William Cullen/ 188El brownismo. La vida como ente secundario a los estmulos externos/ 188El mesmerismo. Mesmer, genio o charlatn?/ 189

  • HOSPITALES. LA CLNICA. ESCUELAS EUROPEASLos grandes hospitales, la medicina clnica y la enseanza/ 195

    HACIA LOS ALBORES DE UNA NUEVA ERATENDENCIAS, DESCUBRIMIENTOS, OTRAS FORMAS DE LA MEDICINA

    La higiene. Estado higinico de las principales ciudades europeas/ 213Otras corrientes mdicas, fisiolgicas y teraputicas de finales del siglo XVIIIy principios del XIX. La medicina fisiolgica. Vctor F. Broussais/ 216La digestin. La respiracin. Principales descubrimientos en el campo de la fisiologa/ 217La lucha contra la viruela. Breve historia de la enfermedad. La variolizacin/ 222El naturalismo teraputico. Corrientes de la medicina natural/ 226Las ciencias hasta la primera mitad del siglo XIX. Impacto de la Revolucin Industrial/ 236La Revolucin Industrial. Algunas consideraciones en su relacin con las ciencias/ 243

    AMRICAAmrica. Desde la Conquista hasta los albores de la Edad Contempornea/ 247

    HISTORIA DE LA CIRUGA. LA ANATOMA, LA HEMORRAGIA, EL DOLOR, LA INFECCINHistoria de la ciruga/ 263

    LA CIRUGA COMO ESPECIALIDADLa ciruga/ 293

    LA ESTOMATOLOGALa Estomatologa/ 345La Odontologa moderna. Pierre Fauchard/ 350

    LA MEDICINA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XXEl positivismo/ 355Nace la microbiologa. La herencia de Pasteur/ 356

    ALGUNOS ASPECTOS DE LA TECNOCIENCIALos rayos X. Roentgen. Sus predecesores/ 385

    LOS MEDICAMENTOS. ANTIMICROBIANOS, VITAMINAS, ANALGSICOSHistoria del descubrimiento de los antimicrobianos/ 397La quimioterapia. Paul Ehrlich. Gerhard Domagk/ 397Los antibiticos. De Alexander Fleming a nuestros das/ 399Las vitaminas. Pequeos complementos de la alimentacin/ 402Analgsicos, antinflamatorios y antipirticos/ 409

  • EL CONTROL NEURO HUMORAL DEL ORGANISMOLa Escuela Rusa. Los neuristas o nervistas/ 413El control qumico. Las hormonas. Las glndulas sin conductos. Antecedentes/ 414

    LA GENTICALa gentica/ 423La gentica en el siglo XX. El redescubrimiento de Mendel y las nuevas rutas/ 427

    LOS VIRUS Y LOS PRIONESLos virus. Ivanovsky, Beijerinck, Stanley/ 437

    EL CNCEREl cncer/ 453

    LA ATENCION DIFERENCIADA AL ENFERMO GRAVEHistoria de los cuidados intensivos/ 461

    HISTORIA DE LA ENFERMERALa Enfermera/ 471

    LA PEDIATRALa Pediatra/ 491

    LA PSIQUIATRALas enfermedades mentales. La Psiquiatra/ 499La antipsiquiatra/ 517

    LA ORGANIZACIN MUNDIAL DE LA SALUDY LAS ORGANIZACIONES REGIONALES DE SALUD

    Organizacin Mundial de la Salud / 519

    PREMIOS NOBELPremios Nobel de Medicina y Fisiologa/ 523Premios Nobel de Qumica directamente relacionados con el desarrollo de la medicina/ 532Premios Nobel de la Fsica directamente relacionados con la medicina/ 535

    A MANERA DE EPLOGO. LA MEDICINA HOYLos desafos del siglo XXI/ 539

    Bibliografa/ 542

  • L O S A L B O R E S

    SI QUEREMOS VER LO QUE HAY ANTE NOSOTROS,DEBEMOS MIRAR PARA ATRS

    ALBERT SZENT GYRGIPREMIO NOBEL DE MEDICINA

    Y FISIOLOGA 1937

  • EL COMIENZO

    Ayla se abraz a Durc con un pavor ho-rrorizado. Abrindose paso entre los hom-bres, llev cargado al herido, apartndolode los pies que pateaban y pisoteaban. Apre-tando fuerte un punto de la ingle con unamano, meti el extremo de la correa de sumanto entre los dientes y arranc un trozocon la otra.

    El torniquete estuvo colocado y estabarestaando la herida con el manto de subeb antes que las otras dos curanderas lasiguieran.

    . Ayla estaba decidida a atacar a Izacon infusiones, cubrirla de cataplasmas yahogarla en vapor si fuese necesario.

    Los fragmentos anteriores se incluyen en la inte-resante novela de Jean M. Auel El clan del oso caver-nario, novela en la que se cuentan las vicisitudes deAyla, una joven mujer Cromagnon que desde nia ypor accidente, se cri en un clan de hombres deNeanderthal. Ella lleg a convertirse en su curanderatal como lo haba sido su madre adoptiva, como partede una ancestral tradicin transmitida precisamente de

    madre a hija. Es cierto que es una novela, pero vale lapena conocer lo fascinante que resulta la historia delhombre en su lucha por la vida y la subsistencia.

    As imagin la escritora los primeros pasos de lamedicina, cuando la humanidad apenas comenzaba aserlo y trataba de sobrevivir en un mundo amplio yvirgen, pero plagado de peligros para la nueva especie.De esta manera, la historia de la medicina, as como lahistoria de la propia humanidad, se pierde en los alboresde la prehistoria y an cuando las ciencias aporten da-tos sobre nuestros orgenes, siempre ser mucho lo quehabr qu imaginar. Quizs nuestros primeros antepa-sados imitaron a los animales al observarlos lamerse lasheridas o comer yerbas cuando estaban enfermos; po-siblemente notaron que el agua fra del ro aliviaba eldolor de las heridas y disminua las inflamaciones; qui-zs la experiencia de miles de aos les enseara qutipos de plantas eran las ms beneficiosas para curarseo acaso mezclaron desde muy temprano sus ritos mgi-cos. En consecuencia, se puede imaginar cmo estosnuevos seres que aparecan en el planeta comenzaron adefenderse de las enfermedades y las heridas que su-fran, en un largo camino de miles de aos, que ancontina en los albores de un nuevo milenio.

    De mano en mano pasa la verdady en cada mano olvidaralgo de cierto y tambin se llevarde cada mano el parecer.Silvio Rodrguez

    LA PREHISTORIA

    Las enfermedades son ms antiguas que el serhumano y en consecuencia lo han acompaado des-de su aparicin como especie. Si se defendi del fro,el hambre, la intemperie, los animales, entonces esimposible pensar que no tratara de defenderse tam-bin de las enfermedades, que debieron representarpara l un misterio.

    Por qu ayer corra por el bosque en busca decaza y hoy el cuerpo dbil no le responda de igual

    forma? Por qu se ponan calientes su frente y susmiembros? Por qu perda el apetito y sus piernas senegaban a caminar? Cmo poda curarse de las heri-das o de los terribles golpes sufridos durante la cace-ra, que inutilizaban sus brazos?

    La historia de la humanidad se funde con la histo-ria de sus invenciones y descubrimientos, pues el indi-viduo ha creado sus medios de supervivencia a partirde todo cuanto adolece. Tom el primer palo y la pri-

    Esas son todas las herramientas de este mundolas herramientas todas que el hombre hizopara afianzarse bien en este mundoEliseo Diego

  • 4 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    mera piedra para suplir la falta de fuerzas y de garraspara defenderse o lograr triturar sus alimentos; ide elcuchillo, el hacha de piedra, para suplantar las mismascarencias; se visti para reparar la ausencia de un abrigonatural; domin el fuego, para protegerse del inviernoy de las fieras. Basado en los anteriores argumentos,no tuvo ms remedio que inventar la medicina paraprotegerse de las enfermedades y calamidades que leacechaban. No es exageracin plantear que la medici-na existi, aunque fuera en forma muy rudimentaria,desde el mismo momento en que la humanidad empe-z a existir como especie.

    Durante muchos aos se tendi a estereotipar laimagen del hombre primitivo como la de un ser irasci-ble, irracional y rstico, dedicado a andar con un garroteal hombro aporreando a sus semejantes a diestra y si-niestra. Sin embargo las ciencias antropolgicas comien-zan a mostrar lo falsa de esta imagen y ayudan a com-prender el verdadero nivel intelectual y las formas devida de nuestros predecesores. Por ejemplo, en la ca-verna de Shanidar, en el actual Irak, se encontr el es-queleto de un hombre de Neanderthal deforme y muti-lado, sin uno de sus brazos y posiblemente sin uno desus ojos; pero lo ms llamativo es que segn segurasobservaciones, este hombre sobrevivi varios aos a es-tas terribles heridas. Entonces solo queda preguntarse,si pudo un ser tan cruel cuidar de un semejante imposi-bilitado de defenderse o si un individuo sin conocimien-tos aunque fueran mnimos de la medicina pudo curar aeste pobre desdichado para que sobreviviera. Otro as-pecto que habla de un proceso del pensamiento a nive-les ya muy elevados y que demuestran un inters enasuntos que trascienden la simple subsistencia se en-cuentra en el cuidado con que eran enterrados los muer-tos en tiempos tan antiguos como el perodo musteriense.Un ejemplo entre muchos es el de la caverna de LaChapelle aux Saints, en Francia, donde se encontraronvarios cuerpos en tumbas individuales. Incluso la cabe-za de varios de los esqueletos reposaban sobre almoha-das de piedra, quizs para asegurar su comodidad.

