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    (LA CABEZA DE INKARI)

    MANUAL DE ACCIN

    POLTICA INDGENA

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    Introduccin Desde la ya lejana primera y segunda versin de mi Indiomanual, el inters por esta obra, lejos de desvanecerse con el tiempo, fue en continuo crecimiento, especialmente entre mis hermanos originarios, atrayendo adems a los especialistas en ciencias sociales, que lo han usado y lo usan para apuntalar su praxis. Con este Manual, ajustado a los nuevos lenguajes y situaciones, incluyendo una serie de temas que cobraron gran relieve en los ltimos tiempos, doy por cumplido mi objetivo de proporcionar a los pueblos indgenas elementos conceptuales y operativos, que les permitan alcanzar una verdadera autogestin poltica y cultural. He tratado en lo posible de ser claro en los conceptos, de no usar palabras difciles de las ciencias humansticas, salvo cuando no haba ms remedio. Por otro lado, al tratarse muchas veces de ideas y situaciones nuevas, no he tenido ms remedio que inventar o adaptar vocablos El Manual de accin poltica para el indgena pretende tambin aportar el punto de vista aborigen al derecho y a los operadores judiciales, que en este momento carecen de herramientas terico-metodolgicas para conocer y comprender nuestras formas de vida. Las soluciones legales se formulan en base a un sujeto abstracto universal, y para el caso de los pueblos originarios se requiere partir de la variabilidad del sujeto y considerar para cada uno el criterio que ofrezca la mejor proteccin de nuestras identidades. Cualquier solucin que se proponga deber atender el punto de vista de los pueblos indgenas. Esto no constituye en realidad un manual, sino un poco de posicionamiento poltico y mucho de operatividad militante,

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    en forma de pautas para el empoderamiento de los habitantes originarios en el marco democrtico. Muchas de ellas fueron difundidas oralmente a lo largo de estos ltimos aos entre las comunidades aborgenes de los Andes Centrales, presentados en cuanto congreso o jornada acadmica pude participar y expuestas en congresos indgenas y conferencias para todo pblico. Tambin incluyo, provenientes de algunos autores, extractos del pensamiento antropolgico e indgena que nos permiten apreciar la inscripcin de esta obra con el pensamiento libertario de Amrica y el mundo.

    No me considero un entrista. Slo observo el mundo actual y saco de ello conclusiones que orienten a otros aborgenes, contemporneos y sucesivos, sin ponerlos incmodos, o sea sin pretender dirigirlos. En vez de decirles Les doy consejos para tomar el poder, prefiero preguntarles Por qu un colla no puede ser gobernador de Jujuy? Por qu un toba no puede serlo del Chaco? Por qu suena chocante hablar de un indio presidente de la Argentina? En realidad, la Justicia Electoral, junto con el INAI, debieran visitar los pueblos originarios para instruir sobre cmo formar nuevos partidos polticos, agrupaciones ciudadanas y organizaciones indgenas. Mientras llega ese da, trato en la medida de mis posibilidades, de aportar a esta candente cuestin del empoderamiento. El trasfondo de este libro es un llamado a reflexionar sobre qu es ser argentino, o mejor, quin es argentino, una pregunta siempre molesta y perturbadora, en una sociedad donde el desprecio al indgena es el fundamento constante de todo intento por forjar una nacin civilizada. Si he logrado aportar alguna luz al problema irresuelto de la argentinidad, doy gracias a la Pachamama.

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    Parte I

    Volver y ser millones, como los

    granos de la quinua

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    Captulo 1

    Inkarihuma

    El mito sin el que los pueblos suelen morir

    El mito de Inkari

    Exgesis del mito

    Antimitos y leyendas negras

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    El mito sin el que los pueblos suelen morir El pueblo indgena, sin ilusiones, sin proyectos comunitarios por los que luchar, slo tiene por delante la fragmentacin y los caminos individuales de la salvacin. Hablando de las ilusiones, las cuestiones esotricas y el tema de las profecas no son tradicionales ni tienen asidero entre los pueblos andinos, as que no se puede hablar del cumplimiento de profecas milenarias. Pero s estn los mitos que, como dice Jos Carlos Maritegui, no son necesariamente ilusiones falsas, sino ms bien creencias movilizadoras que condensan esperanzas colectivas y anhelos populares. En toda cultura y civilizacin los relatos mticos siempre remiten a algn acto de construccin y de ordenamiento del entorno. La derrota del caos por parte de los hroes mitolgicos refiere la necesidad de dar respuestas ingeniosas a los desafos que el ambiente le plantea a los miembros de una comunidad, segn se constata en la literatura especializada de autores como los antroplogos Borislaw Malinowsky y Claude Levy Strauss. La memoria de grandes acontecimientos como la lucha y ajusticiamiento de Tupac Amaru lo perpetan, y los pequeos son, siempre y misteriosamente, elementos que luego lo engrandecen. De una manera ilgica y casi predestinada, todo trabaja en su favor.

    El mito de inkari No se debe confundir con el ttulo de Inca Rey. En la ciudad de La Paz, en 1781 Julin Apaza se levant tomando el nombre de Tpac Catari, autoproclamado Inca Rey.

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    Fomenta esa confusin el escribirlo con rr; en runasimi no existe esa letra. Los diferentes relatos del ciclo mtico de Inkari relevados en el arco andino, coinciden; el mito construido y reconstruido se haba venido difundiendo por va oral, as que tiene diversas variantes. La versin a continuacin se basa en la descrita por Mario Vargas Llosa en "La utopa arcaica" y en la versin oficial fijada por Jos Mara Arguedas. Cuando el ltimo Inca fue ejecutado, los conquistadores lo descuartizaron, sepultaron los miembros arrancados de su cuerpo en diferentes lugares y se dedicaron a gozar de su conquista, sin darse cuenta que la Pachamama compadecida de sus hijos, va acercando los restos dispersos. Con el correr de los siglos, un da, cuando la cabeza se junte con el cuerpo reconstituido, entonces el Inca volver al mundo e iniciar una nueva era en la que terminar ese perodo de desorden, confusin y oscuridad que iniciaron los europeos, concluir la opresin de los indgenas y recuperarn su historia. Segn la leyenda actual, en este momento, el cuerpo ya est entero y slo falta que se una la cabeza para que Inkari resucite y comience la definitiva liberacin del indio. Otra historia cuenta que hace mucho tiempo el Sol concibi un hijo con una mujer de la Tierra. El nio, quien recibi el don de estar totalmente conectado con la Pachamama, se llam Inkari y ense a su pueblo la sabidura intuitiva que permita a las personas vivir en equilibrio con uno mismo y con su entorno. Durante mucho tiempo hubo paz y armona en la Tierra, y los hombres y mujeres vivieron como Uno con su medio ambiente. El tiempo pas y los espaoles invadieron el Imperio Incaico. Sin embargo no lo dominaron completamente debido a que Inkari segua vivo. Entonces decidieron capturarlo, le cortaron la cabeza, brazos, piernas y torso, y esparcieron

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    sus partes hacia todas las direcciones. As lograron finalmente conquistar el Imperio. El mito predice que algn da la cabeza despertar e ir en bsqueda de las otras partes de su cuerpo. Aquel da, Inkari volver y nuevamente la paz, el amor y la armona reinarn en el planeta Tierra. La egiptologa tiene algo parecido; explica que Osiris fue asesinado por su malvado hermano Seth, quien para asegurar definitivamente su poder sobre Egipto, cort el cadver en una veintena de trozos que dispers en las aguas del Nilo. Su esposa y hermana Isis, con la ayuda de su hermana Neftis y de Anubis, reuni sus pedazos, a fin de recomponerlo. Hall solamente trece y por eso esta historia no ha terminado. Como se ve, en pocas de crisis generalizada, de incertidumbre, esta figura explicita catstrofe, exterminio, devastacin y luego recomposicin. Reemplaza a la razn poltica por la trascendencia, la argumentacin por la revelacin y postula la redencin a travs del sufrimiento, que en determinado momento termina.

    Exgesis del mito Los militares del siglo XXI estn muy interesados en una nueva doctrina de guerra. sta, aseguran, no requiere de olas tras olas de tropas desechables. En su lugar, empieza cegando a su enemigo. Piensan que, incluso antes de que una bala sea disparada, los ataques a las computadoras pueden dejar al enemigo sin informacin, lo que implica, efectivamente, cortarle la cabeza al cuerpo, algo mucho ms efectivo.

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    A los indgenas les falta algo capaz de unir a las distintas organizaciones articulando un mensaje ms claro y ms slido. Hay dirigentes pero no lderes. El cuerpo social, al igual que el humano, necesita de una cabeza, es decir un liderazgo en todas las actividades del quehacer colectivo, como la poltica, la empresa, la religin, la cultura, etc. Esa cabeza debera estar conformada por los ms sabios seres humanos, preparados en las diversas ciencias que hacen al desarrollo de la sociedad. Lo curioso es que esto abona la teora del mesianismo andino, coincide con la metafsica como parte de las creencias que tienen los seres humanos para llenar vacos en sus vidas y est muy cerca del pensamiento mgico donde se quiere que las cosas ocurran. Comencemos con una reflexin sobre el ascenso de los indios, algo enunciado, declamado, repetido, profetizado. Qu hacer cuando se esgrimen argumentos que no corresponden a las probabilidades de la razn, sino que apelan a la revelacin? Las citas al principio muestran que cierta visin abandona el campo de lo razonable, en trminos de discusin de proyectos y de polmica democrtica, para adentrarse en figuras pre-modernas. Sobresale as Inkari, uno de los mitos ms arraigados en el mundo andino, como el intento que hace la gente para explicar el mundo y su lugar en l. Segn esto, despus de la conquista, el Inca se transforma en un ser subterrneo y reina en el "uk'u pacha (el mundo de abajo). Llegar el milenio en que habr abandonado su reino para imponer su poder en el "kay pacha", (este mundo) y conducirlo al hanan pacha, el luminoso mundo de arriba. Esto en la Argentina el pueblo lo mantiene y lo habla. Un estudio realizado por Alicia Poderti en 1996 de los relatos legendarios sobre Inkari recogidos en la localidad de Coranzuli, en el departamento de Susques, situado al noroeste de la provincia de Jujuy, nos permite comprobar cmo el motivo de la inversin de papeles es el motor

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    fundamental de estas narraciones que intentan recomponer el ciclo mtico andino. En este universo conceptual, la conquista signific la inversin del orden y a su vez en este mundo cclico cada cierto tiempo sobreviene su Pachacuti, una especie de renacer de las personas producido a partir de un fenmeno climtico o un gran movimiento social que deriva en una transformacin total de las conciencias. Como vemos, en los pueblos andinos la actualizacin paulatina del mito de la vuelta del Inca, est asociada a otros fenmenos triunfantes de los pueblos indgenas y al devenir de los no-indgenas. Subsiste as la espera de volver este mundo a otra realidad, a un Pachacuti que -segn el mito- sugiere una transformacin y no un simple cambio. Aunque parezca parasociologa, el indianismo no es un fenmeno autnomo, sino la inevitable consecuencia de procesos involutivos verificados desde hace tiempo en el seno de la civilizacin occidental. Ante esto, la cabeza de Inkari contiene el cerebro, el intelecto, el pensamiento, la ideologa, pero tambin la cara, o sea la identidad, y al respecto recordemos que nuestra Constitucin Nacional obliga a Garantizar el respeto a la identidad de los pueblos indgenas. La conclusin es que, gracias a la alfabetizacin y la tecnologa, volvern a recuperar su libertad los pueblos originarios. Toda una epopeya, digna ella misma de un mito.

