El mercado está fatal

Alena KH

EL MERCADO ESTÁ FATALAlena KH

¿Es el sexo lo que mueve el mundo? ¿Es esencial tener pareja para ser feliz?¿Cómo supero un rechazo? Las dudas, esperanzas, recelos y pequeñas alegrí-as de las relaciones contemporáneas analizadas con honestidad y eficacia pro-bada por los miles de lectores de Alena KH.

¿Cuántas veces hemos escuchado «El mercado está fatal»? Demasiadas. Yasabemos que hay crisis en todas partes y en las relaciones sentimentales, tam-bién. Si eres de los que crees en los portazos, en los encuentros inesperados, enlas copias de llaves, en las empresas de mudanza y en pintar las paredes paradespués llenarlas de grietas repletas de nostalgia, aquí encontrarás respuestas.A través de una eficiente combinación de historias reales con consejos prácticossobre las cuatro fases principales de una relación («No tengo pareja», «Me estoy enamorando», «Tengo una relación» y «Me estoy separando»), Alena KH con-testa en este libro a los grandes dilemas sobre el amor contemporáneo partien-do de las experiencias personales que han compartido sus lectores enIntersexciones, el primer blog independiente sobre esta temática que tiene másde 300.000 visitas mensuales.

ACERCA DE LA AUTORAAlena KH nació hace 32 años en Bielorrusia. A los 14 años empezó a estudiarcastellano y realizó diversos intercambios de estudios que la llevaron variasveces a viajar a Zaragoza. En 2001 se trasladó a vivir a Barcelona, donde empe-zó a trabajar en el sector turístico, aunque más tarde se decantó por el mundode la moda, un sector que le viene de tradición familiar pues su madre es dise-ñadora de calzado. Una de las cosas que le llamó más la atención fueron lasdiferencias en las relaciones personales entre el mundo centroeuropeo yEspaña; de ahí le surgió la idea de crear un blog, Intersexciones, especializadoen esta temática.

#EMEF@Intersexciones

ACERCA DE LA OBRA«No he parado de reírme con las historias que cuenta Alena KH en este libro,me ha sorprendido lo identificado que me he sentido con muchas de ellas. El

mercado está fatal es la biblia de las relaciones de pareja.»RAI ROBLEDO, FOTÓGRAFO

«Pensarás que eres un memo y un pringao en tus relaciones de pareja hastaque leas este libro. Y descubrirás que el mundo está lleno de memos y pringaoscomo tú. Y sonreirás.»IDOIA IRIBERTEGUI, AUTORA DE LoLita ButtErfLy

«Las experiencias de Alena en primera persona son como las vivencias quetodos hemos tenido en nuestras vidas. Cada capítulo te transporta a tus recuer-dos con un lenguaje directo y divertido.»URI SABAT, PERIODISTA

Para todas las mujeres que se sienten algo perdidas

Prólogo

Alena KH tenía ocho años (¡ocho!) cuando decidió escribir lagran novela policíaca del siglo. Así, como suena. Lo decidió unamañana cualquiera en Trípoli, la capital libia donde ella y su fa-milia (tomen nota: su padre ingeniero aeronáutico militar y sumadre en un despacho de la embajada soviética) moraron unosaños bajo el mandato de Muamar el Gadafi. Lo típico.

Lo dicho: la gran novela policiaca (rusa) del siglo, esa que ha-ría temblar los cimientos de la obra de Agatha Christie. Novelasque, por cierto, devoraba con pasión nuestra jovencísima escri-tora nacida en la República Soviética Socialista de Bielorrusia, ala par que recortaba fotografías de revistas para construir colla-ges impensables, portadas imaginarias de crímenes no perpetra-dos. Todavía. Algo estaba a punto de suceder.El cuerpo desaparecido era el título de aquel primer libro

cuyo primer capítulo contaba con doce páginas. Y aquí llega(¡apártense!) el cautivador McGuffin en esta historia de litera-tura, relaciones, espionaje y verdades a medias: sucede en la ter-cera página, cuando el protagonista levanta una sábana tras unapista et voilà: no hay cuerpo. Ha desaparecido. «¿Dónde estaba elcuerpo?», se preguntaron el protagonista y la autora. La verdades que, sencillamente, no lo sabían. Así que, sin más (sin dramas)pasaron a otra cosa.

Llegaron los premios literarios. Y todas esas vidas que ha vi-vido (que sigue viviendo) Alena, que nos hacen sentir un pocopequeños, un poco burdos; los años del ballet, la poesía, las ban-das de rock, la moda y los viajes. El lujo, las traducciones y la fo-tografía. Y España, claro.

