Estacio - Las Silvas

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  • PUBLIO PAPINIO ESTACIO

    SILVASINTRODUCCIN GENERAL DE

    GABRIEL LAGUNA MARISCAL

    TRADUCCIN Y NOTAS DE

    FRANCISCO TORRENT RODRGUEZ

    f i

    BIBLIOTECA BSICA GREDOS

  • BIBLIOTECA BSICA GREDOS

    ED ITO RIA L GREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 85 M adrid, 2002

    Q uedan rigurosam ente prohibidas, bajo las sanciones establecidas p o r la ley , la re p ro d u c c i n to ta l o p a rc ia l d e e s ta o b ra p o r c u a lq u ie r m ed io o p ro ce d im ie n to , a s i co m o su d istr ib u c i n

    m ediante alquiler o prstam o pblico sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright.

    Diseo: Bnjgalla

    ISBN 84-249-2647-1.D epsito Legal: B. 13812-2002.

    Im presin y encuadem acin: CAYFOSA-QUEBECOR, Industria Grfica Santa Perptua de la M ogoda (Barcelona).

    Im preso en Espaa - Printed in Spain.

  • INTRODUCCIN GENERAL

  • C o n t e x t o h i s t r i c o y c u l t u r a l

    Hacia el ao 62 de nuestra era llegaba a Roma un joven- csimo poeta llamado Estacio. Vena ligero de equipaje y cargado de ilusiones. Proceda de Npoles, su ciudad natal. Lo acompaaba su padre, maestro de escuela y poeta profesional, que haba instruido a su hijo en el ocio de las letras. El padre planeaba continuar en la capital su labor de enseante y de poeta a sueldo. El hijo soaba con labrarse en la Ciudad un porvenir como poeta, protegido por nobles patronos o por el mismsimo emperador reinaba por entonces Nern en Roma. Como despus dira, persegua los goces livianos de la fama (Silvas IV 4, 50-51). Llegara a realizar sus aspiraciones, al menos en parte.

    AI objeto de contextualizar la vida y obra de Estacio en su marco histrico, conviene precisar que su trayectoria vital se extiende por la segunda mitad del siglo i d. C. Su formacin y llegada a Roma coincidieron con el reinado de Nern (54-68). Sus aos de madurez transcunieron en paralelo con el reinado de la dinasta Flavia (69-96). Y escribi la mayor parte de su produccin literaria en tiempos de Domiciano (81-96), el tercer y ltimo emperador de dicha dinasta Flavia.

  • X ESTACIO

    El emperador Nern puso fin con su suicidio (68 d. C.) a la dinastia Julio*Claudia. Nern, poeta l mismo, favoreci la literatura e instituy el certamen literario de los Neronia, Durante su reinado hubo una gran ebullicin cultural y literaria: las letras cdnocieron un florecimiento desconocido desde tiempos de Augusto, La tendencia esttica predominante durante su poca es de carcter barroco y anticlasicista. La figura cimera de la poca fue Sneca. Por su parte, reaccionaron contra la corrupcin neroniana Persio, con su stira estoica, y Lucano, con el republicanismo detectable en su Farsalia. En cambio, Petronio se nutri de esa misma corrupcin como materia argumental para su novela Satiricn.

    Despus de Nern, Roma cay en un perodo de inestabilidad y guerra civil. Durante un ao (68-69) se sucedieron los efmeros reinados de basta tres caudillos: Galba, Otn y Vitelio. Tras ellos se hizo slidamente con el poder Vespasiano, fundador de la dinastia Flavia, constituida, tras el propio Vespasiano (69-79), por sus hijos Tito (79-81) y Domi- ciano (81-96).

    Polticamente, lo que ms llama la atencin en la dinasta Flavia es la consolidacin del rgimen del Principado y el incremento del poder imperial. Desde el poder se dirige la cultura y la literatura interesadamente. En literatura prima una tendencia clasicista, en marcado contraste con el modernismo de poca de Nern.

    Vespasiano, un emperador de linaje modesto, destacado militar, de carcter pragmtico y socarrn, lleg al poder ya maduro, y desanoll una administracin parca y diligente. Para consolidar y legitimar su poder hizo promulgar al Senado una Lex de imperio. Desde una slida base de poder autocrtico, su propsito fue restaurar el esplendor de la Roma de Augusto. Como exponente de este objetivo, en las monedas acuadas por l se lee el lema roma resuroens

  • INTRODUCCIN GENERAL XI

    (Roma est renaciendo). Con tal fin, sane las finanzas del fisco, en bancarrota; fortaleci y ampli el Imperio Romano, en Galia, Germania, Bretaa, Judea; y ejecut un importante programa de obras pblicas en Roma, con restauracin de los edificios daados por los disturbios del 69 (as, orden construir el Coliseo o anfiteatro flavio, que luego inaugur su hijo Tito). Como consecuencia de todo ello, a su muerte el 23 de junio del 79 Vespasiano haba resuelto todos los problemas que haba encontrado a su subida al poder. Gn literatura, el decenio de su reinado constituye un perodo de espera y transicin, pues no es posible sealar ningn escritor importante que escribiera entonces y cuya obra haya llegado a nosotros. No obstante, en relacin con su pragmatismo y con su objetivo de consolidacin del poder, Vespasiano practic conscientemente una poltica cultural, dirigida por el estado y al servicio del rgimen autocrtico: fund una Biblioteca (como antes haban hecho Julio Csar y Augusto), anexa al Templo de la Paz (ntese la asociacin entre cultura y orden sociopoltico); expuls de Roma a filsofos estoicos disidentes (entre el 71 y el 74); y estableci la primera escuela pblica en la historia de Roma, cuya ctedra encomend al rtor hispano Quintiliano.

    Tito sucedi a su padre. Su gobierno fue muy breve: slo dur dos aos. Result un emperador muy popular y querido: el pueblo lo consider amor y delicias del gnero humano. Adopt una poltica continuista de la paterna y, durante su breve reinado, tuvo ocasin de demostrar su generosidad y diligencia en el alivio de tres graves desgracias que acontecieron: la erupcin del Vesubio (79), un nuevo incendio en Roma y una virulenta epidemia.

    Le sucedi su hermano Domiciano, cuyo reinado tiene una importancia especial para la literatura latina por dos razones: dirigi los destinos de Roma durante un perodo de

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    tiempo (quince aos) ms extenso que los otros dos emperadores flavios juntos; y auspici la literatura, al servicio del poder imperial y de la ideologa dominante. Como consecuencia durante su reinado floreci la literatura, con un marcado carcter clasicista y ulico.

    En general Domiciano fue un dirigente eficiente y cabal, especialmente en la primera mitad de su reinado. Fue un excelente administrador y un afortunado general. Desde un principio, continuando la tendencia de su padre, su rgimen se destac por el absolutismo, con desprecio del Senado. Quiz podramos caracterizar su actitud de despotismo ilustrado. Llev a cabo un ingente programa de reconstruccin de Roma, sin paralelo desde Augusto. Fue muy escrupuloso en la administracin de justicia y reprimi la corrupcin. Fue asimismo'implacable en el mantenimiento del orden pblico y de la moralidad. Pero su reinado estuvo marcado por las conspiraciones, la ms peligrosa de las cuales fue la de Saturnino, gobernador de la Germania Superior, del ao 89. Despus su rgimen autocrtico degener, especialmente desde el ao 92, hacia un sistema desptico en el que auspici las delaciones y los juicios de lesa majestad. Se haca llamar seor y dios nuestro. Acab asesinado en una conjura palaciega, con implicacin de su propia esposa. El Senado decret la condena de su memoria y la destruccin de sus imgenes.

    En el mbito cultural Domiciano desarroll todo un programa dirigido desde el poder. Fund no menos de dos certmenes: el Certamen Capitolino, que se celebraba desde el 86 cada cuatro aos, con secciones ecuestre, atltica y literaria (esta ltima, dividida en griega y latina); y los Juegos Albanos, que se celebraban cada ao en la villa que posea el emperador en Alba, con ocasin de la festividad de Minerva. Por otro lado, el emperador persigui a los filsofos

  • INTRODUCCIN GENERAL XIII

    disidentes, como haba hecho Vespasiano. En general, favoreci una literatura que, en la forma, siguiera una tendencia clasicista y, en el fondo, propagara la ideologa imperial, difundiera los logros del orden imperante (la Pax Flavia) y encomiara la propia figura del emperador y de destacados nobles, pertenecientes a la corte imperial o afectos al rgimen. Estacio y Marcial cultivaron la poesa de ocasin, al servicio del emperador o de patronos poderosos. Silio Itlico, Valerio Flaco y el mismo Estacio cultivaron el gnero pico, en la estela clasicista de un Virgilio. Y Quintiliano sistematiz, con miras a la enseanza y a la formacin del gusto, los principios de una retrica clsica, con aprecio de Cicern.

    V id a d e E s t a c io

    A la hora de recabar datos sobre la biografa de Estacio no contamos con referencias en contemporneos, ni disponemos de una Vita o biografa antigua. Con todo, conocemos relativamente bien su vida, en gran medida por los datos que l mismo nos proporciona en su poesa, especialmente en dos pasajes autobiogrficos de las Silvas: III 5, 22-42 yV 3, 209-45. Juvenal, por su parte, menciona brevemente a Estacio en unos versos (VII 82-87) en los que recuerda al poeta con apuros econmicos y organizando recitaciones de su Tebaida.

    Haba nacido Publio Papinio Estacio en Npoles, hacia el 45 d. C., hijo de un maestro y poeta profesional. Tanto la condicin socioprofesional de su padre como su entorno de origen son factores determinantes del tipo de poesa que escribi. El padre (15*80 d. C.), oriundo de Velia (en Luca-

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    na), era de modesta fortuna. Se ganaba la vida como mercenario de las letras, con la enseanza y la participacin en certmenes poticos. Gan premios importantes en certmenes itlicos como los Augustales, celebrados en Npoles, asi como en los certmenes del circuito griego (Pticos, emeos e stmicos). Ense como gramtico (profesor de enseanza secundaria) primero eo peles, luego en Roma. Enseaba y comentaba autores griegos. Ya en Roma compuso un poema sobre la guerra entre Vitelio y Vespasiano del ao 69, alinendose con la causa de este ltimo. Es decir, en la trayectoria de Estado padre cabe destacar dos notas: su condicin de poeta profesional, con amplias races helnicas; y su conexin con la dinasta Flavia. Por su parte la patria chica de Estacio, Npoles, era un municipio culto y refinado, de ambiente helnico, ubicado en una regin de recreo para romanos pudientes y sede de los Juegos Augustales, como se ha apuntado.

    Transcurri la juventud de Estacio en este ambiente helnico de Npoles, donde aprendi de su mismo padre el arte de componer poesa. La familia se traslad a Roma en poca de Nern (quiz hacia el 62) y all Estacio recit su poesa frente a nobles oyentes y en presencia de su padre. En Roma desarroll su labor potica e intent ganarse la vida como poeta profesional. Posiblemente Estacio es el autor (aunque no sea doctrina comnmente aceptada por la crtica especializada) de un poema generalmente considerado annimo, la Laus Pisonis (Encomio de Pisn), mediante el cual el joven poeta intent granjearse el favor y patronazgo del noble Calpumio Pisn, quien a su vez habria de protagonizar la Conjura de los Pisones (65) contra Nern. Se cas con una mujer llamada Claudia, viuda de un poeta, que aport una hija de su anterior matrimonio (no tuvieron hijos propios). Todava en vida del padre (antes, pues, del 80) se

  • INTRODUCCIN GENERAL XV

    alz con el triunfo en los Juegos Augustales. Tambin gan en los Juegos Albanos (90), si bien conoci la derrota en el Certamen Capitolino (probablemente en el mismo 90). Por razones de salud o por desengao por esa derrota se retir a Npoles en la ltima etapa de su vida, hacia el 95. No se sabe si regres a Roma. Muri en el 96, en el mismo ao pero posiblemente antes que Domiciano.

