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La señorita Julia La señorita Julia, como la llamaban sus compañeros de oficina, llevaba más de un mes sin dormir, lo cual empezaba a dejarle huellas. Las mejillas habían perdido aquel tono rosado que Julia conservaba, a pesar de los años, como resultado de una vida sana, metódica y tranquila. enía !randes y profundas ojeras y la ropa se le notaba floja. " sus compañeros habían observado, con bastante alarma, que la memoria de la señorita Julia no era como antes. #u trabajo había sido hasta entonces eficiente y di!no de todo elo!io. $n la oficina empezaron a hacer conjeturas. Les resultaba ine%plicable aquel cambio. La señorita Julia era una de esas muchachas de conducta intachable y todos lo sabían. &esde que sus hermanas menores se habían casado. Julia vivía sola en la casa que los padres les habían dejado al morir. $lla la tenía arre!lada con buen !usto y escrupu losame nte limpia, por lo que resultaba un sitio a!radabl e, no obstan te ser una casa vieja. $lla misma se preparaba los alimentos y limpiaba la casa con verdadero a!rado. #iempre se la veía pulcra' vestida con sencillez y propiedad. &esde hacía al!(n tiempo estaba comprometida con el señor &e Luna, contador de la empresa, quien la acompañaba todas las tardes desde la oficina hasta su casa. )l!unas veces se quedaba a tomar un caf* y a oír m(sica, mientras la señorita Julia tejía al!(n su*ter para sus sobrinos. +uando había un buen concierto asistían juntos' todos los domin!os iban a misa y, a la salida, a tomar helados o pasear por el bosque. &espu*s Julia comía con sus hermanas y sobrinos' por la tarde ju!aban canast a uru!uaya y tomaban el t*.  )l oscurecer Julia vol vía a su casa muy sa tisfecha. evisaba su ropa y s e prendía los rizos. -na noche la había despertado un ruido e%traño como de pequeñas patadas y carreras li!eras. $ncendió la luz y buscó por toda la casa, sin encontrar nada. rató de volver a dormirs e y no pudo conse!uirlo. ) la noche si!uiente sucedi ó lo mismo, y así, día tras día. +omo la duela de los pisos era bastante vieja, Julia pensó que a lo mejor estaba llena de ratas, y eran *stas las que la despertaban noche a noche. +ontrató entonces a un hombre para que tapara todos los orifi cios de la casa, no sin antes introducir en los a!ujeros un raticida. $sa noche se acostó satisfecha pensando que había ya puesto fin a aquella tortura. $staba durmiendo plácidamente cuando el tan conocido ruido la despert ó. +omo a las once de la mañana Julia no podía de sueño' sentí a que los ojos se le cerraban y el cuerpo se le aflojaba pesadamente. ue al baño a echarse a!ua en la cara. $ntonces oyó que dos de las muchachas hablaban en el pasillo, junto a la escalera. Julia sintió que toda la san!re se le subía a la cabeza. Le comenzaron a temblar las manos y las piernas se le aflojaron. Le resultaba difícil entender aquella infamia. La señorita Julia compró trampas para ratas, queso y veneno. " no permitió que +arlos de Luna la acompañara, porque le apenaba sobremanera que lle!ara a saber que su casa se encontraba llena de ratas. oda la noche escuchó ruidos, carreras, saltos, resbalones... /)quellas ratas se div ert ían de lo lin do, pero sería su (lt ima fie sta0 .+uando el ruido terminó, ya en la madru!ada, Julia se levantó llena de ansiedad a ver cuántas ratas habían caído en las ratoneras. 1o encontró una sola.

La Señorita Julia

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Es un cuento escrito por Amparo Davila

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7/17/2019 La Señorita Julia

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La señorita Julia

La señorita Julia, como la llamaban sus compañeros de oficina, llevaba más de un messin dormir, lo cual empezaba a dejarle huellas. Las mejillas habían perdido aquel tonorosado que Julia conservaba, a pesar de los años, como resultado de una vida sana,

