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Archaeofauna 23 (2014): 207-222 El consumo de moluscos marinos durante el Neolítico antiguo en la región central del Mediterráneo peninsular JOSEP LLUÍS PASCUAL BENITO Museu de Prehistòria de València. Servei d’Investigació Prehistòrica (SIP). Diputació de València. C/ Corona 36. 46003 Valencia. España. [email protected] (Received 2 January 2012; Revised 18 May 2012; Accepted 30 May 2012) RESUMEN: Este trabajo trata sobre el consumo de moluscos marinos durante el Neolítico Anti- guo en la región central de la fachada mediterránea peninsular. Para ello se analizan los con- juntos malacológicos de carácter bromatológico de seis yacimientos situados en la zona litoral valenciana: Cova de les Cendres, Cova de Bolumini, Cova Ampla, Costamar, El Barranquet y Tossal de les Basses. Se observan dos grupos que remiten a la explotación de dos tipos de eco- sistemas. Por una parte un ambiente litoral rocoso en el que se explota la zona mesolitoral para la obtención de gasterópodos, con predominio de Patella sobre Osilinus y Stramonita. Por otra, la explotación de las lagunas litorales para la recolección de Cerastoderma glaucum. PALABRAS CLAVE: NEOLÍTICO ANTIGUO, PAÍS VALENCIANO, MOLUSCOS MARI- NOS, ALIMENTACIÓN ABSTRACT: This paper deals with the consumption of marine molluscs during the early Neo- lithic in the central region of eastern Iberia. We analyse the bromatological features of six mala- cological collections recovered from six coastal sites in Valencia: Cova de les Cendres, Cova de Bolumini, Cova Ampla, Costamar, El Barranquet and Tossal de les Basses. We identify two groups that refer to two different ecosystems. On the one hand, there is a rocky coastal ecosys- tem where Patella outnumbers Osilinus and Stramonita. On the other hand, the explotation of coastal lagoons to gather Cerastoderma glaucum has been recorded in other archaeological sites. KEYWORDS: EARLY NEOLITHIC, VALENCIAN COUNTRY, MARINE MOLLUSCS, FEEDING 14. ARCH. VOL. 23_ARCHAEOFAUNA 06/03/14 19:09 Página 207

El consumo de moluscos marinos durante el Neolítico

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Page 1: El consumo de moluscos marinos durante el Neolítico

Archaeofauna 23 (2014): 207-222

El consumo de moluscos marinos durante el Neolítico antiguoen la región central del Mediterráneo peninsular

JOSEP LLUÍS PASCUAL BENITOMuseu de Prehistòria de València. Servei d’Investigació Prehistòrica (SIP). Diputació de València.

C/ Corona 36. 46003 Valencia. Españ[email protected]

(Received 2 January 2012; Revised 18 May 2012; Accepted 30 May 2012)

RESUMEN: Este trabajo trata sobre el consumo de moluscos marinos durante el Neolítico Anti-guo en la región central de la fachada mediterránea peninsular. Para ello se analizan los con-juntos malacológicos de carácter bromatológico de seis yacimientos situados en la zona litoralvalenciana: Cova de les Cendres, Cova de Bolumini, Cova Ampla, Costamar, El Barranquet yTossal de les Basses. Se observan dos grupos que remiten a la explotación de dos tipos de eco-sistemas. Por una parte un ambiente litoral rocoso en el que se explota la zona mesolitoral parala obtención de gasterópodos, con predominio de Patella sobre Osilinus y Stramonita. Por otra,la explotación de las lagunas litorales para la recolección de Cerastoderma glaucum.

PALABRAS CLAVE: NEOLÍTICO ANTIGUO, PAÍS VALENCIANO, MOLUSCOS MARI-NOS, ALIMENTACIÓN

ABSTRACT: This paper deals with the consumption of marine molluscs during the early Neo-lithic in the central region of eastern Iberia. We analyse the bromatological features of six mala-cological collections recovered from six coastal sites in Valencia: Cova de les Cendres, Cova deBolumini, Cova Ampla, Costamar, El Barranquet and Tossal de les Basses. We identify twogroups that refer to two different ecosystems. On the one hand, there is a rocky coastal ecosys-tem where Patella outnumbers Osilinus and Stramonita. On the other hand, the explotation ofcoastal lagoons to gather Cerastoderma glaucum has been recorded in other archaeologicalsites.

KEYWORDS: EARLY NEOLITHIC, VALENCIAN COUNTRY, MARINE MOLLUSCS,FEEDING

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INTRODUCCIÓN

En el País Valenciano el número de yacimientospertenecientes al Neolítico antiguo son muy nume-rosos, sin embargo son escasos aquellos en los quese han documentado restos malacológicos de ori-gen marino cuya presencia responda a causas bro-matológicas.

Existen diversos factores que resultan indicati-vos de que los moluscos cuyas conchas están pre-sentes en un yacimiento hayan sido destinados a laalimentación: la ausencia de indicios de bioero-sión, la abundancia, la existencia de fracturasapropiadas para la extracción de las partes blandas,el valor alimenticio y la accesibilidad (Mateu etal., 1985: 86).

Tan solo hemos encontrado indicios de esa acti-vidad en seis yacimientos ubicados en el litoralque se distribuyen por todo el territorio valenciano(Figura 1), un número escaso si tenemos en cuen-ta que el País Valenciano posee 481 km de costa deconfiguración heterogénea, donde se suceden lar-gos trechos de costa baja y arenosa con zonas deabruptos acantilados incluyendo también algunasformaciones deltaicas y un buen número de hume-dales y albuferas. De esos yacimientos tres son encueva, en dos de los cuales se realizaron excava-ciones sistemáticas durante las dos últimas déca-das de siglo XX, y los otros tres al aire libre, conintervenciones en la primera década del presentesiglo producto de proyectos urbanísticos. Exceptoen un caso, se trata de intervenciones recientes enlas que los restos bioarqueológicos se recuperaronsistemáticamente.

