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Las otras palabras 54

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Revista literaria Las otras Palabras. Cuentos, poesías, crónicas y microficción desde la Patagonia Argentina

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Page 1: Las otras palabras 54
Page 2: Las otras palabras 54

Pasaron dos meses. Tiempo prudente para haber degustado el número 53. Esta edición viene

con más páginas: la evidencia del entusiasmo que mueve a publicar y leer.

Renuevo la invitación a los autores, ilustradores, fotógrafos, plásticos, artistas en general, a que

se sumen a esta tarea de difundir la literatura y otras formas del arte enviando su material, sea éste

para la revista, el blog o la biblioteca digital. En el caso de los textos, los requisitos básicos son que se

ajusten a los géneros literarios que publicamos, que estén corregidos y que el autor esté dispuesto a

que sea difundido gratuitamente por nuestros canales y multiplicado por los de los lectores.

Les comento que por el momento no será posible editar la revista en papel. La consulta que

hice por correo electrónico y las redes sociales me indicó que a la mayoría de los lectores y escritores

no les interesa ese soporte, por lo que continuaremos editando digitalmente.

Para finalizar este recibimiento en el living de la revista, les recuerdo una de las propuestas de

Las otras Palabras: si los textos los atrapan no dejen de comunicarse con los autores para

comprarles libros. Es muy bueno leer. Si lo que leemos nos gusta, mejor. Y mejor aún es solicitarles

un ejemplar a los escritores, que hacen un esfuerzo enorme para editar sus libros.

Gracias por leer y compartir.

Editorial

2

Edición e impresión de libros en pequeñas y grandes cantidadesLibros digitales

Libros cooperativos(especiales para talleres literarios y grupos de escritores)

EDICIONES

atada

Servicios de diseño y diagramación, corrección profesional,impresión y asesoramiento editorial

[email protected] / [email protected]

Ediciones GataFrida

En Ediciones GataFrida

sabemos lo que es editar el primer libro.

Por eso hablamos el mismo idioma.

En Ediciones GataFrida

sabemos lo que es editar el primer libro.

Por eso hablamos el mismo idioma.

Ariel Puyelli

Page 3: Las otras palabras 54

Sumario

Las otras Palabras es una publicación periódica dedicada a la publicación de cuentos, poesíasy fragmentos de novelas de, principalmente, autores de la Patagonia argentino-chilena.Año I (2ª Época) Nº 54 - Setiembre de 2013 - Lago Puelo, Chubut, Patagonia Argentina

Editada por Ediciones GataFrida. Editor responsable: Ariel Puyellie-mail: [email protected]

Blog de la revista: revistalasotraspalabras.blogspot.comEstá permitido reproducir total o parcialmente el contenido de esta revista con el fin de colaborar en la difusión de la

obra de nuestros escritores e ilustradores / artistas plásticos.Se ruega consignar el nombre de los autores y la fuente.

Tapa: técnica mixta de Sandra Perfecto.

3

4.

Samuel Bossini

y Los Laterales.

Microrelatos

acompañados

por ilustraciones

de Marta Sottile

12.

Daher Salomón nos entrega

Agua y arena, poesía

que trasciende las fronteras.

20.

Silvia Rodríguez y poesía inédita:

Si la luna bajara a la tierra.

Con fotografías de

Nahuel Ayala, Manuel Miranda

y Héctor Ayala

29.

Jorge Castañeda comparte material

de su libro Crónicas & Crónicas.

Con ilustraciones de Andrés Calda,

AaP y Sandra Perfecto.

46.

Sergio Pravaz se encuentra con

Los héroes de la esquina.

Con ilustraciones de Leonardo Mezzetti.

38.

Gustavo De Vera entrega poesías

de su libro Último paisaje.

Con ilustraciones de AaP.

En Ediciones GataFrida

sabemos lo que es editar el primer libro.

Por eso hablamos el mismo idioma.

Page 4: Las otras palabras 54

Samuel Bossinimicrorelatos

Poesía breve.

Le dicen

microrrelato.

He leído microrrelatos no

como un texto narrativo. He

creído estar muy cerca de un

texto poético. Un texto poético

con una poderosa dosis de

imaginación. Atraído por su

e x t r e m a b r e v e d a d , l o s

microrrelatos son ese zumbido

que no cesa. Un poderoso

sonido propicio y tronante que vaga dentro del

lector como una suficiencia que asombra.

Escribir microrrelatos es acceder a una voz que se

niega a ser extensa y se niega a no significar tanto o

más que lo extenso. Un lenguaje de sugerencia y

de toma de la Palabra unida a un hilo invisible que

llamamos “sugerir” y ese “sugerir” nos atrapa y

nos disuelve dentro de esa microficción.

David Lagmanovich, en su bello estudio y

4

Ilustraciones: Marta Sottile (de la serie “Paisajes”, dibujo y tinta)

Samuel Bossini: Publicó con el

seudónimo de Pablo Narral los

libros

. Nació en Añatuya,

Santiago del Estero, en 1957.

Dirigió la revista

y coodirigió desde su

fundación hasta el año 2001.

I n t e g r ó e l C o n s e j o d e

Redacción de .

Desde 2001 hasta la actualidad

dirige

. Fue invitado a distintos festivales

y congresos de poesía en Argentina y en el exterior.

En el Centro Cultural España Buenos Aires (antes

llamado ICI) presentó, junto al poeta José Tono

Martínez, a los escritores: Marosa Digiorgio,

Gonzalo Rojas, Eugenio Montejo, Antonio

Cisneros, Carlos Edmundo de Ory. Textos y poemas

suyos son publicados en revistas nacionales y

extranjeras.

: El sonido y la furia, Para

una fiesta nocturna y Oscura

tierra

Caballo de lata

El Jabalí

Último Reino

Malvario revista de

literatura y arte

Page 5: Las otras palabras 54

5

T do está en orden. Tanto que

en cualquier momento estalla la desgracia

o

.

Miró los ojos de la amada y vio a su amante

escondido.

Durmió. Despertó soñado en otro.

Saltó muy alto. Le gustó. No bajó.

El filo de la guillotina no era buena. Le hundió la

nuez.

Ver para creer. Dijo la anciana cuando vio al canario

comerse al gato.

La abandonó por su oveja sin dudarlo. Ambos viven

felices en las afuera del pueblo.

Gritó el nombre de ella y ella salió de la pared y lo

abrazó.

Esperó y esperó. No llegó. No era el lugar pactado

con la muerte.

Cerró los ojos y al abrirlos ya estaba ahorcado.

Se tiró de cabeza en el río. En el fondo lo esperaba

Arkadiy Kutílov

Samuel Bossini

clasificación: La extrema brevedad: microrrelatos

de una y dos líneas, nos dice:

Y esa brevedad es un cruzar un ancho

río pisando en medio sólo 3 o 4 piedras que están

en medio. El resto son saltos, agilidad, ingenio,

literatura.

El microrrelato o minificción, nos invita a no desistir

en la tarea de leer entre líneas. Leer el Silencio del

texto. Verlos como esos poemas donde un verso

nos cuenta una historia, como por ejemplo el

poema de Keats, : donde,

en un solo verso, Keats nos dice sin afirmar nada y

sugiriéndolo todo:

. Y los ejemplos serían infinitos y

tan bellos como los de Keats.

Aunque la brevedad

no sea, ni con mucho, el único rasgo que es

necesar io observar en estas br i l lantes

construcciones verbales, resulta lógico que para el

lector común, e inclusive en cierta medida para el

escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto,

la primera característica que llamó la atención de

lectores y críticos de esta forma literaria: la que

primero produjo desconcierto y, a partir de allí,

admiración.

