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en homenaje a Guillermo Fatás Cabeza Antonio Duplá Ansuategui María Victoria Escribano Paño Laura Sancho Rocher María Angustias Villacampa Rubio ( eds.)

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en homenaje a

Guillermo Fatás Cabeza

Antonio Duplá AnsuateguiMaría Victoria Escribano PañoLaura Sancho RocherMaría Angustias Villacampa Rubio(eds.)

en homenaje a

GuillermoFatás Cabeza

Primera edición, 2014

Publicación número 3338 de la Institución Fernando el Católico, organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza, plaza de España, 2, 50071 Zaragoza (España) tels. [34] 976 288 878 / 976 288 879 fax [34] 976 288 869 [email protected] http://ifc.dpz.es

Coordinación editorial Álvaro Capalvo

Diseño gráfico y arte final Víctor Lahuerta

Impresión Litocian, SL

Encuadernación Raga, SA

ISBN 978-84-9911-302-9

D.L. Z 1402-2014

© de los textos y fotografías, sus autores, 2014 © del diseño gráfico, Víctor Lahuerta. Zaragoza, 2014 © de la presente edición, Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2014

Impreso en España – Unión Europea Printed in Spain – European Union

en homenaje a

GuillermoFatás Cabeza

Antonio Duplá AnsuateguiMaría Victoria Escribano PañoLaura Sancho RocherMaría Angustias Villacampa Rubio(eds.)

725

ÍNDICE

7 PRESENTACIÓN

Manuel José López Pérez

11 INTRODUCCIÓN

Los editores

25 PARA UNA BIBLIOGRAFÍA

DE LA PRODUCCIÓN CIENTÍFICA

DE GUILLERMO FATÁS CABEZA

Inmaculada Cantín LunaMatilde Cantín Luna

51 ESTUDIOS

53 Una nota sobre

las medallas de proclamación de Carlos IV

y sus inscripciones

Juan Manuel Abascal Palazón

63 Los museos de la Ruta de Caesaraugusta

al filo de los veinte años

Carmen Aguarod Otal

75 Roma Veduta... Viera y Clavijo,

los Alpes y el Vaticano

María-Dolores Albiac Blanco

83 La magia de las cosas pequeñas

Nuevos clavos mágicos greco-romanos

Silvia Alfayé

95 El sabio generoso en la estela de Luna

María Teresa Andrés Rupérez

105 Un fragmento epigráfico

con litterae rvbricatae procedente

de Coscojuela de Fantova (Huesca)

Javier Andreu PintadoMaría J. Peréx Agorreta

726

ÍNDICE

Excepción y tolerancia en Luisiana 113 Un fallido intento inquisitorial

José A. Armillas Vicente

El libro como regalo 121 Humanitas, política, y literatura en la

correspondencia entre Apio Claudio y Cicerón

José Antonio Beltrán Cebollada

Colonia Caesar Augusta 129 Reflexiones sobre el nombre romano

de Zaragoza

Francisco Beltrán Lloris

Iulius Teophilus 141 Un nuevo fabricante de salazones tarraconenses

en época de Augusto

Miguel Beltrán Lloris

Signos, actos e instituciones 155 Un arbitraje en la Galicia del siglo xiii

José Carlos Bermejo Barrera Miguel Romaní Martínez

La Virgen de Tobed 167 Exvoto dinástico de los Trastámara

Gonzalo M. Borrás Gualis

Zaragoza en 1712 177 Presentación del plano 110

del Centro Geográfico del Ejército

Álvaro Capalvo Ana Mateo

Apuntes en torno a Sos 193 Carmen Castillo

El comercio exterior 197

durante el Alto Imperio romano

Genaro Chic García

Santiago Apóstol y el Pilar de Zaragoza 205 El papel de las imágenes en el debate pilarista

a comienzos del siglo xvii

Jesús Criado Mainar

La invención del sello 215

de la Facultad de Derecho

Don Juan Moneva, 1906

Jesús Delgado Echeverría

727

ÍNDICE

225 Patrono suo dedicavit

La evolución de las tábulas de patronato

en época tardía

Borja Díaz Ariño

235 Serva hic sita est

Las esclavas de Tarraco

a través de la epigrafía funeraria

Almudena Domínguez ArranzMª Carmen Delia Gregorio Navarro

245 Gladiadores en la escalera

O nota sobre la pintura histórica de temática

antigua en España en el siglo XIX*

Antonio Duplá Ansuategui

255 Una pesa de balanza figurada

procedente de Sofuentes

(Zaragoza)

Romana Erice Lacabe

265 Pobreza y herejía

en Codex Theodosianus xvi

María Victoria Escribano Paño

277 Ensayo sobre la estructura

de la muralla romana de Zaragoza

y tramo de la calle Mártires

F. de A. Escudero Escudero

293 Entrevista a Guillermo Fatás

(1983)

