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Hacia La Revolución Científica

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Hacia La Revolución Científica de Luca D Ascia

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Luca D'Ascia

Cuerpo e imagenen el Renacimiento

OtraparteEditorial Universidad de AntioquiaUniversitá clegli Studi di Cagliari - Dipartimento di Filosofía e Teoriadelle Scienze Umane

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Hacia la revolución científica:de Vesalio a Descartes

La anatomía funcionalista de Vesalio

El motivo dominante de la transición de la medicinarenacentista a la revolución científica es e! principio delhombre máquina, formulado sistemáticamente en una cé-lebre obra de Julien Offray de La Mettrie, pero que yase encuentra anticipado por ciertos aspectos del pen-samiento cartesiano. El hombre máquina es la idea fuerzaque permite el desarrollo de la iatromecánica, de la físi-co-matemática aplicada a la medicina, en la segundamitad del siglo XVII. Los orígenes de esta idea se en-cuentran ya a finales de! Cuatrocientos en la anatomíade Leonardo. En el siglo XVI, e! factor determinante parasu progresiva afirmación y difusión estriba en e! pro-greso de los estudios anatómicos. Aunque Vesalio nosea un me-canicista, su lección metodológica favoreceuna serie de descubrimientos morfológicos y fisiológi-

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cos que, a la larga, transformarán pro-fundamente toda la concepción delorganismo.Leonardo y Vesalio no son repre-

sentantes aislados de la anatomía cien-tífica. Cabe resaltar, pOI' ejemplo, laimportancia de Antonio Benivieni enel ambiente f1orentino de finales delsiglo xv, en el cual se formó MiguelÁngel. Por otro lado, la anatomía, con-trariamente a cuanto afirma Vesalio,no carecía totalmente de una tradiciónmedieval (es decir, "moderna" desdela perspectiva del Renacimiento).La figura dominante de la baja

Edad Media es Rairnondo de' Liuzzi,llamado Mondino, quien actuó enBolonia alrededor de 1300, en la mis-ma época en que Duccio, Giotto ySimone Martini desarrollaban el es-tilo gótico maduro. Con Mondino"renacieron" los estudios anatómicos,que habían sido practicados por Ga-leno y por la escuela médica deAlejandría, pero que la Alta EdadMedia había dejado de lado por lasfuertes resistencias de carácter reli-gioso que encontraban tanto en elmundo cristiano cuanto en el rnun-do musulmán.Las lecciones anatómicas de

Raimondo de' Liuzzi se siguieron co-mentando en las universidades hastala época de Vesalio. El Trescientos esprecisamente la época en que la en-seúanza universitaria de la medici-na alcanza su forma definitiva, queno variará mucho durante el Rena-

cimiento. En 1222 nace la Universi_dad de Padua, cuya Facultad de Ar-tes, que reúne médicos, lógicos yfilósofos naturales, adquiere autono-mía institucional de la Facultad deDerecho, finalizando el siglo XVI. Laobra de Mondino se integra en estedesarrollo de la ciencia universita-ria, cuyo centro más prestigioso fuela Universidad de Padua y que secaracterizó por una clara conscien-cia de su autonomía epistemológicafrente a la teología. Precisamente elaristotelismo paduano demostró enel Renacimiento gran capacidad de"modernizarse", hasta la defensa dela astrología sobre una base rigurosa-mente causalista (y, por eso mi .rno,metodológicamente innovadora) enla obra de su mayor filosofo, PietroPomponazzi (muerto en 1525).En el siglo xv el mayor represen-

tante de la anatomía es AntonioBenivieni, quien estuvo en contactocon Ficino y con Savonarola e influ-yó profunclamente el ambiente cien-tífico en que se formó Leonardo. Laconsideración de que gozaban losestudios anatómicos en la Florenciade finales del siglo se refleja en undocumento recordado por EugenioGarin en un estudio fundamentalsobre la cultura de Leonardo, en elcual el h istoriador, después de citaral matemático Paolo dal Pozzo Tos-canelli, a Leon Battista Alberti, aCristóforo Landino, traductor dePlinio al italiano, evoca las con ver-

saciones entre "humanistas, artistasy científicos" sobre

la experiencia y la razón, la luz y lassombras, el conocimiento y el amor;pero, también, sobre alguna curiosadisección realizada en la Facultad [deMedicina), cuyos previsores estatutosasignaban no sólo los demasiado Ila-cos cadáveres que ofrecía el rnunici-pio, sino, además, los cuerpos de losajusticiados, siem pre y cuando losestudiantes se fuesen a recogerlos deinmediato, quod corpus ItU7n{¡r¡1!1/I

mortuum cito corrumpitur ae [nürescu[pues el cuerpo humano muerto secorrompe y pudre muy rápidamente].

Estos mismos estatutos de la Uni-versidad de Florencia afirmaban: nulluspotes: esse bonus et perftctL~\ medicus quinon cognosrat anatouuaui corporisluunani. En otras palabras, los estu-dios anatómicos desempeñaban unpapel nada despreciable en la carre-ra de medicina, influyendo, por su-puesto, también la formación cien-tífica de pintores como Leonardo,El representante más destacado de

estos estudios, Antonio Benivieni, fueel primer médico del Renacimientoque realizó autopsias. En una obra demedicina De abditis nonnullis acmirandis morborurn el sanation.u mcaUÚI describe veinte casos clínicos,relacionando la sintomatología quese había manifestado a lo largo de laenfermedad con el resultado de ladisección anatómica post mortem. Porhaber subrayado el vínculo entreanatomía y diagnóstico, Benivieni

Hacia. 1" reuolncuni cieutijica: de Vesalio ú Descartes / 263

pudo ser considerado un precursordel método anátorno-clínico de lamedicina moderna. En realidad setrata, ante todo, de un amigo deFicino que aplica a la interpretaciónde la enfermedad el característicosistema de analogías entre ma-crocosmo y microcosmo que se en-cuentra en el De vita.Por otro lado, la integración en-

tre el estudio del cadáver y el estu-dio de las patologías orgánicas repre-senta una novedad esencial en elpanorama de la medicina del Rena-cimiento, pues la medicina antiguahabía asignado a la anatomía unpapel bastante secundario en la for-mación del médico, dominada, aúnen los siglos XV-XVI, por una edu-cación lógico-epistemológica. Auncuando se reconocía su valor, comoen los estatutos de la Universicladde Florencia que hemos examinado,e seguía postulando una cliferenciaesencial entre cuerpo vivo y cuerpomuerto. La medicina se preocupa-ba sobre todo de restablecer el equi-librio humoral comprometido en elorganismo enfermo. El aporte tera-péutico de la anatomía no podía sersignificativo, pues en el cadáver loshumores habían degenerado y ya nose daba aquella circulación de flui-dos que, al mismo tiempo, garanti-zaba la vida y provocaba la en-fermedad en caso de desequilibrio.Andrea Vesalio fue el primer ana-

tomista que concibió su especializa-ción no como una rama secundaria

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de la ciencia de la salud, sino comoel fundamento de una nueva con-cepción de la función del médico.Tal vez sea ésta su mayor importan-cia para la historia de la medicina, -por encima de los descubrimientosespecíficos que le permitieron corre-gir en muchos puntos la anatomíade Galeno. El contexto histórico delDe humani corporis fabrica incluye elerasmismo, el paracelsismo, la críti- .ea al principio de autoridad en quese funde el aspecto humanista, his-tórico-filológico, con la revaloraciónde la empiria y de la técnica. Vesalio,en el lenguaje de su época, supoexpresar eficazmente la amplitud delalcance de una revolución meto-dológica que, por encima de la ana-tomía, aspiraba a "reformar" toda lamedicina tradicional.vesalio, que había nacido en Bru-

selas y estudiado en la Universidadde Padua, enseñó cirugía y anato-mía en Padua durante cinco años,entre 1537 y 1542. Su enseñanza sereflejó de forma sistemática en el tra-tado De humani corporis fabrica, pu-blicado en Basilea por el editorJohannes Oporinus, en 1543 (véaseel prefacio en el Anexo 1). Este tra-tado había sido anticipado por lasobras de Alessandro Benedetti yJacopo Berengario da Carpi, que sepueden considerar precursores de'vesalioen la primera mitad del sigloxvr.Particular importancia tuvo Berengarioda Carpi, quien, después de una largapráctica de disección, llegó a minar uno

de los fundamentos de la anatomíagalénica: la existencia de la rete rnirabi!.e,una estructura del cerebro por mediode la cual se explicaba la transfo-,mación del espiritu vital (producidoen el corazón) en espirinc animal(que, a partir del cerebro, se difun-día en el organismo a través de lasarterias). Anatornistas como Beren-gario revelan una notable lucidez deobservación empírica, que en An-drea Vesalio se suma a una fuertesensibilidad humanista.La imitación humanista de Gale-

no tuvo importancia fundamentalpara la medicina del siglo xv. PierLeone no es sino un ejemplo más deun fenómeno general, a propósito delcual se podrían recordar también losnombres de Lorenzo Lorcnzi, tra-ductor del médico griego, de Anto-nio Benivieni y del terrarés NiccolóLeoniceno (quien, sin embargo, dioun duro golpe al principio de autori-dad al criticar la ciencia enciclopédi-ca de Plinio en su De Plinii in medicinaerroribusi.Además de la tradición escolásti-

ca y de la medicina astrológica detipo ficiniano, el humanismo cons-tituyó la "tercera tuerza" del siglo xvy, a partir del XVI, tomó una posturacada vez más autónoma y críticafrente a las fuentes antiguas. Tam-bién en el campo de la medicina, elhumanismo signiticó una revisiónsistemática de la terminología, "co-rrompida" en el latín medieval; unabúsqueda de la exactitud de la tra-

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lducción, desconocida en la épocaprecedente y que presuponía unaconciencia sutil de las afinidades ydiferencias de las dos lenguas clá-sicas; una praxis de verificaciónconstante de las afirmaciones de lasfuentes a través de la comparaciónentre textos de distintos autores ytambién entre fases distintas del de-sarrollo de un mismo autor.Este último aspecto explica por

qué en el humanismo se dio el pri-mer esbozo de una historia de lamedicina (y de la filosofía), incon-cebible en la Edad Media. La filo-logía humanista no se limitaba a labúsqueda de la "mejor lección" deun manuscrito, com parada a laslecciones corruptas de otros ma-nuscritos: implicaba también la ex-plicación de las alusiones de losautores clásicos, a veces Illuy suti-les y circunstanciadas, y envolvía,por tanto, una problemática histó-rica. Muchas veces, las citas más omenos explícitas del clásico que setenía que comentar constituían laúnica fuente para comprobar laexistencia de autores y escuelas depensamiento cuyas obras se habíanperdido, pero de quienes se conser-vaba el nombre y el prestigio. Gale-no, por ejemplo, hablaba difu-samente de las escuelas médicas dela Antigüedad. Un buen humanis-ta, para cumplir con su tarea de fi-lólogo, tenía que aclarar quiéneshabían sido los médicos alabados ocriticados por Galeno.

