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DIOS EN EL PAREDON Una conversaón con Les Levine Bay Schwabsky E 1 conjunto de vallas publicitarias de Les Levine titulado Echa/e la culpa a Dios se basa en una serie de dibujos que a su vez proceden de tograas tomadas por el artista en Irlanda del Norte, y que directa- mente aluden a las condiciones de violencia y ocupación militar que allí se viven. Cada valla consta de dos palabras: la primera es siempre un verbo en modo imperativo (ataca, tortura, odia, crea, controla, etc.). La segunda, siempre es «Dios». El proyecto generó considerable controversia. Poco después de que se montaran todas las pie- zas, una de las agencias que había alquilado las vallas ordenó pegar anuncios encima de varias obras de Levine, al tiempo que representantes de ciertas organizaciones religiosas las denun- ciaban como ultrajantes. -¿ Cómo suió la idea de hacer estas vallas pu- blicitarias en Londres? -Bueno, yo ya había hecho vallas con anterio- ridad en direntes lugares, así que cuando me pidieron que llevara a cabo este proyecto me pa- reció apropiado hacer algo relacionado con el conflicto de Irlanda del Norte. -¿Era éste un tema que te interesara antes de que te lo propusieran? -Con anqueza, si no me hubieran permitido tratar la guerra de Irlanda, nunca habría expues- to en Inglaterra. -Sin embao, el tema irlandés no resultó ser el aecto más controvertido del proyecto ... 50 -Eso no es exactamente cierto, a pesar de la reacción de varios pastores y gente de iglesia. Yo no creo que las personas que rman parte del mundo real y que pasan por delante de mis vallas publicitarias se sientan ondidas al ver que algo aparentemente religioso está siendo ri- diculizado, ya que eso se hace a diario en la prensa inglesa. Me refiero a que los vicarios son objeto constante de crítica. La prensa dominical no vende a menos que un clérigo sea importu- nado. En la mayoría de los casos, estos supuestos grupos cristianos se quejan de que les estoy im- poniendo un cierto tipo de arte, lo que sencilla- mente es una rma más de intolerancia. Desco- nozco si deberíamos creer o no en Dios, pero pienso que si existe algo que pueda llamarse Dios, esas personas no saben nada sobre El, o El no sabe nada sobre ellas, porque en lo que pare- cen estar interesados es en un tipo de respeto represivo que no guarda relación con la rma en la que cualquier ser humano se ve obligado a vivir en estos tiempos nuestros, en esta sociedad en la que, cuando enciendes la televisión, oyes la palabra violación, asesinato, aude, engaño to- dos los días de tu vida. -Esas peonas nunca habrían escrito cartas de protesta contra el hecho de que en la misma valla se les impusiera un mense publicitario. -iüh no, claro que no! Al lado de mis vallas publicitarias había otras que se adherían a la idea de utilizar la violencia para afianzar el pro- pio ego. Y no pusieron ninguna objeción, por- que las auténticas objeciones guardan relación con la rma en la que mis vallas cuestionan el estatus qua del medio, de la publicidad. Es co- rrecto anunciar Rambo -que en esencia es muy

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DIOS EN EL PAREDON

Una conversación con Les Levine

Barry Schwabsky

E1 conjunto de vallas publicitarias de Les Levine titulado Echa/e la culpa a Dios se basa en una serie de dibujos que a su vez proceden de fotografías tomadas

por el artista en Irlanda del Norte, y que directa­mente aluden a las condiciones de violencia y ocupación militar que allí se viven. Cada valla consta de dos palabras: la primera es siempre un verbo en modo imperativo (ataca, tortura, odia, crea, controla, etc.). La segunda, siempre es «Dios».

El proyecto generó considerable controversia. Poco después de que se montaran todas las pie­zas, una de las agencias que había alquilado las vallas ordenó pegar anuncios encima de varias obras de Levine, al tiempo que representantes de ciertas organizaciones religiosas las denun­ciaban como ultrajantes.

