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§ IV. La epístola a los Efesios. l. Los DESTINATARIOS. El título de la carta («a los Efesios»), que no se debe confundir con el «encabezamiento» que hace cuerpo con ella, fue sin duda añadido a comienzos del siglo rr, cuando se constituyó el corpus paulino. Se halla en todos los manuscritos y corrobora, si no lo explica ya en gran parte, el acuerdo de la tradición sobre los destinatarios (canon de Muratori, Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Orígenes). Por otra parte, la tradición sabe también que las palabras ἐѵἘϕέσω (EN EFESO)” del encabezamiento estaban ausentes de los antiguos manuscritos (Basilio, Orígenes, indicaciones en los comentaristas latinos). De hecho, los manuscritos (mss) B, S, P 46 (del siglo III), a los que se añade 1739 (del monte Atos, siglo x), representan toda vía este estado primitivo del texto. Como los testimonios tradicionales en favor de Éfeso pueden estar influidos por la importancia de esta Iglesia, será prudente fiarse más bien de la más antigua tradición manuscrita. Es, pues, verosímil que el texto primitivo rezara sencillamente: «A los que están (Tois oúsin)… y fieles en Cristo Jesús». Los verdaderos destinatarios son, pues, objeto de litigio. Varias soluciones se presentan. No es, pues, prudente fiarse de Marción que, según Tertuliano, partiendo quizá de una insinuación nacida de Col 4,7s (cf. Ef 6,21), había impuesto como título a la epístola: «a los Laodicenses». Harnack supuso que la tradición había suprimido el nombre de Laodicea en el

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Efesios

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§ IV. La epístola a los Efesios.

l. Los DESTINATARIOS.

El título de la carta («a los Efesios»), que no se debe confundir con el «encabezamiento» que hace cuerpo con ella, fue sin duda añadido a comienzos del siglo rr, cuando se constituyó el corpus paulino. Se halla en todos los manuscritos y corrobora, si no lo explica ya en gran parte, el acuerdo de la tradición sobre los destinatarios (canon de Muratori, Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Orígenes). Por otra parte, la

tradición sabe también que las palabras “ἐѵἘϕέσω (EN EFESO)” del encabezamiento estaban

ausentes de los antiguos manuscritos (Basilio, Orígenes, indicaciones en los comentaristas latinos). De hecho, los manuscritos (mss) B, S, P46 (del siglo III), a los que se añade 1739 (del monte Atos, siglo x), representan toda vía este estado primitivo del texto. Como los testimonios tradicionales en favor de Éfeso pueden estar influidos por la importancia de esta Iglesia, será prudente fiarse más bien de la más antigua tradición manuscrita. Es, pues, verosímil que el texto primitivo rezara sencillamente: «A los que están (Tois oúsin)… y fieles en Cristo Jesús». Los verdaderos destinatarios son, pues, objeto de litigio. Varias soluciones se presentan.

No es, pues, prudente fiarse de Marción que, según Tertuliano, partiendo quizá de una insinuación nacida de Col 4,7s (cf. Ef 6,21), había impuesto como título a la epístola: «a los Laodicenses». Harnack supuso que la tradición había suprimido el nombre de Laodicea en el encabeza miento para realizar la amenaza de Ap 3,16, y esta hipótesis se ha ido abriendo camino (O. Roller, J. Huby, y anteriormente J. Knabenbauer, Meinertz). La solución más común hoy día, incluso entre los católicos (Prat, Lagrange, J. Schmid, Wikenhauser) considera la carta a los Efesios como una carta encíclica dirigida a iglesias de la provincia de Asia, Laodicea, Hierápolis, comprendiendo a Éfeso (Haupt, carácter tan neutro (Hort, Robinson, Schmid, Wikenhauser, Schlier).

De diversas maneras se trata de explicar las vicisitudes del encabe zamiento. Según algunos (Milligan, etc.), sería completa y satisfactoria

tal como la poseemos; habría que traducir: «a los que son santos y fieles». Según otros muchos, la fórmula supondría después de Toi:i; oi:ícn v un blan co destinado a inscribir los nombres de los destinatarios (J. Schmid,

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H. Schlier). Según Wikenhauser, Tíquico se habría encargado, juntamente

con la carta a los Colosenses y el billete a Filemón, de cierto número de ejemplares de una carta encíclica, cada uno de los cuales llevaba el nom bre de la Iglesia a que iba destinada; el canon habría conservado el ejem plar de la iglesia de Éfeso. Es una variante de la hipótesis de Abbott, según el cual la carta, en un solo ejemplar, comenzaba a dar la vuelta por Éfeso. Esta hipótesis ingeniosa quiere responder a la objeción formulada particularmente por O. Roller27; el encabezamiento de la carta no es tal como se esperaría de una carta circular. En efecto, se dice, si Pablo había formado el proyecto de escribir a las iglesias de Asia, no le hubiera cos tado nada dirigir la carta «a los santos de Asia», o bien «a las iglesias de Asia» (como hace con los Gálatas: «a las iglesias de Galacia»); el co mienzo del Apocalipsis de Juan, que constituye en realidad una carta circular para las siete iglesias de Asia, emplea la fórmula: «a las siete igle sias que hay en Asia», e incluye, en esta carta única, mensajes destinados a las iglesias particulares. La ausencia de saludos es también sorprendente en una carta escrita en varios ejemplares.

