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Neuroanatomía de la memoria La memoria se describe como la capacidad o poder mental que permite retener y recordar, mediante procesos asociativos inconscientes, sensaciones, impresiones, ideas y conceptos previamente experimentados, así como toda la información que se ha aprendido conscientemente. El cerebro humano tiene diversos tipos de memoria. Una es la memoria a corto plazo, que permite retener solamente durante unos segundos cierta información, como por ejemplo, un número telefónico. Otra es la denominada memoria a largo plazo que sirve para conservar la información durante minutos, horas, semanas o incluso años. Dos tipos más de memoria son la semántica y la episódica. La primera guarda datos concretos, como la capital de Francia es París, 2x2 son 4, etc. Mientras que la memoria episódica conserva los recuerdos de hechos vividos directamente por nosotros y los relaciona con diversos elementos. La primera guarda información consciente sobre lo que deseamos recordar. La segunda nos hace retener cosas sin que nos demos cuenta, como por ejemplo los detalles de un paisaje a los que no hemos prestado especial atención, o anuncios sin mucho interés y que sin darnos cuenta luego somos capaces de recordar.

Estructuras Implicadas en La Memoria

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Fisiología de la memoria.

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Neuroanatomía de la memoria

 La memoria se describe como la capacidad o poder mental que permite retener

y recordar, mediante procesos asociativos inconscientes, sensaciones,

impresiones, ideas y conceptos previamente experimentados, así como toda la

información que se ha aprendido conscientemente. El cerebro humano tiene

diversos tipos de memoria. Una es la memoria a corto plazo, que permite

retener solamente durante unos segundos cierta información, como por

ejemplo, un número telefónico. Otra es la denominada memoria a largo

plazo que sirve para conservar la información durante minutos, horas, semanas

o incluso años.

    Dos tipos más de memoria son la semántica y la episódica. La primera guarda

datos concretos, como la capital de Francia es París, 2x2 son 4, etc. Mientras que

la memoria episódica conserva los recuerdos de hechos vividos directamente por

nosotros y los relaciona con diversos elementos. La primera guarda información

consciente sobre lo que deseamos recordar. La segunda nos hace retener cosas

sin que nos demos cuenta, como por ejemplo los detalles de un paisaje a los que

no hemos prestado especial atención, o anuncios sin mucho interés y que sin

darnos cuenta luego somos capaces de recordar.

   Existe también otro tipo de memoria llamada procedimental, que es la que nos

permite realizar cosas después de haberlas aprendido, sin tener que mantener

constantemente nuestra atención. Un buen ejemplo de esto es conducir un coche

o ir en bicicleta. Una vez hemos aprendido e interiorizado la técnica, la realizamos

sin casi pensar en todos nuestros movimientos. Hacemos estas actividades de

forma tan inconsciente que podemos estar pensando en otras cosas o conversar,

pues ya no requieren nuestra atención permanente.

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   La memoria humana tiene en realidad una capacidad mucho más elevada que la

del más potente ordenador. Pude llegar a contener diez billones de bits (unidades

de información).

   Pero la capacidad de la memoria humana no es capaz de explicarlo todo, pues

también somos capaces de reconocer un objeto, aunque esté de lado, boca abajo

o en posición normal. Por ejemplo, sabemos que un vaso es un vaso, aunque esté

en posición horizontal o un poco tapado. Y todavía más, sabemos que un objeto

era un vaso si encontramos algún fragmento lo suficientemente grande después

de que se haya roto. Todo esto se produce en nuestro cerebro sin que sea lógico

que nuestra memoria contenga la información sobre todas las posiciones posibles

de un vaso y del resto de objetos. La memoria humana tiene la capacidad

extraordinaria para obtener información sin que la haya adquirido explícitamente,

sino haciendo deducciones rápidas, prácticamente inmediatas. Sabemos

reconocer un árbol sin haber visto nunca esa especie concreta, no necesitamos

haber visto todos los árboles del mundo para identificarlo como tal.

