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Tercer Seminario Internacional de Liderazgo en la Educación Básica Educación rural e indígena en América latina y el Caribe 19 de abril de 2013. Orizaba, Ver. LA UNIFORMIZACIÓN DE LAS CULTURAS Juan Castro Soto 1. TODOS TENEMOS EDUCACIÓN. Todos los seres humanos tenemos educación desde el momento que tenemos una forma de pensar y actuar. Es decir, todos te- nemos una ideología, porque pensamos de una manera u otra pero no pensamos de ningún modo, de algún modo pensamos. Y todos tenemos cultura, porque vivi- mos de un modo o de otro pero no vivimos de ningún modo. Sólo en un estado vegetativo podríamos decir que no tenemos ni ideología ni cultura. 2. TODO ES ESCUELA. Cualquier situación puede ser un espacio de aprendizaje. Nos educamos con la familia, con la comunidad, con nuestros grupos sociales, con la iglesia, con la escuela, con nuestras propias experiencias y, sobre todo, con los medos de comunicación. En efecto, puede no haber escuelas, pero siempre hay una televisión en casa. La televisión por sí misma es parte de la cultura nacional y mundial. En los hogares de nuestros pueblos indígenas siempre hay una televi- sión, pero nadie ve que eso sea parte de nuestra cultura indígena y la gente se fija en cosas que ya no existen o van desapareciendo. 3. CUMBRE TAJÍN. Por ejemplo, en el Totonacapan usted puede ir a Cumbre Tajín y ver a un indígena vendiendo calzones de manta, pero él trae sus Levis. Otro esta- rá vendiendo huaraches de cuero muy bonitos, pero él trae sus Reebock, sus tenis Nike. Otro venderá sus comales de barro, pero en casa usa sartenes Vasconia. No forman parte de su vida, de su cultura cotidiana, son producidos sólo porque se venden. Y generalmente no los compra su mismo pueblo, los compra el turista, producen para otros. Muchos de sus productos son lujos, adornos caros que nadie en sus casas los tiene…. Sencillamente porque no caben, hay hacinamiento, todo está amontonado, no cabe un alfiler, un adorno hasta se ve mal, ni hay donde po- nerlo. Eso es para casas grandes amplias donde lucen, donde no saben cómo lle- nar los espacios. Entonces, los elementos culturales se van perdiendo y nuestra diversidad étnica, entendida como una cultura y hasta una cosmovisión más como una cuestión racial, se va uniformizando en una sola cultura, la cultura del capita- lismo, de las mercancías, todo se convierte en mercancía, hasta los sacramentos. Y a esta uniformización de la cultura la han llamado pomposamente “intercultural i- dad”. También hay calidad de las culturas. 4. CASA TOTONACA. O por ejemplo, en esa Cumbre Tajín, evento meramente co- mercial que lucra con las culturas de los pueblos y las interculturaliza, usted verá la representación de una casa totonaca típica; ahí tiene muchos elementos, pero no tiene la televisión. Yo podría decir que si quito todo lo que hay allí: comales, guajes, tortillas a mano, estufa de barro, altares, paredes repelladas con barro, te- chos de palma, vestimenta típica, etc., y dejo la sola televisión, esa casa es más representativa de nuestras culturas hoy, desgraciadamente. A nadie se le ocurre poner una televisión ahí, cuando ese aparato, además de ser un elemento más de nuestras culturas, moldea toda la cosmovisión y vida comunitaria, esto es, la edu- cación de nuestros pueblos. 5. TELEVISIÓN Y MITO. Así que si usted va al rincón más alejado del Totonacapan, encontrará una televisión y la gente actúa conforme a lo que ahí aprende. ¿Y qué aprende ahí?, pues los elementos culturales de la cultura dominante: el individua- lismo, la competencia, el engaño, la deshonestidad, el consumismo, la banalidad, lo efímero, la desinformación, la intimidación, la manipulación de las conciencias, etc. Es un mito que en nuestras culturas locales las cosas sean diferentes; en el campo como en la ciudad, todos tenemos un capitalista adentro, desde luego con sus excepciones. 6. EL INDÍGENA ALBAÑIL. Por ejemplo, usted sabe que nuestros pueblos siempre

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Tercer Seminario Internacional de Liderazgo en la Educación Básica Educación rural e indígena en América latina y el Caribe

19 de abril de 2013. Orizaba, Ver.

