Manuel Puig

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Manuel Puig

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  • GustavoGarca yAndrs de Luna

    Rock, araas,nenonas y manuelasManuel Puigen Nueva York

    - En uno de sus ensayos Truman Capote ha escritosobre Nueva York que es: ."un mito diferente paracada uno, una cabeza de dolo. de ojos. de luz, detrnsito que parpadean con verde (ieno y un rojo cni-co". Para Manuel Puig cul es el mito de NuevaYork?

    - Para m, Nueva York es ante todo pelculas vie-jas... y nuevas tambin; es un buen lugar para ir alcine, pero sobre todo, es un sitio para ver pelculasviejas. Existen cines que se ocupan de ciertos tiposde producciones, por ejemplo, hay uno que sellama Teatro 80 que da el puro 'trash, la pura ba-sura comercial de los treintas; ah se pueden redes-cubrir cosas, muchas sin inters, pero otras muy in-teresantes.

    A la pera la siento ms cercana que al cine, enste hay cierto prurito de realismo y su relacin con

    .el pblico es muy especial, hay una concesinconstante. En la pera no: all el realismo es unamolestia, por eso hay grandes espacios para la fan-tasa del creador.

    Por lo dems, Nueva York est pasando por unacrisis muy especial. Hay una palabreja que anda

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    circulando por ah: asexualidad. Es una especie demoda, porque despus de un periodo extenuante debsquedas de nuevas formas de entendimiento se-xual, afectivo, ahora existe algo as como una fa-tiga y como un retiro a la meditacin que es alar-mante y terrible. Eso incluye cualquier clase de ac-titud represiva, que ah puede justificarse. Lo not,y son cosas que la gente no se anima a comentar,porque lo que pasa es que todo el mundo cree queno "liga". Tengo muchas amigas solteras en NuevaYork, muchas muchachas que estn intentandouna vida diferente en sus relaciones con hombres ocon mujeres, y en forma ms libre, sin caer en arre-glos econmicos matrimoniales. Esta gente em-pez a hablarme de que haba una reticencia, unabarrera, como una abulia que se vena manifes-tando desde hace dos aos. Pero es hasta 1978cuando empiezan a aparecer artculos; vi uno muyespecial en el Village Voice, que es como el pulso dela ciudad, donde comentaban sobre esas cosasextraas. Los movimientos de las minoras sexua-les ms o menos se han calmado; se nota algo de ac-tividad, pero en general estn en un momento decalma, pero de calma neurtica.

    Mis relaciones, mis amistades, se establecen confanticos del cine, no con crticos, sino con las gen-tes que van a ver todas las rarezas. Tengo amigosen el Museo de Arte Moderno, en la parte dedicadaal cine, en los archivos; eso es ms bien mi habitat,el de los fanticos.

    De ese gusto por el cine tom algo para El besode la mujer araa. Al respecto hay algo, muy di-fuso, no me refiero a ninguna pelcula en especial,ni tampoco a mis amigos neoyorkinos, pues esa no-vela se refiere a algunas experiencias mas enMxico, pero con argentinos, a donde llegu en1974 y permanec casi dos aos, fui espectador y ex-plorador de las primeras llegadas de los exiliados ar-gentinos.

    En Nueva York tengo un amigo norteamericanoque escribe, se llama Mark Mersky, es un joven no-velista con varios libros publicados; es un especia-lista en judasmo, muy raro. Conmigo no tienemucho en comn, pero de los escritores que he co-nocido en Nueva York l es mi mejor amigo.

    -Cmo llega a Nueva York la cultura de AmricaLatina?

    - Hay muchsima gente que estudia espaol y quese interesa por la literatura latinoamericana en to-das las universidades, ah es donde estn los mayo-res centros de inters, pero en el idioma original; entraduccin al ingls el nico que ha pasado al granpblico es Garca Mrquez, ni siquiera CarlosFuentes, el nico es Garca Mrquez. Borges gozade una especie de gloria indiscutible. Paz es apre-ciadsimo, pero su crculo de lectores se reduce alos especialistas, porque la poesa, tambin enNueva York, es cosa de lites. Adems, esa es unaopinin ma, no soy una computadora, es una ideanada ms.

    Gustavo Garca (Chiapas, 1954) y Andrs de Luna (Mxico,1955), laboran como investigadores en la Filmotcca de laUNAM. Preparan un libro de ensayos sobre Lo semiologl delcine mexicana.

