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BONDADES DE LA GENERACIÓN HIDROELÉCTRICA Costos de operación más bajos deberían traducirse en precios bajos al consumidor final El aprovechamiento de los flujos naturales de agua para accionar turbinas hidráulicas, suministra hoy día alrededor de un 25 por ciento de la electricidad generada a nivel mundial. Su importancia relativa como fuente primaria de energía renovable es por supuesto, mayor en buen número de países tropicales. Por diversas razones, sobre todo el bajo desarrollo económico y consecuente demanda precaria de electricidad, el potencial hidrológico no aprovechado es alto en muchos de esos países. Refiriéndonos a estadísticas sobre el potencial estimado disponible, aprovechado o explotado efectivamente en las distintas regiones al año 2005, tenemos que Europa utilizaba ya poco más del 46%, Norteamérica alrededor del 45%. Sin embargo, las tres regiones continentales: África, Asia y Latinoamérica, cuya población equivale a cerca del 80% de la humanidad, mostraban, comparativamente, un consumo de electricidad equivalente a una mínima fracción del consumo promedio per. cápita en los países del primer mundo. Así, el empleo del potencial hídrico es en Latinoamérica poco menos del 25%, en tanto que en Asia el 14% y África apenas un 4.5%. Estas cifras son a la ves, testimonio claro del grado de desarrollo económico en cada región. Agreguemos que el gran potencial aún no aprovechado, representa una base de generación de energía “limpia” esencial para el desarrollo en aquellas regiones y que permitirá evita r el empleo de combustibles derivados del petróleo, asociados con las emanaciones de dióxido de carbono y óxidos nitrosos y de azufre. Las bondades de la generación hidroeléctrica, se manifiestan en una mayor vida útil de las plantas generadoras, así como costos de operación más bajos frente a otras modalidades de producción de electricidad, lo cual por lo regular debería de traducirse en precios relativamente bajos del kilovatio hora al consumidor final. (Recordemos que en Guatemala las elevadas tarifas al consumidor no subsidiado, obedecen al predominio de la generación a base de combustibles petroleros). Los reservorios o represas construidas básicamente como parte de las hidroeléctricas, ofrecen beneficios asociados, tales como fuentes de irrigación agrícola y disponibilidad de agua potable, prevención y protección frente a inundaciones, reservas de agua para enfrentar períodos de sequías o bien como recursos para acuacultura y recreación acuática. Es interesante mencionar el hecho que de la enorme disponibilidad hídrica mundial, representada por los cuerpos de agua continentales, principalmente grandes y medianos

Hidroeléctricas

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Hidroeléctricas

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BONDADES DE LA GENERACIÓN HIDROELÉCTRICA

Costos de operación más bajos deberían traducirse en precios bajos al consumidor

final

El aprovechamiento de los flujos naturales de agua para accionar turbinas hidráulicas,

suministra hoy día alrededor de un 25 por ciento de la electricidad generada a nivel

mundial. Su importancia relativa como fuente primaria de energía renovable es por

supuesto, mayor en buen número de países tropicales. Por diversas razones, sobre todo

el bajo desarrollo económico y consecuente demanda precaria de electricidad, el

potencial hidrológico no aprovechado es alto en muchos de esos países.

Refiriéndonos a estadísticas sobre el potencial estimado disponible, aprovechado o

explotado efectivamente en las distintas regiones al año 2005, tenemos que Europa

utilizaba ya poco más del 46%, Norteamérica alrededor del 45%. Sin embargo, las tres

regiones continentales: África, Asia y Latinoamérica, cuya población equivale a cerca

del 80% de la humanidad, mostraban, comparativamente, un consumo de electricidad

equivalente a una mínima fracción del consumo promedio per. cápita en los países del

primer mundo. Así, el empleo del potencial hídrico es en Latinoamérica poco menos del

25%, en tanto que en Asia el 14% y África apenas un 4.5%. Estas cifras son a la ves,

testimonio claro del grado de desarrollo económico en cada región. Agreguemos que el

gran potencial aún no aprovechado, representa una base de generación de energía

“limpia” esencial para el desarrollo en aquellas regiones y que permitirá evitar el

empleo de combustibles derivados del petróleo, asociados con las emanaciones de

dióxido de carbono y óxidos nitrosos y de azufre.