    Antimitos y leyendas negras Pero los antiindios tambin han creado el mito denigrante como antdoto del mito favorable. Han construido, antimitos y leyendas negras, a fin de denigrar y demonizar a los pueblos originarios. El tamao de las leyendas urbanas que construyen nuestros adversarios describe tambin por regla inversa el tamao de

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    lo que se quiere denigrar. Todos los cuentos que se inventaron de los indgenas se correspondan de alguna manera con la repercusin que generaron. Tanto las leyendas peyorativas como las elogiosas tienen cierta ingenuidad infantil y sus orgenes son difciles de ubicar, como la de los indgenas quemando los pisos de madera de las viviendas que se les otorga o la de los aborgenes que venden sus tierras recin escrituradas al turco del almacn y se compran un lote en la ciudad. Con la nueva Ley de Medios apareci la ltima; para qu darles licencias de radio o TV a las comunidades aborgenes, si terminarn en manos de punteros polticos, religiosos o empresarios inescrupulosos que sacarn cientos de radios y canales a nombre de comunidades originarias. Son cuentos infantiles, de una ingenuidad cruel, pero muchos se los creen y se vuelven antiaborgenes. Basta leer la seccin de comentarios en los diarios argentinos cuando aparecen noticias relacionadas con los indios. Mito contra mito, en el peor de los casos porque llegan a los tribunales- irnicamente varios antiindios se defienden acusando de racistas a los pueblos indgenas o que vienen de pases vecinos, como ocurre en varios lugares. Aunque este ataque no se puede creer ni haciendo mucha fuerza, algunos jueces le dan cabida y la mayora de los medios argentinos proporcionan una versin corrupta de los hechos o la historia porque les conviene polticamente. La conveniencia personal o grupal es la justificacin de esos sofismas que incluso intentan convencer al propio INADI (Instituto Nacional contra la Discriminacin) de que los indios ahora discriminan La leyenda negra teje una fantasa para explicar el despertar indgena. Segn esa versin distorsionada, todo lo que est sucediendo tiene que entenderse como una gran escena teatral, con indgenas que ya no son indios, guiados por el resentimiento, sugestionados por unos cuantos vivos o manipulados por intereses forneos, y todo orquestado y guionado por el revanchismo contra el blanco.

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    Esas leyendas negras circulan en las sobremesas de los terratenientes y en algunos despachos gubernamentales. En las reuniones de las empresas mineras y agroindustriales se siguen alimentando, y de vez en cuando, algn periodista independiente dir otra vez que los indios vienen de un pas vecino. Algn gobernante dice ya no hay indios y la religin agrega por lo bajo que no se puede confiar en los convertidos. La leyenda crece en detalles y en veneno, y con el tiempo hasta se convierte en argumento poltico. Este pensamiento mtico es la causa, y uno de sus efectos nefastos es la tentativa de gran parte de los antiindios de rehabilitarse por los sucesivos genocidios, de los que fueron sus inspiradores. El razonamiento es elemental: si todos los indios son malos, su extincin est justificada, slo que ahora no hay que hacerla tan visible. La negacin de la existencia de una cultura nativa milenaria esconde la garanta de un exterminio fsico y cultural impune, en un proceso que, iniciado en 1492, se encuentra lejos de haber finalizado.

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    Captulo 2

    Tres etapas

    Tres etapas, fases o estados

    Primera etapa: contemplativa

    Segunda etapa: filosfica

    Tercera etapa: poltica

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    Tres etapas, fases o estados Aunque las reflexiones sobre los aborgenes se iniciaron con la conquista, prosiguieron durante la colonia y se multiplicaron en la poca independiente, esa preocupacin se radicaliza a fines del siglo XX al extremo de convertirse, de objeto de meditacin frecuente en los crculos intelectuales, en un tema insoslayable de las ciencias humansticas, las que a su vez influyen en las polticas gubernamentales con el fin de articular una poltica hacia el indgena, por encima de las nacionalidades. En las conversaciones con el filsofo Gunther Rodolfo Kush, uno de los pocos gringos que supo interpretar el mundo de los originarios, me hizo notar que el indio, como ser humano en constante evolucin y cambio, atravesaba tres etapas: contemplativa, filosfica y poltica. Se inspir seguramente en Augusto Comte, quien afirmaba que la humanidad en su conjunto y el individuo, como parte constitutiva, est determinado a pasar por tres estadios sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estadio teolgico o ficticio, el estadio metafsico o abstracto y el estadio cientfico o positivo. Segn una hiptesis antropolgica, tambin la historia de la poblacin originaria en Amrica puede ser vista a travs de tres grandes etapas. En sus orgenes, estudiados por la Arqueologa como pueblos precolombinos conquistados y sometidos; luego asimilados con recelo en la poca independiente; slo en la segunda mitad del siglo XX con el aprendizaje de la lectoescritura, el surgimiento de los primeros pensadores indios y como consecuencia, el comienzo del empoderamiento indgena. Ese curso histrico es la base del actual aborigen y nos permite vislumbrar algo de su futuro. Aunque es teora, nadie puede negar que, ya pasado el momento de contemplar el

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    mundo, ante los acontecimientos que pasan y el ro crecido que amenaza con llevarnos, estamos preguntndonos quines somos, qu porvenir nos espera y cmo podemos influir sobre nuestro futuro. Ya en el orden prctico, a nivel individual y a nivel comunitario hay que diferenciar el estado contemplativo (cmo estuvimos y cmo estamos en todos los aspectos, sumidos en la discriminacin, la intolerancia, el racismo), del filosfico (qu y quines somos, por qu, para qu y en qu, cundo y dnde, cmo proceder), pasando por un estado analtico, de desarrollo, donde se hace el diagnstico situacional, una revisin o determinacin de valores, a fin de llegar a la tercera fase, la praxis, la ejecucin, la accin poltica, como etapa operativa, con las polticas generales que son los caminos por los que deben transcurrir nuestras actividades en el futuro, a mediano y largo plazo, sealando tambin los medios y objetivos. A partir de todo esto, sin caer en el positivismo, observ los sucesos a mi alrededor y vi que todo coincida, en un orden lgico. Estamos comenzando a hacer realidad la ltima etapa.

    Primera etapa: contemplativa La escritora Alicia Dujovne Ortiz relata acerca del descubrimiento en 1492: Los muestran en Sevilla, dicen, y ellos, los infieles de piel canela se quedan acuclillados con aire ausente dejndose mirar, como faltos de alma. A partir de la conquista, en el siglo XVI, el originario, tratado ignominiosamente hasta el punto de dudarse si era humano con alma, no slo vio destruido todo su esquema de vida, sino que debi convertirse a una religin extraa, aprender una lengua impuesta, pero sobre todo, someterse a pautas

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    polticas, sociales, econmicas, culturales y hasta morales totalmente diferentes. Es bastante conocida esta etapa, que condujo al indgena a un total anonadamiento, donde slo le quedaba contemplar, sin poder de decisin alguno. En ese estado, obedeci, soport las humillaciones, trabaj sin descanso para sus amos, sin comprender lo que le haba ocurrido y lo peor: sin saber qu lugar ocupaba l y sus hijos en ese mundo hostil. Todo eso dur cientos de aos, hasta el siglo XX.

    Segunda etapa: filosfica En la etapa filosfica los indgenas estamos logrando conciencia de nosotros mismos y nos proponemos firmemente el cambio La aparicin de medios masivos de comunicacin y transporte, consecuentemente el contacto con otras culturas pero como lo principal el aprender a leer y escribir, modificaron el esquema anterior cada vez ms aceleradamente, a medida que los adelantos tecnolgicos aparecan uno detrs de otro. Ver cmo viven en otras partes, aduearnos de los medios orales de expresin y salir del analfabetismo produjo nativos capaces de preguntarse sobre los interrogantes fundamentales del ser humano qu soy? adnde voy? Tambin pudimos reflexionar sobre el sentido de la propiedad, es decir el territorio, bienes, hacienda, y por qu el aborigen era pobre e indigente. Tambin entra en esta etapa la bsqueda, rescate y revalorizacin de nuestra propia cultura. Esto conducira a levantamientos y protestas de todo tipo, estallidos que a primera vista respondan a temas como los arriendos y la tierra, pero profundamente

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    apuntan a los valores socioeconmicos y revelan un cambio de mentalidad. La historia de los pueblos indgenas en esta etapa est reflejada tambin en la actitud de los no-indios. De una posicin de dominadores indiscutidos, recelosamente asimilan -entre aceptacin y rechazo- esta nueva realidad y el indio deja de ser invisible. Entonces comienza la segunda conquista. Despus de la conquista fsica, con la fuerza de las armas y los caballos, comenz la conquista del espacio simblico del saber indgena, una encarnizada transculturacin por la educacin y los medios de comunicacin, el saqueo de la biodiversidad, la apropiacin de los recursos naturales, junto al impacto del paternalismo, la ddiva y el asistencialismo. Recin a partir de la segunda mitad del siglo XX, los indgenas aprendieron a leer y escribir y pudieron incorporarse -algunos- a la reciente universalizacin de la escuela primaria y secundaria y aprovechar la masificacin de la universidad los que pudieron emigrar a las ciudades. Llegaron a las aulas superiores chicos y chicas provenientes de una cultura agropastoril que haban crecido sin bibliotecas ni libros en sus casas, con padres y madres analfabetos. Cuando estos estudiantes llegaron a la secundaria, encontraron resignacin ante su presencia y, junto a ello, rechazo. No digamos nada de los contados que llegaron a la universidad. Por un lado, cierta compasin, -a esos nuevos hay que aceptarlos- y un despotismo larvado, frente a esos que no se quedan en el lugar que por nacimiento les corresponde. Se les ofrecern competencias ms que contenidos; les ser inaccesible la alta cultura. Y siempre acompaados por una serie de observaciones y condicionamientos. Ests aqu pero en realidad deberas estas en el campo, en la mina, en la servidumbre como pen o mucama. Te has convertido en ciudadano, pero en realidad slo te corresponde ser sbdito. Y lo ms insidioso: Para que podamos comenzar a pensar en tu admisin,

