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La política social asistencial argentina y el nuevo escenario político. Las incipientes transformaciones del gobierno de “Cambiemos” 1 . Ana Logiudice Área Temática: Políticas Públicas Resumen. La política social argentina de los últimos años estuvo signada por la persistencia de tres medidas fundamentales: la extensión del régimen de asignaciones familiares a los trabajadores informales y precarios (Asignación Universal por Hijo AUH), la moratoria previsional para las personas en edad de jubilarse que no hubieran efectuado contribuciones y los programas de empleo subsidiado, organizados como cooperativas de trabajo. En especial, la puesta en marcha de las dos primeras intervenciones fue considerada como punto de inflexión en la historia de la protección social argentina por la mayor parte de la literatura especializada, dado que, más allá de sus eventuales limitaciones, las mismas representaron una notable extensión de la cobertura y coadyuvaron mejorar los ingresos de las familias más pobres. Para muchos autores, además, las mencionadas transformaciones implicaron un cambio sustancial en el modelo de intervención del estado sobre la cuestión social, universalizando las prestaciones e institucionalizándolas como de derechos. La llegada al gobierno de la oposición política, enrolada en la centro-derecha, abrió un interrogante acerca de la continuidad de estas políticas. En primer lugar, el nuevo gobierno levantó algunas de las incompatibilidades que impedían el acceso a la AUH. En segundo término, reemplazó la moratoria previsional por una Pensión Universal para los adultos mayores de 65 años. Finalmente, el gobierno dio continuidad a buena parte de los planes de empleo subsidiado, aunque operando cambios importantes en su funcionamiento. En el marco de este trabajo se analizan las líneas de 1 Trabajo preparado para su presentación en el 9o Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP). Montevideo, 26 al 28 de julio de 2017.

La política social asistencial argentina y el nuevo

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Page 1: La política social asistencial argentina y el nuevo

La política social asistencial argentina y el nuevo escenario político. Las incipientes

transformaciones del gobierno de “Cambiemos”1.

Ana Logiudice

Área Temática: Políticas Públicas

Resumen.

La política social argentina de los últimos años estuvo signada por la

persistencia de tres medidas fundamentales: la extensión del régimen de asignaciones

familiares a los trabajadores informales y precarios (Asignación Universal por Hijo –

AUH), la moratoria previsional para las personas en edad de jubilarse que no hubieran

efectuado contribuciones y los programas de empleo subsidiado, organizados como

cooperativas de trabajo. En especial, la puesta en marcha de las dos primeras

intervenciones fue considerada como punto de inflexión en la historia de la protección

social argentina por la mayor parte de la literatura especializada, dado que, más allá de

sus eventuales limitaciones, las mismas representaron una notable extensión de la

cobertura y coadyuvaron mejorar los ingresos de las familias más pobres. Para muchos

autores, además, las mencionadas transformaciones implicaron un cambio sustancial en

el modelo de intervención del estado sobre la cuestión social, universalizando las

prestaciones e institucionalizándolas como de derechos.

La llegada al gobierno de la oposición política, enrolada en la centro-derecha,

abrió un interrogante acerca de la continuidad de estas políticas. En primer lugar, el

nuevo gobierno levantó algunas de las incompatibilidades que impedían el acceso a la

AUH. En segundo término, reemplazó la moratoria previsional por una Pensión

Universal para los adultos mayores de 65 años. Finalmente, el gobierno dio continuidad

a buena parte de los planes de empleo subsidiado, aunque operando cambios

importantes en su funcionamiento. En el marco de este trabajo se analizan las líneas de

1 Trabajo preparado para su presentación en el 9o Congreso Latinoamericano de Ciencia Política,

organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP). Montevideo, 26 al 28 de

julio de 2017.

Page 2: La política social asistencial argentina y el nuevo

continuidad y ruptura en términos de modalidad de intervención del estado respecto de

las tres medidas mencionadas.

Introducción.

La creación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) efectuada por el

gobierno kirchnerista en 2009 transformó el mapa de la protección social argentina, al

extender una prestación social clásicamente orientada a las familias de los trabajadores

asalariados formales a aquellos desocupados o informales. Esta política de inclusión de

nuevas poblaciones a la protección social se reforzó mediante la política de “moratoria”

previsional que, habiéndose iniciado en la década previa, permitió extender los

beneficios jubilatorios a trabajadores que no habían realizado aportes a lo largo de su

vida activa. Otra singularidad del período constituyó la implementación de políticas de

empleo subsidiado organizadas en formato cooperativo.

Tanto la moratoria previsional como la AUH implicaron transformaciones

políticas e institucionales de fuste. Por un lado, un número creciente de personas que

hasta ese momento estaban fuera de la protección social pasaron a recibir una atención

relativamente sistemática y permanente. La masificación de las prestaciones puso fin a

la selectividad que había signado la política social asistencial en la década de los

noventa. Por otra parte, estas herramientas acarrearon un proceso de fortalecimiento de

la institucionalidad de la política social. En general, las nuevas intervenciones fueron

entendidas por la literatura especializada como un fortalecimiento de la política social

basada en la seguridad, en detrimento del componente asistencial. Parte de la disciplina

consideró que los cambios introducidos por el kirchnerismo alcanzaban el status de

contra-tendencia respecto de lo ocurrido con las políticas sociales durante la década de

los ’90 (Danani y Hintze, 2010; 2014).

En otros trabajos hemos propuesto una interpretación alternativa (Logiudice,

2016; 2017). En primer lugar, partimos de una base teórica diversa, que distingue la

seguridad social de la asistencia a partir de la inserción de los sujetos en la relación

laboral en lugar de centrarse en los aspectos institucionales. Según esta visión, la

política asistencial se orienta a los sujetos que se encuentran fuera de la protección

social asociada a la relación salarial, a diferencia de lo que ocurre con la seguridad

social (Soldano y Andrenacci, 2006). En segundo lugar, entendemos que aquello que

caracteriza al neoliberalismo en general, y en particular, al tipo de política social que el

Page 3: La política social asistencial argentina y el nuevo

mismo impulsa, es su voluntad de promover, mediante diversos mecanismos la

concurrencia de la fuerza laboral a un mercado de trabajo cada vez más precarizado y

flexibilizado. A esta estrategia –que incluye dispositivos que van desde la exigencia de

contraprestación laboral hasta los bajos montos de las prestaciones suministradas- la

denominamos como política de activación de la fuerza de trabajo (Gilbert, 2002; Huo,

Nelson y Stephens, 2008).

