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EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 1938. Puede que Estados Unidos tenga sus escuadrillas aéreas fantasmas ¿ En esa época extraordinaria cuan- do todos los objetos «parecen con- trolados por las ondas de radio, po- dremos esperar que algún día ten- gamos una flota de aviones fantas- mas? Casi no hay lugar a dudas, y sera dirigida y operada por los pilotos más expertos de nuestra aviación de guerra. Imagínense por un momento lo que ocurriría en caso de guerra. Colocado cómodamente en su pro- pio avión, un oficial de la aviación dirigirla en frente de él. una ban- da de aeroplanos cuyo vuelo y di- rección se regulaban desde su asien- to mediante control de las ondas de radio. Este piloto podría hacer ejecutar las misiones mis peligro- sas siempre que sus aviones estu- vieran a distancia visible de su avión. Y esto no es sueño sino la rea- lidad actual. No hace mucho tiem- po, en Inglaterra, cientos de es- pectadores quedaron maravillados al contemplar cómo un avión del ta- maño natural era catapultado en el aire y se elevaba a una altura de 1300 metros aohre las aguas del Ca- nal de la Mancha, sin que algún ser humano tocara las palancas y mani- vela de éste. Durante su curso el avión ejecutó toda clase de peripe- cias peligrosísimas, y cuando ya ha- bla recorrido más de dos millas, la artillería antiaérea abrió fuego so- bre él. alcanzándolo a la tercera andanada y trayéndolo a tierra en- vuelto en llamas. Este avión, el primero de su gé- nero en la historia —la reina avis- pa— fué un blanco de artillería an- tiaérea construido con controles de radio. Durante algunos anos las fuerras aéreas de Inglaterra han usado estos blancos para prácticas de artillería, y ano tras ano han sido reconstruidos después de haber sirle» alcanzados por los disparos de la artillería antiaérea y usados otra \ ez »n las maniobras anuales. Ahora se sahe que el Ejército de los Estados Unidos ha anunciado oficialmente que desea pedir pro- pue«tas públicas para la construc- ción de estos aviones fantasmas con pt-M»to de ser usados como hlancos en las maniobras de la defensa anti- aérea. Aviones diminutos Las especificaciones para la cons- trucción de estos blancos fantasmas rezan que deben tener cuatro me- tros de largo, un ancho de tres me- tros y llevar un pequeño motor de gasolina. Estos aeroplanos deben ser capaces de elevarse a una altura de 4.000 metros, altura que ofrece rela- tivamente la misma situación que un avión de raza del doble de ta- maño y que volará a R000 metros. Las dificultades que hasta ahora presentan los aviones de guerra manejados por medio de ondas de radio !«|%. .'**<- •• *• ;^*> - *# *& & && (Continuación de la página 4) para el puesto de Decano del Co- legio de Agricultura y Artes Mecá- nicas en Mayagüez. Acepté el pues- to y llegué a Puerto Rico a me- diados de junio de 1333. Estando en Washington antes de embarcar pa- ra Puerto Rico conocí al gobernador Gore. que había sido recientemente nombrado Gobernador de Puerto Rico Profesores de mi colegio y al- gunos técnicos del Departamento de Agricultura me recomendaron a Mr Gore para el puesto de Comisio- nado de Agriculutra de Puerto Ri- co Creo que fvié por eso que es- tando ya en Mayagüez al frente del Decanato del Colegio, recibí a me- diados de julio de 13,\1 una llamada telefónica del Gobernador solicitan- do mi presencia en Fortaleza. Des- pués de mi entrevista, que creo fué en .iulio 12. el gobernador Gore qui- so extenderme inmediatamente el nombramiento. Yo le pedí tres o cuatro días para considerar si acep- taba o no. Me parece que fué el dia que volví a San Juan y se me extendió el nombramiento. De El costo de estos aparatos se cree que será de $800 a $1.000 cada uno. El porqué el Ejército desea ha- cer uso de estos aviones diminutos en vez de uno de tamaño natural es fácil de comprender. Primero que todo, está el problema del costo y en segundo lugar la consideración de que un avión pequeño ofrece un blanco mejor, esto es, más difícil de alcanzar. Resulta lógico suponer que los ofi- ciales del Ejército no tienen mucho que contar respecto a estos aviones, dado la discreción natural en cuan- to a asuntos militares se refiere, dos y complejos que él resolvió siem- pre con tacto y cordura. La huelga de la Central Plazuela fué la pri- mera anormalidad que vino a rom- per la monotonía que es caraceris- tlca de las interinidades guberna- tivas. El conflicto llegó a tomar tal cariz que el Gobernador Interino hubo de poner en juego todas sus brillantes aptitudes directivas, toda su influencia personal y toda su energía para llegar a un arreglo satisfactorio. Se logró éste en reu- niones sucesivas de patronos y obre- ros que limaron al fin sus diferen- cias y llegaron a un acuerdo final inspirados en la personalidad del portorriqueño que desde el Palacio de Santa Catalina les llamaba a la concordia. Luego vinieron las agi- taciones Izquierdistas y radicales que tanto preocuparon a la opi- nión pública durante los años re- cientes. Están aún frescos estos acontecimientos en el recuerdo de todo el mundo. En Santa Catalina estaba Menéndez Ramos cuando el atentado al juez Cooper, cuando el traslado de Albizu Campos y sus modo que juré el cargo el día ifii«mÍKns a Atlanta, cuando la visita de Julio de 1933. Por aquel enton-| ">' s ' nor Hayea a Puerto Rico, y du- 4 * ees recuerdo que mi nombramiento tuvo el endoso de todos los parti- dos políticos y recibí 700 y pico de telegramas de felicitación de la isla, los cuales no publiqué en la Pren- sa como no publiqué más de mil de los que me enviaron cuando mi ca- blegrama a Mr. Arthur Hays. En los Estados Unidos estudié con muchos apuros financieros e hice mi carrera con un costo total de $2.000. Desde el primer año hice el número uno en trabajo académico en mi clase. Tuve siempre tiempo para dedicarme a algunos deportes, tales como correr, jugar tennis y lu- cha grecorromana. Fui muy popu- lar entre mis compañeros de cla- ses con quienes me mezclaba mu- cho y me iba a bailar los sábados por la noche a los pueblos cerca- nos del Colegio, ya que "Pennsylva- nla State College" está en un cam- po