Entre Voces 10

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    Editorial

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    La segunda vuelta electoral materializ en tres millones quinientos mil votos el esfuer-zo de mltiples voluntades de personas y organizaciones sociales dispuestas a derrotara la oligarqua y al modelo neoliberal. Por todo el pas se desarrollaron campaas inde-pendientes, imaginativas, con cuas radiales, hojas volantes, graffitis, que desnudaronel carcter, intereses e incapacidad del candidato Noboa y que respaldaron a Correa, nocomo un mal menor, sino como una expectante alternativa.

    Este triunfo tiene adems como antecedente la victoria en el 2001, al mismo contendor,por parte de Gutirrez y Pachakutik. No olvidemos que el coronel se declaraba opositorde la oligarqua y de los partidos polticos; es decir era un candidato antisistema. Cuatroaos despus, Correa, tambin contra los partidos polticos, incorpor en la primeravuelta un programa anti neoliberal a favor de la asamblea nacional constituyente y

    opuesto al TLC; mientras que, en la segunda vuelta, aadi ofertas ms tangibles conbonos asistencialistas. En todo caso, dos veces consecutivas ha triunfado en el pas unaposicin progresista, que exige cambios para superar el neoliberalismo.

    Sin embargo, ese pas que reclama por transformaciones est formado por una multi-plicidad de actores, es un pas poco descifrable; al menos desde categoras ortodoxas.No es suficiente decir que hemos vivido una acumulacin de resistencia al neoliberalis-mo que ha generado una conciencia crtica capaz de orientar al pas. La pobreza gene-ralizada por el neoliberalismo en los campos y en las ciudades ha configurado a la vezciudadanos y ciudadanas necesitadas de respuestas emergentes, de picos, palas y reasen el campo; de bonos, guarderas, alimentacin escolar, en las ciudades.

    El gobierno entrante tiene el desafo de conjugar una poltica capaz de sintonizar de unlado con ese importante sector concientemente orientado de la ciudadana que reclamasalir del neoliberalismo, a travs de una asamblea constitucional; pero tambin con unamplio sector que exigir que se cumpla con los bonos ofrecidos, que esperar cambiosinmediatos en su calidad de vida. En ese contexto, Correa con su, en general destaca-ble gabinete, est obligado a formular un plan de gobierno que no se reduzca a la impor-tante disputa por la asamblea nacional constituyente, sino que incluya desde el primerda acciones de respuesta seria a las demandas sociales represadas.

    Un aspecto principal de la gestin del gobierno entrante ser el cmo; tanto en la arenade la disputa poltica como en el de las polticas sectoriales, se relaciona con el tejidosocial. Seguramente hay la tentacin de constituir, al calor del conflicto por la constitu-

    yente, bases sociales para el gobierno, para Alianza Pas; esto, que puede ser legtimo,resultara gravemente errneo si desconoce la existencia de organizaciones sociales his-tricas que, con sus limitaciones y problemas, son y seguirn siendo el sostn de cual-quier proceso de cambio social en el pas. Se espera un trato respetuoso y horizontalcon esas organizaciones e incluso propuestas de colaboracin que les permita acumu-lar, crecer y consolidarse en este periodo gubernamental.

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    El gobierno de forma permanente deber enfrentar una conflictiva relacin con elCongreso; espacio de representacin que, ms all de su desprestigio y de algunos radi-cales discursos de radio y de televisin que lo descalifican alegremente, sigue siendo unactor en la arena que no puede ser simplemente borrado del mapa de poder. Es viableuna resolucin de los conflictos solo por la va de las movilizaciones y de la presinsocial? O se requiere tambin de agenciamientos al interior de la, aunque decadente,institucionalidad vigente del sistema poltico. Si no se aclara en Correa y su equipo este

    juego simultneo y tenso, ser fcil que se quemen muy pronto algunos fusibles.

    Y es importante que fuera del gobierno tambin se debata sobre este tipo de incertidum-bre. Es el momento de poner todas las manzanas en la canasta del gobierno para,ojal, derrotar en cuatro aos definitivamente al neoliberalismo y sus esbirros? O esnecesario trabajar junto al gobierno pero forjando y/o consolidando organizacionessociales y polticas independientes que desde fuera orienten, exijan, respalden y se pro-

    yecten como espacios de una izquierda renovada ms all del periodo presidencial deCorrea? Estas y otras reflexiones son indispensables teniendo presente que Ecuador noes ni la Bolivia de Morales, ni la Venezuela de Chvez.

    En suma, la expectativa ante Correa y su equipo es muy grande y el desafo de logrargobernabilidad democrtica igual. Una demostracin de sabidura ser manejar enforma simultnea el fragor de la tarima, que est claro seguir funcionando para ratocomo parte de una estrategia de movilizacin social y de sostenimiento del capital pol-tico ganado en las elecciones, con la sensatez, eficiencia y eficacia de los programasministeriales.

    En este contexto de arranque de un nuevo gobierno que levanta esperanzas de cambio y que a la vez suscita interrogantes importantes sobre su capacidad de gestin poltica,la revista Entre Voces inicia su ciclo del 2007 con un conjunto de artculos que evalanel escenario y plantean perspectivas. Asimismo, este nmero incluye entrevistas con

    varios actores del gobierno entrante, tales como Fander Falcon responsable de la pla-nificacin; Janeth Snchez titular de Bienestar Social y con la Ministra de RelacionesExteriores, Mara Fernanda Espinosa, quien hasta antes de su designacin haba sido,entre otras tareas significativas, una valiosa colaboradora de Terranueva y del GDDL.

    Juan Pablo MuozCoordinador GDDL

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    INCERTIDUMBREPOSITIVA

    Santiago Ortiz Crespo*

    Luego de una dcada de crisis de los par-tidos, de avances y retrocesos en la refor-ma neoliberal, asistimos al ascenso deun movimiento electoral y democrticoque se apresta a gobernar con elPresidente Rafael Correa. Se trata de unasituacin inusitada, llena de expectativase incertidumbre, como todo momento decambio. La correlacin de fuerzas no escategrica ni rotundamente favorablepara ninguno de los contendores, perohay una fuerte corriente de opinin por elcambio, los sectores democrticos tienenla iniciativa y hay un entorno econmiconacional e internacional favorable para lanueva administracin.

    En este artculo se ofrecern algunos ele-mentos para descifrar el anlisis de lacoyuntura, examinando la correlacin defuerzas y algunos escenarios posibles,proponiendo algunas pistas que puedenfortalecer la vertiente democrtica.

    Corrientes HbridasLas elecciones presidenciales dividieronde manera momentnea al electoradoentre los dos candidatos en la segundavuelta. Pero esta divisin no separa a blo-ques monolticos, sino a vertientes hete-rogneas, que se polarizan en torno a dospropuestas, la una democrtica y crticaal neoliberalismo y la otra favorable a

    ste, bajo un estilo criollo, populista yautoritario.Rafael Correa cataliza la primera corrien-te, beneficindose de un acumuladosocial y poltico que viene de hace ms deuna dcada. En esta corriente, tal como

    * Profesor del Programa de Desarrollo Local de FLACSOEcuador.

    F O T O :

    V I C E N T E C O S T A L E S / E L C O M E R C I O

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    se constata en el salto de la primera a lasegunda vuelta, de un 23% a un 57% delelectorado, confluyen sectores convenci-dos de la refundacin del pas con diver-sas vertientes contrarias al proyectoautoritario de Noboa, movimientos socia-les y de izquierda con banderas antineo-liberales, vertientes populares que bus-can modificar el modelo de desarrollo osimplemente grupos pobres que seadhieren con la expectativa pragmticade solucionar sus necesidades inmedia-tas.lvaro Noboa canaliz a los partidariosdel neoliberalismo, asumiendo un estilomesinico. Uni paradjicamente a losms ricos y beneficiados del modelo neo-liberal y a sectores populares, pero suderrota le impide constituirse en un refe-rente poltico coherente para toda laderecha, en donde varios liderazgos dis-putan la hegemona, con su propia lgicae intereses.

    Los escenariosEl nuevo gobierno se ha planteado en los

    primeros cien das dictar medidas decisi-vas orientadas a la reforma poltica, eco-nmica y mejorar la calidad de vida de lagente. Entre ellas se encuentra la convo-catoria a la Consulta y la Constituyente,el mejoramiento de la participacin delEstado en la renta petrolera, reactivacinde la economa interna y un "paquete"social, es decir el cumplimiento de laspromesas con los mega proyectos demicrofinanzas, obras pblicas, vivienda yduplicacin del bono. La seleccin delgabinete muestra que personas de con-fianza del Presidente manejarn puestosclaves para asegurar la implementacinde estos megaproyectos.A fin de proponer algunas pistas paraanalizar este incierto futuro se puedenesquematizar varios escenarios posibles:El primer escenario es favorable para elnuevo gobierno: con la confianza de la

    poblacin y el aliento de la opinin pbli-ca, Correa logra desbrozar el camino a laConsulta y la Constituyente y con lamovilizacin popular imponen una refor-ma que establece un nuevo rgimen pol-tico, arrinconando a la derecha. Estospartidos se encuentran a la defensiva yno aciertan una contraofensiva eficaz, nilogran unificarse en un frente de oposi-cin de manera inmediata. En la gestinde gobierno se toman las medidas ofreci-das, todo lo cual le permite ganar popu-laridad mientras se impone un camino"plebiscitario", en donde se consulta una

    y otra vez al "soberano" mediante consul-tas populares y masivos procesos de

    movilizacin, crece la politizacin popu-lar y el liderazgo del Presidente, lo cual lepermite al Movimiento Pas acumularuna corriente "ciudadana" mayoritaria,que arrastra a grupos populares, supe-rando las divisiones tradicionales en lossectores de izquierda. En ese contexto esposible que Correa se proyecte para unsiguiente perodo presidencial.El segundo escenario es de la negocia-cin: hay una gestin eficiente del gobier-no, ste cumple sus promesas y logra unmanejo adecuado de la economa,tomando medidas que mejoran el nivel devida de los pobres, acumulando popula-ridad. Adems aprovecha un entornoeconmico e internacional favorable.Pero el gobierno no tiene la suficientecapacidad de movilizacin social y polti-ca, para imponer una Constituyente "contodos los poderes" y prefiere negociar,con la oposicin, una va intermedia dereforma con una agenda acotada, en

    donde se incluyen temas referidos a laautonoma -que neutraliza una posiblemovilizacin de la derecha-, el sistemapoltico y electoral, as como los rganosde control, entre otros temas que se tra-taran en una Asamblea Constitucional.En este marco hay cierta estabilidad.Correa puede cumplir sus cuatro aos yla derecha busca un espacio para recom-ponerse superando la forma partidaria

