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Manituana, de Wu Ming: el poder de la palabra Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net) Manituana, de Wu Ming: el poder de la palabra Enviado por pabloelorduy el Jue, 06/25/2015 - 08:00 Antetítulo portada: Literatura Artículos relacionados portada: Contar historias, transformar la realidad Foto portada: Antetítulo (dentro): Literatura Sección principal: Culturas Cuerpo: 1755. En algún lugar cercano al lago George, en el actual estado de Nueva York, un grupo de guerreros mohawk vuelve de una dura batalla donde han capturado a varios prisioneros. Están nerviosos, su representante, Hendrick, ha muerto luchando en la batalla y muchos claman por la venganza. Franceses e ingleses se encuentran en medio de una guerra colonial en Norteamérica, las Seis Naciones indias han decidido, para salvaguardar los pactos y tratos que ya poseían con los ingleses, luchar del lado de estos. No todos los clanes indios forman parte de esta unión y muchos de ellos están luchando contra los británicos. Según el pacto con el Imperio, que asegura a los indígenas una serie de líneas rojas que no cruzará la expansión inglesa, se estipula que los prisioneros blancos deben ser entregados vivos a los ingleses. En cambio, las cabelleras de los indios rebeldes al pacto se pagan en dinero. El grupo, furioso y con ganas de venganza, no duda en comenzar a escalpar a los prisioneros, que se retuercen entre gritos de dolor hasta que mueren, pero surge la duda con uno de ellos debido a su color de piel y se sumergen en una acalorada discusión. Cuando están a punto de acabar con el prisionero, que no es más que un chico, aparece una mujer india, Molly Brant, que abofetea al indio que se disponía a acabar con el muchacho. Se encara al grupo de indios y con furia tempestuosa les reprende. Invoca las tradiciones y valores sagrados de su cultura –están matándose entre indígenas para ayudar a los que llevaban siglos Página 1 de 5

Manituana, de Wu Ming: el poder de la palabra

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Page 1: Manituana, de Wu Ming: el poder de la palabra

Manituana, de Wu Ming: el poder de la palabraPublicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)

Manituana, de Wu Ming: el poder de la palabraEnviado por pabloelorduy el Jue, 06/25/2015 - 08:00 Antetítulo portada: LiteraturaArtículos relacionados portada: Contar historias, transformar la realidadFoto portada:

Antetítulo (dentro): LiteraturaSección principal: CulturasCuerpo:

1755. En algún lugar cercano al lago George, en el actual estado de Nueva York, un grupo deguerreros mohawk vuelve de una dura batalla donde han capturado a varios prisioneros. Estánnerviosos, su representante, Hendrick, ha muerto luchando en la batalla y muchos claman por lavenganza. Franceses e ingleses se encuentran en medio de una guerra colonial en Norteamérica, lasSeis Naciones indias han decidido, para salvaguardar los pactos y tratos que ya poseían con losingleses, luchar del lado de estos. No todos los clanes indios forman parte de esta unión y muchosde ellos están luchando contra los británicos. Según el pacto con el Imperio, que asegura a losindígenas una serie de líneas rojas que no cruzará la expansión inglesa, se estipula que losprisioneros blancos deben ser entregados vivos a los ingleses. En cambio, las cabelleras de los indiosrebeldes al pacto se pagan en dinero. El grupo, furioso y con ganas de venganza, no duda encomenzar a escalpar a los prisioneros, que se retuercen entre gritos de dolor hasta que mueren,pero surge la duda con uno de ellos debido a su color de piel y se sumergen en una acaloradadiscusión. Cuando están a punto de acabar con el prisionero, que no es más que un chico, apareceuna mujer india, Molly Brant, que abofetea al indio que se disponía a acabar con el muchacho. Seencara al grupo de indios y con furia tempestuosa les reprende. Invoca las tradiciones y valoressagrados de su cultura –están matándose entre indígenas para ayudar a los que llevaban siglos

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colonizándoles– y al hecho pragmático de que las naciones se están quedando sin jóvenespara alimentar y abastecer las comunidades. Las mujeres reclaman a los prisioneros indios másjóvenes, casi niños, para integrarlos. Y los guerreros obedecen.

