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Gaceta cultural República Sur Abril

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Nuestra Gaceta del mes de Abril

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Page 1: Gaceta cultural República Sur Abril

Abril 2016 / Dir.: Presidente Córdova 5-55 y Hno. Miguel / Télf.: 0987706450 - 2844634 / Email: [email protected] / República Sur

ABRIL 2 0 1 6

Poeta de latecnologíaRumbo a la XIIIBienal de Cuenca

El Director de la Bienal de Cuenca, Cris-tóbal Zapata, entrevista a Yucef Merhi (Caracas, 1977) artista, poeta y pro-gramador venezolano, pionero del Arte Digital, quien ha sido elegido por Dan Cameron para ser parte de la XIII Bie-nal cuencana. Niño prodigio de las artes y la tecnología, la trayectoria artística de Yucef empieza a los 8 años, cuando interviene una consola de Atari; desde entonces, poco a poco su carrera ha ad-quirido gran notoriedad internacional. Yucef se reconoce discípulo espiritual del escritor venezolano Juan Liscano (uno de los grandes amigos y protectores de Cé-sar Dávila Andrade). Desde mayo del año anterior, el artista reside en Cuenca, donde se desempeña como catedrático de la Universidad del Azuay.

ENTREVISTA/VER MÁS PÁG. 12

AGENDA / VER MÁS PÁG. 9 y 10

columnistas RS

Al otro lado del dialLeí hace poco que la inversión que los países hacen en cultura es inversa-mente proporcional a los réditos que perciben por ella. Un pasaje bastante denso por el cual las conclusiones ob-tenidas podrían ser desastrosas. No hace falta aquí un análisis profundo y concreto del camino transitado y de lo que le sucede a Latinoamérica para celebrar y aplaudir algunas pro-puestas surgidas en los últimos años en materia musical.

Y, ¿a qué suena Latinoamérica hoy?

COLUMNISTAS/VER MÁS PÁG. 7

el vinilo

La música al ritmo de

33rpm Los entendidos dicen que cuando la aguja toca la superficie de un disco de vinilo la música se conec-ta directamente con el alma, una conexión intima, directa, que no ha podido reemplazar en más de 100 años lo que el cantante de ópe-ra Enrique Caruso logró en lo que se considera el primer disco de vi-nilo de la historia.

MÚSICA / VER MÁS PÁG. 11

the end

La cruda realidad, o el arte de aprender a vivirTodos hemos visto Inception, de Nolan. Sí, Di Caprio es un especialista que ha de implantar una nueva idea en el sub-consciente de otro tipo para conseguir no se qué. La trama esta clara. Pero ¿cuál es realmente la idea detrás de esta historia de sueños dentro de sueños?

CINE/VER MÁS PÁG. 8

habla la calle

Diarios en pedales. La investigación desde la bicicletaMoverse ha sido una constante ne-cesidad humana. En este trajín como especie para la conquista del territo-rio, hemos visto el desarrollo desde el deambular en pies descalzos, el uso de la fuerza animal, el descubrimiento de la rueda, el aprovechamiento de la vela para navegación, hasta los motores y las máquinas modernas que han conquis-tado el cielo, los mares, la superficie terrestre e incluso el espacio exterior. Sin embargo, estos últimos inventos, asistidos por combustibles y productos de la era industrial, tienen un alto costo ambiental y social, ante lo cual, algunos nuevos modos de eficiencia energética han empezado a emerger.

SOCIAL / VER MÁS PÁG. 15

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2PÁGINA

Una vuelta al sol son 52 semanas, 12 meses y 365 días; esta vuelta al sol para República Sur ha significado más de 150 películas exhibidas, 100 conciertos, 30 obras de teatro, 10 exposi-ciones, 6 obras de danza, varias presentaciones de libros y recitales de poesía, más 11 edicio-nes de esta querida gaceta, el nacimiento de importantes proyectos interinstitucionales e incontables conversaciones entre amigos.

Pero el camino no empezó hace un año…

Este sueño comenzó a la orilla del río Tome-bamba, en un pequeño local que pronto quedó corto para la acogida de los republicanos, que encontraron por fin un lugar donde las pro-puestas culturales y la gastronomía se ofrecían en perfecta comunión. La búsqueda de un hogar permanente tomó su tiempo, hubo in-tentos fallidos, decepciones, emociones, per-misos, trabas, remodelaciones y, finalmente, el 10 de abril del 2016, hubo casa llena y muchas razones para festejar.

CRÉDITOS

Director:Jordi Garrido

Subdirector:Gustavo Peribañez

Editores:Camila Corral EscuderoJordi GarridoGustavo Peribañez

Impresión:Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay

Diseño y Diagramación:Dianola Vázquez Moreno

Correctora:Camila Corral Escudero

Autores de esta edición:Lucía Moscoso RiveraRoy SiguenzaSuamy VallejoRocío PérezSebastián Zaldumbide

Germán Gacio BaquiolaCristóbal Zapata CarpioBegoña Izquierdo Arnaiz Rosalía Vázquez MorenoJoaquín Tello Aguirre

Nuestros amigos de La Doble, Yak y el Dj Ber-nardo López encendieron la primera noche en la nueva República Sur e inauguraron lo que sería un año lleno de cultura y de maravillo-sos encuentros con quienes se convirtieron en nuestros colaboradores, equipo de trabajo, amigos y clientes fieles.

Por todo esto, no queda sino agradecer su pre-sencia y sus ganas de apostar con nosotros a la construcción de este espacio libre, inclusivo y de creatividad. Y, como muestra de nuestra gratitud hacia ustedes, hemos preparado una increíble agenda de aniversario para que fes-tejen con nosotros esta primera vuelta, de mu-chas que vendrán.

Camila Corral Escudero

BUSCAMOS COLABORADORES¿Quieres ser parte de República Sur?

Esta Gaceta es un producto colectivo de apasionados por el arte y la cultura. Si quieres escribir, contáctanos a:[email protected].

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3PÁGINA

En los inicios de lo que conocemos como civilización, el lenguaje aparece atado a la voz, a la transmisión oral, la pa-labra y la música cuentan y crean la historia de los pueblos. Durante siglos, el hombre acompaña al instrumento, la voz también es música y de ahí que encontremos musicalidad en la poesía o lírica dentro de una canción.

Más adelante, con la evolución de la cultura y la consolida-ción de la música y la poesía como expresiones artísticas autónomas, la unión de ambas se extiende y descubrimos músicos que hacen literatura y publican, poetas que se des-envuelven en el quehacer musical y, sobre todo, poemas convertidos en canciones, canciones que hoy cumplen la función de la poesía popular, esto en el Ecuador ocurre en el pasillo y aparece con fuerza dentro del rock.

Fuera de reconocer y analizar la calidad poética presente en las bandas de rock nacional, es interesante ver cómo poemas de autores ecuatorianos pertenecientes a distintas épocas aparecen reinterpretados o musicalizados dentro de este género, convirtiéndose en un producto artístico nuevo y generando una experiencia distinta a la de la lectura, ya que con la música los textos adquieren otra fuerza y produ-cen un contacto más cercano o animal. Aquí presentamos cinco poemas, poetas y bandas que dan cuenta de la unión entre música y poesía, cinco poemas para un concierto de rock:

UnoDolores Veintimilla, poeta del Romanticismo, más trascen-dental dentro de la historia de la cultura por su lucha ideo-lógica y su muerte que por sus textos pulcros pero llenos de tristeza, aparece en el disco Luna Lombriz (1998) de la banda de rock alternativo, Mamá Vudú, nacida a finales de los noventa. “Anhelo” es el poema que la banda musicaliza y convierte en una canción potente que refleja la angustia de su autora:

¡Oh! ¿Dónde está ese mundo que soñéallá en los años de mi edad primera?

¿Dónde ese mundo que en mi mente orléde blancas flores? Todo fue quimera.