Verdaderamente, ninguna de las soluciones se impone. Nosotros cree mos deber admitir que la carta no llevaba primitivamente en el encabeza miento el nombre de Éfeso. Lo mejor sería conservar Toi:i; oi:íow seguido de un blanco. Una solución más sencilla, pero atrevida, consiste en supri-

26.O. RoLLER, Das Formular der Paulinischen Brlefe, Stuttgart 1939.

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El Corpus Paulino

mir también -ro¡i:; ouaw (Goguel, Schmid, etc.). Podría parecer tentadora

la solución de aceptar la lectura del testigo más antiguo, P46: -ro¡i:;

!yt6ti:; ooaiv xocl. ma-ro¡i:; &v X¡:na-ri¡'> 'lt¡aoiJ, y considerar la carta como dirigida indistintamente a los cristianos de Asia. La construcción insólita de la frase (('t'o¡i:;] ooaw colocado entre Ó:yLoLi:; y ma-ro¡i:;) se explicaría por influjo de las fórmulas de Col 1,2. Hay que notar que otra carta de Pablo, también de carácter más o menos tmcíclico, la epístola a los Ro manos, presenta igualmente esta particularidad de que el nombre de la iglesia falta en varios testigos.

2. ANÁLISIS DE LA EPÍSTOLA.

Propondremos un doble análisis de la epístola. En el primero no se tendrá en cuenta a Col y, en cuanto al curso de las ideas, nos situaremos concretamente en la hipótesis de un autor independiente de Col; nos dejaremos, pues, guiar sencillamente por las fórmulas epistolarias y literarias:

Encabezamiento (1,1-2).

Primera parte: el misterio del llamamiento de los paganos a la vida cris tiana expuesto en una especie de liturgia (1,3-3,21).

1) Cántico de alabanza a Dios por el beneficio cristiano (1,3-14). La introducción (1,3) va seguida de cinco estrofas:

a) La elección (4-6a, con influencia de Rom 8,29).

b) La redención (6b-1, con influencia de Rom 3,24).

c) El don de conocimiento del misterio (8-lOa).

d) La elección de los apóstoles, y de Pablo en particular (lOb-12).

e) El llamamiento de los paganos, con el sello del bautismo (13-14).

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2) Acción de gracias (1,15-2,22). Se desarrolla en tres tiempos:

a) Acción de gracias propiamente dicha, con oración (1,15-28); tiene

por tema el conocimiento de nuestra herencia celestial y la exaltación de Cristo.

b) Primera contemplación, sobre la suerte de los paganos convertidos (2,1-10): han pasado de la condición de hijos de ira a la participación en la exaltación de Cristo (con alusiones a la doctrina de la salud por la fe).

c) Segunda contemplación, sobre un tema paralelo (2,11-22): los pa ganos estaban privados de los privilegios del pueblo escogido; ahora son conciudadanos de los santos. La contemplación se desenvuelve en forma de exégesis de Is 57,19: lo'! que estaban «alejados», ahora ya están «pró ximos».

3) Oración solemne de Pablo, prisionero de Cristo (3,1-21). El desarrollo tiene lugar en tres etapac;:

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Las epístolas de la cautividad

a) Fórmula de introducción (3,1) que anuncia la oración.

b) Largo paréntesis (3,2-13) que explica la posición privilegiada de

Pablo en cuanto a la revelación del misterio de la salud de los paganos.

e) Oración propiamente dicha (3,14-19): su tema es la expansión del

conocimiento del misterio en las iglesias.

Doxología (3,20-21).

Segunda parte: aplicaciones a la condición cristiana (4,1-6,20).

a) Exhortación a la unidad de la Iglesia, basada en la exégesis de Sal 68,19, pasando luego (como en lCor) al tema de la unidad de los carismas establecida por la doctrina del cuerpo de Cristo (4,1-16).

b) Oposición entre la conducta moral de los paganos y la de los dis

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cípulos de Cristo (4,17-24).

e) Sobre diversos aspectos de la caridad (4,25-5,2).

d) Oposición entre las obras impuras del paganismo y la luz cristiana

(5,3-14).

e) La embriaguez grosera y la plenitud inebriante del Espíritu (5,15-20).

f) Consejos para la vida de familia (5,21-6,9).

g) Las armas del combate espiritual (6,10-20).

Noticias (6,21-22).

Saludo final (6,23-24).

Se puede intentar otro análisis teniendo en cuenta el paralelismo con Colosenses. Entonces se parte del postulado de que Ef sería como un plagio de Col, que adopta su esquema general, pero enriqueciéndolo con una nueva teología. Para faciluar la comparación de los dos textos, vol vemos a las mismas divisiones que en Colosenses. Se indican con una cifra seguida de asterisco las partes de Ef sin correspondencia en Colosenses.

1) Encabezamiento (1,1-2): como Col, salvo que no se hace mención de Timoteo y que no se designa ninguna Iglesia nominalmente.