Hacia ia-retmlución. cientiiirn: de Vesolio a Descnrtcs+265

Este interés histórico tuvo granimportancia también para la supe-ración del principio de autoridad,pues precisamente a través de la his-toria de la ciencia y de la medicinase llegaban a conocer una serie deteorías que no habían sido acepta-das por los grandes clásicos, comoAristóteles o Galeno, pero que sí ha-bían sido formuladas en el mundoantiguo y que podían seguir estimu-lando la reflexión de los "modernos".Para concebir que la Tierra se mo-viera alrededor del Sol se necesitabasaber que la teoría heliocéntrica ha-bía sido defendida por algunos filó-sofos pitagóricos de la Antigüedad.Para poder afirmar, como haceVesaLio,que la anatomía del ser hu-mano no corresponde a la descrip-ción ofrecida por Galeno, era precisono ignorar que otras escuelas médi-cas antiguas (por ejemplo, la deAlejandría) habían tenido una me-todología distinta y tal vez mejor.Precisamente, a través de su es-

tudio de la medicina antigua, Vesaliose dio cuenta de que no todos losanatom istas se habían Iimi tado,como Galeno, a seccionar cuerposde monos: los médicos de la escuelade Alejandría habían trabajado concadáveres humanos. Para Vesalio setrató de un auténtico descubrimien-to metoc!ológico.Si se negaba el postu-lado de la semejanza entre hombre ymono, los textos anatómicos de Gale-no perdían buena parte de su autori-dad. Con gran rigor, Vesalio se fue a

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demostrar las diferencias anatómicasentre los animales seccionados porGaleno y los seres humanos. Galenodeclaraba, por ejemplo, que la masi-lla inferior (mandíbula) tenía dos hue-sos: eso podía ser verdad para losmonos, pero no para los hombres. De-mostrando la unidad de la masilla yde la mandíbula, Vesalio corrige la tra-dición galenista, que repite pasiva-mente las palabras del maestro sinpensar en verificarías a través de laexperiencia y de la observación.Allende su importancia para la

anatomía empírica, las afirmacionesde Vesalio sobre el método de Gale-no constituyen un brillante docu-mento de humanismo científico. Elmédico flamenco pudo criticar almaestro de la antigüedad a partir deuna preciosa información históricaque el mismo texto clásico le pmpor-cionaba. Para Galeno era inútil sec-cionar cadáveres humanos pues, asu parecer, se daba una identidadcasi absoluta entre la anatomía delmono y la anatomía de! ser huma-no. Vesalio, al contrario, encontró enlos anatomistas vituperados porGaleno, que desconfiaban del monoy exigían la observación directa delhombre, sus verdaderos modelos:antiguos como Galeno, más riguro-sos que él, injustamente olvidados.No por casualidad, Vesalio lamen-

taba, como buen humanista, la pér-dida de tantos escritores de medicinaantiguos: un hecho que había deja-do indiferentes a los comentadores

medievales de Galeno, pues, de to-das maneras, las dificultades del au-tor fundamental, de la "autoridad",se resolvían multiplicando distincio-nes y subdistinciones, no buscandonuevos textos que no podían ser su-periores a Galeno. El humanista, porel contrario, necesita todos los textosclásicos, buenos y 110 buenos, "clási-cos" o eruditos y de pura recopila-ción, pues, de todas maneras, cadatexto puede ofrecer una nueva pro-puesta metodológica o echar una luzinsospechada sobre ciertos aspectosde un autor en apariencia familiar yque, en realidad, había sido mal in-terpretado durante siglos.La lectura crítica e históricamen-

te fundamentada de Galeno, segúnlos principios de la ftlología huma-nista, representó, en efecto, paraVesalio, la liberación de la rutinacientífica sometida a la autoridad (lanormal science de Thomas Kuhn) yel primer paso hacia la elaboraciónde una metodología personal, máscercana a las fuentes antiguas queel mismo corpus galénico.El humanismo exigía que se imita-

ra al autor clásico, pero no en el senti-do de una reproducción pasiva, sinomás bien a través de una apropiacióndel método. ESk1.apropiación es unaforma de preparación pa¡-a eventual-mente superar (emular) al autor anti-guo. Esta actitud implica también unaconciencia histórica bastante desarro-llada para darse cuenta de que en laciencia no hay un solo método, sino

-¡I¡ muchos; que la anatomía, en e! caso

específico, no se resume en lo quedejó escrito Galeno, sino que es unaciencia en desarrollo que permite dis-tintas interpretaciones de los hechos.Se puede superar a Galeno contrapo-niéndole los anatomistas de la escue-la de Alejandría, así como se puedesuperar a Ptolomeo contraponiéndo-le la tradición pitagórica.Hay un significativo paralelismo

entre Nicolás Copérnico y Vesalio yno por casualidad el De humanicorporis fabrica y el De reuoiuiionibuscorporum coelestium fueron publica-dos en el mismo año, 1543; estas dosobras "revolucionarias" expresan unmismo concepto fundamental: la crí-tica al principio de autoridad a tra-vés de la crítica histórico-filológica delos textos científicos antiguos.En Vesalio, desde luego, la crítica

filológica, la capacidad de entenderla ciencia como proceso histórico yno como autoridad dogmática, seune de manera verdaderamente im-presionante a la reivindicación de losderechos de la manualidad. Eso sig-nificaba negar la separación entre elcirujano, que practicaba concreta-mente la anatomía, y e! médico doc-torado, que se limitaba a explicarteóricamente los resultados de la ex-periencia anatómica.Afirmar el valor de la sabiduría

empírica conseguida por medio delas manos y de la observación equi-valía a romper el círculo cerrado dela medicina universitaria. En eso se

Hacia le. rrooluci/m. científica: de Vesalio a Descartes I 267

reconoce una estrecha afinidad en-tre Vesalio y Paracelso, quien habíacontrapuesto el conocimiento empí-rico y casi artesanal de! rnacrocosmonatural a la mediación institucionalde los "libros humanos". Vesalio, entérminos casi paracelsianos, contra-pone la manualidad de los cirujanosa la falsa sabiduría de los profesoresuniversitarios. Como Paracelso, ce-lebra la figura del médico que seensucia las manos curando heridasy traumas, que practica la terapia entodas sus formas, no limitándose aser solamente un teórico de la me-dicina "limpia", de la uroscopia y dela medición de! pulso, de! diagnós-tico aplicado a las enfermedades in-ternas.Más allá de la crítica a la anato-

mía de Galeno, Vesalio sugiere unnuevo modelo de la profesiónmedica: la figura, desconocida has-ta entonces, de un cirujano-diag-nóstico-farrnaceuta. Si el terapeutarenuncia a uno de estos tres aspec-tos de u actividad, especializándo-se en el diagnóstico, pierde el dere-cho a ser llamado médico. Diagno-sis, terapia conservativa fármaco-lógica e intervención quirúrgica, sonlas tres caras de una misma cienciaque ya no se concibe C0l110 lógicaaplicada al organismo, sino que quie-re ser ante todo técnica operativa.La revaloración de la manualidad,que es una forma de experiencia,implica una nueva concepción de laautonomía de la medicina frente a

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la teología: autonomía que ya noquería expresarse en términos lógi-co-epistemológicos, como en la tra-dición universitaria escolástica, sinoprácticos e, implícitamente, sociales.Esta concepción, desde luego, re-

tleja un proceso social muy caracte-rístico del siglo XVI: la búsqueda deaculturación y relativo ascenso porparte de unas clases medias que po-seían una sabiduría empírica de tipono universitario. Vesalio, sin ernbar-go, no es un cirujano excluido de lacultura superior, sino un buen grc-cista, que escribe un latín excelente,manifiesta una destacada sensibilidadpara la dimensión lingüística de laciencia y domina las sutilezas de la ter-miuología anatómica de Galeno. Perosu humanismo no excluye un recono-cimiento de la manualidad que faltaen la mayoría de los médicos-tilólogositalianos del siglo xv y que, al contra-rio, revela las inquietudes del mundogermánico y sobre todo flamenco enla edad de la Reforma.En cierto sentido, Vesalio se pue-

de considerar un erasmiano: la lec-ción metodológica del humanista deRotterdam se manifiesta en el recha-zo de las discusiones abstractas, enla reivindicación de una empiria enque se funden observación personaly conocimiento concreto de los tex-tos antiguos y que, con referencia ala anatomía, se enriquece de unacomponente de manualidad: el in-vestigador no es el teórico, sino elpráctico que ejecuta con sus propias

manos las tareas impuestas por elconocimiento experimental. Se tra-ta, mutatis inutamdis, de la mismaempiria que Erasmo introduce en elcorazón de la teología. Para el huma-nista de Rotterdam, las controversiasmetafísicas, por ejemplo, sobre laTrinidad, ya no tenían importanciapara la definición del correcto méto-do teológico, qlle consistía en la ex-plicación histórico-filológica de lostextos sagrados, sea a través de lacomparación entre el original griegoy la traducción latina, sea a través dela reconstrucción precisa del contex-to cultural y pragmático de cada ca-pítulo evangélico, de cada epístolaapostólica. Lo que Erasmo hace enla teología, Vesalio lo transfiere a laanatomía. El De humani corpons fa-brica no hubiera sido posible sin elgran impulso que el erasmismo dioa los estudios científicos empíricosfundados en la lectura directa de lostextos griegos, liberados de lasincrustaciones escolásticas.Vesalio se formó en Lovaina, ciu-

dad flamenca que, a pesar de su ri-g11roSOcatolicismo, fue también IIncentro de difusión del erasmismogracias al Colegio trilingüe, funda-do por un amigo de Erasmo, Jeróni-mo Busleiden, donde se enseñabanel latín, el griego y el hebraico. Elerasmismo fue popular también enciertos sectores de las clases al tas,pero en sus obras (escritas en latín,pero traducidas, plagiadas, imitadasen todos los idiomas "vulgares" del

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t lacia lareoouuumaentifica: di Vl!5alir,-r'[)l!fCtIms1 269-

almas (racional, sensible, vegetativo-nutricional) era un típico argumen-to de discusión en la teología esco-lástica: argumento híbrido, en quese fundían aspectos religiosos y cien-tíficos, estudio físico del hombre yestudio de las sustancias espiritua-les separadas.Esta distinción clara e inapelable

entre lo que es ciencia empírica y loque es objeto indemostrable de unafe concebida más como experienciapsicológica de cada uno que comoverdad objetiva, representa en Vesaliola herencia del empirismo teológicode Erasrno, que planteaba (aunque,por supuesto, de manera no plena-mente consciente) la reducción dela religión a la esfera subjetiva y laconcepción de la objetividad como"construcción" legitimada por la apli-cación de un método autoevidente.El objetivismo científico, extraño a losintereses retóricos, éticos y filológicosdel humanista de Rotterdam, podíadeducirse dialécticamente de susubjetivismo religioso. Autores comoVesalio contribuyeron a esta evolu-ción -de Erasmo a Descartes, de lareforma al método-«, separando elestudio anatómico del cuerpo hu-mano del conjunto de problemasmetafísicos y teológicos que la esco-lástica había asociado a los grandestemas de la generación, de la em-briología, de la localización del alma,del influjo psíquico.