Las bondades de la generación hidroeléctrica, se manifiestan en una mayor vida útil

de las plantas generadoras, así como costos de operación más bajos frente a otras

modalidades de producción de electricidad, lo cual por lo regular debería de traducirse

en precios relativamente bajos del kilovatio hora al consumidor final. (Recordemos que

en Guatemala las elevadas tarifas al consumidor no subsidiado, obedecen al predominio

de la generación a base de combustibles petroleros). Los reservorios o represas

construidas básicamente como parte de las hidroeléctricas, ofrecen beneficios asociados,

tales como fuentes de irrigación agrícola y disponibilidad de agua potable, prevención y

protección frente a inundaciones, reservas de agua para enfrentar períodos de sequías o

bien como recursos para acuacultura y recreación acuática.

Es interesante mencionar el hecho que de la enorme disponibilidad hídrica mundial,

representada por los cuerpos de agua continentales, principalmente grandes y medianos

ríos o lagos por arriba del nivel del mar, la capacidad técnicamente factible para

generar energía, expresada como proporción de un total teórico bruto de utilización con

eficiencia de un 100%, es no más del 15%, o sea lo que se emplea efectivamente para la

producción de la electricidad que se utiliza actualmente en el mundo.

Aclaramos acá que además de las bondades de la generación hídrica de energía

debemos ver (en siguiente entrega a ustedes), la otra cara de la moneda del tema,

tendencias acuciadas a finales del siglo XX y principios del siglo XXI.

Otto R. Rinze de León

HIDROELÉCTRICAS, LO BUENO Y LO MALO

PROYECTOS FUTUROS DEBEN CONSIDERAR EFECTOS EN LO POBLACIONAL,

TERRITORIAL Y AMBIENTAL

Siguiendo el tema hidroeléctrico, las décadas de 1960 y 1970 se anotan en la historia de

la energía, como décadas de auge mundial en la construcción de grandes represas,

asociadas a la generación eléctrica. Tal auge iba aparejado a la concepción de las

bondades económicas y operativas del esquema hidroeléctrico.

Pero a finales del mismo siglo veinte, a principios de la década de 1990, surgieron

iniciativas que venían a ser la otra cara de la moneda: emblema inicial y trascendente de

concepciones ambientalistas y sociopolíticas, a consolidarse con fuerza a principios del

nuevo siglo veintiuno, la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, 1992. Incidencias

acuciosas en lo ambiental, poblacional, social y territorial, trastrocaron de tal manera la

base conceptual, que hoy día muchos de los proyectos de grandes represas y bases

hidroeléctricas son vistos, en su mayoría, como ambientalmente perjudiciales,

socialmente dañinos y sobre todo, extralimitados no sólo desde el punto de vista eco

sistémico, sino a partir de perspectivas económicas más amplias. Lo anterior llevó a

constituir la Comisión Mundial de Represas, cuyos estudios e informes confirmaron

muchos impactos indeseables a partir de grandes embalses y reservorios de aguas.

Su recomendación: cualesquiera proyectos futuros de represas, asociadas o no a

hidroeléctricas, deben de considerar múltiples variables relacionadas con efectos en lo

poblacional, social, territorial y ambiental, con el mismo grado de atención que los

posibles beneficios económicos. Ello permite prever que al menos en los primeros 50

años del siglo veintiuno, el aprovechamiento del gran potencial hídrico en Asia, África

y Latinoamérica, difícilmente avanzará al ritmo acelerado visto en los años de 1960 y

1970, cuando significó un incremento mundial de 5,000 a más de 45,000 proyectos en

esas décadas, equivalente a un significativo salto de capacidad instalada inicial de 80

Giga Watios (Giga 109) hacia casi los 700 GW.