y habla por aquel entonces muy pocas diversiones para los estudian- tes. El colegio tenia entonces tres mil y pico de estudiantes. Hoy ya pasan de diez mil. En el segundo semestre de mi tercer año da Colegio me enfermé malamente y me tuve que recluir en el hospital del Jef- ferson Medical College, en Phila* delphla. Allí estuve recluido enero, febrero y la mitad de abril. Volví al Colegio y realicé del 15 de abril al 15 de junio todo el trabajo del segundo semestre con notas que va- riaron de buenas a excelentes. Du- rante los cuatro años de Colegio no solamente hice el trabajo de B. S para graduarme a 1* cabeza de la clase, sino que también completé, por permiso especial del Colegio, to- do el trabajo para el Master's De- gree. con excepción de la tesis que preparé y escribí luego en Puerto Rico." Las Interinidades de Rafael Me- néndez Ramos como Gobernador de Puerto Rico fueron lan frecuentes y numerosas que ca«l suman un año completo. Sabia el gobernador Winship que durante sus ausencias el sitial del Ejecutivo Insular esta- ba bien ocupado. Que quedaba allí un gobernante sincero, enérgico y sabio, poseedor de la confianza to- tal de la Administración de Wash- ington, de la de los partidos que comparten la responsabilidad del Gobierno y de las simpatías unáni- mes del país. El destino puso a prueba en distintas ocasiones la ca- lidad ejecutiva de Menéndez Ramos. Sentado en el Palaclo^le Santa Ca- talina le sorprendieron aconteci- mientos imprevistos y vinieron a su mesa de trabajo problemas dehea- rante el periodo más tumultuoso de la huelga portuaria del año pasado. Cuanto beneficio derivó el país de sus actuaciones de entonces, que siempre fueron sinceras, valerosas y ecuánimes, es expresivo del tono granítico, del temple inconmovible, de la recia envergadura moral que hay en el actual decano del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de MayagUez. Atrapado en plena depresión, co- gido en el alud del descenso de los valores bursátiles en octubre de 1929 con la mayor parte de sus eco- nomías, cuarenta o cincuenta mil dólares Invertidos en acciones de bolsa que en un par de horas lle- garon a tener un valor de nada, la misma noche del tremendo co- lapso Menéndez Ramos, casi arrui- nado, cuando horas antes, la maña- na de ese mismo dia, era dueño de una pequeña fortuna, lo suficiente- mente importante para hacer engor- dar a cualquier burgués, daba una fiesta para él y para sus amigos en uno de los restaurantes más ele- gantes de Nueva York, sin que la preocupación de su ruina le hicie- ra por un solo momento dejar su amplia sonrisa jovial ni le hiciera olvidar el ritmo de la rumba alegre y antillana en cuya ejecución coreo- gráfica es maestro reconocido. Co- mo las anécdotas perfilan un ca¿ rácter mejor que las palabras y que el oropel de la retórica van a continuación unas cuantas absolu- tamente verídicas, rigurosamente históricas, que son el mejor lápiz para el trazo de un perfil extraor- dinario. Una vez en Washington al salir de un automóvil en que ambos via- jábamos cometí la torpeza yo y el descuido él de que el pulgar del entonces Comisionado de Agricul- tura y Comercio quedase aplastado sangrientamente al cerrar yo la por- tezuela del carro. El dolor laceran- te estuvo a punto de hacerle des- mayar. La yema del dedo. Inflama- da y amoratada por la congestión de la sangre, el hueso fracturado y la uña quebrada, hacían recordar los tormentos de nuestros antepa- sados los inquisidores. Yo di órde- nes al chófer de correr hada un •first ald statlon", el más próximo, y una ves allí, le saqué tambalean- te del taxi para someterlo a los cui- dados de un par de Jovenzuelos que. según supimos luego, eran médicos Internos que daban en aquel centro de beneficencia pública sus prime- ros pasos en la ciencia de la ctru gia. Los recién graduados examl pero después de algunas charlas con oficíales de alta graduación, se pue- de explicar con alguna precisión có- mo se operan y cómo navegan estos fantasmas del aire. El principio en el que se basan estos aviones es el mismo en uso en las oficinas de los diarios y re- vistas o casas comerciales de impor- tancia y más comúnmente llamado del teletipo. El operador se sien- ta en una máquina y escribe un mensaje el cual es recibido palabra por palabra al otro extremo del alambre. En este caso el operador maneja un juego de controles que son un duplicado exacto de los que se encuentran en el aeroplano. El piloto que está en la estación puede operar del mismo modo; pue- de hacer que el avión se levante, de vueltas y aterrice sin la menor dificultad siempre que este avión quede a vista del operador. En ca- so contrario serla imposible para és- te saber cómo operarlo. Los expertos en aviación afirman que, con la ayuda de los instrumen- tos usados para el vuelo ciego, el pi- loto controlador puede manipular un avión de esta clase con gran efi- ciencia, aún cuando se pierda del campo de visión del piloto. Pero es- to está todavía en el campo expe- rimental. Los usos de ¡os aviones autómatas ¿En qué otra actividad estos pe- queftos aviones pueden ser usados, además de servir de blanco a los cañones antiaéreos? Supongamos por un instante que un piloto con- trol se encuentre a cargo de una flotilla de ocho de estos pequeños aviones. Posiblemente le será tmuy fácil mantener cuatro de estos fan- tasmas del aire muy cerca de su propio aeroplano en caso de protec- ción de emergencia, y enviar dos pequeñas unidades a bombardear un avión enemigo, conservando al mis- mo tiempo otros dos con objeto de prevenir que aviones enemigos hos- tilicen y destruyan toda la flota de autómatas, colocándose a la van- guardia de los cuatro y del opera- dor. En este caso los aviones pue- den disparar halas explosivas a cualquier avión enemigo antes que los aeroplanos contrarios puedan maniobrar. Las actividades de una flotilla de esta clase no tiene limites. Puede ser enviada como un ariete formi- dable con el fin de destruir dirigi- bles enemigos; o pueden una vez cargadas con explosivos hacer volar en el aire, a una señal del opera- dor, toda una flota de aviones ene- migos. También, en rápido descenso, podrían destruir en pocos