Pero el ernpirismo de Vesalio (yde otros representantes de la revolu-

siglo XVI) Erasmo apeló sobre todo ala sensibilidad de unas clases mediasque, aunque carecieran de prepara-ción teológica específica, no renun-ciaban a pensar con su cabeza en lascuestiones concretas de la vida reli-giosa. Vesalio, en sus referencias a lareligión, muestra compartir la sen-sibilidad de aquellas clases: hablacon ironía y desprecio de los mon-jes; es indiferente a los problemas-propiamente teológicos; admite,desde luego, la resurrección de lacarne, pero no está dispuesto a ha-blar de la formación del alma o dela relación del alma racional con elalma sensitiva y vegetativa.Tampoco está dispuesto a hacer

de un dogma religioso -la autono-mía del alma racional del hombre desu estructura física- una materiade discusión científica. La cienciasólo puede describir lo empírico: ana-lizar, por ejemplo, las estructuras ce-rebrales y constatar que el cerebrohumano no presenta diferenciasesenciales comparado con el cerebrode los animales inferiores. Dónde selocaliza el alma al interior del cere-bro, es una pregunta que Vesalio noquiere plantearse, pues lo que en elalma no es materia es para Vesalioobjeto de fe, alg-o cuya existencia élreconoce como cristiano, pero queno es objeto de ciencia: en eso Vesa-lio es absolutamente agnóstico. Esteagnosticismo se tiene que apreciarespecialmente si se considera queprecisamente la relación entre las tres

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ción científica) no implicaba una re-nuncia al principio de la unidad delsaber, que, al contrario, fue reafirma-do con mucha fuerza en contra delmatizado enciclopedismo aristotélico.Definiendo las condiciones genera-les del trabajo científico, el anatomis-ta flamenco insiste sobre la unidaddel método. La crítica a la escolásti-ca significa, para él, rechazar un mé-todo equivocado e introducir unmétodo valioso fundado en el axio-ma de la unidad de las disciplinas. Siel método es correcto, se podrá apli-car con las oportunas modificacionesde detalle a todas las ciencias.Vesalio constituye un eslabón irn-

portante en la cadena metodológicaque va de Erasrno a Descartes, puesla búsqueda del "buen método" al cualse atribuye validez universal es la ca-tegoría central en la crítica a la esco-lástica de los siglos xvYXVI.Se produceaquí una ruptura evidente con la tra-dición aristotélica, que admite distin-tos niveles de conocimiento según losobjetos de la ciencia: mientras en lamatemática y física celeste se podíaconseguir certidumbre, en la físicaterrestre las conclusiones científicaspermanecían expuestas a la incerti-dumbre de la discusión dialéctica y nopodían aspirar a la evidencia, sino sóloa la verosimilitud.El cartesianismo es ante todo una

lucha en contra de este concepto deverosimilitud, aristotélico en sus fun-damentos, hu manista, retórico yecléctico en sus formulaciones rena-

centistas: la ciencia o es demostra-ción absolutamente cierta o no esnada. Pero el cartesianismo fue pre-cedido por dos siglos de polémica encontra de la discusión dialéctica, quesólo siembra dudas y en que el máslocuaz y arrogante prevalece sobrequien mejor método tiene. Leonardo,Erasmo y Vesalio son, entre otros, losrepresentantes de esta crítica a lametodología de las escuelas, que ca-recía, según ellos, de fundamentomatemático y observativo. Este re-chazo del probabilisrno permite aDescartes afirmar que la ciencia esuna, así sean distintos sus camposde aplicación: la certidumbre cien-tífica es la misma cualquiera sea suobjeto, celeste o terrestre, "alto" o"bajo" según las tradicionales jerar-quías axiológicas.La unificación de la física celeste

y terrestre lograda pOI· Galileo im-plica, en principio, la unificación delmétodo de las distintas cienciasj laobjetividad empieza a identificarsecon el principio subjetivo de la cons-trucción. En esta perspectiva, la in-sistencia de Vesalio sobre la unidadde las disciplinas, por encima de laanatomía empírica, posee un signi-ficado más general, muy represen-tativo de las tendencias dominantesde la época.La nueva ciencia, que vemos aquí

en su tase de nacimiento, no es unaciencia especialista. El científico mo-derno quiere abarcar distintos cam-pos, construyéndose él mismo los

instrumentos necesarios para la in-vestigación empírica, según un mo-delo ya claramente definido en laantropometría albertiana (LeonBattista teoriza las proporciones hu-manas y, al mismo tiempo, COIlSU'u-ye los instrumentos para medir losdistintos miembros del organismo).Vesalio insistió sobre el principio

de que todas las aplicaciones prác-ricas' tienen que ser desarrolladaspor el mismo teórico que domina losfundamentos conceptuales de laciencia. El especialismo científico y,en particular, el especialismo médi-co, nacidos indirectamente de la "re-volución científica" de los siglos }"'V YXVl,están ausentes de la fase de con-solidación del nuevo paradigma quese caracteriza, por el contrario, por sutendencia universalista y pansófica.En cierto sentido, el médico idealdibujado por Vesalio es mucho me-nos especialista que el galenista detradición escolástica, pues no es sóloun teórico, sino que aplica técnica-mente su sabiduría a través de lapractica quirúrgica.Sucesivamente Vesalio aplica este

concepto de método fundamental ala medicina, ofreciendo un interesan-te esbozo de historia de la profesiónmédica, concebido, POl- supuesto, enla óptica de un humanista que re-chaza todo lo que es característicode la Edad Media, todo lo que esproducto de las invasiones bárbaras.Como, para Erasmo, la teología de-cae en la Edad Media, pues ya no se

Hacia 1" revolución cienüfica: de Vesalioa DescartesI 271

lee directamente el texto griego delEvangelio, sino que prevalecen dis-cusiones abstractas sobre cuestionesmetafísicas, así, para Vesalio, la EdadMedia es el principio de la decaden-cia de la anatomía, pues ya no se prac-tican más disecciones con las propiasmanos: la anatomía se separa de lamedicina. Los teólogos escolásticosdesprecian el trabajo de traduccióny de exégesis histórico-filosófica lle-vado a cabo por humanistas comoErasmo, a quienes llaman sarcásti-camente "grarnáticos" (un teólogono se ensucia la boca anatomizandopalabritas, sino que habla de Dioscomo ser, len nombre de una meta-física atemporal!). De la misma ma-nera, los profesores universitariosdesprecian la tarea de la disecciónanatómica, en la que no puedenaplicar sus distinciones conceptua-les. Vesalio describe las discusionesacadémicas de los médicos con unavivacidad satírica que hace pensaren el humanista de Rotterdam.La enseñanza, aun en el siglo XVI,

no era una moderna "clase de anato-mía" en la que el anatomista seccio-na, muestra y describe. Era, antetodo, una discusión sobre una tesis.Las tesis "propuestas" tenían uncarácter fuertemente abstracto: porejemplo, un profesor paduano po-día introducir el debate afirmandoque "el objeto de la medicina es elcuerpo humano en cuanto capaz deenfermarse y recuperar la salud"(como hizo en el siglo xv el célebre

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Alessandro Sermoneta). Cada ele-mento de esta definición podía sersometido a crítica por parte de pro-fesores y estudiantes: la discusión sedesarrollaba a un nivel puramentelógico. La lección se convertía, así,en una verdadera competición dia-léctica. Vesalio rechaza precisamen-te esta dimensión dialéctica, en quese pierde la "verdad de los hechos".En eso se acerca a Leonardo, que con-dena el "ruido" de la discusión esco-lástica, enemiga tanto de la empiriatécnica cuanto de la solitaria contem-plación platónica, y, sobre todo, aErasmo, que había aprendido a re-conocer la ignorancia e inconfesadalocura detrás de la falsa sabiduríadialéctica.El humanista de Rouerdam sabe

que, muchas veces, las sublimes defi-niciones de los teólogos, por ejemplo,en materia de Trinidad, se fundansobre una mala lectura de un manus-crito o sobre la falsa interpretaciónde un contexto histórico. De la mis-ma manera, Vesalio constata que mu-chas veces la muerte del paciente sedebe a la falta de conocimientos ana-tómicos que hubieran permitido laintervención quirú rgica, pues losrepresentantes de la medicina oficialignoran la verdadera estructura delcuerpo humano. En los dos casos,se renuncia a profundizar en lo queel hombre puede realmente conocer;pues está relacionado con su praxis-praxis manual y lingüística, cons-tructiva y simbólica-. Realidades

primarias como salud y salvación sehacen provenir de conceptos que noestán al alcance de la inteligenciahumana, como la naturaleza de Dios(para la teología especulativa) o lasfuerzas ocultas de la naturaleza(para la terapia farmacológica, que,a diferencia de la cirugía, no proce-de sino en mínima parte de la com-petencia y energía del terapeuta).La farmacología, pa"a Vesalio,

.está fundada en un sistema de ana-logías cosmológicas de incierta efica-cia terapéutica. La cirugía es muchomás segura, pucs, para ella, vale elprinci pio que formulara GiambattistaVico dos siglos clespués: uerum[actum, el hombre conoce el produc-to cle su praxis. Si la certidumbre noprocede de la dignidad ontológicadel objeto, sino del rigor rnetodoló-gico, no hay razón para ncgar a lacirugía (que está fundada en el co-nocimiento sistemático del cucrpohumano) el nombre de ciencia, con-virtiendo en principio filosófico elprejuicio social en contra de los ar-tesanos, el desprecio de una aris-tocracia intelectual para una clasemedia de profesionales de la salud.Esta reivindicación del valor cientí-

fico de la cirugía contribuyó a consti-tuir un nuevo paradigma fisiológico.Para Vesalio, la cirugía presuponía laanatomía y la anatomía tenía que serabsolutamente sistemática. El médi-co flamenco condena explícitamentela mala costumbre de las universida-des contemporáneas, en las cuales se