LA UNIFORMIZACIÓN DE LAS CULTURAS

Juan Castro Soto

1. TODOS TENEMOS EDUCACIÓN. Todos los seres humanos tenemos educación

desde el momento que tenemos una forma de pensar y actuar. Es decir, todos te-nemos una ideología, porque pensamos de una manera u otra pero no pensamos de ningún modo, de algún modo pensamos. Y todos tenemos cultura, porque vivi-mos de un modo o de otro pero no vivimos de ningún modo. Sólo en un estado vegetativo podríamos decir que no tenemos ni ideología ni cultura.

2. TODO ES ESCUELA. Cualquier situación puede ser un espacio de aprendizaje. Nos educamos con la familia, con la comunidad, con nuestros grupos sociales, con la iglesia, con la escuela, con nuestras propias experiencias y, sobre todo, con los medos de comunicación. En efecto, puede no haber escuelas, pero siempre hay una televisión en casa. La televisión por sí misma es parte de la cultura nacional y mundial. En los hogares de nuestros pueblos indígenas siempre hay una televi-sión, pero nadie ve que eso sea parte de nuestra cultura indígena y la gente se fija en cosas que ya no existen o van desapareciendo.

3. CUMBRE TAJÍN. Por ejemplo, en el Totonacapan usted puede ir a Cumbre Tajín y ver a un indígena vendiendo calzones de manta, pero él trae sus Levis. Otro esta-rá vendiendo huaraches de cuero muy bonitos, pero él trae sus Reebock, sus tenis Nike. Otro venderá sus comales de barro, pero en casa usa sartenes Vasconia. No forman parte de su vida, de su cultura cotidiana, son producidos sólo porque se venden. Y generalmente no los compra su mismo pueblo, los compra el turista, producen para otros. Muchos de sus productos son lujos, adornos caros que nadie en sus casas los tiene…. Sencillamente porque no caben, hay hacinamiento, todo está amontonado, no cabe un alfiler, un adorno hasta se ve mal, ni hay donde po-nerlo. Eso es para casas grandes amplias donde lucen, donde no saben cómo lle-nar los espacios. Entonces, los elementos culturales se van perdiendo y nuestra diversidad étnica, entendida como una cultura y hasta una cosmovisión más como una cuestión racial, se va uniformizando en una sola cultura, la cultura del capita-lismo, de las mercancías, todo se convierte en mercancía, hasta los sacramentos. Y a esta uniformización de la cultura la han llamado pomposamente “interculturali-dad”. También hay calidad de las culturas.

4. CASA TOTONACA. O por ejemplo, en esa Cumbre Tajín, evento meramente co-mercial que lucra con las culturas de los pueblos y las “interculturaliza”, usted verá la representación de una casa totonaca típica; ahí tiene muchos elementos, pero no tiene la televisión. Yo podría decir que si quito todo lo que hay allí: comales, guajes, tortillas a mano, estufa de barro, altares, paredes repelladas con barro, te-chos de palma, vestimenta típica, etc., y dejo la sola televisión, esa casa es más representativa de nuestras culturas hoy, desgraciadamente. A nadie se le ocurre poner una televisión ahí, cuando ese aparato, además de ser un elemento más de nuestras culturas, moldea toda la cosmovisión y vida comunitaria, esto es, la edu-cación de nuestros pueblos.

5. TELEVISIÓN Y MITO. Así que si usted va al rincón más alejado del Totonacapan, encontrará una televisión y la gente actúa conforme a lo que ahí aprende. ¿Y qué aprende ahí?, pues los elementos culturales de la cultura dominante: el individua-lismo, la competencia, el engaño, la deshonestidad, el consumismo, la banalidad, lo efímero, la desinformación, la intimidación, la manipulación de las conciencias, etc. Es un mito que en nuestras culturas locales las cosas sean diferentes; en el campo como en la ciudad, todos tenemos un capitalista adentro, desde luego con sus excepciones.

