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Filosofía unidimensiol La nueva definición del pensamiento que ayuda a coordinar las operaciones mentales con las de la realidad social aspira a una terapia. El pensamiento está en el mismo nivel que la realidad cuando se cura de la transgresión más allá de un marco conceptual que es. o puramente axiomático (la lógica, las matemáticas), o coextensive con el universo establecido del discurso y la conducta. Así. el análisis lingüístico aspira a curar al pensamiento y al lenguaje de las nociones metafísicas que los confunden: de «espectros» de un pasado menos maduro y menos científico que, aunque ni designan ni explican, todavía persiguen a la mente. El acento se coloca en la función terapéutica del análisis filosófico: la corrección de la conducta anormal en el pensamiento y el lenguaje, la eliminación de oscuridades, ilusiones, rarezas, o al menos su denuncia. .-. Desde su primer empleo, probablemente en la escuela de Saint-Simon, el término «positivismo» ha encerrado: 1) la ratificación del pensamiento cognoscitivo mediante la experiencia de los hechos; 2) la orientación del pensamiento cognoscitivo hacia las ciencias físicas como modelo de certidumbre y exactitud; 3) la fe en que el progreso en el conocimiento depende de esta orientación. En consecuencia, el positivismo es una lucha contra toda metafísica, trascendentalismo, e idealismo como formas de pensamiento regresivas y oscurantistas. En el grado en que la realidad dada es científicamente comprendida y transformada, en el grado en el que la sociedad se hace industrial y tecnológica, el positivismo halla en la sociedad el medio para la realización (y la ratificación) de sus conceptos: la armonía entre la teoría y la práctica, la verdad y los hechos. El pensamiento filosófico se vuelve pensamiento afirmativo; el

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Filosofía unidimensiol

La nueva definición del pensamiento que ayuda acoordinar las operaciones mentales con las de la realidadsocial aspira a una terapia. El pensamiento está enel mismo nivel que la realidad cuando se cura de latransgresión más allá de un marco conceptual que es.o puramente axiomático (la lógica, las matemáticas), ocoextensive con el universo establecido del discurso yla conducta. Así. el análisis lingüístico aspira a curar alpensamiento y al lenguaje de las nociones metafísicasque los confunden: de «espectros» de un pasado menosmaduro y menos científico que, aunque ni designanni explican, todavía persiguen a la mente. El acento secoloca en la función terapéutica del análisis filosófico:la corrección de la conducta anormal en el pensamientoy el lenguaje, la eliminación de oscuridades, ilusiones,rarezas, o al menos su denuncia.

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Desde suprimer empleo, probablemente en la escuela de Saint-Simon,el término «positivismo» ha encerrado: 1) la ratificacióndel pensamiento cognoscitivo mediante la experienciade los hechos; 2) la orientación del pensamientocognoscitivo hacia las ciencias físicas como modelode certidumbre y exactitud; 3) la fe en que elprogreso en el conocimiento depende de esta orientación.En consecuencia, el positivismo es una lucha contratoda metafísica, trascendentalismo, e idealismo comoformas de pensamiento regresivas y oscurantistas. Enel grado en que la realidad dada es científicamente comprendiday transformada, en el grado en el que la sociedadse hace industrial y tecnológica, el positivismohalla en la sociedad el medio para la realización (y laratificación) de sus conceptos: la armonía entre la teoríay la práctica, la verdad y los hechos. El pensamientofilosófico se vuelve pensamiento afirmativo; elcrítico filosófico critica dentro del marco social y estigmatizalas nociones no positivas como meras especulaciones.sueños y fantasías.

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¿Qué puede objetarse a este análisis? En su exactitudy claridad es probablemente insuperable: es correcto.

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Pero eso es todo lo que es, y yo afirmo que nosólo no es suficiente sino que es destructivo del pensamientofilosófico y del pensamiento crítico como tal.Desde el punto de vista filosófico, surgen dos preguntas:/) la explicación de conceptos (o de palabras).¿puede orientarse hacia, y terminar en, el universo actualdel discurso ordinario?; 2) la exactitud y la claridad,¿son fines en sí mismas o están relacionadas conotros fines?

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«La filosofía no debe interferir deningún modo con el uso actual del lenguaje.»' «Y nodebemos adelantar ningún tipo de teoría. No debe habernada hipotético en nuestras consideraciones. Debemoshacer a un lado toda explicación y la sola descripcióndebe ocupar su lugar.» "

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Lo que está en juego es ladifusión de una nueva ideología que se propone describirlo que pasa (y es significado) eliminando los conceptoscapaces de entender lo que pasa (y es significado).