Con los datos disponibles actualmente existecierta dificultad para abordar el estudio comparati-vo de los yacimientos, dado el desigual nivel deconocimiento de la composición de sus conjuntosmalacológicos. Así en Cendres y en Bolumini,aunque se ha analizado toda la fauna, ésta, en elprimer yacimiento, procede de una excavación enextensión y la del segundo de un pequeño sondeo,mientras que para el resto de yacimientos solo sedispone de avances preliminares publicados, care-ciendo en alguno de ellos de datos como la cuanti-ficación de ejemplares por especie o el grado derodamiento de las conchas, por lo que se descono-ce el número de ejemplares recolectados vivos. Apesar de esta dificultad, consideramos que el aná-lisis de los datos disponibles, constituye una basesuficiente para realizar una primera aproximaciónal consumo de moluscos marinos durante el Neo-

lítico antiguo. Con esa finalidad, analizaremos enprimer lugar los conjuntos malacológicos de cadayacimiento para después hacer unas reflexiones deconjunto y compararlos con las noticias disponi-bles en ese campo para momentos anteriores yposteriores.

YACIMIENTOS Y CONJUNTOSMALACOLÓGICOSCova de Les Cendres (Moraira-Teulada, Alicante)

Esta cavidad se abre en los acantilados del Pun-tal de Moraira a 50 metros sobre el nivel del mar(snm). Presenta una amplia abertura repleta degrandes bloques y de una gran sala de unos 50 por30 m, ambas con un fuerte buzamiento hacia elinterior, que da paso a varios divertículos. Si bienla cueva era conocida como yacimiento arqueoló-gico desde principios del siglo XX, las primerasexcavaciones sistemáticas se realizaron a partir delos años setenta.

Durante los años 1974 y 1975 se efectuaron dossondeos en la zona más profunda de la sala princi-pal, por parte del Museo Arqueológico Provincialde Alicante bajo la dirección de E. Llobregat, delos que fueron publicados los resultados del pri-mero, comprobando la existencia de una largasecuencia entre el Paleolítico Superior y la Edaddel Bronce (Llobregat et al., 1981). En 1981 se ini-ció la excavación en extensión en la parte centralde la sala principal –el sector A– por parte delDepartamento de Prehistoria y Arqueología de laUniversidad de Valencia bajo la dirección de J.Bernabeu para los niveles holocenos, que afecta-ron a un total de 50 m2 y alcanzaron una potenciamáxima de 4 m, y por V. Villaverde para los pleis-tocenos, trabajos que continúan en la actualidadsin que se halla llegado a la base de las ocupacio-nes humanas. De estas intervenciones se ha publi-cado recientemente una monografía que atañe alos niveles cerámicos (Bernabeau y Fumanal,2009; Bernabeu et al., 2009). Se trata por tanto deun yacimiento del que se conoce bien la detalladasecuencia holocena y la totalidad de los materialesdocumentados.

En cuanto a la malacofauna, se cuenta con dosconjuntos publicados. Por una parte, la documen-tada en el sondeo de 1974, en la que J.D. Acuña yF. Robles identificaron 175 restos pertenecientes asiete especies de moluscos marinos y 10 restos de

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FIGURA 1Situación de los yacimientos estudiados en el texto.

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tres especies de gasterópodos continentales, enniveles que van del Campaniforme al NeolíticoAntiguo (Llobregat et al., 1981: 103). Por otraparte, la malacofauna del sector A, donde en lasocho campañas de excavaciones arqueológicasrealizadas entre los años 1981 y 1991, se docu-mentaron, en niveles que van desde los inicios delNeolítico hasta la Edad del Bronce, un total de18941 individuos de origen marino y 372 conti-nentales (Pascual Benito, 2009). En el presentetrabajo nos centraremos en los resultados obteni-dos en el sector A dentro de los niveles correspon-dientes al Neolítico antiguo, donde se distinguie-ron tres horizontes cerámicos: NIa o NeolíticoAntiguo Cardial (ca. 5500-5200 cal BC), NIb oNeolítico Epicardial (ca. 5200-5000 cal BC), yNIc o Neolítico Antiguo Evolucionado (ca. 5000-4500 cal BC) (Tabla 1).

Entre los restos de malacofauna marina recupe-rados en los niveles neolíticos de Cendres seencuentran representadas al menos treinta especies(Pascual Benito 2009), de las que tan solo siete deellas pueden ser relacionadas con la alimentación,si bien suponen la mayoría del conjunto, un 97%.Se trata de cinco gasterópodos (tres especies de losgéneros Patella, Osilinus y Stramonita), un bival-

vo (Mytilus) y un cefalópodo (Sepia). Del resto demoluscos representados, los habitantes de Cendressólo recogieron las conchas una vez muerto el ani-mal, como delatan los diversos grados de erosiónque presentan. La familia más numerosa corres-ponde a Patellidae, representada por al menos tresespecies: Patella caerulea (Linneo, 1758), Patellaulyssiponensis (Gmelin, 1791) y Patella rustica(Linneo, 1758). Se clasificaron en su día sin dife-renciarlas por la dificultad que presentan la mayorparte de los ejemplares y por la gran variedad mor-fológica intraespecífica existente en este género.Ante tal incertidumbre fueron determinadas comoPatella sp. (Figura 2). Este género es el que sedocumenta con mayor cantidad en todas las unida-des estratigráficas, representando el 66,64% deltotal de moluscos marinos, con restos enteros oapicales pertenecientes a un número mínimo de9388 individuos y varios centenares de pequeñosfragmentos que no fueron contabilizados. Sus lon-gitudes máximas oscilan entre 8 y 54 mm, con unamedia en torno a los 30 mm. El segundo género ennúmero de individuos en todas las unidades estra-tigráficas es Osilinus turbinatus (Born, 1778),hasta hace poco designado en la literatura arqueo-lógica como Monodonta turbinata, con un 31,86%

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TABLA 1Porcentajes del NMI o del NR de las especies consideradas de carácter bromatológico presentes en cada yacimiento.