6. EL INDÍGENA ALBAÑIL. Por ejemplo, usted sabe que nuestros pueblos siempre

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han cargado con los trabajos más pesados. Es muy común que los indígenas for-men parte del ejército de albañiles que han construido este mundo. Digamos que un indígena albañil, llamémosle Pedro, consigue un pequeña obra: la construcción de un cuarto, de una casita-habitación. Él no puede hacerlo solo, así que lo prime-ro que consigue es un… un su chalán. Ese, chalán, totonaco como él, será quien trabaje. Pedro le pagará lo que él quiera, dirigirá y muy poco hará; tal vez se vaya por la mañana y en la tarde regrese a ver cuántos ladrillos ha pegado su chalán, y éste su chalán tal vez sea otro maestro albañil, incluso más capaz que Pedro, pero ahora le tocó ser chalán. Cuando termine esa obra quizá sea el chalán quien con-siga otra obra y los papeles se invertirán; ahora Pedro fungirá de chalán, en una relación laboral semejante donde uno explota al otro: un indígena explotando a otro indígena, reproduciendo el mismo sistema. A nadie se le ocurre trabajar en comunión como los abuelos, en cooperativa diríamos ahora. Nuestros valores co-munitarios se van perdiendo. Se perdió la confianza, la solidaridad, la ayuda mutua y la autonomía. Y nadie tiene tiempo ni interés por las faenas.

7. PRIVATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN. Como parte de la privatización de la edu-cación, poco a poco se coopera para todo y el estado solo aporta los sueldos de los maestros, si bien les va; pero hay que cooperar para la limpieza, para construir esto o lo otro, para la papelería, para el conserje, y hasta para el maestro de in-glés, de computación, de educación física, y si el niño no lleva sus tres pesos, no entra a clase, se queda viendo desde fuera, ¿qué se le está enseñando al niño? Que él vale si tiene dinero. Y esto es para todos los niños, indígenas o no.

8. NATURALEZA Y TRABAJO. El cuidado de la naturaleza tampoco existe, el indí-gena cede ante los agroquímicos, tala sus bosques y quiere ser ganadero; conta-mina sus ríos como lo hacemos nosotros; quema la basura; genera desperdicios; desaprovecha la biodiversidad; etc. Tampoco está educado en la cultura del traba-jo, como en la época prehispánica, donde el trabajo honraba a la gente y la holga-zanería era motivo de desprecio. Hoy cualquiera quiere ser un holgazán a costa del trabajo ajeno; un sueño de muchos indígenas es tener una flotilla de taxis que trabajen para él, y por esas placas se vende ante los partidos y líderes políticos. Otros sueñan, y lo consiguen, con vivir de sus rentas o ser prestamistas, y viven del interés, cuando en otros tiempos la usura era motivo de desvergüenza, el prés-tamo era una ayuda desinteresada motivada por la confianza y la solidaridad.

9. EN BÚSQUEDA DE OTRA IDENTIDAD. Más aún, es un mito que los pueblos de-fiendan sus culturas. Yo vengo del Espinal, municipio totonaco. Usted puede ver a lo lejos un totonaco, pero él desprecia su etnia, y la desprecia porque su etnia ha sido motivo de desprecio y marginación desde que llegó la conquista, es una ca-lamidad, una maldición ser totonaco; sabe la lengua totonaca pero no la habla, se avergüenza, y quizá traiga puesta la vestimenta típica pero cuando quiere insultar a alguien le grita ¡indio! Nuestros pueblos se sienten derrotados y se doblan a la cultura dominante, ceden. Repito, desde luego hay excepciones, pero todo esto es la educación contemporánea que va ganando terreno. Y ya no hablemos de las di-visiones internas por motivo de partidos políticos y religiones, la dependencia a los programas de gobiernos, la pasividad y la apatía ciudadana.

10. PARTIMOS DE CERO. ¿Por qué digo todo esto? Porque nosotros venimos invita-dos por nuestro trabajo en derechos humanos y economía solidaria, pero nuestro trabajo parte de esta realidad que les estoy platicando. Partimos de cero en mate-ria de consciencia comunitaria, consciencia cooperativa, consciencia ecológica, consciencia de justicia, etc., los cuales buscamos impulsar o revivir o inventar. Pe-ro no porque sean valores indígenas sino porque son valores universales de una cultura que sí vale la pena uniformizar y es totalmente contraria a la uniformización de la cultura capitalista: la defensa y el respeto de los derechos humanos. Esta es la educación que estamos buscando. En realidad nuestro proyecto no es indigenis-ta, es de derechos humanos. Trabajamos con totonacos porque ese es nuestro contexto, pero es principalmente con personas, antes que con indígenas o totona-cos, y por ello la gran diversidad de participantes en proyectos como el de la mo-neda comunitaria Túmin, del cual les platicará por la tarde otro compañero. Gracias.