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    tienes que renegar de tu tierra, tu familia, tu cultura y hemos creado una categora para ti: mestizo. Blanco no, porque nunca sers igual a nosotros. Indio tampoco, porque ya has dejado de serlo. La etapa filosfica, sostienen los antroplogos, es la intermedia entre la contemplativa y el paso a la etapa poltica, poca en que la persona termina de formar su personalidad y su identidad, y comienza a preguntarse el porqu de las circunstancias que atraviesa en ese momento. Pero el tiempo, las circunstancias personales, inician la motivacin al cambio. Como dice Rodrigo Salinas: Qu somos? Quines somos? Qu queremos ser? Qu piensan qu somos? Y yo agregara Para qu tienen que seguir existiendo los aborgenes? Muchas preguntas para demasiadas respuestas confusas y difusas, a las cuales a veces se les da demasiada relevancia. A lo largo de este libro, pensado por alguien de adentro de la jaula, tal vez aparezcan algunas pistas. La forma de ser de alguien depende de muchas cosas, y estar definida y alterada por el lugar donde uno nace, donde vive y los resultados de las interacciones externas e interpersonales que uno tenga y busque tener. No decidimos dnde nacemos, ni nuestra educacin bsica, pero si somos afortunados, escogemos el lugar para vivir, y lo que es mucho ms importante, siempre podemos elegir la gente con la que nos rodeamos, buscar lo que nos hace sentir bien, definir nuestros gustos y lo que nos potencia ser como queremos ser. Ser, no parecer. El primero potencia sin lmites, el segundo adormece todo ser y provoca lmites auto-impuestos que no dejan ser ms all.

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    Soy, sobre todo, lo que pienso; y tambin lo que escucho, veo, leo, digo y lo que no digo; soy las discusiones que he tenido, con otros y conmigo mismo, sin importar si las he ganado o perdido; soy mis alegras y mis decepciones; soy los buenos y los malos momentos, mis virtudes y defectos; soy lo que determina mi interaccin con mi exterior, mi entorno, donde vivo, las personas que me rodean, las que elijo que me rodeen; porque soy lo que me rodea y con quien ando, soy mis amigos, soy la gente que he conocido y lo que he obtenido al conocerlas, tanto positivo como negativo. Soy indio, no estoy indio.

    Tercera etapa: poltica En estos momentos, comienzos del siglo XXI, indgenas de otros pases ya estn caminando esta etapa, que es la definitiva y donde se juega el futuro del aborigen. En ella el originario exige sus derechos y el poder decidir sobre ese porvenir. Es la etapa de decisin y accin, y desde ese momento ya nada ser como antes. Algunos creen que el futuro del indgena est en su pasado. Puede darse mayor oxmoron? La flexin histrica y social argentina obliga a no practicar irresponsables nostalgias.

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    Parte II

    La salvacin del indio slo vendr

    del propio indio

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    CAPTULO 3

    Cmo estamos en lo poltico

    Motivaciones

    Investigacin poltica

    Los derechos del indio

    Legislacin

    Nuevas organizaciones polticas indgenas

    Contexto en que surgen las organizaciones

    Reacciones de la sociedad dominante

    Oficinas gubernamentales nacionales

    Originarios en los espacios de poder

    Filosofa indianista

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    Motivaciones Los indios de Argentina siempre estuvieron sometidos, mantenidos en la ignorancia y en la indigencia. Cuando vemos la desnutricin y otros problemas, creemos que los aborgenes arrastran una existencia miserable. Pero no somos as. Estamos as por circunstancias y coyunturas. Por ahora, la convivencia entre indgenas y no indgenas est mal resuelta, porque lo de los pueblos originarios est mal encarado. La lgica es que seamos ciudadanos iguales a los dems, pero hoy nada garantiza que eso pueda ocurrir y la prueba est en que no se cumplen las leyes referentes a los pueblos aborgenes, ni siquiera la misma Constitucin. El razonamiento es sencillo. En algunas provincias somos mayora. Por qu entonces no podemos gobernarnos? Por primera vez en la historia planteamos reformular nuestra relacin con el Estado y ser considerados estrictamente como lo que somos: naciones y culturas preexistentes a las otras que se superpusieron en lo argentino. No queremos seguir siendo una opcin extica para el turismo. Queremos hablar de mineras, petroleras, madereras, sojeras, de produccin a gran escala y medio ambiente, de tierras y de agua. Queremos hablar de nuestras culturas subestimadas y arrasadas que jams hubieran atentado contra el planeta. Queremos ser ciudadanos de derecho pleno e identidades colectivas resistentes, aptos para un debate poltico serio que tome en cuenta nuestras demandas. Los aborgenes hemos cumplido y cumplimos en el sistema de relaciones intertnicas un rol de subordinacin muy importante. El avasallamiento que se dio durante el surgimiento del Estado-Nacin, la privacin de nuestra territorialidad, el genocidio, nos obligaron a repensar nuestros procesos identitarios, nuestra economa, la relacin

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    con el Estado, siempre de pedigeos, de dar lstima. Eso no puede continuar as y a partir de ah nos obliga a pensar en estrategias para llevar a cabo nuestras reivindicaciones. Estamos en todo esto porque ya es tiempo que exijamos nuestros derechos. No es mucho lo que reivindicamos; slo medidas positivas, como participacin en el gobierno, devolucin de tierras, planes especiales de salud y alimentacin, acceso a la informacin y a la educacin intercultural bilinge, amplia revisin de la historia y de los textos. Pero adems, demandas asociadas con el deterioro del medio ambiente, con el uso y el abuso del agua por parte de determinados sectores, por problemas de polucin resultante de la explotacin minera a cielo abierto. Estos reclamos tienen caractersticas ms universales y menos personales. No estamos luchando slo por nuestras comunidades, sino por cuestiones ms globales. El razonamiento es as. Estamos siempre pidiendo, solicitando, rogando, a veces exigiendo. A quin? A lo que se llama Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Entonces por qu no podemos ser intendentes, diputados, concejales, senadores, gobernadores? Y con mayor razn si somos mayora. La democracia nos permite empoderarnos, mediante la formacin de partidos polticos indgenas.

    Investigacin poltica Partamos de algo muy simple. A nivel internacional los pueblos indgenas tienen reconocidos varios derechos, que incluyen la libre determinacin, los derechos a la tierra, territorios y recursos. Basados en el concepto de dominio ancestral tienen el uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables que se encuentran en sus territorios extensos; una participacin prioritaria en los beneficios del aprovechamiento de todos los recursos naturales no renovables; el uso y gestin exclusivos de los

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    recursos forestales de reas en las que existe una comunidad indgena -no de las reas forestales dentro de la comunidad indgena sino de la comunidad que est dentro de un rea forestal-. Est establecido el consentimiento previo libre e Informado (interpretado como derecho de veto), como tambin lo referido a propiedad intelectual y el reconocimiento del derecho consuetudinario. Slo falta que en nuestro pas haya voluntad poltica de hacerlos cumplir. En lo poltico, es ciudadano y como tal tiene derecho a elegir y ser elegido, pero esto no siempre se cumple y todos ustedes conocern o viven en lugares donde nunca se ha odo hablar de intendentes, alcaldes, diputados, senadores, jueces indgenas. Cuando se pregunta a cualquiera dice, como si recin se diera cuenta. Y no estarn capacitados. Es que siempre hemos esperado del Estado un subsidio, una limosna, sin convertirnos en actores. No podemos seguir dejando nuestro destino en manos ajenas. Si es necesario que nos volquemos a la poltica, tendremos que hacerlo. Hay indios en todos los sectores sociales, con altos, medios y bajos ingresos. Ya participamos en la economa, en lo social; la ltima frontera que nos falta traspasar es la poltica. Todo indgena, como persona, comparte como cualquier otra persona los mismos derechos humanos individuales y como ciudadano, comparte como cualquier otro los mismos derechos individuales de elegir y ser elegido. Pero tambin poseemos nuestros derechos como pueblos a estar representados. En este siglo XXI hay certezas y hechos indiscutibles:

    Los problemas de postergacin y olvido llevan siglos

    Hay un manifiesto desinters por la existencia de los indgenas

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    Los gobiernos no tienen una idea real sobre nuestra actual situacin, Seguimos siendo discriminados

    Nuestro aporte cultural no es valorado

    Continan nuestras luchas y demandas

    Nuestra actuacin en el desarrollo histrico argentino no es aceptada, como se ha visto en el Bicentenario.

    Para que esta situacin termine, lean atentamente estas pginas. Es el primer paso hacia el empoderamiento. Y como dijo Maritegui, tiene que salir del propio indio.

