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� Anexo: animaciones �

⌦ Investigadores.

� OBJETIVO: Favorecer el conocimiento entre los miembros del grupo. Aprender a apreciar las características individuales, re-flexionar sobre la actitud de Jesús en sus encuentros con las personas.

� MATERIAL: Folio y bolígrafo para cada participante.

� INSTRUCCIONES: A veces somos prisioneros de prejuicios y es-tereotipos en los que enjaulamos a las personas. El catequista hace algunas preguntas a las que cada uno puede responder de modo personal. Por ejemplo: “Si tuviese que presentarme diría de mí…”. La respuesta no debe ser demasiado breve (alguna línea iría bien). Lo importante es que cada uno escriba con mayúsculas y sin poner el nombre. Se recogen todas las hojas, se mezclan y se reparten. El catequista habrá tenido la precau-ción de decir que si a un chico le toca su hoja, no diga nada. Uno por uno lee en alto las respuestas escritas en la hoja y los demás tratan de adivinar el nombre del autor. Es divertido, pe-ro también importante, descubrir qué piensan los demás de ca-da compañero cuando lo conocen o creen conocerlo. Al final el catequista pregunta a los participantes: “Según vosotros, qué actitud adoptaba Jesús cuando se encontraba con las perso-nas?”.

⌦ Las islas.

� OBJETIVO: Descubrir semejanzas y diferencias dentro del gru-po. Señalar algunas características de la propia persona.

� INSTRUCCIONES: Los chicos se reparten por la habitación, mientras que el catequista se sitúa de modo que todos puedan escucharle. Después comunica una orden, por ejemplo “agru-paos por el color de los ojos; ...por el gusto del helado preferi-do; por el color del pelo; ...por el tipo de zapatos que lleváis; por el equipo de fútbol preferido”.

JUVENTUDES MARIANAS VICENCIANAS

SECRETARIADO NACIONAL

2

OBJETIVOS DE LA CATEQUESIS: � Descubrir que Dios nos ha llamado a vivir en comunidad

pues “no es bueno que el hombre esté solo”, como leemos en el Génesis.

� Comprender que ya formamos parte de distintos grupos (familia, amigos, compañeros, etc.) y reflexionar sobre aquello que favorece y perjudica la vida en estos grupos.

� Entender qué es una Comunidad Cristiana y diferenciarla de lo que es un grupo de amigos.

� Invitar a los niños a recorrer el camino hacia una verdade-ra Comunidad Cristiana.

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Para conocer las enseñanzas de los apóstoles, ¿qué voy a hacer?

No faltar a catequesis. Estar muy atento a todo. Reflexionar y compartir

lo reflexionado. ...

Para vivir la eucaristía, ¿qué voy a hacer?

Celebrarla todos los domingos. Escuchar con atención

la Palabra de Dios. Acudir al Sacramento de la

Reconciliación con frecuencia. ...

Para vivir como hermanos que todo lo comparten,

¿qué voy a hacer?

Ser generoso prestando mis cosas.

Compartir todo lo bueno que hay en mí.

Pedir ayuda cuando lo necesite. ...

Para servir a mis hermanos en sus necesidades, ¿qué voy a hacer?

Colaborar en las tareas de la casa.

Ayudar a algún compañero de clase cuando lo necesite.

Rezar por los que sufren. ...

� Jesús nos habla �

El catequista dispone de una celebración de entrega de los temarios al final de la catequesis del Infantil. Sería conveniente realizarla con suficiente tiempo y atendiendo de manera especial a su preparación. Aunque no hay una oración para cada sesión de catequesis, es bueno coger el ritmo y finalizar cada una de las sesiones con una breve oración que sirva para concluir y poner en manos de Dios todo lo aprendido. Haz presente a María en cada catequesis. Ella será la mejor guía y modelo para los Infantiles.

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ción del pan (eucaristía) y en las oraciones, el compartirlo to-do y la realización de signos y prodigios.

� ¿Qué cosas hacían los cristianos que los diferenciaban de los demás grupos? Los cinco elementos citados anteriormen-te marcan la diferencia con el resto de grupos.

� ¿Qué los unía? El amor en el Señor y la luz de su Palabra.

� ¿Qué tenían en común los que pertenecían a la comuni-dad? Lo que son y lo que tienen (sus posesiones y bienes), es decir, todo.

