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XV . Eutiquio y Florencio, se rvidores de Dios  No callaré tampoco lo que he sabido por la narración de Santulo, un venerable  presbítero de la misma región, cuyas pala bras no podrás poner en duda, ya que en mo do alguno ignoras su vida y su buena fe. 2. n aquella misma época habitaban en la provincia de Nursia dos hombres que se destacaban por su vida y sus costumbres de santidad. Se llamaban utiquio y !lorencio. utiquio había pasado su "uventud en el ardor espiritual y en el fervor de la virtud, y se esfor#aba por conducir con sus e$hortaciones a muchas almas hacia %ios. !lorencio, por su parte, llevaba una vida de entera simplicidad y dedicada a la oración.  No le"os de allí había un monasterio que por la muerte de su superior había quedado sin gobierno. &or eso, sus mon"es quisieron que los gobernara utiquio. l aceptó su pedido y gobernó el monasterio durante muchos a'os, formando las almas de sus discípulos en el celo de la vida santa. ( para que el oratorio donde había vivido antes, no quedara abandonado, de"ó allí al venerable !lorencio. ). *omo viviera allí en completa soledad, un día se postró en oración y pidió al Se'or omnipotente que se dignara darle alguna compa'ía. No bien hubo terminado la oración, salió del oratorio y se encontró con un oso parado ante la puerta. *on la cabe#a inclinada hacia el suelo y sin mostrar ferocidad alguna en sus movimientos, daba a entender claramente que había ido para ofrecer sus servicios al hombre de %ios. &or su  parte el hombre del Se'or lo entendió así de inmediato. ( como en su ermita habían quedado cuatro o cinco ove"as sin que nadie las cuidara y apacentara, ordenó al oso+ -e y lleva esas ove"as a pastar, pero vuelve a mediodía. /. 0sí empe#ó a hacer esta tarea, sin interrupción. Se le impuso al oso el oficio de  pastor, y en ve# de comerse las ove"as, como hubiera sido normal, el animal las apacentaba, estando él en ayunas. *uando el hombre del Se'or quería ayunar, ordenaba al oso que regresara con las ove"as a las tr es de la tarde1 si no, debía volver al mediodía. l oso obedecía en todo la orden del hombre de %ios, de modo que cuando tenía que volver al mediodía, no lo hacía a las tres, ni cuando tenía que hacerlo a las tr es, volvía al mediodía. . *omo esto se prolongara durante mucho tiempo, la fama de un milagro tan grande se difundió por toda la región. &ero el antiguo enemigo, donde ve que los buenos se distinguen para gloria, atrae allí por envidia a los perversos para castigo. 0sí, cuatro de los discípulos del venerable utiquio, devorados por la envidia al ver que su maestro no hacía milagros y que aquel a quien había de"ado solo se destacaba con tanto é$ito por este prodigio, tendieron al oso una trampa y lo mataron. 3. *uando éste no volvió a la hora establecida, el hombre de %ios !lorencio empe#ó a dudar de su regreso. 4o esperó hasta la tarde, y empe#ó a afligirse al ver que el oso, a quien él en su gran simplicidad se había acostumbrado a llamar hermano, no volvía. 0l día siguiente se fue al campo a buscar al oso y a las ove"as. 4o encontró mue rto . 0 v erigua ndo con diligencia, pronto descubrió quiénes lo ha bía n ma tad o. ntonces empe#ó a lamentarse, deplorando más la malicia de los hermanos que la muerte del oso. 5. l venerable utiquio lo hi#o llamar para tratar de consolarlo, pero el hombre del Se'or, en su presencia, e$asperado por las pun#adas de su gran dolor, profirió la siguiente imprecación+ spero de %ios omnipotente que en esta vida, ante los o"os de todos, reciban el castigo por su malicia, ya que mataron a mi oso que no les había hecho ning6n mal. 0 estas palabras siguió de inmediato el castigo divino. &orque los cuatro mon"es que habían matado al oso, fueron atacados al instante por el mal de la elefantiasis, de modo que sus miembros se pudrieron causando su muerte.

Monasticismo 15

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XV. Eutiquio y Florencio, servidores de Dios

 No callaré tampoco lo que he sabido por la narración de Santulo, un venerable presbítero de la misma región, cuyas palabras no podrás poner en duda, ya que en modoalguno ignoras su vida y su buena fe.

2. n aquella misma época habitaban en la provincia de Nursia dos hombres quese destacaban por su vida y sus costumbres de santidad. Se llamaban utiquio y!lorencio. utiquio había pasado su "uventud en el ardor espiritual y en el fervor de lavirtud, y se esfor#aba por conducir con sus e$hortaciones a muchas almas hacia %ios.!lorencio, por su parte, llevaba una vida de entera simplicidad y dedicada a la oración.

 No le"os de allí había un monasterio que por la muerte de su superior habíaquedado sin gobierno. &or eso, sus mon"es quisieron que los gobernara utiquio. laceptó su pedido y gobernó el monasterio durante muchos a'os, formando las almas desus discípulos en el celo de la vida santa. ( para que el oratorio donde había vividoantes, no quedara abandonado, de"ó allí al venerable !lorencio.

). *omo viviera allí en completa soledad, un día se postró en oración y pidió alSe'or omnipotente que se dignara darle alguna compa'ía. No bien hubo terminado laoración, salió del oratorio y se encontró con un oso parado ante la puerta. *on la cabe#ainclinada hacia el suelo y sin mostrar ferocidad alguna en sus movimientos, daba aentender claramente que había ido para ofrecer sus servicios al hombre de %ios. &or su

 parte el hombre del Se'or lo entendió así de inmediato. ( como en su ermita habíanquedado cuatro o cinco ove"as sin que nadie las cuidara y apacentara, ordenó al oso+ -ey lleva esas ove"as a pastar, pero vuelve a mediodía.

/. 0sí empe#ó a hacer esta tarea, sin interrupción. Se le impuso al oso el oficio de pastor, y en ve# de comerse las ove"as, como hubiera sido normal, el animal lasapacentaba, estando él en ayunas. *uando el hombre del Se'or quería ayunar, ordenabaal oso que regresara con las ove"as a las tres de la tarde1 si no, debía volver al mediodía.

l oso obedecía en todo la orden del hombre de %ios, de modo que cuando tenía quevolver al mediodía, no lo hacía a las tres, ni cuando tenía que hacerlo a las tres, volvía almediodía.

. *omo esto se prolongara durante mucho tiempo, la fama de un milagro tangrande se difundió por toda la región. &ero el antiguo enemigo, donde ve que los buenosse distinguen para gloria, atrae allí por envidia a los perversos para castigo. 0sí, cuatrode los discípulos del venerable utiquio, devorados por la envidia al ver que su maestrono hacía milagros y que aquel a quien había de"ado solo se destacaba con tanto é$ito por este prodigio, tendieron al oso una trampa y lo mataron.

3. *uando éste no volvió a la hora establecida, el hombre de %ios !lorencio

empe#ó a dudar de su regreso. 4o esperó hasta la tarde, y empe#ó a afligirse al ver queel oso, a quien él en su gran simplicidad se había acostumbrado a llamar hermano, novolvía. 0l día siguiente se fue al campo a buscar al oso y a las ove"as. 4o encontrómuerto. 0veriguando con diligencia, pronto descubrió quiénes lo habían matado.ntonces empe#ó a lamentarse, deplorando más la malicia de los hermanos que lamuerte del oso.

5. l venerable utiquio lo hi#o llamar para tratar de consolarlo, pero el hombredel Se'or, en su presencia, e$asperado por las pun#adas de su gran dolor, profirió lasiguiente imprecación+ spero de %ios omnipotente que en esta vida, ante los o"os detodos, reciban el castigo por su malicia, ya que mataron a mi oso que no les había hechoning6n mal. 0 estas palabras siguió de inmediato el castigo divino. &orque los cuatro

mon"es que habían matado al oso, fueron atacados al instante por el mal de laelefantiasis, de modo que sus miembros se pudrieron causando su muerte.

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7. ste hecho alarmó e$tremadamente al hombre de %ios !lorencio, aterrori#ado por haber maldecido así a los hermanos. 8odo el resto de su vida lloró por haber sidoescuchado, y clamaba que había sido cruel y homicida al haberlos hecho morir.*reemos que %ios omnipotente hi#o esto, a fin de que un hombre de tan sorprendentesimplicidad, no se atreviera en adelante, por más que el dolor lo afectara, a lan#ar eldardo de la maldición.

9. &%:;+ <%ebemos creer, entonces, que es una falta muy grave si por casualidad, e$asperados por la cólera, maldecimos a alguien=

>:>;:?;+ <&or qué me preguntas si este pecado es grave, cuando &ablo dice+ Los que maldicen no poseerán el reino de Dios @1 Co 3,ABC= &iensa, entonces, qué gravees la culpa que separa del reino de la vida.

AB. &%:;+ <&ero si un hombre, tal ve# no por malicia, sino por un descuido dela lengua, lan#a contra su pró"imo una palabra de maldición=

>:>;:?;+ Si el Due# severo desaprueba una palabra in6til, Ecuánto más una palabra ofensivaF &iensa por consiguiente qué condenable es la palabra no e$enta demalicia, si ya es culpable una sentencia desprovista del bien de la utilidad.

&%:;+ 8ienes ra#ón.

AA. >:>;:?;+ ste hombre de %ios hi#o además otra cosa que no debemos pasar en silencio. *omo su buena fama iba creciendo en todas direcciones y a grandesdistancias, un diácono que vivía muy le"os, quiso ir a verlo para encomendarse a susoraciones. 0l acercarse a su ermita, encontró todo el lugar y sus alrededores infestado deinnumerables serpientes. Se asustó e$tremadamente y gritó+ EServidor del Se'or,re#aF. n ese momento, el tiempo estaba admirablemente sereno. !lorencio salió y al#ó

los o"os y las manos hacia el cielo, para que el Se'or quitara aquella peste como me"or le pareciere. 0 su vo#, el cielo tronó de inmediato, y este trueno mató todas lasserpientes que habían invadido el lugar.

A2. *uando el hombre de %ios !lorencio las vio muertas, di"o+ Gira, Se'or, quelas mataste. <( quién las va a sacar de aquí=. 0 su vo# llegaron pronto tantas avescuantas serpientes muertas había. *ada una llevó la suya y la arro"ó le"os. %e"aron ellugar de su ermita completamente limpio de serpientes.

A). &%:;+ <Hué virtud, qué mérito hay que atribuir a aquel a cuya vo# %iosomnipotente se hi#o tan cercano=

>:>;:?;+ &edro, ante la singular pure#a y la naturale#a simple de %iosomnipotente, la pure#a y simplicidad del cora#ón humano valen mucho. 4os servidoresde %ios, por el mismo hecho de que están separados de las preocupaciones terrenas, deque desconocen las palabras in6tiles, y de que evitan disipar y manchar su espíritu convanas aspiraciones, logran ser escuchados me"or por su *reador que los demás.fectivamente, en cuanto es posible, por la pure#a y la simplicidad de su pensamientoya se conforman con Il en virtud de cierta seme"an#a.

A/. Gientras que nosotros, en medio de la multitud del pueblo, pronunciamosfrecuentemente palabras in6tiles y a veces incluso gravemente per"udiciales, y nuestra

 boca se ale"a tanto más de %ios omnipotente cuanto más se acerca a este mundo. nverdad, nos vemos arrastrados hacia las cosas de aquí aba"o al me#clarnos en continuo

 parloteo con los hombres del mundo.A. &or eso, con ra#ón ?saías, después de haber visto al Se'or :ey de los "ércitos,

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decir en la serpiente, y se esfor#ó por echar a Gartín de su vivienda aterrori#ándolo. 4aserpiente comen#ó a aparecérsele en la cueva a solas, a e$tenderse delante de él durantesu oración, y a compartir con él su lecho. &ero el hombre santo, del todo impertérrito,e$tendía hacia su boca la mano o el pie y le decía+ Si recibiste el permiso paramorderme, yo no te lo prohíbo.