Hoy de mí misma nada me ha quedado,pasaron ya mis horas de ventura,y sólo tengo un corazón llagado

y un alma ahogada en llanto y amargura.

¿Por qué tan pronto la ilusión pasó?¿Por qué en quebranto se trocó mi risa

y mi sueño fugaz se disipócual leve nube al soplo de la brisa?

Vuelve a mis ojos óptica ilusión,vuelve, esperanza, a amenizar mi vida,

vuelve, amistad, sublime inspiraciónyo quiero dicha aun cuando sea mentida.

Lucía Moscoso Rivera

Cinco poemas para un concierto de rockDosDetrás de los huesos (2012) de Igor Icaza es un disco de diez canciones en las que aparecen textos de Cortázar, Huidobro, Vallejo, Ledesma y otros escritos por Segovia, vocalista de Sal y Mileto, quien junto a Peki Andino es-cribía las letras de las canciones en los primeros discos de la banda a la que Icaza también perteneció. “La hallaré” es un tema que toma fragmentos de “La eterna canción” de David Ledesma, figura trascendental de la producción poética ecuatoriana de los años cincuenta:

Por los anchos caminos del mundoyo perdí una canciónuna nota profunda

una sangre hecha vozla hallaré en este amargo país del recuerdola hallaré más allá del recuerdo y el tiempo.

Hallaré mi canción en el hondo dolorde esta vida que cansa y asfixia

en la gota de llantoque embriaga su vino de dulce tristezala hallaré más allá de la vida y el tediola hallaré más allá del olvido y el llanto

y en la Muerte hallaré mi canciónen mis ásperos labios de piedra

más allá del silencio final.

TresDecapitados, banda de metal y poesía, cuyo nombre alude evidentemente a los poetas modernistas de nuestro país, así como los títulos de sus dos primeros discos Vas Lacri-mae y Madre Locura, ambos poemas de Arturo Borja, mu-sicaliza “Alegría” de Violeta Luna, poeta y narradora que empieza a publicar en la década de los sesenta. El tema aparece en su última producción discográfica La pus de la mentira (2009):

Alegría en qué lugar quedasteen qué cajón crujiente

de la infanciadebajo de qué sauce,

en dónde te perdiste y a qué hora.

Alegría con quién te atravesastey cómo es que rodaste fácilmente

para nunca másy para nunca más,te tuve, no te tuve.

Tal vez te desprendiste de mi manoy fuiste solo un trigouna sortija de aire

un pájaro de harinay de burbujas…

CuatroDelicado Sonido del Trueno banda lojana de metal, radica-da en Quito, musicaliza “Lluvia Bastarda” del libro La nada sagrada del Iván Oñate, poeta y narrador de los años seten-ta. La banda toma el nombre del tema para el título de su disco que aparece en 1998. Esta versión, bastante lograda, es otro claro ejemplo de la presencia de la poesía en el me-tal ecuatoriano:

No, no es esta lluviala que soñé en mi adolescencia

esta es la lluviaque temen los muertos

la feroz enemigala adversaria de brazos de agua

que ha de desenterrar nuestros cuerpos.

Abismo líquidoque ha de sacar a flor de tierra

la insaciable soledad de nuestros huesosnegra tempestad

que ha de mezclar olvido y cenizashasta que toda vida de toda pasión

no quede nadasolamente polvo revuelto en polvo.

CincoLa Doble, banda de rock experimental que recoge sonidos y modelos de la música popular ecuatoriana incluye poesía dentro de sus canciones, en este caso, gracias a la relación cercana entre los músicos y Juan Carlos Astudillo, poeta cuencano contemporáneo, quien colabora en los primeros discos de la banda con textos suyos en algunas canciones como “Mamorrunga” tema que aparece en el disco Ayer (2008):

Todo río sabe a marde silencio que se va y se vatoda luz se entrega al mar

de sonidos que se van y se vany mi soledadhace sombrame hace mal

el cielo tendráesta lluvia, mi fragilidad.

Un rencor me vuelve a ayerla memoria sin llorar por llorar

un vacío en tu decirel reflejo de mi andar en mi andar

entre rostros vasen tu libro delatarquieres inventar

tolerancias de amolary gritar.

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PTE. CoRDOVA 5-55 y HERMANO MIGUELCUENCA - ECUADOR

HAGALEE

LIBROSNUEVO ESPACIOO T R A F O R M A

DE CALIDADDIFERENTESPARA TODOSDE LECTURA

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La palabra abre

su cáscara silenciosa;

asoma tierna,

ebria, sucia;

armada de cuchillos

-más desprestigiada que el amor-

pero con lo que es:

pequeña sangre fácil de guardar

como un violín en la boca.

Roy Siguenza

Primer acto Suamy Vallejo (fotógrafa)

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Ella caminaba descalza hasta su trabajo porque hace tiempo le dijeron que exis-tían dos tipos de personas en el mundo: las que sienten la tierra bajo sus pies y las que no. Una mañana, con la osadía que caracteriza al “quiero viajar sola” y al “por qué debería pasarme algo por hacerlo”, había abandonado sus zapatos en la única esquina de su habitación. No se despidieron, lo suyo había sido una relación de talla normal. Nada especial. Nunca un remiendo, nunca un cambio de suela, nunca una plantilla aislante, tan solo ese aguerrido buen hacer que llevaba diez años atesorando en la ignorancia de sus pies descoloridos. Esa misma mañana, Ella salió descalza, en pies, como gustan decir algunos, para sentir la tierra húmeda, la tierra seca, la hierba, las flores, el agua... porque hacía tiempo que quería ser del otro tipo de personas: de las que sienten. Por desgracia, mientras ca-minaba hacia su trabajo Ella solo podía sentir el asfalto y las miradas incómodas sobre sus pies no descalzos, sino desnudos. Sin embargo, como buena aspirante al sentir, siguió caminando. Mientras caminaba descalza sobre el asfalto recordó que otro alguien le dijo, al-guna otra vez, que el camino se hace menos pesado si nos vamos deshaciendo de las co-sas que cargamos pero que, en realidad, no nos hacen falta. Ella rebuscó en la bolsa que llevaba colgada al hombro. Resoplando, movió todo de un lado a otro, sin poder pensar que algo de lo que allí llevaba, no le fuera a hacer falta: “mi cámara de escribir, mi parche orenáutico, mi agenda del siglo que viene, mi jersey para glaciaciones...”. Ante la imposibilidad gordiana de decidirse por un inuso, anuso o desuso, Ella dejó la bolsa entera apoyada en un árbol, junto al asfalto… y también dejó su abrigo. Mien-tras se alejaba, camino a su trabajo, mantenía vigilada, con el rabillo del ojo, la bolsa, pero esta era tan ingrata o más que sus zapatos. Tantos años juntas y ni siquiera un agujero por donde las cosas pequeñas pasaran a otra dimensión, ni unos trazos de bolígrafo destinta-do, ni una huella marchita de lo que una vez fuera una vegana galleta de chocolate. Nada. Allí yacería, impoluta, plastificada, hecha en China, eterna. No digamos el abrigo, tanto tiempo ocultando sus formas, sus movimientos, incluso sus pensamientos sobre sí misma, y ahora, desde el árbol, le recordaba el frío que siente una misma al verse, al reconocerse. Ya no se sentía ligera, sino desnuda… o eso le decían las miradas de la gente. Pero, como buena aspirante al sentir, siguió caminando. Muy cerca de su trabajo, Ella comenzó a sentir la tierra bajo sus pies. El asfalto se había convertido, por fin, en tierra; los edificios grises, en un pequeño bosque que engala-naba sus pasos. Ella estaba feliz. Ella sonrío. -He visto cómo me sonríes, muchacha-. Le susurró un hombre con zapatos, de repente, por detrás, al oído. Ella dio un respingo, sobresaltada. –No señor. No era a usted. Me sonreía a mí misma-. Contestó despacio. El hombre con zapatos rio a carcajadas. –Sí, claro. Y me dirás que tampoco te has vestido así para mí-. Dijo mientras se acercaba más a Ella. -No, señor. Ni para usted ni para nadie-. Respondió Ella con calma. -¡Mientes!- exclamó airado el hombre. -¿Por qué, si no, iba a caminar una mujer sola, con tan poca ropa por el bosque?-, le preguntó. -No, no miento-. Negó Ella con cautela. Camino a mi trabajo. Hace calor y dejé mi abrigo en el camino. También dejé mi bolso y mis zapatos porque me gustaría ser de las personas que pueden sentir la tierra bajo sus pies. -Sí, mientes. Quieres algo. Has venido buscando algo… ¿o es que nadie te advirtió lo que les pasa a las chicas que salen solas?-. Susurró el hombre con zapatos, recuperando la compostura. -Mnnnn, ¿lo que les pasa a las chicas que salen solas es porque hombres como usted las esperan en el bosque para hacerles daño?- Le preguntó Ella. -Exacto. Veo que entiendes…-. -Entonces, para que no nos pase nada, por qué no son ustedes los que se quedan en casa para que nosotras podamos salir tranquilas?-. -No, no has entendido -. Resopló el hombre con zapatos. - Esto es por tu culpa. Es porque tú sales sola y te vistes así y, claro, vas provocando que te pase algo…-. -¿O sea que la culpa es mía porque tú quieres hacerme daño?- volvió a preguntar Ella.