1*) Bendici6n (1,3-14). La acción de gracias comienza con una fórmula de bendición semejante al comienzo de 2Cor. La bendición se extiende en fórmulas himnológicas que no se refieren a ninguna situación particular; desarrolla los temas de la predestinación de los cristianos en Cristo, de la redención, de la revelación del misterio de Dios, de la «recapitulación» en Cristo. La fórmula «para la alabanza de su gloria» se repite como un estribillo. El versículo 13 es paralelo a Col 1,5 (contacto literario), que menciona el llamamiento cristiano para la predicación del evangelio, pero aquí sin precisión.

2) Acción de gracias, oraci6n, himno a Dios, aplicación a los cristianos (1,15-2,10). El desarrollo es paralelo al de Col: comienza literalmente de la manera siguiente: «Por eso, también yo, conocedor de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos.» El himno a

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Cristo está reemplazado por la alabanza a Dios, pero el tema es parcial mente el mismo: la resurrección de Cristo, su elevación por encima de las potencias. En Ef, Pablo cita Sal 110 y Sal 8. La aplicación a los cristianos se hace con la misma entrada en materia: xocl. úµiic; Cív"t"occ; (2,1; Col 1,21); esta parte está más desarrollada en Ef; falta la alusión personal a Pablo, ministro del evangelio.

2*) Repetición de la aplicación a los cristianos procedentes del paga nismo (2,11-22). Esta sección es propia de Ef; comienza por: «por eso, acordaos». Pablo opone la situación en que se hallaban sus correspon sales, cuando eran paganos, a su situación actual. Construye su exposi ción sobre el texto de Is 57,19: «evangelizó la paz a los que están cerca y a los que están lejos». Cristo acercó en sí a los paganos y a los judíos, los paganos se han convertido en compatriotas de los «santos», «edi ficados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo la piedra angular».

3) Lugar de Pablo en la obra de Cristo: oración por los paganos; doxo logía (3,1-21). La sección paralela a Col (el lugar de Pablo en la obra de Cristo) está implicada, como largo paréntesis, en una fórmula de oración por los paganos, preludiada primero en 3,1 («por eso») y expresada fi nalmente en 3,14 («por eso doblo las rodillas»). La exposición de Col ha adquirido, pues, una amplitud solemne. Ha desaparecido toda alusión especial a iglesias determinadas. Pablo no menciona sus sufrimientos (sus tribulaciones) sino en un inciso. Mas es «el prisionero de Cristo por los paganos». Esta posición corresponde a la gracia de su elección para anunciar a los paganos el evangelio, la economía del misterio de Cristo, y para manifestar a las potencias celestes, mediante la fundación de la Iglesia, el plan de la sabiduría de Dios. Su posición le confiere el dere cho de orar al Padre, de quien deriva toda (<paternidad», de fortalecer a los paganos. La oración termina con una doxología (3,20-21).

4) Exhortaciones (4,1-6,20).

a) En relación con las falsas doctrinas.

La epístola a los Efesios no contiene recomendaciones paralelas a Col

2,4-3,4. Sólo se hallará una alusión en 5,6.

b) Exhortaciones morales, todavía paralelas, pero menos estrecha

mente, con las amplificaciones de la epístola a los Colosenses.

El primer punto tratado especialmente (4,1-16) es el de la unidad;

hace juego con Col 3,14-17, pero está mucho más desarrollado. El pa

saje de Ef se parece bastante a los de lCor 12 y Rom 12,3-8; la unidad de los cristianos se impone, a causa del origen único de los dones espirituales que reciben, y por la finalidad de estos carismas, que es la edificación del cuerpo de Cristo. La manera de presentar aquí la doctrina del cuerpo de Cristo

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difiere, no obstante, notablemente del tema correspondiente de lCor y de Rom. En 4,8, Pablo apela a un texto de la Escritura (Sal 68,19), análogo a los empleados en Rom 10, con la misma antítesis: «subir, bajar».

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Las epístolas de la cautividad

El segundo :punto (4,17-24) se refiere a la oposición entre la conducta cristiana y la del paganismo (cf. Col 3,5ss). Pero en lugar de los desarrollos concretos de Col con los catálogos de vicios y de virtudes, el desarrollo de Ef se parece más bien a Rom 1,21, mencionando la ignorancia de Dios, fuente de la malicia del mundo pagano.

La epístola aborda luego una serie de exhortaciones más concretas (4,25- 5,21): sobre la verdad (con cita de la Escritura); recomendando evitar la ira (con cita), no robar, trabajar con las manos, no contristar al Espíritu, imitar a Dios y a Cristo (con citas), evitar la impureza. Encontramos (5,6-14) por primera vez una alusión, pero muy vaga, a las falsas doctrinas que están en el primer plano en la carta a los Colosenses (Col 2,8, etc.); el desarrollo es más bien apocalíptico: Pablo opone la luz cristiana (cita de un himno bautismal) a las tinieblas del error. Hay que «rescatar el tiempo presente» (como Col 4,5), no hay que embriagarse de vino, sino abandonarse al Espíritu Santo y orar en el Espíritu (como Col 3,16).

