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Preliminares. La experiencia de la modernidad en lacultura latinoamericanaaglutina simultáneamente los debates que sostienen las propuestas de quienes la desplazan y se refieren a una pseudo modernidad con la tarea de caracterizar lo específico cultural latinoamericano, trabajan otras cuestiones, tales como la discusión acerca de la identidad, la permanencia de las culturas autóctonas en medio de la modernización, el nacionalismo versus la penetración cultural etc. En la línea de lo expuesto por Norbert Lechner la modernidad nace en América Latina en un doble sentido. Por un lado, el descubrimiento implanta el pensamiento occidental moderno, altera la conciencia del tiempo histórico y centraliza lo nuevo y el futuro como valor decisivo, por lo cual América Latina se encuentra no solo en el origen de la modernidad sino que se constituye bajo el impacto de la modernidad, en un contexto de secularización y del lento paso de un orden recibido a un orden producido Esta situación, segmenta progresivamente el espacio de los bienes simbólicos, y produce la diferenciación del campo cultural, de manera tal que vuelve autónomas a las artes, a las ciencias, a la tecnología, a la moral y a la religión.Asimismo, el carácterdiglósico de la cultura , tiene en el ámbito urbano, y como en el modernismo de Fin de Siglo,un momento de inflexión insoslayable. Por esto durante las primeras décadas del XX, es en las ciudades en donde se ahondan y profundizan los cambiosiniciados por la modernización culturalconstituyendodesde el puntode vista artístico un inédito laboratorio culturaldesde donde se proyecta la función social del arte. 1 También durante este tiempo se registra un cambio de las formas artísticas hacia otras expresiones de características híbridas. Lo híbrido puede definirse como una ruptura con la noción de tradición como acumulación a través del tiempo 2 y como el surgimiento de nuevas simultaneidades en las que elementos de territorios e historias antes separadas, pueden combinarse en un proceso que se acelera dada la expansión de los medios de comunicación masiva. Este concepto de hibridez, establece una zona otra para aproximarnos a la dicotomía entre cultura elevada,que en América Latina es cultura ilustrada, erudita o letrada y usa al arte como marca clave de distinción y otras expresiones, por ej. las artesanías, en las que se expresan tipos particulares de convivencia y síntesis cultural y no cualidades inferiores del objeto artístico, con lo que se borronean las oposiciones jerárquicas. En estecontexto, resulta apropiado volver sobre el concepto de cultura popular en un tiempo en que todas las culturas deAméricaLatina están siendo mediatizadas por la ciudad debido a la masificación de los fenómenos sociales y a las tecnologías de comunicación que se ponena su alcance. Aunque este proceso históricoes común a todas las principales capitales latinoamericanas, de acuerdo con lo expuesto en las líneas iniciales de este eje temático, nos intensa notar de qué manera el Centenario es un tiempo bisagra y de formación de estas nuevas tendenciase ideasa los efectos de caracterizar al espacio urbano como el lugar de escenificación de la memoria, como el ámbito que por su patrimonio resulta aglutinante de las diferencias, testimonio del pasado y enmarca la interacción socialcon los bienes simbólicosy con las complejas mediacionesa

Espacios Urbanos y Prácticas Culturales en Latinoamérica. Caso Buenos Aires

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Page 1: Espacios Urbanos y Prácticas Culturales en Latinoamérica. Caso Buenos Aires

Preliminares.

La experiencia de la modernidad en lacultura latinoamericanaaglutina simultáneamente los debates que sostienen las propuestas de quienes la desplazan y se refieren a una pseudo modernidad con la tarea de caracterizar lo específico cultural latinoamericano, trabajan otras cuestiones, tales como la discusión acerca de la identidad, la permanencia de las culturas autóctonas en medio de la modernización, el nacionalismo versus la penetración cultural etc.

En la línea de lo expuesto por Norbert Lechner la modernidad nace en América Latina en un doble sentido. Por un lado, el descubrimiento implanta el pensamiento occidental moderno, altera la conciencia del tiempo histórico y centraliza lo nuevo y el futuro como valor decisivo, por lo cual América Latina se encuentra no solo en el origen de la modernidad sino que se constituye bajo el impacto de la modernidad, en un contexto de secularización y del lento paso de un orden recibido a un orden producido Esta situación, segmenta progresivamente el espacio de los bienes simbólicos, y produce la diferenciación del campo cultural, de manera tal que vuelve autónomas a las artes, a las ciencias, a la tecnología, a la moral y a la religión.Asimismo, el carácterdiglósico de la cultura , tiene en el ámbito urbano, y como en el modernismo de Fin de Siglo,un momento de inflexión insoslayable.

Por esto durante las primeras décadas del XX, es en las ciudades en donde se ahondan y profundizan los cambiosiniciados por la modernización culturalconstituyendodesde el puntode vista artístico un inédito laboratorio culturaldesde donde se proyecta la función social del arte. 1

También durante este tiempo se registra un cambio de las formas artísticas hacia otras expresiones de características híbridas. Lo híbrido puede definirse como una ruptura con la noción de tradición como acumulación a través del tiempo 2 y como el surgimiento de nuevas simultaneidades en las que elementos de territorios e historias antes separadas, pueden combinarse en un proceso que se acelera dada la expansión de los medios de comunicación masiva. Este concepto de hibridez, establece una zona otra para aproximarnos a la dicotomía entre cultura elevada,que en América Latina es cultura ilustrada, erudita o letrada y usa al arte como marca clave de distinción y otras expresiones, por ej. las artesanías, en las que se expresan tipos particulares de convivencia y síntesis cultural y no cualidades inferiores del objeto artístico, con lo que se borronean las oposiciones jerárquicas. En estecontexto, resulta apropiado volver sobre el concepto de cultura popular en un tiempo en que todas las culturas deAméricaLatina están siendo mediatizadas por la ciudad debido a la masificación de los fenómenos sociales y a las tecnologías de comunicación que se ponena su alcance.

Aunque este proceso históricoes común a todas las principales capitales latinoamericanas, de acuerdo con lo expuesto en las líneas iniciales de este eje temático, nos intensa notar de qué manera el Centenario es un tiempo bisagra y de formación de estas nuevas tendenciase ideasa los efectos de caracterizar al espacio urbano como el lugar de escenificación de la memoria, como el ámbito que por su patrimonio resulta aglutinante de las diferencias, testimonio del pasado y enmarca la interacción socialcon los bienes simbólicosy con las complejas mediacionesa través de las cuales la ciudad se construye y se transforma.

