Upload
marina-bonini
View
177
Download
4
Embed Size (px)
Citation preview
Las Inversiones Británicas en Argentina. El caso
de los ferrocarriles (1860-1875)
Alumna: Prof. Marina Bonini
Nro. Legajo: 4717
DNI: 25838608
Carrera: Lic. En Historia Complementación Docente
Materia: Seminario Historia Económica y Social I
Profesor: Luis La Scaleia
Untref Virtual
MARZO 2013
1
Índice
Las inversiones británicas en Argentina. El caso de los ferrocarriles (1860-1875). Introducción............................................................................................4
Las inversiones británicas en la Argentina. Estado de la Cuestión..................5
La acumulación de capitales en los países centrales.........................................7
Las inversiones extranjeras y la división internacional del trabajo..................8
La inversión en ferrocarriles: 1862-1875..........................................................9
Conclusión........................................................................................................13
Bibliografía......................................................................................................14
LAS INVERSIONES BRITÁNICAS EN ARGENTINA. EL CASO DE LOS
FERROCARRILES (1860-1875). INTRODUCCION.
En el presente trabajo se pretende realizar una síntesis sobre los estudios existentes
acerca del primer ciclo de inversión de los capitales británicos en la Argentina desde 1860
hasta 1875, en lo que refiere a las inversiones realizadas en ferrocarriles. Para lo cual se
seguirá la línea de trabajo de Andrés Regalsky en Las inversiones extranjeras en la
Argentina (1860-1914)1 que establece la existencia de tres ciclos de afluencia de capitales a
nuestro país. El primero, comienza en 1862, con la presidencia de Mitre y la consecuente
organización del Estado Nacional, y culmina con el apogeo de los empréstitos nacionales y
provinciales. El segundo se inicia en 1881 con cierta estabilidad política como
consecuencia de la federalización de Buenos Aires, y abarca hasta la crisis financiera de
1890. El último ciclo, 1903-1913, llega hasta los albores de la Primera Guerra Mundial.
1 Regalsky, Andrés. Las inversiones extranjeras en la Argentina (1860-1914). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1986.
LAS INVERSIONES BRITÁNICAS EN LA ARGENTINA. ESTADO DE LA CUESTIÓN
Las relaciones de capital entre la Argentina y Gran Bretaña han sido abordadas por
varios autores, entre los cuales se destaca Raúl Scalabrini Ortiz con su Política británica en
el Rio de La Plata2, con una notoria postura crítica respecto de la cuestión de las
inversiones extranjeras de origen británico, y la relación diplomática entre ambas naciones.
Responsabiliza a esta dependencia, del atraso económico argentino. Scalabrini Ortiz
sostiene que al estallar la crisis de 1929, quedó de manifiesto la situación real de la
Argentina que había sido disimulada por una opulencia ficticia, dibujada por un estado que
no establecía diferencia alguna entre capital extranjero y capital nacional.
Por otra parte, H.S. Ferns, en Gran Bretaña y Argentina. En el siglo XIX3 plantea que
ambos estados resultaron beneficiados de esta relación comercial, que en dicho contexto las
decisiones de los gobiernos argentinos fueron autónomas, con lo que se opone a la idea de
elites colaboracionistas del Foreign Office, de Scalabrini. Enuncia e investiga la existencia
de ciclos de inversiones, realizadas por grupos inversores británicos. Además investiga la
composición de los mismos y las empresas que formaron en la Argentina considerándolas
factor clave para el estudio de las relaciones entre ambos países.
El ensayo de D.C.M Platt, “El imperialismo económico y el hombre de negocios:
Inglaterra y América Latina antes de 19144”, constituye un gran contrapunto a lo expuesto
2 Scalabrini Ortiz, Raúl. Política británica en el Rio de La Plata. Barcelona, Editorial Plus Ultra, 2001. [1ed 1940]3 Ferns, H.S. Gran Bretaña y Argentina. En el siglo XIX. Buenos Aires, Ed. Solar/Hachette, 1979. 1era edición 1960.4 Platt, D.C.M. “El imperialismo económico y el hombre de negocios: Inglaterra y América Latina antes de 1914”, en R. Owen y B. Sutcliffe, Estudios sobre las teorías del imperialismo, México, 1978. VERSION UNTREF
por Scalabrini Ortiz. En el ensayo el autor expone que en América Latina, Gran Bretaña
jamás ejerció un imperialismo formal, es decir sostenido y amparado por el gobierno
británico, sino que los capitales de ese origen en el continente americano debieron
someterse a controles de los gobiernos y la mayoría de las veces estaban en inferioridad de
condiciones respecto de sus competidores locales. A propósito de esto, Lanciotti y Lluch5,
señalan que Platt inaugura la polémica con la literatura sobre el imperialismo y la
dependencia. Estas autoras realizaron un recorrido por la historiografía argentina e
internacional sobre la cuestión de las relaciones diplomáticas y comerciales anglo-
argentinas.
