Devenir político y contradicciones histórica

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Evaluación crítica de las tesis "jacobinas".

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Devenir poltico y contradicciones histricasRal Prada Alcoreza

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ndice

Sobre el concepto de revolucin A propsito del concepto sistema-mundo capitalista A propsito de los lmites de la teora del Estado La Constitucin viva Memoria crtica y realismo poltico La alternativa al desarrollo La ilusin desarrollista Critica de la ilusin desarrollista La transicin a la economa social y comunitaria Qu es la economa social y comunitaria? Modelo econmico social y comunitario Transiciones en la periferia La condicin estatal en la periferia y en la transicin La condicin comunitaria en el Estado Plurinacional Los otros conflictos sociales y los otros movimientos sociales Pragmatismo desdichado Disciplinamientos y modernizaciones anacrnicas Tiempo poltico y decadencia Los entretelones del poder Teatro poltico, burocracia e industrializacin Desidertum en la transicin 50 53

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Santa Cruz en la era plurinacional comunitaria y autonmica 59 Genealoga del racismo El proyecto poltico, econmico, social y cultural 60

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de los movimientos sociales y pueblos indgenas Democracia y proceso de cambio La vitalidad democrtica Emancipaciones postcoloniales Deslinde epistemolgico Epistemologa de la emancipacin Diagramas de poder y Estado Estado plurinacional comunitario La refundacin del Estado en Amrica Latina Epistemologa del Sur Estado plurinacional comunitario La refundacin del Estado en Amrica Latina Epistemologa del sur La fundacin del Estado plurinacional comunitario La naturaleza de la transicin La fundacin del Estado plurinacional comunitario o ms all del Estado Relaciones de poder y descolonizacin Etnografa del Estado Resistencias del pensamiento moderado Reducciones instrumentales y tericas La irradiacin de los movimientos sociales Balances y perspectivas Balance y perspectiva de la revolucin boliviana Una Mirada desde la coyuntura y la produccin legislativa Los desafos del 2011 La revolucin cultural

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Voluntad de cambio De las contradicciones El mapa de las contradicciones Las formas del contra-proceso Las formas de la dialctica La dialctica en Hegel La dialctica en Marx La dialctica en Mao Zedong La dialctica segn Alain Badiou La poltica del avestruz Deslindes histricos y polticos Diferencias con la izquierda tradicional Caracterizaciones de la izquierda tradicional Qu se entiende por colonialismo, descolonizacin y colonialidad? Cartografas polticas Pongamos las cosas en su sitio Anlisis mltiple de las fuerzas, las instituciones, las organizaciones y los sujetos Los campos de fuerza en la coyuntura Hiptesis del diagrama de la subsuncin Consideraciones epistemolgicas El Estado en su laberinto La cuestin estatal El Estado como instrumento separado La crisis del proceso Subjetividad y nomadismo en el proceso

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Constitucin de sujetos y subjetividades Subjetividades interpeladas y crisis del proceso

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Sobre el concepto de revolucin Segn Alain Badiou, discpulo de Althusser y militante maosta, la revolucin es un paradigma que corresponde primordialmente al siglo XX, como uso terico, como referencia, como utopa y tambin como modelo, aunque se desatan histricamente las revoluciones o las formas de revolucin desde el siglo XVIII. Este acontecimiento es particularmente importante en el caso de la revolucin francesa de 1789, que se va a convertir en el modelo de revolucin, incluso usado para hablar de esa forma por el propio Marx. Aunque la idea de revolucin se transforma ya con la insurgencia de la Comuna de Pars. Se trata de la revolucin social, de acuerdo a las interpretaciones de los investigadores polticos como Hannah Arendt y Antonio Negri, no as de una revolucin poltica, que es el caso de la guerra anticolonial norteamericana, de acuerdo a los investigadores. Badiou dice que durante el siglo XX se usaron modelos y programas ultimatistas y finalistas; se nota claramente este uso en los bolcheviques, aunque tambin en este caso debemos referirnos a una nueva transformacin del concepto o de la nocin de revolucin. Se pensaron nuevas tesis para oriente, para el caso de los eslabones dbiles en la cadena de dominacin capitalista, en la fase imperialista; esto significaba pensar la revolucin en pases de aplastante mayora campesina, aunque con presencia de un proletariado nucleado en las ciudades industrializadas, donde se implantaron empresas industriales con inversin de capitales europeos. De esta forma la revolucin ya no es pensada para los pases altamente industrializados, de avanzado desarrollo capitalista, con una fuerte clase obrera organizada, sino para pases donde el proletariado se obligaba a pensar la combinacin de tareas. De esta manera la idea de revolucin permanente, que ya aparece en Marx, sobre todo cuando estudia los acontecimientos nacionales y las revoluciones en Europa efectuadas durante la mitad del siglo XIX en adelante, adquiere nuevas connotaciones en pases a los que se caracteriza de desarrollo desigual y combinado. Lenin habla de una revolucin ininterrumpida y Mao va definir el proceso como guerra prolongada. Como se puede ver, incluso durante el siglo XX, cuando ms se utiliza el concepto de revolucin, en los discursos de la izquierda radical y en la ideologa de convocatoria a la lucha de clases, la idea de revolucin se transforma. El problema aparece cuando las revoluciones obreras son derrotadas en la Europa central y se detiene la construccin del socialismo en un solo pas, aunque sea el ms grande y extenso geogrficamente. Antonio Gramsci va a proponer un desplazamiento de la nocin cuando plantea que no se trata de resolver el problema del poder por un acto insurreccional, pues no se soluciona el tema con la toma de los palacios, sino que la lucha continua en los lugares donde se consolid, afinc, la sociedad burguesa, como si estableciera un conjunto subterrneo y semi-subterrneo de trincheras. Desde esta perspectiva propone una lucha larga contra-hegemona y define al partido de una manera distinta a la de Lenin. Podramos decir que el concepto de revolucin encuentra sus lmites en una comprensin de la lucha por la hegemona proletaria en un mundo capitalista. Resulta aleccionador referirse a experiencias intensas como la revolucin mexicana, una revolucin campesina, que atraviesa el territorio mexicano y perdura varias dcadas, desde 1910 hasta incluso incorporando la dcada de los cuarenta. Cmo pensar la revolucin en estos casos, que ms se acercan a la figura de una guerra prolongada, que empero tienen otras caractersticas? Yendo para atrs, a los fines del siglo XVIII, la guerra de los esclavos africanos en la Isla La Espaola, en la parte que se conoce como Hait, cuando una insurreccin de esclavos vence al ejrcito francs y los expulsa de la isla. Esta guerra profundamente colonial 6

es una revolucin? En todo caso habra que pensar la revolucin de una manera ms compleja, incluyendo la reversin de la violencia colonial. Si incluso vamos un poco ms atrs y miramos los levantamientos indgenas del siglo XVIII en la regin andina, esta guerra colonial, que plantea la reconstitucin del Tawantinsuyu, es una revolucin? Ahora se usa el trmino aymara de Pachacuti para referirse a estos ciclos de trastrocamiento profundo civilizatorio. Recorriendo la historia, situndonos en la revolucin nacional de 1952 en Bolivia, que parece aproximarse, como experiencia poltica y social, a la figura clsica de revolucin, este acontecimiento corresponde del todo a este paradigma o mas bien plantea fenmenos polticos que slo pueden entender analizando la complejidad de procesos inherentes a la transicin, procesos contradictorios que enfrentan al proyecto proletario y a proyecto nacionalista en los trminos del poder dual? Volviendo a nuestra contemporaneidad, el siglo XXI plantea otros problemas; enfrentamos fenmenos mas bien diferidos, resistencias mltiples de sujetos plurales, de movimientos sociales diferenciales. Estos fenmenos sociales, polticos y culturales, que convocan a identidades colectivas, ya se los ve aparecer a fines del siglo XX. Es caso del levantamiento zapatista es paradigmtico, se hace una guerrilla no para tomar el poder sino para obligar al Estado mexicano a conversar. Se combina la guerrilla con la lucha poltica e ideolgica, interpelando desde las instituciones indgenas al Estado. Lo que ocurre en Mxico se va a desarrollar en una escala mucho mayor en Bolivia durante las movilizaciones sociales e indgenas de comienzos del siglo XXI (2000-2005), incluso se va a expulsar al gobierno neoliberal ms caracterstico del periodo, abriendo el curso de la historia a un proceso constituyente y al primer gobierno indgena-popular. Considerando este mapa conceptual de la idea de revolucin, de sus transformaciones, sus lmites y los usos de nuevas representaciones, vemos que hay una polisemia de significados que muestran mas bien la riqueza de las luchas sociales anticapitalistas, antiimperialistas y anticoloniales. Quedarse con un esquema pobre y reducido de revolucin, casi siempre circunscrito a la toma del palacio, es tirar por la borda la comprensin de la compleja realidad, sustituyndola por un estereotipo para congoja de monjes-militantes, que convirtieron a la revolucin en una nueva religin, reproduciendo los arquetipos coloniales del cristianismo. Lastimosamente la izquierda tradicional latinoamericano ha preferido recurrir a la reiteracin de discursos y a la desmesura ideolgica, en vez de optar por la apertura a la complejidad y el anlisis especfico de la realidad concreta, arrastrando al movimiento obrero al fracaso. Sin embargo, el marxismo terico ha ido avanzando y aportando en el anlisis histrico, social, poltico y cultural. De aqu vienen los nuevos planteamientos sobre las nuevas formas de las luchas sociales anticapitalistas. Estos aportes son instrumentos de lucha y conceptos dinmicos que hacen inteligible las experiencias de los movimientos sociales, de las formas de la lucha de clase y de la guerra anticolonial. Escapan de los trminos consoladores para consumo de egos insufribles.