Si el periodo que comienza alrededor de 1880 ha ejercido tanta fascinación en todo el siglo XX, y ha creado una iconografía cargada de sensualidad y ligereza, no es precisamente porque se tratara de una época de armonías, por el contrario, es el núcleo de varias de las tensiones fundantes de la sociedad contemporánea. El termino modernidad, que describe el conjunto de eses tensiones, intenta definir una experiencia donde la pérdida de certeza se mezcla con una sensibilidad que quiere rearticular los sistemas de relación con el mundo.... ElFin de Siglo en Europa y en América Latina comparten un climasemejante, dominado por el positivismo científico y la modernidad cultural... El tema de la modernidad como experiencia ha marcado los estudios culturales desde hace décadas. Elmodernismo se vio afectado de manera desigual por esta reflexión. Sin duda es en el marco de esa modernidad donde se produce y son sus temas y cuestiones los que sustentangran parte de sus ficciones.Pero en América Latina la modernización y la modernidad tienenun ritmo desigual respecto de Europa. Sin duda es definitorio que el arte del periodo ejerza una de las rupturas más violentas de su historia. el abandono del principio de mimesis en favor de la artificiosidad y el antinaturalismo, como valores estéticos dominantes, la nueva sensibilidad polemiza con el realismo. 3

Ciudades latinoamericanas.

El paso de la vida rural a la urbana, y las transformacionesde las ciudadeslatinoamericanasquese vuelven cosmopolitas, son uno de los aspectos mas importantes de los cambios que se producen a Fin de Siglo. De

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acuerdo con lo que expresa J. L. Romero, mientras el sector rural se mantuvo estable , las ciudades fueron protagonistas de los cambios de vida y del sistema derelación con las distintas formas que llegan del viejo mundo y se entretejencon las tradiciones locales.

Richard Morse en su trabajoCiudades periféricas como arenas culturales1  trabaja las figuras de las ciudades como camino de relectura de la modernidad, como búsqueda de contracorrientes y mensajes diferentes.Su trabajo plantea que las ciudades periféricas se adelantaron a las centrales, en la toma de conciencia, en lo ilusorio, en la critica y la sátira de la propia condición moderna de la historia .En ese itinerario, relaciona San Petesburgo con Buenos Aires, a esta última con Viena, etc.

“El panorama de los hechos del siglo XIX acelera las contradicciones de una modernidad que , en su compleja experimentalidad, introduce los términos culturales del desconcierto americano. Octavio Paz alude a esas circunstancias en que “lomoderno emerge como una máscara”, puesto que los filósofos positivistas y luego los científicos sociales modernizaron la vida universitaria, pero el caciquismo, la religiosidad, y la manipulación comunicacional conducen el pensamiento de las masas. Las elites cultivaban la poesía y el arte de vanguardia mientras las mayorías son analfabetas”. Esta apreciación es pertinente para Méjico, uno de los polos, respecto de Argentina, que expresan los términos bien divergentes por cierto, que testimonian, esa clase de modernidad imperfecta que define el destino americano. 2

Miguel Cané, intelectual orgánico y funcionario del roquismo, apunta D. Viñas, lo ve con una óptica optimista “En cuanto a la situación de América ( en 1882), puede decirse que, (no es propicia), salvo en algunos países como Argentina o Méjico, que marchan abiertamente en la vía del progreso”. Progreso, esa palabra clave de la ilusión modernizadora que Viñas nuevamente anuda en sus semejanzas en sus limitaciones: ”Porfiriato y roquismo, progresismo y cientificismo: dos procesos análogos en el apogeo en el último cuarto del siglo XIX y en su congelamiento y reemplazo en los primeros años del actual”.

Que tiene sus diversas y oportunas observaciones : “dice W. Curtis –un viajero del siglo XIX, que recorre Argentina-: Buenos Aires...es la ciudad más emprendedora, próspera y rica de Sudamérica –algo así como Chicago-, el único lugar de todo el continente donde la gente parece estar apurada.” 

Buenos Aires. De “la gran aldea” a la “metrópoli"del Centenario

La historia urbana de Buenos Aires no se puede desprender de la historia política del país, y es que desde 1810, la cuestión de la ciudad puerto, rica y europeizada, hegemónica frente a un interior más latinoamericano, es la causa de muchas de las guerras civiles del siglo XIX. Tras la sublevación de Carlos Tejedor de febrero de 1880, y el aplastamiento de la misma, el presidente N. Avellaneda toma la decisión definitiva de convertir a la ciudad de Buenos Aires en un distrito federal, capital de la república, y sustraerla de la provincia más rica, la de Buenos Aires, a la que se dotaría de una nueva capital. De esta decisión nacerían las más importantes, acciones del urbanismo de fin de siglo : El proyectode fundación y construcción de la ciudad de La Plata, y las obras de modernización y transformación en una “moderna capital”, de la ciudad de Buenos Aires.

Una la lleva a cabo el primer gobernador de esta etapa de la provincia, el Dr. Dardo Rocha, con un equipo de profesionales del “Departamento de ingenieros”, al frente del cual estaba el ingeniero y arquitecto Pedro Benoit hijo (1836 – 1897), comisionado para confeccionar los planos de esta nueva ciudad, y una Comisión, encargada de estudiar su posible ubicación, que finalmente optó por las cercanías del puerto de Ensenada. Su carácter de ciudad ideal decimonónica, con su trazado geométrico, su sistema de calles, avenidas y diagonales que se interceptan en “plazas asteriscos”, la monumentalidad de su eje central y sus edificios públicos, la convierten en un caso único en Sudamérica.

La segunda operación que surge es la decisión de declarar capital del territorio nacional a la ciudad de Buenos Aires, la que sería cedida por la provincia. El debate es arduo, y a las tesis autonomistas defendidas por el diputado José Hernandez favorable a la capitalización, se opone con fervor Leandro N. Alem, quien expresará

El adecuado marco del lujo pareció a todos los snobs, el parisiense fauburg de Saint. Germain y acaso la rue de la Paix y los bulevares. Poco se parecía a ese escenario el viejo casco colonial de las ciudades latinoamericanas. El ejemplo del barón de Haussmann y de su impulso demoledor alimentó la decisión de las nuevas burguesías que querían borrar el pasado, y algunas ciudades comenzaron a transformar su fisonomía: una suntuosa avenida, un parque, un paseo de carruajes, un lujoso teatro, una arquitectura moderna, revelaron esa decisión aun cuando no lograran siempre desvanecer el fantasma de la vieja ciudad. Pero las burguesías podían alimentar sus ilusiones encerrándose en los ambientes sofisticados de un club hermético o un restaurant de lujo. Allí anticipaban los pasos que trasmutarían “la gran aldea”, en una moderna metrópoli” 3

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que la medida comportará el sometimiento de las provincias a una capital hipertrofiada y tiránica, generadora de gobiernos oligárquicos y centralistas, y el país atará su suerte”a la voluntad y las pasiones del jefe del Ejecutivo Nacional”. Finalmente en septiembre de 1880, la capitalización y cesión del municipio de Buenos Aires es ley por la Nº 1129.