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    nales. Vivimos un proceso de transicinen el sistema poltico en el cual no seconfigura an un rgimen estable,abriendo as un momento excepcionalque es apropiado para nuevos procesosde acumulacin de fuerzas.La derecha buscar rearticularse entorno a Nebot, mientras el PSP acariciasu sueo de vuelta al poder, con un rolambiguo que juega con el imaginario decambio en sus bases, mientras su cpu-la jala el agua a su molino en funcin desus intereses personales. El PRIAN, quesufri la tercera prdida de su lder mxi-mo en una lid presidencial, no tiene tam-poco un rumbo asegurado.Por otra parte Alianza Pas descansa enla gravitacin de su lder y en el buenmanejo tcnico y poltico de su equipo degobierno, mientras ensaya la constitu-cin de una organizacin poltica, en lalgica de establecer su fuerza propia norequiere entrar en alianzas polticas ysociales. Hay, sin embargo, una diversi-dad de propuestas en el Movimiento Pas,sin que exista an claridad sobre polti-cas de construccin de un gran frente ni

    de articulacin de organizaciones popu-lares. Pero se debe tomar en cuenta queEcuador no es Venezuela, aqu pesan lasdiferencias regionales y si bien existe unacrisis de los movimientos sociales, no esadecuado desvalorizar el tejido socialacumulado, como un factor de poderreal.En cuanto a su tctica el equipo deAlianza pas parece utilizar la Consti-tuyente en un doble sentido: como meca-

    nismo para la reforma poltica y comoherramienta de movilizacin y agitacincon un sentido tctico: neutralizar a laderecha, para de manera creciente ganarel apoyo de la poblacin. En esa estrate-gia se juega tambin la "tercera vuelta"planteada por Correa agitando la consig-na de la Constituyente.Los grupos de oposicin, mientras tanto,intentaron unirse en una tctica de rpi-

    do desgaste al gobierno antes de queCorrea se consolide, pero no lo han logra-do, al menos en lo inmediato. De estamanera asistiremos a un tira y jala en losescenarios institucionales, particular-mente en torno a la Asamblea Constitu-cional o Constituyente, sin que se puedadar por descontado que la disputa baje alterreno de la calle.En poltica como el ftbol no hay profecavlida, pero tampoco el ambiente permi-te posturas triunfalistas antes de tiempo.La iniciativa poltica demostrada porCorrea es evidente. Pero tambin se debetomar en cuenta que la victoria electorales necesaria pero no suficiente en unpas polticamente inestable, regionaliza-do y fraccionado.

    Algunas pistas prioritariasEn cualquiera de estos escenarios esnecesario que las fuerzas que se identifi-can con las banderas democrticas ynacionales examinen y discutan algunaspistas de accin que pueden ser impor-tantes para el proceso de acumulacin de

    fuerzas futuras.a) La organizacin de los pobres: una

    de las claves de la consolidacin delos gobiernos de izquierda de AmricaLatina est en la organizacin de lospobres, que han sido excluidos porveinte aos por el neoliberalismo. Eltema pendiente en estos casos escomo programas concretos y focaliza-dos, se puedan unir en una estrategiaintegral de lucha contra la pobreza,que permita la formacin de redessociales y formas de organizacin ciu-dadana, que desplacen las formasclientelares.

    b) Una cultura y espacios democrti-cos: es fundamental recrear la cultu-ra poltica de los ecuatorianos, de losmovimientos sociales y progresistas,articulando espacios pblicos de par-ticipacin ciudadana en los niveles

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    locales, provinciales y nacionales.Estos espacios deben aglutinarse enel proceso Pre Constituyente como enel dilogo sociedad civil - gobiernotanto a nivel local y regional, tnico, osectorial. Deben articularse mecanis-mos de coordinacin, seguimiento,consulta, proposicin y vigilancia ciu-dadana.

    c) Organizacin territorial: es impor-tante convertir la efervescencia electo-ral en movilizacin y organizacinpoltica, lo cual implica generar unanueva forma de articulacin de lossectores pobres, populares y mediosde la poblacin a nivel territorial,mediante crculos, grupos familiares ocomits, en niveles locales y provin-ciales que permitan que amplios sec-tores de la poblacin se organicenterritorialmente, superando la separa-cin entre sectores organizados y gru-pos desorganizados de la sociedad.

    d) Movimientos sociales: el problemaes como se combina esa dimensinterritorial con la organizacin secto-rial de los movimientos sociales. Es

    cierto que estos defienden interesesparticulares y tienen limitaciones cor-porativas, pero hay que tomar encuenta que en un pas oligrquico,han sido las organizaciones sociales elmecanismo para luchar por los dere-chos y la ciudadana y que siguen

    jugando un rol significativo en todo elpas con experiencia y capacidad demovilizacin. La alianza electoral hapermitido superar momentneamenteestas diferencias, pero hace falta unapoltica muy creativa que potencie eltejido social y vincule las organizacio-nes sociales con los movimientos ciu-dadanos.

    e) Desarrollo y autonoma local: estacorriente debe tener una clara pro-puesta de participacin local que per-mita disputar espacios que puedenser utilizados, con banderas regiona-listas, en contra del gobierno. Esto

    implica la construccin de una pro-puesta de autonomas solidarias, conparticipacin ciudadana y el fortaleci-miento de la rectora del Estado. Porotra parte implica desde ya incidir enel poder local de manera creciente,construir alianzas, mancomunidadesregionales para el desarrollo, promo-ver procesos de autogobierno y con-trol territorial de las comunidadesindgenas.

    f) Movimiento poltico: hay el desafode construir un proceso poltico quearticule movimientos sociales y ciuda-danos. Habra que debatir masampliamente las experiencias de A.Latina que han roto viejos esquemasde organizacin partidaria y plantear-se un movimiento que tenga comovalor fundamental el cambio de la cul-tura poltica hacia un horizontemenos corporativo y mas democrti-co, menos clientelar y mas participati-vo, menos etnicista y mas intercultu-ral, articulando lo clasista con elcarcter ciudadano del movimientoAlianza Pas, asumiendo el pesoimportante que va ganando el lideraz-go de Rafael Correa.

    g) Nuevas formas de gestin en elEstado: se trata de combinar eficien-cia con participacin, planificacincon democracia, soluciones inmedia-tas con el largo plazo. Pero para ellose necesita no solo reemplazar a losfuncionarios corruptos por personasticas, sino quebrantar el sistema deapropiacin privada del mundo pbli-co con la participacin y la vigilanciaciudadana. Esto significa que se debeprivilegiar nuevos procesos de cons-truccin deliberativa de las polticaspblicas, que articulen planificacinnacional con planificacin local,megaproyectos con esquemas descen-tralizados de gobierno, polticasmacro con polticas locales, presu-puestos participativos y controlsocial.

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    Ecuador en pos

    de una revolucindemocrtica y

    nacionalOportunidades y Amenazas

    para el Gobierno de Rafael Correa

    Fernando Buenda G.*

    La victoria electoral de Rafael Correaconstituye un punto de inflexin en lahistoria poltica ecuatoriana, pues, apesar de las enormes desventajas de la

    candidatura de Correa, la movilizacin yel respaldo ciudadano fue capaz de supe-rar a la millonaria campaa de comprade conciencias que desde la maquinariaempresarial electoral llev a cabo la can-didatura de lvaro Noboa.Este es un elemento sobre el que insisti-mos por la importancia determinante quetiene para la gestin del nuevo gobierno,pues, la victoria electoral ms que delcandidato Correa o de Alianza Pas, sedebi principalmente a la masiva activa-cin del movimiento social y ciudadano.Esta fuerza social democratizadora es unproducto histrico que se ha constituidoprincipalmente durante los agitados pe-rodos que el pas ha experimentadodurante la ltima dcada. Es un caudalslido, que podra respaldar los procesosde cambio que propone la Agenda deAlianza Pas y Rafael Correa.

    F O T O S :

    S A

    N T I A G O

    G O N Z A L E Z B

    .

    * Subdirector de la Fundacin de Campesinos MaraLuisa Gmez de la Torre.

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    Para avanzar en la Reforma Poltica y enla desprivatizacin del Estado se deman-da un caudal de poder de una magnitudmuy superior al nivel histricamenteacumulado por los grupos oligrquicos ypor aquellos vinculados a intereses impe-riales (sectores financiero, petrolero,comercial, entre otros).Por ello, el proceso de conformacin delgobierno de Alianza Pas debe trascenderlos marcos limitados de la alianza electo-ral que le respald durante la campaaelectoral y procurar una coalicin muchoms amplia incorporando de una u otraforma a los sectores susceptibles de asu-mir un compromiso de corresponsabili-dad con las oportunidades de cambioque se presentan.Hacer gobierno, desde esta perspectiva,consiste en obrar con sabidura para quelos medios del poder ejecutivo se convier-tan en vehculos de la ms amplia articu-lacin programtica social y poltica.Entre las fortalezas que poseer el rgi-men de Correa, en primer lugar cuentanlos medios del Poder Ejecutivo.Considerando el significativo poder dis-crecional que tiene la presidencia de laRepblica en su calidad de jefe de gobier-no y de Estado, su capacidad de accines bastante considerable, pues, rigesobre la casi totalidad de los recursospresupuestarios y extrapresupuestarios

    y sobre las polticas pblicas que se apli-can con esos recursos.El gobierno de Rafael Correa, por el ele-vado precio del petrleo, poseer comouna ventaja excepcional una situacinpresupuestaria privilegiada que no ten-dr problemas de financiacin e inclusi-ve contar con significativos recursosextra presupuestarios. Varios analistashan sealado que el caudal de recursospetroleros excedentes que poseer elgobierno sumar ms de 3000 millonesde dlares anuales, dinero suficientepara concretar la mayor parte de las ofer-tas realizadas durante la campaa.

    Una utilizacin eficiente de estos recur-sos le permitir al nuevo gobierno des-plegar una poltica social sin parangnen la historia gubernamental ecuatoria-na, como es la intencin que pblica-mente ha manifestado Rafael Correa,impulsar una medida de beneficio socialpor cada uno de los cien primeros das desu gobierno.Esta oleada de recursos que se volcarnhacia los sectores sociales podran ope-

    rar, sin embargo, como un elemento declientelismo de los cientos de miles debeneficiarios del gobierno y no necesaria-mente como un factor de organizacin.Se requiere por un lado, que exista unaclara voluntad gubernamental de apun-tar al fortalecimiento de las redes socia-les y organizativas convirtindolas en losvehculos de los programas sociales ytambin, por otro, un salto por parte delas organizaciones sociales para tomariniciativa y constituirse en "socios estra-tgicos" de la transformacin, asumidoscomo promotores y agentes de las polti-cas pblicas del nuevo gobierno. Laalianza que surja de esta voluntad dearticulacin podra llegar a constituirseen el soporte de una "nueva hegemonapoltica nacional" y de una estatalidadalternativa no burocrtica.La cada electoral que tambin experi-

    Varios analistas han sealadoque el caudal de recursospetroleros excedentesque poseer el gobiernosumar ms de 3000millones de dlares anuales,dinero suficiente paraconcretar la mayor partede las ofertas realizadasdurante la campaa.