� Empezamos a actuar �

A la luz de lo aprendido y reflexionado, y con la realidad de grupo que tenemos, tratamos de responder a las preguntas de la pág. 8 de la catequesis del Infantil. Se trata de ponerse manos a la obra y de materializar en pequeños compromisos to-do lo descubierto en esta catequesis. En esta ocasión estas res-puestas son abiertas, dependien-do de la realidad que esté vi-viendo el grupo.

Después de mirarnos como grupo en el espejo de las prime-ras comunidades cristianas, es el momento de asumir compromi-sos personales. Para ello, relle-narán el cuadro de la pág. 9 que encontrarán en su catequesis.

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Si ha llegado hasta ti este primer folleto de esta guía del Catequista del 1er Nivel de Infantiles de JMV, es porque vas a iniciar una apasionante aventura. Será algo emocionante, ya lo verás y será una oportunidad de crecimiento para ti, no lo du-des porque, además del tiempo requerido para cada sesión de catequesis, has de dedicar tiempo para tu preparación personal, con el fin de que la catequesis funcione bien y produzca los me-jores frutos. Y todo has de hacerlo por amor a Dios, a la Iglesia y a cada Infantil de tu grupo. Ellos forman ya parte importante en tu oración, porque pones ante Dios sus nombres y personas con sus trastadas y con sus cualidades infantiles.

Alguien puede preguntar: ¿de dónde sacan fuerza los cate-quistas para entregar de este modo sus vidas? La respuesta, sin duda, es la siguiente: del Señor, porque habéis sido llamados por Él y tenéis, en potencia, la vocación de catequistas. El mis-mo que te ha llamado, Cristo el Señor, te da la gracia, la fuerza y la paciencia para anunciar el Evangelio entre los pequeños de su familia, la Iglesia. Toda vocación es un don gratuito que Dios concede a quien Él considera conveniente, dándole la ayuda que necesita para cumplir con la misión que le encomienda. Y nuestro Padre Dios ha sido el que se ha fijado en ti, concedién-dote el don gratuito de la vocación de catequista. Cuídala.

Esa ternura que Dios ha tenido contigo debe ser correspon-dida por tu parte, lo cual exige de ti dos cosas: agradecimiento y fidelidad. Agradecimiento, en primer lugar, porque es propio de los corazones nobles saber dar gracias por los dones recibi-dos y, cuando se trata de Dios, hay que hacerlo con mayor razón. Y fidelidad, porque toda vocación –la de catequista tam-

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bién- tiene que estar sellada con la fidelidad. Sólo la fidelidad hace fecunda la vocación y hace feliz al que así la vive.

Un catequista es alguien muy importante, tanto por lo que enseña, como por la generosidad y cariño que pone en el empe-ño. Sin él no sería posible la misión de ayudar en el crecimiento de la fe de los más pequeños de la Asociación.

Todos los responsables de JMV (Asesores, Catequistas, Acompañantes, Hermanas, Padres…) estamos plenamente con-vencidos de esta importante tarea y, por eso, no podemos sino agradecerte tu respuesta afirmativa a la llamada que Dios te ha hecho por medio de la Asociación, pequeña porción de la Igle-sia. Pide al Señor, al comenzar un nuevo curso de catequesis, que siga llamando a muchos jóvenes como tú a esta gran misión y que se encuentre con corazones dispuestos al sacrificio, a la oración y a la generosidad para no fallar día tras día en este ad-mirable servicio a Dios y a los jóvenes.

La Asociación JMV

Es llamado por Dios

a participar de la Misión de

Jesús, movido por el Espíritu

dentro de la Iglesia

y al servicio de los hermanos.

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� En tercer lugar, "participaban en la fracción del pan y en las oraciones". De la unión entre la Palabra y la vida surge la oración y la súplica, la alabanza y la acción de gracias. Em-pezar y terminar el día con unos minutos de silencio donde poder elevar la voz a Dios para dar gracias por el día, pedir perdón por los errores, acordarnos de aquellos a los que que-remos, bendecirle por los regalos de su amor que se han go-zado a lo largo de la jornada..., sería una de las grandes ex-presiones de esta vida de oración que todo cristiano está lla-mado a tener. Además, el cristiano experimenta en el día a día la cercanía de Dios en Jesús: el Señor está a nuestro lado y lo reconocemos en la eucaristía, sacramento por excelen-cia de su presencia entre nosotros.