    Los derechos del indio La Organizacin de Naciones Unidas (ONU) aprob en el ao 2007 la Declaracin de los Derechos de los Pueblos Indgenas, equiparada a la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, pero especfica para poblaciones originarias. Tiene 46 artculos, gran parte de ellos dedicados a los derechos de los pueblos indgenas sobre las tierras que ocupan, los bienes naturales que poseen, la preservacin del medio ambiente, la autonoma y la promocin de la plena y efectiva participacin indgena en todos los asuntos que les conciernen. Adems, trata sobre los derechos individuales y colectivos, cultura, identidad, educacin, salud, empleo e idioma, entre otros. Este texto, que las culturas originarias deben hacer valer, es muy cuidadoso en explicitar en cada artculo si se refiere a las personas indgenas (tres artculos), a los pueblos indgenas (33 artculos) o a ambos (nueve artculos). Aunque esta Declaracin, al igual que la de los Derechos Humanos, no tiene carcter vinculante (como s lo tiene el Convenio 169 de la OIT), posee una gran fuerza moral. Ms an, su art. 44 aade: Los derechos reconocidos en la presente

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    Declaracin constituyen las normas mnimas para la supervivencia, la dignidad y el bienestar de los pueblos indgenas del mundo. Es un gran avance. El estatuto de autonoma de la Costa Atlntica de Nicaragua marc un punto de inflexin importante en el camino de los pueblos indios de Amrica Latina hacia su autonoma plena en el marco de estados multinacionales y multitnicos. En los aos noventa, siguiendo las orientaciones de la Declaracin de Quito, muchas organizaciones indias estn presionando porque se introduzcan modificaciones en las constituciones de sus respectivos pases reconociendo el derecho de los pueblos indios y "especificando muy claramente las facultades de autogobierno en materia jurdica, poltica, econmica, cultural y social" (Declaracin de Quito, 1990). Este es el caso de los mayas de Guatemala (COMG, 1995), cuyas aspiraciones se han visto slo parcialmente reflejadas en el "Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indgenas", suscrito en la ciudad de Mxico por el Gobierno de la Repblica de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Guatemalteca el 31 de marzo de 1995. La autonoma indgena tambin figura entre los puntos claves de la agenda recogida en la "Ley para el Dilogo en Chiapas" que el Congreso mexicano aprob casi por unanimidad en marzo de 1995. El principal instrumento jurdico internacional de que se dispone actualmente para reivindicar los derechos de los pueblos indgenas es el Convenio 169 sobre Pueblos Indgenas y Tribales, adoptado por la OIT el 27 de junio de 1989, con el que, en cierta forma, se oficializ el fracaso y fin del indigenismo integracionista con medidas que, con ciertas salvedades, favorecen o preservan la autonoma y la singularidad tnica de los pueblos indios. A diferencia del Convenio 107 al que sustituye, que slo hablaba de

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    "poblaciones", el Convenio 169 utiliza el trmino "pueblos" y les reconoce el derecho de poseer "territorios", adems de las "tierras" que les reconoca el Convenio 107. La aprobacin por parte de la ONU de la Declaracin Universal de los Derechos de los Pueblos Indgenas; la ratificacin del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indgenas y Tribales para su plena vigencia en cada pas (en la Argentina tiene rango constitucional); y la discusin y aprobacin por parte de la OEA del Instrumento Jurdico para los Pueblos Indgenas, constituyen las principales reivindicaciones recogidas en la "Declaracin Universal de las Primeras Naciones Indias"(Ottawa, Canad, el 14 de noviembre de 1991). Estas mismas demandas fueron reiteradas en la Primera Cumbre de los Pueblos Indgenas, celebrada en Chimaltenango, Guatemala, del 24 al 28 de mayo de 1993 y constituyeron el eje de sus reivindicaciones para la Dcada de los Pueblos Indgenas (1994-2003), proclamada por la ONU como extensin del Ao Mundial de los Pueblos Indgenas (1993). Para que los indios no desaparezcamos en unas cuantas generaciones, nuestra juventud necesita sentirse orgullosa de su cultura, de sus races, de pertenecer a un pueblo originario. Los moldeadores de esa identidad son fundamentalmente el sistema educativo y los medios de comunicacin, los cuales en la actualidad no hacen otra cosa que reflejar la sociedad no indgena, estimulando el individualismo, los valores consumistas y el relativismo tico. Por eso la comunicacin con identidad es un derecho de los pueblos originarios.

    Legislacin Nuestra Constitucin de 1853, en su Artculo 67, inciso 15, discriminaba especfica y explcitamente a los pobladores

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    ancestrales: Corresponde al Congreso proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacfico con los indios y promover la conversin de ellos al catolicismo. Muchos pueblos indgenas estaban todava invisibilizados dentro de regmenes coloniales. Desde entonces, las leyes han cambiado, por los esfuerzos de los propios originarios. 1985: Ley 23.302 sobre poltica indgena y apoyo a las comunidades aborgenes de Argentina. Su artculo 5 crea el Instituto Nacional de Asuntos Indgenas -INAI- como entidad descentralizada con participacin indgena. 1994: En ocasin de reformarse la Constitucin Nacional de la Repblica Argentina, y en la misma lnea que el Convenio antes mencionado, se incorporan los Derechos de los Pueblos Indgenas en el artculo 75 inciso 17, donde se reconoce la preexistencia tnica y cultural de estos pueblos, se garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educacin bilinge e intercultural, se reconoce la posesin y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan y se asegura la participacin en la gestin referida a sus recursos naturales y a los intereses que los afecten, entre otros derechos. 1994: Ratificacin del Convenio sobre la Diversidad Biolgica. Este pacto surgi de la Cumbre para la Tierra celebrada en 1992 en Ro de Janeiro. Establece los compromisos de mantener los sustentos ecolgicos mundiales a medida que avanzamos en el desarrollo econmico. El Convenio establece tres metas principales: la conservacin de la diversidad biolgica, la utilizacin sostenible de sus componentes y la distribucin justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilizacin de los recursos genticos.

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    2000: Ratificacin del Convenio Internacional 169 sobre Pueblos Indgenas y Tribales en pases Independientes de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT).

    Nuevas organizaciones polticas indias Los pueblos indios del rea andina y del resto de Amrica del Sur dieron un importante paso hacia la coordinacin de sus estrategias al constituir en 1980, en Ollantaytambo (Cuzco, Per) el Consejo Indio de Sud Amrica (CISA) con la participacin de delegaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Per, Surinam y Venezuela. En ese perodo el CISA vino jugando un papel muy activo en la elaboracin de una filosofa e ideologa dinmica de la indianidad y en la promocin de la presencia cultural y poltica de los indios en la sociedad republicana. Uno de los principales objetivos polticos del CISA es que los indios lleguen a gobernar las repblicas en donde son mayora y ser reconocidos como minoras tnico-nacionales donde son minora. En el rea centroamericana los movimientos indios comenzaron a coordinar sus estrategias con la creacin del Consejo Regional de Pueblos Indgenas de Amrica Central (CORPI) en el I Congreso Internacional Indgena de Amrica Central, celebrado en Panam del 24 al 28 de enero de 1977 y al que asistieron representantes de todos los pases Centroamericanos y Mxico. A nivel hemisfrico ha habido dos momentos cruciales en la vertebracin de las organizaciones indias: El primero de ellos, la creacin en 1975 del Consejo Mundial de los Pueblos Indgenas (CMPI), en Port Alberni, Canad, con la asistencia de representantes indios de muchos pases de Amrica Latina. El CMPI viene desempeando desde su fundacin un papel muy importante en "la reorganizacin de los aparatos polticos" de los pueblos indios dentro de cada

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    pas (Ontiveros, 1988: 117). El segundo, la constitucin del Parlamento Indio de las Amricas, cuyo primer encuentro se celebr en agosto de 1987 e incluye miembros de Amrica Latina, Canad y Estados Unidos. Su propsito es promover los intereses, valores y modelos culturales indgenas, y promover el establecimiento de un orden poltico, econmico, social y cultural que elimine la pobreza, segregacin, marginalizacin, opresin, y el exterminio de los pueblos indgenas. Tambin busca servir como un foro para el debate de los problemas de los pueblos indgenas (Serafino, 1991: 18). Tambin han sido acontecimientos de gran trascendencia para el movimiento indio a nivel continental los encuentros mantenidos con motivo del Quinto Centenario y las dos primeras cumbres mundiales de los pueblos indgenas celebradas en Guatemala (1993) y Mxico (1994), presididas ambas por la maya quich Rigoberta Mench, Premio Nobel de la Paz 1992, en representacin del Secretario General de la ONU. Como vemos, la creciente organizacin de los pueblos indios de Amrica abarca desde el nivel local, pasando por los niveles nacional y regional, hasta el nivel hemisfrico y mundial. Al nivel nacional, parece existir al menos una organizacin india militante en casi todos los pases latinoamericanos con poblacin aborigen. En muchos de ellos, existen adems numerosas organizaciones que defienden los derechos indios o buscan preservar las culturas nativas. Stavenhagen (1988:188) ha identificado tres tipos principales de organizaciones a este nivel: a) las organizaciones sindicales que movilizan comunidades en base a reivindicaciones tnicas, pero que funcionan principalmente como grupos de presin para conseguir mejores condiciones econmicas y laborales; b) los grupos indgenas centrados estrictamente

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    en promover intereses tnicos o que movilizan a las comunidades apelando a un programa de desarrollo integral que incluye aspectos culturales, econmicos, sociales polticos, basados en la autodeterminacin tnica; c) los movimientos ideolgicos que ensalzan las virtudes de la cultura y sociedad indgenas. Los movimientos indios ms desarrollados en la actualidad son los que se organizan a nivel nacional e integran en frentes comunes a pueblos del altiplano y de la selva. Los casos de Ecuador, Bolivia y Guatemala presentan bastantes similitudes en este sentido , En Ecuador existe un complejo proceso de organizacin de los indios de la sierra, por un lado, y los de las tierras bajas, por otro. Desde que ECUARUNARI y CONFENIAE se articularon a travs de CONAIE, los indios de Ecuador vienen librando de modo coordinado y con gran xito una intensa batalla a favor del el reconocimiento de sus derechos. CONAIE ha mantenido la estrategia de no asociarse con ningn partido poltico en particular para proteger mejor la unidad del movimiento, aunque no ha dejado de apoyar algunas acciones concretas del movimiento obrero sindicalizado (Serafino, 1991: 71-89; Juncosa, 1990: 200). En Bolivia tambin se articulan a nivel nacional organizaciones indias del altiplano y de las tierras bajas, en constante renovacin y cambio, efervescencia acentuada a partir de la llegada al poder de un presidente indgena, con la consiguiente incorporacin de muchos dirigentes en cargos polticos, legislativos o ministerios. En el caso de Guatemala, una de las consecuencias no intencionadas de la violencia empleada por el Estado para resolver los conflictos con las comunidades indias ha sido la extraordinaria receptividad que los mayas de este pas han mostrado a las corrientes polticas "democrticas y multiculturales" de finales de los ochenta. Con la transicin a

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    la democracia surgieron numerosas organizaciones y asociaciones que en 1990 lograron articularse. Se estn dando actualmente importantes pasos hacia la unidad de las etnias en el sur de Mxico, Honduras, Panam, Venezuela y Colombia. Los casos de Brasil, Chile y Nicaragua son excepcionales en sus respectivos escenarios por la importancia que los pueblos indios han adquirido en procesos externos a ellos mismos, de trascendencia nacional. En otras reas los movimientos son todava un tanto aislados y vinculados mayormente a reivindicaciones inmediatas (Fondo Indgena, 1991: 222). Geogrficamente, las organizaciones indias en los altiplanos del rea andina y Mesoamrica, donde se concentra ms el ochenta por ciento de toda la poblacin indgena, han sido tradicionalmente fuertes, con una larga experiencia en luchas agrarias y en el establecimiento de alianzas. El altiplano andino es el rea de mayor concentracin de poblacin india en el continente americano y donde ha surgido con mayor vigor la movilizacin poltica actual. El surgimiento de organizaciones indgenas en la Amazonia y otras tierras bajas es ms reciente, pero muy dinmico e innovador en sus formas y plataformas. En los grupos tribales las movilizaciones han mantenido su carcter tnico, marcado frecuentemente por la voluntad explcita de reforzar la propia identidad y recuperar sus tradiciones, y se han orientado de modo especial a la defensa de sus territorios, acosados en forma sistemtica por los agentes de colonizacin de variado origen, e incluso los ataques de otras etnias indgenas, a la conquista de la soberana territorial, y a la autonoma en materia de gobierno. A pesar de los ingentes obstculos a superar, los pueblos indios de la Cuenca Amaznica han conseguido formar una organizacin regional. La regin del Caribe cuenta con la poblacin indgena que sufri la mayor prdida demogrfica durante la colonizacin

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    y el proceso de mestizaje con la poblacin de origen africano. Sin embargo, estos pueblos indgenas, de nmero reducido, estn no slo sobreviviendo sino tambin emprendiendo un proceso de recuperacin tnica y fortalecimiento demogrfico.