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mostraban solamente los órganosinternos, corazón, pulmones e híga-do, que se pudrían más rápidarnen-te y, por tanto, tenían prioridad enlas clases de anatomía. Concentrán-dose en las entrañas, los profesoresdescuidaban las partes sólidas delcuerpo, músculos, huesos, cartílagos,partes "plebeyas" que no merecíamostrarse a los estudiantes. Según lafisiología galénica, en efecto, la saluddependía esencialmente del buenfuncionamiento de los órganos pro-ductores de "espíritus". Era, por tan-to, comprensible que las partes "peri-Iéricas" del cuerpo no interesasen enla misma medida a la medicina esco-lástica.Pero, para Vesalio,ya no hay cen-tro y periferia, sino el todo: la secciónanatómica tiene que respetar el ordenque el Utcq>o mismo impone, desdelas partes más superficiales a las másprofundas; las partes sólidas tienen elmismo interés que los órganos inter-nos y, tal vez, ofrecen al anatomistamayores posibilidades de descubri-mientos morfológicos.Esta consideración para lo "sóli-

do" se configura COIllO una toma dedistancia, sólo parcialmente conscien-te, frente a la concepción galénica dela vida orgánica como dinámica de flui-dos. En efecto, el "solidismo" atornistaque se opondrá victoriosamente algalenismo en el siglo XVII, explicandolos fenómenos de la vida a partir de ladinámica de partículas sólidas, serátambién un producto de la reuolucumanatómica del siglo >-'VI, que es también,

itaiia 1ln"l!fJIJlraitm-rimltft=<trVtsalw-aDl!l1:ifi'tes f 273

aunque no en la misma medida, revo-lución en la práctica quirúrgica.Un ejemplo destacado de la fe-

cundidad de la propuesta metodoló-gica de Vesalio es la formulacióndefinitiva de la teoría de la circula-ción continua de la sangre en la obrade William Harvey, en la cual tuvie-ron mucha importancia las experien-cias hechas con lazos hemostáticos,que permitieron distinguir más pre-cisarnente hemorragias arteriosas yvenosas. La sustitución del cauteriocon el lazo en la medicación de lashemorragias se produjo precisamen-te en el siglo XV1 a partir de la obradel cirujano francés Ambroise Paré.Aplicando lazos hemostáticos a unmismo miembro en distintas posicio-nes, los médicos pudieron darsecuenta de cómo la hemorragia ve-nosa estaba determinada sólo por lafuerza de gravedad, mientras que enla hemorragia arteriosa intervenía lacontracción del músculo cardíaco, asíque la cantidad cleI flujo estaba rela-cionada con la inmisión de la séU1green la aorta. El mejor conocimientode las hemorragias favoreció un nue-vo método, experimental y, en prin-cipio, cuantitativo, en el estudio dela circulación de la sangre: la rna-nualidad despreciada se vengaba, así,del paradigma fisiológico humoralque había nacido sin ella y en contrade ella.

El médico medieval, en la po-lémica de Vesalio, hace como el arqui-tecto, que dibuja el plano y, por su-

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274 / Cuerpo e imagen en. el Reua.úmleulo

puesto, no piensa ni por casualidaden poner los ladrillos. Pero el ideal deVesalio ya no es la ciencia "arquitec-tónica", en el sentido de Aristóteles,sino la ciencia operativa. Adoptan-do una postura que también es típi-camente humanista, Vesalio citamodelos antiguos para criticar unamala interpretación de los autoresclásicos (como el mismo Galeno), quelleva a imitarlos "según el ocio y lapereza mental" y no "según virtud".El anatomista trata de "renovar" laverdadera praxis de los antiguos, se-g-lll1la cual el internista era tambiéncirujano y farmaceuta, superandouna separación entre teoría y ma-nualidad que, para él, es parte inte-grante del naufragio de la culturaclásica. La referencia al mundo anti-guo legitima, en contra de la praxis"moderna" del siglo XVI, una actitudcaracterística de la "modernidad": lafusión de acción y contemplación. La"revolución" o, cuanto menos, la in-novación se presenta, según un tÍ-

pico esquema renacentista, como"restauración" de un ideal de per-fección ubicado en el pasado, defor-mado por la "evolución destructiva"de la historia y que es preciso "re-formar" en la medida de lo posible.Para celebrar su ideal científico y

social, Vesalio tiene que recurrir aHornero y a su elogio del médico enLa Iliada: el poeta griego, por su-puesto, no alaba al profesor univer-sitario de medicina, sino al terapeutapráctico que cura a los héroes para

que puedan regresar a sus hazañas.Pero, para criticar a las autoridadesde la normal science de su época, aAristóteles y a Galeno, Vesalio se apo-ya sobre todo en Platón, según el cualla anatomía constituía el fundamen-to de la medicina.Sólo en apariencia puede extrañar

esta cita platónica en un apologetade la manualidad, en un decididoempirista. El "renacimiento" del pla-tonismo significa, precisamente, larecuperación de la parte más antigua,más preciosa y sublime de la heren-cia clásica, qlle la escolástica había sa-crificado al dogmatismo aristotélico:los novadores buscan precisamenteen el más venerado de los filósofosantiguos la legitimación de su incon-formidad científica.Aún más que la teoría platónica

de los elementos, aún más que laexaltación de la geometría, influyósobre los críticos de las institucionesuniversitarias el gran modelo de lapolémica de Platón contra los sofistas.La mezcla de ironía e indignacióncon que el filósofo gTiego había re-presentado y criticado las discusio-nes sofísticas se volvió paradigmateórico y literario del desenmascara-miento de unafalsa cultura. No eradifícil encontrar en el profesor esco-lástico la versión "moderna" delsofista (y, para los cristianos eras-mistas, también del fariseo evangéli-co). Más allá de la sátira, Platónenseñó a rechazar la pura verosimili-tud discursiva en pro de una certi-

dumbre que, en el filósofo ateniense,seguía llamándose dialéctica, pero secontraponía radicalmente a la doxa. Elpathos empirista de Leonardo, ErasmoyVesalio,así como el racionalismo car-tesiano, articulan de manera distintaesta herencia platónica.La sátira de los nuevos sofistas,

desde luego, podía desembocar fá-cilmente en una concepción fuerte-mente pesimista de la cultura "rno-derna", que imitaba formalmente alos grandes clásicos y traicionaba suespíritu. Vesalio sugiere una visióncatastrófica de la enseñanza de laanatomía en las universidades del si-glo XVI, exagerada en los detalles (enFlorencia, por ejemplo, los estudiosanatómicos tenían su papel recono-cido en la formación médica), peroexacta en lo esencial: mientras el pro-fesor conocía el organismo sólo através de la lectura de Galeno y, alperderse en divagaciones abstractas,no pensaba en relacionar su saberpasivo y dogmático con cuanto apa-recía delante de sus ojos, el barberoignorante, a quien se había entrega-do la tarea de la disección, no sabíaexplicar en latín lo que tenía entrelas manos.El latín, por supuesto, era el úni-

co idioma realmente accesible alpúblico cosmopolita de las univer-sidades del siglo XVI: los erasmianos,con realismo, nunca pensaron en unaenseñanza de los idiomas vulgares,sino que trataron más bien de difun-dir entre las clases medias el cono-

Hacia la reuolucion cientifica: de Vesalio a Descartes I 275

cimiento del latín (un latín vivaz, co-loquial y, al mismo tiempo, preciso,ajeno a toda pedantería "cicero-niana"). Sin embargo, el boom de lastraducciones en el siglo XVI llevó elproceso de aculturación allende loslímites del proyecto originario con-cebido por Erasmo y sus discípulosinmediatos.

Pero el pesimismo de Vesalio y,en general el pesimismo humanis-ta, es relativo. La condena de la EdadMedia (y de sus supervivencias enel siglo XVI) está integrada por unaapología del presente. Típica delhumanismo es la exaltación del pre-sente como renacimiento de la An-tigüedad clásica. El renacimiento dela Antigüedad clásica es, ante todo,renacirn iento del método clásico,renacimiento del concepto de uncompromiso científico y médico in-tegral que, según Vesalio, hubieracaracterizado a los médicos anti-guos. Así que, cuando el autor delDe humani corporis fabrica habla delpresente, se le alarga el corazón: yaestá empezando un movimiento derestauración, ya el mundo de lapseudolección de anatomía con elprofesor pedante y el barbero me-dio carnicero se está acabando.Pero el nuevo mundo anatómico

que sueña Vesalio no es, por supues-to, una terra incognua bajo el perfilfilosófico. La crítica a Galeno signifi-ca también un renacimiento de Ga-leno: no de su método de seccionarmonos, por supuesto, pero sí de la

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filosofía que inspiraba sus investiga-ciones, muchas veces equivocadas enel detalle, exactas y sublimes en lainterpretación general de la natura-leza. Como Copérnico, Vesalio siguecompartiendo aspectos primordialesde la cosmovisión del mismo autorque critica en lo específico de su dis-ciplina. Si Copérnico, como Pto-lomeo, piensa el universo finito,Vesalio está muy lejos de contrapo-ner un mecanicismo científico alprovidencialismo estoico de Galeno.Como el médico griego, Vesalio

considera el cuerpo humano comouna estructura teleológica, organi-zada de la mejor manera posible porDios y la naturaleza. El procedimien-to típico de Vesalio consiste en des-cribir una' estructura para despuéscomentar su utilidad, su función paralas actividades del organismo. Porejemplo, cuando habla de los huesosdel cráneo, observa que éstos noconstituyen una unidad, sino quehay distintos huesos craneales, aun-que, a consecuencia del proceso decalcificación, en cienos viejos estoshuesos se han fusionado al puntode que ya no se observan las solu-ciones de continuidad entre uno yotro, mientras que, por el contrario,en los niños aparecen unos huecoscaracterísticos que se van llenandoa lo largo del crecimiento. Pero elcráneo del viejo y el del niño consti-tuyen anomalías que es oportuno de-jar de lado a la hora de interpretarteleológicamente el dato morfológico.

Según Vesalio, la estructura compues-ta del cráneo del adulto normal "sir-ve" para reducir los daños del cerebroen caso de fractura, que serían mu-cho más graves si el cráneo fuera com-pacto. De la misma manera se puedeencontrar una "razón suficiente" parala actividad del cerebro, enteramenterodeado por huesos: este órgano notiene que ejercer ninguna actividadque implique dilatación o contracción.El principio opuesto se aplica al ab-domen, al que falta enteramente pro-tección esquelética, pues el volumende las entrañas se modifica durantela digestión y, además, la mujer em-barazada necesita de espacio para elfeto.Este teleologismo sistemático se

apropia también del principio meta-físico de la mediación de los opues-tos, tan central en la filosofía deFicino: mediación sencilla, como enel caso de la caja toráxica que con suestructura compleja (esternón, cos-tillas -en parte óseas, en partecanilagíneas-, columna vertebral),"media" entre la dureza del cráneo yla flaccidez del abdomen, permitien-do el movimiento de dilatación delpulmón y al mismo tiempo prote-giéndolo de las lesiones; mediacióndoble, como en el caso de las me-ninges (pía madre y dura madre) que"median" entre la dureza de los hue-sos del cráneo y la morbidez de lamasa encefálica.Este principio de mediación en-