-¿ Cómo surgió la idea de hacer estas vallas pu­blicitarias en Londres?

-Bueno, yo ya había hecho vallas con anterio­ridad en diferentes lugares, así que cuando me pidieron que llevara a cabo este proyecto me pa­reció apropiado hacer algo relacionado con el conflicto de Irlanda del Norte.

-¿Era éste un tema que te interesara antes deque te lo propusieran?

-Con franqueza, si no me hubieran permitidotratar la guerra de Irlanda, nunca habría expues­to en Inglaterra.

-Sin embargo, el tema irlandés no resultó ser elaspecto más controvertido del proyecto ...

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-Eso no es exactamente cierto, a pesar de lareacción de varios pastores y gente de iglesia. Y o no creo que las personas que forman parte del mundo real y que pasan por delante de mis vallas publicitarias se sientan ofendidas al ver que algo aparentemente religioso está siendo ri­diculizado, ya que eso se hace a diario en la prensa inglesa. Me refiero a que los vicarios son objeto constante de crítica. La prensa dominical no vende a menos que un clérigo sea importu­nado.

En la mayoría de los casos, estos supuestos grupos cristianos se quejan de que les estoy im­poniendo un cierto tipo de arte, lo que sencilla­mente es una forma más de intolerancia. Desco­nozco si deberíamos creer o no en Dios, pero pienso que si existe algo que pueda llamarse Dios, esas personas no saben nada sobre El, o El no sabe nada sobre ellas, porque en lo que pare­cen estar interesados es en un tipo de respeto represivo que no guarda relación con la forma en la que cualquier ser humano se ve obligado a vivir en estos tiempos nuestros, en esta sociedad en la que, cuando enciendes la televisión, oyes la palabra violación, asesinato, fraude, engaño to­dos los días de tu vida.

-Esas personas nunca habrían escrito cartas deprotesta contra el hecho de que en la misma valla se les impusiera un mensaje publicitario.

-iüh no, claro que no! Al lado de mis vallaspublicitarias había otras que se adherían a la idea de utilizar la violencia para afianzar el pro­pio ego. Y no pusieron ninguna objeción, por­que las auténticas objeciones guardan relación con la forma en la que mis vallas cuestionan el estatus qua del medio, de la publicidad. Es co­rrecto anunciar Rambo -que en esencia es muy

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Britania

'·¼L§:dl similar desde un punto de vista conceptual-pe­ro no lo es proclamar este tipo de cosas. lO, sí? Nadie conoce la respuesta. Cuando hablé con las agencias propietarias de las vallas publicita­rias, me di cuenta rápidamente de que para ellas lo importante era evitar que el público decidiera lo que podía aparecer en ellas. Lo que mi trabajo consigue, más que cualquier otra cosa, es cues­tionar la función de la publicidad.

-Siempre me ha agradado descubrir en el metroesas frases de réplica escritas encima de los anun­cios, porque demuestran que la gente comprende que por el hecho de no tener dinero para alquilar un espacio publicitario, no significa que no tenga el mismo derecho a expresar su opinión ante el gran público.

En cierto modo, la gente considera la publicidad como una agresión y quieren defenderse de ella. Francamente, creo que fue un grave error permitir publicidad en el metro, ya que no es un espacio neutral. Estás prisionero en un espacio cerrado, sofocante.

-Sin embargo, tú has utilizado el metro comolugar de exhibición de tus obras. ¿cuál es la dife­rencia?

-Siempre creí que la publicidad, más quecualquier otra cosa, produce ansiedad y engen­dra miedo. Incluso los anuncios de los supues­tos servicios públicos resultan horrorosos. La publicidad deteriora la naturaleza de la sociedad introduciendo imágenes que crean en los ciuda­danos un estado constante de ansiedad. Así que cuando hice para el metro el mural titulado No tenemos miedo, mi intención fue crear un

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anuncio que pareciera oponerse a la ansiedad. Deseaba hacerlo de una manera que no resulta­ra pedante, pero que tuviera cierta luminosidad.

