Fernández O_Del fetichismo de la mercancía al fetichismo del capital

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  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    1/125

    DEL

    FETICHISMO

    DE

    LA

    MERcAwca

    AL

    FETICHISMO

    DEL

    CAPITAL

    Osvaldo

    FernndezDiaz

    EDICIONES

    IDEAS

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    2/125

    Ttulo de la

    obra:

    DeI Fetichismo de la mercanca al

    fetichismo

    del CaPital

    @

    Osxaldo Fernndez

    Daz,

    ai,o

    2or4

    Primea

    Edicin:

    diciembe

    de 2014

    Diector Editorial: Marcelo Beltrand Opazo

    Edicin

    y correccin

    de

    textos: Mundo de Papel

    Servicios

    Editoriaies

    Diseo

    de

    Potada:

    Rosalia

    Huenchuir

    Diagamacin interio: Maritza

    Rivera

    Comunicacin

    y

    Difusin Editorial:

    Eliana Daz

    @

    Editorial

    Planeta de Papel

    Ltda.,2014

    )

    EDICIONES IDEAS

    Av.

    Errntrtz

    I178, Of 75, Valparaso

    [email protected]

    -

    Impreso

    en GSR

    Av

    Coln

    1820,

    Valparaso

    RPI:248.131

    ISBN: 978 956 9298 07 3

    lln

    libro

    es

    ffis

    que

    un objeto,

    es

    todo

    u

    mundo

    Impreso en Chile

    /

    Pinted in Chile

    Ninguna parte

    de esta

    publicacin puede

    ser reproducida

    o tansmitida,

    mediantecualquiesistema

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    grabacin

    o de recuperacin

    o almacenamiento de informacin-,

    sin

    la

    expresa

    autorizacin de

    1os

    autoes.

    DEL

    FETICHISMO

    DE

    LA

    MERCANCIA

    AL FETICHISMO

    DEL

    CAPITAL

    Osvaldo

    FernndezDiaz

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    CONTENIDO

    ALGO PREVIO

    9

    INTRODUCCIN

    13

    PRIMERA

    PARTE/

    El fetichismo

    de

    las

    cosas

    f9

    CAPITULO

    1

    :

    La

    "teora

    dl

    fetichismo"

    su

    problemtica

    21,

    CAPTULO

    2

    : Hacia una caracterizacin

    de1 concepto

    de

    fetichismo

    CAPITULO

    3 : Del fetichismo

    de la

    mercanca

    al fetichismo

    del

    capital

    SEGUNDA

    PARTE/

    El

    fetichismo

    de

    las

    ideas

    CAPTULO

    4

    : E1

    modo

    de

    representacin

    capitalista

    CAPTULO

    5

    : La

    ideologa e1 perodo

    de

    la

    circulacin

    sirnple

    TERCERA

    PARTE/

    El

    fefichismo

    de

    los

    discursos

    CAPfTULO

    6 :

    La

    presencia

    de1

    elemento

    vulgar

    en

    1a

    economa

    poltica

    clsica.

    CAPTULO

    7 :

    Cuando

    1a

    ideologa se

    hace

    economa

    poltica

    vulgar

    CONCLUSIN

    40

    69

    101

    103

    123

    757

    L59

    t96

    24L

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    rondaba,

    sobre

    todo

    por

    los

    problemas

    que

    me suscitaban

    los

    trabajos

    de

    Althusser

    al

    respecto.

    En

    especial

    para

    un

    espritu

    gramsciano

    como

    el

    mo.

    De

    ah

    que

    haya

    escogido

    ei

    con_

    cepto

    de ideologa

    para

    mi

    tesis,

    y que

    detrs

    haya

    venido

    adquiriendo

    relevancia,

    a

    medida

    que

    avanzaba

    en

    ella,

    el

    de

    fetichismo.

    La tesis,

    que

    titul,

    El

    concepto

    de

    ideologa

    en

    El

    Capital

    de

    Marx,

    la defend en1979.

    Oto

    encuentro

    da

    cuenta

    de

    cmo

    fue

    que

    este

    esfuerzo

    y

    esta trayectoria

    hayan

    culminado

    con

    la

    publicacin

    de

    ml

    trabajo

    en

    Madrid,

    en

    1982.

    A

    travs

    de

    1a

    revista

    Araucaria

    conoc

    al poeta

    chileno

    Omar

    Lara

    quien

    haba

    instalado

    en

    Madrid

    su

    revista

    Trilce,

    y

    la

    editorial

    LAR,

    en

    donde

    muchos

    profesores

    y poetas

    chilenos

    publicaron.

    As

    fue

    como,

    gra_

    cias

    a

    1,

    en

    su

    flamante

    editorial,

    apareci

    este

    libro,

    bajo

    el

    llamativo

    ttulo,

    Del

    fetichismo

    de la

    mercanca

    al

    fetichrsmo

    del capital.

    Pero

    all

    qued,

    como

    un producto

    de1

    exilio,

    circulan_

    do

    ente

    amigos

    y

    exiliados,

    con

    vagas

    noticias

    que

    algunos

    ejemplaes

    habran

    llegado

    a

    Chile.

    porque

    sucedi

    que

    ha_

    bindome

    cenftado

    en

    la

    literatura

    y

    en estudios

    de

    civiliza-

    cin

    latinoameicana,

    corno

    labor

    principal

    de

    mi

    desempeo

    docente

    en la

    Universidad

    paris

    X,

    Nanterre,

    no

    volv

    a

    preo_

    cuparme

    de

    este

    libro,

    durante

    casi

    leinta

    aos,

    hasta

    que

    en

    el

    2012,

    instal

    un

    seminario

    de

    investigacin,

    sobre

    El

    Capi_

    tal,

    y

    volvi

    a

    ocuparme

    con

    cierto

    rigor

    de

    la obra

    de

    Marx.

    Seminario

    que

    se

    ha

    desarrollado

    en

    el Magister

    de

    Filosofa

    en la

    Universidad

    de

    Valparaso.

    estimulado

    a editarlo

    de nuevo. Pero

    no es

    la nic;r,

    ()tri1,

    pro-

    viene

    de

    1a actualidad

    que

    han cobrado

    los

    estudios accrc

    rlcl

    concepto

    de

    fetichismo

    en nuestros

    das.

    Las nuevas vs clt'

    exploracin

    que

    1os autores que se reconocen

    en

    la

    "Teora

    clt'l

    valor"

    han abierto,

    sobre

    todo

    en

    lo

    que

    se

    tefiere

    a

    una

    nucvr

    lectura

    de

    Marx,

    desde

    nuevas perspectivas,

    ponen

    de

    actua-

    lidad

    algunas

    de

    1as

    ideas que

    esboce

    en

    mi

    tesis

    y

    las

    vert

    etr

    mi

    libro, 1o que

    me incita

    a

    ofrecerlas

    de

    nuevo

    a

    la

    discusin.

    Insistir

    en

    1o

    que

    acabo

    de

    decir,

    porque a veces el

    esti-

    lo algo apodctico

    que

    se

    apodera

    de

    m,

    y

    mediante e1 cual

    abordo,

    a

    veces,

    estos asuntos,

    puede

    llevar

    al lector a supo-

    ner que doy

    todo

    por cierto, y acabado. En

    verdad, pienso al

    contrario

    que estos temas son

    en

    s una

    discusin abierta,

    ms

    aun

    iuando

    el objeto

    al que se refierery e1 capitalismo,

    sigue

    reproducindose

    y

    planteando

    enigmas

    y problemas

    a

    1a in-

    vestigacin.

    Problemas que

    1a

    histoia

    de

    un

    debate, da

    origen

    a nuevas lecturas

    de Mari.

    41 lado de la

    frase,

    "nueva

    edicin",

    debiera colocar,

    "co-

    rregida

    y

    disminuida",

    pues 1a revisin que

    he

    llevado a cabo

    ha

    puesto

    ahora ms

    atencin en e1 concepto de

    fetichismo

    que

    en el de

    ideologa,

    que

    en la tesis

    doctoral,

    por

    razones

    obvias,

    era dominante.

    Debo reconocer,

    por

    ltimo,

    e1 estimu-

    lo

    que

    tanto 1a lectura

    de Moishe

    Postone,

    como

    mi

    encuento

    con

    los

    escritos

    de

    Anselm

    Jappe,

    a

    quien escuch

    en Agosto

    de

    2014,

    tuvieron

    para

    1a lnea

    a seguir

    en

    esta

    revisin.

    Como

    dije,

    haba

    escrito

    esta

    obra

    motivado

    ocura

    en

    Chile

    en

    aquellos

    aos

    aciagos

    de

    la

    por

    lo

    que

    dictadura;

    pensando

    en

    volver

    a

    publicarla

    ac,

    en nuestro

    pas,

    como

    una

    propuesta

    para

    nuestras

    propias

    interrogantes

    y

    nuestlos

    propios

    debates;

    pero

    qued

    atrs,

    como

    un

    producio

    ms

    del

    exilio

    chileno.

    Esta

    ha

    sido

    una

    de

    1as

    razones

    que

    me

    han

    *

    t

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    i

    il

    I

    I

    l

    t

    INTRODUCCION

    Mientras la Mama

    Grande necesit tan slo tres horas

    para

    hacer

    e1

    recuento

    de

    sus

    haberes

    terrenales,

    sucumbi,

    en

    cambio,

    ante

    la imposible tarea

    de

    catastrar

    sus

    bienes

    mora-

    les,

    cuyo

    patrimonio

    "invisible",

    contemplaba:

    "La

    fiqueza

    de1

    subsuelo,

    las aguas

    territoriales,

    los co-

    lores

    de las

    bandera, la

    soberana

    nacional,

    1os partidos

    tradicionales,

    los

    deechos

    del hombre,

    1as libertades

    ciudadanas,

    el

    primer

    magisfrado,

    la

    segunda instan-

    cia, e1 tercer

    debate, las cartas de recomendaciry 1as

    constancias

    histricas, las elecciones libres, 1as reinas

    de

    belleza, los discurso trascendentales,

    las

    grandiosas

    manifestaciones,

    las

    distinguidas

    seoritas, 1os correc-

    tos

    caballeros, 1os

    pundonorosos militares, su

    seora

    ilustsima,

    la corte

    suprema

    de

    justicias,

    1os

    artculos

    de

    prohibida importacin, las

    damas

    liberales,

    el pro-

    blema

    de 1a carne,

    1a prensa

    libre pero responsable,

    la

    Atenas sudamericana,

    la opinin

    pblica, 1as elecciones

    democrticas,

    la

    moral

    cristiana,

    1a

    escasez

    de

    divisas,

    el

    derecho

    de

    asilo,

    el

    peligro

    comunista, 1a nave

    del

    es-

    tado,

    1a

    caresta de

    1a

    vida,

    las

    tradiciones republicanas,

    las

    clases

    desfavorecidas,

    los mensajes

    de adhesin1."

    knpacta

    tan disparatada reunin de

    elementos,

    cuyo or-

    den

    y

    medida

    no

    aparecen

    evidentes

    a

    simple vista.