Desde esta perspectiva, entendimos que algunas de las nuevas formas de

intervención asumieron una configuración institucional organizada en términos de

derechos sociales (Logiudice, 2016; 2017). No obstante, consideramos que las

intervenciones continuaban evidenciando cierto carácter compensatorio, que expresaba

la continua implementación de la política de activación de la fuerza de trabajo, de modo

tal que los nuevos “beneficios” se instituían en piso pero también en techo de la

protección social (Logiudice, 2016; 2017).

El gobierno asumido a finales de 2015 introdujo cambios en las herramientas de

intervención. En materia previsional, la nueva gestión puso fin a las políticas de

moratoria previsional –que habían permitido jubilarse a un número importante de

trabajadores que habían completado la totalidad de sus aportes- a la que reemplazó por

la denominada “Pensión Universal”. La misma fue creada en el marco de una reforma

más general del sistema jubilatorio que buscó terminar con las deudas que la

Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES) mantenía con parte de la

población pasiva. En segundo lugar y lejos de lo esperado, el nuevo gobierno eliminó

algunas de las incompatibilidades que regían para la percepción de la Asignación

Universal por Hijo (AUH) y, además extendió la cobertura de las asignaciones

familiares tradicionales para abarcar a los trabajadores por cuenta propia más allá de

aquellos de más bajo ingreso. Finalmente, el gobierno dio continuidad a los programas

de empleo subsidiado que habían sido generados por el gobierno anterior, aunque con

cambios en su implementación.

El presente documento se basa en el trabajo de campo y los avances parciales

realizados en el marco de la investigación doctoral en curso, dedicada al análisis de la

política asistencial argentina durante el período comprendido entre la crisis de los años

2001 y 2012. Asimismo, el trabajo se nutre de análisis preliminares de las observaciones

realizadas respecto de las transformaciones de la política social que están teniendo lugar

desde la asunción del nuevo gobierno en el año 2015. En este sentido aspiramos a

reponer las características centrales de las intervenciones mencionadas en el período

Page 4: La política social asistencial argentina y el nuevo

2009-2015 así como sintetizar los cambios principales que experimentaron dichos

programas a partir de la asunción de la nueva gestión. En particular, nos interesa

analizar en qué medida los cambios introducidos implicaron una revisión de la política

de institucionalización de derechos y de la estrategia de activación de los trabajadores

que, a nuestro juicio, caracterizaron la última etapa de la gestión kirchnerista.

El Programa Ingreso Social con Trabajo – Argentina Trabaja.

El Plan Ingreso Social con Trabajo- argentina Trabaja (PRIST-AT) fue creado

en 2009, en un contexto de derrota política del partido de gobierno en las elecciones

legislativas y de repercusión local de la crisis capitalista internacional, la que puso de

manifiesto tanto las continuas condiciones de pobreza y precariedad laboral todavía

reinantes como los problemas económicos del patrón de acumulación. En ese marco, el

gobierno nacional avizoró la posibilidad de eclosión de una conflictividad no sindical y

decidió la creación un plan de empleo subsidiado organizado bajo formato cooperativo

(Logiudice, 2016; 2017).

El Programa Argentina Trabaja consistía originalmente en una transferencia

monetaria a trabajadores desocupados, sin ingresos formales, ni prestaciones jubilatorias

y ni acceso a los programas sociales, otorgada a cambio de su participación en la

realización de obras de infraestructura de mediana o baja complejidad, realizadas por

cooperativas de trabajo. La transferencia fue fijada inicialmente en la suma de $1200, es

decir, por encima de los montos transferidos hasta ese momento por los programas

asistenciales (Logiudice, 2017). Además, los perceptores del Plan podían recibían

beneficios sociales tales como el descuento jubilatorio y la cobertura de salud. Los

participantes también recibían una capacitación laboral, que incluía tópicos de

cooperativismo, y se instaba a la realización de acciones de terminalidad educativa.

Inicialmente, los municipios eran responsables de la inscripción de los

postulantes, mientras que el Gobierno nacional concentraba las tareas de

financiamiento, capacitación y supervisión del programa. Al momento de creación del

Plan, el poder delegado a los municipios procuró fortalecer el acercamiento político de

las autoridades locales con el partido de gobierno. También se buscó profundizar los

lazos con las organizaciones sociales afines a la gestión y, en términos más generales,

reforzar los niveles de adhesión de los sectores populares, en el contexto de la derrota

Page 5: La política social asistencial argentina y el nuevo

político electoral, favoreciendo su organización social bajo la dirección y tutela del

estado (Logiudice, 2011).

De esta forma, aunque la contraprestación asumió formalmente un formato

cooperativo, la participación del Estado en las cooperativas fue decisiva puesto que las

funciones de determinación del plan de trabajos, la modalidad de integración de las

mismas y la utilización de los medios de producción dependían de las diversas

instancias gubernamentales intervinientes (Logiudice, 2011). En los hechos, los

postulantes sólo tenían margen de decisión para inscribirse en el plan.

En los primeros años de gestión, el Programa insumió un presupuesto cercano al

21,6 por ciento del total del Ministerio, pero el año siguiente descendió al 13,7 por

ciento. No obstante, la cantidad de beneficios liquidados fue en ascenso, pasando de

1.12.294 y 1.662.102 para los años 2011 y 2012, lo que equivalía a 35.559 y 54.303

personas incluidas.

Características centrales de la Asignación Universal por Hijo.

Al momento de creación del PRIST-AT el gobierno intuyó que el nuevo

programa sería insuficiente para paliar la situación social. De este modo, el gobierno

avanzó con la extensión de las asignaciones familiares a los trabajadores informales.

Después de negarse a tratar los proyectos de ley que desde la década previa habían sido

presentados con el objeto de brindar cobertura a la población de niños y niñas, el

Gobierno suscribió un Decreto de Necesidad y Urgencia (D.N.U.).

Por su intermedio, se extendía el régimen de asignaciones familiares por

entonces vigente para los hijos de los trabajadores formales a los hijos de trabajadores

desocupados e informales, siempre que su ingreso fuera menor al Salario Mínimo, Vital

y Móvil (S.M.V.M). Quedaban excluidas las personas migrantes con menos de tres años

de residencia, quienes carecían de DNI, los trabajadores Monotributistas que no

revistaren como trabajadores de la economía social2; las familias con más de 5 hijos y

los privados de libertad. A cambio de la percepción del subsidio, las familias debían

cumplimentar con contraprestaciones educativas y sanitarias, acreditando los controles

de salud de los niños y su asistencia escolar. El monto inicial del subsidio fue fijado en

2 El Monotributo Social es una categoría tributaria en la que se incluyen los trabajadores por cuenta

propia en condiciones de vulnerabilidad social. Brinda acceso a la cobertura de salud y a la previsión

social.