No s de donde se sacan eso de que las dictaduras militares se las consideraba procesos. Decir eso no es nada serio. A las dictaduras militares latinoamericanas se las clasific de dos maneras, una como bonapartistas, cuando se daban regmenes populistas que intentaban suspenderse sobre la lucha de clases e impulsar proyectos nacionalistas; otra como gobiernos tteres al servicio del imperialismo norteamericano en el contexto de la guerra fra. Algunas apreciaciones flojas hablaron rpidamente de fascismo latinoamericano, transfiriendo de una 7

manera des-contextuada los fenmenos polticos totalitarios de Europa. Pero, hablar de procesos, para referirse a las dictaduras militares, eso no aconteci, por lo menos en la academia, en la teora en las investigaciones. Se us desde un principio el trmino de proceso de cambio para referirse a las consecuencias de las movilizaciones sociales del 2000-2005, sobre todo para referirse a las tareas que tena que cumplir el gobern de Evo Morales Ayma, se incluy en la composicin de este proceso al proceso constituyente y al proceso de nacionalizacin. Sin embargo, los discursos que se refieren al periodo en cuestin tambin hablan de revolucin cultural y de revolucin democrtica, combinando trminos e ideas que corresponden a distintos enfoques. En todo caso, el proceso es una temporalidad; en un mundo histrico, como el que vivimos, las cosas pasan en el tiempo, se dan como proceso. No es insensato entonces hablar de proceso, tampoco de poner en cuestin el uso del concepto proceso. De lo que se trata es de comprender las contradicciones del proceso y de la coyuntura y empujarlo a su profundizacin, a su transformacin, que puede seguirse llamando revolucionaria, si se quiere, pero suponiendo toda la polisemia de significados y experiencias que comprende.

A propsito del concepto sistema-mundo capitalista Ciertamente no puede darse el socialismo en un solo pas, pues tiene que darse la revolucin socialista en el mundo. El socialismo no es un resultado de un decreto como el emitido por Stalin en 1943. Si bien la crtica de Trotsky caracteriz la desviacin burocrtica de la revolucin sovitica, tampoco estaba lejos de repetir el mismo programa industrialista de Stalin. En verdad la primera propuesta de industrializacin militarizada fue de Trotsky. Otro problema que se ha hecho evidente en los estudiosos contemporneos de las revoluciones y de los ciclos del capitalismo es el que las tesis orientales de Lenin, Trotsky y Mao no salan de los horizontes modernistas, eurocntricos y occidentalistas de entonces. En realidad repitieron los prejuicios coloniales de su tiempo. El concepto del sistema-mundo capitalista fue construido por los marxistas latinoamericanos de la teora de la dependencia, despus, mucho despus de las caracterizaciones del imperialismo como fase ltima del capitalismo. Se trata de una apreciacin ms avanzada, ms compleja, que comprende la geopoltica de la dominacin capitalista, la divisin internacional del trabajo y los efectos distintos de la acumulacin ampliada de capital. No niega el concepto de modo de produccin capitalista, que es mas bien restringido a la estructura econmica, tampoco la caracterizacin de imperialismo, que trabaja la relacin perversa entre Estado, capital financiero y monopolio; lo que hace es ampliar las consecuencias de la crtica de la economa poltica al conocimiento de un mundo articulado y la compleja mundializacin diferenciada de los ciclos del capitalismo. No se puede desconocer los estudios de los marxistas contemporneos sobre los ciclos del capitalismo. Hacerlo es sencillamente haberse quedado en las condiciones de principios del siglo XX sin entender los cambios histricos en las estructuras de dominacin capitalista, sin hacer el anlisis especfico de la realidad concreta. Esta izquierda tradicional que se qued con los discursos de manual de principios del siglo XX ha credo que la gloria de las revoluciones pasadas los investa tambin de la epopeya de estas revoluciones, a pesar de que no hacan ninguna revolucin en sus propios pases, ocultando de esa manera sus restringidas comprensiones, sus 8

conservadurismos recnditos, justificando los garrafales errores y fracasos a los que condujeron al movimiento obrero. Nunca aprendieron ni de Lenin, ni de Trotsky, ni de Mao, menos de Rosa Luxemburgo, su capacidad de crear nuevas tesis, las tesis orientales, para realidades y momentos histricos distintos. No comprendieron las realidades concretas de sus pases. Utilizaron los discursos revolucionarios para pequeos juegos de poder de egos miserables. El proletariado contemporneo, la fuerza contestara evidente al capitalismo, no va a poder llevar a buen trmino su interpelacin anticapitalista si no articula su lucha con la lucha descolonizadora de las naciones y pueblos indgenas originarios. Esa es la leccin aprendida desde Chiapas hasta Bolivia.

A propsito de los lmites de la teora del Estado Querido Jos Daniel, no se trata de la posicin de diferenciacin respecto del Estado, incluso de la tesis de su abolicin, que a pesar de sus ambigedades, se mantiene en Lenin, tesis recogida de las reflexiones de Marx sobre La lucha de clases en Francia, de Revolucin y contrarrevolucin en Europa; incluso ya Marx en sus escritos filosficos, por ejemplo en los cuadernos de la Crtica a la filosofa del Estado de Hegel plantea que la superacin dialctica a la contradiccin entre Estado y Sociedad Civil es la abolicin del Estado. Los lmites del horizonte terico del Estado no se encuentran aqu sino en otra parte. No se trata de eso, de que el Estado debe ser destruido, que compartimos plenamente creo t y yo, sino del concepto de Estado que manejan. El concepto ms avanzado del marxismo es entender al Estado como un instrumento separado de la lucha de clases para mejor beneficio de la dominacin de la clase dominante. Esta tesis es compartida por Marx, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Mao. Ciertamente es interpretada de manera ms amplia por Louis Althusser, en un texto elocuente que titula sugerentemente Marx dentro de sus lmites, y trabajada como relacin por Poulantzas. Los estudios y anlisis del Estado han seguido avanzando, empero todos ellos siguen viendo el Estado como algo que existe como unidad, como una estructura compacta, que contiene como una esencia. El Estado existe como imaginario, aunque tambin en la materialidad prctica de las formas de gubernamentalidad, en la materialidad de las instituciones y en la materialidad de las leyes. No pudieron ver que el Estado no es ms que una macro-institucin sostenida por una red mltiple de instituciones, un macro-poder sostenido por un campo de fuerzas que ejercen micro-poderes. El secreto de la dominacin, sobre todo burguesa, disciplinaria, se encuentra en una cartografa relacional, empero de relaciones de poder, relaciones de fuerza. Este fue el desplazamiento terico que produjo Michel Foucault, este fue el aporte de las teoras nmadas. Un marxista como Negri supo articular la teora crtica marxista y la teora crtica nmada. Cuando hablamos del horizonte burgus de la teora del Estado nos referimos a esa especie de repeticin obsesiva del enfoque de Thomas Hobbes. A propsito de esta discusin, las teoras polticas podran dividirse en dos corrientes, la relativa a las teoras jurdico-polticas, que se basan en la legitimacin del poder, y la corriente de las teoras histrico-polticas que cuestionan las dominaciones interpelando la legitimidad del Estado.

La Constitucin viva 9

Qu es una Constitucin Poltica del Estado? Lo que dice su nombre, de lo que est compuesto el Estado, su propia estructura, organizacin, contenido y funciones. Tambin podramos decir, principios, finalidades y valores. Sin embargo, no tendramos que invertir la relacin, no son primero los valores, los principios y las finalidades, tal como aparece en la forma de exposicin de la misma Constitucin? En este caso la Constitucin sera un modelo deductivo; dicho en trminos hegelianos, diramos que el espritu se hace carne; en este caso hablamos del espritu constituyente. Ciertamente, la exposicin de la Constitucin Poltica del Estado de Bolivia parte de un prembulo, luego sigue la parte que corresponde a lo que se viene en llamar declarativa, donde se encuentra la visin de pas, el modelo de Estado, los derechos, los deberes y las garantas. Luego sigue lo que se viene en llamar la parte orgnica de la Constitucin, donde se encuentra lo que corresponde a la estructura y organizacin funcional del Estado, la estructura y organizacin territorial del Estado y la estructura y organizacin econmica del Estado. Para terminar en la jerarqua normativa y reforma de la Constitucin. Esta forma de exposicin nos muestra un modelo deductivo. Pero, es as, como se expone o hay otra lgica subyacente? Por ejemplo, no partimos de una estructura y organizacin dada del Estado? Esto querra decir que no se puede cambiar lo que ya est establecido por siglos. Empecemos por ejemplo con lo siguiente, la divisin de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Si revisamos la Constitucin, vamos a ver que estos poderes ahora se llaman rganos y que fuera de ser tres ahora hay uno ms, el electoral. Podemos apreciar que la idea de divisin de poderes o, si se quiere de equilibro de poderes, se mantiene. Esta es una idea liberal del Estado, pero tambin responde al paradigma institucional de la repblica, la forma de organizacin de la cosa pblica, de la dimensin pblica que se legitima por medio de la democracia. Se entiende que lo pblico se conforma a partir de la diferenciacin con lo privado, que tambin proviene de la separacin entre sociedad civil y sociedad poltica. Por lo menos la forma de repblica moderna est ligada a la forma de legitimacin democrtica, aunque antiguamente repblica y democracia no queran decir lo mismo, como se ve en la Repblica de Platn, donde ms bien se desarrolla una argumentacin contra la democracia de Pericles. Entonces, repblica, democracia y separacin de lo privado de lo pblico, diferenciacin entre sociedad civil y sociedad poltica, forman parte de un tringulo que explica el nacimiento, la conformacin, la consolidacin y el despliegue del Estado moderno. La Constitucin Poltica del Estado de Bolivia ha escapado de esta arquitectura heredada? Tal parece que no, pero hay que evaluar las cosas de ms cerca para entenderlas. En la Asamblea Constituyente se dio lugar una discusin de lo ms interesante; si se poda constituir un poder social como primer poder, como matriz de todos los poderes, rompiendo as la separacin de la sociedad y el Estado, articulando as la democracia, el poder del pueblo, de manera directa, en ejercicio directo, como un conjunto de acciones sociales que conducen directamente la directriz poltica, que construyen colectivamente la decisin poltica, que administran socialmente la cosa pblica, de manera participativa y con control social. Esto quizs hubiera sido un cambio trascendental e inmanente de la estructura y organizacin del Estado, un trastrocamiento profundo de su arquitectura. Aunque la mayora se inclinaba por este poder social, el argumento que se empleo es que la sociedad, las organizaciones sociales, las instituciones sociales, los ciudadanos, no podan ser juez y parte, no podan estar en un lugar y otro, no podan ser a la vez funcionarios. Este argumento no me pareci ni me parece 10