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    mentaron los movimientos polticos de laizquierda puede convertirse en una opor-tunidad para abrir espacios de dilogo yestablecer acuerdos de colaboracin yapoyo a la agenda del nuevo gobierno,dependiendo de la apertura que tengaCorrea. Particularmente es importante elrespaldo del movimiento indgena queaun posee una posicin protagnica den-tro del movimiento social y una capaci-dad importante de movilizacin social.

    Esta convergencia con las organizaciones y movimientos polticos progresistas setorna an ms decisiva porque la dimen-sin del cambio que pretendera impri-mirle al proceso ecuatoriano el nuevogobierno apunta en una direccin bas-tante fuerte. Su hoja de ruta, tiene treshitos decisivos como son: la convocatoriaa la Consulta Popular por la AsambleaConstituyente; la campaa de eleccin de

    los asamblestas y la disputa interna unavez instalada la Asamblea Constituyente,por lograr una nueva constitucin, "radi-calmente democrtica, esencialmentepopular y profundamente nacional"; y laeleccin del nuevo gobierno que secorresponda con la nueva Constitucin(Correa podra presentar su renuncia a laAsamblea, quien podra adems cesar alCongreso vigente).Estas fortalezas y oportunidades inter-nas debern ser gestionadas por elGobierno del "Movimiento Pas" y de"Alianza Pas", que son instrumentosorganizativos configurados para afrontarel evento electoral, pero que evidente-mente tienen un fuerte dficit de capaci-dades polticas y organizativas para asu-mir la gestin de un gobierno que preten-de impulsar una "revolucin democrtica

    y nacional". Tal debilidad podra aliviarseen algo con el sobre esfuerzo del lideraz-go poltico que podra imprimir una din-mica intensa a la accin poltica guber-namental, pero eso nicamente dartiempo para afrontar la ineludible tareade consolidar la estructura poltica ysocial gobernante.A pesar de que los sectores dominantescriollos experimentan una severa crisisde hegemona, evidenciada en el actualresultado electoral an conservan intac-tas sus estructuras de dominacin, tantoen el acumulado de medios econmicos ypolticos a su disposicin, como en lasolidez de las estructuras clientelaresque sustentan su "representacin polti-ca". Tratndose de una lucha decisiva, laresistencia que presentarn los sectoresdominantes, a la agenda de transforma-ciones de Correa, pretender bloquearlatotalmente an al costo de producir unanueva crisis institucional, para lo cualcuentan principalmente con la posibili-dad de controlar el congreso.Un escenario complejo y que podra tor-narse desfavorable en el curso del con-flicto, es la tendencia "autonomista" que

    Esta convergenciacon las organizaciones

    y movimientos polticosprogresistas se torna an

    ms decisiva porquela dimensin del cambio

    que pretendera imprimirleal proceso ecuatoriano

    el nuevo gobierno apunta enuna direccin bastante fuerte.

    Su hoja de ruta, tiene treshitos decisivos como son:

    la convocatoria a la ConsultaPopular por la Asamblea

    Constituyente; la campaa deeleccin de los asamblestasy la disputa interna una vez

    instalada la AsambleaConstituyente.

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    desde el municipio de Guayaquil se vieneimpulsando. Esta presin por la redistri-bucin del poder central, que en el casode Guayaquil o de Manab apuntara afavorecer el dominio de grupos oligrqui-cos locales, podra ser utilizada de lamisma forma que ocurre en Bolivia. Deall que tendr una crucial importanciapara el rgimen de Correa, articular unapoltica activa de entendimiento y con-certacin con las entidades seccionales.Una ventaja que tendr el gobierno delMovimiento Pas es la sustancial modifi-cacin que ha experimentado el escena-rio poltico continental en el presenteao, contndose ahora con ocho gobier-nos de izquierda (moderada o radical),adems de una significativa presencia enla mayor parte de parlamentos y gobier-nos seccionales, sudamericanos.Contribuye a favorecer el escenario inter-nacional el declive del gobierno conserva-dor de Bush con la mayora parlamenta-ria perdida y una empantanada situacinen su poltica internacional. Por otrolado, tambin se ha reconfigurado eltablero poltico europeo favoreciendo la

    tendencia social demcrata que se mues-tra mejor dispuesta a respaldar gobier-nos de corte democrtico en AmricaLatina.Estas nuevas condiciones del escenariointernacional, sin embargo deben con-trastarse con la significativa influenciaalcanzada por los organismos multilate-rales y las Corporaciones Multinaciona-les en el pas y dentro de la regin, queobrarn con los medios a su alcance para

    torcer las expectativas de cambio queimpulsar el nuevo gobierno.

    A modo de conclusin:Nunca antes en la regin latinoamerica-na y en el Ecuador se han generado lascondiciones actuales para producir unatransformacin sustancial dentro de un

    marco "democrtico y nacional". Estadecisiva coyuntura se presenta con signi-ficativas debilidades y plagada de amena-zas, pero tambin acompaada de impor-tantes fortalezas y preada de oportuni-dades. Ser el accionar poltico concreto

    el que vaya a determinar el curso final dela situacin.El escenario que se avecina y prometeasumir ribetes de especial intensidad,convoca a todos los actores y sujetossociales y polticos a inscribirse en estedesafo, pues, efectivamente el resultadofinal depender de que pueda convertirseen una accin colectiva.Sin embargo, el esfuerzo principal lecorresponde al Movimiento Pas y aAlianza Pas, quienes debern implemen-tar una estrategia apropiada para articu-lar y proyectar al movimiento social yciudadano que les ha llevado al poder,para avanzar en forma coherente con suhoja de ruta y su Agenda programtica,de acuerdo a las condiciones que sevayan generando.

    El esfuerzo principalle corresponde al MovimientoPas y a Alianza Pas,quienes debern implementaruna estrategia apropiadapara articular y proyectaral movimiento socialy ciudadano queles ha llevado al poder, paraavanzar en forma coherentecon su hoja de rutay su Agenda programtica,de acuerdo a las condicionesque se vayan generando.

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    Reflexiones sobre

    las elecciones ydel xito deAlianza Pas

    Julio Paltn Lpez *

    Alianza Pas ha sido una fuerza que hacrecido y triunfado como fruto de variosfactores y causalidades entre los quepodemos sealar:-La incapacidad de los viejos partidos decentro izquierda (ID) y los de la izquier-da tradicional como el PSE, Pachakutik

    y el MPD de enarbolar, canalizar y repre-sentar tanto discursiva, simblica como

    orgnicamente los radicales deseos decambio en todo orden en el marco deuna campaa que el electorado deseabaque sea nueva. El intento de presentar

    en la palestra electoral una candidaturarenovada (L Rolds) con una fuerza pol-tica tradicional (ID) y manejando un dis-curso de cambio gradual y moderadofracaso quedando en un cuarto lugarcon 15%.

    -La fuerza con la que se levant AlianzaPas fue tambin a base de la constanteautoafirmacin de ser un movimientonuevo y sobre la reivindicacin de unapolarizacion discursiva: la de ciudada-

    na versus mafias polticas , o la partido- cracia unida y moribunda. Esta afirma-cin le vali el apoyo del electorado enestas elecciones del 2006 que desde el2002 ha votado por fuerzas o movimien-tos polticos outsider.

    * Estudiante PUCE, Facultad de Ciencias Humanas.

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    -La cohesin masiva de amplios sectoressociales en tormo a la figura de RafalCorrea respondi tambin a la fragilidaddel sistema electoral, controlado por losrechazados partidos tradicionales quepermitan enunciar la sospecha de frau-de y por ende retroalimentar el discurso

    y los apoyos del candidato antisistema.

    -La eficaz campaa, de muchos sectoresde concientizacion del peligro oligrqui-co-patrimonial en torno a la figura delvaro Noboa y el rechazo rotundo a unabuso de los smbolos mesinico-religio-sos y del recurso clientelar y demaggi-co para captar votos, as tambin a erro-res tcticos (alejamiento de los medios yde la gente, apoyos de algunos partidoscon mala apreciacin, presentacin deperfil intolerante, mismo esquema decampaa) en la campaa del magnatebananero trayendo como resultado su

    fcil desgaste en medio de una acalora-da campaa.-La imagen carismtica y muy fuerte deR. Correa, acompaada de una fuertecampaa publicitaria en muchos mediosde comunicacin convenci y atrajo aciudadanos de todo el pas. Esto ratifica-ra una vez ms que la izquierda al igualque la poltica en el Ecuador ha necesi-tado siempre por reingambre cultural la

    figura de un lder carismtico, con unaimagen muy presente y a ratos polmi-ca. En sntesis Correa supo desenvolver-se muy bien en la realidad mediticaque ha demostrado su notoria importan-cia en la poltica.

    Finalmente, es necesario sealar queuna de sus propuestas, la Constituyenterefleja aspectos complejos de la polticacomo la articulacin, fuerza, concepcio-nes, procedimientos polticos, formas deconcertacin, legitimidad y estado en elque se hallan las fuerzas polticas, socia-les y de la sociedad civil inmersa en elproceso histrico previo a la deliberacinintrnseca a la Constituyente. O sea lasConstituyentes son frutos de procesoshistricos y hechos claves que asegurancambios en el modelo de Estado (almenos eso ha demostrado la convulsio-nada historia de Amrica latina y la delEcuador).En las actuales circunstancias histricasdel Ecuador lo optimo para lograr unareconfiguracion democrtica del Estadodebe ser llegar a la Constituyente me-diante una previa convergencia poltica

    de las fuerzas progresistas, concertacinque por ahora no ha sido capaz, de esta-blecer un estatuto concertado y que per-mita una real participacin ciudadana;ms bien evidencia acuerdos con ciertospartidos y fuerzas parlamentarias; perohabra que esperar que pueda fijar agen-da sobre los tpicos a reformar. El asun-to se resume afirmando que deber ha-ber consensos en la concepcin del tipode Estado y democracia que se anhela.

    La fuerza con la quese levant Alianza Pasfue tambin a base de

    la constante autoafirmacinde ser un movimiento nuevoy sobre la reivindicacin deuna polarizacin discursiva:

    la de ciudadanaversus mafias polticas,o la partidocracia unida

    y moribunda.

    La poltica en el Ecuadorha necesitado siempre porreingambre cultural la figurade un lder carismtico, conuna imagen muy presentey a ratos polmica.

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    16 Coyuntura "Pas adentro"16 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    Giroen la izquierda?