Las recomendaciones para la vida de familia, paralelas a Col 3,18s, están desarrolladas más ampliamente (5,21-6,9), con citas de la Escritura. Las exhortaciones a los esposos están fundadas en la analogía del matri monio con la unión de Cristo y de su Iglesia. El matrimonio es un «mis terio», no como se entiende en la religión pagana, sino en la perspectiva de la unión de Cristo y de la Iglesia.

Nueva exhortación, propia de Ef (6,10-20): el cristiano debe armarse para el combate escatológico. Sus enemigos son el diablo. las potencias; sus armas son la verdad, la justicia, la paz, la fe, la palabra de Dios (citas de la Escritura). El combate consiste actualmente en la vida de oración; Pablo vuelve aquí al tema desarrollado en Col 4,2-4 después de los con sejos para la vida de familia: pide que oren los cristianos por el éxito de su predicación (alusión a la vida de prisionero), donde es flagrante el contacto literario con la epístola a los Colosenses.

5) Noticias (6,21-22). Tíquico llevará noticias de Pablo (como Col, pero abreviado). Los saludos, muy desarrollados en Col 4,10-17, faltan en la epístola a los Efesios.

6) Saludo final (6,23-24). Es el saludo cristiano (paz, caridad, gracia en una vida incorruptible), sin ninguna nota personal.

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3. RELACIONES ENTRE EFESIOS Y CoLOSENSES.

Nuestro segundo análisis ha hecho ver las estrechas conexiones de la construcción entre Ef y Col; las divisiones y las explanaciones se corres ponden (con adiciones y supresiones). Además, muchas de las fórmulas de Col están reproducidas en Efesios. Estas relaciones se pueden explicar en dos hipótesis que examinaremos brevemente: la de la autenticidad y la de la no autenticidad.

Si se admite la autenticidad, se puede creer o bien que Pablo escribe

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la epístola como carta circular a las iglesias de Asia, o bien que la dirige a los laodicenses28. La segunda hipótesis es particularmente difícil de sostener. Se comprende que Pablo suprima todo lo que es peculiar de la carta a los Colosenses; pero ¿no tiene nada que decir a Laodicea, Iglesia verosímilmente más importante, siendo así que señala que hay laodicenses en Colosas (Col 4,15)? ¿No habría entre los laodicenses errores semejantes a los de Colosas? En favor de la hipótesis se hace valer que Col 4,16 habla de una carta a los laodicenses; pero se podría presumir que se trata de una carta perdida, o de la carta circular que se copiaría en Laodicea.

En ninguno de estos casos se explica el cuidado con que está escrita

Ef: la nueva carta supera en no pocos puntos, en solemnidad, por las explanaciones más esmeradas y sobre todo por el uso de la Escritura, a la carta a los Colosenses. Habría, pues, por lo menos, que dar más cuerpo a la hipótesis de la carta circular: Ef sería, sin dejar de ser una carta circular, una carta programa, dirigida de hecho a toda la gentilidad; preci samente por eso revestiría el carácter más didáctico de la epístola a los Romanos, en el nuevo plan del «misterio» revelado por Dios (el llama miento de los paganos confiado a Pablo). Un paralelo de las relaciones entre Ef y Col lo ofrece la comparación de Rom con Gál: la carta a los Gálatas trata de las dificultades particulares de la Iglesia; Rom se fija, sobre todo, en los temas opuestos a los judaizantes. En esta nueva hipó tesis se concibe que Pablo utilice ciertas partes de Col, cortando, añadien do, solemnizando las fórmulas. Tíquico tendría el encargo de comunicar esta carta a las Iglesias de Ac;ia.

En Ja hip6tesis de Ja no autenticidad, se atribuirá, bien a un discípulo

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de Pablo, bien a un simple falsario, la misma solicitud de construir sobre la carta a los Colosenses. El autor habría trabajado sensiblemente de la misma manera que lo hubiera hecho Pablo, pero más artificialmente, cal cando la carta a los Colosenses con arreglo a su finalidad, transponiendo la teología en términos de gnosis (Greeven), o con la preocupación por la unidad de la Iglesia (W. Ochel).

Holtzmann, complicando todavía el problema, imagina que la epís

tola a los Efesios, no auténtica, calcaba una carta auténtica a los Colosen ses, actualmente perdida, y que nuestra epístola actual a los Colosenses habría, a su vez, utilizado Efesios. Las teorías documentarías aportan todavía otras complicaciones: pronto hablaremos de la hipótesis de Goguel.

4. AUTOR Y TIEMPO DE COMPOSICIÓN.

Hip6tesis de la no autenticidad.

A partir de Edward Evanson (fines del siglo xvm) nos encontramos con negaciones decididas de la autenticidad de Efesios29. Se cita a Usteri,

28. Cf. supra, p. 456.

29. En Percy, p. 1-18, se hallará un buen estudio sobre los azares de la critica. Ya Erasmo

presentla las dificultades que se han ido afirmando poco a poco.