Page 6: La política social asistencial argentina y el nuevo

$ 180. El 80 por ciento del mismo se abonaba en forma mensual mientras que el 20 por

ciento restante se liquidaba anualmente, una vez acreditada la concurrencia escolar y la

realización de los controles de salud. La prestación es abonada por la ANSES.

La decisión de crear el Programa por la vía de Decreto, prescindiendo del debate

parlamentario, provocó reacciones adversas en la oposición que favorecer el tratamiento

legislativo de los proyectos de ley existentes, pero la estrategia fracasó. Más allá de las

críticas, la repercusión positiva que tuvo la AUH y el respaldo de la Iglesia Católica

neutralizó los intentos de bloquear la puesta en marcha del programa (Logiudice, 2016).

A pesar del crecimiento del imaginario que afirmaba la existencia de una población que

“vive de los planes”, la medida tuvo un amplio consenso social, que contrastó con los

importantes cuestionamientos que recibía el PRIST-AT, caracterizado por la

participación de organizaciones de trabajadores desocupados. Por otro lado, tanto la

normativa3 como la propia Presidenta, destacaron el carácter paliativo de la medida –

cuyo porcentaje de cobuertura respecto de la Canasta Básica era similar a la de

programas previos- y, por ende, la supeditación de la nueva prestación a la dinámica del

mercado de trabajo (Logiudice, 2016; 2017).

En tanto la norma de la AUH estableció la preferencia materna, la titularidad de

la prestación alcanzó a 1.889.458 mujeres (Bustos y Villafañe, 2011: 177). Los estudios

efectuados en los primeros años indican que la mayoría recibe la prestación por un solo

hijo (Observatorio Nacional de la Seguridad Social, 2012: 30). Según las proyecciones

existentes, el 36,6 por ciento de los menores de 18 años recibe la AUH. Si a esta

proporción se le suma el porcentaje de perceptores de la asignación familiar (53,3 por

ciento), el resultado muestra que aproximadamente el 90 por ciento del total de niños y

niñas del país poseen una cobertura social (Basualdo, Arceo, González y Mendizábal,

2010: 9). El total de perceptores menores de 18 años superó los tres millones y medio

La evolución posterior de los programas.

En los años subsiguientes, el gobierno kirchnerista produjo transformaciones a

en las líneas de intervención mencionadas. En el caso particular de la AUH, se destaca

la creación de la Asignación Universal por Embarazo (AUE) ocurrida en 2011. Ese año

3 Dto. 1602/09.

Page 7: La política social asistencial argentina y el nuevo

68.580 mujeres obtuvieron la misma mientras que al final del período el número había

ascendido a 157.731 (Observatorio Nacional de la Seguridad Social, 2012: 32).

Asimismo, en 2015, con el objeto de preservar el poder adquisitivo de la AUH

se aprobó la Ley 27.160, que estableció la movilidad de las prestaciones. Como

consecuencia, en 2016 la transferencia experimentó dos aumentos4, en porcentajes que

oscilaron entre el 14,16 y el 15,35 por ciento.

En el caso del PRIST-AT, en 2013 se creó el componente “Ellas Hacen”, que

promovía la realización de actividades de capacitación y de terminalidad educativa de

las mujeres, las que debían incorporarse a las cooperativas de trabajo. Inicialmente, este

componente estaba destinado a las mujeres Jefas de Hogar monoparentales

desocupadas, que perciban la AUH, preferentemente con tres más hijos a cargo,

menores de 18 años o discapacitados, o que sufriesen violencia de género, que viviesen

en barrios emergentes de extrema vulnerabilidad5.

En el año 2014 las líneas de acción del programa fueron articuladas en tres ejes:

formación socio-productiva y ocupacional (incluyendo capacitación práctica en obra;

saneamiento integral del hábitat, mejoramiento de la infraestructura urbana y

equipamiento socio-comunitario, saneamiento de cuencas), el fortalecimiento de la

organización cooperativa y, finalmente, la formación, capacitación y desarrollo integral

(alfabetización y terminalidad educativa, cuidado de la salud personal, familiar y

comunitaria, etc…)6.

Como resultado de los cambios introducidos, el PRIST-AT creció notablemente.

De este modo, en 2013, la cantidad de beneficios liquidados pasó de 1.112.294 a

5.904.548. Al final del período, en cambio, había disminuido a 3.432.869. Por su parte,

las personas incluidas en actividades de terminalidad educativa pasó de 35.559 a

245.536, entre 2009 y 2015, de modo tal que ésta se volvió una característica central de

los programas.

4 Resoluciones ANSES 32/16 y 2997/16. 5 Resolución N°2176/13. 6 Resolución N°302/14.

Page 8: La política social asistencial argentina y el nuevo

Fuente: elaboración propia sobre la base de las Cuentas de Inversión

2009-2015

Fuente: elaboración propia sobre la base de las Cuentas de Inversión 2009-

2015

No obstante estos cambios, cabe señalar que a partir de 2011 el PRIST-AT

redujo de modo importante su participación en el gasto del Ministerio de Desarrollo

Social. Así, ese año el presupuesto del Programa disminuyó en términos tanto absolutos

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Incentivos liquidados Por el programa de Ingreso social con Trabajo.

Años 2009 a 2015

Incentivos liquidados

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2010 2011 2012 2013 2014 2015

Personas Incluidas en Terminalidad Escolar por el programa de Ingreso social con Trabajo.

Años 2009 a 2015

Personas incluidas

Page 9: La política social asistencial argentina y el nuevo

como relativos. En 2012, el gasto volvió a subir hasta alcanzar valores similares a 2010,

para descender unos puntos porcentuales en los años subsiguientes. En contrapartida, se

produjo un marcado incremento de los recursos destinados a las pensiones no

contributivas (en especial, las pensiones por invalidez), las que se consolidaron cada vez

más como herramientas de intervención del Ministerio de Desarrollo Social.

En el ámbito de la ANSES, otra iniciativa destacable y parcialmente ligada a la

AUH fue la creación, hacia el final del período, del Programa de Respaldo a Estudiantes

Argentinos (Progresar). El Programa consistía en una transferencia monetaria destinada

a jóvenes de entre 18 y 24 años, provenientes de familias vulnerables, y que se

encontrasen desocupados o se desempeñasen en el ámbito de la economía informal7.

Además de la acreditación periódica de la realización de actividades educativas y/o de

formación (escolaridad, estudios universitarios o capacitación laboral), los perceptores

debían demostrar el cumplimiento de los controles de salud.