segundos los depósitos de municiones y ex- plosivos almacenados en algún sitio oculto. También queda dentro de las po- sibilidades un ataque de estos aero- planos en grupos de ocho contra la infantería enemigo, en rápida su- cesión, interrumpiendo al mismo tiempo la táctica aérea del enemigo, y obligando a los aviones contra- rios a ofrecer un blanco a los pro- yectiles de los aviones de caza. Las dificultades de la es- titica Una de las dificultades más gra- ves en el uso de estos aparatos es la que afecta a todas las comunica- ciones inalámbricas y que hacen de estos autómatas sufrir las conse- cuencias de sus dificultades tal co- mo se utilizan en la actualidad. En primer lugar existe el fenómeno de la estática, y de la imposibilidad de eliminarla en su totalidad. Si por ejemplo, estas operaciones militares son efectuadas en un dia en el que las condiciones de está- tica dificultan las comunicaciones radiotelegráficas se puede imaginar lo que ocurriría al aviador en con- trol. Mientras trata de dirigir su flotilla de aviones éstos pueden eje- cutar, bajo la influencia de la está- tica, toda clase de maniobras Ines- peradas y crear una confusión irre- parable. Aun más, esta misma situación puede resultar en una amenaza de muerte para el mismo operador, ya que uno de estos fantasmas puede tornarse en su contra y destruir el aeroplano piloto. Claro es que, no sólo la estática puede causar confusión en las maniobras. Pero es casi seguro que ésta crearla una situación muy seria en el manejo de la escuadrilla. Queda ahora por estudiar cómo el enemigo puede prevenir que es- tas escuadrillas fantasmas efectúen estragos en sus fuerzas. La res- puesta, según la opinión de los téc- nicos del Ejército, consiste en el uso de aquellos instrumentos que Este despliegue de aeroplanos del Ejército y de la Marina de guerra de los Eatadoa Unidos Indica la po- sibilidad del control por radio de una escuadrilla de aeroplanos fantasma* desde la cabina de un avión que eatá tripulado por oficiales y piloto*. naron el pulgar sangriento, se con- sultaron entre si, ojearon un libro técnico y finalmente uno de ellos opinó: "Es preciso hacerle sangrar para evitar la congestión y una po- sible gangrena. Venga la novocaí- na." A eso replicó el otro: "Se nos agotó la novocaína." Y allí empezó una carnicería que aún me crispa los nervios al recordarla. Menén- dez Ramos, con el rostro color de cera, la frente perlada de sudor y su mano ilesa en el accidente aga- rrándome el brazo en tina opresión desesperada, cruzó heroicamente las aguas del Estiglo y entró de lleno en todas las torturas descritas por San Ignacio en sus ejercicios es- pirituales. El galeno principiante con un acerado bisturí cortaba im- placablemente la uña. Menéndez me decía después que el accidente ha- bla sido menos doloroso que la cu- ra. Hubo un momento en que lle- gando a los limites de lo soportable en el dolor físico Menéndez comen- a gemir lastimeramente. Y aquí viene la esencia de la anécdota. En aquel preciso instante una nurse de ojos azules y de cabellos rubios en- tró en aquella cámara de los tor- mentos y dirigiéndose a Menéndez le dijo en tono piadoso: "Does lt hurt very much?" Menéndez aho- como por encanto el quejido que le arrancaba su dolor, los ojos di- latados por la angustia se hicieron casi Insinuantes, los labios crispi- dos en un rictus de martirio forza- ron una sonrisa y olvidándose del cuerpo para dar alas al espíritu, re- puso a la enfermera bonita: "Ya es- toy mejor. Muchas gracias." Yo me acordé de) desafio de Don Juan Te- norio a los sepulcros de Sevilla, del desdén de Don Rodrigo en la horca y del gesto de Guzmán el Bueno en Tarifa, que no en vano Ramos y Menéndez son dos buenos apellidos españoles. Otro día en Palacio traje a la pre- sencia de Menéndez Ramos uno de esos Innumerables amigof en des- gracia que él solía recibir sin vaci- laciones. A una orden de Menéndez Ramos vino el nombramiento para el cargo de Inspector de garrapatas. pueden oír el ruido de los aviones y por equipos de radio semejantes a los usados por el piloto control pa- ra dar instrucciones a sus fantas- mas. Tan pronto como los oponen- tes posean esta información les se- sumamente fácil el destruir y crear caos en las filas de los avio- nes autómatas. La verdad es que las ondas utili- zadas por el radio son del que posee el mejor equipo y puede controlarlas. ba el cheque correspondiente. Pero Menéndez Ramos no sembró su bondad sin frutos. Tal vez a eso deba su vida. En lo más cálido de las agitaciones radicales alguien le llamó por teléfono. "Ño abra us- ted ningún paquete que reciba hoy" decia la voz misteriosa cuan- do estuvo al habla con el Gober- nador, "es un amigo agradecido oue quiere corresponder a sus bonda- des '. El mensaje misterioso culmi- en un cuidadoso examen de los paquetes que llegaron ese dia a su despacho y a. 11 i estaba entre ello* un poderoso artefacto explosivo que, al ser examinado por los téc- nicos, resultó ser una bomba de di- namita capaz de volar a medio Departamento de Agricultura y Co- mercio. El Jefe de la Guardia de Palacio, Rafael Emmanuelli, tuvo a su cargo la misión de hacer es- tallar la bomba que pudo haber si- do causa de una tragedia espanto- sa. Ni aún después de este inciden- te permitió Menéndez que le acom- pañasen protectores. Asi hay grandeza de corazón y de reciedumbre espíritu, de ta- lento y de energía, de bondad y de ensueño, de altruismo y da hidalgo temple en este muchacho de Ca- guas, hijo adoptivo de Mayagüez que ostentó con brillo y aplomo el titulo de primer ciudadano de la isla. Su pasado es fecundo y todos tenemos derecho-a esperar de él grandes cosas en el porvenir He de agregar solamente que nunca sen- más legitima y hondamente el orguljo de ser horicua que viéndolo manejar con habilidad, buen juicio y certera visión los destinos de nuestra isla Y* vale la pena agre- gar que el técnico en azúcar, el pe- un amigo en la miseria, pero dema- dfcgogo brillante, el poeta de la ac- slado orgulloso para aceptar diñe- j pión que en él hay no encontró en ro de nadie, obsequió el Goherna-jsus interinidades la paz de Arca- dor Interino con la mitad de un dia que