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Fundamentos teóricos ¿Qué es el análisis del discurso? El análisis del discurso no admite una definición única. El discurso es resultado de una serie de factores sociales, psicológicos, ideológicos, entre otros, que se entremezclan para dar cabida a un mensaje racional y comprensible en contextos específicos. Es por esto que muchas disciplinas han abordado su análisis desde diversos enfoques para tratar de componer una imagen suficientemente aproximada de este. Como menciona T. van Dijk (2000, p24), el discurso por sí mismo tiene definiciones ambiguas. Se puede entender de forma general como un suceso de comunicación, por ejemplo el discurso feminista o el discurso político. Pero también se utiliza para referirse a una conversación determinada como una nota periodística o el informe de labores del presidente. Debido a esta dificultad, en el campo del análisis del discurso han surgido diversas corrientes, cada una con sus particularidades, que tratan de discernir la mejor metodología para el estudio del discurso. Aunque los primeros estudios de análisis del discurso se remontan a los años 60’s y 70’s, toda la concepción epistemológica surge a principios del siglo XX con los trabajos del lingüista Ferdinand de Saussure (González, 200X p7.). Saussure distingue dos conceptos básicos para sus análisis: la lengua y el habla. Sin embargo, consideró que la lengua poseía un carácter accidental y

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Fundamentos teóricos del análisis del discurso

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Fundamentos teóricos

¿Qué es el análisis del discurso?

El análisis del discurso no admite una definición única. El discurso es

resultado de una serie de factores sociales, psicológicos, ideológicos, entre

otros, que se entremezclan para dar cabida a un mensaje racional y

comprensible en contextos específicos. Es por esto que muchas disciplinas

han abordado su análisis desde diversos enfoques para tratar de componer

una imagen suficientemente aproximada de este.

Como menciona T. van Dijk (2000, p24), el discurso por sí mismo tiene

definiciones ambiguas. Se puede entender de forma general como un suceso

de comunicación, por ejemplo el discurso feminista o el discurso político.

Pero también se utiliza para referirse a una conversación determinada como

una nota periodística o el informe de labores del presidente. Debido a esta

dificultad, en el campo del análisis del discurso han surgido diversas

corrientes, cada una con sus particularidades, que tratan de discernir la

mejor metodología para el estudio del discurso.

Aunque los primeros estudios de análisis del discurso se remontan a los años

60’s y 70’s, toda la concepción epistemológica surge a principios del siglo XX

con los trabajos del lingüista Ferdinand de Saussure (González, 200X p7.).

Saussure distingue dos conceptos básicos para sus análisis: la lengua y el

habla. Sin embargo, consideró que la lengua poseía un carácter accidental y

por lo tanto solo debía estudiarse el habla, aislando el análisis de cualquier

factor externo que pudiera estar afectando directa o indirectamente el

discurso. A esta corriente se le llama estructuralismo. Los estructuralistas

parten de la oración como su principal unidad de análisis.

Más adelante en la década de los 60’s, Zellig Harris utilizó por primera vez el

término análisis del discurso para proponer una teoría lingüística que

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analizara los encadenamientos de enunciados, pero no toma en cuenta el

funcionamiento interno de la oración (Harris, 1957). Para la década de los

70’s el estructuralismo entró en crisis debido a que su rigidez excluía otras

interpretaciones contextuales y sociales presentes en el discurso, sin

embargo tuvo gran influencia en estudios posteriores. En esta época se

abandona el concepto de oración como la principal unidad de análisis, se

retoma y redefine el sujeto y adquiere una mayor relevancia el uso del

lenguaje en la comunicación.

Una vez que se trasciende la oración como unidad de análisis surgen dos

corrientes lingüísticas fuertes en Europa. Los trabajos de Maldidier (1971) y

Robin y Maldidier (1974) fueron fundamentales en la conformación del

análisis del discurso francés, mientras que, en Alemania e Inglaterra el

análisis del discurso tuvo gran influencia de los campos de la gramática

textual (van Dijk, 1978) y la lingüística del texto (Dressler y De Beaugrande,

1981; Halliday y Hasan, 1976).