    No son estos los nicos hallazgos, han sido locali-zados restos seos con signos de consolidacin de frac-turas. En los ms antiguos no se ha podido comprobarel intento de reduccin y alineamiento de las mismas,pero se han encontrado tambin restos humanos co-rrespondientes al perodo neoltico, con signos de con-solidacin de fracturas ya no solo tiles sino que per-miten pensar en una correccin anatmica para el buen

    alineamiento del hueso. Sera ilgico pensar que nues-tros antepasados no se dieran cuenta de que al soste-nerse el miembro fracturado, dola menos; de ah asostenrselo con una rama o cualquier otro medio a sualcance mediaba un pequeo paso.

    A que fuentes se recurre para conocer sobre lasenfermedades y la prctica de la medicina en tiempostan remotos? Segn palabras de Gordon Childe en sulibro Los orgenes de la civilizacin, la prehistoriaconstituye un puente entre la historia humana y las cien-cias naturales de la biologa, la paleontologa y la geo-loga. Por tanto, la respuesta nos la dan las diferentesramas de estas ciencias.

    La paleopatologa, rama de la paleontologa encar-gada del estudio de las enfermedades tiene sus princi-pales fuentes en el anlisis de los restos humanos, enlas pictografas encontradas fundamentalmente en lascuevas, en las tradiciones orales, en el estudio de lasactuales culturas no tecnolgicas y en la evaluacin delos instrumentos elaborados que han llegado hasta no-sotros. Por su parte la paleomedicina, es la especiali-dad que estudia las huellas de una accin mdica dadaen los restos humanos fosilizados, en las momias o enotros objetos y restos arqueolgicos. Lo dems quedaa cuentas de la imaginacin que, por suerte, es una delas fuentes de conocimiento (o de fabulacin) ms in-agotables.

    Se han encontrado crneos humanos en muydismiles lugares (Per, Francia, Rusia, Alemania, Es-paa, Mxico) con signos evidentes de haber sidotrepanados y como todo lo llamativo e inexplicable handado como resultado variadas teoras. No se conoce sifue un mtodo de curacin para algunos tipos de enfer-medades o si se trataba de un rito mgico ajeno a lamedicina y de ser una forma de tratamiento mdico, aqu tipo de enfermos se aplicaba. Se ha planteado quese usaba en la epilepsia, demencia o fracturas de cr-neo, esto ltimo, por cierto, sin una base que lo sustente,pues en general no han sido mayora los crneostrepanados con signos de haber estado previamente frac-turados (en estos ltimos ms que trepanacin al pare-cer se realiz extraccin de fragmentos y esquirlas). Seha planteado que el objetivo de la trepanacin era ex-pulsar espritus malignos. En fin, mucho se ha plantea-do, no hay un consenso, pero las trepanaciones estn yno hay quien pueda negar que este sea el procedimientoquirrgico ms antiguo del que se tengan pruebas pal-pables (Fig.1).

  • 5L O S A L B O R E S

    Fig.1. Crneo trepanado del perodo paleoltico.

    En estas pocas los antiguos humanos era capa-ces de tratar las fracturas o luxaciones y conocan losmtodos de entablillamiento de estas. Si es as, es po-sible pensar que ya supieran curar heridas y controlarlas hemorragias, en un medio donde las lesiones erantan frecuentes por la cacera y la presencia de unagran fauna depredadora con la cual haba que convi-vir. Es cierto que esto es difcil de demostrar, pues sibien los huesos y dientes perduran y en ellos se hanencontrado adems de lesiones traumticas, otros ti-pos de anomalas como tumores, signos de infeccionesy caries dentales, las partes blandas del cuerpo des-aparecen. Por suerte viene en nuestro auxilio la exis-tencia actual de grupos humanos que an viven enforma hasta cierto punto comparable con las de la an-tigedad. Ese es, por ejemplo, el caso de algunos habi-tantes de Australia que curan sus heridas con plantasmedicinales, las suturan con fibras vegetales yentablillan con ramas o cortezas de rboles.

    Nuestros antecesores deben haber aprendido pormedio del ensayo y la observacin cules eran losmejores materiales para fabricar sus utensilios, culla mejor poca y los mejores lugares para cazar ytambin cules eran los mejores medios y plantas paracurar sus heridas o enfermedades. Podemos suponerque el uso de medios como el agua y las plantas me-dicinales ya eran conocidos por nuestros antepasa-dos paleolticos, a partir de la imitacin, de la casua-lidad o de la experimentacin y que se transmitanmediante las tradiciones creadas a partir de la expe-riencia colectiva acumulada. Adems, si se habla deseres capaces de crear instrumentos de piedra, deconchas o de hueso de una calidad de elaboracinque an hoy sorprende a los estudiosos; por qu no

    pensar que pudieran utilizar estos instrumentos paradrenar abscesos u otros menesteres afines a la medi-cina. Otros mtodos que se presuponen pudieron uti-lizarse fueron las sustancias con efectos vomitivos,purgantes y alucingenos. Tras el dominio del fuegotampoco se descarta que haya podido acudirse a lacauterizacin. Con la adquisicin y la transmisin deestos conocimientos, nuestros antepasados comen-zaron, sin dudas, a dar los primeros pasos por los ca-minos de las ciencias mdicas (Fig.2).

    Fig.2. Un drama de la prehistoria. Hombre herido durante la cace-ra del bisonte.

    Por otra parte existe un elemento que ocup un pa-pel importante en la prctica de la medicina que fue laaparicin de la magia, medio inseparable de los ya plan-teados al que incluso, por seguro, se supeditaban. Antetodo queremos sealar que la magia para este individuoen los albores del conocimiento se constituy en verda-dera ciencia y en una de las formas primordiales deinterrelacionarse con el medio que lo rodeaba. Un me-dio al que no se trataba como un mundo inmaterial sinocomo a un mundo donde cada objeto, cada planta, cadafenmeno estaba totalmente personalizado.

    Era normal que se sintiera desamparado en unmundo que an careca de centro y que viera en cadamanifestacin de la naturaleza una voluntad ajena quese impona a la suya, tan personal como l mismo, porlo que miraba cada fenmeno, cada objeto como unsujeto. Se puede plantear sin temor a equivocarse quela teora mdica primitiva era, en su esencia, funda-mentalmente mgica y que, por tanto, la prctica m-dica estaba estrecha e inseparablemente ligada a loshechizos. De aqu a la aparicin de un personaje en-cargado de efectuar los ritos mgicos mediaba solo un

  • 6 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    Los nuevos poetas que ya no saben inventarleyendas, se limitaron a interpretar las palabrasPero es ms bello el canto de los antiguosAlejandro Casona

    MITO Y MEDICINA

    paso, por lo que los especialistas en magia tomaronpara s casi desde sus inicios el arte de curar.

    Actualmente en muchas civilizaciones y no pre-cisamente de las ms arcaicas, el rito mgico se com-bina o se utiliza para la curacin de los humanos, losanimales o de la naturaleza en general. Aunque enmuchos casos ya estn permeados o absorbidos porideas religiosas o vengan en otras ocasiones de lamano de charlatanes y embaucadores, en otros per-sisten rasgos o rituales puramente mgicos.

    El paleoltico superior nos ha aportado otra impor-tante fuente de conocimiento estrechamente ligado ala magia, su arte. Se han descubierto variadaspictografas que reflejan la presencia de hechiceros oshamanes, disfrazados o desdoblados en animales. Unejemplo tpico son los dibujos llamados "El PequeoBrujo" y "El Hechicero Disfrazado" en las cuevas deArige en Francia; o las figuras de los hechiceros deGabillou, tambin en territorio francs, y la Pasiega enEspaa o los del Shamn encontrado en el Sahara, porsolo mencionar algunos de los ms conocidos (Fig.3).

    Por otra parte, durante este perodo los seres hu-manos se encontraban equipados con un ms efectivoarsenal de herramientas que le permitan una lucha mspareja con el medio ambiente. Aparecen medios msperfeccionados para la cacera, como el arco y losimpulsadores de venablos, que le garantizaron un ma-yor producto, lo que redund en una mejor alimenta-cin y una mayor supervivencia. En forma lenta peropermanente se sentaban las bases para un salto cuali-tativo hacia una nueva sociedad.

    Dos aspectos fundamentales para el paso a la faseneoltica fueron poder satisfacer las necesidades dealimentos mediante cultivos y la domesticacin de los

    animales por una parte, as como la aparicin de lacermica. Los dos primeros les garantizaron a los indi-viduos una dieta estable a lo largo de todo el ao y lepermitieron asentarse de forma permanente en un te-rritorio. Su vida se prolong y adems, estos cultivosrobaban muchas menos de sus fuerzas y tiempo, loque permita emplear ambos en pensar y elaborar me-dios de produccin cada vez ms efectivos, lo queaceler el proceso de surgimiento y desarrollo de lasciencias.