suele ser la norma de esas billete de la Lotería para decirle etapas de gobierno provisional sino luego la piadosa mentira de que el que para su.mal o para su bien in- número habla resultado premiado ivo que gobernar y gobernó Su ré- y de que él lo habla cobrado en j cord está ahí, Impoluto y luminoso, su nombre. A la carta Informando- Los que lo analicen con Justicia no le del supuesto premio acompaña- podrán Inhibirse de admirarlo. "Ya estás nombrado", le dije al pe- ticionario. "Ahora bien, necesitas un caballo o un automóvil para hacerte cargo de tu nueva posición". La faz iluminada de alegría del visitante al oír la buena nueva de su nombra- miento, se llenó de sombras al es- cuchar el corolario terrible que im- plicaba la posesión de un caballo o un automóvil. "Pero, don Rafael, usted cree que un hombre que no tiene con qué comer puede ser due- ño de un caballo o de un automó- vil?" Menéndez, complacido ante la franqueza de- su interlocutor, le sa- por fin de penas extendiéndole junto al nombramiento un cheque de $40.0Q>para la compra del ca- ballo. Para los días en que era más In- quieto y tumultuoso el izquierdis- mo boricua, Rafael Menéndez Ra- mos. Gobernador Interino de Puer- to Rico, caminaba diariamente a pie y soio desde su despacho de Agricultura y Comercio que aten- día en las primeras horas de la mañana hasta su oficina provisio- nal en La Fortaleza. Las amenazas llovían continuamente, anónimos discursos agresivos, artículos renco- rosos y estridentes. Un dia un ami- go te acercó al Gobernador: "Es una Imprudencia", le dijo "cami- nar solo por esas calles. Voy a su gerlrle al Coronel que le % designe un guardaespaldas". Y a eso res- pondió Menéndez: "NI lo he pedido ni lo quiero ni lo acepto". Sin alar- dear de guapo le aseguro que ten- go menos miedo a morir que a ser cobarde y que prefiero estar bajo la superficie de la tierra que estar sobre ella atemorizado". En una ocasión sorprendí en él otro gesto digno de un principe. A Mientras más se acercan los aero- planos fantasmas a una estación de radio enemiga, más fácilmente pue- den caer bajo el control de -las on- das contrarias y más difícilmente obedecerán las instrucciones del operador. Parece entonces que los aeroplanos controlados por radio, todavia están en la calegoria de ex- perimentación y que su desarrollo está ligado con el progreso en nues- tros conocimientos de las ondas y de su control. Los blancos volantes El porvenir de los aviones fantas- mas, por el momento parece residir en su aceptación como blanco da ar- tillería. En la actualidad constitu- yen la única forma, conocida que permite a los cañones de la defen- sa disparar libremente y sin cuida- do de matar a persona alguna, bajo condiciones casi Idénticas a las que se presentan en la práctica. Es muy sugestivo el hecho de que la aviación de guerra británica ha elogiado calurosamente estos aero- planos controlados por ondas de ra- dio y que allí se llaman del tipo "Reina Abeja". Estos aviones fan- tasmas son del tamaño corriente y se asemejan a los aparatos standard usados en la enseñanza de aviación con controles duales y dos asien- tos. Están demasiado bien construi- dos y acabados para ser hechos pe- dazos durante las maniobras de ar- tillería. No hay duda alguna que se trata de aeroplanos comunes "pa- ra uso de la artillería corso"blancos controlados por radio". Son muy fá- ciles de transformar en hidroplanos, y su motor consiste de una máquina Cheetah de 355 caballos de fuerza. Están construidos en forma de po- der ser catapultados en el aire. ¿Qué velocidad desarrollan estos aparatos minúsculos de que habla- mos anteriormente? Es este un se- creto que se conserva sigilosamen- te en la aviación de guerra. Corren rumores sin embargo que no des- arrollan una velocidad mayor de 100 millas por hora. Esto constituirla sin duda alguna una gran dificul- tad, pues esta velocidad relativa- mente baja, lo convertirla en un blanco demasiado fácil en la actual guerra aérea, cuando los aviones da combate son capaces de desarrollar una velacidad que llega a las 200 millas por hora. Pero es éste un problema que tendrán que resolver los técnicos militares, conjuntamen- te con las otras cuestiones enume- radas, y que nos muestran que todo este equipo está toaavla en la época del ensayo y de la experimentación. (Derechos literarios asegurados en todas partes por el United Feature Syndicate, Inc., Nueva York. Se prohibe la reproducción ). * T"" rw *'»: B i ! + ''."" 'I - - T'tt "». ?,* ViéT ióuc Diferencia... CON SOLO DOS CUCHARADITAS DE SAL HEPÁTICA! SAL HE PÁTICA con su doble ocdón contribuye a devolverle su vitalidad 1. LIMPIA DE DESECHOS El INTESTINO 2. AYUDA A COMBATIR El EXCESO DE ACIDEZ GÁSTRICA MUCHAS personas saben que el estreñimiento y exceso de acidez gástrica les roban energías para la lucha por la vida avejentándolas prematura- mente y causándoles muchos trastornos, peto no saben que hacer para evitar esto. y complican más la situación. Sal Hepática es muy eficu porqué ayuda a combatir am- bos, el estreñimiento y el ex- ceso de acidez gástrica. Si nota síntomas de mala eliminación intestinal, dolor de cabeza, cansancio injustificado o principios de catarro, haga esta prueba: Ponga dos cucharaditas de Sal Hepática en un vaso de agua y tome esta agtadable bebida efervescente. Note el rápido alivio que produce. Observe como, suave pero eficazmente, limpia el intestino de desechos y como la acción alca- Sar Hepática es un laxante salino efervescente lina de sus sales minerales ayuda a corregir el males- cuya composición y efectos se asemejan a algunas de tar que el exceso de acidez gástrica le producen, las aguas de los manantiales más famosos del mun- Libre de estos enemigos, recobrará Vd. enseguida su do. Cuando Vd. se siente abatido, nervioso, deseando alegría, vitalidad e interés en sus ocupaciones, que, hasta sus mejores amigos, - , . . . , le dejen solo, es probable que Cornee boy mismo en su ¡armaos, un frasco de sufra Vd. de estreñimiento y exceso de acidez gástrica, pues en muchos casos estos enemi- gos de su bienestar van juntos SAL HEPáTICA El Laxante Mineral que Ayudé a Combatir el Exceso de Acidez Gástrica

EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE …ufdcimages.uflib.ufl.edu/CA/03/59/90/22/00294/00415.pdfción de estos aviones fantasmas con pt-M»to de ser usados como hlancos

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  • EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 1938.

    Puede que Estados Unidos tenga sus escuadrillas aéreas fantasmas ¿ En esa época extraordinaria cuan-

    do todos los objetos «parecen con- trolados por las ondas de radio, po- dremos esperar que algún día ten- gamos una flota de aviones fantas- mas? Casi no hay lugar a dudas, y sera dirigida y operada por los pilotos más expertos de nuestra aviación de guerra.

    Imagínense por un momento lo que ocurriría en caso de guerra. Colocado cómodamente en su pro- pio avión, un oficial de la aviación dirigirla en frente de él. una ban- da de aeroplanos cuyo vuelo y di- rección se regulaban desde su asien- to mediante control de las ondas de radio. Este piloto podría hacer ejecutar las misiones mis peligro- sas siempre que sus aviones estu- vieran a distancia visible de su avión.

    Y esto no es sueño sino la rea- lidad actual. No hace mucho tiem- po, en Inglaterra, cientos de es- pectadores quedaron maravillados al contemplar cómo un avión del ta- maño natural era catapultado en el aire y se elevaba a una altura de 1300 metros aohre las aguas del Ca- nal de la Mancha, sin que algún ser humano tocara las palancas y mani- vela de éste. Durante su curso el avión ejecutó toda clase de peripe- cias peligrosísimas, y cuando ya ha- bla recorrido más de dos millas, la artillería antiaérea abrió fuego so- bre él. alcanzándolo a la tercera andanada y trayéndolo a tierra en- vuelto en llamas.

    Este avión, el primero de su gé- nero en la historia —la reina avis- pa— fué un blanco de artillería an- tiaérea construido con controles de radio. Durante algunos anos las fuerras aéreas de Inglaterra han usado estos blancos para prácticas de artillería, y ano tras ano han sido reconstruidos después de haber sirle» alcanzados por los disparos de la artillería antiaérea y usados otra \ ez »n las maniobras anuales.

    Ahora se sahe que el Ejército de los Estados Unidos ha anunciado oficialmente que desea pedir pro- pue«tas públicas para la construc- ción de estos aviones fantasmas con pt-M»to de ser usados como hlancos en las maniobras de la defensa anti- aérea.

    Aviones diminutos Las especificaciones para la cons-

    trucción de estos blancos fantasmas rezan que deben tener cuatro me- tros de largo, un ancho de tres me- tros y llevar un pequeño motor de gasolina. Estos aeroplanos deben ser capaces de elevarse a una altura de 4.000 metros, altura que ofrece rela- tivamente la misma situación que un avión de raza del doble de ta- maño y que volará a R000 metros.

    Las dificultades que hasta ahora presentan los aviones de guerra manejados por medio de

    ondas de radio

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    (Continuación de la página 4) para el puesto de Decano del Co- legio de Agricultura y Artes Mecá- nicas en Mayagüez. Acepté el pues- to y llegué a Puerto Rico a me- diados de junio de 1333. Estando en Washington antes de embarcar pa- ra Puerto Rico conocí al gobernador Gore. que había sido recientemente nombrado Gobernador de Puerto Rico Profesores de mi colegio y al- gunos técnicos del Departamento de Agricultura me recomendaron a Mr Gore para el puesto de Comisio- nado de Agriculutra de Puerto Ri- co Creo que fvié por eso que es- tando ya en Mayagüez al frente del Decanato del Colegio, recibí a me- diados de julio de 13,\1 una llamada telefónica del Gobernador solicitan- do mi presencia en Fortaleza. Des- pués de mi entrevista, que creo fué en .iulio 12. el gobernador Gore qui- so extenderme inmediatamente el nombramiento. Yo le pedí tres o cuatro días para considerar si acep- taba o no. Me parece que fué el dia lí que volví a San Juan y se me extendió el nombramiento. De

    El costo de estos aparatos se cree que será de $800 a $1.000 cada uno.

    El porqué el Ejército desea ha- cer uso de estos aviones diminutos en vez de uno de tamaño natural es fácil de comprender. Primero que todo, está el problema del costo y en segundo lugar la consideración de que un avión pequeño ofrece un blanco mejor, esto es, más difícil de alcanzar.

    Resulta lógico suponer que los ofi- ciales del Ejército no tienen mucho que contar respecto a estos aviones, dado la discreción natural en cuan- to a asuntos militares se refiere,

    dos y complejos que él resolvió siem- pre con tacto y cordura. La huelga de la Central Plazuela fué la pri- mera anormalidad que vino a rom- per la monotonía que es caraceris- tlca de las interinidades guberna- tivas. El conflicto llegó a tomar tal cariz que el Gobernador Interino hubo de poner en juego todas sus brillantes aptitudes directivas, toda su influencia personal y toda su energía para llegar a un arreglo satisfactorio. Se logró éste en reu- niones sucesivas de patronos y obre- ros que limaron al fin sus diferen- cias y llegaron a un acuerdo final inspirados en la personalidad del portorriqueño que desde el Palacio de Santa Catalina les llamaba a la concordia. Luego vinieron las agi- taciones Izquierdistas y radicales que tanto preocuparon a la opi- nión pública durante los años re- cientes. Están aún frescos estos acontecimientos en el recuerdo de todo el mundo. En Santa Catalina estaba Menéndez Ramos cuando el atentado al juez Cooper, cuando el traslado de Albizu Campos y sus

    modo que juré el cargo el día ifii«mÍKns a Atlanta, cuando la visita de Julio de 1933. Por aquel enton-| ">' s'nor Hayea a Puerto Rico, y du-

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    ees recuerdo que mi nombramiento tuvo el endoso de todos los parti- dos políticos y recibí 700 y pico de telegramas de felicitación de la isla, los cuales no publiqué en la Pren- sa como no publiqué más de mil de los que me enviaron cuando mi ca- blegrama a Mr. Arthur Hays.