Por su parte, Andrés Regalsky en Las inversiones extranjeras en la Argentina (1860-
1914)6 analiza la radicación de capitales británicos (y de otros orígenes) en el país,
centrándose en el estudio de la evolución general de las inversiones extranjeras,
examinando la relación entre las exportaciones de capital que se produjeron en el viejo
continente hacia fines del siglo XIX y los cambios de la economía mundial en el contexto
de la división internacional del trabajo. Luego estudia la relación existente entre la
acumulación de capitales en los grandes mercados financieros del mundo, Inglaterra,
Francia, Alemania y Estados Unidos, con los flujos de inversiones externas que llegaron a
nuestro país. Por último, presenta un resumen del modo en que se dieron los ciclos de
inversiones en la Argentina.
5 Lanciotti, Norma, Lluch, Andrea. “Gran Bretaña y Argentina: Inversiones, empresas y relaciones económicas (1870-1975c.) Balance historiográfico y agenda de investigación” en http://www.udesa.edu.ar/files/UAHumanidades/DT/DT48-LANCIOTTILLUCH.PDF6 Regalsky, Andrés (1986).
LA ACUMULACIÓN DE CAPITALES EN LOS PAÍSES CENTRALES.
John A. Hobson en Imperialism. A study7., plantea la teoría del subconsumo, a través de
la cual sostiene la existencia de un sistema de producción monopólico, donde han sido
desplazados los pequeños y medianos productores y empresarios, lo cual provocó un
desbalance entre producción y consumo, como resultado de una mayor desigualdad en el
reparto de los bienes. En consecuencia, la producción aumentó y también los beneficios de
los monopolistas, quienes al no poder consumir la renta creciente que obtenían ni de
reinvertirla en su país, buscaron donde colocarla. Por lo tanto ese capital ocioso, pasó a ser
manejado por los grandes agentes financieros que terminan volcándolo al exterior.
Partiendo de esta teoría, se puede considerar que este proceso se inicia a finales del siglo
XIX en Inglaterra, Francia y más tardíamente en Alemania y Estados Unidos, cuando se
empezó a buscar el modo de obtener rentas invirtiendo sus fortunas en los países aún no
desarrollados.
En el caso de Inglaterra, que poseía una gran masa de capitales sin colocar, existía un
periodo de breve apogeo en las inversiones de capital durante la década del 20 del siglo
XIX, principalmente en América Latina, que sería desplazada en la década siguiente por los
Estados Unidos como destino preferencial.
En 1862 se sancionó la Ley de Compañías, la cual, según Ferns, estableció la base legal
para la formación de empresas por acciones, las que serían fundamentales para la
acumulación de capitales y la división de riesgos8.
7 Citado por López. Op. Cit. P 603-608.8 Al respecto ver Ferns (1960) p 237.
LAS INVERSIONES EXTRANJERAS Y LA DIVISIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO
A partir de 1860 y con la llegada a la presidencia del General Mitre, culminó una etapa
de más de dos décadas de guerras civiles, que impidieron la consolidación y formación de
un estado organizado. El mismo comenzó a formarse como resultante de lo que Mario Justo
López en Ferrocarriles, deuda y crisis9, considera la concreción del programa de la
Constitución de 1853, con los avances que se concretaron a fin de establecer una verdadera
forma republicana y federal de gobierno. Dichos avances permitieron que la Argentina
iniciase una etapa de acelerado crecimiento económico, como resultante del aumento de la
producción exportable y la unificación de los mercados internos, en conjunción con las
causas externas que facilitaron la llegada masiva de capitales extranjeros, principalmente de
origen británico. Este proceso se mantuvo de manera gradual hasta el comienzo de la
I Guerra Mundial en 1914, cuando empezó a menguar la especulación financiera británica
en Argentina, hasta la llegada de la crisis de 1929, con la consiguiente retirada de capitales.
Dichas inversiones se establecieron en los sectores más estratégicos de la economía
nacional como es el caso de la construcción de ferrocarriles, puertos, el establecimiento de
frigoríficos, el control del sistema financiero, la creación de empresas de servicios urbanos,
etc.
Esta llegada de grandes cantidades de dinero externo, se dio dentro del contexto de la
división internacional del trabajo, la cual establecía que los países industrializados debían
ocuparse de manufacturar las materias primas (carne, trigo, lana) conseguidas a bajos
costos, en los países nuevos, es decir los estados constituidos durante el siglo XIX, como es
el caso de las nacientes repúblicas americanas, con un escaso desarrollo productivo:
9 López, Mario Justo. Ferrocarriles, deuda y crisis. Historia de los ferrocarriles en la Argentina de 1887 a 1896. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 2000.
Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Uruguay y la Argentina.
De modo que este es el periodo por excelencia de auge de las inversiones externas,
mayormente utilizadas como recursos para construir infraestructura de transportes, puesta
al servicio de los territorios donde se producen las materias primas que el mercado externo
necesita. Por lo que el mundo quedó dividido en naciones centrales, en su mayoría
europeas, industrializadas e imperialistas, como lo son Gran Bretaña, Francia y Alemania
en este período, y los países periféricos, productores de materias primas, dependientes de
las economías centrales.
Existe pues una relación directa entre las inversiones extranjeras y el comercio exterior,
ya que ambas crecen y varían a la par.
Es importante destacar que Gran Bretaña, hacia 1850 solamente tenía inversiones en la
Europa Continental, al igual que Francia.
LA INVERSIÓN EN FERROCARRILES: 1862-1875
H. S. Ferns (1960) y Andrés Regalsky (1986) coinciden en señalar que existen tres
ciclos de afluencia de capitales extranjeros hacia la Argentina, comenzando el primero en
1862 con la reunificación de la Confederación y Buenos Aires, tras la batalla de Pavón
(1861), el cual culmina en 1875 con la caída de las importaciones de bienes de consumo
hacia nuestro país, siendo este periodo el que compete a este trabajo.
Fernando Rocchi en “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el periodo
1880-191610”, propone pensar que la consagración de la inviolabilidad de la propiedad
10 Rocchi, Fernando (2000). “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el periodo 1880-1916” en Suriano, Juan (Dir.); Lobato, Mirta Zaida, P 15-69.
privada sancionada en la Constitución, además de la prohibición de todo tipo de
confiscación de bienes, sirven para aumentar la confianza de los inversores extranjeros en
el país, en una situación que podría ser similar a lo que hoy día se entiende como principio
de seguridad jurídica11.
Ante este cambio en la política argentina, comenzaron a llegar los capitales británicos
cuyos primeros destinos fueron los bonos de deuda emitidos por el Estado, y la mejora de
las vías de transporte, tal como es el caso de los puertos y ferrocarriles, que eran necesarias
para el traslado de las exportaciones.
En el caso de las primeras inversiones en ferrocarriles, Rocchi (2000), sostiene que
dichas inversiones estuvieron garantizadas por los bonos de deuda emitidos por el Estado,
que les aseguraba un 7% de rentabilidad sobre el capital invertido, más de lo que prometía
cualquier banco europeo de la época
Por su parte, López (2000) agrega que ese porcentaje anual es “sobre el capital necesario
para construir la línea concedida12”, pero que además “el gobierno se comprometía a
entregar a la compañía las sumas necesarias hasta alcanzar el mencionado porcentaje,
cuando el producto neto, entradas menos gastos, en un año, no alcanzaba a ello.13”
No obstante se debe aclarar, citando a Ferns (1960) que lo que atraía los capitales a la
Argentina era el nombre de los intermediarios en Londres, tales como Baring Brothers o
11 “Condición esencial para la vida y el desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que las integran. Representa la garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio. A su vez, la seguridad limita y determina las facultades y los deberes de los poderes públicos. como es lógico, la seguridad jurídica sólo se logra en los Estados de Derecho, porque, en los de régimen autocrático y totalitario, las personas están siempre sometidas a la arbitrariedad de quienes detentan el poder”. OSSORIO, M. (2000). Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Ed. Eliasta, Ed. 27°, Buenos Aires, p. 90612 López (2000) 6613 Ibídem.
Murietta & Company.
Estas promesas de pago del Estado argentino, unidas a la entrega de grandes extensiones
de tierras a los inversores, fueron una de las principales fuentes de atracción de los
capitales hacia la construcción de ferrocarriles, elemento que la clase gobernante
consideraba civilizador y sumamente necesario para ampliar el negocio del comercio
exterior.
Además López (2000) hace hincapié en la diferencia de criterios existentes entre la
provincia de Buenos Aires y la Nación acerca de la cuestión del subsidio a los privados
para el tendido de vías férreas. Por su parte, Teresita Gómez14 (2011) agrega que la mayor
parte de las líneas férreas nacionales posteriores a 1862 estaban concesionadas por
empresas de capital extranjero, en cambio aquellas que fueron encaradas por el gobierno,
eran de alcance más reducido y construidas en áreas periféricas. Rocchi (2000), menciona
que las vías de las redes construidas por el estado, en zonas donde al capital extranjero no le
interesaba invertir, eran de trocha angosta, la cual resultaba más barata pero demoraba los
viajes.
Respecto a la cuestión de los subsidios, de la lectura de los autores anteriormente
mencionados, se desprende que la provincia de Buenos Aires fue bastante reacia a
otorgarlos, excepto en el Ferrocarril del Sud, para el cual ofrecieron una suma de dinero
para la construcción de la vía a Dolores.