convincente. Sin embargo, la bancada mayoritaria de la Asamblea Constituyente decidi trasladar la participacin y control social a un ttulo, que no tiene que ver directamente con los rganos de poder sino con una especie de borde, de lnea de contacto, entre Estado y sociedad. Este desplazamiento del poder social mantienen aparentemente la estructura y organizacin de la divisin de poderes, diferenciando lo pblico de lo privado, la sociedad civil y el Estado, gobernantes y gobernados; sin embargo en la medida que se mantiene en la parte de la Estructura y organizacin funcional del Estado, termina desordenando la forma moderna, liberal, de la arquitectura estatal, introduciendo este flujo participativo en la democracia y las formas de organizacin polticas. Que en la prctica la participacin social se convierta en un verdadero poder social va a depender de la correlacin de fuerzas y de la voluntad poltica colectiva. Qu quiere decir todo esto? Que la Constitucin hay que tomarla como una Constitucin viva, no tanto slo como un texto escrito, que lo que importa de una Constitucin no es tanto que se encuentre escrita, como un texto sagrado, ni tan slo que se la haya aprobado por el pueblo, sino, sobre todo, que se la aplique, que la Constitucin se realice, se materialice en transformaciones institucionales, en polticas pblicas, en transformaciones sociales, polticas, econmicas y culturales. Que la Constitucin sea viva, se la conciba como un organismo vivo, que su realizacin prctica, resulte de la aplicacin consecuente, que no caiga en la desconstitucionalizacin del texto constitucional debido a un realismo poltico, que dosifique y difiera su aplicacin, debido a un pragmatismo poltico que limite los alcances transformadores y emancipadores de la Constitucin. Lo que importa de una Constitucin es que sea un instrumento de transformacin en manos de las multitudes. Lo que importa entonces de una Constitucin es que sea el ejercicio dinmico, democrtico, del poder constituyente, de la fuerza social, que se expresa en la movilizacin generalizada de la sociedad. Debe quedar claro que hablamos de una continuidad del proceso constituyente, una continuidad entre sus etapas pre y post constituyentes, una continuidad entre la elaboracin del texto constitucional y su realizacin en el contexto histrico-poltico. Lo que importa es que la Constitucin forme parte de las estructuras de la accin social, de la composicin de la praxis, sobre todo de la integracin de lo econmico, poltico y social, de la integracin entre Estado y sociedad, superando la divisin del trabajo y la autonomizacin de las esferas dadas durante la modernidad, a travs de los procesos de racionalizacin y de la colonizacin de la racionalidad instrumental. De qu se trata? En concreto, qu es lo que se tiene que materializar, qu transformaciones tienen que realizarse? Son tres modelos inscritos en la Constitucin Poltica del Estado: El modelo de Estado, que es plurinacional y comunitario; el modelo territorial, que se expresa en el pluralismo autonmico: el modelo econmico, que es pluralista, social y comunitario, con intervencin estatal e integrado en una armona ecolgica y en una concepcin sustentable del desarrollo. Se trata de que estos modelos, concebidos de manera articulada, se pongan en juego a travs del ejercicio de la democracia participativa, una superacin de la democracia representativa. Entendiendo adems que la dinmica y el desplazamiento, el ejercicio y la prctica, de la participacin social, convierten al Estado en instrumento de la sociedad. Como se puede ver, esta realizacin transformadora, esta transformacin institucional, dependen de la aplicacin de la Constitucin; esta aplicacin depende de la interpretacin y anlisis consecuente del texto constitucional, que nos lleva a una ruptura epistemolgica con los 11

modernos paradigmas de la poltica, de la economa, de la sociedad y de la cultura. Son, por lo tanto, un nuevo campo configurarte de ideas y un nuevo marco conceptual los que deben sostener el desarrollo de las leyes fundacionales, el desarrollo legislativo fundacional, rompiendo con la dependencia de un sistema de derecho concebido colonialmente, que sirvi como instrumento de legitimacin de las formas polimorfas de dominacin. Este mapa de leyes es como la cartografa de la normativa fundacional de un nuevo mapa institucional, correspondiente a la condicin pluralista, a la condicin plurinacional, a la transversal comunitaria, a la descentralizacin administrativa poltica, gubernativa y legislativa de las autonomas, concordante con el horizonte de una economa social y comunitaria, en armona con la naturaleza y con la comunidad.

Memoria crtica y realismo poltico Potencia plebeya es una antologa de escritos de lvaro Garca Linera que datan de 1989 y llegan al 2008. Su lectura no slo recorre una amplia bibliografa del autor sino tambin atraviesa los periodos y los ciclos de la dramtica historia boliviana, que Charles Arnade llama la dramtica insurgencia boliviana. Comienza con una introduccin al Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx; se trata de una serie de anotaciones sobre los estudios del antroplogo ruso, que tratan de la pervivencia de la comunidad agraria, su fuerza social e histrica, adems de su proyeccin transformadora, debido a su posibilidad de convertirse en una matriz y en una ruta alternativa para encaminarse al comunismo. Se trata de un salto por encima del capitalismo? No exactamente, empero nos muestra otras rutas histricas y una comprensin diferencial de la presencia de los modos de produccin. lvaro rescata la importancia del concepto del modo de produccin asitico que Marx trabaja a partir de las investigaciones que realiza sobre la base de las informaciones derivadas de las empresas coloniales, los avances de la colonizacin y de los estudios de las sociedades llamadas primitivas. Sin embargo, a la luz de las investigaciones contemporneas, de los estudios histricos, econmicos, sociales y culturales del Asa, frica y Amrica Latina, no parece posible sostenerse el concepto de modo de produccin asitico, no solo por lo diferencial de las condiciones histricas, las circunstancias y las trayectorias de lo que ocurre en la India respecto de lo que ocurre en China, adems de lo distinto que es el proceso histrico en el resto del Asia, sino que ahora se sabe que el mercado, el comercio, el circuito monetario y el capitalismo comenzaron temprano en Asa, particularmente en China. Ahora se habla incluso de un capitalismo natural, con sus propias caractersticas, a diferencia de un capitalismo a-natural, que estara impregnado por la revolucin industrial1. Este conocimiento actual de la historia diferencial, pero, sobre todo, de este temprano comercio, mercado y capitalismo asitico deja en suspenso la hiptesis del modo de produccin asitico, que ms parece ser una hiptesis arbitraria y general donde se mete de todo, como en una misma bolsa. Lo que s es importante es lo que concierne a la trascendencia histrica de las formas comunitarias. Esta pervivencia apunta a una ruta distinta al comunismo o a entender de una mejor manera esta praxis real de las luchas y este horizonte o idea de las gestiones de lo comn.

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Giovanni Arrighui: Adam Smith en Pkin. Orgenes y fundamentos del Siglo XXI. Madrid 2007. Akal.

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En el segundo captulo del libro analiza el autor el Manifiesto comunista y su relacin con el presente. La pregunta que se hace: Es el Manifiesto comunista un arcasmo poltico, un recuerdo literario? La respuesta va por interpretar la vigencia del Manifiesto comunista, sobre todo por sus caracterizaciones del capitalismo, de la modernidad, de la lucha de clases, del perfil de la burguesa y el proletariado, de la interpretacin de la clase como sujeto social, no como personificacin, adems de rescatar el papel que juega la voluntad poltica del proletariado, distinguiendo su comportamiento como clase-en-s y clase-para-s, como portador del disciplinamiento, la formacin, la organizacin desplegada por el capital, a diferencia de su predisposicin consciente a no servir como agente de reproduccin del capital sino como autoafirmacin y autodeterminacin, por lo tanto como dilucin de las clases y del Estado. La interpretacin y el anlisis de El manifiesto comunista pasa por cuatro tesis estructurales: El desarrollo planetario del capitalismo, pensado a partir de la subsuncin general del mundo al capital; el desarrollo tecnolgico contemporneo, pensado a partir de la enajenacin material del trabajo; la identificacin de los burgueses y proletarios, pensada a partir de la lucha de clases, por lo tanto pensando las clases como movimientos estructurales; la determinacin del trabajo sobre s mismo, pensada como autodeterminacin social. El tercer captulo trata sobre Ciudadana y democracia en Bolivia, comprende un lapso de tiempo que viene desde el inicio del siglo XX hasta prcticamente fines de siglo (1998), antes del comienzo del ciclo de movimientos sociales que derrumb el modelo neoliberal. Este captulo es sugerente por la forma genealgica con que se maneja la historia de la ciudadana y la historia de la democracia. La pregunta que se hace de inicio es cundo surge el ciudadano en sociedades coloniales y poscoloniales? La respuesta se construye en un proceso intermitente donde se amplan los derechos y los espacios de la ciudadana a partir de una concepcin de ciudadana de casta que excluye a los indgenas. Se contina el anlisis con lo que va a ser la constitucin de una ciudadana corporativa a partir de las luchas de los trabajadores, de los obreros y particularmente de los mineros, y lo que tiene que ver todo esto con la revolucin de 1952, donde los sindicatos no solo van a formar parte organizativa de la sociedad y por lo tanto de la ciudadana sino tambin del Estado nacionalista. Por ltimo contina el anlisis con lo que va a llamar el autor la ciudadana irresponsable, que conecta con lo que pasa despus del derrumbamiento de la ciudadana corporativa y la implementacin de las llamadas transformaciones estructurales neoliberales. Se trata de una ciudadana vinculada al derecho al voto, a la atomizacin individual, a la lectura abstracta de la igualdad jurdica y poltica, empero basada en la disolucin de las formas corporativas y comunitarias de cohesin social. Estos anlisis vienen efectuados por dos enfoques, uno que llamaramos focaultniano, en la medida que se desarrolla de manera genealgica, haciendo un anlisis del presente a partir de una mirada retrospectiva del pasado, y el otro a partir de una mirada bourdieuna, en la medida que utiliza la analtica de los campos, los capitales y los habitus, para interpretar la subjetividad, la intersubjetividad y la objetividad de los campos, las reglas del campo y la internalizacin del cuerpo social en los comportamientos. Estos dos enfoques son como cabalgaduras en un espacio terico accidentado heredado de la matriz marxista que forma parte de la formacin del autor. El cuarto captulo trata del movimiento obrero, captulo que se concentra en los ciclos histricos de la formacin de la condicin obrera minera en Bolivia, que comprende la temporalidad de 1825 a 1999. El primer perfil que sobresale en este anlisis estructural del 13