También, a partir de la definitiva pacificación y puesta en producción del país se inicia en 1880 un extenso período de expansión económica que se reflejará en el crecimiento explosivo, la recepción de millones de inmigrantes, y la transformación de la ciudad. en un proceso modernizador que abarca diferentes aspectos urbanos. 4 y cuyo objetivo era mostrar un país y una ciudad que estaban en el apogeo de un crecimiento vertiginoso.

La vida moderna se desarrolla en este marco y simultáneamente comienza la politización de los espacios públicos, así la plaza es el ámbito donde se legitima la voz y se escucha de todo, es el espacio donde se expresa la mezcla, ylosdiversosfragmentos de lo diferente. También la plaza es el espacio abierto a la

cotidianeidad, es un lenguaje, un tipo particular de comunicación (M. Bajtin) configurado en base a la ausencia de las constricciones que especializan los lenguajes oficiales. También es donde se expresan las imágenes de la vida material que libera lo grotesco y lo cómico, los dos ejes sobre los que se articula la cultura popular.

El Centenario en la ciudad de LimaLas fiestas del Centenario de la Independencia en 1921 es uno de los acontecimientos centrales de la primera mitad del siglo XX, es además el motivo central que le permite al Perú mostrar una otra cara al mundo aunque la situación económica y política era muy difícil. La celebración comenzó con la inauguración del monumento a San Martín y mostró una Lima en vías de reconstrucción con lugares espléndidos como la moderna plaza de San Martín y al mismo tiempo la fachada del hotel que debía alojar a las delegaciones extranjeras pero que no se termino cubierta de un inmenso cartón que mostraba el diseño terminado. Sin embargo la ausencia de monumentos escultóricos en las calles privaba a Lima de las características de una gran capital. Asi, los gobiernos extranjeros regalaron al Perú esculturas - monumentos y fuentes que transformaron a la capital peruana.

La generación del 80.

“El período histórico que transcurre entre 1880 y los años posteriores al centenario, está signado por discontinuidades y asincronías. Casi nada comienza en el ochenta, pero todo adquiere especial sentido a partir de esa fecha. Fueron los hombres de esta generación los que dieron a su época un carácter definido, pragmático, europeizado, pero a su vez enraizado en lo nacional.

El liberalismo conservador era por entonces la ideología dominante. Asimismo el fenómeno polivalente de la inmigración, (con su contrabando de sindicalismo, anarquismo, socialismo, y otras ideologías resistentes a la hegemónica), el predicamento del positivismo y el racionalismo, así como simétricamente, la critica de los católicos a la sociedad moderna, son factores para tener en cuenta en una lectura, por cierto simplificada, de la mentalidad dominante de la época”1

Uno de los aspectos que rediseñan y reimprimen el nuevo espacio urbano es la remodelación de las calles y los transportes., de manera tal que la ciudad es una gran vidriera, y las obras realizadas, la imagen del nuevo rostro

Ya el plan de Rivadavia de 1820, contemplaba el jerarquizar algunas calles ensanchándolas como avenidas, como Santa Fe, Córdoba, Corrientes, etc. La calle Florida, es una inserción de la modernidad. Sus vidrieras encierran productos que creanilusiones, no hechos.

Estación Retiro del Ferrocarril Central Argentino, terminada en 1915. Una de las caras visibles del “progreso”. Eran las estaciones ferroviarias, construidas por los ingenieros de las compañías inglesas, con la tecnología del hierro y el vidrio, y la estética de la “Revolución industrial”.

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También se generaron algunos sitios como la Avenida Alvear, preferidos por las familias mas adineradas en su desplazamiento a la zona norte de la ciudad, que configuraron la más parisina de las imágenes, reproduciendo las tipologías de “Petit hotel”, “Manoir”, y otras que los admiraban en sus viajes a Francia.

En el centro se propusieron varias intervenciones haussmanianas durante las intendencias de Torcuato de Alvear, y Joaquín S. De Anchorena, concretándose la apertura de las Diagonales Norte y Sur, y el eje monumental de la Av. De Mayo, que se completaría adecuadamente, con la realización de la Plaza de Los Dos Congresos, y El Palacio del Congreso Nacional. Esta perspectiva que remataba en la alta y peraltada cúpula, flanqueada por una edificación regulada y monumental, la que era recorrida por los presidentes y sus comitivas en las ceremonias solemnes, era el adecuado marco urbano para las máximas instituciones y su presencia arquitectónica. El conjunto de avenidas, se complementaba con la Norte Sur,(hoy Av. Nueve de Julio), la que fue iniciada en el período.

Las demoliciones promovidas por estos ensanches, se aprovecharon, como en París, para edificar nuevos, y más representativos edificios céntricos, casas de renta de 8 o 10 plantas, edificios de oficinas, sedes bancarias, hoteles de gran nivel, eclécticos, académicos y representativos, que dieron ese ambiente europeo a las avenidas. El área de la plantas bajas, fueron escenario de un comercio de bares, restaurantes, tiendas, y otros rubros, que dieron a estas calles atractivo e iluminación, que la obra pública complementó con farolas, veredas, árboles, y pavimentos.

Aviso de loteo suburbano, que ofrece el acceso a barrios alejados posibilitado a partir de la extensión del “tranway”. El tranvía fue motivo de extensión de la ciudad en la periferia al vincular al centro y los lugares de trabajo con los barrios alejados.

La otra transformación urbana se da en los barrios, en el derrame de esta población de inmigrantes recién llegados hacia lo que eran los suburbios de la capital. En LaBoca, Palermo, Barracas, Villa Devoto, etc. Los loteados y

“Aspecto que presentará Buenos Aires cuando estén terminadas las avenidas y demás obras de embellecimiento que actualmente se ejecutan”.La ilustración resume la operación urbana del trazado de la Av. De Mayo, la Diagonal Sur, y la Diagonal Norte como boulevards haussmanianos. En el centro de la Plaza de Mayo aparece el megalómano proyecto del Monumento a la Revolución, nunca construido, en el final de la Av. de Mayo la perspectiva remata en la cúpula del congreso, entonces en construcción. El cabildo aparece sin la torre, tal como estaba en 1910.

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constructores, ayudados por la extensión de los servicios de tranvías y trenes, realizaron una gigantesca operación especulativa, que configuró el suburbio residencial, homogéneo, de casas bajas, muchas veces construidas en etapas, o con elementos industriales, como las casas de chapas de La Boca. Los carteles rezaban: “Con frente al Riachuelo y al tranway, grandiosa venta particular de tierras, 104 Manzanas divididas en 2974 lotes. 30 casas de material. ¡Dos millones de ladrillos gratis!