La Belle Dame Sans Merci

Me miró como si me amara/ y

dulcemente gimió

El libro Mundo Naturalse encuentra disponibleen el blog de la revista,en la sección Biblioteca Digital.revistalasotraspalabras.blogspot.com

Page 6: Las otras palabras 54

su infancia.

Fue hasta su colegio primario invitado por la

dirección para una conferencia. Vio a su madre

hablando con la directora por una tiza que arrojó

ayer.

Subió al taxi dirección al túnel de Av. libertador.

Cruzó el túnel y al salir de él, notó que estaba en

una calle de México.

Encontró, en una calle sin salida, a un hombre boca

abajo, muerto. Lo giró para ayudarlo y era él. Con

los ojos abiertos y sonriendo.

Salió corriendo, aterrorizada. Abrió la puerta que

da al jardín y se tiró en el pasto con la boca abierta.

Se bebería toda la lluvia así no inundaría la casa.

Cuando se despidió la abrazó. Sintió con claridad

cómo se diluía y quedaba un charco rojo ante sus

pies.

Respiró profundo y entró en la boca del

hipopótamo. La cerró y quedó meditando y

comiendo lo que la gente le arrojaba al animal en el

zoológico. Salió de esa boca 50 años después sin

envejecer.

Emprendió el viaje a las 20 horas en tren. Cerró los

ojos y se durmió. En la mañana despertó en la

misma estación.

Una paloma blanca entró por su ventana. Ella la

tomó en su sus manos con dulzura. Cuando la

acercó a su boca para darle un beso: explotó.

Disparó desde su balcón al azar. No abandonó la

televisión hasta ver el cadáver y las conjeturas. La

pasó muy bien.

Se paró bajó la lluvia. Temblaba de frío. Él creía que

su gran amor regresaba transformada en agua

para abrazarlo.

Miró por la ventana como un hombre mataba a

una mujer. Y cómo ese hombre cerraba los ojos,

bajaba el brazo y se convertía en un cactus.

Prefirió no comentar el asunto.

Arrojó una piedra al lago, en Palermo y este se

abrió. En el fondo habitaban pájaros sin pluma y

con ojos de vidrio. Sorprendidos y asustados los

pájaros se lo llevaron al fondo del lago. Y luego el

lago se cerró.

Compró una caja de música para regalarle en su

cumpleaños. La envolvió en un fino papel de

regalo. Llegó a la cena con el obsequio. Ella lo

desenvolvió con una sonrisa. Le dio cuerda.

Sonreía. Cuando lo abrió, el resorte con el cuchillo

salió de inmediato. Se le clavó en el cuello y cayó

6

Page 7: Las otras palabras 54

7 “Nevada”

Page 8: Las otras palabras 54

41“Ventana”

Page 9: Las otras palabras 54

muerta. Se llevó un canapé a su boca y salió a la

calle. Y se alejó silbando.

En el mes de agosto del 2013, sonó el teléfono de

su casa y atendió. Era Roberto Arlt. Se disculpó por

equivocarse el número.

Antes de dormir vio a la pequeña araña en el

ángulo del cielorraso. Era muy pequeña. Se

durmió. Despertó atrapado en su telaraña y viendo

cómo ella avanza hacia él. Sonriente.

Fue al entierro de su amigo Jorge. Salió del

cementerio y regresó a su casa y le llegó la carta

que su amigo Jorge le envió días antes y decía:

Estaba decidido a suicidarse. Fue hasta la terraza

del edificio de 30 pisos. Se encontró con otra

persona que estaba en el borde lista para tirarse.

Esta giró y lo miró y le dijo bajándose de la orilla:

Juntó cientos de hojas del bosque. Armó una balsa

inmensa y guardó ejemplares de distinta especie.

Llegó el diluvio. Duró y duró. Ciegos las especies

por el hambre, se lo comieron. Aún los

investigadores estudian cómo se armó la balsa.

de tu relación de amantes con mi esposa. El vino de

la cena del martes estaba envenenado. Morirán un

día después de mí. Los estoy esperando. Los quiero.

Sin rencor.

después de usted.

No podía dormir. Estaba por comenzar la tormenta.

La tormenta arrastraba el rostro de ella hasta

dejarlo pegado contra el vidrio de la ventana de su

cuarto. Ella pedía socorro.

Su jefe lo despidió. Fue hasta su casa y cerró la

puerta. Tiró la llave por la alcantarilla del baño.

Arrancó el teléfono. Desconectó todo. Se sentó en

su sillón. El olor hizo sospechar a los vecinos luego

de meses. Voltearon la puerta. Hinchado, oloroso.

Y con los ojos bien abierto y desnudo. Tenía un

cartel colgando del cuello que decía:

.

Sumergió la cabeza en su bañadera llena de sales y

espuma. Al sacar la cabeza estaba en una playa en

Sudáfrica. Y un grupo de gente la llamaba desde la

orilla, sonrientes. La esperaban. Se asustó. Murió

ahogada.

Se levantó de la mesa del restaurante, tosiendo,

sudando. Fue hasta el baño temblando y se miró al

espejo y cayó al suelo. Al tiempo se levantó. Salió

del restaurante y cruzó la calle, aturdido. Vio como

el coche se acercaba veloz, sin frenar. Observó

sorprendido cómo el coche lo traspasaba y seguía

su camino. Se veía sin heridas. Entero.

Perfectamente sano.

Murió en la noche. Lo velaron. Lo llevaron hasta el

volveré y me

vengaré

9

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10

cementerio de la Chacarita. Lo dejaron en su nicho

y todos se fueron. Pasaron varias horas.

Anocheció. El muerto escuchaba sorprendido

cómo golpeaban la tapa del nicho y podía escuchar

con claridad que desde fuera le decían:

Mario acabó de escribir el poema que lo

trastornaba desde hacía varios meses. Se reclinó y

cerró los ojos. Pero aún estaba el peso del poema

en su cuerpo. Cerró con más fuerza los ojos. Leyó el

final:

. Pudo ver cómo salía

sangre de su cuello y caía sin vida en el suelo.

Coleccionaba mariposas. Las tenía de todos

colores. Las guardaba con cuidado en el segundo

cajón de su escritorio, junto a sus pinzas. Pero una

de esas mariposas era muy diferentes a otras.

Tenía los labios pintados y le crecía el pelo. La

llamaba Matilde. Aún no había comentado nada a

sus amigos, pero tenían pensado casarse.

La amaba tanto, tanto, que cuando ella lo dejó,

lejos de sumirse en una depresión, decidió seguir

sabiendo de ella. Cambió su nombre y su rostro. Se

mudó frente a ella y vio a los hijos de ella crecer.

Cuando Mara, así se llamaba, enfermó gravemente

Salí.

Presentate. Bienvenido a la pensión. Queremos

conocerte. No tengas miedo. Los nuevos siempre

saludan. ¿trajiste mate?

Hay días en que rompemos vidrios con los

ojos y nos cortamos con él

y luego murió, entró a la casa y mató a su marido y

sus dos hijos. Sólo él sentía el derecho de un

recuerdo fuerte y permanente de ella.

Es un comerciante peculiar. Tiene un local a la calle

en la avenida Corrientes. Su vidriera está vacía. Los

estantes dentro de local, vacíos. El depósito, vacío.

Este señor esta con una sonrisa mirando hacia la

calle. Entré a preguntarle qué vendía. Y sin dudarlo

respondió.

. Soñé con él y regresé a decírselo. Muy

bien, respondió. Se lo enviaré a su domicilio, son

$500. Por la tarde tocaron el timbre de casa. Abrí.

Era él. Entró. Se quedó a vivir en casa, está en el

altillo. Fui al local, entré y estaba él, sonriente del

otro lado del mostrador. En cuanto me vio dijo:

No regresé a casa.