Esta escena abre la obra de Manituana, novela escrita por el colectivo Wu Ming, editada por RandomHouse en 2007, que narra episodios ficcionalizados durante la guerra de la Independencia de EEUU,que enfrentó a las trece colonias iniciales contra el Imperio de Gran Bretaña.

La historia del continente americano a menudo se ha escrito con grandes derramamientos de sangrey guerras, no obstante, sin dejar esto de lado, la obra focaliza otro tipo de colonización, soterrada ysilenciosa, que se gesta entre los pactos, la palabra y la cultura. En este punto cobran un interésespecial aquellos personajes de la trama que no son guerreros –imagen típicamente estereotipadadel indio–, sobre todo las mujeres y los ancianos. Son quienes poseen más tiempo para reflexionar yobservar lo que ocurre a su alrededor mientras los hombres jóvenes se encuentran sumergidos enun estado mental que apunta a preservar el orgullo y definir la estrategia militar. De forma que semuestra, como se puede atisbar en la escena inicial, aquello de que los árboles no permiten ver elconjunto del bosque.

Mientras que en Occidente, desde hace siglos, nuestra cultura se apoya supuestamente sobre elestudio de los hechos racionales y empíricamente comprobables, que fundamentan nuestra historiay nuestra ciencia, que alimentan a su vez nuestra política, en el caso de los indios de Manituana, lasociedad otorga un especial valor a la ficción. ¿Es nuestra cosmovisión del mundo tan racional yempírica como creemos? ¿Son tan inútiles como solemos pensar las fábulas, cuentos y fantasíasfuera del ámbito infantil?

Las historias que narran las glorias de héroes pasados así como los mitos fundacionales fabuladosque entrañan el conocimiento sobre el mundo en el que viven, representan el hilo conductor de lacultura que, transmitida oralmente de madres a hijos, sustenta los valores y saberes de estas tribus.Además, los sueños y su interpretación son también esenciales a la hora de dirimir el futuro de lastribus. Molly Brant, a la que todos los personajes importantes respetan, y que nos dará más de unasorpresa a lo largo de la apetitosa y frenética lectura que nos ofrece esta obra, tiene muy en cuentaaquello que le muestran los sueños y que ella no puede observar directamente en la realidad.

La ficción se inmiscuye en el terreno político, en la forma en la que Molly narra e interpreta sussueños, no como señales oníricas que le brindan los dioses y muertos, como podría parecer a simplevista, sino como otra forma en la que su subconsciente representa y reordena la compleja realidadque la rodea, permitiéndole ver aquello que es realmente importante –los derechos y territorios quelos indios van perdiendo con cada nueva guerra en la que se meten sus colonos, que les tratan conun deje claramente paternalista– frente a lo que preocupa a los demás, que son las victorias yconquistas más inmediatas.

De los pactos a las reservas

En esta América del siglo XVIII que está viendo nacer al nuevo imperio que, tras la IIª Guerra Mundialhabrá conseguido polarizar casi el mundo entero, los juicios de propiedad se dirimen mediante lafirma de papeles y documentos legales. Y aquí entra en juego otro de los personajes principales dellibro que juega y jugará hasta nuestros días, un papel esencial en la historia del indio americano: elalcohol. Los británicos, igual que hiciesen con el opio en China, son quienes introducen el alcohol enlas comunidades indígenas que, al no poseer una larga cultura que les haya enseñado a beber, caenen las garras de esta droga. No hablamos ya de la violencia interna que se da entre ellos, en elámbito público de las comunidades, donde la criminalidad se ve disparada por esta bebida, o delhecho de que muchos de los grandes y ancianos líderes recurran al ron para lidiar con susdepresiones provocadas por la nostalgia de las glorias pasadas, sino del hecho de que muchos de losdocumentos en los que los indios, poco a poco, van cediendo literal y legalmente terrenos a suscolonos, son firmados en amigables reuniones en las que se bebe en abundancia.