    La aparicin de la cermica les dio a los humanos,adems de un til necesario para la recoleccin, el al-macenamiento y la elaboracin de los alimentos, su pri-mer xito en la transformacin de una sustancia en otra.Cuntas inferencias debieron sacar de este hecho! Sipodan influir en el espritu de la arcilla para transfor-marla en piedra, no podran influir en el espritu del sery de las cosas? No seran capaces de influir en lasenfermedades y alejarlas?

    Al ser humano siempre le ha gustado conocer su his-toria, saber de dnde viene, quines fueron sus antepasa-dos, conocer sus glorias; por lo que cuando no lo sabe,sencillamente lo inventa y as surgen los mitos. Un mitoes, por tanto, una verdad inventada por los individuos, quellena un espacio necesario en su conocimiento y que solose convierte en falso cuando lo sustituye otro mito o cuando

    se logra encontrar otra explicacin. De aqu que al mitohay que considerarlo con seriedad puesto que descubreuna verdad y el modo de ver el mundo en un momentodado de la historia. Se diferencia esencialmente de la ver-dad del hombre y la mujer modernos en la imposibilidadde su verificacin y en que basa su veracidad en la fe, sinpretender justificarse mediante la crtica cientfica.

    Fig.3. El gran hechicero. Valle de las Maravillas.Francia.

  • 7L O S A L B O R E S

    Una caracterstica del pensamiento del individuoactual es, si no su capacidad, al menos su posibilidadde discernir, que lo lleva cada vez ms a aceptar comoexplicacin de los fenmenos la existencia de leyesuniversales, que aunque no entienda sabe que existeny que pueden comprobarse. El antiguo, el creador demitos, aceptaba el mundo, conoca los fenmenos, perono poda apartarse de ellos y su anlisis primordial sebasaba fundamentalmente en las percepciones.

    La historia de la medicina, como parte de la histo-ria de la humanidad no puede escapar de su mitologay son muchas las culturas que nos han legado sus mi-tos y leyendas. No pretendemos extendernos aqu enuna larga enumeracin de mitos, pues al referirnos a lamedicina en cada una de las culturas tendremos porfuerza que referirnos a ellos. No obstante, menciona-remos algunos ejemplos.

    De la misma forma en que Occidente privilegi lahistoria de Grecia como su pasado, la historia de lacultura humana se sola comenzar en la Grecia deHomero, por lo que la mitologa ms conocida era lagriega. Era como si la humanidad hubiera comenzadoa pensar en esta poca. Hoy sabemos que no, que lahumanidad comenz a serlo mucho antes y en muchoslugares, por lo que cada grupo cultural ha elaborado suhistoria a la par de sus mitos.

    En Egipto existi una figura que de real lleg a con-vertirse en mitolgica: Imhotep (Fig.4) fue primer mi-nistro del faran Zoser de la tercera dinasta y al pare-cer adems de su papel como consejero y funcionariode la corte, se distingui como uno de los individuos ms

    sabios de su poca. Como arquitecto, construy la pri-mera pirmide, la escalonada de Sakkarah, y comomdico debi ser muy grande, pues despus de sumuerte fue elevado al rango de dios de la medicina.Mltiples estatuas quedan de l, representado casi siem-pre como un sabio que observa sus escritos o sus pla-nos. En forma ms o menos directa o indirecta, tam-bin el mito de la resurreccin de Osiris o el derecuperacin de la visin de Horus se relacionan conaspectos de la medicina.

    De las civilizaciones mesopotmicas, se conocems de los babilonios que de los sumerios y asirios. Enesta tierra de magos y astrlogos no pudieron sus ha-bitantes dejar de crear sus mitos. Un ejemplo fue elde Lamashtu, demonio al que se le achacaba la muer-te de las mujeres embarazadas o de las parturientas yal que se ofreca un asno para que se mudara a ldesde el cuerpo de la enferma, comida para que pu-diera alimentarse y no retornara; as como una barcapara que pudiera viajar por los dos ros que bordeabanel pas sin cansarse, evidentes muestras de la estrecharelacin entre los mitos y las prcticas mgico religio-sas en esta sociedad.

    Los hebreos no legaron muchos mitos referentesa la medicina, pero al leer el Antiguo Testamento seobserva en su concepto que las enfermedades erancasi en su totalidad producto de la clera de Dios y uncastigo a los mortales. Por ejemplo, en El Gnesis semencionan las doce plagas enviadas a los egipcios pornegarse a liberar al pueblo hebreo. Otro pasaje quehace llegar a la misma conclusin se encuentra en elsegundo Libro de los Reyes cuando mediante las ma-nos de Eliseo se cur de la lepra a Naamn, un hom-bre justo, sumergindolo siete veces en el ro Jordnmientas que por otra parte, se castiga a Giezi y a todossus descendientes transmitindoles la enfermedad porel pecado de la avaricia. Quizs una de las pocas ex-cepciones es el conocido pasaje del libro de Job, dondeeste obediente varn, es atacado por una terrible en-fermedad de la piel, enviada por Dios pero no a conse-cuencia de su clera, sino para comprobar su obedien-cia y sumisin a la decisin divina.

    Los persas de la dinasta Aquemnida achacaban lasenfermedades y todos los males del hombre a los devas odemonios a los que se oponan los Ahuras o principios delbien. Zarathustra, el gran profeta del mazdesmo, oponedos principios gemelos a los innumerables espritus de cadacosa y causantes del bien y del mal; Ahura Mazda, elbuen espritu que trabaja para unir y edificar y su oponen-te, Angra Mainy, el maligno que trabaja para desintegrary destruir todo lo que existe.Fig.4. Estatua de Imhotep.

  • 8 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    estatuillas de dos diosas que se han tratado de relacionarcon la salud, las llamadas diosa de las serpientes y la dio-sa de la adormidera, esta ltima representada con unacorona en forma de la planta que le da nombre y con unaexpresin facial en la que se ha querido ver el estado dextasis producido por el opio.

    Uno de los primeros dioses relacionados con la me-dicina en la Grecia clsica fue Apolo. En La Iladaexisten varias referencias a sus funciones como cui-dador y curador de los heridos. Al ser herido el hroeGlauco mientras intentaba rescatar a su amigoSarpedn que haba cado ante el empuje de las armasenemigas, dirige sus splicas al dios de la siguientemanera:

    yeme, oh soberano, ya te halles en laopulenta Licia, ya te encuentres en Troya;pues desde cualquier lugar puedes atendery ayudar al que est afligido, como yo loestoy ahora, tengo esta grave herida, pa-dezco algunos dolores en el brazo y la san-gre no se seca Crame, oh soberano, lagrave herida, adormece mis dolores

    Las tradiciones griegas nos cuentan que el dios Apoloense el arte y la ciencia mdica al centauro Quirn yque este a su vez lo leg a sus discpulos, especialmente aAsclepios (Fig.5), quien fue identificado como el dios dela medicina. Su saber y ciencia eran tan grandes que nosolo curaba a los hombres, sino que lograba resucitarlos,

    Fig. 5. Asclepios.

    La India, ese inmenso conglomerado de culturasmilenarias, poco dej de sus mitos relativos a la medicina.Por desgracia, no tuvo su Herdoto que se dedicara areunir todos los mitos y la historia de estos pueblos. De laIndia prearia casi nada se conoce en cuanto a sus creen-cias; de la aria, muy poco. En dos de sus libros sagrados,el Rig Veda y el Ayur Veda, se hacen referencias a lamedicina, aunque no a sus mitos. Solo en el Atharva Vedacuando trata sobre cuestiones de la salud y la enferme-dad, se menciona que las ltimas eran consecutivas acastigos divinos provocados por espritus malignos y en-tre ellos menciona a Takman, el demonio del fuego, quienera responsable de producir las fiebres. No obstante, co-nocemos que tambin pensaban en la lucha entre los prin-cipios del mal y del bien como causantes de enfermeda-des y otras desgracias.

    Muchos pueblos crearon mitos acerca de la muertey la resurreccin. El hinduismo, la ms extendida de lasreligiones en la India no estuvo ajeno a ellos y como ejem-plo se encuentra el mito de la muerte del hijo de los diosesShiva y Parvati, el fogoso dios Skanda quien tras dar muerteal demonio Kama, cay fulminado por los rayos de supadre, para ms tarde ser devuelto por este a la vida,gracias a los ruegos de su esposa la diosa Rati, quien erala divinidad que simbolizaba el placer y la alegra. Shivaes un dios totalmente ambivalente, por una parte repre-senta la destruccin y la muerte, por otra es un regeneradorde la naturaleza, o sea, encierra dentro de si el principiode que todo tiene que ser destruido para renovarse poste-riormente. Precisamente en la forma de renovador, es undios de la fertilidad, en la cual se incluye la fertilidad hu-mana. Tan es as que en muchas ocasiones se le repre-senta no en su forma antropomorfa sino a manera de faloal lado de su cnyuge Parvati, quien es representada a suvez como una piedra ahuecada en su centro, directa ale-gora al rgano reproductor femenino.