� Y por último, "lo tenían todo en común". El grupo se va haciendo realidad y sus miembros participan con constancia y entusiasmo en las reuniones pues encontrarse es fuente de alegría y apoyo. El amor de Dios va haciendo desaparecer en los corazones “el virus” del egoísmo, y así los que nos llama-mos cristianos compartimos con alegría lo que somos y tene-mos, pues todo lo hemos recibido de Dios y descubrimos que en compartir lo que tenemos reside la verdadera alegría. Un cristiano no puede permitir que haya un hermano suyo pa-sando necesidad mientras él vive en la abundancia.

Gracias a estas cuatro notas la comunidad primera "gozaba de la simpatía del pueblo” y muchos quisieron formar parte de ella. Este es nuestro hermoso desafío. Un desafío que vivió Jesús con sus discípulos y que quiere vivir hoy con nosotros. Es cuestión de atreverse.

A modo de resumen, sugerimos las siguientes respuestas:

� ¿Qué elementos caracterizaban a las primeras comunida-des cristianas? La escucha atenta de la enseñanza de los apóstoles, la unidad entre ellos, la participación en la frac-

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2. La Comunidad de los discípulos

En el libro de Los Hechos de los Apóstoles (2,42-47), des-cubrimos los pilares sobre los que se cimentó la vida de los pri-meros cristianos. Nuestro grupo de JMV ha de mirarse en ese es-pejo.

� En primer lugar "escuchaban la enseñanza de los apósto-les". Nuestro grupo también ha de construirse en torno a la Palabra de Dios y ha de estar alimentado por el deseo de co-nocer y encontrarnos con Jesús a través de la lectura y pro-fundización de la Biblia. Escuchar es más que oír. Oímos si no tenemos ninguna deficiencia en nuestro sistema auditivo; pero escuchar es otra cosa pues implica la voluntad y el co-razón. Escuchar la enseñanza de los apóstoles significa que-rer oír lo que dice Jesús por encima de los ruidos de este mundo y pasarlo al corazón. Además, implica la firme deci-sión de querer aceptar lo que Jesús propone a sus discípulos como criterio de vida, como norma de conducta.

� En segundo lugar, "vivían unidos". La vida de cada día se va poniendo en común y se va constituyendo en el centro del encuentro. Poco a poco va naciendo la confianza entre los miembros del grupo. Atrás van quedando actitudes como el recelo, la desconfianza, el egoísmo, el rechazo de quien es distinto... No desaparecen los conflictos ni los problemas, porque vivir con los demás es complicado y exige poner lo mejor de uno mismo en todo momento, pero el gozo de amarnos en el Señor ayuda a vencer esos obstáculos. Como inestimable apoyo en este camino el cristiano encuentra la Palabra de Dios, una ayuda valiosa para iluminar el caminar tras las huellas de Jesús especialmente en los momentos de oscuridad.

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⌦ EL CATEQUISTA DE INFANTILES

Atento a la evolución psi-cológica del niño, el catequista entiende que este momento evolutivo debe ser trabajado desde una dimensión grupal como ámbito de realización personal. El grupo es el ámbito de relación que permite al niño

desarrollar sus capacidades. Por eso, el catequista anima la fe de estos niños teniendo como plataforma esencial el grupo y su integración en él.

El catequista de estas edades es consciente de la capaci-dad analítico-sintética del niño; por eso, promueve una actua-ción educativa que va desde el análisis a la síntesis. Se trata de movilizar al niño desde sus actitudes, para que vaya creando y vivenciando los valores que ahora empieza a asumir de forma más consciente. La cercanía del catequista irá creando hábitos de actuación que orientarán al niño hacia una moral de actitu-des.

El catequista debe animar, sobre todo, la tarea de conse-guir una síntesis significativa de la fe, tratando de que el niño sea capaz de expresarla, concretarla y formularla adecuada-mente. Esta síntesis de fe no pretende exponer un cúmulo de datos religiosos o moralizantes, sino la formulación sencilla y comprensible de la fe que el niño vive.