    En los Estados Unidos estudié con muchos apuros financieros e hice mi carrera con un costo total de $2.000. Desde el primer año hice el número uno en trabajo académico en mi clase. Tuve siempre tiempo para dedicarme a algunos deportes, tales como correr, jugar tennis y lu- cha grecorromana. Fui muy popu- lar entre mis compañeros de cla- ses con quienes me mezclaba mu- cho y me iba a bailar los sábados por la noche a los pueblos cerca- nos del Colegio, ya que "Pennsylva- nla State College" está en un cam- po y habla por aquel entonces muy pocas diversiones para los estudian- tes. El colegio tenia entonces tres mil y pico de estudiantes. Hoy ya pasan de diez mil. En el segundo semestre de mi tercer año da Colegio me enfermé malamente y me tuve que recluir en el hospital del Jef- ferson Medical College, en Phila* delphla. Allí estuve recluido enero, febrero y la mitad de abril. Volví al Colegio y realicé del 15 de abril al 15 de junio todo el trabajo del segundo semestre con notas que va- riaron de buenas a excelentes. Du- rante los cuatro años de Colegio no solamente hice el trabajo de B. S para graduarme a 1* cabeza de la clase, sino que también completé, por permiso especial del Colegio, to- do el trabajo para el Master's De- gree. con excepción de la tesis que preparé y escribí luego en Puerto Rico."

    Las Interinidades de Rafael Me- néndez Ramos como Gobernador de Puerto Rico fueron lan frecuentes y numerosas que ca«l suman un año completo. Sabia el gobernador Winship que durante sus ausencias el sitial del Ejecutivo Insular esta- ba bien ocupado. Que quedaba allí un gobernante sincero, enérgico y sabio, poseedor de la confianza to- tal de la Administración de Wash- ington, de la de los partidos que comparten la responsabilidad del Gobierno y de las simpatías unáni- mes del país. El destino puso a prueba en distintas ocasiones la ca- lidad ejecutiva de Menéndez Ramos. Sentado en el Palaclo^le Santa Ca- talina le sorprendieron aconteci- mientos imprevistos y vinieron a su mesa de trabajo problemas dehea-

    rante el periodo más tumultuoso de la huelga portuaria del año pasado. Cuanto beneficio derivó el país de sus actuaciones de entonces, que siempre fueron sinceras, valerosas y ecuánimes, es expresivo del tono granítico, del temple inconmovible, de la recia envergadura moral que hay en el actual decano del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de MayagUez.

    Atrapado en plena depresión, co- gido en el alud del descenso de los valores bursátiles en octubre de 1929 con la mayor parte de sus eco- nomías, cuarenta o cincuenta mil dólares Invertidos en acciones de bolsa que en un par de horas lle- garon a tener un valor de nada, la misma noche del tremendo co- lapso Menéndez Ramos, casi arrui- nado, cuando horas antes, la maña- na de ese mismo dia, era dueño de una pequeña fortuna, lo suficiente- mente importante para hacer engor- dar a cualquier burgués, daba una fiesta para él y para sus amigos en uno de los restaurantes más ele- gantes de Nueva York, sin que la preocupación de su ruina le hicie- ra por un solo momento dejar su amplia sonrisa jovial ni le hiciera olvidar el ritmo de la rumba alegre y antillana en cuya ejecución coreo- gráfica es maestro reconocido. Co- mo las anécdotas perfilan un ca¿ rácter mejor que las palabras y que el oropel de la retórica van a continuación unas cuantas absolu- tamente verídicas, rigurosamente históricas, que son el mejor lápiz para el trazo de un perfil extraor- dinario.

    Una vez en Washington al salir de un automóvil en que ambos via- jábamos cometí la torpeza yo y el descuido él de que el pulgar del entonces Comisionado de Agricul- tura y Comercio quedase aplastado sangrientamente al cerrar yo la por- tezuela del carro. El dolor laceran- te estuvo a punto de hacerle des- mayar. La yema del dedo. Inflama- da y amoratada por la congestión de la sangre, el hueso fracturado y la uña quebrada, hacían recordar los tormentos de nuestros antepa- sados los inquisidores. Yo di órde- nes al chófer de correr hada un •first ald statlon", el más próximo, y una ves allí, le saqué tambalean- te del taxi para someterlo a los cui- dados de un par de Jovenzuelos que. según supimos luego, eran médicos Internos que daban en aquel centro de beneficencia pública sus prime- ros pasos en la ciencia de la ctru gia. Los recién graduados examl

    pero después de algunas charlas con oficíales de alta graduación, se pue- de explicar con alguna precisión có- mo se operan y cómo navegan estos fantasmas del aire.

    El principio en el que se basan estos aviones es el mismo en uso en las oficinas de los diarios y re- vistas o casas comerciales de impor- tancia y más comúnmente llamado del teletipo. El operador se sien- ta en una máquina y escribe un mensaje el cual es recibido palabra por palabra al otro extremo del alambre. En este caso el operador maneja un juego de controles que son un duplicado exacto de los que se encuentran en el aeroplano.

    El piloto que está en la estación puede operar del mismo modo; pue- de hacer que el avión se levante, de vueltas y aterrice sin la menor dificultad siempre que este avión quede a vista del operador. En ca- so contrario serla imposible para és- te saber cómo operarlo.

    Los expertos en aviación afirman que, con la ayuda de los instrumen- tos usados para el vuelo ciego, el pi- loto controlador puede manipular un avión de esta clase con gran efi- ciencia, aún cuando se pierda del campo de visión del piloto. Pero es- to está todavía en el campo expe- rimental.