Acerca de la gramática textual el mismo van Dijk (2006), explica;

“El propósito fundamental de tal gramática del texto era el de

intentar proporcionar una descripción explícita de las estructuras

(gramaticales) de los textos. La tarea más obvia de tal

descripción era explicar las relaciones (semánticas) de la

coherencia entre las oraciones, y otros aspectos.”

La lingüística del texto, por su parte, tiene el objetivo de analizar la cohesión

y coherencia de los textos más allá de los límites de la oración; aunque como

afirma van Dijk (1979), ésta no se refiere solamente a una disciplina, sino

que en ella convergen todos los estudios que tengan como objeto el texto.

Las investigaciones de Beneviste (1974) sobre el aparato formal de la

enunciación, colaboraron a redefinir el sujeto y a recuperarlo dentro de los

estudios de análisis del discurso. Para el autor la enunciación es el acto

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individual de apropiación de la lengua. El yo enunciador requiere de un tú

enunciatario o coenunciador, además el aquí y el ahora representan el lugar

y el momento específico en el que se produce la enunciación. Tanto la

persona, como el tiempo y el lugar del enunciado son marcadores

fundamentales de la enunciación y se les llama elementos deícticos. Los

trabajos de Ducrot y Todorov (1974) también ayudaron a distinguir la

presencia de tres voces en el proceso: el emisor, que es precisamente el

autor del texto; el locutor, que es la voz que toma el enunciado para

comunicar, que no necesariamente es la propia; y el enunciador, que lo

conforman las otras voces presentes en el discurso.

Los estudios multidisciplinarios de R. Jakobson (1960), los cuales requirieron

consultar a diversos especialistas en distintas disciplinas, abrieron paso para

que otros investigadores aportaran al análisis del discurso. Por ejemplo, los

estudios de Barthes (1964) en semiología, de Labov (1972) y Marcellesi y

Gardin (1974) en sociolingüística y de Gumperz y Hymes (1972) en

etnografía de la comunicación.

Por otra parte, el campo de la filosofía también añadió sus aportes al análisis

del discurso. El surgimiento de la pragmática, una perspectiva desde el

punto de vista arqueológico y el principio dialógico fueron piezas clave en la

conformación de los estudios del discurso.

J. Austin (1962) formuló que el discurso no solo está compuesto por lo que se

dice, sino también por lo que se hace. A este concepto se le llamó

performatividad. J. Searle (1969) continuó la teoría de Austin y le denominó

Teoría de los Actos del Habla. Esto conformó la corriente pragmática la cual

se interesa por factores extralingüísticos presentes en el discurso y toma en

cuenta cómo el hablante produce los enunciados y no solamente el

enunciado mismo; se incluyen factores que ubican al emisor y destinatario

de los enunciados dentro de un contexto específico. Esta corriente se opone

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diametralmente a la propuesta del estructuralismo que solo se concentraba

en la oración como unidad de análisis.

Foucault en Arqueología del Saber (1969) desarrolla una perspectiva distinta

en la que el discurso “no es simplemente aquello que traduce las luchas o

los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual

se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse.” No solo es lo que se

dice, sino también lo que se quiere decir. El pensamiento de Foucault

trasciende lo que se dice para adentrarse en lo que llama dispositivos de

enunciación, que son como una bola de líneas de distinta naturaleza que

siguen direcciones variadas de forma desequilibrada, unas veces se acercan,

otras se alejan o cruzan. Foucault distingue entonces tres instancias

principales que son el saber, el poder y la subjetividad que rivalizan entre sí

de forma indefinida y desequilibrada.

Los aportes del Círculo de Bajtín promovieron el concepto de diálogo para

distinguir entre las distintas formas del discurso; a esto se le llamó el

Principio Dialógico (M. Bajtín, 1979). El diálogo no solo se considera en

sentido conversacional sino que se extiende a los textos producidos, los

cuales dialogan con un destinatario y con otros textos; esto hace imposible

separarlos del contexto social en los que se usan.