    Del mundo egeo y sus islas no mucho ha llegado, slolos escritos traducidos parcialmente por el lingista inglsMichael Ventris (1922-1956).Al parecer sus creencias yculturas aportaron mucho al surgimiento de una de lasms conocidas e importantes civilizaciones del mundoantiguo, la griega. Esta cultura leg gran cantidad de mi-tos referentes a la medicina en los que se mezclan diosesy hroes. La interrelacin entre la cultura griega y lasislas del Egeo, que incluye a Creta, se puede apreciar enla cantidad de mitos y leyendas que sobre estas islas setejieron en la Grecia continental. Ese es el caso de lasreferentes a Minos, Radamanto, Sarpedn, el Minotauro,Teseo y Ariadna, Ddalo e caro; incluso, el mismo Zeusvivi parte de su infancia en la isla de Creta. Aunque noexiste certeza sobre esto, en Creta se han encontrado

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    por lo que Hades, el dios del Averno, se quej a Zeus, elcual dio muerte a Asclepios. Despus, compadecido, loresucit, le concedi la inmortalidad y le dio un sitio en elOlimpo. Sus hijas fueron Higia (Higeia), diosa de la higie-ne y la salud; Panacea (Panakeia), la diosa remediadorade todas las enfermedades; Egle, quien era oculista y par-tera y Laso (Jaso), que haca funciones de curadora yenfermera. Al ms joven de sus hijos, Telesforo se le atri-bua el cuidado de los convalecientes, los otros dos, Macany Podaleiro (Podaileros, Podalirio) fueron hroes. El pri-mero particip en la guerra de Troya y segn La Ilada,era el mdico encargado de curar a los guerreros heridosen el combate:

    el diestro Macan tiro del paloDe la flecha que fuera se veaDel ceidor labrado, y al sacarleSus puntas laterales se torcieron.Desat, pues, el ceidor, la cueraY la chapa de bronce: y cuando vistoHubo la herida que el agudo bronceEn el cutis hiciera, con sus labiosChup la sangre roja, y a la heridaMedicamentos aplic suavesCuya virtud Quirn, por ser su amigo.A Esculapio enseara

    Una leyenda sobre el nacimiento de Asclepios noscuenta que el dios Apolo enamorado de la ninfa Coronis,hija del rey Flegias de Tesalia, con la cual haba tenidoamores, fue informado por un cuervo blanco de que laninfa lo engaaba con un mortal, Eratos (Isquis), a quienhaba sido prometida en matrimonio por su padre, por loque la hizo acribillar a flechazos, pero el hijo que llevabaen su vientre fue extrado por su hermana Artemis y aban-donado al pie del monte Mintin en Epidauro. Fue ama-mantado por una cabra y protegido por un perro hastaque el dueo de estos, el pastor Arstenes lo encontr y lodevolvi a Apolo quien lo puso en manos del centauroQuirn hijo de Cronos y la ocenide Filira quien viva enlas montaas de Tesalia y conoca las propiedades curati-vas de todas las plantas. Al parecer, el culto a Asclepioscomenz precisamente en la regin de Tesalia, exten-dindose con posterioridad a todos los territorios domina-dos por los Helenos, donde su principal sitio de culto erala ciudad de Prgamo.

    En la mitologa griega no solo los humanos enferma-ban o sufran heridas y dolores, los dioses, aunque inmor-tales, tambin eran afligidos por los sufrimientos. El cen-tauro Quirn, por ejemplo, tena una terrible lcera que nole produca la muerte, pues era inmortal, pero que le haca

    sufrir indecibles dolores, al punto que pidi a Zeus le fue-ra concedida la muerte, traspasando su inmortalidad alhroe Heracles segn unas leyendas o al propio Asclepiossegn otras. Afrodita fue herida por Dimedes Tdidacuando trataba de salvar a su hijo Eneas; Hera fue heridaen el pecho, con una saeta, lo que le hizo sufrir indecibledolor; Hades fue herido tambin por una flecha lanzadapor Heracles.

    El Dios Urano, padre de la primera dinasta de losdioses griegos, fue castrado por su hijo, el Titn Cronospor medio de una hoz de cortante hoja; incluso Zeus,mxima deidad de los Olmpicos, sufri crueles heridas amanos del gigante Tifoeo, que con la hoz diamantina quehaba sustrado al propio dios le seccion los nervios delas manos y los pies, condenndolo a la impotencia. Tuvoque correr en su auxilio su hijo Hermes para reponer losnervios en su sitio y permitirle a Zeus seguir luchando. Elnacimiento de Palas (Atenea) estuvo precedido de un in-soportable dolor de cabeza del rey de los dioses, que soloces al serle abierta a la mitad con un hacha por Heracles(en otras versiones por Prometeo). Sobre este ltimo,Prometeo, el benefactor de los hombres, hay una curiosahistoria, quizs una de las ms conocidas de la mitologagriega. Se cuenta que al ser encadenado al monteCucaso, un guila vena a diario a escarbar en sus entra-as y comer su hgado, que volva a crecer, para que alda siguiente recomenzara el martirio. Lo interesante esque el hgado es precisamente el nico rgano interno delhombre capaz de regenerar por s mismo. Lo sabran losgriegos? (Fig.6)

    Fig. 6. El guila comiendo el hgado de Prometeo. Mrmolde N. Adams.

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    Al igual que los mortales, los dioses tenan su m-dico. Pean, nombre con que se pas posteriormente adenominar a cualquier dios con cualidades de curador,especialmente Apolo, a quien se elevaba el pean, can-to sagrado, cuando se imploraba buena salud o suerteen una empresa quien aplacaba sus dolores y curabasus heridas.

    Otra leyenda griega nos habla de Agnodicea, unamujer que ante la prohibicin de que las mujeres pudie-ran ser mdicos se disfraz de hombre para poder estu-diar la obstetricia. Fue acusada por otros mdicos deseducir a las mujeres y ante el peligro de ser castigadatuvo que dar a conocer su verdadero sexo. Obtuvo nosolo el perdn, sino la derogacin de la ley que prohibaa las mujeres ejercer esta profesin.

    Entre los escandinavos, tambin los dioses sufrandolores, heridas e incluso la muerte. En una de las msbellas sagas de las Eddas, cantadas por los skaldas, eldios Balder, seor de la luz, la alegra, y la primavera, esmuerto por la traicin del envidioso Loki, dios de la mal-dad, por una espada hecha de las ramas retorcidas delmurdago, planta a la que en esta cultura se le atribuanpoderes mgicos y curativos casi infinitos.

    Desde Mxico, de la cultura azteca, llega el mitodel ltimo sol de movimiento, que naci del sacrificiode un dios enfermo, Nanahuatzin, el buboso, que sesacrific para que hubiera vida en la tierra. En estacultura, a pesar de su marcado politesmo, se habanllegado a desarrollar ideas de un dios principal,Ometeotl, que representaba una especie de dicotomamantenedora del equilibrio. Su propio nombre, forma-

    do por los radicales ome (dos) y teotl (dios) significabaprecisamente el dios doble Este equilibrio se manifes-taba en todas las esferas de la vida, incluidas las rela-cionadas con la salud y la muerte.

    Otras culturas americanas nos legaron sus creen-cias. Por ejemplo, los indios de la rama iroquesa, entrelos que se encontraban los hurones, los cherokee, lossnecas y los mohawk, vean al mundo repleto de esp-ritus buenos y malos por lo que pensaban que las enfer-medades eran producidas por espritus malignos que seescondan en el pueblo, entre las casas y a los que eranecesario expulsar por medio de golpes en el suelo y degritos. Mito muy similar exista entre los dieri, aborge-nes de Australia central, donde se pensaba que las en-fermedades eran producidas por el demonio Cutchie, ypara expulsarlo golpeaban el suelo dentro y fuera delcampamento con la cola de un canguro.

    En la descripcin de estos dos ltimos mitos, vemosla estrecha relacin que guardan los mitos con las prc-ticas mgicas tendientes a la curacin de la enferme-dad. Entre los indios algonquinos, igualmente, se creaen la presencia de espritus favorables y desfavorables,entre los que destacaban Gluskap, el benefactor, quevigilaba por la salud y la prosperidad, y Malsum, el ma-lfico causante de las enfermedades y las desgracias.

    Muy ligados a los mitos mdicos se encuentran lossmbolos que durante aos se han asociado con la prc-tica de la medicina y que de alguna forma definen yrepresentan a la profesin y a sus practicantes por loque no queremos concluir este aspecto sin mencionaralgunos de los ms representativos.

    SMBOLOS DE LA MEDICINA

    La serpientePero la serpiente era astuta, ms que todoslos animales del campo que Jehov Dioshaba hecho.Gnesis 3:1

    No existe otro animal, que haya sido tan adorado,tan temido, tan admirado o tan vilipendiado en tantasculturas como la serpiente. Su silencio, su reptar, lafijeza de su mirada ausente de parpadeo, su capacidadde renacer tras el cambio de piel, sus propiedades ve-

    nenosas, han dado pie a los ms innumerables mitos yleyendas a lo largo de la historia de la humanidad. Anhoy es temida, pero con un temor casi siempre respe-tuoso y admirativo que contina creando a su alrede-dor un halo de leyendas y misticismo.