Aún siendo adolescente aterriza en España y sucede el gran-

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choque-interestelar entre dos sociedades absolutamente diferen-tes. Dos mirillas a dos universos tan diametralmente opuestoscomo las calles de Bielorrusia y la Barcelona de principios de siglo.Alena, me cuenta, no entendió nada de nuestro (porque vaya tela)modus operandi vital: las verdades a medias, la pose continua, elsí-pero-no de cada día. Las dudas del treintañero. Los ex quenunca desaparecen. Los amantes, el miedo a equivocarse y el «nosestamos conociendo». ¿Por qué no funcionan las relaciones? ¿Porqué es todo tan difícil? ¿Por qué no podemos —¿tan difícil es?—decir las cosas tal como son? ¿Dónde han escondido el cuerpo?

Alena tomó una decisión: escribiría sobre relaciones. Perocomo en aquella novela policiaca que garabateó con ocho años, seencontró ante un dilema: las reglas. El género policiaco tiene susreglas (crimen, víctima, móvil y culpable) como también lastiene, cómo no, el género «de alcoba». Las novelas y ensayos decarácter epistolar enmarcados en esa habitación llamada «novelasentimental». Amor cortés. Reglas. Desde aquellas primeras no-velitas románticas del Renacimiento hasta las grandes obras deFlaubert o las Brontë. Desde los amores ligeros de Fitzgerald a lastonterías (con perdón) de Helen Fielding. Cárceles de amor, sexoencubierto, celos, cuernos y la belleza de lo improbable. Nuncanada funcionará, porque queremos lo imposible. Así son las re-glas. Pero esta vez iba a ser diferente. Aquella niña, sencillamente—qué fácil, ¿verdad?— se saltaría las reglas.

Llevo años leyendo los artículos, cartas, posts y cuentos deAlena. Los lectores (muchos) saben que tras el personaje (que loes, ¿quién no es un personaje?) existe una persona con una clari-videncia fascinante acerca de los motivos por los que follamos,queremos o dejamos de amar. Por eso durante estos últimos añossus lectores han perseguido con ahínco las respuestas a todas esaspreguntas que, ahora sí, tienes entre tus manos: historias sobreamantes, mojigatas, sexo en la primera cita, compromiso, el «yo»y el «nosotros», la chispa, las astas, las relaciones tóxicas, elporno, los celos, la distancia y, claro, el amor.

Le pregunto por qué. Para qué. Resopla. Dice algo sobre que,en el fondo, solo quiere escribir. Yo creo que miente. Quiere aca-bar aquel libro (ojalá nunca lo haga) que abandonó en la tercerapágina. Saber dónde se esconde el cuerpo. La víctima. El culpable.

JESÚS TERRÉS

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Introducción

¿Cuántas veces hemos oído que el mercado está fatal o quelas cosas ya no son como antes? Demasiadas. Hay crisis. Crisisen las calles, en las relaciones, de personalidad, de edad, en lascuentas bancarias, en el empleo, en uno mismo.

La hay. Quien no lo vea es idiota.Pero también hay mucho amor. Creo en él. Creo en todos y

en cada uno de sus gestos, miradas, lágrimas, decepciones,abrazos, palabras. Creo en los besos. En el primer contacto conla piel. Y en el décimo. Y en el milésimo.

Creo en un «te quiero», en una nota dejada en un desa-yuno, en los abrazos de despedida con sabor a mostaza. En el«sí quiero» y en el «ya no te quiero» de varios años después.En el esperanzado pero fugaz «para toda la vida». Creo en lasflores que ya no tienen energía pero se conservan como un re-cuerdo, en «si es una niña la llamaremos Valeria», en las copasde vino, en las terrazas de noche, en los suspiros, en minutosque duran semanas, en comprobar el móvil cada cinco minu-tos, en un «hola, estoy pensando en ti».

Creo en los errores y los arrepentimientos, en las fotos en-marcadas, en los perros que se encuentran en la calle y en los«peros» que pierden su valor.

Creo en los polvos con la ropa a medio quitar y en las dis-cusiones con o sin sentido. En el «no estoy segura de que lequiera» y en el «no me dejes nunca.»

Creo en calles mojadas, en besos en las manos, en salir a pa-sear con zapatos que hacen daño para que te distraigan de lomucho que te duele el alma.

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Creo en los portazos, en los encuentros inesperados, en lascopias de llaves y en las empresas de mudanzas. Creo en pintarlas paredes y llenarlas de grietas repletas de nostalgia.

Creo en la terapia de telepatía vomitiva entre los amigos,en los días elásticos, en los «te quiero» que suenan igual quelos del otro día, pero no.