    La gestin poltica de R. Correa:hiptesis y anticipaciones

    Franklin Ramrez Gallegos*

    El acceso al poder de Rafael Correa -pormedio de Alianza Pas (AP), plataformaelectoral diseada expresamente paraparticipar en los comicios generales defines del 2006- se coloca en medio de unntido reacomodo del campo progresista:entre el ascenso de nuevos liderazgos,fuerzas sociales y organizaciones ciuda-danas -de escasa trayectoria y capitalmilitante- y la segmentacin, repliegue ydeclive del movimiento indgena 1, entorno de cuya accin colectiva se rearti-cularon y catapultaron viejas y nuevas

    formaciones, sociales y polticas, de laizquierda ecuatoriana a lo largo de losaos 90. Dicho emplazamiento entraa-ra no solo una ampliacin del espectro

    * Quiero dejar constancia que la presente contribucincon la Revista Entrevoces se da bajo el expreso pedi-do del editor de la revista, y en el marco de un enfti-co desacuerdo con la decisin de sus instancias direc-trices de no continuar con la poltica de articulacineditorial que haban ensayado con la RevistaRenovacin.

    1 No es este el lugar para demostrar la inminencia del fin de un ciclo de alto protagonismo poltico e intensamovilizacin indgena en el Ecuador (para el esbozoinicial de esta hiptesis ver F.Ramrez, La insurreccin de abril no fue solo una fiesta, 2005, Quito, Taller ElColectivo, Abya-Yala, pp. 76-80). Sin embargo cabepuntualizar que no se trata, nicamente, de los psi-mos resultados electorales de Pachakutik en losrecientes comicios (al respecto ver "El enigma del vototnico o las tribulaciones del movimiento indgena:reflexiones sobre los resultados de la primera vueltaelectoral (2006) en las provincias de la sierra" de V.Bretn y S. Bez, 2007, en prensa) sino, entre otros,de la intensa fragmentacin poltica y organizativa delmovimiento; de la prdida de representatividad socialdel discurso de la CONAIE tanto a nivel de las comu-nidades indgenas -cooptadas o arrebatadas, en granparte, por la Sociedad Patritica de L. Gutirrez- comode los sectores urbanos; del acelerado repliegue tni-co de sus estrategias y discursos polticos; de la pr-dida de la credibilidad y el prestigio del que tanto gozel movimiento antes de su paso por el poder (2003); y,en consecuencia, del fin de su papel como 'hegemn'del campo popular.

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    de la representacin social de las fuerzasde izquierda, hacia lo que RafaelQuintero denomina los sectores socialesauxiliares o las clases intermedias de laestructura global del pas 2, sino ademsuna reorientacin en sus lgicas deaccin poltica y un reajuste en los equi-librios entre el liderazgo individual y lasdinmicas de accin colectiva propias dela tendencia.Si el marcado acento anti-partidario de lacampaa electoral de Rafael Correa reco-gi, en gran parte, las demandas de reno-vacin radical de las elites dirigentes queportan las emergentes fuerzas ciudada-nas, sus propuestas de convocar demodo urgente a una AsambleaConstituyente, de rechazar la firma del

    Tratado de Libre Comercio, de detener elavance de la agenda neoliberal, y de pri-vilegiar el gasto social al pago de la deudaexterna, entre otras, ocupan prctica-mente el mismo campo discursivo que elMIE y sus aliados avanzaron en los lti-mos aos en el pas.Durante la campaa electoral, sinembargo, ni estos ltimos ni los dems

    partidos y formaciones sociales delcampo progresista -a excepcin delPartido Socialista- fueron parte del entor-no poltico de nuevo Presidente. La izquierda dej solo al candidato mejor per-

    filado de la tendencia y ste, a su vez,opt por el pleno control de su estructu-ra poltica sobre el proceso. Tales opcio-nes estaran pesando decisivamente enlas vigentes orientaciones poltico-orga-nizativas de AP y, sobre todo, en el tipode vnculos que la fuerza poltica gober-nante proyecta establecer con las otrasformaciones de la tendencia.El carisma de Correa, el manifiesto sen-timiento anti-partidario de la poblacin yla muy elaborada estrategia de marketingpoltico de la candidatura favorecieron,an as, el avance de las tesis progresis-tas incluso en la regin litoral del pasdonde nunca antes haban logrado una

    tan amplia aceptacin electoral. Por pri-mera vez llegaba, as, a la Presidencia dela Repblica un candidato con una nti-da filiacin izquierdista y con un espec-fico proyecto de transformacin radicalde la poltica y la economa nacionales. Elvolumen de su votacin en la segundavuelta electoral, comparable nicamenteal triunfo de Jaime Rolds Aguilera en

    1979, ampli el piso de legitimidad de suagenda de cambio poltico y coloc aCorrea y su entorno en el centro de lapoltica y del campo progresista ecuato-rianos. Luego de un ciclo (1990-2003) enque, por medio del movimiento indgena,la accin colectiva propuls la reactiva-cin de la izquierda nacional, estamosacaso a las puertas de un momento enque su consolidacin depender funda-mentalmente, como en otros pases de la

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 17

    2 Quintero alude con estas categoras a "los sectoressociales intermedios, urbanos y rurales, los trabaja-dores asalariados no proletarios, la pequea burgue-sa urbana y rural, intelectuales, burcratas, profe-sionales urbanos y rurales, de pequeos y medianoscomerciantes, transportistas, de obreros en activo, yde muchos empresarios individuales -no corporativi-zados- con ideas nacionalistas". Ver "Los socialistasde cara al prximo gobierno", Revista La TendenciaNo. 4, enero 2007, p. 41; y, del mismo autor, Electores contra partidos en un sistema poltico de mandos,2005, Quito, Abya-Yala (sobre todo pp. 63-65).

    El carisma de Correa,el manifiesto sentimientoanti-partidario de la poblaciny la muy elaborada estrategiade marketing poltico dela candidatura favorecieron,an as, el avance delas tesis progresistas inclusoen la regin litoral del pasdonde nunca antes habanlogrado una tan ampliaaceptacin electoral.

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    regin, de la imagen y voluntad de unlder de vocacin transformacional?Las primeras seales emitidas por elfuturo gobierno de Alianza Pas (AP) y su

    particular estilo de gestin poltica per-miten avanzar una primera respuestaafirmativa. Es cierto, sin embargo, queestos pasos iniciales se producen en elparticular escenario del intento guberna-mental de sacar adelante su 'proyecto-insignia', la Asamblea Constituyente,enfticamente resistido por los partidosde la derecha poltica desde el CongresoNacional donde el Presidente no cuentacon representacin propia. Tal matiza-cin permite sugerir que el especficoperfil y la productividad poltica de lo queahora apenas es posible esbozar comouna nueva lgica de accin poltica de la izquierda local depender, en gran medi-da, de la capacidad que muestre el entor-no presidencial para diferenciar el "tiem-po poltico de la Constituyente" del mslargo tiempo poltico que requiere sugobierno, y el conjunto de fuerzas progre-sistas del pas, para consolidar y darforma global al proceso de cambio polti-co y ampliacin democrtica que diferen-tes actores sociales y polticos han veni-do empujando a lo largo de la ltimadcada.En el contexto de la enunciacin de unconjunto de decisiones gubernamentalesaltamente consistentes con los propsi-tos de sentar las bases para tal procesode transformacin y de un discurso pol-tico de claro contenido igualitario, lahiptesis del giro caudillista en laizquierda ecuatoriana reposa, por elmomento, en cinco elementos.En primer lugar, y ello es apenas unaobviedad, tanto en el curso del procesoelectoral como en las primeras escara-muzas en la disputa por la convocatoriaa un proceso constituyente todo el pesode la estrategia poltica ha recado en lapromocin de la figura del nuevoPresidente y en la insistencia en el origen

    y la proyeccin 'ciudadana', no-partida-

    ria, de su agenda de gobierno. Sin repre-sentacin legislativa, el principal recursode poder de AP es el carisma, la versatili-dad, la personalidad y la intensa empataque su lder, y sus tesis transformaciona-les y contrarias a los partidos, generanen la poblacin.Es poco probable, en tales circunstan-cias, que en AP pueda instaurarse unainstancia colegiada de direccin poltica ytoma de decisiones y, menos an, que lanecesaria transformacin de tal movi-miento electoral en algo as como unaestructura poltica (partido) democrtica-con precisas reglas para la rotacin decargos, el debate y la organizacin inter-nas- pueda adoptar la forma de un fren-te/polo que incluya a otras instanciaspartidarias y asociativas cercanas al pro-

    yecto poltico del nuevo gobierno. AP ape-nas si se ha pronunciado sobre los trazosde su futura configuracin organizativa.Parece moverse cmodamente bajo lafigura de una plataforma electoral que sesostiene en las virtudes del lder. (Evitacaer as en una contradiccin performa-tiva? Es posible. En cualquier caso taldecisin no es en absoluto irracional:despus de todo, si el ejecutivo convoca ala Asamblea Constituyente, se avecinanalgunas batallas electorales ms). Talsilencio avala tambin, en todo caso, laplausibilidad de la hiptesis sugerida.El tercer elemento, que contiene algo deanticipacin, alude a la centralidad queha tenido y tendr el marketing polticoen el modelo de gestin poltica delgobierno de AP. Ya en la segunda vueltafue evidente el peso, y el xito, de losespecialistas en imagen y mercadotecniapoltica en el re-direccionamiento de lacampaa. Para los das de gobierno, el"publicista ganador" ocupar un cargoestratgico en el restringido entorno pol-tico de la Presidencia: ah una marcadainnovacin en las convencionales formasde entender y promover la poltica de laizquierda nacional. En medio de la con-frontacin que el ejecutivo ha empezado