    En la religin de los antiguos pueblos deMesopotamia la serpiente era considerada un animalsagrado. En Canan fueron encontradas serpientes ela-boradas en bronce y piedra. En la Biblia es un smbolodel mal, es la causante del pecado original; pero es tam-bin la vara de Aarn convirtindose en serpiente para

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    devorar las varas de los hechiceros del Faran. En laIndia es el principio de resurgimiento, representa el movi-miento cclico de la vida y el mundo, es el signo de lasabidura. En Creta se rindi culto a la serpiente y la ima-gen de la Diosa de las Serpientes era venerada en todassus ciudades (Fig.7). La diosa Hathor, en Egipto, era re-presentada muchas veces con forma de serpiente. De lamisma manera, tanto los dioses (Ra y Osiris) como losfaraones ostentaban como atributos el signo de la ser-piente. En China, la imagen fabulosa del dragn es, enocasiones, la representacin de una serpiente alada.

    En la Amrica precolombina, el culto a la serpien-te se extiende a lo largo de toda su geografa. En Am-rica del Norte, por ejemplo, los hopewell, grandes cons-tructores de tmulos, dedicaron una de sus msgrandiosas obras el Tmulo de la Serpiente, de tres-cientos metros de largo en la cresta de una colina arepresentar a este reptil. Sin embargo, entre todas lasculturas de la Amrica del Norte (sin contar las co-rrespondientes al rea mesoamericana) las que posi-blemente rindieron un culto mayor a la serpiente fue-ron las de los sioux o dakotas, quienes entre sus figurasmticas tenan a los espritus serpiente, los veinte hom-

    bres serpientes, el ogro serpiente, la esposa serpientey otras representaciones fabulosas de este animal.

    Es en la regin mesoamericana donde el culto a laserpiente alcanza su ms alto grado en este continente,la serpiente emplumada, Quetzalcoatl es la unin del cieloy la tierra, del inframundo y la luz. Es la mxima bene-factora de los humanos, a quienes ense todos los se-cretos y las artes. La imagen de la serpiente emplumadauni a todas las religiones y culturas mesoamericanas,quizs ya desde los olmecas, pasando por Teotihuacany alcanzando su cumbre en la cultura azteca, al decir dela antroploga Laurette Sjourn en su libro Pensamien-to y religin en el Mxico antiguo:

    La serpiente (en su relacin con Quetzal-coatl) simboliza la materia. Su asociacin conlas divinidades femeninas de la tierra y el aguaes constante En esta acepcin la materia essinnimo de muerte, de la nada: crneos yesqueletos constituyen junto con la serpiente,el conjunto de atributos de las diosas: salvoexcepcin, los esqueletos y las serpientes es-tn siempre, no obstante, cargados de un di-namismo que, de signo de muerte, los trans-forma en poder de vida (Fig.8).

    Entre los mayas, las imgenes de Gucumatz yCuculcn no son sino representaciones de este mismodios. Entre los incas, Yacu Mama y Sacha Mama eranlas dos serpientes que emergan del Ucu Pacha, elinframundo, para relacionarlo con el Cay Pacha, nues-tro mundo y el Janan Pacha, el mundo superior. Tam-bin como serpiente estaba representada Arcagay, ladiosa de lo que estaba bajo tierra.

    Los miembros de la etnia isapu, de la isla de Fer-nando Poo, consideraban a la serpiente como su dei-dad guardiana, que de no ser venerada podra infligir-les enfermedades e incluso la muerte. En la regin

    Fig. 8. La Serpiente Emplumada. Sello azteca.Fig. 7. Seora de las Serpientes. Creta.

  • 12 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    de Senegal, en frica, se esperaba que en los ochoprimeros das despus de su nacimiento, una serpien-te pitn visitara a los nios para convertirse en suprotectora.

    Las culturas grecolatinas estn llenas de alusionesal culto y la reverencia a las serpientes. Apolo tuvo quedar muerte a la serpiente Pitn que asolaba las comar-cas, pero despus fueron las pitonisas las encargadasde trasmitir las profecas de este dios; adems, en re-cordacin de este hecho se instituyeron en Grecia losJuegos Pitios. Hera, celosa de los amores adlteros deZeus con Alcmena, envi dos serpientes para que die-ran muerte al fruto de esta unin, el recin nacidoHeracles, quien con sus dos manos logr sofocar a losdos ofidios cuando se aproximaban a su lecho. Cadmo,el mtico fundador de la ciudad de Tebas hizo un alto enla fuente de Castalia, mientras se encontraba buscandoa su hermana Europa, secuestrada por el rey de los dio-ses, Zeus. Sus guerreros acudieron a saciar la sed enlas aguas de la fuente y cuando se acercaron a susmrgenes, una terrible serpiente acab con la vida detodos. Algunos historiadores han querido ver en estaleyenda una alusin a algn tipo de enfermedad trasmi-tida por las aguas a la cual el imaginario popular otorgla forma de una serpiente. Cadmo, cegado por la ira,mat al reptil lanzndole un peasco y sembr sus dien-tes, de los cuales nacieron unos terribles guerreros, losespartoi, cinco de los cuales, junto al hroe Cadmo, se-ran los fundadores de la ciudad de Tebas.

    Hermes, el mensajero de los dioses portaba unavara a la que se arrollaban dos serpientes como sm-bolo de su condicin y ese era tambin el atributo delos heraldos griegos. Asclepios, dios de la medicina,portaba tambin una vara con una serpiente como sig-no de su profesin. De Mitrdates, rey del Ponto, secuenta que utilizaba los venenos de serpientes parainmunizarse contra posibles intentos de envenenamien-tos por sus enemigos. En los templos dedicados al diosAsclepios, la utilizacin de las serpientes en el trata-miento de las enfermedades de la piel y de los ojos erafrecuente. En la Edad Media se utiliz este reptil en eltratamiento de enfermedades como la lepra.

    Es fcil ver, entonces, la relacin que ha tenido laserpiente con las creencias de los distintos pueblos y porque ha llegado a convertirse en smbolo de la medicinaen tantas culturas. De esos smbolos, los ms conocidosen el mundo occidental son, sin dudas, el caduceo deHermes y el bastn de Esculapio, ambos tan entremez-clados que a veces se torna difcil diferenciarlos.

    La vara o caduceo de Hermes(Mercurio)Coge enseguida el ramo,que le sirve a medida de sus deseosHomero

    Se ha prestado a dudas el signo del Caduceo m-dico, confundindose desde tiempos antiguos, la varade Hermes y el bastn de Asclepios al punto que ge-neralmente se toman por un mismo smbolo. Ambostienen como elemento comn la imagen de la serpien-te, aunque no siempre fue as.

    El termino caduceo proviene de la palabra griegakadux, cuyo significado es heraldo o embajador. Esaera la insignia de los heraldos en la antigua Grecia yse portaba como signo de esta funcin y seal deinviolabilidad, por su relacin con el dios Hermes(Mercurio para los romanos) pues era este uno desus atributos. A este dios se le atribua, entre otrasfunciones, la de mensajero de los dioses olmpicos.En los tiempos antiguos consista en una simple varaque posteriormente se transform hasta adoptar laforma con que ahora lo conocemos. Veamos estepequeo fragmento de La Odisea, donde Homerodescribe el atuendo del dios:

    Ata a sus pies las bellas y divinas san-dalias de oro que lo llevan, ya sobre lasolas, ya sobre la tierra inmensa Coge enseguida la rama que le sirve a medida desus deseos para encantar a los dioses delos humanos o para despertar a los quehan sido dominados por el sueo. Con estavarilla en la mano, Hermes emprende suvuelo.

    En este fragmento Homero describe el caduceotan solo como una varilla. Posteriormente se le aadiun disco coronado por unos cuernos en forma de me-dia luna, como un nmero ocho que quedara truncadopor su parte superior. Ms tarde, este signo tom laforma de dos serpientes que se arrollaban alrededorde la vara y que quedaban coronadas por un par dealas. Es importante destacar que el signo de la ser-piente enroscada alrededor de una rama no es originalsolo de la cultura griega y que se ha repetido en cultu-ras anteriores como las mesopotmicas, la egipcia y lahebrea, aunque sus connotaciones no fueron siemprelas mismas (Fig.9).

  • 13L O S A L B O R E S

    Fig. 9. Mercurio (Hermes) con el caduceo.

    Existen varias leyendas sobre el origen de este sm-bolo. La ms conocida quizs sea la relacionada con elmito que cuenta que el mismo fue regalado al diosHermes por su medio hermano Apolo tras una simpti-ca ancdota ocurrida entre ambos. Hermes, hijo de Zeusy Maya, acababa de nacer y ya su carcter alegre peropendenciero lo llev a cometer las ms dismiles bromasa los otros dioses. Le escondi el tridente a Poseidn, elarco y las flechas a Apolo, las tenazas de herrero aHefestos, el ceidor a Afrodita y hasta el cetro al propioZeus; incluso a Maya, su madre, un da mientras se ba-aba le escondi las ropas rindose al ver los apurosque pasaba sin poder salir del agua, pero su carcteralegre y sus servicios a todos los dioses como mensaje-ro lograban que todo le fuera perdonado.