   ¿Cómo puede la memoria humana contener tanta información y saber cómo

recuperarla dentro de nuestro cerebro? La respuesta a esta pregunta ha sido una

vía de investigación de numerosos científicos a lo largo de la historia. Parece ser

que los recuerdos se pueden recuperar gracias a la excitación eléctrica de ciertas

neuronas. La activación de un grupo concreto de éstas permite recuperar un

recuerdo. Y la transmisión de las señales eléctricas a través de las neuronas,

viene provocada a su vez por sustancias químicas llamadas neurotransmisores.

Por tanto, la memoria está basada en la química.

   El proceso por el cual la memoria humana es capaz de almacenar nuevas

informaciones parece ser que es el de la plasticidad de las sinapsis o contactos

neuronales. El cerebro humano no es una red de cables ya formada, sino que las

comunicaciones y los nuevos circuitos entre neuronas se van creando a medida

que aprendemos y recordamos nuevas situaciones vitales y datos concretos.

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   Los recuerdos son registrados en nuestro cerebro gracias a los nuevos circuitos

creados. Cuantos más detalles diferentes tengamos de una imagen y de su

entorno, más fácil nos será que, con sólo ver una parte, recordemos todo el

conjunto. No hay un circuito activado para cada recuerdo, sino un conjunto de

circuitos que, activados al mismo tiempo, proporcionan el recuerdo.

   Existen técnicas memorísticas en las que, la asociación de los estímulos

visuales o auditivos nos ayudan a recuperar la información. Recordar una lista de

palabras escritas nos resultaría más fácil si, además de leerla nosotros, alguien

nos la repitiera en voz alta, y todavía más si además las escribimos, ya que aquí

se añade una actividad motora que refuerza esta asociación. Por esto el contexto

es muy importante en la recuperación de los recuerdos. Hay recuerdos que nos es

más fácil evocar cuando nos encontramos en el contexto original donde fueron

adquiridos, por ejemplo, los recuerdos de la infancia de un lugar donde fuimos de

vacaciones, nos vienen a la mente mucho más claros cuando volvemos a ese

lugar y vemos, oímos y sentimos los olores de aquel lugar. Es un claro ejemplo de

memoria asociativa.

   Las capacidades personales se pueden potenciar, existen técnicas de

memorización como las palabras mnemotécnicas compuestas por la primera

sílaba de los nombres a recordar. Otras explotan el papel del entorno o de

diferentes estímulos (visual, auditivo, olfativo...) para potenciar la memoria.

Aunque la simple memorización de listas de palabras sólo permite ejercitar un tipo

concreto de memoria.

   La memoria humana tiene una estructura compleja, es un proceso que se

produce en diversos lugares del cerebro, ya que para memorizar intervienen

diversas funciones, como la identificación visual, la auditiva, la clasificación de

aquello que vemos, etc. La memoria, al igual que otras capacidades mentales, se

pueden potenciar gracias al entrenamiento personal, como en las habilidades

físicas y manuales. En numerosas ocasiones lo hacemos casi sin darnos cuenta,

con los estudios los hobbies o aficiones. Lo importante es mantenerse activo en

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todos los sentidos a lo largo de nuestra vida, para que nuestras capacidades en

vez de disminuir continúen creciendo con los años.

Estructuras subcorticales

Hipocampo

Interviene en la formación de nuevos semánticos y episódicos de largo plazo.

El hipocampo es una estructura cerebral que ha sido asociada a diversas

funciones memorísticas. Forma parte del sistema límbico y se ubica junto al lóbulo

temporal medial. Está compuesto por dos estructuras, el Asta de Ammon y el giro

dentado, cada una de las cuales contiene un tipo distinto de células.

Mapas cognitivos

Existen pruebas de que el hipocampo en humanos alberga la representación de

mapas cognitivos. En un estudio se implantaron electrodos en el hipocampo de

unas ratas para realizar un registro de la actividad celular, encontrándose que

algunas neuronas respondían intensamente cuando la rata se ubicaba en

determinadas localizaciones específicas. Estas células se denominan células de

lugar, y las agrupaciones de estas células pueden considerarse mapas mentales.