/. sto se prolongó sin interrupción durante tres a'os, hasta que cierto día, elantiguo enemigo, vencido por tanto valor, se agitó con violencia y se arro"ó al precipicio

 por la empinada ladera de la monta'a, incendiando con fuego salido de su cuerpo todala vegetación de ese lugar. 0l quemar toda la ladera de la monta'a se vio obligado,coaccionado por %ios omnipotente, a mostrar cuán grande había sido el poder de quienahora se retiraba derrotado.

*onsidera, te ruego, la cima espiritual en la que permanecía este hombre delSe'or, que durante tres a'os durmió tranquilo "unto a una serpiente.

&%:;+ 4o oigo y me estreme#co.

. >:>;:?;+ ste hombre de vida venerable, al inicio de su reclusión, habíadecidido no ver en adelante a ninguna mu"er, no por desprecio al se$o, sino por temor acaer, si contemplaba su belle#a, en las asechan#as de la tentación.

Lna mu"er se enteró de esto. 0uda#mente subió a la monta'a y enfilódescaradamente hacia la gruta. &ero él, mirando a lo le"os y viendo que quien se leacercaba vestía ropa femenina, se entregó a la oración con el rostro en tierra y

 permaneció postrado hasta que, cansada, la desvergon#ada mu"er se retiró de la ventanade la celda. se mismo día, en cuanto hubo descendido de la monta'a, ella murió, demodo que por la sentencia de su muerte se dio a entender cuánto había desagradado a%ios omnipotente, al contristar a su servidor con esa tentativa perversa.

3. n otra ocasión, una muchedumbre de gente piadosa acudía a él por devoción.Se apresuraban por un sendero estrecho que conducía a su celda, por la pendienteabrupta de la monta'a. Ln ni'o peque'o que caminaba despreocupadamente, cayódespe'ándose hasta el valle que se divisaba como en un abismo al pie de la monta'a.&orque en este lugar la monta'a es tan alta, que los árboles inmensos que crecen en elvalle, parecen arbustos a quienes los miran desde lo alto.

ntonces todos los peregrinos alarmados se preguntaban con suma preocupacióndónde podría encontrarse el cuerpo del ni'o que se había caído. <Huién podía pensar que no había muerto= <Huién iba a imaginar que su cuerpo hubiera podido llegar enteroal suelo, cuando las rocas escarpadas debían haberlo destro#ado durante la caída= &eroluego de una diligente b6squeda, el ni'o fue encontrado en el valle, y no sólo con vidasino también completamente sano. ntonces se hi#o patente a todos que no sufrió

ning6n da'o, porque en su caída fue sostenido por la oración de Gartín.5. &or encima de la gruta, sobresalía una roca inmensa que se adhería a la monta'a

sólo por una ínfima parte. 0l#ándose así sobre la celda de Gartín, cada día amena#abadesprenderse, y su caída lo hubiera matado.

Gascátor, sobrino del ilustre 0rmentario, fue con un gran n6mero de campesinos a pedir al hombre de %ios que tuviera la bondad de abandonar su gruta, para poder desprender de la monta'a esa roca y así el servidor de %ios podría vivir con seguridaden su gruta. l hombre de %ios en modo alguno quiso consentir y dispuso que hicieranlo que pudieran1 él por su parte se retiró al lugar más apartado de su celda. Sin duda, sila mole llegaba a caer, destruiría la gruta y al mismo tiempo mataría a Gartín.

7. ntonces la multitud que había ido, trató Msin peligro, dentro de lo posible, parael hombre de %iosM de quitar aquella enorme piedra que sobresalía en lo alto. ( de

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repente, ante la mirada de todos, ocurrió un hecho del todo sorprendente+ esa roca quese esfor#aban por arrancar, s6bitamente desprendida por los traba"adores, dio un salto

 para no tocar la bóveda de la gruta de Gartín y, como evitando herir al servidor de %ios,cayó más le"os.

Hue todo esto ocurrió conforme a la disposición de %ios omnipotente y por laintervención de los ángeles, lo entiende quien fielmente cree que todo está dispuesto por la providencia divina.

9. Gartín, al comien#o de su estadía en esta monta'a, cuando todavía no sehallaba encerrado en la cueva, se ató el pie con una cadena de hierro, fi"ando la otra

 punta en una roca, para que en adelante no le fuera posible caminar más allá de lo que le permitía la longitud de su cadena.

enito, el hombre de vida venerable del que ya antes hablé, se enteró de esto. 4ehi#o decir por uno de sus discípulos+ Si eres servidor de %ios, no debe atarte unacadena de hierro, sino la cadena de *risto. 0l oír estas palabras, Gartín soltó enseguidasu atadura, pero "amás en lo sucesivo dirigió su pie liberado más allá del lugar al que suliga#ón lo había acostumbrado. Se mantuvo, sin la cadena, en el mismo espacio en elque antes había permanecido atado.

AB. %espués, cuando se hubo recluido en ese lugar, empe#ó a tener discípulos quevivían en las afueras de su gruta. &ara el uso cotidiano sacaban el agua de un po#o. &erola soga a la que estaba atado el balde para sacar el agua, se rompía frecuentemente.ntonces sus discípulos pidieron al hombre del Se'or aquella cadena que había quitadode su pie, y la agregaron a la soga atada al balde. 0 partir de ese momento, la soga sesumergió en el agua cada día, pero ya nunca más se rompió. &orque una ve# que estuvounida a la cadena del hombre de %ios, adquirió la fuer#a del hierro necesaria parasoportar el peso del agua.

AA. &%:;+ stas cosas causan placer porque son admirables, y especialmente

 porque pertenecen a nuestro tiempo.

XVII. El monje del Monte Argentario, que resucit a un muerto

>:>;:?;+ n nuestro tiempo, precisamente, un tal *uadragésimo fuesubdiácono de la ?glesia de a$entium y solía apacentar su reba'o de ove"as en lamisma región de 0urelia. &or el relato de este hombre muy honrado se hi#o notorio unhecho asombroso que se había reali#ado en secreto.

l subdiácono, como di"e, cuidaba de su reba'o en 0urelia1 al mismo tiempo vivíaen el Gonte 0rgentario un hombre de vida venerable, que llevaba el hábito monástico ylo honraba con su género de vida.

Se había acostumbrado a ir cada a'o desde el Gonte 0rgentario a la iglesia del bienaventurado &edro, príncipe de los apóstoles, y solía ba"ar para go#ar de lahospitalidad del mencionado subdiácono *uadragésimo, que ha relatado este episodio.

2. Ln día, cuando ya había entrado en su albergue, que no estaba le"os de laiglesia, murió en las cercanías el marido de una mu"er pobre. Seg6n la costumbre fuelavado, vestido y envuelto en una sábana. &ero al caer la tarde, no pudieron sepultarlo,

 porque "unto al cuerpo del difunto se había sentado la viuda, que pasó la noche confuertes llantos, desahogando su dolor en continuos gritos y lamentos.

). *omo esta situación se prolongaba y la mu"er en ning6n momento de"aba dellorar, el hombre de %ios que había sido recibido de huésped, di"o con dolor al

subdiácono *uadragésimo+ Gi alma se compadece del dolor de esta mu"er. E&or favor,levántateF -amos a re#ar. ntonces los dos se fueron a la iglesia vecina y se pusieron aorar "untos. %espués de haber re#ado durante un largo rato, el servidor de %ios le pidió

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al subdiácono *uadragésimo que concluyera la oración. 8erminada ésta, recogió polvode la base del altar y se arrimó, "unto con *uadragésimo, al cuerpo del difunto. 0llítambién se puso a orar.

/. ;ró durante un largo tiempo, pero esta ve# ya no quiso, como antes, que elsubdiácono concluyera la oración, sino que él mismo dio la bendición, y se levantóenseguida. ( como llevaba en la mano derecha el polvo recogido, quitó con la i#quierdael lien#o que cubría el rostro del difunto. *uando la mu"er vio lo que había hecho,comen#ó a recriminarlo violentamente e$tra'ada por lo que iba a hacer. Il, después dehaber quitado el lien#o, frotó durante mucho tiempo con el polvo que había recogido, elrostro del difunto. ste, al ser frotado durante un tiempo prolongado, recuperó el alma,

 boste#ó, abrió los o"os, e incorporándose se sentó asombrado por lo que se le estabahaciendo, como si hubiera sido despertado de un pesado sue'o.

. 4a mu"er, agotada por sus lamentos, cuando vio esto, empe#ó a llorar, ahora dealegría, y a dar gritos más fuertes. l hombre del Se'or la contuvo con una mesurada

 prohibición diciéndole+ *alla, calla. &ero si alguien te pregunta cómo sucedió esto,contestarás 6nicamente+ el Se'or Desucristo ha obrado a su manera. %i"o esto y salió dela casa de la mu"er. ( sin detenerse, de"ó allí al subdiácono *uadragésimo y en adelanteno se presentó más en aquel lugar. &ara huir del honor temporal, hi#o que los que lohabían visto dotado de un poder tan grande, ya nunca más lo vieran en esta vida.

3. &%:;+ No sé qué pensarán los demás. &or mi parte, considero por encima detodos los milagros éste, por el que los muertos vuelven a la vida, y el alma es devuelta alcuerpo.

5. >:>;:?;+ Si nos fi"amos en lo visible, hemos de creer que es así. &ero sitenemos en cuenta lo invisible, se hace patente que convertir a un pecador por la palabrade la predicación y con la ayuda de la oración, es un milagro más grande que resucitar a

un muerto en la carne. &orque en este caso se resucita una carne que ha de morir denuevo, en aquél, un alma que ha de vivir eternamente.

7. 8e propongo a dos hombres+ <en cuál de los dos te parece que se obró unmilagro mayor= 4á#aro que, como creemos, ya tenía fe, y al que el Se'or lo resucitó enla carne1 Saulo, al que resucitó en el alma. *iertamente, no se oye hablar de milagrosobrados por 4á#aro, después de su resurrección de la carne. &ero después de laresurrección obrada en el alma de &ablo, nuestra debilidad no alcan#a a captar todo loque la &alabra sagrada dice sobre sus milagros+

9. que sus pensamientos crueles y atroces se han transformado en sentimientos dedul#ura y de bondad1 que desea morir por sus hermanos después de haberse alegrado

 por la muerte de ellos1AB. que lleno de toda la ciencia de la scritura, estima que no sabe nada, fuera de

Desucristo, y Desucristo crucificado @cf. 1 Co 2, 2C1 que go#osamente se de"a a#otar por *risto a quien había perseguido a espada1 que está enaltecido por el honor delapostolado, y al mismo tiempo se hace espontáneamente muy peque'o en medio de losdiscípulos1

AA. que es elevado hasta los misterios del tercer cielo, y sin embargo, por compasión inclina la mirada de su espíritu para ocuparse de la unión de los cónyuges aldecir+ $ue el marido cumpla los deberes conyuales con su esposa% de la mismamanera, la esposa con su marido @1 Co 5,)C1 que por la contemplación es admitido en

los coros de los ángeles, y no obstante no desde'a refle$ionar y ordenar los actos de losque viven en la carne1

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A2. que se alegra de sus debilidades y se complace en los ultra"es1 para quien   la&ida es Cristo, y la muerte una anancia   @ 'lp A, 2AC1 que su vida ya está totalmentefuera de la carne, esa vida que él vive en la carne.

A). 0sí vive quien ha vuelto desde las regiones inferiores del espíritu a la vida delamor. &or eso es cosa menor que alguien sea resucitado en la carne, a menos que por lavivificación de la carne sea llevado a la vida del espíritu, de modo que por ese milagroe$terior sea vivificado y convertido el hombre interior.

A/. &%:;+ (o estaba persuadido de que la conversión era un milagro muyinferior, pero ahora recono#co que es un prodigio incomparablemente superior. &ero teruego que contin6es lo que has comen#ado, para que mientras quede alg6n tiempo libre,no transcurra la hora sin que algo nos edifique.