Eloy Fernández Clemente

303 Datos complementarios sobre

el control público de la correspondencia

en la antigua Grecia

Francisco Javier Fernández Nieto

313 Christianos ad leonem

La génesis de un odio construido

Gonzalo Fontana Elboj

323 Fatás y Foz, decanos paralelos

y escritores públicos desde Aragón

Carlos Forcadell Álvarez

335 El generalísimo Castino en las Españas

Luis A. García Moreno

728

ÍNDICE

El mundus y la provincia de Mide 343 Una comparación romano-irlandesa

Marco V. García Quintela

Temístocles, Alcibíados 351

y los mecanismos de movilidad

en la Grecia clásica

Francisco Javier Gómez Espelosín

El lugarteniente del emperador 359 La lectura iconográfica de la portada

de la casa del Conde de Morata en Zaragoza

Carmen Gómez Urdáñez

Requena 373 La primera ciudad subterránea

documentada en España

Antonino González Blanco

Mirando hacia atrás (sin ira) 383 La prensa como testigo de la historia

del patrimonio monumental aragonés

Ascensión Hernández Martínez

Contrebia Belaisca 393

(Botorrita, Zaragoza)

Avance de resultados de las campañas

de 2006 a 2010 y nuevas propuestas

José Antonio Hernández Vera Francisco Javier Gutiérrez González

Para la biografía 407

del puente de Piedra de Zaragoza

María Teresa Iranzo Muñío

Sobre la guerra y los Celtiberi 417

en el De officiis (i, 34-40) ciceroniano

José-Javier Iso

Sobre el verbo dar en celtibérico 427 Carlos Jordán Cólera

Los orígenes del Reino de Aragón (siglo xi) 435 Una propuesta de revisión

Carlos Laliena Corbera

¿Intolerancia o delimitación 445

de ámbitos de poder?

El caso de Alejandría

Francisco Javier Lomas Salmonte

729

ÍNDICE

457 El censo en las ciuitates peregrinae

(Con una nota sobre la pizarra de Pelou)

Pedro López Barja de Quiroga

465 La investigación sobre los íberos

en tiempos de Joaquín Costa (1846-1911)

Elena Maestro Zaldívar

475 Arulae de Labitolosa

Mª Ángeles Magallón BotayaMilagros Navarro Caballero Pierre Sillières

487 Galdós, escritor del siglo xx

José-Carlos Mainer

499 Tricontis petrudecameto

Un banquete funerario en memoria

de un nauta galorromano

Francisco Marco

509 Notas sobre el urbanismo de Bilbilis

cuarenta y dos años después

Manuel Martín-BuenoMª Luisa Cancela Ramírez de Arellano

519 Cuius regio, eius religio

Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

529 La percepción de la crisis del siglo iii

en los autores de breviarios

Esteban Moreno Resano

537 La iconografía del ciclo de Adán y Eva

en el sarcófago de la receptio animae

de la basílica menor de Santa Engracia (Zaragoza)

Antonio Mostalac Carrillo

549 Senadores, consulares y promoción

municipal en el Oriente mediterráneo

Francisco Javier Navarro

559 Set, Tueris y Osiris

Notas sobre la historia del nomo oxirrinquita

Josep Padró

569 Héroes suicidas

La Iberiké de Apiano y la creación de mitos

del nacionalismo español

Francisco Pina Polo

730

ÍNDICE

Jerónimo Zurita (1512-1580), 579

candado de Rey

Guillermo Redondo Veintemillas

La reconstrucción virtual 593

del Pilar mudéjar

Bases históricas y potencial didáctico

Mª Pilar Rivero

Datación absoluta 603

de la mandíbula de Molinos

El final de la polémica sobre

los restos humanos más antiguos de Aragón

José María Rodanés Vicente José Ignacio Lorenzo Lizalde

Árchein kaì árchesthai 611

(katà méros)

Ciudadanía y plêthos en Aristóteles

Laura Sancho Rocher

Guillermo Fatás y el trifinium indígena 621

en el valle medio del Ebro

Juan Santos Yanguas

Los principios metodológicos 627

de los historiadores griegos

Carlos Schrader

De efemérides, aniversarios 635

y estancias reales

Fernando I de Aragón (1412-1416) en Zaragoza

Esteban Sarasa Sánchez

Fundación de la Capilla 645

y Cámara angelical

de Nuestra Señora del Pilar

Una rara obra de Luis Díez de Aux (1593)

Eliseo Serrano Martín

El rey, las Cortes y la gran nobleza 655 Aragón, 1347-1357

J. Ángel Sesma Muñoz

Enfermos expuestos 667

en los caminos del Norte

Estrabón iii, 3 7-8: ./&(��� � contra 0��(�� � Gabriel Sopeña Genzor Vicente Ramón Palerm

731

ÍNDICE

675 Los montes como substitutos

del desierto en la Historia de los monjes

de Siria de Teodoreto de Ciro

Ramón Teja

683 La representación de Massilia en

el discurso diplomático de época romana

Elena Torregaray Pagola

693 La reocupación de cuevas prehistóricas

del Prepirineo oscense en época romana

Modelización mediante TIG

Pilar Utrilla Rafael Laborda María Sebastián

705 Consideraciones acerca de una

constitutio de Severo Alejandro (ci, 6, 23, 3)

¿Se puede hablar de leges de imperio

en época severiana?

Mª Angustias Villacampa Rubio

717 TABULA GRATULATORIA

55

1

Hace algunos años, revisando papeles en el Archivo Histórico de la Real Academia de la Historia,2 tuve oportunidad de leer los llama-dos Acuerdos de las Juntas extraordinarias, un tipo de reuniones que la institución comenzó a celebrar el 21 de septiembre de 1759 y que tuvieron una especial intensidad hasta 1800.3 En varias de las que tuvieron lugar a fi nales de 1788, se trató todo lo relativo al diseño de las medallas conmemorativas de la proclamación de Carlos IV en Madrid el 17 de enero de 1789, que debían inspirar-se en las de reinados anteriores y beber de la tradición epigráfi ca y numismática romana.