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Las epístolas de la cautividad

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de Wette y Schrader, luego a F.Ch. Baur y la escuela de Tubinga. Más cerca de nosotros se pueden mencionar numerosas autoridades: H.J. Holtzmann (v. supra), J. Moffat, M. Dibelius, E.J. Goodspeed, W.L. Knox, C.L. Mitton. El veredicto de W.L. Knox es incisivo, pero poco convincente, si se piensa en las posibles mutaciones del estilo de Pablo Y en el vigor de su pensamiento teológico. He aquí sus considerandos:

1) El estilo de Ef desentona en medio de las epístolas paulinas: largas frases enrevesadas y oscuridades. Si por una parte las palabras son claras, por otra no aparecen el fin y la ocasión de tal epístola.· Se repiten sin razón aparente fórmulas tomadas de las otras epístolas.

2) El judaísmo y el judeocristianismo han cesado de representar un

peligro para las iglesias. La gran controversia que llena las otras epís tolas es mencionada sólo breve e incidentalmente (2,5 y 2,8). Todavía es más difícil de explicar el constante temor de recaída en la idolatría: ésta no constituía un peligro en las otras epístolas, dirigidas a iglesias que con frecuencia comprendían una mayoría de judíos y de prosélitos. En Rom 1,18ss, que parece constituir una excepción, el argumento convencional contra la idolatría se vuelve en realidad contra los judíos.

3) La palabra <<misterio» en Ef 5,32 recibe un sentido nuevo (expli

cación por la filosofía, de los ritos groseros que la religión tiende a espi ritualizar).

En la hipótesis de la no autenticidad se tiene tendencia a retrasar la

composición de la epístola hasta fines del siglo I o hasta comienzos del n

(escuela de Tubinga).

Autenticidad parcial y autenticidad en sentido Jato.

Paralelamente se desarrollan teorías que no admiten sino una autenti cidad parcial de la epístola. Goguel3º descubre en Ef dos estratos, uno más antiguo, paulino en sentido propio, otro más reciente, formado de interpolaciones añadidas por un discípulo de Pablo que escribía diez o veinte años más tarde.

La crítica reciente opta con frecuencia por una autenticidad paulina en sentido lato: la epístola sería obra de un discípulo de Pablo. Si este dis· cípulo escribe cerca de Pablo, durante una cautividad, puede representar el pensamiento de su maestro, incluso revestido de su autoridad, y la teoría se acerca a la autenticidad real.

Más grave es la opción que se nos presenta si la carta fue compues ta por un discípulo de Pablo, pero unos veinte años después de Co losenses. Es la hipótesis que ha expuesto Goodspeed de manera muy concreta y que ejerce cierta seducción31, Es, sin embargo, una hipótesis muy «construida»; Percy

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la condena resueltamente32, El autor se sitúa

30. M. GOGUEL, Esquisse d'une solution nouvelle du prob/eme de l'épftre aux ÉpMsiens, RHR, 1935, p. 254-284; 1936, p. 73-99.

31. E. J. GoonsPBED, The meaning of Ephes., Chica110 1933.

32. O.e., p. 44Ss.

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El Corpus Paulina

en el momento en que acaban de publicarse los Hechos de los Apóstoles. La estrella de Pablo iba palideciendo ; Lucas reanimó el interés de las iglesias por el Apóstol de las naciones. Un discípulo que se había mante nido fiel a Pablo - podría ser Onésimo, el esclavo fugitivo de Colosas, pero también se propone a Tíquico (Knox, Mitton) - y que ha meditado tanto la epístola a los Colosenses, que se la sabe de memoria, aguijoneado y guiado por el libro de los Hechos, tiene la idea de descubrir toda la co rrespondencia del Apóstol. Halla las cartas a Tesalónica, a Roma, a Ga lacia y publica un corpus precedido de una larga introducción que expone la teología paulina; tal introducción sería nuestra epístola a los Efesios.

Autenticidad paulina.

La libertad con que la epístola a los Efesios reasume a la vez los temas y las palabras de las otras epístolas, sin tomarse siquiera la molestia de respetar la trabazón de las palabras con los temas, se explica todavía mu cho mejor en la hipótesis de la autenticidad que en la de un plagio. In cluso la hipótesis a que se inclina el padre Benoit33, a saber, que un discí pulo habría trabajado bajo la dirección del Apóstol sirviéndose de Col, re cientemente escrita, supone por parte de este discípulo, en la medida en que fuera autor y no meramente «secretario», una penetración increíble del pensamiento de Pablo y un dominio extraordinario de su vocabulari . Con más razón hay que preguntarse cómo un autor tardío llegaría a asi milarse hasta tal punto la teología paulina, que pudiera ejecutar sobre ella variaciones hasta el infinito y desarrollarla conforme a sus posibilidades intrínsecas sin discordancias flagrantes. ¿Cómo es que no se descubre nunca con frases desmañadas, con palabrería o insinuaciones que res pondan a sus propios intereses? Los falsarios o plagiarios de la antigüedad no nos tienen acostumbrados a tales prodigios de habilidad: basta leer la presunta carta a los Laodicenses.

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La autenticidad de Col corrobora en realidad la de Efesios. i.a reac ción de Pablo contra los errores conocidos por Col, así como las reflexiones

que debió construir sobre los resultados de su gran colecta, que confirmaba la unidad de la Iglesia, pueden explicar la dirección que tomó su pensa miento elaborando el misterio de Cristo.