XVIII. El monje !enito

>:>;:?;+ -ivió conmigo en el monasterio 27 un hermano, muy entregado alestudio de la Sagrada scritura, que era mayor que yo y solía edificarme con muchascosas que yo ignoraba. 0sí me enteré por un relato suyo que en la región de la*ampania, dentro de las cuarenta millas desde la ciudad de :oma, vivía un hombrellamado enito, "oven de edad, pero anciano por sus costumbres y estrictamentesometido a la regla de la vida santa. 29

2. *uando en tiempos del rey 8otila los >odos lo encontraron, resolvieronquemarlo "unto con su celda. &rendieron fuego, pero mientras que todo se quemó en losalrededores, la celda de enito no pudo ser da'ada por el fuego. 0l ver esto los >odos,en el colmo de su ensa'amiento lo sacaron de su habitación, y viendo en las cercaníasun horno encendido y preparado para cocer pan, arro"aron a enito dentro y cerraron el

horno. 0l día siguiente lo encontraron ileso+ ni su carne ni a6n la más mínima parte desu hábito habían sido alcan#ados por el fuego.

). &%:;+ Es el antiguo milagro de los tres "óvenes lo que estoy oyendoFchados al fuego, no sufrieron ning6n da'o @cf. Dn ),2)ssC.

>:>;:?;+ ste milagro ofrece, a mi entender, una particularidad. n esaocasión los tres "óvenes fueron arro"ados al fuego con los pies y las manos atados. 0ldía siguiente, el rey fue a verlos y los encontró caminando en el horno con sus vestidosintactos. %e esto se deduce que el fuego adonde habían sido arro"ados, no tocó susvestidos, pero devoró sus ataduras. 0sí en atención a los "ustos, la llama tenía fuer#a

 para aliviarlos, pero al mismo tiempo, no la tenía para atormentarlos.

XIX. "a iglesia del #ienaventurado $enn en la ciudad de Verona

Ln hecho análogo a este milagro tan antiguo aconteció en nuestros días, peroocasionado por el elemento opuesto. &orque hace poco, el tribuno Duan me contódurante una conversación que el conde &ronulfo, mientras que estuvo allí, presenció

 "unto con el rey 0uthari un suceso milagroso, en el momento y en el lugar mismo delhecho, y atestiguó que lo había visto.

2. n efecto, el tribuno me contó que hacía unos cinco a'os, cuando, "unto a estaciudad de :oma, el río 8íber salió de madre y creció de manera tal que sus aguas

 pasaron por sobre las murallas de la ciudad e inundaron regiones muy dilatadas)B

  , se produ"o al mismo tiempo en la ciudad de -erona una crecida del río 0digio que llegóhasta la iglesia del santo mártir y pontífice Oenón. 4as puertas de la iglesia estaban

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abiertas, pero el agua no entró. n poco tiempo, subió hasta las ventanas de la iglesiaque estaban a poca distancia del techo. ntonces el agua se detuvo y cerró la puerta dela iglesia, como si este elemento líquido se hubiera transformado en una pared sólida.

). Jabía mucha gente en la iglesia y como ésta estaba rodeada por todas partes por gran cantidad de agua, no tenían por donde salir y temían morir de sed y de hambre.ntonces se acercaron a la puerta de la iglesia y sacaron agua para beber. l agua habíasubido hasta las ventanas, como ya di"e, y sin embargo no penetraba en el interior de laiglesia. 0sí por ser agua pudo ser bebida, pero a6n siendo agua no pudo esparcirse. 0ldetenerse ante la puerta para mostrar a todos el poder del mártir, era agua para ayudar,

 pero no era agua para invadir el lugar santo.

/. %i"e antes acertadamente que este portento no era diferente del antiguo milagrodel fuego, que no tocó los vestidos de los tres "óvenes, pero quemó sus ataduras.

. &%:;+ 4as acciones de los santos que estás narrando son del todo admirablesy e$tremadamente sorprendentes para la mediocridad de la gente de nuestro tiempo.&ero puesto que oigo que 6ltimamente en ?talia e$istieron tantos hombres de virtudadmirable, quisiera saber lo siguiente+ <No ocurrió que tuvieron que soportar lasasechan#as del antiguo enemigo=, <o acaso sacaron provecho de sus insidias=

>:>;:?;+ Sin el esfuer#o del combate no se consigue la palma de la victoria.<*ómo entonces pueden ser vencedores si no han luchado contra las asechan#as delantiguo enemigo= &orque el espíritu maligno atisba sin cesar nuestros pensamientos,

 palabras y obras, por si casualmente puede encontrar alg6n motivo de acusación en ele$amen del Due# eterno. <Huieres realmente saber de qué manera está siempre "unto anosotros para enga'arnos=

XX. Este#an, %res#ítero de la %rovincia de Valeria

0lgunos de los que actualmente se encuentran entre nosotros, atestiguan lo quevoy a contar.

Ln hombre de vida venerable, de nombre steban, fue presbítero en la provinciade -aleria. !ue un pariente cercano de nuestro diácono onifacio )A , administrador de la?glesia. Ln día, de regreso a su casa después de un via"e, ordenó a su esclavo, sin pensar lo que estaba diciendo+ E-en, diablo, quítame los #apatosF. 0 estas palabrascomen#aron a desatarse con toda velocidad las correas de su cal#ado. 0sí se manifestócon evidencia que el diablo, el mismo que había sido llamado para quitar el cal#ado, lehabía obedecido.

2. 0l ver esto, el presbítero al instante se estremeció horrori#ado y se puso a gritar a vo# en cuello+ E0lé"ate, miserable, alé"ateF E&orque no te hablé a ti, sino a miesclavoF. 0 su vo#, se retiró de inmediato. 4as correas se quedaron así como estaban,ya desatadas en gran parte.

&or este e"emplo puedes deducir hasta dónde el antiguo enemigo, tan presente enlos asuntos corporales, persigue a ultran#a e insidiosamente nuestros pensamientos.

). &%:;+ s muy fatigoso y aterrador estar siempre en tensión para resistir lastrampas del enemigo y hacerle frente sin cesar, como en un campo de batalla.

>:>;:?;+ No será fatigoso si confiamos nuestra custodia no a nosotros, sino a

la gracia de lo alto, haciéndolo sin embargo de manera tal que también nosotrosvigilemos, en cuanto podamos, ba"o esta protección. ( si hemos empe#ado a e$pulsar del espíritu al antiguo enemigo, sucede con frecuencia que, gracias a la generosidad de

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%ios, no solo ya no se lo ha de temer, sino que él mismo se aterrori#a por el poder de losque viven rectamente.

XXI. "a joven consagrada a cuya orden un &om#re 'ue li#erado del demonio

%e lo que voy a contar, fue testigo el muy virtuoso y anciano &adre leuterio )2 ,al que ya mencioné anteriormente. Il tuvo la atención de comunicármelo.

n la ciudad de Spoleto, una ni'a en edad de casarse e hi"a de uno de loshabitantes notables, se encendió en el deseo de la vida celestial. Su padre intentóoponerse a este camino de vida. &ero ella, deKsoyendo al padre, recibió el hábitoreligioso. &or consiguiente su padre la desheredó, concediéndole tan sólo una parteinsignificante de una peque'a propiedad.

&ero movidas por su e"emplo, muchas "óvenes de familias nobles empe#aron aabra#ar la vida religiosa "unto a ella y a servir al Se'or omnipotente consagrándole suvirginidad.

2. Ln día el abad leuterio, hombre de vida venerable, fue a verla para animarla ysostenerla en su santo propósito. Se había sentado para hablar con ella acerca de la

 palabra de %ios, cuando de pronto llegó con un regalo un aldeano del predio aquel delque la religiosa había recibido de su padre una mínima parcela. Gientras se presentabaante ellos, atacado por un espíritu maligno, cayó por tierra, atormentado por balidos ychillidos estridentes.

). ntonces la religiosa se levantó y con semblante airado ordenó con fuertesgritos+ ESal de él, miserableF ESal de él, miserableF. 0 su vo#, el diablo contestó deinmediato por boca del hombre atormentado+ ( si salgo de él, <en quién voy a entrar=.*asualmente estaba paciendo en las cercanías un lechoncito. ntonces la religiosa leordenó+ ESal de él y entra en ese cerdoF 0l momento salió del hombre, entró en el

cerdo conforme a la orden recibida, lo mató y se ale"ó./. &%:;+ %esearía saber si ella debió conceder, aunque no fuera más que un

lechoncito, a un espíritu impuro.

>:>;:?;+ 4os hechos y las gestas de la -erdad son normas propuestas paranuestro modo de actuar. 4a legión que había tomado posesión de un hombre, habíadicho al mismo :edentor+ Si nos echas, manda que vayamos a la piara de cerdos. (e$pulsó del hombre la legión, concediéndole entrar en los cerdos y precipitarlos alabismo. %e este hecho se puede deducir que sin la autori#ación de %ios omnipotente, elespíritu maligno no tiene ning6n poder sobre el hombre, puesto que sin permiso, ni enlos cerdos hubiera podido entrar. s necesario por consiguiente, que nos sometamos

espontáneamente a Il, a quien se su"etan todos los adversarios a pesar suyo. 0síseremos tanto más poderosos contra nuestros enemigos, cuanto más nos hagamos, por lahumildad, una misma cosa con el *reador del universo.

. &ero, <por qué hay que admirarse de que ciertos elegidos ya en esta carne puedan hacer muchos prodigios, si a menudo sus simples huesos mortales siguen vivosen m6ltiples milagros=

XXII. El %res#ítero de la %rovincia de Valeria que sujet a un ladrn junto a suse%ulcro

l siguiente hecho que voy a narrar, sucedió en la provincia de -aleria. 4o supe

 por un relato de mi abad -alencio, de feli# memoria.-ivía allí un sacerdote venerable que, dedicado con sus clérigos a la alaban#a de%ios y a las buenas obras, llevaba la santa vida religiosa. Jabiéndole llegado el día de

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ser llamado por %ios, murió y fue sepultado delante de la iglesia. Dunto a la iglesia habíaunos apriscos de ove"as, y el lugar donde fue enterrado estaba en el pasa"e que conducíahasta las ove"as.

2. Lna noche, mientras los clérigos re#aban los salmos en la iglesia, llegó unladrón con el fin de entrar en los apriscos y robar. Se apoderó de un carnero y saliórápidamente pero cuando llegó al lugar donde estaba enterrado el hombre de %ios, derepente se sintió retenido, incapa# de dar un paso. a"ó el carnero que llevaba sobre elcuello y quiso soltarlo, pero Eimposible aflo"ar la manoF ntonces se quedó allí de pie,miserable, con su presa, culpable y trabado. Huería deshacerse del carnero, y no podía.Huería ale"arse con el carnero, y tampoco lo lograba. *uriosamente el ladrón que habíatemido ser visto por vivientes, se veía detenido por un muerto. ( como sus pies y susmanos estaban bloqueados, permanecía inmóvil.

). 0 la ma'ana, después de haber terminado las alaban#as de %ios, al salir de laiglesia, los clérigos encontraron a un hombre desconocido que su"etaba con sus manosun carnero. %udaron si el hombre quería llevarse el carnero u ofrecerlo, pero el culpablee$plicó en seguida que era un castigo. 8odos se admiraron de que el ladrón que habíaentrado en el aprisco, permaneciera retenido con su presa en virtud del poder delhombre de %ios. 0l momento se pusieron a re#ar por él, y a duras penas lograron consus oraciones que quien había ido a robarles algo que les pertenecía, se marchara

 precisamente con las manos vacías. 0sí el ladrón que durante largo tiempo había estado prisionero con su presa, al fin pudo irse, sin nada y liberado.

/. &%:;+ Se ve claramente cuán grande es para con nosotros la afabilidad de%ios omnipotente, que reali#a en favor nuestro milagros tan ocurrentes.