Rocío Pérez*Y, ¿si fuera él?

-Qué cabezota eres. Mira. En este sistema patriarcal-machista, hombres como yo tenemos, digamos, más poder que tú -y el resto no hace mucho más que criticarlo en Facebook o en políticas públicas para conseguir subvenciones muy vacías de conte-nido, con lo que no nos va mal -. Digamos que me creo con derecho sobre ti, y claro, en lo sexual, yo no tengo que pedirte permiso, porque tengo derechos y necesidades… digamos, de hombre, de un hombre como yo. Y los derechos y necesidades de este tipo de hombre implican obtener todo lo que se desea de las mujeres en el momento en que se desea, en lo social, familiar, afectivo, político, económico, sexual… ya sabes, tú con tus roles y yo con los míos-. -¿O sea que yo tengo que acceder a hacer todo lo que tú quieras, aunque yo no quiera?- -Pues… es una forma acertada de decirlo-. -¿Y si no accedo?- -¿Es que no has visto la televisión?- -No mucho- respondió Ella. -La verdad, prefiero hacer otras cosas más enri-quecedoras-. -Pues te amenazaré y golpearé hasta que accedas y, si aun así no accedes, te mataré por llevarme la contraria-. -Eso no es muy agradable, señor. Creo que tiene un problema. Debería hacér-selo mirar-. Contestó Ella muy seria. -Vamos a ver, muchacha, el problema lo tienes tú , ¿o es que no lo ves? -pregun-tó extrañado el hombre con zapatos -. -No, señor- contestó Ella. -Yo solo veo un problema, pero lo tiene usted. Usted quiere hacerme daño porque soy una mujer, mi vestimenta es tan solo una excusa, mi soledad es tan solo otra excusa. Usted quiere sentirse con poder y eso solo puede hacer-lo dañando a personas que considera menos que usted. Menos fuertes, porque se trata de eso. No es capaz de conseguir lo que quiere si no es mediante la fuerza o la amenaza. Y piensa que las mujeres somos débiles, que somos menos que usted. Pero le advierto que yo soy igual que usted. -Sí. Tú mucho hablar…- sonrió el hombre con zapatos. -Mire. Podría quedarme y seguir explicándole su problema, pero tengo que ir a mi trabajo, señor. Voy a seguir caminando descalza. Le aconsejo que no intente nada contra mí, porque voy a defenderme. Y las chicas que vengan andando detrás de mí solas, descalzas y sin abrigo, van a defenderse también. Porque van a venir muchas más. Hasta el día que no tengan que preocuparse por tener que soportar conversaciones de desconocidos con malas intenciones en un bosque. El problema no es estar sola, el pro-blema es estar mal acompañadas por señores como usted. Le aconsejo, también, que revise esto- le dijo Ella ofreciéndole una tarjeta. Se llama Feminismos y ahí le informarán, desde distintas perspectivas, sobre formas de alcanzar derechos, deshaciéndose de viejos privilegios machistas. Y no, feminismo no es lo contrario al machismo, haga usted el favor de apagar la tele y leer antes de opinar con argumentos de bar o tertulias de famosillos que no han dado un golpe al agua en su vida. Y le aconsejo, por último, quitarse los zapatos e intentar sentir la tierra bajo sus pies. Quizás tenga otra perspectiva de las cosas. No lo ha hecho y no se ha dado cuenta de que está hundido de barro hasta las rodillas. Bueno, así tendrá tiempo de pensar en su problema. -Pero… -Que repiense usted bien, señor con zapatos, y que sea pronto.

* Doctora sin bata. Viajera, antropo(i)log(ic)a, feminista y amante del buen vino. Obrera de escritorio afi-cionada a la locura pseudocontrolada y la búsqueda de un mundo mejor. Piensa que existen momentos de felicidad, pero que nunca hay que perder de vista que no todo el mundo la tiene. En los días malos renueva su carnet en una sociedad secreta que aboga por la extinción de la raza humana.

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Durante el recreo, acordamos con el Bicho que a la salida iríamos juntos hasta San Telmo, allí donde el mito nos llevaba y la leyenda, nuestra leyenda, recién comen-zaba.

Caminamos durante cuadras, discutiendo banalidades de la escuela: diferencias entre nuestros profesores, relaciones entre los conocidos, pero nunca mencio-namos una sola palabra de nuestra meta: conseguir reabrir la discoteca La Diva, aquella donde pasamos nuestras primeras fiestas de colegio cuando éramos unos niños de 12 años que pensaban en tragarse el mundo sin cubiertos. Al llegar, la ausencia de timbre donde anunciarse y la faja de clausura del gobierno no fue mi mayor preocupación sino, más bien, ingresar en la mente del Bicho e indagar sobre dos cosas: primero, si comprendía las implicancias legales que tenía que unos ado-lescentes de 16 años reabrieran clandestinamente un local cerrado por el Estado; segundo, si acaso era consciente de que yo nunca había entrado antes a ese templo venerado por el grupo de amigos.

Al abrirse el portón, dos mundos se hicieron presentes en un choque de culturas: como la estética oriental predica, figura y fondo, un chino por delante con ojos somnolientos y la oscuridad total por detrás; la misma oscuridad que pronto sería parte de nuestras noches allí, en pleno centro porteño.

Yagui, o el chino, como le comenzamos a decir desde aquel día, parecía vivir con naturalidad entre tanta mugre y escombros. Tal vez le recordara a su Honk Kong natal o simplemente reflejaba la decadencia de su vida de un modo expresionista. De todos modos, la mugre los escombros, la decadencia, se reemplazaron por el brillo de los miles de billetes que cada viernes inundaban el pequeño cuarto que servía como ventanilla de cobranza. Billetes de 2 y 5 pesos argentinos formando montañas en el piso, montañas que luego dividíamos con Tincho, el Bicho y el res-to de los socios, como pequeños y prometedores agrimensores. Con el dinero, la noche y la oscuridad, también llegaron los excesos, la fama, la perdición.

Pronto La Diva comenzó a funcionar 3 días a la semana, abrimos incluso un mati-né para chicos de 11 y 12 años, que venían allí a sus primeros bailes, entre hot dogs y gaseosas, sin dejar de lado el frenesí sexual y las drogas a escondidas en el baño. Cada semana un poco más clandestino, cada semana más montañas a repartir. Lo único que permanecía igual, siempre, era aquella oscuridad en el ambiente.