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FIGURA 2Conchas de Patella sp. y de Osilinus turbinatus. Cova de les Cendres.

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del total de moluscos marinos. Se documentaronrestos de un total de 4489 individuos con altogrado de fragmentación, un diámetro que oscilaentre 7 y 31 mm y una altura media en torno a los20-22 mm. En un número notablemente inferiorStramonita haemastoma (Linneo, 1767), cuyosinónimo Thais haemastoma aparece con frecuen-cia en los estudios arqueológicos, con restos de185 individuos, un 1,31%, la mayor parte frag-mentados con las roturas angulosas, posiblemente

efectuadas para acceder a las partes blandas (Figu-ra 3), y una altura media entre 36 y 48 mm para losejemplares completos. El único bivalvo represen-tado es Mytilus sp. con 24 individuos, del que sólose conservan dos valvas completas, una de Mytilusgalloprovincialis (Lamark, 1819) de 40 x 21 mmprocedente de un nivel del NIb, y otra de un indi-viduo infantil (22 x 13 mm) procedente del NIc,mientras el resto, pertenecientes a ejemplares adul-tos, presentan un alto grado de fragmentación lo

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FIGURA 3Conchas fracturadas de Stramonita haemastoma. Cova de les Cendres.

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que dificulta reconocer la especie. Por último, sehan incluido en el conjunto bromatológico dosfragmentos de jibión de Sepia officinalis (Linneo,1758), si bien no puede asegurarse su consumo porsu escaso número y porque pudo haberse recogidoen la playa, aunque también podría estar infrarre-presentada dada su fragilidad. Aunque se trata deuna especie que habita en zonas profundas, en pri-mavera suele frecuentar la costa.

Además de los restos de moluscos, en Cendresexiste un buen número de restos pertenecientes aotros animales marinos que pueden considerarse decarácter bromatológico. Los más numerosos sonictiológicos, de los que las especies mejor repre-sentadas son meros y espáridos que representan el93% de los restos de peces consumidos (Rodrigo yMarlasca, 2009). El resto de peces comparten hábi-tat con los anteriores en zonas rocosas y abruptascon fondos de sustrato duro. También existen oncefragmentos de equinodermo (Paracentrotus lividus(Lamarkc, 1816), diez en niveles del NIa y uno enel NIb, y cuatro de crustáceos: Dos pinzas grandesy agudas de Eriphia sp. procedentes de los nivelesdel NIc, y dos pinzas robustas de Cancer sp. o Por-tunus sp., una entera del NIb y un fragmento delNIc. Por último, entre la fauna de vertebrados exis-ten tres restos de foca en el nivel final del NIc y, enniveles del Neolítico antiguo, 194 restos de aves ycinco de tortuga de los que no se especifica si algu-nos de ellos pertenecen a especies marinas (Iborray Martínez, 2009).

La cova de Bolumini (Benimeli-Beniarbeig, Alicante)

Se ubica en la vertiente meridional de la Serrade Segària, a unos 350 m de altitud y a 4 km de lalínea de costa actual, dominando el Pla d’Orba y elvalle del río Girona. Posee una amplia boca orien-tada al este que conduce a un corredor, de unos 14m de longitud con una pronunciada pendiente yabundantes desprendimientos, que finaliza en unasala plana de 14 x ll m, en el fondo de la cual serealizó en 1978 y 1979 un sondeo que alcanzó másde 1,7 m de potencia sin llegar a niveles estériles.La secuencia cultural documentada muestra unaocupación del Paleolítico Superior final / Epipale-olítico y varias fases de ocupación del Neolíticoantiguo, Neolítico final, Bronce pleno y Broncetardío-final, coronada con materiales ibéricos,romanos e islámicos. El nivel IV, excavado en tansolo 1 m2 y con una potencia de 11 cm correspon-

de al Neolítico antiguo, sin que se puede precisarmás por su escaso registro cerámico, en el que seencuentran presentes las decoraciones impresas(cardial y gradina), plásticas, incisas y peinadas, ycon un conjunto faunístico compuesto por domés-ticos (restos de dos bóvidos, un suido, dos ovejasy una cabra) y salvajes (ciervos, conejos y aves)(Mata, 1986; Guillem et al., 1992).

En el nivel IV se documentó un conjunto mala-cológico que fue estudiado para la memoria deexcavación por el que suscribe, aunque no seincluyó en el avance publicado, por lo que perma-necía inédito. Se encontraba compuesto por unaúnica especie de molusco con 143 valvas deCerastoderma glaucum. La mayor parte –83 val-vas– se concentraban en la capa 23, formada poruna costra calcárea en cuyo seno se hallaban inte-grados algunos ejemplares. En los demás niveleslos restos de este bivalvo fueron muy escasos, contres valvas en el nivel I, dos en el III y tres en el V.Todos los ejemplares poseen un tamaño uniformeen torno a 22 mm de altura, y presentan una super-ficie blanquecina muy alterada, cenicienta. Sóloescapa a ese estado uno de los tres hallados en laparte superior del nivel IV, cuya superficie quema-da presenta una color gris oscuro. En algunoscasos se ha podido constatar la presencia de las dosvalvas de un mismo individuo, por lo que debieronrecogerse vivos, hipótesis que encuentra apoyo enque las superficies de los ejemplares mejor con-servados no muestran otras alteraciones superfi-ciales aparte de su aspecto ceniciento. Este hecho,unido a su abundancia, induce a interpretar su pre-sencia como restos alimenticios. En este sentido,la alteración que presentan podría ser consecuen-cia de funciones culinarias, como por aplicaciónde calor para la apertura de las conchas.

Aunque el número de ejemplares recuperados enBolumini puede parecer escaso, su densidad por m3

resulta ser elevada teniendo en cuenta el escasovolumen excavado, superando incluso las densida-des que ofrecen algunas fases de Cendres (Tabla 2).