movimiento obrero es el del obrero artesano de empresa. Esta figura obrera, que transcurre entre 1850 a 1900, est apegada a una concentracin masiva de artesanos que despliegan individualmente habilidades productivas segmentadas. Como se puede ver el anlisis se sita en la forma de organizacin del trabajo y en la composicin orgnica de capital, estamos ante la expansin intermitente del capital variable. Por lo tanto, estamos ante una clase constituida en las formas de extraccin minera rudimentarias, que tampoco implican rupturas con los vnculos comunitarios de los obreros. Estamos hablando de la minera de la plata; cuando pasamos a la minera del estao transitamos a una forma de composicin del capital orgnico ms estructurado en el capital fijo y en el empleo de maquinaria y tecnologa a gran escala, disminuyendo la participacin relativa del capital variable. Pasamos a la figura del obrero de oficio de la gran empresa. Aqu sobresalen la pericia, la destreza personalmente poseda y depositada en los movimientos del cuerpo, se trata de una complejidad de un saber acumulado de trabajo al interior de la mina y en el ingenio. Sobre este acumulo y en la organizacin del espacio de la divisin del trabajo por sectores va constituirse una consciencia de clase masiva, continua y permanente, que va terminar de asumir como propia o intima la certeza de que sobre la base de su trabajo se sostiene la nacin y el Estado, adems de que se trata de una clase que transita orgullosamente su condicin de clase-en-s a clase-para-s. Hablamos de la gran tradicin y memoria de lucha de la Federacin de mineros y despus, sobre la base de esta centralidad, de la Central Obrera Boliviana (COB). Fue una poca heroica, que construye el Estado-nacin, pero que no logra trascender los lmites del nacionalismo revolucionario y de una relacin subordinada al Estado, renunciando a la posibilidad de su autoconstruccin y autodeterminacin. Este obrero va encontrar su fin con la relocalizacin, con las medidas privatizadoras del periodo neoliberal. Este procedimiento destructivo y de despojamiento va a intentar ser revertido con la marcha por la vida, cuando los mineros sorprendidos y sus familias asisten reivindicativamente, es decir de una manera no preparada, a una guerra declarada por la casta poltica, que asimila rpidamente el discurso neoliberal. Es la crnica de una muerte anunciada. Cuando ingresamos al periodo neoliberal, como que volvemos a formas parecidas al capitalismo salvaje, debido a que se ponen en suspenso los derechos de los trabajadores. Pasamos al proletariado nmada, que lvaro Garca Linera llama el obrero de especializacin industrial flexible. El autor, lejos de la hiptesis de la desproletarizacin, apresurada por parte de los idelogos neoliberales, sostiene que, mas bien, el proletariado se expande, solo que lo hace de una manera flexible, adecuada a los moldes de la circulacin y los ritmos que impone el capital financiero y la administracin de la crisis del capitalismo en su forma neoliberal. Quizs uno de los escritos ms logrados, ms candentes e intensos, que recuerdan a los escritos de Ren Zavaleta Mercado y Sergio Almaraz Paz es el que le dedica el autor a la muerte de la condicin obrera del siglo XX. Estamos ante una crnica dramtica de la marcha por la vida, al inicio de la marcha como marcha minera, a los fuegos de la insumisin y la mansedumbre, actitud contradictoria del minero histrico, orgulloso, heroico, pero subordinado a la sombra del Estado que l mismo haba ayudado a construir. Se hace un balance de la poca designada a partir de su designio amargo. Despus de este tratamiento analtico, histrico y estructural del movimiento obrero y tambin de la historia del capitalismo en Bolivia, lvaro Garca se dedica al movimiento indgena, que es trabajado a partir del contraste entre la narrativa colonial y la narrativa comunal. Se puede ver en este cosido del libro la articulacin terica y poltica del autor, 14

hablamos de la relacin dialctica entre marxismo e indianismo, que no deja de mostrar sus puntos y sus lneas de tensin. El anlisis de esta parte comienza con una crtica al nacionalismo de Estado, tanto en su versin nacionalista como en sus versiones socialistas tempranas. Frente al Estado se rescata mas bien la figura rebelde y desbordante anti-estatal de la comunidad. Nacionalismo de Estado y socialismo de Estado aparecen como dos figuras polticas e institucionales ligadas y complementarias. Se puede develar claramente la crtica del autor al izquierdismo o a los partidos tradicionales de la izquierda, hipstasis atrapada en una herradura concomitante que viene del nacionalismo y deriva en las versiones socialistas vanguardistas. A estas izquierdas lvaro Garca las llama los suplantadores del propio proceso de constitucin de la clase, sus posibilidades de emancipacin y de construccin de un horizonte que va ms all del Estado y del capitalismo. El movimiento indgena es recogido a partir de las estructuras de la rebelin que se constituyen en los levantamientos anticoloniales del siglo XVIII y XIX, que llegan irradiantes a los intempestivos levantamientos del siglo XX. Aproximndonos a las caractersticas de este recorrido, encontraremos en la composicin, estructura, configuracin, reciprocidad y complementariedad de la comunidad el secreto de un largo proceso sostenido que anuncia la alteridad de la historia. Sin embargo, esta mirada apologtica del movimiento indgena sirve tambin para mostrar sus contrastes y ambigedades, que terminan de hacerse visibles en pleno periodo neoliberal, cuando se intenta un nuevo pacto seorial a travs de la Ley de Participacin Popular. Desde esta perspectiva, se hace un anlisis poltico de las autonomas indgenas y del Estado multinacional, que se avizora en el horizonte de las luchas de los movimientos indgenas que se desarrollan en la dcada de los noventa y llegan apotesicos durante el ciclo ofensivo de la movilizacin general del 2000 al 2005. En el contexto de este anlisis se sita a la repblica excluyente como la matriz de la genealoga institucional colonial que va atravesar los distintos periodos republicanos. En este apartado del libro volvemos a encontrarnos con las herramientas metodolgicas elaborada por Pierre Bourdieu cuando se evala la etnicidad como capital, cuando se caracteriza al Estado mono-cultural asentado en una sociedad multinacional, cuando se contrasta la sociedad multi-civilizatoria y el Estado esquizofrnico. Estas son las bases para entrar a una interpretacin terica de las condiciones de posibilidad histrica de un Estado multinacional y multi-civilizatorio. En este sentido se trabaja la dimensin multinacional y multi-civilizatoria de la comunidad poltica, tratando de encontrar salidas en el sentido de las transformaciones institucionales de lo que llamaremos el problema de la complejidad administrativa. Una vez hecho esto, el anlisis histrico y estructural del movimiento indgena y el proceso anticolonial que parece desembocar en el horizonte de un Estado plurinacional comunitario, el autor hace una introspeccin terica, una especie de balance de la congruencia entre marxismo e indianismo, que define como el desencuentro de dos razones revolucionarias, una anticapitalista y la otra anticolonial. La revisin terica es crtica y busca desmarcarse de un marxismo primitivo, describiendo las caractersticas del indianismo como fenmeno ideolgico, poltico y cultural, interpelador de la nacin y el Estado boliviano. Se hace la evaluacin del indianismo katarista desde su gestacin hasta su crisis o su fractura en varias formas y versiones, que repiten ambivalentemente las incorporaciones del movimiento o por lo menos de sus representaciones al Estado. De esta manera, despus de considerar la crisis del katarismo se ingresa al anlisis del indianismo de los aos noventa, donde el Ejrcito 15

Guerrillero Tupac Katari va a jugar un rol articulador de un novedoso movimiento que retoma el katarismo en dilogo permanente con un marxismo crtico. Los ltimos captulos de Potencia plebeya se concentran en lo que deviene como ruptura histrica con lo anterior, la historia del movimiento obrero y del capitalismo, la historia del movimiento indgena y de la guerra anticolonial, y su desemboque en los multitudinarios movimientos sociales del ciclo 2000-2005. Estos captulos son Estructuras de los movimientos sociales, Crisis estatal y poca de revolucin, adems de El Estado en transicin. Los dos primeros avanzan en el anlisis de las condiciones de posibilidad histrica y poltica de los movimientos sociales recientes a partir del estudio del conglomerado de la forma sindicato, la forma multitud y la forma comunidad; estas categoras ayudan a hacer un seguimiento de las dinmicas moleculares de los movimientos sociales, llegando a hacer un balance de la mayor parte del ciclo de movimientos sociales, que ponen en evidencia la crisis mltiple del Estado y definen los perfiles plurales de las sublevaciones indgenas y plebeyas. El ltimo captulo trasciende el ciclo de movimientos sociales e intenta hacer una primersima evaluacin de la primera gestin del gobierno indgena-popular en el horizonte del Estado plurinacional comunitario y autonmico, atravesado por las resistencias reaccionarias de las oligarquas regionales y sumido en el inmanente y trascendente proceso constituyente. Este captulo se basa en por lo menos dos caracterizaciones temporales del proceso, una que tiene que ver con lo que fue el periodo correspondiente al llamado empate catastrfico , la otra que tiene que ver con la culminacin o desenlace de este empate que abre un nuevo periodo caracterizado por la formacin de un bloque histrico de poder hegemnico popular, llegndose entonces a lo que llama el autor el punto de bifurcacin. Hay pues un contraste en el contenido del libro, la mayor parte del libro, que recoge aportes muy anteriores, expresa una perspectiva crtica y movilizadora; la ltima parte del libro, que corresponde al balance de la primera gestin de gobierno, tiene un tono pragmtico, derivado de una mirada del realismo poltico, mas bien justificativo que crtico. Se trata de dos posicionamientos del sujeto, una como rebelde y la otra como gobernante. Las dos perspectivas no se complementan, entran en contradiccin. No hay solucin, el pasado es el pasado, lo que se tiene adelante es la tarea de gobernabilidad, la responsabilidad del equilibrio econmico y de la consolidacin institucional. La mirada del rebelde, del insurrecto, del alzado en armas, queda atrapada en la perspectiva pragmtica del gobernante. Esta perspectiva anula la interpelacin de la memoria crtica y despliega en vez de esto la reposicin fra de la maquinaria estatal. El realismo poltico es eso, la legitimacin de lo que hay, de lo que est al alcance de la mano, el instrumento del Estado. Se llega a formular entonces la tesis paradjica de que hay que utilizar al Estado para transformar la sociedad; y esto se quiere hacer sin transformar el Estado. Los resultados son dramticos, los transformadores terminan transformados por el Estado, llegando a ser los mejores dispositivos de la reproduccin del Estado, de la maquinaria que sostiene las relaciones de dominacin. El poder termina tomando a los que deberan demoler el poder. El discurso que proviene de esta situacin no es otro que el esfuerzo retrico por legitimar esta espantosa inversin y regresin del Estado, con la plena celebracin de esta hipostasis por parte de los funcionarios progresistas. La tarea que terminan cumpliendo es la de la expansin del modo de produccin capitalista, la expansin del modelo extractivista en la geografa perifrica de la geopoltica de la economa-mundo capitalista, articulndose de mejor manera a los mecanismos de dominacin mundial. El 16

realismo poltico, el discurso de lo que es viable, termina anulando el campo de posibilidades y las potencialidades de las masas, las multitudes, los pueblos, los explotados, el proletariado nmada. El realismo poltico corresponde a la aplastante imposicin de la realidad del poder, en sus formas mltiples y degradantes. Se deja el anlisis y se opta por la retrica, vaca, empero intimidatoria.