    Contexto en que surgen las organizaciones La protesta de los pueblos indios de Amrica contra su situacin de opresin no es nueva. Las rebeliones y motines indios son una constante desde los inicios del perodo colonial (Martnez, 1985). Lo que s es nuevo es el grado de articulacin de las organizaciones indias actuales, la formulacin explcita de sus demandas y el desarrollo de una ideologa panindianista militante. Estos cambios en las caractersticas y dimensiones de la organizacin india no se pueden entender al margen de los intensos cambios que han experimentado las sociedades latinoamericanas en la segunda mitad del siglo veinte (expansin del mercado interno, apertura de vas de comunicacin, ampliacin del sistema educativo en el mbito rural, migraciones, presencia de los medios masivos de comunicacin), los cuales han contribuido a romper el tradicional aislamiento geogrfico de las comunidades indias, a generar un proceso de diferenciacin socieconmica dentro de las mismas comunidades, y a aumentar la heterogeneidad de las situaciones de los pueblos indios en su relacin con sus respectivas sociedades nacionales. El intenso proceso de modernizacin de las diferentes esferas de las sociedades latinoamericanas que acompa al perodo de expansin econmica de posguerra suscit grandes expectativas en muchas comunidades indias. Pero pronto se mostr la incapacidad del sistema dominante para dar respuesta a esas expectativas crecientes. La frustracin que produjo la experiencia de exclusin y cierre social de carcter tnico-racial, contribuy a activar el potencial

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    poltico de la identidad tnica precisamente en el momento en que sta se senta ms amenazada. Desengaadas, una vez ms, de las promesas del mundo occidental y capitalista, muchas comunidades volvieron a buscar alternativas a su situacin de marginacin y opresin en el marco de su propia matriz civilizatoria. En muchos casos, los mismos indios educados por el sistema para liderar la integracin de las poblaciones indias en l, se convirtieron, tras un proceso de crisis y redefinicin de su identidad india, en los principales defensores de la autodeterminacin de sus pueblos. El pensamiento poltico y la ideologa de la indianidad estn siendo construidos por aborgenes de las comunidades con experiencia y capacidad de liderazgo; indios retornados, quienes en circunstancias ajenas a la vida comunal se organizan, en base a su indianidad residual o recobrada, en defensa de su identidad y de su pueblo; e intelectuales y polticos convencidos de que no hay posibilidad de transformar la sociedad a la que pertenecen si no se reconoce el papel fundamental que deben desempear los pueblos indios en ese proceso revolucionario (Bonfil, 1992:100- 101). Con el surgimiento de intelectuales indios en las ltimas dcadas, favorecido por la ampliacin de los sistemas educativos nacionales, se empieza a revertir el proceso de campesinizacin que supuso la destruccin de las unidades polticas y culturales mayores de los pueblos precolombinos a raz de la conquista y colonizacin. Es esta intelligentsia la que intenta dar forma al pensamiento poltico de los pueblos indios (Cojt, 1991). El resurgimiento de las organizaciones indias en Amrica Latina no es un fenmeno aislado, sino que tiene lugar en un contexto a escala mundial de las aspiraciones y demandas de minoras tnicas y grupos marginados (Adams, 1993). En

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    todo el planeta las pequeas y grandes etnias afirman su identidad y reclaman su autonoma y sus fueros. Por otra parte hay un creciente inters por revalorizar la tecnologa y ciencia tradicionales, tanto como modo de contrarrestar la depredacin de recursos naturales y la contaminacin ambiental, como de aprovechar los conocimientos y prcticas menospreciadas durante el perodo de vigencia de un modelo desarrollista que se ha mostrado incapaz de resolver los problemas de los pases en vas de desarrollo. De acuerdo con un Informe elaborado en 1991 por el Fondo Indgena, la vitalidad que actualmente muestran los pueblos indios est asociada a seis tipos de dinmicas que han operado en los ltimos treinta aos: a) la expansin de su presencia demogrfica en el territorio nacional, incluyendo las ciudades; b) el desarrollo de estructuras organizativas regionales y nacionales que no reemplazan las formas comunales y son eficientes para procesar sus reclamos y organizar su participacin; c) la formulacin de una plataforma cada vez ms alta de lucha, que lleva los reclamos especficos a su expresin ms elevada en el orden jurdico y poltico, para convertirlos en objetivos de justicia (demanda de derechos); d) una creciente y diversificada insercin en los mercados; e) una capacidad de formular y conducir proyectos de carcter tnico; y f) un nueva manera compleja, directa y poltica de relacionarse con el estado y con la sociedad, que desborda la institucionalidad que la contena.

    Reacciones de la sociedad dominante Ante la emergencia de los pueblos indios y ante las expresiones de su pensamiento poltico, la sociedad dominante ha reaccionado, al menos inicialmente, con la violencia, el silencio o la incomprensin (Bonfil, 1981). Los

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    gobiernos latinoamericanos han actuado frente a los intentos de organizacin poltica india segn su propio carcter, las condiciones internas de cada pas y la coyuntura del momento. Las campaas contrainsurgentes llevadas a cabo por los gobiernos militares de Lucas Garca (1978-1982) y Ros Montt (1982-1983) contra las comunidades mayas del altiplano noroccidental ilustran uno de los casos en que esa reaccin revisti formas de autntico genocidio y etnocidio. En contraste nos hallamos con la respuesta relativamente dialogante del Gobierno mexicano al levantamiento armado de los indios de Chiapas en enero de 1994. La relacin entre los pueblos indios y los estados nacionales de Amrica Latina parece haber comenzado a experimentar cambios importantes, especialmente a partir de las celebraciones de 1992 y 1993, en la direccin de la descolonizacin de esas relaciones. El primer gran logro de la reciente lucha poltica de los pueblos indios es el hecho de que varios gobiernos de la regin hayan comenzado a reconocer y aceptar la legitimidad del pluralismo tnico en el seno de las sociedades nacionales, llegando en algunos casos a valorar la diversidad tnica y cultural como un recurso potencial de enorme vala para superar la crisis actual. El hecho ms paradigmtico en este sentido ha sido, por ahora, la promulgacin por parte del gobierno sandinista de Nicaragua de la Ley de Autonoma de la Costa Atlntica (Managua, septiembre de 1987). El indigenismo oficial ha tardado en reaccionar positivamente a las organizaciones polticas indias que, en cierta medida, han dejado completamente obsoletos los planteamientos de la convencin de Ptzcuaro. Un logro de incalculable trascendencia es la reforma radical del Sistema Indigenista Interamericano iniciada en el XI Congreso Indigenista Interamericano (Managua, 1993) para dar paso a la participacin de los representantes de los pueblos indios en todos los niveles del sistema (Matos, 1993).

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    En cuanto a las iglesias, ha habido algunos sectores y organizaciones que han participado de forma activa en la reciente movilizacin india. El Consejo Mundial de las Iglesias, CIMI de Brasil, las misiones salesianas de la Federacin Shuar (Bolivia), el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) en Argentina, son slo algunos ejemplos significativos. Tampoco faltan ejemplos contrarios tanto dentro de la Iglesia Catlica como otras iglesias cristianas. De modo reiterado las organizaciones indias han pedido la expulsin del Instituto Lingstico de Verano y de otros grupos religiosos por considerar que sus actividades estn orientadas a acabar con sus culturas. Los partidos ortodoxos de izquierda han mostrado muchas dificultades para aceptar terica y prcticamente el hecho "movilizacin poltica india". Su discurso ha tendido a subsumir a los grupos tnicos dentro de la categora "campesinado", aunque en los ltimos aos puede apreciarse cierto cambio hacia una valoracin ms positiva respecto a las reivindicaciones de los pueblos indios por parte de algunos intelectuales y partidos de izquierdas. El mundo acadmico, en particular el de los antroplogos, que tradicionalmente se han ocupado de la problemtica indgena, "ha reaccionado lentamente y en pequea medida al reto que representa la movilizacin poltica tnica para un discurso intelectual que no ha renunciado a su marca de origen colonial" (Bonfil, 1992: 56). Sin embargo, la contribucin de los antroplogos crticos, al despegue de las nuevas organizaciones indias no carece de relevancia, como se puso de manifiesto en encuentros internacionales o en el hecho de que algunas organizaciones cuenten con antroplogos sociales entre sus asesores.

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    El establishment manifiesta un profundo malestar ante el avance de las organizaciones que han recuperado efectivamente territorio y lo manifiesta a travs de la prensa y los dems medios de comunicacin masiva que tampoco han dado el debido relieve al surgimiento de las organizaciones indias, tendiendo a tratar este fenmeno como un hecho "folclrico" (Bonfil, 1992: 57). No obstante, el avance de los movimientos indios y la revitalizacin de las etnias no ha dejado de tener cierto grado de reconocimiento en la sociedad civil, como pone de manifiesto el acercamiento entre el movimiento indgena y el movimiento campesino u obrero, la presencia aborigen en los sectores populares, el desarrollo de nuevas estrategias de base tnica para organizarse y sobrevivir en las ciudades. Esto no impide que haya casos en los cuales el etnocentrismo e incluso el racismo continen profundamente arraigados. La opinin pblica internacional tambin ha comenzado a mostrar una actitud ms positiva hacia el reconocimiento de los derechos de los pueblos indgenas, al considerarlos convergentes con la sensibilidad actual hacia democracia, el desarrollo integral y la conservacin medioambiental. Algunos organismos internacionales han elaborado y dado a conocer importantes documentos que sirven de sustento a una opinin pblica cada vez ms favorables a los derechos de los pueblos indios, entre ellos los citados anteriormente. Pero en este momento y cada vez en mayor grado, es en Internet donde ms tiene vigencia el pensamiento, la difusin y el contacto de los pueblos originarios.