Se prefigura así pues, mediante algunos personajes que son capaces de ver más allá de la guerraque tienen ante sus ojos, que pueden intuir el germen del virus que acabará con sus formas

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tradicionales de vida, la silenciosa conquista que las colonias ejercerán a lo largo de lossiglos venideros, que dará con ellos en las conocidas reservas que almacenan a los pocos indiosque actualmente quedan vivos en ridículas extensiones de terreno donde el alcohol y el hastíoacaban de minar lo poco que ya queda de estas culturas.

Occidente decadente

No es raro oír en nuestros días que la cultura y la política occidental se encuentran en francadecadencia. Sin embargo, según lo que nos plasma Manituana esto no sería en absoluto fruto denuestra época de hijos del capitalismo salvaje.

Dos de los indios más valorados por los clanes, que además están ampliamente formados en lastradiciones filosóficas e históricas occidentales –uno de ellos es, a la vez, un sanguinario guerrerocon el hacha y traductor de Voltaire– son elegidos como representantes de las Seis Naciones paraacudir a Londres y hablar con Su Majestad en aras de salvaguardar los intereses de los indígenas decara a la guerra contra las colonias que se avecina. Normalmente avasallados por los colonos y sustretas, cada vez más desplazados de sus tierras, los indios confían en los poderes de lasinstituciones supremas de sus colonos para defenderse.

La aristocracia británica, atraída por el exotismo de los visitantes, no duda en solicitar la asistenciade los dos indígenas a sus fiestas. Lo que allí observarán es la clara falta de valores cultura yconocimiento de todos aquellos que están dados, por sus posiciones económicas de poder, a llevarlas riendas del Imperio Británico. Conversaciones banales, uso desmedido de alcohol y drogas y undesprecio generalizado por todo aquello que no sea el gozo personal dejaran atónitos a los indios,que depositaban esperanzas en encontrarse en las altas esferas de Londres a la élite culturaleuropea.

Por otro lado, veremos que la imagen de lo que es un indio que circula por Europa es una ficción quehan creado los periódicos, la prensa, entendidos como los equivalentes a los mass media de laépoca. Es una imagen morbosa, utilizada a menudo para llenar las páginas de sucesos de lametrópolis y vender más periódicos. Una imagen sustentada por las bandas de excluidos socialesque se dedican al robo y al contrabando, que se hacen llamar a sí mismos mohocks. De este modoobservamos otro hecho típico que ocurre también en nuestras sociedades actualmente, laimpostación de la imagen de otras realidades que se nos presenta deformada y, por carecer defuentes directas y no poder contrastarla, acabamos asimilando.

Más allá de las páginas

Lo primero que nos llama la atención de la obra es que trasciende a sí misma en el sentido másliteral del término. Si entramos en la página con el mismo nombre de la obra, Manituana,encontraremos gran diversidad de materiales –música, textos ensayísticos, relatos, cómics,ilustraciones– compuestos por los lectores de la novela, que pueden ir enviándolos para engrosareste corpus que revitaliza la propia novela, haciéndola salir de sus propios márgenes. Explorando eneste laberinto de ecos, encontramos también el nivel dos, el sótano de la página, ubicado bajo tierrapara aislar estas voces, donde aquellos que la hemos leído podemos sumergirnos a discutir sobre lamism. También encontramos, por ejemplo, el relato paralelo de Pontiac, que corre parejo a la tramade la novela, grabado en las voces de los creadores de la misma. De esta forma, el lector quedaintegrado en la conformación de esta obra, cuyos límites han quedado totalmente desdibujados.