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Así. la exactitud y la claridad en la filosofía no puedenalcanzarse dentro del universo del discurso común.Los conceptos filosóficos aspiran a una dimensióndel hecho y el significado que elucida las frases o palabrasatomizadas del discurso común «desde el exterior», mostrando este «exterior» como esencial para lacomprensión del discurso común. O, si el universo deldiscurso común se convierte en el objeto del análisis filosófico.el lenguaje de la filosofía se convierte en un«meta-lenguáje».'' Incluso cuando se mueve en los humildestérminos del discurso común, sigue siendoantagónico. Disuelve el contexto establecido por la experienciadel significado en el de su realidad; abstraede la concreción inmediata para poder alcanzar la verdaderaconcreción.Vistos desde esta posición, los ejemplos de análisislingüísticos citados antes se hacen cuestionables comoobjetos válidos del análisis filosófico. ¿Puede contribuiral conocimiento filosófico la más exacta y clara

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descripción del acto de probar que algo puede o nosaber como la pina? ¿Puede servir de algún modocomo una crítica en la que estén en juego condicioneshumanas en controversia; condiciones que no seanlas de pruebas sobre el gusto médicas o psicológicasque, desde luego, no se cuentan entre los propósitos delanálisis de Austin? El objeto del análisis, separado delamplio y denso contexto en el que quien habla vivey habla, está separado del medio universal en el quese torman los conceptos y llegan a ser palabras. ¿Cuáles este contexto amplio y universal en el que la gentehabla y actúa y que le da a su lenguaje su significado;este contexto que no aparece en el análisis positivista,que es un enclaustramiento a priori tanto por los ejemploscomo por el análisis mismo?

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El carácter terapéutico del análisis filosófico debesubrayarse firmemente: curar de las ilusiones, los engaños.las oscuridades, los enigmas insolubles. las preguntassin respuesta, los fantasmas y espectros. ¿Quiénes el paciente? Aparentemente, un cierto tipo de intelectual.cuya mente y cuyo lenguaje no se adap-

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tan a los términos del discurso común. En realidadhay una buena porción de psicoanálisis en esafilosofía: análisis que no contiene el descubrimientofundamental de Freud de que el problema del pacienteestá enraizado en una enfermedad general queno puede curarse mediante la terapia analítica. Cuando,en cierto sentido, según Freud, la enfermedad del pacientees una reacción de protesta contra el mundoenfermo en el que vive. Pero el médico debe hacer a unlado el problema «moral». Él tiene que devolverle lasalud al paciente para hacerlo capaz de funcionar normalmenteen su mundo.El filósofo no es un médico; su tarea no es curarindividuos, sino comprender el mundo en que viven:entenderlo en términos de lo que le ha hecho al hombrey lo que puede hacerle al hombre. Porque la filosofíaes (históricamente, y su historia todavía es válida)lo contrario de aquello en lo que Wittgenstein intentóconvertirla cuando la proclamó como la renuncia a todateoría, como la tarea que «deja todo como es». Y la

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filosofía no conoce un «descubrimiento» más inútil queaquel que le «da paz a la filosofía, para que ya noesté atormentada por preguntas que pueden ponerse enduda a sí mismas».** No hay una sentencia más antifilosóficaque el pronunciamiento del obispo Butler queadorna los Principia Ethica de G. E. Moore: «Todoes lo que es y, no otra cosa»; a no ser que el «es» seentienda como referente a la diferencia cualitativa entreaquello que las cosas son realmente y aquello que sehacen ser.

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Bajo las condiciones represivas en las que los hombrespiensan y viven, el pensamiento —cualquier formade pensar que no esté confinada a la orientación pragmáticadentro del statu quo— puede reconocer los hechosy responder a los hechos sólo «yendo detrás» deellos. La experiencia tiene lugar ante una cortina queoculta y, si el mundo es la apariencia de algo que estádetrás de la cortina de la experiencia inmediata, en términosde Hegel. somos nosotros mismos los que estamosdetrás de la cortina. Nosotros mismos, no comosujetos de sentido común, como en el análisis lingüístico.ni como los sujetos «purificados» de las medidascientíficas, sino como sujetos y objetos de la lucha históricadel hombre con la naturaleza y con la sociedad.