El monto inicial del subsidio fue fijado en $ 600, de los cuales y al igual que en

el caso de la AUH por hijo, el 80 por ciento se abonaba mensualmente y el 20 por ciento

restante se liquidaba una vez certificada la escolaridad. El Decreto estableció un

régimen de incompatibilidades en virtud del cual ni el perceptor ni su grupo familiar

podían tener ingresos formales o informales superiores al SMVM. Tampoco era

compatible con una pensión contributiva o no contributiva superior al mismo ni con la

percepción de planes sociales8.

Aunque los potenciales beneficiarios programados por el gobierno ascendían al

millón y medio (Télam, 2014)9, durante el año 2014 participaron del Programa 346.303

jóvenes. Al año siguiente la población prácticamente se duplicó, alcanzando los

696.494. En términos presupuestarios, su participación fue también bastante magra: en

2014 representó el 0,66 por ciento del presupuesto ejecutado de ANSES y el año

siguiente, el 1,2710.

Más allá de su dependencia de la ANSES, la normativa previó la creación de un

Comité Ejecutivo, integrado por un representante de la Jefatura del Gabinete de

Ministros, uno Ministerio de Economía, Hacienda y Finanzas y otro de la ANSES, todo

lo cual da la pauta de la creciente importancia política atribuida al programa por parte

7 Dto. 84/2014. 8 El grupo familiar tampoco los podía recibir planes si superaban el SMVM. 9 Con el Programa, el Gobierno esperaba además tener un impacto achicando la brecha de la desigualdad,

reduciendo “en 1 por ciento el coeficiente Gini. 10 Asimismo, cabe indicar que la ejecución fue siempre levemente menor a la previsión presupuestaria.

Esta última alcanzó el 0,66 por ciento en 2014 y el 1,30 por ciento en 2015.

Page 10: La política social asistencial argentina y el nuevo

de la gestión de gobierno. El este sentido, el Gobierno también planteaba que “el

Programa progresar es la política de inclusión más grande de la región” (Télam, 2014).

Finalmente, también en ANSES, en agosto de 2014 se sancionó una nueva ley de

moratoria previsional11. Ella se produjo luego del otorgamiento de un aumento a los

jubilados destinados a recomponer los haberes periodos por la inflación, dando

cumplimiento a la ley de movilidad jubilatoria.

El proyecto de moratoria había sido presentado por el oficialismo y beneficiaba

exclusivamente a trabajadores monotributistas y autónomos. Preveía mecanismos

orientados a evitar que personas que contasen con capacidad contributiva pudiesen

acceder a la moratoria. La proyección inicial era la de incluir a 473 mil jubilados,

llegando al 30 por ciento más pobre de la población de adultos mayores (La Nación,

2014).

Como consecuencia de la nueva moratoria, las jubilaciones, que habían

experimentado un aumento notable desde el 2004, siguieron su ritmo ascendente. El

promedio de crecimiento anual de crecimiento de las mismas bajo el período analizado

fue del 6%. En el año 201412 –en el que sancionó una nueva moratoria previsional-, las

jubilaciones obtenidas bajo dicho régimen se incrementaron un 19%. El peso de las

jubilaciones y pensiones al interior de la estructura de gastos de la ANSES también

creció, pasando del 69.9 por ciento en 2010 al 75,8 por ciento.

11 Ley 26.970. 12 Ley 26.970.

Page 11: La política social asistencial argentina y el nuevo

Fuente: elaboración propia sobre la base de las Cuentas de Inversión 2009-

2015

Cabe señalar que esta política de ampliación de la cobertura previsional fue

acompañada, a lo largo de todo el período, de una sistemática extensión de las pensiones

no contributivas, en especial, las prestaciones por invalidez. De esta forma, ellas

pasaron de 365.308 en 2009 al 1.034.743 en 2015 mientras que las pensiones para

madres de más de 7 hijos pasaron de 235.077 a 331.397 en el mismo período. En

contrapartida, las pensiones por vejez, que había mantenido un ritmo creciente hasta

2007 siguieron descendiendo de 2009 en adelante, en consonancia con el incremento de

las jubilaciones anticipadas y las moratorias previsionales. Asimismo, el gasto

devengado en materia de pensiones pasó de representar el 57.1 por ciento en 2010 al

77,5 por ciento en 2015, lo que revela la consolidación de esta política.

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2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Evolución de las prestaciones previsionales. Años 2009-2015

Atención de PensionesLey 25994

Atención de JubilacionesLey 25994

Atención de PensionesReparto

Atención de Jubilacionesreparto

Page 12: La política social asistencial argentina y el nuevo

Fuente: elaboración propia sobre la base de las Cuentas de Inversión 2009-2015

Algunas consideraciones sobre los contextos de creación de las nuevas

intervenciones y sus objetivos.

Es dable observar que existen diferencias importantes en torno de los motivos

que impulsaron la creación de las diferentes herramientas durante la década de 2010.

Así, la AUE respondió en buena medida a planteos formulados por los especialistas, que

apuntaban a la exclusión de la AUH de poblaciones altamente vulnerables. En cambio,

la creación del componente Ellas Hacen, en el marco del PRIST-AT parece haber

respondido directamente a la feminización que había experimentado el Plan, que había

escapado a la voluntad política del gobierno cuando creó el Programa13.

Distinto fue el marco en el que se creó el Plan Progresar. Así, después de la

puesta en marcha de la AUH en 2009 y gracias a la enorme legitimidad que la misma

alcanzó, las críticas de la oposición no se centraron en la cuestión social, de modo tal

que la iniciativa política del gobierno se basó en la problematización de otras temáticas

13 Alrededor de la mitad de los perceptores eran mujeres (Ministerio de Desarrollo Social, 2010: 197).

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200,000

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1,200,000

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2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Evolución de las pensiones no contributivas. Año 2009-2015

Atención Pensiones por Vejezy Decreto 775/82

Atención de Pensiones LeyesEspeciales

Atención de PensionesOtorgadas por Legisladores

Atención de PensionesMadres de 7 o más Hijos

Atención de PensionesGraciables por Invalidez

Page 13: La política social asistencial argentina y el nuevo

tales como la regulación de los medios de comunicación audiovisual o ley de

matrimonio de parejas de mismo sexo sancionadas durante el período, lo que permitió

demorar la implementación de cambios sustantivos en el área de la asistencia social.