Buenos Aires era un obrador

Las obras de infraestructura en gran escala que aportaron el ambiente de la ciudad industrial a Buenos Aires, los puertos, como la construcción de Puerto Madero, con sus muelles, grúas y docks, las estaciones ferroviarias, y la caracterización de los sectores urbanos especializados, apoyados por depósitos, estaciones de carga, y amarraderos de barcazas, como en el caso de La Boca, presagiaban la degradación de estos sectores. En 1902 se pone en marcha el primer gran molino argentino, en 1903 se habilitan los primeros elevadores de granos en el dique 3. Desde entonces se multiplicarían en el paisaje portuario 

 

El lenguaje de la arquitectura. 

Diversas formas arquitectónicas coexisten en el Buenos Aires de 1900, en medio de la euforia de la construcción de la gran ciudad. El Estado, y las clases altas se sirven de la estilística que provienede los arquitectos europeos, (sobre todo franceses), por encargo. Los estudios instalados en la capital, compuestos en general por arquitectos académicos europeos atraídos por la bonanza del país, se nuclean hacia fin de siglo en la Sociedad Central de Arquitectos, (Fundada en 1.886 por el arquitecto Ernesto Bunge, y es durante muchos años presidida por el arquitecto Alejandro Christophersen, de señorial personalidad y origen escandinavo). Los primeros arquitectos nacionales, se forman en la Escuela de Arquitectura que dependía de la Facultad de Ciencias Exactas de la universidad porteña. Durante muchos años el maestro Rene Karman, forma allí generaciones de alumnos con los modelos de la Ecole de Beaux Arts de París.

Construcción del Puente Transbordador Nicolás Avellaneda sobre el Riachuelo, de 1913. Las grandes obras de infraestructura urbana, como los puentes, las instalaciones del Puerto Madero, y la apertura de la primera línea de subterráneos, colocó a Buenos Aires a la altura del desarrollo tecnológico de las grandes capitales europeas.

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Los edificios historicistas, se pueden agrupar según el estilo de origen, muchas veces con la nacionalidad del arquitecto., así Renee Sergent, Norbert Maillard o Eduardo Le Monnier, de origen francés, realizan edificios franceses; Francisco Tamburini o Victor Meano son fintalianizantes, y Julián García de origen catalán, introdujo en sus obras realizadas para la colectividad española, el modernismo catalán.

Además surge una arquitectura del Estado, en el marco de la capitalización de la ciudad, que llevaba a instalar sus sedesen sus sitios definitivos, con sus imágenes, y monumentalidad apropiados. La casa de gobierno, en el histórico emplazamiento del fuerte colonial, se remodela según el proyecto de Francisco Tamburini, para darle su aspecto actual, y un frente adecuado sobre la Plaza de Mayo; en el otro extremo de la Avenida de Mayo, y previendo el solemne desfile del presidente hacia el Congreso, se proyectó el Palacio del Congreso. Este edificio, al igual que la Plaza, es objeto de un concurso, y de numerosas discusiones.

Por último, el edificio obra de Víctor Meano, cumple las expectativas, a partir de la imagen del parlamento de Washington, con un depurado lenguaje clásico. Este conjunto de obras que culminan en el centenario, dialogan con otras en las que no faltan los excesos megalómanos, como el “Monumento a la Revolución de Mayo.” Los ganadores, (del concurso), no solo dibujaron con precisión el monumento, que en su interior albergaba la histórica Pirámide de Mayo. La concibieron como una magnifica plataforma abierta a la grandiosidad del Río de la Plata; para conseguirlo proponían demoler la casa de gobierno, el cabildo y los depósitos del puerto. La catedral se salvaba. 1

Para la sociedad de 1900, la más representativa de las actividades sociales es la asistencia a una ópera. Buenos Aires tiene durante el siglo XIX, una tradición lírica alimentada por las compañías españolas e italianas, que la incluían en sus giras. El viejo Teatro Colón, de la calle Esmeralda es el centro social y de reunión. Hacia 1891, y en el marco de convertir la ciudad en una gran capital que reclamaba un gran teatro de ópera, y se encomienda el proyecto del Nuevo Teatro Colón a Francisco Tamburini. Concluido por J. Dormal, esta listo para las galas del centenario, y esdigno del esfuerzo. Sus halles de brillantes dorados, su sala de excepcional acústica, su maquinaria teatral, a la altura de la ópera parisina, y su monumentalidad, lo instalan emblemáticamente hasta hoyentre los, amantes de la lírica.

El teatro Nacional, el Politeama, el teatro Odeón de la calle Esmeralda, el San Martín antiguo y otras salas menores, hacen de Buenos Aires una atractiva plaza teatral, por la que pasan Eleonore Duse, Sarah Bernhard, y otras figuras internacionales.

Edificio de la “Royal Insurance”. De 1901, proyecto del estudio Lariston Conder. Los edificios comerciales, estilísticamente eclécticos, fueron predominantemente afrancesados (accesos con frontis, techos rematados en mansardas); constituyeron la cara más representativa del paisaje urbano en el centro, y en las avenidas recién abiertas.

El Monumento a Mayo, objeto de un concurso internacional, que fuera ganado por los italianos G. Moretti y L. Brizzolara, en 1909. El pedestal era hueco y dentro del mismo se albergaba la histórica Pirámide de Mayo. Su emplazamiento contemplaba un rediseño total de la plaza, como una gran plataforma abierta al río, que acarreaba la demolición de la casa de gobierno y el cabildo.

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Tiendas Gath y Chaves, en av. de Mayo, entre Perú y Rivadavia. Las grandes tiendas de departamentos fueron exponente de un consumo y unos productos al nivel de las capitales europeas, a la vez que un ámbito de sociabilidad de la burguesía porteña. Para ello, sus interiores suntuosos, y su “tea room”, en el octavo piso, fueron escenarios de una vida social cosmopolita e intensa.

El Pabellón de las Rosas, es el ámbito del ligero café concert, lugar donde mostrarse y figurar. El presuntuoso programa del centenario se centra en mostrar el progreso de este país, y de su principal ciudad, para ello organiza una Exposición del Centenario, como vidriera de sus logros ( las artes)

La voluntad de mostrar el progreso y la cultura de los argentinos como sociedad europeizada, lleva un gran esfuerzo por mostrar los logros artísticos, que se expresan de distintas formas. Una es la ya citada “Exposición de Bellas Artes”, muestra academicista y pretenciosa, pero que deja filtrar obras que introducían las primeras muestras del impresionismo vernáculas. Hubo también una corriente que abreva en la “La restauración Nacionalista” de Ricardo Rojas, en los poemas y prosa de Leopoldo Lugones, y Belisario Roldán. Esta tendencia tiene en la plástica el correlato de cuadros costumbristas, paisajes rurales pintoresquistas, y la exaltación de lo gauchesco, como afirmación nacionalista. (Curiosamente el gaucho real había sido exterminado como “bárbaro”, treinta años antes”.) 