XXIII. El a#ad del monte de (reneste y su %res#ítero

>:>;:?;+ 4a ciudad de &reneste está dominada por una monta'a sobre la quese sit6a un monasterio de hombres de %ios, dedicado al bienaventurado apóstol &edro.&or el relato de estos hombres me enteré, cuando a6n me encontraba en el monasterio,del gran milagro que voy a contar. 4os mon"es de este monasterio atestiguaban suveracidad.

n ese monasterio había un &adre de vida venerable que formó a un mon"e,conduciéndolo a un modo de vida digno de todo respeto. *uando vio que habíamadurado en la plenitud del temor de %ios, lo hi#o ordenar presbítero en su monasterio.

2. %espués de su ordenación, este presbítero supo por una revelación que sumuerte no estaba muy le"ana. &idió entonces al mencionado &adre del monasterio que le

 permitiera prepararse su sepulcro. Iste le contestó+ Sin duda yo moriré antes que t6.

 No obstante ve y, conforme a tu deseo, prepara tu sepulcro. Il fue e hi#o sus preparativos.&ocos días después el anciano &adre, atacado por la fiebre, llegó a su fin y ordenó

a su presbítero que había ido a asistirlo+ E&onme en tu sepulcroF ( cuando aquél ledi"o+ 86 sabes que yo pronto te seguiré, y los dos no podremos caber, el abad lecontestó al instante+ EJa# como te di"e, porque tu sepulcro nos contendrá a los dosF.

). Gurió entonces y fue colocado en el sepulcro que el presbítero se había preparado para sí. Guy pronto también éste fue atacado por una enfermedad que seagravó y rápidamente terminó con su vida. 4os hermanos llevaron su cuerpo al sepulcroque él mismo se había preparado. 0brieron la tumba, y todos los allí presentes vieronque no había lugar para ponerlo, porque el cuerpo del &adre del monasterio que antes

había sido colocado allí, ocupaba todo el sepulcro.4os hermanos que habían llevado el cuerpo del presbítero, vieron la dificultad quese les presentaba. Lno de ellos e$clamó+ Eh, &adreF, <en qué queda tu palabra de que

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este sepulcro podría contener a ambos=.

/. 0 su vo#, s6bitamente y ante la vista de todos, el cuerpo del abad que pocoantes había sido inhumado allí y yacía boca arriba, se volvió de costado, de"ando ellugar vacío en la tumba para sepultar el cuerpo del presbítero. ste sepulcro contendríaa ambos+ en vida lo había prometido, y en la muerte lo cumplió.

. &ero puesto que este hecho que acabo de contar sucedió en el monasterio delapóstol san &edro, cerca de la ciudad de &reneste, <te gustaría escuchar también lo queles pasó en nuestra ciudad a los porteros de su iglesia, donde su santísimo cuerpo estásepultado=

&%:;+ *on mucho gusto, y te lo pido con insistencia.

XXIV. )eodoro, sacristán de la iglesia de san (edro a%stol en la ciudad de *oma

>:>;:?;+ 8odavía viven algunos que conocieron a 8eodoro, el sacristán de suiglesia. &or una narración suya se conoce un hecho muy llamativo que le sucedió.

Lna noche, se levantó más temprano para alimentar las lámparas "unto a la puerta.%espués de haber colocado, como de costumbre, una escalera de madera deba"o de unalámpara, mientras reanimaba la lu#, de pronto el bienaventurado apóstol &edro, vestidode blanco, se presentó aba"o en el pavimento y le di"o+ *ompa'ero, <por qué te haslevantado tan temprano=.

2. %icho esto, desapareció de la vista de 8eodoro, a quien invadió un pavor tangrande que se quedó sin fuer#as, y durante muchos días no pudo levantarse de su cama.*on este hecho, <qué otra cosa quiso mostrar a sus servidores el bienaventurado0póstol, sino su presencia y su mirada agradecida, dando a entender que todo lo que

hicieran para su veneración, él lo veía constantemente para tenerlo en cuenta en laretribución del más allá=

). &%:;+ &ara mí, lo sorprendente no es que se haya hecho visible, sino queaquel que lo vio, estando en buena salud, se haya enfermado.

>:>;:?;+ <&or qué te admiras de esto, &edro= <Jas olvidado acaso aquellagrande y terrible visión del profeta %aniel= Se estremeció por ella de manera tal queconcluyó así su relación+ o me des&anecí y estu&e en(ermo durante &arios días @ Dn 7,25C )) . n efecto, la carne no puede recibir lo que es del espíritu, y por eso a veces,cuando el alma humana es llevada a ver por encima de sí, sucede for#osamente que este

 peque'o vaso carnal, incapa# de sostener el peso de un talento, llegue a enfermarse.

&%:;+ Gi dificultad se ha solucionado gracias a tu claro argumento.

XXV. Aconcio, sacristán de esta misma iglesia

>:>;:?;+ Jabía allí no hace mucho tiempo, y conforme al relato de nuestrosancianos, otro sacristán de esa iglesia. Se llamaba 0concio, hombre de gran humildad yseriedad. Servía a %ios omnipotente con tanta fidelidad que el bienaventurado apóstol&edro demostró, mediante signos, el gran aprecio que tenía por él.

n efecto, una ni'ita paralítica que permanecía en la iglesia, reptaba sobre las

manos y arrastraba su cuerpo por el suelo, porque tenía su espalda debilitada. %urantemucho tiempo había pedido al santo apóstol &edro ser considerada digna de recuperar lasalud. Lna noche, el santo se le apareció en una visión y le di"o+ -ete a ver al sacristán

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0concio y preséntale tu pedido, y él te devolverá la salud.

2. lla se sentía muy segura de esta visión tan grande, pero ignoraba quién era0concio. mpe#ó a arrastrarse por todas partes en la iglesia, de un lugar a otro, paraaveriguar quién era 0concio. %e repente se le presentó aquel a quien estaba buscando, yella le di"o+ &or favor, &adre, indícame quién es el sacristán 0concio. l le contestó+Soy yo. ( ella di"o+ Nuestro pastor y bienhechor, el santo apóstol &edro, me haenviado a ti para que me liberes de mi enfermedad. l le respondió+ Si has sidoenviada por él, levántate, y tomándola de la mano, la endere#ó al instante a su estaturanormal. ( desde aquel momento, todos sus miembros y nervios se consolidaron, y ya noquedó ning6n vestigio de su parálisis.

). &ero si intentáramos todo lo que, seg6n ha llegado a nuestro conocimiento,sucedió en su iglesia, sin duda alguna tendríamos que callar todo lo demás. snecesario, por consiguiente, que nuestra narración vuelva a los &adres contemporáneoscuya vida resplandeció a lo largo y a lo ancho de las provincias de ?talia.

XXVI. Menas, el monje solitario

:ecientemente, en la provincia de Samnio, un hombre venerable llamado Genas,llevaba vida solitaria. Guchos de nosotros lo hemos conocido. Gurió no hace más dedie# a'os. 0l narrar su obra, no me remito a un solo autor, puesto que tengo casi tantostestigos de su vida, cuantos conocen la provincia de Samnio.

2. No tenía nada para su uso personal, con e$cepción de unas pocas colmenas deabe"as. Ln 4ongobardo que había querido apoderarse de sus abe"as, fue recriminado al

 principio por su palabra y pronto, cayendo a sus pies, fue atormentado por el espíritumaligno. ste hecho hi#o célebre su nombre entre todos los habitantes de la región y

hasta entre el pueblo de los bárbaros. ( desde entonces, ya nadie se atrevía a entrar ensu celda, a menos que lo hiciera humildemente.

). 0 menudo venían osos desde la selva vecina, tratando de comer sus abe"as. &eroél los sorprendía en este intento y los castigaba con un bastón que habitualmente llevabaen la mano. a"o sus golpes, estas bestias tan feroces rugían y se escapaban. llas, aquienes las espadas apenas habrían podido intimidar, tenían miedo de los bastona#osinferidos por su mano.

/. Su empe'o consistió en no poseer nada en este mundo, en no ambicionar nada,y en encender en el deseo de la vida eterna a todos los que iban a verlo por motivo decaridad. &ero cuando llegaba a conocer las faltas de alguien, nunca se abstenía de hacer 

una reprensión, aunque inflamado por el fuego del amor se cuidaba de herir con sus palabras. 4a gente del vecindario y también de lugares le"anos habían tomado lacostumbre de enviarle, en ciertos días de la semana y cada uno en particular, ofrendas, afin de que él tuviera algo para ofrecer a los que lo visitaban.

. n una ocasión, un propietario llamado *arterio, vencido por un deseo impuro,raptó a una mu"er consagrada y se unió con ella en matrimonio ilícito. 0penas lo supo elhombre del Se'or, le hi#o llegar por unos mensa"eros los reproches que merecíaescuchar. ( él, consciente de su mala acción, se atemori#ó y en modo alguno se atrevióa presentarse ante el hombre de %ios, por temor a que éste lo reprendiera con aspere#a,como lo hacía siempre con los pecadores. ntonces *arterio preparó sus ofrendas y lasenvió me#cladas con las de otros, para que aquél las recibiera sin saber de quién eran.

3. &ero cuando las ofrendas de todos fueron depositadas delante del hombre de%ios, éste se sentó en silencio y se puso a e$aminarlas una por una. :eservándose todas

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las demás, puso aparte las ofrendas que le había enviado *arterio y que él reconoció por intuición espiritual. %espreciándolas y recha#ándolas, di"o+ -ayan y díganle+0rrebataste a %ios omnipotente su ofrenda, <y a mí me envías tus ofrendas= (o noacepto tu ofrenda, porque le quitaste a %ios la suya. :esultó de allí que también losmismos asistentes fueron invadidos por un gran temor, puesto que el hombre del Se'or era capa# de "u#gar con tanta sagacidad a los ausentes.

5. &%:;+ &ienso que muchos de estos santos habrían podido afrontar elmartirio, si hubieran vivido durante el tiempo de la persecución.

>:>;:?;+ &edro, hay dos clases de martirio+ uno en secreto, el otro también en p6blico. &orque aunque falte la persecución e$terior, el mérito del martirio e$iste en losecreto, cuando el valor que no teme el sufrimiento inflama el alma.

7. n efecto, puede e$istir un martirio sin sufrimiento e$terno. l Se'or lo afirmaen el vangelio al decir a los hi"os de Oebedeo que, todavía en la debilidad de suespíritu, anhelaban ocupar los sitios más encumbrados+ )Pueden beber el cáli* que yobeber+ ( como ellos le respondieran+ Podemos, les di"o a los dos+ -stá bien, ustedesbeberán mi cáli*. -n cuanto a sentarse a mi derecha o a mi i*quierda, no me toca a mí concederlo  @ /t  2B,2BssC. <Hué otra cosa significa la palabra cáli#, sino la copa de la

 pasión= ( puesto que consta que Santiago murió en el martirio @cf. 0ch A2,2C, y Duan encambio se durmió en la pa# de la ?glesia, se puede deducir sin vacilar que e$iste unmartirio sin pasión visible, ya que también a Duan, que no murió a causa de una

 persecución, se le di"o que iba a beber el cáli# del Se'or.9. %e estos grandes hombres de los que hice mención más arriba, <por qué no

 podemos decir que si hubieran vivido en tiempos de persecución, habrían podido ser mártires, My que en realidad, al soportar las asechan#as del enemigo invisible, al amar asus enemigos en este mundo, al resistir a todos sus deseos carnales, y al inmolarse en sucora#ón a %ios omnipotente, fueron mártires también en tiempos de pa#M, cuando hasta

en nuestros tiempos ocurre que personas que llevaban en el mundo una vida ordinaria, yde las que nadie podría sospechar que anhelaban la gloria del cielo, han alcan#ado, al presentarse la ocasión, la corona del martirio=

XXVII. +uarenta cam%esinos asesinados %or los "ongo#ardos, %or &a#errec&aado comer carne inmolada a los ídolos

0sí, hace quince a'os más o menos, seg6n lo afirman los que pudieron ser testigos, cuarenta campesinos, prisioneros de los 4ongobardos, fueron obligados acomer carne inmolada a los ídolos )/ . *omo se resistieron decididamente y no quisierontocar un alimento sacrílego, los 4ongobardos que los habían capturado, comen#aron a

amena#arlos con la muerte si no querían comer la carne inmolada. &ero ellos, que preferían la vida eterna a la presente y transitoria, persistieron en su fidelidad, y en suconstancia fueron e$terminados todos al mismo tiempo. &or consiguiente, <qué otracosa fueron éstos sino mártires de la -erdad= &ara no ofender a su *reador comiendo lacarne prohibida, eligieron morir a filo de espada.