Con este texto quiero sumarme al homenaje que los colegas y amigos rendimos al prof. Guillermo Fatás, a quien me une el amor por los libros y por los viejos papeles sobre antigüedades, en la confi anza de que el tema de estas páginas será de su agrado.

El lunes 22 de diciembre de 1788, se recibió en la Real Academia de la Historia un ofi cio fechado el día anterior –el domingo día 21– y fi rmado por el secretario del Despacho Universal de Hacienda, Pedro Lerena, por el que se co-municaba al director el siguiente encargo regio:

Il(ustrísi)mo S(eñ)or = Con motivo de la Proclamación del Rey n(ues)tro S(eñ)or deben acuñarse medallas

alusivas al objeto según se ha practicado en iguales casos; y habién-dose presentado la idea o pensamiento q(u)e acompaña, quiere S. M. se examine por la Academia de la Historia, manifestando en su razón lo q(u)e entendiese, y substituyendo otra si la estimare más propor-cionada y correspondiente: y a este fin lo participo a V. S. rogando a Dios le g(uar)de m(ucho)s a(ño)s. Palacio 21 de diciembre de 1788 = Pedro de Lerena = S(eñ)or Conde de Campomanes.

El viernes anterior, 19 de diciembre de 1788, la Academia había iniciado ofi cialmente las vacaciones navideñas con la reelección

1 [email protected].

2 Este trabajo se ha inscrito en el marco del proyecto HAR2012-32881 («Manus-critos epigráfi cos españoles de los ss. XVI-XIX: entre la historiografía y la epi-grafía científi ca»), fi nanciado por el Gobierno de España.

3 Esas Juntas extraordinarias eran, en realidad, las reuniones preparatorias de las Juntas ordinarias que tenían lugar una vez a la semana, aunque no siempre hubo una correspondencia entre unas y otras; en ellas se trataban los asuntos del despacho y aquellos que por su naturaleza se consideraban materia reser-vada. Los Acuerdos de las Juntas extraordinarias se transcribían regularmente después en los libros de Actas de la institución, aunque mantienen hoy su na-turaleza de fuente primaria. Los documentos a que hacemos referencia en es-tas páginas, todos sin foliar, se encuentran en el legajo RAH-11/8225 del Archi-vo Histórico de la Real Academia de la Historia.

Una nota sobre las medallas

de proclamación de Carlos IV

y sus inscripciones

Juan Manuel Abascal Palazón1

UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Juan Manuel Abascal Palazón

56

unánime para el cargo de director de Pedro Rodríguez de Campomanes,4 por lo que la consulta del soberano provocó una alteración del ritmo administrativo de aquellas fechas y obligó a retomar la actividad mediante el formato de Juntas y Academias extraordinarias, previstas por los estatu-tos a tal efecto.

El encargo no tenía nada de sorprendente si tenemos en cuenta que el propio Campomanes había diseñado hasta en sus más mínimos detalles las medallas de proclamación de Carlos III en 1759, exactamente tres décadas antes, según se haría constar en la documentación preparatoria para las reuniones de 1788:

Las medallas de la Proclamación del S(eñ)or Carlos 3.º Aug(us)to Padre de S. M. se inventaron y dispusieron por el S(eñ)or Director actual de la Academia q(u)e había muchos años era individuo della, y por lo mismo no se encontraron antezedentes en Secretaría.

Para arreglar lo material de aquellas medallas se balió del célebre escultor D(o)n Felipe de Castro q(u)e trasladó al dibuxo las ideas del S(eñ)or Campomanes con la perfección q(u)e manifiestan aquellos monumentos existentes en nuestro monetario en los dos tamaños de grande y mediano módulo...

Todo el anverso le abrió D(o)n Tomás Prieto, gravador de S. M.... En el reverso abierto por D(o)n Gerónimo Gil se señaló el tablado con los heraldos o reyes de armas...

Ha parecido a la Junta advertir de antemano estos antecedentes para q(u)e no se olvide su mem(ori)a, y por la luz q(u)e pueden suministrar a la materia de q(u)e se va a tratar.5

El oficio firmado en palacio el domingo 21 no llegó a la Academia hasta el 22 por la mañana, por lo que esa misma noche –como correspondía a tan delicado encargo regio– se reunió en la posada del S(eñ)or Director una Junta Extraordinaria que debía tratar el tema y a la que fueron convoca-dos –además del propio Pedro Rodríguez de Campomanes y del secretario José Miguel de Flores– los académicos Antonio Mateos Murillo, José Ruiz de Celada, José de Guevara Vasconcelos como anti-cuario y el padre Francisco Juan de Cuenca.6 No era más que la primera de las reuniones que se pro-longarían hasta el 6 de enero de 1789.

En esa Junta extraordinaria del día 22, se leyeron las propuestas para el diseño de las medallas que venían adjuntas al oficio de Pedro de Lerena y que serían luego modificadas. Para la medalla de ma-yor módulo se proponía desde palacio lo siguiente:

Anv. CAROLVS IV BORBONIVS HISPANIARVM ET INDIARVM REX, alrededor del busto del monarca.