El talante que debe caracterizar al catequista es su capa-cidad para hacer participar, utilizando todas las formas adecua-das para que el niño vaya interiorizando de forma comprensiva lo esencial del mensaje cristiano, haciendo que, progresivamen-te, sea capaz de formularlo y de expresarlo.

6

Esta primera síntesis de fe, para que tenga resonancias sig-nificativas en las etapas posteriores, exigirá una larga prepara-ción. En esta tarea deberá empeñarse el catequista: ayudar en la progresiva asimilación de actitudes, hábitos comportamenta-les y vivencia de valores; iniciar de forma más personal y grupal en la vida celebrativo-sacramental a través de una progresiva educación en el mundo simbólico, en la oración y en las cele-braciones como expresión de una fe asimilada y vivida con ante-rioridad.

Esta primera síntesis de fe propicia, de forma privilegiada, la celebración sacramental de la Reconciliación (el niño ya debe poseer una conciencia moral, que poco a poco se va haciendo personal y autónoma) y de la Eucaristía (el niño ya tiene capaci-dad para asumir las actitudes propias de este sacramento, al menos haberse iniciado en gestos como el compartir, la acción de gracias, etc.). El catequista tiene un importante papel en es-te momento catequético.

Los contenidos esenciales del mensaje cristiano, traducido en actitudes y valores, son los elementos estructurales de una moral cristiana:

� La fe lograda a lo largo de los años necesita de momen-tos celebrativos en la liturgia de la Iglesia.

� El compromiso por llevar adelante la obra del Reino en el mundo desde una plataforma comunita-ria.

Estos principios básicos permitirán al catequista preguntarse sobre su propia síntesis de fe. Sin haberla realizado él pri-mero, sería inútil enseñarla a otros.

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2.2. De grupo a Comunidad

Atendiendo a la explicación que da el texto del Infantil en la pág. 6 a la palabra ‘Comunidad’, podíamos responde a la pre-gunta: “¿te atreves a decir cuáles de los grupos que has visto

pueden ser considerados una Comunidad?” diciendo que tres: el grupo de amigos, la familia y el grupo de catequesis. Si llega-mos más lejos solamente puede ser considerada ‘Comunidad cristiana’ el grupo de catequesis. Aquí tienes la explicación:

Dios llama a los hombres a vivir, no solamente en grupo si-no en Comunidades y no en simples comunidades sino en Comu-nidades Cristianas. Una comunidad cristiana es una comunidad en la que Cristo lo es todo: es quien te llama a formar parte, el horizonte hacia el que caminar, la fuerza que alienta cada uno de los pasos y la razón que mantiene unidos a los miembros de la comunidad más allá de cualquier diferencia humana.

El modelo de comunidad cristiana son las primeras comuni-dades, de las cuales nos hablan el Libro de los Hechos de los Apóstoles y las Cartas del Nuevo Testamento. Las "reglas" de convivencia en las comunidades cristianas están enunciadas en el libro de los Hechos de los Apóstoles 2,42-46.

� Profundizamos juntos � Una vez leída la introducción a esta sección y el texto del Libro de los Hechos de los Apóstoles, los Infantiles tratarán de contestar a las preguntas que se les plantea en el texto. Puedes encontrar una orienta-ción como respuestas a continuación:

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FAMILIA

Sangre

Nacimiento,

adopción

Relación

de filiación

Parentesco,

convivencia,

vínculos de

consaguinidad

No hay

elección previa

GRUPO DE

CATEQUESIS

La vivencia de la fe

Invitación de

alguien, propio

deseo, proceso

de inscripción

Necesidad de

crecer en la fe

Sentido de perte-

nencia, interacción,

compartir, enrique-

cimiento mutuo,

confianza, funcio-

nes diferentes,

corresponsabili-

dad, diálogo, escu-

cha, búsqueda del

bien común

Crecer en valores

espirituales,

cierta permanencia

en el tiempo

CIUDADANOS

DE UN PAÍS

Historia,

cultura, tradición

Nacimiento,

empadronamiento,

petición

de ciudadanía

Nacimiento,

inmigración

Vivir en un mismo

espacio geográfico

Diferencias

culturales

ESPECTADORES

DE UN CINE

Pasión por el cine

Comprando

entradas para la

misma sesión

Ocio

Mismos gustos,

ocupar un mismo

espacio

Previa elección

personal,

cierta pasividad,

no hay interacción

con el resto

Qué une

Cómo se entra

a formar parte

Por qué se entra

a formar parte

Características

que los une

Características

que los diferencian

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⌦ MARCO TEÓRICO DE LA CATEQUESIS

� Vivimos el día a día �

1. Los barquitos humanos

La intención del juego inicial es que el niño exprese tres cosas buenas (llamadas cofres) y dos cosas no tan buenas (llamadas bombas) de su personalidad, que comience a reflexio-nar sobre ello y lo comparta con el resto de sus compañeros de grupo.