    Y

    aunque

    tas

    el

    ecuento

    se esconda 1a lgica siempre desmesurada

    del

    poder

    de una

    clase

    social,

    y

    que

    explica la homogeneided

    mgica

    que

    parece

    reconstruir

    ficcirL

    nos

    desasosiega

    una

    lo" |i

    $t*-' "

    te|'

    I'ariueralet

    tle

    Ltana

    crande,

    Gt11albo,

    Btcelona,

    1977,

    13

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    7/125

    taxonoma

    que

    cose

    en

    un

    mismo

    destino

    ,,los

    colores

    de

    la

    bandera",

    "la

    sobeana

    nacional,,,

    ,,las

    reinas

    de

    belleza,,,

    y

    "

    los

    ejemplos

    para

    el

    mundo,,.

    Asombra

    sobre

    todo,

    la

    lnea

    continua

    que

    hace

    legible

    tanta

    exlrema

    disimilitud,

    que

    otor_

    ga regularidad

    a

    este

    catastro

    de

    haberes

    morales,

    cuvu

    ma_

    teria

    pertenece

    al

    poder

    invisible

    de

    aquella

    fabulosa

    y

    mtica

    terrateniente

    que

    era

    la Mama Grande.

    Cuando

    Marx

    aborda

    las

    relaciones

    de produccin

    capita_

    listas,

    y

    la

    conciencia

    que

    de

    ellas

    tiene

    la ciencia

    econmica

    que

    las

    avala

    y

    venera,

    el texto

    de

    Marx

    nos

    invita

    a

    compartir

    un

    similar

    grado

    de

    asombro.

    Slo

    que

    en

    este

    caso,

    al

    des_

    nudar

    la

    abitariedad

    de

    la

    formula

    trinitaria

    con

    que

    Smith

    resume

    1a riqueza

    burguesa,

    el

    discurso

    cientfico

    de la

    crtica

    determina

    el

    espacio

    en

    donde

    esta

    irracionalidad

    encuentra

    un

    ordery

    e

    incluso

    dento

    de

    este

    mismo

    absurdo,

    la

    existen_

    cia

    tambin,

    de los

    contenidos

    de

    un

    dominio

    de

    clase.

    .

    En

    1845,

    con

    su

    Ideologa

    Alemana,

    Marx

    y Engels

    sacaban

    el

    concepto

    de

    ideologa

    de

    la

    dimensin

    lOgicJ_gramaiical

    con

    que

    la

    haba

    usado

    Destutt

    de

    Tiacy,

    es

    decir,

    como

    una

    especie

    de

    gramtica

    de

    las

    ideas,

    para

    proyectarlo

    ahora

    a

    la

    dimensin

    social

    de

    las

    relaciones

    de

    pocler.

    Fue

    entonces

    cuando

    formula

    su

    conocida

    tesis

    acerca

    de

    que

    la

    ideologa

    es

    la

    ideologa

    de

    la

    clase

    dominante.

    euedja

    por

    indagar

    cules

    eran

    los

    mecanismos

    de

    tal

    funcionamiento;

    los dis_

    tintos

    niveles

    de

    su determinacin;

    1a

    fuerza material

    de su

    reproducciry

    inteogantes

    que

    llevaban

    desde

    este

    escrito

    temprano,

    hasta

    el

    mbito

    terico

    del

    Capital.

    Decimos,

    "mbito

    terico

    del

    Capital,,,

    porque

    vamos

    a re_

    ferinos

    e

    involucrar

    en

    nuestra

    pesquisa,

    no

    solo

    a

    la

    obra

    que

    tiene

    por

    ttulo

    El

    Capital

    y cuyo

    primer

    libro

    aparece

    en

    1862,

    sino

    a toda

    la

    produccin

    terica,

    que

    permaneci

    indita,

    en

    vida

    de

    Marx,

    y

    que

    abarca

    aquel

    periodo

    de

    produccin

    te_

    rica

    mayoq,

    que

    comienza

    en

    1g57,

    y

    cuyas

    ireocupaciones

    van a urgirle hasta el

    final de su vida. Todo un conjunto de

    manuscritos, de 1os cuales,

    algunos constituyen

    eclrcciones

    provisorias, o

    material

    de referencia personal,

    redactaclas

    cr

    no para

    su

    publicacin.

    Estos escritos

    entre los

    qllc sc cn-

    cuentran los Grundrisse2,

    borrador

    redactado entre 1.857-5U,

    la Contribucin a la crtica

    de la economa poltica,

    prinre

    r

    intento por escribir

    El

    Capital;

    1os

    manuscritos

    de 1861-1863,

    que estaban destinados

    a continuar

    la

    Coniribucin, y que

    representan total o parcialmente

    el proceso

    de investigacin

    que

    Marx 1lev

    a

    cabo

    en torno al capitalismo.

    El problema de la ideologa

    aparece en todos estos escri-

    tos.

    No

    como

    un

    tema colateral

    o anecdtico, sino incluido

    en

    el tratamiento de cada una

    de

    1as

    categoras econmicas.

    Desarrollos

    que

    ntegran

    la exposicin3,

    y

    otros, que

    no

    obs-

    tante

    aparezcan como

    parciales,

    y espordicos

    con respecto

    al anlisis central,

    o en

    ocasiones

    como simples

    referencias,

    no

    dejan de ser significativos.

    Todos el1os muestran que

    este

    problema

    atraviesa el

    discurso

    crtico cientfico que Marx

    pone

    en

    obra,

    pasando

    a ser uno de

    1os momentos

    constitu-

    tivos

    de

    la exposicin

    de las

    distintas categoras

    econmicas.

    Es

    e1 anlisis

    de la ideologa

    que explica y

    sostiene

    el

    con-

    cepto

    de

    "crtica

    de 1a

    economa poItica"

    ,

    que

    aparece

    como

    subttulo

    del Capital y que ya era evidente

    y flagrante en 1a

    Contribucin.

    Lo

    que

    acabamos de decir

    respecto al papel central de la

    ideologa

    en e1 discurso de la

    "critica

    de la economa polti-

    ca",

    nos

    permite, proponer una

    lectura

    paralela a la expo-

    sicin

    central,

    que

    va

    a seguir

    la

    ftaza

    de

    la

    problemtica

    i

    $

    {

    t

    4

    2

    Cr

    udi

    'e

    der

    Krrul

    der

    po

    rcct-en

    O{or^mip

    obr.r

    qre

    'e

    tcdL

    ro

    . e'oari

    con

    el

    trtu]o

    de Elementos fund.rmcntales

    para

    la critica

    de

    la economia

    poftica

    Gorradol

    1B

    5-

    1858,

    SigLo

    XXI, Mexico,19i1,

    en una edicin a cargo de

    Js

    Ari

    o.

    MiSuel

    \f

    r-rni. v

    Pedro

    -.ron.

    cl

    v

    r-d.-rc.

    on e\1\ o c,rrgo

    d( e. c u.Lrmo.

    3

    Por

    1emp1o.

    e1

    4

    apartatlo ,Jel

    plmer

    capnrlo

    de1 Capital, quJ se destia al fe-

    uchrsmo de la mercancr.r,

    ^

    el cpiulo del tercer

    romo

    elaborado

    por

    Engels

    en

    donde

    trxm

    de lr

    "Fn,

    mnl

    rn

    rrr e"

    14

    15

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    8/125

    ideolgica

    a travs

    de

    los

    indicios

    que

    dejan

    las

    distintas

    ca-

    tegoras,

    e

    ir

    buscando

    en

    ellos

    la textura

    real

    y concreta

    de

    este

    fenmeno.

    _

    Sea

    cual

    sea

    el

    grado

    o

    nivel

    con

    que

    los

    problemas

    ideo_

    lgicos

    aparecen

    tratados,

    siempre

    van

    a

    estar

    referidos

    a una

    estuctura

    que

    pertenece

    por

    entero

    a las

    sociedades

    donde

    el modo

    de

    produccin

    capitalista

    es

    dominante.

    Este

    es

    el

    marco

    histrico

    que

    explica

    tanto

    el

    funcionamiento

    como

    las

    disposiciones

    de los

    distintos

    elementos

    del

    fenmeno

    icleo_

    lgico;

    la

    forma

    y

    carcter

    de

    la

    mistificacin;

    el contenido

    ge_

    neral

    de1

    ocultamiento,

    as

    como

    su

    significacin

    social.

    pues

    de

    lo

    que

    vamos

    a

    hablar

    en

    adelante

    ser

    de

    las

    relaciones

    ideolgicas

    capitalistas;

    de

    las

    ilusiones

    que

    se

    generan

    en

    esta

    sociedad,

    cuya

    expresin

    general

    quedara

    dfinlda

    por

    su

    carcter

    capitalista.

    Determinacin

    que

    limita

    y

    regula

    el

    empleo

    metodolgico

    del

    concepto,

    "r,

    "l

    -ur"o

    qr"

    le

    irinda

    el

    modo

    de

    produccin

    capitalista.

    Considerada

    dento

    de este

    espacio

    lgico_histrico,

    la

    es_

    tuctura

    general

    de

    estas

    relaciones

    ideolgicas

    deja

    percibir

    tes

    niveles

    de

    presencia

    y funcionamiento.

    o

    hay

    reierencia

    en

    los

    textos

    de

    Marx

    aqu

    mencionados,

    que

    no

    luda

    a esta

    triple

    dimensin.

    Niveles

    diferentes,

    de

    jiv"rsu

    naturaleza,

    porque

    distintos

    son

    los

    mecanjsmos

    que

    se originan

    en

    cada

    uno

    de

    ellos,

    como

    distinta

    es

    tambin

    la

    relaci"n

    que

    guar_

    dan

    entre

    s.

    De

    todos modos,

    la

    distinciOn

    es

    ms

    bin lgica,

    pues

    en

    la

    realidad

    concreta

    de

    la

    sociedad

    capitalista

    ellos

    se

    presentan

    conf

    u

    ndidos.