Rev. SVMMA VTRIVSQUE IMPERII SVSCEPTA, alrededor de algo que se describió como dos mundos debaxo de una corona.

4 Pedro Rodríguez de Campomanes y Pérez Sorribas (1723-1802). Director de Postas y Correos (1755), presidente de las Cortes y gobernador del Consejo de Castilla (1789), presidente del Real Consejo de S. M. (1791). Fue miembro de la Real Academia Española, censor de la Real Academia de la Historia (1753) y su director durante treinta años en dos períodos (1764-1791 y 1798-1801). Sobre su figura y sus obras, cf., principalmente, SEMPERE GUARINOS, J.: Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reinado de Carlos III, vol. 2, Madrid, Imprenta Real, 1789, pp. 42-107; GIL FERNÁN-DEZ, L.: Campomanes, un helenista en el poder, Madrid, Fundación Universitaria Española, Seminario Diego Hurtado de Mendoza, 1976; VARGAS-ZÚÑIGA, A.: «Real Academia de la Historia. Catálogo de sus individuos. Noticias sacadas de su Ar-chivo», Boletín de la Real Academia de la Historia, 175 (1978), pp. 39-41; ALMAGRO-GORBEA, M.: «Pedro Rodríguez Cam-pomanes y las antigüedades», en ANES, G. (coord.): Campomanes en su II Centenario, Madrid, Real Academia de la Histo-ria, 2003, pp. 117-159.

5 Tomo el texto del manuscrito RAH-11/8225, es decir, de los Acuerdos de las Juntas extraordinarias, aunque luego fue transcrito con pequeñas modificaciones en los libros de Actas. La falta de foliación de unos y otros documentos me im-pide hacer una referencia más precisa.

6 Entre los asistentes figura también un personaje denominado aquí como Miranda al que no hemos podido identificar y que no aparece en las relaciones históricas de académicos. Cf. ANÓNIMO: «Noticia del origen, progresos y trabajos literarios de la Real Academia de la Historia», Memorias de la Real Academia de la Historia 1 (1796), pp. I-CLXI, esp. pp. CXXXII-CLXI.

Una nota sobre las medallas de proclamación de Carlos IV...

57

Para la medalla de menor tamaño la propuesta de la Corte era la siguiente:

Anv. CAROLVS IV BORBONIVS HISPANIARVM REX CATHOLICVS, con busto del monarca.

Rev. JUSTICIAE FIDEIQUE PIGNVS [sic], alrededor de la estatua de la Religión con sus atributos.

Era evidente que las leyendas propuestas difícilmente casaban con la tradición clásica y que las le-yendas de los anversos chocaban con las pautas básicas de las titulaturas imperiales romanas. La objeción más importante afectaba a la denominación del soberano, que debería aparecer como CAROLVS IIII y no como CAROLVS IV. El segundo problema venía dado por la excesiva longitud del texto propuesto para el anverso de la medalla menor, como Campomanes sabía seguramente por su experiencia con las medallas de Carlos III.

El escrito recibido desde la Corte decía que la Academia debía obrar manifestando en su razón lo q(u)e entendiese, y substituyendo otra si la estimare más proporcionada y correspondiente, lo que significaba que los cambios respecto a la propuesta inicial debían estar justificados y ello daba pie a los académicos para tratar el asunto con perspectiva histórica. Conocemos lo tratado en las di-ferentes sesiones por la transcripción de las Actas correspondientes7 y por el texto remitido a Pa-lacio con la propuesta final, fechada en Madrid el lunes 29 de diciembre de 1788 y aprobada en la Academia extraordinaria que se reunió ese mismo día. Este último documento, mucho más com-pleto y también incorporado luego a las Actas, tiene mayor interés por contener de forma proli-ja las reflexiones académicas sobre el contenido de las medallas y su necesaria vinculación con la tradición romana.

La propuesta académica comenzaba llamando la atención sobre la importancia de ser escrupulosos en el diseño de las medallas debido a la influencia q(u)e tiene a la posteriorid(a)d y su circulac(io)n dentro del reyno y en los países extrangeros, q(u)e miden la instrucción de las Naciones por el buen gusto en la ciencia metálica, al tiempo que se advertía de la necesidad de desdeñar las reglas concer-nientes a la moneda corriente, es decir, a la circulante, pues las medallas son monumentos puram(en)te históricos y se recalcaba que las leyendas no debían ser vagas y que debían estar escritas en la-tín, sin olvidar que tenían que aludir a que la proclamación se llevaría a cabo en Madrid, capital del dilatado Imperio. El documento seguía con las reflexiones sobre las leyendas e iconografía de cada uno de los dos tipos que se proponía acuñar, a imitación de lo q(u)e se hizo en el año de 1759 en la Proclamación del S(eñ)or Carlos III.º Augusto padre y predecesor de V. M.8

Respecto a la medalla de mayor módulo, la propuesta de palacio y la resolución académica no po-dían ser más divergentes. Donde la Corte proponía grabar como anverso la leyenda CAROLVS IV BORBONIVS HISPANIARVM ET INDIARVM REX, la Academia propuso escribir CAROLVS CAROLI FILI-VS PHILIPPI NEPOS AVGVSTUS, más en línea con la tradición romana.9 Lo mismo ocurrió en lo rela-

7 Junta extraordinaria del lunes 22 de diciembre de 1788 y Academia extraordinaria del martes día 23. Junta extraordinaria del domingo 28 de diciembre de 1788 y Academia extraordinaria del lunes 29. Academia ordinaria del viernes 2 de ene-ro de 1789. Junta extraordinaria del martes 6 de enero de 1789. Academia ordinaria del viernes 9 de enero de 1789. Cf. RAH-11/8225 (Acuerdos de las Juntas extraordinarias, vol. II): Junta extraordinaria de 22 de diz(iembr)e de 1788 en la posada del señor Director. El texto quedó incorporado también al Libro octavo de las Actas de la Real Academia de la Historia.