    Se ha apuntado ya que Estacio, de nivel socio-econmi- co modesto, se gan la vida en Roma como poeta profesional. Pero de qu viva un escritor en la Roma de la poca? Pues, aunque exista una industria editorial, lo cierto es que los autores no perciban derechos por la venta de libros. Algunos, econmicamente pudientes, podan vivir de las rentas: los dos Sneca, Lucano y Petronio. Quintiliano, por su parte, cobraba como director de escuela un sueldo a cargo del fisco. Otros poetas, como Estacio y Marcial, deban recurrir por su endeble condicin al patronazgo literario. Entre los patronos de Estacio se cuentan los nobles Arruncio Estela, Atedio Melior, Claudio Etrusco, Pola Argentara (la viuda de Lucano), adems del mismo emperador Domiciano. En honor de estos y otros patronos compone Estacio su poesa de ocasin, las Silvas. Tambin empujado por la necesidad compuso el libreto de un mimo, Agave, para el pantomimo Pars. En la misma lnea de poesa ulica compuso un poema pico de tema histrico, Sobre a guerra germnica, para conmemorar la victoria de Domiciano sobre el pueblo germnico de los catos del 82-83. A su vez, para obtener patronazgo era imprescindible granjearse previamente una reputacin, lo que Estacio busc conseguir por dos medios; organizando recitaciones pblicas de su Tebaida (una de las cuales es mencionada por Juvenal) y participando en certmenes poticos, como ya se ha comentado. Como fruto de estos trabajos y desvelos, parece que Estacio alcanz en

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    Roma nna posicin desahogada: posea una finca en Alba (quiz heredada del padre, que a su vez pudo haberla recibido como regalo del emperador Vespasiano); reciba invitaciones a comer o a alojarse en las villas de sus nobles mecenas; el propio emperador le concedi una conduccin de agua para la villa de Alba; no es de descartar, en fin, aunque no tengamos constancia, que tambin recibiera ocasionalmente gratificaciones pecuniarias.

    P r o d u c c i n p o t ic a d e E s t a c io

    Las obras escritas por Estacio se dividen en dos grupos: poesa de ocasin y epopeya. Dentro del apartado de poesa ocasional se incluira el poemita Laus Pisonis (si se acepta la autora estaciana), compuesto hacia el 62-65; y las Silvas, coleccin de 32 poemas distribuidos en cinco libros, escritas entre el 89 y el 96. Al gnero pico pertenecen la Tebaida, en doce libros, compuesta entre el 80 y el 92; y la Aquileida, obra inacabada, escrita entre el 94 y el 96, y de (a que Estacio tuvo tiempo de completar libro y medio. De la epopeya Sobre la guerra germnica slo se ha preservado un fragmento. Nada se ha preservado del libreto para el mimo Agave.

    L a T e b a id a

    Esta epopeya, la obra principal de Estacio, consta de doce libros y est dedicada a Domiciano. Narra la conocida historia de los Siete contra Tebas: la lucha entre los hermanos Eteocles y Polinices, hijos de Edipo, por el poder en

  • INTRODUCCIN GLNURAL XVII

    el reino de Tebas. En contra del acuerdo de ambos, consistente en alternarse en el reino por tumos de un ao, Polinices se ve defraudado de su tumo y ataca Tebas con la ayuda de Adrasto, rey de Argos (cuya hija Argia haba desposado), y otros cinco caudillos argivos (Tideo, Anfiarao, Capaneo, Partenopeo e Hipomedonte). La guerra concluye con la victoria del ejrcito argivo y la muerte mutua de ambos hermanos en duelo singular. El nuevo soberano de Tebas, Creonte, se niega a conceder sepultura a los cados argivos. Ello provoca la intervencin del rey ateniense Teseo, que acabar matndolo. Se trata de uno de los episodios mticos ms tratados por la literatura clsica (basta pensar en los Siete contra Tebas de Esquilo, las Fenicias de Eurpides, la Tebaida de Antmaco de Colofn, del s. rv a. C., hoy perdida, y las Fenicias "t Sneca). Estacio se vale de material mtico tradicional, pero la forma literaria, en los aspectos de estructura, tcnica y episodios, acusa una importante influencia de la Eneida de Virgilio.

    Desde el punto de vista ideolgico se ha querido ver en la Tebaida una reflexin sobre el poder absoluto y sobre la guerra civil, entendida como medio ilegtimo para obtener dicho poder. La visin de Estacio, esencialmente pesimista, puede interpretarse como un reflejo de su poca y del rgimen autocrtico del Principado. De aceptar esto, el tono negativo y sombro de la Tebaida contrastara ntidamente con la visin amable de las Silvas.

    L a A q u il e id a

    La Aquileida, segunda epopeya de Estacio, fue comenzada tras la Tebaida. Quiz el plan era narrar toda la tra-

  • XVHl ESTACIO

    yectoria de Aquiles desde su infancia hasta su muerte, incluyendo un tratamiento completo de su participacin en la Guerra de Troya. Pero la muerte del propio autor hizo que slo completara el primer libro, ms 167 versos del segn* do. Se narra la infancia y juventud de Aquiles, especialmente el episodio de su ocuitamiento disfrazado de doee* Ha, en la isla de Esciros, en un intento de escabullirse de la Guerra de Troya. En la isla, Aquiles se enamora de Deida* ma y la deja embarazada. Pero Ulises revela el engao y Aquiles, descubierto, debe partir hacia la guerra. En contenido y tono la Aquileida contrasta con la Tebaida: la historia es ms amable y el estilo ms conciso y sencillo.

    L a s S i l v a s , p o e s a d e o c a s i n

    Las Silvas constituyen una coleccin de 32 poemas distribuidos en cinco libros. Parece que Estacio compuso los libros , II y II entre los aos 89-93, y debi de publicar conjuntamente los tres en el 93 94. El libro IV fue publicado en el 95. Finalmente quedaron sin publicar a la muerte del poeta un conjunto de poemas, demasiado recientes o personales, que un editor annimo reuni y public pstuma- mente como libro V. Ha de tenerse en cuenta, no obstante, que, previamente a la publicacin conjunta de los libros, muchos poemas individuales haban circulado independientemente.

    El metro de la mayora de los poemas (26) es el hexmetro dactilico, pero seis composiciones estn escritas en versos lricos (IV 5 y 7) o endecaslabos (16, I I 7, IV 3 y 9). Cada libro va precedido de un prefacio en prosa, escrito en forma epistolar y dirigido a un patrono, abordando usual

  • INTRODUCCIN OHNERAL XIX

    mente tre motivos: una captatio benevolentiae (atraccin de un nimo propicio en el lector), en la que Estado se disculpa por la imperfeccin de los poemas, con la excusa de la prisa con que fueron escritos; el encomio del patrono destinatario del prefacio; y una tabla de contenidos, con presentacin temtica de los poemas que forman el libro correspondiente. Como excepcin, el prefacio del libro V no presenta todo el libro, sino slo la primera composicin del mismo (VI) .

    Al objeto de caracterizar la naturaleza de la coleccin es oportuno comenzar por el significado dei ttulo. Silva puede significar en latn bosque y monte bajo, matorral. Como metfora literaria, el trmino puede connotar dos nociones distintas. Por un lado, al igual que su equivalente griego Me, sugiere materia prima, bosquejo. En este sentido, el ttulo aludira al supuesto carcter de borrador de los poemas. En realidad, las Silvas de Estacio son poemas acabados, pero con el titulo quiz el poeta pretenda sugerir con falsa modestia la imperfeccin del resultado o, ms probablemente, alardear de la celeridad con que haban sido escritos. Por otra parte, silva, como derivacin de su significado literal de monte bajo, puede sugerir metafricamente una miscelnea o coleccin de elementos variados, evocando la profusin y variedad de los matorrales. En este segundo sentido el trmino implicara la variedad de temas abordados. Es posible que Estacio pretenda sugerir ambas nociones cuando decidi titular as la coleccin (aparentemente siguiendo la estela de Lucano que haba compuesto igualmente unas Silvas, que no se han preservado), si bien parece que prima la primera nocin.

    El rasgo literario primordial de las Silvas es su naturaleza de poemas de ocasin. Y son poemas de ocasin en un doble sentido: porque fueron compuestos improvisadamente

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    o, al menos, con bastante rapidez; y porque estn escritos para una ocasin social concreta que les confiere tema principal y contexto de ejecucin.

    Lo primero est claro. Estacio declara, en el prefacio al libro I, que escribi todos los poemas de dicho libro en unoo dos das, surgidos como frutos de un ardor repentino y de un cierto placer por la improvisacin. Y precisa que us un estilo menos elaborado que en su obra pica, aduciendo los precedentes de Homero y Virgilio, por lo que las Silvas tienen, como nico atractivo, la frescura e inmediatez con que fueron escritas.

    Respecto al segundo punto (las Silvas como poemas escritos para una ocasin), en efecto la mayora de las Silvas tiene como objeto conmemorar, celebrar, describir, elogiar o comentar una ocasin social o institucional determinada, protagonizada por patronos de Estacio o por el mismo emperador. En este rasgo los poemas contrastan plenamente con el concepto moderno de poesa lrica, entendida como efusin subjetiva de sentimientos y vivencias ntimas del poeta. Por el contrario, la intencin potica de Estacio en las Silvas no es subjetiva (expresar el propio sentimiento), sino objetiva: describir un acontecimiento u ocasin relativo a una tercera persona (el patrono), con un tenor encomistico y ulico. Funcionan entonces los poemas como poesa de interrela- cin social, lo que llamaramos hoy de clientelismo literario. Ejemplos de tales actos sociales son un funeral, una boda, un nacimiento, un viaje, un cumpleaos, la inauguracin de un templo o de una estatua ecuestre. Estacio escribi algunas Silvas por encargo previo, para ser recitadas en la ocasin; o bien por iniciativa propia, en la esperanza de poder recitarlas; o bien con posterioridad a la ocasin, en conmemoracin de la misma.

  • INTRODUCCIN GENERAL XXI

    L a s S il v a s , c o l e c c i n d e po e sa s d i g n e r o

    Cada una de las ocasiones sociales exiga un subgnero literario distinto. As, para lamentar una muerte, en el contexto del funeral, se usaba el gnero del epicedio o lamento fnebre. A la ocasin de la boda corresponde el epitalamio. A la celebracin de un nacimiento o cumpleaos est dedicado el natalicio o genethliakn. El subgnero que sirve para despedir a un viajero, con ocasin de su partida, es el llamado propemptikn. A la inauguracin de una obra se aplica el gnero del anathematikn o poema de dedicatoria. Para describir las villas de los patronos es pertinente el gnero de la kfrasis o poema descriptivo.

    Todos esos subgneros literarios, o ms propiamente tipos de composiciones genricas, pertenecen a la rama epi- dctica o encomistica de la retrica. Recurdese que la retrica clsica constaba de tres grandes gneros: deliberativo, judicial y demostrativo (o epidctico). Nos interesa ahora el tercero. El objetivo bsico de la rama epidctica era el elogio. Ahora bien, segn la ocasin social concreta sobre la que versara ese elogio caban una serie de subgneros concretos, como acabamos de sealar. stos fueron desarrollndose en la literatura grecolatina, tanto en prosa como en verso, durante muchos siglos. As, acabaron por incluir un repertorio de tpicos o motivos propios. Algunos rtores de la Antigedad tarda sintieron incluso 18 necesidad de escribir tratados prescriptivos sobre dichos subgneros, proporcionando recetarios y listas de tpicos para cada uno: Me- nandro el Rtor, en De los gneros epldicticos, y pseudo- Dionisio de Halicamaso, en Arte potica, ambos de los ss.