Tossal de les Basses (l’Albufereta, Alicante)

Asentamiento de larga secuencia excavadoentre 2003 y 2006 bajo la dirección de P. Rossercon motivo del proyecto de urbanización de lazona. Se ubica en una zona llana a los pies de laSerra Grossa y a escasos metros de la costa, un

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poco por encima de una rambla y un humedal lito-ral. Se documentaron abundantes niveles y estruc-turas neolíticas, restos de la Edad del Bronce, unpoblado amurallado, un área de producción conhornos cerámicos y metalúrgicos y una necrópolisde época ibérica, varias villas romanas, un ampliocementerio tardoantiguo y otro islámico, ademásde estructuras modernas y contemporáneas. Delasentamiento neolítico se documentaron un áreade hábitat con dos fondos de cabaña, un foso dedrenaje, un foso de irrigación conectado a dospozos, un área con abundantes silos, un área deencanchados, dieciséis enterramientos humanos yun enterramiento votivo o ritual de animales (bóvi-do y dos perros) correspondientes a diversas ocu-paciones datadas entre el 4950-4720 cal BC y el3650-3530 cal BC (Rosser y Fuentes, 2007; Ros-ser, 2010).

No ha sido publicada la fauna, pero por losavances que se tiene sobre el yacimiento se obser-van abundantes conchas de Cerastoderma glau-cum, Patella sp. y Osilinus turbinatus en el ente-rramiento T6 de un varón de entre 25 y 35 añosque podrían formar parte de una ofrenda funeraria(Rosser, 2010: fig. 4). Se cita además la presenciade numerosa malacofauna en la zona 4, alejada dela zona de hábitat y próxima a la línea de costa y ala laguna, formada por numerosos encanchadosprotegidos del agua por un pequeño foso, definidacomo un «área de cocción». Para las estructurascirculares con numerosos cantos con señales defuego de esta zona se ha sugerido su utilizaciónpara calentar o cocer algún producto, muy proba-blemente moluscos, y de un gran cántaro anforoi-de con una pequeña taza en su interior allí docu-mentados, su posible uso para verter agua sobre laspiedras calientes, una vez retirada la leña, lo quepermitiría la cocción de moluscos al vapor. Se hanobservado diversas fases en la utilización de estosencanchados, la segunda con 92 cubetas en la pri-mera mitad del V milenio cal BC y la tercera en la

segunda mitad del V milenio cal BC (Rosser yFuentes, 2007).

Alicia Luján nos ha facilitado el número de res-tos por especie que ha contabilizado en todas lasfases del yacimiento, de las que corresponden alNeolítico 18407, un 96% del total. De las casitreinta especies representadas, nueve son conside-radas de carácter bromatológico, cuyos porcenta-jes aproximados se detallan en la Tabla 1.

El barranquet (Oliva, Valencia)

Yacimiento ubicado dentro del casco urbano deOliva en un abanico aluvial del Barranquet delCollado a los pies de la ladera de la montaña deSanta Anna que desciende al llano litoral, a 28 msnm. y a algo menos de 3 km de la línea de costaactual. En la excavación se documentaron cuatroniveles arqueológicos, siendo en nivel inferior oIV el que contenía materiales neolíticos en unaextensión de 305 m2 que fueron excavados en sutotalidad. Los sedimentos que componen estenivel se encuentran sobre un estrato originado pordiversas fases fluviales formando unidades sedi-mentarias lenticulares sobre las que ocasionalesfases erosivas produjeron cubetas o canales queposteriormente se rellenaron por sedimentos conlos materiales neolíticos. No se detectaron estruc-turas antrópicas. La colmatación de los paleocana-les naturales se interpreta como vertederos de unlugar de hábitat próximo. La mayor parte de losrestos documentados en la excavación correspon-den a malacofauna marina o terrestre, un 69,67%,existiendo alguna unidad estratigráfica, la 65, en laque sólo se documentó malacofauna. El resto sonbásicamente fragmentos cerámicos, industria líticay fauna. Las decoraciones y distribución de lascerámicas decoradas plantea la posibilidad de que

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TABLA 2Densidades de individuos por m3 en el sector A de Cendres y en el nivel IV de Bolumini.

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existan dos fases, una epicardial y otra poscardial(Esquembre et al., 2006). En la revisión del mate-rial cerámico se indica que la práctica totalidad delos materiales remiten a un momento cronológicoavanzado de la secuencia neolítica, dentro de lasegunda mitad del V milenio a.C., si bien existeuna estructura (UE 79) cuyo relleno difiere al delas unidades precedentes, con un conjunto cerámi-co que se ha emparentado con el Neolítico antiguoligur dentro de un horizonte impreso anterior alcardial, para el que se han obtenido dos fechassobre muestras de hueso de Ovis aries y de Cervuselaphus que resultan coincidentes y sitúan esteconjunto entre el 5606 y el 5595 cal BC (Bernabeuet al., 2009).

En el avance de la malacofauna, estudiada porAlicia Luján, se indica la presencia de 25859 res-tos de procedencia marina en el conjunto del yaci-miento, con muy pocos ejemplares enteros, de losque el 99,66% se atribuye a un uso bromatológicoy el resto a adornos. Según los datos publicados,entre las especies consumidas la más numerosacorrespondería a la familia Glycymeridae con15157 restos y a Cerastoderma edule (debe ser C.glaucum) con 9783 y, en menor medida, a Pectenjacobaeus con 172, Venus y tellinas, Stramonitahaemastoma con 130, Bolinus brandaris con 55 yalgún Buccinum. También se incluyen en el con-junto bromatológico a bivalvos de manto grueso,posiblemente ostras, pero se indica que presentanerosión marina y están afectados por microorga-nismos, por lo que debieron recogerse las conchasuna vez muertos. Se señala en el avance publicadoque se trata de un auténtico conchero, restos deuna actividad de consumo producto de la prácticade un marisqueo basado en la recogida de especiescaracterísticas de arena o fango a escasa profundi-dad (Esquembre et al., 2006).