8 Cf. al respecto MARCOS, M.:«La representación del acto de proclamación en las medallas de proclamación de Carlos III y Carlos IV», X Congreso Nacional de Numismática (Albacete 1998), Madrid, Museo Casa de la Moneda, 2002, pp. 693-697; RODRÍGUEZ OLIVA, P.: «Novedades en torno a las medallas malagueñas de la proclamación de Carlos IV», Anuario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, 8 (2008), pp. 38-47, con más bibliografía.

9 Ello a pesar de que la medalla de Carlos III con la leyenda CAROLVS III BORBONIVS REX CATHOLICVS, conmemorativa de la aclamación de Carlos III en Madrid en 1759, había sido también un diseño de Campomanes. El tipo está definido en HERRERA CHIESANOVA, A.: Medallas de proclamaciones y juras de los reyes de España, Madrid, Imp. de Manuel Ginés Her-

Juan Manuel Abascal Palazón

58

tivo al reverso, en donde la propuesta inicial SVMMA VTRIVSQUE IMPERII SVSCEPTA fue sustituida por el texto ACCLAMATIO AVGVSTA.10

La Academia estimaba que en esta medalla el busto real debía representarse al modo antiguo de las medallas de los Emperadores del Alto Imperio, con aquellos adornos heroicos q(u)e denotan la magestad, mientras que la leyenda no debía ser común o vulgar, no debía confundirse con las de la moneda circulante y debería elegirse bajo los principios y el gusto de las medallas Imperiales de la antigua Roma. Desde ese punto de vista, la secuencia del nombre real y la filiación que pro-ponía la Academia era la más conveniente y legal, y la q(u)e preferían los Emperadores romanos.

Más crítica fue la Academia con la iconografía del reverso, donde rechazó de plano la propuesta de dos mundos debaxo de una corona por considerar que se ha solido usar en la moneda columnaria de Indias y ser un tipo vago, q(u)e ninguna relación tienen con el acto de la Proclamación. Esti-maban los académicos que en la medalla debía figurar la forma en q(u)e se hace la Proclamación p(o)r los heraldos o reyes de armas en un tablado, con el alférez mayor de Mad(ri)d q(u)e tiene en la mano el estandarte real. Es decir, se proponía imitar sin variación alguna el modelo que el propio Campomanes había fijado para las monedas de la proclamación de Carlos III en 1759. Pa-ra esa repetición de modelos anteriores se adujeron como ejemplo las medallas antiguas, en q(u)e las apoteosis, las alocuciones, las insignias legionarias, los votos tricenales, vicenales, decenales, etc., las coronas cívicas y otros acontecimientos q(u)e se repetían de t(iem)po en t(iem)po son uniformes y solo se distinguen por los nombres y los tipos.

La justificación de la leyenda propuesta para el reverso de la medalla grande contenía una reflexión sorprendente:

La inscripción o leyenda de este primer medallón puede ser la misma q(u)e se adoptó en el anterior reinado de ACCLAMATIO AVGVSTA. Pues aunque en las medallas romanas se lee ADVENTVS AVGVST, PROFECTIO AVGVST y comúnmente se entiende en genitivo Augusti, estos hechos se colocan en el exergo, por lo qual yendo en el contorno la inscripción debe preferirse el nominativo AVGVSTA, como VICTORIA PARTHICA.

Respecto a la segunda medalla que debía acuñarse, la de módulo menor, la Academia también re-chazó la larga leyenda del anverso propuesta por la Corte, CAROLVS IV BORBONIVS HISPANIAR-VM REX CATHOLICVS, y sugirió volver al modelo de Carlos III con un sencillo CAROLVS IIII REX CATHOLICVS. Justificaba esta reducción en que el dictado de Católico es privativo de los Reyes de España y... sería redundante añadirle el HISPANIARVM. Para el reverso, las principales objeciones se referían a la dificultad de introducir una decoración compleja en un módulo pequeño y se re-chazó la propuesta JUSTICIAE FIDEIQUE PIGNVS [sic], por considerar que este texto no aludía en absoluto a la proclamación en sí misma. De ahí que se optara por el modelo iconográfico de una matrona en pie, q(u)e represente a Madrid, descansando sobre su escudo, teniendo en la diestra la bandera Real en q(u)e se cifra el acto de la Proclamación y que para el texto se propusiera uti-lizar un modelo ya empleado en la proclamación de Fernando VI, en el que se leía REGNORVM RE-GIMINE SVSCEPTO.

Tanto para la medalla de mayor módulo como para la de menor, la Academia propuso un exergo que decía en tres líneas lo siguiente: MATRITI XVI KAL. FEBRVARIAS MDCCLXXXVIII.