  • XXII ESTACIO

    iii-iv d. C. Cuando un autor se aprestaba a escribir en una de estas modalidades epidicticas deba incluir los motivos aplicables al subgnero, imitando a escritores previos o atenindose a las normas de los rtores. Pues bien, muchas de las Silvas pertenecen a alguno de estos subgneros y, de hecho, las Silvas constituyen en la literatura grecolatina el primer ejemplo de coleccin dedicada casi exclusivamente a la poesa epidfctica.

    El tipo de subgnero que domina ntidamente en la coleccin es el epicedio o lamento potico (hoy hablaramos de elega), con ocho ejemplos (II 1 ,4 , 5 ,6 ; III 3; V 1, 3 y 5), lo que constituye justamente un cuarto del total. Frecuentemente Estado dirige este tipo de composiciones a un noble patrono que ha perdido a un allegado o familiar. Hablamos en este caso de epicedio social. En II 1, Glaucias, el favorito de Atedio Melior, se lamenta la muerte de un joven esclavo, favorito del patrono. La misma situacin es la que encontramos en II 4, Consuelo a Flavio Urso por la prdida de su joven esclavo favorito. En la III 3, Consuelo para Claudio Etrusco, Estacio se dirige a su patrono Etrusco para lamentar la muerte del padre de ste. En la Silva V 1 Poema fnebre, homenaje a Pnscila, consuela al noble Abascanto por la prdida de su esposa. Las secciones temticas ms importantes del epicedio son tres: lamento por el fallecimiento, elogio (del difunto y del deudo) y consuelo (dirigido a aliviar el dolor del deudo). A veces se incluyen tambin secciones de descripcin de la enfermedad y muerte del finado, as como del funeral. Para Estacio es crucial encomiar al fallecido y al deudo, ensalzando por ejemplo la trayectoria vital de ambos, la actitud inconsolable del superviviente (indicio de devocin familiar) y su magnificencia en organizar el funeral.

  • INTRODUCCIN GlsNERAl. XXIII

    Dos epicedios de la coleccin tienen un carcter personal, esto es, son ajenos at clientelismo literario, pues lamentan la muerte de allegados del propio poeta: su padre (V 3, Poema fnebre a su padre) y un nio esclavo (V 5, Epicedio dedicado a su nio). El primero da pie al poeta para trazar una semblanza biogrfica de su progenitor, en la que inserta igualmente datos sobre su propia vida. La V 5 es una desgarrada efusin sentimental, en la que domina el lamento, por la prdida de un nio esclavo.

    Finalmente, un par de epicedios son pardicos o jocosos, pues versan sobre muertes de animales: la II 4, El papagayo de Atedio Melion>, y la II 5, El len amaestrado. Estacio est continuando una tradicin potica, de epicedios sobre animales, que tuvo auge en la poesa griega de poca helenstica (popularizada por la poetisa Anite de Tegea) y en la poesa romana (recurdese el poema III de Catulo, a la muerte del pajarito de Lesbia, y un poema de Ovidio, Amores II 6, tambin sobre un papagayo). Los epicedios zoolgicos de Estacio, en contraste con los dems, se caracterizan por su brevedad.

    El segundo gnero ms representado es el de la kfrasis o descripcin, si bien hay que precisar que caben bastantes variedades heterogneas dentro de esa categora general. Dentro de la variedad de la descripcin de lugares (descriptio loci, kfrasis tpou) estn los poemas consagrados a describir villas campestres de recreo pertenecientes a nobles patronos: 13 (La villa de Manilio Vopisco en Tvoli), II 2 (La villa de Polio Flix en Sorrento). En estos poemas se destaca la amenidad de la villa y se ensalza la obra constructora del patrono sobre la naturaleza, la transformacin del paisaje por la mano humana. En la composicin 1 5, Los baos de Claudio Etrusco, se describen los baos privados que el rico Etrusco posea en Roma. Otros poemas descriptivos combinan ele-

  • XXIV ESTACIO

    mentos de dedicacin (subgnero anathematikn) de una obrao monumento. En la Silva I 1 se describe la estatua ecuestre de Domiciano con ocasin de su inauguracin. En la m 1 se conmemora la restauracin por parte de Polio Flix de un templete consagrado a Hrcules y ubicado en la villa que el patrono posea en Sorrento, ya descrita en la I I 2. Al hilo de la reinauguracin de la ermita se organizan unos Juegos Atlticos. Y la IV 3 celebra la construccin e inauguracin de una calzada la Va Domiciana, que conectaba Roma con Npoles. Tambin cabe la descripcin de un objeto artstico, como la de una estatuilla de sobremesa de Hrcules, propiedad de Novio Vndice (IV 6), y hasta la descripcin de un rbol, como en la 13, El rbol de Atedio Melor.

    El tercer gnero ms representado es el encomio sin perjuicio de lo apuntado antes: que todas las Silvas tienen en mayor o menor grado un componente encomistico en diferentes variedades. Tenemos la modalidad del encomio imperial (basiliks lgos) en el poema IV 1, El decimosptimo consulado del emperador Augusto Germnico, compuesto a mayor glora de Domiciano, con ocasin de su obtencin del consulado por decimosptima vez en enero del 95. Tambin se documentan elogios de patronos privados, la IV 4, Epstola a Vitorio Marcelo, la IV 5, Oda lrica a Septimio Severo, y la V 2, Elogio de Crispino, hijo de Vecio Bolano.

    La coleccin incluye igualmente otros subgneros menos representados. Est el poema de agradecimiento o eu- charistikn, como 1 6, Las calendas de Diciembre, en que Estacio describe un espectculo organizado por el emperador, durante la fiestas Saturnales y agradece la generosidad del prncipe. El agradecimiento conforma tambin, y ms claramente, la IV 2, Accin de gracias al emperador Augusto Germnico Domiciano, y responde a un banquete organi

  • INTRODUCCIN GENERAL XXV

    zado por Domiciano y al que Estacio asisti como invitado. Tienen cierto carcter de agradecimiento algunas Silvas, antes comentadas (I 3, II 2), en que Estacio describe villas de sus patronos, pues el poeta escribi tales descripciones como agradecimiento y recuerdo de estancias pasadas all, por invitacin de los dueos.

    Por su parte, en el natalicio se da la enhorabuena a un patrono por haber tenido un hijo (IV 8, Felicitacin a Julio Mencrates), o se conmemora el aniversario de un fallecido, como en la II 7, A Pola, en el aniversario del naci- miento de Lucano, dirigida a la viuda del poeta Lucano.

    Estacio escribi slo un epitalamio, la 12 (Epitalamio en honor de Estela y Violentila), para celebrar y describir el matrimonio de su patrono Arruncio Estela con una viuda. Motivos obligados del epitalamio, y que Estacio aborda aqu, son el elogio de los novios, el encomio del amor y del matrimonio (pronunciado, en este caso, por la propia diosa Venus), la descripcin de la boda y el deseo de prole. Tiene el poeta igualmente un propemptikn, la III 2, Poema de despedida a Meci Clet, con ocasin de la marcha de ste a Siria al mando de tina legin. Secciones habituales de la composicin de despedida son el elogio del viajero, la descripcin del viaje (con votos por una feliz travesa) y el deseo de feliz y pronto regreso; Estacio aade una seccin de maldicin de la navegacin. En la poesa III4, La cabellera de Flavio Earino, se conmemora el primer corte de pelo de Earino, un eunuco adolescente, favorito de Domiciano, as como el envo del cabello como ofrenda al templo de Asclepio en Prgamo. La composicin, por tanto, pertenece en principio al gnero del poema de dedicacin (anathematikn), si bien incorpora algunos rasgos propios del poema de despedida (propemptikn). Por ltimo, Estacio compuso un nico poema perteneciente al gnero sotrion, en que se expresa la satisfaccin por

  • XXVI E5TACIO

    la salvacin de alguien: la 14, Accin de gracias por la curacin de Rutilio Glico, cuyo ttulo lo dice lodo y cuyo receptor es el prefecto del pretorio.

    Por otro lado, como excepcin, un pequeo grupo de poemas no es encasiUable claramente en ningn subgnero epidctico, especialmente algunos de temtica privada. Este es el caso de la alocucin de Estado a su esposa (III 5), que el poeta define como conversacin (sermo), y en que la insta a que lo acompae a su retiro a Npoles; o del poema El Sueo (V 4), en que el sujeto lrico se dirige al dios Sueo en forma de himno y lo conmina a que lo ayude a superar un estado de prolongada y angustiosa vigilia. Este poema, el ms breve y ms famoso de la coleccin, es quiz la composicin ms inspirada de la Urica latina de poca imperial y ha dado pie a numerosas recreaciones en la tradicin clsica. La causa del insomnio no se revela explcitamente, pero algunos indicios literarios el poeta en su desesperacin se identifica con Orfeo; el dios Sueo se asimila en cierta medida a Mercurio sugieren que el poeta est desvelado porque lamenta la muerte de su esposa. Si se acepta dicha interpretacin, el sujeto estarla pidiendo del dios Sueo-Mercurio que le infunda, no sueo, sino la muerte. El tema de ambas composiciones (III 5 y V 4) es precisamente ntimo. Es decir, se mueven en la rbita personal (con un carcter, pues, ms cercano a lo que modernamente entendemos por poesa lrica), sin ser vehculo de clientelismo literario.

    L a s S i l v a s , t e s t i m o n i o a m a b l e d e u n a p o c a

    En la medida en que los poemas de la coleccin conmemoran variadas ocasiones sociales, se han tomado como

  • INTRODUCCIN GENERAL XXVII

    un documento importante de la vida social de la poca. Como bien comenta Michaei von Albrecht el objeto de las Silvas es poetizar lo real y su fuente bsica la realidad de la vida de entonces. Estacio nos habla de ambientes elegantes y del refinado gusto artstico de sus patronos apenas hay cabida en las Silvas para personajes de humilde extraccin ni para los ambientes srdidos de Roma , nos presenta importantes personajes de la poca en contextos alegres o luctuosos (el mismo emperador Domiciano, el prefecto del pretorio, prohombres del rango ecuestre y senatorial). Las Silvas constituyen preciosos documentos sobre los rituales funerarios en Roma (en los epicedios, citados antes), la tcnica de construccin de las calzadas romanas (IV 3), la celebracin de las fiestas Saturnales (I 6), las villas de recreo de nobles ricos (I 3, II 2), el coleccionismo de arte (IV 6) o los juegos en el anfiteatro (II 5).

    Estacio poetiza la realidad, sin que ello implique que proporcione una visin realista, esto es, objetiva. Al contrario, en apoyo de la ideologa auspiciada por el rgimen imperial, el poeta transmite una visin amable, conseguida mediante el nfasis retrico y el componente mitolgico. En la celebracin de fiestas, parajes, objetos y sentimientos, Estacio acostumbra a compararlos con situaciones clebres del mito, con ejemplos de perfeccin de la naturaleza, llegando a la conclusin de que el objeto celebrado sobrepuja al correlato aducido. As, los juegos atlticos organizados por Flix son ms brillantes que los del circuito griego (III 1, 139-143), el afecto de un padre adoptivo es mayor que el de progenitores autnticos (V 5, 10-23), la labor constructora del hombre supera los atractivos de la naturaleza (II 2, 50- 62; III 1, 167-170), el dolor por el bito de un padre anciano vence al dolor por un hijo joven (III 3, 10-12; V 3,64-79) y

  • XXV11I ESTACIO

    Lucano es superior a Virgilio y a otros poetas clsicos (II 7, 75-80).