Costamar (Cabanes, Castellón de la Plana)

El yacimento de Costamar se ubica en la llanu-ra costera de Orpesa-Torreblanca, en el contactode las unidades de abanicos aluviales, el humedaldel Prat de Cabanes y la barrera litoral de gravas.Se conoce a partir de las excavaciones realizadasdesde 2006 como medida previa a las obras deconstrucción de Torre de la Sal en una extensiónsuperior a los 58000 m2. Se documentaron 694estructuras, de las que 414 eran de cronología neo-lítica, la mayor parte de las cuales interpretadas

como silos, y cuatro de ellas contenían sepulturasasociadas a cerámicas inciso-impresas con data-ciones entre el final del VI e inicios del V mileniocal BC (Flors, 2010: 179).

En el avance publicado del conjunto malacoló-gico se señala que «el material estudiado corres-ponde a una mínima parte de los restos malacoló-gicos recuperados durante el amplio proceso deexcavación», y que se constata una «mayor reco-lección y consumo de gasterópodos marinos enépoca neolítica, predominando el consumo depatélidos con un 89,85 % del total de gasterópodosmarinos recuperados» y que no se documentan enningún otro momento cronológico, con presenciade Patella caerulea con 105 ejemplares, «Patellaaspera» (sinónimo antiguo de Patella ulyssipo-nensis) con 156, «Patella lusitanica» (sinónimoantiguo de Patella rustica) con 26 y Patella sp.con 66. El resto de gasterópodos marinos resultóser escaso, con 15 Hexaplex trunculus, 8 «Thaishaemastoma» (sinónimo antiguo de Stramonitahaemastoma), 3 Osilinus turbinatus, 2 Cerithiumvulgatum y una Cypraeidae. Así mismo se consi-dera que la mayoría de bivalvos tienen una funciónalimenticia, aunque su presencia es anecdótica condos ejemplares de Mytilus galloprovincialis y unode Acanthocardia tuberculata, Arca noae y Ceras-toderma (Carrasco, 2010).

Cova ampla del Montgó (Xàbia, Alicante)

Su amplio vestíbulo exterior se abre en la lade-ra sureste del macizo del Montgó delante de la lla-nura litoral del valle del río Gorgos, a 429 m snmy a 2,5 km de la costa actual. Se trata de un yaci-miento conocido desde antiguo en el que las pri-meras intervenciones se deben al Padre Belda enlos años treinta y cuarenta del pasado siglo. En losaños setenta realizó una intervención M. Tarradelly posteriormente una serie de sondeos J. Aparicio.El yacimiento ha sufrido además numerosas rebus-cas clandestinas que han provocado la prácticadestrucción de los niveles arqueológicos delmismo. El material recuperado en las diversasintervenciones se encuentra disperso en variosmuseos y colecciones particulares y señala que elyacimiento posee una amplia secuencia con nive-les del Paleolítico superior y materiales que vandesde el Neolítico antiguo a la Edad del Bronce.

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Por las escuetas noticias publicadas de las últi-mas intervenciones, los restos malacológicos pare-cen ser abundantes, aunque se carece de una clasi-ficación taxonómica y de una correcta atribucióncultural. En los sondeos efectuados en los años1978, 1979 y 1980 se menciona la presencia en lascapas superiores de «pectunculo, patela, cardium»además de «caracolillos marinos y terrestres»,intuyéndose en la publicación que las conchas depatélidos resultaron ser abundantes asociadas acerámicas cardiales, especialmente en la capa 2 delsondeo (Aparicio, 1995). Los escasos restos mala-cológicos con información detallada, tampocoposeen contextualización cronocultural. Se tratade un pequeño conjunto que se conserva en losfondos del MARQ compuesto de siete conchaspertenecientes a seis especies, clasificadas por losautores como: Patella aspersa, Patella vulgata,Cassis undulata, Tapes romboides, Arca corbuloi-des y «Glycimeris gaditanus» (debe correspondera Glycymeris nummaria) (Esquembre y Torregro-sa, 2008), por lo que resulta difícil hacer una apro-ximación sobre la composición del conjunto, mássi parece haber algún error en la clasificación taxo-nómica como en el caso de la Patella aspersa,cuya distribución actual es atlántica.

RESULTADO Y DISCUSIÓN

En los yacimientos analizados se constatan dife-rencias en las estrategias de explotación de losrecursos malacológicos en función de las áreas decaptación de los mismos. Así, en base al medio enque habitan los moluscos predominantes de cadaconjunto, pueden observarse tres grupos (Figura 4).

1. Por una parte los yacimientos de Cendres yde Costamar, en los que existe un amplio predomi-nio de especies de sustrato rocoso procedentes dezonas intramareales o muy superficiales, con másdel 99 y 95% de los restos respectivamente.

En el caso de Cendres, en toda su secuenciaexiste un aplastante predominio de especies quehabitan en un ambiente litoral rocoso, sobre todode la zona con periodos de inmersión y emersión,patélidos y tróquidos, y con presencia discreta deotras de la zona infralitoral a poca profundidad,Stramonita haemastoma y Mytilus. La ubicaciónde la cueva, abierta en un acantilado litoral, facilitósin duda la explotación de estos recursos marinos.En los alrededores de la cavidad se encuentranactualmente los diferentes ecosistemas donde pue-

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FIGURA 4Porcentajes de los conjuntos malacológicos en función del medio en que habitan.