Los aportes lingüísticos y filosóficos llegaron a agruparse en dos escuelas

bien definidas: la Escuela Francesa de Análisis del Discurso y la Escuela del

Análisis Crítico del Discurso. La primera influenciada por el pensamiento de

R. Robin (1973), M. Pêcheux (1975) y D. Maingueneau (1976) y la segunda

tiene su fundamento teórico en R. Hodge y G. Kress (1979) y T. van Dijk

(1978) y M. Halliday (1978) colaboraron con sus conceptos de gramática y

lingüística textual.

Texto y discurso

Como se indicó en el apartado anterior, la definición de análisis del discurso

no es única y tampoco lo son las definiciones en torno al texto y al discurso.

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En lenguaje coloquial, el texto es siempre un escrito y el discurso se puede

ver como una manifestación verbal de un texto en específico por parte de un

orador. Sin embargo, las definiciones lingüísticas van más allá del tradicional

sentido coloquial y añaden otros elementos sustantivos que colaboran en el

análisis del discurso.

Como señala H. Calsamiglia y A. Tusón (2007),

“Todo texto debe ser entendido como un hecho (acontecimiento

o evento) comunicativo que se da en el transcurso de un devenir

espacio-temporal. Por eso partimos de considerar que la unidad

fundamental del análisis se ha de basar en la descripción del

hecho comunicativo, como un tipo de interacción que integra lo

verbal y lo no verbal en una situación socioculturalmente

definida.”

Esta definición, no solo admite el texto escrito, sino que cualquier acto de

comunicar y además añade una dimensión social y cultural a este. De la

misma forma, S. Shmidt (1997) centra la atención en el acto de comunicar y

no solamente en el producto final escrito o hablado.

“Texto es cada elemento verbal de un acto comunicativo enunciado en una

actividad comunicativa que tiene una orientación temática y cumple una

función comunicativa perceptible, es decir, realiza un potencial ilocutivo." (S.

Shmidt, 1997)

El concepto de texto es mayoritariamente utilizado como sinónimo de

discurso aunque algunas escuelas consideran que el discurso es algo más

allá del texto. El texto es solamente el resultado de un proceso de

producción de la lengua que viene a ser el discurso en sí. Es decir, el texto es

el producto final del discurso y este último trasciende la oración y está

compuesto por una serie de factores variables que colaboran en la

producción textual.

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Un discurso también puede ser concebido como el conjunto de ideas que

yacen detrás del texto final.

“Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social,

de una forma de acción entre las personas que se articula a

partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito.”

(H. Calsamiglia y A. Tusón, 2007)

H. Beristaín (1985) lo conceptualiza como el habla en Saussure, pero en un

sentido más amplio.

Es el lenguaje puesto en acción, el proceso significante que se

manifiesta mediante las unidades, relaciones y operaciones en

que interviene la materia lingüística que conforma el eje

sintagmático de la lengua, es decir, el conjunto de enunciados

que dependen de la misma formación discursiva.

Ambas autoras coinciden en el sentido social del discurso más allá de la

oración, del habla y de la lengua como proponían los estructuralistas. De la

misma manera T. van Dijk (2000) señala el carácter social del discurso, sin

dejar de lado la estructura de este.

Este enfoque del discurso como acción en la sociedad no

significa que ya no estemos interesados en la estructura. Por el

contrario, el análisis del discurso como acción social permanente

también se concentra en el orden y la organización. La utilización

discursiva del lenguaje no consiste solamente en una serie

ordenada de palabras, cláusulas, oraciones y proposiciones, sino

también en secuencias de actos mutuamente relacionados.

Texto y textualidad

Dependiendo de la definición de texto de cada autor, así varían las

interpretaciones del concepto de textualidad. Básicamente, éste se refiere a

los elementos que separan un texto de lo que no es un texto. M. Halliday y R.

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Hassan (1976) acuñaron el término textura para definir esta noción y

establecen dos características principales de textualidad: la cohesión y la

coherencia. Los autores señalan que, por un lado, los textos son coherentes

en sí mismos (cohesión) y, por otro lado, también son coherentes con el

contexto social en el que se desarrollan (coherencia).

“Un pasaje de discurso que es coherente en dos aspectos: es coherente

respecto a sí mismo y, por tanto, cohesivo; y es coherente respecto al

contexto de situación y, por tanto, consistente respecto al registro.” (M.