Para no disimular ninguna dificultad, recordemos, sin embargo, los puntos principales de las argumentaciones que se proponen contra la

autenticidad de Ef y evitemos el riesgo - así piensan tales autores - de debilitar notablemente la posición de Colosenses. Se hacen notar fórmulas características que no se hallan más que en Ef: E:v 't"OL<; sitoupoc.v(oL<; se encuentra cinco veces (Ef 1,3,20; 2,6; 3,10; 6,12; el adjetivo EitOupocvLO<; sólo, en lCor y Flp); 8Loc oAo<; (4,27; 6,11) que reemplaza a IX't"IXVoc<;; el título de Cristo ó )'IXit'tjµévo<; (1,6; pero cf. Col 1,13).

33. P. BllNOIT, L'horizon paulinien de /'épltre aux ÉpMsiens, RB, 1937, p. 342-361 Y 506-525.

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Las epístolas de la cautividad

H. Greeven se ha esforzado en particular en manejar el argumento del estilo dejando intacta la autenticidad de Colosenses. Sólo retiene como convincentes algunas pruebas tomadas de los contactos entre Col y Ef, distinguiendo: 1) los contactos en las partes esquemáticas de las cartas; 2) los contactos en la terminología, cuando el pensamiento es el mismo, en un contexto análogo; 3) los contactos de terminología, no obstante la diferencia de pensamiento. Llama, sobre todo, la atención sobre la comparación entre Col 2,19 y Ef 4,16, donde «el cuerpo» sería el cosmos en Col y las iglesias en Ef; pero esta observación reposa en una exégesis de Col 2,19 que no se impone. El autor halla también una dife rencia en el significado de µucrTI¡pwv en pasajes paralelos. Por su parte, el padre Benoit sintetiza las dificultades contra Ef: en ella se reproducen las fórmulas de Col, combinadas o desdobladas, adaptadas o a veces des viadas, con una aplicación un tanto servil que es difícil atribuir a Pablo en persona.

Todavía ignoramos mucho en cuanto a la manera de trabajar de Pablo y sobre el juego de su imaginación cuando compone. Sobre todo no de bemos olvidar que los antiguos no fijan como nosotros las relaciones entre las palabras y los conceptos; entre ellos las palabras y las fórmulas tienen tanta consistencia como las ideas. ¿Sería tan difícil representarse a Pablo teniendo todavía en la memoria y en el oído las fórmulas que había dic tado para su carta a los Colosenses, reasumiendo en Ef temas análogos a los que acababa de desarrollar y cargándolos con las palabras empleadas en la carta a los Colosenses, que acosan todavía su memoria, pero no están firmemente ligados con las nociones que representaban en dicha carta?

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Conclusión.

Nosotros seguiremos, pues, admitiendo la autenticidad de la epístola: es la hipótesis más tradicional y más sencilla a la vez, y al mismo tiempo es la que mejor explica la factura del escrito. Ni se puede tam poco despreciar el testimonio de un obispo tan próximo a los tiempos apostólicos y tan bien informado como Ignacio de ANTIOQUÍA (Ep. ad Ephesios 12,2).

A las investigaciones tan escrupulosas de J. Schmid y de Percy, que daban por resultado la autenticidad paulina, se añade ahora el comentario católico de H. Schlier. Es quizá la demostración más convincente de la tesis de la autenticidad. Según este comentario, la teología paulina, desde las grandes epístolas hasta las de la cautivídad, se desarrolla en una forma orgánica, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias en que está empeñada.

Schlier da gran importancia en la evolución del pensamiento pau

lino a la obligación de combatir una gnosis judeocristiana de matiz cósmico y sincretista. Según él, Pablo habría tomado ciertos términos de

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Robert II " 30

El Corpus Paulino

esta gnosis y habría erigido su teología frente a la construcción sincretis ta de los cristianos disidentes. Ef habría sido escrita durante la cautivi dad romana.

5. LA SÍNTESIS TEOLÓGICA DE LA EPÍSTOLA A LOS EFESIOS.

La hipótesis de Goodspeed coincide con la teoría de la carta encíclica por considerar Ef como una especie de síntesis de la teología paulina. Se relacionarían más todavía las dos posiciones si se admite que, aunque escrita para las iglesias de Asia, la carta se dirige en realidad por su intér prete a toda la cristiandad paulina y representa el pensamiento del Apóstol en un momento decisivo de su carrera. Advertiremos mejor el carácter de la síntesis de Ef, si la comparamos con la de Rom. Esta comparación nos proporcionará, al mismo tiempo, una prueba suplementaria de la autenticidad.

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La revelación del misterio y la gnosis.

En la síntesis de Rom, el evangelio, el mensaje de Dios hallaba, por parte del hombre, la fe con la recepción del bautismo. La nueva síntesis enfoca una revelación del misterio cristiano, que es el contenido del evan gelio, aunque presentada bajo nueva luz; a la revelación del misterio co rresponde, por parte del hombre, la gnosis desarrollada por la fe que sella el Espíritu Santo (Ef 1,13).