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den recolectarse las especies marinas documenta-das en el yacimiento. Se trata de un extenso acan-tilado alineado perpendicularmente en el que seintercalan algunas ensenadas de costas bajas ocu-padas de bloques y guijarros y enclaves concretosde playas de arena. Los estudios geomorfológicosy paleogeográficos efectuados (Fumanal y Badal,2001) permiten tener un buen conocimiento de laevolución del entorno de Cendres durante los tresmilenios de ocupación neolítica. Durante los pri-meros momentos, con el nivel del mar a –30 m pordebajo del actual, la línea de costa se encontrabamás alejada y delante de la cueva emergía unafranja costera de casi medio kilómetro. A partir delca. 5000 BC, coincidiendo con un descenso en lapesca y con el comienzo de la utilización de lacueva como redil, el nivel del mar se situó en cotascercanas a las actuales y la ladera del yacimientoadquirió el carácter abrupto y escarpado que poseeactualmente. El dominio aplastante de moluscosde roca nos indica una explotación intensa de losacantilados, algo menos escarpados y más lejanosdurante la primera ocupación neolítica, en cuyabase se recogerían la mayor parte de los moluscospresentes en Cendres. En cualquier caso, el área decaptación de los recursos marinos se encontrabasiempre cercana a la cueva, a menos de media horade recorrido desde la misma.

La ubicación de Costamar es diferente, en unllano litoral limitado por áreas lagunares y unalínea de costa en la que se intercalan una barreracostera de gravas con algún tramo arenoso y diver-sos afloramientos de arenisca, especialmente alnorte del yacimiento donde existen grandes aflora-mientos de calcarenitas. De estos ambientes roco-sos se recolectarían las lapas. La escasa presenciade Cerastoderma en este caso encuentra explica-ción en las fluctuaciones dulce-salobre de la lagu-na, que durante la ocupación neolítica se encontra-ría desconectada del mar y, por tanto, al ser deagua dulce, no sería apta para el hábitat de estebivalvo, tal como han puesto de manifiesto lossondeos efectuados en el humedal contiguo alyacimiento, que constatan una laguna salobre conpresencia de Cerastoderma solo a partir de épocaromana (Ruiz y Carmona, 2010).

En ambos yacimientos, la presencia de mejillo-nes siempre en número muy escaso podría debersea que eran un producto poco apreciado para estaspoblaciones, ya que es una especie muy abundan-te en el Mediterráneo que comparte hábitat conlapas y bígaros, fijada por el biso a las rocas, for-

mando densas colonias en la zona litoral y sumer-gida, por lo que su recolección no resulta difícil.

2. En otros dos yacimientos, Bolumini y ElBarranquet, el predominio corresponde a especiesque tienen su hábitat en sustratos blandos. Ambosse ubican en vertientes que limitan con una estre-cha llanura litoral con playas de arena. La abun-dancia de Cerastoderma glaucum en esos yaci-mientos encuentra su explicación en la presenciaen su entorno de la antigua zona endorreica del Plade Xàbia y de la marjal de Pego, toda vez que estebivalvo es una especie de amplio espectro ecológi-co que habita a poca profundidad, enterrada enfondos arenosos o fangosos de aguas marinas oaguas salobres, al tolerar diversos grados de salini-dad, por lo que resulta frecuente en zonas con sali-nidad baja como son las albuferas y las desembo-caduras de los ríos.

La presencia de Glycymeris –género mayorita-rio en El Barranquet– hay que tomarla con cautelahasta que se concluya el análisis arqueomalacoló-gico de ese yacimiento, toda vez que son numero-sos los yacimientos del litoral mediterráneo en losque la mayor parte de las valvas de este género seencuentran erosionadas y, por tanto, no son restosde comida, por lo que su presencia en los mismosdebe responder a otras causas.

3. Por último, en el Tossal de les Basses nosencontramos ante un conjunto en el que aparecenbien representados tanto los moluscos de rocacomo los de arena, con un ligero predominio de losprimeros. Este asentamiento está ubicado muycerca de los diferentes medios que indica su con-junto malacológico. Ante él se sitúa la pequeñaplaya de arena de la Albufereta flanqueada por losamplios tramos rocosos de la Serra Grossa y delCap de l’Horta. Más próxima se encuentra unapequeña formación lagunar en la que se constatanperiodos con amplia comunicación marina, puesllegó a servir de puerto en época antigua y dondese ha constatado la presencia de Cerastodermaglaucum y de Cerastoderma edule en los nivelesbasales –contemporáneos a las fases antiguas deocupación ibérica– de las calicatas realizadas paraestudios de reconstrucción paleoambiental (Ferreret al., 2005).

Los conjuntos malacológicos de yacimientoslitorales del Neolítico antiguo situados en otrasregiones del Mediterráneo peninsular muestranuna situación semejante en líneas generales a los

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del primer grupo, con un aplastante predominio deespecies de sustrato duro. Así, en la Caserna deSant Pau (Barcelona), si bien la especie mejorrepresentada en los niveles del Neolítico antiguoes Glycymeris con el 83,38%, no constituye partedel conjunto bromatológico al encontrarse rodadasel 98,23% de las valvas, mientras que la segundaespecie es Patella sp. con el 7,75%, la mayor partede cuyos restos no están rodados y su distribuciónse concentra en cuadros muy concretos, hecho quelos aleja de ser una deposición casual y aboga pordepósitos de carácter antrópico, por lo que se con-sidera alimento (Estrada y Nadal, 2008). En losniveles neolíticos de la Cueva de Nerja (Málaga)la Patella siempre es abundante, aunque sus por-centajes varían en función del sector. En la Sala dela Mina predomina Patella (entre el 44 y el 65%del total de restos malacológicos), sobre Mytilusedulis, Osilinus turbinatus y Stramonita haemas-toma, y en la Sala del Vestíbulo el predominiocorresponde a Mytilus edulis (entre el 37 y el77,7%) sobre Patella y Osilinus turbinatus (Jordá,1986), mientras que en la Sala de la Torca el pre-dominio corresponde también a Patella, sobre Osi-linus, Stramonita y Mytilus (Serrano et al., 1995).En el yacimiento de El Zafrín (Islas Chafarinas) el97,9% de la malacofauna recogida se considera decarácter bromatológico, toda de sustratos duros,representando las del género Patella el 81,6%,estando presente Cymbula nigra, Patella caerulea,Patella ferruginea y Patella ulyssiponensis. Otrosgasterópodos presentes son Osilinus turbinatus yStramonita haemastoma y, entre los bivalvos, Myti-lus edulis y Mimachlamys varia (Álvarez, 2010).