    En ese contexto de idealizacin de la realidad se inser* be la exaltacin de la figura de) emperador. En las Silvas es posible documentar una actitud sistemtica de culto imperial. Domiciano siempre se pinta como caudillo ideal: en su podero militar es equiparado con Marte (I 1, 15-21), pero a la vez es piadoso con los enemigos vencidos (I 1, 26-28; III 3, 167-171); gestiona diligentemente todos los asuntos del Imperio (V 1, 76-82); en su modestia, rechaza halagos y triunfos (III 1, 170-171; IV 3 33-35; 6, 83-84); vela rgidamente por la moralidad de sus sbditos (1 1, 36; I I I3,73-77;V 2, 91-94); por todo ello Estacio formula frecuentemente ad nauseam, se dira votos por su larga vida (I I, 106- 7; III 4, 99-106; IV 1, 46-47; 2, 57-59; 3, 145-152; V 1, 260-262) y le confiere entidad de un dios en la tierra (III 3, 183-184; V pref. 10).

    Por otro lado, y en la misma lnea de ensalzar la banal realidad, el mundo de las Silvas est lleno de alusiones mitolgicas. Estacio tiene, como dira Jaime Gil de Biedma, una imposible propensin al mito. Esta querencia por lo mtico se manifiesta mediante dos tcnicas diferentes. Una posibilidad, ms puntual, es el recurso a las comparaciones con personajes y hechos mitolgicos. Los ejemplos son muy numerosos: en la Silva III 4, el eunuco de Domiciano es comparado con jovencitos legendarios, reputados por su belleza (III 4,39-44); en III 3 (w . 48-58), el padre de Claudio Etrusco, en su labor de servicio al emperador, es equiparado con Hrcules y Apolo.

    La segunda posibilidad, de mayor calado, consiste en la intervencin divina en la ancdota del poema. Es comn que Estacio introduzca hacia la mitad de una Silva un epilio (relato pico en miniatura) fantstico de carcter etiolgico

  • INTRODUCCIN GENERAL XXIX

    (relativo a las causas y antecedentes del hecho narrado), con intervencin estelar de un ser divino. En el epitalamio (I 2) Venus interviene para convencer a Violentila, la futura novia, sobre la conveniencia de su matrimonio. En el poema que conmemora la recuperacin del prefecto Glico (I 4) Asclepio y Apolo aseguran que el protagonista se cure. En la Silva III 1 el dios Hrcules se aparece a Claudio Etrusco, instndolo a reconstruir su templete en ruinas, y el dios mismo colabora en los trabajos de restauracin. En II 3 se explica el origen del rbol de Melior como consecuencia de la metamorfosis de una ninfa. En la composicin III 4 es Asciepio el dios cirujano que realiza la operacin de castracin de Earino, con la ayuda de Venus como enfermera.

    En algunas ocasiones se documenta la intervencin divina en fomja de prosopopeya: Estacio imagina a un dios tomando la palabra para pronunciar un elogio de un patrono o del emperador. Asi, el hroe divinizado Curcio encomia a Domiciano (I 1, 74-83) y la musa Calope a Lucano (II 7, 41-104); Jano, en un discurso que ocupa el grueso del poema, celebra el consulado del emperador y le vaticina todo tipo de venturas (IV 1, 17-42); y el dios-ro Voltumo agradece a Domiciano haber construido un puente sobre l, como parte de la Va Domiciana (IV 3, 72-94). Esta tcnica de la prosopopeya divina permite a Estacio dar rienda suelta al logio hiperblico y a la adulacin.

    P e r v iv e n c ia d e l a s S il v a s

    El caso del poeta Estacio demuestra con ejemplar claridad hasta qu punto dista el gusto moderno de la tradicin Antigua, medieval y renacentista. Su nombre es hoy bastante

  • XXX e s t a c i o

    desconocido. Sin embargo fue muy apreciado hasta el s. xviu, especialmente por su produccin pica, si bien aqu restringiremos el examen a la pervivencia de las Silvas.

    Encuentra reconocimiento ya entre sus contemporneos. Luego sufri un declive en los ss. u y m , motivado por el gusto arcaizante de la poca y quiz porque se le asociaba con Domiciano, un emperador de ingrata memoria. Durante los ss. rv a vn se tuvo en gran aprecio a las Silvas, que contribuyeron sustancialmente a configurar la potica y retrica de la poesa tardoantigua latina. Acusan la influencia de las Silvas poetas como Ausonio, Claudiano, Ennodio, Sidonio Apolinar, el annimo autor de la Alcestis Barcinonensis, Draconcio y Paulino de ola. Estos escritores ven en el poemario un modelo de subgneros epidcticos como panegricos, epitalamios, epicedios, descripciones y prefacios en prosa.

    Frente a la pica estaciana, que conoci una frtil transmisin manuscrita, las Silvas son poco conocidas durante la Edad Media, aunque algunos poemas como la I I7 y la V 4 circularon separadamente en florilegios. Parece que la coleccin fue conocida en la corte de Carlomagno. Dante (H1321), que probablemente no ley las Silvas (aunque s la Tebaida), manifest su clara devocin por el poeta incorporndolo como personaje en la seccin Purgatorio (cantos 21- 22) de la Divina Comedia, imaginando una supuesta conversin de Estacio al cristianismo. Por su parte, Boccaccio ( f 1375) imita la Silva V 4 (Al Sueo) en el captulo V de su Elegia di Madonna Fiammetta.

    Las Silvas fueron desempolvadas de su letargo medieval por el humanista italiano Poggio Bracciolini, que en 1417 descubri en Suiza un manuscrito que las inclua. Encarg una copia, que hoy es el manuscrito M, conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid. La edicin prncipe, de edi

  • INTRODUCCIN GENERAL XXXI

    tor annimo, es de 1472. El humanista italiano Policiano (1454-1494) imparti clases sobre las Silvas, redact un comentario que se nos ha conservado y dio el ttulo de Syl- vae a cuatro poemas propios. En la Italia de los ss. xv y xvi la coleccin proporcion un socorrido modelo de poesa ceremonial de ocasin, muy demandada en las cortes principescas de la poca.

    En Espaa, Juan de Aijona (1570-1603) recab datos de las Si/vas para componer una Vida de Estadio Papinio, con la que prolog su traduccin de la Tebaida. Igualmente en Espaa las Silvas sirvieron durante los ss. xvi y xvn como modelo de poesa ocasional y como acervo de motivos. Su presencia es detectable en Garcilaso, Juan Boscn, Francisco de Aldana, Fray Luis de Len, Luis de Gngora, Francisco de Trillo y Figueroa, y Quevedo. De entre los subgneros epidcticos, cultivaron el epitalamio Gngora (Soledad 1 767-844) y Trillo y Figueroa. Escriben natalicios Fray Luis de Len (Oda IV) y el mismo Trillo. Garcilaso toca el epicedio (gloga I 239-405 y Elega primera). Algunos tpicos concretos procedentes de Estacio son: el tema de las minas, tan frecuente (como en la Cancin a las ruinas de Itlica de Rodrigo Caro), procedente de Silvas IV 4,79-86; el denuesto de la navegacin (Fray Luis, Oda I 61-70, y Estacio, Silvas I I I2, 61-77); los tpicos prolgales que se documentan en la dedicatoria a Portocarrero de Fray Luis, inspirados en los prefacios de las Silvas; y el tema del insomnio, presente en la Silva V 4 e imitado por Quevedo en su silva Al Sueo.

    Sera necesaria una monografa entera para analizar las imitaciones de esa Silva V 4 de Estacio en diferentes pocas y literaturas nacionales: baste recordar las imitaciones de Boccaccio (ya aducida), Petrarca (Rime 164), Sir Philip Sid- ney (Astrophil and Stella 39), Henry Howard (A complaint

  • XXXII ESTACIO

    by night o f the lover not beloved), la silva ya citada de Quevedo, J. Dryden, J. Balde (Lyrica II 36, en latfn) y Hlderlin (Abendphantasie).

    Adems, el ttulo de las Silvas tiene la importancia cultural de haber dado nombre tcnico en Espaa a dos nociones literarias. Por un lado, una Silva es una antologa o compilacin. Por otro, la silva mtrica (o silva a secas) es la estrofa consistente en la combinacin libre de versos hepta- slabos y endecaslabos.

    En el s. xviu las Silvas todava encontraron aprecio en Goethe. Hay una cierta semejanza entre el ambiente neoclsico y aquel en que desarroll Estacio su labor: en ambos entornos, dominados por el dirigismo cultural, se cultiva una poesa de corte y saln. En ese contexto, en la poesa neoclsica cobraron auge subgneros epidcticos cultivados por Estacio, como el encomio del prncipe (Cancin heroica de J. A. Porcel), el epicedio social (A Silvio en la muerte de su hija de A. Lista), el epicedio ntimo (A la muerte de Filis de J. Cadalso), el propemptikn (A la expedicin espaola para propagar la vacuna en Amrica de J. Quintana; Un amante al partir su amada de Jovellanos) o la descripcin de parajes campestres (Epstola de Jovino a Anfriso, escrita desde el Paular de Jovellanos). Cabe incluso recordar epitafios zoolgicos, en la lnea de las Silvas I I 4 y II 5, como el Epitafio a una perrita llamada Aimelinda, de A. Porcel, y el Epitafio al perrito Jazmn, de J. P. Fomer.

    El aprecio de Estacio y de sus Silvas decae desde finales del s. xvui hasta hoy. Modernamente, y desde el Romanticismo, el lector de poesa tiene un concepto ms subjetivo del gnero lrico. Por ello, las Silvas tienden a repeler a la sensibilidad actual: no se aprecia la poesa de encargo y ocasin, desagrada la adulacin dirigida a un emperador desptico. Pero las Silvas son valoradas por la crtica mo-

  • INTRODUCCIN GENERAL XXXIII

    dema como documento de poca y tambin como refinado exponente de la potica y retrica de las letras latinas en poca imperial. El gran estudioso alemn de la filologa clsica Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff elogi as a Estacio en 1893: Et inveniendi sollertia et dicendi audacia quid- quid post Ovidium Camenae tulerunt facile superat poeta semigraecus, Tanlo por su dominio de la materia como por ni audacia en el estilo este poeta medio griego destaca con creces sobre toda la literatura que las Musas romanas han producido tras Ovidio.

    G a b r ie l L a g u n a M a r is c a l

  • SILVAS

  • LIBRO I

    DEDICATORIA

    Estacio saluda a su amigo Estela.He vacilado larga y seriamente, Estela, joven excelente y

    eminentsimo en esa parcela que has escogido1 dentro de nuestro quehacer potico, antes de coleccionar y editar estas obritas que, frutos de un ardor repentino y de un cierto placer por la improvisacin, < bro taron> una a una de mi seno. En efecto, qu cargarme asi- s mismo con la responsabilidad de la publicacin, si an temo por la Tebaida, que sigue siendo ma a pesar de haberme

    1 Se tra ta de la parcela de la elega. Lucio A m in cio Estela era un poeta elegiaco, com o puede verse en su epitalam io, com puesto po r Estacio (Silvas1 2) y en los epigram as de M arcial, 1 7 y V I I 14. G oz de notoriedad entre tu s coetneos, pero su o b ra nos es desconocida. H om bre pblico, realiz su ca rre ra poltica bajo D om iciano y fue elegido cnsul en 101 102, com o atestigua la inscripcin recogida en C IL VI, 1492 (cf. M a r c i a l , X I I 2 ,9 y

  • 4 s i l v a s

    dejado? Sin embargo, tambin leemos el Ciex3, e incluso admitimos la Batracomaquia \ y no hay ningn poeta ilustre que no haya hecho preceder sus obras por algn escrito de

    10 estilo ms relajado. Por otra parte, era tarde para retener mis poemas, puesto que, de hecho, ya los tenais en vuestro poder aquellos en cuyo honor han sido escritos. Para los dems lectores, sin embargo, es inevitable que pierdan mucho de su justificacin, ya que no conservan eJ nico encanto que tenan, el de la frescura, porque en ninguno de ellos he

    )5 trabajado ms de dos das, y algunos nacieron en uno solo. Cunto temo que mis versos muestren por s mismos la verdad de mi aserto!