XXVIII. "a multitud de %risioneros, muertos %or no querer adorar una ca#ea deca#ra

n ese mismo tiempo, los 4ongobardos hicieron alrededor de otros cuatrocientos prisioneros. *onforme a su costumbre ritual, inmolaron al diablo una cabe#a de cabra y

se la dedicaron bailando en rondas y cantando blasfemias. %espués de haberla adorado primero ellos con profundas inclinaciones, obligaron también a sus prisioneros aadorarla de la misma manera. &ero la mayor parte de la gran multitud de prisioneros

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 prefirió morir y alcan#ar la vida inmortal, que adorar para conservar la vida mortal. Noquisieron obedecer las órdenes sacrílegas y con desdén se resistieron a inclinar la cabe#aante una criatura que siempre se había inclinado ante el *reador. ( así resultó que losenemigos que los habían tomado presos, enardecidos por una violenta ira, los mataron atodos a filo de espada, porque no habían podido hacerlos partícipes de su error.

2. <&or qué, entonces, hay que sorprenderse de que al sobrevenir un tiempo de persecución, hubieran podido ser mártires aquellos que a6n en la misma pa# de la?glesia se mortificaban constantemente y seguían el camino estrecho del martirio,cuando al presentarse de golpe una época de persecución, merecieron recibir la palmadel martirio incluso los que en la pa# de la ?glesia parecían seguir los caminos anchos deeste mundo=

). Sin embargo, en cuanto a lo que di"imos acerca de estos hombres elegidos, nohagamos de ello una regla general. &orque así como cuando sobreviene un tiempo de

 persecución declarada, muchos de los que en la pa# de la ?glesia parecen insignificantes, pueden soportar el martirio, así también a veces aquellos a quienes en la pa# de la?glesia se los creía fuertes y firmes, desfallecen a causa de su debilidad y miedo.

/. &ero de aquellos de quienes hablábamos, afirmamos confiadamente que habrían podido llegar a ser mártires, porque lo deducimos de su fin. n efecto, no podían fallar en una persecución declarada esos hombres que, con toda evidencia, persistieron hastael fin de su vida en una secreta fortale#a de alma.

. &%:;+ s así como lo afirmas. &ero yo admiro el proceder de la divinamisericordia respecto a nosotros, indignos, porque ella dispone la brutalidad de los4ongobardos de manera tal, que no permite en modo alguno a sus sacerdotes sacrílegos,que se consideran los vencedores de los fieles, perseguir su fe verdadera.

XXIX. El o#is%o arriano que se qued ciego

>:>;:?;+ llos, &edro, han intentado hacer esto mismo muchas veces, perolos milagros de lo alto hicieron fracasar su brutalidad. %e estos milagros voy a contar uno del que me he enterado hace tres días por onifacio, un mon"e de mi monasterio ) ,que vivía con los 4ongobardos hasta hace cuatro a'os.

2. Ln obispo de los 4ongobardos, un arriano, llegó a Spoleto sin encontrar allíning6n lugar para celebrar su liturgia. mpe#ó por pedir al obispo de la ciudad unaiglesia, con el fin de utili#arla para sus servicios religiosos erróneos. l obispo recha#ósu pedido decididamente. ntonces el arriano intruso declaró que al día siguiente

entraría a la fuer#a en la iglesia del bienaventurado apóstol &ablo, situada en lascercanías de allí. 0l enterarse de esto, el portero de dicha iglesia acudió en seguida,cerró la iglesia y aseguró los cerro"os. 0l llegar la tarde, apagó todas las lámparas y seescondió en el interior.

). 0l amanecer del día siguiente llegó el obispo arriano, acompa'ado por una granmultitud, dispuesto a for#ar las puertas cerradas de la iglesia. &ero, de pronto y al mismotiempo, todas las puertas del templo, sacudidas por la fuer#a divina, arro"aron a lo le"ossus cerraduras y se abrieron, y con gran estruendo quedaron accesibles todas lasentradas de la iglesia. Lna lu# se irradiaba desde lo alto, y todas las lámparas que habíansido apagadas, se encendieron. l obispo arriano que había ido para hacer violencia, fueherido con una repentina ceguera, y manos a"enas lo condu"eron a su alo"amiento.

/. *uando todos los 4ongobardos de la región se enteraron de lo sucedido, ya nose aventuraron en adelante a profanar los lugares de los católicos.

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4o llamativo del suceso es que a causa de este arriano, las lámparas habían sidoapagadas en la iglesia del bienaventurado &ablo, y que a un mismo tiempo el arriano

 perdió la lu# y la lu# volvió a la iglesia.

XXX. "a iglesia de los arrianos que en la ciudad de *oma 'ue dedicada %or unaconsagracin catlica

8ampoco callaré lo que, también en esta ciudad, manifestó la bondad de lo altohace dos a'os, para condenar la here"ía arriana. %e los hechos que voy a narrar, uno esconocido por el pueblo, y los otros, son atestiguados por el sacerdote y los porteros de laiglesia, que los han visto y oído.

2. 4a iglesia de los arrianos, situada en el barrio llamado de Subura, de nuestraciudad, había permanecido cerrada hasta hace dos a'os )3 . Nos pareció bueno proceder a su dedicación en la fe católica, trasladando allí las reliquias del bienaventuradoSebastián y de santa Pgueda, mártires. ( así se hi#o. *on la asistencia de una granmultitud del pueblo y cantando las alaban#as del Se'or omnipotente, entramos en laiglesia.

). Gientras que se celebraba la misa solemne, la multitud del pueblo se apretu"abaa causa de la estreche# del recinto. 0lgunos de los que estaban fuera del santuario, de

 pronto sintieron entre sus pies, un cerdo que corría de aquí para allá. Gientras que cadauno lo sentía y prevenía a los que estaban a su lado, el cerdo intentó llegar a las puertasde la iglesia provocando estupefacción en todos aquellos entre los que se desli#aba.0unque se lo advertía, nadie pudo ver nada. 0sí la bondad divina dio a entender a todosde una manera inequívoca, que el impuro inquilino salía de ese lugar.

/. Lna ve# terminada la celebración de la misa, nos retiramos. &ero además, en

esa misma noche, se produ"o un gran estrépito en los techos de la iglesia, como sialguien, desorientado, corriera por ellos de un lado a otro. n la noche siguiente el ruidoaumentó, haciéndose ya difícil de soportar. %e repente, se hi#o tan terrorífico como sitoda la iglesia fuera arrancada de sus cimientos. %e golpe el ruido desapareció, y enadelante ya no se manifestó ninguna agitación ulterior del antiguo enemigo. &or el ruidoterrorífico que había causado, dio a entender que tuvo que salir a la fuer#a del lugar quedurante tanto tiempo había ocupado.

. &ocos días después, mientras que el cielo estaba perfectamente sereno,descendió una nube de lo alto sobre el altar de la iglesia, lo cubrió con su velo y llenótodo el edificio de terror y a la ve# de un suave perfume. 0unque las puertas estabanabiertas, nadie se atrevía a entrar, y el sacerdote y los porteros, o los que venían para la

celebración de la misa, veían todo sin poder entrar, y aspiraban la suavidad del perfumemaravilloso.

3. Gas al día siguiente, las lámparas de la iglesia, que estaban apagadas, seencendieron con una lu# enviada desde el cielo. &ocos días más tarde, cuando elsacristán, una ve# terminada la celebración de la misa y luego de apagar las lámparas, seretiró de la iglesia, al regresar de nuevo poco después, vio que las lámparas que habíaapagado, estaban encendidas. &ensó que las había apagado negligentemente y volvió ahacerlo con mayor atención. %espués salió y cerró la puerta. &ero al cabo de tres horasregresó y de nuevo las encontró encendidas. ste fenómeno luminoso puso demanifiesto que aquel lugar había pasado de las tinieblas a la lu#.

5. &%:;+ 0unque nos hallamos sumergidos en grandes tribulaciones, losmilagros sorprendentes que estoy oyendo, dan testimonio de que en modo alguno somosolvidados por nuestro *reador.

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7. >:>;:?;+ n realidad, mi intención era contar solamente los hechossucedidos en ?talia. &ero para mostrar la condena de esa here"ía arriana, <quieres quenos traslademos de palabra a spa'a, y desde allí a través de Pfrica regresemos a ?talia=

&%:;+ -e a dónde quieras. n cuanto a mí, feli# de que me guíes de ida ydevuelta.

XXXI. -ermenegildo, rey e &ijo del rey de los Visigodos "eovigildo, muerto %or su%ro%io %adre a causa de la 'e catlica

>:>;:?;+ &or el relato de muchos visitantes venidos de spa'a )5  , hemossabido que recientemente el rey Jermenegildo, hi"o de 4eovigildo, rey de los -isigodos,se ha convertido de la here"ía arriana a la fe católica, instruido por el muy reverendo4eandro, obispo de Sevilla, vinculado conmigo desde hace cierto tiempo en íntimaamistad.

2. Su padre arriano intentó hacerlo volver a la here"ía, persuadiéndolo conrecompensas y atemori#ándolo con amena#as. l respondió con gran entere#a que nuncaabandonaría la verdadera fe, ahora que la conocía. Su padre, irritado, lo despo"ó de ladignidad real y le quitó todos sus bienes. ( como ni siquiera así podía doblegar lafirme#a de su alma, lo encerró en una estrecha prisión y su"etó con hierros su cuello ysus manos.

l "oven rey Jermenegildo, que despreciaba el reino terreno y buscaba el celestialcon un firme deseo y que, aherro"ado yacía sobre un cilicio, empe#ó a re#ar efusivamente a %ios omnipotente para que lo confortara, y a desde'ar la gloria delmundo transitorio, tanto más cuanto que, encadenado, llegó a conocer la nada de aquello

que le pudo ser quitado.). *uando llegó el día de la fiesta de &ascua, en el silencio de la medianoche su

 padre infiel le envió un obispo arriano, para que de sus manos recibiera la comuniónconsagrada sacrílegamente. %e esta manera merecería recuperar el favor de su padre.&ero el hombre, totalmente entregado a %ios, recriminó como correspondía al obispoarriano que había llegado hasta él, recha#ando su falta de fe con "ustos reproches,

 porque a pesar de que yacía allí encadenado, en su interior y en la grande#a de su almaenaltecida, se irguió con seguridad y sin temor.

/. *uando el obispo regresó, el padre arriano bramó furioso y mandó de inmediatoa sus ordenan#as que mataran al inquebrantable confesor de %ios allí mismo donde

yacía. ( así lo hicieron. n efecto, apenas entraron, clavaron un hacha en su cerebro,quitándole la vida. 4ograron destruir en él lo que este mismo hombre destruido, fiel a su propósito, había despreciado.

. &ero para manifestar su verdadera gloria, no faltaron los milagros desde lo alto.n el silencio de la noche se comen#ó a escuchar el canto de una salmodia, dirigida aeste rey y mártir, y rey en verdad por ser mártir. 0lgunos cuentan que también allí,durante la noche, aparecían lámparas encendidas. :esultó pues que, dada su condiciónde mártir, su cuerpo fue venerado con ra#ón por todo el pueblo fiel.