La alternativa al desarrollo La ilusin desarrollista Tomemos ilusin no slo como ficcin, expectativa, apariencia, sino tambin como illusio, como inters, como creencia fundamental en el inters del juego y el valor compartido; la lgica especfica de un campo se funda en la mentalidad que aparece en forma de habitus especfico que tambin podramos llamar sentido del juego, al que por lo comn se designa como espritu o como un sentido implcito2. Por lo tanto ilusin como ficcin, pero tambin como mentalidad; desde esta perspectiva trataremos de analizar la ilusin desarrollista. Es ciertamente una ilusin creer que el desarrollo va llegar por la industrializacin, peor an con la llegada de capitales financieros, que es lo mismo que reducir el desarrollo a la industrializacin, reduccin que tiene que comprenderse tambin en el mbito del sentido, en el espacio de configuracin, de lo que quiere decir desarrollo. Es tambin una ilusin que el nico camino que hay es el desarrollo, la transformacin de las condiciones, no solamente el crecimiento econmico, en clave moderna; es decir modernizacin de las instituciones, modernizacin de los medios de comunicacin, de transporte, modernizacin de las costumbres y las conductas, modernizacin del consumo, modernizacin de los servicios. En otras palabras optar por la cultura moderna en todos los sentidos qu esto implica. En una poca, durante los siglos XVIII y XIX se entendido esto como ilustracin, razn, racionalidad, ciencia, positivismo, pretendiendo que slo hay una forma de madurez, el uso de la razn como autoridad, entendiendo que la nica razn es el de la ilustracin. Esto obviamente es una reduccin, que durante el siglo XX ya fue insostenible, pues la misma ciencia, su desarrollo y ampliacin, encontr distintas racionalidades, no slo en lo que implican distintas lgicas inherentes a las epistemologas, ciencias, complejidades sociales, sino tambin en lo que respecta a los modos de pensar de distintas civilizaciones. Particularmente interesan los estudios de Claude Lvi-Strauss, sobre todo los cuatro tomos de Mitolgicas3, pues en ellos demuestra otras formas de racionalidad, otros modos de pensar, otras maneras de clasificar, de construir la cultura, su relacin con la naturaleza, y la explicacin de los orgenes del fuego, de las armas, de la comida, de la agricultura. Que todava uno se encuentra con gente que cree que hay una sola forma de racionalidad, que la civilizacin posible es la modernidad, se debe a los anacronismos relativos a la persistencia de sentidos comunes anclados en los prejuicios correspondientes a la colonizacin y a la colonialidad, adems de constituirse en sedimentos ideolgicos positivistas y decimonnicos. Esto tambin es una ilusin, entendida como mentalidad, ideologa de un campo. Pero, cul campo es este? Creo que se trata de un campo donde habitan los funcionarios pblicos, que son celosamente modernistas, los tecncratas,2 3

Revisar de Pierre Bourdieu Meditaciones pascalianas. Barcelona 1999, Anagrama. Claude: Lvi-Strauss, Mitolgicas. Mxico, Siglo XXI.

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los tcnicos, las cooperaciones, los gobiernos y las organizaciones no-gubernamentales metidas en la promocin y a gestin del desarrollo. En este sentido la ilusin desarrollista es un habitus incorporado de un capo que es como una dispora donde funcionan instituciones de influencia y decisin en las polticas pblicas. Es un campo que conecta instituciones locales, regionales, nacionales e internacionales. El habitus de este campo supone un espacio tcnico y poltico donde las reglas del juego se establecen de acuerdo al logro de indicadores, metas y objetivos que valorizan el desarrollo. Una de las caractersticas de esta mentalidad tiene que ver con la creencia en la industrializacin como medio primordial del desarrollo, tambin con la extensin de esta creencia a que el desarrollo es el la columna vertebral de la modernidad y que la modernidad es la arquitectura de la civilizacin mundial. Ciertamente, visto desde la perspectiva de la crtica de la ideologa, esto no es otra cosa que la formacin discursiva legitimadora de la dominacin del imperio, del centro de acumulacin del sistema-mundo capitalista sobre la periferia, entendida como reserva de recursos naturales y de mano de obra barata y explotable. Pero tambin hay que evaluar esta creencia desde la masa de sus comportamientos y conductas; se trata de un conjunto de normas, de procedimientos, de tcnicas, de actitudes, de predisposiciones incorporadas y que se desenvuelven como prcticas configuradoras de las polticas, que ahora atraviesan no solo el espacio nacional, sino tambin regional, micro-regional y local, incidiendo tambin en los comportamientos locales, regionales y nacionales, adems de incidir en el campo econmico, en el campo social y en el campo cultural. Esta mentalidad desarrollista delimita el dominio de su campo, discrimina otras maneras de pensar, otras racionalidades, no las acepta como razn ni racionalidad, descalifica otras alternativas al desarrollo, descalifica otros modos de produccin, las expulsa al submundo de la irracionalidad, de la pre-modernidad, del pre-capitalismo; esta visin linealista expulsa la diferencia respecto del desarrollo, respecto de la industrializacin y de la modernidad al espacio abominable de lo brbaro y salvaje, espacio que ciertamente se requiere domesticar, disciplinar y civilizar. Como se puede ver, se trata de un proyecto de poder, basado en la publicidad, la propaganda, la programtica, la promocin del desarrollo, en lo que podemos llamar mercado tcnica del desarrolla, que busca ganar ms adeptos, que requiere incorporar a ms gente, convencer a ms grupos y obviamente ms pases en esta catarsis de la ilusin del desarrollo. Los resultados de estas polticas desarrollistas son diferenciales, dependen de los contextos nacionales, tambin de los periodos de los que estemos hablando, as mismo de los recursos naturales involucrados en este proceso de extraccin-explotacin-industrializacin-comercializacin, de su vnculo con los monopolios del mercado, el control de las trasnacionales y el dominio del capital financiero. La articulacin de estos procesos y de estas polticas econmicas con todo el espacio econmico nacional, con la diversificacin de la economa, con su triangulacin entre industria pesada, industria liviana y servicios, va depender tambin de distintas problemticas especficas de los distintos pases. Pero, lo cierto es que el desarrollo soado, la ilusin plena desarrollista no llega, salvo parcialmente, fragmentado, de manera diferencial, dependiendo de las reas, de los rubros, de las regiones, de la diferencia recurrente entre ciudad y campo. La relacin con los pases llamados desarrollados, con los pases llamados industrializados, no es solamente un problema cuantitativo, como de cunto falta, sino tambin cualitativo, se trata de la relacin estructural con estos pases, de la diferencia estructural, de la condicin dominante, hegemnica, de control que tienen de los circuitos financieros o de lo que identifica como los monopolios de los pases centrales del sistema-mundo capitalista: el monopolio tecnolgico, el monopolio de 18

los flujos financieros, el monopolio del acceso a los recursos naturales, de una manera directa o indirecta, el monopolio de la comunicacin y de los medios, y el monopolio militar, primordialmente en el terreno de los armamentos de destruccin masiva 4. El desarrollismo es un habitus de un campo institucional, por lo tanto una mentalidad, una ideologa, es tambin una formacin discursiva, que supone sus conceptos, sus objetos y sus sujetos, as como es una retrica, un arte de convencimiento moderno, por lo tanto un conjunto de reglas, de procedimientos, de disposiciones en un espacio de correlacin de fuerzas, impotente ante la estructura de poder de la economa y sistema-mundo capitalista. Lo nico que puede hacer es replantear la modificacin de la relacin de los trminos de intercambio y la variacin en la relacin cuantitativa entre centro y periferia, empero no puede trastrocar la estructura de poder mundial. Para esto no se requiere de desarrollo ni de discurso desarrollista, de polticas desarrollistas, ni de industrializacin, sino de algo que escapa al modelo desarrollista, esto es de una verdadera alternativa y alteracin al desarrollo, a la modernidad, al orden mundial; esto significa potenciar las capacidades alternativas y alterativas, las otras lgicas, las otras racionalidades civilizatorias y culturales, potenciar, por ejemplo, en el contexto de la economa plural, la economa comunitaria, las formas comunitarias, las reciprocidades y complementariedades de estas formas que construyen lo comn a partir de otro simbolismo, otros imaginarios, otras valoraciones, que no son las que conocemos relativas a la valorizacin del valor abstracto del tiempo socialmente necesario. Valorizaciones que van ms all del tringulo perverso de valor de uso, valor de cambio y signo. La simbolizacin alterativa a la racionalidad moderna, instrumental, cuantitativa, es una ruptura, un escape, una salida y un desplazamiento hacia un horizonte radicalmente diferente al constituido en base a la explotacin de la fuerza de trabajo, de los recursos naturales, de la produccin compulsiva para el mercado y del consumismo hedonista infinito. Las producciones de lo comn, basadas en la productividad de la vida, son formas de construccin de vnculos y relaciones de cohesiones colectivas y sociales, basadas en las reciprocidades, complementariedades y armonizaciones entre comunidades y sociedades con la naturaleza.

Critica de la ilusin desarrollista Lo primero que habra que preguntarse si hay una razn desarrollista, si el desarrollismo no es mas bien un prejuicio, una ilusin, un espejismo, un querer imitar a otros, un querer ser como los otros. Hablando en trminos ms concretos esto querra decir que de lo que se trata es seguir la huella de los pases industrializados, en este sentido podramos hablar de industrializaciones imitativas. Empero el tema no es tan simple de resolver, pues la misma condicionante del mercado internacional, sobre todo en lo que respecta a los trminos de intercambio, como que inducen a los pases no industrializados a industrializarse precisamente para mejorar los trminos del intercambio entre centro y periferia de la economa-mundo capitalista. Sin embargo, esta forma de escapar a un intercambio desigual y a lo que se denomina la dependencia termin creando nuevas formas de diferenciacin de las igualdades y soldando nuevas cadenas de la dependencia, en la medida que los pases perifricos no dejaban de ser compradores, primero de manufacturas y luego de insumos para la industria,4

Samir Amin: Ms all del capitalismo senil. Buenos Aires 2003; Siglo XXI.