    1)

    Primero

    el

    nivel

    ms

    elemental,

    aqul

    en

    que

    se

    pro-

    dlcen

    los

    equvocos

    que

    resultan

    de

    la

    forma

    q.,"

    ur.r*"

    lu

    reproduccin

    material

    del

    sistema

    capitasta.

    Nivel

    de

    rela_

    ciones

    concretas

    y

    necesarias;

    donde

    priman

    los

    productos

    de

    ra

    rnversron

    que

    constituyen

    la

    forma

    dominante

    del

    fenme_

    no

    ldeolgico

    en

    nuestras

    sociedades.

    Este

    es

    el

    lugar

    natural

    del {etichismo y de 1a reificacin.

    Es, por otra parte, lo que

    nos permite entender que

    la expresin

    "crtica

    de

    la economa

    poltica"

    aluda

    no s1o a la ciencia sino,

    y

    de

    manera preferen-

    cial,

    al

    sistema

    en su

    conjunto.

    2)

    Luego viene e1

    nivel de

    1a representacin ideolgica,

    ta1

    como

    sta aparece

    en

    1a

    epdermis

    de

    1a

    sociedad.

    Lugar en

    donde habita

    la

    conciencia

    comn; en

    donde

    se

    constituye

    nuestra concepcin

    del

    mundo; lugar donde

    todo

    parece

    tan

    transparente, y rea1.

    En donde se comercian

    1as

    ideas.

    Es

    el

    espacio visible

    de

    la ilusin. Tierra

    firme de las grandes ideas

    de igualdad

    y

    libertad,

    soportes clel pensamiento

    moderno.

    Asiento

    de

    la

    ilusin bsica

    de toda

    realizacin social capita-

    lista:

    bajo

    1a idea

    que

    1a sociedad

    surge gracias

    y mediante un

    contrato

    social. Pero que en

    verdad

    es

    una

    zona intermedia,

    sostenida

    por

    mecanismos

    mucho

    menos

    visibles,

    que se

    ori-

    ginan fuera de su

    espacio

    luminoso

    y

    que provocan,

    por

    1o

    mismo,

    ste,

    su particular

    efecto ofuscador.

    3) Finalmente, 1a estuctura deolgica

    deja entender tam-

    bin

    un

    proceso

    donde

    la subjetividad social;

    1a accin

    polti-

    co-cultural

    de

    una

    clase, alcanza

    niveles

    reales de

    autonoma.

    Mecanismo

    de intervencin

    ideolgca, aparatos

    institucio-

    nales

    de

    regulacin y control

    social.

    Discursos,

    tanto

    particu-

    lares,

    como

    universales, que

    1a clase dominante

    instala

    para

    asegurar

    y consolidar su dominio.

    En este

    momento se gene-

    ra otra

    forma de reproduccin,

    subjetiva, distinta del efecto

    ideolgico

    persistente que provoca

    1a reproduccin general

    del

    sistema.

    Este

    es

    e1

    momento

    del

    discurso

    ideolgico; de su repro-

    duccin,

    de

    su preparacin

    y articulacin

    racional

    por

    parte

    del

    estamento

    intelectual,

    para consolidar

    alianzas, hegem

    nicas

    de

    dominio

    y

    de

    explotacin.

    Es

    la

    nuestra

    una lectura

    sincrnica

    de

    1a

    presencia de 1a

    ideologa

    en

    la

    socieda

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    9/125

    hacer;

    lectura

    que

    recorr(

    por

    Marx,

    desde

    ta

    o"r"

    ";"t:.:19:1del

    edrficio

    propuesto

    nada

    a

    dejar

    ",,

    "ru,o

    ";;;l'd'."5:1"j:[,ff:"n"j:1ff'j;

    l

    tiempo

    histrico

    del

    modo

    a"

    proa.,""lon

    ";;;;;,

    .""

    ue

    clicha

    determinacin

    solo

    decida

    ""

    ,:ltr"

    i^ri"""i".

    p.,

    nuestra

    parte,

    hemos

    odenado

    y

    presentado

    "t

    _ut"rrul

    url,

    en

    el

    orden

    que

    acabamos

    a""

    "rpo.,u.;

    y

    l*;";-;;;;."

    q""

    comprende

    este

    trabajo

    se

    refieren

    u .udu

    .rr_.,o

    J.l.iin,r"a,

    niveles

    de

    presencia

    del

    fenmeno

    ideolgico:

    ,

    1)

    En

    la

    primera

    parte

    que

    hemos

    llamado

    el

    ,,fetichismo

    de

    las

    cosas",

    vamos

    a abordar

    los

    procesos

    A"

    *iii.""iory

    aiienacin

    y

    fetichismo,

    tal

    como

    stos

    se

    dan

    en

    la

    mercanca

    y

    como

    prolongan

    a

    acentan

    su

    impacto

    trurtu

    J

    rnorn".r_

    to

    rnximo

    cuando

    aparece

    el

    capital

    a ir"rt"rOr;

    _o_"ato

    a"l

    mximo

    fetichismo.

    2) En

    la

    segunda

    parte,

    ,,El

    fetichismo de

    las

    ideas,,,

    nos

    proponemos

    examinar

    aquellas

    ideas

    principales

    que

    ilum

    nan

    el

    pensamiento

    moderno,

    ta

    ae

    igualaaaj

    i"i"l,i."o

    y

    la

    de

    propiedad;

    ideas

    fras

    las

    cualeslse

    fl_"

    "iriUi"

    il"rp"_

    le

    el

    proceso

    de

    circulcin

    d"1

    capitJ.

    "--'

    ' 'Jru'L

    /

    P

    3)

    En

    la

    tercera

    parte,

    ,,El

    fetichismo

    de

    los

    discursos,,,

    nuestuo

    propsito

    consistir

    en

    estudia

    las

    dversas

    formas

    de

    aquello

    que

    hemos

    llamado

    tu

    ."proau""lorl

    ;";l*nr,

    .

    111:rT,

    subieriva

    de

    la

    reproduccion.

    En

    esta

    parte

    enLramos

    clr

    ra

    omensron

    politica

    de

    la

    cuestin.

    en

    el

    conj_licto

    enke

    las

    clases

    sociales,

    y

    en

    la

    manera

    cmo

    el

    bloque

    dominante

    del

    poder

    impone

    su

    hegemonia.

    PRIMERA

    PARTE

    El

    fetichismo

    de las cosas

    i

    t

    l

    18

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    10/125

    Capitulo

    I

    T, "TEORA

    DEL

    FETICHISMO":

    SU

    PROBLEMATICA

    1. APUNTES PARA

    LA

    HISTORIA

    DE

    UN

    DEBATE

    Al

    hablar

    de la

    historia

    de 1os debates

    que se han dado a pro-

    psito

    de

    los conceptos

    de

    alienacirt reificacin

    y fetichismo,

    ingresamos

    a

    un momento crucial

    de la

    historia

    de

    los escritos

    de

    Marx:

    a1 momento que

    podemos

    llamar

    de

    su recepcin.

    Momento

    muy

    diferente

    a1 de su

    escritura, que

    Pertenece

    por

    entero

    a

    Marx, a su propia

    biografta,

    a

    sus

    preguntas,

    afanes,

    inquietudes

    e

    investigaciones,

    y que

    se

    circunscribe

    a

    1o que

    dur

    su,

    a

    veces,

    angustiada vida.

    Este

    otro momento,

    el

    de la

    histoia

    de

    1a recepcin de

    sus ideas,

    es

    en cambio,

    ms

    bien

    nuestro,

    pues pertenece a los que

    han

    ledo

    a

    Marx. Labor

    que

    dadas

    las

    vicisitudes

    que

    han

    acompaado

    la publicacin

    de

    sus

    escritos,

    cabra hacerse

    la pregunta,

    quin

    ley qu

    en

    qu

    momento?

    En todo

    caso,

    se trata

    de

    aquel momento cuan-

    do

    nos

    apoyamos

    en Marx, para

    confrontarnos con nuestra

    propia

    historia,

    en

    un

    debate, que

    se compone de muchos

    de-

    bates

    y

    querellas,

    que atraviesan

    e1 siglo XX

    y

    siguen

    pertin-

    aces/

    en

    estos

    comienzos de1 siglo

    XXI. Debate,

    por lo

    tanto,

    que

    pertenece

    a

    nuestras

    propias

    preguntas

    e inquietudes.

    En

    1o

    que

    sigue

    vamos

    a esbozar

    algunas

    ideas

    para

    1o

    que

    podra

    ser

    la

    historia

    de

    este debate

    en torno

    a

    1os conceptos

    de

    reificacin,

    alienacin,

    y fetichismo;

    debate

    tendiente

    a

    es-

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    11/125

    tablecer

    el lugar,

    la

    presencia,

    y

    la significacin

    que tienen

    en

    la

    obra

    de

    Marx.

    Estas

    ideas

    no

    pretenden

    se

    ris

    que

    esto,

    apuntes

    provisorios

    para

    lo

    que

    podra

    ser

    un

    trabajo

    aparte,

    pero

    en

    todo

    caso,

    algo

    que

    excede

    los

    propsitos

    de

    ste

    que

    estamos

    comenzando,

    no

    obstante

    empiece

    a hacerse

    urgente,

    dada

    la importancia

    que

    han

    cobrado

    nuevas

    lecturas

    del

    Ca_

    pital,

    a

    partir

    de

    1os

    Grundrisse,

    y

    que

    se

    haya

    en

    pleno

    vigor

    en

    nuestros

    das.

    Lectura

    que

    se

    acompaa

    de una

    renovacin

    del inters

    en

    Marx,

    y

    sobre

    todo

    por

    una renovacin

    del

    inte_

    rs

    por

    el

    concepto

    de

    fetichismo,

    que

    hoy

    emerge

    con

    nuevos

    fulgores.

    Intentaremos

    distinguir

    cuatro

    hitos

    en

    esta

    historiai

    ya

    sea

    porque

    en

    ellos

    se

    produjeron

    los

    debates

    ms

    profundos;

    ya

    sea

    porque

    fueron

    momentos

    de

    gran

    creatividad

    en

    el

    campo

    de

    las ideas

    marxistas,

    momentos

    en

    que

    surgen

    nuevos

    au_

    tores,

    nuevas lecturas de

    Marx,

    anlisis

    de su

    obra que

    se

    ge_

    nean

    desde

    perspectivas

    inditas.