Creo en carpetas compartidas, en todo tipo de baches, en elodio temporal y el cariño para toda la vida. Creo en tropezarsecon la misma piedra y con esa otra también. Creo en sentirseimbécil y en descubrir que un dos es un uno más uno y que, aldividirse, se queda en un 0,5. Creo en la rabia, en la pasión, enmantas y pelis, en las cosquillas, en los arañazos y en los gritosde impotencia.

Creo en todo esto porque sé que lo único que importa enesta vida es sentir.

Qué buen invento el del amor. Qué buen invento.Hablemos de él.

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Capítulo 1

Hay tres tipos de solteros

Hay tres tipos de solteros: los que no quieren tener pareja,los que se mueren por tenerla y los que les da igual. El tercergrupo, aunque la indiferencia suele ser muy mala, es el másafortunado, el más maduro, el más preparado.

Por eso es por lo que vamos a empezar con los otros dos:los más problemáticos y con más traumas y necesidades des-tapadas. Además, son los más criticados por la sociedad. Por-que, como bien se sabe, la sociedad está para llevarnos la con-traria. SIEMPRE. Si afirmas que no quieres tener pareja,recibirás un «¡Vaya idiotez! Deberías buscarte un novio y sete pasarían todas las tonterías» como respuesta. Si le confie-sas que te mueres por tener un novio, te criticarán con un«Necesitas estar solo por un tiempo. Así sabrás lo que real-mente quieres y lo que no». En ninguno de los dos casos teaconsejarán pertenecer al tercer grupo, al que le da absoluta-mente igual: el más sano y el más auténtico. El equilibrio estámal visto. Nos va el drama.

También hay gente aparentemente amable. De esa que teparece que te entiende, pero no puede evitar tranquilizarte, conlástima, y te aconseja ser indiferente: «Deberías dedicarte a tuscosas, no pensar en nada y todo llegará con el tiempo…». Peroal fin y al cabo, dan por hecho que lo que tiene que llegar conel tiempo, es… ¡Bingo! Una pareja estable. Según dicen, elúnico objetivo final es estar en pareja. Estamos ante una men-tira compuesta por la gente desesperada o/y emparejada.

¿Es o no es imprescindible tener una pareja? Hablaremos de ello en el siguiente capítulo.

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¿Cómo son los dos grupos de solteros más criticados ypor qué?

Los buff

«¿Yo? ¿Pareja? Buff… ¡Estás loca!», es la frase típica de losbuff. La mayoría la acompañarán con un «Todos los tíos sonunos cabrones» o «Todas las tías son unas zorras». Te dicen queestán muy bien solos, que no quieren a nadie a su lado. ¿Paraqué? Si tarde o temprano tendrán que volver a sufrir… Y ahíse descubren: la mayoría de los buff no son nada más ni nadamenos que personas con un pasado que les paraliza: llenas derabia y odio, con miles de platos rotos de los ex por medio, conmiedo a ser rechazados, con unas historias atrofiadas y acom-pañadas de una desconfianza estática.

En cambio Mireia, una amiga mía, pertenece a una pequeñavariación de este grupo: los buff modernos.

Los B.M. son la variación más mentirosa (sobre todo conellos mismos): te aseguran que lo que más desean en estemundo es morir solteros y luego, al cabo de unos meses, se ena-moran locamente de su vecino de al lado y, en algunas ocasio-nes, hasta se casan a la mañana siguiente.

Mi amiga Mireia es la embajadora del grupo. Ella cayó enbrazos de un surfista rubio y fibroso, se fue a vivir a Australiay le parió dos surferitos medio australianos, lo que complació ala desesperada madre de ella. Nuestras amigas más Pinchifly*suspiraban: «¿Lo ves, Alena? El amor llega sin avisar… No lopuedes controlar. Un día te despiertas y… ¡Oh, precioso Cu-pido! Te dispara con su flecha de color rosa y no puedes pensaren nada más que en las mariposas que te hacen cosquillas en elestómago». Luego ponían los ojos en blanco y se desmayaban.

Lo de Mireia fue más bien una excepción. Porque un ver-dadero buff transmite tanta negatividad a todo lo que se lecruza por el camino, que Esto (lo que se te cruza, digo) ni si-

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* También conocidas como chicas flower-power: creen en el amorromántico de las películas americanas y suspiran delante de cada parejaque parece estar enamorada. (Todas las notas son de la autora.)

quiera va a fijarse en él. Sus mordiscos de rabia son mortales.Un buff no atrae. Está tan reacio al enamoramiento, que aúnestando perseguido por un kilo de medias naranjas, esas se aca-ban pudriendo. Los buff no están bien con su propio yo. Y nin-gún chute de vitamina C va a curarlos.