    Su primera maldad fue sin dudas la ms osada.Apenas nacido invent la lira y rob los bueyes deApolo. Del carapacho de una tortuga, la piel de unbuey y tripas de oveja, construy una lira de siete cuer-das y comenz a cantar los amores de sus padres. Alponerse el sol, se dirigi a los establos de Pieria "don-de los bueyes inmortales tienen sus establos y dondepacen frescas hierbas que jams se riegan", tom cin-cuenta novillas y las hizo marchar de espaldas paraconfundir a los dioses. Llegado al fin de su viaje, es-condi todas las novillas menos dos, a las que mat ycocin, ms por placer que por apetito. Al da siguien-te, Apolo se percat del robo y gracias a sus dotes deadivino logr averiguar quin haba sido el autor del

    hecho. Acudi ante Zeus para que sirviera de juez,pero la frescura de las respuestas y de la defensa deHermes hizo que echara a rer y perdonara al divinonio. Este, para desagraviarlo, le regal a Apolo la lira,que complaci sobremanera al Dios, quien a su vez leregal una vara que Hermes acerc a dos serpientesque se encontraban enfrentadas en mortal combate,las cuales quedaron enlazadas a la misma convertidasen oro. Ese fue desde entonces smbolo de la neutrali-dad y de la mediacin en los conflictos.

    Hesodo, segn versin de Apolodoro, achaca aTiresias la creacin del caduceo. Pero sea una u otraversin, fue el caduceo, a la par de las sandaliastalares, el signo y atributo ms representativo del diosMercurio, a quien adems de sus funciones comomensajero, protector del comercio, creador de la es-critura y de las matemticas, de los pesos y las medi-das y adivinador por medio de la cleromancia (losdados) se le atribuyeron poderes sobre la fertilidadla cura de enfermedades y el coito. Hay representa-ciones de este dios con aspecto flico, y se ha queri-do ver en el caduceo tambin la presencia de unaserpiente hembra y una macho.

    El caduceo fue utilizado en los mascarones deproa de los barcos mercantes, como emblema del co-mercio, y comenz a ser utilizado como insignia de lamedicina en el siglo XVI, cuando el mdico de EnriqueVIII, William Butts, empez a usarlo en su escudo. Enese mismo siglo, el impresor alemn Froeben lo utili-z como sello distintivo de su casa impresora. En elsiglo XIX, la casa editorial J. S. M. Churchill, de pu-blicaciones mdicas, lo comenz a emplear como dis-tintivo. En 1856 fue adoptado por el servicio de Hos-pital de la Marina de los Estados Unidos.Posteriormente, en 1902, se adopt por el cuerpomdico del Ejercito de los Estados Unidos, para sus-tituir la Cruz de San Juan.

    El Bastn de Asclepios(Esculapio)Y a la herida medicamentosaplic suaves cuya virtud Quirn,por ser su amigo, a Asclepios enseara.Homero

    Asclepios es, al parecer, un dios ms tardo en elpanten griego, pero ya en la poca de Homero eraconocido al menos como hombre de gran sabidura. Suvara, al igual que la de Hermes, sufri transformacio-nes. En sus inicios solo era un bastn nudoso (a vecesse confunde con el bastn de Hrcules) al que poste-

  • 14 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    riormente se le adicion una ser-piente arrollada. Despus estuvoconformado por una fina rama re-matada por un nudo en su por-cin superior con dos ramas, unade laurel y otra de roble (Fig.10).

    El bastn de Asclepios fueadoptado como signo distintivo dela medicina en 1898 por el ejrci-to ingls. Desde el 1818, habasido tomado por el cuerpo de Sa-nidad Militar de los Estados Uni-dos y las fuerzas areas de esemismo pas lo adoptaron en 1957.En 1912 la Asociacin Mdica delos Estados Unidos (AmericanMedical Association) lo adopt

    como emblema oficial de la organizacin y la Organiza-cin Mundial de la Salud lo utiliza desde su fundacin en1947. Actualmente este smbolo sirve de emblema a loscuerpos mdicos de varios pases como Alemania, GranBretaa, Suecia, Francia, Filipinas y Mxico.

    La discusin sobre el uso de uno u otro de estosatributos como signo de las medicina contina y deseguro continuar. Se ha planteado que es ms lgicopara las instituciones mdicas civiles el uso de la varade Esculapio que el de la de Mercurio, por la connota-cin mercantilista que tiene esta ltima. Sin embargo,en el caso de los servicios mdicos militares, el signode Mercurio tiene el significado de la neutralidad y lafuncin de paz de los mdicos. En realidad se trata dediscusiones bizantinas. Ambos tienen la belleza del mitoy la leyenda; por lo que tanto uno como otro cuentancon aos y mritos suficientes para mantenerse indis-tintamente como signos de la profesin.

    Representacin de la copacomo smbolo mdicoY tomando la copa, y habiendo dado gracias,les dio: y bebieron de ella todosMarcos 14:23

    El cliz o copa es otro smbolo estrechamente afna la prctica mdica y en cierta forma tambin rela-cionado con el smbolo de la serpiente.

    En las antiguas culturas del Egeo y en Grecia serealizaban libaciones en ofrenda a los dioses en clices,muchas veces ricamente decorados. Adems, una delas ms frecuentes ofrendas votivas a diferentes diosesconsista en depositar clices en los templos a ellos de-

    dicados. Este ritual tuvo su continuacin casi sin cam-bios en civilizaciones posteriores como la romana.

    La leyenda (o historia) de Mitrdates, rey del Ponto,cuenta que este dilua en una copa veneno de serpientespara quedar inmunizado y as evitar el riesgo de ser en-venenado por sus rivales polticos. En las tradicionescristianas el peso del cliz es enorme. Cristo, en la lti-ma cena, ofreci a los discpulos que con l se encontra-ban un cliz de vino en el cual se vea representada susangre y les expres: "Bebed todos de esto, pues esto esmi sangre", a lo que aadi posteriormente: "Haced estoen memoria ma". Este ritual form parte fundamentaldel sacramento de la Eucarista practicado por la iglesiacatlica. En l, con la administracin del pan y del vino,se transfiere al creyente la sangre, el alma y la divinidadde Cristo, como alimento espiritual. El cliz de la ltimacena devino smbolo sagrado: El Santo Grial, que segntradiciones posteriores, fue llevado por Jos de Arimateaa las islas britnicas y sirvi de pretexto a innumerablesleyendas e historias durante el perodo medieval.

    Al ser hecho prisionero Jess por los romanos ycomenzar su suplicio, este se dirigi a su padre celes-tial en los siguientes trminos: "Seor, si est en tusmanos, aparta de mi este cliz" en referencia al supli-cio al cual iba a ser sometido.

    Durante la Edad Media el cliz fue smbolo de la al-quimia, pues en el mismo se mezclaban y maceraban lasdiferentes sustancias y elementos qumicos con los cua-les se trabajaba. Con todos estos antecedentes era muydifcil que este objeto escapara a la simbologa relaciona-da con la salud y la prctica de la medicina.

    El cliz de HigeiaHigeia, la que trae la saludHesodo

    Higeia o Higia era una delas hijas de Asclepios, el msimportante dios de la medici-na en la antigua Grecia. Higiaera la representacin de lasalud y la higiene y a ella seatribua la preparacin de losmedicamentos indicados porsu padre, para lo cual utiliza-ba una copa donde una susdistintos ingredientes. A Higia se le representa gene-ralmente al lado de su padre, como una joven de rostrosereno, vestida enteramente de blanco y muchas ve-ces a su lado o enroscada a su brazo se encuentrauna serpiente; clara alegora a la directa relacin

    Fig. 10. El bastnde Asclepios.

    Fig. 11

  • 15L O S A L B O R E S

    que mantiene con su padre, el dios de la medicina. Elprincipal atributo de esta diosa pas a ser, precisamen-te, una copa a la cual se arrollaba una serpiente, sm-bolo este que es quizs el ms utilizado actualmentepara representar la profesin farmacutica y que pue-de observarse asimismo en una gran variedad de en-vases de medicamentos.

    El ojo como smboloMe parece que fue su ojo. S, eso fue!Edgar Allan Poe

    Los ojos son para los humanos el ms importantemedio de interrelacin con el mundo. A travs de ellosse perciben las imgenes, se admira la belleza y sedetectan los peligros. Pero con ellos tambin se ex-presan los estados de nimo, denotan su ira, su ale-gra, su cansancio o su tristeza. Era inevitable que laimagen del ojo adoptara un carcter simblico y m-gico en innumerables culturas. El ojo poda ver, en-tonces, por qu no pintar un ojo en la puerta de lamorada, para que vigilara la llegada de ladrones oenemigos? El ojo poda vigilar, entonces, por qu noponer la imagen de un ojo en el cuarto del nio o deun enfermo para que los protegiera contra los demo-nios o cualquier otra fuerza? El ojo permita conocerel mundo, entonces, los mitos de la sabidura se te-nan que relacionar con este rgano. Homero en LaIlada llama a Atenea "la de los ojos de lechuza". Lalechuza era sabia, pues sus ojos eran grandes. Odn,dios supremo en la mitologa escandinava, cedi unode sus ojos en la fuente de Mimer a cambio de unsorbo de sus aguas mgicas para obtener el don dela sabidura.