    E1

    primero,

    de

    estos

    hitos,

    que

    podramos

    llamar

    precursor,

    se siLa

    en

    los

    aos

    veinte

    del

    siglo

    pasado

    cuando

    una

    plyade

    de creadores

    originales,

    dan

    lugar

    a uno

    de

    los

    momentos

    ms creativos

    del

    marxis_

    mo.

    Este

    primer

    hito

    se

    centra

    en el

    concepto

    de

    reificacin

    que

    Georgy

    Lukacs

    elabora

    en

    su

    libro

    Historia

    y

    conciencia

    de

    clases.

    Obra

    seera

    a

    pesar

    cle

    que

    Lukacs

    se retractara

    de

    ella,

    en ms

    de

    una

    ocasin.

    E1

    segundo

    perodo

    que

    es crucial,

    porque

    es

    entonces

    cuando

    comierLzan

    a

    conocerse

    una

    gran

    cantidad

    de

    manuscritos

    inditos,

    en

    especial

    los

    Manuscritos

    econmico-filosficos

    de 1844,

    a

    lo que

    hay que

    agregar

    la

    ree-

    dicin

    de

    obras

    que

    Marx

    haba

    publicaclo,

    p"ro

    qr"

    "ru.

    .uri

    desconocidas.

    El

    concepto

    que

    los

    debates

    de

    ese

    momento

    destacan,

    es

    el

    de

    alienacin.

    El

    tercer

    hito

    nos

    lleva

    a

    los

    aos

    sesenta

    cuando

    se

    origina

    una

    importante

    polmica

    enlre

    el

    filsofo

    francs

    Louis

    Althusser

    y

    jvenes

    investigadores

    de

    1o

    que entonces

    era

    el

    campo

    socialista,

    y la

    URSS,

    a

    propsito

    de1

    "joven

    Marx"

    y

    el

    concepto

    de

    alienacin

    y

    los otros

    con_

    ceptos que

    con

    l se

    emparentan. La relectura

    de la lclcoloa

    alemana

    y

    de

    las

    Tesis sobe Feuerbach,

    llevan

    a

    nuevos

    r"'stu-

    dios

    acerca

    de1 concepto de

    ideologa.

    Finalmente, podenros

    hablar

    de un cuarto perodo

    que

    comprende

    casi tres dcad;is,

    marcado

    por

    1a

    implosin de la URSS,

    y

    el

    surgimiento de

    nuevas lecturas

    en

    especial del Capital de

    Marx a partir de los

    Grundrisse,

    y

    que

    se

    detienen

    particularmente

    en

    e1

    captulo

    sobre

    la mercanca.

    EL

    PRIMER

    T'fRiODO

    Antes del

    impacto

    terico

    provocado

    los

    Manuscritos del

    44,

    los

    temas

    que pasaban

    a ocupar el primer

    plano de las

    pol-

    micas,

    no haban estado ausentes.

    Hubo,

    si

    se

    puede

    decir

    as,

    una

    preparacin en

    la

    dcada del

    veinte, lo que explica que

    1a

    reflexin

    que

    se

    suscit en torno

    a 1os

    Manuscritos de1

    44,

    no

    brotara

    de

    la nada. En

    efecto,

    durante

    1os

    posblicos

    aos

    veinte,

    se

    produjo

    una coyuntura particular.

    Por una

    parte,

    la

    bancarrota

    poltica

    de la II

    Internacional,

    haba

    significado

    tambin

    el fin de la hegemona

    terica de

    la codificacin

    so-

    cialdemcrata

    de1 marxismo; mientras

    que por otra, la codi-

    ficacin

    estalinista recin comenzaba

    a bosqueiarse en \924,

    con

    Cuestiones

    del

    leninismo

    de

    Jos

    Sialin.

    Fue

    en

    ese

    interregno, en

    ese

    espacio

    propicio

    que

    flore-

    ci

    toda

    una

    generacin

    de

    autores

    que leyeron

    y

    pensaron a

    Marx

    llbres

    de presiones

    partidarias.

    Es

    entonces

    que debe-

    mos

    ubicar

    a quienes como Isaac

    Rubin, Romn Rosdolsky,

    Karl

    Korsch,

    Wilheim Reich, Bertold

    Brecht, Walter Benjamin,

    Antonio

    Gramsci,

    Jos

    Carlos

    Maritegui,

    o 1os que

    se agr:u-

    paban

    en

    torno

    a

    la

    Escuela de

    Frankfurt.

    Para

    todos

    1os

    que

    se

    implicaron

    en estas nuevas lecturas

    de

    Marx,

    las

    preguntas

    que

    se

    hacian

    eran

    urgentes,

    por

    no decir

    lacerantes:

    Como

    leer

    esta

    nueva

    realidad

    que surga

    en

    la Europa despus

    de

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    12/125

    la

    guerra?

    Qu

    mundo se iba

    definitivamente

    con

    e11a

    y

    cul

    era el

    que emerga?

    Cmo

    producir

    una

    crca

    de

    la

    socie,

    dad

    que

    fuera

    a 1a vez

    un programa

    de

    superacin

    del

    capita-

    lismo?

    Un

    capitalismo

    que pareca agotado

    luego

    de

    la crisis

    del 29.

    Cmo

    responder

    desde

    Europa

    y fuera

    de

    Europa

    a

    la pregunta

    por

    la revolucin?

    Hacia

    qu destinatario?

    Por

    otra parte,

    cmo

    enfrentar

    aquellas ciencias que

    no

    existan

    en

    tiempos

    de

    Marx, pero que emergan

    ahora,

    como

    el

    psicoa-

    nlisis

    y la lingstica?

    EL

    SEGUNDO PERODO

    El

    segundo perodo

    se

    sita, como

    hemos

    dicho

    entre

    guerras,

    marcado

    por

    el descubrimiento

    de importantes

    manuscritos

    de Marx, hasta

    entonces

    inditos. En

    especial,

    con el

    debate

    que

    se

    dio

    en

    totno

    a

    los Manuscritos

    econmicos filosficos

    de

    1,844, recin

    publicados

    en 1931,

    conforme

    a

    1a

    primera

    MEGA,

    preparada,

    y

    orgarizada

    por

    David

    Riazanov,

    pero

    que fueron

    difundidos,

    aparte y

    apresuradamente,

    por

    los

    ale-

    manes

    Landshut

    y

    Mayer. Las lecturas

    y

    relecturas

    que

    stos

    manuscritos

    suscitaron;

    sus dispares y

    hasta

    encontradas

    re-

    cepciones,

    marcaton

    decididamente

    esta

    poca de

    la historia

    de las ideas

    marxistas.

    En

    esos

    tiempos 1a

    teora

    fue apremia-

    da

    por

    las

    diferentes

    posiciones

    polticas

    que

    en ese

    entonces

    estaban en

    1iza.

    Tanto

    1a

    flamante oferta bolchevique, como

    Ia

    ms

    antigua

    y desgastada

    socialdemcrata.

    Por

    eso,

    cada

    nue-

    va lectura

    acusaba,

    o reivindicaba,

    de

    inmediato,

    la

    posicin

    desde

    la

    cual

    se intervena,

    dentro

    de una problemtica

    revo-

    lucionaria

    todava

    imprecisa

    en

    Europa.

    Pues

    en ese

    entonces,

    la

    crtica

    terica

    se haba puesto

    con

    tardarza

    a buscar

    1os

    con-

    ceptos

    que

    ia crtica

    prctica

    ya haba avarzado,

    a travs

    de

    actos

    revolucionarios,

    cuyo

    rango epnimo

    y paradigmtico

    haba

    quedado

    fijado,

    por 1a Revolucin

    bolchevique

    de

    1917.

    EL

    TERCER PERODO

    Pero

    1a historia

    de estas categoras

    no termina ah,

    vulve de

    nuevo por

    sus

    fueros

    en

    la

    dcada de

    los sesenta,

    cuando

    se

    traduce por

    doquier

    1os Manuscritos del

    44,

    y

    una novel gene-

    racin

    de investigadores

    de los pases socialistas,

    en

    Procura

    de

    una oferta humanista, la

    descubre en

    los

    escritos

    tempta-

    nos

    de

    Marx,

    en

    espeial

    en

    1os Manuscritos

    de1

    44

    que

    por fin

    cornenzaban

    a cobrar

    vigencia

    en el

    mundo

    socialista. Ellos

    se empeaban

    en

    esos

    momentos, por

    explicarse

    y compren-

    der 1o que

    haba

    ocurrido

    con

    Stalin,

    tras 1a

    denuncia hecha

    durante el

    XX Congreso

    de la

    URSS.

    Formaba parte

    de

    1o

    que

    en esos

    momentos

    se llam

    "el

    deshielo". Fue

    justo

    enton-

    ces,

    cuando

    Louis

    Althusser sale a1 paso de aquellos

    trabajos

    publicados

    en

    Francia

    por

    1a revista

    Recherches a

    Ia lumiere

    du

    marxismo, en

    ensayos

    que dedica a

    la

    problemtica del

    "joven

    Marx",

    que poco

    despus aparecern

    compilados en

    su obra Pour

    Marx1.

    Althusser no

    se

    detiene

    en lo

    que

    estaba

    implicado en aquella

    tentativa de los

    investigadores socialis-

    tas,

    e

    interviene

    criticando

    la

    forma cmo

    sta

    lectura de 1os

    Manuscritos del

    44

    se llev

    a

    cabo.

    Desde

    lo

    que 1

    llain un

    corte

    epistemolgico,

    siguiendo a Gastn Bachelard,

    escinde

    de

    nuevo?

    el

    pensamiento

    de

    Marx,

    entre

    un

    joven

    Marx y

    un

    Marx

    maduro,

    condenando

    como no

    marxista al

    concepto

    de

    alienacin

    y

    haciendo del

    marxismo un

    no

    humanismo.

    Den-

    tro

    de

    las

    po1micas

    de

    este perodo

    cabe

    mencionar a aquellos

    autores

    que

    vuelven a

    desarrollar

    un

    anlisis de1 individuo y

    eI

    humanismo

    tales

    como Adam

    Shaft,

    Karl Kosik, Ernst Fis-

    cher,

    Roger Garaudy.

    Cabe

    sealat

    eso s,

    que la lectura que

    el

    grupo

    Althusser

    hizo del Capital,

    introduce

    nuevos

    rigores

    1

    Tadcida

    al

    espaol

    como L.t

    mahcin leira

    de

    fta*,por

    stglo

    XJJ.