En un accidente inexplicable con una sierra,

Martino Alvarado perdió los cuatro dedos de la

mano derecha. Siguió su vida. Años después, en

otro accidente inexplicable, el mismo Martino

Alvarado, perdió los cuatro dedos de su mano

izquierda. Siguió su vida. Cruzando la calle no llegó

a ver el coche que pasó por encima de sus dos

piernas y eso obligó a que se las cortaran. Siguió su

vida. Pero con temor. No comía. Tenía pánico a un

accidente con los cubiertos. Murió desnutrido.

Esperaban el tren. Ella y él no se miraban. Estaban

Lo que usted se permita soñar. Sueñe y

regrese

No

se aceptan reclamos ni hay devolución...

Page 11: Las otras palabras 54

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pálidos. No subían a ningún tren. Aún hoy no

suben a ningún tren. No abandonan la estación de

trenes. Y de esto hace 43 años. Desconocemos el

destino y sus nombres. No miran a nadie.

Luego de su proeza de abrir el mar para que el

pueblo judío pasara, Moisés regresó a ese mar y lo

intentó nuevamente. Pero no pudo. En Praga hay

una escultura que recuerda ese momento. Un

Moisés exhausto.

No sé cómo explicar esto. Me

presenté a trabajar en un sitio

nuevo. Pase las entrevistas y

me tomaron. Llevo once años

sin poder salir y somos varios

en esta situación. Sucede que

cada día, cuando queremos

bajar por las escaleras (no hay

ascensor), hay un piso más y un

piso más y un piso más… ya

hemos perdido la suma de la

cantidad de pisos. Algunos,

angustiados, se arrojaron por

la ventana, pero no terminan

de caer. En este preciso

momento, debe querer bajar

alguien. Se ha sumado otro

piso.

AUXILIO.

“El pibe”

Vio en la televisión un reportaje suyo. Estaba de

traje, con una corbata cara. Sonreía. Nervioso fue

hasta la puerta de su casa y en la vereda había

mucha gente agolpada. Periodistas, personas que

él desconocía. En ese instante pasó un coche

volando y dos niños que no tocaban el piso.

Flotaban, lo saludaban y lo miraban sonriente.

Page 12: Las otras palabras 54

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Daher Salomonpoesía

Estos poemas están marcados por la relación entre lo conocido y lo

desconocido. Saben de la transparencia con que se nutre esta Patagonia, mi

lugar en el mundo, pero también saben del arenal lejano y misterioso que

vivieron mis abuelos. Lo palpable y lo intangible. Lo real y lo imaginado. Agua

y arena mezcladitas en mi sangre, un sistema heterogéneo que mantiene

unido el movimiento imperfecto de la vida. De aquí y de allá mi nombre y

apellido. Me llamo Daher Salomón, soy Ingeniero Químico, Docente

Universitario y escribo poesía por llevarle la contra al mundo y sus achaques.

Sudor de grisColección de poesía Todos bailan

dirigida por José Luis MangieriDiagramación de tapa: Rubén y Marina Naranjo

sobre un óleo de Silvia GattariPublicado mediante un subsidio a la creación

de la Fundación Antorchas, concurso 1996 de Becasy Subsidios para las Artes

1997 Libros de Tierra FirmeI.S.B.N.: 950-9551-34-1

Desnudo a tiempoColección de poesía Todos bailandirigida por José Luis MangieriDiagramación de tapa: Rubén y Marina Naranjosobre una acuarela de Danilo Vasiloff25001 Libros de Tierra Firme2001 Daher SalomónI.S.B.N.: 987-540-015-7

Page 13: Las otras palabras 54

ل م� ماء و� ر�A g u a y a r e n a

D a h e r S a l o m ó n

لومون ضاۿر س�

Page 14: Las otras palabras 54

طب�خ م�

ۃ ق�ھو� y albahaca

merodean tu peloen la cocina

ک�لم�ة ن�عناع beso

Sobre la mesada

ر ف3لف3ل أخض�ر ف3لف3ل أحم�

contra mis ojos

ل con pimienta ب�ص�

Juego en el aromade tus manos

cuando cocinas

ل ف�ر ج� س�

م3الط�ف�ة ف�و ع�

Page 15: Las otras palabras 54

En la mesa

عن�ب و� ماندارينا para tu boca

أل�ن�بي�ذ de la sed a compartir

contra mi lengua

بز خ3ت�ر ع� ز� م�

Huelo la vidaEl olor

a limpio cercano

sin pólvora ni odioEn tu cuerpo

ر ز و� ل�و ز ک�contra mis labiosmelodía y letra

de tu nombre

Page 16: Las otras palabras 54

طب�خ matbaj cocina م�

ۃ qahwa café ق�ھو�

kalima palabra ک�لم�ة

na´na´ menta ن�عناع

ر fulful ajdar pimiento verde ف3لف3ل أخض�

ر fulful ahmar pimiento rojo ف3لف3 أحم�

ل basal cebolla ب�ص�

ل ف�ر ج� safaryal membrillo س�

mulatafat caricia م3الط�ف�ة

ف�و afw perdón´ ع�

inab y mandarina uva y mandarina´ عن�ب و� ماندارينا

al nabid el vino أل�ن�بي�ذ

بز jubz pan خ3

ت�ر ع� ز� maha çatar con condimentos م�

karz wa lauz cereza y almendra ک�ر ز و� ل�و ز

Page 17: Las otras palabras 54

ل ٬ق�ل�ب راح��

اۃ ر� ه�ل ه�ذ ہ إم�

کان�ت

؟ عصفور في ظ�المك�

qalb rahal corazón nómade hal hadzihi imraat acaso esta mujer

kanat será ´sfur fi zalamka? gorrión en tu oscuridad?

Page 18: Las otras palabras 54

ألع�ب في ف�موك

ة فق� ر�

ق أزر�

ة ف�راش�ۃ ي� و� ألح�

ني محا ف�وق� ب�د� ت�ف�ع�ل د�

al´ab fi famuki juego en tu boca ألع�ب في ف�موك

فقة rafiqat compañera ر�

ق azraq azul أزر�

farasha mariposa ف�راشة

يۃ wa alhaiat y la vida و� ألح�

ني محا ف�وق� ب�د� taf´al damha fauqa badani hace su sangre sobre mi cuerpo ت�ف�ع�ل د�

Page 19: Las otras palabras 54

ن أين� أنا م�فلسطين

أنا من سوريا ل3ب�نان

ألرجنتين؟ ل

نھ�لي م� ق�لبك

ن أين� أنا min aina ana de donde(soy) yo م�

filistin Palestina فلسطين

ana min suria yo (soy) de Siria أنا من سوريا

lubnan Líbano ل3ب�نان ?al aryintin? la Argentina ألرجنتين؟

la no ل

نھ�لي manhali mi aguada (es) م�

qalbki tu corazón ق�لبك

Page 20: Las otras palabras 54

20

Silvia Rodriguezpoesía

"Si la luna bajara a la tierraandaría como yoperdida por las callesdel pueblo"

He vivido como llevada por un viento de compromiso. Sentí deberes a cumplir y anhelos ciertos

por dar amor. Elegí como profesión el Servicio Social y le dediqué una efusiva parte de mi vida, muchos

años de militancia social y de proyectos. Hoy mirando a la distancia, me debato entre la paz interior de

haber hecho lo mejor posible y la nostalgia de haber dejado otras cosas que idealizo y que veo se han

hecho por ahí. Viajar, ser más feliz, contemplar con atención la vida, el haberme movido con más

Fotografías: Nahuel Ayala, Manuel Miranda, Héctor Ayala, Ariel Puyelli.