Individualmente, las células de lugar no solamente responden a una única área,

sino que los patrones de activación de estas células se solapan, formando capas

de mapas mentales en el hipocampo. Una buena analogía es el hecho de que un

mismo píxel de la pantalla de un televisor u ordenador puede ser utilizado para

formar cientos de miles de combinaciones posibles, que produzcan imágenes

diferentes en cada ocasión. Del mismo modo, las células de lugar pueden ser

utilizadas en cualquiera de las múltiples combinaciones posibles para representar

diversos mapas mentales. La parte derecha del hipocampo está más orientada a

responder ante estímulos espaciales, mientras que la parte izquierda se asocia

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con otro tipo de información contextual. Además, existen pruebas de que la

experiencia en construir mapas mentales, como la que desarrollan los taxistas que

trabajan durante largos periodos de tiempo en grandes ciudades (lo que requiere

la memorización de una gran cantidad de rutas) puede incrementar el volumen del

hipocampo.2

Codificación

Los daños en el hipocampo y sus regiones circundantes pueden provocar amnesia

anterógrada, esto es, la incapacidad para crear recuerdos nuevos.3 Esto significa

que el hipocampo no sólo es importante para el almacenamiento de los mapas

cognitivos, sino también para la codificación de recuerdos.

El hipocampo también está implicado en la consolidación de la memoria, el lento

proceso por el que los recuerdos pasan de la memoria a corto plazo a la memoria

a largo plazo. Esta teoría se sustenta en los estudios en los que se inducen

lesiones hipocampales a ratas en diferentes momentos posteriores al aprendizaje

de una tarea determinada. Este proceso de consolidación puede prolongarse

durante varios años.

También se ha hallado que es posible crear nuevos recuerdos semánticos sin

hipocampo, pero no nuevos recuerdos episódicos, lo que significa que no pueden

aprenderse descripciones explícitas de hechos reales (episódicos), pero sí se

pueden adquirir conocimientos y significados a partir de experiencias semánticas.

Cerebelo

El cerebelo («pequeño cerebro») es una estructura localizada en la parte posterior

del cerebro, cerca de la médula espinal. Se asemeja a una versión en miniatura de

la corteza cerebral, dada su superficie ondulada.3

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A diferencia del hipocampo, que está involucrado en la codificación de recuerdos

complejos, el cerebelo desempeña un papel en el aprendizaje motor y de

recuerdos procedimentales, como las habilidades que requieren de un grado de

coordinación y control de motricidad fina.4 Algunos ejemplos de habilidades

relacionadas con la memoria procedimental podrían ser aprender a tocar un

instrumento musical, o a conducir un vehículo. Las personas con amnesia global

transitoria que tienen dificultades para crear recuerdos nuevos y/o recordar

sucesos pasados pueden, en ocasiones, conservar la capacidad de ejecutar

piezas musicales complejas, lo que sugiere que la memoria procedimental está

completamente disociada de la memoria consciente, también conocida como

memoria explícita.

Esta distinción toma significado si se asume que el cerebelo, que se encuentra

lejos del hipocampo, es el responsable del aprendizaje procedimental. El cerebelo

está involucrado en el aprendizaje motor a un nivel general, y los daños que pueda

sufrir redundarán en dificultades en la ejecución de movimientos. Más

concretamente, se considera que esta estructura es la responsable de la

coordinación de la precisión y organización temporal de los movimientos, así como

de la realización de cambios a largo plazo (aprendizaje) destinados a mejorar

estas habilidades.

Amígdala

La amígdala se encuentra situada bajo el hipocampo, en el lóbulo temporal medial.