    El primer poema tiene un testigo sagrado, ya que era de rigor comenzar por Jpiter4. Esos cien versos, compuestos a propsito de su colosal estatua ecuestre, se me encarg que

    20 los entregara al ms indulgente de los emperadores al da siguiente de la dedicacin del monumento. Quiz lo viste antes, podr decirme alguien. T le contestars, queridsimo Estela, porque sabes que tu epitalamio, por encargo tuyo, lo escrib en dos das; es un atrevimiento, desde luego, si bien

    25 consta de trescientos hexmetrosJ. Ahora bien, alguien puede suponer que t vas a decir una mentira para dejar en buen

    * O bra m enor atribuida a Virgilio. Su ttu lo significa el mosquito.> Poem a pico-cm ico atribuido a Hom ero. Suele denom inarse Batra-

    com iom aquia* (esto es, com bate de ratones y ranas), pero Estacio le da el nom bre de Batracom aquia (com bate de las ranas), que aparece en diversas biografas de H om ero, quiz com o resultado de una haplologa.

    4 N om bre o torgado al em perador D om iciano, identificndote con el padre de los dioses.

    Hay aqu un pequeo juego de conceptos: en apariencia, el au to r resta im portancia a la rapidez de su im provisacin, ya que el poem a est com puesto en hexm etros y no en o tro m etro m s com plicado y difcil. Sin em bargo, est claro el orgullo que senta por su fecunda facilidad creativa.

  • LIBRO 1 5

    lugar a un colega tuyo; pero lo que no admite eludas es que Manilio Vopisco6, hombre lleno de erudicin y que, por encima de todo, defiende del olvido las letras, ya en peligro de abandono, suele tambin gloriarse en mi nombre por la descripcin que en un solo da hice de su villa de Tvoli. Viene a continuacin una composicin dedicada a la convalecencia de Rutilio Glico; de ella no digo nada, para que 30 no parezca que aprovecho para mentir la circunstancia de que mi testigo haya muerto. Si poseo el testimonio de Claudio Etrusco1, que est vivo, y recibi de m el poemita que dediqu a sus baos mientras esperbamos la cena Figuran, por ltimo, las calendas de diciembre, que hallarn crdito sin lugar a dudas, porque cant aquella noche venturosa, sin a precedentes en las celebraciones populares, < a medida que se iban desarrollando los fcstcjos>*#*

    * Publio M anilio Vopisco, poeta y erud ito , cuyo hijo fue cnsul en el aAo 114.

    Gayo R utilio Glico, personaje procedente de Turin (G aiia Cisalpina), que realiz su carre ra poltica bajo los em peradores que se sucedieron desde C laudio a D om iciano. F ue prefecto de R om a en el ao 89. M uri , lo m is ta rde , en el 92, fecha en que fue elegido quien deba ucederle en el colegio d e los S o d a tts Augusiales Claudiales (v. C1L VI, 1984).

    1 Hijo de un liberto de T iberio, personaje inm ensam ente rico, que construy unos baos esplndidos, probablem ente en el C am po de M arte. M a r c i a l (VI 42) ensalza tam bin aquellas fastuosas termas,

    * Esto es, que el poem a fue com puesto en un breve lapso de tiempo: despus de d isfru tar del bao y antes de com enzar la cena.

    * F a lla el resto.

  • 1LA COLOSAL ESTATUA ECUESTRE DEL EM PERADOR DOMICIANO

    Qu mole es sta, agigantada por el coloso que se alza lobre ella y que domina todo el Foro Latino? Ha llovido del cielo esta obra acabada? O, forjada en las fraguas sicilianas, ha salido esta efigie de las manos cansadas de Estropes y Bromes *? O fueron, Germnico las manos de Palas14 las que para nosotros te plasmaron asiendo las 5

    i11 P ro b a b le m e n te se t r a t a de la m ism a e s ta tu a tr iu n fa l d e q u e n o s h a b la

    S u e to n to (Vida de Domiciano 15). 1 m o n u m e n to n o se h a c o n se rv a d o , p e ro si se h a h a l la d o , m e d ia n te e x c a v a c i n , p a r te d e su d e sm e su ra d o

    b a s a m e n to , d e c a s i 12 p o r 6 m e tro s . L o s s o p o r te s m e t lic o s q u e se rv a n de i p o y a tu r a a las p a ta s d e l c a b a llo p e rm ite n c a lc u la r q u e s te te n ia u n

    ta m a o seis veces s u p e r io r a l n a tu ra l . L a e s ta tu a se n o s d e sc r ib e ta m b i n e n

    M a r c i a l , V I 13, y IX 4 3 y 44 , a s i c o m o e n el p ro p io E s t a c i o , Silvas IV 6.11 N o m b re s d e d o s c c lo p es. S u s m a n o s c a n s a d a s , p o rq u e la o b ra ,

    S u p e rio r a u n a e m p re sa c ic l p e a , p o d r a h a b e r fa t ig a d o a los p ro p io s

    c ic lo p es , d e h a b e r s id o e llo s su s a rtf ices . S o b re n o m b re q u e a s u m i D o m ic ia n o d e sp u s d e su t r iu n fo d e l a o

    13 s o b re lo s c a to s , p u e b lo d e G e rm a n ia .

    14 P a la s (M in e rv a ) n o s lo p re s id ia la fa b r ic a c i n d e la s ;m a s , s in o ta m b i n la in d u s tr ia y la s a r te s d e l b ro n c e .

  • 8 SILVAS

    riendas, tal como te han contemplado hace poco el Rin y la mansin fragosa del asombrado dacio '5?

    Sea que una tradicin ms venerable se pasme ante el renombre, famoso por los siglos, del caballo de Troya, para el que se amenguaron, con Ja tala de sus bosques, Jas sacro-

    io santas cumbres del DIndimo y del Id a 16. Pero a ste no habra podido darle acogida Uin en sus rotas murallas, ni seran capaces de impulsarlo mancebos y doncellas17 en confusa bandada, ni el propio Eneas, ni el poderoso H ctorll. Aqul, por otra parte, era daino y ocultaba en su seno a los fieros aqueos; a ste lo recomienda la benignidad de su

    15 jinete: da gozo contemplar su rostro, que presenta las huellas de la guerra unidas a una plcida expresin de paz.

    Y nadie crea que exagero: su belleza y su prestancia corren parejas con su dignidad. No es mayor la altivez con que, tras el combate, lleva a Marte su corcel tracio , que se

    20 enorguellece de su pesada carga y, lanzado al galope, humea a lo largo del ro Estrimn que acelera su curso, a impulso de su aliento poderoso.

    El emplazamiento es digno de la obra. De un lado, frente a ella, abre sus puertas el templo de aquel que, cansado de contiendas, por la ofrenda de su hijo adoptivo, fue el primero

    >* Alude a las cam padas de D om iciano en el ao 89 con tra los calos y los dacios, que le valieron u n doble tr iu n fo .

    >* D os m ontes situados en Frigia (donde se asentaba Troya), en los cuales se rendia cu lto a Cibele, m adre de los dioses.

    11 Alusin a V i r g i l i o , Eneida II 238.* Hctor habla sucum bido con anterioridad al episodio del caballo de

    Troya.El culto de Ares (dios de los griegos asim ilado por los rom anos a

    M arte) comenz entre los tractos, pueblo eminentemente belicoso, y Hom eroconsideraba a T racia la pa tria de) dios.

    50 Rio de Tracia.

  • LIBRO 1 9

    en mostrar a nuestros dioses el camino de las alturas31, y ahora comprende por tu semblante cunto ms clemente en las batallas eres t, que, no proclive a ensaarte frente a la a furia brbara, concedes un tratado a los calos y a los dacios.Si t hubieras acaudillado sus huestesu, su yerno se habra sometido a tus leyes y C atn habra abandonado la contienda.

    Contemplan tu andadura, a los costados, de un flanco la obra de Ju lio25 y del otro la elevada baslica del belicoso Paulo16; miran tu espalda tu p a d r e y la Concordia con 30 rostro carioso.

    Y t, sumida tu cabeza excelsa en los puros cielos, resplandeces por encima de los templos y pareces vigilar si el nuevo Palacio se alza ms hermoso desdeando las llamas

    21 E) tem plo dedicado a Ju lio O s a r , que fue divinizado p o r iniciativa de A ugusto, su h y o adoptivo; nuestros dioses son los em peradores deificados que le siguieron.

    u Se tra ta de las huestes de Csar en la guerra civil con tra Pom peyo.u Pom peyo, yerno de Csar.24 C atn Uticense, ferviente partidario de Pom peyo.u L a baslica Ju lia , cuya construccin fue com enzada por C sar y

    concluida por Augusto.* La baslica Em ilia, restaurada en 78 a. C. po r M arco Em ilio L p ido

    y en 35 a. C. po r Lucio Em iti Paulo Impido. Su nom bre prim itivo fue el de baslica Fulvia, porque haba sido constru ida en 179 po r M arco Fulvio N obilior. El belicoso Paulo a quien aqu se refiere el poeta es Lucio Em ilioPau lo el M acednico, vencedor de Perseo, rey de M acedonia, en 168. Elnacronism o es, sin duda , deliberado, dado que aquel personaje fue el m isIlustre de la fam ilia Em ilia y padre de Publo C om elto Escipin Em iliano Africano N um antino, adop tado p o r el hijo del prim er A fricano y vencedor de C artago (en la tercera guerra Pnica) y de Num ancia.

    r Vespasiano, cuyo tem plo, com o el de la C oncordia, se hallaba detrs de la estatua.

    * El palacio sun tuoso que elev A ugusto en el m onte P alatino habfa ido afectado po r el incendio provocado por N ern en 64 d. C. V espasiano

  • 10 SILVAS

    35 y si el fuego troyano v e l a calladamente con su antorcha y si Vesta ya aprueba, tras su juicio, a sus sacerdotisas .

    Tu diestra se opone a las contiendas; no doblega tu siniestra el peso de la virgen Tritonia * que ostenta la cabeza cortada de Medusa la diosa parece espolear a tu caballo; en parte alguna podra escoger sede ms grata: ni siquiera si

    40 fueras t , oh padre de los dioses, quien la sustentara.

    em prendi su restauracin, que con tinu T ito y concluira D om iciano. Por cito cam bi su nom bre anterior de D om us Augustiana por el de D om us Ftovia o Palatina o bien, sim plem ente, Patatium (ver III 4, 47, y IV 2, 18; M a r c ia l . VII 5, I; VII 99, 3; VIH 36, 3; VIH 39; IX II , 8; X II 15, 1; S u e to n io , D om iciano 15).

    * El fuego troyano , esto es, el fuego inextinguible de Vesta, diosa pro tec to ra de) hogar fam iliar y tam bin de la ciudad , hogar com n de los ciudadanos, haba sido tra do de T roya por Eneas, fundador de la nueva T roya, es decir, de R om a (con las etapas interm edias de Lavinio y A lba Longa). D om iciano, com o sum o pontfice, era el responsable de que las vestales m antuvieran el fuego sagrado y guardaran su voto de castidad. Por no cum plir su vo to , D om iciano conden a m uerte a tres de ellas (v. SUETONO, D om iciano 8; D in C asio , LX VII 3; P u m o , Epstolas IV

    1 D -

    M inerva (entre los griegos, A tena o Palas) naci de la cabeza de Jp ite r con la mediacin de V ulcano, que , a requerim iento de su padre, le asest en ella un vigoroso m artillazo. El episodio tuvo lugar a orillas de) m ar, y de ahi esta advocacin m artim a de la d iosa doncella, puesto que T ritn era una deidad m arina. La diestra de la efigie de D om iciano se elevaba en actitud pacificadora. En el antebrazo siniestro em brazaba un escudo que osten taba en relieve la imagen de M inerva, quien, segn el poeta, a pesar de su condicin de diosa de la guerra, no infunda belicismo al em perador. Ntese, en todo el poem a, la habilidad servil con que E stad o disfraza de pacifism o los fracasos blicos de Dom iciano.