Halliday y R. Hassan, 1983)

R. Beaugrande y W. Dressler (1981) por su parte establecen siete

condiciones de textualidad. (1) La cohesión, la definen como la propiedad

por la que las oraciones se interconectan y relacionan de forma gramatical,

(2) la coherencia como la concordancia de la interpretación con respecto a la

información exterior, (3) la intencionalidad que se refiere a el propósito que

busca el hablante a la hora de producir un texto, (4) la aceptabilidad que es

la facilidad que presenta el texto para ser interpretado por sus destinatarios,

(5) la situacionalidad que tiene que ver con la situación física real en la que

se desarrolla el texto, (6) la intertextualidad entendida como el diálogo o las

relaciones del texto con otros textos y (7) la informatividad referida a la

capacidad del texto de informar.

En esta interpretación se puede ver cómo las primeras dos características se

refieren específicamente al texto, la tercera y cuarta tiene que ver con

aspectos propios del emisor y las tres últimas se orientan hacia la

contextualización del texto, es decir su ubicación dentro de una situación

específica.

La coherencia,

“Es, por así decirlo, la organización semántica subyacente que se

establece entre las partes de un texto. Por lo tanto, tiene que ver

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más con el contenido y con las relaciones de significado que se

producen dentro del discurso.” (G. González, 200X)

Mientras que la cohesión, “es un concepto que se refiere a uno de los

fenómenos propios de la coherencia, el de las relaciones particulares y

locales que se dan entre elementos lingüísticos, tanto los que remiten unos a

otros como los que tienen la función de conectar y organizar.” (H.

Casalmiglia, 1999)

Esta cohesión se manifiesta a través de ciertos mecanismos gramaticales,

léxicos, fonéticos y gráficos que elabora el emisor para hacer su mensaje

más comprensible. Estos mecanismos se dividen en tres tipos: la referencia,

la progresión temática y la conexión.

“Mantener el referente significa que a la hora de construir un texto, es

necesario insistir en quién o qué estamos hablando justo cuando la

referencia se ha debilitado por la extensión del discurso.” (G. González,

200X)

A su vez podemos distinguir dos tipos de referencia, exofórica (externa) y

endofórica (interna). Las referencias exofóricas, según explica E. Beneviste

(1966) tienen que ver con las relaciones del texto y su entorno, el contexto

discursivo, y le llama referencias deícticas. La palabra proviene del griego

“deixis” que significa señalar y precisamente señalan las relaciones de las

expresiones lingüísticas con los elementos de la enunciación, por ejemplo:

aquí, nosotros, yo, ahora. Mientras que las referencias endofóricas tienen

que ver y dependen de elementos anteriores o posteriores presentes dentro

del mismo texto, el contexto lingüístico o cotexto. Para lograr esto, se

utilizan marcadores discursivos “cuya principal función es relacionar los

segmentos textuales con el fin de organizar y orientar la secuencia temática

del texto.” (G. González, 200X)

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M. Martín y J. Portolés (1999) clasifican los marcadores discursivos en cinco

tipos, aunque un mismo marcador puede funcionar de distintas maneras:

1. Estructuradores de la información: Sirven para organizar el discurso.

Por ejemplo: en primer lugar, por cierto, pues.

2. Conectores: unen distintas partes de un discurso. Por ejemplo: incluso,

además, entonces, por lo tanto, en cambio.

3. Reformuladores: sirven para aclarar, explicar, distanciar o recapitular

partes del discurso. Por ejemplo: es decir, más bien, de todas formas,

en resumen.

4. Operadores argumentativos: refuerzan o definen partes del discurso.

Por ejemplo: de hecho, en específico, por ejemplo.

5. Marcadores conversacionales: son los que se utilizan generalmente en

conversaciones habladas. Por ejemplo: eh, mira, claro, por supuesto.

Tema y estructura

Así como la cohesión utiliza mecanismos específicos para entrelazar distintas

partes de un texto, el texto en sí requiere de elementos que ayuden a dar

coherencia a las ideas expuestas, una organización global del texto, a esto

se le llama tema o tópico. En la década de los 50, los lingüistas de la Escuela

de Praga, entre ellos F. Danes, V. Mathesius y J. Firbas promovieron las

primeras investigaciones acerca de la estructura del texto. Más adelante M.