    2 Antes.

    en el

    momenro

    anteior de este

    debate,

    en los aios trcinta, habian

    re

    curido

    tanlin

    a una escisin,

    aun.lue

    e sentrdo

    inverso,

    los

    intelecruales sr

    cr"lJemocr,.q'.'.re

    rc'.'ndr

    ,b: r'

    .

    \'.n

    jo."n.c'nnrcl^nm,

    cr",rr

    '

    flo.r,fr,.men

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    4

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    13/125

    ],^:::::'_:ll,:'ios

    que

    exploran

    la

    obra

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    14/125

    manera

    como

    el

    sujeto

    toma

    conciencia

    de

    su

    peculiar

    situa_

    cin

    dentro

    del

    proceso

    de

    produccin

    capitalista;

    mientr:as

    qle,

    el

    fetichismo

    y

    la

    reificaci.,

    urpr"ri.,

    la

    forma

    como

    el

    objeto

    de

    la

    produccin

    se

    proyecta

    en

    Ia

    conciencia

    de

    este

    mismo

    sujeto,

    Alienada

    es

    Ia

    manera

    como

    el

    obrero

    se

    configura

    tanto

    el

    producto

    de

    su

    trabajo,

    como

    el

    trabajo

    mismo,

    que

    pasa,

    finalmente,

    a

    ser

    percibido

    como

    un

    re_

    bajamiento

    de

    la

    condicin

    humana.

    Fetichismo,

    en

    cambio

    es

    la

    fascinacin

    que

    ejercen

    las

    categoras

    econmicas,

    es_

    pecialmente

    la

    de

    dinero

    y capital

    sobre

    los

    hombres,

    los

    agentes

    de

    la

    produccin

    e incluso

    los

    economistas,

    en

    la

    sociedad

    capitalista.

    pero

    como

    tal

    fascinacin

    subyace

    ya

    en

    la

    humilde

    mercanca,

    Marx

    en

    el primer

    captulo

    de

    El

    Capital

    desciende

    hasta

    e1la,

    para

    deiectar

    all

    su

    fetichis_

    mo.

    Por

    eso,

    el

    sesgo

    tico

    de

    denuncia,

    que

    se

    encontraba

    en

    aquel

    temprano

    escrito

    de

    Marx, no

    est

    ausente

    del

    pri_

    mer

    tomo

    del

    Capital.

    Toda

    su

    refulgencia

    subyace

    ya

    en

    el

    carcter

    espectral

    de

    su

    objetividad.

    Nos

    referirnos

    a

    ellas

    como

    categoras

    que

    revelan

    y se

    proponen

    desentraar

    una

    traba

    u

    obstculo,

    tanto

    en

    el

    discuso

    cientfico

    que

    se

    realiza

    en

    e1

    terreno

    de

    las

    cien_

    cias

    sociales,

    como

    tambin

    para

    instalar

    en

    la

    prctica

    po_

    ltica

    una

    mirada

    que

    permita

    hacer

    transpar"rrt"

    lu

    opu.i_

    dad

    que

    en

    esta

    sociedad

    cube

    tanto

    la

    "xplotacin

    Jomo

    tambin todo

    tipo

    de

    dominacin.

    Dificultj,

    por

    lo

    tanto,

    que

    atae

    tanto

    al

    movimiento

    de

    la

    ciencia,

    al

    punto

    de

    vista

    del

    cientfico,

    como

    a1

    sujeto

    a

    quin

    estos

    fenme_

    nos

    interpelan.

    En

    este

    segundo

    urp".io,

    el

    fetichismo,

    se

    revela

    como

    la

    figura

    deformada,

    e

    ideolgica,

    con

    que

    la

    conciencia

    comn

    se

    hace

    cargo

    de

    sus

    relaciones

    sociiales.

    Pero

    eso

    no

    impide

    que

    sea

    inherente

    y constituiiva

    de

    las

    relaciones

    de

    produccin

    capitalista,

    f

    "o*o

    tal,

    reprodu_

    cindose

    al

    mismo

    tiempo

    que

    se

    reproduce

    el

    sistema

    en

    su

    totalidad.

    .

    '

    j

    a

    I

    1

    I

    I

    I

    a

    Estas

    figuras son, adems, constitutivas de la

    represen-

    tacin que

    la sociedad capitalista es capaz de hacerse

    de s

    misma,

    sobre

    todo cuando

    esta

    representacin

    es

    apologtica.

    Un

    verdadero

    juego

    de espejos

    que

    debe ser

    concebido

    como

    1o mximo

    que esta conciencia

    de

    s puede generar

    sobre

    ella

    misma

    y

    que Marx

    pesquisa en

    la

    Economa

    poltica.

    Desde el

    mismo momento

    en que

    el

    objeto deja de

    ser

    1a

    sociedad

    ca-

    pitalista,

    para mostrarse como

    'sociedad

    en general"; es

    decir,

    cuando

    la particularidad

    propone

    como universal,

    1a imagen

    que

    se

    ha forjado de s misma, la figura ideolgica

    suplanta

    a1

    concepto,

    y

    se anuncia como 1a verdad.

    Tanto

    las posiciones

    que

    estamos examinando,

    como 1o

    que

    Lukacs

    llama reificacin, como

    el

    objeto evidente

    de

    toda

    la

    discusin

    contempornea

    sobre la

    ideologa, quirase

    o no,

    se

    mueve

    en los marcos exclusivos de1

    modo

    de

    produccin

    capitalista.

    En

    este

    sentido,

    nos

    parece

    importante

    retener

    aqu,

    como una proposicin central para

    este

    trabajo,

    1a precr-

    sin

    que

    hace

    Georges Labica al respecto:

    "Para

    decir verdad, s nos hemos apartado

    de las vas

    de 1a investigacin de los trabajos ms

    recientes, no lo

    hacemos

    en

    virtud

    de

    ninguna presunta altura

    de

    miras

    con

    respecto a

    e1los, ni tampoco

    en

    nombre

    de

    un recha-

    zo g1obal, que

    su mismo

    inters

    impide;

    es

    ms bien

    al

    contrario, porque nos

    parece

    Lcita, la formulacin

    de

    una

    cuestin

    seguramente modesta y que hasta aqu ha

    pasado

    quizs desapercibida. Tratndose, en efecto,

    de

    la

    teora

    de

    la ideologa,

    para conservar la expresin,

    nos

    hemos

    preguntado

    si no convena

    volver

    sobre

    el

    objeto

    propio

    de Marx: e1 modo

    de

    produccin

    capi-

    talista,

    para preguntarnos por

    1os elementos

    que

    de'be

    contener

    y que conciernen a

    la

    propia

    representacin

    ideolgica,

    a

    saber,

    aquella

    de

    1a sociedad burguesaao.

    2B

    4

    Labice,

    opus

    cir, p.,l

    29

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    15/125

    .

    El

    juego

    ideolgico

    a

    que

    hemos

    hecho

    referencia,

    equiva-

    le

    a una

    capa

    geolgica

    sobre

    otra,

    donde

    cada

    .rr-ru

    o.-rrltu

    u

    travs

    de una

    falsa

    representacin

    10

    que

    ya

    de

    suyo

    era

    en s

    misma

    ocultamiento.

    Pero con

    todo,

    se

    kata

    de

    una

    imagen

    cotidiana

    y

    comn,

    a

    travs

    de

    la

    cual

    hay

    que

    atravesar

    si se

    quiere

    descubrir

    en

    e1

    espejismo

    al

    fenmeno

    real.

    5 Nos

    efeimos

    a los

    momeotos

    del rntodo

    que

    propone

    lvlart

    en

    1a.,Intoduc

    :^l: :,lj

    '

    pr-.,.o

    qJ.

    \,

    Je

    Io

    rcn

    ,e,o

    .

    o

    ,o,ir",

    ro

    oo, t r,

    .i ,"

    ilr.,.,

    \ol

    _endo

    med'Jn

    s ld

    currcrr\

    ,i

    re.orrer

    el

    ..

    r-llu

    l

    re\(.,

    de lo

    ab.trc,o

    a

    -o

    colcreto.

    Slo

    qr_rc

    en

    6nd

    se

    tata

    de

    un

    conceto

    distinto,

    un

    aorr.r"

    "

    p.r,

    saruento

    que,reproduce

    bajo

    esra

    foma

    drfeenre

    .1

    .orr.reto

    ,eol.

    Esie

    t"xto

    lo

    ::-:?1,:li-r.,

    nr):.

    ,ormrnJo

    prre

    Jcl

    prlogo

    a los

    Gntrditte,

    o Ehnentas

    fanrla

    etta

    t\

    far

    la

    .ihta

    de /

    E,,)naa

    ,

    p\l,

    tid ()oriador)

    1

    g57_

    1858,

    2

    vols., Siglo

    XXI,

    se

    reproduce como concreto de pensamiento. All concluye la

    crtica del concepto.

    Ese

    es su

    juicio

    final.

    Se

    trata

    entonces,

    por

    una parte,

    de

    eludir

    la apora,

    de

    no

    seguir

    e1

    itinerario

    al

    cual

    nos

    fuerza,

    con

    su

    particular

    poder

    de

    afraccin,

    la

    ideologa.

    pero

    sin

    olvidar,

    por

    otra

    partl,

    que

    estamos

    atenidos

    a

    ella,

    como

    nuestra

    sola

    e

    indispensable

    re_

    ferencia,

    en

    tanto

    constituye

    la ica

    va

    de

    acceso

    al

    objeto

    real,

    aunque

    este

    ,punto

    de partida',

    sea

    comienzo,

    ms

    bien

    por

    negacin,

    que

    por

    positividad.

    pues

    est

    en

    1a

    esencia

    cle

    lo

    ideolgico

    el

    quid

    pro

    quo

    que

    oculta

    una

    relacin

    real,

    distinta

    de la

    que

    se

    exptesa,

    en

    su provisoria

    e inmecliata

    re_

    presentacin

    cosi{icada.

    Nuestra

    operacin

    debe,

    por

    lo tanto,

    intentar

    traspasar

    la imagen

    comn

    sin

    caer en

    1a

    negatividad

    de

    su

    apora.

    En

    consecuencia,

    la

    nica

    certera

    que

    ns

    queda,

    es que

    la

    imagen

    corriente

    del

    fetichismo,

    oculta

    al

    fenmeno

    real.