Igual sucede para los escasos datos que tene-mos al respecto del Neolítico final, aunque en esosmomentos parece que, al menos en la región cen-tral del Mediterráneo peninsular, la recolección demoluscos no era tan intensa. Así sucede en losniveles de Cendres correspondientes al Neolíticofinal/Calcolítico, en los que la presencia de molus-cos decrece considerablemente, aunque cotinúa eldominio de los patélidos, que aumentan su porcen-taje respecto al Neolítico antiguo, al igual queStramonita haemastoma, en relación con el des-censo de los tróquidos, que en estos momentossolo representan un porcentaje cercano al 10%.(Pascual Benito, 2010). Por otra parte, en lospoblados del Neolítico final y en los Calcolíticosson escasos los restos de moluscos marinos decarácter bromatológico. Únicamente en la Vitalexisten restos que puedan relacionarse con la ali-mentación. Se trata de las conchas de Patella cae-

rulea, la tercera especie representada en el yaci-miento, con ausencia de erosión y talla regularentre 23 y 42 mm. Se documentan tan solo en ochode las 120 estructuras que contenían malacofaunamarina, concentrándose de manera especial en unade ellas, si bien, dado el escaso número de restosdocumentados, su recolección debió constituir unrecurso muy puntual, con una incidencia sobre ladieta anecdótica (Pascual Benito, 2010).

El aprovechamiento de los recursos marinos noes una característica exclusiva de las comunidadesneolíticas. Es un hecho bien conocido la intensarelación de los últimos cazadores-recolectores conel mar, producto de la cual son los yacimientos for-mados básicamente por grandes acumulaciones deconchas, conocidos como concheros y documenta-dos en las costas europeas y africanas, especial-mente en las bañadas por el océano Atlántico. Sinembargo, al contrario de lo que ocurre en ambien-tes atlánticos, los datos sobre el consumo demoluscos marinos por los grupos mesolíticos delMediterráneo peninsular son escasos y, en sumayor parte, carentes de análisis arqueomalacoló-gicos. En territorio valenciano los estudios mala-cológicos de ese momento son parciales y reduci-dos a pocos yacimientos. El que cuenta con mayorinformación es el Collado de Oliva, cercano a ElBarranquet, un conchero del que conocemos lapresencia de numerosas especies por los estudiosde E. Bosca y L. Gasull. El primero menciona quelas especies más abundantes son «Pectunculusgaditanus Gmelin (debe de tratarse de Glycymerisnummaria) y Cardium edule L. (debe de tratarsede Cerastoderma glaucum), en sus dos variedades,una de valvas finas y otra variedad en la que ofre-cen algún grosor y con losantices encorvados, pro-pia de las ensenadas tranquilas» y, entre otras,Hexaplex trunculus «y una variedad de Purpurahaemastoma L., de concha muy robusta y provistade gruesos tubérculos, existiendo, en cambio, otravariedad de concha fina formando tránsito a laPurpura Barcinonensis Hidalgo», llamándole laatención «el que eran especies de regular tamaño,y que las conchas turbinadas, algunas de ellas,aparecían rotas con violencia» (Boscá, 1916: 7).Por su parte L Gasull señala la abundancia de Car-dium glaucum (actualmente Cerastoderma glau-cum), especie propia de lagunas costeras, aguassalobres y quietas de poca profundidad, y de Pur-pura haemastoma cónsul (probablemente Stramo-nita haemastoma), cuyos ejemplares se encuentranrotos «lo que hace suponer que las comieron»,citándose además la presencia de «Murex branda-

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ris (Bolinus brandaris), M. trunculus (Hexaplextrunculus), Triton modiferus (probablemente Cha-ronia lampas), Cerithium vulgatum, Columbellarustica, Nassa reticulata (Nassarius reticulatus),Purpura haemastoma (Stramonita haemastoma),Pectunculos violascenses (actualmente Glycyme-ris nummaria), Venus gallina (Chamelea gallina),Cardium tuberculatum (actualmente Acanthocar-dia tuberculata), Spondylus gaederopus, Pectenjacobaeus y Arca noae» (Aparicio, 1979: 116).

Otros concheros que podrían pertenecer almesolítico son el de la Dehesa, entre la Font d’EnCarròs y Potries, con «gran cantidad de conchasrotas del Murex brandaris L. (actualmente Bolinusbrandaris), principalmente», que primero fue atri-buido a una «tintorería romana» y más tarde «auna estancia pasajera del hombre aborigen»(Boscá, 1916). Así mismo, en los alrededores de laTorre d’Espioca (Picassent) se constató una acu-mulación antrópica de conchas con presencia delascas y esquirlas de sílex y cantos con evidenciasde uso. Se recogieron muestras del concheroobservable en un corte producto de desmontespara transformaciones agrícolas, en las que lasconchas de Cerastoderma glaucum eran muyabundantes y las de Cerithium vulgatum y Hexa-plex trunculus resultaban escasas (Mateu et al.,1985: 93). Por último, el nivel inferior del Assudd’Almassora, descrito como un conchero en abri-go con un «nivel de conchas» que sobrepasaba los80 cm en algunos puntos, «en su inmensa mayoríason del género «cardium» (por la foto de la publi-cación se trata de Cerastoderma glaucum); excep-cionalmente se encuentran algunos raros ejempla-res del «pectunculus» (actualmente Glycymeris) ysólo en un caso la «nática», la «cyprea» y la«columbela», esta última perforada» y otras espe-cies terrestres, además de cenizas y escasos restoslíticos, esquirlas de sílex y cantos tallados (Esteve,1969: 47).

