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8/8/2019 Mariel. De la historia grfica de la nacin o la historia
nacional de la fotografa
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Mariel.
Delahistoriagrficadelanacinolahistorianacionaldelafotografa(fragmentosyomisiones)
JuanAntonioMolinaCuesta
Ponencia presentada en el 9no Encuentro Nacional de
Fototecas
Mesa de discusin Historias nacionales y regionales de la
fotografa
SINAFO / INAH. Pachuca, Hidalgo. Octubre de 2008
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ntre el 15 de abril y el 31 de octubre de 1980 cruzaron el
estrecho de La Florida 125 266
banos. Para esta ola migratoria la ms densa en la historia de
Cuba- se usaron 2 mil once
barcaciones. En esos 5 meses hubo un promedio de 2 mil
ochocientos cubanos arribando
ariamente a las costas de Estados Unidos. El rcord se estableci
el 3 de junio, cuando 6 mi
rsonas atravesaron las 90 millas de agua que separan la isla de
Cuba de la isla de Cayo
ueso.
l incidente que provoc este dramtico trnsito de una orilla a la
otra fue la muerte de uno de
s policas que cuidaban la Embajada de Per en La Habana, el da 1
de abril, cuando varia
rsonas a bordo de un autobs, forzaron la entrada al edificio. El
gobierno cubano haba
igido que se entregaran dichas personas a las autoridades, pero
el gobierno peruano le
ncedi derecho de asilo. Entonces el gobierno cubano retir los
guardias de la embajada e
form por todos los medios que la misma quedaba desguarnecida.
Treinta y ocho hora
spus haba 10856 cubanos dentro de la sede diplomtica.
a multitud estuvo varias semanas ocupando todos los espacios
posibles, desde las ramas de los
boles hasta el techo de la casa. Prcticamente sin comida ni
agua, en medio de situaciones de
olencia, insalubridad, tensin y todas las consecuencias del
hacinamiento. Cuando el gobierno
Estados Unidos proclam su solidaridad con los cubanos que
deseaban emigrar, Fidel Castro
form que el puerto de El Mariel quedaba abierto para todas las
embarcaciones provenientes
Estados Unidos, que vinieran en busca de cubanos.
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A los asilados en el edificio de la Embajada se les otorgaron
salvoconductos para que
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Cuando comenc a buscar documentacin fotogrfica de aquellos
eventos, me encontr con una
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Los medios impresos en Cuba solamente divulgaron fotografas de
las llamadas Marchas del
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gresaran a sus casas mientras esperaban su turno para partir en
una embarcacin. Entonces
pez la segunda parte de su drama. Encerradas en sus casas,
muchas veces sin servicios de
ectricidad ni agua, dependiendo de algn vecino solidario para
poder comer, miles de familia
fran el acoso constante de grupos incitados por el gobierno y
por las llamada
rganizaciones de masas. Las calles de La Habana eran el
escenario de las golpizas, las
millaciones y las persecuciones a que eran sometidos hombres y
mujeres indefensos; tambin
cianos y nios. Hubo algunos muertos. Yo tena mucho miedo.
tuacin que en realidad era previsible: simplemente no hay fotos.
Si se realiz alguna
cumentacin grfica, fue desde los sistemas de vigilancia (y en
ese caso, est resguardada en
gn archivo policaco) o fue desde una posicin de clandestinaje,
tan protegida que todava no
salido a la luz pblica.
eblo Combatiente, que organizaba el gobierno para poner en
escena el apoyo de la sociedad
os abusos no se fotografiaron. No hubo ni un fotgrafo
documentalista, ni un fotorreportero
un defensor del realismo fotogrfico, ni un guardin de la
identidad nacional, ni un
tinoamericanista, ni un antiimperialista, ni un revolucionario
que documentara las escenas de
rbarie que ocurran a diario.
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A estas alturas no creo que eso sea una gran prdida para la
historia de la fotografa cubana.
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Pero esto tambin es un ejemplo de que las omisiones y los vacos
tienen una funcin
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Cuando se estudia la iconografa con fines historiogrficos,
inevitablemente se llega a un punto
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ro ya que nos rene aqu el tema de la relacin entre fotografa e
historias nacionales (o
storias nacionales de la fotografa) creo que lo que he comentado
es un ejemplo interesante de
mo ciertas omisiones y ciertas mutilaciones afectan
simultneamente al relato y a la imagen
la nacin. Y esto es muy evidente en el caso de Cuba, donde el
relato y la imagen estuvieron
n imbricados a partir de 1959, justamente en una etapa en que
distintos actores pretendan
tar refundando la nacin, mientras simplemente estaban
reinventando las representaciones de
nacional.
tructural dentro de los relatos histricos. Yo, en lo personal,
veo como muy atractivo para el
ercicio historiogrfico el prestar atencin a esos lapsus porque a
veces nos ayudan a enfrenta
eguntas como: Quin escribe la historia? Quin la cuenta? Desde
dnde? Con qu
strumentos? Con qu poderes? Y finalmente, la historia de
quin?
tico que adquiere matices particulares. Tratndose de la
fotografa ese punto crtico est
finido por la pregunta: Desde dnde se tomaron las fotos? La
posicin del fotgrafo frente a
fotografiado determina el punto de vista con el cual nos va a
comprometer. Pero el punto de
sta no es una situacin solamente visual; es una situacin
axiolgica, es un situarse
eolgicamente frente a lo que se observa.