Concluyendo, los buff modernos son unos buff de imita-ción que en realidad pertenecen al segundo grupo extremista:

Los buscaminas

Estos son los desesperados. Los que escriben en un cartel SEBUSCA UN NOVIO y cuando queda descolorido, compran otrocartón y vuelven a hacer lo mismo. Esta vez con letras másgrandes y en cinco idiomas.

—Si quieres conseguir algo, lo tienes que buscar —me diceLucía—. La suerte no viene sola, la suerte es el resultado de unlargo y pesado trabajo.

Lucía es muy aficionada a los pósters de color pastel con le-tras en blanco y una tipografía bonita, que componen frasessacadas de Facebook.

Pero yo me pregunto: ¿los novios se buscan? ¿Y cómo sebuscan? ¿Dónde se buscan? ¡Que no se trata de un par de za-patos para la fiesta de fin de curso!

El problema de los buscaminas es que se juntan con untipo maravilloso que acaba siendo «desgraciado e inútil» yabandonado en un trastero. Darse una buena hostia de tantoen tanto es su especialidad. Alguna que otra viene acompa-ñada de un niño del que hay que compartir la custodia o unpiso lleno de muebles por repartir. Se enamoran «para toda lavida» y luego, una vez se dan cuenta de que su relación falla,aguantan lo inaguantable para no quedarse entre los que sebañan en arroz pasado: anulados en una vida insípida. Losmás valientes se separan y, tras una larga y dolorosa ruptura,pasan al campo de los buff.

Lucía, por cierto, está ahora con un capullo que no trabaja(ni ganas), que la maltrata psicológicamente y la manipulaasiduamente. Da rabia, pero… no podemos hacer nada. Nivosotras, ni yo. Sus amigas ya no somos sus amigas: desdehace tiempo ya no la entendemos y tan solo le deseamos lo

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peor. ¿Os suena? Puedes pasar años intentando sacarla de subucle, pero al final te darás por vencida.

Los buff tienen mucho en común con los buscaminas. Suvida gira alrededor de las relaciones sentimentales. Nada tienemás importancia que una mirada, una llamada y un posible fu-turo por delante. Ambos grupos dividen a las personas en«Puede ser» o «No puede ser». Sin embargo, hay una cosa quelos diferencia desde buen principio: mientras que los buff des-cartan antes de conocer (para no hacerse daño), los buscaminasse dedican a olfatearlos a todos hasta captar aquel leve aromade cítrico. Pero su final es más que predecible: iba para naranjay se quedó en limón.

Los equilibrados

El grupo minoritario son los equilibrados. Viven la vida sindescartar absolutamente nada, no etiquetan, no esperan la fle-cha de un Cupido, tampoco se preocupan por su posible patada.Son los que tienen una vida demasiado ocupada como paracentrarse en su situación sentimental; se rodean de más gentey, finalmente, acaban llenos de amor: viven cada una de las his-torias cotidianas como algo único y placentero. Y acaban ena-morados. De la vida, principalmente.

Esos, a los que tanto adoro, son la mutación de los otros dos.Esos, a los que yo llamo equilibrados, en realidad son unos evo-lucionados.

Os deseo que sigáis evolucionando, queridos.

Capítulo 2

¿Es esencial tener pareja para ser feliz?

Jamás he confiado en los que aseguran ser liberales: ademásde no serlo, son mentirosos. Soy capaz de perdonar muchas co-sas, hasta la máxima estrechez de mente, pero jamás una men-tira camuflada de tolerancia. Así que, como os lo podéis imagi-

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nar, la mitad de este país me cae relativamente mal. A la otramitad la adoro por estar en proceso de liberación sin avergon-zarse de ello.

Dime de qué presumes y te diré por qué te mereces unabofetada. Los mentirosos de mentalidad de un ancho incalcu-lable suelen ser los más racistas, los más homófobos y losmenos tolerantes. Como el caso de mi vecino de escalera.Siempre me hace la pelota: que si me admira por estar vi-viendo sola en un país extranjero, que si critica a los racistas,que si asegura tratar a todo el mundo por igual… Pero haceunos días le escuché quejándose del ecuatoriano del edificiode al lado: un eterno amante de una música insoportable-mente mala y exageradamente alta.