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    a librar con los partidos de la derecha ylos defensores del establecimiento polti-co a fin de instalar la AsambleaConstituyente, la ya escogida estrategiade movilizacin ciudadana contra el sis-tema poltico ha empezado a operar y loseguir haciendo, con toda probabilidad,por medio de un arsenal de tcticas depromocin poltica que apelarn a lafigura del lder como principal mecanis-mo para activar la adhesin y la partici-pacin ciudadanas. Colocar en el coraznde la vida poltica a los instrumentos dela publicidad y la mercadotecnia de lasideas y la personalidad del poltico 3 supo-ne una opcin por dejar en un plano

    secundario a la mediacin y la delibera-cin con los actores colectivos organiza-dos, sean partidos, movimientos o aso-ciaciones, y con otros cuerpos de inter-mediacin poltica, los poderes localespor ejemplo, y privilegiar la bsqueda demecanismos que coloquen al lder encontacto directo con el pueblo.La marcada retrica ciudadana de APprefigura, y este es el cuarto elementoque sustenta la hiptesis antes esboza-da, no slo un claro distanciamiento contodo el arco de la representacin polticainstituida -frente a cuya decadencia lociudadano busca abrirse un piso de legi-timidad como la nica y virtuosa fuentepara la renovacin de la poltica- sinoincluso con los tradicionales espacios desocializacin y aprendizajes polticos nopartidarios. La dimensin colectiva/aso-ciativa de la vida poltica de los ciudada-nos apenas si ha tenido un reconoci-miento pblico en el discurso del lder y

    la nueva clase dirigente. Tal registro dis-cursivo -que no es propiedad de AP y quese encuentra ms bien disperso entre lasemergentes formaciones ciudadanas dela tendencia- sugiere que el gobierno deCorrea buscar ir ms all de las dinmi-cas de accin colectiva ya estabilizadas,para construir su propia base de acumu-lacin poltica desde/en aquellos ciuda-danos sin filiacin organizativa. Los sec-

    tores pobres y marginados del pas se-ran, en esta perspectiva, el foco privile-giado de las polticas de promocin de laorganizacin y la participacin populardel nuevo rgimen.Un ltimo elemento hace referencia a laestructuracin de un gabinete ministe-rial que ha evitado, en lo fundamental,toda representacin partidaria, corpora-tiva o gremial y ha privilegiado la desig-nacin de figuras provenientes de lamisma cpula de AP y/o cercanas a ellas(No est cometiendo as AP el mismoerror que cometi PK cuando, en suascenso al poder, traslad prcticamentea toda la direccin del movimiento a fun-ciones gubernamentales sin remplazarlapor otros militantes? Quines estarn alfrente de la construccin del aparatopoltico de AP? No habr diferenciacinentre la gestin estatal y el proceso pol-tico-organizativo?). Aunque parece salu-dable para la construccin de una agen-da pblica de vocacin universalista quelos tradicionales grupos econmico-financieros no aparezcan, a primeravista, en posiciones claves del nuevo apa-rato gubernativo -indita decisin en elvigente perodo democrtico-, las sealesque tal disposicin de los equipos degobierno brinda a los otros actores delcampo progresista son ms ambivalen-tes. El mismo peso del Partido Socialista,miembro de la coalicin electoral quellev a Correa al poder, aparece en extre-mo endeble frente a la voz del entornopresidencial y a su opcin por una ges-tin centralizada de las estrategias polti-cas y las decisiones gubernamentales.

    Como ya lo pudo constatar Pachakutiken su breve paso por el poder, el rgimenpresidencialista no es el mejor entornoinstitucional para propiciar el efectivo

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 19

    3 Ver Richard Sennett (2006), La cultura del nuevo capi- talismo, Barcelona, Anagrama, para un anlisis de losefectos que ocasionan sobre la poltica progresista losnexos entre la centralidad de la experiencia del con-sumo en la vida cotidiana y la 'marketinizacin' de lavida poltica.

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    funcionamiento de coaliciones de gobier-no. En cualquier caso, la hegemona queCorrea y AP habran alcanzado en elcampo progresista no parece traducirsehasta el momento en una clara voluntadde articulacin poltica con otros agentessociales y polticos prximos a su proyec-to. La apuesta parece ser, entonces, porla construccin de una estructura polti-ca propia que podr crecer a expensas noslo de las fuerzas polticas del centro yde la derecha en decadencia sino, inclu-so, de las mismas formaciones de laizquierda ecuatoriana.Si en el mediano plazo, las acciones delPresidente y su entorno poltico confir-man su trayecto inicial observaramos laapertura de un nuevo momento de laizquierda ecuatoriana en que su va parael cambio poltico reposara ms en lacapacidad del lder para mantener en eltiempo una conexin centralizada, direc-ta y virtuosa con una ciudadana enincierto proceso organizativo, que en laconfiguracin de un campo poltico quearticule, y produzca, una multiplicidadde actores polticos, dinmicas colectivas

    y procesos organizativos con disposicin y capacidad para aportar, con un mnimode autonoma, con el nuevo gobierno. Nose trata, entonces, de poner en duda lahegemona de Correa y AP en el campoprogresista sino de someter a interroga-cin la forma que aquella pueda adoptar.Las vicisitudes del proceso venezolanodeberan alertar sobre los lmites de unproceso de transformacin poltica exce-sivamente centrado en la figura presi-dencial y donde, progresivamente, elestado subordina a los cuerpos organiza-dos de la sociedad civil. Por lo dems,como la experiencia del Movimiento VRepblica (MVR) de Hugo Chvez lomuestra 4, a parte de sus connotacionesverticalistas, delegativas y electoralistas,la no estructuracin organizativa e ideo-lgica de un partido democrtico y dialo-gante con la sociedad facilita la permea-bilidad del proceso poltico -por cierto

    inevitable en cualquier tipo de organiza-cin, pero al menos parcialmente contro-lable con adecuadas metodologas orga-nizativas- a todo tipo de adhesiones "ciu-dadanas" oportunistas, improvisadas y/ode dudosa proveniencia.Aunque esta emergente estrategia polti-ca parezca coherente con el discursoanti-partidario de AP y pueda resultar,incluso, altamente efectivo en el cortoplazo -dado un escenario que combinaun Presidente con altos ndices de popu-laridad, pero sin una estructura partida-ria incidiendo en el juego institucional, yun clima social de desconfianza haciatoda instancia de representacin poltica-no parece garanta suficiente para soste-ner en el tiempo una robusta e inteligen-te implicacin ciudadana con el proyectopresidencial de cambio poltico y, msan, contiene el riesgo de atomizar msla vida poltica y de empobrecer la agen-da para la necesaria reconstruccindemocrtico-radical de las vigentes basesinstitucionales de la poltica.No se trata de una cuestin menor sobreel estilo de gestin poltica de la nueva

    clase dirigente. En vista de que por pri-mera vez en la historia republicana llegaal poder presidencial una coalicin quese reconoce sin ambivalencias en elcampo de la izquierda, las opcionesestratgicas y organizativas de Correa ysu entorno no sern, nicamente, deter-minantes para el futuro de su gobiernosino que colocarn las coordenadas pol-ticas en que se desenvolver el procesoorganizativo del conjunto de las fuerzasprogresistas ecuatorianas, al menos, enlos prximos diez aos. Es de esperar,entonces, que el ideario de cambio polti-co del nuevo rgimen se ajuste progresi-vamente con un proceso abierto, plura-lista y deliberativo de construccin polti-co-organizativa.

    20 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    4 Ver al respecto Marc Saint-Upry: "L'nigme boliva-rienne" en Vaccarme. No. 35, Pars, 2006.

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    "Planificar en el momento actualsignifica priorizar inversiones en

    materia pblica"

    Entrevista1con Fander Falcon,

    Secretario

    de Planificacin

    del Estado

    En los ltimos aos un signo del neoli- beralismo ha sido el debilitamiento de

    las funciones de planificacin asigna- das al Estado. La primaca del merca- do ha ido despreciando mecanismos que estructuren un proceso a largo

    plazo, en este marco no ha existido pla- nificacin. Cul es el sentido ahora de volver a dar importancia si hablamos del Ministerio de Planificacin o una instancia de planificacin, cul es la

    perspectiva que tiene el nuevo gobierno respecto a este tema?

    Evidentemente el diagnstico que t

    haces, es importantsimo, es decir, des-pus de 25 aos de la aplicacin de polti-cas de ajuste y estabilizacin en Ecuador,nosotros constatamos un debilitamientodel Estado y fundamentalmente un des-mantelamiento del concepto de desarrollo

    y de la planificacin en Ecuador. Ha exis-tido un predominio de las polticas deajuste y estabilizacin estructural en susdimensiones tcnicas y polticas, siemprehe sostenido que lo que aqu ha habido esuna concepcin de polticas pblicas bajouna matriz neoliberal, es decir, en la teo-ra muchos se asumen neoliberales y afavor de los procesos de mercado, pero enla prctica se ha recurrido al Estado paraque intervenga en procesos que han bene-ficiado slo a pocos grupos, hay dos casosemblemticos, uno fue la sucretizacin delos aos 80 y el costoso salvataje bancarioen los aos 90, donde se transfirieron losrecursos del Estado y los costos hacia lossectores de menor poder de ingreso que es

    la mayora de la sociedad. Evidentemente,constatamos que hay un destruccin delconcepto de desarrollo, de los sistemas deplanificacin; la caricatura de esto es eldesmantelamiento de lo que fue la JUNA-PLA y luego el CONADE. Hay que retomarlas prioridades en el caso de Ecuador, pla-nificar en el momento actual significa daruna brjula, trazar una de priorizacin,fundamentalmente de inversiones enmateria pblica, esto significa que tene-mos que entrar en altos procesos de par-ticipacin social. En esta perspectiva hayque hacer un ejercicio entre el cielo y latierra, no se trata simplemente de tenerun amplio escritorio y planificar las priori-dades desde la cabeza sino que se debepropiciar los procesos reales y positivosque la sociedad ecuatoriana ya los estllevando a cabo.

    Planificacin para qu y en qu visin de Estado?

    Hay dos ngulos para contestar esta pre-gunta, en primer lugar est el tema denuestras prioridades que estn estableci-das en nuestro plan de gobierno. Hay queentrar en procesos de reactivacin pro-ductiva y de generacin de empleo funda-mentalmente a travs de las pequeas ymedianas empresas productivas, en estesentido, crear una red de sostenimientode la economa popular. Un segundo ele-mento sostiene que debemos cambiar lasprioridades, los nfasis han sido distintosen materia de inversin pblica por lo quequeremos dar prioridad a la inversinsocial, esencialmente en educacin ysalud, lo cual tiene algunos componentestales como incrementar las coberturas,pero tambin mejorar la calidad en elgasto de estos sectores y fundamental-mente elevar el nivel de participacin, conlo que se tiene un cambio en las priorida-des y esto es fundamental en planifica-cin; adems, se debe tomar en cuentaque el pas tiene unas riqueza cultural yecosistmica enorme, no se puede privile-giar un concepto de crecimiento econmi-

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    1 Entrevista realizada por Virgilio Hernndez y LuisEsparza.

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    dad. Los proyectos antes expuestos seencuentran del lado de la oferta, sinembargo, del lado de la demanda haynecesidades, muchas de ellas, se canali-zan a travs de las juntas parroquiales, delos municipios, de los consejos provincia-les y evidentemente habra que bajar poreste nivel de planificacin y saber dndetener la suficiente receptividad y organiza-cin en trminos de construccin socialpara que esas demandas, a su vez, secanalicen a las gestiones de planificacinnacional. Hay determinadas demandas delas juntas parroquiales que no necesaria-mente se traducen a nivel municipal ypeor aun a nivel de provincia, ante estepanorama, el reto que pensamos realizares a travs de la construccin de partici-pacin social y tambin mediante la cons-truccin de capacidades en los municipiospequeos y juntas parroquiales pequeasque en este momento no cuentan concapacidad de decisin ni de planificacin,habra que capacitarlos en la generacinde proyectos de inversin.