Como otros núcleos cerebrales, se trata de una estructura doble, presente en

ambos hemisferios cerebrales. Las amígdalas se asocian con el aprendizaje y la

memoria emocionales, en la medida en que responde intensamente ante la

presentación de estímulos emocionales, especialmente el miedo. Las neuronas de

estas estructuras ayudan a la codificación de recuerdos emocionales,

realzándolos. Este proceso se traduce en el hecho de que los sucesos emotivos

son codificados de forma más profunda en la memoria. Las lesiones de la

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amígdala practicadas en monos han mostrado un deterioro de la motivación y del

procesamiento de emociones en general.

Ganglios basales y memoria motriz

Los ganglios basales son un conjunto de núcleos cerebrales localizados en el

lóbulo temporal medial, situados sobre el tálamo y conectados con la corteza

cerebral. Concretamente, los ganglios basales comprenden los núcleos

subtalámicos, la sustancia negra, el globo pálido, el estriado ventral y el estriado

dorsal, formado por el putamen y el caudado.8 Las funciones básicas de estos

núcleos tienen que ver con la cognición, el aprendizaje y el control de las

actividades motoras. Los ganglios basales también están relacionados con el

aprendizaje y la memorización de procesos inconscientes relacionados con la

memoria implícita.

Se cree que el núcleo caudado ayuda al aprendizaje y el recuerdo de las

asociaciones establecidas por medio de condicionamiento operante.

Concretamente, las investigaciones han mostrado que esta región de los ganglios

basales desempeñan un papel en la adquisición de hábitos de respuesta a

estímulos, así como en la resolución de tareas secuenciales.

Se han asociado los daños en los ganglios basales a una disfunción en el

aprendizaje y adquisición de habilidades perceptivo-motoras. La mayor parte de

los trastornos asociados al daño de estas áreas cerebrales conllevan algún tipo de

disfunción motora, así como déficits en la memoria de trabajo a la hora de alternar

la ejecución de distintas tareas. Este tipo de síntomas también se manifiestan en

los pacientes que sufren de distonía, síndrome atimórmico, síndrome de Fahr,

enfermedad de Huntington o enfermedad de Parkinson. Las enfermedades de

Huntington y Parkinson conllevan un deterioro cognitivo y motor.

Estructuras corticales

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Lóbulo frontal

Los lóbulos frontales se ubican al frente de cada hemisferio cerebral, delante de

los lóbulos parietales, de los que los separa la corteza motora primaria, que

controla los movimientos voluntarios de partes del cuerpo específicas asociadas al

giro precentral. Esta corteza participa en la capacidad para realizar actividades

como la planificación del día, la organización del trabajo, escribir una carta, prestar

atención a los detalles o controlar los movimientos de brazos y piernas. También

influye sobre la conducta y la personalidad.

Poniendo en relación estas características con la actividad memorística, se pone

de manifiesto la importancia de la coordinación de la información. Así, la actividad

de los lóbulos frontales es muy importante para la memoria de trabajo. Por

ejemplo, a la hora de pensar sobre cómo llegar a un lugar al que no se ha ido

antes, se combinan diversos conocimientos que ya se han adquirido previamente:

el mapa mental que se tenga de la ciudad en la que se encuentra ese lugar; la

información que podamos extraer de un mapa; el conocimiento sobre los patrones

de circulación en la zona, las conversaciones oídas al respecto previamente, etc.

Mediante el uso activo de toda esta información se puede llegar a determinar una

ruta apropiada para alcanzar el objetivo. Esta acción implica el uso controlado de

información en la memoria de trabajo, coordinada por los lóbulos frontales.

Los lóbulos frontales ayudan a escoger los recuerdos que son relevantes para una

ocasión determinada. Pueden coordinar varios tipos de información dentro de un

razonamiento memorístico coherente.Por ejemplo, el conocimiento de una

información en sí misma, así como de dónde viene esa información, debe ubicarse

conjuntamente en una única representación memorística. A esto se le denomina

monitorización de fuente. En ocasiones experimentamos situaciones en las que

estas informaciones permanecen separadas, como en el caso en el que

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recordamos algo, pero no sabemos el origen de esa información, lo que se conoce

como un error de monitorización de fuente.