Page 21: Las otras palabras 54

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lentitud y menos empeño ideológico.Lo que tengo es lo que he construido, mis pequeñas obras sociales, mis poemas que derramo casi, que

desangro y ahí están...

Varios amoreshan evadidomis poemasy en las callesya sonalguien.

Como siempre sucede,ahoradesconocenni sabenquién he sidoen sus vidas,han cobrado de ellasin amarme.

Siempre he tenidoeso.De capaces de amar “Luna saliente”, Nahuel Ayala.

Page 22: Las otras palabras 54

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estamos llenospero a mí cuandodigo, amícuándo.

Es así simplemente, las palabras que debo reconocer son mías, como todo lo creado, a veces me

han traicionado y nos desconocemos mutuamente. Al ver alrededor descubro cómo ha pasado el

tiempo; cuando una mujer me dice recordar algún poema mío que escuchó por las noches en la radio y

que la acompañó en su soledad o cuando se me acerca un joven y me dice: Ud es poeta, Se acuerda

cuando nos visitó en la escuela y yo estaba en cuarto grado... De todo esto y muchas historias más se va

haciendo la vida, hermosa y corta como el vuelo repetido del colibrí que se acerca a tomar el agua dulce

que le preparo…

Poco a pocoabrirás las ventanas,y las puertas,correráslas cortinas.Ni aúncuando la débil luzdel atardecerdemande el sueñoni si el frío sublimede este vientomaltrata mi plumaje,o la lluvia resbalapor mi cuerpo.

Juro queno entraré.

Poco a poco,ni el reflejoen los cristalesllamará mi deseo.

Juro que no entraré...

Si abres las ventanas,las puertassi corres las cortinasjuro que no entraré.

Foto: Héctor Ayala.

Page 23: Las otras palabras 54

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Porque no necesito más que el aire,aún en la carencia de las hojasy si el viento no cesa, ni la lluvia,no entraré.

Y en la muerte encontraré más consueloque en tus brazos.

Y también hice hijos, marido, vida en general con amigos a los que quiero, me aman y esto me

sostiene de frente a la poesía y destilando. Las palabras, gracias a Dios, son cruentas, dejan por ahí sus

manchas secas o anticoaguladas, como testimonio de que seguimos adelante. Este invento maravilloso

del hablar y la orfebrería posterior de soldar, de engarzar los sonidos labiales de las letras. Esos que no

nos pertenecen que como todo lo humano y lo divino, apenas lo hemos encontrado por ahí, nos han

abordado ellos con no poca sorpresa compartida. Pero están y algunos como yo misma, les rendimos

nuestras fuerzas y esa melancolía en los ojos, ese intento de claudicar, de explicar el por qué no que

postergamos y nunca llega.Al menos yo, sigo aquí...

Foto: Héctor Ayala.

Page 24: Las otras palabras 54

En la nieblase oculta lasorpresa deuna palabranueva.Las palabrasexisten desdeantes y saltana la bocay apuñalano aman.Mueven labioscomo titiriterosy juegan allorar, a sersonido. Pequeñasdiosas blancas,manipulana seres comohombres, comogente. Entran enla presencia desus ruegos. Son

Foto: Manuel Miranda

Page 25: Las otras palabras 54

manos y sonrisasy ojos. No podemoshuir, entramosen las brumasa chocarnos con ellasa pedirles permisopara usarlas arogarles permisopara usarlas.No hay dominioposible, tañen consu violencia decampanas y deestar vivos vamosconfundidos ydesesperados porencontrar la exacta,por hallar la terriblela que prometa nodejarnos nunca.

Foto: Manuel Miranda

Page 26: Las otras palabras 54

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Imagino las pequeñísimas bocas diciéndose un amor inaudibley los abrazos salvajes en la hierba. Pienso en seres

pensando solo en la noche que se acercca.Acomodo mi corazón y lo vuelvo latido lento,

ahora, sé de palabras, de un suspirode manos al otro lado.

Nada de nada.

Solo manos al otro ladoy palabras como disparos.

Porque son inspiradoras y valientes, más que eso porque son instigadoras, se parecen a algo

como sueños. Como si alguien pudiese dejar de ver el cielo estrellado de una noche sin luna. Acá en el

sur donde todavía la falta de luna es creación de algún camino. Y cercados en este cuenco gobernado

por la arcilla y la roca, vemos arriba con nuestros ojos de flecha para soltar palabras, casi siempre de

amor...

Como lunarescomo pequeñas lunascomo cicatrices de lunapor el cielo

las estrellas.

Lisas como carterasguardan la luz.

Luz sin alumbresin iluminar

lisascomo bolsas de luz,

casi opacasdisparan la pequeña

luz de un pasoen el vacío.

Creo oir el olorde la pólvora de estrellas

creo oirel mensaje

del disparo.

Page 27: Las otras palabras 54

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De todos modos, la luna es la ella sin dudar y no puedo, ni quiero negarla, porque ha sido casi

mi modelo de vida. Está y no está, pero al no estar es el propio motivo de la noche y al estar la

enceguece, la nombra. Así somos las mujeres, como esa luna giradora e imponente, iluminadora de lo

oculto y escondedora de lo se muestra demasiado. Así como esa redondez de amor dando vueltas en

el cielo, nosotras con el nuestro, damos vuelta por la vida… mientras nos deje.

El fuelle de la luna,la manivela a soplosde la lunaalimenta el generadorde las estrellas.

El viento atizaun fuegopequeño, inesperado.La mano da vueltasretuerce el valorde los gigantes,caminan por la noriadel agua y de la luz.

A veces, corren trasalguna ilusióny caen en estelade luzpor el vacío.

“Luna sobre el Piltri”, Manuel Miranda

Page 28: Las otras palabras 54

La lunase ataa la tierracon sus rayos.Cae su ancladoradadesdeel cielo,detrás delcerro,delante,solagiradoraen el cielo.

En mis vuelospreguntoqué solme dará rayos,hilos dorados,piedras,certidumbres,deseos,para atarmea la tierra.

Foto: Ariel Puyelli

Page 29: Las otras palabras 54

Fruslerías

En estos días algunos queconciben la vida como un campo debatalla me han atacado sin cuartel. ¡Ytodo por intemperancia política! Y estoa los sesenta años de mi vida cuando yaestoy de vuela de todo esperandosolamente ver crecer los rabanitos yotros productos hortenses desde abajo.Pero en fin, como no pido ni daré nuncacuartel, más que nunca pienso que“tendré que poner los carromatos encírculo”.

A veces me preguntan cuándo saldrá mi próximo libro. Yo les respondo que cuando paso por las librerías veo muchosbuñuelos en los anaqueles. Y después les aclaro que ante la misma pregunta, Miguel de Cervantes respondió que no publicabamás seguido “porque no se debe echar libros al mundo como quién fríe buñuelos”. Lamentablemente muchos lectores seindigestan. ¡Hay tantos buñuelos…!

En mi casa me retan porque a los pantalones, a pesar de la sujeción del cinto, siempre me los tengo que levantar. Por esoles he pedido que me regalen un par de tiradores para mi cumpleaños. Verme así me hace gracia porque al decir de Cervantes losllevo medio caídos “desde aquella parte en que el espinazo pierde su modesto nombre”.

De los políticos mendaces que endomingados en un desganado día de elecciones desde sus afiches publicitarios, sonrisamediante, me prometen un futuro país donde todos los ciudadanos seremos mejores y más felices ¡ESTOY HASTA LOS HUEVOS!

Comparto con Ortega y Gasset que “ser de izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombrepueda elegir para ser un imbécil”. Y yo cuando veo a estos timoratos tan ufanos hablar desde esas falacias doctrinarias como lapanacea para erradicar todos los males de la tierra, no solo levanto presión sino que me alejo de ellos echando humo hasta por las

orejas.