    Cmo construir desde esta perspecti- va entidades intermedias y regionales ya que no hay una suficiente coordina- cin entre juntas, municipios y conse-

    jos provinciales, y a partir de esto repensar una perspectiva distinta de Estado?

    Estos tipos de proceso, a ms de partir deuna concepcin poblacional tiene que par-tir de otra que sea de reordenamientoterritorial. Un segundo elemento tiene quever con la conformacin ecosistmica delpas rompiendo la idea de organizacin apartir de las circunscripciones geogrfi-cas, hay que respetar las regiones y susecosistemas para una planificacin distin-ta del Estado. Lo que intentamos es cua-drar las necesidades bsicas insatisfechascon los mapas de reordenamiento territo-rial y de priorizacin de inversiones queno existen en este momento y con lasnecesidades locales. Es importante tenerun sistema de informacin, seguimiento y

    evaluacin que el pas no tiene y cuandose lo pueda tener, las intervencionespblicas pueden ser priorizadas de mejorforma, en este sentido, los procesos departicipacin, de satisfaccin de necesida-des que ya estn dados en Ecuador, enalgunos casos de manera exitosa a nivellocal, desde las juntas parroquiales,municipio e incluso de consejos provincia-les. Sin duda, hay reformas estructuralespara una nueva concepcin y una nuevaestructura del Estado y en este sentido,me parece fundamental la AsambleaConstituyente.

    Cmo se percibe la participacin y la construccin de ciudadana? Cmo un soporte de base social del rgimen?

    La construccin de una nueva nocin deciudadana se encuentra en nuestrosposicionamientos bsicos, esto significaentender que la ciudadana tiene derechos

    y responsabilidades en la accin pblica,derecho a la salud, a tener un ingresomnimo, a vivir en un ambiente sano, paraque todos estos derechos sean realizables,la poltica pblica no tiene que ser enten-dida como un conjunto de ddivas, ni lapoltica social como el residuo de la polti-ca pblica.

    En este sentido, es fundamental la Asamblea Constituyente para lograr romper las amarras oligrquicas que existen en el actual texto constitucional que impiden la participacin popular

    Hay una exclusin y una demanda socialpor participar, a veces no sabemos pordnde conducir ese fervor y esas ganas dehacer algo, no slo en trminos de diseometodolgico de proyectos o de cmoconstruimos capacidades para la elabora-

    cin de polticas pblicas, sino tambin deinvolucramiento; hay que romper estosdiques en trminos burocrticos de estetipo de Estado centralizador, oligrquicopatrimonialista, cerrado, mafioso que esEcuador, la patria es aqu el reto enormeque rebasa la accin del gobierno.

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    Qu tandemocratizador

    ser el "correazo"?Manuel Cerezal*

    Ms all de la actual recomposicin delos ministerios y de la hbil afectacin delas funciones claves del nuevo gobierno,el debate sobre la legitimidad y el poderpoltico real de Correa se jugar entre las

    instancias tradicionales de poder de laRepblica -desde los partidos hasta alCongreso, las garras de la oligarquaecuatoriana -que atraparon a Gutirrezapenas posicionado, y el respaldo delpueblo -organizado o no. Correa emplesu campaa en deslegitimar a las prime-ras, rapt la victoria electoral a lassegundas y cataliz mayoritariamente laefervescente insatisfaccin popular En

    estas condiciones, llega al gobierno conla obligacin de construir respaldos sociopolticos que le permitan compensar surelativa soledad.El presidente electo ha evocado un proce-so de democratizacin cuyo horizonte seestigmatiza hasta el momento en la pro-

    mesa de asamblea constituyente. Peroesta no ser suficiente y ser condiciona-da cuanto antes por la configuracin delas fuerzas sociales, organizativas y ciu-dadanas construidas o por construir.Hasta ahora se perfilan dos posiblesestrategias para democratizar: captar unfuerte respaldo popular y/o consolidar elreferente Alianza Pas como nueva ins-tancia en medio de la tradicional y criti-cada partidocracia. stas son dos cartasque el presidente Chvez ha jugado en elcontexto venezolano, as que desde unaleve comparacin, plantearemos aqualgunas inquietudes sobre el caso ecua-toriano.

    * Economista francs, cooperante de Volens enEcuador. Asesor en Gestin y Desarrollo Local para laFMLGT y la Cordinadora Nacional Campesina.

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    Poder popular, poder para el pue-blo o poder sobre el pueblo?Desde la vivienda, pasando por el bono ylos crditos, fueron sin duda los ofreci-mientos de Correa que le permitieron irganando terreno sobre el candidatoNoboa hasta la victoria, ms an que susplanteamientos hacia la preservacin dela soberana nacional que sedujeronesencialmente al electorado "conciente".Ahora bien, si asociamos la promesa delas 100 acciones en 100 das con aque-llas propuestas que Correa consolid enla segunda vuelta, es muy probable quevayamos a asistir a un despliegue de

    acciones de corte populista a favor de losms necesitados. Estas maniobras sue-len federar a las masas, lo hemos vistocon las misiones sociales desplegadaspor el Gobierno Venezolano. Y si la utili-dad de esta inversin social es incontes-table, nada nos asegura que tales accio-nes de gobierno se convertirn en polti-cas sociales perennes de Estado.En el caso venezolano, la opcin por laconstruccin de un poder popular se afir-

    m una vez sembradas las bases de unanueva constitucin, que promueve abier-tamente los consejos comunales y ncle-os endgenos como entes de planifica-cin y desarrollo representativos de lasnecesidades expresadas por el pueblo.Por otra parte, la pre-configuracin delos crculos bolivarianos y sus mltiplesversiones posteriores 1 permitieron invo-lucrar al pueblo en la tarea de cambioque se le ofreca. An as, siendo intere-sante la aparicin de un sin nmero deformas de organizacin popular y si bienexiste tambin un real empoderamientode las misiones y de otras acciones delgobierno, no se ha consolidado un poderpopular autnomo y crtico capaz de des-prenderse del mando del presidenteChvez. En otros trminos, se ha dadoms poder al pueblo, pero el poder popu-lar espontneo da mucho que desear, enparticular si se trata de dar continuidad

    al proceso revolucionario sin el referentecarismtico del presidente- Pese a suvoluntad y su valiente solidaridad verti-cal y directa con el pueblo, Chvez sigue

    y seguir siendo el que conduzca el pro-ceso revolucionario.Correa evoc lgicas parecidas a la de loscrculos bolivarianos y derivados, bajotrminos ms o menos precisos como elde "clulas ciudadanas" por ejemplo. Elmecanismo sera entonces semejante:motivar al pueblo no organizado a jun-tarse y responsabilizarse por la vidapblica. En teora esto recoge la idea derepblica democrtica en su sentido lite-ral: que el pueblo (demo) gobierne(krati/a) la cosa pblica (res publica)

    En el Ecuador, sin embargo, se presen-tan dos lmites prcticos a tal estrategiade democratizacin. Primero, el pueblonecesitara formar su conciencia poltica

    y acostumbrarse a analizar y participaren los asuntos del Estado y de la nacin:Quin entonces lo acompaar en esto?El gobierno? Habra que esperar unasabia y profunda reforma del sistemapoltico y de Estado para desplegar unesfuerzo de esta dimensin, esto posponeel asunto a un ao, como mnimo; Las ongs? Es posible, pero despus de traba-

    jar al margen del Estado tantos aos,asumir formalmente su papel para-

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 25

    1 Los Comandos Nacionales de la Revolucin, las Mesasde Dilogo, los Comits de Defensa del Paro Petrolero,las exitosas Unidades de Batalla Electoral, y lasUnidades de Batalla Social, antes de llegar a lasmisiones.

    El mecanismo sera entoncessemejante: motivar al pueblono organizado a juntarsey responsabilizarse porla vida pblica.

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    pblico ser complejo en tanto implicarreposicionamientos profundos; Alianza Pas? Dependiendo de como se construyacomo lo veremos ms adelante Las organizaciones y los movimientos socia- les? All radica el otro lmite de la estra-tegia de democratizacin de Correa. Noha incluido formalmente canales con lasorganizaciones ni en su movimiento ni enlas decisiones preparatorias a su investi-dura. Esto est en proceso, pero no hasido un componente estratgico de suestrategia poltica.En ausencia de tejido social fuerte sobrela tela de fondo de una sociedad de altasdisparidades como era la venezolana, fuevlido fomentar la organizacin popularcomo nica va para cambiar la estructu-ra del poder y replantear los principios dela democracia. Pero en un Ecuadordonde el sujeto campesino, l indgena ylas organizaciones populares ya tienentrayectorias largas y simblicamenteimportantes, un dilogo directo entre elpresidente y las clulas ciudadanas correel riesgo de desmovilizar las bases deestas organizaciones, socavndolas porefecto de la creacin de nuevas formas deorganizacin que puedan captar los apo-

    yos del gobierno. Es probable que sta nosea la intencin del Presidente Correa,pero podra generarlo, como dice elrefrn popular, "sin querer queriendo".

    Cmo construir una democraciasobre las fundacionesde la anterior?

    Por lo visto, el debate acerca de la bs-queda de las formas poltico-organizati-vas ms propicias para la construccinde una sociedad ms democrtica, no vaa darse abajo. No cabe duda al respecto.Asistiremos entonces a un juego de pode-res entre: las cpulas de los partidos -porms moribundos que queramos verlos, elCongreso -por ms ilegtimo que parezca,

    y los integrantes de la Asamblea -segn

    quienes vayan a ser. Basta con analizarel caso de Venezuela donde la ltimasolucin propuesta para acelerar lademocratizacin y el cambio radica hoyen la conformacin partido unitario, elPartido Socialista Unido de Venezuela

    (PSUV). Si bien es cierto, su conforma-cin lanza un proceso que acelera la con-vergencia pero que trunca tambin laposibilidad para los nuevos integrantesde debatir en interno las implicaciones ylos ritmos de su decisin de fusin, desa-paricin. Rafael Uzctegui 2, actual presi-dente del PPT, evocaba en efecto la difi-cultad de construir y asumir una deci-sin democrtica en el seno de su parti-do, dada la premura impuesta por elPSUV. Las mismas organizaciones como

    la CANEZ3 se encuentran en una posi-cin incmoda, entre querer demostrarsu compromiso con la revolucin al inte-

    26 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    2 Ver Uzctegui, Rafael, El Rol de Pueblo Revoluciona-rio, en www.rebelin.org, y tambin el artculo deEdgardo Lander Creacin del partido nico, abortodel debate sobre el Socialismo del Siglo XXI? Enhttp://www.aporrea.org/ideologia/a28743.html

    3 CANEZ: Coordinadora Agraria Nacional 'EzequielZamora'

    En un Ecuador donde el sujetocampesino, el indgena y lasorganizaciones populares yatienen trayectorias largasy simblicamente importantes,un dilogo directo entreel presidente y las clulasciudadanas corre el riesgode desmovilizar las basesde estas organizaciones,socavndolas por efecto dela creacin de nuevas formasde organizacin que puedancaptar los apoyos del gobierno.