Zulma, la mujer del chino, comenzó a relevarlo en nuestras negociaciones, Yagui ahora parecía una sombra nada más, una presencia en el nauseabundo aire. Con su negocio nuevamente en marcha, su bebé recién nacido y su esposa bonaerense, simplemente un día se esfumó. Zulma, quien rápidamente se ganó un apodo: “Ha-bba the hut”, intermediaba entre nosotros y pronto comenzó a imponer su astucia empresarial y a imponer nuevas condiciones monetarias. La leyenda, nuestra leyenda, no habría nacido simplemente por reabrir La Diva y realizar aquellas inolvidables fiestas, sino más bien por habernos impuesto del modo que lo hicimos, cuando esta pareja entre gritos y llantos del bebé pretendía atropellarnos. La leyenda se extendió durante años, casi una década ya, y algu-nos jóvenes continúan aún hoy durante sus recreos contando que, en medio de la oscuridad y la desolación del cierre de aquel palacio, retumba en algunas noches frías de San Telmo un eco que contiene la frase que nos inmortalizó, allá, a los 16 años de edad: “¡Chino ladrón! Nunca olvidarán quién levantó estas cuatro paredes de mierda”.

*Gestor cultural, editor, librero y cineasta. En 2003 cofunda la editorial NULU BONSAI y actualmente dirige la Editorial La Caída (donde ha publicado al menos a unos 8 autores ecuatorianos contemporáneos). En 2010 crea el proyecto Corredor Sur Editores (Alianza estratégica de editores independientes) con el que realiza ac-tividades en fomento a la lectura y la circulación del libro en todo Latinoamérica, participando en más de 100 ferias del libro a nivel continental.

Vuelvo al sur y, con un alegre recuerdo, repaso las visitas que con fortuna he logrado en este continente. Y es que, unas menos otras más, las capitales de los países de este lado del mundo tienen algo que las asemeja, refleja e interconecta entre sí. Es similar la historia, con algunos años de ventaja para algunos países; es similar su gente, que se ha moldeado a través de procesos políticos con intenciones democráticas o tratando de definir algún modelo utópico propio de los pueblos en su intención de evolucionar, establecerse y permanecer.

¿A través de qué? Por ahora no viene al caso. A veces todo vale. A veces ni siquiera la pena.

Leí hace poco que la inversión que los países hacen en cultura es inversamente pro-porcional a los réditos que perciben por ella. Un pasaje bastante denso por el cual las conclusiones obtenidas podrían ser desastrosas. No hace falta aquí un análisis profundo y concreto del camino transitado y de lo que le sucede a Latinoamérica para celebrar y aplaudir algunas propuestas surgidas en los últimos años en materia musical.

Y, ¿a qué suena Latinoamérica hoy?

En Chile, al parecer, la “nueva canción chilena” a la que estábamos acostumbrados (y desacostumbrados), firmada por Victor Jara y Violeta Parra principalmente; transmutó durante años para convertirse en algo fuera de serie. En los primeros meses de este año me puse a recopilar e investigar algunos artistas chilenos de nuestros días y encontré interesantes propuestas, cosas para rescatar y compartirles.

Mecánica Popular, por ejemplo. Fue una banda comandada por Manuel García (hoy con reuniones intermitentes), a quien se le conoce por esos lares como “el Victor Jara moderno”. Su carrera como solista inició oficialmente en el 2005, y tomó cierta rele-vancia en los últimos años cuando comenzaron a surgir los nombres de una “nueva canción chilena” como Gepe o Camila Moreno.

Publicaron cuatro álbumes entre el 99 y el 2005, que suenan a un folk rock “plus quam perfecto”. Del disco La Casa de Asterión (nombre que seguramente fue tomado del cuento de Borges), editado hace ya 16 años (adelantado en su tiempo sin duda) reco-miendo “La hierba verde de los sueños”.

Lo de Corderolobo es otra historia. Este es el proyecto de Carlos Varas, nacido en Santiago de Chile en el 79, que comenzó a darle forma a un nuevo concepto a finales de la década de los 90. Encuentro que se ha rescatado el sonido que en su momento caracterizaron Los Jaivas, pero luego de un viaje de años luz hasta acá. Circula en You-Tube una sesión en vivo de Corderolobo, que para algunos es el proyecto en solitario de Varas (pero acompañado de otros 7 musicazos) en donde se atreven incluso con “La Conquistada”, de los ya mencionados Los Jaivas.

Desastres Naturales y Mañana en la Mañana es el título de su última publicación del 2013, que incluye el tema “Volcanes y Lagos”, una descarga exacta de rabia bien dotada, apocalíptica: “…entre volcanes y lagos nos quieren exterminar”. La presentación del álbum es muy, muy interesante. Y resulta que, atendiendo a la declaración de Gepe, de que “el POP no es arte, sino una mezcla de diseño y marketing”, Varas crea un obra que integra ilustraciones, cuentos y, por supuesto, música. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, o más bien no fue de la noche a la mañana.

Lo nuevo de la discografía independiente de Chile lleva por nombre Gabriel, el nuevo disco de Matorral publicado a finales del 2015. Con 5 discos aplaudidos, Matorral lleva con vida desde el 2003 y se perfila como una de las mejores bandas vanguardistas chile-nas con su búsqueda por romper las convenciones armónicas, rítmicas y melódicas del formato canción. Recomiendo escuchar de este disco: “Boleta de Cambio”.

Dejo en suspenso este viaje con una recomendación que complementa: Se oyen los pa-sos: La historia del rock en Chile. Del beat y la psicodelia al folk rock (1964-1973), una guía básica sobre los orígenes en ese país en una investigación realizada por el bajista de Matorral, Gonzalo Planet.

Como dicen: “para muestra, un botón”.

Hasta entonces.

*Comunicador, músico y, sobre todo, melómano. Ha sido conductor de diversos programas en radio Ante-na, entre los que destaca “Elepé”, dedicado a rescatr el nostálgico sonido del acetato y a contar las historias que existen dentrás de las colecciones y los coleccionistas locales.

Sebastián Zaldumbide*Al otro lado del dial

Germán Gacio Baquiola*YAGUI, EL CHINO DE SAN TELMO

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Todos hemos visto Inception, de Nolan. Sí, Di Caprio es un especialista que ha de implantar una nueva idea en el sub-consciente de otro tipo para conseguir no se qué. La trama esta clara. Pero ¿cuál es realmente la idea detrás de esta historia de sueños dentro de sueños?

Nuestro héroe y su trágico pasado amo-roso plantean la primera cuestión filo-sófica de la historia. Tras pasar aproxi-madamente 50 años juntos en el mundo de los sueños, la pareja llega a una en-crucijada, la cuerda no se puede tensar más, han de decidir. Finalmente, él se inquieta, la realidad fuera de lo onírico lo llama sin cesar, mientras que ella de-cide quedarse, continuar allí, en la in-mortalidad del sueño.

La filosofía, como el arte de aprender a morir, llama a la puerta de ambos; él despierta, aceptando su mortalidad y ella a su modo también, por medio del suicidio, eligiendo dormir para siempre, soñar sin límites. Es, pues, la aplicación práctica de ese arte de aprender a morir la cual define nuestro modo de vivir.

A partir de ello, podemos plantearnos, como ya hicimos con Matrix, si estaría-mos mejor en una realidad creada fic-ticiamente que en el apestoso mundo real que nos rodea. Cuando entramos a plantearnos esto, hemos de ser cons-cientes de que si decidiéramos “enchu-farnos”, ya sea a una máquina de sueños, al Matrix o al psicotrópico de turno del cual dependamos, estaríamos come-tiendo una especie de suicidio.