No se les escapaba a los académicos que redactaron esta propuesta que, caso de ser aprobada, ne-cesitaría pasar por las manos de un dibujante especializado y luego por las del grabador que debía

nández, 1884, pp. 79-80, lám. 25, núm. 24 con dibujo. Una imagen fotográfica del ejemplar conservado en la colec-ción de Patrimonio Nacional puede verse en RUIZ TRAPERO, M. et al.: Catálogo de la colección de medallas españolas del Patrimonio Nacional, Madrid, Consejería de Educación / Patrimonio Nacional, 2003, vol. I, p. 119, núm. 64.

10 Con ello se volvió al modelo empleado por el propio Campomanes para Carlos III. Vid. la nota anterior.

Una nota sobre las medallas de proclamación de Carlos IV...

59

abrir los cuños. Teniendo en cuenta la trascendencia del encargo, en ambos procesos debía con-tarse con paleógrafos y numísmatas expertos que pudiesen solventar las dificultades que pudiesen plantearse, por lo que la Academia ofreció a la Corte la participación de algunos de sus miembros en el proceso de acuñación.

En la sesión académica ordinaria del viernes 2 de enero de 1789, quince días antes del acto de la proclamación real, el director Campomanes dijo tener noticia positiva aunque confidencial de haberse conformado S. M. con el parecer de la Academia respecto a los tipos y leyendas de las me-dallas en los mismos términos en que se había formulado,11 por lo que nombró a los Sres. Murillo, Guevara y Palomares12 para concurrir con el Grabador gen(era)l D. Pedro Sepúlveda,13 que había de encargarse del trabajo de materializar esos diseños teniendo a la vista las medallas de Fernando VI y Carlos III en que se habían inspirado.

Casi concluido ya el proceso, la Academia no quiso que salieran a la luz las divergencias que ha-bían existido entre la propuesta de Palacio y la solución final y, mucho menos aún, que trascendie-ra cualquier tipo de crítica a quienes habían redactado la primera de ellas para el rey. Por eso, en la Junta extraordinaria del 6 de enero de 1789, a la que solo asistieron quienes debían participar en el proceso de acuñación de las medallas, se recalcó que en el informe final que había de elaborarse con las razones expresadas por la Academia se omitirá todo lo q(u)e es crítica o reprobación de la idea q(u)e se remitió a la Acad(emi)a por la vía reservada: pues la mente de la Acad(emi)a no ha sido ni es la de dar al público tales especies;14 en la misma sesión se preparó el oficio que Campo-

11 La comunicación oficial llegó en un oficio firmado por Pedro Lerena y fechado en Palacio el 3 de enero de 1789. Fue leí-do en la sesión académica ordinaria del día 9 y se transcribió en las Actas correspondientes a ese día. Hay una copia en el Acta de la Junta extraordinaria del 6 de enero de 1789 (RAH-9/8225), a la que solo asistieron el director Pedro Rodrí-guez de Campomanes, el secretario José Miguel de Flores y los tres académicos que asesorarían al grabador Sepúlveda.

12 El primero de ellos era Antonio Mateos Murillo (1721-1791), que fue censor (1758 y 1774-1787), bibliotecario (1787-1791) y tesorero (1787-1791) de la Real Academia de la Historia; su actividad relacionada con el monetario de la Acade-mia fue constante entre 1759 y 1790, como lo prueban los muchos documentos de su mano conservados en el archivo del Numario. El segundo era José de Guevara Vasconcelos (1737-1804), doctor en Teología y con buen conocimiento del mundo clásico, que fue Caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de S. M. en el Real de las Órdenes, Ministro de la Real Junta general de Comercio, Moneda y Minas y Canónigo de la Sta. Metropolitana Iglesia de Zaragoza (Gazeta de Madrid, 97 [4 de diciembre de 1804]); ejerció como censor perpetuo de la Real Sociedad Matritense de Amigos del País y llegó a ser miembro de la Real Academia Española, entre otros muchos puestos que su excelente fama de orador le gran-jeó. En la Real Academia de la Historia fue anticuario (1775-1798), censor (1799-1802), y archivero (1794-1804). De su actividad académica han quedado muchísimos documentos. Sobre su figura, cf., principalmente, ALMAGRO-GORBEA, M.: «El Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia», en idem (ed.): El Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia, Madrid, RAH, 1999, pp. 124-126, y ABASCAL, J. M. / CEBRIÁN, R.: José Vargas Ponce (1760-1821) en la Real Academia de la Historia, Madrid, RAH, 2010, p. 74. El tercero de los designados fue Francisco Javier de Santia-go Palomares (Toledo, 5 de marzo de 1728 - Madrid, 13 de enero de 1796), bibliotecario de la Real Academia de la His-toria desde el 2 de diciembre de 1794, tesorero de la misma desde el 28 de noviembre de 1794 y primer oficial archivero del Reino hasta su muerte. HÜBNER (CIL II, p. 112), le llama homo modestissimus, inter paleographos hispanos primarius, sed ignotus. Fue uno de los mejores dibujantes y calígrafos de que dispuso la Academia en la segunda mitad del siglo XVIII para duplicar aquellos documentos y dibujos que había que devolver y de los que se quería guardar copia, una práctica habitual de la época. Además de las muchas copias que hizo, fue autor de una Polygraphia gothico-española. Origen de los caracteres o letras de los godos en España; su progresso, decadencia, y corrupción desde el siglo V hasta fin del XI en que se abrogó el uso de ellos, y substituyó la letra gótico-francesa. La obra se conserva en forma de manuscrito, fe-chado en el año 1764, en el archivo de la Real Academia de la Historia, sign. n. 9/4752 (olim Est. 23, gr. 1ª A. núm. 2).