Sobre el título de la obra encontramos dos enigmáticas palabras, Wu Ming (无名), que si traducimosdel chino significan “Sin Nombre”. ¿Quién se esconde tras la máscara? Rastreando el origen de estenombre damos de bruces con el seudónimo colectivo que utilizaron un grupo de escritores italianosdurante los años noventa, Luther Blisset.

Luther Blisset fue una máscara bajo la que posicionaron escritores, activistas y artistas para realizarobras y actividades de alto contenido libertario y contestatario en una óptica altermundista,emulando los seudónimos colectivos como Capitan Swing o General Ludd, que utilizaban obreros ycampesinos durante las revueltas luditas para enviar amenazas y advertencias a los grandes

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terratenientes y empresarios.

A pesar de que no se trataba de un movimiento homogéneo, nace en 1994, arropado por el grito devoz que los zapatistas del EZLN dieron al mundo el mismo año, fundando una nueva forma dehacer política de impacto mundial utilizando las redes de los distintos gobiernosoccidentales, saboteando los canales de información que nutrían el sistema, para producircontrapropaganda. Uno de los elementos de cohesión y fundacionales del Luther Blissett Project esla concepción de que los gobiernos y multinacionales en lucha por la globalización apoyan su poderen los sistemas de comunicación y divulgación de la cultura. El ya referido alzamiento del EZLN pusode manifiesto esto al mostrar a miles de indígenas que vivían en México –siendo exterminados por elgobierno– sin que la opinión pública del país supiese de su existencia. Por ello sus formascombativas se orientan sobre todo a la llamada guerrilla de la comunicación. Hoy podemosencontrar, en este mismo sentido, más ejemplos de este uso de seudónimos colectivos utilizadospara sabotear la información que nos es dada como verdad objetiva, como por ejemplo, laredefinición de democracia como forma de esclavitud que enarbola el Comité Invisible.

Esto consiste en producir acciones culturales –ya sean performances, libros, programas, películas,acciones que les lleven a aparecer en los grandes telediarios– que empiecen a ocupar el canal por elque discurren los discursos del poder en aras de sabotearlo y sembrar la duda en la opinión públicarespecto a cómo se les ha contado el mundo en que vivimos. Manituana está claramente orientada ala reescritura de la historia de la América que hoy conocemos, concretamente en lo referente a losEE UU. Además, como hemos indicado, muestra y se centra en formas de colonialismo que, amenudo, son obviadas por los libros de texto que enseñan a los niños de Occidente que África fuedescolonizada durante el siglo XX, como pueden ser los usos lingüísticos, la falta de acceso apuestos de funcionarios o la introducción de drogas en el seno de las poblaciones del extrarradio a lallamada civilización.

No son hechos del pasado. Todo esto que saca a relucir Manituana se puede seguir observando hoyen EE UU y a lo largo del mundo. Existe un racismo institucional histórico que acompaña anuestras civilizaciones. Si bien al principio trataba de ordenar y organizar para el beneficio de loscolonizadores la vida de los indígenas autóctonos que vivían ancestralmente en esas tierras, hoy endía ocurre de manera inversa en nuestras sociedades al tratar de hacer nuestras propias reservas–los CIE aquí en España, por ejemplo– para aquellos a los que nuestros gobiernos y la supuestaopinión pública consideran pertenecientes a un nivel cultural inferior. Se cierra el círculo que trazaManituana, que, sin dejar de ser una excelente novela, no carente de calidad literaria, sirve alproyecto de guerrilla cultural que busca el sabotaje de los cauces tradicionales de información quenos vienen contando cómo es el mundo.

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Pie de foto: Mapa de las tierras mohawk.Edición impresa:

Licencia: CC-by-SAPosición Media: Cuerpo del artículoCompartir:

Tipo Artículo: NormalAutoría: Álvaro LoriteFormato imagen portada: grande

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