—Sudaca de mierda —lo llamaba—. Y, encima, maricón.Es curioso, pero en su día recibía más críticas por estar sol-

tera que por ser rusa (supongo que porque sé disimular lo su-ficiente por mi falta de acento). No tenía un maromo fijo parapoder evitar el racismo sentimental. Ya se sabe: si a los 30 añosestás soltera, algo falla. Y si a eso le añadimos que hace tiempoque no tienes una pareja estable, apaga y vámonos. Cuando lesdecía que no me preocupa dormir sola, soltándoles el típico (yno por ello falso) «yo estoy bien así», recibía miradas llenas delástima y un «qué vas a decir tú» como respuesta. Me habíaplanteado más de una vez hacerles entender que si me encon-trase con un hombre que me llenara de verdad, probablementesí tendría novio. Pero ¿para qué? A una mujer emparejada ja-más la vas a convencer de nada. No habría tanta soltera des-graciada si no existiera tanta emparejada que le desea lo mejor.

Lo más divertido era escuchar que yo no tenía derecho aopinar sobre las relaciones por el mero hecho de estar soltera.Me parecía muy gracioso, porque esa visión de que los solterosno tenemos relaciones, me fascina sobrenaturalmente. Lo máscómico de la situación es que el principal acusador era un hom-bre que llevaba veinte años casado, con un historial de infide-lidades envidiable bajo el brazo. Pero yo no era nadie para juz-garle: era una simple y pobre soltera que no podía teneropinión sobre los asuntos matrimoniales. ¡Ja!

Podría escribir una tesis al respecto, compuesta por las frasescomodín de los felizmente emparejados, empezando por «Tú lo

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que necesitas es un novio» y acabando con «Tranquila, ya lle-gará; no desesperes», pero sin olvidar «Disfruta de la vida mien-tras puedas» o, llegando al insulto, «Malfollada de mierda».

A mí me surgen varias preguntas al respecto. La primera ymás común es: ¿por qué tanta gente emparejada se empeña enque la única solución de todos tus problemas es encontrar pa-reja? Yo tengo muchas cosas pendientes de cumplir en mi viday una de ellas, por supuesto, es disfrutar de la persona a la quequiero. También me gustaría viajar a Groenlandia y aprendergriego. Si lo consigo algún día, bien. Si no, también. Pero nin-guna de las tres cosas resulta ser mi prioridad. Mi único obje-tivo es estar a gusto con mi presente y saber adaptarme a loscambios. Con o sin novio. Con o sin un viaje a Nuuk. Con o sinel griego (aunque prefiero con el griego, claro está).

La segunda duda que tengo es muy parecida a la primera:¿de dónde viene el mito de que el principal objetivo de las mu-jeres es tener a un hombre a tu lado? Que sí, que aquí os en-canta hablar de Disney (y daaaale), pero ¿por qué Disney tansolo nos ha perjudicado a las mujeres? Resulta que una niñacrece con la convicción de que un día va a venir un príncipe quela rescate. Sin embargo, y por alguna extraña razón, el niño nose empeña en ser ese príncipe y tampoco pasa la vida en buscade una princesa perfecta. Ni falta que le hace.

Otra de las cosas que me cuesta entender es por qué lasmismas mujeres que te tranquilizan asegurándote que tardeo temprano encontrarás a tu media naranja, te aconsejan quedisfrutes de la vida mientras puedas. O sea, ellas tienen parejay se sienten encarceladas. Quizás este sea el motivo por elque tienen tantas ganas de que encuentres una. Para no sen-tirse solas. Entiendo que el razonamiento roza lo absurdo,pero la poca lógica de su comportamiento me obliga a po-nerme a su nivel.

Nunca he entendido cuáles son las cosas que estas damasdan por terminadas al encontrar pareja. Aunque últimamenteveo que, al ser el principal objetivo de algunas de mis amigas(como las del siguiente capítulo), su estilo de vida cambia porcompleto para amoldarse al máximo al de sus parejas. Durantemuchos años fui fiel lectora de varios blogs que hablaban de lasrelaciones. Algunos dejaron de existir, justificándolo con un

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post que decía que se habían enamorado y que ya no sabían dequé escribir.

¡Pero qué rabia! ¡Me estaban engañando! Resulta que ha-bía perdido varios años de mi vida leyendo un blog de una mu-jer cuyo único objetivo era encontrar pareja.

Y es que estar en pareja trasmite más confianza de cara alos demás: un candidato a presidente sin esposa no es de fiar.Sin embargo, si quieres trabajar para una multinacional, espreferible que no tengas compromisos: así puedes llenar con eltrabajo tu pobre y vacía vida. Todo cuadra: si tener una parejaimpide trabajar bien, entiendo por qué los jefes de gobierno es-tán casados.

—¿Cómo es posible que una tía tan atractiva como tú notenga novio?

¿Os suena? Aquí una respuesta que podría ayudarte en unasituación como esta:

—¿Y por qué tanta gente con carrera y experiencia laboralsigue sin trabajo?