Esta situación comenzó a cambiar en 2013. La creación del Plan Progresar

estuvo precedida, desde meses previos, de la instalación en los medios masivos de

comunicación de la temática de los jóvenes que “ni estudian ni trabajan”. En otras

palabras, se produjo el reingreso en la agenda pública de la cuestión social. Así, las

noticias publicadas referían estudios efectuados por diversas consultoras, muchas de

ellas ligadas a los sectores empresarios14, de los cuales se hicieron eco diversos

dirigentes opositores que alertaban sobre el aumento de este grupo de población15. El

debate incluyó organizaciones como UNICEF y la Organización Internacional de

Trabajo, cuyo representante, aunque con argumentos distintos, indicaba que dado que la

educación no era un factor aspiracional para los jóvenes, éstos estaban en riesgo de caer

en la delincuencia” (La Nación, 2013). Finalmente, miembros del empresariado

aprovecharon la ocasión para vincular los problemas de empleo experimentados por los

jóvenes con los costos laborales de las empresas, en especial, el salario mínimo y las

indemnizaciones (La Nación, 2013).

En el caso de la moratoria previsional, la medida levantó críticas de una parte de

la oposición, que cuestionó las facultades discrecionales asignadas a la administración

así como su falta de universalidad. Así, uno de los referentes planteaba que “no estamos

de acuerdo con la discrecionalidad que se les da a los funcionarios para determinar

quién puede participar de la moratoria y quién no, porque ella puede dar lugar a que los

potenciales beneficiarios sean manipulados al amparo de estas atribuciones”. Otro

diputado reclamaba "tenemos que universalizar el sistema. Este es un concepto que le

cuesta entender al oficialismo, que habla de universalización pero siempre se queda a

mitad de camino" (Ámbito, 2014).

14 Según las consultoras entre los años 2003 y 2012 la franja etarea de los jóvenes de 15 a 24 años habría

aumentado en valores cercanos al 10 por ciento El primer estudio referido fue el de Poliarquía

Consultores, a cargo de Ernesto Kritz. Otros informes citados fueron el de IDESA (Instituto para el

Desarrollo Social Argentino, cuyo Jefe de Investigaciones era Jorge Colina), Ieral (Fundación

Mediterránea) y la Encuesta de la Deuda Social efectuada por la Universidad Católica Argentina. (La

Nación, 2013). 15 Daniel Arroyo presentó un informe sobre el tema en el marco del 34° Convención Anual de Instituto

Argentino de Ejecutivo de finanzas. En ese marco, vinculaba la falta de empleo de los jóvenes, con la

desigualdad social y la violencia y señalaba que el desafío era transformar la ayuda social en “puente de

empleo” (La Voz, 2013).

Page 14: La política social asistencial argentina y el nuevo

Así, tanto la creación del Plan Progresar como es establecimiento de la

movilidad de la AUH –que también era un planteo de los especialistas- se produjeron

en un contexto político caracterizado por la confrontación partidaria con miras a la

elección presidencial de 2015 y, además, en el marco de un proceso más general de

rebrote de la inflación y de deterioro creciente del equilibrio externo y de las cuentas

fiscales –que alentaron una devaluación monetaria a principios de 2014- y que indujeron

al gobierno a “volver a la cuestión social”.

En este contexto, para evitar el rechazo de los sectores medios y altos de la

población ante la creación del nuevo programa, el gobierno dejó en claro que “la mejor

política social de promoción e integración social es el trabajo”, dejando claro que las

nuevas herramientas asistenciales asumían carácter transitorio y, por tanto, supletorio

respecto de mercado16.

Nuevas iniciativas y debates sobre la política pública.

En cuanto a la AUH, la magnitud de las modificaciones introducidas generó un

amplio debate que versó especialmente sobre el carácter universal de la prestación y sus

implicancias en términos de derechos sociales. En el primer caso, las posiciones

oscilaron entre quienes destacaron la efectiva ampliación de la cobertura (Bertranou,

2010ª; 2010b) y quienes cuestionaron la exclusión de ciertas poblaciones (Arcidiácono,

2012; Lozano, Raffo y Rameri, 2009; Pautassi, Arcidiácono y Straschnoy, 2013).

Respecto de lo segundo, una serie de autores han asociado las limitaciones de la

prestación en términos de la construcción de derechos con la exclusión misma de

prestaciones, la fijación de condicionalidades y, al mismo tiempo, el insuficiente acceso

a prestaciones complementarias por parte de la AUH (Arcidiácono, 2012; Lozano,

Raffo y Rameri, 2009; Pautassi, Arcidiácono y Straschnoy, 2013). Más allá de las

diferencias, la mayor parte de los especialistas vio con buenos ojos la asignación de la

gestión de la nueva prestación a la ANSES, a la que interpretó como una ampliación del

sistema de seguridad social, aunque aún los más favorables cuestionaron la persistente

fragmentación de los sistemas de protección social.

16 Dto. 84/2014.

Page 15: La política social asistencial argentina y el nuevo

Al mismo tiempo, más allá de los debates puntuales, en términos generales, la

AUH generó una discusión en torno de los modelos de protección (Logiudice, 2016).

Para Danani y Hintze (2010, 2014) la extensión de la cobertura y la participación de las

instituciones de la seguridad social –sumada a las reformas previsionales efectuadas a lo

largo de todo el período- permitirían afirmar la existencia de un proceso de

contrarreforma de la política social. Roca (2011), por su parte, sostuvo que la medida

produjo una ruptura de fuste con la política social previa en la medida en que continuó y

profundizó la política pública del kirchnerismo destinada a lograr la inclusión social por

medio de la generación y protección del empleo. En el polo opuesto, Lo Vuolo (2009;

2010ª; 2010b) argumentó que tanto la AUH como el PRIST-AT formaban parte de un

modelo asistencial-represivo de política social, que mostraba evidentes líneas de

continuidad con la política social de los años noventa. Entre otras cuestiones, porque el

sistema de prevision social reorientaba los recursos desde la población de adultos

mayores hacia la atención de niños, lo que implicaba una priorización de reproducción

de la fuerza de trabajo en detrimento de aquella población que ya no resultaba útil al

proceso de valorización del capital.

Entendiendo a la AUH como una intervención asistencial, en otros documentos

hemos planteado que uno de los rasgos más destacables de la AUH ha sido la

ampliación de las prestaciones, continuando la tendencia masificadora inaugurada con

la crisis de los años 2001 y 2002 (Logiudice, 2016; 2017). Asimismo, la ampliación de

la cobertura ha contribuido a la institucionalización de las áreas de asistencia social y a

la asunción por parte del estado de la necesidad de atender en forma sistemática y

permanente la situación de determinadas poblaciones (Logiudice, 2016). Luego,

también hemos argumentado que la nueva prestación, al carecer de cupos y fechas

límite de inscripción y finalización puso fin a la discrecionalidad de los mecanismos de

ingreso y permanencia en algunos programas (Logiudice, 2016; 2017), lo que en

palabras de Pautassi, Arcidiácono y Straschnoy (2013) se conceptualizó como

universalización de la medida para un target de población específico. Además hemos

planteado que la eliminación de estos mecanismos, mucho más que la intervención de la

ANSES en la gestión de la prestación, fue elemento que permitió afianzar

institucionalmente a la nueva prestación como un derecho para la población perceptora.