Los lóbulos frontales también se encuentran implicados en la capacidad para

recordas qué necesitamos hacer en el futuro; a esto se lo conoce como memoria

prospectiva.

Lóbulo temporal

Los lóbulos temporales ocupan una región de la corteza cerebral localizada bajo la

cisura de Silvio, en ambos hemisferios cerebrales. Esta zona de la corteza

cerebral está más estrechamente asociada con la memoria, concretamente con la

memoria autobiográfica.

Los lóbulos temporales también están implicados en la memoria de

reconocimiento. Ésta consiste en la capacidad para identificar un elemento que ha

sido percibido con anterioridad. Está comúnmente aceptado que la memoria de

reconocimiento está formada por dos componentes: un componente de

familiaridad, y un componente recolectivo. El primero consiste en la sensación de

conocer algo, y el segundo tiene que ver con la identificación del origen del

recuerdo. Los daños en los lóbulos temporales pueden afectar a un individuo en

un amplio número de formas: trastornos en la sensación y percepción auditiva;

problemas en la atención selectiva a determinados estímulos visuales o auditivos;

trastornos en la percepción visual; deterioro de la capacidad de organización y

categorización de material verbal, trastornos en la comprensión del lenguaje y

alteraciones en la personalidad.

En relación con la memoria, el daño en los lóbulos temporales pueden causar un

deterioro de la memoria a largo plazo. Así, pueden verse afectados tanto los

conocimientos semánticos generales como los recuerdos episódicos más

personales.

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Lóbulo parietal

El lóbulo parietal se localiza directamente detrás del surco central, encima del

lóbulo occipital y detrás del lóbulo frontal; visualmente, en la parte superior de la

parte trasera de la cabeza. El lóbulo parietal se enclava entre cuatro fronteras

anatómicas cerebrales, estableciendo una división entre los cuatro lóbulos.

El lóbulo parietal tiene múltiples funciones cerebrales, y su funcionamiento general

puede dividirse en dos áreas principales. 1) Sensación y percepción. 2)

Construcción de un sistema de coordinación espacial que represente el mundo

circundante. El lóbulo parietal ayuda a prestar atención cuando es necesario, y

proporciona una conciencia espacial y habilidades de navegación y orientación.

Además, sirve como centro de integración de toda la información sensorial (tacto,

dolor, etc.) para crear una única percepción. Permite la capacidad para prestar

atención a diferentes estímulos al mismo tiempo. Los estudios con TEP muestran

una alta actividad en el lóbulo parietal en sujetos a los que se les pide que presten

atención a dos actividades distintas a un mismo tiempo. Además, este lóbulo

participa en la memoria verbal a corto plazo, y los daños en el giro supramarginal

pueden provocar pérdida de memoria a corto plazo.

Los daños en el lóbulo parietal provocan el síndrome de negligencia, que consiste

en que los afectados tratan partes de su propio cuerpo u objetos que se

encuentran en determinadas áreas de su campo visual como si no existieran. Los

daños en la parte izquierda del lóbulo temporal pueden causar el llamado

síndrome de Gerstmann, que cursa con desorientación izquierda-derecha, agrafia,

agnosia digital y acalculia. Este tipo de daños también pueden causar trastornos

del lenguaje (afasia), así como la incapacidad de percibir objetos. Los daños en la

parte derecha del lóbulo parietal pueden provocar negligencia contralateral

(ignorar la existencia de determinadas partes del cuerpo o del espacio visual en la

zona contralateral al área cerebral lesionada), lo que puede provocar el deterioro

de múltiples habilidades de autocuidado, como el vestido o el aseo personal. Los

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daños en la parte derecha también pueden provocar dificultades constructuvas

(apraxia), falta de conciencia de las incapacidades sobrevenidas (anosognosia) y

dificultades en el dibujo. El síndrome de negligencia tiende a ser más prevalente

en los casos de daños en la zona derecha del lóbulo, dado que es la zona que

mediatiza la atención a ambos campos visuales. Los daños en la corteza

somatosensorial provocan pérdida de las sensaciones corporales, especialmente

del sentido del tacto.