13 El texto alude a Pedro González de Sepúlveda, Grabador Mayor de la Casa de la Moneda. El acuerdo de los nombramien-tos está reflejado en las Actas de la Junta Académica del viernes 2 de enero de 1789 (Libro octavo de las Actas de la Real Academia de la Historia); vid. también RAH-11/8225 (Acuerdos de las Juntas extraordinarias, vol. II): Junta extraordinaria de 6 de enero de 1789 en la posada del señor Director, cuyo texto también fue incorporado al citado libro de Actas.

14 Eso explica el breve y aséptico resumen del proceso publicado en ANÓNIMO: «Noticia del origen...», op. cit., en n. 6, pp. XC-XCII.

Juan Manuel Abascal Palazón

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manes remitiría a Pedro Lerena con la identidad de los académicos elegidos para colaborar con Pe-dro González de Sepúlveda, Grabador Mayor de la Casa de la Moneda.15

Este último, con el asesoramiento de los académicos elegidos para ello, y especialmente con el au-xilio del paleógrafo y dibujante Francisco Javier de Santiago Palomares, comenzó a preparar los cu-ños que se utilizarían para la emisión de las medallas siguiendo las instrucciones dadas por la Cor-te a partir del informe académico. Sin embargo, pocas semanas después hubo de recurrir de nuevo a la Academia, pues no parecía posible compaginar en el anverso las efigies reales con las leyen-das aprobadas, cuya excesiva longitud las hacía inadecuadas sin perjudicar la hermosura del busto a menos de no achicarse la letra, lo q(u)e no tendría la debida proporción con el tamaño de la medalla. En esos términos se expresó en la Junta particular extraordinaria celebrada en la posada del Il(ustrísi)mo S(eñ)or Director el día 8 de febrero de 1789.16 En la reunión, a la que asistieron to-dos los académicos que debían entender en la materia, se acordó una modificación definitiva del texto que quedó reflejada en las Actas de esta manera:

se conferenció sobre la materia y se convino en q(u)e en la medalla de gran módulo se abreviasen las palabras FILIVS y NEPOS de la leyenda del anverso en la forma siguiente: FIL. NEP... También se acordó q(u)e en estas dos abreviaturas o siglas se pusiese punto, omitiendo entre las demás palabras de la leyenda: que las VV fuesen Romanas, esto es, q(u)e terminasen en ángulo agudo, y no fuesen redondas, porq(u)e eran de moderna invención.

Que si en el exergo de la medalla de seg(un)do módulo, por menor tamaño, no cabía el FEBRVARIAS con todas sus letras, se abreviase poniendo FEBR.

Con eso quedaban resueltas las últimas cuestiones aún pendientes y, en todo caso, se comisionó nuevamente a José de Guevara Vasconcelos y a Francisco Javier de Santiago Palomares para que pasasen de quando en quando a casa de D(o)n Pedro Sepúlveda para ver el estado en q(u)e llevaba el trabajo y pudieran informar a la Academia. Habrían de pasar algo más de dos meses hasta que se volviese a tener noticias de las medallas. En la Junta ordinaria del viernes 17 de abril de 1789, se informó que Sepúlveda había hecho saber a Palomares que quando iba a hincar las letras en el reverso notó q(u)e por lo q(u)e toca al exergo quedaba poco lugar para poner el año con la división que aprobó la Acad(emi)a, lo que resolvió directamente Campomanes sugiriendo la partición de lí-neas que, finalmente, se utilizó para la acuñación. Pese a esa celeridad en las gestiones, aún en la Junta ordinaria del 12 de junio de ese año se revisaron los moldes en yeso de las matrices abier-tas por Sepúlveda.

Tras tantos meses de gestiones, por fin en la Junta ordinaria del 2 de octubre de 178917 el secreta-rio, José Miguel de Flores, pudo leer un oficio de Pedro Lerena por el que se remitían a la Academia sendos ejemplares de las medallas de Carlos IV recién acuñadas. Había transcurrido casi un año des-de el inicio del proceso y la Academia, más allá de sus obligaciones estatutarias, había prestado a la Corona un servicio para el que la erudición de sus miembros había sido un apoyo determinante.

En esta ocasión, Pedro Rodríguez de Campomanes había ofrecido al nuevo rey el mismo auxilio que tres décadas antes había puesto a disposición de su padre cuando diseñó las medallas de Carlos III. Su influjo personal en la imitación del diseño de 1759 para fabricar las monedas de 1789 buscaba una continuidad estética que fuera testimonio de la continuidad dinástica, una estabilidad institu-cional que él mismo había buscado y había logrado en la Real Academia de la Historia.

15 El oficio lleva fecha del 6 de enero de 1789 y está transcrito en el segundo volumen de los Acuerdos de las Juntas extraordinarias (RAH-11/8225) y en el volumen 8 de las Actas de Juntas ordinarias.