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El conjunto de fotografas en que se basan estas reflexiones
refleja una posicin fsica, una
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Todas las fotografas fueron tomadas en el espacio que va desde
el muelle de El Mariel hasta el
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tuacin geogrfica y un posicionamiento ideolgico muy preciso ante
el tema general que
orda. Primero debo aclarar que hubo circunstancias muy
particulares que propiciaron esta
tuaciones. Por ejemplo, los cubanos emigrantes viajaban
prcticamente sin equipaje (excepto
specho, los que se beneficiaron del efmero puente areo entre La
Habana y Costa Rica
rante unos pocos das). Es comprensible que los viajeros no
llevaran cmaras fotogrficas
as fotos que se tomaron, en los barcos o desde los barcos,
fueron hechas por las personas que
nan de Estados Unidos o los propios marineros, los guardacostas
y las personas que reciban
los emigrantes en Cayo Hueso y Miami. Gran parte de esas fotos
pertenecen a los archivos de
s diarios Miami Herald y El Nuevo Herald; algunas tambin a los
archivos de Univisin
ambin estn identificados algunos fotgrafos, como Battle Vaughan,
Tim Chapman y Keith
raham.
rritorio de La Florida. Aunque ese espacio abarca las aguas
territoriales cubanas, es difci
corporar la idea de que fueron tomadas en Cuba. Es decir,
geogrficamente, las foto
rtenecen a un espacio de trnsito, mientras que visualmente son
resultado de una mirada que
dirige desde el territorio estadounidense hacia ese espacio de
trnsito. La direccin de esa
irada se cruza (en sentido opuesto) con la direccin del viaje
mismo, desde Cuba hacia
stados Unidos. Simblicamente, los migrantes parecen moverse
hacia la fotografa, mientras
alejan de un espacio en el que estn fuera de la
representacin.
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Recientemente, durante una conferencia en el Centro de la
Imagen, Nstor Garca Canclini
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Si e asocia tanto a la migracin, no es solamente por la
persistencia de
los recuerdos, sino tambin porque el pasado (como contexto y
como vivencia) sigue adherido a
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omitido en las fotografas que he comentado aqu. Las condiciones
en que fueron tomadas,
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Para decirlo con sencillez, Cuba, como momento, est ausente de
esas fotografas. El espacio y
el tiempo de Cuba estn aparentemente omitidos. En consecuencia,
la relacin de estas
mentaba, refirindose a la documentacin y el estudio de los
procesos migratorios, que la
ndencia general es a estudiar el viaje como resumen y paradigma
de la migracin. Yo no dudo
e haya ms investigaciones concentradas en el lugar al que arrib
el migrante que en su luga
origen. Y, sin embargo, prefiero suponer que el contexto de
origen del migrante es uno de
s aspectos ms importantes a tener en cuenta cuando se estudian
los procesos migratorios.
el tema de la memoria s
experiencia presente, modificndola y condicionndola. Por otra
parte, el pasado se convierte
un referente, o una especie de contraparte implcita (o
implicada) en cada uno de los
ocesos de trnsito. La transicin de un mbito cultural a otro
puede vivirse como desarraigo
ansculturacin, simulacin y renuncia. Tambin puede experimentarse
como prdida y
cuperacin, restauracin y reinvencin del origen.
se contexto de origen del emigrante (y de la propia experiencia
migratoria) es el q
cen que solamente puedan asociarse al viaje y al destino. Y
hacen que el contexto del viaje
a representado como el mbito exclusivo del desarraigo, limitando
y casi anulando la
sibilidad de que funcionen como documentos de las circunstancias
histricas que motivaron
que rodearon al viaje.
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estas fotos aluden, de manera oblicua, pero irrebatible, a una
serie de sucesos que han sido
profusamente relatados, aunque no fotografiados. En
consecuencia, la ausencia de una
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C mientos de El Mariel no estn constreidos al
m ente a la sociedad cubana. En segundo lugar,
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genes con la historia de la fotografa cubana o su relacin con la
historia grfica de la
cin, pertenecen a una zona de incertidumbre. De hecho, por los
datos que he dado, podra
specharse ms bien que estos documentos tienden a relacionarse
con una historia que est
latndose fuera de Cuba -Tal vez en los Estados Unidos? Tal vez
en la fotografa
tadounidense? En todo caso parece ms una historia desterrada que
una historia del destierro.
r lo menos en lo que respecta a una historia grfica, el dilema
se resuelve si entendemos que
cumentacin grfica no equivale a la ausencia de un imaginario. La
imagen y la imaginacin
lo que ocurri en las calles y las casas de La Habana, durante
este episodio de la historia
bana, existen como recuerdos, como relatos, como
transcripciones, incluso como ficciones
ro existen, de alguna manera impregnadas en la memoria
colectiva. Estas fotos inducen
tonces a pensar una historia grfica de la nacin tambin como una
historia de la ausencia, de
omisin y la censura.
, sin embargo, hay que ubicar esas fotos en un territorio que ya
no es exclusivamente el de
uba. En primer lugar, porque los aconteci
bito territorial cubano ni afectaron solam
rque el espacio entre Cuba y La Florida parece constituirse y no
slo metafricamente- en
a especie de unidad regional, con una historia propia, con su
iconografa y su simbologa
rticular. Al territorio mixto que se genera en torno al estrecho
de La Florida, corresponden
r un lado, el contexto demogrfico, social y cultural, tambin
mixto, de la comunidad cubana
tablecida en la pennsula; por otro lado, en torno a ese
territorio parecen gravitar las
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siedades, las fantasas, las representaciones y los traumas de
amplios grupos sociales
sidentes en Cuba, y cuyo imaginario tiende a buscar sus
referencias en ese entorno abierto a la
ga y el trnsito.