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adems de pagar los costos de la transferencia tecnolgica, fuera de darse el caso de que los pases desarrollados terminan entrando a un proceso que se llama de desindustrializacin, cerrando industrias pesadas, como las metalrgicas, y empresas de retorno diferido o largo plazo, traspasando estas industrias y maquinarias a las potencias industriales emergentes, tecnologas consideradas obsoletas, frente a las tecnologas de punta a las que apuestan los pases centrales. En otras palabras, los trminos de intercambio desigual se dan en otras y reformadas condiciones que plasman nuevas distancias abismales entre centro y periferia, norte y sur. En las condiciones de la revolucin cientfica y tecnolgica no solamente las relaciones de intercambio sino tambin las mismas estructuras de las relaciones geopolticas de la economa-mundo capitalista han sido trastrocadas y transformadas, nos movemos en un nuevo orden mundial, que otros consideran caos mundial. Desde esta perspectiva, teniendo en cuenta las transformaciones en las relaciones internacionales y los desplazamientos en el sistema-mundo capitalista, debemos reconsiderar las significaciones de los conceptos de desarrollo y de la concepcin desarrollista, a la luz de los que significan histricamente la revolucin verde, la revolucin industrial y la revolucin cientfica-tecnolgica. Las teoras del desarrollo buscan describir las condiciones socioeconmicas y las estructuras econmicas necesarias para disear un recorrido progresista de desarrollo, comprendiendo al desarrollo humano, basado en el crecimiento econmico sostenido. En lo que respecta al desarrollo econmico, podemos mapear distintas corrientes: las desprendidas de la economa neoclsica, las derivadas de la teora keynesiana del Estado regulador, las que siguen a un anlisis econmico marxista, que bsicamente tiene una vocacin productivista, las que plantean un reenfoque desde la perspectiva del desarrollo humano, y las que se deducen de la crtica anarquista. La concepcin desarrollista cuestiona la teora clsica del comercio internacional, que supone el principio de las ventajas comparativas, comprendiendo mas bien la evidencia de los trminos de intercambio desiguales y las transferencias de valor desde la periferia al centro del sistema-mundo capitalista., esto significa pensar que los trminos de intercambio favorecen a los pases industrializados y desfavorecen a los pases enmarcados en modelos primario-exportadoras. Ahora bien, la revolucin verde y la revolucin industrial han quedado atrs, o por lo menos subordinadas, respecto a la emergente y vigente revolucin cientfica-tecnolgica, que comprende una nueva ruptura epistemolgica, un nuevo paradigma en las ciencias, que inciden en las transformaciones tecnolgicas, que nos llevan, entre otras cosas a la informatizacin de la produccin y la virtualizacin del trabajo. Estos cambios tambin implican transformaciones en las estructuras financieras y en la extensin y profundizacin del dominio del capital financiero, lo que significa tambin una modificacin en la composicin del ciclo del capitalismo y en la administracin de la crisis. Ante esta ruptura epistemolgica, el cambio de paradigma y las transformaciones tecnolgicas, el concepto de desarrollo ha quedado demasiado estrecho y la concepcin desarrollista ya no puede dar cuenta de los grandes desafos y las grandes transformaciones dadas en el mbito de las relaciones contemporneas de la economa y el sistema mundo-capitalista. El concepto de desarrollo es limitado para dar cuenta de la necesidad de cambiar de modelo civilizatorio ante 20

la crisis ecolgica estructural, que enfrenta un compulsivo productivismo, un consumismo hedonista, con proyecciones infinitas, ante la evidencia de las riquezas naturales finitas, inmersa en una naturaleza tambin acotada. Ante este diagnstico, la crtica al concepto desarrollo y a la concepcin desarrollista se hace necesaria. Pero, tambin, como el concepto de desarrollo est asociado al concepto de modernidad, es menester tambin exponer una crtica de la modernidad.

Volviendo a la ilusin desarrollista, parece que este tema ha sido recurrente en las lites gobernantes de los pases conquistados por Europa, aunque tambin en los no conquistados como el caso de Japn. Ciertamente se podra decir que el Japn despeg con su desarrollo en el marco de una combinacin compleja de intervencin estatal, aparato militar y mercado. Habra dos casos distintos de superacin del desarrollo tpicamente europeo, uno es el de la ex colonia inglesa de los Estados Unidos de Amrica y el otro es el del archipilago del Japn, que si bien no va a ser colonia europea opta por un proceso controlado de modernizacin y de occidentalizacin. Ese es la preocupacin y el esmero de los emperadores; pasamos de un periodo identificado como de modernidad temprana (1573-1868) a los periodos propiamente modernos (1868-2010). Este desarrollo particular se da en el recuadro de la monarqua y bajo una Constitucin imperial; el ingreso forzado al liberalismo se da despus de la segunda guerra mundial, con la derrota del Japn; una nueva Constitucin e instituciones liberales, descartndose de su proyeccin econmica y poltica, el militarismo y el expansionismo que haba caracterizado el imperio nipn. Cules son las condiciones de posibilidad histrica que han llevado a Estados Unidos de Norte Amrica constituirse en una potencia hegemnica y dominante, encargada de conducir el ciclo del capitalismo contemporneo? Cules son las condiciones de posibilidad histrica que han llevado al Japn a desplegar un desarrollo capitalista con caractersticas propias, empujndolo incluso a intentar disputar la hegemona mundial de la economa mundo capitalista? No podramos entender ambos procesos sin comprender su relacin concomitante con la revolucin industrial inglesa. El ciclo del capitalismo ingls se caracteriza por dos fenmenos que producen cambios estructurales en la composicin del capitalismo; uno de ellos es la articulacin indisoluble entre Estado y capital, el otro es el que tiene que ver con la revolucin industrial, que trastoca las condiciones iniciales de la produccin transformando la composicin orgnica del capital y la estructura organizativa del capitalismo. No podramos entender la evolucin de la economa de los Estados de la Unin y del imperio nipn sino dentro de los contextos del sistema-mundo capitalista. Lo que se produce es el desplazamiento del centro de la economa capitalista desde Europa hacia el norte del nuevo continente y hacia el extremo oriente. Pero cules son las condiciones que permiten este desplazamiento? En primer lugar las sucesivas crisis del capitalismo europeo, pasamos del ciclo genovs al ciclo holands y de ste al ciclo del capitalismo ingls. En segundo lugar el desgate europeo debido a las guerras entre las potencias imperialistas, el desenlace de estas guerras que deriva en la hegemona y dominacin norteamericana. En tercer lugar el plan Marshall y el plan MacArthur de reconstruccin de Europa y Japn como parte de la guerra fra, planes que consolidan la hegemona norteamericana y el dominio del capital financiero yanqui. En este contexto de la postguerra y retrocediendo a ciertos antecedentes histricos, en los que est involucrada la 21

unificacin tarda de Alemania, podemos decir que, sin embargo, Alemania y Japn ya eran potencias industriales antes de la primera y segunda guerra mundial, empero la reconstruccin de la postguerra las convierte en Estados liberales desarmados y en avanzados modelos industriales, altamente competitivos en el nuevo orden mundial, aves fnix que nacen de las cenizas Cmo llegaron a ser potencias industriales? En ambos casos el Estado jug un papel importante, la promocin estatal de la industrializacin estaba ligada al proyecto militarista y expansivo, en franco antagonismo con las otras potencias capitalistas, particularmente Gran Bretaa y Estados unidos de Norte Amrica. La mayora de los pases, sobre todo los que fueron colonizados, los llamados pases de la periferia del capitalismo o mas bien del capitalismo perifrico vivieron desenlaces distintos, que tienen que ver con la divisin del trabajo a nivel internacional, con la divisin del mercado mundial, con las diferenciaciones del comercio internacional, con la divisin entre centro y periferia, norte y sur, en la geografa y geopoltica de la economa-mundo y del sistema mundo capitalista. Todas estas diferenciaciones del capitalismo, de los capitalismos, en plural, de las formas del capitalismo tienen que ver con la distincin entre acumulacin originaria de capital y la acumulacin ampliada de capital, distincin que establece que la periferia del sistemamundo capitalista es el escenario de las condiciones de posibilidad reiterativas de la acumulacin originaria del capital del centro del sistema-mundo capitalista. Esto quiere decir que esta acumulacin primitiva de capital es permanente y se realiza por procedimientos de despojamiento y violencia de las riquezas naturales, de la fuerza de trabajo de la periferia o migrante, reducida a formas de explotacin que desechan los derechos de los trabajadores y los derechos sociales, este mecanismo del despojamiento tambin tiene que ver con la privatizacin de las empresas pblicas y del ahorro de los trabajadores, tambin con la privatizacin de los fondos de pensin, del seguro social, de la salud y la educacin. Se trata de un despojamiento constante y continuo de las posesiones, propiedades, riquezas, valores y derechos pblicos, sociales y comunitarios en aras de la administracin de la crisis del capitalismo. Estas divisiones geogrficas y geopolticas de la economa mundo-capitalista, estas fronteras, no son inamovibles, al contrario son flexibles y modificables, cambian dinmicamente de acuerdo a las formas plurales de desarrollo de los capitalismos centrales y perifricos. Por ejemplo, la Unin Sovitico y la Repblica Popular China modificaron la divisin y las fronteras geopolticas al desplegar formas intensivas, forzadas y militarizadas de revolucin industrial. Se puede interpretar que estos socialismos fueron estrategias y medios no solamente de igualacin, de socializacin y de democracia directa, por lo menos a un principio, sino tambin fueron planificaciones para cumplir las metas de la huella dejada por la revolucin industrial inglesa. Desde esta perspectiva, haciendo el recuento, estos llamados socialismos realmente existentes se habran movido en un mismo paradigma de desarrollo industrialista, incluso en un mismo concepto de desarrollo basado en la transformacin de las condiciones iniciales de produccin. Los pases latinoamericanos tambin se embarcaron en el proyecto de cumplir las metas de la revolucin industrial con el objetivo enunciativo de salir de la dependencia y con el objetivo pragmtico de sustitucin de las importaciones. Comparando con la repeticin de la revolucin industrial socialista, la revolucin industrial nacionalista fue mas bien inconclusa, a medias y fragmentada; sin embargo, tambin modificaron las fronteras y la geografa poltica, disputando en el mercado mundial nuevos trminos de relacin de intercambio entre centro y periferia, norte y sur. Obviamente tampoco el caso 22