Cuando soñamos, nuestro cerebro crea y experimenta la realidad de un modo simultáneo, no sabemos que estamos soñando y lo que soñamos se convier-te en realidad. Si nos conectásemos a una máquina que habilitara esto mis-mo, pasarían dos cosas. Primeramente, dejaríamos de hacer, pues todo lo que podríamos hacer sería experimentar. No hay que olvidar nuestra condición hu-mana, nuestra corporalidad nos limita-ría sólo a experimentar. No tendríamos voluntad propia. Estaríamos experi-mentando algo hermoso y prefabricado, pero no decidiríamos nada, dejaríamos de ser.

Begoña Izquierdo Arnaiz

La cruda realidad, o el arte de aprender a vivir

El cine, como muchos otros placeres de la vida, nos da esas pequeñas dosis de escape, pero es finito. Si tuviéramos la opción de vivir en un mundo imagina-rio donde todo lo que hiciéramos fue-ra experimentar lo que eligiésemos sin preocupaciones, sin pagar la renta, ni comer, solo gozando… ¿Lo haríamos? Probablemente la respuesta es no. No sería real. Pero solo sabemos que no es real ahora, despiertos. Lo paradójico del caso es que, no por ello, la experiencia de lo onírico o de la substancia se senti-ría menos real cuando la experimentá-semos. Entonces, ¿por qué elegimos la realidad? Nos faltaría algo.

La segunda cosa que perderíamos al enchufarnos sería el alma. Ese algo más, esa consciencia del yo, del universo, de tantas cosas. En un mundo perfecta-mente prefabricado, ciertas preguntas filosóficas y existenciales nunca serían planteadas. No habría espacio para la reflexión, para la espiritualidad, para el más allá. Esas cosas que no entendemos y que dan sentido a nuestra existencia, al famoso Yo, dejarían de existir, dando paso a la experiencia de un hedonismo sin fin.

Como dice Morfeo, citando a Descar-tes, nadie puede afirmar de modo ab-soluto saber qué es “la realidad”. Solo podemos vivirla, al mismo tiempo que la construimos. Nuestra idea de lo que es verdad se dará así a través de la ex-periencia. Entonces, lo único que real-mente nos queda claro que es real, es nuestra mente pensante y en ella está nuestro poder de decidir. Lo que deci-dimos hacer nos determina.

No creo que la vida sea un valle de lágri-mas, pero tampoco creo en la evasión onírica como estilo de vida. Cuando aceptas tu mortalidad, ya que si estás leyendo esto eres humano, aceptas que ello será el reto más interesante y difícil que vas a experimentar: ser. Es aterra-dor despertar, pero la corporalidad que tanto nos limita también nos da alas para esquivar la inmortalidad, que sería aburridísima. ¿Estás soñando? Yo que tú me pellizcaría.

Imágenes: (Arriba) fotograma Inception, (centro) y (abajo) fotograma Matrix.

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Los entendidos dicen que cuando la aguja toca la superfi-cie de un disco de vinilo la música se conecta directamente con el alma, una conexión intima, directa, que no ha po-dido reemplazar en más de 100 años lo que el cantante de ópera Enrique Caruso logró en lo que se considera el pri-mer disco de vinilo de la historia.

Es extraño entender que en una época llena de tecnología y facilidades para escuchar y descargar música se haya rein-ventado el amor por la cultura del disco de vinilo, y es que la complejidad de conseguir las copias, el quitar el polvo a las tornamesas o comprar las agujas adecuadas hacen aún más compleja la aventura de escuchar álbumes en este for-mato.

Sin embargo, existen diferentes perspectivas sobre esta re-aparición, pues no solo es el conseguir títulos de décadas pasadas, sino que la industria musical ha visto con buenos ojos el reactivar la prensadoras y es aquí cuando vemos que varias bandas de la actualidad también lanzan sus álbumes en doble plataforma física (CD y vinilo) o reeditando ma-terial para luego lanzarlo al mercado, ya sea en formato in-dividual o Set Box. Pero otra corriente habla de la aparición del disco de vinilo tan solo como una estrategia de marke-ting debido a la caída en ventas del CD en la última década e incluso ve la edición de plástico de una forma vanidosa, innecesaria y muy costosa.

Regresar al sonido análogo para una banda que no cuenta con los recursos económicos necesarios es una aventura, pues deben recurrir a alguna estrategia compleja para cos-tear el proceso que resulta escaso en ejemplares, casi como lanzar una edición limitada o especial, lo que no genera ga-nacias económicas, aunque ese no sea el móvil de las ban-das o solistas. Su fin, en realidad, es dar a sus seguidores ese acercamiento y sentido de pertenencia. Es encontrar ese sonido con textura diferente y convertir la escucha de cada uno de los temas en un momento ceremonial.

Ejemplos latinoamericanos de que la tendencia del vinilo va en crecimiento los podemos observar en varios países. En México las tiendas de vinilos han incrementados las ventas casi al doble en referencia de los años anteriores, y a decir de algunos administradores, sus compradores son bastante jóvenes, incluso muchos de ellos crecieron con un CD como referencia musical y han vivido el nacimiento de las plataformas digitales, es por eso que en análisis se vuel-ve más complejo aun.

En mayo de 2015, Sony Music de Argentina anunciaba que la reedición en vinilo de quince títulos del rock nacional donde artistas como Almendra, Pescado Rabioso, Invisi-ble, Soda Stereo, Virus y las duplas Gustavo Cerati-Daniel Melero y Charly García-Pedro Aznar, saldrían a las tiendas para su venta. Las 30 mil unidades se agotaron en pocas semanas.

A principios de este año se anunció en Brasil la apertura de “Vinyl Brasil”, fábrica que estará ubicada en la ciudad de San Pablo y que pretende producir 140 000 discos, cifra superior a las 40 000 unidades que fabricó el año anterior “Polysom”, que hasta ese momento era la única prensa en Latinoamérica.

Ecuador no es ajeno a la tendencia del vinilo, pese a que “Ifesa” y “Fediscos”, las dos fábricas que iniciaron la produc-ción de vinilos en el país, tuvieron que cerrar sus puertas a esta línea. La tendencia es marcada ahora por los coleccio-nistas y organizadores de ferias que se han unidos para vi-sitar varias ciudades y promover la venta e intercambio del acetato. Desde el 2012, Juan Robles está al frente de la feria de vinilo en el Ecuador, que desde ese año ha ganado espa-cio en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca y Ambato.

Para el organizador, esta cultura que lleva ya tres generacio-nes, clausura el ciclo del formato CD y perdura por muchos años más, tomando como antecedente los movientos de las

Boris Banegas Abad

La música al ritmo de 33rpm

imágenes: (der.) ARTAUD de Pescado Rabioso, (cen.)TANGO de Charly García - Pedro Aznar e (izq.) CANCIÓN ANIMAL de Soda Stereo.

diferentes casas disqueras. En estas ferias se han registrado 14 tiendas de todo el país, que no solo se dedican a la ven-ta de discos como tal. Alrededor de este movimiento tam-bién se pueden encontrar nuevas tornamesas que poseen puertos para la conexión con plataformas digitales, un gran mercado de agujas y artículos que acompañan la limpieza y el mantenimiento de los discos.

Los precios en las ferias oscilan entre 3 hasta 450 dóla-res, pues, según Robles, quien además es coleccionista de discos de salsa y rock, “[los productos]siempre tendrán la cualidad de que ya no se fabrican, su conservación, de pronto está autografiado, puede que encuentres vinilos nu-merados tambien”.

En el país hay varios músicos que se van sumando a la aventura de la edición en vinilo, nombres como Gromo-rium Verum, Ultraism, Deaths Cold Wind, Bueyes de Ma-dera, Nicola Cruz y Guanaco MC ya tienen las ediciones de plástico. Letras de mi muerte, el álbum debút de la banda cuencana Santamuerte, sigue la misma línea y, además de ofrecerse en formato CD, la banda ha empezado una cam-paña de preventa para que sus seguidores puedan separar su ejemplar y después de una espera corta tendrán en sus manos el vinilo. Otro proyecto es el del sello Music Service que lanzará un vinilo recopilatorio de las mejores bandas del Ecuador para este año.