metódica y tranquila. enía !randes y profundas ojeras y la ropa se le notaba floja. "sus compañeros habían observado, con bastante alarma, que la memoria de la señoritaJulia no era como antes. #u trabajo había sido hasta entonces eficiente y di!no de todoelo!io. $n la oficina empezaron a hacer conjeturas. Les resultaba ine%plicable aquelcambio. La señorita Julia era una de esas muchachas de conducta intachable y todoslo sabían. &esde que sus hermanas menores se habían casado. Julia vivía sola en lacasa que los padres les habían dejado al morir. $lla la tenía arre!lada con buen !usto yescrupulosamente limpia, por lo que resultaba un sitio a!radable, no obstante ser unacasa vieja. $lla misma se preparaba los alimentos y limpiaba la casa con verdaderoa!rado. #iempre se la veía pulcra' vestida con sencillez y propiedad. &esde hacíaal!(n tiempo estaba comprometida con el señor &e Luna, contador de la empresa,

quien la acompañaba todas las tardes desde la oficina hasta su casa. )l!unas veces sequedaba a tomar un caf* y a oír m(sica, mientras la señorita Julia tejía al!(n su*ter para sus sobrinos. +uando había un buen concierto asistían juntos' todos los domin!osiban a misa y, a la salida, a tomar helados o pasear por el bosque. &espu*s Julia comíacon sus hermanas y sobrinos' por la tarde ju!aban canasta uru!uaya y tomaban el t*.

 )l oscurecer Julia volvía a su casa muy satisfecha. evisaba su ropa y se prendía losrizos.

-na noche la había despertado un ruido e%traño como de pequeñas patadas y carrerasli!eras. $ncendió la luz y buscó por toda la casa, sin encontrar nada. rató de volver adormirse y no pudo conse!uirlo. ) la noche si!uiente sucedió lo mismo, y así, día tras

día. +omo la duela de los pisos era bastante vieja, Julia pensó que a lo mejor estaballena de ratas, y eran *stas las que la despertaban noche a noche. +ontrató entonces aun hombre para que tapara todos los orificios de la casa, no sin antes introducir en losa!ujeros un raticida. $sa noche se acostó satisfecha pensando que había ya puesto fina aquella tortura. $staba durmiendo plácidamente cuando el tan conocido ruido ladespertó. +omo a las once de la mañana Julia no podía de sueño' sentía que los ojosse le cerraban y el cuerpo se le aflojaba pesadamente. ue al baño a echarse a!ua enla cara. $ntonces oyó que dos de las muchachas hablaban en el pasillo, junto a laescalera.

Julia sintió que toda la san!re se le subía a la cabeza. Le comenzaron a temblar lasmanos y las piernas se le aflojaron. Le resultaba difícil entender aquella infamia.

La señorita Julia compró trampas para ratas, queso y veneno. " no permitió que +arlosde Luna la acompañara, porque le apenaba sobremanera que lle!ara a saber que sucasa se encontraba llena de ratas. oda la noche escuchó ruidos, carreras, saltos,resbalones... /)quellas ratas se divertían de lo lindo, pero sería su (ltima fiesta0.+uando el ruido terminó, ya en la madru!ada, Julia se levantó llena de ansiedad a ver cuántas ratas habían caído en las ratoneras. 1o encontró una sola.

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 )sí las cosas, Julia ya no tenía tiempo ni paz para sentarse a escuchar m(sica con elseñor &e Luna. #e veían poco, si acaso una vez por semana y los domin!os que iban amisa.

2ero +arlos de Luna era un hombre en e%tremo piadoso, hijo y hermano ejemplar,contador honorable y muy competente. 2ertenecía con !ran or!ullo a la 9rden de+aballeros de +olón de cuya mesa directiva formaba parte. "a hacía al!unos años quedebería haberse casado, pero *l, responsable en e%tremo, había querido esperar atener la consistencia moral necesaria, así como cierta tranquilidad económica que lepermitiera sostener un ho!ar con todo lo necesario y se!uir ayudando a sus ancianospadres. :abía conocido a Julia desde tiempo atrás, despu*s tuvo la suerte de trabajar en la misma oficina, lo cual facilitó la iniciación de aquella amistad que poco a poco sefue transformando en hondo afecto. ) (ltimas fechas, el señor &e Luna se hallaba muypreocupado y confuso. Julia había cambiado notablemente, y *l sospechaba que al!omuy !rave debía de ocurrirle. &espu*s lle!aron hasta *l frases maliciosas y malintencionadas que tuvieron la virtud, primero de producirle honda indi!nación y,despu*s, de prender la duda y la desconfianza en su corazón. $n este estado fue aconsultar su caso con el everendo 2adre +uevas, que desde hacía muchos años erasu confesor y !uía espiritual y quien resolvía los pocos problemas que el buen hombretenía. $l everendo 2adre le aconsejó que esperara un tiempo prudente para ver siJulia volvía a ser la de antes o, de lo contrario, se alejara de ella definitivamente, yaque a lo mejor *sa era una prueba palpable que daba &ios de que esa unión noconvenía y estaba encaminada al fracaso y al desencanto, y podía ser, tal vez, un!rave peli!ro para la salvación de su alma.