    ,{1 criticarla,

    la

    hacemos

    visible

    en el

    plano

    del

    conoci_

    miento,

    pero

    no

    por

    ello

    desaparece

    su

    cotidiana

    materiali_

    dad,

    ni

    la

    fuerza

    de

    su

    impacto.

    Siguiendo

    a

    Marx,

    nuestro

    examen

    de

    la

    cuestin

    comien-

    za

    por

    enjuiciar

    1os

    lmites

    del

    concepto

    en su

    encuentro

    con

    el

    concreto real

    en su

    manifestacin todava

    primaria y

    catica,

    pero

    que

    luego

    lo

    exige

    y

    apura

    en sus

    propias

    posibilidades

    tericas,

    respcto

    del

    segundo

    concreto

    o

    concreto

    del

    segun_

    do

    mornentos,

    aqul

    que

    se

    reconstruye

    mediante

    la ciencia, y

    Buenos

    Aies

    1973. ,sre prlogo es en vedad una inroduccio e ir-rconclusa

    y

    desechda

    de

    l

    i

    looLlbucLon y que qued

    junto

    con

    el

    manuscri

    to

    delos Grundis

    ft.

    lror

    e,o

    lp4,ugu

    del,

    0.t.;,

    u,io.t

    a

    .a

    t

    -.,ad,.tl

    .a1

    ,ltaD.t..,n.g.

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    16/125

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    17/125

    La

    oposicin

    entre

    cosa

    y persona,

    base

    del

    concepto

    de

    reificacir1

    se

    mantendr,

    entonces,

    gracias

    a

    ...ru

    u-bigii"_

    dad

    semntica

    irremediable

    con

    que

    se entienden

    corriente_

    mente

    ambos

    polos.

    As,

    respecto

    de

    la

    nocin

    de,,cosa,,,

    se

    observar

    una

    confusin

    enhe

    lo

    que

    son

    los

    objetos

    de

    cacla

    da

    y el

    poder

    especial

    que

    em.rna

    de

    la

    cos

    entenclida

    como

    fascinacin

    fetiche.

    En

    lo

    que

    se

    refiere

    al

    concepto

    de

    persona

    habra que comenzar

    diciendo,

    que

    el

    trmino

    goza

    de

    una

    comprensin

    emprica

    generalizada.

    En

    efecto,

    quin

    duda

    siquiera

    de

    1o

    que

    es

    una

    persolla?

    No

    nos

    interpela

    cotidia_

    namente

    la

    representacin

    ideolgica

    de

    la socieclad

    capitalis-

    ta

    en

    trnto

    petsonas,

    va

    sea

    para

    hablarnos

    de nuestra

    liber_

    tad,

    va

    sea

    para

    recordarnos

    nuestros

    derechos?

    La

    ideologa

    dominrnte

    ha

    logrado

    que

    el

    sentido

    comn

    de la

    sociedad

    capitalista

    parta

    de la

    base

    que

    bajo

    estos

    predicamentos

    exis_

    timos

    en

    sociedad.

    _

    E_n

    {arx

    el concepto

    de

    persona

    encuentra

    siempre

    signi-

    ficados

    bien

    dellmitaclos

    que

    se

    aproriman

    a

    definii

    el

    papel

    que

    alguien

    asume

    en

    la

    produccin,

    En

    este

    sentido

    esti

    ms

    cerca

    de

    la

    nocin

    griega

    de

    mscara.

    Son

    estos

    contenidos

    distintos

    los

    que

    configuran

    situaciones

    precisas

    en

    la

    gnesis

    y

    desarrollo

    del

    capitalismo.

    As,

    por

    ejemplo,

    crranclo

    o.rrre

    el

    proceso

    de

    disolucin

    de

    las

    elciones

    de

    dominio

    perso_

    nal,

    fenmeno

    que

    caracteriza

    la

    transicin

    del feuclalismo

    al

    capitalismo,

    1o

    que

    cambia

    son

    precisamente

    las

    relaciones

    dominantes

    en

    las

    sociedades

    pre-capitalistas,

    proceso

    im-

    prescindible

    para

    la

    aparicin

    del

    trabajador

    libre,

    en

    condi-

    ciones

    de

    vender

    a

    quien

    le

    plazca

    su

    fuerza

    de

    trabajo.

    Es

    en

    este

    momento

    que

    se

    instala

    y desarrolla

    el sentimiento

    parti_

    cular

    de

    crisis

    de

    los

    productores

    independientes

    (artesanos,

    campesinos

    y subclases

    de

    orlgen

    rural

    en

    general)

    desde que

    comienzan

    a

    insertarse

    en

    las

    filas

    del

    proletariado.

    Cambio

    de

    conducta

    social,

    cambio

    cle

    la

    disciplina

    laboral.

    Otros h,

    bitos,

    otras

    costumbres

    reemplazan

    violentamente

    a

    las

    ta-

    dicionales.

    Las

    generaciones viven

    el

    cambio, asislit.rLlo

    l

    destuccin

    de sus

    lazos

    orgnicos con

    la naturalcza

    y

    tlr.strs

    vnculos con

    t:l

    proceso de trabajo. En

    este

    contexto

    s(,

    (1,)n

    determinados iipos

    de

    relaciones

    personales

    y

    el

    conccpt()

    (l('

    persona

    se

    postulr

    en

    ntima relacin con todo

    este proccso

    de translcin.

    Sin esta coreccin

    histrica imprescindible,

    lit

    nocin

    de

    persona

    no

    puede

    salir

    de su

    dimensin

    abstract;r,

    imprecisa

    y tambin ocultadora.

    La

    oposicin

    nos

    habla de Llna

    cosa

    que reemplaza

    y rjerce

    las

    veces

    de la

    persona,

    oponindose,

    por

    ltimo

    a sta

    nris-

    ma/

    ya sea

    como

    equivalente suyo, o

    lo

    que

    es

    mucho

    peor,

    como

    sendo

    ms real. Es evidente

    que

    dentro

    c{e la

    oposi-

    ciry

    la

    cosa

    asume todos

    los significados

    que

    quedan

    fuera

    de

    1a

    nocin

    de

    persona.

    Sea para marcar

    la

    diferencia

    v

    po-

    der

    mostrar

    la vtolencia de la relacin que reduce la una

    en

    e1

    otro;

    sea

    pata

    sea1ar

    que el proceso

    de

    transform:rcin

    ya

    se

    ha

    producido

    y

    como su

    consecuenci:r,

    l1

    cosa

    comienza

    a

    mostar

    en

    s

    y

    por

    s,

    efectos

    y

    poderes particulares.

    Pero,

    tanto

    en

    uno

    como en

    oh"o caso,

    el concepto

    opera clc-

    terminado

    por

    su

    relacin

    con el

    concepto de

    persona.

    La

    cosa

    muestra

    1a

    negatividad;

    es

    el

    signo

    de

    la

    cada.

    Si e1 concepto

    de

    persona

    representaba

    '

    lo ms que podemos aspirar

    en

    tan-

    to

    individuos",

    la

    cosa

    situada en el extremo inverso describe

    el

    Srado

    lmite

    de la reduccin:

    el

    'hasta

    dnde"

    se puecle

    lle,

    gar en

    este

    proceso

    de prdid. Concepto

    descriptivo,

    por

    1o

    tato,

    qug

    ss

    detiene

    en

    la

    constatacin.

    Dos

    son,

    entonces,

    los

    momentos

    de

    1a

    oposicin.

    El

    prnero se

    anuncia en

    la

    simple

    yuxtaposicin

    de

    ambos

    elementos, cloncle el contraste

    acusl

    lo

    que

    se

    quiere

    describir.

    Si la

    persona

    supone la

    plena

    reali-

    zacin

    hum,rnJ.

    la

    co,.r erprer.r

    :u

    lol.ll de--rr',lizacion.

    Todo

    ro

    que

    se

    pone

    dcl lado

    de la

    cosa

    implica

    la prdida corela-

    nva

    e

    inversa

    del

    cle la

    persona.

    Son

    como

    los

    platillos

    cle

    una

    34

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    18/125

    equilibrio

    v

    cuyo

    aumento

    estar

    siempre

    del lado

    de la

    cosa.

    Luego,

    denho

    de la

    oposicin,

    la

    cosa

    acta

    como

    el

    correlato

    negativo

    de la

    persona.

    Coro

    un

    aadido

    que

    incorpora

    toda

    la

    carga ideolgi-

    ca

    de1 fenmeno,

    la

    cosa aparece

    como

    ,lo

    ms real',

    "lo

    ms

    verdadero".

    Su

    poder

    arranca

    de

    all,

    as como

    tambin

    su

    ca-

    rcter

    enajenante.

    Dento

    de la

    oposiciry la

    cosa

    expresa,

    por

    consecuencia,

    la

    prdida

    de

    los

    rasgos

    esenciales

    de

    la per-

    sona/

    que

    se

    ha

    despojado

    de

    su calidad

    de tal,

    para

    quedar

    convertida

    en una

    carencia

    de

    realidacl.

    Nuevamente

    aqu

    el

    desarrollo

    de la

    reificacin

    desemboca

    directamente

    en

    los

    contenidos

    cle la

    alienacin.

    Podemos

    concluir

    que

    ocure

    con

    esta

    figura

    ideolgica

    lo

    que

    pasa

    con

    casi

    todas

    las

    figuras

    antinmicas

    en

    que se

    er-

    presa

    la conciencia

    burguesa:

    e1

    segundo

    elemento

    toca

    mu-

    cho

    ms

    de

    cerca

    la

    realidad.

    As,

    por

    ejemplo,

    cuando

    1a rei-

    ficacin

    expresa

    1o

    que

    en

    esta

    sociedad

    1e acaece

    a la

    persona,

    circunscribe

    1a

    reduccin

    a

    realidades

    sociales

    evidentes,

    coti-

    dianas

    y vigentes

    en

    la sociedad

    capitalista.

    por

    eso,

    si

    con

    la

    nocin

    de

    petsona

    se

    pretende

    trazar

    los

    contenidos

    idlicos

    de

    1a

    sociedad

    burguesa,

    hacindolos

    pasat por

    los conteni-

    dos

    de

    toda

    la humanidad;

    cuando

    descendemos

    a

    la nocin

    de

    cosa,

    pasamos

    a

    la

    parte negativa

    de

    estas

    ideas.