    Oficinas gubernamentales nacionales

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    El Artculo 6 del Convenio N 169 de la OIT establece: "...consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a travs de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente...." A partir de este marco legal, la relacin del Estado con los Pueblos Originarios se efecta en la Argentina a travs del Instituto Nacional de Asuntos Indgenas (INAI), una unidad centralizada dentro de la administracin pblica o en otras palabras, una oficina ms dentro del Ministerio de Desarrollo Social, que recibe el reclamo mltiple de ochocientos setenta y cinco comunidades diversas, la mayora de ellas sumidas en estado de pobreza aberrante, pero fuera de eso, no puede hacer mucho ms, porque no tiene un presupuesto adecuado, nunca se conform plenamente y siempre ha dependido de las polticas asistenciales y compensatorias del gobierno de turno; por lo tanto poco y nada ha aportado a modificar algo de la realidad actual de los pueblos indgenas. Las polticas hacia los originarios pasan exclusivamente por este Instituto semi-autrquico, sin estructura propia ni participacin indgena, creado por una ley que fue ampliamente superada por el espritu de nuestra Constitucin Nacional y del derecho internacional en materia de pueblos indgenas. Eso s, los datos de su conformacin nos pueden servir para saber qu etnias reconoce el gobierno nacional y qu provincias se adhirieron a la Ley 23.302. Tendran que haber: 30 representantes indgenas de los 25 pueblos presentes en las regiones Noroeste, Litoral. Centro y Sur de Argentina, registrados en el Registro Nacional de Comunidades Indgenas (RENACI) del INAI:

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    Atacama, Chan, Charra, Chorote, Chulup, Diaguita-Calchaqu, Guaran, Huarpe, Kolla, Lule Vilela, Lules, Mapuche. Mbya Guaran, Mocov, Ocloya, Omaguaca, Pilag, Ranquel, Selk Nam, Tapiet, Tehuelche, Tilin, Toba, Tonokot y Wich. 14 representantes de los Estados Provinciales adheridos a la Ley 23.302: Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Crdoba, La Pampa, Mendoza, Neuqun, Ro Negro, Salta, San Juan, Santa Cruz, Santa Fe, Tierra del Fuego y Antartica e Islas del Atlntico Sur, y Tucumn. 6 representantes del Estado Nacional: Ministerio de Economa, Min. De Educacin, Min. De Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Min de Salud, Min de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, y Min del Interior. El Presidente del INAI es nombrado por el Gobierno Nacional a travs del Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin. Nunca fue un indgena. A su vez el INAI en el 2004 ha impulsado la conformacin del Consejo de Participacin Indgena, con el propsito de crear un espacio para todos los asuntos que afecten a los pueblos originarios.

    Originarios en los espacios de poder Los indgenas inmersos en el escenario de poder y poltica del pas coinciden: no se les otorgan cargos que definan el futuro argentino. A pesar de que los indgenas han ido ganando espacios de poder en la Argentina, no ocupan cargos de mxima autoridad en instituciones y organismos pblicos y privados. El pas presenta un estado crtico en trminos de equidad tnica, aunque se hayan registrado avances en el terreno poltico.

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    La radiografa del poder muestra que no hay un solo gobernador y ninguna provincia cuenta con indgenas en sus gabinetes. De los tres poderes del Estado, en el Judicial es donde los indgenas se encuentran mayormente ausentes en los lugares de mxima responsabilidad: ocupan el 0 por ciento de los lugares de mayor jerarqua. Son escasas las instituciones nacionales y provinciales con organismos especficos referentes a los originarios que tienen en sus comisiones directivas a indgenas, evidenciando la irrelevancia de la forma en que se implementa esa herramienta de accin positiva. Por ejemplo el INAI por una ley vigente debe estar dirigido por indgenas, pero esto nunca se ha cumplido. Al tratar en otra parte de este libro la posibilidad de un cupo, se hace notar que la participacin aborigen en diferentes reas del Estado es importante, pero es muy fcil para un partido tradicional tomar a un aborigen, colocarlo en su lista de candidatos y si sale elegido, forzarlo a que siga las polticas partidarias que, como sabemos, no responden a las necesidades de los pueblos originarios. Tal vez los indgenas argentinos parecan ajenos a la corriente socio-poltica y cultural constructora de identidad entre los pueblos sudamericanos. Pero, poco a poco, despiertan a las nuevas realidades poltico-culturales de nuestra regin. La carencia de mediacin, la imposibilidad de negociar, destrezas consustanciales a toda sociedad democrtica, son sustituidas por la accin directa, marchas, tomas de tierras, cortes de rutas. La ideologa indgena, fue surgiendo como una creciente toma de conciencia en las comunidades rurales, para organizarse como un movimiento y tomar el poder. En la etapa de la descolonizacin de los aos 60 y 70 comienzan a esbozarse los partidos tnicos. Aunque jams un medio masivo nacional dio cuenta de su existencia, ni

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    siquiera para criticarlo, en Humahuaca, Jujuy, surgi empricamente el primer partido comunitario del pas, a nivel municipal, en Humahuaca, Jujuy, para los comicios del 2007. As continu en las siguientes elecciones (2009) donde se consolid como segunda fuerza a nivel municipal. En la actualidad (2013) tiene dos concejales y un intendente en el departamento de Humahuaca. Todo indica que se volvern a presentar partidos comunitarios a nivel municipal en las prximas elecciones. Esto tiene alterados a los gobernantes, pues demuestra que, sosteniendo la doctrina de los valores indgenas, se puede trabajar en el empoderamiento dentro del sistema democrtico. Porque una cosa es ayudar a los aborgenes y otra que a los indios se les ocurra disputar poder.

    Filosofa indianista Segn Gustavo Cruz (2008), el indianismo es una ideologa (y una) filosofa de liberacin producida por el sujeto-indio, que no es igual al indigenismo, a la que entendemos como una ideologa construida por no-indgenas sobre el objeto-indio. No nos explayaremos aqu sobre la distincin que hace Cruz, pero es fundamental tenerla en cuenta pues coincidimos en que el indianismo no es un tipo de indigenismo y agregamos que, a nuestro entender, el indianismo est hecho por indgenas como Fausto Reinaga, y lo indigenista por no-indgenas, como Kusch o Bonfil Batalla entre otros. Brevemente, la filosofa indianista, desarrollada principalmente por las organizaciones ms prximas al nacionalismo indio, se fundamenta en una concepcin de la armona csmica, regida por leyes y principios comunitarios, entre los distintos elementos de la naturaleza, de la que forman parte integrante el hombre y la sociedad.

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    Captulo 4

    Culturicidio

    La cultura indgena

    Nombres indgenas

    Penetracin cultural y medios de comunicacin

    Patrimonio cultural tangible e intangible

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    La cultura indgena Nosotros simplemente estamos juntando con el alma y casi desesperadamente los aspectos de la cultura de nuestro pueblo. A travs de la palabra les devuelvo retazos de la memoria, eso que siempre nos han querido borrar. Las palabras de Aim Pain siguen vigentes en medio de un culturicidio donde fueron colonizadas, y en muchos casos directamente desaparecidas, las otras lgicas histricas, culturales, econmicas, polticas, religiosas, artsticas o poticas que esa diversidad casi infinita de sociedades representaba. Esa primera globalizacin empobreci la variedad civilizatoria con su unificacin forzada bajo la lgica hegemnica La cultura indgena es un aporte actual y vigente para toda la sociedad. Los pueblos originarios poseen un conocimiento y una cosmovisin, hoy ms valiosos que nunca para la preservacin de la vida. Si bien hemos padecido un agudo proceso de destruccin cultural, humana y social desde las pocas de la colonizacin, somos todava depositarios de un importante bagaje histrico y cultural, necesario para cuidar el planeta y favorecer un desarrollo humano integral. Mientras la ecologa gana presencia, nosotros vivimos por generaciones respetando y defendiendo la tierra, a la que la mayora de nuestras culturas designa con la palabra madre. Es slo una pequea evidencia de que se puede y debe recuperar, para todos, los nutrientes de una sociedad multicultural y multitnica como la americana. A este fin hace falta una poltica cultural activa, no sectorial, en la que, segn cantidad o la calidad de indgena vale la pena enviar fondos a ese sector, tal el paradigma de poltica social existente cuando se cre el INAI, pero que viene de antes, porque la conformacin del Estado Argentino coincide

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    con una poltica activa de negacin y eliminacin, de la barbarie opuesta al modelo de civilizacin. La gestin de D. F. Sarmiento al frente del pas marca el principio de un modelo de concebir la gestin cultural en Argentina. Dicha obra fue completada por Roca, con su genocidio fsico y cultural. La experiencia poltica que deriv en el yrigoyenismo quiso ser la cara revolucionaria del radicalismo sin cuestionar los aspectos estructurales que moldearon los 80, y sac del himno las estrofas referidas al indio. En esa sintona, administrando lo pblico al comps de los latidos sociales, J.D. Pern, como presidente y numen de la vanguardia social justicialista, traz los lineamientos gruesos de una poltica con respecto a los pueblos originarios que, en su base conceptual, no se modific en todos estos aos y que, como un espejo roto, se multiplica en los gobiernos provinciales. Grandes manifestaciones con indgenas trados en cientos de mnibus desde los rincones de la Repblica, una estrecha sociedad con los movimientos sociales adictos y una distancia esterilizante hacia los reclamos, configuraron un sello que cal hondo en los circuitos de la cultura y el arte, siempre de acuerdo a los parmetros impuestos por la cultura dominante extranjera. En realidad constituye un intento racista interesado en deslegitimar la capacidad creativa del colonizado; entonces hace lo posible por deformarla, teniendo en cuenta que asumir su autntica identidad lo conduce, inevitablemente, a reconocerlo tan capaz como cualquier hombre del planeta. De ah que el vencedor o colonizador cuando no puede esconder la realidad humana del indgena, si no le aplica clichs, como: temible brbaro o buen salvaje y mediante sofismas tiende a sembrar la duda sobre sus valores culturales. Cmo admitir que el temible brbaro sea capaz de crear una obra de arte? Falto de imaginacin y de

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    sensibilidad, fro y reconcentrado, el indio es ms apto para el trabajo material de araar la tierra o ahondar en sus entraas, que para atormentar su cerebro con las elevadas especulaciones intelectuales. Se llega a decir: El indio no rindi culto a la belleza, ni aun en los buenos tiempos de la dominacin de los incas (...) el indio no es poeta, ni msico, ni pintor por idiosincrasia, gracias a los jesuitas los indios fueron pintores, escultores y msicos. En lo cultural, directamente se ignora o se margina con uno u otro pretexto a los escasos intelectuales que se declaran indgenas y se frecuentan con mayor asiduidad a los indigenistas o indianistas, porque los gobiernos no tienen tiempo para intelectuales aborgenes. Creen que en cuestiones culturales no hay literatos, msicos, plsticos y menos an filsofos o pensadores y que en cualquier caso que se arreglen solos, como un yuyo silvestre e indeseado. En cuanto a los intelectuales argentinos, o no ven o subestiman la naciente produccin nativa, con la respuesta sencilla de que no es cultura sino folklore. Ese argumento ignora que la definicin de folklore muestra otro tipo de manifestaciones culturales. Lo peor de todo esto es que el mismo indio llega a crerselo, y consecuentemente, mutila su creatividad y termina despersonalizndolo.