En cambio, respecto de los ferrocarriles nacionales, señalan que en el ferrocarril Rosario
a Córdoba, el primer intento de concesión ferroviaria, la Nación otorgó un subsidio en
tierras, aunque finalmente terminó otorgando garantías de beneficio mínimo, además de
14 Gómez, Teresita. “El incierto lugar de los ferrocarriles en las políticas públicas (1850-1950) en Solveira, Beatriz R. 15-44.
exenciones impositivas, terrenos para las vías y compras de acciones.
Por otro lado, Elena Salerno, en “Los ferrocarriles del estado, conectividad y política en
la argentina”15 sostiene que los ferrocarriles fueron construidos con el concurso de capitales
públicos y privados, y que los objetivos del gobierno en esta primera época fueron fomentar
las economías regionales, y controlar políticamente a las provincias más alejadas de Buenos
Aires para asegurar el control del Estado nacional sobre las mismas. Ambos objetivos se
lograron mediante el uso del telégrafo y para el transporte de tropas ante los eventuales
levantamientos armados, frecuentes hasta esa época.
15 Salerno, Elena. Los ferrocarriles del estado, conectividad y política en la argentina. II Congreso de Historia Ferroviaria, Mesa General, Aranjuez, 7 al 9 de febrero de 2001 en http://www.docutren.com/archivos/aranjuez/pdf/44.pdf
CONCLUSIÓN
Oscar Oszlak en La formación del Estado Argentino16, plantea que el precio de la
civilización existe porque hay alguien que tiene que pagarlo, y que en el caso de la
construcción del Estado Argentino ese sujeto social fue el mismo Estado, quien debió pagar
un precio por la concreción del programa de orden y progreso que había soñado la
generación del ´37 en el exilio, y que de la mano de Mitre y su construcción política se
volvieron realidad.
Por otra parte se puede decir que los capitales británicos que llegaron a la Argentina,
constituyeron la base para el desarrollo civilizatorio, construyendo vías que permitían el
traslado de la producción agrícola-ganadera y de mano de obra desde el puerto a las
provincias alejadas.
Además de que estos capitales se radicaron en la Argentina porque su gobierno les otorgaba
los mejores beneficios a futuro, y porque les garantizaba una rentabilidad fija,
conjuntamente con la cesión de tierras.
Dicho desarrollo civilizatorio era necesario para una Nación incipiente, que recién
ingresaba en el mercado internacional gracias a las ventajas que le daba la tierra
privilegiada sobre la que se asentaba.
16 Oszlak, Oscar. La formación del estado argentino. Buenos Aires, Planeta, 1999.
BIBLIOGRAFÍA
FERNS, H.S. Gran Bretaña y Argentina. En el siglo XIX. Buenos Aires, Ed. Solar/Hachette, 1979. 1era edición 1960.
GÓMEZ, Teresita. “El incierto lugar de los ferrocarriles en las políticas públicas (1850-1950) en Solveira, Beatriz R. 15-44.
LANCIOTTI, Norma, Lluch, Andrea. “Gran Bretaña y Argentina: Inversiones, empresas y relaciones económicas (1870-1975c.) Balance historiográfico y agenda de investigación” en http://www.udesa.edu.ar/files/UAHumanidades/DT/DT48-LANCIOTTILLUCH.PDF
LOPEZ, Mario Justo. Ferrocarriles, deuda y crisis. Historia de los ferrocarriles en la Argentina de 1887 a 1896. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 2000.
OSSORIO, M. (2000). Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Ed. Eliasta, Ed. 27°, Buenos Aires, p. 906
OSZLAK, Oscar. La formación del estado argentino. Buenos Aires, Planeta, 1999.
PLATT, D.C.M. “El imperialismo económico y el hombre de negocios: Inglaterra y América Latina antes de 1914”, en R. Owen y B. Sutcliffe, Estudios sobre las teorías del imperialismo, México, 1978. VERSION UNTREF
REGALSKY, Andrés. Las inversiones extranjeras en la Argentina (1860-1914). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1986.
SALERNO, Elena. Los ferrocarriles del estado, conectividad y política en la argentina. II Congreso de Historia Ferroviaria, Mesa General, Aranjuez, 7 al 9 de febrero de 2001 en http://www.docutren.com/archivos/aranjuez/pdf/44.pdf
SCALABRINI ORTIZ, Raúl. Política británica en el Rio de La Plata. Barcelona, Editorial Plus Ultra, 2001. [1ed 1940]
SURIANO, Juan (Dir); LOBATO, Mirta Zaida, El Progreso, la modernización y sus limites (1880-1916), Buenos Aires, Sudamericana, 1999. Nueva Historia Argentina Tomo V.