    En la iglesia catlica, Santa Luca y Santa Ceciliason las patronas de los ciegos y enfermos de los ojos.Por extensin, sus ojos, son capaces de proteger y decurar las enfermedades. Aun hoy pueden verse susimgenes en las casas y las puertas, o puede llevarseal cuello un ojito de Santa Luca para estar protegido.Similar significado tena en Roma el dios Jano, el delas dos caras, que no son ms que una alegora a losojos que vigilan el bienestar dentro y fuera de la mora-da. Esta representacin de un ser con varias caras ovarios ojos no es exclusiva de Roma. En la zona deNok, en el valle de Taruga, en Nigeria, han sido encon-tradas estatuas de dioses de dos caras, que por su si-militud con el dios romano han sido llamadas "figurasde Jano" a las que se atribuye una antigedad de cer-ca de dos mil quinientos aos. Por su parte, en la Indiase han encontrado varias representaciones del dios

    Siva, "el que todo lo ve", con un tercer ojo vertical enla frente. Muchas veces estas imgenes estn rodea-das de serpientes como representacin de su inmorta-lidad. Entre los pueblos eslavos se renda culto aSvitovit, el dios de las cuatro caras, vigilante de loscuatro puntos cardinales.

    Pero no solo pueden ser favorables los dones delojo, tambin puede el ojo agredir y los mitos sobre lafuerza del ojo, el mal de la mirada o el ms conocidomal de ojo se repiten en una y otra cultura desde laantigedad. El gato fue animal sagrado en Egipto, en-tre otras cosas por la fuerza de su mirada, y fue deifi-cado en la imagen de la diosa Basthet. Pero tambinfue el gato smbolo de las brujas en la Europa medie-val, pues su mirada fija o sus ojos grandes y brillanteseran iguales a los ojos que se deca tenan las brujas.Medusa, una de las tres hermanas Gorgonas, a vecesdescrita como una mujer bella y otras como un mons-truo con cabellos de serpiente, era capaz de transfor-mar en piedra a todo el que mirara. Perseo, el hroe,cort su cabeza y la misma es atributo desde entoncesde Atenea: el Gorgonin, que siempre lleva en su es-cudo o colgado a su cuello, fue digno atributo a la dio-sa de la mirada que todo lo penetra.

    Es imposible entonces que el ojo no haya figuradocomo un smbolo relacionado con la medicina. Su me-jor ejemplo es el signo del ojo de Horus, uno de losprincipales dioses del panten egipcio.

    El ojo de Horus u ojo de RaPero t obedeces a Horus;l es quien te ha adornado;l es el que te ha construido;l es quien te ha fundado.Textos de las pirmides. VI Dinasta

    Horus, el dios halcnfue originario del alto Egip-to y su culto fue especial-mente importante en laciudad de Hierakmpolis.Fue tambin en tiemposposteriores la representa-cin solar y se simbolizcomo Horus Ra u Horusel sol. Como tal puede servisto, por ejemplo, en las paredes del templo mayor deAbu Simbel construido por el faran Ramss II. Fue,segn el lugar y la poca, hijo o hermano de Osiris eIsis y su representacin vari, desde la de la simpleimagen de un hombre, a la de un guerrero en lucha

    Fig. 12

  • 16 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    contra una serpiente o dragn. Su representacin msconocida es la de una cabeza de halcn que reposasobre un cuerpo de hombre, a la que tardamente sele sobrepuso la esfera solar.

    En una de las leyendas sobre estos dioses, Horusperdi la vista de nio producto de los odios del diosdel mal, Set. Su madre Isis, invoc la ayudas de Toth,quien le devolvi la vista y le concedi, adems, eldon de las curaciones, de ah su relacin con la me-dicina.

    El ojo de Horus se representaba en Egipto con lossmbolos pictogrficos de un ojo en su forma ms ar-caica o de una pictografa en forma de R, con unapupila en el centro de la parte superior. Este smbolose utilizaba para proteger contra las enfermedades yel mal de ojo sobre todo a los nios y a las nias o encaso de enfermedad ya establecida, como un signonecesario para la curacin.

    Posteriormente, en Roma, Krinas, un mdico de lapoca del emperador Nern, adopt el smbolo deJpiter (aproximadamente Rx), entre otras cosas porsu similitud con el ojo de Horus, como signo oficial queidentificaba a los mdicos y que fue tambin utilizadocomo talismn con idntico fin que en la cultura egip-cia. Tambin en la Edad Media se retomaron estossmbolos con pequeas variaciones como atributo delos mdicos y los alquimistas, a los que ms tarde seunira otro smbolo muy similar utilizado por la iglesiacatlica, el Responsum Raphaelis Rp. En estos smbo-los se encuentra el origen del conocido signo Rx quehoy llevan los recetarios mdicos en la mayora delos pases.

    El smbolo de los barberosRasor et minutorSabes lo que hace un cirujano barbero?Noah Gordon

    Puede parecer un absurdo el que nos re-firamos al smbolo de los barberos en un textode medicina, pero la historia de la ciruga estindisolublemente ligada a la de este oficio.

    Durante la Edad Media e incluso hasta los siglosXVII y XVIII, la prctica de la ciruga era considerada inde-pendiente e inferior a la de la medicina y era compartidapor cirujanos y barberos. Estos ltimos comenzaron elejercicio de la ciruga en los conventos, donde adems deafeitar y pelar a los sacerdotes, a los que hacan su tonsu-ra, les realizaban sangras, pues a los clrigos les estabaprohibido por razones religiosas la extraccin de sangre.Por esta razn se les otorg el nombre de rasor et minutor(barbero y sangrador).

    Fuera de los conventos, los barberos continuaronalgunas prcticas de ciruga, fundamentalmente la fle-botoma, para lo cual hacan que el enfermo apretara unbastn o tronco con la mano para que las venas hicieranrelieve sobre la piel. Con un lienzo hacan un torniquetey procedan a escindir el vaso con un escalpelo.

    El signo que hoy se observa en cualquier barbera,consistente en un cilindro rodeado de rayas blancas yrojas, tiene al parecer su origen en esta prctica. Elcilindro representa el bastn al que se aferraba el en-fermo, las rayas blancas indican el lienzo que se ajus-taba al brazo y las rayas rojas aluden a la imagen de lasangre que se extraa durante la sangra.

    Fig. 13

    Huant hanat huaqt ista tista sista domniabodamnaustraCatn

    MAGIA Y RELIGIN

    La humanidad no naci religiosa, el surgimiento delas primeras nociones religiosas fue el resultado de laevolucin del ser humano, no solo como individuo, sinoen su contexto social. La humanizacin se logr trasun largo proceso de evolucin, a partir de los antiguoshomnidos, a la vez que la manada o la horda primitivase transformaban en una verdadera sociedad. Solo traslograr avanzar hasta un perodo caracterizado por eldesarrollo de una sociedad basada en un comunismode tipo cooperativo, resultante ms de la debilidad delser que de la socializacin de sus medios de produc-

    cin --que en esos primeros momentos eran extrema-damente escasos-- surgi la religin.

    Junto al nacimiento del animismo como forma pri-maria de religin, quizs antes, naci la magia y setransform en un complemento activo de la anterior.La relacin del individuo arcaico con la naturaleza tie-ne un aspecto dual y recproco, dado por el dominio delas fuerzas naturales sobre l y el dominio que a su vezeste consegua sobre la naturaleza, a pesar de las limi-taciones de la sociedad primitiva pero gracias a suscapacidades y sus rudimentarios medios de produc-

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    cin. La interrelacin de estas dos fuerzas determinla aparicin de una serie de tcnicas mediante las cua-les se intentaba influir en esta naturaleza que a su vezintentaba someterlo. Estas tcnicas aplicadas consti-tuyen precisamente la magia. Ambas, magia y religin,mancomunadas, forman el ncleo inicial de las prime-ras religiones y de cuantas las sucedieron (Fig.14).

    Fig. 14. Venus deWillendorf. Estatuillapaleoltica posiblemen-te relacionada con elculto de la fertilidad.

    Los mtodos mgicos se fundamentaban plenamen-te en la lgica humana, y eran resultado de la aplicacinde los conceptos de similitud o de contacto con el objeto,o al menos una parte o representacin del mismo, en elcaso de la medicina, el enfermo sobre el que se ejercaesta influencia. En la magia, por s sola, no era necesariala invocacin a una entidad o fuerza externa, como en elcaso de la religin, sin embargo, magia y religin, llegan acomplementarse de forma tal que se vuelve casi imposi-ble separar ambos conceptos; pues todo culto religiosoincluye acciones de carcter mgico. Por esta razn he-mos preferido utilizar a lo largo de este libro y fundamen-talmente al tratar las sociedades primitivas el conceptounificado de "prcticas mgico religiosas" antes que el decada uno de estos conceptos por separado.