3. Su padre herético y parricida, sacudido por el arrepentimiento, se dolió de suacción, pero no hasta obtener la salvación. &orque reconoció que la fe católica era la

verdadera, pero asustado por temor a la reacción de su pueblo, no mereció acceder aella. 0tacado por una enfermedad que lo llevó a sus 6ltimos momentos, tuvo el cuidadode recomendar al obispo 4eandro, a quien antes había perseguido con tenacidad, a su

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hi"o, el rey :ecaredo, al que de"aba en su here"ía, para que con sus ense'an#as hicieracon él lo que había hecho con su hermano.

5. %espués de su muerte, el rey :ecaredo no siguió a su padre herético, sino a suhermano mártir. Se convirtió de la perversidad de la here"ía arriana y condu"o a todo el

 pueblo de los -isigodos a la verdadera fe+ no permitió que en su reino militara nadie quese atreviera a ser enemigo del :eino de %ios por seguir la impiedad herética.

7. No es de admirar que se haya convertido en heraldo de la verdadera fe, esehermano de un mártir. 4os méritos de este 6ltimo ayudan a :ecaredo a conducir al senode %ios omnipotente a multitud de hombres. :especto a este cambio total debemostener en cuenta que nada de esto habría podido reali#arse, si el rey Jermenegildo nohubiera muerto por la verdad. &ues tal como está escrito+ i el rano de trio que cae entierra no muere, queda solo% pero si muere, da mucho (ruto  @ 2n A2,2/C, vemos cumplirseen los miembros lo que se ha cumplido, como sabemos, en la cabe#a. n efecto, en lanación de los -isigodos, uno solo murió para que muchos tuvieran vida, y cuando unsolo grano cayó por su fidelidad para mantener la fe, se cosechó una gran mies dealmas.

&%:;+ E*osa admirable y estupenda de nuestro tiempoFXXXII. "os o#is%os a'ricanos a quienes los Vándalos arrianos cortaron de raí lalengua %orque de'endían la 'e catlica, y que %udieron seguir &a#lando como decostum#re sin ningn im%edimento

>:>;:?;+ %urante el tiempo del emperador Dustiniano )7  , los -ándalosdesencadenaron con e$trema violencia una persecución arriana contra la vida de loscatólicos en Pfrica. 0lgunos obispos que persistieron con fortale#a en la defensa de laverdad, fueron llevados a comparecer. l rey de los -ándalos, al no poder doblegarlosni con palabras ni con regalos para que aceptaran su here"ía, creyó que podría

quebrantarlos con torturas. 4es había ordenado callar en lugar de defender la verdad.&ero como ellos no guardaron silencio contra la here"ía, Mno fuera que callando dieran laimpresión de que consentíanM, arrebatado por la ira, les hi#o cortar la lengua de raí#.E*osa admirable, conocida por muchos ancianosF &orque después, a6n sin lengua,hablaban en defensa de la verdad, como solían hacerlo antes cuando tenían lengua.

2. &%:;+ ESumamente admirable y sensacionalF

>:>;:?;+ stá escrito, &edro, sobre el Lnigénito del &adre supremo 3 Al  principio e4istía el 5erbo, y el 5erbo estaba 6unto a Dios, y el 5erbo era Dios @ 2n A,AC.0cerca de su poder se a'ade+ 7odas las cosas (ueron hechas por medio del 5erbo   @ 2nA,)C. <&or qué admirarnos, entonces, de que haya podido hacer emitir palabras sin

lengua, el -erbo que hi#o la lengua=&%:;+ E%e acuerdoF

). >:>;:?;+ %urante este mismo tiempo, aquellos obispos se refugiaron en laciudad de *onstantinopla. ( en la época en que fui enviado al emperador en calidad deencargado de negocios de la ?glesia, encontré allí un obispo anciano que asegurabahaberlos visto hablar sin lengua. $clamaban con la boca abierta+ Gírennos y vean+ notenemos la lengua y estamos hablando. Seg6n se cuenta, esto era visible a todos losque los miraban. *omo sus lenguas habían sido cortadas de raí#, mostraban en sugarganta algo así como una cavidad profunda. ( sin embargo, en su boca vacía las

 palabras se formaban perfectamente.

/. 0llí, uno de ellos cayó en una falta de lu"uria. n seguida fue privado de estedon milagroso, sin duda por un "usto "uicio de %ios omnipotente, para que quien había

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descuidado observar la continencia de la carne, ya no tuviera palabras milagrosas sin sulengua de carne.

. &ero sea suficiente lo que acabo de decir para condenar la here"ía arriana.-olvamos ahora a los milagros que recientemente se han obrado en ?talia.

XXXIII. Eleuterio, servidor de Dios

0quel leuterio a quien recordé más arriba, fue el &adre del monasterio del bienaventurado evangelista Garcos, dentro de los muros de Spoleto. %urante muchotiempo vivió conmigo en esta ciudad de :oma, en mi monasterio, y allí murió. Susdiscípulos decían que él, mediante la oración, había resucitado a un muerto. ra unhombre de tanta simplicidad y compunción que sin lugar a duda sus lágrimas, que

 brotaban de un cora#ón tan humilde y simple, pudieron conseguir muchos favores de%ios omnipotente. -oy a narrar un milagro suyo que él mismo, a una pregunta mía, meconfesó con toda sencille#.

2. Ln día, mientras recorría un camino y ya se hacía tarde, como no encontraba unlugar para descansar, llegó a un monasterio de vírgenes, donde se hallaba un ni'o

 peque'o a quien el espíritu maligno solía atormentar todas las noches. 4as religiosas, alrecibir al hombre de %ios, le hicieron esta petición+ &adre, este ni'o <podría quedarsecontigo esta noche=. Il aceptó bondadosamente y le permitió acostarse a su ladodurante la noche.

). 0 la ma'ana siguiente, las religiosas preguntaron con inquietud al &adre sidurante la noche había pasado algo con el ni'o que le habían confiado. Il, sorprendido

 por la pregunta, les contestó+ Nada. ntonces ellas le e$plicaron lo que sucedía+ ni unasola noche el espíritu maligno lo de"aba tranquilo. 4e pidieron insistentemente que se

llevara al ni'o a su monasterio, porque ellas no podían soportar más verlo sufrir seme"antes torturas. l anciano consintió y se lo llevó al monasterio.

/. l ni'o estuvo durante mucho tiempo en el monasterio, y como el antiguoenemigo ya no se atrevió a acercársele, el anciano se sintió inmoderadamente halagado

 por la alegría de ver al ni'o restablecido. ntonces di"o a los hermanos reunidos+Jermanos, el diablo se burlaba de aquellas hermanas. &ero ahora que recurrieron a lossiervos de %ios, ya no se atreve a acercarse a este ni'o. n el mismo instante en queterminó estas palabras, el diablo se posesionó del ni'o y lo atormentó ante todos loshermanos.

. 0l ver esto, el anciano se lamentó y lloró largo tiempo. *uando los hermanos

trataron de consolarlo él les respondió+ *réanme, ni un peda#o de pan entrará en la boca de ustedes, mientras que este ni'o no sea arrancado del poder del demonio. nseguida se postró en oración con todos los hermanos y continuaron re#ando hasta que elni'o fue curado de su mal. ( a tal punto quedó curado que en adelante el malignoespíritu no se atrevió a atacarlo más.

3. &%:;+ *reo que en vista de la peque'a arrogancia de leuterio, %iosomnipotente quiso que sus discípulos intervinieran, ayudándolo en este hecho.

>:>;:?;+ Sin duda. Il no habría podido soportar solo el peso del milagro. 0lcompartirlo con los hermanos, pudo sobrellevarlo.

5. (o mismo he e$perimentado el poder que tenía la oración de este hombre. nun tiempo, cuando estaba en el monasterio, sufría desfallecimientos en algunos de misórganos vitales, y opresiones angustiosas me llevaban por instantes al borde de la

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muerte Mes el malestar que los médicos llaman síncope, de la palabra griega s8n9opin. Silos hermanos no me hubieran alimentado seguidamente para reconfortarme, el soplovital se me habría cortado al acercarse el día de &ascua. l Sábado Santo, en el quetodos, incluso los ni'os, ayunan, me sentí desfallecer más por triste#a que por debilidad.

7. &ero mi espíritu entristecido encontró rápidamente una estratagema+ conducir secretamente a este hombre de %ios al oratorio y pedirle que me obtuviera, con suss6plicas al Se'or omnipotente, la fuer#a para ayunar ese día. 0sí se hi#o.

n cuanto entramos en el oratorio, accediendo a mi humilde pedido se entregó a laoración con lágrimas, y poco después, concluida la oración, salió. &ero al pronunciar la

 bendición, mi estómago recibió tal fuer#a que me olvidé totalmente del alimento y de laenfermedad.

9. Ge quedé admirado1 <qué era yo antes=, <qué soy ahora= &orque cuando mienfermedad me venía a la mente, no encontraba en mí ninguno de los males querecordaba. ( cuando ocupaba mi mente en los asuntos del monasterio, me olvidabacompletamente de mi enfermedad. &ero cuando ésta, como di"e, me venía a la mente, alsentirme tan fuerte me preguntaba asombrado si no habría comido. 0l llegar la tarde, meencontré con tal vigor, que si hubiera querido, habría podido prolongar el ayuno hasta eldía siguiente. sto sucedió para que por mí mismo comprobara que también debían ser verdaderos los milagros de leuterio que yo no había presenciado.

AB. &%:;+ %i"iste que este hombre tenía el gran don de la compunción. %eseosaber más acerca del poder de las lágrimas. 8e ruego por consiguiente, que me e$pliquescuántos son los géneros de compunción.

XXXIV. +uántos son los g/neros de la com%uncin

>:>;:?;+ 4a compunción se divide en diferentes especies

)9

  , seg6n los penitentes lloren cada una de las culpas. 0sí dice Deremías también en nombre de los penitentes+ :íos de lárimas brotan de mis o6os @ Lm ), /7C.

2. Son dos los principales géneros de compunción, porque el alma que tiene sedde %ios, primero se siente compungida por el temor y luego por el amor. n efecto,

 primero se aflige y llora, pues al recordar sus pecados pasados teme ser condenada a lostormentos eternos. &ero a medida que el temor es superado tras prolongado llanto, de lacerte#a del perdón nace cierta seguridad y entonces el alma se inflama en el amor de lasalegrías celestiales. ( la que primero lloraba por temor a ser condenada al suplicioeterno, llora luego amargamente porque se difiere su entrada en el reino. 0llí el almacontempla qué son los coros angélicos, la asamblea de los espíritus bienaventurados, la

ma"estad de la visión interior de %ios. ( entonces llora por carecer de los bienes perennes más de lo que antes lo hacía por temor de los males eternos. :esulta así que la perfecta compunción de temor conduce al alma a la compunción de amor.

). sto está bien simboli#ado en la historia sagrada y verídica, en el relatofigurado que dice que 0csá, hi"a de *aleb, sentada en su asno, suspiró. Caleb le

 preunt"3 ;)$u+ quieres<. ;$uiero que me haas un realo<, le respondi". ;a queme has dado una tierra meridional y sedienta, conc+deme al menos un manantial<. +l le dio el manantial de Arriba y el manantial de Aba6o @ 2os A,A7sC.

/. 0sí, 0csá está sentada en su asno cuando el alma domina los movimientosirracionales de su carne. Suspirando pide a su padre un terreno regado, porque hay que

implorar de nuestro *reador con gran gemido la gracia de las lágrimas. n verdad, hayalgunos que ya han recibido el don de hablar libremente en favor de la "usticia, dedefender a los oprimidos, de dar sus bienes a los necesitados, de sentir el ardor de la fe,

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 pero todavía no tienen la gracia de las lágrimas. s cierto que tienen una tierrameridional y sedienta, pero todavía les hace falta la tierra regada, porque entregados alas buenas obras, en las que son generosos y fervientes, les hace falta en sumo gradoque, ya sea por temor del suplicio o por amor del reino celestial, deploren también losmales que antes cometieron.