-Las vallas publicitarias con frases como «Ata­ca a Dios» o «Acorrala a Dios» son mucho más agresivas.

-Bueno, son órdenes. Utilizan el modo impe­rativo, pero son órdenes ante las cuales no sabes cómo actuar. Si digo, 'dame un vaso de agua', sabes qué tienes que hacer. Pero si digo, 'Aco­rrala a Dios', ya no está claro. Es una orden «dis­paratada». Y esa es la estructura del lenguaje con la que juego, de la que me valgo.

-Por otra parte, las imágenes que acompañan aestas frases muestran a personas que se encuen­tran también bajo órdenes agresivas, ya que la mayoría son policías o militares.

-Una de estas imágenes hace pensar en ungrupo de personas preparándose para un ataque, así que utilicé la palabra ataca. Procuro emplear muy pocos vocablos. No hay muchos que sirvan para mi propósito, por lo que intento racionar­los. En este proyecto decidí usar en cada valla un verbo y la palabra Dios. La idea surgió cuando ví que la gente acostumbra a decir que el conflicto de Irlanda es «una guerra religiosa». Esta frase es una especie de truco publicitario que inmediata­mente transporta el problema a otro siglo. Al ins­tante lo ves como algo arcaico. Así que me pre­gunté qué ocurriría si le daba ese mismo enfoque. lQué pasaría si cogía todos los elementos que for­man esta situación y los atribuía a actos divinos?

Les Levine.

Londres, 1985.

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La frase «Ataca a Dios» carece de sentido, pero sin embargo parece que lo tiene, y estamos dispuestos a creer que existe algún tipo de acuerdo razonable que le otorga un significado. Pero la imagen modifica el lenguaje. Si prescin­diéramos de ella y sólo dispusiéramos del texto, pensaríamos que hace referencia a alguna activi­dad intelectual en la cual los participantes se le­vantan y dicen, «Odio a Dios, me resulta inso­portable, terrible», y entonces otra persona dice, «Sí, es cruel. Si no fuera por él, el cáncer desapare­cería de la faz de la tierra», y así sucesivamente. Pero cuando vemos la imagen que acompaña al texto, nos damos cuenta de que no se trata de eso, de que hay algo más. Percibimos el texto y la imagen como una idea o sensación única.

-La frase «Crea a Dios» de una de las vallaspublicitarias parece guardar menos relación con el contexto pictórico.

-En absoluto. «Crea a Dios» acompaña laimagen del funeral de un miembro del IRA. Los funerales se utilizan constantemente para crear héroes, para hacemos creer que aquel hombre era un héroe, o un dios, si lo prefieres; pero eso sí, un dios publicitario, un dios conceptual.

Les Levine. Londres, 1985.

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Me interesa la capacidad del lenguaje, en co­nexión con imágenes muy específicas, para si­mular estados emocionales que sirvan como modelos a partir de los cuales puedas examinar tu propia vida emocional. En otras palabras, puedes imaginar tu estado en relación con esta simulación. Los lingüistas han ignorado la cuali­dad emocional del lenguaje, la capacidad de las palabras para crear estados emocionales profun­dos. Se tiende a creer que es la estructura de la lengua la que define su capacidad de comunica­ción, pero yo considero que no es eso lo que crea niveles profundos de comunicación, sino la sintonía emocional, con la que, a la larga, se al­canza un nivel más profundo, más auténtico.

-¿De modo que guarda más relación con la si­tuación comunicativa en la que ocurre el mensaje que con la estructura del mensaje propiamente di­cha?