    En la medicina, se tiende a enfatizar el componen-te mgico religioso principalmente en lo que a las prc-ticas y rituales tendientes a la curacin del enfermose refiere. La correlacin de magia, religin y medici-na va mucho ms all, pues engloba no solo este as-pecto sino tambin a la gnesis misma de las enferme-dades y su prevencin tanto en el orden de individuocomo de la comunidad, as como a las personas capa-citadas para ejercer su prctica.

    En el origen de la enfermedad, se pueden sealardos aspectos diferentes: por qu se produce y cmo seorigina. En el primer caso la respuesta puede ser por

    accin de la clera divina, mediante un hechicero, porla no observancia de un tab, rito, promesa o reglasocial. En el segundo caso, el mtodo de adquisicinpuede ser por un conjuro, maldicin, mal de ojo, pose-sin u otros medios; pero siempre con una actuacindirecta sobre el sujeto o su representacin.

    El comienzo de la aplicacin de los medios y mtodosde curacin por medio de ritos mgicos y sobrenaturalesse remonta a tiempos muy remotos en la historia, ya fue-ra como mtodo nico o en una combinacin de mediosteraputicos naturales. La utilizacin de estos productosnaturales en el tratamiento de las enfermedades, debeser vista de forma dual, pues estas sustancias vegetaleso de cualquier otra procedencia, si bien podan ser apli-cadas por su real efecto teraputico, comprobado a tra-vs del experimento y la observacin, tambin podanadministrarse con un objetivo netamente mgico. Unejemplo fue la costumbre extendida entre varias cultu-ras de administrar sustancias nauseabundas, como ma-teria fecal o en descomposicin, para alejar los esprituso demonios alojados en el enfermo. Por otra parte, endiferentes rituales, el valor ms importante no se encon-traba en la propia sustancia, sino fundamentalmente enel ritual efectuado al administrarla o aplicarla.

    La utilizacin de medios mgicos y religiosos puedeverse a lo largo del estudio de la medicina en todas lasculturas conocidas, con diferencias, por supuesto, acor-des al medio geogrfico, el desarrollo del sistema social,los medios de produccin y las pocas. A continuacinharemos un pequeo recorrido por diferentes culturas paraejemplificar lo antes mencionado.

    Basndonos en las pictografas de cavernas france-sas (Los Tres Hermanos en Arige, Francia), se conocede la presencia de hechiceros desde hace 15 a 20 000aos aproximadamente y el que no existan evidenciasno niega la presencia de los mismos desde perodos an-teriores (Fig. 15). Por el contrario, el hecho de que ha-yan sido plasmados con atuendos tan bien realizadoshabla de una tradicin quizs mucho ms antigua.

    Otra prueba a favor de ideas mgicas religiosas entiempos tan remotos se encuentra en los enterramientosdel paleoltico superior, que conservan restos y pruebasconvincentes de algn tipo de ritual como la presenciade utensilios de uso cotidiano y armas al lado de loscadveres. Se ha logrado detectar incluso plenes deflores que podran significar restos de ofrendas.

    En las primeras culturas urbanas, como el antiguoEgipto existieron diferentes manuscritos (El papiro deEbers de la XII dinasta, entre otros) donde se plasmaron,al lado de los medicamentos, las invocaciones necesariasal ser administrados. En la poca del Nuevo Imperio,

  • 18 DE LOS ALBORES A LOS ALBORES

    en la prctica de la medicina primaban ideas y proce-dimientos mgicos, posiblemente por haber pasado esaprctica en forma muy amplia a la poderosa casta sa-cerdotal. Tambin existieron en este pueblo, al pare-cer en forma abundante, mtodos mgicos de carc-ter preventivo contra enfermedades y envenenamientos,como fueron el uso de amuletos (el ojo de Horus, entreotros) y diversas frmulas mgicas.

    En las culturas mesopotmicas en general, la prc-tica de la medicina recaa casi por completo en losmiembros de la casta sacerdotal. Las enfermedadeseran consideradas castigos por los pecados cometidosy los mtodos de curacin apelaban, en gran medida, aexorcismos, conjuros, ofrendas e invocaciones a losdioses. La prctica de la astrologa alcanz niveles ele-vados, y era utilizada tanto para establecer el diagns-tico de las enfermedades como para realizar un pro-nstico con respecto a su evolucin. Otra prctica deuso comn fue la hepatoscopa a la cual se har refe-rencia ms adelante. Ambas, la astrologa y la hepatos-copa fueron asimiladas y adoptadas con posterioridaden diversas culturas mediterrneas.

    En Grecia, las creencias mgico religiosas mantu-vieron su vigencia en la poca clsica e incluso en losperodos posteriores a Hipcrates con invocaciones ainfinidad de dioses como Apolo, Artemis, Asclepios,Dionisos, Demter, Hermes, Ilitia, Melampo y Macan.La escuela pitagrica le atribua un simbolismo mgicoa los nmeros, y los tratamientos se extendan por pe-rodos fijos de tiempo acorde a su valor. Un ejemplomuy elocuente de la participacin de los elementos

    mgicos y religiosos unidos a elementos racionales enel diagnstico y tratamiento de las enfermedades seencuentra en los templos de Asclepios, donde se com-binaban mtodos fsicos y de higiene corporal coninvocaciones y ofrendas al dios Asclepios y a sus hi-jas. La interpretacin de los sueos era comnmenteaceptada e incluso constitua la base del diagnsticoen esos templos.

    De la misma manera, la prctica de las invocacionesy el uso de amuletos estaban extendidos en Roma, don-de las plegarias y ofrendas a los dioses formaban parteesencial del tratamiento de las enfermedades. La prc-tica de la medicina romana fue, en general, muy primi-tiva hasta tiempos del imperio y la utilizacin de me-dios adivinatorios que incluan la hepatoscopa, lainterpretacin del vuelo de las aves o su comporta-miento, as como la lectura de las vsceras de los ani-males sacrificados, eran prctica comn. Fue impor-tante la influencia de las prcticas religiosas etruscasen la conformacin de los rituales sacerdotales roma-nos, incluidos los relativos a la curacin y prevencinde enfermedades.

    En China, los rituales shamnicos tuvieron un granauge durante la dinasta manch, cuando se convirtie-ron en el culto oficial de la corte. Algunos dioses de laantigua China estaban relacionados en forma directa oindirecta con las enfermedades. Ese es el caso de CheuSing, una especie de dios de la eterna juventud quetena la potestad de fechar la muerte de las personas,pero quien por medio de ofrendas era capaz de alejarlas enfermedades y la propia fecha del fallecimientode quien le ofrendaba. Tambin estaban los dioses delhogar, muchas veces representados en ancianos re-lacionados con los antecesores, que tenan entre susfunciones vigilar por la salud de la familia. La prcti-ca de la medicina en este pas siempre estuvo muyligada al conocimiento de diferentes doctrinas filos-fico religiosas.

    Los hebreos conceban la enfermedad como se-cundaria al castigo divino y solo mediante la interven-cin de Dios poda esperarse la curacin. El ejerciciode la primitiva medicina hebrea era ejercido por lossacerdotes de la tribu de Lev.

    Entre las diferentes tribus germanas y otros pue-blos europeos tambin estaban muy difundidos los ri-tos de magia curativa, aunque conocan el uso de plan-tas y aguas medicinales. Las bases de su medicina sesustentaban por lo general en el uso de conjuros, lautilizacin de amuletos protectores contra enfermeda-des y heridas de guerra as como la purificacin pormedio del fuego.

    Fig. 15. El hechicero. Cueva de LosTres Hermanos en Arige, Francia.

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    Entre los celtas, cuando arda una encina, rbol con-siderado sagrado, se recogan las cenizas, pues se lesatribua el poder de curar. Creencia muy similar tenanmuchos pueblos eslavos sobre las cenizas de los leospascuales, que se encendan el cinco de enero y semantenan ardiendo durante doce das. Tambin en re-lacin con los rboles, en este caso el roble, que al igualque la encina era considerado sagrado por los celtas yestaba consagrado al dios Dagda, se tena la costumbrede hacer pasar a las personas por los huecos que pre-sentaban en sus troncos, para de esta forma quedar pro-tegidos de las enfermedades. Otras plantas tambin eranvaloradas por sus efectos curativos. Ese era el caso delmurdago, cuyo nombre significaba para los celtas "laque todo lo cura" y la mandrgora, para cuya recolec-cin incluso existan rituales especiales que iban desdeel da y la hora de la recogida hasta como recolectarlos,con qu mano cogerlos, prohibiciones de mirarlos mien-tras se manipulaban, etc. En el caso de la mandrgora,estos rituales estuvieron extendidos por casi toda Euro-pa hasta pocas recientes. Sus races, que en ocasionestienen un parecido muy curioso con el cuerpo humano,no podan dejar de atraer la atencin de las personas.Para extraerlas se prefera la noche, y en ocasiones sellevaba un perro para el caso de que la planta produjeraalgn dao al ser extrada de la tierra (se contaba queincluso gema al ser desenterrada) este dao le ocurrie-ra al animal y no a la persona.

    Entre los celtas, los encargados de la