Los melómanos ven con acierto la reaparición del vinilo y el mercado musical no es ajeno a esta petición; sin embar-go, los músicos ven en esta plataforma el acercamiento di-recto con el seguidor o comprador de su música. Lo cierto es que el vinilo ha regresado o, mejor dicho, nunca se fue y presenta una nueva oportunidad para el disfrute de esta generación.

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sonas que entran en el rango visual de las máquinas que puede ser de hasta dos o tres metros de distancia, entonces lo que ocurre es que esos gestos como la sonrisa o el parpadeo que el monitor captura se traducen en versos, en poesía. La obra se titula Poesía facial. Hay una base de da-tos, un software que produce los textos, cuando uno sonríe el verso corresponde a esa acción, establezco una relación muy íntima entre la máquina y los participan-tes porque hay un diálogo continuo entre las computadoras y las personas que se acercan a ellas, es otra manera de hacer lenguaje sin utilizar las manos, eso me interesa muchísimo porque en este mo-mento a nivel tecnológico seguimos re-lacionándonos mediante el teclado y el mouse, que son periferias, que no son su-ficientes… La realidad virtual es el medio artístico más poderoso de nuestro tiempo y hay expectativas muy grandes respecto a las herramientas tecnológicas, vienen cambios extraordinarios con el uso de la tecnología y nuestra relación con las má-quinas no va a ser como la hemos conoci-do hasta ahora.

En varios de tus trabajos está presente el tema político. Hackeaste la cuenta del Comandante Chávez y exhibiste en la mismísima Caracas algunos fragmen-tos comprometedores de esa correspon-dencia. Luego hiciste una instalación que se ocupa del conflicto palestino-is-raelí, la obra Holly Land (Tierra Sagra-da) ¿En qué momento te sentiste impe-lido a ocuparte del tema político?

De algún modo el responsable fue el gran escritor y productor cultural Juan Liscano, quien fue mi mentor en muchos sentidos. Yo abordo la política a través de otros códigos que tienen que ver con las cartas o con información relacionada con la numerología, con estos símbolos que

El Director de la Bienal de Cuenca, Cris-tóbal Zapata, entrevista a Yucef Merhi (Caracas, 1977) artista, poeta y programa-dor venezolano, pionero del Arte Digital, quien ha sido elegido por Dan Cameron para ser parte de la XIII Bienal cuencana. Niño prodigio de las artes y la tecnología, la trayectoria artística de Yucef empieza a los 8 años, cuando interviene una consola de Atari; desde entonces, poco a poco su ca-rrera ha adquirido gran notoriedad inter-nacional. Yucef se reconoce discípulo espi-ritual del escritor venezolano Juan Liscano (uno de los grandes amigos y protectores de César Dávila Andrade). Desde mayo del año anterior, el artista reside en Cuenca, donde se desempeña como catedrático de la Universidad del Azuay.

Yucef, hace algunos meses resides entre nosotros. ¿Qué te provoca la ciudad, qué podrías decir de Cuenca?

Estoy enamorado de Cuenca, es una ciudad que me remite a cierto mo-mento de oro de Latinoamérica por dis-tintas razones, en primer lugar porque es una ciudad que está dada a todas las manifestaciones de la cultura. Es casi redundante decir que es la “Atenas del Ecuador” y bueno, volver a ese discurso es como muy romántico, pero este clima cultural ha sido de muchísima valía por-que me mantiene estimulado: poder ir a un festival internacional de cine, o de per-formance, o de teatro, de arte, de música o de poesía, es algo vital para mí. Estuve muchísimos años establecido en Nueva York, una ciudad que tiene otro ritmo, otras dinámicas, otras características que para el tiempo que viví fueron necesa-rias, fueron fundamentales para mi cre-cimiento como productor cultural, pero ya en este momento puedo prescindir de eso porque estoy en una etapa donde me vivo con otro ritmo, con otros valores, y

puedo disfrutar esto que se da en Cuen-ca, no solamente desde el punto de vista institucional sino también la geografía de la urbe, los ríos, la arquitectura, esta presencia tan variada de estilos desde la Colonia hasta la actualidad, incluso el as-pecto precolombino que es parte de mis intereses porque cuando uno se enrumba en la investigación de la lengua, la histo-ria se vuelve imprescindible, y ese respeto que se tiene aquí por la historia, el amor que tiene el cuencano por su historia y por todo lo que acabo de mencionar a mí me hechiza. Mérida, que es una ciudad venezolana donde estuve viviendo por muchos años, es como la hermana gemela de Cuenca, con diferencia de que ha sido víctima de los descalabros políticos y, por ende, ahora es una ciudad que está en una situación terrible.

Ya vamos a ocuparnos del tema político, por ahora quisiera saber qué significa para ti ser uno de los invitados oficiales de la Bienal de Cuenca.

Un gran honor. La Bienal es una institución que he seguido por varios años, documentándome a través de los catálogos que he visto y, por supuesto, los artistas que han participado tienen una obra muy relevante en el contexto glo-bal. Así que la invitación a participar en esta Bienal es para mí un honor extraor-dinario y justamente la propuesta que he hecho es una obra muy especial porque en cierto modo sintetiza toda la investiga-ción que he venido realizando con tecno-logías recientes. En pocas palabras, se tra-ta de una instalación conformada por tres computadoras donde opera un software que programé y que permite identificar, a través de las cámaras de alta definición de las máquinas, la presencia de los espec-tadores, y no solamente eso, sino captar cada uno de los gestos faciales de las per-

Cristóbal Zapata Carpio

Poeta de la tecnología

van más allá del hecho político, pero que en realidad son lo que sostiene a la noción de política si la asumimos etimológica-mente, porque la política está justamente en función del servicio público, entonces asumir eso dentro del trabajo era una ma-nera de tomar uno de los elementos pri-mordiales de la cultura. Mi interés desde el principio siempre ha estado en función de la relación entre el lenguaje y la cultu-ra, y todo esto me sirve para entender mi condición humana, para poder entender o descifrar lo que es conciencia, porque hay una relación muy estrecha entre cul-tura, lengua y conciencia.

Tus intervenciones son polémicas, de-licadas, usurpas información privada, confidencial ¿Qué respuestas provoca-ron las obras en su momento?

Bueno, De máxima seguridad, en la que intervengo la cuenta del falle-cido presidente Chávez, produjo un gran desconcierto dentro del ámbito artístico y también en el público, y es un descon-cierto que todavía sigue manifestándose; de hecho, en mayo volveré a mostrar este trabajo en Nueva York, en una exposición dedicada a la política en Latinoaméri-ca, que seguramente va a dar de qué ha-blar, pero la última vez que mostré esto en Londres, hace unos años, se manifes-tó una gran asombro por dos motivos: el primero por el hecho de que alguien haya obtenido esa información y la haga pública, pues esto puede ser visto como un delito mayor, y por otro lado está el contenido de esa información que es lo que a mí más me importa y que pone en evidencia la ingenuidad de nosotros, los latinoamericanos, en la elección de es-tos representantes a los que les damos un poder extraordinario no solamente sobre nuestras vidas sino sobre el destino de las naciones; entonces, al leer esta corres-

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Los interesados en saber más de su obra pueden ir a la página web del artista:

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pondencia se puede atisbar la corrupción que se mueve en el entorno político, pero también se pone en evidencia esa enorme ingenuidad que nos lleva a optar por estas figuras políticas que pueden representar un arma de destrucción masiva como lo seguimos viendo en el proyecto de país en Venezuela.

¿Crees que se puede vislumbrar cam-bios en el panorama venezolano, cuál es tu lectura de la situación, cómo la ves?