Halliday, retoma las propuestas de esta escuela y define el tema como el

constituyente más a la izquierda de la oración, mientras que a lo que se dice

acerca de aquello le llamó rema. F. Danes llamó a la “concatenación y

conexión jerárquica de los temas” progresión temática. A este modelo se le

unió la clasificación realizada por B. Combettes (1983) que divide los tipos

de progresión temática en tres grupos:

1. Progresión de tipo constante: a un tema se le asignan distintos remas.

2. Progresión de tema evolutivo o lineal: se va de tema a rema, el cual se

convierte en tema de otro rema y así sucesivamente.

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3. Progresión de temas derivados: cuando hay un tema general o

hipertema del cual se desprenden varios subtemas.

T. van Dijk (1977) introdujo las nociones de macroestructura y

superestructura que colaboran en la identificación de los temas

desarrollados dentro del discurso.

Las macroestructuras son estructuras generales que definen la

coherencia y la organización global del texto, son una especie de

esquemas semánticos que, de forma abstracta, representan el

significado de un texto, desde el tema más general hasta los

temas particulares. (G. González, 200X)

Van Dijk (1980) presenta la macroestructura como el tema global del texto,

el contenido semántico global, mientras que la superestructura representa la

forma que adopta el discurso, es decir los esquemas básicos que tienen

adoptan los distintos tipos de discurso. Por ejemplo, es fácil diferenciar un

soneto de una narración, o una descripción de un artículo de opinión, puesto

que tienen superestructuras distintas. Mientras que la macroestructura se

referiría al tema global de cada una de las piezas individualmente. Sin una

macroestructura es imposible que haya coherencia en el texto. El autor

señala que las macroestructuras están compuestas por macroproposiciones

y microproposiciones.

“Las macroproposiciones resumen una idea general del texto y se derivan de

conjuntos de microproposiciones, las cuales manifiestan el contenido del

texto.” (G. González, 200X)

Así pues, existe una macroestructura que se divide en macroproposiciones

que a su vez se dividen en microproposiciones, en un esquema jerarquizado

que resume los asuntos o temas tratados en el texto.

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Contexto discursivo

Todos los discursos se elaboran a partir de un contexto específico, el cual

abarca una gran cantidad de elementos extralingüísticos que rodean la

producción del texto como las circunstancias sociales, temporales y hasta las

mismas características de los participantes. A inicios del siglo XX, estudiosos

de la antropología cayeron en cuenta de que para comunicarse en otras

lenguas no solo había que tener en cuenta el idioma utilizado, también se

hacía necesario aprender otro tipo de códigos sociales utilizados por esa

cultura. Van Dijk (2000) define el contexto como “las otras características de

la situación social o del suceso de comunicación que pueden influir sobre el

texto o la conversación.”

“Un contexto como lo defino yo no es solamente social (como la

situación social de la comunicación), sino también personal y

cognitivo, porque cada persona tiene su propia interpretación de

la situación social en que participa.” (van Dijk, 2001)

Van Dijk parte de los aportes iniciales de B. Malinowski (1926), el cual

entiende el contexto como la “situación comunicativa”, es decir que aquello

que se expresa va unido a la situación en la que se expresa.

“La expresión y la situación están enlazadas en forma

inextricable una con otra, y el contexto de situación resulta

indispensable para la comprensión de las palabras.” (B.

Malinowski, 1926)

Este concepto de contexto de la situación o contexto situacional, no solo es

desarrollado en la antropología, sino que es retomado por J. Firth (1935) en

la sociología del lenguaje y por Hymes y Gumperz (1964) en lingüística

antropológica, de la cual surgen la antropología cultural y la etnografía del

habla.