El mercado está fatal, eso ya lo sabemos. Pero hay gente queopta por ser autónomos, otros prefieren no tener trabajo antesque venderse demasiado barato. Y algunos, incluso, simple-mente no quieren trabajar. Todo el mundo tiene sus motivos.

Las personas manipulamos las situaciones en función de loque más nos conviene. Mi madre hace lo mismo con mi edad.Cuando le confieso que sigo sin saber cocinar, exclama:

—¡Con tus treinta y tantos ya deberías haber aprendido!Y cuando le digo que me duele la espalda, se sorprende: —¿No eres demasiado joven para este tipo de cosas? Yo,

cuando tenía 28, estaba más sana que un bebé.Resumiendo, el estado sentimental se convierte en un im-

pedimento solo cuando tu propia vida ya no chuta. Cualquiertipo de discriminación es señal de impotencia, incoherencia yfracaso. Y, como somos humanos, seguiremos fracasando en al-gún que otro aspecto y continuaremos culpando a los demás denuestros problemas. El ser humano es perezoso y su vaganciale impide mover las neuronas por miedo a tener agujetas. Sinembargo, ser falso y llamarse liberal no requiere mucho es-fuerzo. Tan solo un poco de poder de convicción y algo de ta-lento como actor.

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Capítulo 3

Llevo tiempo soltera y no me conformaré con cualquier hombre

Voy a tomar una copa de vino tinto. Me sienta mejor el vinoque la cerveza y lo disfruto mucho más. Sorbo a sorbo. Tania,en cambio, prefiere cerveza: que esté casi helada y acompañadade un plato de patatas bravas. Es toda una experta en bravas yva de bar en bar haciendo su propio estudio sobre su calidad.

—De momento ganan las de un restaurante familiar deGracia. A ver si estas me sorprenden.

La han sorprendido. Me han sorprendido hasta a mí y esoque no las he probado. Apestaban a pescadito frito de tal maneraque dudé por un momento si se habían equivocado de mesa.Pero no, el olor a pescado provenía del plato de patatas bravas ynos tenía descolocados a todos: a todos los clientes de las sietemesas de la terraza del barrio más pijo de Barcelona en el que, sesupone, todo tenía que oler correctamente o incluso mejor.

Es un gran error, pero nos da la sensación de que lo carosiempre es de mejor calidad que algo más barato y nos enfada-mos si un jersey de Sandro hace bolitas o si una relación quenos ha costado la vida se termina de un día para otro.

Tania seguía en estado de shock pero, a pesar de que le gritéque no lo hiciera, decidió probar las patatas. Supongo que lecostaba creer que unas patatas pijas pudiesen ser malas y espe-raba encontrar una gran sorpresa al morderlas. No sé, algocomo una explosión de sabor de una patata más rica del mundoque, a su vez, neutralizaría con su aroma inconfundible la pesteque salía de su plato y entraba por cada ventana de esa calle pea-tonal. No entiendo por qué lo hizo, pero lo hizo. Y acto seguidolo escupió en una servilleta, diciendo:

—¡Qué ascazo, por el amor de dios!No me extraña.Mientras Tania apartaba las patatas y encendía un cigarro

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arrugando la nariz, yo me sorprendía por una cosa: no se le ha-bía pasado por la cabeza entrar en el bar y quejarse. Tampoco sele había ocurrido pedir la hoja de reclamaciones. Simplementeexclamó «¡Qué ascazo!», apartó el plato y siguió como si nada,fumando y hablando de sus cosas. En cambio, cuando se tratabade los hombres, era capaz de encontrarles cualquier pequeño fa-llo y no tardaba en comentárselo: probaba una patata con olor apescado pero jamás le habría dado una oportunidad a un hom-bre que no era exactamente tal como ella se lo imaginaba.

Durante cada uno de los días de sus tres años de soltería Ta-nia iba perfilando más y más claramente cómo sería su futuronovio. Cualquier desviación de la perfección era suficiente paraalejar a un hombre de las preciosas piernas de Tania y de posi-ble participación en su perfecto futuro con tres hijos, una casaen la playa, un perro y una terraza con vistas al mar.

Hace un año conoció a Paul, un hombre alto y divertido.Paul nos volvía locas a todas: era educado, inteligente y guapo.Medía diez centímetros más y tenía diez años más que Tania,así que de entrada ya tenía todas las posibilidades. Pero le fa-llaba una cosa: Paul roncaba. Ese pequeño gran detalle fue eldetonante.

Sergio no roncaba y también era alto y adulto. Pero no eralo suficientemente romántico. Era un «hombre simple», segúnmi amiga soltera.