En este sentido, hemos concluido que la creación de la AUH dio lugar a un proceso de

aseguración de la asistencia social (Logiudice, 2016; 2017).

Page 16: La política social asistencial argentina y el nuevo

Al mismo tiempo también sostuvimos que, más allá de la masificación de la

asistencia y de la configuración de la misma como derecho, la AUH siguió siendo una

prestación limitada desde el punto de vista de la transferencia otorgada y, por ende,

siguió siendo concebida como mecanismo de compensación social y de estabilización

de ingresos de la población más pobre (Logiudice, 2016; 2017). Es por este motivo que

su impacto social más significativo se produjo rentre las personas indigentes, cuyo

número se redujo de manera mucho más drástica que aquel de la población pobre

(Logiudice, 2016; 2017). La limitación del monto transferido –al igual que la

multiplicación de incompatibilidades- tendió a mantener constantes las compulsiones

destinadas a favorecer la concurrencia de los trabajadores al mercado de trabajo, que

siguió desenvolviéndose en condiciones de alta precariedad (Logiudice, 2016; 2017). En

otras palabras, la fijación de topes tuvo por objeto evitar que la asistencia desalentase la

concurrencia de los sujetos al mercado de trabajo. Por este motivo, consideramos que la

asistencia, al tiempo que se volvió más asegurada, siguió funcionando como mecanismo

de activación de la fuerza de trabajo (Logiudice, 2016; 2017).

Adicionalmente, la lectura agregada de los diferentes programas sociales nos

permitió poner de manifiesto la complementariedad establecida entre la AUH y los

planes de empleo subsidiado, que cobraron nuevo impulso a partir de 2009 con la

creación del PRIST-AT (Logiudice, 2017). El mismo no solo proveía un ingreso sino

que también afianzaba la adhesión al partido de gobierno y fortalecía la estructura y la

organización política del mismo, actuando allí donde las transferencias monetarias

bancarizadas (como la AUH) no podían llegar. Esta renovada vigencia expresaba, a

nuestro juicio, una continuidad de las líneas de intervención neoliberal vigentes desde

los años noventa y, por ende, constituía una limitante a cualquier proceso de

contrarreforma de la política social (Logiudice, 2017).

En suma, según nuestro punto de vista, a partir de la creación de la AUH y el

PRIST-AT se produjo, antes bien, la configuración de un modelo asistencial híbrido,

que combina aseguración de la asistencia con activación de la fuerza de trabajo

(Logiudice, 2016; 2017). Las transformaciones acaecidas con posterioridad a la

creación de la AUH y el PRIST-AT y hasta 2015 muestran la continuidad de la

tendencia a ampliar la cobertura social de las prestaciones. Tal es el caso de la AUE

como el Plan Progresar. Sin embargo, en este último caso la búsqueda de masificación

chocó con las propias incompatibilidades establecidas para los programas, las que

buscaban limitar los montos transferidos a las familias en concepto de transferencias

Page 17: La política social asistencial argentina y el nuevo

asistenciales. Por otra parte, tanto el Plan Progresar como la AUE y aún la moratoria

previsional evidencian la voluntad de que dicha ampliación se diera de forma no

discrecional, es decir, bajo la forma de universalización para los segmentos de

población seleccionados, continuando la tendencia inaugurada por la AUH. Sin

embargo, los montos de las transferencias siguieron siendo limitados. De este modo, la

política social asistencial siguió buscando priorizar a la población pobre en condiciones

más extremas y, pese a su masificación, continuó teniendo efectos relativamente

restringidos en términos de redistribución del excedente social (Logiudice, 2016: 2017).

Los cambios introducidos por el macrismo.

En 2015 Mauricio Macri, candidato de la coalición política “Cambiemos”, se

impuso en las elecciones presidenciales al candidato oficialista, de extracción peronista.

La llegada al gobierno de esta fuerza política enrolada en la centro derecha se tradujo en

medidas que rápidamente tendieron a beneficiar a los sectores económicos más

concentrados, en detrimento de la situación de las capas populares. Entre ellas, se

contaron la realización de una devaluación monetaria y la eliminación de los subsidios

a las tarifas de los servicios públicos que hasta ese momento efectuaba el estado

nacional, lo que se tradujo en un proceso inflacionario que deterioró prontamente el

salario real de los trabajadores. Luego, la apertura de las importaciones y la caída del

consumo que alentó el nuevo plan económico produjeron una incipiente destrucción de

puestos de trabajo17.

La nueva gestión presidencial asumida a finales de 2015 introdujo dos

modificaciones importantes en materia de política social. En primer término, en abril de

2016 el nuevo gobierno decidió dar lugar a una demanda de analistas de políticas

sociales y dirigentes políticos, ampliando la cobertura de las asignaciones familiares

para incorporar a los niños y niñas hijos de los trabajadores por cuenta propia de escasos

recursos que no eran perceptores del Monotributo Social. El incremento de la cobertura

se produjo mediante la ampliación del sistema de asignaciones familiares

tradicionales18. Como resultado de este cambio se generó una segmentación de la

17 Según el Instituto de Estadística y Censos, la tasa de desocupación pasó del 5,9 por ciento en el

Segundo trimester de 2015 al 9,2 por ciento en el primer trimestre de 2017. 18 Según información de la ANSES, las asignaciones por Hijo (incluyendo trabajadores activos, pasivos y

beneficiarios del seguro de desempleo) aumentaron en 178.137 y las asignaciones por hijo discapacitado

en 15.122.

Page 18: La política social asistencial argentina y el nuevo

cobertura social destinada a los trabajadores monotributistas (parte de los cuales se

encuentra amparado por la AUH y otra por las Asignaciones Familiares de carácter

contributivo) y, en términos más generales, profundizó la fragmentación ya existente del

sistema de protección social.

Asimismo, la nueva normativa ordenó revisar el régimen de incompatibilidades

establecido para la AUH, de forma tal de permitir la participación de los titulares en los

diferentes programas de empleo19. De esta forma, el nuevo gobierno no solo no

desmontó la nueva prestación sino que la sostuvo, ampliando parcialmente sus alcances.