1.1. Estar con otros

Desde las primeras páginas de la Biblia descubrimos que el hombre no ha sido hecho para que estuviera solo sino para vivir-con, es decir, para convivir o vivir en comunidad. A lo largo de nuestra vida vamos formando parte de distintos grupos: la fami-lia, el grupo de amigos, los compañeros de la clase, un pueblo, una nación… ¡la humanidad!

Si miramos el desarrollo de la humanidad, los expertos nos dicen que la comunidad nace cuando el hombre deja de ser agresivo con los demás y comienza a ser pacífico pues compren-de que hay más beneficios en la compañía que en la soledad. Razones de supervivencia (cazar, defenderse de amenazas exte-riores...) o razones más desinteresa-das (quererse, gozar de la compañía mutua, celebrar juntos determinados acontecimientos decisivos en la vi-da...) dan lugar a las primeras comu-nidades humanas.

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2. No todos los grupos son iguales

Partiendo de nueve grupos diferentes, el catequista ayu-dará a los Infantiles a responder a las preguntas formuladas, en-tresacando, en primer lugar, aquellas características que les identifica como grupo y, en segundo lugar, enumerando aqué-llas que los hace diferentes al resto. En la siguiente página en-contrarás una tabla que te puede servir de ayuda.

2.1. Tener algo en común

En todos estos grupos existe algo que une a todos los que lo forman: en la familia es la sangre, en los compañeros de cla-se son los estudios, en los miembros de una orquesta será la música y en un equipo de fútbol pues la pasión por el deporte. Son grupos organizados, donde existe una serie de requisitos tanto para entrar a formar parte de él como para seguir perte-neciendo al mismo. Los cristianos, la Iglesia, es otro grupo, y muy importante. Es mucho más que un grupo que se reúne de manera ocasional o que comparten lazos de simpatía, o los mis-mos objetivos. A los espectadores de un partido de fútbol no les podemos llamar comunidad, al grupo que forman los seguidores de Jesús, sí, siempre que ellos sepan vivir una serie de carac-terísticas.

9

Qué une

Cómo se entra

a formar parte

Por qué se entra

a formar parte

Características

que los une

Características

que los diferencian

CLASE EN

EL COLEGIO

Edad, proximidad

de vivienda,

estudio

Proceso de

matriculación

Iniciativa

padres/turores,

obligatoriedad

de la ley

Compartir un mismo

espacio (clase),

estudio de unas

asignaturas, normas

de convivencia,

convivencia en sí

La elección

no es personal

GRUPO TRABAJO

EN EL COLEGIO

El trabajo

en cuestión

Azar, iniciativa

del profesor,

propia elección

El profesor lo

considera oportuno,

hay que sacar

buena nota

Creatividad,

responsabilidad,

compañerismo,

trabajo en equipo,

respeto

trabajo en equipo,

límite de tiempo

CLUB DE FANS

(CANTANTE/ACTOR)

Pasión por el fan,

apoyo y deseo

de compartir con

otros esa pasión

Solicitando

el ingreso al club

Identificación con su

música o actuación,

admiración,

enamoramiento

Considerarlo

como un ídolo

Decisión personal

que varía con la

edad y/o aficiones

personales

GRUPO DE

AMIGOS

Amistad

Por afinidad

Responde a una nece-

sidad de cercanía,

compartir, diversión,

reafirm

ación de per-

sonalidad, desarrollo

social y emocional,

seguridad

Similitudes entre

ellos: gustos,

hobbies, intereses,

confianza

Elección personal

EQUIPO DE

FÚTBOL

Pasión por

el deporte

Registrarte

Afición

Promoción y

desarrollo de

valores culturales

y deportivos

Voluntad

de pertenencia