Lóbulo occipital

El lóbulo occipital es el más pequeño de los cuatro lóbulos de la corteza cerebral

humana, y se localiza en la parte posterior de la cabeza, en el área del

prosencéfalo. El lóbulo occipital se asienta directamente sobre el cerebelo, y está

situado en la parte posterior del surco parieto-occipital. Está considerado el centro

del sistema de percepción visual, siendo esta su función principal.

Los sensores retinianos envían señales a través del nervio óptico hasta el núcleo

geniculado lateral. Cuando éste recibe la información, la envía a la corteza visual

primaria, donde se organiza y sale por dos posibles vías: la ruta dorsal o la ruta

ventral.

La ruta ventral es la responsable del reconocimiento y la representación de los

objetos, y se conoce como la «ruta del qué». La ruta dorsal es la responsable de

guiar nuestras acciones y reconocer el lugar del espacio en que se encuentran los

objetos, por lo que se conoce como la «ruta del cómo». Una vez que la

información se envía a través de estas rutas, continua hacia otras áreas

cerebrales responsables del procesamiento visual.

La función más importante del lóbulo occipital es la visión. Debido al

posicionamiento de este lóbulo, en la parte posterior de la cabeza, no es

susceptible de sufrir muchos daños, pero cualquier lesión significativa en esta

zona cerebral puede provocar una amplia variedad de daños al sistema de

percepción visual. Algunos de los problemas más comunes asociados a este tipo

de lesiones son los escotomas y la pérdida de visión en determinadas áreas del

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campo visual, así como problemas en la percepción del color o del movimiento,

alucinaciones, ilusiones e incapacidad para reconocer palabras. Se realizó un

estudio con pacientes que habían desarrollado un tumor en el área occipital, y los

resultados mostraron que la consecuencia más frecuente era el daño contralateral

del campo visual. Cuando la lesión tiene lugar en el lóbulo occipital, es más

comñun que los efectos se observen en la mitad opuesta. Dado que las regiones

cerebrales se encuentran especializadas en determinadas funciones, los daños

causados en áreas específicas ocasionarán pérdidas en funciones específicas.

El daño en la parte izquierda del lóbulo provoca alteraciones en el lenguaje; por

ejemplo, dificultad para identificar adecuadamente letras, números o palabras;

incapacidad para utilizar pistas visuales, etc. Los daños en la parte derecha

provocan problemas de índole no verbal; por ejemplo, dificultades en la

identificación de figuras geométricas, o en la percepción facial. En casi la totalidad

de las regiones cerebrales, las lesiones en la parte izquierda conllevan problemas

relacionados con el lenguaje, mientras que los daños en la zona derecha se

relacionan con trastornos perceptivos y de resolución de problemas.

Teoría del Olvido

El olvido se puede comprender como un fracaso para transferir información de la

MCP a la MLP, deterioro de la huella, desplazamiento, interferencia, como la

pérdida de información una vez que ha ocurrido la transferencia, deterioro por

desuso, prevención de la consolidación, o como el fracaso para recuperar

información de la MLP (interferencia, olvido motivado, olvido dependiente de

señales) o como cambios en recuerdos a LP.

En cuanto se refiere a la teoría del deterioro, parece ser que el paso del tiempo en

sí no es importante, sino más bien lo que sucede entre el aprendizaje y la

rememoración. Éste es el centro de atención de la teoría de interferencia.

El olvido dependiente de señales se refiere de manera conjunta al olvido

dependiente del estado y del contexto. Los estados psicológicos y fisiológicos

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representan señales internas y las variables ambientales o contextuales

representan señales o rutas externas para recuperar información almacenada.

El olvido motivado por represión se basa en la teoría psicoanalítica de Freud y ha

estimulado gran cantidad de investigación y debate. La evidencia experimental no

representa un fuerte sustento para el concepto, pero la evidencia clínica acerca de

amnesia psicogénica, trastorno de estrés postraumático, etcétera, sí constituye

una fuente de sustentación.