Es una situación profundamen-te compleja porque el sentido de Estado ha sido desmantelado hace muchos años y se instauró el sentido del partido polí-tico, que es lo que se define como el go-bierno en este momento, entonces se creó una separación, una discriminación a priori entre las personas que compartían esa ideología y las que no, la condición de ciudadano quedó desintegrada com-pletamente. Lo que más me afecta es ver cómo la sociedad carece de lo esencial: no hay acceso a la salud porque no hay medicinas, y ya se escuchan historias de gente que está falleciendo porque no en-cuentran tratamientos para sus dolencias, algunos doctores eminentes comienzan a dejar de ejercer su profesión porque ya no pueden hacer absolutamente nada, pues carecen de los instrumentos bási-cos para operar, y el desabastecimiento es tan grande que tampoco pueden rece-tar medicinas, entonces es una situación profundamente compleja, crítica, extre-ma, hablemos de comida, no hay leche, no hay mantequilla, arroz, café, ni azúcar, por supuesto no hay carne, no hay pollo, no hay pescado, para poder obtener cual-quier alimento hay que hacer colas desde las cinco de la mañana. Mis padres de casi 70 años tienen que estar bajo el sol duran-te horas para poder adquirir un producto que no saben cuál va a ser porque nadie sabe qué hay y qué no hay, por lo demás todas las personas capacitadas ya no es-tán en Venezuela, de modo que es franca-mente desalentador el panorama.

Muchas de tus obras, además de tener a la tecnológica como soporte, están atra-vesadas por la poesía. ¿Cuál es tu rela-ción con la poesía?

Mi relación con la poesía es una relación de vida, desde que tengo me-moria de mis primeros ejercicios siendo niño, ha sido una constante en todo mi trabajo. Hay un texto de Jean Cocteau que

escuché en uno de sus cortometrajes que es muy hermoso y que dice “como aque-llas ovejas negras cuyas familias declaran: él es capaz de cualquier cosa; el poeta, oveja negra suprema, trasciende aquello que la sociedad condena. Sospecho de to-das las fuerzas policiales en el mundo, el poeta debe ser capaz de cualquier cosa y nunca hundirse en su propia tinta”. Esta es la actitud de un poeta, tiene esa labor de ir más allá de los límites, de abordar su len-gua desde la utopía, desde lo que se ma-nifiesta como imposible pero es posible. Desde el inicio asumo a la poesía como una entidad viviente, como un organis-mo que está cambiando, fluctuando, ofre-ciéndonos sentidos que se transforman y que nos transforman, para mí hacer un poema es también hacer una experiencia poética y eso es lo que procuro realizar en obras como El reloj poético que tardé unos tres años en construir, donde el tiempo es representado con textos. Se trata de una especie de terceto en un panel electróni-co donde cada segundo, cada minuto y cada hora cambia un verso de los tres, y la combinatoria de esos versos genera un poema que va mutando, que se hace otro de sí mismo, y en ese sentido también se convierte en una manera de visualizar el tiempo de otras maneras, cómo percibir lo que nosotros utilizamos como una me-dida universal para medirnos a nosotros mismos, para medir nuestra sensibilidad, para medir nuestra condición humana. En esa línea he creado otros dispositivos donde se activan también textos, puesto que se mueven y rotan en 360 grados de una manera gráfica, hay una experiencia física, entras en el poema y lo activas. Mi obra investiga eso, cuáles son las posibili-dades de la poesía fuera de su formato ha-bitual. Por ejemplo en Telepoesis coloqué un telescopio en una sala del Museo del Barrio en el Bronx y por el lente veías un poema de mi autoría inscrito en una pla-ca que coloqué en uno de los más bellos umbrales del Central Park que perteneció a Gertrude Vanderbilt, la fundadora del Whitney Museum, entonces estaba co-nectando justamente a través de la poesía dos tiempos y dos espacios distintos, sa-cando a la poesía de sus lugares habituales de consumo, integrándola a la experien-cia cotidiana.

Yucef Mehri en la Bienal de Cuenca. Foto por Santiago Vanegas.

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Uno de mis lugares favoritos siempre ha sido el Museo Municipal de Arte Moderno (MMAM). La primera vez que me perdí en sus pasillos largos y pulcros te-nía menos de ocho años. Mi tío abuelo era pintor, así que el museo se volvió una parada habitual durante mi infancia. Lo conocía tan bien como a mi propia casa. Sin embargo, pronto descubrí, con la torpeza y fascinación que caracterizan a las epifanías infantiles, que el museo se parecía mucho a otro lugar que cono-cía bien: la iglesia (antes que se indigne en demasía, querido lector, le ruego no destruya este periódico, ni piense en lo ignorante u osada que puedo llegar a ser con esta afirmación, le ruego siga leyendo).

Muchas de mis visitas al MMAM ocurrían durante la noche de apertura de alguna exposición de mi tío. Esa noche siempre era una gala: el museo se llenaba de adultos elegantes con aires intelectuales, todos nos juntábamos en una sala para escuchar a algún experto reflexionar sobre la obra que estábamos por ver, y, al igual que una misa, los asistentes guardaban silencio ante las palabras del experto, el ritual terminaba con aplausos y después podíamos pasar a la sala. El mu-seo tenía muchas reglas, además de lo primordial del silencio y la reflexión frente a las obras, no se podía: correr, gritar, pero, sobre todo, tocar, todos los objetos que habitaban el museo eran sagrados, y al igual que los que habitan una iglesia, invitaban a la reflexión si-lenciosa y ritualizada (mano derecha en el mentón y contracción facial).

Como todo niño, pronto aprendí los manerismos es-pecíficos del museo: dedicar un tiempo a cada pieza; concentrar mi atención en sus mensajes y no en su forma; comentar (en voz baja) mis impresiones; co-mer bocaditos con mesura (aunque mi impulso infan-til fuera robar la bandeja entera); incluso, con la edad

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Rosalía Vazquez Moreno

La carretilla: arte para todos, en todas partes

aprendí a leer símbolos, primero como un inocente ejercicio de copia: «es obvio que el autor habla de la complejidad de (inserte idea categoría antropológica o filosófica aquí)»; y después como un genuina práctica de reflexión. El museo, al igual que la iglesia, se teje desde el protocolo, se trata de mesura, es una jaula de objetos sagrados.

Cuando crecí, la ciudad creció también. El MMAM seguía siendo uno de mis lugares favoritos, pero tam-bién se convirtió en un puente hacia la otra urbe en la que habita el arte joven. Todo empezó con unos afi-ches en la cartelera del museo: conciertos, performan-ce o recitales me llamaban con tipografías excéntricas a las que no estaba acostumbrada. Aun así, lo más in-teresante de todo aquello era el lugar, el movimiento artístico joven no estaba encerrado en el museo. En mi primer concierto de punk descubrí que el arte también te invita a gritar y saltar. Entonces tuve otra epifanía, igual de torpe y fascinante: el arte también está afuera del museo y posiblemente ese es su lugar.

A diferencia de la ciudad, un museo muchas veces está habitado de silencios. Una de las grandes crisis del arte es la falta de audiencias. No es un secreto que la barrera que aleja a los espectadores de los museos es la ceremonia y protocolo que caracteriza al ritual del intelectual. A pesar de que Cuenca está plagada de espacios culturales gratuitos, el arte no se ha demo-cratizado del todo porque el museo es sigue siendo un espacio sagrado, que al igual que una iglesia, repele a los no devotos, que no terminan de comprender las poses de los intelectuales frente al arte.

Es en este contexto en el que el colectivo transdiscipli-nario, Casa de locos, ha generado una iniciativa que desea liberar al arte de los museos, los protocolos y las

ceremonias, para darle una vida verdadera en la alga-rabía del espacio público. La carretilla, arte ambulante es un proyecto que sirve, no solo de plataforma para los artistas emergentes y el arte independiente, sino que se encarga de movilizar obras a espacios periféri-cos que no suelen ser considerados dentro de los cir-cuitos artísticos de museos y galerías institucionales. La carretilla es una iniciativa de naturaleza nómada, cuyo objetivo es llegar a más y nuevos espectadores, pero sobre todo, propiciar un diálogo espontáneo y honesto entre la obra y la gente.