El lenguaje de las esculturas.

La escultura es una de las manifestaciones de mayor producción, y la textualidad con que el“Centenario”, se esfuerza por mostrar el “progreso artístico , mediante una profusa instalación de monumentos, fuentes y esculturas en plazas y parques.

En esta tarea de “embellecimiento urbano”, que protagonizan los escultores, no faltan episodios transgresores, como “La fuente de las Nereidas” de la escultora tucumana Lola Mora. LAfuente cuyo diseño trabaja , temas mitológicos de , factura clásico – barroca, y en la que predominan los desnudos femeninos y el movimiento; es donada por la autora a la Municipalidad de Buenos Aires, y emplazada en la Plaza de Mayo.El conjunto de gran belleza, se inaugura en 1903,. A partir de entonces se genera una vigorosa campaña de prensa que cuestionó desde la autoría de la obra, hasta la moralidad de los desnudos en un lugar tan céntrico.Finalmente, en 1918, la fuente es trasladada a un lugar más apartado sobre la costanera sus, donde aún hoy se encuentra., y resulta un caso testigo de la monumentalidad con que los espacios públicos rediseñan su entorno y la relación con lo social.

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Palacio de la familia Anchorena, obra de Alejandro Christophersen, el pope de los arquitectos del centenario. La obra es de 1915, y hoy es sede de la cancillería.La plaza San Martín donde está construido era el barrio de las más fastuosas residencias como los palacios Paz y Anchorena. Hacia el norte, la Avenida Alvear se transformó en “la más francesa de Buenos Aires”, por su colección de petit hoteles y otras residencias afrancesadas.

Avenida Sarmiento, acuarela de A. Della Valle, del “Album de

vistas de Buenos Aires 1910”. Estas imágenes tienen dos lecturas, por un lado documentan los

nuevos escenarios urbanos, como este

paseo, con los carruajes, los paseantes y los

parques y boulevares. Por otra parte, las acuarelas

que se imprimían y vendían en álbumes

como este son obras de arte baratas y

representativas.

Plazas y parques del centenario 

Los nuevos hábitos venidos de París ya habían desplazado a las costumbres españolas. La primera nota fue la incorporación de la vegetación, antes ausente. Las calles y los paseos arbolados – una naturaleza ordenada y dominada por el hombre – vinieron a reacondicionar biológicamente a una ciudad que, al crecer alejaba a la otrora cercana naturaleza virgen. “El supremo triunfo del progreso consistió, en que extensos parques, grandes avenidas, servicios públicos modernos y eficaces debían asombrar al viajero, según una reiterada frase de comienzos del siglo XX” , comenta José Luis Romero.

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El Buenos Aires de 1910, contó con todos los tipos de espacios verdes necesarios a una ciudad de primer nivel: parques urbanos, plazas cívicas, plazas céntricas y barriales, plazoletas, paseos y jardines científico. El censo de ese año contabiliza 93 ejemplos con algo más de mil hectáreas que no bastaban, “Ya que se constata fácilmente que está lejos de tener las plazas, parques y paseos que su adelanto y desarrollo exigen”.

Los parques que nacieron en esta época –Saavedra, Lezama, Ameghino, Patricios, Chacabuco, Los Andes, Avellaneda y Centenario- se dispersaron en la geografía porteña en una acción que estableció definitivamente la relación entre áreas verdes y urbe total. El parque 3 de Febrero continuó siendo el paseo “Siempre predilecto del público, elegido como sitio donde debían realizarse las exposiciones más importantes”, como documentó la Memoria Municipal de 1910.

Los trabajos más representativos del Centenario son la Plaza del Congreso y el Parque Centenario: una como remate adecuado a la Avenida de Mayo y al Palacio Legislativo; otro como parque moderno, punto de reunión de avenidas, descentralizador del transito, en el eje geométrico del municipio. Otra tarea decisiva fue el emplazamiento en los paseos de los monumentos, fuentes y demás ofrendas llegadas desde diversos países.

La educación y el cultivo del espíritu por medio del parque urbano fueron materializados por Thays, (diseñador de parques que actuó en Buenos Aires entre 1891 y 1914). Así como la consideración del jardín como obra de arte. Al ingresar en cualquiera de sus realizaciones era posible “integrarse al mundo total de la naturaleza, en apariencia espontaneo y casual pero regido firmemente por una rigurosa estructura subyacente que no le impide en absoluto captar, a través de los sentidos, una naturaleza idealizada y mejorada con respecto a su estado natural” (Olga Paterlini) 2

A partir de entonces se genera una vigorosa campaña de prensa que cuestiona desde la autoría de la obra, hasta la moralidad de los desnudos en un lugar tan céntrico. En 1918, la fuente se traslada a un lugar más apartado sobre la costanera sus, donde aún hoy se encuentra.

Otro de los aspectos, quizás el que muestra la mentalidad con mayor nitidez, es el de la “ Iconografía del Centenario”. Los carteles, postales, calendarios, publicaciones, diplomas, albumes, medallas, placas y recuerdos, constituyen piezas de una estética “Belle Epoque”, con atisbos de Art Nouveau, amanerados, simbolistas, que abusan de la alegoría y tienengran encanto evocativo en la actualidad.

Hipódromo de Palermo. Los deportes hípicos, impuestos por los ingleses como “deportes de reyes”, tuvieron un escenario adecuado en las instalaciones de Palermo. El “Censo de espacios verdes de Buenos Aires” de 1910, contabiliza 93 de estos espacios, entre plazas, parques y paseos.

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“En los predios feriales del Centenario, los productos industriales de Europa Occidental y de América exhibidos, presagiaban que Argentina se convertiría en un mercado creciente para sus fabricantes. Simultáneamente, las exposiciones auspiciadas por las provincias argentinas mostraban productos para exportación que ya entonces eran requeridos por socios comerciales del exterior.

Se deben mencionar cinco exposiciones internacionales muy importantes: La Exposición de Agricultura y Ganadería, Ferrocarriles y Transportes urbanos, Higiene y Bellas Artes.

La Exposición de Agricultura era administrada por la Sociedad Rural, que había organizado exposiciones anuales sobre técnicas de cultivo, ganadería y productos en el mismo lugar, en el barrio de Palermo desde 1878... (aun hoy sigue realizándolos anualmente en el mismo sitio).

La Exposición de Higiene se inauguró el 3 de julio, y aunque permaneció abierta durante seis meses , no contó con numerosa asistencia...