Las dos síntesis se sueldan y se completan. En la primera no faltan

apremiantes llamamientos a la «gnosis»: en la epístola a los Romanos, el himno que termina la gran exposición de los ocho primeros capítulos,

luego la doxología final que une consciente y voluntariamente el punto de vista del «evangelio» y del «mensaje» con el de la revelación del mis terio; se puede añadir, en lCor 1,17ss, el pasaje sobre la sabiduría cris tiana; son ya más que meros atisbos de la segunda síntesis. Por otra parte,

ésta se refiere con frecuencia a la antigua para profundizarla.

Las formas literarias en que se vierten las nuevas exposiciones son las

que convienen a un misterio religioso, a su revelación y a su gnosis: himnos de acción de gracias, una liturgia que expone el misterio, una oración para obtener su comunicación. ¿Por qué no habría podido Pablo orientar en

esta dirección su sentimiento religioso?

La síntesis se inaugura con un cántico (euJ.oy'Y)-roc; ó 6eóc;, 1,3). En él

se esboza la obra de Dios, la predestinación de los cristianos a ser hijos de

Dios (1,3-6), en fórmulas que recuerdan particularmente a Rom 8; luego la redención (chrnM-rpwaic;, &epeatc; -r&v 1t'apa1t'-rwµ.&-rwv, 1,7) con un nuevo contacto con Rom 3,25. Después de esto se alza el vuelo, con la mención de la revelación (yvwp(aac;, 1,9) del misterio y la definición de este misterio, la recapitulación (ocvoc.xeepoc.Aoc.twaoc.a6cr.L, 1,10) de todas las co sas en Cristo, las cosas del cielo y las de la tierra. El gran beneficio de

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Dios, esta revelación del misterio, se produjo en dos tiempos: la vocación de los primeros elegidos, que recibieron la revelación (los «santos após toles y profetas»), y la comunicación de la palabra de verdad.

Ésta es toda la «economía» del «cumplimiento de los tiempos», pre sentada así desde el principio: predestinación, redención, recapitulación de todas las cosas en Cristo (esta recapitulación que se está realizando ahora), y, por otra parte, revelación del misterio. El misterio y su revela ción son como dos aspectos de una misma realidad. El misterio es objeto de conocimiento, como es obra objetiva de Dios, y la obra se hace en el conocimiento y por el conocimiento.

La revelación del misterio y la función apostólica.

En la economía del misterio, como en la de su revelación, hay dos pe ríodos bien distintos, con dos clases de personajes: los primeros llamados y los que serán alcanzados por el mensaje. Esto no es nuevo en el pensa miento paulino; sin embargo, se realza el papel apostólico. Los apóstoles están más próximos al misterio de Dios. Reciben la revelación (cX1t'OX U L , 3,3) por un contacto inmediato con Cristo, al que Dios comunica en cuanto objeto del misterio, y son poseedores de un tesoro que se ha de comunicar. La prioridad temporal entraña una primacía de conocimiento. Cuando los cristianos conocen, participan en el conocimiento apostólico (1,17).

En esta síntesis, a diferencia de la de Rom, el conocimiento del misterio tiene importancia esencial. La diferencia no afecta al objeto del misterio. Nada ha cambiado en este sentido desde la síntesis de Rom: todo seco nocía ya desde entonces. Pero Pablo reflexiona sobre la luz que ilumina ahora ya a los hombres (Ef 1,18), que hace penetrar en los arcanos de la sabiduría de Dios y que da una visión de grado superior, una participa ción nueva en la manera como Dios se conoce a sí mismo, es decir, en la sabiduría de Dios.

Por esto ahora ya van de la mano contemplación y oración, dando la oración gracias a Dios por el conocimiento recibido e implorando su

aumento. La oración de Pablo, por lo que a él mismo se refiere, es sólo acción de gracias; posee la plenitud del don (x_&ptc;) de la revelación y de la inteligencia del misterio. Los cristianos tienen que crecer en el conoci miento y Pablo, en virtud de su cargo apostólico, ruega por este progreso. Tal es la economía literaria de toda la segunda sección de la epístola a los Efesios (1,15-3,21), una oración que se prolonga en contemplación y que proporciona a los lectores los temas de una meditación sobre el misterio y termina con una doxología apropiada (3,20-21).

La oración de Pablo ha sido iniciada al principio (1,17-18), cuando pedía para sus fieles el Espíritu de sabiduría y la revelación del misterio. Se reanuda en 3,1; 3,14-19, en forma más solemne. El prisionero de Cristo, suplicante litúrgico, en virtud de esta consagración por el sufrimiento soportado por los gentiles, dobla las rodillas delante del Padre para im-

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El Corpus Paulino

plorar la gnosis que tiene sus raíces en una vida de comunión con Cristo.

Pablo mismo es revelador, es el que comunica la gnosis. Su llamamiento se ha identificado con una revelación del misterio (eyvwplcr(h¡ µoL TO µucr

-ri¡pLov, 3,3), cuya plenitud ha recibido. Su conocimiento lo ha situado

en el rango «de los santos apóstoles y profetas en el Espíritu», es decir, en el grupo de los primeros apóstoles34, de aquellos a quienes fue revelada la admisión de los gentiles a participar en los bienes del cielo (cf. Act 11,15-17 y 15,7-11).