Desde enero del 2016, La carretilla se ha movilizado a través de la urbe con cuatro obras: una muestra del artista urbano N?, Anomía de Christian Gonzáles y los registros fotográficos del 30 Day Storyboard Challen-ge y Mudanzas (un esfuerzo colectivo de Suamy Valle-jo, Julia Vidal y Gabriela Parra).

La carretilla permite la participación de artistas y crea-dores que se identifiquen con el espíritu democratiza-dor e irreverente del proyecto. Según Francisco Álva-rez, miembro del colectivo Casa de Locos, La carretilla es un espacio diverso que acoge a todas las expresiones artísticas, «intentamos que [las muestras] sean lo más libres y diversas posibles, no queremos que nadie se quede afuera. Esperamos que el proyecto se expanda, La carretilla no quiere ser solo un espacio físico, sino también una plataforma». Si deseas compartir tu tra-bajo con nuevas audiencias puedes acceder a la convo-catoria que está disponible en: carretillaarteambu.wix.com/ hasta el 22 de abril.

La Carretilla - Arte Ambulante. ARCHIVO.

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Moverse ha sido una constante ne-cesidad humana. En este trajín como especie para la conquista del territo-rio, hemos visto el desarrollo desde el deambular en pies descalzos, el uso de la fuerza animal, el descubrimiento de la rueda, el aprovechamiento de la vela para navegación, hasta los motores y las máquinas modernas que han conquis-tado el cielo, los mares, la superficie terrestre e incluso el espacio exterior. Sin embargo, estos últimos inventos, asistidos por combustibles y productos de la era industrial, tienen un alto costo ambiental y social, ante lo cual, algunos nuevos modos de eficiencia energética han empezado a emerger.

Otras formas, en cambio, no han emer-gido, sino que siempre estuvieron allí. Son aquellas que desempolvan sus par-tes y regresan como una moraleja a la sustentabilidad urbana desde lo simple. Este es el caso de la bicicleta: vehículo de transporte personal de propulsión humana, según las definiciones lingüís-ticas. Un par de ruedas, una cadena, cuadro, asiento, manubrio y pedales, una fascinación que va más allá de lo mecánico y nos lleva al plano de lo ima-ginario, de lo icónico, de lo afectivo. Y es que la bicicleta no es solo el artefacto para moverse, distraerse o hacer depor-te; es un catalizador de múltiples expe-riencias capaz de cambiar al mundo o quizá, disimulando el afán de exagera-ción, al menos de transformar la forma en que miramos al mundo mientras nos movemos de un origen a un destino.

La experiencia en pedales

La primera experiencia es personal y ocurre con tan solo echar un vistazo, desempolvar o montar una bicicleta. Los recuerdos infantiles salen a la luz, aquellos que son agradables y también los que nos dejaron moretones y raspo-nes. Hay quienes tuvieron la suya, otros

Joaquín Tello Aguirre

Diarios en pedales. La investigación desde la bicicleta

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la compartieron o la tomaron prestada. Subirse a la bicicleta es conectarse con otra forma de percibir las cosas. Es, tal vez, por un momento, olvidarse de la edad que uno tiene. Es sentir la libertad que se transmite del viento soplando a la cara, o la tensión de pantorrillas y mús-culos que guían la velocidad y el tiem-po. Es percibir cómo el sudor es parte de tu cuerpo en sentidos contrapuestos: por un lado sabes que es la energía que produces, que le hace bien a tu salud, a tu estado físico y lo disfrutas; por otro, es un asunto que hay que lidiar cuando es tu medio de transporte al trabajo o al centro de estudios. Los olores y la trans-piración están en función del clima, de la distancia, de la ropa que se usa, de las subidas, de las cosas que cargas y sobre todo, de la prisa que llevas.

La experiencia en pedales no estri-ba solo en el ciclista, sino también en quienes lo ven transitar. En el mundo del ciclista urbano conviven distintos motivos y razones, emergen formas sociales y modas a veces importadas como lo urbano, lo hipster, sport, vinta-ge, hippie, frikie o incluso lo cycle chic. Ya sea un estilo de vida, una necesidad de transporte, una forma de activismo ecológico, una moda, una actividad de recreación, ejercicio o un pretexto para ahorrarse el bus o la gasolina, lo cierto es que la bicicleta no es exclusiva de una clase económica, ni es patrimonio de una edad o género particular.

En el mundo de la bicicleta urbana la colectividad presenta una taxonomía distinta: están los peatones, otros ciclis-tas, los motociclistas y los conductores. Todas estas formas convergen en una arteria que en ocasiones tiene carriles y ciclovías, pero en otras no, y entonces se generan conflictos. Es un asunto de movilidad, de falta de empatía, de vul-nerabilidad y de irrespeto al que todos los actores están expuestos. Pese a las

dificultades, el ciclista urbano coexiste aún con el humo, los pitos, los gritos y las estadísticas poco favorables a este modo de transporte.

La experiencia del ciclista también se refleja en su relación con el entorno: el día, la noche, la lluvia, la contamina-ción, el estado de las vías, los puentes y los atajos son esquemas que establecen rutas específicas y estas rutas, a su vez, generan mapas que forman conceptos de ciudad por parte del ciclista. Los es-pacios construidos y naturales conver-gen, los árboles facilitan una sombra temporal, los edificios, las señales de tránsito, las vías y carriles, que no siem-pre son adecuadas para uso de bicicle-tas, están presentes. La experiencia con el entorno no termina cuando el ciclista se baja de la bicicleta. Una vez culmi-nado el trayecto, hay que buscar el lu-gar para parquear, el espacio donde no se molesten al ingresar, las seguridades para que no te roben a tu compañera.

La investigación en movilidad

Donde hay una bicicleta hay una histo-ria que vale la pena contar. Este es uno de los motivos que mueve al grupo Llac-talab desde el ámbito científico. Llacta-lab - Ciudades Sustentables es parte del Departamento de Investigación Espacio y Población de la Universidad de Cuen-ca.

La misión del departamento consiste en generar y difundir conocimiento cientí-fico sobre las interacciones entre la po-blación y su entorno construido, desde una perspectiva multidisciplinaria. La movilidad, en este sentido, es un com-ponente clave de la sustentabilidad de las ciudades y se ha demostrado que la promoción del desplazamiento en bici-cleta y a pie es una de las mejores estra-tegias para solucionar los innumerables problemas derivados del tráfico en ve-

hículo particular. Para esto, es necesario comprender el comportamiento espa-cial de las personas y cómo se relacio-nan con el entorno urbano.

Ningún resultado fuera posible si no contáramos con el apoyo de voluntarios que comparten su experiencia, registran sus movimientos diarios y aportan a nuestros experimentos. Los participan-tes son seleccionados e invitados gracias al reclutamiento realizado en la convo-catoria de “Científicos en Pedales” del grupo. Para contestar las preguntas in-vestigativas elegimos varias estrategias desde lo cualitativo y lo cuantitativo. Utilizamos herramientas tecnológicas como GPS, cámaras y sistemas de infor-mación geográfica, pero también apro-vechamos viejos aliados de las ciencias antropológicas como las técnicas etno-gráficas, los diarios, las entrevistas o los grupos focales. Recoger y analizar "La Experiencia en Pedales" de algunos de los voluntarios es el propósito de uno de nuestros experimentos, con el objetivo de comprender el viaje en bicicleta, sus motivaciones, rutas e impresiones.

Estamos seguros que los resultados del proyecto aportarán al conocimiento sobre movilidad y sobre el ciudadano en Cuenca y servirán como soporte a la toma de decisiones sobre movilidad sostenible en la región.

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