. &ero en vista de que, como di"e, hay dos géneros de compunción, su padre ledio el manantial de arriba y el manantial de aba"o. l alma recibe el manantial de arriba,cuando se aflige con lágrimas por el deseo del reino del cielo. n cambio, recibe elmanantial de aba"o cuando teme, llorando, los tormentos del infierno. ( primero se da elmanantial de aba"o y después el de arriba, pero porque la compunción de amor essuperior en dignidad, convenía mencionar primero el manantial de arriba, y luego elmanantial de aba"o.

3. &%:;+ stá muy bien lo que dices. &ero ahora, después de haber recordadolos méritos de leuterio, este hombre de vida tan venerable, me gustaría saber si

 podemos pensar que en el mundo actual hay otros hombres seme"antes.

XXXV. Amancio, %res#ítero del distrito de )uscia

>:>;:?;+ No quedan ocultas a tu caridad, la veracidad y santidad con las quese destaca !lorido, el obispo de 8iferno de 8iberia. Il me ha contado que cerca suyovive un presbítero de nombre 0mancio, de una simplicidad e$traordinaria. Se distingue,seg6n parece, por un poder tal que, al modo de los apóstoles, impone la mano sobre losenfermos y les restituye la salud. ( no obstante la gravedad de cualquier enfermedad,ésta desaparece a su contacto.

2. !lorido agregó que también tiene este don milagroso+ dondequiera queencuentre una serpiente /B , por monstruosa y terrible que sea, no bien hace sobre ella la

se'al de la cru#, la mata, de modo que en virtud de la cru# que el hombre de %ios tra#acon su dedo, la serpiente muere con sus entra'as destro#adas. ( si alguna ve# laserpiente huye a su agu"ero, él bendice la entrada con la se'al de la cru#, y al momentose puede sacar del agu"ero al reptil ya muerto.

). (o también procuré ver a un hombre de un poder tan grande. 4o hice venir ydispuse que habitara durante algunos días en el hospital. Si tenía el don de curación, allí

 pronto podría probarlo.ntre otros enfermos yacía allí un hombre mentalmente alienado, de los que la

medicina llama, con una palabra griega, frenético. Lna noche, este loco empe#ó agritar a vo# en cuello y a perturbar a todos los enfermos con sus gritos, de modo quenadie allí logró conciliar el sue'o. Era una gran miseriaF l malestar de uno solo

aumentó el desasosiego de todos./. Seg6n me he enterado e$actamente, primero por el muy reverendo obispo

!lorido, que en aquel momento se hallaba allí "unto con el presbítero 0mancio, y luego por el muchacho que durante aquella noche atendía a los enfermos, el venerable presbítero se levantó de su lecho y se acercó silenciosamente a la cama del frenético yre#ó imponiéndole las manos. n seguida el enfermo se sintió me"or. 0mancio lo llevóconsigo al oratorio, en la parte superior de la casa. 0llí, con mayor libertad, se entregó ala oración por él, y luego lo condu"o sano a su lecho. n adelante, ya no gritó ni molestóa ning6n enfermo con sus alaridos. (a no agravó el malestar a"eno, pues habíarecuperado íntegramente sus facultades mentales.

. ste 6nico hecho nos demostró que podíamos creer todo lo que habíamos oídodecir de él.

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3. &%:;+ s un gran consuelo para nuestra vida ver a hombres que obranmilagros, y contemplar en la tierra la Derusalén celestial a través de sus ciudadanos.

XXXVI. Ma0imiano, o#is%o de la ciudad de 1iracusa

>:>;:?;+ &ienso que no debo pasar por alto el milagro que %ios omnipotentese dignó manifestar en favor de su servidor Ga$imiano, ahora obispo de Siracusa, peroen aquel entonces &adre de mi monasterio /A .

*uando por orden de mi obispo estuve en el palacio de la ciudad de*onstantinopla, encargado de los asuntos de la ?glesia, fue allí, impulsado por lacaridad, el venerable Ga$imiano con un grupo de hermanos para acompa'arme.

2. *uando volvió a :oma a mi monasterio, fue sorprendido en el mar 0driático por una formidable tempestad. 0 causa de un fenómeno e$traordinario y un milagroinaudito, llegó a conocer la ira y la gracia de %ios omnipotente para con él y todos losque estaban con él. *on amena#a de muerte, las olas se embravecieron por la e$tremaviolencia de los vientos, el timón del navío de"ó de responder, el mástil se quebró, lasvelas fueron arro"adas al mar, y el casco entero, sacudido fuertemente por el ímpetu delolea"e, quedó desenca"ado del con"unto de la embarcación.

). l mar entró por las resquebra"aduras y llenó el navío hasta el puente superior.0sí lo que se veía no era tanto una nave entre olas, como olas en una nave.

ntonces, los pasa"eros de la nave, perturbados no ya por la cercanía de la muerte,sino por su misma presencia patentemente visible, se dieron mutuamente la pa# yrecibieron el cuerpo y la sangre del :edentor, encomendándose cada uno a %ios paraque Il recibiera benignamente sus almas, ya que había entregado sus cuerpos a unamuerte tan espantosa.

/. &ero %ios omnipotente, que había aterrori#ado maravillosamente sus espíritus,conservó sus vidas a6n más maravillosamente. &orque durante ocho días la nave, llenade agua hasta el puente superior, siguió su rumbo y se mantuvo a flote. 0l noveno díallegó al puerto del fuerte de *rotona. 8odos los que navegaban con el venerableGa$imiano, salieron de la nave sanos y salvos.

. ( cuando después de ellos también él hubo salido, de inmediato la nave sehundió hasta lo profundo del puerto, como si a consecuencia del desembarco de ellos, ladesaparición de su peso le hubiera impedido mantenerse a flote. sta embarcación llenade hombres, había soportado las aguas en el mar y había flotado, pero después de lasalida de Ga$imiano con sus hermanos, una ve# en el puerto, ya no tuvo fuer#a parallevar las aguas sin los hombres. %ios omnipotente mostraba así que había sostenido con

su mano la nave y su cargamento, y que ella, una ve# desocupada y abandonada por loshombres, no pudo mantenerse sobre las aguas.

XXXVII. 1antulo, %res#ítero del distrito de 2ursia

8ambién, hará apenas cuarenta días, has visto conmigo al presbítero Santulo, devida venerable, a quien he nombrado más arriba y que tenía la costumbre de venir averme todos los a'os desde el distrito de Nursia. &ero de este distrito llegó hace tres díasun mon"e con una noticia que me ha apenado muchísimo+ Santulo ha muerto. 0unqueno puedo de"ar de gemir al recordar la dul#ura del carácter de este hombre, por lo menos

 puedo contar sin escr6pulo sus milagros, de los que me he enterado por medio de los

 presbíteros que han sido sus vecinos y que se destacan por su admirable sinceridad ysencille#. ( como entre los espíritus que se aman de verdad, la simpatía de la caridad dalugar a una gran franque#a, él mismo también, estimulado por mí afectuosamente y a

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menudo, se sentía obligado a confesar ciertos detalles de lo que había hecho.

2. Lna ve#, unos 4ongobardos e$primían aceitunas en la prensa para obtener aceite. Il, siendo de rostro y espíritu alegre, llevó un odre vacío hasta la prensa, saludócon aire risue'o a los 4ongobardos dedicados a su traba"o, les mostró su odre y,ordenando más que pidiendo, les di"o que se lo llenaran. stos hombres bárbaros quehabían traba"ado todo el día sin haber podido sacar aceite al prensar las aceitunas,reaccionaron muy mal a su demanda y lo cubrieron de in"urias. 0 lo que el hombre de%ios respondió con el semblante a6n más alegre+ :ecen así por mí+ 4lenen este odre

 para Santulo, y el aceite les será devuelto. *omo no veían salir aceite de las aceitunas,y el hombre de %ios insistía en que le llenaran el odre, ellos, muy irritados, lo insultaroncon in"urias cada ve# más afrentosas.

). l hombre de %ios, al ver que no salía ni una gota de aceite de la prensa, pidióque le dieran agua. 0 la vista de todos, la bendi"o y con sus manos la echó en la prensa.0 consecuencia de esta bendición, brotó al instante tal abundancia de aceite que los4ongobardos, que hasta aquel momento se habían esfor#ado in6tilmente, llenaron todossus recipientes y también el odre que el hombre de %ios había llevado. ( le dieron lasgracias, porque el que había ido a pedir aceite, les dio, con su bendición, lo que habíasolicitado.

/. n otra ocasión, el hambre asolaba intensamente todo el país. 4a iglesia del bienaventurado mártir 4oren#o había sido incendiada por los 4ongobardos. l hombrede %ios la quiso restaurar y empleó a unos cuantos artesanos y a gran cantidad deobreros au$iliares. Jacía falta suministrarles cada día y sin retraso lo necesario para susustento, pero a causa de la carestía faltaba el pan. 4os traba"adores pidieron coninsistencia su alimento, porque a causa de la carencia no tendrían fuer#as para su tarea.0l oír esto, el hombre de %ios los consoló e$teriormente con buenas palabras,

 prometiendo lo que faltaba, pero él mismo se sentía profundamente angustiado

interiormente, no sabiendo de dónde conseguir el alimento que les había prometido.. (endo, ansioso, de un lado para otro, llegó a un horno en el que las mu"eres del

vecindario habían cocido sus panes el día anterior. Se agachó para ver si casualmente lasmu"eres no habían de"ado olvidado alg6n pan. ( de pronto encontró uno de un tama'oasombroso y de una blancura e$traordinaria. 4o tomó pero no quiso llevárselo a losobreros, no fuera qui#á de otra persona y, ba"o prete$to de caridad, incurriera en unafalta. 4o llevó entonces a las mu"eres y lo mostró a todas, preguntando si alguna de ellaslo había de"ado "unto al horno. &ero todas las que el día anterior habían cocido pan,negaron que les perteneciera, declarando que se habían llevado la horneada entera.

3. Guy go#oso, entonces, el hombre del Se'or se fue a ver a los numerosos

artesanos con su 6nico pan. 4os e$hortó a que dieran gracias a %ios omnipotente, lesanunció que les había traído su ración y los invitó para la comida, sirviéndoles el panque había encontrado. llos comieron la cantidad suficiente y hasta saciarse. %espués,recogió los restos en cantidad mayor de la que había tenido el mismo pan @cf. 2n 3,A2sC.8ambién al día siguiente se lo sirvió para la comida, y lo que sobró, superó de nuevo lacantidad de los peda#os que les había servido.

5. :esultó así que durante die# días todos aquellos artesanos y obreros se saciaronde ese 6nico pan. *omieron de él cada día, y cada día quedaba de lo que comían para eldía siguiente, como si los peda#os de este pan, al comerlo, se multiplicaran y las bocasde los comensales renovaran el alimento.

7. &%:;+ Ln prodigio admirable, para quedarnos atónitos como frente a unmilagro del mismo Se'or.

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>:>;:?;+ %e un solo pan, &edro, y por su servidor, ha alimentado a muchos elque de cinco panes y por sí mismo sació a cinco mil hombres @cf.  /t  A/,A)ssC, el quemultiplica unos pocos granos de semilla para innumerables mieses de trigo, el que ha

 producido también las mismas semillas de la tierra y ha creado a la ve# todas las cosasde la nada @ver =n A,AssC.

9. &ero para que no te admires por más tiempo de lo que el venerable Santulo hi#oe$teriormente por el poder del Se'or, escucha lo que él era interiormente en virtud deeste mismo poder.