latinoamericano escapa del modelo de desarrollo industrialista y del concepto de desarrollo basado en la acumulacin ampliada de capital. Recientemente, en la ltima etapa del siglo XX, los llamados tigres del Asa (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwn) han saltado al escenario mundial como potencias industriales altamente competitivas, incorporando transformaciones tecnolgicas actualizadas, basndose en la formacin de los recursos humanos. Este caso impactante tampoco escapa del modelo desarrollo industrialista, mas bien lo reitera y repite en las condiciones de la industrializacin avanzada del siglo XX, ingresando al mercado en condiciones competitivas. Los tigres del Asia tambin modifican las fronteras geopolticas de la economa-mundo capitalista. Sin embargo, lo que no hay que olvidar es que estas modificaciones tampoco dejan de quedar atrapadas en las estructuras, las redes y los circuitos financieros, quedan bajo el control del dominio casi absoluto del capital financiero, sostenido por la gendarmera del imperio, que es la fabulosa gigantesca maquinaria tecnolgico-meditico-militar de los Estados Unidos de Amrica. Siguiendo este decurso en la historia reciente, por ltimo, la segunda revolucin industrial de la Repblica Popular de China, su salto tecnolgico, su apertura al mercado mundial y la incorporacin de las renovadas formas de capitalismo, de empresas, de formas administrativas y de circuitos comerciales, vuelve a transformar el mapa geopoltico del sistema-mundo capitalista. En este caso por el peso y la densidad de la economa china en la economa mundial, su insercin en los flujos financieros mundial, siendo adems una potencia militar y miembro del grupo de seguridad de naciones unidas, afecta no solamente las condiciones geogrficas y geopolticas del sistema mundo-capitalista sino que llega a plantear la posibilidad de abrir un nuevo ciclo del capitalismo con las trasformaciones estructurales correspondientes. Sin embargo, esta incidencia gigantesca de China en la dinmica econmica mundial no desplaza el modelo de desarrollo industrialista, mas bien lo profundiza y lo extiende exacerbando las caractersticas problemticas de este paradigma econmico y remarcando las contradicciones propias del modo de produccin capitalista, incluso su supeditacin al dominio sin hegemona del capitalismo norteamericano. La incorporacin del Alto Per a la economa mundo capitalista concurri en la Colonia y mediante la explotacin y circulacin de la plata, sobre la base de la esclavizacin y servidumbre de fuerza de trabajo nativo, forzado por medio del mecanismo de la mita y de los repartimientos, que tenan como matriz de sometimiento la institucin colonial de la encomienda. Como se puede ver las instituciones, las normas y procedimientos coloniales sirvieron desde un principio como mecanismo de subsuncin formal del trabajo al capital. Ms tarde, despus de la guerra de independencia, la modernidad y el desarrollo no aparecen sino como parafernalia de las formas aparentes republicanas. En el periodo del ciclo de la plata, en la forma incipiente de capitalismo de enclave, se introduce el medio del transporte del ferrocarril para trasladar minerales. En el ciclo del estao se establecen relaciones de produccin capitalistas al terminar de convertir a la fuerza de trabajo mitaya en obreros, amplindose la base material y la organizacin de una forma de capitalismo dependiente. La ilusin desarrollista en Bolivia llega con los nacionalistas, quienes, despus de la Guerra del Chaco, suean con la formacin de la nacin, la construccin del Estado y la recuperacin de los recursos naturales. El gran experimento nacionalista se da despus de la Revolucin Nacional de 1952, cuando a travs de cuatro medidas fundadoras (nacionalizacin de las minas, reforma agraria, voto universal y reforma educativa) se va intentar la construccin del 23

Estado-nacin y la formacin de una burguesa nacional. Sin embargo, la aorada revolucin industrial va a quedar relegada debido a la postergacin de las fundiciones y se va circunscribir mezquinamente al desplazamiento de la inversin en la formacin de una burguesa agraria en el oriente del pas. Se nacionalizan las minas, pero no se incursiona en la industria pesada; en la perspectiva del discurso del nacionalismo revolucionario, paradjicamente se concesionan reas de exploracin y explotacin hidrocarburfera despus de haberse nacionalizado en 1934 estos recursos estratgicos. Se instalan algunas fbricas, como la fbrica de fsforos, pero estos dispersos emprendimientos no hacen un proyecto industrial ni modifican el modelo primario exportador. En resumen, haciendo el balance, la concepcin desarrollista en el marco del discurso nacionalista no es ms que un discurso legitimador de polticas pblicas tibias y contradictorias, como reflejo opaco de lo que fue la Revolucin Nacional de 1952. Lo que viene despus del golpe militar de 1964 se parece ms a una grotesca caricatura de lo que fue el proyecto nacionalista, dentro de una atmosfera compartida de sentido comn latinoamericano sobre la revolucin industrial, la sustitucin de importaciones, la modificacin de los trminos de intercambio. En esta prolongacin morbosa y perversa del Estado del 52, que en realidad es como su anttesis, hasta las mismas nacionalizaciones quedaron en suspenso. Todo esto qued en la memoria de un nacimiento heroico y su prolongacin contradictoria de los doce aos que dur la revolucin, terminando en un crepsculo poltico infeliz que llamaremos, parafraseando a Sergio Almaraz Paz, el tiempo de las cosas pequeas. En realidad los militares fueron obedientes al Pentgono y a la Casa Blanca, con ellos comenz un lento y problemtico proceso de desnacionalizacin, que termin de culminarse fehacientemente ms tarde, durante el periodo neoliberal de 1985-2005, bajo una concepcin anti-estatal y antinacional, bajo un discurso globalizador y privatizador, desprendido de cualquier proyecto industrialista. El periodo de las dictaduras militares fue un lapso de venganza por la derrota sufrida en la insurreccin de abril de 1952, salvo lo que ocurri durante el breve el interregno de resistencia y de acciones nacionalizadoras desesperadas de los gobiernos de los generales nacionalistas de Ovando y Torres. Despus del ciclo de movimientos sociales del 2000 al 2005, cuando se pone evidencia la crisis mltiple del Estado-nacin y se demuele a la casta poltica neoliberal que gobern el pas en las dos dcadas anteriores, nos vemos nuevamente ante el dilema de reavivar los fantasmas del desarrollo y la revolucin industrial o encaminar el modelo econmico por nuevas salidas, alumbradas por la Constitucin Poltica del Estado. La constitucionalizacin de la economa plural se abre al reconocimiento de la pluralidad de formas de organizaciones econmicas, slo posibles de comprenderse desde el paradigma de la pluralidad, planteado tambin en la Constitucin. Esto significa el reconocimiento de distintas estrategias y lgicas econmicas, con lo que se rompe la pretensin insostenible de una absoluta omnipresencia lineal del desarrollo y la revolucin industrial, quebrando tambin la pretensin universal de la modernidad, abrindose mas bien a una heterogeneidad civilizatoria y cultural, adems de heterogneos recorridos alternativos al desarrollo y a la modernidad, proponiendo composiciones y combinaciones singulares entre revolucin tecnolgica, recuperacin de tecnologas tradicionales, reconstitucin de la economa comunitaria, desenvolvimiento de emprendimientos sociales, en el contexto jurdico-poltico donde el pueblo boliviano se convierte en el propietario absoluto de las riquezas naturales, convirtindose el Estado en un mero administrador. Sin embargo, en esta transicin, en este proceso, se concibe tambin un 24

Estado interventor, un Estado regulador y un Estado encargado de promover un modelo productivo a travs de la industrializacin de los recursos naturales. Lo complejo del modelo econmico de la Constitucin Poltica del Estado es su proceso de transicin transformadora, parte de una economa plural, atraviesa la transicin a un modelo productivo mediante la intervencin del Estado, apunta a un horizonte definido como economa social comunitaria, donde hay que potenciar la economa comunitaria como alternativa; por otra parte, el modelo no concluye ah, pues avanza a cdigos que trascienden el economicismo desplazndose a una concepcin ecolgica, proponiendo un modelo ecolgico que va ms all de la economa social y comunitaria. El modelo ecolgico se articula plenamente con el modelo civilizatorio y cultural de vivir bien. Haciendo esta lectura, bajo esta interpretacin, se puede decir que el horizonte abierto por la Constitucin trasciende los lmites del paradigma desarrollista-industrialista, proponiendo un ms all de la modernidad, un modelo civilizatorio integrador e inclusivo de heterogneas formaciones econmicas, que apuntan a la recuperacin de lo comn, del intelecto general, de los saberes colectivos, del trabajo colectivo, de los valores simblicos de los productos sociales, restituyendo las reciprocidades y complementariedades.

La transicin a la economa social y comunitaria Qu es la economa social y comunitaria? Una de las ms interesantes discusiones se ha generado a propsito del nuevo modelo econmico propuesto por la Constitucin Poltica del Estado. Esta propuesta reconoce una economa plural, orientada a mejorar la calidad de vida y el vivir bien de todas las bolivianas y los bolivianos. Se dice que la economa plural est constituida por las formas de organizacin econmica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa. La economa plural articula las diferentes formas de organizacin econmica segn los principios de complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribucin, igualdad, seguridad jurdica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. Pero, tambin se dice que la economa social y comunitaria complementar el inters individual con el vivir bien colectivo. Por lo tanto, se entiende que la economa plural se concibe como economa social y comunitaria. Este es el sentido, si se quiere la direccionalidad de la articulacin de las distintas formas de organizacin en el contexto de la economa plural. Se trata descriptivamente de una economa plural y se comprende que el contenido, el sentido, la direccionalidad de esta formacin econmica es la economa social y comunitaria. Lo importante es saber qu se potencia con el crecimiento y desarrollo de la economa plural. Pero, qu quiere decir, cmo se entiende, una economa social y comunitaria. Se sobreentiende que esto comprende no slo a las redes de relaciones que cruzan y atraviesan el campo econmico, la economa pensada como relacin, sino tambin que la perspectiva econmica es social y no slo la inclinacin de la ganancia por la ganancia, el crecimiento por el crecimiento, el desarrollo por el desarrollo y la produccin por la produccin. No se trata de mantenerse en la lgica econmica capitalista sino de crear lneas de fuga respecto a esta lgica perversa, a este crculo vicioso de valorizacin del capital. No slo se trata de rescatar el valor de uso, la cualidad del valor de uso, pues puede ocurrir que el valor de uso sea la otra cara del valor de cambio, la cara material, sino de rescatar en el consumo la reproduccin 25