Kant

Y en la nuestra: la prepotencia de las ciencias naturales, aplicadassobre el hombre como etología, psiquiatría o determinismo genéticoo neurológico; la manipulación burocrática del saber y el poder porlas llamadas "ciencias" sociales, amparadas en el imaginario de larazón científica; la evasión y la impotencia de los formalismos éticos ojurídicos, que se refugian eternamente en el ejercicio i<antiano de buscar"condiciones de posibilidad" para el diálogo social, sin lograr incidir enabsoluto en el vendaval mundano de la política real; el repetitivo juegoirracionalista de las vanguardias estéticas y políticas atascadas en eldelirio de la fragmentación, la diferencia abstracta y la menudencia.

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Los siglos XIX y XX han sido, desde un punto de vista filosófico,hegemónicamente neo-kantianos y neo-kantistas y, marginalmente,neo-románticos. Se puede llamar neo-kantismos tanto a los que hanreducido el proyecto de las Críticas kantianas a teoría del conocimiento(poniendo el énfasis en una interpretación parcial de la Crítica de laRazón Pura), o a idealismo ético (aislando la ética de la estética, o delcontexto cristiano en que Kant las concebía). Se puede llamar neokantistasa los que han retenido algún aspecto de su obra, aislándolo

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del contexto metafísico general en que tenía sentido. Es el caso delos múltiples "constructivismos" en Ciencias Sociales, que retienenla idea de una realidad indeterminada más allá del saber posible, yde una construcción del objeto, considerándola ahora como social yculturalmente determinada."" O el caso de los formalismos lingüísticosque, con el pretexto de la cientificidad, han relegado el referente delos significados al limbo de lo indeterminado, y se han conformadocon establecer las relaciones formales entre los signos, con lo que hanterminado por atribuir todo efecto de significación a la mera articulaciónde significantes por sí mismos vacíos.^'

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Pero un orden no lineal es, de todas maneras, un orden. Solo unaimprudente vanidad ilustrada (que desgraciadamente suele ser común)podría pretender que solo lo lineal y sucesivo puede ser consideradorealmente un orden."'' Gracias a esto es perfectamente posible esbozarhipótesis acerca del orden, no lineal, que podría tener el texto, evitandoasí el error común de tratar de interpretarlo solo desde una de sus claveso, peor aún, como en el caso de Alexandre Kojéve, solo a partir de unade sus figuras.Considerando la idea de módulos sibisemejantes, tanto en laforma como en el contenido, que he sugerido más arriba, creo que sepuede formular un método de lectura por analogías estructurales entresus figuras o sus secciones. La verdad es que la sola palabra "método" mellena de aprensiones, dada la tendencia machacona, generalizada por lasCiencias Sociales, de entender un método como un conjunto de reglasestrictas que pueden ser aplicadas sobre un objeto para extraer saber deél de manera inexorable. Nada de eso. Nada de horrores como esos.Lo que propongo es un sistema de correspondencias que sejustifican por su contenido, por los supuestos que se hacen sobre losenfoques y significados posibles del texto, y que puedan actuar de manerameramente heurística, a modo de meras sugerencias, para encontrartales signiflcados.""'"[Recomiendo, para lo que sigue, premunirse de un ejemplar de laFenomenología del Espíritu, y seguir con atención al menos su índice.]Sostengo que para establecer un orden de correspondencias nolineales en la Fenomenología es necesario tener en cuenta al menoscuatro aspectos:

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a. que las relaciones entre la mayoría de las secciones sonmás bien inclusivas que sucesivas, es decir, que no se limitan a pasarsimplemente a otro tema sino que desarrollan y resignifican el contenidode las anteriores;b. que hay un movimiento general desde las premisas lógicasque presiden cada contenido hacia la expresión fenomenológica y luegohistórica y efectiva de esos contenidos;c. que en el devenir de las figuras hay un movimiento desde loindividual, que sirve para establecer la lógica de un asunto, hacia losocial, donde el asunto aparece como efectivo, hacia lo histórico, enque alcanza su sentido en la totalidad, es decir, que el tipo de sujetoque va encarnando las figuras va cambiando desde el individuo (meraabstracción) hasta la historia humana como conjunto, que es lo únicoverdadero;

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d. que hay una oscilación en el enfoque con que se tratan los temasque va desde lo epistemológico (mera abstracción) a lo ético para luego,en el plano de la efectividad, superar esa dualidad, como si asumieraradicalmente que "toda razón teórica es de suyo práctica".

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