—Y de hombres del montón está llena la calle —aseguraba.Víctor no era tan alto, pero, para gran sorpresa nuestra, le

gustaba a Tania. A mí lo de la altura no me parece una superfi-cialidad: al lado de un hombre pequeño yo me siento una mu-jer enorme, no me gusta ser la grande de la relación, pero si unhombre me gusta de verdad, me da igual. Así que Tania tam-poco se fijó en la altura de Víctor, renunció a sus tacones y sesumergió en el amor para toda la vida. Por desgracia duró tansolo tres meses. Víctor no estaba tan loco por ella como creía-mos. Para rematar le dijo que era demasiado alta para él y Ta-nia se indignó de tal manera que tuvimos que darle un pe-queño toque: le acababan de disparar con su propia arma.

Pero fuera cual fuera el defecto que tuviera cada uno de lospretendientes de Tania, no les dejaba pasar ni una. Es más, ase-guraba (como la mayoría de los solteros de oro) que con cada

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año se volvía más exigente: se daba cuenta de que, al estar biensola, no podía conformarse con cualquier hombre.

Algunas de las solteras se agarran a eso del mejor estar soloque mal acompañado, suponiendo que «mal acompañado»consiste en estar con un hombre normal y corriente, con susdefectos y sus virtudes. Muchas de las personas que están so-las (independientemente del tiempo que lleven así, sean seismeses o seis años) aseguran que aprenden a ser más selectivos.Pero, en realidad, se vuelven ciegos.

Estamos perdiendo la capacidad de entregarnos a alguien.Algunos tenemos pánico al sufrimiento, y por lo tanto prefe-rimos estar solteros e invencibles, que emparejados y depen-dientes. Confundimos los términos: consideramos ser seguroe independiente lo que en realidad es ser soberbio y prepo-tente. No me sorprende en absoluto. En esta sociedad, en laque los bellezones nos repiten desde la pantalla aquello de«Porque yo lo valgo», en la que nos hinchan de literatura in-teligente que escriben personas autosuficientes con la inten-ción de ayudarnos a mantenernos intactos del dolor, estamoscompletamente perdidas. Tenemos tan claro cómo debe ser elamor que nos llenamos de odio.

Estamos tan confundidas que nos agarramos a unas nor-mas y listas creadas por los que no nos conocen y se ganan lavida con ello. Le sumamos nuestros miedos e inseguridades ylo llamamos tener el listón alto. Pero una vez conocemos a al-guien perfecto, le regalamos toda nuestra vida: le entregamoslas llaves del corazón y la contraseña de la autoestima. No te-nemos término medio.

Yo defiendo la soltería. Es un estado precioso que permiteconocerse a uno mismo. Pero es un estado temporal, igual queel de estar en pareja. Y hay que tomarlo como tal: como una detantas cosas pasajeras que dibujan nuestra vida.

Confórmate con lo que te hace feliz, sea cual sea tu estadocivil, y déjate de tonterías. Quéjate cuando tengas que que-jarte, pero valora cuando toque valorar.

Por cierto, le dije al camarero que las patatas estaban horri-bles. Se disculpó, me agradeció la sinceridad y las cambió porotras. Esas sí estaban de muerte y no nos cobraron nada portoda la cena.

alena kh

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Índice

Prólogo ................................................................................... 13Introducción ........................................................................... 15

PRIMERA PARTE

No tengo pareja ...................................................................... 171. Hay tres tipos de solteros ................................................... 192. ¿Es esencial tener pareja para ser feliz? .............................. 223. Llevo tiempo soltera y no me conformaré con cualquier

hombre ............................................................................. 264. De los errores también se aprende. NO quiero volver

a cometerlos ...................................................................... 295. ¿Sabes qué pasa? Tengo miedo de volver a enamorarme .... 326. Bah, todos los hombres son unos cabrones ....................... 367. Y un amante: ¿sí o no? ....................................................... 398. No hace tanto que lo dejé con mi ex y me cuesta mucho

estar sola ............................................................................ 429. ¿Y si vuelvo con mi ex? ...................................................... 4510. «Estoy harta de tantas citas. ¿Cómo sé que es ÉL?»

Tranquila, te entiendo… .................................................. 4911. Mis amigas tienen una vida y unos novios estupendos.