  • Manuel Puig

    El movimiento chicano est en Los Angeles y nolo conozco para nada. Pero el puertorriqueo esuna grandsima esperanza, aunque sea slo por elmomento; es una gente que tiene un material fabu-loso que contar, porque verdaderamente vive enunos dramas feroces, de pera. Sin embargo, toda-va no se da del todo, hay

  • Hay una cosa fundamental, la diferencia de posi-cin, de sentimiento, entre los personajes: yo loscontemplo como vctimas del medio, entoncesexiste un margen para la piedad, la comprensin, elperdn; en cambio Torre Nilsson lo ve como basu-ras; por lo tanto, en los momentos en que l es fiel asi mismo, en que se pone cabrn con los personajes ylos ridiculiza es cuando la pelcula tiene ms vida;cuando, en cambio, quiere venir hacia m se vuelvems hbrido porque no est seguro de lo que hace.

    Me fui de Argentina en 1973 porque empezaronlas listas negras periodsticas, y se me vet en la tele-visin: me sent mal. Despus prohibieron The Bue-nos Ares AJIair, y tampoco se ha podido publicarall El beso de la mujer arO/tao

    Vine a Mxico y aqu me entusiasm mucho, talvez demasiado; se produjeron una gran cantidad deproyectos cinematogrficos y teatrales, y cuandono salieron me deprim y me fui a respirar un pocoa Nueva York, pero dej semillas plantadas queahora estn saliendo.

    En este ltimo viaje realic dos guiones para Ma-nuel Barbachano Ponce, el productor de Nazarn y

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    de Torero, que compr CLASA y ahora vuelve alcine. De esos guiones, uno es original mo, y el otroes una adaptacin de un cuento fantstico policialde Silvina Ocampo. El impostor, que es un intentode thriller raro,es para Arturo Ripstein; pienso quees muy para su estilo, que puede darle mucho am-biente. El mio es una historia que ocurre en Ti-juana, una historia de cabaret, el centro de todo esla autodestruccin de una mujer.

    Voy a confiar un secreto: el guin de Lugar sin l-mites lo hice yo, pero lo tuvo que firmar ArturoRipstein porque era final de sexenio y tena miedode que me lo fueran a cortar o a suspender; ade-ms, era un paso muy arriesgado, no saba cmoiba a responder la gente ante un personaje de lascaractersticas de la Manuela, tan extrao para elcine mexicano.

    La Manuela encarna la parte sometida, la partedegradada de cada mujer, entonces con l se identi-fican las mujeres. Y en los hombres, la escena delbeso provoca justamente el impacto que buscba-mos; por eso no me gusta cmo qued esta escenaen su representacin teatral en el Blanquita, esa se-cuencia viene preparada por todo el argumento dela pelcula, y ah, en cambio, est aislada, por esomismo ah nunca se acaba de entender.

    Mi relacin con el cine mexicano se remonta ami juventud, sin embargo, para la "pelcula" mexi-cana que describo en El beso de la mujer araa, tra-t de ver el mayor nmero de cintas mexicanas re-lacionadas con las cabareteras, y de nueva cuentapude apreciar verdaderas maravillas. Los recuer-dos que tena de ellas eran de muchos aos atrs, ypor lo mismo estaban muy borrosos. Me gusta mu-cho la pionera, La mujer del puerto, Qu hermosapelcula! Contemplando estas obras descubr a Ni-nn Sevilla, que a pesar de vivir en Nueva Yorknunca la he visto; entre los cubanos que radicanall he preguntado y nadie me ha sabido dar su pa-radero. Pero eso es debido a que en Nueva York laincomunicacin es feroz; el hecho de que existantantos espectculos que ver te puede llevar a unasupervivencia en tu casa, con tu televisin, viendocine o leyendo cosas. Eso puede ser valioso, pero lolleva a uno a un empobrecimiento indecible en lasrelaciones personales.

    Nueva York es una ciudad peligrossima, nuncahe visto algo as en el sentido del aislamiento y de laincomunicacin. Aunque en realidad se puedeprescindir de esos atractivos culturales, pero anas es difcil entenderse porque todos estn conproblemas y hay una bsqueda que hace que todala gente est asustada, muy acobardada. Se lleg adescubrir que las formas convencionales de parejade hombre fuerte-mujer dbil y todas esas tonte-ras, eran puras falsedades, pero hemos sido cria-dos en eso; entonces, como qu no saben que hacercon ese lastre atroz, y est el miedo a sufrir en casode que las nuevas experiencias no sean placenteras.