Pablo da así testimonio de Ia unidad de la revelación apostólica. Sin

embargo, en el seno mismo de esta revelación, ocupa un puesto privile giado. Él es quien ha sido encargado de anunciar a los gentiles la buena nueva (3,8) y de aportarles la luz sobre la economía del misterio. Esto lleva consigo un acrecentamiento de penetración (crÚv€cr . 3,4), según la regla constante de que el conocimiento está en proporción con la obra apostólica que debe realizarse.

La vida en el misterio y la salud cristiana.

El misterio mismo está descrito de diversas maneras. Pero se trata siempre de la unidad de la Iglesia, fundada en la admisión de los gentiles y en la supresión de la ley, y en la revelación que se ha hecho de ello a las potencias. Numerosas fórmulas definen el resultado de la vocación de los gentiles y de su admisión en la Iglesia (2,11-12). Culminan en la visión del templo celestial formado por los cristianos (2,19-22).

En 2,1-10 desarrolla Pablo la comparación entre el estado de los gentiles

en el paganismo y su situación presente. Se acuerda de lo que escribió a este propósito en Rom, como lo indica la alusión que hace a su doctrina de la justificación (2,8-10). Sin embargo, los materiales de Rom son uti lizados sólo en parte; son incorporados a una construcción totalmente nueva en que aparecen las potencias, con fórmulas que describen a los cristianos resucitados y entronizados por encima de ellas. En el paga nismo, los cristianos estaban <<muertos en sus transgresiones y en sus pe cados», siguiendo una conducta moral que los colocaba bajo el influjo del eón de este mundo, el jefe de la autoridad del aire, el espíritu que actúa ahora en los hijos de la infidelidad. Por lo demás, este estado se extendía a todos, incluso a los judíos, quienes, a causa de sus pecados, eran <<hijos de ira» como los demás. Pero Dios nos ha convertido en vivientes con Cristo, nos ha resucitado, nos ha entronizado en el cielo, en Cristo Jesús, a fin de mostrar la riqueza de su gloria a los siglos venideros. Se trata sin duda de nuestra condición presente, don de Dios, y Pablo describe este don con arreglo a su teoría de la justificación por la fe, pronunciando sus términos clásicos, excepto la palabra <<justificación», reemplazada aquí por 0'€0'C¡>O'[LéVOL (2,5).

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34. Cf. supra, p. 384-386.

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La síntesis de E/ en la teología paulina.

Se puede, pues, decir que la síntesis de la epístola a los Efesios incor pora conscientemente la de Rom, pero modificándola y aplicándola a una situación nueva. Esto nos introduce de nuevo en lo vivo de la cuestión de la autenticidad de la epístola. Pablo se ve obligado a tener en cuenta las «potencias», esas entidades espirituales que la gnosis más tarde colo cará como piezas esenciales en sus sistemas, pero que Intervienen' igual mente en la apocalíptica judía. La problemática de un sincretismo reli gioso ha sucedido a la controversia judía y judeocristiana concerniente a la justicia.

No obstante, el fondo del pensamiento de Pablo no ha sufrido alte ración. El cristianismo nos aporta una seguridad de la salud, con esa posibilidad real de santificarnos, que estaba inhibida en el paganismo y en el judaísmo. En adelante nosotros, cristianos, anticipamos nuestra resu rrección; por el don de Dios somos nuevas criaturas (1tOÍ"lj[Lot, 2,10), fun dados en Cristo Jesús sobre las buenas obras para cuya realización nos ha predestinado Dios (2, 10). El vocabulario que ahora emplea Pablo corres ponde a esta nueva situación. Es casi idéntico en Ef y en Colosenses. Se han exagerado a voluntad las divergencias entre estas dos epístolas. A. Feuillet ha hecho la prueba en cuanto a 7tA pwµot35, pero divergencias sobre un fondo común, por numerosas que sean, podrían interpretarse como pro cedentes de un mismo y único autor, que maneja sus palabras con la auto ridad del maestro.

Si las dos síntesis se corresponden, desarrollando la segunda las líneas insinuadas ya por la primera, ¿no es esto un indicio de que nos hallamos ante un mismo pensamiento y ante un mismo personaje? El hecho de que este pensamiento sea tan poderoso y tan original acaba de quitar toda verosimilitud a la hipótesis de una falsificación. Ef es el canto del cisne de Pablo teólogo.

BIBLIOGRAFÍA

Comentarios: véanse las obras antes citadas, p. 438 y 448. J. KNABENBAUl!R (CSS* 1912), C. MASSON (CNT 1952).

J. A. RoBINSON, St. Paul's Epistle to the Ephesians, Londres 1904.

J. E. BELSER, Der Eph. des Apostels Paulus*, Friburgo de Brisgovia 1908.

H. SCHLIER, Christus und die Kirche im Eph., Tubinga 1923.

J. M. Vosn , Commentarius in Epistolam ad Ephesios*, París 1932.

H. SCHLIER, Der Brief an die Epheser *, Düsseldorf 1957.