L a abuela de Lili comenz as su relato: Hace tiempo, haba
ballenas en los ocanos. Eran tan grandes como colinas y pacficas
como la luna. Eran las ms extraordinarias criaturas que jams podras
imaginar.
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L ili salt sobre el regazo de su abuela. Me sentaba al final
del muelle a esperarlas. A veces me quedaba all durante todo el da
y durante toda la noche, hasta que de repente las vea llegar desde
muy lejos. Avanzaban danzando a travs de las aguas.
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Y cmo saban que t estabas all, abuela?, pregunt Lili?, cmo te
encontraban? La abuela de Lili sonri. Ah, tenas que llevarles algo
especial. Una caracola o una piedra de formas perfectas. Y si t les
gustabas, las ballenas aceptaban tu regalo y te daban algo a
cambio.
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Y qu te dieron abuela?, pregunt Lili, qu has recibido t de las
ballenas? La abuela de Lili suspir. Una o dos veces, le susurro,
una o dos veces las o cantar.
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E n ese momento, el to Federico irrumpi en la habitacin. No
eres ms que una vieja chiflada!, dijo bruscamente. Las ballenas
fueron valiosas por su carne, por sus huesos y por su grasa! Si
quieres contarle una historia a Lili procura que se trate de algo
til, no le llenes la cabeza con tonteras!, las ballenas
cantar...!
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A qu vivieron las ballenas millones de aos, ya antes de que
existiesen barcos, ciudades e incluso los hombres de las cavernas,
continu la abuela de Lili; se deca de ellas que eran mgicas. La
gente coma su carne o las herva para extraer su aceite!, rugi el to
Federico, y sali del cuarto dando grandes zancadas.
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L ili so con ballenas. En su sueo las vio grandes como montaas
y ms azules que el cielo. En su sueo las oy cantar, sus voces eran
como el viento. Saltaban de las aguas y la llamaban por su
nombre.
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P or la maana, Lili baj al ocano. Camin hasta el final del
muelle, donde no haba nadie pescando, nadando o navegando. El agua
estaba en calma. Sac de su bolsillo una flor amarilla y la dej
caer. Esto es para vosotras!, grit al viento.
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L ili se sent al borde del muelle a esperar. Esper toda la
maana hasta el atardecer. Cuando comenzaba a oscurecer, to Federico
baj de la colina a buscarla. Basta ya de locuras, dijo, Vamos a
casa! no te puedes pasar la vida soando!.
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A quella noche, Lili se despert de repente. La luz de la luna
iluminaba su habitacin. Se incorpor y prest atencin. La casa estaba
en silencio. Lili salt de la cama y se acerc a la ventana; oa algo
en la distancia, desde el otro lado de la colina.
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S ali de la casa y corri hacia la costa. Su corazn lata con
fuerza. All, inmensas, en el ocano, estaban las ballenas. Saltaban,
brincaban y giraban iluminadas por la luna. Su canto inundaba la
noche. Lili vio su flor amarilla mecindose en la espuma.
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P asaron minutos, quiz horas. De pronto, Lili sinti la brisa
moviendo su camisn. Tena los pies helados, comenz a tiritar, se
restreg los ojos. El mar haba vuelto a la calma y la noche ya era
oscura y silenciosa. Lili pens que todo haba sido un sueo. Se
levant para volver cuando de repente, desde lejos, desde muy lejos,
como un susurro del viento, oy...Lili!, Lili! Las ballenas la
llamaban por su nombre.