Siempre, cuando la estupidez de alguno me violenta, trato de contar hasta diez y alejarme silbandobajito, para luego en lo posible evitarlos. Es entonces cuando pienso aquello de que “no te aproximes a uncaballo por atrás, a un toro por delante o a un imbécil por cualquier lado”.

No me gusta perder los estribos ante nadie y menos ante los más grandotes. No sea que después tengaque decir como ese boxeador que en el ring recibió una gran paliza que “le llené los puños de cara”.

Jorge Castanedacrónicas

Ilustraciones: Andrés Calda / AaP / Sandra Perfecto

Portada de Crónicas & Crónicas, disponible en la Biblioteca Digital del blog de la revista. revistalasotraspalabras.blogspot.com

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Quiero hacerme apicultor

Ya los almendros comienzan a florecer en el vergel del valle como diciéndole adiós al señor invierno

que mañana hacia otros fríos pondrá su proa. Las támaras de los sauces llorones se inclinan reverentes hacia

las aguas del viejo arroyo mesetario comenzando a vestirse de un verde incipiente. Las jarillas crespas y

siempre verdes entran en floración por el milagro de la primavera. Luego verdecerán los mimbres, los

álamos altos y enhiestos y en las chacras el milagro de las viñas, preludio de la abundancia de los racimos y

del buen vino chacolí. Y en los cuadros de secano el aroma embriagante de los alfalfares en flor que marean

como un mar.Por eso en esta estación con más gracias que las del famoso cuadro de Sandro Botticelli, quiero

hacerme apicultor. Amigo de las abejas y de los enjambres para llenarme la boca con la incomparable

dulzura de la miel. Y sentirme a mis anchas ante esos insectos “himenópteros, de unos quince milímetros de

largo, de color pardo negruzco y con vello rojizo, que vive en colonias, cada una de las cuales consta de una

sola hembra fecunda, la reina, muchos machos y numerosísimas hembras estériles, incapaces de procrear,

que habita en los huecos de los árboles o de las peñas, o en las colmenas que el hombre le prepara y produce

la cera y la miel”.Me coloco la indumentaria apropiada para prevenir la picadura de los afilados aguijones y tomo

entre mis manos como un obispo episcopal los implementos para ahumar y calmar la belicosidad de los

insectos que verán interrumpida su melífica tarea.Recorro entre acequias y pastizales las rumorosas colmenas y se me enjambra el corazón cuando

levanto las alzas.¡Qué milagro de ambrosía dulcifica ambarina mis horas de apicultor!

Me entero si hay panales silvestres y me entero que la palabra en su etimología procede de pan, por ser un

conjunto de celdillas de cera llenas de miel y que al castrar la colmena sale en forma de pan. Me solazo al

pensar que los zánganos, que no trabajan ni hilan, pagarán cara su osadía en el invierno cuando las abejas

hembras los maten para que no le coman su alimento y porque uno de ellos después de fecundar a la reina

habrá también de perecer. ¡Qué triste destino!Yo quisiera ser un privilegiado y observar el vuelo nupcial donde en el tálamo del aire al salir la reina

virgen el zángano más veloz y fuerte la fecunda, en su efímero momento de gloria.¡Quiero probar el polen porque trae juventud y salud; y los propóleos, esa substancia cérea con la

que bañan las colmenas! ¡Como Juan el Bautista, quién pudiera ser anacoreta para alimentarse

solamente de langostas y de miel silvestre!Quiero prevenir las enfermedades de la colonia, usar el extractor para usurpar las dulzuras, esperar

con paciencia la cosecha, preparar los recipientes, etiquetarlos con los rótulos del emprendimiento y mirar

al trasluz la ambarina belleza que después en ordenadas estanterías sólo esperará ser consumida en las

mesas familiares.Quiero hacerme apicultor, sentirme el señor de las abejas, soñar que soy el rey del apiario, llamarlas

a todas por sus nombres, reconocerlas por su vuelo y escuchar la música monocorde de sus enjambres para

tener una relación de buena amistad.No en vano Eloy Martínez tituló a su novela “El vuelo de la reina” y el nicaragüense Rubén Darío en la

voz del hermano Francisco le dijo al lobo de Gubbia “que Dios melifique tu ser montaraz”.Yo hago lo que puedo. Me voy con mis panales a otra parte. Adiós abejitas, enjambres y colmenas. Y nos

veremos. Hasta mañana. Hasta más ver. Hasta siempre.

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Andrés Caldas

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La carnicería

Apuremos la crónica como se bebe un vino áspero y fuerte. Penetremos en su

ámbito y al traspasar el umbral dejemos toda pudicia afuera. Si andamos imperativos el

chuletero tiene que ser para nosotros. Y si andamos con antojo de puchero la falda, el rabo

y la quijada o en su defecto el hueserío de caracú con carne. La bandeja con las vísceras a las

que Borges llamó la parte más innoble e inmunda del animal son un manjar digno de los

dioses del Olimpo.¡Oh, la profundidad de la entraña, la nobleza del corazón, la grosura interior de la

tripa gorda!Arriba la ganchera con cuartos enteros, la ponderable rojez de las medias reses

dispuestas y orondas.Abajo en el piso con aserrín fino el cajón con los desperdicios, la untura del sebo, las

manchas de sangre…

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AaP

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En la mesada sobre la cuadrícula blanca de los azulejos el matambre arrolado, la

nalga exuberante, el peceto señorial, la bola de lomo con toda su redondez y contundencia,

la pulpa charra, las chuquisuelas tentadoras, el lomo ya príncipe y tierno, jugoso y selecto,

y el asado en tiras ya patrón del mostrador y del despacho.El carniza deja sus impresiones digitales y untuosas sobre la redonda balanza de

colgar, en la chaira agreste, en la sierra estridente, y ávida cuyo ruido asusta a los niños,

pero que troza los cortes impecables, en la picadora donde prepara la carne picada para

exhibirla en la aseada bandeja reina del mostrador y en la otra donde los tendones de las

patas son una tentación para la gula incontenible.Mientras tanto la caja sonríe con el efectivo y la libreta negra de anotar soporta con

estoicismo el fiado más atroz y descarado.¡Qué viva el osobuco! ¡La riñonada nos llama! ¡Me da la palomita! ¡La tapa de

asado tiene buena cara! ¡Mejor el corte americano! ¡Ah, las fúnebres morcillas con nuez,

la fina elongación de las salchichas parrilleras, la infantería nutrida de los chorizos!Me llevo la tortuguita para cortarla en filetes y guisarla, el vacío para las delicias de la

parrilla, carne rostizada y los bifes anchos para tirarlos en la plancha de la cocina a leña

para enojo y espanto de la patrona.¿Y del cogote, la carnaza y el garrón, qué me cuenta?

Si me vende una cabeza hago la lengua a la vinagreta y asada me como los ojos para

ver mejor y las quijadas para las abundancias espartanas del puchero.Delicia oscura del hígado, trapecio irregular de la cuadrada, la pornografía del cuajo,

las curvas del chinchulín, la insoportable levedad de las mollejas y los sesos infaltables para

la raviolada del domingo.Los pollos adocenados, el mondongo para acompañar el guiso con porotos, el carré

de cerdo apetecible y sabroso, el cordero patagónico esperando el filo del asador.El blanco delantal ya rojizo de faenas, las manos pringosas de trajinar los cortes.Don, ¿no tiene carne para el perro? Por favor ¿Me guarda los menudos para los

gatos?¡Traedlo a Rembrandt para que pinte su “Buey desollado” que yo me lo como entero!Carnicería, quirófano de las reses, de ti salimos con la bolsa de los mandados repleta,

los incisivos preparados y los molares al acecho, mandíbula dispuesta.No podrá ser de otra manera, porque los argentinos, de carne somos.