AB. *ierto día, un diácono fue tomado preso y atado por los 4ongobardos, y losque lo custodiaban pensaban matarlo. 0l atardecer, el hombre de %ios Santulo pidió aestos 4ongobardos que lo liberaran y le perdonaran la vida. 4e contestaron que esto eraabsolutamente imposible. 0l ver que habían decidido matarlo, pidió que se lo confiarana su custodia. n seguida le respondieron+ 8e lo entregamos a tu custodia, pero conesta condición+ si él huye, t6 morirás por él. l hombre del Se'or aceptó gustosamente,y ba"o su garantía se hi#o cargo del diácono.

AA. Jacia la medianoche, cuando vio a todos los 4ongobardos sumidos en un pesado sue'o, despertó al diácono+ E4evántate y huye rápidoF EHue %ios omnipotentete libereF. &ero el diácono, que no había olvidado lo prometido, le contestó+ No puedohuir, &adre. &orque si yo huyo, sin duda t6 morirás por mí. l hombre del Se'or Santulo lo obligó a huir, diciéndole+ E4evántate y veteF EHue %ios omnipotente tesalveF &orque yo por mi parte, estoy en su mano. Solamente pueden hacerme lo que Il

 permita. &or consiguiente, el diácono huyó, y su garante se quedó allí como si hubierasido burlado.

A2. 0 la ma'ana, los 4ongobardos que le habían entregado el diácono para que locustodiara, fueron a reclamar al que le habían confiado. &ero el venerable presbítero

contestó que se había escapado. ntonces ellos replicaron+ 86 sabes muy bien loconvenido. l servidor del Se'or di"o con firme#a+ 4o sé. llos respondieron+ resun hombre bueno. No queremos que mueras en medio de muchos tormentos. lige parati la muerte que quieras. l hombre del Se'or les contestó+ stoy en manos de %ios.%enme la muerte que Il haya permitido para mí. ntonces todos los 4ongobardos

 presentes se pronunciaron por la decapitación. 0sí, sin intensos sufrimientos,terminarían con su vida por medio de una muerte rápida.

A). 0l saberse que Santulo, Mmuy honrado entre ellos en consideración a susantidadM, iba a ser e"ecutado, todos los 4ongobardos de la región, e$tremadamentecrueles, acudieron go#osos a este espectáculo de muerte. Sus tropas formaron uncírculo. l hombre del Se'or fue conducido al medio, y entre todos los hombres más

fuertes fue elegido uno que, sin ninguna duda, cortaría su cabe#a de un solo golpe.A/. l hombre venerable, conducido entre hombres armados, recurrió al instante a

sus propias armas. &or eso pidió que se le diera autori#ación para re#ar un instante. 0lconcedérsela, se postró en tierra y oró. *omo prolongara su oración por demasiadotiempo, el verdugo elegido lo empu"ó con el pie para que se levantara, y le di"o+E0rribaF E%e rodillasF Estira el cuelloF. l hombre del Se'or se levantó, se puso derodillas y estiró el cuello. &ero, con el cuello estirado, al ver la espada levantada contrasí, di"o con vo# fuerte Mseg6n se comentaM esta 6nica frase+ ESan Duan, recíbelaF.

A. ntonces el verdugo elegido, teniendo ya su espada desenvainada, levantó el bra#o a lo alto con un poderoso impulso para dar el golpe, Epero no pudo ba"arlo de

ninguna formaF &orque de repente se parali#ó, y con la espada dirigida hacia el cielo, el bra#o permaneció rígido. ntonces toda la multitud de los 4ongobardos que asistía aaquel espectáculo de muerte, cambió favorablemente, elogiando con admiración y

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venerando con temor al hombre de %ios, porque se hi#o patente cuál era su santidad,capa# de atar en el aire el bra#o de su verdugo.

A3. 4e pidieron que se levantara, y se levantó. 4e pidieron que curara el bra#o desu verdugo, y se negó diciendo+ *iertamente, no re#aré por él, antes de que me haya

 "urado que con esta mano ya no matará a ning6n cristiano. l 4ongobardo que había perdido su bra#o al levantarlo contra %ios, por así decir, fue obligado a "urar comocastigo, que ya no mataría "amás a un cristiano. ntonces el hombre de %ios le ordenó+Ea"a tu manoF. ( al instante la ba"ó. ( el santo agregó+ EGete tu espada en lavainaF. ( de inmediato la envainó.

A5. ntonces todos, dándose cuenta del poder prodigioso de este hombre,rivali#aron afanosamente en ofrecerle como regalo los bueyes y caballos que habíanrobado. &ero el hombre del Se'or recha#ó aceptar un regalo de esta índole. 4es pidió un

 presente que constituía una buena recompensa+ Si quieren concederme algo,entréguenme todos los cautivos que tienen. 0sí tendré un motivo para re#ar por ustedes. ( así se hi#o. 8odos los cautivos fueron despedidos "unto con él, y por disposición de la gracia divina, el que se había ofrecido solo para morir por uno solo,liberó de la muerte a muchos.

A7. &%:;+ Es admirableF 0unque me he enterado de ello por otras personas,confieso sinceramente que cada ve# que lo oigo, me resulta una historia nueva.

>:>;:?;+ n esto no hay nada admirable tratándose de Santulo. &eroconsidera, si puedes, cuál era el espíritu que se había adue'ado de este cora#ón tansencillo y lo elevó hasta una cumbre tan alta de virtud. <%ónde estuvo su alma cuandoresolvió con tanta firme#a morir por su pró"imo, y cuando despreció por la vidatemporal de un solo hermano, la suya propia al estirar su cuello ba"o la espada= <Huéfuer#a de amor dominó aquel cora#ón que no sintió ning6n temor a la muerte, para

salvar tan solo a uno de sus hermanos=A9. Sabemos con certe#a que Santulo, este hombre venerable, apenas conocía el

alfabeto e ignoraba las disposiciones de la 4ey. &ero, porque el amor es la plenitud dela Ley  @ :m A),ABC, cumplió toda la 4ey por su amor a %ios y al pró"imo. 4o que nosabía e$teriormente por instrucción, lo vivía interiormente en el amor. ( el que tal ve#nunca había leído lo que el apóstol Duan dice de nuestro :edentor+  >l entre" su &ida

 por nosotros. Por eso, tambi+n nosotros debemos dar la &ida por nuestros hermanos @1 2n ),A3C, conocía este precepto apostólico tan sublime más por obras que en teoría.

2B. *omparemos, si te parece, su docta ignorancia con nuestra ciencia indocta.%onde nuestra ciencia aparece a ras de tierra, la suya, a causa de su virtud, se manifiesta

sublime. Nosotros hablamos de las virtudes desde el fondo de nuestra vacuidad, y puestos en cierto sentido entre los frutales, aspiramos el perfume de sus frutos, pero nolos comemos. Il sabía recoger los frutos de las virtudes sin saber aspirar su aroma por medio de discursos.

2A. &%:;+ Huisiera preguntarte a qué se debe que todos los buenosdesaparecen, y los que podrían edificar con su vida a muchos, apenas puedenencontrarse, o bien, están totalmente ausentes.

>:>;:?;+ 4a maldad de los que subsisten, merece que los que podrían ser 6tiles desapare#can rápidamente, y como el fin del mundo se acerca, los elegidos sonllevados para que no vean el envilecimiento. &or eso dice el profeta+  -l 6usto

desaparece y a nadie le llama la atenci"n% los hombres de bien son arrebatados, sin quenadie comprenda @ Is 5, AC.

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22. &or ende también está escrito+ ¡Abran, para que salan los que han de pisotearla! ¡$uiten las piedras del camino! @ 2r  B,23C. ( Salomón dice+ 0ay un tiempo para arro6ar piedras y un tiempo para recoerlas @$o ),C. &uesto que el fin del mundoes inminente, es necesario que las piedras vivas sean recogidas para que se integren enel edificio celestial, y nuestra Derusalén cre#ca hasta la medida prevista para suestructura. Sin embargo, no pensamos que todos los elegidos serán llevados, de modoque sólo los perversos permane#can en el mundo, porque los pecadores nunca volveríanal lamento de la penitencia, si ya no e$istieran los e"emplos de los buenos para atraer sualma.

2). &%:;+ n vano me que"o de que los buenos sean llevados, pues veo quetambién los malos mueren en masa.

XXXVIII. "a visin de *edento, o#is%o de la ciudad de Ferentino

>:>;:?;+ No te e$tra'es de esto, &edro. 8u caridad ha conocido a :edento /2 ,obispo de !erentino y hombre de vida venerable, que murió hace unos siete a'os.*uando yo todavía estaba en el monasterio, estuvimos unidos por una gran amistad. 0mi pedido, él mismo me contó lo que había oído acerca del fin del mundo, en el tiempode mi predecesor, el &apa Duan el "oven. sta noticia había provocado una reacción muyruidosa.

2. n efecto, me decía que un día, cuando hacía el recorrido de sus parroquiascomo de costumbre, llegó a la iglesia del bienaventurado mártir utiquio. 0l caer latarde, quiso que le prepararan una cama "unto al sepulcro del mártir, y allí descansódespués del traba"o. 0 medianoche, seg6n él aseguraba, no dormía ni podía quedarsedespierto del todo. Su espíritu velaba, pero abrumado, como suele suceder, por una

 pesade# agobiante. %elante suyo se detuvo el bienaventurado mártir utiquio y le di"o+

:edento, <estás despierto= 4e respondió+ Sí, estoy despierto. l mártir le di"o+4legó el fin de toda carne. 4legó el fin de toda carne. 4legó el fin de toda carne @cf.=n 3,A)C. %espués de esta triple sentencia, la visión del mártir que se había aparecido alos o"os de su alma, se desvaneció. ntonces el hombre del Se'or se levantó y seentregó con sollo#os a la oración.

). 0l instante siguieron terribles se'ales en el cielo+ del lado del aquilónaparecieron lan#as y escuadrones de fuego. %e inmediato la nación fero# de los4ongobardos, saliendo de la vaina de su región, se abalan#ó contra nuestra cervi#, y elgénero humano, que por su densidad e$trema en este país se había levantado a lamanera de una mies, fue cortado y se secó.

4as ciudades quedan despobladas, los fuertes derribados, las iglesias incendiadas,

los monasterios de hombres y mu"eres destruidos, y las propiedades desprovistas dehombres1 la tierra abandonada, sin nadie para cultivarla, ya no es más que un desiertovacío. Ning6n propietario la habita. 4os lugares habitados por una multitud de hombres,están ocupados por las bestias.

?gnoro lo que sucede en otras partes del mundo. &ero en esta tierra donde vivimosnosotros, el mundo ya no solo anuncia su fin, sino que lo demuestra ostensiblemente.

/. &or consiguiente, es necesario que busquemos los valores eternos con tantamayor urgencia, cuanto nos damos cuenta de con qué velocidad se nos escapan los

 bienes temporales. Jabríamos tenido que despreciar este mundo, a6n cuando lison"eabay acariciaba nuestro espíritu con cosas agradables. &ero ahora que se ve oprimido por tantas calamidades y agotado por tantas adversidades, que cada día duplica para

nosotros tantos dolores, <qué otra cosa nos está gritando sino que no debe ser amado=. Huedaría a6n mucho por narrar sobre los hechos de los elegidos. &ero los paso

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 por alto pues tengo prisa por tratar otros temas.

&%:;+ stimo que hay mucha gente, en el seno mismo de la ?glesia, que poneen duda la vida del alma después de la muerte. 8e ruego que e$pongas tusconsideraciones teoréticas o también las historias de las almas que te vienen a lamemoria, para edificación de muchos, a fin de que quienes vacilan en su fe, aprendanque el alma no muere con la carne.

>:>;:?;+ sta es una tarea bien dificultosa, sobre todo para un espíritu muyocupado y con la atención dirigida hacia otros temas. &ero si hay quienes puedan sacar 

 provecho de ello, por supuesto pospongo mi propia voluntad a la utilidad del pró"imo ydemostraré en el siguiente cuarto libro, en cuanto sea capa# con la ayuda de %ios, que elalma sigue viviendo después de la muerte de la carne.

 'I# D-L LI?:@ 7-:C-:@