tre componentes contrarias expresa

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un esencial funcionalismo, que Ve-salio compendia en el título de suobra: De humani corporis fabrica (Fa-brica del cuerpo humano). El térmi-no latino fabrica es un homenaje aGaleno, una traducción muy exactadel término empleado por el médicogriego, kataskeué, que sugiere la ideade la "fabricación" que Dios hace delhombre. Vesalio (y Galeno) concibena Dios como un arquitecto que em-plea los medios más sencillos paralograr los resultados más perfectos yfuncionales. Este concepto no eraajeno al aristotelismo escolástico, se-gún el cual "la naturaleza no falta enlo que es necesario y no redunda enlo que es superfluo". Pero en Vesalioel viejo axioma parece ya tener unasignificación más "moderna": la hi-pótesis será tanto más fuerte cuan-to más sencilla, pues una hipótesisdemasiado compleja no correspon-de a la manera de obrar de este divi-no arquitecto, quien quiere hacerlotodo de la manera más rápida e in-mediata. En el caso de opción entreuna hipótesis sencilla y una comple-ja. se tendrá que elegir siempre lapnmera.En otras palabras, en el finalismo

de Vesalio se mezclan aspectos tra-dicionales y aspectos "modernos".No se trata de contradicción, sinode continuidad histórica: la concep-ción teleológica de la naturaleza, lasnociones de "razón suficiente" y de"mejor de los mundos posibles"constituyen un puente entre el es-

toicismo antiguo y la revolución cien-tífica. Reflejando la concepción estoi-ca, Cicerón había celebrado, en elsegundo libro de su De natura deorum,la dignidad del hombre, la belleza fun-cional de su estructura y de sus pro-porciones, como manifestación des-tacada de la perfección teleológica dela naturaleza. Este texto, famoso enlos siglos xv YXVl, contribuyó en ins-pirar el antropornorfisrno del arterenacentista y, desde otra perspecti-va, la anatomía humanista de Vesalio.Para el anatomista, la belleza delcuerpo se revelaba ante todo comocorrespondencia perfecta de formay función. El médico, como el artis-ta, admiraba en la forma la manifes-tación adecuada de la funcionalidad.No extraña, como consecuencia, quela concepción científica de Vesalio,para expresarse cumplidamente,haya tenido que recurrir al auxilio dela imagen, poniéndose, en cierto sen-tido, en el terreno del arte.Vesalio afirma con mucha claridad

que no se puecle hacer anatomía sinimágenes. En la última parte del pre-facio al De humani corpons fabrica seenfrenta a la crítica, vagamenteplatónica, según la cual los manualesde anatomía distraerían de la expe-riencia individual, así como, en elPedro, la invención de la escritura esconsiderada peligrosa para la memo-ria y la capacidad argumentativa. Larespuesta de Vesalio es coherente consu ernpirismo: el manual es un ins-trumento que nunca puede sustituir

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a las verdaderas fuentes. Lo princi-pal en la anatomía es la disección,la práctica: el manual de anatomíasólo puede servir cuando no hayposibilidad de observación personal.Su función es propedéutica: seríamuy bueno que los niños aprendie-ran temprano las tablas anatómicas,pues lo que se aprende en aquellaedad se conserva tenazmente en lamemona.Vesalio aparece aquí muy cerca-

no a Erasmo, quien, entre los hu-manistas, había sido el primero enreiterar la necesidad de la enseñan-za primaria, afirmando que el niñoentre uno y tres años era capaz deaprender si la lección se camuflabade juego y se fundaba en imágenes.Pero, también para los adultos, lasimágenes constituyen parte inte-grante del texto y explican comple-jas relaciones morfológicas que eldiscurso más preciso no lograría ex-presar con exactitud. Las reflexionesde Vesalio repiten las consideracio-nes de Alberti y otros teóricos de losjeroglíficos: la imagen, más sintéti-ca que la palabra, puede transmitiren forma más directa e impactanteun conjunto de conceptos difícil-mente analizable.Una raíz común produce las gran-

des creaciones del arte simbólico y laprecisión de los grabados anatómi-cos (cuyo claroscuro, desde luego,presupone un riguroso tirocinio enaquella técnica de las sombras y de

las luces donde estriba, según Leo-nardo, lo esencial de la ciencia del pin-tor). Claramente simbólico es elfrontispicio del De liumami corporisfabrica: la Muerte levanta su hoz,como en el expresionismo gótico,pero el anatomista secciona un úte-ro acercándose serenamente al mis-terio de la vida (véase figura 11.1).En forma más implícita, este sim-bolismo se encuentra en todas lasimágenes del De humani C01pO'ns fa-brica. A pesar de la finura realista desus huesos y sus músculos (véansefiguras 1 l.2a y 11.2h), los seres hu-manos que aparecen en las tábulasdel De humani corporis fabrica con-servan una dimensión alegó rica:simbolizan, cada uno a su manera,la concepción del hombre como "pe-queño mundo", análogo al cosmossobre el que Vesalio funda su anato-mía funcionalista.Sin el énfasis retórico de Ficino y

de Pico, el empirista Vesalio com-parte el principio inspirador de susfilosofías: la concepción del hombrecomo espejo del mundo y la ideasegún la cual, conociendo al hom-bre, se conoce toda la naturaleza.Este postulado justifica el interéscognitivo para detalles anatómicosen apariencia triviales, pues en cual-quier detalle se encuentra la totali-dad; y la totalidad es el principio delconocimiento del hombre comométodo científico y estético para elconocimiento del cosmos.

Hacia u, revolución científica: de í/esoiio a Descartes I 279

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Figura 11.1 Frontispicio del De humani corpotis fabrica de Vesalio

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Un largo procesode mecanización

L, anatomía de Vesalio se fundaba enun funcionalismo entre estoico y pla-tónico, y retornaba la metáfora delhombre microcosmo. La concepcióndel hombre máquina que dominará elsiglo XVII ya se vislumbra en la obrade Leonardo, aunque mezclada conelementos ficinianos. La anatomía deLeonardo no llegó a grandes descu-brimientos como la de Vesalio, perocontribuyó poderosamente al desa-rrollo del dibujo anatómico sobre elcual se basaron posteriormente lastábulas del De humani corporis fabrica.Para Leonardo vale, como paraVesalio, el concepto según el cual nose puede hacer anatomía sin imá-genes, fundamento, no solamentede la pintura, sino también de la ana-tomía. Pero el aspecto más desta-cado de los estudios anatómicosde Leonardo es su incipiente me-carucismo.El historiador italiano Eugenio

Garin subraya el tema de la impor-tancia del maquinismo en la concep-ción Ieonardesca del ser humano.

Si podemos adelantar una conclusióngeneral, aun fuera de manera hipotéti-ca, podríamos decir quizás lo siguien-te: más que instrumento expresivo, eldibujo es instrumento necesario al co-nocimiento. A través del dibujo, Leo-nardo procede a la anatomía de larealidad, a la profundización de la ex-

t-lrrcin-17lCTl!VUb,áÓ'lIT,Íl!'Irttfir.a:,I:eVmtlinrrf}¡¡smnlSl 28 1

periencia visible, reduce el fenómeno asus estructuras que, en última instan-cia. son estructuras matemáticas-mecá-nicas-maquinales. Cuando, en su ana-tomía, Leonardo analiza el funciona-miento de un órgano animal, reducién-dolo a sus componentes para pre-sentarlo luego como un juego de fuer-zas maquinales, su obra investiga losdiferentes niveles en que se despliegala realidad, esquernatizándolo y expli-citando todos sus segmentos. Los di-bujos y las reflexiones teóricas apuntanhacia una visión unitaria de las cosas ensu estructura profunda.

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En los cuadernos de anatomía deLeonardo se lee lo siguiente: "la natu-raleza no puede dar movimiento a losanimales sin instrumentos maquinales,como demuestra este libro indicandolos actos de movimiento que dicha na-turaleza realiza en los animales". En lasanotaciones anatómicas posteriores alaño 1500 se afirma cada vez más la ideade la máquina, de una máquina sus-ceptible de ser desarmada y analizada."Cuando tú examinas esta máquinanuestra, no te entristezcas pensandoque tu conocimiento se desprenda dela muerte de Olro, sino alégrate de quenuestro autor haya puesto el intelectoen lan excelente instrumento". Y unaspáginas antes, al describir el funciona-miento de la máquina animal: "De otromodo ocurre en el cuerpo de los ani-males, a través del latido del corazónque genera la ola de la sangre por to-das sus venas las cuales continuamentese dilatan y se constriñen; y la dilata-ción se produce al recibir el exceso desangre y la disminución al soltar el so-brado de la sangre recibida".

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Figura t 1.2aVesalio, Tábulade los músculos

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282 / Cuerpo e imagen en 1,1 Renacimiento

Comenta Garin:Máquina es el hombre, máquinas losanimales, de hecho el hombre sólo sediferencia de los animales por lo acci-dental; máquina el mundo. Motoresde estas máquinas son los espíritus oespíritu, la virtud espiritual o sea lafuerza, también ésta entendida comoalgo incorpóreo pero físico, rodeadaen todo caso por un halo de constanteambigüedad. Hasta aquí la definicióndel espíritu es la de una potencia uni-da al cuerpo, pero que con el mismono puede fusionarse. Instrurnento,cuerpo, máquina: la anatomía de Leo-nardo, que estará convirtiéndose enmecánica general y en investigación fí-

sica del universo, descubre bajo la pielun juego de canales, de cuerdas, pa-lancas, pesos. motores secundarios yprimarios de las transmisiones y mo-dilicaciones de las cosas. Antes delalma, Leonardo, después de habermostrado su componente física, se de-tiene con estas palabras, irón icas paraunos, terriblemente serias para otros:"y la definición del alma la dejo en ma-nos de los frailes, quienes, por inspi-ración divina, conocen todo lo demás".

