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Presentación

Presentar un libro sobre Rafael Altamira, alicantino universal, es siempre un reto. Personalidades de su talla intelectual no son habi-tuales en una sociedad y mucho menos en un territorio menor en el contexto internacional como Alicante. Junto a otras personas ilustres como el marino Jorge Juan o al humanista José Andrés, Altamira forma parte de ese cuerpo de élite del pensamiento que rebasa fronteras espaciales y temporales para convertirse en refe-rencias universales básicas en el avance de la civilización occidental. Sin olvidar, claro está, la obra de escritores, artistas plásticos y músicos que han situado al territorio alicantino en el universo de la cultura española y mundial. El reto es aún mayor si se trata de pre-sentar una obra escrita por un familiar del propio Rafael Altamira, su nieta Pilar que, con tanta ilusión y tesón, mantiene encendida la llama del legado de su abuelo para que la sociedad actual, en Alicante, en España, en Europa, en Iberoamérica, no olvide nunca las extraordinarias aportaciones de D. Rafael al campo del derecho, de la historia, de la pedagogía y de la cultura con mayúsculas.

La Universidad de Alicante, participó activamente, en 2016, en los actos de conmemoración del 150 aniversario del nacimiento del humanista universal. Fruto de la colaboración entre distintos organismos y administraciones (Ayuntamiento de Alicante, Ayun-tamiento de El Campello, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Instituto de Enseñanza Secundaria Jorge Juan y Universidad de

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Alicante), se desarrolló un programa intenso de actividades que incluyó conferencias, exposiciones, proyección de documentales y presentaciones de libros, sobre la figura de nuestro alicantino ilus-tre, pieza básica en el devenir de la Institución Libre de Enseñanza, de la que tanto aprendió y a la que tanto legó. Junto a estos actos públicos, el Servei de Publicacions de la Universitat d’Alacant, a propuesta de la sede alicantina de nuestra universidad, llevó a cabo la edición de este ensayo bajo título El entorno de Rafael Altamira, obra gestada por la propia Pilar Altamira. En ella la autora explica, con prosa elegante, directa y clara, los avatares vitales de las dos ramas familiares principales del eminente jurista (la paterna Alta-mira y la materna y alicantina Crevea) y su relación con el territorio alicantino. El material fotográfico que aportó este estudio en su primera edición, y que era una pieza básica del mismo, así como el anexo incluido al final de la misma con reproducción de títulos académicos y una lámina de época de la vivienda natal de Rafael Altamira en la calle Cienfuegos dentro de la ciudad tradicional de Alicante, es inédito. Por su gran vinculación, poco conocida, con la ciudad alicantina, resultan de gran interés las páginas que Pilar dedica aquí a los cuñados de José Altamira Moreno, padre de Rafael Altamira, Vicente y Miguel Crevea Cortés, ambos organistas, com-positores y maestros de capilla de la Colegiata de San Nicolás, de los que se han recuperado diversas piezas, alguna de las cuales se presentó en sociedad, por vez primera, en la ciudad de Alicante, en el marco de los señalados actos del homenaje de su nacimiento.

Pocos meses después de su primera edición el libro se había agotado y Pilar tuvo el acierto de preparar una nueva edición del trabajo, ampliando su contenido a partir del descubrimiento y estudio de nuevos documentos sobre el entorno familiar de Rafael Altamira que había encontrado en su infatigable labor de búsqueda, recopilación e interpretación de la vida y obra del jurista e historiador. El resultado es este trabajo que ahora ve la luz, donde se han incorporado nuevos textos y material fotográ-fico, asimismo inédito, sobre las ramas que componen la familia

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de Rafael Altamira y que ayudan a entender mejor el legado del humanista y la vinculación de la misma con Alicante. Resultan apasionantes en esta nueva edición, entre otras, las páginas dedi-cadas a explicar el contexto vital del abuelo segoviano de la autora y su estrecha vinculación con la ciudad de Alicante que llevó a la redacción de un plan para transformar la playa de San Juan en un entorno turístico de calidad a guisa de lo que se había desarrollado en la Costa Azul francesa.

La Universidad de Alicante se honra de poder contribuir a mantener vivo el legado vital e intelectual de Rafael Altamira, una figura altamente reconocida en el entorno académico e intelectual de nuestro país, de Iberoamérica y de diversos países europeos que, sin embargo, no ha recibido aún el merecido homenaje ins-titucional de los diferentes gobiernos democráticos que hemos tenido en España desde 1977; algo inconcebible en una figura de la talla intelectual de Rafael Altamira, uno de los diez jueces del Tribunal Permanente de Justicia Internacional de la Sociedad de las Naciones, que llegó a ser propuesto en dos ocasiones (1933 y 1951) para el Premio Nobel por el gobierno de la II Republica y por la UNAM y el Colegio de México, respectivamente.

Esta obra de Pilar Altamira es ya una referencia para el mejor conocimiento de la vida y obra de D. Rafael, su abuelo, en un contexto académico donde se valora cada vez más el conocimiento de los contextos vitales, de la vertiente humana de aquellas perso-nalidades que se han convertido en referencia intelectual. Porque ello ayuda a entender mejor el legado de pensamiento de figuras universales como la de Rafael Altamira, resultado de un contexto familiar cultivado y enormemente rico en vivencias, que lo apro-ximan a Alicante y lo proyectan al mundo.