La Exposición de Bellas Artes se inauguró poco después de la de Higiene, el 12 de julio. Promovida por la Sociedad Central de Arquitectos y ubicada en la Plaza San Martín –en uno de los más importantes y selectos barrios residenciales – se encontraba alejada de las otras exposiciones del Centenario, muy cercanas unas de otras en el área de los parques de Palermo, hacia el norte. Sin embargo, sus instalaciones conectaban la Plaza San Martín y el adyacente Museo de Bellas Artes, con la gran Avenida del Centenario. Asimismo el cercano Plaza Hotel, que abriera sus puertas en 1.908, albergó dignatarios visitantes entrelazando riqueza, poder, entretenimiento y consumo de arte...

Las Exposiciones de Transportes e Industria fueron emprendimientos gigantescos que requirieron la importación de materiales; se embarcó maquinaria pesada en puertos tan lejanos como los de Inglaterra o Alemania... 

Coche comedor equipado de la “Exposición Internacional de Ferrocarriles y transportes terrestres”, de 1910. Los vehículos y el transporte, los signos más evidentes de la modernidad y el progreso, tenían su exposición propia, en el país que tenía la red ferroviaria más extendida de América Latina.

Pabellón del Paraguay en la exposición Internacional de Agricultura del centenario. Las líneas “art nouveau” de este y otros pabellones, el uso de materiales desmontables, como en este caso la madera y el vidrio, pusieron en el escenario de la muestra las nuevas tendencias en diseño y construcción.

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Monumentos, parques, terrenos dedicados a exposiciones y certámenes atléticos fueron proyectados como logros de carácter internacional que simbolizaban la grandiosidad urbana y la modernidad de la Argentina...3

La cultura popular.

La sociedad porteña que se construye, desde 1880, y quese define hacia 1910, no está reflejada en la iconografía del Centenario, sino en la prensa costumbrista como en la revista Caras y Caretas, P.B.T. o LaVida Moderna;. Estos medios testimonian en los artículos y caricaturas, la amalgama de inmigrantes españoles, italianos, judíos, turcos, rusos, franceses, etc; los criollos que llegan desde el interior. El hábitat de estos grupos son conventillos, barrios obreros, guettos de inmigrantes, y las primeras villas miseria.

El conventillo, foto de 1905. Los inquilinatos en viejas casonas urbanas subdivididas, o en construcciones especulativas, con una pieza por familia y servicios comunes, fueron el hábitat del inmigrante y del pobre porteño en las primeras décadas del siglo. En 1904 un 27% de los habitantes de Buenos Aires vivían en conventillos.

En estos ambientes se habla una confusión de lenguas, se aprende trabajosamente el castellano generando mil variantes como el “cocoliche” (castellano mal hablado por los italianos), yse apropia de voces y giros de los inmigrantes,loque genera un argot porteño, “el lunfardo”, orillero, carcelario, de boliches y piringundines del bajo, y abominado por las clases cultas.

Esta población cosmopolita y abigarrada, con mentalidad de inmigrante, lucha desesperadamente contra la pobreza y por conseguir su ubicación en una sociedad elitista que los mira con desconfianza; y construyen sus formas culturales híbridas, como su argot, en los patios de los conventillos que los alojan, en los boliches y prostíbulos donde se divierten, en los sindicatos y asociaciones que crean.

El tango se funda tomando elementos del candombe y la milonga criollos, y de los aires importados, aparece, que se toca y baila en lugares de mala fama; remedando la picaresca del conventillo, se elabora el sainete criollo, que reconoce algunos parentescos en el circo, y el teatro gauchesco.

Esta nueva sociedad genera sus formas de habitar, las que superando el conventillo se extienden por los suburbios en los “barrios de casas desparejas”, donde se impone la “casa chorizo”, un cocoliche de la vivienda, que reconoce diversos orígenes, pero esencialmente se construye a partir de una pieza y cocina, a la que se le suman habitaciones, a medida que se puede a lo largo del terreno. Una variante originalson las casas de chapas de “La Boca”, y Avellaneda, construidas sobre pilotes por las inundaciones de la zona, y con los materiales de los galpones portuarios. Los barrios toman identidad de las colectividades.

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“La Boca”, es xeneixe, por los genoveses, que junto con otros italianos eran en 1910, el 70 % de sus habitantes; La calle Junín forma un Guetto de inmigrantes judíos, los españoles tienen preferencias por las cercanías de la Avenida de Mayo, que se convierte en un barrio de gallegos, los que se emplean en los bares y hoteles de las cercanías e instalan en el imaginario porteño que todo mozo es un gallego.

También la cultura popular de esos años, ve nacer las primeras formas de resistencia. Los inmigrantes, de origen rural o urbano, pero invariablemente pobres y desheredados, traen, junto con sus lenguas y costumbres una cultura de resistencia y de organización política que desde 1880 tiene presencia en Buenos Aires. Así las primeras organizaciones sindicales, los partidos obreros, anarquistas, socialistas, las bibliotecas e imprentas de estos grupos son fundacionales de la cultura y prácticas políticas. Emblemáticamente en 1909 estalla una de las primeras grandes huelgas, en la capital, afectó la marcha de los festejos:

“a principios de abril, la dirección de La Federación Obrera Regional Argentina, (FORA), había quedado autorizada por los delegados de los gremios a convocar a la huelga contra “El centenario burgués”, y a comenzar las acciones con un acto el primero de mayo. Desde principios de siglo, la clase obrera había crecido en su aprendizaje, en su organización clasista y en sus medidas de lucha, acumulaban la experiencia de paros por gremios, de huelgas generales, de huelgas de inquilinos contra los alquileres abusivos, y de lucha contra la Ley de Residencia. Había difundido sus deseos de emancipación y sus esperanzas en el futuro de la humanidad, pero también había experimentado la represión violenta de sus actos y movilizaciones. La cuestión obrera era entendida como uno de los males nacidos del progreso capitalista y la inmigración.”1

El tango.

En los inicios el tango era tocado por tríos de flauta, violín y guitarra,instrumentos fácilmente portables que permitían a los precarios intérpretes trasladarse de boliche en boliche. Los conjuntos solo conocían de memoria unas cuatro o cinco piezas y con ese magro bagaje debían cambiar con frecuencia de público, para no aburrir a la concurrencia. Por ese motivo se turnaban en los distintos piringundines de las orillas, sobre todo en los cafetines del barrio de La Boca, donde menudeaban los sitios donde escuchar tangos. La mayoría de esos lugares oficiaban a la vez como módicos prostíbulos, en unas sórdidas piezas del interior del establecimiento.

Además de los cafetines de barrio, en las primeras décadas del siglo se hicieron famosos otros sitios, como el Café de Tarana, que estaba ubicado en la esquina de las actuales avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento, y al que la gente llamaba Hansen, por el nombre de su anterior propietario; ElTambito, que se levantaba en las cercanías de Tarana; y en especial dos lugares de larga fama en la época: Lo de Laura, y Lo de María la Vasca, que eran lugares especiales para bailar.