Julia lo invitó a pasar. ;ientras hacía el caf* e%perimentaba un !ran bienestar. La sola

presencia del señor &e Luna le producía confianza y tranquilidad. #e reprochóentonces haberlo visto tan poco durante ese (ltimo tiempo. #e reprochó tambi*n nohaber tenido el valor de confiarle su tra!edia. <l la hubiera confortado y juntos habríanencontrado al!una solución. &ecidió entonces hablar con +arlos.

Julia se levantó a poner unos discos, profundamente contrariada consi!o misma. 1o sehabía atrevido, no se atrevería nunca. Las palabras se habían ne!ado a salir. al vezaquella actitud demasiado seca de +arlos la había contenido. $ntonces +arlos de Lunacomenzó a hablar, más bien a balbucear=

3Julia, yo quisiera proponerle... más bien... yo he pensado... querida Julia... yo creo

que lo mejor... es decir, tomando en cuenta... Julia, por nuestro bien y salud espiritual...lo más conveniente es dar por terminado... bueno, quiero decir no llevar adelantenuestro proyecto de matrimonio.

Julia estaba a(n más pálida que *l. $l tejido había caído de sus manos y la boca se lesecó completamente. $l dolor y el desencanto la habían traspasado de tal manera quetemía no poder decir ni una sola palabra. :aciendo un verdadero esfuerzo le ase!uróque estaba de acuerdo con *l, y que esa decisión, sin duda, era lo mejor para ambos.

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enía la convicción de que aquellos animales la perse!uirían hasta el (ltimo día de suvida, y toda lucha contra ellos resultaría in(til. 1o fue más los domin!os a comer consus hermanas por no poder soportar el ruido que hacían los niños y menos a(n ju!ar alas cartas. ejía constantemente con manos temblorosas' de cuando en cuando seenju!aba una lá!rima. " sólo interrumpía su labor para asear un poco la casa y

prepararse al!o de comida. #u hermana ;ela iba todas las noches a acompañarla.emían que al!o le pasara, si la dejaban sola' tal era su estado. ) veces la despertabanlos pasos de Julia que iba y venía por toda la casa buscando las ratas, 7aquellas ratasinfernales que no la dejaban dormir8

$scuchó como una estampida, una huida rápida, distin!uió unas sombras alar!adas yalcanzó a ver unos ojillos muy redondos, muy rojos y brillantes. $ncendió la luz y saltóde la cama' ahora sí las encuentro... &espu*s de al!(n rato de in(til b(squeda volvió ala cama tiritando de frío. Lloró sordamente.

 )brió el clóset para buscar al!o que ponerse y... /allí estaban0... Julia se precipitó sobreellas y las aprisionó furiosamente. /2or fin las había descubierto0... /las malditas, lasmalditas, eran ellas0... con sus ojillos rojos y brillantes... eran ellas las que no la dejabandormir y la estaban matando poco a poco... pero las había descubierto y ahora estabana su merced... no volverían a correr por las noches ni a hacer ruido... estaba salvada...volvería a dormir... volvería a ser feliz... allí las tenía fuertemente co!idas... se lasenseñaría a todo el mundo... a los de la oficina... a +arlos de Luna... a sus hermanas...todos se arrepentirían de haber pensado mal... se disculparían... olvidaría todo.../malditas, malditas0... /qu* daño tan !rande le habían hecho0... pero allí estaban... ensus manos... reía a carcajadas... las apretaba más... caminaba de un lado a otro delcuarto... estaba tan feliz de haberlas descubierto... ya había perdido toda esperanza...reía estrepitosamente.

+uando ;ela lle!ó, restre!ándose los ojos y bostezando, encontró a Julia apretandofuriosamente su hermosa estola de martas cebellinas.

Tipos de violencia

>iolencia laboral. >iolencia psicoló!ica. >iolencia se%ual. >iolencia en la comunidad. >iolencia verbal.