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    grarse y conservar su autonoma comoorganizacin campesina.La difcil situacin en la que se encuen-tra el ejecutivo por los obstculos que le

    empieza a alzar la oposicin, lo llama afederar las fuerzas de izquierda, y no sloa las "progresistas". Una de las propues-tas actuales parece consistir en consoli-dar Alianza Pas para preparar desde allel viraje ideolgico y poltico que nuncapudo dar el Ecuador. Sin poderse compa-rar al caso venezolano que goza de mni-mas condiciones para tal convergencia,el principio es el mismo, construir unnuevo ente poltico "puro" y aglutinadorque permita el debate que nunca se darealmente en el ejercicio de gobierno.Pero entonces, la misma Alianza Pasque se defendi de cualquier alianza ocompromiso tendra ahora que acumularotras tendencias, sin haber podidodemostrar nada concreto todava? Si aesto agregamos la fallida experiencia uni-taria de la izquierda de la fase pre-electo-ral y la indecisin de las mayores organi-zaciones sociales a juntarse orgnica-mente con Correa, la tarea se vuelvecuanto ms ardua. Para las organizacio-nes que vivieron la ilusoria alianza conGutirrez, esto implica volver a plantear-se las problemticas de su identidadorgnica y de la legitimidad de su auto-noma poltica, con la diferencia de queestn reducidas esta vez a coger el trenen marcha y que su misma integridad,como lo mencionbamos anteriormente,podra estar en juego.Por aadidura, la creacin de Alianzapas y Movimiento Pas dejaron preconfi-guradas unas lgicas de toma de deci-sin en interno que no pueden sellarseantes de que se integren nuevas tenden-cias. En caso contrario, recaeramos tris-temente en una estructura tradicional departido ecuatoriano donde la reparticinde voces y votos respondera una vez msa las veleidades de nuestra vieja demo-cracia dudosamente representativa delos intereses del pueblo.

    A la luz de estas situaciones, vemos queentre desfases procesuales y omisionesms o menos intencionales, Correa nogoza del mismo contexto que Chvezpara invocar la consolidacin de unpoder popular. Lo ms probable es quecatalice poder sobre el pueblo y la opi-nin pblica al desplegar una estrategiade acciones asistencialistas y populistasque le garanticen un colchn de legitimi-dad por lo menos hasta pasar la duratarea de la asamblea constituyente y dela reforma poltica. En sntesis habr queesperar medio mandato para saber si latan anhelada democratizacin y el cam-bio tan prometido sern estructurales omeramente superficiales.Muchas preguntas abiertas en definitiva,que podran acabar en escepticismo sihubiese cabida para ello. Pero en unacoyuntura tan sorprendentemente favo-rable con la suficiente cautela y ticapara asumir un pragmatismo que noderive en arrivismo, la tarea es de apos-tar y velar por un proceso incipiente.Nuestra suerte reside en queLatinoamrica ha dejado florecer otros enestos tiempos, en un interesante abanicodesde moderadas hasta radicales, surti-do de lecciones y referencias tiles parael Ecuador. Esperemos que este piso,firme y esta vez s, autnticamente conti-nental, nos ahorre otro "correazo" en elagua.

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 27

    A la luz de estas situaciones,vemos que entre desfases

    procesuales y omisionesms o menos intencionales,Correa no goza del mismocontexto que Chvezpara invocar la consolidacinde un poder popular.

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    28 Coyuntura "Pas adentro"28 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    AsambleaConstituyente:para construir

    el nuevo Estado yla nueva economa

    Eduardo Delgado T.*

    Las instituciones del Estado, adems dehaber colapsado, estn secuestradas porlos mismos grupos de poder poltico yeconmico que han gobernado el pasdesde el retorno a la democracia, hace 27aos. El quehacer poltico est corrompi-do. Y la corrupcin generalizada, segnMaquiavelo, se debe a que las institucio-nes han sido capturadas por el intersprivado. Ya no sirven al inters general,sino a la codicia de pocos. Pero el pueblodespierta y empieza a identificar con msclaridad a sus verdugos. El rechazo a

    esta institucionalidad corrupta se con-densa en la ilegitimacin de los diputa-dos. El 98% de la poblacin no confa enel Congreso Nacional, devenido, ahora,en un mercado en donde todo se negocia,incluido el Cdigo de tica, que lejos debuscar el inters nacional, pretendencontentar a los dueos de los "partidos" y

    a sus financistas.Pero el anhelo de cambio profundo crece.El triunfo del voto nulo para diputadosen 15 provincias expresa, una vez ms, eldescontento y la voluntad de persistir enla exigencia de cambios profundos en laestructura del Estado.El cambio necesario podr ser resueltopor el prximo Congreso? Pensar que s,es como creer que los chanchos vuelan.De all la necesidad imperiosa de unaAsamblea Constituyente Originaria, conplenos poderes, para elaborar una nuevaConstitucin y las Leyes Orgnicascorrespondientes para sentar las basesde una nueva institucionalidad democr-tica que garantice, en la prctica, el dere-cho de todos/as a tener una vida digna.

    * Ex-sacerdote salesiano. Miembro del MovimientoPoltico Gente Comn.

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    Por qu una nueva Constitucin?Porque la actual Constitucin, comotodas las constituciones liberales, esmuy generosa a la hora de garantizarderechos, pero muy parca en la asigna-cin de recursos para que esos derechospuedan ser ejercidos por los ciudadanos.Es que no se poda esperar otra cosa deaquellos asamblestas que lo hicieron, ensu mayora del PSC y la DP. Mientras lossectores progresistas estaban empea-dos en las declaraciones de derechos, ala derecha solo le interesaba asegurarunos cuantos artculos para mantener elcontrol poltico y econmico del pas. Y lolograron. Consiguieron, entre otrascosas: el control sobre los organismos decontrol (TC, TSE, Contralora, Procura-dura, y por ltima vez, se dijo, controlsobre los aparatos de justicia); asegura-ron el modelo econmico neoliberal (eco-noma social de mercado); abrieron puer-tas y ventanas para apoderarse de losrecursos naturales y empresas pblicas(petrleo, agua, minas, electricidad, tele-fona), a travs de las privatizaciones ylas concesiones; establecieron las condi-

    ciones para la firma del TLC al declararque los tratados internacionales (comer-ciales) estn sobre nuestras leyes, ajus-tando, previamente la norma constitucio-nal y, le dieron al ejecutivo ms poderes(en detrimento del poder legislativo) paraagilitar los procesos privatizadores.Quisieron tambin asegurar el manejoprivado de los fondos del IESS pero no loconsiguieron. En definitiva, una Consti-tucin que declara que la poblacin tienederechos, pero no el derecho a los recur-sos econmicos para satisfacerlos.

    Para qu una Asamblea NacionalConstituyente con plenos poderes?Este es el objetivo de la AsambleaNacional Constituyente: destruir el viejo Estado, la vieja economa, construir el nuevo Estado de derecho y justicia y la

    nueva economa, en base a los siguientesprincipios: a) recuperacin de la sobera-na nacional y popular; b) cambio de mo-delo econmico; c) reforma poltica: delEstado y la democracia; d) reforma cultu-ral y tica; e) unidad Latinoamericana yAndino-Bolivariana.Por razones de espacio, me limitar acondensar algunos contenidos de los dosprimeros principios antes sealados.

    a) Recuperacin de la soberana

    nacional y popularLa agonizante Constitucin del viejoEstado liberal ha debilitado la soberananacional y popular. Ha renunciado alprincipio bsico del Estado (la soberanaque se ejerce sobre un territorio).Reconoce el principio de soberana enabstracto, pero lo disuelve a la hora deconcretarlo. Resulta ms fcil reformar laConstitucin a travs de la firma de tra-tados comerciales que ante el pedido del"pueblo soberano". La nueva Constitu-cin debe declarar: Que ningn tratadointernacional est sobre la Constitucin.Que el territorio es inmune e inembarga-ble y no podr ser cedido, arrendado nienajenado (la base de Manta, para humi-llacin nuestra, ni siquiera est arrenda-da). Que el territorio nacional es territo-rio de paz, por lo tanto sin bases milita-res extranjeras.

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    La actual Constitucin, comotodas las constituciones libe-rales, es muy generosaa la hora de garantizarderechos, pero muy parcaen la asignacin de recursospara que esos derechospuedan ser ejercidospor los ciudadanos.

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    bienestar comn. No ms la dictaduradel mercado. Cambiar el modelo econ-mico significa: cambio de propiedad;redistribucin de la riqueza; planificacinparticipativa del desarrollo del pas ynueva relacin de respeto a la madrenaturaleza.Sobre la propiedad pblica estatal: ElEstado debe reservarse la exclusividadde la actividad petrolera, energa, teleco-municaciones, servicios y bienes de inte-rs pblico y de carcter estratgico. Losrecursos y empresas pblicas de carcterestratgico y de servicios no podrn serprivatizados, aunque se requiere un fuer-te proceso de reforma interna.Sobre la propiedad privada con responsa- bilidad social: un nuevo Estado fuerte yregulador; que combate los monopolios,oligopolios y que defiende el derecho delconsumidor. Un modelo econmicoorientado a la reactivacin productivapara satisfacer las necesidades masivas:alimentacin, vivienda, salud, educacin.Sobre la distribucin de la riqueza: Elnuevo Estado no hace de la poltica socialuna poltica de asistencia, al contrario,garantiza la redistribucin, el trabajo, laigualdad de oportunidades, el fortaleci-miento de las capacidades humanas yasume la educacin y la salud como ser-vicios y como pilares de la nueva socie-dad. El nuevo Estado garantiza el biencomn. No ms bonos mendicantes.Sobre la planificacin estratgica: Elnuevo Estado alienta una planificacinestratgica democrtica, participativa yde consulta abierta. Rompe con la lgicadel libre mercado (el mito de la manoinvisible). Busca el bien comn.Sobre las nuevas relaciones con la madre naturaleza: El nuevo Estado Garantizaun modelo econmico sustentable;asume la biodiversidad y el agua comorecursos estratgicos; impulsa un nuevomodelo tecnolgico basado en la armonacon la naturaleza y fortalece el uso de

    tecnologas limpias.Sobre esta lgica: cambio de propiedad;redistribucin de la riqueza; planificacinestratgica, democrtica y participativa;

    y nueva relacin de respeto a la madrenaturaleza, se debe trabajar los otroscomponentes de la economa: seguridadalimentaria, agro, petrleo, electricidad,telefnicas, sistema financiero, sistemaimpositivo, minas, etc.Espero que estas breves reflexiones ayu-den a seguir madurando los principios ycontenidos que deben orientar la cons-truccin del nuevo Estado y la nuevaeconoma. La Constituyente con plenospoderes, si no es para realizar una pro-funda transformacin de la estructura

    del Estado y la economa, carece de sen-tido. En efecto, deca el maestro, "no esposible poner vino nuevo en odres viejos"Con Bolvar y Manuela Senz, Mart,Eloy Alfaro, y la voluntad constituyenteirrenunciable del pueblo destruiremos elviejo Estado y el viejo modelo econmiconeoliberal y construiremos el Ecuadorque anhelamos.