Yo, no ................................................................................ 5212. ¿Cómo sé que estoy preparada para una relación? .......... 5613. ¿Conocer a alguien por Internet? ¿Funciona? ................. 6014. Llega el verano y me apetece tener un rollete .................. 6415. Diez cosas que deberías saber de los hombres a estas

alturas ............................................................................... 67

SEGUNDA PARTE

Me estoy enamorando 16. Mi primera cita. ¿Qué hago? .......................................... 7117. Sexo en la primera cita: ¿sí o no? .................................... 7518. Nos acostamos y nunca más me volvió a llamar ............. 7919. Lo conozco de toda la vida y... ¿me enamoro ahora? ....... 8220. Me gusta, pero se ha acostado con demasiadas mujeres

antes ................................................................................ 8521. Dice que le gusto, pero siempre está ocupado para

vernos ........................................................................... 8922. Me gusta el mismo hombre que a ella. ¿Debo luchar

por él? ............................................................................... 9023.¿Sigo alguna estrategia para gustarle más? ..................... 9424. Tengo miedo a equivocarme ............................................ 9725. Me ha dicho que «no quiere nada serio» y otras

variaciones de un plantón ............................................... 10126. ¿Cuál es el ritmo? ........................................................... 10527. La maldita frase «Nos estamos conociendo» .................. 10828. ¿Cuáles son los indicadores de un compromiso? ........... 11229. ¿Cómo sé que está enamorado? ..................................... 11530. Me estoy enamorando de un hombre que tiene pareja.

¿Cómo gestionarlo? ........................................................ 11931. Peor: acabo de enterarme de que está casado .................. 12432. Creo que podría ayudarle a superar su ruptura ............. 12733. Vale. Me gusta, pero me avergüenza un poco ................ 13234. Te explico la historia de Paul. Quizá te suena… ............. 135

TERCERA PARTE

Tengo una relación35. ¿La relación perfecta existe? ........................................... 14136. ¿Dónde está el límite entre «yo» y «nosotros»? ............ 14537. Sus ex son sus amigas ..................................................... 15338. Peor: Tiene una ex histérica. ¿Cómo actúo? ................... 15539. Tengo una relación a distancia. ¿Va a funcionar? ........... 15840. Me desahogo con mi pareja. Pero es inevitable, ¿verdad? .. 16241. Dos extremos en una relación ........................................ 16642. Mi suegra me odia .......................................................... 17043. Mi novio es mi competencia profesional ........................ 17444. Mis amigas se quejan de que siempre estoy con mi novio .. 178

45. ¿Tengo que tener más paciencia? ................................... 18046. Siempre me dice que estoy engordando ......................... 18347. No sé controlar mis celos ................................................ 18848. Mi novio tiene una enfermedad mental, ¿lo dejo? ......... 19249. No disfruto del sexo. ¿Se lo cuento? ¿Y si me deja? ....... 19550. ¿Experimentar o no en la cama? ..................................... 19951. Me obliga a practicar el sexo cuando yo no quiero ......... 20252. Nos vamos a vivir juntos. ¿Algo que tener en cuenta? ... 20653. Lo he pillado viendo porno ............................................. 21054. ¿Cómo administrar nuestras finanzas? ......................... 21555. Triángulo amoroso: ¿quién tiene la culpa de los tres? .... 21656. Estoy bien, pero… ¿es esta la vida con la que soñaba? ... 22257. Hemos perdido la chispa… ¿es hora de cambiar

de pareja? ........................................................................ 22658. Estoy atrapada en una relación tóxica ............................ 22959. Cosas que no deberías sentir si estás en pareja ............... 23260. 20 preguntas sobre las relaciones. Y las respuestas,

claro ................................................................................ 23661. Conclusión: todo es más fácil. Me lo enseñó una

lechuga ............................................................................ 239

CUARTA PARTE

Me estoy separando62. Nos separamos. ¿Qué hacemos con los amigos en

común? ................................................................................ 24563. Me ha dejado (¡Mirad por dónde!) ................................. 24864. ¿Existen las separaciones bonitas? Sí, os cuento un

ejemplo ........................................................................... 25165. ¡Se va a enterar de lo que se ha perdido! ........................ 25466. Voy a buscarle un sustituto ............................................ 25867. Y de repente, ya no le quiero… ...................................... 26168. ¡Con todo lo que hice yo por él! ..................................... 26469. Cómo superar una ruptura ............................................. 26770. No consigo olvidarle ....................................................... 27372. Cinco estupideces que nos dicen las amigas cuando

ellos nos dejan ................................................................ 276

Epílogo .................................................................................. 279Agradecimientos .................................................................. 283

© Alena KH, 2014

© de las ilustraciones: Raquel Córcoles (Moderna de Pueblo)

Primera edición en este formato: noviembre de 2014

© de esta edición: Roca Editorial de Libros, S. L.Av. Marquès de l’Argentera 17, pral.08003 Barcelonainfo@rocaebooks.comwww.rocaebooks.com

ISBN: 978-84-9918-978-9

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