Sin embargo, Leonardo no es unpuro mecanicista, sino que está muyinfluido por el concepto ficinianodel espíritu. Cabe, sin duda, subra-yar esta primera aparición del hom-bre máquina, de una anatomía con-cebida como sistema de fuerzas me-cánicas. Importa también resaltar laanalogía fundamental entre anato-mía e hidráulica, las máquinas C011S-

truidas utilizando las energías pro-ducidas por las aguas y las estruc-turas del cuerpo humano. Esta ana-

Hacia la revolución científica: de Vesalio a Descartes I 283

logía está fundada, a su vez, en laotra analogía entre los impulsos ner-viosos y las caídas de agua. La hi-dráulica es una de las ciencias inge-nieriJes más desarrolladas en el Re-nacimiento: precisamente en el si-glo xv se ejecutan las grandes obrashidráulicas de Siena, una red de acue-ductos subterráneos para abastecer deagua a la ciudad y eliminar las basu-ras con un sistema de cloacas. Losingenieros de Siena merecen ser com-parados a Brunelleschi y a Leonardoentre los mayores representantes dela ingeniería del Cuatrocientos. Laorganización de los hospitales cono-ció en este siglo grandes progre-sos bajo el perfil de la higiene: unade las condiciones de este progresoestá constituida por el desarrollo dela hidráulica. Este desarrollo tienesus consecuencias para la fisiología,estimulando al anatomista a aplicarmodelos retornados de una ciencia

_ prestigiosa y capaz de grandes logrosprácticos.Desde luego, la mecanización de

la imagen del cuerpo fue un procesomuy largo. La química sólo despuésde mucho tiempo logra aceptar ple-namente la nueva concepción de laanatomía como dinámica de fuerzas.En este proceso complejo tenemosque diferenciar entre el desarrollo dela anatomía y la evolución de la fi-siología que lleva a la sustitución delmodelo -galenista cualitativo conunos modelos mecanicistas muycondicionados por la nueva ciencia

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Figura 11.2bVesalio, Tábulade los músculos

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de René Descartes. En la anatomía,el cambio de paradigma es relativa-mente rápido. Vesalio es el fundadorde una nueva escuela, que logra im-portantes descubrimientos ya a lo lar-go del siglo xvi, El cambio en la fisiolo-gía es mucho más lento. Todavía a fina-lesdel siglo XVII la iatromecánica, lo quequiere decir fisiología mecanicista, yla fisiología galenista se encuentranen equilibrio. En cuanto al estudiosistemático de las correlaciones en-tre la semiótica y los resultados de laautopsia, se tiene que esperar alprincipio del siglo XIX. Antes de estaépoca, el diagnóstico procede consus técnicas empíricas, establecien-do la relación directa entre médicoy paciente. El diagnóstico di ferenciales, ante todo, un diagnóstico sobreindividuos vivos y la anatomía es, antetodo, anatomía fisiológica, investiga-ción sobre las estructuras del cuerpohumano en sus condiciones "norma-les". Puede ser anatomía patológica,en cuanto se observan las alteracionesde los órganos producidas por deter-minadas enfermedades: no es anato-mía clínica en cuanto conocimientosistemático de las alteraciones pato-lógicas indicadas por los síntomas yconfirmadas por la autopsia.En otras palabras, pasa con la ana-

tomía de Vesalio precisamente lo queel autor del De humani corporis [abricahubiera querido evitar. La unidad delas ciencias médicas constituía, pa¡'aél, un principio metodológico fun-damental. Al contrario, en la escue-

la cle Vesalio la anatomía empíricase separa de la fisiología: continúasiendo galenista en el ámbito fisio-lógico y también en la anatomía; apesar de la insistencia sobre la ob-servación directa, sigue vigente enmuchos aspectos la autoridad deltexto galénico.Ya Vesalio había introducido una

contradicción entre anatomía y fi-siología: no había reconocido canal al-guno en la membrana intraventriculardel corazón, no había encontrado nin-guna justificación anatómica parala hipótesis según la cual el corazónizquierdo y el corazón derecho erancomunicantes. A pesar de ello, habíareafirmado que esta comunicaciónexistía, pues, negándola, se tenía quenegar también la explicación de la ac-tividad del corazón según Galeno: esdecir, la transformación de la sangre,que circulaba a partir del corazón de-recho, en el espíritu vital que se pro-ducía en el corazón izquierdo y quesubía al cerebro. Vesalio había reafir-mado este principio Fundamental dela fisiología galénica, eludiendo lasposibles objeciones anatómicas conla afirmación de que se trataba de un"misterio de la naturaleza".

'{,1. pocos años después de Vesaliose llega a la primera afirmación de lateoría del pequeño círculo en RealdoColombo, sucesor de Vesalio en Pacluay después profesor cle anatomía enRoma. Colombo afirmó que circulaciónvellosa y circulación arterial no repre-sentaban dos sistemas distintos, uno

de circulación de la sangre y el otro decirculación del espíritu. La sangre, ensu teorfa, no pasaba directamente delcorazón derecho al corazón izquierdo,sino que atravesaba los pulmones. Estaobservación morfológica no es aún unsistema de la circulación continua dela sangre, como será la de Harvey.Para que la doctrina de Harvey fue-

ra posible se necesitaba un ulteriordesarrollo de la anatomía: el descu-brimiento de las válvulas venosas porCirolarno Fabrizi de Acquapendente.Fabrizi publicó en l603 su tratado Deuenarum ostiolis, literalmente Sobre laspuertecillas de las venas, en que se des-cribían por primera vez las válvulas delas venas. La función que GirolamoFabrizi asignaba a estas válvulas era lade demorar la circulación de la san-gre en las venas. La circulación delespíritu en las arterias podía ser rápi-da; la circulación de la SaIlgre, que ali-mentaba a los órganos, tenía que sermás pausada y las válvulas de las ve-nas servían precisamente pa¡'a dete-ner su ritmo.La anatomía de Fabrizi era aún

compatible con Galeno: el médico deAcquapendente no quería llegar a unadestrucción del modelo fisiológico tra-dicional. Fabriziera una figura de ana-tomista técnico y especializado, quese limitaba a la morfología, mientrasque en Vesalio la reforma de la anato-mía se acompañaba a la propuesta deun nuevo modelo de médico, al mis-mo tiempo diagnosticador, cirujano yfarmaceuta.

Hacit.-ta-nrool"cián-cimlifica,-de Vesaliira D=lLTtert285

Pero el descubrimiento de las vál-vulas de las venas impulsó a Harveya formular su teoría de la circulaciónde la sangre. Estas válvulas, cerrán-dose, hacían que la circulación fue-ra en sentido único, pues la sangreno puede ascender "en contravía'':sólo puede refluir de las extremida-des al corazón, pero no puede afluirpor la misma vía del corazón a lasextremidades. Harvey consiguió sudoct.orado en medicina en la Uni-versidad de Padua en 1604, un añodespués de que Girolamo Fabrizi,profesor de aquella misma universi-dad, hubiese publicado su obra so-bre las válvulas de las venas.Este papel de Padua revela cómo

el cambio acompaña la continuidad:cambio rnetodológico, pero continui-dad institucional. La medicina insti-tucional aún es capaz de representarno sólo a Italia, no sólo a la sabiduríaprovinciana, sino a la ciencia europeaen su conjunto. "Herejes" anglicanos,como Harvey, no encontraban dificul-tad ninguna en estudiar y doctorarseen la Universidad de Padua. En otraspalabras, la revolución científica es po-.sible porque en Italia, aun en la épocade la Contrarreforma, se conserva algode la libertad de investigación renacen-tista, del principio de una actividadmédica no sometida a la razón teo-lógica que ya había inspirado elaristotelisrno medieval y que se trans-mite a la nueva ciencia galileana.Girolamo Fabrizi puede conside-

rarse la cara médico-anatómica de la

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Page 15: Hacia La Revolución Científica

_____ 286 I Cu.rl-"jJO e imu rf"H en fl Rsnucuniento

cultura científica paduana, cuya carametodológica corresponde a Galilei,mientras que ti-ay Paolo Sarpi, cien-tífico de nivel no inferior al mismoGalilei, representa la cara religiosa.Además de científico, Paolo Sarpi estambién un teólogo y, ante todo, unhombre de derecho. Es el represen-tante de la república de Venecia, elpolemista que con total compromisopolítico defiende las prerrogativas delestado veneciano frente a cualquierinterferencia de la curia romana.Defender la autonomía de Venecia

significa también defender la auto-nomía de la Universidad de Paduasometida exclusivamente a los magis-trados venecianos y no dependientede la censura papal, En consecuen-cia, Padua disfruta un clima cultu-ral muy distinto al del resto de lapenínsula: a pesar de las protestasromanas, los reformados siguen asis-tiendo a la Universidad y reciben sudoctorado directamente de la repú-blica veneciana. Sarpi está compro-metido en una batalla política porla autonomía del Estado, que posi-bilita también la nueva ciencia deGalileo, Girolamo Fabrizi y Harvey.Se evidencia una circulación inte-

lectual de largo plazo entre Inglaterray Padua: Inglaterra contribuye deci-sivamente a la formación de Erasmo,de su empirismo teológico, que sevuelve empirismo científico en Vesalio,pero también en muchos médicos bri-tánicos del siglo XV1 que estudian enPadua y que aceptan el principio

fundamental del humanismo aplica-do a las ciencias naturales: conocerlos textos científicos antiguos, sobretodo griegos, y criticados a partir deun conocimiento profundo de susrasgos específicos, Este saber médi-co-humanista re.fluye a Inglaterra,donde se había engendrado, bajo lainfluencia de Erasmo, en el procesode interacción entre la obra del maes-tro holandés y la cultura inglesa. Pre-cisamente en Inglaterra es dondeHarvey publica su escrito sobre la cir-culación de la sangre, que es el pri-mer modelo puramente mecánico dela historia de la cardiología y que tuvouna in fluencia decisiva sobre el de-sarrollo de la fisiología cartesiana.Precisamente en el momento en

que la nueva ciencia de tipo italianose vuelve ciencia europea, en que seda un proceso de circulación intelec-tual entre Padua y el resto de Euro-pa, y en que se produce el cambiometodológico en dirección del meca-nicismo, entra en crisis en la mismaItalia el modelo de relativa libertadreligiosa que había posibilitado aquelproceso. En 1616, el cardenal Rober-to Bellarmino logra la promulgacióndel decreto romano en contra delcopernicanismo. No se trata solamen-te de una condena teológica, sino tam-bién de la expresión de lacompetenciaentre la ciencia de los colegios de losjesuitas y la ciencia laica de la Uni-versidad de Padua. En la capital cul-tural del estado veneciano, el colegiode la Compañía de Jesús aspiraba a

transformarse en el verdadero cen-tro de la enseñanza a nivel univer-sitario, con fuertes intereses cien-tíficos y experimentales, pero sobreuna base de estrecha ortodoxia enlo astronómico y cosmológico, mien-tras que la vieja Universidad seguíasiendo el baluarte del espíritu de au-tonomía racional y de las tendenciasanticlericales del viejo aristotelismo.Cuando el conflicto se acentúa

empiezan a separarse las vías de lospolíticos y de los científicos. Sarpifue un reconocido hombre de cien-cia: proyectó obras hidráulicas; es-tudió la contracción de la pupila,influyencIosobre la óptica cartesiana;estimuló también a Girolamo Fabrizipara que investigara con más aten-ción las válvulas de las venas. Perocuando la Iglesia condenó el coperni-canismo, Sarpi compuso un parecerjurfdico en que sostuvo que el decre-to romano no comportaba ningunadisminución de los derechos políticosdel estado veneciano y, como conse-cuencia, podía ser aceptado sin con-testación, tratándose de una cuestióncientífica abstracta y no de una cues-tión jurisdiccional. Al mismo tiempo,Sarpi escribe a Galileo invitándolo aconcentrarse sobre la mecánica, laciencia en que se expresó su verda-dera grandeza con el descubrimien-to de las leyes del movimiento y queera susceptible de las aplicacionestecnológicas más amplias, dejandode lado las cuestiones cosmológicasde las cuales no podía salir nada bue-