En la mayor parte de estos yacimientos mesolí-ticos se constata la importancia de Cerastodermaglaucum que nos indica una explotación de esterecurso en albuferas o estuarios ubicados en susinmediaciones. En este sentido, resulta interesantela observación que hace E. Bosca sobre esta espe-cie que «propia de las ensenadas tranquilas, pare-ce contemporánea del subsuelo del lago de laAlbufera, hallándose hoy viva en la albufera deElche, en donde se la explota para alimento»(Boscá, 1916: 7). En menor medida, los gruposmesolíticos explotaban también ambientes mari-nos de sustrato rocoso, a juzgar por los gasterópo-

dos documentados susceptibles a ser consideradosalimento.

Las evidencias arqueológicas se han visto con-firmadas por diversos análisis efectuados sobrehuesos humanos mesolíticos. Los datos paleoesto-matológicos y el análisis de elementos traza desiete individuos de El Collado, yacimiento con unafauna compuesta esencialmente por moluscos aun-que existen también peces, reptiles y mamíferosterrestres, indican un «bajo aporte de hidratos decarbono en la dieta y una ingesta importante deproteínas de origen animal, apoyando la hipótesisde una dieta de escaso aporte vegetal y un consu-mo preferente de productos proteicos que podríanser principalmente de origen marino» (Chimenoset al., 1992: 181). Con posterioridad, los análisisde isótopos estables han corroborado el consumode proteínas marinas en algunos individuos ente-rrados en El Collado, que se estima en aproxima-damente el 25% de la proteína ingerida, un por-centaje inferior al de la fachada atlántica, mientrasque en otros individuos no representan nada (Gar-cía et al., 2006). Sin embargo, las proteínas proce-dentes de recursos marinos están ausente o casiausentes entre los recursos consumidos en yaci-mientos costeros del Neolítico. El medio terrestreparece constituir la casi totalidad de los recursosalimenticios neolíticos. Los análisis de isótoposestables del colágeno óseo de un centenar de indi-viduos procedentes de once yacimientos del Neo-lítico antiguo y medio del Sur de Francia y deLiguria, indican una ausencia de consumo derecursos marinos y una alimentación procedenteesencialmente de recursos terrestres, sobre todo deorigen vegetal. Por tanto, a pesar de que se docu-menta la presencia de numerosos restos de molus-cos y peces, los estudios isotópicos muestran cla-ramente la ausencia de un consumo predominantede recursos marinos, por lo que se deduce quesería una actividad esporádica comparada con laadquisición de recursos terrestres (Goude, 2007).

Los escasos restos humanos analizados en lafachada mediterránea peninsular coinciden con losdel resto del Mediterráneo occidental. Así, los dosindividuos analizados de la fase neolítica más anti-gua en Costamar, S. EVA 7608 y 7611, tenían unadieta netamente basada en recursos terrestres. Erangrandes consumidores de recursos vegetales comoel trigo y tenían preferencia por la carne de anima-les salvajes frente a la de domésticos. Sin embar-go, los dos individuos del neolítico reciente anali-zados ofrecen unos resultados que resultannovedosos en el neolítico mediterráneo, pues a

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pesar de basar su dieta en recursos terrestres, conmenos vegetales y más carne, con equilibrio dedoméstico y de salvaje, muestran en su improntaisotópica un consumo de recursos marinos no des-preciable (Salazar, 2010).

CONCLUSIONES

Hemos comprobado que en el litoral mediterrá-neo peninsular existen yacimientos del Neolíticoantiguo con importantes concentraciones de con-chas de moluscos comestibles que, en función desu ubicación explotaban ecosistemas diferentes,gasterópodos en medios rocosos, esencialmentepatélidos y tróquidos, o bivalvos en medios blan-dos, sobre todo de albuferas, caso de los berbere-chos, o bien combinaban los recursos de ambosmedios. Sin embargo los marcadores de colágenoóseo parecen indicar que no se consumían produc-tos marinos. Una contradicción que merece uncomentario. En primer lugar los restos humanosanalizados son escasos y puede ser producto delazar el haberse analizado precisamente aquellaspersonas que no consumían estos productos. Tam-bién puede deberse a que el método analítico no seencuentra lo suficientemente desarrollado paradetectar la ingesta de determinados recursos enproporciones muy pequeñas y durante espaciostemporales reducidos.

No tenemos datos sobre estacionalidad, pero noresulta descabellado pensar en que por lo menosalgunos de los yacimientos costeros del neolíticofueran de carácter estacional, dedicados a algunatarea específica concreta y que la mayor parte delaño, estos grupos lo pasaran en asentamientos ubi-cados en el interior. La obtención de materias pri-mas para su utilización en la confección de ador-nos y útiles podría ser una de esas tareasespecíficas que desarrollaría parte del grupo, todavez que las conchas marinas y las vértebras depeces marinos son habituales y muy abundantes enlos yacimientos neolíticos del interior (PascualBenito, 1998, 2008). Por tanto, el consumo de pro-ductos marinos se podría haber producido de unaforma puntual en temporadas posiblemente muycortas y como complemento de unas dietas en lasque cereales y productos cárnicos serían el com-ponente principal.

De alguna manera, esta hipótesis conciliaría lasevidencias del consumo de moluscos que ofrece el

registro arqueológico con su poca incidencia en ladieta que señalan los análisis isotópicos sobre hue-sos humanos. Solo un mayor número de estudiosarqueomalacológicos, isotópicos y de estacionali-dad serán capaces de aclarar la contradicción queactualmente ofrecen las diversas disciplinas queintentan acercarnos a la dieta y al modo de vida delas comunidades neolíticas.

AGRADECIMIENTOS

A Alicia Luján por permitirme utilizar datosinéditos de su estudio sobre la malacofauna delTossal de les Basses que expuso en las I Jornadesd’Arqueolozooologia, organizadas por el Serveid’Investigació Prehistòrica y el Museu dePrehistòria de València los días 1 y 2 de diciembrede 2011.

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Archaeofauna 23 (2014): 207-222

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