    Los usos de ¡os aviones autómatas

    ¿En qué otra actividad estos pe- queftos aviones pueden ser usados, además de servir de blanco a los cañones antiaéreos? Supongamos por un instante que un piloto con- trol se encuentre a cargo de una flotilla de ocho de estos pequeños aviones. Posiblemente le será tmuy fácil mantener cuatro de estos fan- tasmas del aire muy cerca de su propio aeroplano en caso de protec- ción de emergencia, y enviar dos pequeñas unidades a bombardear un avión enemigo, conservando al mis- mo tiempo otros dos con objeto de prevenir que aviones enemigos hos- tilicen y destruyan toda la flota de autómatas, colocándose a la van- guardia de los cuatro y del opera- dor. En este caso los aviones pue- den disparar halas explosivas a cualquier avión enemigo antes que los aeroplanos contrarios puedan maniobrar.

    Las actividades de una flotilla de esta clase no tiene limites. Puede

    ser enviada como un ariete formi- dable con el fin de destruir dirigi- bles enemigos; o pueden una vez cargadas con explosivos hacer volar en el aire, a una señal del opera- dor, toda una flota de aviones ene- migos. También, en rápido descenso, podrían destruir en pocos segundos los depósitos de municiones y ex- plosivos almacenados en algún sitio oculto.

    También queda dentro de las po- sibilidades un ataque de estos aero- planos en grupos de ocho contra la infantería enemigo, en rápida su- cesión, interrumpiendo al mismo tiempo la táctica aérea del enemigo, y obligando a los aviones contra- rios a ofrecer un blanco a los pro- yectiles de los aviones de caza.

    Las dificultades de la es- titica

    Una de las dificultades más gra- ves en el uso de estos aparatos es la que afecta a todas las comunica- ciones inalámbricas y que hacen de estos autómatas sufrir las conse- cuencias de sus dificultades tal co- mo se utilizan en la actualidad. En primer lugar existe el fenómeno de la estática, y de la imposibilidad de eliminarla en su totalidad.

    Si por ejemplo, estas operaciones militares son efectuadas en un dia en el que las condiciones de está- tica dificultan las comunicaciones radiotelegráficas se puede imaginar lo que ocurriría al aviador en con- trol. Mientras trata de dirigir su flotilla de aviones éstos pueden eje- cutar, bajo la influencia de la está- tica, toda clase de maniobras Ines- peradas y crear una confusión irre- parable.

    Aun más, esta misma situación puede resultar en una amenaza de muerte para el mismo operador, ya que uno de estos fantasmas puede tornarse en su contra y destruir el aeroplano piloto. Claro es que, no sólo la estática puede causar confusión en las maniobras. Pero es casi seguro que ésta crearla una situación muy seria en el manejo de la escuadrilla.

    Queda ahora por estudiar cómo el enemigo puede prevenir que es- tas escuadrillas fantasmas efectúen estragos en sus fuerzas. La res- puesta, según la opinión de los téc- nicos del Ejército, consiste en el uso de aquellos instrumentos que

    Este despliegue de aeroplanos del Ejército y de la Marina de guerra de los Eatadoa Unidos Indica la po- sibilidad del control por radio de una escuadrilla de aeroplanos fantasma* desde la cabina de un avión

    que eatá tripulado por oficiales y piloto*.

    naron el pulgar sangriento, se con- sultaron entre si, ojearon un libro técnico y finalmente uno de ellos opinó: "Es preciso hacerle sangrar para evitar la congestión y una po- sible gangrena. Venga la novocaí- na." A eso replicó el otro: "Se nos agotó la novocaína." Y allí empezó una carnicería que aún me crispa los nervios al recordarla. Menén- dez Ramos, con el rostro color de cera, la frente perlada de sudor y su mano ilesa en el accidente aga- rrándome el brazo en tina opresión desesperada, cruzó heroicamente las aguas del Estiglo y entró de lleno en todas las torturas descritas por San Ignacio en sus ejercicios es- pirituales. El galeno principiante con un acerado bisturí cortaba im- placablemente la uña. Menéndez me decía después que el accidente ha- bla sido menos doloroso que la cu- ra. Hubo un momento en que lle- gando a los limites de lo soportable en el dolor físico Menéndez comen- zó a gemir lastimeramente. Y aquí viene la esencia de la anécdota. En aquel preciso instante una nurse de ojos azules y de cabellos rubios en- tró en aquella cámara de los tor- mentos y dirigiéndose a Menéndez le dijo en tono piadoso: "Does lt hurt very much?" Menéndez aho- gó como por encanto el quejido que le arrancaba su dolor, los ojos di- latados por la angustia se hicieron casi Insinuantes, los labios crispi- dos en un rictus de martirio forza- ron una sonrisa y olvidándose del cuerpo para dar alas al espíritu, re- puso a la enfermera bonita: "Ya es- toy mejor. Muchas gracias." Yo me acordé de) desafio de Don Juan Te- norio a los sepulcros de Sevilla, del desdén de Don Rodrigo en la horca y del gesto de Guzmán el Bueno en Tarifa, que no en vano Ramos y Menéndez son dos buenos apellidos españoles.

    Otro día en Palacio traje a la pre- sencia de Menéndez Ramos uno de esos Innumerables amigof en des- gracia que él solía recibir sin vaci- laciones. A una orden de Menéndez Ramos vino el nombramiento para el cargo de Inspector de garrapatas.

    pueden oír el ruido de los aviones y por equipos de radio semejantes a los usados por el piloto control pa- ra dar instrucciones a sus fantas- mas. Tan pronto como los oponen- tes posean esta información les se- rá sumamente fácil el destruir y crear caos en las filas de los avio- nes autómatas.