social, como una reproduccin ampliada de la vida. No nos olvidemos que en el nuevo Estado plurinacional el Estado se convierte en instrumento de la sociedad, la sociedad es recuperada, reivindicada como acontecimiento histrico y cultural. La perspectiva social de la economa implica el objetivo de la satisfaccin de las necesidades, la seguridad alimentaria, pero tambin las otras necesidades bsicas y culturales. Todo esto significa la reapropiacin social del excedente, replanteando en forma plural, las formas de propiedad. La perspectiva social de la economa convierte a la economa en instrumento de la sociedad, la sociedad deja de ser un rehn en la economa. Esta preponderancia social de la economa recupera el principio y el fin, si podemos seguir hablando as, la matriz social de toda economa, de la produccin, distribucin, intercambio y consumo. A esto se llamaba antes socializacin. No se trata slo de volver a discutir la posibilidad de la socializacin de los medios de produccin, tampoco la socializacin de las grandes formas de propiedad privada, sino de desencadenar en el contexto de la economa plural el carcter social de la produccin. No nos olvidemos que la produccin es cooperativa, es social, que el intelecto general es social, que, en cambio, las formas de apropiacin privada desvirtan este proceso social circunscribindola a una apropiacin privada del excedente. En otra perspectiva la apropiacin social del excedente significa una reproduccin ampliada de la sociedad. Esto entona con el principio y fin de la Constitucin, el suma qamaa, el vivir bien, en armona con la comunidad y la naturaleza. Qu significa lo comunitario en la economa social y comunitaria? En la Constitucin poltica del Estado se dice que el Estado reconocer, respetar, proteger y promover la organizacin econmica comunitaria. Para aclarar que quiere decir esto establece que, la forma de organizacin econmica comunitaria comprende los sistemas de produccin y reproduccin de la vida social, fundados en los principios y visin propios de las naciones y pueblos indgena originarios y campesinos. Esto tiene que ver directamente con el artculo dos de la Constitucin, donde se establece que, dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indgena originario campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinacin en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonoma, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidacin de sus entidades territoriales. Tambin tiene que ver con los derechos de las naciones y pueblos indgenas originarios campesinos, constitucionalizados. La forma de organizacin comunitaria comprende variadas y diversas formas comunitarias, sin embargo, esta pluralidad se asienta sobre la base de matrices de redes de relaciones colectivas, que tienen como ncleo las relaciones de parentesco y las alianzas territoriales. La forma comunidad se opone a la forma valor, desarrollada por el capitalismo, en los sucesivos ciclos histricos del capitalismo. La forma comunidad no slo rescata el valor de uso de la hegemona del valor de cambio, sino tambin recupera profundamente la funcin del consumo comunitario. No solo se trata de una produccin colectiva, de una distribucin colectiva, de una circulacin simblica, cultural y colectiva, sino tambin de una restitucin del carcter comunitario de las instituciones culturales y de la irradiacin de lo comunitario en la sociedad y en el Estado. La forma comunidad apunta a la superacin de las crisis del capitalismo y la modernidad, adems de la superacin de sus contradicciones. Ciertamente lo comunitario pone en escena la complementariedad y reciprocidad, adems de la redistribucin y la dualidad de los procesos inherentes a la produccin, reproduccin y consumos materiales y simblicos, el desarrollo de la institucionalidad cultural y poltica de la gestin comunitaria, 26

ambiental y territorial. Pero tambin lo comunitario implica la constitucin de nuevas subjetividades colectivas y de nuevos sujetos sociales, donde el horizonte de la comunidad se repliega en la intimidad y en la interioridad misma de la experiencia y expresin social. Podemos decir que en esta relacin entre lo social y comunitario, que en la articulacin de la economa plural, por lo tanto en la transicin hacia la economa social y comunitaria, el Estado juega un papel fundamental. En la economa plural el Estado ejercer la direccin integral del desarrollo econmico y sus procesos de planificacin. El Estado se mueve ahora en un contexto donde los recursos naturales son propiedad del pueblo boliviano, sin embargo sern administrados por el mismo Estado. Esta forma poltica respeta y garantiza la propiedad individual y colectiva sobre la tierra. El Estado participa en la industrializacin de los recursos naturales, con el objeto de superar la dependencia en la exportacin de las materias primas y lograr una economa de base productiva, en el marco del desarrollo sostenible, en armona con la naturaleza. As mismo, el Estado intervendr en toda la cadena productiva de los sectores estratgicos, buscando preservar el abastecimiento. Est descontado que, en el marco de la economa plural, el Estado respeta la iniciativa empresarial y la seguridad jurdica, pero tambin fomentar y promocionar el rea comunitaria de la economa como alternativa solidaria tanto en el mbito rural como urbano. Se puede entonces entender al Estado, en todo este proceso integral, dinmico, holista, ecolgico, sustentable social y comunitario, como un instrumento que ayuda a transitar revolucionariamente la transicin. Se trata de revolucionar la estructura econmica, la estructura social, la estructura cultural, la estructura institucional. Se trata de crear las condiciones de un Estado plurinacional, comunitario y autonmico, las condiciones de posibilidad de la economa social y comunitaria como alternativa al desarrollo, a la modernidad y al capitalismo. Qu es el Estado? Es una red de relaciones, es un conjunto de engranajes, de procedimientos y de normas, es un mapa de instituciones, es una genealoga de una multiplicidad de formas de la gubernamentalidad. El Estado se ha transformado, desde su condicin de Estado polica a una condicin de Estado conformado por una economa poltica. En esta situacin ha vivido una deformacin, el mercado y la competencia se han convertido en la matriz que orienta sus acciones. El Estado interviene para promover y motivar la competencia y, lo que es peor, para acrecentar las arcas de las elites dominantes. En contraposicin a esta historia del Estado, se posesiona una transicin donde se busca que la mquina estatal sirva como un instrumento de transformacin de las multitudes, un instrumento deconstructor de su propio aparataje, de la propia maquinaria liberal y colonial. Se propone un Estado que cree las condiciones de posibilidad para el desarrollo de una sociedad libre y comunitaria, autodeterminante y autogestionaria, sustentable y en armona con la naturaleza. Se trata de un Estado en trnsito y en transicin en un proceso que lo lleva a su propia desaparicin.

Modelo econmico social y comunitario En la Constitucin Poltica del Estado tenemos por lo menos tres modelos organizacionales: Un modelo de Estado, un modelo territorial, vinculado a las cuatro formas de autonoma, y un modelo econmico. Es indispensable discutir la articulacin y coherencia entre los tres modelos, puesto que esta articulacin y su consistencia hacen a la composicin misma del 27

marco constitucional. Esta tarea quedar pendiente; por razones del desarrollo del anlisis entre Estado y sociedad, que ha tenido que ver con la discusin de la insercin de la formacin econmico-social boliviana en la economa-mundo capitalista, vamos a desarrollar primero el anlisis del modelo econmico, para abordar despus los otros modelos y sobre todo la evaluacin de su articulacin. La cuarta parte de la Constitucin Poltica del Estado, Estructura y organizacin econmica del Estado, est dividida en tres ttulos: Organizacin econmica del Estado; medio ambiente, recursos naturales, tierra y territorio; y desarrollo rural integral sustentable. Podemos decir entonces como que hay un modelo restringido econmico, que se refiere estrictamente a la organizacin econmica del Estado, y un modelo econmico ampliado, que integra a la estructura y organizacin econmica tambin al medio ambiente, tierra y territorio, adems del desarrollo rural integral sustentable. Esto quiere decir que, una concepcin amplia del modelo econmico comprende a los recursos naturales, tierra y territorio, que pueden considerarse como condiciones de posibilidad trans-histricas de la formacin econmica. De la misma manera, una concepcin amplia del modelo econmico contiene un proyecto de desarrollo rural integral sustentable. En el caso de los recursos naturales, tierra y territorio, podemos decir que no slo se trata de las condiciones de posibilidad, sino tambin de sus alcances y lmites, puesto que se trata de recursos finitos, aunque sean renovables o no renovables. En el caso del desarrollo rural integral sustentable, se trata de una concepcin de desarrollo armnico, en la perspectiva de preservar el equilibrio ecolgico, en beneficio de las futuras generaciones y del planeta. Desde esta perspectiva, se puede decir que todo el modelo econmico est afectado por este carcter integral y sustentable, por las condiciones, alcances y lmites de los recursos naturales, tierra y territorio. Esta perspectiva se interpreta claramente cuando se lo hace desde los horizontes del suma qamaa, del vivir bien, en armona con la comunidad y la naturaleza. Podemos interpretar entonces que el modelo econmico est direccionado a la armona con la comunidad y la naturaleza, al vivir bien. El modelo econmico tiene que producir esto, armona, vivir bien, equilibrio ecolgico, en pleno sentido de la palabra, equilibrio biolgico, equilibrio social y equilibrio psquico. La economa habra vuelto a su sentido inicial, al oikos, a la ecologa. Ciertamente, ledo de esta forma, el modelo econmico se propone como una alternativa al capitalismo. No vamos a discutir aqu la viabilidad de este proyecto, tampoco las condiciones de su viabilidad. Esto forma parte de todo el anlisis de la relacin histrica entre Estado y sociedad. Lo que interesa por el momento es interpretar el modelo, tal como se encuentra en la Constitucin Poltica del Estado. Ahora bien, nos detendremos en el anlisis del primer ttulo, de la organizacin econmica del Estado, es decir, de lo que hemos llamado el modelo econmico restringido. Este ttulo comprende cuatro captulos: disposiciones generales; funcin del Estado en la economa; polticas econmicas, y como secciones de estas polticas, tenemos poltica fiscal, poltica monetaria, poltica financiera, polticas sectoriales; y como ltimo captulo tenemos bienes y recursos del Estado y su distribucin. En las disposiciones generales nos encontramos con las caractersticas del modelo econmico restringido. Se trata de una economa plural, que se concibe como economa social y comunitaria, destinada a mejorar la calidad de vida y al vivir bien de las bolivianas y los bolivianos. En su sentido especfico entonces el modelo econmico est destinado al vivir bien. Cmo se logra esto? Es indispensable entender que esta 28

organizacin econmica aplica los principios de complementariedad, reciprocidad, redistribucin, igualdad, seguridad jurdica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. Ahora bien, en qu contexto se aplican estos principios. En la articulacin de las formas de organizacin econmicas comunitaria, estatal, privada y social cooperativa