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 31

    Es urgente transformarel modelo econmico vigentepor una nueva economa basa-da en la participacinde la propiedad social-estatalsobre los bienes y recursosestratgicos, la propiedadsocial y comunitariay la propiedad privada conresponsabilidad socialy ecolgica, que garantice unadistribucin ms equitativa dela riqueza, las oportunidadesy las capacidades.

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    32 Coyuntura "Pas adentro"32 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    Entrevista a Leonardo Alvear

    Presidente de la Asamblea de Unidad Cantonal de Cotacachipor Juan Pablo Muz

    Cules son sus expectativas en relacin con la posible Asamblea Nacional Constituyente?

    Desde nuestra experiencia de 10 aos de proceso en Cotacachi, cree-mos que la participacin ciudadana en la toma de decisiones es fun-damental. Por ello consideramos que la asamblea constitucionalpuede ser una alternativa vlida para redefinir el sistema poltico y lasformas de representacin en el pas.

    Segn usted, cmo debera convocarse a la Asamblea Nacional

    Constituyente? A travs de una consulta popular promovida por el ejecutivo para quela gente exprese si desea o no la Asamblea. Esto es muy importantepara que, ms all de los legalismos, la asamblea tenga plena legiti-midad.

    Ve algn riesgo de que a esa posible Asamblea regresen los mis- mos sectores de poder y la controlen?

    Si, es posible y eso justamente hay que evitar. Hay que garantizar larepresentacin de la sociedad civil organizada. Los partidos puedentener un espacio pero la mayora de asamblestas debern provenir delas diversas organizaciones sociales, sindicales, barriales, de indge-

    nas, de campesinos, de mujeres, de jvenes, que existen en las locali-dades y a nivel nacional.

    Qu temas cree debera abordar la Asamblea Constituyente a ms de la reforma al sistema poltico?

    Para nosotros es importante que se redefina el tema de la representa-cin poltica, que se reconozcan procesos como el de Cotacachi, quese profundice la descentralizacin, que se amplen derechos. Creo quelos candidatos y candidatas a la asamblea y las organizaciones socia-les debern proponer temas de agenda para que la gente vote no solopor asamblestas sino por ejes temticos.

    Tomando en cuenta de que la asamblea puede generar resisten- cia de algunos sectores, qu deberan hacer las organizaciones sociales?

    Defender el proceso, evitar que los poderosos de siempre obstruyan lamarcha de la asamblea; movilizarse para exigir que se cumpla conesta voluntad de la ciudadana para provocar cambios reales, paralograr un nuevo pas.

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    Por unaConstituyente

    que de inicioa los cambiostrascendentalesque el Ecuador

    demanda

    Betty Tola*

    El triunfo de Rafael Correa el 26 denoviembre del 2006, expresa la voluntadmayoritaria de los ecuatorianos y ecuato-rianas para cambiar un Ecuador agobia-do por crecientes desigualdades sociales

    y por una clase poltica que ha goberna-

    do para los intereses de un puado degrupos econmicos convirtiendo a lospartidos polticos en sus empresas elec-toreras y en grupos corporativos. As lasgrandes decisiones se han tomado desdeel Cortijo o la Industrial Molinera y deespaldas al pueblo ecuatoriano.Es, en este momento de nuestra historia,que la realizacin de una AsambleaConstituyente se convierte en unademanda central del 80% de ecuatoria-nos/as 1, vista como una oportunidadpara devolver la poltica a la sociedadpermitiendo que en el pas se debatan yelaboren las propuestas; de otra partepara que se establezca un nuevo acuerdonacional que radicalice la democracia, yproponga un modelo de desarrollo quegarantice la equidad social y territorial,que abra los causes para las grandes

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 33

    * Dirigente Nacional del Movimiento Mujeres por laVida.

    1 Diario El Mercurio. El estudio de Cedatos e InformeConfidencial indica que el 80 por ciento de losencuestados en Guayaquil considera vlida la convo-catoria a una consulta popular para institucionalizara la Constituyente; mientras que en Quito el 82 porciento coincide con ese pensamiento. Cuenca. 1 enero2007.

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    34 Coyuntura "Pas adentro"34 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    transformaciones que requiere el Ecua-dor. La crisis de democracia se tiene queresolver profundizando la democracia,destrabando la participacin ciudadana

    y diseando un sistema poltico que per-mita mayor corresponsabilidad entre eje-cutivo y legislativo.En este marco, no resulta un debatemenor, la definicin del estatuto electoralcon el cual se esta convocando a laAsamblea Constituyente, pues de ellodepender la conformacin de la misma.Desde mltiples organizaciones sociales,polticas y ciudadanas se realizarondiversas propuestas, conciliables unas,irreconciliables otras; sin embargo todascon una clara demanda, la Asamblea nopuede ni debe convertirse en un "clon"del Congreso Nacional, no puede entre-garse la Asamblea a los partidos, respon-sables de la crisis que vive el pas y con-vertidos hoy en el centro de las crticasdel actual sistema poltico.Esto implica idearse un mecanismo quepermita la participacin en igualdad decondiciones de todos/as quienes estncomprometidos con la realizacin de la

    misma, en ese sentido es positivo que sehaya aceptado la propuesta de entregarfranjas publicitarias por parte del Estadoa todos/as los/as candidatos/as y laprohibicin de propaganda privada enmedios de comunicacin y de todo tipode regalos que sugiera la compra delvoto; en cambio, es lamentable que laexigencia del 1% de firmas sea slo paralos movimientos ciudadanos, con lo cualno slo se evidencia ciertos acuerdos conalgunas fuerzas parlamentarias, sinosobre todo se desvirta la necesidad deuna legitimacin de todos los actores queconcurran en el proceso constituyente.Implica tambin encontrar un equilibrioentre las candidaturas individuales conlas propuestas polticas de los colectivosque las promueven, reconociendo que losplanteamientos ideolgicos y polticosque se lleven a la Asamblea Constituyen-te son producto de procesos colectivos.

    Por ello es un grave vaco que el estatutopropuesto por el Presidente Correa nodefina con claridad el mtodo para laasignacin de escaos, puestos que fr-mulas proporcionales existen muchas yunas ciertamente son menos proporcio-nales que otras, con lo que pudiera nue-vamente producirse una grave distorsinentre votos y escaos.As tambin, para las mujeres es unaconquista indeclinable, el estricto cum-plimiento de la Ley de Cuotas, integra-cin de las listas en un 50% hombres y50% mujeres de manera secuencial yalternada, evitando cualquier tipo deinterpretacin por parte del TribunalSupremo Electoral, disposicin querequerir la vigilancia activa de la socie-dad civil.Esta discriminacin que favorece la pre-sencia de los partidos en la AsambleaConstituyente, dificultando la participa-cin de organizaciones y movimientospolticos, sociales y ciudadanos, y dejaren la indefinicin la frmula de asigna-cin de escaos, corriendo el riesgo quesea el TSE o el Congreso Nacional quienla establezca, puede significar entregar

    esta oportunidad histrica nuevamenteen manos de la partidocracia y nos dejavarias dudas, que sin embargo, no pue-den constituir un obstculo para des-arrollar los mayores esfuerzos de articu-lacin y unidad a fin de que la Asambleapueda tener una representacin mayori-taria de todos/as quienes aspiramos ytrabajamos por una transformacin pro-funda del Ecuador.

    La Asamblea no puedeni debe convertirse en un"clon" del Congreso Nacional,no se la puede entregar alos partidos, responsablesde la crisis que vive el pas.

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    Correay la Poltica Social

    Peggy Ricaurte *

    El triunfo de Rafael Correa, representaun importante xito de la izquierda en elEcuador: Este triunfo forma parte de unacorriente latinoamericana que en elEcuador se inicia en los 90 con los levan-tamientos indgenas y los movimientosque expulsaron a Bucaram y Mahuad, yluego a Lucio Gutirrez por el viraje quedio a las propuestas de cambio que lo lle-varon al poder.Para muchos ecuatorianos este periododel Ecuador representa el despertar de lautopa. Sin embargo, un duro caminoespera al actual Presidente de laRepblica y a la sociedad que lo respalda

    para lograr los cambios que tanto seanhelan.

    El pas que recibe CorreaRafael Correa, recibir un pas con unamacroeconoma en crecimiento, susten-tada principalmente por el aumento enlos precios del petrleo y las remesas delos migrantes. A estos ingresos se sumanlos recursos adicionales percibidos porlas exportaciones petroleras gracias a laReforma a la Ley de Hidrocarburos.A pesar de ello, este crecimiento econ-mico no ha redundado en mayor equidad

    y bienestar de las y los ecuatorianos,debido principalmente al modelo econ-mico neoliberal y a los ajustes estructu-rales que como parte de este se vienenimplementando desde 1980: dolariza-cin, privatizacin de entidades y servi-cios pblicos, flexibilizacin laboral, eli-

    Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio 35

    * Directora del Colectivo de Alternativas Humanas,Guayaquil

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    36 Coyuntura "Pas adentro"36 Tema central - Correa: Una apuesta por el cambio

    minacin de subsidios y reduccin de lainversin social.La implementacin de la dolarizacin enel ao 2000, cuya justificacin era dete-

    ner y reducir la inflacin, no solo no halogrado su objetivo sino que redund enque el pas perdiera an ms su capaci-dad de definir las polticas monetarias ycambiarias.Las polticas concomitantes a este mode-lo econmico estuvieron basadas princi-palmente en la reduccin o eliminacinde los subsidios a los combustibles, elec-tricidad, alimentos, medicinas y serviciosbsicos lo que aument considerable-mente el costo de la vida. Para mitigar elimpacto social de esas medidas, el esta-do implement el Bono Solidario, que porla forma de su utilizacin, no ha sido unaestrategia adecuada para combatir lapobreza.Segn UNICEF la inversin social es cla-ramente escasa. Se destina el 25,1% eninversin social: 12% para educacin,6,6% para salud, 4% para bienestarsocial y 1,7% para vivienda. Adems dela baja asignacin de recursos, enfrentados problemas adicionales:(1) Inequidad en la distribucin de los

    recursos: la mayor parte del gastopblico beneficia a los habitantesurbanos y no necesariamente deacuerdo a su nivel de pobreza o nece-sidades, por ejemplo: Orellana,Sucumbos y Los Ros reciben men