Haclll la revolución científica: de Vesalio a Descartes / 287

no para el verdadero progreso cientí-fico. Galileo, por su parte, abandonóPadua para no ser involucrado en elconflicto jurisdiccional entre Roma yVenecia, y se trasladó a Pisa, que cons-tituía entonces la capital científica deun estado de grandes tradiciones e in-cipiente provincianismo, la Toscanade los Medicis, bastante lejos del ojodel ciclón.Mientras tanto, el conflicto roma-

no-veneciano se agudizó y la curiahizo apuñalar a fray Paolo Sarpi,quien sobrevivió gracias a las curasde Girolamo Fabrizi que, además degran anatomista, era también buencirujano. Galileo, en Pisa, buscaba sutranquilidad científica, tratando deestablecer buenas relaciones con losmatemáticos jesuitas. Pero el compro-miso no duró mucho tiempo: en1633 llegó el proceso de Galileo, quefue también condena eclesiástica de-finitiva del copernicanismo.Después de esta fecha se desata el

nudo de "ciencia" y "vida civil" quehabía caracterizado al Renacimientoitaliano y que se había reflejado porúltima vez en la Padua de principiosdel siglo XVII. Venecia fue perdiendopaulatinamente, si no su autonomíajurisdiccional, la energía polémica eideológica con que fray Paolo Sarpihabía querido reivindicarla. La nuevaciencia tuvo que renunciar, cuandomenos por un tiempo, a sus ambi-ciones cosmológicas y concentrarsesobre aplicaciones especificas. La con-ciencia italiana quedó escindida en-

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tre el conformismo religioso y una cien-cia que se vuelve cada vez más técni-ca, cada vez más condicionada por labúsqueda de aplicaciones utilitarias.Este proceso de "reducción del

galileísmo", por el cual la nuevaciencia se afirma como metodologíaaceptada en toda Europa, mientrasque en Italia decae a técnica que nocontradice un fundamental confor-mismo intelectual, coincide con unnotable proceso de estratificaciónsocial. El modelo de médico-ciruja-no-farmaceuta de Vesalio, que eratambién un modelo de revaloraciónde la sabiduría empírica de las cla-ses medias, es también un productode la fuerte movilidad social de laprimera mitad del siglo XVI. Estamovilidad se estanca en el siglo XVII,

caracterizado por la codificación ju-rídica y formal del principio jerár-quico a través de la rígida distinciónentre médicos, especialistas de me-dicina interna, cirujanos mayores-competentes para cierto tipo deintervenciones quirúrgicas-, ciru-janos menores, barberos, especialis-tas de purgaciones, y notemos -unaespecie de carniceros especialistasen la castración de las marranas, aquienes faltaba por supuesto cual-quier preparación científica-o Laprimera operación de esplenoctomíafue efectuada precisamente por unnorcino dirigido por el célebre mé-dico Leonardo Fioravanti.La separación entre medicina y ci-

rugía, tan criticada por Vesalio, seguía

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siendo praxis corriente en los siglos XVIy XVII. Aun por debajo de los norcinosse encontraban los ciurmadori, unoscharlatanes que tenían su puestodefinido en la jerarquía de las profe-siones de la salud en cuanto, si eranautorizados, distribuían remedios detipo farmacéutico, mientras que, sino lo eran, se veían perseguidos porlas autoridades que temían a una fi-gura marginal, potencialmente rebel-de, medio mago y medio terapeuta.Al cambio metodológico de la re-

volución científica no correspondeun cambio paralelo en la estructurade la profesión médica; al contrario,se fortalecen las barreras entre losdistintos especialistas de la salud.Sin embargo, hay una gran presiónde los empíricos, "curanderos" declase media, sobre la medicina ofi-cial, que se manifiesta en la gran di-fusión del paracelsismo en la Italiadel siglo XVII.

Los paracelsistas son, ante todo, loscríticos de la medicina oficial que si-gue siendo impotente frente a lasgran-des epidemias. En la epidemiología,el siglo XVTI marca, por muchos as-pectos, una decadencia en compa-ración al siglo XVI. La edad barrocase caracteriza socialmente por una"refeudalización" que implica la di-fusión del latifundio y éste, a su vez,lleva consigo el abandono de tierrasy la difusión de la malaria. Las ma-las condiciones higiénicas determi-nan, por otro lado, un incrementode los casos de peste. La catástrofe

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de 1348 se repite entre 1575 y 1577Y entre 1630 y 1631 (la célebre pestede Milán descrita por AlessandroManzoni, que reduce en un cuartola población de Italia septentrional,siendo muy favorecida por- las gran-des procesiones penitenciales orga-nizadas por la Iglesia y que reúnenen el mismo lugar grandes masas decontagiados).EL conflicto jurisdiccional entre

Estado e Iglesia, que encontró su ex-presión más dramática en la Yeneciade Sarpi, se extiende también a lasmedidas sanitarias contra la peste.Los Ufficiali sanüari critican las pro-cesiones penitenciales y pmponen lareclusión de los contagiados en suscasas, una especie de cuarentena alinterior mismo de la ciudad, encon-trando la oposición de la Iglesia. Unavez el conflicto estalla abiertamente,en 1630 el arzobispo de Volterra ex-comulga a los UjficiaLi sanuari y seproclama el interdicto eclesiásticosobre la ciudad. No sólo la Iglesia seopone a la acción de aquéllos, sinotambién losmercaderes, para los cua-les la destrucción de tejidos poten-cialmente contagiosos lleva consigouna fuerte pérdida económica. A losUfficiali sanuari falta la colaboraciónde los grupos sociales y de los mis-mos médicos, quienes tratan de evi-tar los compromisos del trabajo enlos hospitales especializados (loslazzarettii, huyendo de las ciudadescontagiadas, y que de todas mane-ras no son capaces de elaborar nue-

Hacia la rruolucién. ci7mltjim: de ViiStilwa. UescarlesT'lfIT!

vos modelos de explicación del fe-nómeno.Sólo finalizando el siglo XIX se afir-

ma definitivamente el modelo mi-croscópico del 'contagio. Según estemodelo, cuyas primeras anticipacio-nes se dan en los siglos XVI Y XVII, cau-sa del contagio son unos microor-ganismos que no afectan el equilibriohumoral, sino solamente los órganosespecíficos envueltos en la patología.Este modelo epidemiológico se haceposible a partir del atornismo y "sali-dismo" que caracteriza la nueva cien-cia del siglo XVII: la idea de que losprocesos patogénicos no están cau-sados por una dinámica de fluidos,sino por la transmisión directa decuerpos sólidos. Este postulado se vefavorecido por la nueva anatomía,anatomía de partes sólidas, y también,en términos filosóficos, por el rena-cimiento del epicureísmo, es decir, deuna explicación de los procesos or-gánicos a partir del dinamismo me-cánico de partículas elementales, quetiene lugar en los siglos xv Y XVI.

La física epicúrea está en el ori-gen de una llueva concepción delcontagio. Girolamo Fracastoro, mé-dico veronés de la primera mitad delsiglo XVI, fue el primero en explicarlas epidemias a partir de UIlas"semi-llas de contagio" (semina contagiorus),concebidas como partículas que sa-lían de los cuerpos infectados paracontagiar el organismo. Causa de lasepidemias no era la calidad del aire,como en la teoría hipocrática de la

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Page 17: Hacia La Revolución Científica

9U /tapo e imagen en el Renacimiento

peste todavía aceptada por la medi-cina de la Edad Media y del primerRenacimiento, sino la transmisión deuna porción mínima de los cuerposlfIfectados, que podía también que-darse escondida en las ropas y trajesde los contagiados durante un perío-do muy largo, incluso dos o tres años.Estas "semillas de contagio" se pare-cen mucho a los átomos de la físicaepicúrea. Desde luego, Fracastoro norompe completamellte con la fisio-logía galénica, sino que interpreta ladinámica del contagio en términosde analogía entre las partículas con-tagiosas y los humores del cuerpo,presuponiendo implícitamente elSistema de relaciones analógicas en-tre microcosmo y macrocosmo.Pero en el siglo XVII la teoría del

contagio por medio de partículas só-~Idas se vuelve parte integrante de lalatromecánica, la concepción del or-ganismo como máquina cuyo funcio-namiento sólo puede ser alterado porla acción mecánica de un cuerpo so-bre otro. En el proceso de afirmacióndel paradigma mecanicista en laepidemiología, un lugar destacadocompete a Ciovan Cosirno Bonorno,quien demostró que el agente de laroña es un insecto, un ácaro quepone sus huevos en las pequeñas le-Siones de los contagiados. Se iba asíafinnando el principio de la acciónpatógena de microorganismos genera-dos de manera sexuada, Bonomo esm~y apreciado por Francesco Redi,quien combatió la doctrina de la zene-o

ración espontánea y demostró que losinsectos pueden nacer solamente delos huevos fecundados de otros insec-tos y no directamente a través del pro-ceso de putrefacción. En el siglo XIX

este principio se extendió también a lasbacterias y virus, agentes patógenos delas enfermedades contagiosas.En un contexto social todavía tra-

dicional se iba precisando paulatina-mente el complejo de doctrinas quehoy estamos acostumbrados a consi-derar medicina científica: el paradigmamicroscópico de contagio en la epi-demiología, el paradigma solidista enla anatomía, el paradigma iatrornecá-nico en la fisiología. Este último mo-delo significa también la explicaciónde los procesos fisiológicos no a partirdel cuerpo considerado como unidadanáloga al macrocosmo, sino como sis-tema de acciones mecánicas de unaspartículas elementales. Representantesde la iarrornecánica son científicos deinspiración galileana como CiovanniAlfonso Borelli y, ya finalizando el si-glo XVII, Ciorgio Baglivi.