    UNA

    QUERELLA

    EN

    TORNO

    AL CONCEPTO

    DEL

    FETICHISMO

    Lukacs

    exalta tan-rbin

    la

    significacin

    que

    para

    todos estos

    desarrollos

    tiene

    el

    texto

    que

    Marx

    consagra

    al

    fetichismo

    de

    la

    mercanca:

    A

    menudo,

    nos

    dice

    Lukacs,

    ha sido

    sealado,

    no sin

    razn,

    que

    el clebre

    captulo

    de 1a Lgica

    de

    Hegel

    so-

    bre

    el

    ser,

    la nada

    y el

    devenir

    contiene

    toda la

    filoso-

    {a de Hegel.

    Se

    podra

    decir, con

    1a

    misma

    raz&

    que

    e1 captulo

    del Capital

    sobre

    el

    carcter

    fetichista

    de la

    mercanca contiene

    en

    s

    todo

    el materialismo histrico,

    todo e1 conocimiento

    de

    s

    del proletariado".

    Qu

    aporta, segn

    Lukacs, este celebre cuarto

    apartado3?

    Por

    qu este

    lugar

    privilegiado?

    Su fuerza es la fuerza del

    concepto de

    fetichismo,

    una

    imagen obnubilante. El

    texto

    proporciona

    Ia

    eslructura de la reificacin, mediante

    1a

    cual

    Lukacs va

    a describir

    v

    encerrur

    todo

    el

    problema ideolgico

    de la sociedad

    capitalista: su

    gestacin,

    su

    crisis y su

    supe-

    racin.

    El

    concepto se

    configura

    all en una frmula

    difana,

    expresin

    famosa, clirecta, que

    sin ambages nos dice

    en qu

    consiste

    e1 fetichismo.

    Y

    Marx,

    que parece

    rehufu

    1as

    definiciones, nos entrega

    aqu

    una,

    atada

    a

    un

    proceso

    en

    e1 cual una relacin

    entre

    per-

    sonas

    se conviette

    en

    una

    relacin entre 1as

    cosas.

    Tal

    es

    el

    secreto de

    la mercanca

    y como

    sta

    alberga

    en

    su existencia

    el

    secreto

    del dinero,

    tenemos aqu

    la

    clave

    para

    entender

    toda

    la

    sociedad

    burguesa. El

    terto

    proporciona,

    por

    lo

    tanto, la

    garanta

    para

    identificar fetichismo y

    reific;rcin.

    Uno expli-

    ca

    a1

    otro

    y

    a

    partir de esta operacin, la

    figura

    particular de

    1a

    reificacin,

    situada

    en

    este

    momento

    inicial

    del

    an1isis,

    se

    tansforma

    en

    concepto

    determinante

    en el

    anlisis lukasiano

    del

    fetichismo.

    Luego

    de

    e'tos de'arrollos,

    atguien

    podria

    pregunlarse

    si

    el texto

    mismo

    no

    es

    acaso culpable; si

    1a

    formulacin lite-

    ral

    de

    la

    figura

    ideolgica

    no constituye ya una debilidad

    en

    la

    terminologia,

    una

    vacilacin de1 discur.so de Marx, la

    pre-

    sencia

    de

    conceplo,

    que ctn como obstculos epistemo-

    roglcos,

    acusando

    una deuda no zanjada con el

    pensamiento

    antedor.

    Hay

    respuestas

    que

    admiten

    esta culpabilidad,

    que

    r\,f^.---_-:-

    "^'"rcnero-,;

    ,1.r ,nltirr

    di, i'i,

    ,o

    JeL caprulo

    sobrc

    la mercancia, titulcle,

    "lll

    ca

    l^;,-'-::".".

    oe

    .1

    rercinci-r

    1

    su secreto",

    cluc cxn-rinaremos ms

    en deelle en

    36

    37

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    19/125

    parten

    de

    ella

    enviando

    el texto

    y

    los

    conceptos

    a

    campos

    te_

    ricos

    ajenos

    al

    Capital.

    Situadas

    al

    extremo

    opuesto

    du

    lu

    "."r_

    in

    lukasiana,

    estas

    respuestas

    niegan

    no

    s1o

    la

    ,,teoa,,

    del

    fetichismo,

    sino

    tambin

    la

    posibilidad

    misrna

    de

    la

    existencia

    de

    un

    tal

    concepto.

    Es

    el

    caso

    de

    E.

    Balibar,

    para

    quien

    la

    ,teora

    del

    fetichismo

    constituye

    la

    falsa respuesta

    a

    un

    falso

    problema,,. Su

    anli-

    sis,

    no

    obstante

    situarse en

    los

    antpodas

    de

    la

    interpretacin

    lukasiana,

    coincide

    con

    sta

    en

    confirmar

    a1

    texto

    coLo

    lugar

    privilegiado

    y

    propio

    del

    concepto

    de

    fetichismo.

    "Este

    texto

    clebre,

    del

    cual

    se

    ha

    pensado

    que

    se puede

    poner

    como

    punto

    de

    partida

    de

    una

    teora

    del

    fetichis_

    mo/

    que

    sera

    esencial

    al

    materialismo

    histrico,

    y

    ms

    an,

    a

    la

    "teora

    marxista

    del

    conocimjento,,,

    ha

    jugado

    desde

    hace

    tiempo

    un

    papel considerable

    en la

    istoria

    de

    las

    investigaciones

    y

    controversias

    acerca

    de

    la

    dia-

    lciica

    en

    Marx',.

    (8)

    La

    pregunta

    por

    el significado

    del

    texto

    oscila,

    entonces,

    entre

    estas

    dos

    opciones:

    o

    texto

    clave,

    o

    pseudo

    texto.

    Luego,

    como

    consecuencia

    su anlisis

    debe

    comenzar

    estableciendo

    el

    estatutoterico

    de

    esta

    eferencia

    al

    fetichismo.

    Lo

    que

    en

    el

    lenguaje

    del

    Capital

    equivale

    a

    definir

    los

    significads

    que

    tiene

    este

    momento

    particular

    en

    el

    proceso

    de

    la

    exposicin.

    En

    qu

    grado

    o

    nivel

    de abstaccin

    se

    examina

    el

    feiichismo

    cuando

    se lo

    analiza

    con respecto

    a

    la

    categora

    de

    mercanca?

    Dentro

    de

    qu

    contexto?

    Cules

    son

    1oi

    desarrollos

    que

    lo

    preparan?

    Estas

    preg-untas

    conciernen

    todas

    a

    1a

    necesidad

    de

    establecer

    su

    sentido

    como

    su

    momento

    lgico

    en

    el

    proceso

    de

    la

    exposicin

    de

    las

    categoras

    econmics

    b.,rgoerur.

    Pasando

    a

    otro

    orden de

    problemas,

    el fetichismo,

    es

    un

    fenmeno

    propio

    de

    la mercanca

    y,

    por

    lo tanto,

    perie.,ec.

    con

    exclusividad

    a la estructura

    mercantil,

    o

    responde

    ms

    38

    39

    bien

    a1

    desarrollo

    de

    toda

    categora

    econmica

    capillist?

    Pero

    cuando

    miramos

    la

    cosa

    desde

    el

    ngu1o

    que

    Prcs('rrlil

    la

    segunda

    alternativa

    y

    postulamos

    e1

    fetichismo

    del carital:

    cuLs

    son

    1os

    efectos

    de

    esta

    proposicin

    para

    el

    dcs.arnrlkr

    leneral

    de

    1as

    relaciones

    de

    tipo

    capitalista?

    Qu

    implic;r..:it'-

    ies

    comporta,

    adems,

    con

    respecto

    a

    1a estructura

    mercantil?

    Cu1

    es

    el

    papel

    y

    la

    funcin

    de esta

    estructura

    en

    e1

    des'rrro-

    i1o

    gur-r".ul

    i"i

    *do

    de produccin

    capitalista'

    y en

    especial'

    corirespecto

    a

    1a

    etapa

    plenamente

    capitalista?

    He

    aqu'

    bre-

    .r"-"r-ti"

    esbozados,

    la serie

    de

    Problemas

    que

    se

    vinculan

    a

    1a pregunta

    por

    el

    texto;

    polque,

    e1

    problema

    de1 fetichismo'

    o su psibiliad

    como

    concePto,

    concierne

    tanto

    al

    desarrollo

    de

    las categoras

    econmicas

    capitalistas'

    como

    al

    papel

    que

    desempea

    en

    este

    Proceso

    la

    estructura

    mercantil'

    Sin embargo,

    las

    rgdas

    alternativas

    que

    se

    plantean

    con

    respecto

    a1

    significado

    del

    texto

    y

    con

    relacin

    a1

    fetichismo

    "o*o

    .or-t."pio

    posible,

    no

    son

    simples

    opiniones

    antagni-

    "ur.

    Huy

    "r,

    llus

    una

    toma

    de

    posicin

    en

    torno

    a

    1a naturaleza

    de

    la

    ideologa

    y su

    funcionamiento

    Teoras

    completas

    desde

    1as

    cuales sJ

    enfrenta

    e1 problema

    particular

    del

    fetichismo'

    La

    1gica

    del

    pro

    y

    del

    contra

    en

    que

    se

    mueven'7

    proviene

    de

    posiciones

    de

    principio

    que

    en

    ltimo

    trmino

    ataen

    a

    una

    cuestin

    tan decisiva

    para

    e1

    materialismo

    histrico

    en

    tanto

    ciencia,

    como

    es

    e1

    problema

    de

    la

    determinacin'

    O

    bien

    estas

    relaciones

    sociales

    ideolgicas son

    simples

    ilusiones,

    epifenmenos

    de

    una

    realidad

    ms

    profunda

    y

    ver-

    dadera,

    expresiones,

    por

    1o

    tanto,

    de1

    movimiento

    real

    de las

    relaciones

    materiales

    de

    produccin

    O bien

    poseen

    obietivi-

    dad

    y

    autonoma

    propias,

    donde

    1a

    realidad

    superestructural

    pasaa

    ser

    determinante,

    y

    1a

    consistencia

    interna

    se

    comienza

    a

    explicar

    por

    s misma

    y en

    su

    Propio

    nivel'

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    20/125

    Capfitlo

    2:

    HACIA

    UNA

    CARACTERIZACIN

    DEL

    CONCEPTO

    DE

    FETICHISMO

    I.

    LA

    coslFrcActN

    o

    ras

    nETACIoNES

    socrALES

    Qu

    es 1o

    que se reifica

    y cul

    es la forma

    como

    esto

    ocurre?

    En

    qu

    consiste

    el fetichismo

    que

    emana de la

    forrna

    que

    asu-

    me el

    "mundo

    de las

    mercancas

    en 1a

    sociedad

    capitalista?