-Podríamos aclararlo con un ejemplo. Encierta ocasión, en Westchester, me encontré con un clérigo que llevaba una insignia con la pala­bra «hambre» y una raya roja atravesándola -en la línea de esos anuncios de cigarrillos que apa­recen atravesados por un rayo-, y le pregunté,

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«lPor qué no empleas la palabra 'inanición'?» Ese término produce un impacto emocional mu­cho mayor y más directo, logra estremecer. So­lemos distinguir entre «lenguaje correcto e inco­rrecto», y a mí me parece que el «lenguaje co­rrecto» no expresa nada porque el nivel de cor­tesía que conlleva hace que resulte imposible transmitir cualquier emoción.

-¿ Crees que tu trabajo produce el mismo im­pacto en una galería o en un museo que en la ca­lle?

-El efecto es totalmente distinto. Si cuandovas por la calle, caminando de un sitio para otro, deseas mirar una cosa, antes tienes que verla; es un proceso de medición, de cálculo. Cuando avanzas a través del espacio, tu equilibrio está en constante amenaza, por lo que te mueves con cuidado, procurando tener un campo visual completo que te permita mantenerse erecto. No eres muy consciente de cómo lo haces, pero lo haces, ya que avanzas y al mismo tiempo man­tienes los objetos dentro de tu campo visual. Si se mira a través de una cámara fotográfica se comprende mucho mejor. Te das cuenta de que algunos objetos están enfocados y otros no, y

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aquellos que se mueven se vuelven borrosos. En el ojo ocurre algo parecido, pero dispone de un mecanismo de compensación y ajuste que, cuando vamos por la calle, no deja de funcionar. Si estás en una galería, ese mecanismo no nece­sita funcionar al mismo ritmo. Comparativa­mente es una experiencia plana, bidimensional.

En la calle, la obra no está inmunizada por el entorno como lo está en la galería. Por el contra­rio, el ambiente la agrede; es sólo un elemento más de toda esa sensación. Si colgáramos una de estas vallas publicitarias en una galería, parece­ría un cuadro de grandes dimensiones. Para mí, lo que resulta interesante es la correlación entre el movimiento exterior y la quietud de la gale­ría. Al interesarme los medios de comunicación y sus efectos, me interesa también el espacio que ocupan estas dos situaciones. Es algo que puede existir en la vida real y también en un contexto más contemplativo.

Yo no creo que ningún valor particular del ar­te deba beneficiarse del contexto. No tengo esa actitud duchampiana de considerar arte todo lo que está en una galería. El contexto no significa mucho para mí. Debe perdurar en cada situa­ción, pero lo que hace en ambas es identificar la naturaleza de la situación con más claridad.

-¿Estás trabajando en algún otro proyecto cuyosoporte sea las vallas publicitarias?

-Sí. Tengo un proyecto entre manos que seexpondrá en junio en Staten Island. Se titula, «Todos los niños han sido padres en una vida anterior», y se basa en fotografías de lo que pa­rece ser una familia en diferentes épocas. Irán sobre papel pintado, con los textos en rojo. Uti­licé esas fotografías porque son de mi familia, de cuando yo tenía cinco años, de mi hermano ... Pero por otra parte, no hablan de mí personal­mente, sino de una forma de entender a la gente desde un punto de vista global y también indivi­dual. Ves al niño como padre: es cíclico, lo con­trario de la dualidad. Desde hacía tiempo desea­ba llevar a cabo este proyecto, y me gustaría que también fuera una pieza para el metro. En esta época en la que todo el mundo dice que hay que matar a Gaddafi, y cosas por el estilo, es impor­tante poder pensar que cualquiera es igual que nosotros, tan valioso como nos imaginamos que somos nosotros, y que es la continuación de to­do lo que pudimos ser y seremos. En este senti­do, creo que es más positivo que el proyecto «Echale la culpa a Dios», aunque este último es también positivo. Ambos comparten la misma idea. Una de las posibles interpretaciones de «Asesina a Dios» o «Ataca a Dios» es que si ma­tas o atacas a alguien, matas o atacas a eDios. Siempre me sentí inclinado a tra-tar este tema.

(Traducción: Beatriz Campón)