    Nombres indgenas No slo en Argentina sino en Latinoamrica cada vez ms padres adoptan para sus hijos nombres nativos como Taysel (canto sagrado), Suyay (esperanza), Uma (agua) o Wayra (viento, aire), como un medio para conservar sus races ancestrales. Cada vez ms los padres adoptan para sus hijos nombres nativos, como conservacin de la cultura; muchas parejas adoptan estos nombres porque tienen afinidad con la cultura de los pueblos quechuas, aymaras y

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    mapuches a quienes visitaron y se sensibilizaron con sus problemticas; o bien, simplemente, les gust el significado, la etimologa de la palabra. A esto se refiere el artculo 1 de la Convencin Internacional sobre la eliminacin de todas las formas de Discriminacin Racial: Podra interpretarse que la actitud de no autorizar la inscripcin de un nombre indgena basada en razones lingsticas o de costumbres tiene como resultado lesionar la identidad cultural de la persona y su pueblo, adems, de vulnerar el derecho a la igualdad de todos los habitantes. Con el reconocimiento de la sociedad a las comunidades originarias se podra terminar con una prctica vieja entre los pueblos originarios: tener un nombre bien visto por la ley y otro, el verdadero que defina su esencia; el nombre tiene que ver con nuestra identidad y espiritualidad, es el sonido del alma, el que nos acompaa toda la vida y ahora empezamos a recuperarlos En cuanto a los apellidos, hasta ahora, en el norte argentino, las personas se conocen por apellidos que adoptaron en el pasado las familias, por ejemplo los Viltes, Mamanis, Choques, Caris, etc.

    Penetracin cultural y medios de comunicacin Las pelculas constituyen un arma enorme de penetracin cultural de Estados Unidos en Argentina. (David Allwood, un historiador ingls que escribi mucho sobre el Plan Marshall, sostuvo siempre que el slogan de los norteamericanos era: Ustedes pueden llegar a ser como nosotros y nosotros estamos en el buen camino). Sobre todo se trata de convencer de que el sistema econmico norteamericano es el factor del progreso. En este momento, los medios audiovisuales constituyen una enorme arma de penetracin cultural y la televisin, principal medio de comunicacin masiva, se puede interpretar como la mayor. Sus contenidos son propaganda, no hay que

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    olvidar esto. Y son intencionalmente didcticos, con la idea de educar a la poblacin en una globalizacin que, en principio, no se llegaba a ver masivamente en todo su alcance. Ante este panorama, en el 2000 se cre en Humahuaca (Jujuy) el primer canal indgena de TV abierta del mundo y los cambios ante todo fueron psicolgicos, porque este medio propona un cambio de nimo en la poblacin. Ante una enorme discriminacin sus contenidos insuflaban una especie de esperanza de que la etapa poltica traiga la felicidad, la estabilidad y la recuperacin. En un reportaje del 2012 para un diario provincial, Laura Mndez, de la comunidad de Cueva del Inca, Tilcara, secretaria de la C.C.A.I.A. (Coordinadora de Comunicacin Audiovisual Indgena Argentina y que a nivel provincial, trabaja en el Equipo de Comunicacin Comunitaria Indgena de Jujuy, que es parte de C.C.A.I.A, cuenta que, en Buenos Aires el 23 de mayo de 2012, "fue a un encuentro de comunicadores indgenas a nivel nacional, donde se contaron las experiencias que quedaron plasmadas en el libro Comunicacin con Identidad. Fue una propuesta que se ha ido elaborando con distintos comunicadores indgenas pensando en cmo generar una comunicacin diferente que represente la cosmovisin de los pueblos originarios, que marque el sentido identitario en la produccin discursiva, en los modos de habla, en los regionalismos." Los medios de comunicacin comunitarios, dice Mndez, "deberan buscar la visibilizacin del indgena, pero no la que se ha proyectado desde el sistema, la del indgena brbaro e ignorante, como deca Sarmiento. El tema es mostrar la otra identidad, la que tantas veces fue tapada; "muchas veces se tiende a repetir formas del decir estndar, que es generalmente un estilo porteo, eso de hablar como locutor. Y en cambio hay tantos locutores indgenas con una riqueza enorme, que incluso pueden ir armando espacios de

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    expresin an en medios que no sean indgenas, donde se muestre tanto la forma de ser como la historia que no se ha contado." Reflexiona que "se tiene bien en claro, en lo que ha sido la memoria de los argentinos, la dictadura militar y los ms de 30.000 desaparecidos, pero hay otros miles de desaparecidos del genocidio indgena desde 1810 en adelante. Para rescatar esa memoria los comunicadores deben estar articulados con su comunidad, con sus abuelos, y esos son nuestros desafos.", es como desaprender y volver a aprender qu es la comunicacin en los pueblos originarios, algo que va mucho ms all del emisor receptor, del feed back, porque es tambin saber el canto de los pjaros, la posicin de la luna y del viento, todo eso que comunica y que debemos recuperar." Laura siente que "ha pasado mucho eso de que vienen, filman y describen, y ponen trminos que no van con nuestra expresin cultural, por lo que nosotros tenemos que apropiarnos de las herramientas de los medios de comunicacin." Le preguntan cul es, segn ella, la diferencia entre una radio indgena y una hecha por quebradeos, como lo son buena parte de las radios de la Quebrada y Puna, y responde que "tenemos un grave problema de identidad. Hay muchos que tienen, todava, la negacin de lo indgena. Esa negacin le quita el peso identitario, porque uno se siente jujeo, se siente argentino pero no siempre indgena. Esa negacin sigue siendo un hecho masivo." Dice que "las noticias siguen mostrando al indgena como el que se muere de hambre, que produce pena, que vive en situacin de abandono e ignorancia. Pero hay muchos otros indgenas que estn en la recuperacin, con todos los saberes que tiene. Todo depende de cmo se asume uno, y as puede haber muchas radios en Jujuy de gente que tiene ascendencia indgena pero que no se asume."

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    Patrimonio cultural tangible e intangible Los pueblos originarios estn constantemente creando, inventando, descubriendo, y poseen una herencia cultural que viene de milenios. Como es quizs lo ms vulnerable, hay deturpacin, vandalismo, persecucin, robo y un desprecio de los no-indios. Es curioso que por un lado el mundo de la cultura ignore y desprecie los aportes de la riqueza cultural aborigen, y por otro lado, el capitalismo explote, manipule, comercialice y hasta se apropie de partes de esa herencia cultural, como se ve en el turismo y en el biopillaje, de los cuales se habla ms adelante. Quizs es en la arquitectura donde ms se tiene en cuenta al patrimonio cultural. Arquitectnicamente, las edificaciones en la Quebrada de Humahuaca a partir de su declaracin como Patrimonio de la Humanidad, demuestran en arquitectura la introduccin de la tradicin indgena en versin contempornea y con participacin comunitaria. Durante el proceso de diseo, el arquitecto mantuvo sesiones de consulta con la comunidad indgena para definir objetivos y mecanismos de participacin comunitaria. El edificio deba reflejar las costumbres de los nativos, construirse con materiales y tcnicas locales y utilizar fuentes de energa sustentables. Nada ajeno a las tendencias actuales, que se dedican a desarrollar tcnicas constructivas en base a mtodos ancestrales. En cambio en lo dems, se puede asegurar hoy que la Argentina est sufriendo un genocidio cultural de una forma intencional o no. Cabe entonces denunciar las trabas y restricciones que las autoridades argentinas imponen al desarrollo de la educacin y la formacin en las comunidades originarias y alertar del riesgo de desaparicin

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    al que se enfrenta el patrimonio cultural intangible. Veamos algunos casos. En la Argentina, hay once lenguas: teushen, quechua, andeva, mocov, vilela, tehuelche, ona, pilag, wich, chorote, nivacl. Algunos de ellos, casi extintos: segn datos del sitio www.endangeredlangua ges.com, que cuenta con registros de audio o video, del tehuelche quedan tres hablantes. El arte indgena es calificado de simple artesana, su msica, canto, fiestas y tradiciones, de folklore. Notamos que no existe una pica indgena; salvo contadas excepciones, los cantores no cantan a los hroes indios, la plstica no exalta lo aborigen y se soslayan los valores indgenas an entre los mismos indios! En cuanto a las letras: Una literatura indgena, si debe venir, vendr a su tiempo. Cuando los propios indios estn en grado de producirla deca Juan Carlos Maritegui. Existe una naciente literatura indgena argentina, (ver Anexos), donde se cita a escritores indgenas de las comunidades. Sus producciones en prosa y verso difunden, ms all de la literatura indigenista preconizada en los crculos especializados, una pica de la lucha aborigen y frmulas polticas que no ofrecen los discursos de los indigenistas. Pero las iniciativas de esa naciente incursin en la cultura de los propios aborgenes, como puede comprobarlo quien repase los suplementos culturales, los eventos donde se muestra la cultura argentina o haya asistido a algunas de las recientes actividades nacionales e internacionales, quedan dentro de un espacio acadmico y profesional relativamente restringido. No hacen opinin pblica, salvo entre los lectores de la pantalla interneteana. De cualquier modo, todo va sumando: de los sucesivos libros editados en el Chaco, Jujuy, Salta y Ro Negro a los ms recientes documentales ideolgicos, circula un discurso con diversos niveles de