16 Acuerdos de las Juntas extraordinarias (RAH-11/8225). De la reunión se informó en la Junta ordinaria del viernes 13 de febrero de 1789 y los Acuerdos se trasladaron a las Actas.

17 Real Academia de la Historia: Libro octavo de las Actas.

Una nota sobre las medallas de proclamación de Carlos IV...

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Como apéndice a lo dicho, presento la descripción e imágenes de las dos medallas conmemorativas de la proclamación de Carlos IV en Madrid, de las que he tratado:

fig. 1. Plata. circ. 92,5 g; 55 mm de diámetro. Anv. CAROLVS CAROLI FIL · PHILIPPI NEP · AVGVSTVS. Busto a derecha. En el corte del hombro, la identidad del grabador: SEPVLVEDA. Rev. ACCLAMATIO AVGVSTA. Escena de proclamación sobre podio. Exergo: En tres líneas, MATRITI / XVI KAL FEBRVARIAS / MDCCLXXXVIIII. HERRERA CHIESANOVA, A.: Medallas de proclamaciones…, op. cit., en n. 9, pp. 117-118, núm. 62. Reproducimos el ejemplar conservado en la colección de Patrimonio Nacional (según RUIZ TRAPERO, M. et al.: Catálogo de la colección…, op. cit., n. 9, p. 212, núm. 145).

fig. 2. Plata. circ. 28 g; 38 mm de diámetro. Anv. CAROLVS IIII REX CATHOLICVS. Busto a derecha. En el corte del hombro, la identidad del grabador: SEPVLVEDA. Rev. REGNORVM REGIMINE SVSCEPTO. Matrona en pie (Madrid) con pendón real en brazo derecho y apoyada en el escudo de la ciudad. Exergo: En tres líneas, MATRITI / XVI KAL FEBRVARIAS / MDCCLXXXVIIII. HERRERA CHIESANOVA, A.: Medallas de proclamaciones…, op. cit., en n. 9, p. 118, núm. 63, lám. 45. Un ejemplar de oro en RUIZ TRAPERO, M. et al.: Catálogo de la colección…, op. cit., en n. 9, p. 217 núm. 150. Reproducimos el ejemplar conservado en la Real Academia de la Historia (ALMAGRO-GORBEA, M. et al.: Real Academia de la Historia. Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Medallas españolas, Madrid, RAH, 2005, p. 186, núm. 347) (fot. Real Academia de la Historia)

Guiller-mo Fatás Cabeza (Zarago-

za, 1944) es catedrático de Historia An-tigua de la Universidad de Zaragoza desde 1983 y

profesor emérito desde el 14 de septiembre de 2014. Fue alumno brillante y se doctoró en la misma Universidad en 1972, y

en ella ha desarrollado toda su vida académica sin interrupción, si bien ha impartido de manera asidua lecciones y conferencias en distintas univer-

sidades entre las que sobresalen las de Colonia, Bolonia, Bruselas, Roma, Pau, In-teramericana de Ponce (Puerto Rico), además de la Fundación Gulbenkian de Lis-

boa y The Hispanic Society of America de Nueva York.

Como investigador se ha interesado principalmente por los pueblos prerromanos de His-pania y el impacto cultural de Roma en la península ibérica. Los celtíberos, los vascones,

los problemas de las lenguas ibéricas y la visión romana de Hispania han sido los temas pre-dilectos de sus numerosas publicaciones y en ellos ha formado a generaciones sucesivas de historiadores de la Antigüedad. Sin embargo, sus indagaciones no se han limitado a la An-tigüedad, también ha cruzado fronteras cronológicas y temáticas al abordar la historia de Zaragoza y Aragón hasta el presente, desde el arte a la literatura, la heráldica y la enig-mística, preocupado siempre por la incidencia e interdependencia entre épocas y temas.

Ha compatibilizado su vocación humanista con su servicio a la Universidad de Zara-goza como institución, en la que ha sido profesor secretario de la Facultad de Filo-sofía y Letras; director del Departamento de Historia Antigua; vicerrector de Or-

denación Académica; decano de la Facultad de Filosofía y Letras; director del Colegio Universitario de Huesca y, fuera de la Universidad, pero en estre-

cha colaboración con ella, director de la Institución Fernando el Ca-tólico. Entre sus legados académicos, probablemente el mayor

haya sido su decisiva contribución a la implantación de la licenciatura de Filología Clásica y de los estu-

dios de Lingüística Indoeuropea en la Fa-cultad de Filosofía y Letras.

Este libro pretende ser un homenaje a su trayectoria académica con motivo de su

jubilación. En correspondencia con la diversidad de inquietudes, indagaciones y quehaceres de Gui-

llermo Fatás –a los mencionados se suma la dirección del Heraldo de Aragón entre 2000 y 2008–, el volumen reúne contribuciones de historiadores, profesores de Li-teratura, de Historia del Arte, arqueólogos, filólogos, ju-ristas, economistas, bibliotecarios y archiveros, la mayo-ría de Zaragoza, pero también de Alcalá, Alicante, Bar-celona, Burdeos, Cádiz, Cantabria, Huesca, Madrid,

Murcia, Navarra, Santiago de Compostela, Sevi-lla, Valencia y Vitoria. De la mezcla emerge la

variedad de su multiforme magisterio y el alcance, no solo geográfico,

de su influencia.