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“Elementos como el tema, el marco, el canal, el código, la forma

del mensaje, el tipo de evento, las características de los

participantes serán los que intervienen en la producción y en la

interpretación de los enunciados y son los factores que quienes

analizan una pieza discursiva tendrán que tornar en

consideración para dar cuenta de forma cabal de lo que las

palabras significan.” (H. Casalmiglia, 1999)

Es también importante tomar en cuenta el cotexto, referido a los elementos

que acompañan el texto y los presupuestos que hacen pensar al autor que

su texto será comprendido, el contexto intertextual, entendido como la

relaciones que mantiene el texto principal con otros textos orales o escritos

y el paratexto, conformado por todos aquellos elementos que acompañan o

rodean el texto como fotografías, . H. Casalmiglia (1999) define el cotexto

como “los enunciados que rodean a aquello que se está considerando para el

análisis.” Por otra parte, la intertextualidad “nos permite reconocer aquellas

maneras de hablar y de escribir apropiadas a cada situación.”

Modalidades del discurso

Como se explicó previamente, el discurso posee superestructuras que nos

permiten identificarlo con diferentes modalidades. Estas permiten

representar las partes en las que se organiza el contenido de un texto. Es el

esqueleto reconocible que caracteriza a un género discursivo específico.

Entre las modalidades discursivas se encuentran la narración, la

argumentación, la descripción, la explicación y el diálogo. Debido a que el

presente análisis se centra sobre un texto argumentativo, se describirá

brevemente cada una de las modalidades para luego entrar a explicar los

mecanismos utilizados por el modo argumentativo.

La narración tiene como fin contar los sucesos acaecidos a un personaje

dentro de un espacio y tiempo determinado; se enfoca en relatar

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acontecimientos, acciones y hechos. Esta suele acompañarse o acompañar

otros modos discursivos como la descripción, el diálogo y la argumentación.

"...la narración puede combinarse con cualquier otra: en el

diálogo, en forma de anécdota, cotilleo, chiste, etc. En una

explicación en forma de relato que sirve de ejemplo. En un

discurso argumentativo, como argumento que apela a la

experiencia. Incluso la descripción, sobre todo si es de lugares,

adquiere a veces la forma de relato de un pequeño viaje..."

(Calsamiglia y Tuson, 1999)

La descripción se centra en representar lugares, personas o cosas por medio

del lenguaje; abunda el uso de adjetivos.

“Con la descripción representamos lingüísticamente el mundo

real o imaginado: en el ámbito humano -personal y social- y sus

esferas de actividad; en el ámbito creado por los humanos:

construcciones, aparatos y artegactos; y en el ámbito natural:

rocas y montañas, animales, plantas y paisajes.” (Calsamiglia y

Tuson, 1999)

La explicación tiene la intención principal de lograr que el destinatario

entienda un tema específico.

Y el diálogo tiene que ver con la interacción de dos o más participantes que

expresan sus ideas dentro de un intercambio directo.

Ahora bien, en cuanto a la argumentación, se puede afirmar que es un

proceso en el cual se utilizan argumentos dentro de un texto con una

finalidad definida.

"En un sentido amplio, la argumentación es una práctica

discursiva que responde a una función comunicativa: la que se

Page 14: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

orienta hacia el Receptor para lograr su adhesión." (Calsamiglia y

Tuson, 1999)

El fin principal del modo argumentativo es persuadir al destinatario de que

acepte como válidas las ideas propuestas por medio de argumentos. “Dar un

argumento significa ofrecer un conjunto de razones o de pruebas en apoyo

de una conclusión.” (A. Weston, 1994) De esta definición se pueden destacar

dos elementos básicos en la argumentación: las razones o pruebas y la

conclusión. A estas razones se les llama premisas.

Para argumentar se sigue típicamente dos formas de operaciones racionales

o modos de inferencia: la inducción y la deducción. La inducción parte de un

hecho específico a un hecho general, mientras que la deducción toma un

hecho general para concluir acerca de uno específico. En ambos casos se

tienen premisas comprobables que ayudan a calificar el texto como

verdadero o falso.

Los argumentos están conformados por afirmaciones mediante las cuales el

autor propone razones que apoyan su conclusión. Es decir, a partir de ciertas

premisas es posible inducir o deducir la conclusión. Se pueden distinguir tres

segmentos constitutivos del argumento: la introducción que incluye la

exposición inicial de las premisas, el cuerpo argumentativo y la conclusión.