    El anlisis

    de

    la mercanca,

    la clula

    elemental

    de

    la riqueza

    en sociedades

    regidas

    por el modo

    de

    produccin

    capitalista,

    nos

    permitir

    organizar una

    respuesta

    a

    estas

    preguntas

    so-

    bre

    el

    proceso

    cornpleto lel

    fetichismo

    y por ende

    determinar

    e1

    lugar

    y la

    funcin

    que

    ocupa

    all el

    concepto

    de reificacin.

    Para

    e1lo nos

    proponemos

    partir

    de

    un

    texto

    de la

    Contribu-

    cin

    a la

    crtica

    de la

    economa

    poltica,

    doncle

    el

    fenmeno

    est

    claramente

    aludido

    y

    donde

    el

    fetichismo

    est

    analizado

    a travs

    del

    examen

    del

    valor

    de

    cambio.

    No creemos

    que

    sea

    preciso aadir,

    para

    justificar

    la

    referencia,

    que

    este

    primer

    intento

    del

    Capital,

    fue

    propuesto,

    por

    el propio

    Marx,

    como

    una lectura

    complementarial.

    ,.Por ltimo,

    algo

    que

    caracterizt

    al

    [rlbaitl

    L]Llr'crcla

    va-

    1or

    de

    cambio

    es

    que

    la

    relacin

    socill

    c'lc

    las

    personas

    se

    presenta,

    por

    as

    decirlo,

    inverticla'

    vtlc

    dccir

    como

    u na

    relacin

    social

    de

    1as

    cosas

    S1o

    en

    1r

    meclicla

    en

    quc

    sc

    relaciona

    un

    valor

    de

    uso

    a

    otro

    como

    valor

    de

    crnrbitr

    se

    est

    relaconando

    entre

    s

    e1

    trabajo

    dc

    las

    difcrentes

    personas

    como

    trabaio

    igual

    y general

    Por

    ello'

    si

    es

    co-

    irecto

    decir

    que

    el

    valor

    de

    cambio

    es

    una relacirn entrc

    personas

    hay

    que

    agrega

    empero,

    que

    es

    una

    re1'rci(rn

    ocr-,1ta

    balo

    una

    envoltura

    material2

    '

    ,,

    nicamente

    e1

    hbito

    de

    la

    vida

    cotidiana

    hace

    que

    parezca

    trivial

    y

    obvio

    el

    hecho

    de

    que

    una

    relacin

    ie

    produccin

    social

    adopte

    la

    forma

    de

    un objeto'

    de

    -odo

    qlr"

    la

    relacin

    de

    1as

    personas

    en

    su

    trabajo-

    se

    pres"nte,

    antes

    ben,

    como

    una

    relacin

    que

    guardan

    1ur

    .oru,

    entre

    s

    y

    para

    con

    las personas En

    la

    mer-

    canca,

    esta

    mistificacin

    es

    an

    muy

    sencilla

    Todos

    comprenden,

    en

    mayor

    o

    menor

    grado'

    que

    1a

    relacin

    entre

    1as

    mercancas

    en

    cuanto

    valores

    de

    cambio

    es

    ms bien

    1a

    relacin

    entre

    las personas

    con

    su

    actividad

    productiva

    recproca.

    En

    relaciones

    de produccin

    su-

    p"tior".,

    esta

    apariencia

    de

    sencillez

    desaparece

    Todas

    las ilusiones

    del

    sistema

    monetario

    derivan

    del

    hecho

    de que

    e1 dinero

    no

    se

    le

    reconoce

    que

    replesenta

    una

    relacin

    de

    produccin

    social, bajo

    la

    forma

    de

    un

    obie-

    to

    natural

    de

    determinados

    atributos

    En

    1os

    economis-

    tas

    modernos,

    quienes

    sonren

    sarcstica

    y condescen-

    1 En 1859 tar

    hbia

    comenzdo

    e

    reilcrrr

    lo rluc

    serr.1 Zur hrLLLh.lcr

    oohrrschen

    l

  • 7/25/2019 Fernndez O_Del fetichismo de la mercanca al fetichismo del capital

    21/125

    Estas

    referencias

    tienen

    la

    virtud

    de

    presentarnos

    el fen_

    meno

    ideolgico

    de

    la

    reificacin

    en

    toda

    su

    complejidad

    y

    extensin,

    pues

    se

    refieren

    tanto

    a

    su

    reproduccin

    material,

    como

    a

    la banalidad

    tras

    la

    que

    se mani{iesta

    frente

    a

    la

    con_

    ciencia

    comn,

    culmlnando

    en

    el impacto

    que

    provoca

    en el

    propio

    economista.

    Pero

    detengmonos

    en

    el

    comlenzo

    de

    todo.

    En

    esta

    forma

    elemental

    que

    aparece

    en la

    epidermis

    de

    nuestra

    sociedad

    como

    algo,

    que

    ,,a

    primera

    vista,,,

    aparece

    banal,

    cotidiano,

    y

    cuya

    comprensin

    va

    de suyo.

    En

    efecto,

    cada

    vez

    que

    en

    el comienzo

    del

    Capital

    se

    me.,ciono

    a 1u

    mer-

    canca,

    se la

    presenta

    como

    algo

    trivial

    y obvio.

    Algo

    que, a

    simple

    vista,

    no tiene

    nada

    de

    enigmtico.

    pero

    es

    justamente

    all,

    en

    su

    obvieclad,

    que

    surge

    el

    problema,

    porque

    la

    forma

    como

    la

    mercanca

    se

    presenta,

    no

    expresa

    lo

    que

    ella

    es real_

    mente,

    o

    lo

    que

    es

    peor,

    lo expresa

    de

    una

    manera

    invertida.

    Es

    preciso

    recurrir

    a

    un

    proceso

    de

    abstraccin,

    mediante

    el

    an1isis,

    si

    se

    quiere

    resolver

    el

    problema

    que

    nos

    plantea

    esta

    trivialidad

    inmediata

    de 1a

    mercanca.

    Casi

    al comienzo

    de1

    primer

    captulo

    del

    Capital,

    cuando

    Marx

    intoduce

    el concepto

    de

    valor

    de

    cambio,

    articula,

    a

    propsito

    de

    1a

    mercanca,

    un

    primer

    oxmorona

    ,

    al

    decir

    que

    I

    ll:n

    K

    .

    ,

    a4

    -..,i0,1.

    opl

    .

    t,

    pp

    I

    lg

    4

    OLm^-on.

    En,q...or.r'l.r"

    n

    -a,rrxn...,

    c

    ur

    r

    fg.t.

    turc.

    q1r

    61,.5,q

    en usar

    dos conceptos

    de signiEcados

    op.,..,n

    .n

    ,"0

    ."t',

    "*r."r-"tfu.

    "r-r"r^

    uo

    tercer

    cooccpto.

    NIs ,.lelnte,

    en

    este rjsmo

    primer

    c:rptulo Nfan va

    a em

    Plea

    oqas

    6+lis

    "emclrnrL\,

    rxlcs cooro

    "objeriad

    es

    peci;tu)" (Capfdl, p.41.), o

    cst2ljzacron

    cle

    susnci \aci|"

    \a.rpt a/,

    p.47.),

    o

    "cosa

    sensorialineot supt,

    sensrble..

    I

    Cdr1d

    p.R-.?

    J

    )e

    reh.r-.

    po

    .UpL,

    .,o.

    I

    .,

    n, 1,, n.'. r

    .ficrrdo o..dc

    (l

    .urT.erzo,

    r .

    .o.re

    19...' q,,domn,c

    nodd.

    ro

    lr-ri

    ,1

    ."i .l: '

    '

    r

    'p.tal.p.4'.

    tr

    ca?ila/, pp.4+/

    1\.

    dientemente

    ante

    1as

    ilusiones

    del

    sistema

    monetario,

    se

    revela

    la

    misma

    ilusiry

    apenas

    manejan

    categoras

    econmicas

    superiores,

    como

    por

    ejemplo

    el capiial.

    La

    misma

    irrumpe

    en

    su

    confesin

    de

    ingenuo

    asombro

    cuando

    sbitamente

    aparece

    como

    una relacin

    social

    1o

    que

    acababan

    de

    pensar

    torpemente

    que

    haban

    defi-

    nido

    fimemente

    como

    un

    objeto,

    mientras

    que

    luego

    se

    burla

    de ellos

    demostranclo

    tratarse

    de

    un

    objeto,

    algo

    que

    apenas

    si

    haban

    concluido

    de fiiar

    como

    una

    rela_

    cin

    social

    >

    3

    ery

    "...

    la forma de sociedads que hemos de exarninar, (los

    var-

    lores

    de

    uso)

    son

    a

    1a

    vez

    los

    portadores del valor

    de

    cambio"."

    Es un

    oxmoron porque

    une

    en una

    indisociable

    sohdariclad

    una

    forma concreta, material

    y

    corporal

    que es el

    valor de uscr

    (producto

    de1

    habajo destinado

    a satisfacer necesidades

    hu-

    manas

    bien

    precisas),

    con e1 valor de cambio, cuya forma

    es

    intangible,

    cuya

    relacin cuantitativa,

    es

    la

    expresin del

    va-

    1or que cada mercanci alberga en

    s

    misma. E1 empleo reite-

    rado

    de

    este

    tipo

    de

    figura lgica

    para

    referirse

    a la rnercancra,

    revela

    que

    sta es

    en s misma,

    la primera

    y ms elemental

    contradiccin

    de

    1a

    sociedad

    capitalista, pero una contradic-

    cin

    que

    aparece

    oculta

    tras

    la

    trivialidad de su

    primera pre-

    sencia.

    Pero 1a conlradiccin

    que

    esta figura

    debiera

    suscitar

    no

    se presenta

    como

    tal, ante la conciencia comn, porque

    la

    forma

    de

    cosa,

    bajo la cual

    aparece de inmediato,

    solo revela

    1a

    contradiccin cuando

    se

    Ia somete

    al

    anlisis.

    Pero

    ni

    aun

    as.

    Pues su

    naturaleza

    de

    cosa

    tiene tal vigor, que aunque

    se-

    pamos

    que

    aquello

    que

    est

    ante

    nosotros oculta algo diverso,

    y

    cuya

    propiedad

    social

    no

    es

    sino un

    quid

    pro quo; la

    cos;r

    sigue

    ah

    presente con

    toda

    la

    fuerza