Hechos que sustentan tal cambio sustantivo de criterios, son entre otros, el

desplazamiento de grandes grupos poblacionales, regularmente en situación de

precariedad económica, lo cual ha constituido el aspecto más contencioso. A medida

que los grandes proyectos hídricos se iniciaron en territorios densamente poblados,

como en Asia, los reasentamientos rebasaron los 100,000 habitantes por reservorio

nuevo, sumando prontamente millones de pobladores afectados. India y China, países

que han erigido cerca del 60% de los más grandes embalses a nivel mundial, han debido

re localizar a más de 10 millones de personas en China y por lo menos 16 millones en

India. Cifras que incluyen los muy criticados proyectos Narmada en India y Sanxia en

China, esta la central hidroeléctrica más grande del mundo, en el río Yangzi.

En Guatemala, Chixoy es el mayor generador hidroeléctrico. Con una capacidad actual

en alrededor de los 250 Mega Watios (Mega 106), es un enano a nivel mundial. No

obstante, también presenta bondades y males que repasaremos próximamente.

Otto R. Rinze de León

HIDROELÉCTRICAS, PRESENTE Y FUTURO

GUATEMALA CUENTA AUN CON GRUPOS POBLACIONALES CON ESCASO O NINGÚN

ACCESO AL FLUIDO ELÉCTRICO

Repasando las bondades, así como los inconvenientes en el uso de los caudales de agua

en la generación de electricidad, ya anotamos que los aspectos desfavorables se

presentan, en mayor proporción, a medida que se incrementan las dimensiones de los

complejos generadores.

En nuestro país, la venerable hidro Chixoy ha sido el proyecto mayor. A partir de su

entrada en operación a principios de la década de 1980, la misma ha significado un

sostén de primer orden al buen funcionamiento del Sistema Nacional Interconectado

(SNI). Sobre todo, hasta los primeros años de la década de 1990, cuando se da el

cambio de patrón generador hacia una participación dominante de los combustibles

derivados del petróleo en plantas termoeléctricas, en un rango que va del 55% a poco

más del 60% del total de capacidad generadora instalada en el país.

Inconvenientes en Chixoy: cierta tendencia al asolvamiento más acelerado de los

embalses, debido en parte a la geología de formación “cárstica” o de roca caliza. Ello

presenta también un constante factor de riesgo frente a posibles fenómenos telúricos,

con sismos mayores, deslaves y colapsos de formaciones, en razón de lo cual el túnel

principal de conducción hídrica cuenta al interior con un revestimiento metálico. De

cualquier manera, Guatemala dispone en su geografía de cuencas hidrológicas

favorables al desarrollo de nuevos complejos hidroeléctricos en magnitudes medianas o

pequeñas.

Viendo hacia el escenario mundial, la modalidad hidroeléctrica constituirá poco más

del 20% de los casi 700 Giga Watios (Giga =109)

de nueva capacidad generadora, a

completar su instalación antes del año 2015. Si bien países campeones en esquemas

hídricos en el siglo veinte, como Noruega y Suecia, actualmente han detenido o

pospuesto proyectos nuevos, buena porción de tales nuevos complejos se erigen en

Asia, donde solo en China en el año 2000 ya se construían 371 represas grandes y

también se daba gran ejecución en partes de India, países del sureste asiático e incluso

Japón. En África se proyectan grandes consorcios: la propuesta de cooperación Europa /

África Subsahariana con el fin de aprovechar caudales del bajo Congo, en interconexión

con la red europea vía el Mediterráneo hacia Italia, entre otras.

Vale la pena anotar, del lado de Latinoamérica, que se cuenta con grandes y dispersos

recursos hídricos que pudieran alimentar a complejos relativamente pequeños, entre 10

a 15 Mega Watios (Mega =106).En esto se contaría incluso, dado el caso, con

posibilidades de suministro regional descentralizado o sea, extra redes principales,

atendiendo territorios más remotos.

De acuerdo a datos más recientes, hoy día se calcula que más de 1,400 millones de

habitantes en el mundo no tienen acceso a la electricidad, mayoritariamente en África e

India. Se incluye a países como Guatemala que cuenta aún con grupos poblacionales

con escaso o ningún acceso al fluido eléctrico, cuya calidad de vida mejorada debe,

necesariamente, incluir su integración dentro de un plazo que al menos, no exceda de la

década que inicia a partir del año 2011.

Otto R. Rinze de León