Existen numerosos tipos de argumento en los que también se pueden

distinguir dos grandes categorías: formales e informales, siendo estos

últimos los más comunes.

Algunos tipos de argumentos informales son:

Argumento mediante ejemplificaciones: Utiliza ejemplos como una

razón convincente e irrefutable para sustentar una tesis. Pueden ser

reales o ficticios, como la parábola o la fábula.

Page 15: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

Argumento por analogía: establece un paralelismo entre lo

argumentado y otro hecho para facilitar la comprensión del mensaje

señalando las semejanzas.

Argumento de autoridad: utiliza la opinión de una persona,

institución o documento respetable para soportar la tesis.

Argumento de presunción: tiene que ver con el principio de

verosimilitud. Se presume un hecho como cierto para apoyar la tesis.

Argumento de probabilidad: se relaciona con la probabilidad o

improbabilidad estadística de que un hecho suceda. Son argumentos

muy fuertes debido a que está sustentado sobre hechos reales

irrefutables.

Los argumentos formales, por su parte, se generan a partir de

razonamientos lógicos. Entre ellos se encuentran los siguientes:

Modus ponendo ponens (del lat. modo que afirmando afirma): sigue el

siguiente esquema de razonamiento,

Si A, entonces BA

Por lo tanto, B

Por ejemplo,

Si el corazón late, entonces está vivo.El corazón late.

Por lo tanto, está vivo.

Modus tollendo tollens (del lat. modo que negando niega): este modo

lleva una forma similar pero en sentido negatorio.

Si A entonces BNo B

Por lo tanto, no APor ejemplo:

Si está vivo entonces el corazón late.El corazón no late.

Page 16: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

Por lo tanto, no está vivo.

Nótese que la condición para que esté vivo es que “el corazón late”, no así

su inversa. Es decir, que el corazón lata no significa que esté vivo

necesariamente. Un corazón puede latir por medio de impulsos eléctricos o

por eventuales espasmos musculares post-mortem. No sería válido decir

entonces;

Si el corazón late entonces está vivo.No está vivo.

Por lo tanto, el corazón no late.

Silogismo categórico: el silogismo categórico o clásico se compone de tres

proposiciones categóricas, dos premisas y una conclusión. (R. Audi, ####)

Las proposiciones categóricas son las que siguen las siguientes formas:

Universal afirmativa: Todo S es P. Por ejemplo: Todo ser humano es mortal.

Universal negativa: Ningún S es P. Ningún ser humano es inmortal. Particular afirmativa: Algunos S son P. Algunas mujeres son malas. Particular negativa: Algunos S no son P. Algunas mujeres no son malas.

Un ejemplo de silogismo categórico podría ser:

Todo ser humano es mortal.Todos los costarricenses son seres humanos.

Todos los costarricenses son mortales.De forma análoga:

Ningún ser humano es inmortal.Todos los costarricenses son seres humanos.

Ningún costarricense es inmortal.

Silogismo hipotético: este adquiere la siguiente forma;

Si p entonces q.

Page 17: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

Si q entonces r.Por lo tanto, si p entonces r.

Por ejemplo:

Si como muchos chicharrones entonces engordo.Si engordo entonces tengo que comprar ropa más grande.

Por lo tanto, si como muchos chicharrones tengo que comprar ropa más grande.

Silogismo disyuntivo o modus tollendo ponens (del lat., modo que

negando afirma): como su nombre lo indica, presenta una disyuntiva entre

dos opciones. En términos coloquiales, si no es gallo es gallina.

p o q. No p.Por lo tanto, q.

Por ejemplo;

O les regalamos dinero a los pobres, o les damos empleo remunerado.No podemos darles dinero. Por lo tanto, hay que darles empleo remunerado.

Estas formas aceptables de argumentación, en ocasiones pueden ser

utilizadas de forma errónea. Los argumentos erróneos son llamados falacias.

“…llamar a algo una falacia normalmente es sólo otra manera de

decir que viola una de las reglas de los buenos argumentos.” (A.

Weston, 2006)

Existen numerosos tipos de falacia, los cuales pueden ser identificados por

medio de las reglas lógicas que estos violan. Por ejemplo,

Si una bala perfora el corazón, la persona muere.Esta persona está muerta.