En el caso del PRIST-AT, el Plan fue reformulado “ateniendo a las personas

físicas que participan del mismo”. Esta decisión se argumentó que “la participación de

Cooperativas en el Programa no ha logrado la consolidación de las mismas y su

inserción en el mercado, con la correspondiente inclusión de las personas físicas que la

integran”20. El Plan pasó a así a estar orientado a subsidios para la realización de

actividades de capacitación, desarrolladas mediantes cursos teóricos y tareas

comunitarias realizadas en entes ejecutores. De hecho, desde el punto de vista

presupuestario, el PRIST-AT dejó de existir y, en cambio, se previó el Programa de

Apoyo al Empleo, que no existía previamente, con presupuesto similar al que el PRIST-

AT tenía en años anteriores (11,9 por ciento).

Además del subsidio personal para capacitación, la nueva reglamentación del

Programa fijó una serie de incentivos complementarios: por presentismo (para la

concurrencia a actividades de capacitación), por participación en proyectos de

mejoramiento y construcción, por capacitación y formaciones especiales e incentivo por

coordinación de tareas de fortalecimiento. Si bien algunos de los incentivos (como

presentismo) ya existían, la multiplicación de los mismos expresa una reorientación más

“eficientista” de la gestión del programa. En este sentido, vale recordar que el discurso

del nuevo gobierno señala que el mismo “busca poner a la persona en el centro del

programa” y “agregar criterios de éxito” al mismo21 (Ministerio de Desarrollo Social,

2017ª).

Por otra parte, los requisitos de ingreso establecidos por la nueva normativa

siguieron siendo similares aunque se agregó una exigencia que fue generalizada en todo

19 Art. 11° del Dto. 593/2016. Con anterioridad, los únicos beneficiarios de programas de empleo que

podían percibir la Asignación Universal por Hijo eran aquellos incluidos en el PRIST-AT. 20 Resolución N° 592, del 26 de mayo de 2016. 21 El material institucional refiere el giro hacia las actividades de capacitación. Se agrega que se busca

“trabajar la recuperación de la autovaloración personal y las capacidades subjetivas de las/los titulares.

(Ministerio de Desarrollo Social, 2017ª)

Page 19: La política social asistencial argentina y el nuevo

el ámbito del Ministerio: aquella de no ser propietario de más de un inmueble y un

automotor de al menos 10 años de antigüedad. Asimismo, a diferencia de lo que ocurría

previamente, los bienes comprados en el marco de los proyectos deben ser devueltos al

Ministerio por los Entes Ejecutores. En conjunto, las nuevas disposiciones ponen en

cuestión el financiamiento directo a la cooperativa que caracterizaba la versión anterior

del Programa. En términos generales, en los planes de empleo se observa un abandono

de la dinámica cooperativa que, aunque se limitaba al plano formal, suponía ciertos

procesos de organización colectiva. A la vez, se observa el establecimiento de criterios

más restrictivos para el acceso al Programa.

La reforma del Programa también incluyó cambios en el componente “Ellas

hacen”, al que se buscó dar un “nuevo abordaje”. En este orden se se definieron dos

líneas de acción. La primera es la formación integral. Ella incluye el dictado de un curso

–obligatorio y a cargo de las universidades nacionales- denominado “Herramientas para

el Mundo del Trabajo”, que aborda temas de salud, género, derechos humanos,

economía social y habilidades socioemocionales. También hay capacitaciones en

oficios, diplomaturas y estudios superiores. El segundo eje de acción son las prácticas

socio-comunitarias. De esta forma, a partir de la nueva versión del Componente, las

mujeres aparecen reorientadas hacia la realización de actividades comunitarias en lugar

de las acciones productivas o de obra en las que se habían insertado previamente.

Sin embargo, la novedad más importante del período fue la suspensión de las

moratorias previsionales y, en su lugar, la creación de la Pensión Universal para Adultos

Mayores. Su establecimiento se dio en el marco de la aprobación de una ley de

“Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados”22, por la que se buscaba poner fin

a los litigios judiciales, cancelando las deudas que la ANSES tenía con la población de

trabajadores pasivos que reclamaban judicialmente la recomposición de sus haberes.

La Pensión Universal creada por medio de esta Ley asume carácter vitalicio y no

contributivo y está destinada a los adultos mayores de 65 años o más. Para poder

percibir esta prestación las personas debían ser argentinos, naturalizados con 10 años de

residencia o extranjeros con 20 años de residencia en el país. Los postulantes pueden

percibir otro beneficio previsional de carácter contributivo o no contributivo,. En este

caso, el presupuesto de la Pensión Universal alcanza al 4,29 por ciento del total de los

recursos de la ANSES.

22 Ley 27.260.

Page 20: La política social asistencial argentina y el nuevo

El primer año de gestión del nuevo gobierno estuvo también marcado por la

demanda de las organizaciones sociales en torno de la aprobación de una Ley de

Emergencia Social. La misma fue liderada por la Confederación de Trabajadores de la

Economía Popular (CTEP), e impulsada por organizaciones tales como el Barrios de

Pié, Libres del Sur y el Frente Darío Santillán y dirigentes sociales ligados a la Iglesia.

El proyecto de ley original proponía la declaración de la emergencia alimentaria y

social, en respuesta al ascenso del desempleo y la pobreza23. Para atender estas

problemáticas se demandaba la creación de un millón de puestos de trabajo en el marco

del PRIST-At. También reclamaba la implementación de un salario social

complementario, además un incremento mensual del 15 por ciento de las asignaciones.

El proyecto de ley generó resistencia en amplios ámbitos del gobierno. Pese a

ello y al rechazo inicial de parte de la propia oposición política, en especial aquellos

sectores ligados al empresariado (Ámbito, 2016), la ley se sancionó a fines del año 2016

y se reglamentó en febrero de 2017, 24 después de conocerse los datos relativos al

incremento de la pobreza. La ley creó el Consejo de la Economía Popular y el Salario

social, integrado por representantes de los Ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y

Hacienda y representantes de las organizaciones sociales, y a cargo de distribución de

los fondos públicos destinados a los trabajadores de la economía social. También se

creó el Registro de Trabajadores de la Economía Popular en el que se deben inscribir

quienes gozan de planes asistenciales, con el objeto de reemplazar progresivamente

éstos por Salario Social Complementario (de aproximadamente $ 4000). A su vez, estos

cambios acarrearon la puesta en marcha del Programa de Transición al Salario Social

Complementario en el ámbito del Ministerio de Trabajo, destinado a promover el

reordenamiento de los programas sociales y el traspaso de los trabajadores a los nuevos

planes de empleo. Finalmente, la norma fijó la posibilidad de que las empresas accedan

a beneficios propios del Programa de Inserción Laboral en virtud de la contratación de

los trabajadores incluidos en el Programa.