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    escritura. Estas iniciativas permanecen todava dentro de lo que se llama pericampo intelectual y sus cercanas. Martn Fierro, cumbre de la literatura argentina, el poema pico de Jos Hernndez Plata, un estanciero, fue considerado por Leopoldo Lugones el poema nacional. Hubiera sido lo mismo si un gaucho verdadero lo escriba? En lo referente a la msica, Argentina est atravesando un proceso nunca visto, porque los argentinos son muy eliminadores de lo indgena, de lo negro aunque toleran el folklore. La tendencia a experimentar en plena posmodernidad con el legado indgena va ms all de la ropa, abrindose paso en los mercados de la decoracin, pero sobre todo de la gastronoma. El Museo Indgena de Salta muestra ingredientes y tcnicas de coccin milenarias que se siguen usando actualmente. La mayora de los polticos, al menos los que llegan a las cumbres del poder, no conocen textos de ficcin indgena. Tampoco van espontneamente a nuestras fiestas, ni recorren nuestras manifestaciones tradicionales. Ser por eso que las artes originarias no figuran entre sus principales preocupaciones. Como no conocen nuestras artes, tampoco conocen nuestros artistas. Y digo artistas y no cultura (la manera oficial de mencionar la actividad) porque, como todos sabemos, cultura es un trmino mucho ms abarcativo. Hablo, concretamente, de los poetas, los narradores, los plsticos, los oficiantes de ese teatro callejero que son las fiestas, los realizadores de cine y los msicos. Y tampoco me refiero al contacto ocasional, a veces ceremonial, con algunos artistas populares. El tema es otro. No hay nunca hubo un dilogo poltico ni institucional entre los gobiernos y los originarios que hacen las artes.

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    Todo esto, a pesar de que la UNESCO, por medio de declaraciones de Patrimonio de la Humanidad y por sus organismos especficos como el Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Amrica Latina (CRESPIAL), otorga la importancia que merece a este patrimonio de los pueblos originarios.

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    Captulo 5

    En lo educativo

    Interculturalidad.

    Educacin Intercultural Bilinge

    Manuales y diseos curriculares

    Lectoescritura

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    Interculturalidad Una educacin intercultural busca la construccin de una sociedad solidaria, digna, justa, armoniosa y democrtica, con identidad cultural y supone un proceso de construccin. Son importantes los avances que se han dado hasta ahora en relacin con el uso de las lenguas originarias en la escuela, a la incorporacin de las culturas locales en el currculo y la revalorizacin de la identidad. Sin embargo, resultan todava insuficientes para alcanzar una verdadera interculturalidad en la educacin. Si bien se ha avanzado en el conocimiento y valoracin de la propia cultura, falta conocer y valorar ms al otro en la escuela. Las diferentes culturas de nuestro pas todava no son conocidas ni aceptadas suficientemente por todos los argentinos. Luego de este conocimiento mutuo viene el dilogo, el desarrollo de actitudes y valores para llegar a una situacin de respeto y enriquecimiento mutuo. Una de las grandes dificultades en el tema de la educacin intercultural es que la educacin es reducida al trmino escuela. Es muy importante diferenciar la escuela como un espacio que facilita el aprendizaje. Evidentemente y con gran preocupacin se constata que existe una disociacin entre comunidad indgena y escuela, entendida sta ltima como educacin nacional. Y es que los objetivos de ambas no son coincidentes, y mejor dicho son conflictivos, por provenir de culturas, ideologas, sistemas econmicos distintos y una concepcin del mundo muy opuesta. Es inimaginable un alumno aprendiendo cosmovisin, ideologa poltica, descolonizacin, medicina tradicional y matemtica comunitaria. La interculturalidad en la educacin tiene un sentido poltico, en el sentido de que busca modificar las relaciones de poder existentes actualmente, para construir una nueva sociedad plurinacional, multilinge e intercultural.

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    En esa perspectiva la educacin intercultural busca la reformulacin de programas de estudios, hacindose imprescindible incorporar en la gestin curricular elementos de la propia cultura y de otra cultura. Entonces, la interculturalidad es considerada como un eje orientador de los objetivos contenidos en la cosmovisin, conocimientos prcticos propios para gradualmente abrirse a una reflexin ms profunda.

    Educacin Intercultural Bilinge El panorama en las escuelas argentinas echa por tierra aquello de asegurar a los pueblos aborgenes una educacin que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales, su lengua, su cosmovisin e identidad tnica, segn lo fija el artculo 75 inciso 17 de la Constitucin Nacional. En Argentina se denomina Educacin Intercultural Bilinge a una poltica del Ministerio de Educacin dirigida a las escuelas primarias de las comunidades indgenas, que no es bilinge, ya que los maestros no hablan ms que el castellano y tienen un auxiliar bilinge que es indgena, dice parte de un texto escrito en la revista de investigaciones latinoamericana Pacarina. por la sociloga saltea Adriana Zaffaroni, quien adems dirige en la Universidad Nacional de Salta el Centro de Investigacin de Lenguas, Educacin y Culturas Indgenas (CILECI). El escrito sigue: En teora, este auxiliar bilinge es el encargado de traducir las enseanzas del maestro que, obviamente, transfiere cultura occidental. La cultura indgena jams se muestra en las escuelas de las comunidades. Es ms, paralelamente, la comunidad recrea sus propios mecanismos de produccin cultural.

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    Zaffaroni explica que la educacin intercultural bilinge, adems, debera llegar al nivel secundario; sin embargo, en Salta, la provincia argentina con mayor nmero de etnias, esto no es as. Al parecer slo hay auxiliares para los tres primeros aos de la enseanza inicial. En las comunidades de la provincia hay escuelas de nivel medio y no tienen educadores interculturales bilinges; entonces, siempre existe el problema de la falta de docentes que hablen la lengua nativa, el idioma de ellos, coment la sociloga. Un informe nacional de la Red Comunidades Rurales sobre Educacin y Desarrollo Comunitario Rural de 2008-2009 devel que el 86% de las escuelas con alumnos de comunidades aborgenes no hay docentes formados en educacin intercultural bilinge. El Instituto Provincial de Pueblos Indgenas de Salta (IPPIS), manifiesta que en la provincia hay 140 mil aborgenes, de los cuales de 30 a 36 mil estn en edad escolar. La situacin en las escuelas de las comunidades es triste porque estn violando leyes internacionales que ordenan a los pases con pueblos originarios contemplar en sus leyes educativas el mantener la lengua materna. Con 107 personas trabajando como maestros bilinges esto es imposible, por eso muchos de los criollos ya perdieron la cultura propia. Mientras se modela la figura del docente bilinge cultural, se necesitaran al menos 400 auxiliares originarios para cubrir la demanda existente. La sociloga Adriana Zaffaroni, coincide con el IPPIS en que son muy pocos, y agrega que encima estn incluidos de una manera muy especial. Opina que habra que incluirlos al mismo nivel que los otros docentes y tomar en cuenta experiencias de otros pases, por ejemplo, Ecuador. Hemos trabajado en varias comunidades con auxiliares bilinges y la demanda de ellos siempre es la misma: necesitan tener capacitacin y acreditacin adentro del sistema como la tiene el resto de los docentes. Si no, existe una discriminacin de ellos dentro del

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    sistema, al igual que existe una discriminacin de ellos dentro de la sociedad, dice la investigadora. El IPPIS, por su parte, explica que la funcin del maestro bilinge es la de ser nexo del docente y, a la vez, debe ensear la lengua materna, mantener la cultura indgena y las leyendas. En este sentido, asegura que el docente bilinge cultural no necesariamente tiene que tener ttulo docente, la cultura no pasa por ah. No estoy en contra de que estudien, s de que se obligue a los hermanos a seguir una carrera que quiz no les interesa. Como esto entra en conflicto con el Estatuto del Docente, la situacin sigue sin resolverse. Educadores indgenas de las comunidades mbya guaran de Misiones, mocov y toba del Chaco y del pueblo qom de Formosa, participaron en Posadas de una mesa de trabajo para la Educacin Intercultural Bilinge (EIB) y, al cierre de las actividades, docentes y auxiliares docentes indgenas del NEA reclamaron a las autoridades de Gobierno ms espacios de participacin en las escuelas de sus comunidades. A la vez que reconocieron que hubo avances en la apertura de escuelas y en la expansin de la matrcula en los establecimientos de la modalidad EIB, marcaron que sin embargo, hay mucho por hacer para lograr la insercin real de los indgenas en los cargos docentes. Adems, en las escuelas falta equipamiento e infraestructura. Las comunidades qom, pilag y wich del NEA formaron la Asociacin de Docentes Indgenas, que regularmente convocan a conferencias y elaboran documentos con textos de reivindicacin y reclamo de sus derechos, por ejemplo: Queremos que el Estatuto Docente reconozca la modalidad EIB y que incorpore los derechos de los trabajadores docentes indgenas, buscamos que se modifique el estatuto y que nuestra funcin sea reconocida por las autoridades.

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    Otro frente de lucha est dado por la exigencia de que las instituciones superiores que se crean para formar a profesionales con ttulo de docente EIB, slo deben inscribir a indgenas, sostiene la Asociacin y detalla que de estos institutos tienen que egresar profesionales indgenas, para ocupar los cargos dentro de las escuelas EIB. Otra demanda es que de forma progresiva cada vez ms hermanos que hagan carrera en la docencia puedan ocupar cargos jerrquicos. En las comunidades de Misiones, la modalidad EIB avanza en la incorporacin de los auxiliares docentes indgenas (ADI) y en la apertura de escuelas secundarias para el cumplimiento de la obligatoriedad de la escolaridad, dispuesta en la Ley de Educacin Nacional. Paisanos consultados destacaron como positivo que la matriculacin en las escuelas EIB experimenta una expansin. En cambio, se mostraron preocupados por los nmeros de la sobreedad y el abandono.

    Manuales y diseos curriculares Los textos oficiales, especialmente los manuales, desempean un papel importante en la formacin de la niez y la juventud, pero los actuales textos, en vez de contener una carga contextual para que la gente de las comunidades valorice lo suyo y no se desarraigue, tienen un contenido alienante y obran como portadores del colonialismo. La historia de nuestro pas -a partir de los primeros europeos- se la puede contar en dcadas y