Alicante, enero de 2017, temporal de nieve y frío.Jorge Olcina

Director de la Sede de AlicanteUniversidad de Alicante

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Introducción

Agotada la primera edición de El entorno de Rafael Altamira, publicada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante en el 2016, he decidido preparar una segunda edición. La anterior contenía un resumen de la biografía de Rafael Alta-mira y Crevea, más el perfil de sus padres, tíos y suegro. En esta se incluye una relación más completa de la obra musical de sus dos tíos maternos Vicente y Miguel Crevea y una novedad, la trayectoria personal y profesional del consuegro de don Rafael, el doctor Antonio García-Tapia, ilustre personaje conocido en el ámbito médico como «el Cajal de la otorrinolaringología» y padre de M.ª Luz García-Tapia, la esposa de su único hijo varón Rafael Altamira Redondo. Con este abuelo, también ligado y enamorado de las tierras alicantinas como describiré más adelante, compartí mi infancia, exactamente hasta el mes de septiembre del año 1950 en el que falleció en Madrid, un año antes de la muerte de su consuegro Rafael Altamira y Crevea en México DF.

Rafael Altamira(Alicante 1866 - México 1951)

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Resumen biográfico

Rafael Altamira y Crevea fue un típico «hombre del Renacimiento». Su figura como historiador, hispanista y jurista, pedagogo, institu-cionista, crítico de arte y político, ha sido ampliamente estudiada por especialistas nacionales y extranjeros. No obstante, no está de más trazar aquí un pequeño resumen biográfico de los 81 años de vida de este personaje reformador de la enseñanza de la historia, juez permanente del Tribunal de Justicia Internacional de La Haya (desde 1920 hasta su cierre por la invasión nazi), del que redactó los Estatutos, fue colaborador estrecho de Giner de los Ríos en la Institución Libre de Enseñanza, político (fue senador por Valen-cia) y estuvo propuesto por Manuel Azaña para presidente de la II República. En los años 1933 y 1951, año de su muerte, fue propuesto, y la propuesta aceptada, para el Premio Nobel de la Paz. A su muerte, la BBC de Londres anunció: «Ha muerto el intelectual español más completo de su tiempo».

Su discípulo, el historiador Javier Malagón, lo definió como un hombre «lleno de humanidad, bondad y comprensión para sus semejantes; como maestro, trabajador infatigable y orienta-dor de sus discípulos; como jurista de visión clara y de honradez intachable; y como historiador que supo ver y comprender con criterio agudo y sentido real los hechos del pasado».

La vida de Altamira marca los lugares de máxima importancia en su biografía:

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Rafaela Crevea Cortés y José Altamira Moreno, padres de Rafael Altamira

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e l e n t o r n o d e r a f a e l a lt a m i r a

Nace en Alicante capital el 10 de febrero de 1866, cursa sus estudios primarios en el Colegio de San José de la calle Bailén n.º 15, centro adscrito al Instituto Provincial de Segunda Ense-ñanza del caserón de «La Asegurada» en el que ingresa el 21 de septiembre de 1876 y obtiene el grado de Bachiller en julio de 1881. A los quince años marcha a la Universidad de Valencia y se matricula en la Facultad de Derecho, donde tiene como profesor y guía en diversos aspectos intelectuales al institucionista don Eduardo Soler quien a su marcha hacia Madrid, le da cartas de recomendación para el señor Giner de los Ríos. En Valencia es compañero de Vicente Blasco Ibáñez, con el que participa en la Tuna universitaria. Obtiene el título de licenciado en Derecho en junio de 1886, con veinte años.

Realiza su Doctorado en Madrid, en la Institución Libre de Enseñanza, donde establece una gran amistad con don Fran-cisco Giner de los Ríos que le elige como ayudante suyo en la Universidad, y más tarde es nombrado secretario del Museo Peda-gógico que dirigía don Manuel Bartolomé Cossío. Su tesis, sobre

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Derecho Comunal la dirige otro institucionista, don Gumersindo de Azcárate.

A lo largo de su vida, al regreso de sus constantes viajes y de un trabajo incansable, se refugiaba en su amado Campello, a la sombra de un pino centenario, embriagado por el aroma de los naranjos, limoneros y almendros, de la finca heredada de su fami-lia política, Ca Terol, sita en el barrio de la Creu.

En 1897 gana por oposición la cátedra de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo. Allí forma parte del famoso «Grupo de Oviedo»: Clarín, Álvarez Buylla, Adolfo Posada, Aniceto Sela y el propio Altamira, que colaboran activamente en el proyecto de Extensión Universitaria. En Oviedo se casa con la leonesa Pilar Redondo y nacen sus tres hijos: Nela, Rafael y Pilar. Con motivo del III Centenario de la Universidad de Oviedo, siguiendo la labor de Labra, es elegido para realizar su importantísimo viaje a América desde junio de 1909 a marzo de 1910, con la intención

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de restablecer los lazos culturales entre España y el continente americano. Visitó Argentina, Paraguay, Perú, México, Cuba y Estados Unidos. Durante este recorrido pronunció innumerables conferencias, estableció tratados e intercambios, escribió libros y artículos y logró reconstruir los puentes entre América y España.

A su regreso es nombrado director general de Primera Ense-ñanza, 1911 a 1913, y debe volver a Madrid. En 1914 ocupa su nueva cátedra de Instituciones Políticas y Civiles de América en la Universidad Central de Madrid, y crea una importante Escuela de Historiadores y Juristas. En 1916, la Universidad de Valencia lo elige su representante en el Senado.

En 1920 es miembro del Comité de Juristas, «los Diez», encargado por la Sociedad de Naciones del proyecto de crear un Tribunal Permanente de Justicia Internacional, del que es nom-brado juez permanente. Es propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Trabaja en el Tribunal de 1921 hasta 1946, pero ha de aban-donarlo a causa de la invasión nazi. En 1939 sale de España con destino a Bayona, pasa por Portugal y, finalmente, el año 1945 se exilia en México D.F donde permanece trabajando hasta el 1 de junio de 1951 cuando fallece. Sus restos reposan en el Panteón Español.