Upload
radio-progreso-eric-sj
View
216
Download
2
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Editorial radioprogreso,ERIC-SJ
Citation preview
¿Dónde está la tranca de los diálogos a la
hondureña?
Por principio democrático y por una realidad humana básica, el diálogo es el
modo propio de los seres humanos para resolver los conflictos, y nadie se puede
negar al mismo, como ocurre entre los diversos actores y sectores de nuestra
sociedad. A cualquiera que se le pregunte, dirá que está de acuerdo con el
diálogo, aunque sus hechos estén diciendo lo contrario. El diálogo acerca
posiciones, promueve encuentro de ideas y promueve soluciones.
Nadie en su sano juicio negará el diálogo. Sin embargo, en los últimos dos años
hemos tenido muchos diálogos, pero ¿De verdad hemos dialogado en nuestro
país? Si el diálogo es intercambio, respeto por las ideas y opiniones de los demás,
y es un estado en el cual los dialogantes buscarán soluciones que dejan
satisfechos a ambas partes, ¿acaso hemos tenido esos diálogos en nuestra
Honduras en los últimos años?
De los diálogos que el actual Ejecutivo ha convocado en tres ocasiones
consecutivas con distintos sectores, hasta ahora las respuestas a nuestras
preguntas no quedan para nada satisfechas. Sí, se ha convocado a encuentro en
donde representantes hablan y hablan, y el presidente se supone que escucha y
escucha. Pasa el tiempo, y aquello quedó en una memoria que se va quedando
atrás hasta perderse en un archivo del olvido.
Los primeros invitados fueron los representantes de los partidos políticos,
constituidos y en formación. Posteriormente fueron invitadas las centrales
obreras, y con la agenda “abierta” pidieron mejores condiciones de trabajo para
sus agremiados. El más reciente invitado fue el sector educativo. Asistieron
representantes de los distintos niveles públicos y privados. Y en todas estas
rondas la historia se repite: no hay propuestas, solo argumentos y discursos.
La crisis que se destapó con el golpe de Estado nos ha hundido en rondas de
encuentros y pláticas que se inscriben en lo que caracteriza a la crisis: un diálogo
de sordos. Y esto significa que las rondas de diálogo se convocan desde quienes
están seguros que tienen la verdad y buscan escuchar a los demás, pero para
llevarlos a “su” verdad. Y así, las soluciones a la crisis se alargan
indefinidamente.
De cualquier manera, si la gente se junta y se convoca, ya es un paso. Pero estos
asuntos del país, así como están no se resuelven desde cúpulas. Quedarse así, los
asuntos no pasan más que por amagos de solución. Por ello insistimos: en la
organización está el camino para dialogar y debatir sobre los temas más
urgentes del país, despojados de protagonismos hemos de avanzar en trabajar
los consensos mínimos, desde luego: la educación y el trabajo digno están en la
lista.
Nuestra Palabra | 22 JULIO 2011