Por lo tanto, una bala perforó su corazón.

A todas luces, el argumento anterior es erróneo porque no toma en cuenta

las otras posibilidades que podrían llevar a una persona a la muerte. Pero

Page 18: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

como afirma A. Weston (2006) algunas falacias pueden parecer muy lógicas

y engañar al destinatario del texto.

La retórica del discurso

Aristóteles al definir retórica, la considera un método persuasivo común a

otros campos y que precisamente a partir de lo común estructura sus

argumentaciones.

“Su objeto es tratar los modos de decir o de expresar que tienen

como finalidad resultar atractivos para los interlocutores.”

(Calsamiglia y Tuson, 1999)

Por esta necesidad de persuasión, de resultar atractivo, es que se han

desarrollado distintas estrategias que pretenden alcanzar mejores resultados

en términos persuasivos. La idea es lograr influir de alguna forma en las

opiniones de los destinatarios. Entre estas estrategias podemos mencionar:

El registro de habla presente en el texto: lenguaje culto, estándar,

popular.

Elementos léxicos resemantizados: elementos que adquieren un nuevo

significado en el texto. (Ej.: El jugador anotó el penal con un fuerte

disparo a la derecha.)

Figuras retóricas: símil, metáfora

Estrategias de persuasión y verosimilitud:

o Estrategias que dan la sensación de autoridad o conocimiento

del autor

Uso de un lenguaje técnico

Uso del discurso matemático

Uso de neologismos

Uso del detallismo

o Estrategias para enmascarar la realidad:

Uso del eufemismo

Uso de la circunlocución

Page 19: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

Estrategias para exagerar la realidad:

Uso de la hipérbole

Uso de la reiteración

Uso de la analogía (La analogía argumentativa compara

situaciones reales. (La analogía retórica es ficticia pero

genera un efecto o deja una enseñanza)

o Estrategias de desautorización y degradación de los oponentes:

Uso de la ironía

Ideología y discurso

La ideología en su definición más simple tiene que ver con el estudio de las

ideas. El primero en realizar un análisis ideológico fue Karl Marx, quien partió

del supuesto de que la ideología es una falsa conciencia que se expresa en el

discurso. Sin embargo, esto ocasionó dificultades teóricas y prácticas ya que

no aporta parámetros para distinguir entre una conciencia falsa y una

verdadera. Es por eso, que el concepto adquiere una definición más neutral y

pasa a ser entendido como el conjunto de ideas que comparten las personas

dentro de un grupo determinado. Ya que las ideas son influidas por los

distintos contextos sociales, culturales y económicos específicos a cada

persona, la ideología se manifiesta siempre en los discursos. Destutt de

Tracy (1796) previamente había definido ideología como “la ciencia que

estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen, así como las

relaciones con los signos que las expresan.” Un concepto menos ambiguo

que el de Marx.

Para determinar las distintas corrientes ideológicas se recomienda centrar la

atención en las luchas sociales y de poder que se manifiestan en el texto.

Fue Bajtín el que definió la esfera verbal-ideológica en la que existe un punto

central y fuerzas centrífugas y centrípetas que acercan o marginan las ideas.

Por eso el ataque al punto central es lo que logra que las ideas marginadas

Page 20: Fundamentos teóricos del análisis del discurso

sean recuperadas en el discurso. Resulta importante definir también cuáles

son los actores que influyen en la lucha para determinar los bandos

presentes, el nosotros y el ellos del texto. Por ejemplo:

“Villalta y el FA proponían modificar esta situación: democratizar

la economía y devolver a las personas capacidad de control

sobre sus vidas. Tanta democracia resultaba intolerable para

quienes se creen dueños de la democracia.” (Vargas, 2014)

Es fácil determinar en la frase la presencia de un ellos, los que se creen

dueños de la democracia, y un nosotros, identificado con “Villalta y el FA”. Es

decir, nosotros teníamos esta propuesta, pero ellos no podían tolerarla. A

nivel ideológico, se pueden determinar claramente los grupos de ideas y las

fuerzas en conflicto.