Trastorno de la memoria

Las alteraciones más comunes de la memoria son las amnesias:

Amnesia anterógrada: imposibilidad para asimilar nueva información.

Amnesia Retrógada: Incapacidad para evocar hechos previamente almacenados.

Muchas veces el defecto de memoria no es total, sino parcial, se evidencia

dificultad para recordar, no imposibilidad de hacerlo.

Es común que las amnesias se acompañen de confabulaciones es decir,

completar los espacios vacíos de memoria con recuerdos ficticios o inexactos.

También se puede presentar intrusiones, es decir recuerdos falsos dentro de

recuerdos verdaderos.

La amnesia en individuos jóvenes es usualmente causada por traumatismos

craneanos, en personas de mayor edad pude acompañar al síndrome de

demencia cuya forma más común es la enfermedad de alzheimer o también se

presenta en la enfermedad de Huntington.

SÍNDROMES

Síndrome amnésico. Trastorno de la memoria a corto y largo plazo, y es de origen

orgánico como infarto cerebral, traumatismo cráneo encefálico, hipoxia, encefalitis

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por herpes simple, hipotiaminosis y alcohol y no se debe a un estado confusional o

demencial.

El paciente no tiene conciencia del déficit mnémico, puede presentar apatía,

fragilidad emocional, puede cronificarse como el síndrome de Korsakoff que no es

tratado con vitaminas.

Delirium. Alteración provocada por múltiples causas, el individuo recuerda poco y

tiene falsos reconocimientos, ya que durante esta etapa presenta alucinaciones e

ideas delirantes, de manera que existe una desorganización de su material

mnémico.

Confabulación o fabulación. El sujeto asocia los eventos vividos, leídos, vistos en

películas o imaginados, y los acomoda desordenadamente con el objeto de

responder sobre lo que hizo en días anteriores, al parecer como mecanismo

compensatorio de una amnesia.

Síndrome de Korsakoff. Alteración amnésica por alcohol. Estado de conciencia

aparentemente claro, para que momentos después se altere, entrando en

confusión. Signos: trastornos en la memoria, como la amnesia de fijación o

anterógrada, por lo que no reconoce a quienes lo visitan todos los días, además

de tener las fabulaciones. Se presenta después de una encefalopatía de

Wernicke.

DEMENCIA

Es una alteración progresiva, estática o en remisión, que afecta la memoria a corto

y largo plazo. Hay pérdida de juicio, entre otras cosas funciones mentales.

TRASTORNOS DISOCIATIVOS.

Amnesia psicógena. Es la incapacidad para recordar sin que exista un substrato

orgánico, se inicia y termina bruscamente y se recuperación es total. Se presenta

después de un desastre natural, guerra o circunstancia donde está presente una

amenaza de lesión o muerte, y se ha dividido en 4 categorías:

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Amnesia circunscrita, cuando no recuerda el conjunto de sucesos durante las

primeras horas del estrés postraumático.

Amnesia selectiva, cuando se pueden recordar algunos eventos, pero no otros, a

pesar de que sucedieron al mismo tiempo.

Amnesia generalizada, cuado el sujeto no recuerda todo lo que sucedió en su

vida.

Amnesia persistente o continua, no recuerda de un tiempo a la fecha.

Fuga psicógena. El sujeto sale de su casa o trabajo de manera inesperada, en

ocasiones perplejo y desorientado. Puede asumir una nueva identidad.

Personalidad múltiple. Coexisten dos o más personalidades o estados de

personalidad en un mismo individuo, cada uno con su propia memoria, peor

pueden compartir memorias; alguien de las personalidades puede tener la

memoria de todas las demás, dándose a ésta el nombre de huella de memoria.

Otros trastornos disociativos. Síndrome de Ganser, algunos estados de

personalidad asumen el control del individuo sin llegar a ser una personalidad

múltiple, estados de trance, hipnosis, estados disociativos por una prolongada e

intensa persuasión coercitiva, también llamado lavado de cerebro.