    En la gida de M inerva solia representarse la cabeza de la G rgona M edusa, porque Perseo, despus de decapitar a aquel horrible ser, ofrend a la diosa su trofeo, capaz de petrificar a quien afron tara su m irada.

  • L IB R O ) 11

    Tu pecho, que podra acabar con todos los cuidados del mundo, ha agotado por entero las minas de TmeseM. De tus hombros pende la clmide. Tu costado se encuentra guarnecido con tu espada envainada; envainada, aunque su punta es tan temible como la del gigantesco O rin , que amenaza a las noches de invierno y espanta a las estrellas. 43

    Y tu corcel, que copia el porte y el nervio de un caballo viviente, alza con altivez su testa y muestra el deseo de galopar; en su cuello gallardo se yerguen las crines; se trasluce en sus miembros el mpetu vivaz y sus amplios ijares se muestran dignos de tus espuelas. Hn vez del csped de una tierra inane, su pezua de bronce huella las ondas del Rin 50 sometido. Su presencia habra espantado a Arin, el caballo de A drastoM y al contemplarlo desde su templo cercano se atemoriza Claro, el palafrn del hijo de Leda . Fiel a tu freno, nunca obedecer a las riendas de oteo amo: siempre estar sujeto a un mismo astro. ss

    El suelo apenas puede sostenerte y jadea a tus plantas la tierra al ser hollada por tal mole. No es el hierro ni el bronce: es tu genio el que fatiga el suelo, y lo fatigara aun

    12 C iudad del sur de Italia, en cuyas ccrcanias se explo taban unos im portantes yacim ientos de cobre.

    M Gigante cazador, m etam orfoseado po r D iana en constelacin (v. O vid io , Fastos V 493).

    M U no de los siete caudillos de A rgos que dirigieron su a taque contra T tbas. E n cuanto al nom bre de su caballo, A rin, es el mismo que ostentaba el que N eptuno h i20 surgir de la tierra, golpendola con su tridente, com o ofrenda al tica, y que fue preterido a l olivo, el dog de M inerva.

    M Los hijos de Leda fueron los D ioscuros (C stor y Plux); su tem plo se ergua en el F o ro , m uy cerca de la esta tua ecuestre de D om iciano, y estaba coronado p o r una representacin del caballo C laro, que serva de m ontura alternativam ente a los dos gemelos (Gemini), cuyos astros respectivos se tu rnan en el cielo.

  • 12 SILVAS

    cuando fuera un pedestal eterno el que te .sustentara, soportando las cumbres de una montaa alzada sobre l, o resistiendo la fuerza abrumadora de las rodillas de Atlante,

    60 portador del ciclo.Y no ha sido largo el empeo. El propio dios* presente

    en su hermosura, ha dado impulso a la obra y los jvenes, consagrados al trabajo, se sorprendan al ver cmo se multiplicaban sus manos. A su impulso, resonaba la gra gigantesca; el estrpito se extenda sin cesar por las siete colinas de M arte17 dominando los rumores confusos de la populosa

    65 Roma.El propio guardin de aquel paraje, cuyo nombre inmor

    ta l58 perpetan el sagrado abismo y el lago famoso, al or el infinito resonar del bronce y el mugido del Foro ai gope vigoroso, vuelve su rostro, spero por la ptina sacra, y

    ?o ceidas sus sienes venerables de follaje de encina bien ganado. Al pronto, se espant ante la planta gigantesca y el refulgente brillo de tu caballo, ms corpulento que el suyo, y, estremecido, sumergi en el lago por tres veces su cuello altivo;

    * Esto es, Dom iciano.w M arte, padre de R m uo y Rem o, es considerado com o el fundador

    de la urbe.u El nom bre de Curcio. Se cruzan aqu dos leyendas: la de Meci

    Curcio, hroe sabino del siglo vui a. C., que dio nom bre a una cinaga que ocupaba el em plazam iento de) fu turo Foro R om ano, y la de M arco Curcio, que, en el siglo vi a. C ., se inm ol voluntariam ente por sus conciudadanos, arro jndose a una profunda sim a abierta en el F o ro , que slo poda cerrarse m ediante el sacrificio de lo ms valioso que tuviera el pueblo rom ano. M arco C urcio , cuya esta tua ecuestre se elevaba en el F o ro , era objeto de culto (v. O v id io , Fastos V I 403), com o salvador de los ciudadanos rom anos. El au to r se inspira en (a Eneida V IH 31 y s$., y pasa po r alto la circunstancia de que ta charca haba sido desecada m ucho tiem po atrs; por este procedim iento, al m argen del tiem po, vincula su adulacin a D om iciano con (as ms antiguas y heroicas tradiciones.

  • LIBRO l 13

    luego, dichoso ante la visin del jinete, proclam: salud, hijo y padte de poderosos dioses . Desde hace tiempo tenia noticia de tu divinidad: ahora es bienaventurado mi lago, 75 ahora es venerable, pues me ha sido dado conocerte de cerca y contemplar, desde mi sede prxima, tu inmortal resplandor. Yo procur y hall por una sola vez la salvacin de los hijos de Rmulo. T dominas las gestas de Jpiter, t las guerras renanas, t los impos conflictos civiles, t, en prolongada lucha, dominas la montaa reacia a los tratados40. Si t so hubieras vivido en nuestros tiempos, mientras yo vacilaba, habras intentado sumergirte en la profunda charca, pero la propia Roma habria retenido tu montura.

    Atrs el corcel que yergue su estampa en su emplazamiento del Foro Juliano, frente al templo de Dione latina41; el caballo que, dicen, Lisipo, te atreviste a esculpir para honra $5 del hroe de Pela, y que luego sostuvo con testa orgullosa la efigie de Csar. Sin esforzar los ojos resalta la altura de

    w D om iciano era hijo del divino Vcspasiano y padre de un divino Csar que muri.

    * *1.85 gestas de Jpiter (cf. in/ra, I. V, n. 174); )a guerra co n tra Vitelio (ao 69), en que se incendi el tem plo de Jp ite r en el Capitolio (S lETONlO, Domiciano 1; TACITO, Historias \ \ \ 74; E v tacio , Tebaida \ 71). Las guerra* renanas: la cam paa contra los catos en el ao 83 y posteriorm ente en 88 89. Los impos conflictos civiles: sublevacin de A ntonio Saturnino (88 *89). La m ontaa...: sum isin del territo rio agreste e indm ito de la Dacia (85-89).

    41 D ione era una ninfa, am ada de Jp ite r, que fue m adre de Venus. Por m etonim ia, varios poetas griegos y latinos (T ccriio . Virgilio, Ovidio, E ttacio y otros) aplican su nom bre a la diosa Venus. Aqui se tra ta de) tem plo de Venus G neirix, situado frente a la esta tua ecuestre de Csar. Dicha efigie parece que fue obra de Lisipio, art tc helenstico que represent a A lejandro M agno (nacido en la ciudad m acednica de Pela) sobre su clebre caballo Bucfalo. La cabeza del caudillo m acedn se habia sustituido, al parecer, po r la de Julio Csar.

  • 14 s i l v a s

    donde un caballo al otro contempla. Quin sera tan torpe que no confesara al mirarlos que, cuanto difieren los brutos,

    90 difieren quienes los gobiernan?Tal obra no teme al invierno pluvioso, ni al triple ha?, de

    rayos de Jpiter, ni a las legiones de vientos que olo retiene, ni a la injuria durable del tiempo: seguir enhiesta mientras duren la tierra y el cielo y la gloria de Roma. Y aqu, al amparo de la noche silente, cuando los dioses de lo alto se complacen en las cosas de la tierra, la turba de los

    95 tuyos42, abandonando el cielo, descender a abrazarse en torno a ti; y acudirn con ellos a ese abrazo tu hijo y tu hermano y tu padre y tu hermana: tu cuello acoger a todos los astros4.

    Goza por siempre de esta ofrenda que te brindan el pueblo y el egregio senado. Los colores de Apeles habran

    too deseado retratarte; el anciano ateniense44 habra aspirado a levantar tu efigie, a sta semejante, en un nuevo templo de Jpiter Eleo; la plcida Tarento habra preferido tu semblante45 y la indomable Rodas, menospreciando a Febo46, habra preferido tu mirada que imita el fulgor de los astros.

    As ame,s, fiel, la tierra, y habites en los templos que te ios hemos consagrado; no te dejes ganar por la estancia celeste

    y contempla, dichoso, cmo ofrendan tus nietos el incienso ante este monumento.

    4i Esto es, de los dioses. Es decir, a todos los dioses, entre los que se encuentran los parientes

    de D om iciano divinizados y m etam orfosi ados en astros. D enom inacin de Fidias.4* Se entiende *al sem blante de Zeus, cuya inm ensa efigie, esculpida

    po r Lisipo, se alzaba en el gora de Tarento.46 El clebre Coloso de R odas, una de las siete m aravillas, estaba

    dedicado a Febo.

  • L IB R O I 15

    2

    EPITALAMIO EN HONOR DE ESTELA Y VIOLENTILA*

    Por qu han resonado los montes del Lacio con un canto sacro? Para quin, Pen4*, pulsas un plectro nuevo y el marfil armonioso suspendes de tu hombro, en que tu cabellera se derrama? He aqu que las Musas abandonan el Helicn canoro** y agitan en sus nueve antorchas la llama ritual del himeneo, trayendo de sus fuentes de Pieria * la linfa 5 rumorosa. Entre ellas, la Elegau se aproxima, impulsiva, con mayor altivez que de costumbre, dando prisa a las Musas, marchando de una a otra para afianzar sus pasos, e intenta aparecer como la dcima, y confundida entre las nueve hermanas, las engaa. La madre de Eneas , en persona, 10 ha trado de la mano a la desposada, que abate sus pupilas y enrojece con dulce candidez. Y es ella quien prepara el tlamo y las sagradas ceremonias y, ocultando su divinidad

    47 P a ra la personalidad de Estela, vet n . I. En cu an to & tu p o o i Violentila, slo nos es conocida por este epitalam io y p o r m edia docena de epigram as de M arcial.

    ** Uno de los nom bres de A polo, taedor del plectro de m arfil com o homenaje en las bodas de Estela y Violeniila.

    49 El m onte Helicn, en Beocia, estaba consagrado a A polo y a las nueve Musas.

    M Regin de M acedonia donde residan las M usas.Personificacin de la poesa elegiaca, ya Que Estela cultivaba dicho

    gnero. Venus.

    I

  • 16 SILVAS

    en medio del cortejo de mortales del Lacio, atena el esplendor de su cabello, de su faz, de sus mejillas, en su deseo de

    15 mostrarse menos bella que la recin casada.Ya s qu da es ste y cul es el motivo de tal celebracin:

    es a ti abre las puertas, es a ti, Estela, a quien canta ese coro; es a ti a quien aportan sus guirnaldas Febo y Euhan y la deidad alada de la Arcadia, que llega de las sombras del monte Mnalo*.

    El tierno Amor y la Gracia no cesan de derramar sobre 20 ti flores sin nmero y una nube de aromas cuando abrazas

    los niveos miembros de tu esposa ansiada. T en tu frente recibes las rosas o los lirios que se entretejen con las violetas y proteges la faz como la nieve de tu duea.