Otros sitios donde se podía escuchar a algún conjunto interpretando tangos eran los llamados “Cafés de camareras”

El centenario dejó su marca en muchos tangos. La misma noche del 25, en una tarima colocada en la Avenida de Mayo, ante una multitud entusiasta, el pianista Alfredo Bevilaqua estrenó su tango Independencia, cuya partitura envió a la Infanta Isabel...”2

Por la ciudad

Más verdes y menos grisesPor Norberto H. García Rozada

 Portadas de partituras de tangos, “Que hacés que no te casás”, y “La compadrada del cometa”. El tango como género popular y urbano, hace su aparición y difusión en las primeras décadas, y sus partituras, letras y portadas aluden a la situación social, y a las costumbres porteñas.

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El que habla de la ciudad de Buenos Aires lo está haciendo, mal que le pese, de la vasta región metropolitana; ese triángulo que, sin exagerar, asienta sus vértices en La Plata, Luján y Tigre. Por ese motivo, tuvo su miga -mucha- el Foro Ribera Norte, otra iniciativa de la Fundación Ciudad que, incansable, no cesa de trabajar para que los vecinos de toda esa vasta porción puedan mejorar su calidad de vida.

Hay un debate -nada belicoso, por supuesto, pero intenso- entre quienes propugnan la moderación en materia de crecimiento inmobiliario y ponen el acento en la preservación de los espacios abiertos y verdes, destinados al ocio, el recreo y la oxigenación, y quienes preferirían que en el área metropolitana predominasen las diversas tonalidades grisáceas de la edificación en altura.

Bien. El foro de marras congregó a dos centenares y medio de Pérez, afincados en Buenos Aires y en los partidos de San Isidro, Tigre, San Fernando y Vicente López, francamente embanderados, por lo menos en su mayor parte, en la primera de esas tendencias. Si alguna duda subsistiese, así lo demostró la decisión de que la reunión fuera denominada Ribera para Todos. Y, animados debates mediante, las conclusiones sólo contribuyeron a consolidar esa impresión.

Los Pérez reconocieron que esa zona ribereña admite diversos usos. Mas hicieron la salvedad de que ni pueden ni deben atentar contra la finalidad esencial: uso público verde recreativo. Les altera el ánimo pensar que en tan extensa y frágil franja costera lleguen a tener cabida más rellenamientos, el crecimiento de las infraestructuras portuaria y aeroportuaria -nada quieren saber de aeropanzas y aeroíslas- y, era previsible, también rechazan los emprendimientos inmobiliarios de alta densidad (¿por el estilo de las moles que están creciendo en Puerto Madero?).

Aspiran, asimismo, a que la ribera metropolitana sea considerada como un todo en materia de planificación y tenga un marco legislativo único. Interpretación que acepta la existencia de circunstancias diferentes en cada distrito, sin por ello resignar el principio de que la costa es un bien común compartido por toda la región.

¿Les harán caso? Vaya a saberse, sobre todo por aquello de que no hay más honda petrificación auditiva que la de los que no quieren escuchar. Por las dudas, tales propuestas esenciales y, asimismo, las restantes emanadas de ese cónclave tuvieron sustento en la manifestación esencial de que desde ningún punto de vista los Pérez están dispuestos a resignar el dominio y el uso público de la ribera, y el derecho de la ciudadanía a tener voz y voto en la planificación y gestión de esas tierras.

Una vez más, por si hacía falta, quedó en claro que los vecinos -¡bah, los Pérez!- pretenden elegir su calidad de vida y rechazan de plano que otros se atribuyan la potestad de imponérsela.

 

El futuro del Palacio Duhau, en la zona más cara de Buenos Aires

El nuncio apostólico quiere que se proteja el patrimonio culturalLa construcción de un hotel inquieta al

barrio

No es un vecino común. Santos de Abril y Castelló, nuncio apostólico, se pasea por el jardín escoltado por las añosas tipas que linda con al palacio Duhau.

Allí, a metros nada más, está proyectado un hotel cinco estrellas cuyas 150 ventanas mirarán al sereno verde de los fondos de la casa construida por el arquitecto francés Le Monnier para la familia Fernández Anchorena, habitado después por M.T. de Alvear, y, finalmente, por María Adelia Harilaos de Olmos. Viuda riquísima del gobernador de Córdoba, Ambrosio Olmos, Adelia Harilaos donó la casa a la Curia, luego de que allí se alojara, durante el Congreso Eucarístico de 1934, el cardenal Eugenio Pacelli, que sería después el Papa Pío XII.

En un gesto excepcional, el Nuncio ha invitado a La Nación a recorrer la residencia y sus

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El representante del Vaticano espera una actitud receptiva de las autoridades

 

Quiere que sean atendidas las objeciones de los vecinos al proyecto hotelero

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recientes refacciones. La piedra París y los mármoles lucen espléndidos. Con calma vaticana, Abril y Castelló recorre uno a uno los ambientes, y pone especial interés al subrayar el empeño puesto por respetar el patrimonio histórico y cultural del país.

«Esta es la sede de un Estado que mantiene y ha mantenido excelentes relaciones con la Argentina, y que ha intervenido en varias ocasiones con gran sentido de la oportunidad», dice el Nuncio.

La diplomacia se nutre más de silencios que de palabras.

Aunque no lo dice, siente que ha empeñado su afán y los dineros de la Santa Sede para proteger el patrimonio y el acervo cultural, que representa una casa espléndida en una manzana única de Buenos Aires. Espera que esa actitud tenga imitadores en los ciudadanos y en las autoridades locales.

«De lo contrario quedan otros caminos por recorrer», agrega con firmeza.

No es arquitecto ni artista, pero el nuncio ha tomado esta causa con un interés poco común. Hace poco más de un año que está en el país y cree que tiene todavía varios años para disfrutar del palacio que retoma en sus ambientes de equilibradas proporciones lo mejor de la arquitectura francesa. El gesto soberbio del arquitecto Le Monnier, fue el hall central que se abre majestuoso como un gran foyer. Respetado por sus colegas y uno de los profesionales más prestigiosos de su tiempo, Le Monnier diseñó, entre otras obras importantes, la sede del Yacht Club Argentino. Su trabajo retoma la tradición clásica y saca el mejor partido del eclecticismo que definió el tramo más brillante de nuestra belle époque, ese período de paz política y crecimiento económico que va de 1880 a 1930.

Para los especialistas, la casa, que es sede de la Nunciatura desde los años cincuenta, es uno de los últimos ejemplos de un conjunto que se conserva en perfecto estado de armonía: casa, mobiliario y jardín responden al espíritu con que fueron creados.

A diferencia de los vecinos palacios Maguire y Duhau, la Nunciatura conserva el jardín intacto en toda su extensión. Baja en forma aterrazada y saca partido de la barranca que llega hasta la calle Posadas.