    La verdad es que las ondas utili- zadas por el radio son del que posee el mejor equipo y puede controlarlas.

    ba el cheque correspondiente. Pero Menéndez Ramos no sembró

    su bondad sin frutos. Tal vez a eso deba su vida. En lo más cálido de las agitaciones radicales alguien le llamó por teléfono. "Ño abra us- ted ningún paquete que reciba hoy" decia la voz misteriosa cuan- do estuvo al habla con el Gober- nador, "es un amigo agradecido oue quiere corresponder a sus bonda- des '. El mensaje misterioso culmi- nó en un cuidadoso examen de los paquetes que llegaron ese dia a su despacho y a. 11 i estaba entre ello* un poderoso artefacto explosivo que, al ser examinado por los téc- nicos, resultó ser una bomba de di- namita capaz de volar a medio Departamento de Agricultura y Co- mercio. El Jefe de la Guardia de Palacio, Rafael Emmanuelli, tuvo a su cargo la misión de hacer es- tallar la bomba que pudo haber si- do causa de una tragedia espanto- sa. Ni aún después de este inciden- te permitió Menéndez que le acom- pañasen protectores.

    Asi hay grandeza de corazón y de reciedumbre d« espíritu, de ta- lento y de energía, de bondad y de ensueño, de altruismo y da hidalgo temple en este muchacho de Ca- guas, hijo adoptivo de Mayagüez que ostentó con brillo y aplomo el titulo de primer ciudadano de la isla. Su pasado es fecundo y todos tenemos derecho-a esperar de él grandes cosas en el porvenir He de agregar solamente que nunca sen- tí más legitima y hondamente el orguljo de ser horicua que viéndolo manejar con habilidad, buen juicio y certera visión los destinos de nuestra isla Y* vale la pena agre- gar que el técnico en azúcar, el pe-

    un amigo en la miseria, pero dema- • dfcgogo brillante, el poeta de la ac- slado orgulloso para aceptar diñe- j pión que en él hay no encontró en ro de nadie, obsequió el Goherna-jsus interinidades la paz de Arca- dor Interino con la mitad de un dia que suele ser la norma de esas billete de la Lotería para decirle etapas de gobierno provisional sino luego la piadosa mentira de que el que para su.mal o para su bien in- número habla resultado premiado ivo que gobernar y gobernó Su ré- y de que él lo habla cobrado en j cord está ahí, Impoluto y luminoso, su nombre. A la carta Informando- Los que lo analicen con Justicia no le del supuesto premio acompaña- podrán Inhibirse de admirarlo.

    "Ya estás nombrado", le dije al pe- ticionario. "Ahora bien, necesitas un caballo o un automóvil para hacerte cargo de tu nueva posición". La faz iluminada de alegría del visitante al oír la buena nueva de su nombra- miento, se llenó de sombras al es- cuchar el corolario terrible que im- plicaba la posesión de un caballo o un automóvil. "Pero, don Rafael, usted cree que un hombre que no tiene con qué comer puede ser due- ño de un caballo o de un automó- vil?" Menéndez, complacido ante la franqueza de- su interlocutor, le sa- có por fin de penas extendiéndole junto al nombramiento un cheque de $40.0Q>para la compra del ca- ballo.

    Para los días en que era más In- quieto y tumultuoso el izquierdis- mo boricua, Rafael Menéndez Ra- mos. Gobernador Interino de Puer- to Rico, caminaba diariamente a pie y soio desde su despacho de Agricultura y Comercio que aten- día en las primeras horas de la mañana hasta su oficina provisio- nal en La Fortaleza. Las amenazas llovían continuamente, anónimos discursos agresivos, artículos renco- rosos y estridentes. Un dia un ami- go te acercó al Gobernador: "Es una Imprudencia", le dijo "cami- nar solo por esas calles. Voy a su gerlrle al Coronel que le% designe un guardaespaldas". Y a eso res- pondió Menéndez: "NI lo he pedido ni lo quiero ni lo acepto". Sin alar- dear de guapo le aseguro que ten- go menos miedo a morir que a ser cobarde y que prefiero estar bajo la superficie de la tierra que estar sobre ella atemorizado".

    En una ocasión sorprendí en él otro gesto digno de un principe. A

    Mientras más se acercan los aero- planos fantasmas a una estación de radio enemiga, más fácilmente pue- den caer bajo el control de -las on- das contrarias y más difícilmente obedecerán las instrucciones del operador. Parece entonces que los aeroplanos controlados por radio,

    todavia están en la calegoria de ex- perimentación y que su desarrollo está ligado con el progreso en nues- tros conocimientos de las ondas y de su control.

    Los blancos volantes El porvenir de los aviones fantas-

    mas, por el momento parece residir en su aceptación como blanco da ar- tillería. En la actualidad constitu- yen la única forma, conocida que permite a los cañones de la defen- sa disparar libremente y sin cuida- do de matar a persona alguna, bajo condiciones casi Idénticas a las que se presentan en la práctica.

    Es muy sugestivo el hecho de que la aviación de guerra británica ha elogiado calurosamente estos aero- planos controlados por ondas de ra- dio y que allí se llaman del tipo "Reina Abeja". Estos aviones fan- tasmas son del tamaño corriente y se asemejan a los aparatos standard usados en la enseñanza de aviación con controles duales y dos asien- tos. Están demasiado bien construi- dos y acabados para ser hechos pe- dazos durante las maniobras de ar- tillería. No hay duda alguna que se trata de aeroplanos comunes "pa- ra uso de la artillería corso"blancos controlados por radio". Son muy fá- ciles de transformar en hidroplanos, y su motor consiste de una máquina Cheetah de 355 caballos de fuerza. Están construidos en forma de po- der ser catapultados en el aire.

    ¿Qué velocidad desarrollan estos aparatos minúsculos de que habla- mos anteriormente? Es este un se- creto que se conserva sigilosamen- te en la aviación de guerra. Corren rumores sin embargo que no des- arrollan una velocidad mayor de 100 millas por hora. Esto constituirla sin duda alguna una gran dificul- tad, pues esta velocidad relativa- mente baja, lo convertirla en un blanco demasiado fácil en la actual guerra aérea, cuando los aviones da combate son capaces de desarrollar una velacidad que llega a las 200 millas por hora. Pero es éste un problema que tendrán que resolver los técnicos militares, conjuntamen- te con las otras cuestiones enume- radas, y que nos muestran que todo este equipo está toaavla en la época del ensayo y de la experimentación.

    (Derechos literarios asegurados en todas partes por el United Feature Syndicate, Inc., Nueva York. — Se

    prohibe la reproducción ). * T""

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