    Llegaba, pues, el da, sealado por e) blanco velln de las 25 Parcas, en que deba proclamarse el canto de himeneo en

    favor de Estela y Violentila. Queden atrs cuidados y temores; que callen las malicias insidiosas de un poema mendaz, y t, murmuracin, guarda silencio55. Se ha sometido a la ley, admiti el freno la licencia amorosa. Se ha terminado ya el rumor del vulgo: ios besos tanto tiempo criticados han

    30 salido a la luz. Sin embargo, ofuscado, aunque se te ha brindado la ventura de una noche tan bella, an vacilas entre el deseo y el temor ante una recompensa que se te ha

    J Euhan e ra uno de los gritos que proferan las bacantes en sus celebra* ciones. D e ahi, po r una m etonim ia debida a la in terpretacin del alarido com o un vocativo, se aplica ese nom bre al dios Baco. que posea a las bacantes y a quien stas invocaban con su grito.

    M M onte de A rcadia donde existia un tem plo consagrado a Hermes; sta es la divinidad alada a que se alude.

    H aba circulado un poem a que tra taba acerca de unas aventuras am orosas de Estela, poem a que haba dado pbulo a los rum ores pblicos (v. M arcial, VI 21, 3 y ss.).

  • LIBRO t 17

    concedido por el favor divino. Depn, dulce poeta, tus suspiros. Olvdalos: es tuya. Puedes ir y venir por su puerta, expuesto a las miradas, con paso no furtivo: ya no habr portero, ni ley, ni pudor que te lo impida. Sciate al fin del as del ansiado abrazo es tuyal al tiempo que recuerdas tus noches de tormento.

    Sera, sin duda, digna recompensa, aunque Juno te impusiera los trabajos de Hrcules, aunque el destino te obligara a competir con los monstruos estigios, aunque te vieras

    (arrastrado en medio de las mareas entre las islas Cineas56. 40 Por ella valdra la pena correr, tembloroso* bajo las condi-

    | ciones dictadas en Pisa, escuchando a la espalda los aullidos de Enmao5\ Ni siquiera obtendras ddiva semejante aun Cuando, pastor temerario, asentaras tu sede en el Ida darda-

    , n io5*, ni si la bienhechora T itonia hubiera deseado arreba- ; larte, para llevarte por los aires en su biga. 45

    Pero cul es la causa que ha trado esta unin, inesperado gozo del poeta? Dmelo aqu conmigo, dulce rato mientras las puertas y el atrio hierven de gento y mientras tantos

    54 O tro nom bre J e las legendarias Simplgadcs, dos supuestos islotes movedizos que, en el acceso al Ponto Euxino, se separaban y se aproxim aban

    ; de nuevo para a trap ar y destrozar las naves.* Enm ao, rey de Pisa (ciudad de la lide prxim a a O lim pia), e ra el

    padre de H ipodam la, a cuyos pretendientes som eta a la prueba de una | carrera de carros. Si en ella resultaban vencidos, lo pagaban con su cabeza. ) M Paris, hijo de Priam o, rey de T roya, pasto reaba los g tn ad o s de su

    padre en e] m onte Ida. Fue elegido com o juez en la d isputa po r la m anzana de la Discordia, prem io a la belleza, entre Juno , M inerva y Venus. Concedi I galardn a esta ltim a, quien, en recom pensa, le o to rg e) am or de Helena, la m is bella de las m ortales. Tal fue el origen legendario de la |u e r ra de Troya.

    * L a A urora, esposa de T itono.! M M usa de la poeesia ertica.

  • 18 SILVAS

    fasces golpean el umbral. Estoy dispuesto a suscitar tan $o oportuna charla, y esta docta morada sabe escuchar.

    U n a v ez , d o n d e s e e x t i e n d e n la s r e g io n e s l c t e a s d e l

    s e r e n o c ie lo , l a b i e n h e c h o r a V e n u s , c u a n d o l a n o c h e a c a b a b a

    d e h u i r , r e p o s a b a e n s u l e c h o , l i b e r a d a d e l a b r a z o r u d o d e su

    a m a n t e gtico**. U n a m u l t i t u d d e A m o r e s s e a g o l p a b a e n

    t o r n o a la s c o l u m n a s y a lo s c o l c h o n e s d e l l e c h o d e la d io s a ,

    p i d i n d o le i n s t r u c c io n e s : q u a n t o r c h a s d e b a n l le v a r? q u

    55 p e c h o s t e n a n q u e t r a s p a s a r ? q u e r a q u e s e e n s a a r a n e n la

    t i e r r a o e n la s a g u a s ? q u e i m p l i c a r a n a lo s d io s e s ? q u e se

    a t r e v i e r a n a a t o r m e n t a r a l d iv i n o T o n a n t e ?

    L a d i o s a t o d a v a n o h a b a r e s u e l t o n a d a ; n o a b r i g a b a e n

    s u c o r a z n u n d e s e o c o n c r e t o . Y a c a , f a t i g a d a , s o b r e e!

    l e c h o e n q u e a n t a o , c u l p a b l e , se d e j s o r p r e n d e r e n el l a z o

    60 d e l a m a n t e d e L em n o s* * .

    Entonces, uno de los nios de su corte de seres alados, aquel en cuyo rostro resplandeca la luz ms viva y cuya presta mano nunca haba fallado el blanco de su flecha, la interpel dulcemente desde la fila con su tierna voz, en tanto sus hermanos, la aljaba al hombro, guardaban silencio: Sabes, madre le dijo cmo mi diestra no cede ante

    65 ninguna empresa: todo mortal, toda deidad que me encomendaste, se abrasa. Pero por una ve*, permite, oh madre, que nos conmovamos ante las lgrimas, las manos suplicantes, los votos y los ruegos de los hombres, porque no hemos sido forjados de duro acero, sino que somos tu prole.

    w Los fasces de los Helores que precedan, abrindoles paso, a los num erosos m agistrados que en esta ocasin acudan a d a r t parab in a Estela.

    ** M arte (gtico, es decir, tracio).M Vulcano, que creci en aquella isla del Egeo.

  • L IB R O ! 19

    Hay un joven, nacido de una ilustre familia latina, hijo ?o de antepasados patricios, a quien la Nobleza alz, jubilosa, y, como un presagio de su donosura, se apresur a brindarle un sobrenombre lomado de nuestro cielo*. Yo, malicioso, porque a ti te era grato, lo traspas un da con una lluvia de saetas, dejando vacia mi aljaba. Y aunque muchas matronas ?$ de Ausonia*5 lo ansiaban con fervor como yerno, lo sujet, despus de vencido, y lo obligu a esperar por luengos aos hasta que sucumbiera al yugo de una duea irresistible. En cuanto a ella, apenas la he tocado indulgente, porque asi lo queras con el extremo de mi antorcha y con un tiro de arco poco tenso. Soy testigo asombrado, desde entonces, so de la llama indomable que reprime el angustiado joven y de la intensidad de mis embates, que soporta noches y das. A nadie, madre, he atormentado nunca con ms crudeza; a nadie he traspasado con heridas ms incesantes. He visto a Hipmenes* correr, ansioso, en liza despiadada, y no era 85 tal su palidez al llegar a la mta; he visto tambin los braos del joven de Abidos6T cuando rivalizaban con los remos, he aplaudido a sus manos y a menudo le he mostrado mi luz mientras nadaba: era menor su ardor, aunque entibiaba el mar embravecido: t, joven, has sobrepasado los amores clebres. Yo mismo me he admirado de que hayas resistido 90 en medio de un fuego tan intenso y he afianzado tu constancia y con mis suaves plumas he enjugado el llanto de tus ojos.

    M Juego de palabras con el sobrenom bre de Estela. w N om bre potico de Italia.w E nam orado de A talanta, com piti con ella en la carrera. S i no la

    ventajaba m orira. Al salir victorioso, obtuvo su amor.w Leandro , am ante de H ero, que, para reunirse con ella, atravesaba a

    nado todas las noches e l estrecho de los D ardanelos desde Abidos, en Asia, basta Sestos, en Tracia, donde Hero era sacerdotisa de Venus.

  • 20 SILVAS

    jCuntas veces se me ha quejado Apolo de que su poeta penara hasta ese extremo! Concdele ya, madre, el tlamo

    9i que ansia. l es nuestro aliado y nuestro fiel portaestandarte; habra podido cantar las hazaas guerreras y las claras acciones de los hroes y los campos surcados por ros de sangre; pero es a ti a quien consagr su plectro: prefiri sealarse como vate pacfico y entretejer su lauro con nuestro mirto. As ha cantado las debilidades de los jvenes y las

    ioo heridas propias y ajenas. Ah! qu profunda es, madre, su devocin por la diosa de PafosM! l ha llorado el funesto destino de nuestra palom aw. As dijo y , mimoso, se colg del suave cuello de su madre y acercando sus alas dio calor a su pecho. Ella, prestando oidos a sus fervientes splicas,

    ios respondi: Es sublime, en verdad, y poco usual entre los hombres incluso entre los que gozan de mi favor el afn de este joven amado de las Piridesw. En cuanto a ella, yo, prendada del esplendor sin par de su belleza, pareja con la gloria de sus antepasados y la prez de su estirpe, cuando

    110 descendi al mundo la acog, la proteg en mi seno, y mi mano, hijo mo, no ces de embellecer su cuello y sus mejillas ni de ungir sus cabellos con aceite de amomo. Ha salido a mi imagen su dulzura. Contempla, aun de lejos, la prestancia de su frente y ei tocado de su cabello. Juzga en cunto aventaja a todas las madres del Lacio, cmo eclipsa

    115 a las Ninfas la virginal progenie de Latona71 y cmo yo supero a las Nereidas. Habra sido digna de nacer a mi lado

    u P atas, ciudad chiprio ta, clebre po r su culto a Venus.** Estela lloraba en uno de su t poem as la m uerte de la palom a de

    Violentila, a la m anera de C a t u l o , 3, llorando la del pajarito de Lesbia." Las M usas. Una de las varias tradiciones acerca de su origen las hace

    hijas d e Fiero. D iana, hija de Latona.

  • L IB R O I 21

    de las azules aguas y de ocupar mi concha2, y si hubiera podido ascender hasta las moradas pobladas de estrellas y penetrar en nuestras estancias, vosotros mismos. Amores, la confundirais conmigo. Aunque le he concedido con largueza 120 bienes copiosos, en su pecho domina las riquezas. Lamento que los chinos, en su avaricia, exploten solamente unos bosques estrechosT>; lamento que escaseen los retoos de Clmene74, que las verdes hermanas no prodiguen sus lgrim asTJ y que sean ya pocos los vellones que se tien de rojo con el tinte sidonio7*, y escasos los cristales que se hielan 12$ entre nieves perpetuasn. Para ella he dispuesto que discurran el Hermo y el T ajo* sobre dorada arena, que hn para su ornato no es bastante; para ella di orden a Glauco y a Proteo y a todas las Nereidas de buscar los collares de la India . Si t la hubieras visto, Febo, por los campos tesalios,

    n Venus, nacida de ia espum a del m ar, tuvo com o prim era cuna una |r* n co rc h a m arina.

    ?1 Se crea que los chinos hilaban la seda extrayndola de los rboles (v. V irg il io . Gergicos II 121; E s t rabn, XV 69J; P u n i , H istoria NaturalVI 54).

    u Cllmene, m adre de F aetn , llor largam ente la m uerte de su hijo, que haba robado el carro del So) y cay envuelto en llamas. Sus lgrim as d ieron nacim iento al m bar.

    * Segn una variante de la an terior leyenda, fueron las lgrimas de las hijas de Clim ene y del Sol (Helios, Febo), m etam orfoseadas en lam os (las verdes herm anas), las que se to m aro n gotas de m bar (v. O vid io , M etamorfosis H 232 y ss.).

    n Es decir, con la prpura.n Tal se crea que era el origen del cristal de roca. Todo ello (seda,

    m bar, p rpu ra y cristal) es dem asiado poco para ofrendarlo a Violenta. n El H erm o (ro de L idia) y el T a jo tenan arenas aurferas.* G lauco, P ro teo y las Nereidas (hijas de Nereo) eran divinidades

    m arinas a quienes Venus haba encom endado la bsqueda de perlas para Violentila.