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Con alma de payaso

Su casa como caracol, su parafernalia a cuestas, sus bártulos en el morral. Nómades por

destino propio, hacedores de milagros, prestidigitadores de ensueños, feriantes de lengua

batiente.

Magos en las plazas, en las vacaciones de la costa caballeros andantes, virtuosos en el

redondel, impagables en el picadero, impávidos bajo la luz delatora de los reflectores, imprevistos

en las esquinas aprovechando el tiempo muerto que dan las luces de los semáforos.

Sus dislates me divierten, sus malabares me asombran: tragasables, tirafuegos, merceros de

sonrisas, abaceros de buenos momentos. Yo lo escucho entre el gentío de audiencia menuda.

¡Quiero a la mujer barbuda! ¡Yo prendo la mecha para arrojar por las nubes al hombre bala!

¡Venid a mí payasos que les compro todos los globos con formas de animalitos! ¡Y me como los

pochochos acaramelados, y me hago una panzada con las garrapiñadas! Nostalgia de la olla de

cobre con sabores y aromas para hacer las delicias de todo el mundo, vestidas transparentes con la

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AaP

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bolsita tubular que vale solamente un peso. O la obesidad dulce y leve de los copos de nieve de

blanco color.

Miro, me desternillo de risa, paso buenos momentos. ¡Qué me importa si en lo mejor del

espectáculo llega ella, la menos esperada y más temida: la gorra! Con todo gusto pongo mis óbolos.

¡Venid a mí charlatanes de feria para enroscarme la víbora que me compro todos los elixires y

los tónicos para hacer crecer el cabello!

Salgo acicalado de mi casa para ir a la peatonal. Me extasío ente el ojo intrépido del

monociclo, salto por los aros con su círculo de fuego, me coloco en la silueta para que me arrojen los

cuchillos, me paro en el medio para que ante mis ojos asombrados giren las clavas con sus

encendidas llamaradas, me pierdo en el raudo laberinto de los malabares con sus doce bolos en el

aire y hasta me ofrezco de apoyo para que el payaso se suba a su aparato de una sola rueda loca.

¡Oh, punto del equilibrio! ¡Oh, las largas medias de colores, los zapatones agrandados, los tiradores

con dibujos! Yo también quiero un par para usarlos y desterrar el cinto.

Maestros mayores de fantasías, constructores de irrealidades, arquitectos de los gestos. Yo

miro a los mimos y voy creando como un demiurgo los objetos que en el vidrio de la nada me

sugieren.

Payasos de la vida, saltimbanquis de sueños, arlequines de magia y volantines, feriantes de

todas las pantomimas, callejeros de alegres piruetas, ilusionistas del milagro y la tapa.

Pelotitas al aire: cuatro, ocho, doce, que yo las agarro todas. Discos en los brazos y los pies.

Danzas, parlamentos, espectáculo.

Como en las viejas plazas del medioevo entreteniendo al vulgo. Como en las cortes de los

príncipes renacentistas, vosotros, juglares de mil oficios, jugadores de manos ligeras, felices

volatineros, pálidos payasos bajo la aleve luz de los reflectores, encantadores de milagros y

serpientes, comediantes públicos, cuenteros de las mil noches y una más: siempre habrá niños y

habrá magia, siempre estarán los aplausos y las risas porque desde el principio de los tiempos la

fiesta debe continuar.

Vamos histriones al aire libre, artistas de la calle, caballeros de la risa, payasos a trompicones,

equilibristas a todo tiempo, chicas lanzallamas.

Se prenden las luces, crece la música, llegan los espectadores. Vamos, vamos, que ya

comienza la función.

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Peluquerías eran las de antes

Hay que encender uno por uno todos los pabilos porque hoy penetro al recinto de una peluquería,

pero una peluquería de las de antes. Me saco el sombrero y junto con la campera de abrigo las cuelgo en el

perchero, guardián impávido del salón.

La gentileza del barbero me saluda como anticipando las confidencias que vendrán con la charla

amena abonada por muchos años de buena relación.

Tomo asiento en el sillón giratorio que cuando el fígaro comienza a trabajar me enseña toda la

perspectiva panorámica de este santuario pagano destinado a los feligreses del aseo masculino.

Es incomparable la música estridente de las tijeras modelando el corte pedido por cada cliente. Las

manos hábiles del peluquero, (que no es peligroso como mono con navaja ni tampoco en estado de

ebriedad como rezan los refranes), recorren la pelambre como un Miguel Ángel sacando lo que sobra.

Yo me observo en los atractivos y cálidos espejos biselados con forma de tríptico como en algún

retablo de los pintores renacentistas. Miro los objetos infaltables: la laboreada navaja de acero toledano

guardada en su estuche; los peines, algunos de cola como los pianos de concierto; las máquinas manuales

de rapar y entre ellas la temida doble cero de los años de mi infancia; como una concesión a la modernidad

las afeitadoras eléctricas; el algodón que embebido en alcohol es pasado por la nuca recién rasurada y libre

de la molesta pelusa provocando una incómoda sensación sobre todo si estamos en la estación del señor

invierno; las bacías para preparar la espuma junto a las brochas; los serviciales cepillos que se llevan los

pelitos invasores; las sábanas que se anudan al cuello como grandes baberos y para los más exigentes los

secadores eléctricos y las bachas con agua tibia para el lavado previo. En un anaquel invitador la tradicional

gomina; los modernos acondicionadores de efecto húmedo de colores vivos; la variedad de colonias y

perfumes; las redomas con esencias; los vistosos y ventrudos atomizadores con su perilla de goma para

asperjar el cabello antes del peinado final; los redondos espejos donde el irón nos hace observar el corte

realizado para saber si estamos conformes.

Yo recuerdo con nostalgia aquella peluquería que frecuentaba en los años de mi juventud sita en mi

ciudad natal de Bahía Blanca, que también agregaba como entonces era costumbre un salón para el lustrado

de zapatos y se ofrecía en sus escaparates los tentadores enteros de lotería para los amantes de la diosa

fortuna.

Y nunca podremos olvidar aquella peluquería de los años de nuestra infancia, de la que siempre

guardaremos un recuerdo ambivalente; porque cuando hemos sido niños la odiábamos como a la pócima

de aceite de ricino y a la tortura de bañarse, pero una vez pasado el tiempo la añoramos como a casi todas

las cosas felices que se perdieron para siempre.

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Mi pueblo de adopción -mi lugar en el mundo-, tiene una larga tradición peluqueril y reconocidos

barberos dejaron la impronta de sus anécdotas y recuerdos, siendo siempre mentada aquella sentencia de

uno de ellos que sabía decir ante el estupor de los clientes que en este delicado oficio “había que

encontrarle la coyuntura al pelo”.Otros tiempos. El progreso que es inclemente las va llevando al desván de las cosas idas. Quedan

pocas. Yo las prefiero y por eso esta crónica es casi un ditirambo.

Hoy los tiempos posmodernos las denominan salones de belleza con cortes unisexo lo que mucho

no me enfada, como tampoco que al peluquero se lo llame estilista. Pero eso sí, al coiffeur lo miro con

desconfianza.