Finalmente, otro proceso reciente que merece atención es el desmantelamiento

del Plan Progresar. Ya en 2016 el presupuesto asignado al Programa había caído tanto

en términos absolutos como relativos, pasando del 1,30 al 0,05 por ciento. Esta decisión

política resulta llamativa ya que la misma fuerza política impulsó, a poco de asumir en

23 El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina estimó que entre fines de

2015 y el primer trimestre de 2017, la pobreza había pasado del 29 por ciento al 32,9. (Ámbito, 2017b). 24 Ley 27.345 y Dto. 159/17.

Page 21: La política social asistencial argentina y el nuevo

el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un programa similar denominado Estudiar es

Trabajar. Por otro, se produjo el achicamiento del programa de pensiones por

discapacidad. En este caso, el gobierno buscó aplicar una norma del año 1997 que

impedía acceder a las mismas quienes tuvieran bienes o gozaren de otros beneficios

previsionales o de carácter no contributivo. Esta situación dio lugar la baja y suspensión

de un número creciente de beneficios, dado el carácter fuertemente restrictivo de la

normativa aplicada25. La decisión del gobierno, directamente ligada a la voluntad de

reducir el gasto público (Página 12, 2017ª)26, generó un rechazo por parte de las

personas afectadas, permitiendo la formación de un arco de solidaridades más amplias,

lo que obligó al gobierno a anunciar la marcha atrás con la medida, aunque la restitución

del beneficio aún no se concretó.

Conclusiones preliminares.

En cuanto a los cambios promovidos por la nueva gestión, vale destacar que el

gobierno, lejos de desmantelar la AUH, continuó su implementación, a la vez que

amplió relativamente los alcances de las asignaciones familiares tradicionales. En este

sentido se observa una voluntad política de sostener una asistencia social masificada27.

Sin embargo, al mismo tiempo se pone de manifiesto una reducción significativa del

alcance de otros programas sociales de transferencia, fundamentalmente, las pensiones

por discapacidad, que habían alcanzado una extensión considerable bajo el gobierno

anterior. En los hechos, aquello que se buscó con la reducción de las pensiones no

contributivas por discapacidad fue reorientar esa política hacia la población en

condiciones de pobreza más aguda. Asimismo, el gobierno dio continuidad a la

participación de la ANSES en la gestión de la política social. Ello así no solo porque

mantuvo la AUH y la AUE sino porque la gestión de la Pensión Universal también fue

asignada a la ANSES, de modo tal que se mantuvieron los niveles de

institucionalización alcanzados previamente.

El caso de la Pensión Universal resulta paradójico. Por un lado, la nueva

prestación se volvió más restrictiva que la anterior, puesto que eleva la edad jubilatoria.

25 Dto. N° 432/97. 26 La aplicación de la medida habría afectado a 70 mil familias y hasta 175 mil beneficiarios, según las

diversas estimaciones (Página 12, 2017b). 27 Ello así, aunque en los dos últimos meses haya descendido la cantidad de perceptores de la AUH. En

este sentido vale recorder que la cantidad actual de perceptores es superior a aquella de diciembre de

2015.

Page 22: La política social asistencial argentina y el nuevo

Por otro lado, pone de manifiesto la utilidad política que sigue teniendo el discurso de la

universalidad en materia de política social. En los hechos, aunque la Pensión Universal

suponga un retroceso en términos de beneficios a los que accede la población de adultos

mayores, en cierto sentido también supone la universalización de la prestación para un

target de población específico y, más aún, la fijación de un nuevo derecho que, como

tal, no cuenta con cupos de otorgamiento ni está sujeto a la realización de operativos

específicos de inscripción.

De esta forma pude concluirse que aun cuando es indudable que el nuevo

gobierno inscribe su política social en el marco del proyecto neoliberal, dicho proyecto

no es en sí mismo ajeno a la masificación de parte de la asistencia, ni la intervención de

instituciones gestoras de la seguridad social ni tampoco es completamente reacio a la

configuración institucional de las prestaciones en términos de derecho, al menos en

términos formales. Lo que distingue pues al proyecto neoliberal es la continuidad de la

estrategia de activación de la fuerza de trabajo que, en este caso, no solo se mantiene

sino que se perpetúa por la vía de un descenso cada vez mayor de los montos

transferidos, el reforzamiento de ciertos mecanismos de acceso a ciertos programas

(incluyendo la elevación de la edad para acceder a la pensión) y la eliminación de

planes y mecanismos de protección, en los casos más extremos.

Un capítulo aparte merece la relación establecida por el nuevo gobierno con las

organizaciones sociales de trabajadores desocupados. Si bien el gobierno se vio

obligado a establecer algún tipo de relación con las mismas, dada su persistente

capacidad de organización y movilización, se evidencia una vocación por tomar sus

iniciativas para luego reformularlas en los cánones tradicionales de la política

asistencial neoliberal, que retorna así a formato original de programas de empleo

subsidiado y busca mantener a raya a las formas de organización cooperativa. De esta

forma se observa la voluntad no ya de cooptar a las organizaciones sino de

disciplinarlas, aunque sin hacerlas desaparecer. Esta vuelta de los planes de empleo a su

formato original se pone de manifiesto también en el crecimiento del rol del Ministerio

de Trabajo, cuyas funciones se acrecientan en virtud de la creación del Programa de

Transición al Salario social Complementario.

Como contracara, también se observa una vuelta del Ministerio de Desarrollo

Social a su rol tradicional, ya que parte de los perceptores de los programas de empleo

pasan al Ministerio de Trabajo, excepto las mujeres. Asimismo, los programas que las

tienen por “beneficiarias” se orientan cada vez más a tareas que las vinculan con

Page 23: La política social asistencial argentina y el nuevo

actividades cercanas a sus roles domésticos, como las acciones sociales y comunitarias,

en detrimento de las prácticas de índole productiva o de construcción.

En suma, se observa la convivencia de tendencias aparentemente contrapuestas:

a la masificación y a la universalización de prestaciones a determinados subuniversos

poblacionales, por un lado, y al reforzamiento de la selectividad y la exclusión en el

caso de poblaciones consideradas, a forma apriorística, como “minoritarias”.

Adicionalmente, los avances normativos que registraron las prestaciones en los últimos

años no siempre fueron suficientes para contener el deterioro de las condiciones de vida.

Así, en virtud de la aplicación de la ley de movilidad, la AUH fue experimentando

aumentos que oscilaron entre el 14 y el 15 por ciento a lo largo del 2016, pero en 2017

descendió a valores cercanos al 12 por ciento lo cual, dada la persistencia de la

inflación, se tradujo en una pérdida del poder adquisitivo de los subsidios. Se obtiene así

una reducción todavía mayor de los mínimos biológicos transferidos que refuerza la

compulsión al mercado de los trabajadores varones al tiempo que busca recluir a las

mujeres a su rol doméstico.

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