  • 22 SILVAS

    130 Dafne10 habra vagado sin peligro. Si se hubiera mostrado en la costa de Naxos junto al lecho de Teseo, incluso Euhan11 habra huido, dejando abandonada a la beldad de Cnosos .Y si Juno no me hubiera reprimido con sus constantes quejas, Jpiter, seor infiel de las alturas, por ella habra

    ijs asumido plumas y cuernos y sobre ella se habra derramado en lluvia de oro puro , Pero ser entregada al joven por quien t abogas, hijo, mi potestad suprema: por mucho que ella niegue, en su tristeza, su voluntad de entrega a un nuevo yugoM, ya he notado que cede y corresponde a la pasin del

    140 joven.Tras estas palabras, la diosa alz sus celestiales miembros,

    traspuso la magnfica puerta de su alcoba y reclam sus cisnes del Eurotas*5 para embridarlos. Amor los someti a las riendas y se sent al timn, ornado de piedras preciosas, conduciendo, a travs de las nubes, a su madre dithosa. Ya se muestra el alczar troyano del T berw: su recinto excelso

    * N infa cuya ex traord inaria herm osura cautiv a Febo, y que fue convertida en laurel po r su padre, el dios del ro Penco, en Tesalia. Tal m etam orfosis la libr de la pasin del dios (v. O v i d i o , M etam orfosis 1452 y ss.).

    11 C(. supra, n. 53.A riadna, hija de M inos, rey de Cnosos, despus de facilitar a Teseo

    la salida del Laberin to , huy con 1 a Grecia. En la isla de N axos, m ientras dorm a , Teseo la abandon. Venus la com pens dndole po r esposo a Baco (Euhan).

    *> Esto es: Venus habra infundido el am or po r Violentla en el pecho de Jp ite r, que, p a ra conquistarla, habra repelido sus tres m etam orfosis: en cisne, p a s cautivar a Leda; en to ro , para rap ta r a Europa; en lluvia d e oro, para fecundar a Dnae.

    M Violentila habla estado casada anteriorm ente. u El valle del Eurotas, en Laconia, era fam oso po r su cria de cisnes.

    Estas aves servan de tiro a l carro de Venus. w R om a, la nueva Troya.

  • LIBRO I 23

    deja ver sus fulgentes moradas y los cisnes, gozosos, tributan 145 el aplauso de sus alas a la mansin ilustre. Es una sede digna de una diosa y que no desmerece de los astros radiantes: all el mrmol de Libia y el de Frigia, all verdean las duras piedras de Lacedemonia, all refulgen el nice variante y la piedra color del mar profundo y la que envidiar suelen la iso prpura de Esparta y e) tintorero experto con los calderos tirios. Se yerguen las techumbres, sustentadas por columnas sin nmero, y las vigas de roble resplandecen con sus tachones del metal dalmtico *T. Las sombras que proyectan los rboles aosos detienen los ardores del sol; fontanas transparentes viven entre los mrmoles. Y la naturaleza no observa sus iss contrastes: siente aqu fro Sirio , el invierno se entibia y las moradas templan los cambios de estaciones. La bienhechora Venus se regocij a la vista de la residencia de su poderosa protegida tal como si arribase desde alta mar a Pafos o a su mansin de Idalia o a su templo de ricc90. Al punto dirigi i60 estas palabras a la joven, que descansaba en su alcoba solitaria: Hasta cundo ese sueo y ese recato de tu lecho vaco, oh joven predilecta entre las de Laurento91? Qu lmite pondrs a tu castidad y a tu recuerdo fiel? Nunca vas & plegarle al yugo de un varn? Pronto vendrn los aos

    17 Desde la poca de A ugusto se hallaban en explotacin las m inas de oro de D alm acia, propiedad del fisco, es decir, del tesoro del em perador (v. C I L 111,1997; F l o r o , II 25; P u n i , Historia Natural XXXU1 67).

    M El nom bre de Sirio (una de las estrellas de la canicula) se utiliza com o sinnim o del verano.

    Esto es, la residencia de Violentila.w En Paos e idalia (ciudades de Chipre), com o en el rice (m onte de

    Sicilia) existan tem plos de Venus muy devotos.*' C iudad del Lacio. A qu, po r m etonim ia, significa Rom a. En cuanto

    al conten ido del pasaje, est claram ente inspirado en el can to IV de la Eneida.

  • 24 SILVAS

    I6S ms sombros. Aprovecha tu lozana y goza de tus efmeros encantos. No te he concedido tal hermosura y ese rostro sin par y mi propio don para que vivas aos solitarios como si yo te odiara. Fue mucho demasiado desdear a tus otros pretendientes, pero ste est entregado a ti con toda su

    i?o sangre, slo a ti admira y ama entre todas y no carece ni de prestancia ni de nobleza. Porque en la ciudad entera, qu hombre, qu mujer en edad juvenil no sabe de memoria sus doctos versos? Y le vers alzar los doce fasces as dure la

    175 gracia de quien gobierna Ausonia*1! antes de tiempo93; lo cierto es que ya ha abierto las puertas del templo de Cbele y lee las profecas de la Sibila de Eubea94. Pronto el padre del Lacio*1, cuyos designios puedo yo adivinar, conceder a este joven la vestidura prpura y el marfil curul* y aun le otorgar una gloria mayor: la de exaltar los trofeos logrados

    i8o en la Dacia y los recientes lauros. Vamos pues: nete a su lecho y renuncia a ese retiro en plena juventud. A qu naciones, a qu pechos no he alcanzado con la antorcha nupcial? El pueblo de las aves, el del ganado, el de las fieras,

    n C. supra, n, 65.11 La edad reglam entaria para alcanzar el consulado esto es, para

    ostentar doce lictorcs era la de cuarenta y tres aos. S in em bargo, son muy num eroso los procedentes de acceso al consulado en edad m is tem prana. Estela to consigui en el 102 d. C.

    * Se refiere a la Sibila de Cum as, acogiendo una tradicin segn la cual Cuma* fue una colonia de Eubea, En cuanto a) significado del prrafo , indica que Estela habla sido elegido com o quindecnviro sacris /a d u n is . es decir, com o uno de los quince sacerdotes que tenan bajo su custod ia los libros sibilinos y podan acceder al tem plo de Cibele.

    *5 D o m ic ia n o .46 Esto es, las insignias propias de las m agistraturas superiores: la toga

    p retex ta (con banda de prpura) y la silla curul, que presentaba ricas incrustaciones de marfil.

  • L IB R O I 25

    cruel, no han sido tan insensibles como para negarse; el propio cielo, cuando las nubes se deshacen en lluvia, lo derrito para que se maride con la tierra. As se renuevan los ciclos y la vida de! mundo. De dnde habra surgido la gloria renaciente de Troya y el que salv a los dioses de entre las llamas, si yo no me hubiera unido a un esposo frigio? De dnde habra multiplicado a mis Julios el lidio Tber ? Quin habra levantado las murallas en torno a las siete colinas de Roma, la capital latina del imperio, si una vestal troyana no hubiera cautivado a Marte furtivamente, pero con mi venia?.

    Con estas palabras hechiz a la joven, que guardaba silencio, y la persuadi de la honrosa condicin del matrimonio. Vuelven a su pensamiento los presentes, los ruegos, las lgrimas del joven y sus quejas insomnes a su puerta, y la Astride100 que el vate ha cantado por la ciudad entera: Astride antes de la cena, de noche Astride, Astride al alba, como nunca reson el nombre de H ilas101. Y ya, de grado, comienza a doblegar su corazn altivo y a admitir su dureza.

    Dicha a tu tlamo, el ms tierno de los vates latinos, pues has andado un spero camino y has arribado a puerto

    T Anquises, padre de Eneas, fundador de la nueva Troya.* El nom bre d e L idia, regin de Asia M enor, se aplicaba asim ism o a

    E truria y , por extensin, al Lacio. V i r g i l i o (Eneida I I 781) em plea tam bin el giro el lidio Tiber (cf. IV 4, 6).

    w Rea Silvia, m adre de R m ulo y R em o, considerada com o troyana (cf. infra, n. 11S a este lib ro y n. 26 al lib ro 11).

    |W Es el nom bre potico que aplicaba Estela a Violentila, conjugndolo Semnticamente con el suyo propio.

    G ran amigo de Hrcules, rap tado po r las ninfas, y a quien ste busc incansablem ente, repitiendo su nom bre sin cesar (v. PROP.RCIO, I 20, 6 y ss.; V i r o i l i o , glogas V i 43 y s.). Cf. infra, n. 224.

  • 26 SILVAS

    e n la e m p r e s a p r o p u e s ta ! T a l e l r o f u g i t iv o d e la lu s t r o s a

    P is a W, in f l a m a d o d e le jo s p o r l e ja n o s a m o re s , a r r a s t r a p o r

    205 s u c a u c e s u b m a r i n o s u im p o lu ta c o r r i e n te , h a s ta l le g a r a l f in

    a l m a n a n t ia l s ic a n io y b c b e r lo c o n la b io s a n h e la n te s ; e x ta s ia d a

    la N y a d e a n t e t a n d u lc e s b e s o s , n o p ie n s a q u e s u e s p o s o s e a

    l l e g a d o d e l m a r ,0J.

    iQ u d a , E s te la , p a r a t u a le g r a , s u m id o e n ta l p r e s e n te

    r a d ia n te d e lo s d io s e s ! |Q u v o to t a n f e r v ie n te h iz o s a l t a r tu

    210 p e c h o c u a n d o e l r o s t r o p r o p ic io d e t u d u e a a s in t i a l d u lc e

    y u g o ! C re is te s u b i r a l c ie lo y f lo t a r p o r la b v e d a e s t r e l la d a .

    N o fu e ta n v iv o e l g o z o d e l p a s t o r IW e n la p la y a d e A m i d a s 105

    c u a n d o H e le n a l l e g a b a p a r a e m b a r c a r e n la n a v e t r o y a n a ; n i

    215 la t s a la T e m p e 104 v io a s a P e le o c u a n d o Q u i r n , e n c a b r i -

    t a n d o s u f ig u r a e q u in a , d iv is la l l e g a d a d e T e t i s 107 a la s

    t i e r r a s h e m o n i a s IM. Q u le n to e s e l d e c u r s o d e lo s a s tro s !

    jq u p e r e z o s a A u r o r a p a r a c a l m a r la s a n s ia s d e l e s p o s o !

    P e r o c u a n d o a lo le jo s v ie ro n q u e s e a p r e s ta b a e l le c h o

    p a r a E s te la , e l h i jo d e L a t o n a w , p r o t e c to r d e lo s v a te s , y el

    195 F.l Alfeo, rio de la lide, que pasa po r Olimpia, cerca de Pisa. Aquy en otros pasajes poticos, se aplica a O lim pia el nom bre de Pisa.

    ** Son ios desposorios del rio Alfco con la fuente A rctusa. Estaciocom para la constancia de Estela para lograr a Violeniila con la de Alfeo ensu recorrido desde lide a Sicilia hasta alcanzar a su am ada A retusa

  • L IB R O I 27

    retoo de Smele, Euhan uc* pusieron en marcha sus rpidos 220 cortejos, el uno desde O rtigia1", el otro desde N isall. A Apolo le responden con sus ecos los montes licios y las frescas umbras de Timbra y el Parnaso, su gloria115; a Euhan. el Pangeo y el fsmaro y las costas de Naxos, que fueron antao su tlam o"4. Ya llegan a las puertas de la morada que aman, y a su amigo cantor le traen ste una 225 lira, aqul una dorada piel de ciervo con el lomo manchado; aqul un tirso, ste un plectro; ste cic sus inspiradas sienes con el lauro; aqul orna sus cabellos con minoica corona n.

    Apenas nacido el da, ya se