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Gustavo De Verapoesía

Ilustraciones: AaP

´

Portada de Último paisaje, disponible en la Biblioteca Digital del blog de la revista. revistalasotraspalabras.blogspot.com

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Pero es así; y una vez que estás enel baile, te escupís las manos, temandás el flequillo para atrás(alguna vez lo tuve) y salís aponerle el cuerpo a lo que venga.De mi oficio de escribir -y de susuerte- es una de las pocascuestiones que me siento únicoresponsable. Y pude verlo en esatemprana lucidez de los 13 años.No había entonces (ni ahora)grandeza, ni fama, ni riquezas.Estaba el deseo. Con eso basta. Elmundo de agrandó de pronto, yaquél Barros Blancos de mis 13años, se transformó en laMontevideo de los 15; y en laBuenos Aires de los 18; y enEsquel de los 30.Y que trabajos de los que te imagines; y que rodadas de como quieras; y de las pérdidas ni hablemos; yde los hallazgos y los deslumbres.A esta altura del asunto, ya no queda ni el flequillo, ni rastros del pelo; hay dos hijos que van volando; elamor, que te persigue como una sombra dolorosa, y una sola certeza: que todo lo que dejo escrito no es

más que postales borrosas de paisajes que ya no existen; que cada texto será siempre unúltimo paisaje, y que después de cada punto final, ya estaré siendo otro.En otra parte.

"Te largan a la cancha sin preguntarte si querés entrar.Por si fuera poco, de golero; toda una vida tapando agujeros.

Y si en una de esas salís bueno, se tiran al suelo y te cobran penal"“Brindis por PIerrot", Jaime Roos

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último paisaje

no es ésta una noche de espanto

frío y masculino corazón

soy el último de mis paisajesy mañana habré de mudarme

esta historiame mira con ojos de liebremuerta sobre la ruta muerta.

No es esta una noche de espanto;una sopa donde mueren los obreros y los sabios,y el carnaval despierta entre escarcha.

La carta de tu risa anunció que ya nunca;y voy ahora de regreso a mi orillade página y contemplar

cómo se muere dioscon tu nombre atragantado

el tiempo, ese noviomasculino y enfermo que tengo,rondaba la casa esta mañana.me esperaba en la vereda de enfrentehusmea sobre mi hombro esto que escribo

estoy sorbiéndome en este desayunoque mi enamorado mantienecaliente para mí.

yo ando silencioso por estos días,acaso presintiendo esta neviscadesordenando poemas por la casa, y el tiempo-ese novio masculino y enfermo que tengo-se queda allí de pie, mirándome y discretocomo un mucamo arrepentido.

sólo buey

y si fuera el hambre con alas

es cuando tu mujer desnuda

Ay de la palabra buey!

Con sus pezuñas como verboscastrados que iluminan la arena mojada.las ropas tristes de mis ángelescaídos y sin saber

Con qué pintas de sangre se escribecuando ya no hay qué detengaeste cardumen de las alas rotasque boquean moribundos.

¿Y si fuera el hambre con alas de mariposa?

¿Y si fueran los dedos de mi hijo cuando olvide minombre?¿Si fuera la palabra No sobre tu boca en blanco?

Por eso es agrio el silencioque llevan atado a la rastra.

¿Y si acaso fuera un diluvio punzantey yo sin mi paraguas?

¿Y si ya estuviera clavaday yo todavía esperando?

¿Y si fueran los dientes de mi hijo clavados en mi

culpa,y sus dedos señalándomey su palabra de hijollamando a otro por mi nombre?

Es cuando tu mujer desnuda y borracha yllorandoy tendida sobre la mesate mira con ojos que preguntan “¿cómo pudiste?”

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Y estás sólo, con tus manos que no alcanzan.

Cuatro patas tiene el vientoy te sopla al corazón.

Se adentra en unoen aguas, en piedrasen dientes de un intentoensayo y endiablada vanidaddel territorio aguas adentro

Lo sabe:bajo la grúa muertamente

Lo intuye:en la frontera de los náufragos

Percibe:un país extiende, crispa, estalla dedosulcerosos como muelleserizado en pescadores.

Imagina:nostalgia insolente porque no es él,sino la tierra (jirones) paísque hunde su hocico.

Y no puedeno consigue ni aciertacon su idioma de semenrevertir un arrebatoclamando y piedras y dientesbajo su lengua.

La montaña es una hojaa favor del aguay a pesar del viento.

muelle

la montaña es una hoja

hollejos de tristeza

carla el faro

De la tela con que se hacen los sueñosvestí ayer mi último hijo.

llamé su nombre para que despertara a este díainfructuoso,lavé sus manos y su cara, peiné su hambre,lo eché descalzo sobre la piel agreste de mi patio.

Va mi hijo así vestido y yo desnudo de sueños yharaposvuelvo a contemplar el hollejo ennegrecido deuna

tristeza.Me mira allí difusa junto al cajón de frutos vacío.Poco hay para apenarse en esta casa silenciosa.

carla el farohay días en que se pierdecuando la marea es esta pared.el faro carla,la voz que llegacarla el pulso.una orilla fantasmauna rompiente sobre el pardo mismopiel de aguavana gloria de mujervano párpado sobre sí.

huele a yodo carla el faroa orilla rota con algas y crustáceosoreja sobre mí, arena de muertey respira como sus ojostodavía mirando el mar.

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madame

a qué relatos de infancia...

lado flaco del vuelo

¿Dónde habrán ido los huesosde Madame Bovary;cómo han quedadoamurallados si la madrugadala dormía en frío?

todo se llena de azulpero Madame Bovary no regresa.hay un escalón bajo su cabeza y niebla;su sueño la deja fuerade este mundo madame,este mundo Bovary

dónde estarán ahora esos huesos apasionados,madame, qué manos te apartan, carne a tierrasa cada lado y no quise preguntar el destello dequién,madame, brilla en tus ojos.

¿a qué relatos de infancia apelará el fantasmapara convencerme?se agita el preludioque construyo a solas

aún allí, las estrellas se distancian¿a qué cuentos acudiré para convencermede lo contrario?

Qué derecho reclama aquél poco de pájaro,lado flaco del vueloherirme el sueño con su pluma rastreraen mi lunes sereno.

Y cómo llega esta agua

“y el sabor de la sal bajo las rosas” (j. cortázar)

a medir mis palabrasa explicar mis caídasy el soborno del río,tajante y ligero,en mi cielo de lunesen mi lunes sereno.

Dejo el ancla a un costado.No hay puertos donde abunda este tierral y losbarcosme flotan intrusos de este viaje.

Llevo tantos agujeros en mis pupilasque este medio miedo acechabasobre mi espalda.

Dejo el ancla, la herrumbrey el metal,dejo un recuerdo del agua que me traeesta arena, este olora lejos que tiene el viento.

Va de otros esta turbulenciay me sorprende el vendaval en pleno frontalesteparioEs de otros el poemay otra mano levanta rastros en mi cara.

Las mías,mis manos,vuelven a puertocon sus redes salobres, con sus abrazosrecogidos como después de la jornada.

Vuelven mis manos a casay en la playa de olvidos se queda una mujeresperandoviuda del mar que llevo sobre estos pasosandados entre piedra

ancla salobre

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y entre pastoy entre la arena glaciar,ahora cerros.

Voy del mara tus manosde mis puertosal olvido,de mi tacto y tu tibieza

la furia desatada de este paisaje.

Y el ancla,como clavo en el papel,un beso dejado junto al abrojo,será mi viuda que espera.

Dejo el ancla, mi viuda y mi noche,pero los barcos míos siguen allí como manosventurosas tras la tormenta,resabios de vino en el cáliz,maderas de naufragios que vendrán.Eso son.Y eso saben.

Pero vienen conmigo,en flotas de milagros lleganpara verte y para echarte sus abrazoscomo redes,para aromarte salobre y robarte

del fondo marino y del polvoy romperte fósil la superficiecomo se ha roto este llanto.