Ese jardín con sus añosos ejemplares será la vista del hotel cinco estrellas.

Si se cumplen los planes de sus vecinos, en sus caminatas matinales la mirada del nuncio tropezará con las 150 ventanas de las habitaciones ocupadas por huéspedes cinco estrellas que mirarán al jardín de la sede diplomática de la Santa Sede.

No pierde la calma el español llegado del Vaticano. Hasta el momento su voz no se ha escuchado en el vecindario que pregunta con más o menos preocupación por el futuro del entorno palaciego. Esa cotizada vista que hará empinar la cotización de las habitaciones del hotel es la misma que eleva el precio del metro cuadrado en los departamentos ubicados sobre Montevideo, entre Posadas y Alvear, considerados los más caros de la ciudad.

Al meneado proyecto del hotel, se suma el centro de alta moda que será habilitado en las entrañas del Palacio Duhau sin alterar el diseño de su «piano nobile», siempre y cuando se aprueben los últimos escollos, como es el estudio de impacto ambiental reclamado por el abogado García Elorrio, de la Fundación Ciudad.

Tras muchas idas y venidas, el proyecto hotelero impulsado por el Grupo Exxel que preside Juan Navarro fue aprobado por la Secretaría de Planeamiento que lidera Enrique García Espil en los primeros días de 2001. Desde entonces, la discusión está abierta, hay voces en favor y en contra y una encuesta encargada por el diputado Fernando Caeiro, que muestra más ecuanimidad que las opiniones vertidas a boca de jarro.

El último viernes habría sido aprobado, finalmente, el pedido de una audiencia pública antes de que sea aprobada de manera definitiva el proyecto del hotel que lleva la firma del ingeniero Diego Peralta Ramos, y el centro de alta moda, una suerte de shopping de marcas caras (Kenzo, Ralph Lauren, Dior y otras) organizado por el entrepreneur Federico Alvarez Castillo. La aprobación del proyecto lleva impresas algunas aclaraciones, como por ejemplo que no habrá cambios en el «piano nobile», y que será habilitado un centro cultural, una suerte de área de exposiciones.

En realidad, esa cuadra única de la avenida Alvear, en la que que se suceden los palacios Maguire, Duhau y la Nunciatura, está protegida por las disposiciones correspondientes a un APH (Area de Protección Histórica), que custodia la identidad y las fachadas, sólo que el límite de protección no comprende el jardín. Ni el del Palacio Duhau... ni el del nuncio.

La opinión de este vecino ha cobrado en estos días una importancia mayúscula.

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¿Podría enfrentarse el hotel, siempre y cuando el Nuncio lo quisiera, con un edificio de altura equivalente del otro lado de la medianera? Esa es la pregunta del millón. Pero Abril y Castelló prefiere concentrarse en la delicada terminación de los picaportes y en la madera lustrada del importante comedor. Por si quedara alguna duda, hacia el final de la visita, el diplomático recuerda que nunca la Santa Sede tuvo intenciones de vender. Y no porque no haya habido compradores.

Por Alicia de ArteagaDe la Redacción de La Nación

 

Algunas ideas sobre la modernidad latinoamericana

Jacques Le Goff, en Pensar la historia” 3 propone varias posibles “modernidades”, tales como una modernización equilibrada, que es el caso de Japón después de la 2º Guerra mundial, una modernización conflictiva como la que reconoce en el mundo musulmán, o una modernización a tientas, la que ubica en los

países africanos. En la línea de esta propuesta llamaremos modernización, o modernidad incompleta, al proceso que se da en Latinoamérica y en particular al caso Buenos Aires

Modernidad, porque desde principios de siglo XIX, el proyecto de un Estado Argentino, se nutrió de filosofía y modelos políticos iluministas, librecambistas, napoleónicos, e inspirados en las revoluciones francesa y norteamericana, fundacionales del Estado y la sociedad modernos.

Modernidad, porque desde el principio de la vida independiente, los modelos sociales y culturales fueron Francia, y sobre todo Inglaterra, con un explícito rechazo de la tradición española y colonial del pasado latinoamericano. Estos Estados europeos, padres de la modernidad occidental fueron modelo de economía, instituciones, sociedad, y hasta un intento de sustitución étnica a través de imaginarias inmigraciones inducidas de comunidades de las “sociedades progresistas”.

Modernidad cultural, porque todas las expresiones, desde la moda y la educación, (por ejemplo el proyecto de Sarmiento de educación pública); hasta el urbanismo y las bellas artes, fueron explícitamente copiadas de los modelos “modernos" de Europa. Así, la importación de técnicos e intelectuales en la época rivadaviana. Personajes como Pierre Benoit, Emeris Essex Vidal, Juan Mauricio Rugendas, Cesar Hipólito Bacle, J. León Palliere, etc, fueron artistas fundacionales en el nuevo país, que por su estética clasicista o romántica, sus técnicas y medios que incluyeron el grabado y la litografía, y sus proyectos, adscribieron a la modernidad decimonónica europea.

Modernidad incompleta, porque no articuló las etapas de desarrollo industrial,del desarrollo del capitalismo, de lo económico, formas políticas e institucionales, de los estados europeos, y una cultura moderna; sino algunos de los signos superestructurales, como las formas culturales sin su correlato social y productivo.

Incompleta, porque en el reparto de colonias y zonas de influencia, de las formas imperialistas del Mercado Mundial, de fines del siglo XIX, nunca fue posible a las “naciones periféricas”, realizar un desarrollo capitalista autónomo e independiente, sino, por una estricta división internacional del trabajo, desarrollar y modernizarse en aquel sector funcional al modelo de dependencia. Por ejemplo,la modernización de la ciudad puerto de Buenos Aires, con el atraso y falta de desarrollo del interior; o el desarrollo moderno de las ciudades, Rosario, Córdoba , Tucumán, etc. frente al atraso del campo.

Incompleta, porque su propio proceso histórico, fue de esporádicos e inconclusos intentos, nunca totalmente desarrollados. Así, el proceso de la Revolución de Mayo, viró hacia el modelo rivadaviano, y este abortó por la guerra civil de los años veinte; las décadas rosistas no llegaron a configurar un proyecto; la etapa de la “Organización Nacional” estuvo jalonada por las guerras civiles y la guerra con el Paraguay. Recién la generación del ochenta, y la etapa que inaugura la presidencia de Julio A. Roca, configura un modelo territorial, económico, urbano y cultural, y se da un tiempo, hasta1916, para desarrollarlo. Aún así, en su más espléndido momento, en los festejos del Centenario de 1910, Buenos Aires da a los visitantes la imagen de “una gran ciudad a medio hacer”, una metrópoli moderna pero incompleta.