El mecanicismo de Descartes

La máxima expresión de la iatro-rnecán ica, que simboliza el cambio deparadigma que hemos visto perfilar-se a partir del empirismo renacen-tista y la afirmación de un métodoobservativo, es el tratado Del hombrede René Descartes. Esta obra fue pu-blicada en 1662 COí110 fragmento deaquel inacabado tratado Del mundo en

¡-que se defendía una posición abierta-mente heliocéntrica y que el filósofofrancés renunció a divulgar despuésde la condena de Galileo, publicandoen su lugar el Discurso del método.El concepto básico del tratado Del

hombre es la doctrina del espiruu. ani-mal, una noción fundamental de lafisiologfa galenista, pero reinterpre-tada en términos absolutamentemecanicistas. Descartes expone cómoel espíritu animal puede ser el mo-tor de un autómata que explica to-das las funciones de la máquinahumana, con excepción del pen-samiento abstracto. La res cogiumspermanece autónoma con respectoa la materia, pero todas las funcionesinferiores del alma, precisamenteaquellas funciones para justificar lascuales se había introducido la teoríade los "espíritus", decaen a funcio-nes de la materia. Para Descartes, elespíritu animal ya no es el anillo deconjunción entre cuerpo y alma,como había dicho Ficino. El espírituanimal es una energía nerviosa: seproduce en el corazón y sube al cere-bro. Esta concepción conserva uncarácter galénico: para Descartes, elcorazón no es!como para Harvey (enesto más moderno), un músculo, sinoun "fuego", un centro térmico quevuelve la sangre menos densa.El filósofo francés declica muchas

páginas del Discurso del método a ex-plicar el movimiento del corazón yde las arterias. Esta explicación po-see para Descartes un valor me-

Hatit: la--rrooh.,ción cienlifim: de V<s"lio-a-/)esrerles f 291 . .todológico general además de su va-lor específico, en cuanto prototipo delas explicaciones mecanicistas que,según él, había que sustituir a las ex-plicaciones escolásticas para hacer dela medicina una ciencia verdadera. Almismo tiempo, se preocupa de dis-tinguir su propia teoría de la posi-ción de Harvey, reto mando ciertosaspectos de la doctrina galénica y es-colástica.Descartes no aportó nada original

a la descripción anatómica del cora-zón. Para la medicina escolástica sedistinguían dos grandes ventrículos,izquierdo y derecho. También había(como en la medicina moderna) unadoble distinción entre venas yarterias:morfológica y funcional. Morfológica-mente, las arterias se caracteriza-ban por un espesor doble con res-pecto a las venas. En cuanto a la fun-ción, las venas servían al transportede la sangre; las arterias, al de los es-píritus vitales. Como la medicinamoderna, la tradición galénica reco-nocía el estatuto dual de la arteriapulmonar (que llevaba sangre, aun-que fuese morfológicamente arteria)y de la vena pulrnonar (que llevabaespíritus, aún siendo sutil).Por otro lado, la medicina galé-

nica y escolástica interpretaba muydiferentemente de la moderna laactividad del corazón, que no se con-sideraba músculo, sino centro decalor. A través de la inspiración, lospulmones llevaban a la cavidadtoráxica una masa de aire que servía

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292 ¡-(:¡rerpo-rimngnr •.,rd-ltrnncimi;mto

como materia de un proceso de com-bustión. El producto de este proce-so eran los espíritus vitales que, através de la arteria grande, es decir,de la aorta, se difundían por el cuer-po. Los materiales nocivos produci-dos por la combustión se expulsabana través de los pulmones gracias a laexpiración. En este sistema la acti-vidad del corazón se identificabacon una dilatación producida por elcalor. En la diástole (dilatación), elaire proveniente del pulmón llega alventriculo izquierdo a través de laarteria venosa (vena pulmonar): enla sístole (contracción), la arteriapulmonar (vena arteriosa) lleva alpulmón los residuos para expulsar.La causa de la dilatación no es me-cánica, sino una cualidad oculta: lavis puL~iJ¡m del corazón.La teoría de Harvey suprime el

dualismo entre sangre y espíritu, COI1-siderando el espíritu una propiedadde la sangTe y substituyendo la diíu-sión de los espíritus por la circulaciónperpetua de la sangre. Además, elmomento activo del corazón es la con-tracción. Cuando los atrios se con-traen, la sangTe baja a los ventrículos,Después también los venrrículos se con-traen y envían, el ventriculo izquierdo,la sangre a la gran arteria; el ventriculoderecho, a la arteria pulmonar (venaarteriosa) y a los pulmones (por e!ventriculo derecho). Como en la me-dicina moderna, el movimiento del co-razón consiste en dos contraccionessucesivas del músculo cardíaco. La teo-

ría de Harvey no prevé una dilatacióny contracción específica de las arterias,sino una reacción mecánica a la varia-ción del flujo de la sangre.Descartes acepta el método meca-

nicista de Harvey y su teoría de la cir-culación perpetua, pero interpretadistintamente la acción del corazón.Con la tradición galénico-escolásticay en contra de Harvey, considera aaquél como un agente térmico. Lasangre se dilata bajo el inJ1LÚodel ca-lor intenso que domina en e! cora-zón. En el origen de la teoría cartesianahay un postulado incorrecto retomadode la tradición galénico-escolástica yque el filósofoconsidera un hecho: queen el corazón haya un calor más g-¡-an-de que en las otras partes de! cuerpo.Descartes imagina que en el corazónse encuentra un fuego sin luz, "pare-cido al de la fermentación". La san-gre llega continuamente allí, a travésde la vena cava y de la vena pulmonar.Cuando los ventrículos se han llena-do, la sangre se dilata y ejerce unapresión sobre las válvulas que comu-nican con los atrios. No hay, enton-ces, ninguna contracción específicadel músculo cardíaco. Unas válvulasse cierran e impiden, así, el flujo in-definido de la sangTe al corazón. Otrasse abren para enviar la sang-¡'een lavena arteriosa (arteria pulrnonar) y enla aorta. De este modo, el corazónse deshincha. En el pulmón la san-gTe se refrigera por el aporte de airefresco; así se restablece el equilibrio.El corazón funciona como máqui-

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na térmica: las variaciones térmicasproducen variaciones de presión ydensidad de las que principian mo-vimientos de la sangre (y de! "espí-ritu") en distintas direcciones.La teoría de Descartes, aunque de

tipo mecánico (pues se funda en elprincipio de la autorregulación delsistema), está muy lejos de Harvey enla explicación de la dinámica cardía-ca. POI'otro lado, e! concepto dilata-ción del corazón es esencial paraexplicar la decisiva variación de den-sidad, temperatura e impulso demovimiento que trasforma la sangreen espíritu. Para Descartes, que ar-gumenta en términos absolutamen-te galénicos, el "espíritu" se producegracias a esta rarefacción de la san-gre (Galeno había hablado de un"vapor sutil"). Por otro lado, en elsistema cartesiano este espíritu sevuelve algo completamente material.Como en la teoría tradicional, subeal cerebro: pero este ascenso es pu-ramente mecánico, pues el diáme-tro de la carótida es muy estrechoen comparación a las aberturas delcorazón donde se inserta, así quesolamente las partículas más fuer-tes de la sangre tienen bastante im-pulso para entrar en la carótida.Además, ésta es casi vertical y las par-tículas que suben por este conductose mueven en línea recta y, segúnGalileo, la disminución del impulso esinversamente proporcional a la gTan-deza de las desviaciones, siendo mí-nima para el movimiento rectilíneo.

H{u:i(J-{~ltetÓ" científica: de Vesalio a-f)t:<em-tes+Q93

Descartes no es anatomista en sen-tido estrecho, pero el "solidisrno'' delos anatomistas se ha vuelto carne ysangre de su fisiología: la razón delascenso de los espíritus no es de or-den teleológica o cosmológica, sinopuramente morfológica y mecánica,basada en los axiomas de la físicagalileana ..Una vez llegado al cerebro,e! espíritu pasa a los nervios, conce-bidos como unos vasos hidráulicos.Descartes conocía a Girolamo

Fabrizi, del cual había aprendido aapreciar la importancia de las válvu-las en la regulación de los procesosfisiológicos. Aplicó, por tanto, a laneurología, el modelo cardiológico deHarvey, derivado a su vez, cuandomenos en parte, de Cirolarno Fabrizi.Escribe Descartes: "Si en el corazónhay válvulas que determinan el fun-cionamiento del pequeño círculo,también tiene que haber válvulas enlos nervios". Cuando llega un estí-mulo se abren estas válvulas y el es-píritu animal, que tenemos queconsiderar como sinónimo de ener-gía nerviosa, se pasa en los músculosy determina su dilatación y contrac-ción.Con este mecanismo nervioso se

pueden explicar no solamente losmovimientos, sino también los pro-cesos de memorización y percep-ción. La percepción visual sólo es unproceso fisiológico que se produce apartir del nervio óptico. En el ojo sedibuja una imagen del objeto, queproduce una alteración del nervio

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Page 19: Hacia La Revolución Científica

óptico, pues los radios se concentranen un determinado punto del ojo se-gún las leyes de la refracción a travésdel cristalino. Esta concentración delos puntos definidos por los distin-tos radios provenientes del objeto enun solo punto en el fondo del ojo (enla retina) es un proceso esencialmen-te mecánico. Este proceso implicauna fuerza que actúa sobre la extre-midad externa del nervio ópticoabriendo las "puertecillas" o válvu-las de este nervio, así que el espírituanimal vaya al cerebro y produzca unaimpresión sensible, igual a la del dedosobre el plomo o la cel-a, que repro-duce la imagen del objeto.y como en el plomo o la cera per-

manece la imprenta del dedo, asípermanece en el cerebro alguna im-prenta del espíritu animal que repro-duce la forma del objeto, lo quepermite explicar el fenómeno de lamemoria. Y como, por ejemplo, cier-to objeto puede provocar la mismaimpresión material en dos puntosdistintos del cerebro, no parece difí-cil entender el mecanismo de las aso-ciaciones: se memoriza la vinculaciónexistente entre las dos impresionesmateriales y, cuando una de ellas seofrece nuevamente, se reproducetambién la otra.Sin detenerse sobre los detalles de

la neurología cartesiana y especial-mente sobre la función asignada ala glándula pineal, cabe subrayar suprincipio fundamental, la circula-ción de los espíritus animales a tra-

vés de los nervios, gracias a una pre- .sión ejercida sobre válvulas que pue-den abrirse o cerrarse según la fuerzaque se aplica sobre ellas.Cabe subrayar, también, que esta

construcción fisiológica está al servi-cio de la medicina. Descartes quiere,ante todo, hacer obra útil a los médi-cos, favoreciendo la longevidad,aquella vida larga (vita tonga) ya teori-zada por Ficino. El objetivo es el mis-mo: ciencia al servicio de la medicina,ciencia al servicio de la vida. La cate-goría esencial también es la misma:el concepto I!SPí1itU, que en la filoso-fía del Renacimiento representa todolo que se asocia al concepto vida. Peroel método es absolutamente distin-to: principio de explicación ya no esla totalidad, que influye sobre las par-tes, sino el elemento, en este caso lapartícula, concebida como vehículode una fuerza, que se compone enun conjunto. Explicar significa ana-lizar lo complejo, la percepción, lamemoria, la asociación, reconocién-dolo como resultado de la dinámicade las partes: en este caso, partículasdel espíritu animal que actúan sobreel cerebro.El tratado de Descartes representa

el epílogo a nivel conceptual de lamedicina del Renacimiento. La trans-formación de la praxis médica a tra-vés de la aplicación de los principiosde la iatromecánica y del materialis-mo científico se realizará sólo en elsiglo XVIII. Este siglo se caracterizapor la dicotomía entre una teoría muy

Hacia la f<vo/"ciú" cienl'ifica: de Vesalio a Descartes i 295

desarrollada y una praxis todavía tra-dicional por razones de tipo social,que radican en el carácter estamentalde la sociedad barroca, más que pro-piamente científicas. Pero el proyec-to cartesiano ya incluye en sí mismola idea de la unidad de las ciencias,de un cambio de pat-adigmas queestriba en la concepción del hombremáquina que modifica profunda-mente el horizonte de la medicina.La concepción de la unidad entreteoría y praxis, filosofía, tecnologíay medicina, tan característica delRenacimiento, tenía que realizarsehasta el final, destruyendo los prin-cipios mismos de la cosmologíarenacentista.

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