Te pido que guardes, al menospor un tiempo,el puñado de sal que se enredaba en mi barba.

incendio y mariposa

áridos globos

Si fuera incendio y mariposa

fuego de morada como infortunio

Si fuera pavura de luz

viento y crepitar

Andaría por lajas y tapiales

husmeando desgracia desnudez

Si fuera nube y perturbación

hielo vertical como astilla a mi pupila

Si fuera césped a lo lejos

un automóvil sereno junto a la ruta

Voltearía a manos tajamares

aguas latentes y bajo mi sombra

tu aguijón de última avispa

No son comunes globos rojos

en el cielo árido de aquí.

Algún triste será niño

en esta tarde.

Hay un rastro de liebres o de ovejas

pero no de globos rojos.

Vean qué

sube por el faldeo

buscando en qué

enredarse y no ser viento

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detrás del vidrio empañado

Esta noche quiero estar locoy no darme cuenta.

Estar solo es un milagro imprevistoun golpe en la sien como un beso.

Hay un corazón que se acobarda.como un cerdo antes del cuchillo.

no hay veredas donde sentarse a mirar elmundoen este pueblo, y las que haytienen ya otros mendigos más urgentes.

por qué sigo soñando en el tiempo en quetodosguardan sus frutosy hacen manteca de la lechey conservas y descansan la vejez comodios manda?

-qué hay detrás del vidrio empañado queveo en cadamañana?

Sobre estas palabras queda el aliento aviejo en mi boca,el oído sordo por el que escucho tucarcajada.un dolor en la espalda que se acuestaconmigo como mi amantey amanece como mi viudacada día, a despertarme a cuchilladas.No hay gatos en esta casa

no hay teléfonosel mundo es esa imaginación que tengoafuera

Afuera no es más que el patio triste dondeAlejandra juega con estatuas rotaspara que yo la vea detrás de un vidrioempañado.

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Sergio Pravazpoesía

Ilustraciones: Leonardo Mezzetti (técnica mixta)

Portada de Los héroes de la esquina, editado en 2001, disponible en la Biblioteca Digital del blog de la revista.revistalasotraspalabras.blogspot.com

las palabras y los días

ojalá seamos capaces de retomar elrumbo de nuestro mundo, mirarnos alos ojos, cantar juntos mientrasbebemos, compartir el asfalto o latierra, un pedazo de pan, otro de paz,otro de cultura/ que el temor y ladesconfianza sean prendas olvidablesy la solidaridad, las patas de nuestramesa para que sobre ella echemosfraternas las palabras y los días/amasemos nuevamente, compar-tamos el sudor y nos dispongamos asonreír en conjunto/ el camino eslargo pero el ánimo no escasea/empinemos la cuesta que el futuro talvez nos aguarde y antes de soltarse,

nos convide su pan y su bebida sentado en el portón de esta meseta.

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CUANDO EL SOL PARTIÓ

Tuve un terremotoentre mis manos

respiraba por mis dedos

su densidad era notabletal vez porque era de mi tallao de mi gusto

Lo cierto es que tuve

un terremoto entre mis manos...

lo encerré dentro de mis puñosy disfruté como sólo lo haceel tigre en su edad

Un díalo dejé partir

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UN TAJO A LA RAÍZ

EL VUELO DEL JARDIN

UN AGITADOR EN LA CORNISA

Muchos puños se levantanhasta el estómago del cielo

algo deben pedir...por el gesto

por la vozpor su dureza

Un puñado de golfoslos golpea por detrás

los corta al rassecamente

y sin pudor

bien parejo y bien abajocomo queriendo matar

El camión antidisturbioses inmenso para el jardínrecién plantado

Las bestias se sacudenun orgasmo embrionarioy arremeten...

Los jilgueros se desbandanpero sus voces aún caminanen la plaza rota

Se despertaron temibleslas estrellas

cuando supieron de la muerte del maíz

Aborrecieron por añosa los espectros y juraronno brillar en los trayectos

de la masturbanda

¿Aún el amor es posibleentre la niebla y la muerte...?

LA MASTURBANDA

El arco iris sangra sobreuna avenida que exhibe sus miserias

Sus maderos inventadosgritan una piel que se ocultaen el vacío

La masturbanda circulacontaminando a los perseguidos

a los sufrientes de una ciudad sableque agoniza

que no huele a playani a sierra

y que estalla por su carne

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TROZOS DE SOL

DEL OTRO LADO

Muchos quedaronen los sótanos con olor a viajecubriendo las paredes de vergüenza

Yo debo cargar trozos de solsobre mis hombros para alumbrar tu sueñoy apartar el frío de mi sangre

Debo llagar mis manossobre la corteza de un recuerdo

suspenderla credulidad de mis días...

este encuentro furtivo con el mundoy todos sus pedacitos de memoriapara alimentar una esperanza

para creer que el hielo no derritey finge su temor ante la llama

Para reanudar la existenciatras los mares

tras los muros

Dolorno de golpeno de heridano de grito subterráneo

tal vez más lejoscomo de fronterasmuy adentro...

Enroscadoentre arterias/pulmones/nervios/piel

y el alma como guanoen el medio de un desierto

Dolorno de ofensa

no de rayoviolento entre las piernas

más profundomás lejos

como de otro suelo

Sueño con un cuchilloescondido en mi memoria

Miento con un relojque atraviese de un saltoel tercer mundo

Canto con una rosa de metalque hiere las palabras

Río sobre los escombrosde un país de naipes y tahúres

Sostengo con piolinesuna jauría desatada

Estorbo insurrectoen los jardines colgantesde tus pechos

Duermo sobre los restosde tu oración más repetida

Navego indiferentepor una avenida de sotanas

Desclavo con uncióna un amigo muerto de tristeza

... maldigo al solpor su certeza

HEREDEROS Y TESTIGOS

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muerde mis pasos y mis lluviasmis cetrinos ruegos a la mar

Un sitio donde Dios descansa sus mañanasdonde tiembla inabarcable

su desiertosu soledad estéril

su poder

Yo vengo de una tierradonde la noche te embrutecede belleza

donde sus ojos extendidosafilan el placer

una última sorpresaun eco

EL CIELO QUE RÍE

Yo soy de un lugardonde maduran los otoñossin descanso

donde el viento y su locuradescubren cavidades de amapolaentre mis huellas

donde el tallo se deshojaen silencio y en su túnica

donde el cielo que ríe

arrogante en su gestoo acaso circunspecto

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DESAMPARO

Que hago con un idiomaque no me sirve en la mañana

que reclama continenteen la penumbra

que reviste antipatías por ausencias

que seduce por las nochescon las garras de un abismo

aún cuandola lluvia nos revele

sus secretos

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LOS HÉROES DE LA ESQUINA

Soez con su apodo/niño y puñal

Cartucho/compadre/un estandarte

juntos fueron leyendahéroes de la esquina

reyes del pillaje/calles sin reservas/todo aprendizaje

días de la no guerrabala fácilciudad sable

gente que desapareceespíritu santo/motivos subhumanos

sucumbieron en la calle/razón de estadopelota de trapo

fueron de su tribuhubo miedo/hubo sueños/

recuerdan sus nombreslos suburbios descastados

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ALGÚN UMBRAL GASTADO

Estoy ante tipara que conozcasmis espejos

quiero verel otro lado de tu vientre

escuchar mi sangre...la posible

si se mueve o silbaen el pórtico de unmar musculoso

nuevoa mis ojos serranos

Saber si puedo dormirsobre tu espaldaotu historia

preciso ciudad

Sólo traigo versospalabras agrupadas

sonantes yen manojos

algún umbral gastadoalguna ideamás peregrina que acerada

Solo esono hay más

Puedo recostarmetal vezentre tus piernas?

oler la frescamirareste mundocolgante depreguntas/

desconocermis huesos quesonríen al desierto

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